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Los hechos en la demanda

por JUAN PEDRO COLERIO


Marzo de 2004
REVISTA REVISTA DE DERECHO PROCESAL, 2004-1
RUBINZAL-CULZONI
Id SAIJ: DACF040054

TEMA

Proceso judicial, demanda, contenido de la demanda, objeto de la demanda, exposición de los hechos,
apreciación de la prueba

TEXTO

Desarrollar el tema de los hechos en la demanda implica necesariamente referirse, como previo, al
conflicto suscitado en el plano de la realidad que va a dar lugar a esa demanda y, como consecuencia, a los
efectos que en la posterior etapa probatoria y finalmente en la definición de la sentencia tendrá este relato de
los hechos. El proceso judicial, como modo heterocompositivo de solución de conflictos es un sistema
adversarial en el que partes confrontan para que el juez forme así su convicción, y en base a ella, adjudique
al final la solución.

Salvo casos muy excepcionales, en los que se plantea un problema de interpretación o de aplicación
de una norma, tanto el relato de los hechos en la demanda como la producción de la prueba y la sentencia
del juez, giran alrededor de los hechos generadores del conflicto. En el sistema nacional, el proceso civil
básicamente es un método de debate escrito, a excepción de las audiencias de prueba que son orales pero
volcadas por escritoen actas.

Si tuviéramos que dividir el proceso civil de conocimiento en etapas, conforme el actual sistema del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, tendríamos: 1) La instrucción, en la que cada parte aporta
los hechos y ofrece la prueba; 2) La de conciliación y saneamiento, cuando en la audiencia preliminar, el
juez intenta conciliar a las partes, fija los hechos controvertidos que sean conducentes a la solución del
conflicto, declara la admisibilidad de los medios de prueba específicos para probar los hechos fijados, provee
la prueba admitida y, si fue oportunamente ofrecida y declarada admisible, en ese mismo acto toma a las
partes la absolución de posiciones; 3) La etapa probatoria, en la que se producen todas las demás pruebas
admitidas; 4) La etapa en la que el juez clausura la etapa anterior y las partes en el proceso común u

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ordinario pueden alegar sobre la prueba producida, y, por último, 5) La etapa decisoria, que comienza con el
llamado de autos para dictar sentencia, acto del tribunal que sustrae el expediente del acceso a las partes y
el juez adjudica la solución al conflicto en resolución fundada. Salvo el acto de iniciación del proceso que
abre la instancia, llamado demanda

y la sentencia definitiva, que pone fin al proceso, todos las demás etapas intermedias son eventuales
y, portanto pueden no existir como sucede, por ejemplo, en el llamado proceso en rebeldía.

El sistema procesal civil prevé, en consecuencia, una serie de pasos o etapas a cumplir, y es carga
de las partes transitarlas o abstenerse, a riesgo de sufrir las consecuencias, en el supuesto de optar por esta
últimaactitud omisiva.

La secuencia progresiva con que los ordenamientos procesales determinan que cada acto sea
antecedente del que le sigue y consecuencia del que lo antecede, hace a un dearrollo lógico del debate,
garantiza la defensa en juicio y torna previsible la proyección de la secuencia.

Todo este esquema, pautado por normas jurídicas, tiene por fin que mediante el enfrentamiento de
las partes, lo que determina su forma adversarial, el juez forme su convicción y así adjudique la solución que
dirima el conflicto humano, de acuerdo a las previsiones legales vigentes.

Es por ello, que el objeto del proceso judicial es, en realidad, la solución del conflicto, entendido éste,
como la interferencia intersubjetiva de intereses (Cossio), tanto patrimoniales como extrapatrimoniales, que
no ha podido ser compuesta por los mismos protagonistas, y uno de ellos, entonces, lo somete a la
jurisdicción, para que en ésta, después de un proceso contradictorio, un tercero imparcial e independiente
llamado juez, le adjudique la solución.

El conflicto entonces, es el que da lugar a la existencia del proceso, y se produce en lo que


podríamos denominar la realidad empírica. Cuando el actor inicia la demanda y abre la instancia comienza el
litigio y cuando el demandado comparece y contradice, aparece la controversia. En consecuencia, puede
haber conflicto y nunca llegarse al litigio; como también pueden coexistir conflicto y litigio y no haber
controversia, como sucede en el proceso en rebeldía, en el que la falta de controversia no le quita al proceso
el carácter de contencioso. En cambio, la existencia de controversia presupone siempre la de litigio y
conflicto.

Con lo dicho hasta ahora, fácil es concluir que la solución de un conflicto irresuelto es la causa y
razón de laexistencia del proceso judicial.

De allí que el objetivo que siempre debe de estar presente en todos y cada uno de los operadores
jurídicos, esla búsqueda de esa solución que demandan los justiciables.

Cuando en el inciso 4°, del artículo 330 del CPCCN, referido a la forma que debe guardar la
demanda, se menciona: "Los hechos en que se funde, explicados claramente", nos preguntamos: ¿A qué
hechos se refiere?. Los hechos ya han sucedido, el conflicto se generó y no fue posible su autocomposición.
De allí, que los llamados hechos en la citada norma, en realidad, son el relato de los hechos pasados que
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dieron origen al conflicto, traídos por las partes, los que deben ser explicados claramente. Esta imposición
legal, inscribe a nuestro proceso civil entre aquellos que siguen el principio de sustanciación de los hechos
en los escritos introductorios.

Pero el relato de los hechos formulado en la demanda es redactado por el abogado del actor, en
base al relato que, a su vez, recibe de su cliente, al que además, debe darle la forma necesaria para que
quede comprendido en la norma que favorece los intereses de su defendido, omitir los hechos que lo
perjudican y contar con las fuentes y los medios probatorios de esos hechos que va a invocar.

Esta comunicación cliente-abogado tiene un emisor, un receptor, un canal, un código y un mensaje ,


relaciones temporoespaciales, condiciones psicofísicas de cada uno de ellos y niveles culturales que
condicionan el sentido del mensaje y sus sucesivas transmisiones. También el abogado debe tener presente
cuando va a formular su versión de los hechos, la posibilidad de que el juez, en la audiencia preliminar,
cumpla con el deber que le impone el inciso 3° del artículo 360 del CPCN: "Oídas las partes, fijará los
hechos..." Esto es, para fijar los hechos el juez debe primero escuchar el relato de cada parte referido a
cómo se originó el conflicto. Y allí, en consecuencia, puede quedar en evidencia cualquier distorsión
introducida por el abogado, sea por incapacidad o mala fe, esto es o porque no supo recabar o receptar
adecuadamente el relato del cliente o porque lo modificó de tal manera que aparece en contradicción con las
manifestaciones que el cliente hace al juez en la citada audiencia. Esto nos lleva a destacar la importancia
de las entrevistas previas cliente-abogado, donde, por supuesto, juegan todos los componentes de la
comunicación y, en particular, el conocimiento y la percepción del abogado para captar lo esencial del
conflicto, preguntar lo necesario y evaluar las dificultades del emisor, la coherencia del relato, y las
eventuales distorsiones en la transmisión de datos.

Una vez que el abogado ha recibido toda la información necesaria, lo primero que ha de evaluar es
la existencia de "caso justiciable". Esto es, primero, si el planteo fáctico tiene sustento jurídico y, después, si
amerita someter su solución a la jurisdicción con todos los costos de esfuerzos, dinero y tiempo que ello
implica o buscar otros modos alternativos de solución. Aquí, el consejo del abogado debe tener en cuenta
los intereses del cliente y no sucumbir en la tentación de iniciar el proceso para asegurarse así una etapa de
honorarios, por eso, nunca ha perderse de vista el carácter de servidores de la justicia que tienen jueces y
abogados . También es cierto que, en particular, en nuestra cultura, no son reconocidas las habilidades
negociadoras de los profesionales que llevan a una pronta solución el conflicto, por ejemplo, cuando ello se
logra en la etapa de mediación, y esto ocurre porque, en realidad, el principio rector en la materia debiera ser
el inverso: cuanto más rápido logra el abogado solucionar el conflicto de su cliente, mayor debiera ser el
reconocimiento económico, desde que la duración del proceso judicial siempre termina con la insatisfacción
del justiciable, aún para la parte vencedora, sea, porque el tiempo transcurrido le ha hecho perder interés en
la cuestión, o sea porque los gastos y honorarios que debe afrontar lo llevan al convencimiento del mal
negocio que fue meterse en un pleito.

Volviendo al relato de los hechos, en cuanto a su forma, el mismo debe tener la misma estructura
que la de un cuento, esto es, una introducción al problema, un desarrollo y un cierre o conclusión. La
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introducción permite la ubicación témporo-espacial de la historia, el cuándo y dónde ocurrieron los hechos,
quienes fueron los sujetos involucrados y la vinculación concertada o accidental que los relaciona. El
desarrollo, es una cronológica descripción del comienzo al final de los acontecimientos que desembocaron
en el conflicto. Por último el cierre o conclusión, configura la culminación lógica de todo lo anterior, esto es,
de la lectura de la introducción y del desarrollo, racional y naturalmente debe llegarse a ese desenlace.

El relato de los hechos no debe ser largo ni corto, sino suficiente y completo para describir la
cuestión que se va a someter al tribunal. El lenguaje a utilizar ha de ser sencillo, no alambicado, con claridad
de exposición, sin contradicciones y relatado de manera descriptiva, en la medida de lo posible, sin
subjetivar ni adjetivar excesivamente. La agresividad no es buena consejera y predispone en contra de quien
la utiliza.

Otro de los efectos del relato de los hechos en la demanda, es que fijará la competencia del juez que
va a intervenir, desde que, conforme lo dispone el art. 5° del CPCCN: "La competencia se determinará por la
naturaleza de las pretensiones deducidas en la demanda y no por las defensas opuestas por el
demandado...".

También conviene aclarar que el capítulo llamado de "los hechos en la demanda" debe
autoabastecerse. Esto es, las circunstancias fácticas que generaron el conflicto y el posicionamiento de las
partes frente a él, debe ser descripto en su integridad y no son reemplazables por remisiones a documentos
u a otras actuaciones. Y ello así, porque el artículo 356 del CPCCN, en el inciso 1°, pone en el demandado
la carga de "Reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda", y más
adelante, al referirse a los documentos, establece que la carga del demandado es sólo pronunciarse sobre la
autenticidad de los documentos que se le atribuyen. Vayamos a un ejemplo, si el actor reivindica la patente
de la modificación en una maquinaria, la que le ha sido copiada por el demandado y, en su demanda, se
limita a manifestar que se trata de la modificación descripta en el expediente que acompaña, de inscripción
en el Registro de propiedad industrial, coloca al demandado en situación de indefensión, desde que su carga
es sólo la de reconocer o negar cada uno de los hechos expuestos en la demanda y no la tiene, en cambio,
respecto de documentos queno se le atribuyen.

Yendo ahora al contenido del relato de los hechos en la demanda, el abogado debe considerar
cuatro elementos esenciales para tener posibilidad de obtener una sentencia favorable y ellos son: 1)
Encontrar la norma aplicable. 2) Tener las pruebas que puedan formar la convicción del juez. 3) Contar con
los antecedentes jurisprudenciales que avalen su posición y 4) Poder establecer la correspondencia entre el
relato de los hechos y la realidad empírica de los sucedido. Veamos cada una de estas cuestiones.

Ya dijimos al mencionar la evaluación que debe hacer el abogado para determinar si tiene un caso
justiciable, que el conflicto debe tener trascendencia jurídica, esto es, que la conducta del demandado en la
conformación de la disputa debe constituir un hecho o acto ilícito, encuadrable en una norma que lo
sancione De allí que exista una directa vinculación entre los incisos 4° y 5° del artículo 330 del CPCCN. Esto
es, cuando en el segundo inciso del artículo el legislador menciona: "El derecho expuesto sucintamente...",

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está haciendo referencia a la norma o normas que comprenden la situación fáctica del caso. Y este
encuadre de los hechos en la norma, debe surgir explícita o implícitamente del relato de los hechos de la
demanda, por lo que el abogado al describir la situación fáctica del conflicto lo ha de hacer en forma tal, que
si prueba que los hechos ocurrieron tal como los relató, la aplicación de la norma favorable a los intereses de
su cliente sea aplicada por el juez al dictar la sentencia. Si bien por el principio iura novit curia, el juez no se
encuentra vinculado por el derecho invocado por la parte, es aconsejable, un encuadre correcto del abogado
del hecho en la norma, tanto para facilitar la tarea del juez, como para inducirlo a aplicar esa norma que
favorece su posición.

La segunda cuestión, es la referida al cuidado que ha de tener el abogado respecto de los hechos
que incluye en su relato, desde que, la negativa o contradicción que respecto del hecho formule el
demandado, pondrá en su cabeza la carga de probarlo, siempre y cuando ese hecho sea admitido por el
juez en la audiencia preliminar porque lo considera conducente para la solución del conflicto. La modificación
que la ley 25.488 introdujo en el artículo 333 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, cuando
dispone que toda la prueba ha de ofrecerse en los escritos introductorios, alteró sustancialmente el trámite
del proceso ordinario, desde que en la versión anterior del código, sólo se acompañaba a la demanda la
documental y el resto de la pruebas era ofrecido cuando, después de trabada la litis, se abría la causa a
prueba, situación que permitía, a ambas partes, ofrecer sólo prueba de los hechos sobre los que había
contradicción. Ahora, en cambio, mientras el actor tiene la carga de ofrecer toda la prueba con la demanda,
ignora cuál o cuáles hechos serán admitidos o cuáles negados categóricamente por la contraria en su
contestación. Es aconsejable entonces ofrecer prueba sobre todos los hechos invocados y esperar la
audiencia preliminar para que el despacho saneador del juez, libere la carga de probar, respecto de los
hechos que fueron admitidos y de los inconducentes, y entonces sí, quedará definitivamente fijado el thema
decidendum y sólo respecto de él se producirán las pruebas.

De allí que el relato de los hechos, debe ser lo suficientemente persuasivo, pues si bien, como
reiteradamente se afirma, son las pruebas la que forman la convicción del juez, la persuación y la coherencia
en la narración de la plataforma fáctica, valoradas con sana crítica, son elementos que coadyuvan al
juzgamiento bajo las reglas de la lógica y la aplicación de las máximas de la experiencia.

Recordemos también, que con la interposición en la demanda, queda fijada definitivamente la


posición del actor respecto a los hechos del conflicto, la que no podrá cambiar ni alterar en el futuro, sin
infringir la doctrina de suspropios actos.

En cuanto a la tercera cuestión, es importante realizar una investigación previa sobre la


jurisprudencia existente en casos similares al nuestro, empezando por averiguar si hay fallos plenarios
dictados en la materia y, en especial, buscar las posiciones compatibles en fallos de la Corte y de la Cámara
de Apelaciones que intervendrá como Superior, enfocando así el desarrollo de los hechos, con los
parámetros que la jurisprudencia ha adoptado y que coinciden con nuestra postura.

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La cuarta y última cuestión, está relacionada con la pregunta si es posible en el proceso judicial
verificar la correspondencia entre el relato de los hechos y la realidad de lo ocurrido, partiendo de la base
que "los enunciados fácticos se conciben como descripciones de hechos que tienen una existencia
independiente de esos enunciados; es decir, los enunciados fácticos proporcionan información sobre los
hechos, no los constituyen: la pretensión de quien los formula es referirse a una realidad externa" . En
general, la doctrina procesal tradicional se ha definido un tanto dogmáticamente respecto a esta cuestión,
considerando que en el proceso civil se arriba a una verdad formal, mientras que en el penal se llega a la
verdad material.

La variedad de teorías referidas a la posibilidad o no de llegar a la verdad a través del proceso son
muchas y sus aportes vienen, en general, de la filosofía del derecho. Es también aceptada la imposibilidad
de obtener una verdad absoluta, esto es, que sea viable de reconstruir en el proceso la exacta situación de
hecho que provocó el conflicto. Sí, en cambio, existen posturas que sostienen que perseguir la verdad de los
hechos es irrelevante para el proceso judicial . Otra teoría moderna llega a esta misma conclusión, fundada
en la aplicación de métodos y modelos semióticos a los problemas jurídicos. Como sostiene Taruffo , "en
esta línea de trabajo se privilegia el aspecto lingüístico de estos problemas...esto implica que el proceso es
considerado como un lugar en el que se producen diálogos y se proponen y elaboran narraciones y es, por
tanto, estudiado desde el punto de vista de las estructuras lingüísticas y semióticas de esos discursos". En
todas estas teorías lo importante es la forma y la coherencia de la narración, que debe tener cohesión y
consistencia, pero escinden el discurso de la realidad empírica y no se ocupan de la búsqueda de
correspondencia entre ambas. La verdad sería entonces la ausencia de contradicción. Lo que sucede, es
que en el proceso judicial pueden coexistir dos versiones igualmente coherentes sobre un mismo hecho,
apareciendo entonces la contradicción, atento a que ambas, al excluirse no pueden ser tenidas como
verdaderas.

La verdad, como correspondencia de las proposiciones descriptivas con la realidad empírica de esos
hechos, entendidos como eventos del mundo real, no puede ser considerada, en este estado de la ciencia,
como absoluta u objetiva, sino, que lo que se puede alcanzar son distintos grados de probabilidad sobre
cómo ocurrieron los hechos relatados, por lo que podría decirse que "en los planteamientos más reflexivos
de la actualidad, se aprecia una tendencia a concebir el juicio de hecho como la elección de la hipótesis
racionalmente más atendible entre las distintas reconstrucciones posibles de los hechos de la causa; en
consecuencia, la verdad de los hechos nunca es absoluta, sino que viene dada por la hipótesis más
probable, osostenida por mayores elementos de confirmación".

Dentro de las teorías que admiten la probabilidad de correspondencia, básicamente han de


distinguirse lacuantitativa, cuyo origen se ubica en Pascal y la lógica, que parte de elaboraciones de Bacon.

La teoría cuantitativa para establecer el grado de probabilidad, establece que ésta es la medida de la
incertidumbre de un fenómeno del que no se puede predicar la falsedad (o inexistencia), ni la verdad
absoluta ( o existencia). La probabilidad indica una característica de los fenómenos del mundo real, en
especial, indica la frecuencia con la que un cierto hecho se verifica dentro de una clase o serie de
fenómenos. Su principal referente es el teorema de Bayes y sus aplicaciones. Se trata de la probabilidad
estadística que puede tener alguna aplicación judicial, pero que no parece ofrecer por sí misma un modelo
general apreciable de razonamiento probatorio .

La probabilidad lógica, en cambio, tiene como característica fundamental que no busca la


determinación cuantitativa de las frecuencias correspondientes a clases de eventos, sino racionalizar la
incertidumbre correspondiente a la hipótesis sobre un hecho, reconduciendo su grado de fundamentación al
ámbito de los elementos de confirmación (o de prueba) disponibles con relación a esa hipótesis. En otras
palabras, trata de explicar cómo puede fundamentarse una generalización sobre la inducción a partir del
conocimiento de un cierto número de casos particulares .

Actualmente se está trabajando, siempre dentro de la idea general de la probabilidad como relación
lógica, en la metodología de la evidencia y la inferencia, para cualquier tipo de problema consistente en
delimitar la aceptabilidad de la hipótesis sobre la base de los respectivos elementos de confirmación.

Este somero análisis sobre la relación de los hechos con las pruebas, desde esta particular óptica,
no tiene otra pretensión que la de crear una inquietud o un punto de partida para su reflexión y aplicación en
la teoría procesal.

Para finalizar, somos conscientes que abarcar la totalidad del tratamiento de los hechos en la
demanda, es una tarea que excede a este artículo de la revista, y solamente hemos querido compartir con el
lector algunos puntos de vista, no siempre tratados en la doctrina procesal, con la intención de enfocar al
proceso como uno de los modos de solución de los conflictos de la gente, a cuyo servicio estamos tanto
abogados como jueces. 1

1 1)Ver Falcón, Enrique M. "Procesos de Conocimiento" Tomo I, quien dedica todo el capítulo III de esta obra a la comunicación y el
proceso. Edit. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2000.
2)Poco ha trabajado la doctrina sobre los conflictos de intereses que pueden suscitarse entre abogado-cliente. Sin embargo, éstos
son varios y ocurren con más frecuencia de lo deseable, por ejemplo cuando es el abogado quien impide el acuerdo transaccional en
una mediación o una conciliación o, cuando inicia incidentes innecesarios o invíables, al sólo efecto de generar honorarios. Gran parte
de la responsabilidad de que esto suceda la tienen los magistrados y muchas veces pasa que, cuando los tribunales Inferiores
imponen sanciones, los Superiores las revocan, persistiendo así estas anomalías o desviaciones.
3)Gascón Avellán, Marina. "Los hechos en el derecho", pág. 65. Edit. Marcial Pons, Madrid 1999.
4)Carnelutti, Francesco. "La prueba civil", 2da. Edición, edit. Depalma, Buenos Aires, 1982, cuando sostiene que "...el proceso de
búsqueda sometido a normas jurídicas que constriñen y deforman su pureza lógica, no puede en realidad ser considerado como un
medio para el conocimiento de la verdad de los hechos, sino para una fijación o determinación de los propios hechos, que puede
coincidir o no con la verdad de los mismos y que permanece por completo independiente de ellos". Pág. 21.
5)Taruffo, Michele. " La prueba de los hechos", págs. 51 y ss. Edit. Trotta, Madrid, 2002.
6)Gascón Avellán, Marina, op. cit. pág. 45.
7)Taruffo, Michele, op. cit. pág. 193.
8)Taruffo, Michele, op. cit. págs. 223 y ss.
9)Taruffo, Michele. op. cit. pág. 239.
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