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Expresión génica y la estabilidad de los ácidos nucleicos en células humanas

Según (SINC, 2021), las vacunas contra el COVID-19 que Europa ha aprobado son el resultado
de una tecnología que se ha desarrollado durante décadas y es bien conocida. Según los
investigadores, no hay ninguna interferencia con el ADN humano.

Esto debido a que cuando los macrófagos, que son células defensivas, cercanas al punto de
inyección, absorben el ARN envuelto en grasa después de recibir la vacuna. La información del
ARN se traducirá a proteínas por la maquinaria celular en el citoplasma de los macrófagos, lo
que permite a estas células producir la proteína S del virus y colocarla en su membrana externa
para exhibirla al exterior.

Esto hace que el cuerpo desarrolle una respuesta defensiva similar a la que sería necesaria para
protegernos de la infección natural del SARS-CoV-2. Después, el ARN introducido por la
vacuna se descompone por enzimas celulares. Ningún virus vivo o material genético entra en el
núcleo de la célula humana interviene en el proceso. A pesar de que estas vacunas de ARN son
las primeras en ser usadas en la clínica, los científicos llevan años trabajando en ellas.

El ARNm de las vacunas no entra en el núcleo y no altera el ADN. (Bethesda, 2022)

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