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En las últimas décadas han ocurrido numerosos y profundos cambios en diversos aspectos
de la economía, el comercio, la tecnología, la sociedad, las comunicaciones, la información
y los países mismos.
A lo largo de la historia se pueden identificar inventos que desencadenaron numerosos
cambios, tal es el caso del motor de combustión interna y su utilización en automóviles, que
no solo acortó distancias, también propició las concentraciones humanas, afectando así los
aspectos económicos, sociales y culturales.
Hoy el mundo está cada día más interconectado (globalizado). Así, es posible entender la
globalización como un proceso de interconexión financiera, económica, social, política y
cultural que se acelera por el abaratamiento de los transportes y la incorporación de las
tecnologías de la información y de la comunicación. Esto acompañado de diversos cambios
en los procesos de producción, en los que es cada vez más frecuente que el valor de los
productos dependa más de los elementos no materiales que llevan incorporados.
Además, ahora casi cualquier actividad o etapa de un proceso productivo se puede encargar
a otra empresa en cualquier parte del mundo, basta que tenga la capacidad suficiente para
proporcionar un producto o servicio competitivo en términos de calidad, costos y tiempos
de respuesta. Esto también aplica en las áreas de servicios, en las que hay una creciente
subcontratación de procesos de negocios (Business Process Outsourcing, BPO) donde
ciertas funciones se contratan con proveedores especializados de servicios, en lugares o
países con menores costos.
Cada día es más claro que la riqueza se genera a partir de intangibles como el conocimiento
y la información; y de ellos se derivan aspectos como: liderazgo, mejora de la calidad y la
productividad, conocimiento del cliente (atención, nichos de mercado), logística (flujos de
mercancías, energía e información), alianzas entre empresas, distribución de productos y
nuevas formas de hacerlos llegar a los clientes, así como innovación, investigación y
desarrollo.
Es necesario que cada empresa u organización busque adaptarse a este contexto cambiante.
Para ello, debe iniciar con una revisión de su entorno y una reflexión estratégica sobre su
misión (razón de ser), con el propósito de definir su rumbo estratégico (visión y objetivos
estratégicos) para los siguientes años, identificando las ventajas competitivas que es
necesario desarrollar, rediseñando la organización y alineando todos sus esfuerzos para
caminar en la dirección deseada.
La eficacia de la persona.
El mundo de cambios y exigencias que ha generado la globalización, de la cual ya se habló,
genera retos para las personas en sus actividades laborales; que demandan mejoras y
cambios para adaptarse con éxito a un mundo que se transforma.
Cinco habilidades/cualidades deseables en los egresados de una licenciatura en Estados
Unidos:
habilidades de comunicación (oral y escrita);
fuerte ética de trabajo;
habilidades de trabajo en equipo (trabajar bien con otros);
iniciativa;
habilidades analíticas.
Es claro que varias de esas habilidades son resultado del desarrollo de la persona, tanto en
su entorno social como en el escolar, y todas están soportadas por lo que se conoce como
personalidad.
La personalidad.
La Enciclopedia Hispánica Mienciclo señala que la personalidad, en el ámbito técnico de la
psicología, suele identificarse como el conjunto de caracteres constitutivos del sujeto, en el que se
consideran reunidos todos los procesos y estados psicológicos y que forma la estructura mediadora
entre estímulos y respuesta.
Covey (1997) propone un enfoque natural, gradual y secuencial del desarrollo personal; y
esto se pone en práctica de adentro hacia afuera con los cuatro niveles.
En el primer nivel se pone énfasis en que la tarea empieza por la confiabilidad personal, en
cómo se es (carácter) y cómo se actúa (capacidad). Cuando se confía en el carácter de una
persona mas no en su capacidad, al final se confiará poco en ella.
Rojas (2001) divide la personalidad en dos componentes: carácter y temperamento. El
primero es la parte de la personalidad adquirida, aquella que se fue fraguando a lo largo de
la vida debido a las influencias psicológicas, sociales y culturales.
Realidad actual.
Establecida la visión personal, lo que sigue es que aprendamos a ver con mayor claridad
dónde estamos, quiénes somos, cuál es nuestra situación actual en los ámbitos laboral y
familiar, y cuáles son nuestros defectos y virtudes.
Existen muchos tipos de obstáculos, pero quizás el más importante y el que está al alcance
de toda persona, son las malas creencias personales, algunas inconscientes y otras que a
fuerza de repetirlas se han convertido en verdades, este tipo de creencias y actitudes impide
reconocer los errores en su justa dimensión, no corregirlos ni aprender de ellos. Esto lleva a
que la persona se sitúe en una senda de auto condena, se haga la víctima o se auto
justifique, lo que a menudo implica mentiras racionales.
Con este tipo de creencias y actitudes, desistimos ante los obstáculos en las cosas que
queremos y, en consecuencia, se limita nuestra capacidad para alcanzar las metas que más
nos interesan. Esto puede convertirse en un conflicto estructural.
Superar el conflicto.
Fritz (1988), citado por Senge (2005), propone tres estrategias genéricas para afrontar el
conflicto estructural. La primera estrategia, y por desgracia quizá la más utilizada, es el
desgaste de la visión. Es decir, renunciar a lo que se quiere porque no se pudieron superar
los conflictos.
La segunda estrategia es la manipulación del conflicto, en la cual el estímulo es externo y
viene normalmente del temor al fracaso, haciendo referencia a lo que no deseamos.
La tercera estrategia para superar el conflicto es la fuerza de voluntad, que consiste en
tener la intención, ánimo, resolución y disciplina para, con energía, realmente hacer las
cosas necesarias para superar los conflictos y los obstáculos que impiden el logro de
nuestras metas.
Así, la estrategia ideal para superar el conflicto estructural es la fuerza de voluntad con
aprendizaje y equilibrio.
Etapa de la inspección.
Buscar que un producto reúna los atributos de calidad que desea el cliente ha sido una
realidad desde la época artesanal, cuando la calidad del producto se establecía a través de la
relación directa entre el artesano y el usuario. El cliente, en el momento en que el artesano
le entregaba el producto, revisaba si este tenía las características deseadas.
Con el advenimiento de la era industrial apareció la producción masiva, y con ella la
imposibilidad del contacto directo entre el fabricante y el usuario, surgiendo así la
necesidad de introducir procedimientos para atender la calidad de los productos masivos. A
principios del siglo xx, la inspección por estándares se refinó aún más y fue clave en la
línea de ensamble de Henry Ford y en el sistema administrativo propuesto por Frederick W.
Taylor. Radford (1922) vincula formalmente la inspección al control de calidad.
Análisis de la competitividad.
Un análisis de la competitividad en una organización tendría que contrastar sus indicadores
de competitividad contra los correspondientes de otras empresas del mismo ramo industrial
o comercial.
5 interrogantes para analizar la competitividad.
¿Cómo es la calidad de su producto y servicio comparado con la de sus
competidores?
¿En qué se distingue su producto y servicio?
¿Cuáles son las ventajas competitivas a desarrollar o fortalecer?
¿Cómo es el precio de su producto y los términos de pago en comparación con la
competencia?
¿Tiene calidad, cumplimiento y flexibilidad en el proceso de venta y en los tiempos
de entrega?
¿Son sencillos y eficientes los sistemas informáticos mediante los cuales el cliente
accede a la empresa, sus productos y servicios?
Calidad y productividad.
Para Juran (1990): “Calidad es que un producto sea adecuado para su uso. Así, la calidad
consiste en ausencia de deficiencias en aquellas características que satisfacen al cliente”
Por su parte, la American Society for Quality (ASQ) señala:
Calidad es un término subjetivo para el que cada persona o sector tiene su propia
definición. En un sentido técnico, la calidad puede tener dos significados: 1) son las
características de un producto o de un servicio que influyen en su capacidad de satisfacer
necesidades implícitas o específicas; 2) Es un producto o un servicio libre de deficiencias.
Por su parte, la norma ISO-9000:2005 define calidad como “el grado en el que un conjunto
de características inherentes cumple con los requisitos”, entendiendo requisito como una
necesidad o expectativa establecida, generalmente implícita u obligatoria.
Los atributos del producto se refieren a las características del producto mismo que influyen
en su funcionamiento tanto presente como futuro, así como en su estética. La imagen (o
reputación) es el prestigio actual de la organización según la percepción y opinión del
cliente, y es el resultado de la historia de la organización a los ojos del mercado que
atiende.
Productividad.
La productividad tiene que ver con los resultados que se obtienen en un proceso o un
sistema, por lo que incrementar la productividad es lograr mejores resultados considerando
los recursos empleados para generarlos.
Tiene dos componentes: eficiencia y eficacia. La primera es simplemente la relación entre
el resultado alcanzado y los recursos utilizados, mientras que la eficacia es el grado en que
se realizan las actividades planeadas y se alcanzan los resultados planeados; en otras
palabras, la eficacia se puede ver como la capacidad de lograr el efecto que se desea o se
espera.
Se puede ser eficiente y no generar desperdicio, pero al no ser eficaz no se están alcanzando
los objetivos planeados. Adicionalmente, por efectividad se entiende que los objetivos
planteados son trascendentes y estos se deben alcanzar.
Costos de calidad.
Los costos de calidad son los costos totales asociados al sistema de gestión de la calidad y
pueden utilizarse como medida de desempeño del sistema de calidad. Estos costos se
dividen en costos originados en la empresa para asegurar que los productos tengan calidad
y costos por no tener calidad que resultan de las deficiencias en productos y procesos.
La mala calidad significa una utilización deficiente de los recursos financieros y humanos,
con lo que entre más deficiencias y fallas se tengan, los costos por lograr la calidad y por no
tenerla serán más elevados. Los costos de calidad se clasifican en costos de: prevención,
evaluación, por fallas internas y por fallas externas.
Los costos de prevención son aquellos en los que incurre una empresa y son destinados a
evitar y prevenir errores, fallas, desviaciones o defectos durante cualquier etapa del proceso
productivo y administrativo.
Los costos de evaluación son en los que incurre la compañía para medir, verificar y
evaluar la calidad de materiales, partes, elementos, productos o procesos, así como para
mantener y controlar la producción dentro de los niveles y especificaciones de calidad,
previamente planeados y establecidos por el sistema de calidad y las normas aplicables.
Los costos por fallas internas son aquellos que resultan de la falla, defecto o
incumplimiento de los requisitos establecidos de los materiales, elementos, partes,
semiproductos, productos o servicios, y cuya falla o defecto es detectada dentro de la
empresa antes de la entrega del producto o servicio al cliente.
Los costos por fallas externas resultan de la falla, defecto o incumplimiento de los
requisitos de calidad establecidos, y cuya falla se pone de manifiesto después de su
embarque y entrega al cliente.