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RESUMEN
MARCO NORMATIVO
Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros, Ley N° 26702
(9/12/1996): art. 16 lits A y D.
Recibido: 02/05/2018
Aprobado: 05/05/2018
El 27 de marzo del presente año se aprobó la Ley N° 30741, Ley que regula la figura de
la hipoteca inversa en nuestro ordenamiento nacional y que constituye toda una
novedad en términos de instrumentos financieros, que a continuación procedemos a
comentar de forma breve a efectos de entender sus alcances y contingencias, no sin
antes poner de relieve que en cuanto a su regulación la ley solo muestra los aspectos
principales de la figura, pues la eficacia de la misma[1] y los detalles operativos de su
implementación de acuerdo a la Primera Disposición Complementaria Final han
quedado sujetos a la aprobación de su reglamento, el que debe ser elaborado por el
Ministerio de Economía y Finanzas en coordinación con la Superintendencia de Banca
y Seguros en un plazo no mayor de 90 días computados desde el día siguiente a su
publicación. Es por esta razón que en el presente análisis también se buscará abordar,
aunque sea, tangencialmente los aspectos que el Reglamento debería terminar de
esclarecer para una correcta aplicación del nuevo instituto.
III. Del elemento subjetivo de la hipoteca inversa. ¿Es una figura solo para personas
de la tercera edad?
Como se puede observar ya esta delimitación de los sujetos “mutuantes” crea una
importante diferencia entre la hipoteca inversa y la hipoteca ordinaria otorgándole el
privilegio de la celebración a las entidades señaladas en el parágrafo anterior. La
motivación de esta restricción podría estar en que la ley ha buscado asegurar que las
instituciones que constituyan hipoteca inversa cuenten con la suficiente solvencia y
vocación de permanencia financiera como para asegurar el pago de las rentas
vitalicias eliminando cualquier contingencia a este respecto.
IV. De la forma de desembolso del crédito y del plazo de devolución del crédito
Si existen otros aspectos esenciales además del elemento subjetivo que haga
particular a la hipoteca inversa, estos son de un lado la pluralidad de formas en que se
puede pactar el desembolso del crédito y del otro, el vencimiento del plazo para la
devolución de lo prestado. Es aquí donde se ubican las diferencias centrales de la
figura. Procedamos a analizar cómo se configuran ambos momentos.
1. Respecto a los modos de desembolso del crédito
La figura de la hipoteca inversa parecía mediáticamente plantear como idea base que
el crédito desembolsado por la entidad acreedora se haría de un modo tal que se
asemejara al pago por renta vitalicia a favor del propietario del inmueble hasta su
fallecimiento. Tanto es así que se ha reconocido en doctrina que “con la hipoteca
inversa se pretende solucionar el problema de la jubilación, pues las pensiones no
alcanzan para cubrir todas las necesidades de las personas mayores” (Álvarez, 2009,
p. 25).
Evidentemente, es posible que la acción recurrente de los titulares sea optar por el
acuerdo de una forma de pago continua hasta el momento de su fallecimiento. En tal
medida habría que señalar dos cuestiones adicionales. La primera es que una vez
determinada la cuantía del crédito a desembolsar, este podría ser pagado en una sola
armada pero a la vez sobre esta sola armada de acuerdo a ley se podría contratar un
seguro de renta vitalicia que estaría incentivada por una inafectación al Impuesto a la
Renta. La segunda, en caso que el monto a desembolsar excediera a la muerte del
causante, es decir que hubiese quedado un saldo que no haya sido desembolsado
porque el causante murió antes de que fuese entregado todo el dinero, este será
repartido a los beneficiarios que hubiera designado el titular al momento de celebrar
la hipoteca inversa hasta cumplir con el desembolso total del crédito pactado y el
plazo se readecua en la medida en que la devolución del crédito solo será exigible
con el fallecimiento del último de los beneficiarios.
Es aquí donde se produce una diferencia notable con la hipoteca civil ordinaria y es
que la peculiaridad de la hipoteca inversa estriba en que la obligación de la
devolución del crédito solo se considerará vencida y, por tanto, exigible cuando se
produzca el fallecimiento del titular del crédito, es decir la muerte del propietario del
inmueble hipotecado. Evidentemente, esta es la novedad de la figura toda vez que las
entidades acreedoras no podrán exigir el cobro de lo debido sino hasta la muerte del
deudor, siendo que al final este no tendrá que pagar su propia deuda puesto que para
ese momento habrá fallecido, por lo que en estricto no estamos hablando
propiamente de un deudor ordinario.
Claramente el monto del crédito desembolsado a pagar en favor del titular, ya sea
con una sola armada o a través de una serie de cuotas a modo de renta vitalicia,
dependerá principalmente del valor del inmueble. De este modo en el literal c del
artículo 3 se establece de forma clara que uno de los requisitos de la constitución de
la hipoteca inversa es la realización de una tasación del inmueble, la cual
evidentemente se impone a efectos de colocar un valor concreto y específico sobre
el cual empezar a determinar el monto del crédito a desembolsar.
Ahora bien la pregunta que motiva este requisito es ¿quién realizará tal tasación? La
propia norma establece que deben formularse no una sino dos tasaciones y que estas
estarán a cargo de al menos dos entes especializados uno de los cuales podría ser
la misma entidad financiera que otorga la hipoteca inversa. Esta indicación de la ley
amerita un pequeño comentario, y es que si entre una serie de factores el valor del
crédito a desembolsar depende principalmente del valor del inmueble es evidente
que la determinación de este valor debe ser efectuado del modo más imparcial
posible.
Profundizando más, en este concepto se señala que “en la tasación comercial, el valor
del inmueble se establece tomando en cuenta factores concurrentes y la valuación
directa. Dentro de los factores concurrentes aparece la ubicación del inmueble,
características constructivas, antigüedad, estado de conservación, equipamiento
urbano que posee la zona, servicios de infraestructura instalados y realidad
inmobiliaria actual. En la valuación directa, ingresos referentes como el valor del
terreno, valor de la construcción, valor de áreas comunes, si fuere el caso” (Ledesma,
2008, p. 508). Este tratamiento diverso como veremos más adelante tiene relación con
la posibilidad de ejecutar extrajudicialmente la hipoteca inversa.
Los otros criterios sobre los cuales recaerá la determinación del monto del crédito
serán la tasa de interés a determinar y la esperanza de vida del titular. La esperanza
de vida parece un factor fundamental en la evaluación del crédito a desembolsar[7] en
la medida en que a menor tiempo de vida para disfrutar del préstamo la escasez del
recurso tiempo genera un mayor valor del “préstamo” a obtener mientras que si la
expectativa de vida todavía es prolongada hay menor urgencia o apremio en el
disfrute de dicho recurso, por lo tanto, el préstamo podría no ser tan ingente como en
el caso anterior. Evidentemente esta lectura es simplificada y solo toma como
referencia un análisis abstracto de los recursos en disputa que no son otros que el
tiempo de vida y el dinero.
Ahora bien, si se constituye una hipoteca no debería haber ningún riesgo con la
devolución de lo prestado toda vez que justamente para eso se constituye la
hipoteca, para asegurar la ejecución del inmueble. Sin embargo, la ley ha impuesto
sobre la esfera del deudor una serie de obligaciones diseñadas para que el inmueble
se mantenga en un estado de inmovilidad económica total y así, suponemos, generar
la máxima garantía de ejecución de la hipoteca.
En otras palabras, lo que se está haciendo con esta norma es imponer una obligación
de no disponer en cabeza del propietario del inmueble hipotecado. Como sabemos
de acuerdo al artículo 882 del Código Civil el establecimiento contractual de esta
restricción está prohibido salvo que se establezca por ley, lo cual justamente ocurre
en el presente caso. Sin embargo, a pesar de la legalidad de la restricción nos asalta
un cuestionamiento, y este es ¿cuál es la razón legal de ser de esta limitación?
Evidentemente en términos económicos la causa es asegurar a la entidad acreedora
del modo más drástico posible la inmovilidad del bien para garantizar su ejecución, sin
embargo, dado el carácter persecutorio de la hipoteca[8] y de su inscripción registral,
no se entiende en qué medida recortar la posibilidad del propietario de disponer de su
propiedad vuelve más segura la ejecución. Se entiende que de acuerdo a lo
establecido en el artículo 1409 del Código Civil es perfectamente válido vender
bienes afectados en garantía o sujetos incluso a litigio, porque en buena cuenta quien
tendrá que asumir el riesgo de que se ejecute la garantía será el comprador del
inmueble hipotecado, quien acepta el riesgo de que ocurra el incumplimiento de la
obligación garantizada, o en el caso de la hipoteca inversa, de que fallezca el
beneficiario y, en consecuencia, se genere la venta del inmueble.
En tal sentido, la ley podría generar una cierta inmovilidad legal y económica de los
inmuebles sin una razón que no sea la de otorgar un mayor control a la entidad
acreedora sobre el bien hipotecado que el que normalmente le debería corresponder
por la titularidad de una garantía hipotecaria[9]. El problema se agrava si se toma en
cuenta que esta facultad de anticipar el vencimiento no solo se activa con la
enajenación del inmueble sino también con la celebración de un arrendamiento,
comodato, o incluso la constitución de cargas o gravámenes. Es decir, se está
vaciando la propiedad del deudor hipotecario impidiéndole realizar actos de
disposición que son connaturales o intrínsecos al derecho de propiedad sin que exista
una razón para ello toda vez que cuando muera el beneficiario la entidad acreedora
seguirá teniendo el respaldo del inmueble hipotecado cuyo valor ya está asegurado a
través de la tasación realizada. Evidentemente, la evaluación de la constitucionalidad
de esta restricción debe ser materia de un análisis más profundo, pues se trata de una
clara restricción al derecho constitucional de la libertad de contratar.
Es importante también resaltar algunos de los derechos establecidos por la ley a favor
del titular de la hipoteca, y es que a pesar de que la hipoteca inversa ha traído
consigo una serie de restricciones y cuestionamientos también contiene algunos
elementos positivos para el consumidor financiero. Uno de estos sería el derecho de
pago anticipado, en virtud del cual el beneficiario puede cancelar la deuda de forma
anterior al vencimiento de tal modo que la hipoteca sea levantada. En tal sentido, el
literal e) del artículo 3 establece claramente que el titular del crédito está facultado
a pagar el crédito anticipadamente, parcial o totalmente, sin penalidad alguna.
Conclusiones
La hipoteca inversa que fue difundida en diversos medios como una nueva
herramienta financiera que estaría dirigida al sector de personas de la tercera edad
con la finalidad de servirles de fuente de ingreso a modo de renta vitalicia no ha sido
regulada estrictamente en tal sentido. Puesto que si bien la ley contiene el supuesto
de la renta vitalicia y supedita la exigibilidad del pago y de la ejecución de la hipoteca
a la muerte del titular, puede ser celebrada con cualquier propietario sin importar su
edad así como deja espacio para que con base en la autonomía (no tan privada, dada
la asimetría de la relación) se puedan pactar diversas formas de desembolso de
crédito, desde una sola armada hasta un programa de cuotas, y no es tan cierto que
se espera a la muerte del titular pues se imponen obligaciones de no disponer cuyo
incumplimiento acarrea el vencimiento anticipado y la posibilidad de ejecución, con lo
cual, evidentemente, estamos no ante una específica figura sino ante una legislación
especial que dota a las partes de diferentes opciones hipotecarias. De igual modo es
fundamental resaltar que a la fecha la ley ha dejado interrogantes cruciales, como el
caso del mecanismo de ejecución extrajudicial o la forma de reembolso del crédito
una vez resuelto el contrato, que tendrían que ser resueltas por el reglamento cuya
publicación debemos esperar y analizar con cuidado a efectos de dimensionar
adecuadamente los verdaderos alcances de la institución. No debemos olvidar, sin
embargo, que toda materia que no sea contemplada por la ley está regulada
supletoriamente por el Código Civil sobre la base de lo establecido en el artículo IX de
su Título Preliminar[14] y de lo señalado en la Tercera Disposición Complementaria
Final de la ley que señala que en lo no previsto en aquella serán aplicables las
disposiciones contenidas en el Título III de la Sección Cuarta del Libro V del Código
Civil, en lo que resulte pertinente. En tal sentido, este comentario no pasa de ser una
primera aproximación a la hoy aún incompleta ley de la hipoteca inversa.
Referencias bibliográficas
Bullard, A. (2007). Principio de Libertad de disposición de los bienes. En: Varios, Código
Civil Comentado - Tomo V (p. 16). Lima: Gaceta Jurídica.
Gonzáles, B. G. (2013). Tratado de Derechos Reales (3ra. ed.). Lima: Jurista Editores.
Ledesma, N. M. (2008). Comentarios al Código Procesal Civil. Lima: Gaceta Jurídica.
Pasco, A. A. (Julio de 2017). Hipoteca inversa: ¿Solución o mito? Gaceta Civil & Procesal
Civil(49), 217-218.
Soria, Aguilar y Osterling Letts. (2014). Contratos modernos. Lima: Universidad Peruana
de Ciencias Aplicadas.
* Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Asistente en los cursos
de Derecho de las Personas y Derecho de las Obligaciones en la misma casa de
estudio. Miembro del Taller de Derecho Civil José León Barandiarán.
[1]Cuarta Disposición Complementaria Final de la Ley N° 30471: “La presente ley entra
en vigencia a partir del día siguiente de la publicación de su reglamento, con
excepción de la primera disposición complementaria final, que entra en vigencia el día
siguiente de su publicación”.
[2]En este sentido “la función fundamental de la renta vitalicia consiste en la entrega
de una suma de dinero u otro bien fungible, para su abono a favor del rentista, en la
forma y tiempo que señale el correspondiente contrato” (Arias, 1985, p. 704).
[9]A propósito de los efectos negativos de esta clase de restricciones se señala que
“permitir tales límites implicaría generar una suerte de inmovilismo jurídico
sacrificando la circulación de los bienes en el mercado. Y si estos pactos se
generalizan pueden resucitar las llamadas propiedades vinculadas (como las manos
muertas o las capellanías), aquellas de las que su titular ya no se puede deshacer”
(Bullard, 2007, p. 16).
[10]
Así a favor de la ejecución extrajudicial se señala que “la regla adoptada por el
Código Civil peruano es altamente ineficiente, por lo que debe ser modificada. Debe
darse al acreedor y al deudor hipotecario la facultad de pactar la venta extrajudicial
del bien (regla de propiedad). De esta forma, las partes siempre llegarán mediante la
negociación al resultado más eficiente: prescindir, por ahora, del Poder Judicial”.
(Avendaño, 1994, p. 127).
[11]
Artículo 1111.- Aunque no se cumpla la obligación, el acreedor no adquiere la
propiedad del inmueble por el valor de la hipoteca. Es nulo el pacto en contrario.
[12]
MEJORADA CHAUCA, Martín. “Garantía mobiliaria: novedad y reivindicación”. En:
Themis N° 52, Revista editada por estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima, 2006, p. 301.
[13]
Esta medida está acorde a las exigencias generadas por una visión más íntegra de
la protección del consumidor en el sentido de que “es clara la necesidad de
mecanismos que incidan directamente en las desiguales posiciones sociales y
económicas de las partes contratantes, pues el legislador no debería reforzar
acuerdos que son el producto del poder superior de una parte, antes que del
consentimiento de ambas”. Veáse: KENNEDY, Duncan. “Distributive and paternalist
motives in contract and tort law with Special Reference to compulsory terms and
unequeal bargain power”. En: Maryland Law Review, Vol. 41 N° 04, 1982, 570. Del mismo
modo se “acentúa la propensión a controles sustanciales sobre el contenido del
contrato para reaccionar a los elementos de ‘injusticia’ o ‘desequilibrio’ que esté
presente: en contra tendencia respecto al principio tradicional por el cual los
contratantes, que coordinan sobre el contrato más alla de los vicios de la voluntad o
de estados de peligro o necesidad, son los únicos árbitros de su justicia o de su
equilibrio”. Veáse: ROPPO, Vincenzo. El contrato. Traducción a cura de Eugenia Ariano
Deho, Gaceta Jurídica, Lima, enero 2009, p. 849.
[14]Artículo IX.- Las disposiciones del Código Civil se aplican supletoriamente a las
relaciones y situaciones jurídicas reguladas por otras leyes, siempre que no sean
incompatibles con su naturaleza.