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CAMINO SINODAL

E S C U E L A D I O C E S A N A D E A G E N T E S D E PA S T O R A L ( E D A P )
A R C I P R E S TA Z G O D E L S A L N É S , C U R S O 2 0 2 3 - 2 0 2 4
COMENZAMOS
REZANDO…
Esta oración, recibida de la tradición de la
Iglesia y atribuida San Isidoro de Sevilla
(560-636), se ha utilizado históricamente
en Concilios, sínodos y otras reuniones
eclesiales durante siglos. Los obispos
reunidos en el Concilio Vaticano II (1962-
1965) la rezaban al inicio de cada una de
las sesiones conciliares.

“Sin oración no habrá sínodo” (Papa


Francisco)
UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS
Un árbol grande y majestuoso, lleno de sabiduría y
luz, alcanza el cielo. Un signo de profunda vitalidad
y esperanza que expresa la cruz de Cristo. Lleva la
Eucaristía, que brilla como el sol. Las ramas
horizontales, abiertas como manos o alas, sugieren,
al mismo tiempo, el Espíritu Santo.
El pueblo de Dios no es estático: está en
movimiento, en referencia directa a la etimología de
la palabra sínodo, que significa "caminar juntos".
Las siluetas, todas en el mismo plano, sintetizan
todas nuestras situaciones vitales y los distintos
carismas y ministerios: jóvenes y adultos, niños y
ancianos, matrimonios, familias, obispos, religiosos
y religiosas… Este aspecto se ve reforzado por la
multiplicidad de colores vivos que son en sí mismos
signos de alegría.
APRENDIENDO PALABRAS
• Sínodo
Procede del latín synodus, que, a su vez, traduce el griego σύνοδος (preposición syn “con” +
sustantivo odos “camino”).
“Con-camino; camino con”.

Camino… ¿con quién?


Camino… ¿a dónde?

“ 1. Reunión de obispos = Concilio


2. Junta del clero de una diócesis, convocada y
presidida por el obispo para tratar de asuntos
eclesiásticos = Sínodo diocesano
APRENDIENDO PALABRAS
• Sinodal / Sinodalidad
Atendiendo al significado del sufijo “al” / “alidad”, relativo o perteneciente al sínodo // cualidad
acorde o requerida por el sínodo.

RIZANDO EL RIZO…
• Sínodo de la Sinodalidad
Nombre de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos celebrada en el Vaticano en
octubre de 2023.
UN POCO DE HISTORIA…
• El Sínodo… ¿es un ‘invento’ del Papa Francisco? NO, en absoluto.
• ¿Surgió a partir del Concilio Vaticano II? No es del todo cierto.
• Entonces, ¿cuál es su historia?

El Sínodo, en cuanto reunión de obispos para debatir cuestiones eclesiásticas, es una institución muy
antigua. En el Libro de los Hechos, capítulo 15, encontramos a los apóstoles reunidos en Jerusalén para
decidir, en la escucha atenta de la Palabra de Dios y bajo la inspiración del Espíritu Santo, si los gentiles
(no-judíos) que se convertían a la fe y recibían el bautismo debían observar la ley de Moisés (circuncisión,
leyes alimenticias, etc.). Su resultado tuvo importantes consecuencias para la expansión del cristianismo
fuera de los límites geográficos y culturales de Israel.

Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: 29que os
28

abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas.
Haréis bien en apartaros de todo esto.
UN POCO DE HISTORIA…
• Es incuestionable que el cristianismo bebe de la tradición judía. El Antiguo Testamento atribuye a la
actuación de Moisés una importante institución de Israel: el Sanedrín o el Consejo de los Ancianos. Tenía
una función judicial: dirimir los pleitos que se daban entre ciudadanos. Debatían cuestiones que afectaban
a la religión y moral propias del judaísmo. El más conocido era el Sanedrín de Jerusalén, formado por el
Sumo Sacerdote y otros setenta hombres prominentes, que se reunía a diario, exceptuando los sábados y
los días de fiesta, en el Templo de Salomón. Este Sanedrín, según la crónica de los evangelios, fue el que
condenó a Jesús y lo denunció a la autoridad romana para darle muerte.

• Cuando la Iglesia crece y se expande, en las ciudades donde se


van fundando nuevas comunidades surgen figuras de autoridad
que se asemejan a las viejas instituciones judías. Una vez que
desaparecen los apóstoles, sus principales colaboradores les
suceden en el liderazgo de las comunidades cristianas. Poco a
poco se “jerarquizan” los carismas y ministerios y en cada iglesia
local encontramos un obispo rodeado de su presbiterio (el
conjunto de presbíteros=ancianos), además de los diáconos.
UN POCO DE HISTORIA…
• Desde aquella primera reunión de los apóstoles, llamada por los teólogos e historiadores
“Concilio” o “Asamblea de Jerusalén” (año 50 d.C.), la Iglesia no ha dejado de reunirse para
tomar decisiones que afectan a su organización interna y a la misión que le ha sido encomendada
por Jesús.
• Ya en los primeros siglos hubo reuniones de obispos y presbíteros para afianzar ciertas cuestiones,
a menudo disciplinarias y morales, como la fecha de la celebración de la Pascua (Sínodo de
Roma, 197) o el celibato del clero (Sínodo de Elvira, 306).
• Lo hizo, a menudo, para establecer la recta doctrina (=ortodoxia) cuando algunas personas,
individualmente o en grupos, negaban los fundamentos de la fe: la verdadera humanidad de
Jesucristo, su condición divina, la maternidad virginal de María, la divinidad del Espíritu Santo,
etc. Así, nos encontramos con los primeros grandes concilios ecuménicos (=universales): Nicea
(325), Constantinopla (381), Éfeso (431), Calcedonia (451).
• A veces, lo hizo también al abrigo de la autoridad civil, para tratar temas más seculares o que
afectaban a la organización de la Iglesia (los Concilios Lateranenses 1-III, en 1122, 1139 y 1179).
UN POCO DE HISTORIA…
• De forma paralela, también se celebraron reuniones locales de obispos, o de obispos con su
presbiterio, bajo el nombre de concilios o sínodos, para debatir cuestiones que afectaban a
aquella región. Resultan incuantificables. Algunos, los más importantes, son objeto de estudio
por haber influido en la concepción de los diferentes sacramentos, de la disciplina eclesiástica,
etc.
• En la actualidad, estas reuniones de conocen con el nombre de Sínodos diocesanos, si se
celebran dentro de una diócesis, o concilios provinciales, si afectan a varias diócesis que
forman una misma provincia eclesiástica, presidida por un arzobispo metropolitano.
• En España, p.ej., contamos con los Concilios de Toledo I-XVIII, celebrados entre los siglos IV
y VIII.

Por tanto, la “sinodalidad” está en el ADN de la Iglesia.


UN POCO DE HISTORIA…
Los tres últimos concilios ecuménicos y de los más
importantes, junto con los de los primeros siglos,
celebrados en la historia de la Iglesia fueron:
- El Concilio de Trento (1545-1563)
Convocado por el Papa Paulo III en esta ciudad del
norte de Italia, en parte tuvo la intención de dar
respuesta a la Reforma protestante iniciada por Lutero,
aunque sirvió para aclarar diversos puntos doctrinales,
como la fijación (definitiva) del canon de las Sagradas
Escrituras, los Sacramentos, la Tradición de la Iglesia
frente al principio protestante de la “Sola Escritura”, el
primado de Pedro, el celibato de los sacerdotes y la
necesidad de su formación, etc. Dio nuevas normas
disciplinarias, reorganizó la liturgia, defendió la piedad
popular y el culto a la Virgen María y a los santos. Fue
uno de los concilios más importantes e influyentes.
UN POCO DE HISTORIA…
• El Concilio Vaticano I (1869-1871)
Convocado por el papa Pío IX, dio como resultado dos importantes constituciones: la Pastor
aeternus, que definía el dogma de la infalibilidad del Papa, y la Dei Filius, sobre la revelación
divina, frente al racionalismo, que negaba la posibilidad de armonizar fe y razón. Tuvo que ser
suspendido por el estallido de la guerra franco-prusiana y la toma de Roma por las tropas de
Víctor Manuel II.
• El Concilio Vaticano II (1962-1965)
Convocado por Juan XXIII, tuvo la particularidad de ser un concilio “pastoral”. No se trataba de
definir una doctrina o condenar una herejía, sino de escuchar a la Iglesia y a la sociedad y dar una
respuesta adecuada a los nuevos interrogantes que la humanidad se planteaba. Dio como fruto,
además de otros documentos, cuatro grandes constituciones: Dei Verbum, sobre la revelación
divina; Lumen Gentium, sobre la Iglesia, Sacrosanctum Concilium, sobre la liturgia, y la
Gaudium et Spes, la más pastoral, sobre la Iglesia en el mundo actual.
CARTA APOSTOLICA SOLLICITUDO
• Precisamente a raíz del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI promulgó la carta
Apostolica Sollicitudo (15 de septiembre de 1965) por la que constituye el “Sínodo de
los Obispos”, un consejo estable de Obispos para la Iglesia universal, sujeto directa e
inmediatamente a la autoridad del Papa.

El Sínodo de los Obispos, por medio del cual los Obispos elegidos de las diversas partes del mundo prestan una ayuda más eficaz al Pastor
Supremo de la Iglesia, se constituye de tal forma que sea: a) un instituto eclesiástico central; b) que represente a todo el episcopado católico; c)
perpetuo por su naturaleza, y d) en cuanto a la estructura, desempeñe su función en tiempo determinado y según la ocasión.
Corresponde al Sínodo de los Obispos, por su misma naturaleza, la tarea de informar y aconsejar. Podrá gozar también del poder deliberativo
cuando se lo conceda el Romano Pontífice, a quien corresponderá en este caso ratificar la decisión del Sínodo.
1. Los fines generales del Sínodo de los Obispos son:
a) fomentar la íntima unión y colaboración entre el Sumo Pontífice y los Obispos de todo el mundo;
b) procurar que se tenga conocimiento directo y verdadero de las cuestiones y de las circunstancias que atañen a la vida interna de la Iglesia y a su
acción propia en el mundo actual;
c) facilitar la concordia de opiniones, por lo menos en cuanto a los puntos fundamentales de la doctrina y en cuanto a al modo de proceder en la
vida de la Iglesia.
2. Los fines especiales y próximos son los siguientes:
a) intercambiarse noticias oportunas;
b) dar consejo acerca de aquellas cuestiones para las que sea convocado el Sínodo en cada ocasión.
EL SÍNODO DE LA SINODALIDAD
Se trata de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, convocada por el Papa Francisco para octubre de
2023. En esta ocasión, el Papa ha querido que toda la Iglesia reflexionara sobre su identidad “sinodal”. Se han
celebrado fases diocesanas, nacionales y continentales, antes de la reunión de los Obispos en Roma, para que todos
los fieles se sintieran parte de este proceso.
• Este Sínodo pretende ser un Proceso Sinodal. El objetivo de este Proceso Sinodal no es proporcionar una
experiencia temporal o única de sinodalidad, sino más bien ofrecer una oportunidad para que todo el Pueblo de
Dios discierna conjuntamente cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo. Una
pregunta fundamental nos impulsará y guiará: ¿Cómo permite este caminar juntos que la Iglesia anuncie el
Evangelio de acuerdo con la misión que se le ha confiado; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer
como Iglesia sinodal?
• La sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza
de Pueblo de Dios que camina y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús con la fuerza del Espíritu
Santo para anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vivir y trabajar de la
Iglesia.
• La sinodalidad, desde este punto de vista, es mucho más que la celebración de reuniones eclesiales y asambleas
episcopales, o una cuestión de simple administración interna dentro de la Iglesia; es el modus vivendi et operandi
específico de la Iglesia, Pueblo de Dios, que revela y da contenido a su ser como comunión cuando todos sus
miembros caminan juntos, se reúnen en asamblea y participan activamente en su misión evangelizadora.
RESPONDIENDO
PREGUNTAS
DUDAS FRECUENTES
¿HAY QUE CREERSE ¿QUÉ TAN
TODO LO QUE DICE EL
PAPA O EL SÍNODO? IMPORTANTE
¿ESTÁ EL SÍNODO POR ES EL
ENCIMA DEL PAPA? SÍNODO?

¿TIENEN LOS
LAICOS PODER ¿PUEDE EL PAPA O EL
DE DECISIÓN SÍNODO CAMBIAR LA
EN LA DOCTRINA?
IGLESIA?
¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES LA SINODALIDAD?

• El Sínodo NO es un parlamento. La Iglesia es jerárquica, no asamblearia. En el Sínodo no se


vota a favor o en contra de una ley eclesiástica, de una doctrina de fe… Se trata de que los
participantes, en sintonía con la Palabra de Dios y a la luz de Cristo, bajo la inspiración del
Espíritu Santo, puedan formular los pasos que se necesitan para un nuevo impulso
evangelizador, para ser “Iglesia en camino”.

• La sinodalidad SÍ es la cualidad de la Iglesia cuando todos, pastores y fieles, nos sentimos


corresponsables de la misión que Jesús confió a sus apóstoles: “Id y haced discípulos”.
ALGUNOS TESTIMONIOS…
P-¿Qué valoración hace de la experiencia de haber participado en la Asamblea del Sínodo?
R-Doy gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de participar en este Sínodo y de vivir la catolicidad de la
Iglesia. Ha sido una experiencia preciosa de oración, de escucha y de discernimiento en común, con el objetivo
de ayudar a la Iglesia a crecer en sinodalidad y, de esta manera, impulsar la evangelización. A lo largo del Sínodo
he ido comprendiendo mejor que el camino sinodal está radicado en la tradición de la Iglesia y se desarrolla a la
luz de lo que dice el Concilio Vaticano II sobre la Iglesia como misterio y como pueblo de Dios, llamado a la
santidad. En cierto sentido es una profundización y concreción de lo que dijo el Concilio sobre la Iglesia.

Mons. Francisco Simón Conesa Ferrer (Elche, 1961) es obispo de Solsona


desde el 3 de enero de 2022. Anteriormente lo había sido de Menorca. Es
doctor en Filosofía y en Teología. Participó en la reunión del Sínodo de los
Obispos en octubre de 2023 junto a otros obispos españoles: el cardenal-
arzobispo de Barcelona, D. Juan José Omella; el arzobispo de Valladolid, D.
Luis Argüello, y el arzobispo emérito de Zaragoza, D. Vicente Jiménez.
P-¿Cómo valora la presencia de laicos en un Sínodo que en teoría es algo reservado solo para obispos?
R-La presencia de los laicos, como también la de los religiosos y los sacerdotes, fue muy enriquecedora.
Valoro particularmente la presencia de mujeres, cuya voz y sensibilidad aportó mucho a este Sínodo. En los
diversos círculos menores en que estuve, la presencia de los laicos fue estimulante. De acuerdo con la
constitución “Episcopalis communio”, que regula el Sínodo de los Obispos, el Santo Padre, según el tema y
las circunstancias, puede llamar al Sínodo a algunos que no estén revestidos del ministerio episcopal.
Teniendo en cuenta que el tema a tratar era la sinodalidad de todo el pueblo de Dios, nuestro Papa Francisco
consideró oportuno convocar algunos religiosos y laicos. Su presencia en el Sínodo no cambia la naturaleza
de la Asamblea, que es y sigue siendo episcopal.

P-¿Cuáles fueron los temas más discutidos durante la Asamblea sinodal?


R-En la Asamblea se habló, sobre todo, de cómo se puede concretar la sinodalidad -que expresa la
naturaleza de la Iglesia- en actitudes de escucha, de acogida, de inclusión de los más pobres y de
corresponsabilidad de todos los bautizados en la misión de la Iglesia. Se habló también de la necesidad de
promover una espiritualidad fuerte, una espiritualidad de comunión, y de que la fuente constante de la
comunión reside en la Eucaristía. El clima en que se trataron estos temas fue de escucha mutua en respeto,
acompañado por muchos momentos de silencio.
P-Hay quienes temen que en la próxima Asamblea del Sínodo en octubre del año que viene, se puedan
aprobar cambios en la doctrina, ¿ve esto posible?
R-Conviene recordar que el Sínodo es una Asamblea consultiva, por lo que no tiene la atribución de realizar
cambios doctrinales. El Sínodo es una Asamblea de obispos convocados por el Sucesor de Pedro para
ofrecer su consejo sobre un tema por él indicado, que en este caso es la “comunión, participación y misión”
en una Iglesia sinodal. Esto es lo que haremos.

P-¿Qué espera usted como obispo de este Sínodo?


R-Desearía que nos ayudara a valorar realmente la vocación y misión de todos los miembros del pueblo fiel
de Dios. El bautismo -y también la confirmación y la Eucaristía- han ocupado un lugar central en el Sínodo,
porque son ellos los que otorgan a los fieles la unción del Espíritu Santo y el “sentido de la fe”, con el que
pueden discernir cuál es la voluntad de Dios sobre ellos y, también, qué pide a su Iglesia. Me gustaría que el
Sínodo condujera a valorar realmente el sacerdocio bautismal y esto provocara en todos los fieles la
conciencia de que somos corresponsables en la misión de anunciar a Jesucristo. Confío en que el Sínodo,
fortaleciendo la comunión, nos haga crecer como Iglesia que evangeliza.
LA AUTORIDAD EN LA IGLESIA
• El sacramento del orden sacerdotal se compone de tres órdenes jerárquicos: el episcopado, el
presbiterado y el diaconado.
• Los obispos (del gr. Episkopos, “el que vigila”) son los sucesores de los apóstoles y lideran
cada iglesia local (=diócesis).
• Los presbíteros (=sacerdotes) son colaboradores de los obispos y actúan en comunión con
ellos. En cada comunidad (=parroquia), tienen la misión de celebrar la Eucaristía, administrar
los demás sacramentos, anunciar la Palabra de Dios, etc.
• Los diáconos (del gr. Diakonein, “servir”) asisten a los obispos y presbíteros en las
celebraciones litúrgicas. Pueden administrar el bautismo y distribuir la comunión, pero no
celebrar la Misa, confesar ni ungir a los enfermos. En su origen, cumplían una labor caritativa,
asistiendo a los pobres, enfermos, huérfanos y viudas, etc.
LA AUTORIDAD EN LA IGLESIA
• Porque Cristo encomendó a San Pedro las llaves de la Iglesia para “atar y desatar”, sólo el Papa
y los obispos en comunión con él ejercen la autoridad en la Iglesia.
• Los sacerdotes, colaboradores de los obispos, participan de la misión pastoral de la Iglesia en
sus parroquias o comunidades, y en los ámbitos que su obispo les encomienda (vicarías,
delegaciones, centros de formación…).
• Esto es así porque Jesús encomendó a los apóstoles un triple oficio o ministerio, que en latín se
dice “munus”.
- El munus docendi = La función de enseñar, el ministerio de la Palabra.
- El munus regendi = La función de gobernar y regir al Pueblo de Dios.
- El munus sanctificandi = La función de santificar, mediante la celebración de los sacramentos.
Estos tres oficios propios del ministerio sacerdotal no se pueden separar ni dividir. El Código de
Derecho Canónico especifica que no se puede escindir la potestad de régimen / jurisdicción (en
definitiva, la “autoridad”) de la potestad de orden. Es decir, el poder de decidir en la Iglesia está
reservado a los que en ella ejercen el ministerio ordenado.
Pero esto NO es un problema…

En la Iglesia, no todos somos iguales.


Todos somos diferentes, y eso es lo que la hace grande.

1 Corintios 12, 1-30

Esta es la esencia de la sinodalidad


4Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; 5hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; 6y hay diversidad
de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. 7Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el
bien común. 8Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. 9Hay
quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. 10A este se le ha concedido hacer
milagros; a aquel, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de
interpretarlas. 11El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 12Pues, lo mismo
que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es
también Cristo. 13Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para
formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. 14Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos.
15Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? 16Y si el oído
dijera: «Puesto que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? 17Si el cuerpo entero fuera
ojo, ¿dónde estaría el oído?; si fuera todo oído, ¿dónde estaría el olfato? 18Pues bien, Dios distribuyó cada uno de los miembros
en el cuerpo como quiso. 19Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20Sin embargo, aunque es cierto que los
miembros son muchos, el cuerpo es uno solo. 21El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a
los pies: «No os necesito». 22Sino todo lo contrario, los miembros que parecen más débiles son necesarios. 23Y los miembros del
cuerpo que nos parecen más despreciables los rodeamos de mayor respeto; y los menos decorosos los tratamos con más decoro;
24mientras que los más decorosos no lo necesitan. Pues bien, Dios organizó el cuerpo dando mayor honor a lo que carece de él,
25para que así no haya división en el cuerpo, sino que más bien todos los miembros se preocupen por igual unos de otros. 26Y si
un miembro sufre, todos sufren con él; si un miembro es honrado, todos se alegran con él. 27Pues bien, vosotros sois el cuerpo de
Cristo, y cada uno es un miembro. 28Pues en la Iglesia Dios puso en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas;
en el tercero, a los maestros; después, los milagros; después el carisma de curaciones, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de
lenguas. 29¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? 30¿Tienen todos
don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan? 31Ambicionad los carismas mayores.
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA
1 Timoteo 6, 20-21
“Timoteo, guarda el depósito, apártate de las habladurías perniciosas y de las objeciones del
mal llamado conocimiento; pues algunos que lo profesaban se desviaron de la fe. La gracia esté
con vosotros” .

2 Timoteo 1, 14. 3, 14-15


“Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros…
permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño
conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por
medio de la fe en Cristo Jesús”.
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA
San Vicente de Lerins, Conmonitorium (ca. 450)
“¿Quién es hoy Timoteo, sino la Iglesia universal y especialmente todo el cuerpo de los obispos,
cuya misión principal es la de tener un conocimiento puro de la religión divina, para transmitirlo
luego a los demás? ¿Y qué quiere decir: custodia el depósito? Mantente vigilante—dice—contra
los ladrones y enemigos; no sea que, mientras todos duermen, vengan a hurtadillas para sembrar
la cizaña en medio del buen trigo que el Hijo del hombre ha sembrado en su campo.
Pero ¿qué cosa es un depósito? Depósito es aquello que se te ha confiado, que no encontraste por
ti mismo; lo has recibido, no lo has alcanzado con tus fuerzas. No es fruto del ingenio personal,
sino de enseñanza; no es un asunto privado, sino que pertenece a una tradición pública. No
procedió de ti, sino que vino a tu encuentro. Frente a él no puedes comportarte como si fueras su
autor, sino como un simple guardián. Tú no eres el iniciador, sino el discípulo; no te compete
manejarlo a tu antojo, sino que tu deber es seguirlo. Custodia el depósito, dice el Apóstol:
conserva inviolado y limpio el talento de la fe católica. Lo que se te ha confiado, eso mismo
debes custodiar y transmitir. Oro has recibido, oro devuelve. No puedo permitir que sustituyas
una cosa por otra”.
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA
“Quizá alguno se pregunte: ¿entonces no es posible ningún progreso en la Iglesia de Cristo?
¡Claro que debe haberlo, y grandísimo! ¿Quién hay tan enemigo de los hombres y tan contrario a
Dios, que trate de impedirlo? Ha de ser, sin embargo, con la condición de que se trate
verdaderamente de progreso para la fe, y no de cambio. Es característico del progreso que una
cosa crezca, permaneciendo siempre idéntica a sí misma; propio del cambio es, por el contrario,
que una cosa se transforme en otra.
Crezca, por tanto, y progrese de todas las maneras posibles, el conocimiento, la inteligencia, la
sabiduría tanto de cada uno como de la colectividad, tanto de un solo individuo como de toda la
Iglesia, de acuerdo con la edad y con los tiempos; pero de modo que esto ocurra exactamente
según su peculiar naturaleza, es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido, según la misma
interpretación”.
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA
“Que la religión imite así en las almas el modo de desarrollarse de los cuerpos. Sus órganos,
aunque con el paso de los años se desarrollan y crecen, permanecen siempre los mismos. ¡Qué
diferencia tan grande hay entra la flor de la infancia y la madurez de la ancianidad! Y, sin
embargo, aquellos que son ahora viejos, son los mismos que antes fueron adolescentes. Cambiará
el aspecto y la apariencia de un individuo, pero se tratará siempre de la misma naturaleza y de la
misma persona. Pequeños son los miembros del niño, y más grandes los de los jóvenes; y sin
embargo son idénticos. Tantos miembros poseen los adultos cuantos tienen los niños; y si algo
nuevo aparece en edad más madura, es porque ya preexistía en embrión, de manera que nada
nuevo se manifiesta en la persona adulta si no se encontraba al menos latente en el muchacho.
Las mismas leyes del crecimiento ha de seguir el dogma cristiano, de manera que se consolide en
el curso de los años, se desarrolle en el tiempo, se haga más majestuoso con la edad; de modo tal,
sin embargo, que permanezca incorrupto e incontaminado, íntegro y perfecto en todas sus partes
y, por decirlo de alguna manera, en todos sus miembros y sentidos, sin admitir ninguna
alteración, ninguna pérdida de sus propiedades, ninguna variación de lo que ha sido definido”.
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA
Dei Verbum, Capítulo II
Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para
siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones… Mas para que el Evangelio se conservara constantemente íntegro y
vivo en la Iglesia, los Apóstoles dejaron como sucesores suyos a los Obispos, “entregándoles su propio cargo del magisterio”.
(nº 7)
Así, pues, la predicación apostólica, que está expuesta de un modo especial en los libros inspirados, debía conservarse hasta el
fin de los tiempos por una sucesión continua. De ahí que los Apóstoles, comunicando lo que de ellos mismos han recibido,
amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han aprendido o de palabra o por escrito, y que sigan combatiendo
por la fe que se les ha dado una vez para siempre. (nº 8)
Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo
en la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las
meditan en su corazón y, ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos
que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos,
tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios. (nº 8)
Pero el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio
vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la
palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del
Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo
lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer. (nº 10)
EL CONCILIARISMO, ENTONCES Y AHORA
• Se llama conciliarismo la doctrina que considera al concilio universal como la suprema
autoridad de la Iglesia, por encima del Papa.
• La teoría conciliarista tiene sus premisas en aquellos múltiples factores de índole histórica,
política, canonística y sobre todo eclesiológica que, ya presentes en la época medieval,
confluirían finalmente en la gran crisis que afectó a la vida de la Iglesia en los siglos XIV-XV:
el nombre de cisma de occidente (1378-1417). La via concilii (un concilio para determinar el
auténtico papa) parecía la única posible para obtener la vuelta a la unidad. El concilio de
Constanza (1414-1418) se convocó precisamente con esta finalidad. Sin embargo, las formas
más radicales del conciliarismo se manifestaron a lo largo del concilio de Basilea, cuando se
declaró que era una “verdad de fe católica” la superioridad del concilio sobre el papa (sesión
XXXIII, 1439). Tesis análogas a las conciliaristas sobrevivieron luego en el episcopalismo, en
el galicanismo y en el febronianismo.
• Condenado en el V Concilio de Letrán (1512-1517), quedó finalmente superado con la Pastor
Aeternus del Vaticano I sobre la naturaleza y el valor del primado del romano pontífice (1870).
EL CONCILIARISMO, ENTONCES Y AHORA
• El Concilio Vaticano II desarrolló una eclesiología de comunión basada en la colegialidad
episcopal, “cum Petro et sub Petro”, es decir, “con Pedro (el Papa) y bajo Pedro”.
• La colegialidad episcopal se ejerce de una forma evidente cuando el Papa se reúne con los
obispos en un concilio o en un sínodo.
• Eso no significa que el sínodo esté por encima del Papa. Las conclusiones de un sínodo no
tendrían ningún valor si el Papa no las hiciese suyas.
• Por tanto, un concilio o un sínodo no puede contradecir la doctrina de la Iglesia ni el magisterio
pontificio; antes, al contrario, debe conducir a una mejor comprensión de los contenidos de la
fe que se traduzca en un proyecto pastoral al servicio de la tarea misionera de la Iglesia.
DIFERENTES NIVELES DEL MAGISTERIO
• Donum Veritatis, Capítulo III (24 de marzo de1990)

Nº13. «Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los
hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones».
Él dio a su Iglesia, por el don del Espíritu Santo, una participación de su propia infalibilidad. El
pueblo de Dios gracias al «sentido sobrenatural de la fe», goza de esta prerrogativa, bajo la guía
del magisterio vivo de la Iglesia, que, por la autoridad ejercida en el nombre de Cristo, es el solo
intérprete auténtico de la Palabra de Dios, escrita o transmitida.
Nº14. Como sucesores de los Apóstoles, los pastores de la Iglesia «reciben del Señor... la misión
de enseñar a todas las gentes y de predicar el Evangelio a toda criatura, a fin de que todos los
hombres logren la salvación...». Por eso, se confía a ellos el oficio de guardar, exponer y difundir
la Palabra de Dios, de la que son servidores.
DIFERENTES NIVELES DEL MAGISTERIO
• Donum Veritatis, Capítulo III (24 de marzo de1990)

Nº15. Para poder cumplir plenamente el oficio que se les ha confiado de enseñar el Evangelio y
de interpretar auténticamente la revelación, Jesucristo prometió a los pastores de la Iglesia la
asistencia del Espíritu Santo. Él les dio en especial el carisma de la infalibilidad para aquello que
se refiere a las materias de fe y costumbres. El ejercicio de este carisma reviste diversas
modalidades. Se ejerce, en particular, cuando los obispos, en unión con su cabeza visible, en acto
colegial, como sucede en los concilios ecuménicos, proclaman una doctrina, o cuando el Romano
Pontífice, ejerciendo su función de Pastor y Doctor supremo de todos los cristianos, proclama una
doctrina «ex cathedra».
DIFERENTES NIVELES DEL MAGISTERIO
• Donum Veritatis, Capítulo III (24 de marzo de1990)

Nº16. El oficio de conservar santamente y de exponer con fidelidad el depósito de la revelación


divina implica, por su misma naturaleza, que el Magisterio pueda proponer «de modo definitivo»
enunciados que, aunque no estén contenidos en las verdades de fe, se encuentran sin embargo
íntimamente ligados a ellas […]
Lo concerniente a la moral puede ser objeto del magisterio auténtico, porque el Evangelio, que es
palabra de vida, inspira y dirige todo el campo del obrar humano. El Magisterio, pues, tiene el
oficio de discernir, por medio de juicios normativos para la conciencia de los fieles, los actos que
en sí mismos son conformes a las exigencias de la fe y promueven su expresión en la vida, como
también aquellos que, por el contrario, por su malicia son incompatibles con estas exigencias […]
DIFERENTES NIVELES DEL MAGISTERIO
• Donum Veritatis, Capítulo III (24 de marzo de1990)
Nº17. Se da también la asistencia divina a los sucesores de los Apóstoles, que enseñan en
comunión con el sucesor de Pedro, y, en particular, al Romano Pontífice, Pastor de toda la iglesia
cuando. sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse en «modo definitivo», en el
ejercicio del magisterio ordinario proponen una enseñanza que conduce a una mejor comprensión
de la Revelación en materia de fe y costumbres, y ofrecen directivas morales derivadas de esta
enseñanza.
Nº18. El Romano Pontífice cumple su misión universal con la ayuda de los organismos de la
Curia Romana, y en particular de la Congregación para la doctrina de la fe por lo que respecta a
la doctrina acerca de la fe y de la moral. De donde se sigue que los documentos de esta
Congregación, aprobados expresamente por el Papa, participan del magisterio ordinario del
sucesor de Pedro.
DIFERENTES NIVELES DEL MAGISTERIO
• Se puede decir que hay tres grados en las enseñanzas del Magisterio: doctrina de fe divina y
católica, doctrinas definitivas y magisterio ordinario y universal.

1º Doctrina de fe
divina y católica

2º Doctrina
definitiva

3º Magisterio
auténtico
DIFERENTES NIVELES DEL MAGISTERIO
• Llamamos "doctrina" a toda verdad enseñada por la Iglesia como necesaria de creer. Toda
doctrina cabe en una de las siguientes categorías:
1-Es revelación divina (p.ej., la Trinidad, la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, etc.)
2-Es una conclusión teológica de la verdad revelada (p.ej., las definiciones dogmáticas)
3-Es parte de la ley natural (p.ej.: la pecaminosidad de los anticonceptivos)

• Las verdades que la Iglesia enseña como "de fe" son aquellas sobre las que se tiene la certeza
de que son infalibles (sin posibilidad de error). Estas verdades requieren de los católicos el
asentimiento de la fe.
CATEGORÍAS DE DOCUMENTOS PAPALES
• Los Documentos Pontificios son todos importantes ya que todos tienen como autor al Papa. La importancia del
documento no se deduce tanto de su clasificación (Encíclica, Constitución Apóstolica, etc.) como de su contenido.
Si tratan cuestiones relativas a la fe o a las costumbres, aunque no tengan la intención de establecer un
pronunciamiento definitivo, han de ser tenidos como parte del magisterio auténtico.
1º. Carta Encíclica
Son cartas públicas y formales del Sumo Pontífice que expresan su enseñanza en materia de gran importancia. Las
encíclicas se proponen:
• Enseñar sobre algún tema doctrinal o moral
• Avivar la devoción
• Condenar errores
• Informar a los fieles sobre peligros para la fe procedentes de corrientes culturales, amenazas del gobierno, etc.
Por definición, las cartas encíclicas formalmente tienen el valor de enseñanza dirigida a la Iglesia Universal. Sin
embargo, cuando tratan cuestiones sociales, económicas o políticas, son dirigidas comúnmente no solo a los católicos,
sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Reflejan el Magisterio Ordinario de la Iglesia y merecen
asentimiento, obediencia y respeto por parte de los fieles.
CATEGORÍAS DE DOCUMENTOS PAPALES
2º. Constitución Apostólica
• Estos documentos son la forma más común en la que el Papa ejerce su autoridad “petrina". A través de estas, el
Papa promulga leyes concernientes a los fieles. Tratan de la mayoría de los asuntos doctrinales, disciplinares y
administrativos.
En el ejercicio de su autoridad petrina, el Papa también puede promulgar Bulas (erigir nuevas diócesis, nombrar
obispos, convocar años jubilares, otorgar el título de basílica a una iglesia, etc.), y Cartas en forma de Motu
proprio, es decir, por iniciativa personal del Pontífice.

3º. Exhortación Apostólica


• Estos documentos generalmente se promulgan después de la reunión de un Sínodo de Obispos o por otras
razones. Son parte del Magisterio de la Iglesia.

4º. Carta Apostólica


• Estos documentos son cartas dirigidas a los fieles en general o particular. Estas también pertenecen al
Magisterio Ordinario.
CATEGORÍAS DE DOCUMENTOS PAPALES
• ¿Qué pasa con las homilías, alocuciones, discursos, entrevistas…?
• Depende de su contenido y materia. Las homilías o alocuciones, por su contexto litúrgico,
pueden tener un valor teológico y espiritual para los fieles. Sin embargo, cuando el Papa habla
en un encuentro privado o concede una entrevista, y, por lo general, cuando trata de temas
ajenos a la fe y a la moral (p.ej., cuestiones políticas) sus afirmaciones son una opinión
personal, y no exigen plena adhesión de entendimiento y de voluntad. Nadie, en su sano juicio,
se dejaría condicionar por las opiniones o los gustos que un Papa pudiera tener en materia de
arte, música, cine, moda, deportes…

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