Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Charini y Los Pajarillos
Charini y Los Pajarillos
2
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
La llegada
La primera vez que la vimos, todos nos llevamos la misma impresión: parecía una
mujer tímida en tanto en cuanto caminaba rozando la pared, escondida tras la monitora.
Era la primera vez que bajaba donde se encontraba la pandilla de cuerdos del Sierra
Mágica, es decir, en el lugar en que nosotros hicimos piña. Sin embargo, no era la
primera ocasión en que bajaba allí, puesto que, a lo largo de su vida, ya había estado
muchas veces; sin saberlo.
Ese día tocaba hacer pilates, esto es, ese ejercicio que se hace para amansar a las
bestias cuando se encuentran en un estado de éxtasis continuo. Charini no dejó pasar la
oportunidad de salir a la calle para hacer lo que el noventa y cinco por ciento de los
españoles hacen cuando esperan en la calzada: fumar, cómo no. Antes de poder darle
una calada a su cigarro —solo una, pues otros internos le pedían unas caladillas, anda
—, era obligatorio hacer pilates, pero las articulaciones de esta entrañable señora no
eran las de los nueve cigarrones que allí nos encontrábamos. De este modo, hizo lo
mismo que el mudo: lo que pudo.
Recuerdo el día del pilates de manera jocosa. No por Charini, que también, sino
por la llegada de Melibea, la cual se dejó a Calisto en Sierra Nevada. Melibea era igual
de alta que Charini, es decir, metro y cincuenta, pero era muchísimo más joven y tenía
3
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
el pelo largo, del color de la miel. Es importante el dato de la altura en la medida en que
se cayó de la cama dos veces la misma noche que llegó. No dijo nada y nadie se enteró
hasta que, la mañana siguiente, la Rottenmeier entró en su habitación y se la encontró
con un tremendo dolor de cervicales. Tanto dolor tenía que no había ido ni a desayunar.
Como nadie la conocía y era la primera noche entre nosotros, nadie se dio cuenta de su
ausencia. Fue la propia Melibea la que indicó que no quería molestar la primera noche,
lo que fue reprochado por la gobernanta.
Pasaban los días y Charini pasaba desapercibida. Nadie la conocía tanto como
para escribir su historia. Asimismo y hasta este momento, había otros bípedos más
interesantes para relatar su estancia en Sierra Mágica.
—¡Que tienes una camiseta de la marca Puma!, pero si me trajeras esta tarde unos
cigarrillos, ya que a ti no te conocen abajo…
En realidad, tenía un serio problema con el tabaco. Menos mal que estaba Charini
para controlarlo, aunque era complejo. Cada vez que le daban un permiso para pasar
parte del día fuera, se iba corriendo al supermercado más cercano a pillarse una litrona e
ir a buscar chorba. Lo de sus amoríos da para saga literaria, pero, en resumidas cuentas,
él decía que había tenido más de quinientas mujeres postradas ante él (entre ellas, figura
4
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
el nombre de muchas famosas bastante cotizadas). Contaba que todas lo habían dejado
porque nunca se entendían las familias entre sí, pero la verdad es que su razonamiento
es un poco (solo un poquito) inverosímil. Ahora, su único objetivo es conseguir que la
de Almería se enamore de él locamente, pero no sabe cómo se lo va a decir. Le escribe
cartas a diario, pero no recibe respuestas; del mismo modo que pasa con sus miles de
hijos, de quienes no sabe nada porque le prohíben verlos (totalmente entendible y justo).
En verdad nos dice que, realmente, quiere que todo el mundo se entere de que alguien
ha abierto el arca de la Alianza y está haciendo cosas muy turbias con ella que ponen en
jaque al mundo entero. Y sabe de lo que hablaba, puesto que era un as jugando al
ajedrez.
De esta tierra norteña, procedía uno de los seres más inteligentes con los que me
he cruzado en el planeta: Antón Pirulero. Poca justicia le hace este sobrenombre infantil
que nada tiene que ver con su altísimo coeficiente intelectual. Tanto es así que, entre él
y Melibea, me propusieron escribir la historia más apasionante que cualquier escritor
soñaría redactar. Así que está en proceso, pero mis dudas internas se cuestionan si
logrará pasar el filtro más abrupto que existe (no es un detector de plagio, sino que se
trata de Charini). Creo que la abuela Charini, en estos primeros días junto con nosotros,
solo entabló una conversación —muy monótona para ser ella— con Melibea. Nunca
5
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
supe de qué hablaban exactamente, pero estaban muy fanatizadas con el tema de la
maternidad.
Por un lado, Charini tiene solo una hija que trabajaba como enfermera en un
prestigioso centro de salud madrileño, por lo que no tenía mucho tiempo para ver a su
madre (malditos e injustos turnos de 18 horas). No se llevaban muy bien al no permitirle
ver a sus nietos más a menudo, aunque no le guarda demasiado rencor.
Por otro lado, Melibea tiene dos hijos. Uno trabaja reinando detrás de la barra del
único bar que estaba abierto y el otro, en una compañía telefónica de cuyo nombre no
quiero acordarme (además de que no me financia). El de los móviles no quería ni ver a
su madre, mientras que el mayor, el camarero, se preocupaba en demasía por ella. Así
pues, acudió al Sierra Mágica para comprobar en qué estado se encontraba su madre y,
cuando accedió, lo primero que contempló fue una pelea en la que el Langosta le
propinó un puñetazo al Garrafas mientras el primero era reducido por un guardia de
seguridad. Tanto se asustó el camarero que quería sacar de allí a su queridísima madre,
aparte de que la Rottenmeier de turno le gritaba al hijo que su madre no estaba
diagnosticada y que, por tanto, no sabía qué hacer con ella, lo cual abrumó al pobre
muchacho.
De hecho, no sabía qué hacer con nadie. Quizá no valía para ocupar el puesto tan
importante que ocupaba en el Sierra Mágica. Quizá por ello se tuvo que tomar un
respiro y, por lo que tengo entendido, inhaló todo el aire de la sierra.
Antes de irse a respirar, dejó todo su trabajo hecho para sus compañeros de
profesión, esto es, se marchó y el portazo resonaba días después de su marcha como un
signo de interrogación, ya que nadie sabía qué hacer con sus reos.
6
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
mucho más luminosa que la de la Rottenmeier y todos lloramos detrás de ella. Nos
alegrábamos y, a la vez, nos apenábamos porque no volveríamos a disfrutar de su
alegría ni de su carácter confidente. Desde este día, algo importante sucedió para mí:
pasé a ser el confidente de todo el mundo, sustituyendo a la irreemplazable Melibea.
La suerte que tuvo esta vivaracha señora es que no tuvo que soportar el arduo
proceso de cambiar de guía espiritual, aunque Charini se salvó del mismo, tal como
merecía después de tantos años sufriendo. No es la única en el mundo, pero ella decía
(no yo, sino ella) que su soberbia y su egocentrismo encabezaban la lista de propósitos
para transformar en año nuevo o, pensándolo mejor, paulatinamente.
II
La estancia
Nadie elige que una historia comience; simplemente, sucede. Esta historia sucedió
como tantas otras. Lo que pasa es que algunas perviven en el tiempo mediante la
escritura. ¡Cuántas historias magistrales se habrán perdido en los susurros de la vida!
7
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Este viaje no trata sobre Charini, sino sobre mí. La realidad de este periplo,
resumido y filtrado a través de mis ojos, habla más sobre mis principios y sobre mi
manera de entender el mundo en un determinado momento concreto, influenciado bajo
unas circunstancias muy particulares, que se descubrirán poco a poco (o no), que sobre
la excelsa figura de una señora muy mayor y, por ende, muy sabia.
29 de junio
La vida es como una montaña rusa y hay que disfrutar el tiempo que dura la
atracción en funcionamiento, que se ha visto reducido por los elevados niveles de
inflación. El caso es que tengo que agradecer a la señorita Wench el hecho de que me
devolviese la ilusión por escribir; aunque me cueste decírselo personalmente, su actitud
ante las adversidades que plantea trabajar en el Sierra Mágica ha sido
extraordinariamente positiva.
Tengo claro que mi única enfermedad es la pereza, que, según los guías
espirituales, se llama depresión con visos psicóticos. Quizá el sentimiento de no
pertenencia cambiase mi vida a mejor, o a peor. Todo depende de mí; está en mi mano.
Cada vez que recuerdo la idea de la predestinación, se me viene a la cabeza Segismundo
de La vida es sueño. No puedo dejar de pensar que lo vivido hasta finales de abril —y
desde ahí hasta ahora— marcó un antes y un después en mi vida.
8
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Este diario de la señorita Wench, pues ella lo ha hecho posible, no creo que se lo
dé a ningún guía, por ahora. Así que espero que no me pregunten mucho por él si me
ven escribiendo en la sala. Mi cautela y yo intentaremos hacer lo propio igual que he
hecho siempre todo lo que me apasiona (aunque ahora no sepa decir qué me apasiona):
alejado de la sociedad.
30 de junio
Hoy, desde mi atalaya, descubro que vivo del cuento; ojalá fuese literal ese dicho
(¿quién no quiere convertirse en un Pérez-Reverte con su éxito inconmensurable?), pero
lo cierto es que mantiene en mí su sentido literario. Así pues, el lunes he de tomar una
decisión importante: elegir la vía fácil basada en el alta cuando la Rottenmeier lo estime
conveniente o la vía desconocida, cuyo pilar se asienta sobre el Sierra Morena. Parece
que tengo dos querubines que me aconsejan a la hora de escoger un camino u otro; aún
no sé qué hacer. Ojalá este fin de semana mis ideas se aclaren mediante este diario, si
bien es cierto que acabaré siempre en el mismo sitio, esto es, donde los demás quieran.
No me siento capaz de tomar ninguna decisión propia, aparte de escribir el presente
diario y hacer sudokus (con el quebradero de cabeza que conllevan).
Como quieren darme el alta, mis familiares creen que los guías espirituales hacen
lo mejor para mí al protegerme en cierto modo. Sin embargo, sigo pesimista, tal como el
cien por cien de mis días en este mundo. Qué feo queda eso del cien por cien, pues,
además del extravagante porcentaje, no es verdad que yo haya sido pesimista todos los
días de mi vida. He sido optimista un veinte por ciento de ellos por lo menos, por lo que
decir esto es un gran paso para mí.
9
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
1 de julio
Los sudokus hacen que me concentre aquí. Pese a que mis compañeros
experienciados en la vida los detesten, a mí me ilusiona hacerlos; de igual modo me
ocurre con las sopas de letras porque el hecho de encontrar palabras me parece una
metáfora de mi vida al revés, ya que no encuentro las palabras exactas susceptibles de
describir mis pensamientos (invoco a don Juan Ramón Jiménez y exclamo: ¡intelijencia,
dame el nombre exacto de las cosas!). Sé que pido imposibles, pero en mi situación es
10
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
muy conveniente que verbalice mi estado de ánimo a quien sea; por supuesto que no lo
hago.
Hoy he hablado más de la cuenta gracias a las sopas de letras, que son el núcleo
central que coordina las pocas neuronas que me quedan después de las barbaridades que
he hecho. Aquí le echan la culpa a una enfermedad, pero una enfermedad no hace (o no
debería hacer) que una persona consciente (y nunca bajo la influencia de sustancias
estupefacientes) renuncie a sus principios, si es que alguna vez los he tenido (me viene a
la cabeza Groucho Marx desafortunadamente). Tengo unos principios que se adaptan
perfectamente a la persona con quien esté en cada momento y eso me aterra a la vez que
me alivia. Pienso que, al mantener conversaciones con desconocidos durante un breve
lapso temporal, todo el mundo se adapta a los principios de la otredad para resultar
agradable. No obstante, he conocido a mucha gente valiente que hace lo contrario sin
resultar obscena, puesto que mantiene sus principios agradablemente, además de que
hace lo propio de manera educada.
Al fin y al cabo, me estoy dando cuenta de que estas personas abundan más a mi
alrededor, aunque lo de la educación daría para ríos de tinta. Ojalá que me pareciese a
esas personas que no cambian de principios según convenga en la conversación. No me
lo permito en un plazo temporal tan corto. Me voy a cagar. Creo que acabo de defecar
de la forma más armoniosa que se puede en el moderno Sierra Mágica, ya que mi
compañero está de permiso hoy y los demás están tranquilamente viendo la tele (la
escucho un poco) o pintando mandalas, los cuales detesto. Nunca me ha faltado nada
(comida, ropa, vivienda,…) y, ahora, deseo que me falte todo por no haber sabido
valorar la suerte que he tenido en mi vida. Ya no tengo tantas lagunas de memoria
(desde el nunca tendría que estar escribiendo en un párrafo aparte) y no sé cómo las
tuve, bueno, sí lo sé, pero tendrá que esperar el lector de este diario (yo mismo) para
aclararlo sin prueba alguna que pueda demostrarlo.
11
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Aprovecho para escribir un poco más hoy que me encuentro en soledad, si bien es
cierto que yo me siento solo incluso entre la multitud. Parece que tengo sentimientos,
pero ahora no quiero mostrarlos si quiero ser coherente con mis informes diarios (este
diario es una bomba de relojería que serviría para etiquetarme al cien por cien, lo cual
me suena haber dicho ya. No vuelvo atrás por pereza, pero sigo escribiendo. Otra
contradicción más. Ojalá que posea la mente de Scott o, por metonimia, la de Gómez-
Jurado, su autor).
2 de julio
12
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Miro las páginas apesadumbrado, pues no son muchas las que me quedan. Al ser
el diario del Sierra Mágica, lo de antes puede significar que mi tiempo aquí se agota.
Pero ¿dónde he estado yo a gusto alguna vez? No es que no haya vivido momentos
felices, que los tengo y los he tenido a raudales, sino que la pregunta que me acabo de
hacer demuestra que siempre busco un sitio donde estar a gusto, como si el problema
estuviese flotando fuera de mí cuando, en realidad, está profundamente dentro de mi ser.
Como ya sé, no exteriorizo mis verdaderos problemas ni ante mis mentores. Perder la
voluntad en un mundo como el actual, donde lo tenemos todo a tan solo un clic, es un
acto de rebeldía al igual que le ocurre a Azorín en La voluntad.
No querría acabar tan pronto este maravilloso diario, que ahora se erige como mi
confidente, de modo que, en mi papel, he decidido hacer la letra más pequeña muy a mi
pesar, además de no dejar apenas márgenes, lo cual considero un acto vandálico, pero,
como se sabe, mis principios son muy itinerantes en un muy corto periodo de tiempo.
Mi compañero de habitación se ha ido. Parece que los astros se han alineado para
que este fin de semana yo pueda reflexionar tranquilamente, como a mí me gusta, sin
13
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
nadie alrededor preguntándome qué hago. No sabría responder a ese qué hago. Tal vez
ordenar mis ideas, mi cabeza, mi pensamiento, pero jamás contestaría eso a nadie.
4 de julio
Vagaba por los pasillos del Sierra Mágica cuando me acordé de la existencia de
este diario. La señorita Wench me insistió ayer para que no lo olvidara por su
importancia, y no se equivoca. No sé qué escribir, pues estoy pensando en mi traslado al
Sierra Morena. ¿Será paulatinamente, tal como afirma la Rottenmeier, o será un proceso
rápido mediante el cual mi compañero y yo seremos desterrados de la habitación de
manera definitiva para injertarnos en ese maravilloso lugar donde determinarán qué
diagnóstico es el más adecuado para alguien que ha perdido el destino de su existencia?
14
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Sierra Mágica en vez de a la cárcel. Creo que no merezco estar en este sitio tras una
vida como la mía. Pienso que no soy preciso, aunque si hemos venido a cumplir una
función determinada cada uno, mi papel aún está por definir. Soy yo quien he de
prepararlo con esmero, soy yo quien tiene la última palabra y ya tomé una decisión muy
importante hace escasas semanas, la cual no gustó mucho a mi entorno (normal). Como
no supongo una amenaza para nadie, solo para mí mismo, los guías espirituales del
Sierra Morena han de vigilarme y etiquetarme. Al no querer este Pepe eso, al no querer
que nadie se preocupe por él, boicoteará todos los visos de ayuda en contra de sus
principios (los cuales no estarían muy arraigados) y de su voluntad.
La señorita Wench
Es el diario más apasionante y con más sentimiento que he leído nunca. Cree en ti,
tienes unos principios y valores excepcionales. Eres un gran chico, eso no lo ha decidido
nunca nadie por ti, eso se hace uno mismo. ¡Eso lo has conseguido tú solo y por tus
propios méritos! ¡Cree en ti! ¡Eres excepcional!
5 de julio
Me cuesta empezar a escribir estas líneas sabiendo que mi diario está en manos de
los altos cargos del Sierra Mágica. Como siempre, mi interior es una contradicción
continua: alegría por volver a poder expresarme —aunque sea solamente a través de
este medio— y tristeza, melancolía, ira, etc. por no haberlo hecho antes con las personas
que más me quieren en este mundo. Estoy dándole vueltas a este pensamiento; creo que
son necesarias para intentar descifrarme. Parezco el Código Da Vinci.
15
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
6 de julio
Realmente pienso que cualquier persona que acuda al Sierra Mágica voluntaria o
involuntariamente es susceptible de recibir una etiqueta, pues todos somos vulnerables
en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, la resiliencia de algunos sobrepasa
límites insospechados y jamás tienen la necesidad de recurrir a este servicio (por suerte,
público), del mismo modo que pueden necesitar otro tipo de servicios que no
mencionaré porque existe una gran multitud, lo cual viene a significar que todos
estamos en el mismo barco, pese a que no siempre rememos en la misma dirección.
Nada tiene que ver el hecho de estar en el Sierra Mágica con el estatus social del
reo. Fortuna se encarga de hacer girar la rueda y unos quedan abajo y otros, arriba.
Como ya me estoy yendo por los cerros de Úbeda sin moverme del Sierra Mágica,
considero que he de hacer un resumen de mis pensamientos diarios.
Primero, he de decir que no soy ningún luchador y, en caso de que lo fuese, sería
uno de pacotilla que espera a que los embates de la vida lo pillen acostado en su cama
tranquilamente. Sé que soy el único que puede cambiar esto y, ahora mismo, tengo la
proposición de hacerlo. La Rottenmeier me ha dicho que se comenta que estoy más
animado. Basta una sonrisa en el Sierra Mágica para que el sistema te expulse (tal como
le acaba de pasar a mi buen amigo Antón Pirulero). Aún no sé nada de mi alta (tampoco
he preguntado), así que a mí el sistema cariño por mi juventud. Yo debería estar
haciendo otras cosas (no sé si peores o mejores) que suelen hacer los jóvenes en verano,
pero también debí cumplir con mis responsabilidades. Ninguna excusa me vale.
Mañana, haré una lista de objetivos prioritarios tras mi alta. La repetiré todas las veces
que haga falta para que nada se me olvide.
16
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Tras dos minutos pensando, he tomado una firme resolución —todo lo firme que
puede ser una resolución con tan solo dos minutos— basada en mi alta: no iré al Sierra
Morena ni una vez más; conservo mis principios y apuesto por una rehabilitación
personal; jamás he pedido ayuda profesional y, esta vez, no va a ser menos. Me iré de
alta definitiva. Para no volver.
7 de julio
17
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
En este momento, he negado la proposición, aunque, como quedan dos días para
reflexionar —y todos sabemos que mis principios patalean— [he usado el verbo
patalear en vez de tambalear; véase cómo me ha distraído una amable ayudante al abrir
la puerta de la habitación], quizá cambie de opinión. Ahora mismo, no diré nada sobre
esto (tal como siempre he hecho) para meditarlo como a mí me gusta (ya se sabe:
tranquilamente).
Hoy estoy tan pensativo que no puedo escribir: o pienso o escribo, pero las dos
cosas a la vez, al menos los hombres, no podemos hacerlas.
8 de julio
18
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
9 de julio
Al final ha habido y sigue habiendo mañana, que ya es hoy. Parezco poseído por
Unamuno o por Góngora al usar este estilo conceptista.
Estoy vivo (me encantó la serie, por cierto) y he de vivir diagnosticado y sin
diagnosticar. Hay vida después de pasar por el Sierra Mágica como vaso que se friega,
tal como lo describe la señorita Wench, quien dice que llegamos como cualquier vaso
sucio llega al fregadero. Así pues, en mitad del proceso, que se corresponde con el
frotado con jabón, toda la mierda se remueve y el estado de ánimo baja a niveles
insospechados hasta que el aclarado, de cara al final del proceso, limpia con agua
cristalina el vaso y, por extensión, el humano se revitaliza. Antes de que me vaya de
nuevo por los cerros de Úbeda repitiéndome más que el ajo en el estómago de un
jamilenudo, voy a fijar mis objetivos a corto plazo:
—Ir al Sierra Morena (que conlleva valorar el trabajo de los profesionales que allí
trabajan).
19
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
gracias a la medicación, aunque ayudo, sino que sea gracias a la actitud con que me
enfrento a este día en el que no tengo nada que hacer, aparte de comer, dormir, tomar
pastillas, etc.
Es difícil reducir el cortisol en un espacio en el que hay que estar alerta por lo que
pueda ocurrir alrededor. Yo lo llevo bien aquí, pero mi cuerpo somatiza la ansiedad
mediante diversas zonas de la epidermis que me aguijonean.
No dejo de beber agua en esta época en la que puedes freír un huevo en cualquier
alcantarilla de Jaén. Es por ello por lo que no dejo de ir al servicio (me temo que las
pastillas tienen gran parte de la culpa, pero yo no digo nada).
Me acaba de venir a la mente mi primer diario, del cual sé que está custodiado por
mi mentora. Espero recuperarlo para tirar del hilo y convertirlo en un best-seller tal
como afirmaba la señorita Wench. En realidad, espero no lucrarme de esta experiencia
si no es para un crecimiento personal —el profesional ya se irá viendo con el paso del
tiempo, que todo lo cura o locura—.
Hoy los pensamientos me salen a borbotones y sin ninguna cohesión entre ellos,
pero he de confesar que nunca he entendido la metáfora del vaso medio lleno o medio
vacío. A mí me gustan los vasos casi llenos (para que no se derramen) de cualquier
bebida que no sea perjudicial para la salud, es decir, de agua. No hay muchas más. Creo
que no tengo nada más que decir hoy.
Anoche no tenía mucho más que escribir y hoy tengo tanto que ni sé por dónde
empezar. Voy a empezar escribiendo la fecha de hoy, que se me ha olvidado, fruto de
los nervios.
10 de julio
20
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Ahora sí. Esta mañana me han sacado sangre (no sé para qué; me imagino que me
hacen la sangría para comprobar cómo me está sentando la medicación) y me han
insistido para que baje (o suba) al Sierra Morena, lo cual he hecho sin expectativas. La
guía espiritual ha impartido un taller sobre habilidades sociales muy interesantes para
quien lo necesite. Yo tengo mis momentos de “quiero labrarme personalmente mi
futuro” y otros de desgana total. Soy toda una contradicción andante. No sé qué pasará
conmigo en unos días, pero diré que todo está bien, que no pasa nada (tal como siempre
he hecho). No quiero molestar en ningún lado y siento que molesto en cada sitio al que
voy.
Hay veces en las que querría convertirme en una tortuga, cuya máxima
preocupación es llevar su casa a cuestas y esconderse para dormir cuando quiera. En el
Sierra Mágica se está muy bien, todo el mundo lo recalca tras pasar por el Sierra
Morena, pero yo esta segunda vez llegué directamente al sitio más maravilloso porque
me conocen como persona sin ánimo de hacer daño a nadie (y es verdad), pues solo me
autoflagelo como merecido castigo por todo lo malo que me suceda. Esto suena muy
duro, pero escrito pasa más desapercibido que contado oralmente. Diré, en mi defensa,
que quiero ausentarme de este bello lugar con el objetivo de dejar de doler (si es que
duelo a alguien).
Mis familiares más cercanos me visitan, por suerte, todos los días y, según los
especialistas, me vendría bien socializar, pero resoplo realmente (no es literario, sino
literal). Voy a leer un poco y ahora vuelvo si me da ganas.
11 de julio
Aunque hoy no tenga muchas ganas, es importante que escriba para desenredar la
maraña cerebral con la que vivo cada día. Lo difícil es empezar. Pero empezar contando
la verdad, tal como me insistía una amable auxiliar.
21
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Este Pepe íntimo es un desconocido para mí, de ahí que nadie sepa cómo me
siento realmente (si no lo sé ni yo, quién lo va a saber). Intento descubrirme,
encontrarme anagnóricamente en los libros y, según Unamuno en San Manuel Bueno,
mártir, mi yo histórico, el que es totalmente conocido por toda mi gente, tambalea; no
se sostiene en sociedad. Vive sumido en una profunda depresión marcada desde la
niñez. Sin embargo, yo mismo la califico como inconformismo vital. De ahí que no esté
a gusto en ningún lugar y reine en mí la indiferencia, pese a que, al escribir este diario,
demuestre que aún queda una pizca de esperanza en mi revuelto pesimista.
En el Sierra Mágica, la gente suele decir que los días pasan muy lentos, pero a mí
me parece que pasan como cualquier otro día de mi existencia.
Para no volver a perderme por los cerros ubetenses, considero que me faltan
herramientas para enfrentarme al mundo (soy un vago que no las busca) tras mi alta.
22
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Mañana me negaré a ir al Sierra Morena (aunque me dirán que no hay nada mejor
que hacer). Si bajo, será por el respeto que tengo hacia el sistema público. Si me da el
alta, para mañana o para el día siguiente, con la condición de volver al Sierra Morena o
realizar un seguimiento estrecho en la unidad de derivación, desestimaré la proposición
a sabiendas de mi hipocresía hacia lo público. Por ello no sé qué hacer. Todo el mundo
sabe de la existencia de este diario. Es imposible guardar un secreto en el Sierra Mágica.
Si bajo (o subo) al Sierra Morena, me darán el alta, aunque esta no sea definitiva.
Por el contrario, si no bajo, no me la darán. Como yo quiero el alta definitiva, la lógica
me dice que baje, pero mis pensamientos negativos no dejan de sucederse uno tras otros,
lo cual conllevaría un seguimiento más estrecho en la unidad de derivación, lo que, a su
vez, aumenta mis pensamientos negativos. Así que esto es como la pescadilla que se
muerde la cola.
Parece que quiero que el mundo desaparezca y yo quedarme solo. Cada día, en las
visitas familiares, oxigeno mi espíritu y me conecto, tan solo dos horas, con el mundo
que me rodea de manera próxima. Se puede decir que es mi rato de libertad, el cual uso
para ejercer mi derecho a la libertad de expresión, que llevo al máximo exponente con la
gente que me quiere.
23
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
hacen por mí día tras día —lo mismo pienso de mis amigos—. Me he empezado a poner
nervioso al hablar de esto y veo que las líneas del diario se me ensanchan. Vivo en una
existencia dubitativa, el vivo sin vivir en mí de santa Teresa. Volveré a escribir esta
noche si lo necesito; la ocasión lo merece.
12 de julio
He vuelto. Estoy mal. Lo tengo todo y siento que no tengo nada. Mi falta de
autoestima está causando estragos en mi cabeza. Mi vida se basa en una contradicción
continua. Quiero paz. No sé dónde encontrarla, pero sé que me encuentro lejos del
cautiverio de Argel. Tengo toda la suerte del mundo por tener a gente alrededor que se
preocupa por mí, pero yo no quiero que se preocupen, yo solo quiero tranquilidad
infinita. Sin embargo, la vida siempre se disfraza de montaña rusa y lo único que hago
es mirarla desde abajo, sin subirme a ella, esperando a que un día deje de girar. No sé si
esto es lo que realmente siento, pero me nace escribirlo desde mi atalaya particular.
Me pongo a escribir como la primera vez y solo pienso en que tengo ganas de
hacer lo propio al menos. Algo es algo. Esto que hago es terapéutico; pienso que sobro
en el mundo y que, pasados unos meses, nadie se acordará de mí ni de lo que me ha
pasado antes de llegar al Sierra Mágica. Soy un melodramático de manual, pero mi
pensamiento fluye así y espero que no sea por miedo al folio en blanco. Lo que se hace
en el Sierra Morena no me sirve realmente; valoro el trabajo de los profesionales que
allí trabajan y los admiro por su paciencia, pero no está hecho para mí ese lugar. Nada
está hecho para mí; espero encontrarme algún día, pero me resulta complejo. A veces,
hablo con convictos —aquí todos estamos en el mismo barco— que consiguen sacarme
una sonrisa, pero una depresión no sana en un día y, al no poner ganas, la mía va in
crescendo. No me sirve de nada, o eso pienso yo, la atención psicológica, por eso nunca
la he pedido por voluntad propia. Siempre he preferido guardármelo todo en el interior
de una chistera en la que solo hay pájaros con ganas de volar fuera. Nunca me he
24
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
sentido a gusto con mi personalidad cambiante, poco duradera; ojalá poder decir algún
día: ¡aquí estoy yo, con unos principios inamovibles! Pero no estoy preparado física ni
mentalmente. Necesito que el vagón de la vida pare para bajarme. No sé por qué me
pasa esto si soy conocido por mi optimismo. Vuelvo a la eterna disyuntiva entre ser y
parecer. No me canso de ella. Soy una persona que, conscientemente, hago daño a quien
se encuentra a mi lado. Tengo que salir de este pozo en que me hallo, pero lo haré por
mis propios medios, los cuales se corresponden con las ganas de abandonar el tren. Para
que no padezca una patología crónica, he de recordarme cada día mis objetivos a corto
plazo. Sin embargo, recuerdo que estoy dentro de un bucle personal y la indiferencia me
ataca demasiado fuerte. Yo no tengo escudo para defenderme. Mi guía espiritual no me
dice demasiado, pues yo a ella tampoco le digo mucho. No me puedo abrir. Es una tarea
muy complicada para mí. Ahora vuelvo, que hasta los genios hemos de ir al baño.
“Yo como de cualquier manera” es la frase que más me define en este momento.
Se la acabo de decir a mi compañero de habitación. Estoy hecho para comer y dormir;
como todos los humanos, pero yo lo llevo a la máxima expresión (ni Morfeo) y veo que
solo me genera problemas. Como ya he mencionado, recalco que me gusta ser optimista
y olvidarme de mis pensamientos negativos. El trato de hoy hacia las personas que más
me quieren ha sido totalmente reprochable, es decir, digno de no merecer nada de lo
bueno que me está pasando. No sé qué pasará conmigo mañana, todo sigue en mi mano.
Me hará aprender, aunque yo ya he tropezado varias veces con la misma piedra.
13 de julio
25
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
El sistema público no puede sostener a otro desquiciado que se niega a recibir los
cuidados ofrecidos. Así pues, no merece la pena luchar por alguien que está acabado,
por alguien en mi estado depresivo. Sin embargo, mi contradicción se basa en que sigo
escribiendo, sigo teniendo una ilusión (pese a que no sepa cuál es del todo bien). No me
importa el tratamiento ni el diagnóstico (en el fondo sí), pero muestro que todo me da
igual y he de acabar con eso. No puedo mantenerme en mis trece durante mucho tiempo
más.
15 de julio
Ayer no escribí nada, debido a que fue un día inusual. Me dio por expresar mis
emociones mediante el llanto, lo cual no suele sucederme demasiado. Me he planteado
pedir el alta voluntaria, pero mi seguimiento se haría en el Sierra Morena. Jamás he
querido llegar a esto: seguimiento frecuente. A la vida hay que echarle valor, tal como
me recordaba una compañera ayer. Mis familiares más cercanos no se cansan de
repetírmelo. Por mi parte, solo hay desprecio e indiferencia (soy un apático de manual).
Cambio de carácter según la situación en la que me encuentre (la bipolaridad es mi
bandera). Me acabo de acordar de mi pequeño saltamontes, el único por quien quiero
26
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
luchar. Él no se merece ningún mal generado por mí. Parece que pasa de todo, pero yo
sé que le importo mucho y que me tiene como modelo para seguir (también le he fallado
a él, que es quien me salva de todas las tonterías que he cometido a lo largo de mi
existencia). No hay una persona a quien quiera más que a él, pero siempre le he
demostrado lo contrario. Me he preocupado por él, pero sé que está disfrutando de mi
ordenador a tope pensando que ancha es Castilla, creyéndose el rey del mundo (bueno,
en realidad, de la casa) sin mí. Si yo estoy depresivo, sé que, en el fondo, él lo está más.
Querrá verme bien y yo no le demuestro nunca mis sentimientos hacia él. A pesar de
todo el daño que le he hecho, sé que en el fondo de su corazón estoy yo (él tampoco lo
demuestra). Estoy seguro de que el único aliciente que tiene en este momento —aparte
de hacer deporte, jugar con la consola y dormir, pues no es de mucho comer— es que
yo llegue a casa y todo vuelva a la normalidad (si es que existe la normalidad). En el
fondo, también es ese mi deseo.
Se me acaban las hojas de este diario y tengo mucho por escribir, así que haré la
letra más pequeña y no dejaré muchos márgenes (en contra de mi voluntad). Tampoco
distinguiré párrafos porque ya me miran raro cuando pido tantos folios en el Sierra
Mágica (no estoy en la papelería de peón), a lo que no están demasiado acostumbrados1.
1
Bendito y alabado seas, formato digital, que todo lo puedes, por hacer que el despropósito de
papeles que tengo se convierta en un texto bien justificado. Sea por siempre bendito y alabado. Amén.
27
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
16 de julio
Ayer no escribí más y hoy me he echado la siesta (la segunda en este segundo
ingreso). Aunque he mejorado la actitud con mis familiares más cercanos, sigo
comportándome como un auténtico necio. Hoy escribo sobre El déspota adolescente, de
Lorenzo Silva, y no puede dejar de definirme ese adjetivo. Recuerdo ahora aquella frase
relativa Despotismo ilustrado que decía “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Así
me hallo yo, ejerciendo mi soberanía en solitario sin contar con el pueblo, con los
demás. No sé si lo he mencionado (mi pereza impide volver a releer en este mismo
instante), pero el guía espiritual Willy Wonka también tiene acceso a mi diario y se
acordó de mí al mencionarme el título de un libro cuyo nombre no recuerdo, pero
refutaba la teoría lingüística de Chomsky2. No sé si mañana bajaré (o subiré) al Sierra
Morena, lo que sí sé es que el seguimiento de mi tratamiento se realizará en dicha
unidad, tal como me dijo don Pimpón.
28
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
mi caso). El veintiséis de mayo mi padre tenía cita en enfermería de Salud Mental y yo,
a sabiendas de que tenía examen, quise acompañarlo a la consulta, a pesar de mi estado
de ensimismamiento. Allí relaté lo que yo creía que pasaba y acordamos —algo que yo
no recuerdo— pasar el finde en casa para volver el lunes a la consulta y comprobar mi
estado anímico. Durante ese finde, sucedió una serie de circunstancias en que yo
empecé a pensar que había más gente conmigo, pinchándome en las rodillas debajo de
la mesa y, así, me quedaba sin fuerza en las piernas, por lo cual creía que me bajaba del
tren. También sentí que alguien se montaba en el maletero de mi coche y me pinchaba
droga —tema que jamás he verbalizado—. Las noches de ese finde se hicieron eternas,
pues yo pensaba que, bajo la cama donde dormía, había gente intentando pincharme
algún tipo de sustancia mortífera mientras me ataban a la cama. Llegó el lunes y yo me
sentía tan mal que acepté el ingreso en el Sierra Mágica para alejarme de la atmósfera
psicótica que yo, supuesta y presuntamente, organicé en mi cabeza como fruto del estrés
y la ansiedad, a las que se le añadió la depresión que arrastraba desde hace varios años.
No recuerdo nada de ese lunes en que yo ingresé en el Sierra Mágica, pero no dejaba de
pensar en que, según mi progenitor, doña Solitaria les dijo a mis antecesores que sus
enfermedades no eran compatibles y que ojalá sus hijos nunca ingresaran en el Sierra
Mágica. No paro de martirizarme por unas palabras que jamás escuché y yo nunca me
he fiado de las profecías. Aquí sigo. Siempre he evitado que los profesionales se
interesaran por mí.
17 de julio
29
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Rottenmeier no sabe aún qué hacer conmigo, pues he perdido la voluntad y, con ella,
todas las ilusiones que yo tenía. Estoy seguro (porque ya me lo han repetido más de mil
veces) de que se debe a la depresión de caballo que tengo. Sin embargo, yo no lo acabo
de ver así y creo que soy el máximo responsable de todos mis actos, los cuales han sido
conscientes y voluntarios. Me autocastigo con la indiferencia, con la que sé que no
llegaré a buen puerto (o sí, pero en Jaén el mar es de olivos). Sigo en la misma
habitación hasta próximo aviso. He pensado en pedirle a la señorita Wench (Dios sabe
que ella es quien más se involucra y no los guías espirituales) otro diario, puesto que
este se acaba y no quiero escribir en la portada.
18 de julio
Me distraigo con el nuevo ingreso que llega a esta planta y me pregunto si será la
primera vez que ingresan aquí. Las auxiliares se vuelcan enseñándoles las instalaciones
como si fuese un hotel, con toda la ilusión del mundo.
30
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
realizarse personal y profesionalmente, ya que cuento con todos los recursos necesarios
gracias a ¿Dios? Como estoy últimamente en modo unamuniano, me pregunto la
capacidad del Autor para dirigir a todos sus actores. Yo soy uno más y he de cumplir
con mi papel. Como ya me estoy yendo por los cerros de Úbeda, voy a descansar un
rato para que mi memoria se aclare. Acabo de acordarme de la metáfora del vaso que la
señorita Wench utiliza, para mi gusto, muy acertadamente. Espero que no se me olvide,
ahora que me acabo de acordar, mirar el libro que me recomendó mi guía espiritual.
Esta mañana, ahora que he estado un rato mirando a la nada y pensando en todo,
ha sido igual que las anteriores. Cuando ha acabado la reunión de los psiquiatras, la
enfermera me ha informado de que hoy no tenía que bajar (o subir) a Sierra Morena. Sin
embargo, la Rottenmeier me ha dicho que Pelijas esperaba mi visita. Prudentemente, he
aceptado bajar por respeto a la sanidad pública de calidad. Hemos quedado en que me
harán allí el seguimiento, tal como dijimos el viernes pasado. La Rottenmeier ha
insistido en que la decisión está en mi mano y, hace algún tiempo, reconoció que habían
cometido un error al informarme sobre el Sierra Morena de una manera impactante. Le
he preguntado a la Rottenmeier si yo ingresé de manera voluntaria en el Sierra Mágica y
ha contestado afirmativamente. No sé nada de mi alta (no he preguntado y tampoco
quiero permisos de ningún tipo), pero sí sé que, si mañana la señorita Wench hace
pilates, me iré con ella, puesto que pienso que esa actividad en contacto con la
naturaleza me beneficia en tanto en cuanto activa las hormonas de la felicidad.
19 de julio
20 de julio
31
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
del Sierra Mágica. Quizá mañana no esté aquí, entiendo que doña Eva necesite tomarse
unas vacaciones, pues no ha dejado de visitarme durante todo mi segundo ingreso. No
sé qué hago aquí, me siguen saliendo los pensamientos a borbotones y no sé cómo
gestionarlos. Menos mal que la señorita Wench nos da terapias alternativas que no solo
se centran en la medicación como elemento garante de bienestar, sino que hay otras
técnicas para relajarse, para lograr la tan ansiada tranquilidad y para activar las
hormonas de la felicidad, aunque, en este mundo, nunca viene mal un poco de cortisol
con el objetivo de no ser entes con venas cuyo cauce transporta horchata.
Es la primera vez que escribo en la sala polivalente porque, al estar los fumadores
en su tiempo de plenitud física y espiritual, hay tranquilidad en el Sierra Mágica. Voy a
buscar Cadena Dial en la radio, que la música es sanadora.
3
Fragmento narrativo incompleto por nerviosismo extremo. Solo Dios sabe qué pensé en aquel
momento. Valga dicho fragmento como sugerencia para que quienquiera que lea esto imagine qué no
sabe la señorita Wench de mí, lo cual es poco porque me conoce muchísimo sin conocerme, sin haberle
contado demasiado. Es mágica.
32
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
He estado llorando un rato en mi habitación por no saber cómo lidiar con mi vida;
lo tengo todo y sigo siendo un inconformista incapaz de continuarla. Yo estaría
encantado de volver atrás y mejorar mi actitud ante la vida; soy consciente de mi
soberbia, que es el pecado del maligno. No he dejado de creerme superior, lo cual ha
dado lugar a mi condena, término utilizado por el Pelijas para describir mi situación
actual; yo respondí que, para mí, estar en el Sierra Mágica no es una condena, sino una
bendición, dado que no me han faltado los cuidados básicos a los que cualquier ser
humano debería poder acceder, aunque no es el caso. He de dar gracias, aunque no las
verbalice, al sistema democrático que tenemos, pese a que no sea el mejor, las
contribuciones valen la pena y la lucha por mantener un sistema público de calidad
debería ser obligatoria. No todo el mundo se puede permitir unos guías espirituales y,
aunque el sistema los ofrezca escasamente, mi yo contradictorio no merece estar ni un
segundo más en el Sierra Mágica, puesto que se me han ofrecido todos los recursos
disponibles. No los aprovecho y sigo sin pintar nada aquí (ya ni mandalas). No estoy
bien y parece que no quiero mejorar. Todo es contradictorio. Todo. No puedo dejar de
pensarlo. Quiero cambiar y quiero hacerlo por mí mismo.
21 de julio
33
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
22 de julio
4
Otro trago, de Sech, en colaboración con otros cantantes.
34
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Parece que la suerte del principiante ha estado a mi lado durante la elaboración del
primer sudoku. El segundo se me ha atragantado y ya lo decía van Gogh: “lápiz y goma
siempre en la mano”. Me han dado ganas de romper el folio, pero lo guardaré por si lo
vuelvo a intentar. Llego a la conclusión de que, cuando te va bien, te gustan los juegos,
pero, cuando te salen mal, abandonas rápidamente (uso la segunda persona del singular
como generalizadora según mi criterio). Intentaré descansar un rato.
23 de julio
Hoy me he levantado dando un salto mortal. Nunca mejor dicho. Había una suerte
de cucaracha voladora en nuestra habitación hasta que hemos combatido contra ella yo
y una simpatiquísima y buenísima auxiliar. Creo que le preguntaré si sigo teniendo
observaciones y si me han puesto a guía espiritual de sustitución. A pesar de que es algo
que no debería preocuparme, yo siempre quiero adelantar acontecimientos tendiendo a
imaginar escenarios cuya representación no ocurre en la realidad el 99,99% de las veces
(síntoma de una enfermedad mental clarividente). Vuelvo a estar en la sala polivalente y
me espera un domingo muy domingo. Me he levantado optimista vital, pese a que he
comentado el incidente que hemos tenido. No sé qué más escribir; hay movimiento en el
Sierra Mágica.
35
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Bajaré (o subiré) por los motivos que ya he expuesto en más de una ocasión. Quizá
luego escriba otro rato.
24 de julio
36
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Por acabar con los puntos positivos, Antón Pirulero es el único guía espiritual que
ha tomado nota de todas mis lucubraciones. Hoy han estado muy atareados y quieren
sacar gente de la unidad de agudos, que es el Sierra Mágica, y yo lo entiendo, pero el
seguimiento en el Sierra Morena se ha convertido en un ingreso inminente por el riesgo
a que yo decaiga. Como mañana, presumiblemente, baje a hablar conmigo el guía
espiritual con los deberes hechos, esto es, se habrá leído todos los informes y mis idas
de olla, le aclararé algunas ideas usando como soporte este diario. Además, le
preguntaré por otras cosas para que las valore, dentro del trabajo tan descomunal con
que cuenta en estos meses de calor extremo.
Bajada al Sierra Morena: lunes y jueves. Los miércoles me voy a hacer pilates con
la monitora ocupacional. Además, me he aficionado a los sudokus [no sé por qué pongo
esta información aquí, mi yo del futuro entiende que estaba bastante nervioso.
Continuamos para bingo]. Seguimiento, solo bajo prescripción médica, desde casa y
comunicación estrecha con el Pelijas. Aclaro que quiero realizar una gestión personal de
mis problemas (aunque he dado motivos como para pensar que no sé hacerlo bien).
Además, nunca he pedido ayuda profesional, pero agradezco el trabajo de todos los
profesionales de la pública.
Willy Wonka, en diez minutos, me dio una lección que se me queda grabada de
por vida: todo en esta vida tiene un porqué y un para qué, a pesar de que, a veces, sea
difícil verlo. Mi porqué radica en el hastío vital, en la apatía. Mi para qué, en no
estorbar, en no ser un problema.
25 de julio
Había empezado bien el día. Yo estaba optimista. Dos auxiliares tope simpáticas
han hecho sudokus conmigo. La mañana no podía ir mejor hasta que me he enterado de
que la señorita Wench, quien tan bien me ha tratado y orientado en el Sierra Mágica, se
marcha. La noticia me ha sentado como si uno de los pilares que aguantaba este
37
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
26 de julio
Por un día o, mejor dicho, por un instante, tengo mis objetivos claros:
Valoro y felicito el trabajo de los profesionales, pero los problemas que arrastro
solo se solucionan saliendo a la calle y hablando con personas con quienes necesito
aclarar dudas [ya lo estoy haciendo en la actualidad, por lo que estoy muy orgulloso de
mí mismo], ya que la raíz de mi problema (o enfermedad) radica en la indiferencia, la
cual he de eliminar progresivamente, esto es, poniéndome metas a corto plazo que
pueda cumplir sin ningún tipo de obstáculo.
Bajo (o subo) al Sierra Morena para volver a probar, después de haberla conocido
profundamente ya, para tener argumentos convincentes en el diálogo con mi mentor.
38
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Como todos nos podemos equivocar, les he explicado la situación a las guías
espirituales doña Panchi y doña Miel (aunque ellas no quieren que las traten de doñas).
La última tuvo un accidente de coche en tercero de carrera (no sé si me lo dice por
consolarme).
39
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
bajarme aludiendo a que en el Sierra Mágica estoy alargando el ingreso, pese a que yo
necesite gestionarme la vida paulatinamente. Hitler 3.0 me ha saludado y doña Miel, los
guías espirituales más destacados del Sierra Morena, se ha enterado de todo lo que el
Pelijas me preguntó en su día acerca de mis objetivos a corto, medio y largo plazo. Yo
no sé qué va a pasar dentro de dos minutos. Probablemente, siga escribiendo. A pesar de
que todo estaba claro, parece que las inesperadas vacaciones de la Rottenmeier han
alterado el curso de los acontecimientos. Tal como me decía Willy Wonka, nada es
baladí en estas reflexiones, pues todo cuenta con un porqué y con un para qué. En
definitiva, todo tiene sentido. Solo hace falta responder las dichosas preguntas. Según
Antón Pirulero, soy muy evitativo. Muy evitativo. Muy evitativo. Muy evitativo 5.
Entiendo que no haya ningún otro recurso en Salud Mental, pero yo quiero
autogestionarme. Estoy muy bien hasta que en el Sierra Morena dan un curso sobre
promoción que se convierte realmente en uno sobre memoria, que me ha venido muy
bien por otro lado porque mi sesgo de memoria tiende a ser depresivo, así que mi
reminiscencia tiende a ser negativa. En mi mano sigue estando el hecho de cambiar de
pensamiento.
Ya están mis diarios controlados y no paro de bromear con la idea de que me haré
famoso escribiendo un libro sobre mis experiencias, pero mi humildad rebasa límites
insospechados.
27 de julio
Adjunto al final de este tercer diario los pensamientos de este día (cuestiones de
logística relacionadas con el manuscrito original en papel).
40
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Una auxiliar simpática a más no poder ha hablado con el Sierra Morena y, desde
esta unidad, se me ha pedido que baje para hablar con Hitler 3.0. Aprovechando que
este nazi quería hablar conmigo, y pese a su sorpresa inicial al no saber nada de mi
consulta con él, me he esperado para hablar con doña Miel, quien tampoco me esperaba
(aunque ayer me dijese que estaría encantada de hablar conmigo hoy).
Se me quitan las ganas de bajar (o subir) al Sierra Morena mañana para hablar con
los guías espirituales. Pediré que llamen para confirmar que doña Miel no tiene a ningún
paciente por atender, debido a que entiendo que tenga programadas consultas externas
incompatibles con los horarios del Sierra Mágica. Esto ya se lo he comentado al
personal de enfermería para que conste en observaciones.
Seguro que la emplearé con muchas hojas con pensamientos más positivos que
negativos, lo que me conduce a examinar con atención la imagen que me ha dejado
Antón Pirulero, en la que veo, sobre un mundo metafórico cuyo referente en la realidad
es mi cabeza, un ángel (asociado tradicionalmente a lo positivo) y un demonio (que
41
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
atañe normalmente a lo negativo). Estos seres imaginarios desde el punto de vista del
realismo son usados simbólicamente a la lucha del bien contra el mal, la cual se libra en
las mentes humanas. También puede ser vista como la tentación contra lo prudente.
Personalmente, siempre el ángel ha vencido en mi interior, a pesar de que el demonio
insista en atrapar la espada durante mi ingreso en Salud Mental].
28 de julio
Me pongo a escribir como si fuera ayer (Estopa rules) y solo pienso en que, a
pesar de ser el único recurso disponible, el Sierra Morena no solucionará mis
problemas, pero ayudará. Como ya he manifestado alguna que otra vez, cuanto menos
tiempo pase allí, mejor. Sin embargo, no me niego a que el seguimiento se haga desde
allí al ser el único recurso disponible. Tal como le he comentado a Antón Pirulero, el
plan de seguimiento se realizará, por supuesto, a nivel psicológico y espiritual, además
de que asistiré a las actividades que me agraden. Me preguntan mucho por la lectura y
es normal, pues saben que estudio Hispánicas. No obstante, agradezco la implicación de
los profesionales conmigo y pongo sobre las hojas de la corriente aquellos pensamientos
negativos acerca del Sierra Morena. Estoy en las mejores manos, pero no quiero ser una
hoja movida por el viento.
29 de julio
“El niño y los clavos”: me considero el niño con mal carácter cuando niego los
recursos que me ofrece la sanidad pública. Estoy en el punto en que quito clavos,
aunque me faltan un montón por inhibir, pero las heridas ya están hechas, pese a que
pida perdón. Me propongo valorar mucho más lo que tengo alrededor.
42
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
“Las tres rejas”: el título es la metáfora del filtro a través del que han de pasar les
langues de bois o la malevolencia. La primera es la verdad, la certeza absoluta; la
segunda, la bondad, si es bueno para alguien aquello que se cuenta y la tercera trata
sobre la necesidad de contarlo, es decir, si merece la pena relatarlo. Así que, “si no es
verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido”.
30 de julio
Voy a ver algunas noticias y espero escribir más tarde, tras hacer sudokus y leer
un poco.
Definitivamente, hay personas y momentos por los que vale la pena vivir. Me
acongoja el hecho de que haya tenido que llegar hasta el Sierra Mágica para darme
cuenta, pero para ello están los profesionales de nuestro sistema público de calidad.
Espero que no se me olvide decirle a Antón Pirulero que creo que la pastilla de las
cinco de la tarde es inútil bajo mi punto de vista.
43
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Como resumen del fin de semana, ha sido muy productivo, ya que en el Sierra
Mágica hemos jugado al comecocos, al ajedrez, al dominó y a todo lo que se me
proponga en los ambientes propicios para ellos. Pienso en mañana y no quiero escuchar
mucho las palabras Sierra Morena, que me agota.
31 de julio
Le he comentado que la pastilla de las cinco la veo como una píldora inútil y me
la ha quitado, ya que se trata de un tranquilizante. Sin embargo, ha aumentado la dosis
del estabilizador del ánimo, lo cual debería haberse hecho tras catorce días; a mí me la
ha aumentado a los veinte.
Si bien es cierto que los pensamientos negativos llegan cuando hablo o hablan del
Sierra Morena, mañana he de bajar a hablar con doña Miel exclusivamente para fijar el
plan de seguimiento. No importa. Hoy estoy feliz y positivo; espero que este estado no
se vea perturbado por lo que pueda acontecer mañana (pero eso sería recrear en mi
cabeza escenarios cuya probabilidad de ocurrencia es del noventa por ciento). Me quedo
con lo bueno: los cuentos de Regálame la salud de un cuento:
44
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
“¿Cuántos amigos tienes?”: Pienso que es muy difícil encontrar a amigos íntimos,
amigos en que confíes lo suficiente como para contarles tus sentimientos más
profundos, de ahí que piense que tengo amigos (a secas) y muchísimos conocidos. Al
contrario, también pienso en que nadie me puede considerar como amigo íntimo, debido
a que no hay reciprocidad.
III
La partida
45
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
1 de agosto
Me toca volver a bajar (o subir) al Sierra Morena para fijar el plan de seguimiento
con la señorita Miel. Yo tengo claro que acudiré a las citas para que me realicen el
seguimiento del medicamento. Sin embargo, con los preceptores, aparte de que no sé
hablar de mi interior porque es una maraña que no logro desliar ni yo mismo, no
necesito (o eso creo yo humildemente en contraposición a mis principios tambaleantes)
contarles mis penas, pues tengo la suerte inmensa de contar con todas las personas con
quienes tengo que hablar en vida, lo cual no puedo hacer desde el Sierra Morena. Tengo
la mente positiva para abrirme a todas las propuestas, pero tengo claro lo que no quiero
porque creo que lo podrían aprovechar otras personas mejor que yo.
46
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Epílogo
Creo que debo profundizar más en la figura de Charini y sus pajarillos. Como he
comentado antes, nada de esto atiende a la realidad, pues hablaré de una segunda
persona del singular del pretérito perfecto (acabado y maravilloso) desde mi punto de
vista. De este modo, habla más de mi modo de ver y entender la realidad que de la
propia Charini.
Antes de profundizar en este y en otros muchos temas que han marcado esta
especie de cajón de sastre, creo que debo recalcar ya (por si alguien no es capaz de
seguir leyendo esta tediosa obra) que todos los personajes que aparecen tienen un
referente directo en el mundo real; por supuesto, les he puesto nombres en clave para
que nadie me denuncie, pero quedan en correspondencia en un sobre donde los he
apuntado con su referente de la realidad para que no se me olviden. Solo Dios, el autor y
y el sobre sabe de quiénes se trata. Si alguien de quienes aparecen lee esto, seguro que
se reconoce, por lo que se produciría un efecto de anagnórisis que rompería las fronteras
espaciotemporales. Ojalá llegue a sus manos esto. Mejor pensado, si se acuerdan, no
quería que nadie leyese mi diario y ahora parece que me quiero lucrar de él. Nada de
eso. Además, los nombres tienen segundas intenciones, que resaltan alguna cualidad o
defecto de las mencionadas personas (siempre me han gustado los nombres parlantes
como los que aparecen en la Celestina).
Lejos de la realidad, jamás habría imaginado llegar hasta aquí, esto es, escribir
todo esto que he escrito, lo cual forma parte de una intimidad que jamás, en mi vida, ha
salido a la luz.
Algunos escritores humanistas, por ejemplo los grandes Nuccio Ordine e Irene
Vallejo, escriben sobre la necesidad de redactar los pensamientos como técnica para
organizarlos, estructurarlos,… Es una necesidad básica de los seres humanos y, como
prueba de ello, existen los escritos desde que la historia es historia. Creo que el arma
más poderosa para cambiar el mundo, aparte de la educación de la que hablaba
47
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Mandela, es el libro y, como muestra de ello, los grandes regímenes totalitarios han
perseguido y quemado todos los libros que pudiesen cambiar mentes, los morales y
didácticos. Me acuerdo de ese incendio provocado en la biblioteca de Alejandría, que
tan bien se relata en el Junco de Irene Vallejo, y rememoro la gran cantidad de material
que se perdió, pero también valoro todos los documentos que, aún a día de hoy, siguen
recuperando los filólogos, que les dan el valor que merecen tras ser deturpados con el
paso del tiempo.
No quiero irme más por los cerros de Úbeda, por lo que me centraré, un instante
en la eternidad, en Charini y en el porqué de sus pajarillos.
48
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Los últimos días hablamos un montón sobre la vida y me han marcado por varios
motivos que no son otros que la voz de la experiencia, la apatía vital y las ganas de
bajarse del tren.
Charini es mayor, creo que ya lo he dicho, pero fuma como una condenada. A ella
le da igual su salud. No le importa morir; de hecho, lo intentó. Por suerte o por
desgracia, su marido pudo socorrerla a tiempo. Charini está agradecida a la vida. No le
falta de nada. Nadie sabe que se encuentra deambulando, de nuevo, por el Sierra
Mágica. Para las vecinas cotillas, ella está visitando a una hermana de Zaragoza
inexistente.
Los últimos días con ella han sido abrumadores. El cariño se ha disparado. Una
semana antes de marcharse, esperemos que para siempre, fue un día a su casa para ver
cómo está la situación allí y, sobre todo, para ver cómo se siente en su entorno habitual.
Vino fatal. No le sentó bien la experiencia (pista: a nadie le sienta bien).
Este hecho hizo que se alargase su estancia hasta el lunes siguiente, es decir, hasta
un día antes de yo marchar. El día de antes bajó, como siempre, a fumar. Mientras que
yo estaba escribiendo el diario, ella se sentó en uno de los bancos que rodean el Sierra
Mágica. Cuando estaba mirando a la nada y pensando en todo, vio a unos pajarillos
acercarse a ella. No paraban de llegar. Unos se iban y otros llegaban. En ese momento,
Charini volvió a la vida. Es bonito.
49
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Charini reconectó y se reconfortó con sus pajarillos, con esos animalillos que nos
empeñamos en enjaular sin saber que están hechos para volar en libertad. Al igual que
Charini, esta obra surgió cuando volví a vincularme con el medio natural alrededor de
Sierra Mágica. La vida merece la pena. La naturaleza es terapéutica. Por ello, los
especialistas recomiendan el mar, entre otros espacios naturales, para volver a
reencontrarse con uno mismo.
Para mí, es una de las mejores anagnórisis que existen, esto es, el hecho de
reencontrarse con uno mismo a través de la naturaleza es irrefutable y, desde aquí,
invito a todo el mundo a vivir la experiencia de volver a los orígenes en un momento en
que necesite coger impulso. Todos lo necesitamos. Nadie saber qué va a ser de sí mismo
dentro de unos segundos. Según Heráclito, nadie puede bañarse dos veces en un mismo
río porque, aunque aparentemente el río es el mismo, sus elementos, su cauce, el agua
que corre por él se transforma continuamente. El cambio es la constante de la vida, ya
que esta representa un cambio inquebrantable. Me encanta este pensamiento de
Heráclito y siempre lo comparto, pues, cuando alguien me dice que me conoce, siempre
le digo que no hace lo propio, pues yo soy como la energía, que no se crea, sino que se
transforma. La vida tiene sentido por eso mismo. Además, la literatura, para mí, sigue
ese principio y, por él, tienen sentido los estudios filológicos. Por ejemplo, la primera
parte del Quijote lleva siendo igual desde que Cervantes decidió publicarla en 1605,
pero jamás se ha leído igual. Cada lector le da una nueva interpretación y, por eso, tiene
sentido releerlo después de tantos años. De ahí que sea un clásico, es decir, lo que nunca
pasa de moda, a pesar de los años (y de los daños, pues no fue fácil regresar al arquetipo
del Quijote, es decir, al texto más fehaciente según la pluma del eterno Cervantes).
Para mí, Charini y su historia, en la cual debería profundizar más, pero me guardo
todo lo que sé para posteriores secuelas. Dejo las expectativas por las nubes con este
sugerente esbozo de la que ha sido, es y será la persona que más ha marcado mi vida. Te
adoro, querida Charini. Ojalá leas esto alguna vez y me sigas mirando como nadie supo
mirar. Tú que protegías la vela si empezaba a temblar. Tú, que me leías cuentos que me
hicieron volar […]. Tú, mi estrella despistada en la noche. Tú, que aún brillas cuando
escuchas mi voz. Estoy contigo. Estás conmigo6.
6
Fragmento de Estoy contigo, de la Oreja de Van Gogh.
50
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Vosotros
del futuro
aprendisteis de nuevo
a leer y escribir
recordad siempre:
Notas y agradecimientos
He de agradecer a todas las personas que han hecho posible que yo esté aquí
escribiendo esto.
51
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
A continuación, sin orden ni concierto, pongo una relación de todas las lecturas
que han conformado esta especie de ensayo. El orden en que aparecen surge del
corazón:
HOMERO. Ilíada.
AZORÍN. La voluntad.
52
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
ANÓNIMO. El Abencerraje.
GOETHE. Werther.
BOCCACCIO. Decamerón.
53
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
Estoy seguro de que se me olvidan muchos textos, muchos títulos, pues, aunque
no lo parece, he leído algunos ríos de tinta ya. Aquí quedan esbozados algunos de los
más significativos.
Conviene, por mis principios, que agradezca a Nedhya las ganas de vivir que me
da. Nuestra relación es bastante rara y daría para escribir otros tantos ríos de tinta, pero
quiero esbozar una semblanza somera para fijar el cariño con que siempre me ha
tratado.
54
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
55
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
56
CHARINI Y LOS PAJARILLOS
57