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MARCO NORMATIVO:
I. INTRODUCCIÓN
Estos dos últimos efectos son la esencia de la naturaleza de la hipoteca; estos mismos
efectos se presentan en la hipoteca sábana por lo que aquí no radica su diferencia con
el concepto clásico de hipoteca. La diferencia radica en los elementos requeridos
para su validez, pues mientras que en el concepto clásico de hipoteca se requiere que
la obligación esté perfectamente determinada y, en consecuencia, esta tiene que
existir ya a la celebración del contrato, en la hipoteca sábana se permite que exista
garantía real a pesar de que no exista aún deuda, lo mismo como sucede en el caso
de la hipoteca sobre obligaciones futuras.
IMAGEN 1
La hipoteca sábana en nuestro país pasó por tres momentos claramente definidos: el
texto original de la ley que permitía expresamente que la sola constitución de la
garantía a favor de una institución bancaria y financiera garantizase cualquier deuda
presente o futura que una persona pudiera tener con una institución ya sea como
deudor directo –es decir cuando le otorgaban la línea de crédito a dicha persona– o
como deudor indirecto supuestos en los cuales, como avalista o fiador, la hipoteca se
extendía para garantizar las deudas del avalado o afianzado. Una modificatoria
posterior restringió la hipoteca solo a obligaciones directas salvo que las partes
expresamente hubiesen establecido que garantizaba otras obligaciones; por otra
modificación se restableció los alcances iniciales que tuvo la garantía sábana para
finalmente ser derogada por la Ley de la Garantía Mobiliaria.
Sin embargo, ¿qué pasaba en aquellos casos donde el deudor terminaba de pagar su
deuda al banco y no volvía a pedir préstamo alguno?, ¿por el principio de
accesoriedad la hipoteca se había ya extinguido?, ¿qué sucedía en aquellos casos
donde habiendo ya pagado la deuda, un tercero a quien garantizó como fiador,
solicita un nuevo préstamo al banco?, ¿puede considerarse que la hipoteca se había
ya extinguido por el principio de accesoriedad?, ¿qué sucedía en los casos en los
cuales el propietario que había garantizado a un tercero, habiendo ya pagado la
deuda el tercero, transfería el inmueble, pero el tercero volvía a endeudarse con la
misma institución bancaria y financiera?, ¿acaso la hipoteca le era también exigible al
nuevo propietario? Lo común, en la mayoría de estas interrogantes, parte de
identificar si la sola inexistencia de deuda en un momento determinado hace que la
hipoteca se extinga; es decir, si una vez que existió deuda y el derecho de acreedor
era exigible, ¿cuando se cancelaba la deuda, la cancelación generaba la extinción de
la hipoteca? El concepto clásico de hipoteca según el cual esta es accesoria a un
crédito nos tendría que llevar a la conclusión que ya no existía hipoteca por más
gravamen que estuviese inscrito. Esta ha sido, por ejemplo, la posición de la Corte
Suprema en una casación del año 2004. Somos de la opinión de que haber
establecido que pueda garantizar obligaciones futuras genera que se rompa el
principio de especialización o accesoriedad de las hipotecas, por lo cual en verdad la
hipoteca sábana en nuestro ordenamiento era un supuesto de hipoteca autónoma,
donde la existencia de la deuda no era un requisito para la validez de esta sino solo
para que surta efectos, pero la extinción de la deuda tampoco generaba la extinción
de la garantía.
IV. LA HIPOTECA SOBRE OBLIGACIONES FUTURAS
Los artículos 1099 y 1104 del Código Civil regulan las llamadas hipotecas sobre
obligaciones futuras.
El artículo 1104 antes referido establece que la hipoteca puede garantizar una
obligación futura. Este artículo es una innovación que introdujo el Código Civil de 1984,
puesto que hasta la vigencia del Código Civil de 1936 las hipotecas solo podían
garantizar obligaciones existentes(3). Este artículo tiene que ser concordado con el
inciso 2 del artículo 1099 del mismo Código que señala que la hipoteca puede
garantizar una obligación determinada o determinable; que sea determinable quiere
decir que a la celebración del contrato la obligación aún no existe, pero se han
pactado los elementos para llegar a determinar la obligación por nacer. El concepto
es exactamente el que se utilizó para el tema de la hipoteca sábana, por lo que las
dudas o cuestionamientos son los mismos que formuláramos en el numeral anterior.
Siendo la hipoteca sobre obligación futura una modalidad de hipoteca sábana, los
problemas jurídicos continuarán al no estar determinado en la legislación si la
constitución de la hipoteca sobre obligaciones futuras genera que estas sean
hipotecas autónomas o si comparten aún el principio de accesoriedad de las
hipotecas.
La única diferencia con el texto anterior de la hipoteca sábana radica en que antes,
durante la vigencia del artículo 172 de la Ley de Bancos, se garantizaban obligaciones
futuras directas e indirectas por aplicación supletoria de la norma; estando ahora
vigente solo el texto de las obligaciones futuras establecidas en el Código Civil, para
que la garantía hipotecaria no solo garantice las deudas directas sino aquellas
constituidas como fiador o avalista, tendrán que pactarse expresamente, pero no hay
prohibición para pactarlas. Surge pues la interrogante, ¿se ha afectado en algo a los
privados con la eliminación de la hipoteca sábana? Pues en nada, se puede pactar lo
mismo que se establecía con la hipoteca sábana, pero subsistiendo todas las
interrogantes antes anotadas por no estar dilucidado ni doctrinaria ni
jurisprudencialmente en nuestro ordenamiento jurídico el carácter de accesorio o
autónomo de la hipoteca sobre obligaciones futuras y los alcances de estas.
NOTAS:
(1) PÉREZ, Álvaro. “Garantías civiles (hipoteca, prenda y fianza)”. p. 76. En: AVENDAÑO
VALDEZ, Jorge. Derechos reales. Materiales de enseñanza. PUCP, 1990, p. 309.
(2) PUIG BRURAU, José. Derecho Civil. P. 61.
(3) Los antecedentes de este artículo son los artículos 321 del Código suizo y el 2921
del Código mexicano. En: REVOREDO DE DEBAKEY. Exposición de motivos y
comentarios. Código Civil. Tomo V, Lima, 1985, p. 266.