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ARTE BARROCO ESPAÑOL

CONTENIDOS

• Contexto histórico
• Arquitectura española:

o Características generales
o Principales autores y sus obras
o Arquitectura palaciega borbónica

• Escultura española:

o Características generales
o Retablo
o Escuela castellana
o Escuela andaluza

• Pintura española:

o Características generales
o Naturalismo tenebrista
o Realismo barroco

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CONTEXTO HISTÓRICO

Al igual que en el resto de Europa, España vive el Barroco durante el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. En España
los ideales de la Contrarreforma fueron acogidos con entusiasmo. El gran “Siglo de Oro” del arte español corresponde,
históricamente, a una época de profunda crisis económica, social y política. El esplendor artístico será financiado, en exclusiva,
por la Corte, la Iglesia y la Nobleza. Los reyes del siglo XVII actuaron junto a la Iglesia de mecenas y fomentaron las bellas
artes y las ciencias de manera extraordinaria. Sin embargo, no se dio una centralización de la vida artística en torno a la Corte,
puesto que los centros provinciales permanecieron muy vivos e independientes.

La arquitectura española se distingue por la larguísima pervivencia del arte de la Contrarreforma, que ocupa los dos primeros
tercios del siglo XVII, a los que sigue un periodo en el que la riqueza decorativa no tiene límites.

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ARQUITECTURA BARROCA ESPAÑOLA

CARACTERÍSTICAS GENERALES

o Cronología: Siglo XVII y se extiende hasta la primera mitad del siglo XVIII

o Mantiene las características barrocas, pero presenta algunos rasgos propios: Mayor austeridad; hay que esperar a los
primeros años del siglo XVIII para encontrar la exuberancia decorativa propia del barroco europeo.

o Empleo de materiales pobres, especialmente en la zona de Madrid.

o Relacionada con la situación económica y política de España y con el carácter religioso que determina la forma de vida
y de pensamiento del país. El BARROCO es un arte y cultura PROPAGANDÍSTICO Y CONSERVADOR del
orden establecido y la fe Contra reformista.

o El siglo XVII se caracterizó por una profunda CRISIS económica, demográfica y política que hace que España pierda
su hegemonía en Europa. Termina el siglo con la guerra de Sucesión que supone la llegada de la dinastía de los
Borbones

o Contrasta la decadencia económica y política con el esplendor cultural y artístico ( Lope de Vega, Calderón, Velázquez,
Murillo....) conocido COMO SIGLO DE ORO
o La precaria situación económica se dejó sentir sobre todo en arquitectura, no así en escultura y pintura, que eran los
mejores medios para reflejar la religiosidad en forma sensible. Los principales clientes fueron: la Corte, la Iglesia, la
nobleza, pero también cofradías, (imágenes para la Semana Santa: imaginería).

o Artistas. Por lo general gozaron de escasa consideración, salvo excepciones como Velázquez. Seguían siendo
considerados como artesanos

o Hay dos períodos importantes

o Barroco clasicista o Barroco herreriano

o Se caracteriza por la austeridad y monumentalidad: sigue el modelo de El Escorial

o Juan Gómez de Mora: “Plaza Mayor”. Madrid. “Convento de la Encarnación”.

o Alonso Carbonell: combina el ladrillo y el granito.

PRINCIPALES AUTORES Y SUS OBRAS

Juan Gómez de Mora (1586 – 1646)

o Destaca por su estilo herreriano que plasmará en muchos de sus edificios con torreones coronados con chapiteles de
varios cuerpos.
o Portada del convento de San José (1611). Ávila. Fachada sobria y muy purista.
o Clerecía de Salamanca (1617) Colegio de los jesuitas. Con fachada más decorada y prototipo del barroco moderado.
o Reconstrucción del Alcázar de Toledo (1619). Al estilo herreriano
o Palacio de Santa Cruz (1634) (también llamado cárcel de Corte y que actualmente es la sede del Ministerio de Asuntos
Exteriores); y la Casa de la Villa (antiguo ayuntamiento), ambos en Madrid.
o Plaza Mayor de Madrid (1617-19) Con inspiración claramente escurialense

Alberto de Churriguera (1676 – 1740)

o Es el autor de la Plaza Mayor de Salamanca. Construida al estilo de las de Madrid o Valladolid presenta una mayor
monumentalidad y la característica del color uniforme que le da la piedra rosa salmantina. La exquisitez de las
proporciones y la acertada combinación la convierten en la más bella de todas las plazas mayores españolas.
o Es el hermano de José de Churriguera, también arquitecto pero que es más conocido por sus retablos y lo
estudiamos en el capítulo de escultura.

Alonso Cano (Granada, 1601-1667)

o Como buen artista de su tiempo fue pintor, escultor y arquitecto. Como arquitecto diseñó la fachada de la catedral
de Granada (1667), en la que destaca su gran riqueza decorativa y el sorprendente efecto de profundidad, logrado al
rehundir sus tres grandes arcadas.

Pedro de Ribera (1683 – 1742)

o Portada del Hospicio del Ave María y San Fernando (1722-1729) Madrid. De gran exuberancia decorativa y
recargada plasticidad. Dos estípites muy fragmentados y motivos escultóricos de telas enmarcan la portada. El cuerpo
bajo se enlaza con el superior a través de un conjunto extremadamente decorado encuadrado en líneas curvas; el
remate superior parte en su ascenso el frontón curvo de coronación.

Fernando de Casas Novoa (Santiago de Compostela 1670 - 1750)

o Proyectó y construyó la fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela. Comenzada en 1738 recubre
la antigua fachada románica. Se trata de una construcción monumental, con acusada verticalidad y gran profusión de
decoración arquitectónica, de columnas, pináculos, balaustradas, hornacinas, estatuas etc. Destacan las dos torres
campanario que la flanquean articulada en varios cuerpos de volumen decreciente al estilo barroco.
ARQUITECTUA PALACIEGA BORBÓNICA

La llegada de los Borbones a la monarquía española a principios del XVIII supuso la incorporación a la arquitectura del estilo
palaciego versallesco y sus jardines. La nueva Casa Real construyó varios palacios en Madrid o sus cercanías:

o El Palacio Real de Aranjuez.


o El Palacio de la Granja de San Ildefonso, cerca de Segovia. La fachada del palacio es obra de Felipe Juvara (1678-
1736), un arquitecto italiano que en 1735 acudió a la corte española de Felipe V para realizarla.
o El Palacio Real de Madrid. El proyecto de este monumental palacio también fue de Felipe Juvara, pero se empezó
a construir en 1738, tras su muerte, bajo la dirección de su discípulo Giovanni Battista Sacchetti.

Todos ellos están acompañados de extensos jardines y monumentales fuentes.

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ESCULTURA BARROCA ESPAÑOLA

CARACTERÍSTICA GENERALES

Sociedad muy religiosa por este motivo existe una gran demanda de imágenes incluida las de Cofradías, Hermandades, Gremios cuyos pasos
desfilaban en Semana Santa. Se extiende y populariza la IMAGINERÍA como el arte de tallar y pintar imágenes religiosas EN MADERA.

TEMAS Teniendo en cuenta que la pretensión del Concilio de Trento era dar a conocer el lado humano de la divinidad en sus aspectos más
dramáticos para mover el corazón de los hombres los temas predominantes fueron: Los santos como ejemplo a seguir, destacando lo más
dramático su martirio o la penitencia. La Virgen María como intercesora, o como madre sufriendo por la muerte de su hijo (Piedad, Virgen
de los Dolores, Angustias…) y la Vida y sobre todo pasión de Cristo: Cristo crucificado, Cristo yaciente.

MATERIAL Y TÉCNICA: LA MADERA Primero se talla, a continuación, se procedía a cubrir los defectos (yeso y tela), embolado,
posteriormente se POLICROMA: estofado para las vestiduras y encarnado para las zonas desnudas de la anatomía.

EL RETABLO

El retablo, como en el Renacimiento, continuó teniendo una gran importancia en la escultura, asociada a los altares durante el
barroco. Destacamos la figura de José de Churriguera por su personalidad y aportación a estas construcciones escultóricas:

o José de Churriguera (Madrid, 1665 – 1725) fue un gran arquitecto y retablista. Su apellido, asociado a algunas de sus
obras más características, sirvió para acuñar el término “churrigueresco”, calificativo extendido a la arquitectura
barroca española del siglo XVIII, caracterizada por su excesiva y retorcida carga ornamental.

De José de Churriguera:

o Retablo de la iglesia de San Esteban (1693-1700) en Salamanca: Se trata de un retablo que cubre por completo el
ábside, con una composición movida, en varios planos, y un amplio uso de estípites y columnas salomónicas gigantes.
Este elemento, la columna salomónica (cuyo fuste se gira en espiral) se convertirá en el distintivo del estilo
churrigueresco.

ESCUELAS IMAGINERAS

La forma de policromar presentará diferencias. Para profundizar en el realismo, en Andalucía y Murcia se usará la técnica del
estofado, esto es pintar sobre un fondo de oro que posteriormente se rasca para hacer salir los dorados, por ello sus colores
serán más brillantes. En Castilla, sin embargo, más sobria, esta técnica se usará menos y sus colores serán así más apagados.

La personalidad de las gentes de una región del interior, más austera y sobria, se opone a la del litoral y sur, más abierta y alegre.
Así en Castilla veremos Cristo y Crucificados patéticos y sangrantes, y Vírgenes maduras desgarradas por el dolor.

En Andalucía y Murcia por el contrario la dureza se suaviza, se minimiza la sangre, los Cristo serán apolíneos y las Vírgenes
adolescentes, dolorosas, pero con la emoción contenida. En Andalucía se extenderán las imágenes de candelero, con su armazón
de madera, algo que en la escuela castellana apenas se verá. Y con ellas gustará el lujo, con ropajes en terciopelos, bordados en
oro y figuras adornadas con piezas de joyería como coronas de oro o broches. En Murcia, Salzillo incluirá en sus obras los
productos típicos de la huerta, como hizo en el paso de la Santa Cena. El género belenista tendrá aquí sus únicos ejemplos.
Dentro de Andalucía apreciamos diferencias entre la zona occidental, centrada en Sevilla, donde primará el carácter clásico y
las figuras a tamaño humano, y la oriental, centrada en Granada con un gusto hacia las pequeñas estatuas.
ESCUELA CASTELLANA

La principal figura del barroco castellano es sin duda Gregorio Fernández (Sarriá, Lugo 1576 – Valladolid, 1636).

o Su taller de Valladolid proveyó de obras a toda la mitad norte peninsular desde las Vascongadas hasta Cáceres.
o Es escultor de muchísimos retablos para conventos e iglesias de órdenes religiosas.
o Sus imágenes son todas de talla completa y bulto redondo (exentas).
o Sus imágenes quedaron como modelos iconográficos muy copiados como los Cristos flagelados atados a la columna,
o los Cristos yacentes que reposan extendido sobre una sábana y apoyan su cabeza en una almohada.
o Se caracterizan por su gran dramatismo, fuerte expresividad y gusto por el reflejo de la sangre y las heridas.
o Las carnaciones están tratadas de una forma suave, blanda, sin marcar en exceso los músculos.
o El modelado de las telas no está tratado con naturalidad, en el sentido de que sus pliegues son muy angulados, como
si fueran telas muy pesadas y rígidas.
o Para ofrecer mayor realismo usa postizos como ojos de cristal, dientes de marfil, uñas de asta de toro y grumos de
corcho para dar volumen a los coágulos de sangre.

Sus principales obras son:

o Cristo Yacente (1614 – 1615) Convento de los Capuchinos. El Pardo. Madrid


o Virgen de la Piedad (1616 – 1617) Museo de Valladolid
o Cristo Atado a la columna (1619) Iglesia de la Vera Cruz. Valladolid
o Paso del Descendimiento (1623 – 1624) Iglesia de la Vera Cruz. Valladolid

ESCUELA ANDALUZA

Sevilla y Granada se convertirán en los dos principales centros de producción, con numerosos talleres entre los que se difundirán
y copiarán los gustos y modelos, por lo que podemos hablar de cierta uniformidad estilística, conformándose la escuela andaluza.

No obstante, entre Sevilla y Granada se manifestarán leves diferencias como que en la segunda gustarán más las imágenes
pequeñas.

Los principales escultores barrocos andaluces serán Juan Martínez Montañés y Juan de Mesa en Sevilla, y Alonso Cano y Pedro
de Mena en Granada.

Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén 1568 – Sevilla, 1649)

o Es el imaginero español que gozó de mayor fama y respeto entre sus contemporáneos.
o Se formó en Granada y se trasladó a Sevilla muy joven, ciudad que ya no abandonó, salvo en 1635 cuando acudió a
Madrid llamado por Velázquez para modelar en barro la cabeza de Felipe IV con destino a su estatua ecuestre.
o Es autor de numerosos retablos y estatuas exentas.
o Sus retablos son de arquitecturas muy claras y diáfanas, simples, con capiteles corintios y columnas con fustes en
ocasiones estriado helicoidalmente. Se completan con decoraciones vegetales o de ángeles.
o Aparte de los retablos nombrados, sus principales obras son:

➢ Niño Jesús (1606-1607). Se trata de una pequeña imagen (a tamaño natural de un niño) de un niño Jesús
desnudo y de pie. Modelo que fue muy copiado por él mismo y por el resto de talleres.
➢ Cristo de la Clemencia (1603 – 1606). Se convertirá en el prototipo andaluz del crucificado. Sin excesivo
dramatismo, con poca sangre y aún vivo, que parece mirar a los fieles “quejándose de que por su culpa
padece” como él mismo escribió.
➢ Inmaculada (1629 – 1631) “La Cieguecita”. Catedral de Sevilla. Se trata de un modelo creado por él con
una virgen muy joven con amplio manto que le cubre los hombros y que ella recoge entre sus manos por
una de sus puntas. La cabeza mira hacia abajo, con una leve sonrisa y los ojos entornados (de ahí lo de
cieguecita). Toda ella descansa de pie sobre una nube de querubines. La ternura de la imagen gana el corazón
del devoto sencillo.
➢ San Jerónimo (1611) del retablo de San Isidoro del Campo en Santiponce.
➢ San Cristóbal (1597) en la Iglesia del Salvador de Sevilla
Juan de Mesa (Córdoba, 1583 – Sevilla, 1627)

o Fue discípulo y oficial de Montañés.


o Su gran aportación a la escultura andaluza fue la introducción del naturalismo. Consultaba el natural y estudiaba los
cadáveres para poder imprimir en sus obras el signo de la muerte. Presentará así un mayor dramatismo y patetismo,
pero sin alcanzar los niveles del castellano, y que él mismo irá atemperando con el tiempo
o Cobraba sólo 100 ducados por un crucificado, mientras que Montañés pedía 300. Por ello recibió muchos más
encargos de las cofradías sevillanas.
o Sus principales obras son crucificados y nazarenos, cuyos modelos se siguen copiando en la actualidad:

➢ Cristo del Amor (1618) el primer crucificado y más patético de todos. En su contrato estipuló que se haría
"…por mi persona sin que en ella pueda entrar oficial alguno…".
➢ Cristo de la Conversión del Buen ladrón (1619)
➢ Nuestra Señora de las Angustias (1627). Se trata de una piedad en la que la virgen es una imagen de vestir,
y el cristo descansa semidesnudo sobre su regazo.

Alonso Cano (Granada, 1601-1667)

o Ya lo vimos como arquitecto de la fachada de la Catedral de Granada, y como retablista en SªMª de la Oliva de Lebrija.
Es el único artista español de su tiempo que ofrece una actividad polifacética al estilo de los grandes genios (Bernini
p. Ej.), como arquitecto, escultor, pintor e incuso diseñador de muebles litúrgicos (sillerías, retablos, lámparas...)
o Tres etapas podemos apreciar en su obra como consecuencia de sus tres periodos residenciales: en Sevilla primero, en
Madrid después y en Granada, por último.
o En Sevilla se inicia en el taller del pintor Francisco Pacheco donde fue compañero de Velázquez. Al tiempo estudia
en el taller de escultura con Martínez Montañés de quién adoptó la contención expresiva y el clasicismo formal,
añadiendo su gusto personal por lo delicado y menudo.
o En 1638 viajó a Madrid para incorporarse como pintor al séquito del Conde Duque de Olivares. Aquí vivió la
desagradable experiencia del asesinato de su esposa por un discípulo suyo, pero en el que se vio implicado acusado de
instigador. Sufrió las torturas de la Inquisición y huyó a Valencia. Finalmente fue absuelto y decidió regresar a Granada
en 1652 al tiempo que se ordena sacerdote. En Granada pasó la etapa final de su vida, siendo ésta la más prolífica.
o Principales obras:

➢ La Virgen de la Oliva, situada en el retablo de la parroquia consagrada a esta Virgen en Lebrija, donde inicia
su característica de vírgenes fusiformes.
➢ Niño Jesús de Pasión (1650) realizada en su etapa madrileña para el convento de San Fermín de los
navarros en Madrid. Se trata de una obra pequeña (80 cm) que representa a Jesús de niño con la cruz a
cuestas, también conocida como “el nazarenito”
➢ San José con el Niño, San Antonio de Padua y San Diego de Alcalá (1653-57) son obras ya de su etapa
granadina realizadas para el Convento del Ángel Custodio. Son las únicas que realizó en tamaño mayor del
natural.
➢ Los bustos de Adán y Eva, para la catedral granadina.
➢ La Inmaculada (1656) con forma fusiforme, destinada inicialmente para el coro de la catedral granadina,
pero por su gracia y belleza fue trasladada a la sacristía.
➢ La Virgen de Belén (1664), sentada con el niño, también fusiforme. Para el coro de la catedral de Granada.
➢ San Diego de Alcalá y San Juan de Dios, ahora en pequeño tamaño destinadas a la devoción doméstica.
➢ San Antonio de Padua con el niño Jesús (1666-67) de pequeño tamaño, para la Iglesia de San Nicolás en
Murcia

Pedro de Mena (1628 – 1688)

o Discípulo y colaborador de Alonso Cano, trabajó en Granada y Málaga


o Su estilo se caracteriza por un penetrante ascetismo y un intenso carácter místico. Es más realista que su maestro y
aporta a sus obras mayor tensión dramática, pero dentro de la mesura andaluza.
o Nos ha dejado una extensa colección de retratos, estatuas de penitentes, dolorosas, ecce homos, magdalenas etc.
o Se trasladó a Málaga en 1658 para realizar la sillería de la catedral, compuesta por 40 tableros en los que talló gran
variedad de tipos y composiciones, con imágenes en ocasiones casi de bulto redondo
o Sus obras más conocidas son:

o La Magdalena penitente (1664) Museo del Prado, Madrid


o San Francisco de Asís (1662-63) de la catedral de Toledo
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PINTURA BARROCA ESPAÑOLA

CARACTERÍSTICAS GENERALES

El siglo XVII está considerado el Siglo de Oro de la pintura española. De las grandes corrientes de la pintura barroca, fue la
tendencia naturalista la que tuvo más arraigo en España. El barroco decorativo llega a través de Rubens, pero tiene escasa
influencia, ceñida prácticamente a la primera mitad del siglo, al igual que el barroco clasicista.

Frente a las retorcidas formas manieristas, los pintores barrocos se inclinan por un tratamiento más naturalista y veraz de los
temas. No interesa lo imaginario o lo fantasioso, sino que se atiende a la sencillez y a lo cotidiano. Sigue los postulados de la
Contrarreforma: escenas sencillas, comprensibles y cercanas al fiel, gusto por mártires, santos, vírgenes, etc.

Las composiciones son suaves y no gusta el violento movimiento de lo italiano. Los temas son fundamentalmente religiosos,
con la excepción de Velázquez, que al ser pintor cortesano actúa con absoluta libertad, ya que los clientes más importantes son
la Iglesia y la Corte. Además de los cuadros religiosos, también se van a realizar bodegones y retratos cortesanos. Los temas
mitológicos, considerados obscenos por la Iglesia, quedan reducidos al mundo de la Corte y de la alta nobleza.

ESCUELA VALENCIANA

El primer nombre que es preciso destacar es el de Francisco Ribalta (1565-1628). Catalán de origen, su formación primera la
hizo en el entorno de El Escorial a la vista de obras y artistas españoles e italianos que allí trabajaron, captando las novedades
más significativas de su arte. En 1599 pasó a Valencia, donde permaneció el resto de su vida, ejerciendo una intensa labor y
dando a su estilo un aire cada vez más personal que en su madurez alcanzó las más altas cotas de calidad en dirección al
naturalismo. A partir de 1610 su arte tomó un sesgo intimista y profundo, cercano al tenebrismo, muy acorde con el talante
más piadoso de la Contrarreforma. Entre sus obras más importantes se pueden destacar Cristo abrazando a San Bernardo,
La visión de San Francisco o San Bruno.

También a la escuela valenciana pertenece José Ribera, “Il Spagnoletto” (1591-1652). Desde muy joven vivió en Italia, donde
alcanzó gran popularidad y prestigio; excelente dibujante, fue discípulo de Caravaggio. Sus obras presentan un fuerte
dramatismo conseguido mediante la utilización violenta de la luz y los escorzos. El acusado tenebrismo se basa en el uso de un
negro denso debido al empleo de alquitrán. Exagera el realismo en los cuerpos, sin evitar lo feo o desagradable, capta
perfectamente las distintas calidades de los materiales. De la escuela veneciana proviene su preocupación por la belleza del
cuerpo humano y su gran riqueza cromática. En su última etapa se interesa por captar la atmósfera que envuelve a los personajes.
Entre sus obras más importantes destacan El niño cojo, La mujer barbuda, El martirio de San Felipe, El sueño de Jacob,
La Inmaculada, y algunas obras de temas mitológicos o clásicos, como Ixion, Ticio, el Arquímedes o su Diógenes.

ESCUELA ANDALUZA

Dentro de esta escuela destaca en importancia la ciudad de Sevilla, debido a la gran cantidad de población y a la importancia de
su puerto por el comercio con las Indias.

El primer gran representante de esta escuela sevillana es el extremeño Francisco Zurbarán (1598-1664). Gran pintor de la
vida monástica española trabaja para conventos sevillanos y extremeños. Son importantes sus series de frailes (dominicos,
cartujos, franciscanos,) en las que muestra una gran capacidad para el retrato, tanto en la individualización de los rostros como
en la caracterización psicológica del representado. Se les representa con gran austeridad en los hábitos sobre fondos neutros,
alejándose de la pompa de la pintura sevillana; representa una religiosidad más severa, acorde a las ideas y dictados de la
Contrarreforma. Alcanza la fama y el prestigio gracias a la sencillez y simplicidad de sus representaciones. A pesar de presentar
ciertos influjos tenebristas, sus composiciones se caracterizan ante todo por dar sensación de estatismo, de rigidez, al estar
construidas mediante líneas horizontales y verticales muy marcadas. Los personajes presentan actitudes graves e inmóviles, y
parecen irradiar una luz blanquecina. Entre sus obras más importantes cabe destacar Aparición de San Pedro a San Pedro
Nolasco, la serie de pinturas para la Cartuja de Jerez, entre las que destaca San Hugo en el refectorio de los Cartujos, o la
serie realizada para los Jerónimos del Monasterio de Guadalupe (Padre Gonzalo Illescas). Aparte de estas composiciones
religiosas, Zurbarán destaca también como pintor de bodegones, muy sencillos, con una gran preocupación por representar las
calidades de los objetos. También son muy significativos suyos los retratos de santas vestidas a la usanza de las damas del siglo
XVII. Tras la Gran peste en Sevilla de 1649 se traslada a Madrid, llamado por Velázquez para decorar el Salón de Reinos del
Palacio del Buen Retiro: para dicha estancia pinta El socorro de Cádiz (tema histórico) y Los trabajos de Hércules (tema
mitológico). En su última etapa intenta sin éxito imitar el estilo dulce y colorista de Murillo y Velázquez.

Alonso Cano (1601-1667) es otro de los grandes pintores de la escuela andaluza. De origen granadino, es educado en el taller
sevillano de Pacheco, donde coincide con Velázquez. Llega a Madrid protegido por el Conde Duque de Olivares. Su obra es de
corte clasicista en el volumen escultórico de las figuras y en los rostros idealizados. Sus composiciones se basan en una o dos
figuras sobre un fondo neutro o un paisaje vaporoso. Entre sus obras más importantes: el Milagro del pozo, la Virgen y el
Niño y la Concepción de la catedral de Granada.

Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682), representante de la escuela sevillana, se ve influenciado por Ribera y Zurbarán en
un cierto tono tenebrista del que progresivamente se irá desprendiendo, evolucionando hacia estilo más colorista, de pincelada
suelta y ligera, adquirido posiblemente tras contemplar las colecciones reales de pintura flamenca e italiana. Pintor con una
técnica muy perfecta, trabaja esencialmente una temática religiosa: dulce, amable, colorista, tierna, sensible. Rehúye de lo
violento y lo trágico. Su especialidad son las imágenes de la Inmaculada, representadas muchas veces casi como niñas, y
las escenas de la vida de Jesús como la Sagrada familia del pajarito. En ocasiones también realiza obras con una cierta crítica
social, centradas en el ambiente popular de la picaresca sevillana del siglo XVII, pero incluso ante estos temas se muestra
excesivamente dulce: Niños comiendo melón.

Juan Valdés Leal (1622-1690), también sevillano, es absolutamente opuesto al anterior, se hará famoso por una serie de
cuadros dotados de un dramatismo rayano en lo macabro, con muertos, esqueletos, representando el triunfo de la muerte. Las
más conocidas son In Ictu Oculi y Finis Gloriae Mundi, realizadas para el Hospital de la Caridad de Sevilla. La temática es
barroca: brevedad de la vida y la inevitable muerte que llega a triunfar. Sólo aquellos que hayan practicado obras de caridad se
salvarán, según lo establecido en la Contrarreforma. También destacan sus Tentaciones de san Jerónimo.

Diego Rodríguez de Silva Velázquez (Sevilla, 1599, Madrid, 1660) es un ejemplo de continua superación creadora, lo que le
convierte en uno de los artistas más importantes de todos los tiempos. Hay pocos datos destacables en su biografía. Sabemos
que en 1610 entró como aprendiz en el taller de Pedro Pacheco, con cuya hija se acabará casando, pasando el examen del gremio
de pintores en 1617. A esta etapa de formación corresponden obras como El aguador de Sevilla y Vieja friendo huevos,
representaciones de escenas cotidianas, caracterizadas por un profundo realismo y magníficos estudios de naturalezas muertas,
que ya anticipan el gran genio creador del maestro.

En 1622 realiza un primer viaje a Madrid, donde traba amistad con el literato sevillano Luis de Góngora, de quien realizaría un
retrato; avalado por su suegro y por la gran calidad de sus primeras pinturas, consigue un puesto de pintor de Corte, empezando
así lo que será una imparable carrera. A esta denominada “primera etapa madrileña” corresponden, además del retrato de
Góngora, el Retrato de Olivares, y, sobre todo, Los Borrachos o la Consagración de Baco, un tema mitológico tratado
con una profunda carga naturalista (el dios del vino, Baco, aparece rodeado por su corte, en absoluto idealizada, ya que la
forman quienes en realidad la deben formar: borrachos). El interés por la mitología de Velázquez, tema poco frecuente en la
pintura española, le viene dado por su amistad con Rubens, quien por esa época frecuenta la corte madrileña tanto en su calidad
de pintor como representando a su país como embajador. Conoce en este periodo las colecciones reales, lo que se traduce en
una admiración hacia lo veneciano y un abandono progresivo del tenebrismo en sus composiciones.

En 1629, Velázquez realiza su primer viaje a Italia. Aquí adquiere experiencia en la composición y disposición de las figuras,
copiando obras de Rafael y Miguel Ángel, al tiempo que asimila el colorido de la escuela veneciana. A esta fase corresponden
obras como La fragua de Vulcano, también de tema mitológico y en la que hay que destacar el magnífico trabajo cromático
con la gama de los ocres y La túnica de José.

A su vuelta a Madrid (“Segunda etapa madrileña”), Velázquez se convierte en el gran retratista de la Corte. Realizará retratos
del Conde-Duque de Olivares y del Príncipe Baltasar Carlos, ambos a caballo, varios de Felipe IV, y también retratos de
personajes menos egregios, sus famosos Bufones (“El calabacillas”, “El niño de Vallecas”), en los que nos muestra la parte
oscura y sombría de la España del siglo XVII. También realiza dos retratos mitológicos, los de Esopo y Menipo. De los retratos
de Velázquez cabe decir que son perfectos ejemplos de “retratos psicológicos”, en los que se capta no sólo la fisonomía del
personaje sino su estado de ánimo y su personalidad. Hay que destacar también en estas composiciones, concretamente en las
que son de exterior, los fondos, especialmente los cielos, unos cielos matizados en múltiples colores que hacen a los críticos
hablar de “cielos velazqueños”. También de esta etapa es su pintura histórica La rendición de Breda, donde supo captar
perfectamente el ambiente de vencedores y vencidos en la batalla por esta ciudad.

En 1649, Velázquez vuelve a Italia, pero ahora no como pintor en fase de aprendizaje, sino como artista reconocido y famoso,
con la misión de comprar pinturas para Felipe IV. Como muestra de ese reconocimiento, realiza el Retrato del Papa Inocencio
X. Además, realiza la Villa Medici, un pequeño cuadro de paisaje que, por su especial pincelada, está considerado hoy el primer
antecedente del impresionismo.

En 1651, de vuelta en Madrid, Velázquez inicia la que será su etapa culminante, la de sus mejores obras, destacando tres: La
Venus del espejo y las famosísimas Las Hilanderas y Las Meninas. La Venus del espejo es uno de los escasos desnudos
de la historia de la pintura española, de espaldas en este caso, y mostrando, por encima de todo, un magnífico dominio del
color, logrando una perfecta armonía con sólo cuatro tonos. Con Las Hilanderas y Las Meninas llegan a su punto culminante
los estudios de perspectiva iniciados en el renacimiento, creándose lo que se ha llamado la “perspectiva atmosférica”. En Las
Hilanderas (también llamado “La fábula de Aracne”), Velázquez nos ofrece una historia contada en tres niveles: en el primer
plano tenemos una escena cotidiana que transcurre en un taller de hilados, donde varias hilanderas hablan y trabajan. Hay que
destacar en este primer nivel la perfecta impresión de movimiento que ofrece la rueca de la izquierda y la influencia de figuras
de la Capilla Sixtina, ya que dos de estas hilanderas presentan posturas tomadas de aquellas. En el segundo plano se cuenta la
historia mitológica que da nombre al segundo título del cuadro: Aracne, hilandera griega, presume de ser la mujer que hila más
rápido de toda Grecia; la diosa Minerva decide castigarla por esa presunción y la reta a hilar más deprisa que ella (es el momento
justo que recoge la pintura); en la disputa vence Aracne, y Minerva, enfurecida, la convierte en tejedora eterna, o sea, en araña.
Por detrás de esta escena se situaría el tercer nivel del lienzo, en forma de un tapiz que parece decorar la estancia; pero no es un
tapiz cualquiera: es una copia del “Rapto de Europa” de Rubens que éste, a su vez, había versionado de un cuadro de Tiziano.
Como se puede ver, un cuadro complejísimo donde se homenajea a la antigüedad clásica y a algunos de los más grandes pintores
del Renacimiento y el Barroco. Por lo que respecta a Las Meninas, nos encontraríamos ante la obra que mejor resume la
búsqueda de la tercera dimensión antes citada. Velázquez (retratado en el lienzo) está supuestamente pintando a los Reyes
cuando la hija de estos (la infanta Margarita) y su corte de meninas y acompañantes irrumpen en la estancia (los personajes son:
las meninas -damas de compañía- Isabel de Velasco y Agustina Sarmiento; los enanos Maribárbola y Nicolasillo Pertusato; los
guardadamas de la Reina, Marcela de Ulloa, junto a un personaje desconocido; al fondo se aprecia a José Nieto, aposentador
real). La escena resultó agradable para el pintor, y decide inmortalizarla. La gran cuestión es que los protagonistas iniciales de la
obra (los Reyes) no aparecen en el cuadro, pero sí su reflejo en el espejo del fondo: es decir, los monarcas ocuparían la posición
que ocupa el espectador cuando contempla la obra. Como puede verse, nos hallamos ante el truco visual perfecto, ante el cuadro
que se prolonga más allá de sus límites incorporando en él al espectador.

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