Se revoca la sentencia apelada, y, por tanto, se rechaza la acción de desalojo
interpuesta por los sucesores del titular del inmueble contra quien fuera conviviente del mismo, dado que se encuentra configurada la existencia de una sociedad de hecho entre dos personas, un hombre y una mujer que mantuvieron por más de 20 años una unión convivencial, hasta su finalización por el fallecimiento del dueño del inmueble. Así, analizando el caso desde una perspectiva de género, queda excluida de la calificación de intrusa la conviviente demandada, por cuanto si se ocupa la cosa en razón de una relación de convivencia con el propietario, no se es en principio tenedor y no pesa sobre aquella obligación de restituir. En efecto, la permanencia pública de la demandada y su pareja durante más de veinte años y mostrándose como esposo y esposa acredita por sí no sólo que no se trata de un caso de intrusión, comodato o tenencia precaria sino que efectivamente aquélla ejerció una posesión que prima facie considerada, estando acreditada la realización de diversos actos posesorios (construcciones en el inmueble, mejoras) por la accionada. De allí que se le reconozca el derecho a mantenerse en la ocupación de la vivienda, sin perjuicio de que lo resuelto no hace cosa juzgada entre las partes (art. 699, Código Procesal Civil de la Provincia de Buenos Aires), siendo necesario un debate que excede el marco del juicio de desalojo respecto de la obligación de restituir puesta en crisis. Barge, Manuel y otro/a vs. Chena, Porfiria y otro/a s. Desalojo (Excepto por falta de pago) /// CCC Sala I, La Matanza, Buenos Aires; 26/05/2022; Rubinzal Online; RC J 3362/22