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Pie Diabético

Guía para la práctica clínica


2 ª Edición

Jordi Viadé Julia


Podólogo respo nsable de la Un idad de Pie Diabético,
Hospital Universitari Mútua de Terra ssa, Barcelona

Josep Royo Serrando


Jefe de Servicio de Cirugía Vascular y Endovascular,
Hospital Universitari Mútua de Terrassa, Barcelona

- - · EDITO RIAL M EDICA-.-....._


( panamericana )
BUENOS AIRES - BOGOTÁ - CARACAS - MADRID
MtXICO - PORTO ALEGRE
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l.ª edición (versión impresa)
España, abril de 20 13

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Las ciencias de la salud están en permanente cambio. A medida que las nuevas investigaciones y la experiencia clínica amplían nuestro conocimiento,
se requieren modificaciones en las modalidades terapéuticas y en los tratamientos farmacológicos . Los autores de esta obra bao verificado toda la
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administrar para cerciorarse de que Ja información contenida en este libro sea correcta y que no se hayan producido cambios en las dosis sugeridas o
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La versión electrónica de esta primera edición se publicó en junio de 2015


Aldoma Puigdomenech, Jordi Huguet Vidal, Teresa
Médico radiólogo Podóloga
Clínica Alto Aragón. Huesca Exasistente Unidad Pie Diabético
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona
Anglada Barceló, Jordi
Jefe de Servicio Endocrinolología Jordano Montañez, M. Queralt
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona Adjunta Servicio de Enfermedades Infecciosas
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona
Canga Villegas, Ana
Lladó Vidal Melchor
Médico radiólogo
Podólogo
Hospital Marqués de Valdecilla. Santander.
Unidad Pie Diabético. ADIBA
Cantabria
Hospital Son Espases. Palma de Mallorca. llles
Balears
Cicchinelli, Luke D.
DPM Mauricio Puente, Dídac
East Walley Foot & Ankle Specialists Jefe Servicio de Endocrinolología
Arizona. EE.UU. Hospital Arnau de Vilanova. Lleida

Curcó Botargues, Neus Moga Donadeu, Lluís


Adjunta Servicio Dermatología Adjunto Cirugía Vascular y Endovascular
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona

Dolz Jordi, Josep Lluís Morral Fernández, Antoni


Jefe Clínico Radiodiagnóstico Fisioterapeuta
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona FCS Blanquerna. Universitat Ramon Llull. Salut i
Esport. Santa Perpetua de Mogoda. Barcelona
Doria Cervós, Montserrat
Müller, Bertram
Pódóloga
Bioingeniero
Servicio Endocrinología Hospital Arnau de
Vilanova. Lleida Laboratorio de Biomecánica
EGARSAT. Terrassa. Barcelona
Fabbi, Matteo
Palma Bravo, Anabel
Adjunto Endocrinología.
Podóloga
Capio. Hospital General de Catalunya.
Ex asistente Unidad Pie Diabético.
Sant Cugat. Barcelona
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona

Figuerola Pino, Daniel Rodríguez Baeza, Alfonso


Endocrinólogo. Director Fundació Carrasco i Catedrático de Anatomía
Formiguera. Barcelona Facultad de Medicina. Universitat Autónoma de
Barcelona. Bellaterra. Barcelona
Girvent Montllor, Francesc
Jefe Clínico Royo Serrando, Josep
Servicio de Traumatología Jefe de Servicio Cirugía Vascular y Endovascular
Hospital Pare Taulí. Sabadell. Barcelona Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona
• Índice de autores

Simón Pérez, Eduardo Viadé Julia, Jordi


Podólogo Podólogo responsable Unidad Pie Diabético
Gabinete Médico Paracelso. Valladolid Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona

Socias Buades, Isabel M. Vives Vila, Pere


Médico de Familia Jefe de Servicio Dermatología
Centro de Salud Manacor. llles Balears Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona

Urbano Ventura, Paquita Ysamat Marta, Montserrat


Enfermera educadora Adjunta Servicio Medicina Nuclear
Servicio de Endocrinología Centro Tecnología Diagnóstica
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona

Valverde Torreguitart, Maite


Enfermera educadora
Servicio de Endocrinología
Hospital Universitari Mútua de Terrassa. Barcelona
En el año 2006 se publicaba el libro Pie Diabético. co y quirúrgico. Una vez más, la información del
Guía práctica para la prevención, evaluación y trata- texto es complementada por figuras, multitud de
miento del pie diabético, una obra dedicada a una imágenes y un apartado dedicado a casos clínicos.
de las complicaciones más frecuentes y, a la vez, En el proceso de renovación de la obra Pie Dia-
devastadoras de los pacientes con diabetes. El ob- bético, Jordi Viadé Julia y Josep Royo Serrando se
jetivo de su autor principal, Jordi Viadé Julia, y de acompañan una vez más por autores que per-
sus colaboradores no era otro que el de elaborar tenecen a todas aquellas especialidades involu-
una guía práctica dirigida a todos aquellos profe- cradas en el manejo de esta complicación crónica
sionales involucrados en la prevención, evaluación multidisciplinar (médicos y enfermeras de aten-
y manejo terapéutico de los pacientes con diabe- ción primaria, podólogos, endocrinólogos, enfer-
tes afectados por esta complicación. A juzgar por meras educadoras en diabetes, radiólogos, trau-
el éxito de su publicación, no es de extrañar la apa- matólogos y cirujanos vasculares). La renovación
rición de una nueva edición. en el apartado de los autores casi es completa.
Seis años después, ésta es una edición comple- Únicamente siete repiten en relación a la edición
tamente revisada y actualizada. A la experiencia anterior de más de veintiséis colaboradores, en-
de Jordi Viadé Julia se ha sumado como coautor tre ellos, un experto de los Estados Unidos de
Josep Royo Serrando, especialista en cirugía vas- América.
cular y endovascular. Se ha confeccionado y es- En resumen, esta segunda edición del libro Pie
tructurado su índice de capítulos. Algunos son re- Diabético. Guía para la práctica clínica mantiene las
visiones y actualizaciones de los publicados en la esencias que le dieron éxito entre los profesiona-
edición anterior, otros son capítulos de nueva les que se dedican al manejo del pie diabético. Asi-
creación. La estructura de la obra en esta ocasión mismo, es una versión renovada y actualizada en
se distribuye en dos secciones. En la primera, dedi- casi todos sus aspectos, y éste es un hecho que se
cada a la descripción, nomenclatura, patología y agradece de manera muy especial. Con estos mim-
aspectos preventivos del pie diabético, se incluyen bres, nos atrevemos a pronosticar un nuevo éxito
aspectos y apartados completamente nuevos. a esta guía y emplazamos a su coordinador a que
Mencionar el apartado dedicado a las generalida- considere el dicho «no hay dos sin tres» y nos em-
des de la diabetes mellitus, el problema visto des- place, ¿por qué no?, a una tercera.
de la atención primaria y aquel dedicado al con-
cepto de pie neuroisquémico. En la segunda sec- Ignacio Conget
ción se abordan todos aquellos aspectos que tie- Médico Consultor Senior
nen que ver con el tratamiento de las lesiones del Unitat de Diabetis. Endocrinología i Diabetis,
pie en un paciente con diabetes. Se actualizan to- Hospital Clínic i Universitari de Barcelona
das las posibilidades desde el punto de vista médi- Universitat de Barcelona
A tenor de las cifras que caracterizan a la diabe- del paciente con diabetes, en comparación con el
tes mellitus en general y a la diabetes mellitus tipo paciente sin esta enfermedad, es debido a proble-
2 (DM2) en particular, ésta supone hoy en día un mas cardiovasculares. Pues bien, en un gran por-
problema sanitario y socioeconómico de primera centaje de casos, la forma de presentación está re-
magnitud. Entre las complicaciones y comorbilida- lacionada con problemas en las extremidades in-
des más temibles que se pueden presentar en esta feriores y, más concretamente, en el pie.
población, se encuentra, sin lugar a dudas, la afec- En este contexto y tras este preámbulo, se espe-
tación del pie. Estamos hablando de una compli- raba y se agradece la publicación de Pie diabético:
cación temible por su frecuencia y porque su reco- guía práctica para la prevención, evaluación y trata-
nocimiento, diagnóstico y tratamiento, en muchas miento, editada por un verdadero experto en el
ocasiones, no se realiza con la suficiente celeridad tema como es Jordi Viadé Julia. Además, si atende-
y pericia. Es una complicación tan genuina e im- mos al grupo de autores seleccionados por el edi-
portante en la diabetes que no existe otra compli- tor, se comprende uno de los rasgos más típicos
cación de la enfermedad que se describa adjeti- de la atención al pie diabético y que no es otro
vando de manera directa la región anatómica que su carácter multidisciplinario. En el listado de
afectada. autores, colaboran podólogos, endocrinólogos,
En los pacientes con diabetes, la afectación de traumatólogos, cirujanos vasculares, fisioterapeu-
las extremidades inferiores en cualquiera de sus tas, dermatólogos, educadores en diabetes, etc.,
formas de presentación clínica (enfermedad vascu- todos ellos profesionales directamente involucra-
lar periférica, neuropatía periférica, úlceras en pies, dos en la atención del problema.
amputaciones) es del orden de dos veces más fre- Prevención, evaluación y tratamiento son temas
cuente que en la población sin diabetes y afecta mayores en cualquier guía que se precie sobre la
aproximadamente a uno de cada tres pacientes atención al pie diabético. Sin embargo, la caracte-
(edad > 40 años) con la enfermedad. Recientes re- rística más sobresaliente de la obra que nos ocupa
visiones sobre el tema indican que, en una persona es su carácter eminentemente práctico, y esta ca-
con diabetes, el riesgo de desarrollar una ulcera- racterística nos habla por sí sola de la dilatada ex-
ción en el pie a lo largo de la vida es de alrededor periencia del grupo que ha redactado esta guía.
de un 15 o/o. La incidencia anual de dichas úlceras Como cualquier compendio de recomendaciones,
oscila entre el 1 y el 4 o/o y su prevalencia, entre el 4 las que hacen referencia a la práctica clínica en
y el 1O %. La afectación del pie en el paciente con diabetes no tratan de maniatar al profesional y en
diabetes genera en éste multitud de problemas de ningún caso pretenden desindividualizar cual-
diferente índole. Pero, sin duda, la consecuencia quier pauta de actuación. Todo lo contrario, bien
más ominosa es la amputación. Ésta es unas 20 ve- entendidas, pretenden guiar todas aquellas actua-
ces más frecuente en este tipo de pacientes que en ciones que muchas veces se escapan a la evalua-
la población general y, en la gran mayoría de casos, ción empírica. En todo caso, y como en muchas
viene precedida por una ulceración. otras facetas de la vida, el desconocimiento de es-
En términos de coste sociosanitario, el problema tas recomendaciones no justifica que no tratemos
que nos ocupa también se caracteriza por cifras de cumplirlas siempre que nos sea posible.
extraordinarias. En nuestro ámbito, alrededor del
50 o/o del exceso de coste que supone la atención Ignacio Conget
A finales de 2006, se publicó la primera edición el diagnóstico de la enfermedad y la prevención;
de Pie diabético: guía práctica para la prevención, y el segundo se ha dedicado en exclusiva al tra-
evaluación, y tratamiento. En ningún momento tamiento multidisciplinario del paciente con úl-
pensé en tener que elaborar una nueva edición, cera.
pues un tema minoritario como es el pie diabéti- También se ha incrementado el número de figu-
co hacía presagiar que el libro estaría disponible ras y tablas para hacer más comprensibles las dife-
durante bastantes años. rentes técnicas y casos clínicos que se muestran en
Mi sorpresa fue cuando, a principios de 2012, la obra. Los diferentes profesionales que han cola-
solicitamos a la Editorial la compra de varios borado en esta guía confirman que hay que abor-
ejemplares para distribuir entre los alumnos de dar el problema del pie diabético de forma multi-
un curso, y se nos comunicó que se habían agota- disciplinaria.
do, al mismo tiempo que me sugerían preparar la Desde aquí, quiero agradecer la participación de
reedición. todos los autores, que, de forma desinteresada,
La respuesta no se hizo esperar, pero sí tenía han hecho posible esta nueva edición, así como la
muy claro que la reedición debería incluir todas las de los pacientes, por su confianza y colaboración
mejoras conseguidas en el tratamiento del pacien- en todo momento.
te diabético con úlcera en el pie en los últimos De forma especial, agradezco al Dr. Josep Royo
años en los diferentes campos de actuación - Serrando por su indispensable contribución con la
desde la biomecánica y el diagnóstico, hasta la or- unidad de pie diabético y en la elaboración y ase-
topodología o la cirugía- y que tan buenos resul- soramiento de este libro, que espero que, como
tados nos está dando, con un importante descen- mínimo, tenga el mismo éxito que la primera edi-
so del número amputaciones. ción.
El índice de materias se ha dividido en dos gru-
pos. El primero incluye la descripción del tema, Jordi Viadé Julia
Prólogo a la segunda edición .......................................................................................................................................... VII

Pro' 1ogo a 1a primera


. ed" . , ............................................................................................................................................
1c1on IX

Prefacio ..................................................................................................................................................................................... XI

SECCIÓN l. DESCRIPCIÓN, PATOLOGÍA Y PREVENCIÓN

Capítulo 1. Introducción ..................................................................................................................................................... 3


D. Mauricio Puente, M. Doria Cervós, I Mª Socias Buades, A. Rodríguez Baeza, B. Müller y A. Palma Bravo
' 1o 2 . p·1e neuro1sq
Capttu . uem1
, .co ...................................................................................................................................... . 35
J. Anglada Barce/ó, J. Royo Serrando, M. Fabbi, L. D. Cicchinelli y J. Viadé Julia

Capítulo 3. Educación terapéutica .................................................................................................................................. . 61


D. Figuerola Pino, M. T. Va/verde Torreguitart, E. Simón Pérez, M. Lladó Vida/ y J. Viadé Julia

Capítulo 4. Piel y diabetes.................................................................................................................................................. 73


P. Vives Vi/a y N. Curcó Botargues

SECCIÓN 11. TRATAMIENTO

Capítulo 5. Infección del pie diabético........................................................................................................................... 83


M. Q. Jordano Montañez, J. LI. Dolz Jordi, J. A/doma Puigdomenech, A. Canga Vi/legas y M. Ysamat Marfa

Capítulo 6. Tratamiento médico....................................................................................................................................... 107


J. Royo Serrando, J. Viadé Julia, M. Fabbi, P. Urbano Ventura y A. Morral Fernández

Capítulo 7. Alternativas para la descarga de la úlcera............................................................................................... 127


M. Lladó Vida/, T. Huguet Vida/, A. Palma Bravo y J. Viadé Julia

Capítulo 8. Tratamiento quirúrgico del pie diabético............................................................................................... 137


J. Royo Serrando, F. Girvent Montllor, J. Viadé Julia, L. D. Cicchinelli, M. Fabbi, LI. Maga Donadeu
y A. Morral Fernández

Capítulo 9. Casos clínicos/ Recurrencia......................................................................................................................... 159


J. Viadé Julia y J. Royo Serrando.

Índice analítico ...................................................................................................................................................................... 175


1 Descripción, patología y prevención
Capítulo 1. Introducción
Capítulo 2. Pie neuroisquémico
Capítulo 3. Educación terapeútica
Capítulo 4. Piel y diabetes
D. Mauricio Puente y M. Doria Cervós

,
INTRODUCCION 1 % de la población en casi todos los países del
mundo).
La diabetes mellitus viene definida por la pre- La diabetes mellitus de tipo 1 se produce por
sencia en la persona afectada de una hipergluce- la destrucción de las células productoras de in-
mia crónica. Los criterios diagnósticos de diabe- sulina, lo que conduce a la necesidad de trata-
tes mellitus actualizados según la Asociación miento con insulina desde el inicio de la enfer-
Americana de Diabetes se muestran resumidos medad en las personas afectadas. Su causa es en
en la tabla 1-1. la mayor parte de casos de origen autoinmuni-
En ausencia de hiperglucemia franca, los tres tario.
primeros criterios deben ser repetidos para su En la diabetes mellitus de tipo 2, se produce tan-
confirmación en un día posterior. to una disminución de la sensibilidad a la acción
La clasificación actual de la diabetes mellitus de la insulina en diferentes tejidos como una insu-
identifica dos tipos principales de diabetes, la de ficiente secreción de insulina por parte de las célu-
tipo 1 y la de tipo 2. Además de los dos tipos prin- las beta pancreáticas productoras de dicha hor-
cipales, se distinguen también la diabetes gesta- mona. Este tipo de diabetes es la que se asocia a la
cional y otras formas de diabetes, aunque no es obesidad y el sedentarismo, propios de las socie-
posible extenderse aquí en la descripción de estos dades occidentales. Esta asociación supone en
tipos de diabetes, cuya frecuencia es baja. El tipo muchos de los casos la presencia de otros factores
de diabetes más frecuente con mucho es la diabe- de riesgo cardiovascular, especialmente, la dislipi-
tes mellitus de tipo 2, que actualmente representa demia y la hipertensión. Por ello, la población
en casi todo el mundo más del 90 o/o de los casos. afectada presenta un riesgo elevado de enferme-
En segundo lugar, se encuentra la diabetes melli- dad cardiovascular, que se caracteriza por una ma-
tus de tipo l, que supone la segunda causa, aun- yor precocidad y más gravedad que en la pobla-
que su prevalencia es mucho más baja (menos del ción no diabética.1

Tabla 1-1. Criterios diagnósticos de la diabetes mellitus según la Asociación Americana de Diabetes

1. Hemoglobina glucosilada > 6,5 % por método estandarizado NGSP/DCCT.

2. Glucemia plasmática en ayunas> 126 mg/dl.

3. Glucemia plasmática> 200 mg/dl en la prueba de tolerancia oral a la glucosa (75 g de glucosa
en el adulto).

4. Paciente con descompensación hiperglucémica o síntomas clásicos de hiperglucemia, con una glucemia
plasmática> 200 mg/dl.

NGSP: National Glycohemoglobin Standardízation Program (Programa de Estandarización Nacional de Hemoglobina Glucosilada);
DCCT: Diabetes Control and Comp/ications Triaf (Estudio de Control y Complicaciones de la Diabetes).
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

COMPLICACIONES CRÓNICAS bral, cardiopatía isquémica y enfermedad arterial


DE LA DIABETES MELLITUS periférica (o vascular periférica).
Por lo que respecta al tema monográfico de
La clasificación clásica de las complicaciones este libro - el pie diabético-, es importante des-
tardías de la diabetes mellitus divide a éstas en tacar que existen dos complicaciones, una mi-
dos grandes categorías: las microangiopáticas y croangiopática y otra mancroangiopática, que
las macroangiopáticas. La microangiopatía dia- contribuyen conjuntamente o por separado a la
bética supone la afectación de la microcircula- patogenia del pie diabético; estas dos complica-
ción inducida por la hiperglucemia crónica. La ciones son la enfermedad arterial periférica y la
hiperglucemia crónica está implicada en la pato- neuropatía diabética.
genia de la arteriosclerosis que afecta a las gran-
des arterias asociadas a la diabetes mellitus; la
ateromatosis específicamente asociada a la dia- CONCEPTOS BÁSICOS
betes se denomina macroangiopatía diabética. SOBRE EL PIE DIABÉTICO
Por lo tanto, las complicaciones crónicas que
produce la diabetes mellitus son complicaciones El pie diabético es una complicación de la diabe-
vasculares. tes en la que intervienen diferentes factores cau-
Un hecho fundamental desde el punto de vista sales, entre los cuales se encuentra al menos una
clínico es que la diabetes mellitus también produ- de las complicaciones crónicas de la enfermedad
ce una aceleración y una mayor extensión del pro- que producen las alteraciones que conducen a su
ceso ateromatoso, cuya traducción clínica es una aparición. El pie diabético se define como la infec-
mayor precocidad en la aparición de eventos car- ción, ulceración o destrucción de los tejidos pro-
diovasculares y una mayor gravedad de éstos fundos del pie, asociados a neuropatía y/o enfer-
cuando se compara con los sujetos no diabéticos. medad vascular periférica de diferente magnitud
Las complicaciones tardías de la diabetes son las en las extremidades inferiores de los pacientes
que producen una pérdida más importante en la con diabetes mellitus.2
calidad de vida, y son la causa principal de la mor- En la fisiopatología del pie diabético, existe en
talidad en la diabetes mellitus. el sujeto afectado al menos una o, simultánea-
Aunque las pequeñas y grandes arterias son las mente, las dos complicaciones crónicas que con-
que primariamente se ven afectadas por el efecto ducen a su aparición: la neuropatía y la arteriopa-
deletéreo de la hiperglucemia, la clasificación de tía periféricas. Dependiendo del peso específico
las complicaciones microangiopáticas y macroan- que tome cada una de ellas en la lesión, desenca-
giopáticas se basa en el órgano diana de la altera- denarán úlceras con un único origen, ya sean neu-
ción circu latoria. Entre las complicaciones mi- ropáticas o isquémicas, o bien mixtas, llamadas
croangiopáticas, se distinguen tres principales se- . ' .
neuro1squem1cas.
gún se vea afectado el riñón, la retina o el nervio La neuropatía diabética (Fig. 1-1) es un factor cau-
periférico; las complicaciones microangiopáticas sal mayor implicado en la patogenia de las úlceras y
que afectan a estos órganos diana se denominan, afecta a diferentes tipos de fibras nerviosas: sensiti-
respectivamente, nefropatía diabética, retinopatía vas, motoras y autónomas. La neuropatía sensitiva
diabética y neuropatía diabética. De manera aná- es causa de pérdida de la percepción de estímulos
loga, en la macroangiopatía, se distinguen tres dolorosos, de presiones excesivas, de cambios de
territorios potencialmente afectados por la arte- temperatura y de la propiocepción del pie. La neu-
riosclerosis que puede complicar la diabetes, esto ropatía motora causa atrofia y debilidad de la mus-
es, el cerebro, el miocardio y las extremidades in- cu latura de la extremidad inferior y, en especial, de
feriores. La denominación de las complicaciones la musculatura intrínseca del pie. Estas alteraciones
macroangiopáticas es común a la utilizada en los musculares conducen a deformidades de los pies
sujetos no diabéticos: enfermedad vascular cere- (ha/lux valgus, dedos en garra, etc.) y también al au-
CAPÍTULO 1. lntroduccíón •

Neuropatía sensitiva
Pérdida de sensación de protección
Pérdída de detección de presiones patológicas

Neuropatía autónoma Neuropatía motora


Alteración de la sudoración, piel fina y grietas Debílídad y atrofia de la musculatura
Edema Deformidades en los pies
Dístensíón de las venas dorsales del píe Aumento de presiones

Figura 1-1. Repercusión de la neuropatía periférica diabética en el pie.

mento de presiones en determinadas zonas del taria a nivel local. Existen, además, otros factores
pie, como los dedos y las cabezas de los metatar- que pueden favorecer el empeoramiento de la
sianos a nivel plantar. En estas dos zonas es donde perfusión, como el edema causado por un trauma-
se localizan aproximadamente la mitad de las úl- tismo, la trombosis séptica o la infección, y gene-
ceras del pie diabético. ralmente afectan a las arterias que irrigan los de-
La neuropatía autónoma causa sequedad en la dos de los pies, que pueden llegar a gangrenarse.
piel, dejándola más frágil y con tendencia a agrie- El estadio más grave de la enfermedad arterial pe-
tarse; paralelamente, da lugar a la alteración de los riférica se manifiesta con la isquemia crítica asocia-
shunts entre las arterias y venas, produciendo ede- da a úlcera o gangrena, la cual requiere revascula-
ma, y causando finalmente la distensión de las ve- rización. Las probabilidades de salvar una extremi-
nas dorsales del pie. dad después de un procedimiento de revasculari-
La enfermedad vascular periférica afecta de ma- zación son análogas en pacientes diabéticos y no
nera variable a los pacientes. En aproximadamen- diabéticos;2 por lo tanto, la diabetes no constituye
te la mitad de los pacientes con úlcera, se puede un motivo para no ofrecer a los pacientes los mis-
encontrar la presencia de enfermedad vascular pe- mos procedimientos de revascularización que en
riférica, siendo el factor pronóstico más importan- la población no diabética.
te para la curación de las úlceras.2·4 Esta complica- Del total de pacientes con úlceras de pie diabé-
ción puede identificarse con una simple explora- tico, aproximadamente dos tercios presentan neu-
ción clínica y el pronóstico de curación de una le- ropatía, deformaciones del pie y antecedentes de
sión puede estimarse sin pruebas invasivas. 2 La traumatismos menores.2
enfermedad macrovascular produce alteraciones La pérdida de sensibilidad, las deformidades que
del trofismo del pie que hacen que la piel sea más conducen a alteraciones tanto morfológicas como
sensible al estrés biomecánico, dificulta la cicatri- funcionales del pie (Fig. 1-2) y los factores externos
zación y altera los mecanismos de defensa inmuni- son responsables de la mayoría de las úlceras. Las
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

deformidades pueden ser propias o adquiridas por Una de las complicaciones que más se asocia
diferentes motivos: la neuropatía, procedimientos a las úlceras es la infección y puede ser identifi-
quirúrgicos previos, amputaciones previas o por la cada por la semiología clínica. La infección no
neuroartropatía de Charcot. El factor externo que es un factor pronóstico independiente de cura-
más frecuentemente desencadena ulceración es el ción, lo que indica que la terapia antibiótica y
propio calzado del paciente. las técnicas quirúrgicas son adecuadas para sal-
Los principales factores de riesgo para desarro- var extremidades en pacientes con buena per-
llar una úlcera son: fusión.3
Entre las tareas más importantes para el cuidado
• Úlceras previas o amputaciones previas como del pie diabético, están:
factor de mayor riesgo.
• La neuropatía como factor más implicado. • Prevención.
• Traumatismos: calzado inadecuado, caminar • Evaluación inicial y diagnóstico de las úlceras.
descalzo, objetos en el interior del calzado, caí- • Tratamiento local de la úlcera.
das o accidentes. • Tratamiento de las infecciones.
• Alteraciones biomecánicas: limitación articular, • Atención clínica general del paciente.
prominencias óseas, deformidades, hiperquera- • Descarga.
tosis. • Tratamientos quirúrgicos: locales, vascular, co-
• La enfermedad vascular periférica, cuyo papel rrectivos.
pronóstico es fundamental. • Calzado.
• El estatus socioeconómico del paciente: pobre- • Educación.
za, no tener acceso a los servicios médicos, in-
cumplimiento de las pautas médicas, bajo nivel Debido a esta gran variedad de actuaciones
educativo.2 que precisa un paciente con pie diabético, se re-
• Diabetes de más de 1O años de evolución. quieren profesionales de la salud expertos en di-
• Mal control crónico de la glucemia. ferentes aspectos del diagnóstico, el tratamiento
• Tener retinopatía diabética. y la prevención. Se ha demostrado que la aten-
• Tener nefropatía diabética. ción multidisciplinaria del pie diabético es efecti-
• Edad avanzada. va y reduce los altos costes económico-sociales

Deformación del pie


Alteración biomecánica
Patrones anormales de marcha
de las presiones en el pie
Limitación de la movilidad articular

Incremento de las presiones plantares


Incremento de las fuerzas de fricción

Figura 1-2 . Relación entre las deformidades y las alteraciones morfológicas y funcionales del pie en los pacien-
tes diabéticos.
CAPÍTULO 1. Introducción •

asociados. Los mayores costes se derivan de los culares y macrovasculares de estos pacientes a
ingresos y estancias hospitalarias.5 edades tempranas.
En España, la prevalencia de la diabetes mellitus
de tipo 2 es actualmente del 13,8 ºlo según un es-
ASPECTOS BÁSICOS DE LA tudio realizado en 2009 y recientemente publica-
EPIDEMIOLOGÍA DE LA DIABETES do; de este porcentaje, un 6 ºlo correspondió a per-
Y DEL PIE DIABÉTICO sonas no diagnosticadas. Como se ha demostrado
en estudios previos, la diabetes de tipo 2 se asocia
La diabetes mellitus constituye la cuarta o quin- con mayor frecuencia a la obesidad, la hiperten-
ta causa de muerte en los países desarrollados y, sión, el aumento del colesterol y triglicéridos y la
en los países vías de desarrollo, se está incremen- disminución del colesterol HDL (asociado a lipo-
tando en proporciones epidémicas. 2 Dependiendo proteínas de alta densidad). También se confirmó
de los países, se sabe que hasta un 45 o/o de las per- que las personas con nivel educativo bajo presen-
sonas que la padecen no están diagnosticadas. tan un 28 º/o más de probabilidad de padecer la
En el año 2011, se ha estimado que la diabetes enfermedad. Asimismo, se ha observado que un
mellitus afecta ya a 366 millones de pacientes en bajo nivel socioeconómico se asocia a un peor es-
todo el mundo, y las proyecciones estiman un in- tado de salud, tasas más elevadas de mortalidad,
cremento de estas cifras en un 51 % para el año enfermedades cardiovasculares e incremento de
2030; para entonces, la diabetes mellitus afectará a la prevalencia de la diabetes. 7
unos 550 millones de personas en todo el mundo.6 En el estudio con mayor muestra de población
La prevalencia es variable según las regiones geo- que se ha llevado a cabo en Europa sobre la pobla-
gráficas, siendo el nivel socioeconómico y los há- ción con diabetes mellitus de tipo 2, en condicio-
bitos de estilo de vida los principales factores im- nes de práctica real, se confirmó el diagnóstico de
portantes en los cambios que se están producien- diabetes mellitus de tipo 2 en un 7,6 % de la pobla-
do en la prevalencia de la enfermedad. ción adulta mayor de 30 años de edad en Cataluña
La diabetes mellitus de tipo 1 afecta a un por- (dato muy semejante al estudio español). También
centaje minoritario del total de pacientes diabéti- se observó que en personas de más de 70 años la
cos. La diabetes de tipo 2 constituye la gran epide- prevalencia asciende hasta un 22,4 %.8
mia metabólica del siglo xx1, especialmente, en los Aproximadamente un 15 % de todos los pacien-
países desarrollados, donde se concentra entre el tes diabéticos desarrollarán una úlcera en el pie a
85 y el 90 % de los pacientes diabéticos, aunque el lo largo de su vida. Esto significa que uno de cada
mayor crecimiento va a producirse en los países en siete pacientes diabéticos presentará una o más
desarrollo. El número creciente de personas afec- úlceras en los pies a lo largo de la vida. A nivel
tadas se explica por varios factores: los cambios mundial, se ha calculado que cada año aproxima-
socioculturales, el envejecimiento de la población, damente cuatro millones de personas desarrollan
el incremento de las áreas urbanizadas, los cam- una nueva úlcera de pie diabético.
bios en la alimentación, la reducción de la activi- En los países desarrollados, el 60 ºlo de las úlceras
dad física y, en general, de otros hábitos poco salu- se asocian a enfermedad vascular periférica, es de-
dables, que conllevan el aumento incesante de la cir, son isquémicas o neuroisquémicas, en contras-
prevalencia de obesidad.2 Actualmente, se está te con lo que ocurre en los países en desarrollo, en
produciendo un incremento de la incidencia de los que las úlceras son, en su mayoría, de origen
diabetes de tipo 2 a edades tempranas asociado a neuropático. La prevalencia de las úlceras de pie
la obesidad y el sedentarismo, especialmente, en diabético varía entre un 1,5 y un 1O% y su inciden-
adolescentes y adultos jóvenes; por lo tanto, la cia se sitúa entre el 2,2 y el 5,9 %. 2
diabetes de tipo 2 se está convirtiendo en un pro- En cuanto a las reulceraciones, Connor y Mahi
blema de salud pública grave, al que se añade el publicaron, tras un seguimiento de 2 a 1O años de
potencial desarrollo de complicaciones microvas- duración de los pacientes que habían sufrido una
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

primera úlcera, la aparición de nuevas úlceras en comparativo entre pacientes en estadios 4 y 5 de


el 37 o/o de ellos. Muller y colaboradores, en Holan- enfermedad renal crónica y pacientes diabéticos
da, comunicaron que el 25 o/o de los pacientes con sin daño renal, todos ellos con úlceras en el pie, se
diabetes de tipo 2 y pie diabético habían experi- concluyó que las complicaciones de pie se en-
mentado dos o más reulceraciones durante los 6 cuentran con el doble de frecuencia en pacientes
años siguientes.9 diabéticos con insuficiencia renal crónica y que la
La consecuencia más grave, después de la mor- tasa de amputaciones es de 6,5 a 1O veces más
talidad asociada, de una úlcera de pie diabético es alta. 11 Por lo tanto, la hemodiálisis es un factor pro-
la amputación. El 85 ºlo de ellas van precedidas de nóstico independiente para la amputación mayor.
una úlcera. Cabe destacar que cada 30 segundos En España, entre los años 2001 y 2008, un exten-
se amputa una extremidad inferior en algún lugar so estudio sobre amputaciones en pacientes diabé-
del mundo a causa de la diabetes, y que el 70 o/o de ticos concluyó que la incidencia de amputaciones
todas las amputaciones de extremidad inferior se menores y mayores ha disminuido en dicho perío-
producen en pacientes diabéticos. La prevalencia do en los pacientes con diabetes de tipo 1 y ha au-
de amputación en la extremidad inferior en pacien- mentado en los pacientes con diabetes de tipo 2.
tes diabéticos está entre un 0,9 y un 2,4 ºlo. Entre los Esto justificaría un mayor esfuerzo en la prevención
motivos más comunes para realizar una amputa- y el tratamiento precoz en los pacientes diabéticos
ción descritos en la literatura médica, se encuentran de tipo 2 que presentan lesiones de pie. 12
la gangrena, la infección y las úlceras que no curan. 2 En la evaluación de los objetivos fijados en la de-
Entre el 7 y el 20 o/o de los pacientes con úlcera en el claración de Saint Vincent en Cataluña, se observa
pie sufrirá finalmente una amputación. que se han cumplido los objetivos para la reducción
En el estudio Eurodiale, sobre el tratamiento de de muertes por infarto de miocardio. En las ampu-
las úlceras en varios centros europeos de referen- taciones, hay una tendencia decreciente, pero no se
cia, se registró una tasa de curación del 84 o/o (con han llegado a cumplir los objetivos. El objetivo esta-
o sin amputación menor) en el tratamiento de las blecido para el año 2000 era de 9,3 amputaciones
úlceras neuropáticas (sin enfermedad vascular pe- por cada 1.000 altas, y la tasa registrada fue de 18,7
riférica). Únicamente el 2 o/o requirieron una ampu- amputaciones. Por lo tanto, existe aún mucho cami-
tación mayor y el 3 o/o de los pacientes fallecieron. no por recorrer tanto en la prevención como en el
En las úlceras asociadas a enfermedad vascular pe- tratamiento del pie diabético en España.13
riférica, la curación registrada fue del 69 °/o; el 8 o/o Las amputaciones mayores incrementan la mor-
requirieron una amputación mayor y el 9 ºlo de los talidad en pacientes con diabetes. La mortalidad a
pacientes fallecieron durante el primer año de se- corto plazo tras una amputación es aproximada-
guimiento. El estudio demostró que la enferme- mente de un 1O %. La muerte se incrementa a los
dad vascular periférica unida a infección conlleva cinco años siguientes a una amputación: al año de
las peores tasas de curación en las úlceras de pie la amputación, la mortalidad es de un 30 ºlo; a los 3
diabético.3 Se puede afirmar que la enfermedad años, del 50 %; y a los 5 años, del 70 ºlo. 2 Estas tasas
vascular periférica es un factor pronóstico inde- de mortalidad son equiparables a algunos tipos
pendiente para la curación de las úlceras, siendo el de cáncer y claramente mayores que muchos
impacto de la infección mucho más importante en otros; ello debería obligar a todas las partes impli-
presencia de enfermedad arterial periférica. cadas a una profunda reflexión sobre el impacto
Otro factor de mal pronóstico es la hemodiálisis, real del pie diabético. Las tasas de amputación di-
tal y como demuestran Miyajima y colaboradores fieren de manera amplia entre las regiones geo-
en un estudio retrospectivo. 3• 10 En dicho estudio, gráficas dentro de un mismo país, así como entre
observaron la asociación entre la hemodiálisis y los diferentes países. Las tasas de amputación para
las amputaciones mayores, y un 57 o/o de los pa- el año 2003 de las personas de más de 75 años do-
cientes con úlcera en tratamiento con hemodiáli- blan a la s de las menores de 64. Los individuos de
sis sufrieron amputación mayor. En otro estudio raza negra son los que experimentan tasas más
CAPÍTULO 1. Introducción •

elevadas de alta hospitalaria con amputación, sentan úlcera con enfermedad vascular periférica
comparados con un grupo de control de raza blan- e infección que en pacientes en ausencia de éstas.
ca e hispanos de Estados Unidos; estas tasas guar- La proporción más elevada de estos costes la re-
dan mucha relación con el acceso del paciente a la presentan los asociados a las hospitalizaciones, al
atención sanitaria, la calidad de ésta y la situación uso de antibióticos, a las amputaciones y a otros
socioeconómica. El principal factor no biológico tipos de procedimientos quirúrgicos.4
para la amputación, identificado por Watchell y co- El impacto del pie diabético en la calidad de
laboradores, fue la pobreza. vida de los pacientes es devastador. En muchos ca-
En términos económicos, el pie diabético supone, sos, una úlcera es el inicio de una sucesión de
según los diferentes sistemas sanitarios analizados, eventos que conducen a una amputación. Son
entre un 12 y un 15 o/o de los recursos económicos muchos los pacientes que tras una amputación no
totales destinados a la diabetes. En los países en de- son capaces de restablecer su vida laboral, son al-
sarrollo, este porcentaje puede alcanzar hasta el tamente dependientes y no pueden llevar una
40 %. 2 Estudios económicos de salud demuestran vida social considerada como de normalidad. Los
que los programas que tienen como objetivo la re- estudios de calidad de vida revelan que los pa-
ducción de la incidencia de las úlceras y amputacio- cientes con úlceras de pie diabético presentan un
nes entre un 25 y un 40 o/o son claramente coste- deterioro en las esferas psicoemocional y sociales.
efectivas. Cabe destacar como caso de éxito la ac- Otro aspecto común a estos pacientes es el desa-
tuación de los programas multidisciplinarios de rrollo de una depresión.2 Por lo tanto, cabe con-
atención al pie diabético, que han conseguido re- cluir que el desarrollo de un pie diabético en un
ducir las amputaciones entre un 49 y un 85 %. 2 paciente se puede traducir en una pérdida grave
En el estudio Eurodiale, se demostró que los re- tanto de calidad como de cantidad de años de
cursos gastados y los costes son diferentes entre vida. Ello debería influir mucho más de lo que ha
los diferentes grupos en función de si la úlcera supuesto hasta ahora, al menos en España, en las
presenta enfermedad vascular periférica y/o infec- decisiones sobre la asignación de recursos y la pla-
ción. En este sentido, el coste total por paciente es nificación de la atención y en la prevención de
más de cuatro veces mayor en pacientes que pre- esta grave complicación de la diabetes mellitus.

l. M.ª Socias Buades

INTRODUCCIÓN de su vida, pero también se sabe que a menos del


20 °/o de estos pacientes se les realiza exploración
Las complicaciones del píe en el paciente con del pie en atención primaría.
diabetes son el resultado de la interacción de va- La neuropatía junto a las deformidades del pie y
rios factores etíopatogénicos que deberíamos ser pequeños traumatismos forman una tríada de
capaces de detectar y tratar para evitar la compli- riesgo elevado pa ra la úlcera, que puede agravarse
cación más temida, que es la amputación no trau- por la presencia de arteríopatía periférica. La neu-
mática de las extremidades inferiores. ropatía es la variable que más peso tiene en el de-
Es conocido que el 15-20 o/o de los pacientes con sarrollo de úlceras; la presentan más del 50 o/o de
diabetes desarrollan una úlcera en el pie a lo largo pacientes con diabetes de tipo 2. Produce pérdida
O SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

de sensibilidad, favorece las deformidades en el Los elevados costes sociosanitarios y la mor-


pie y la limitación de la movilidad, provocando bimortalidad asociada a los problemas del pie
una alteración biomecánica del pie que conlleva en el paciente con diabetes justifican las accio-
una anómala distribución de cargas y formación nes dirigidas a prevenir, detectar y tratar de for-
de callosidades. El mantenimiento de esta presión ma precoz las alteraciones del pie cuya evolu-
anómala provoca pequeñas hemorragias subcutá- ción natural es hacia la ulceración, infección y
neas en las callosidades que desencadenan la úl- amputación. Los profesionales de atención pri-
cera. El uso de calzado inadecuado, caminar des- maria se encuentran en una posición privilegia-
calzo o sufrir pequeños traumatismos también da para realizar esta vigilancia e intervención
pueden precipitar la úlcera (Tabla 1-2). precoz.
La neuropatía periférica en el paciente con dia- Como actividades preventivas generales en la
betes tiene un espectro amplio de presentación práctica clínica habitual, se debe fomentar:
clínica, abarcando desde pacientes que presentan
dolor intenso, molestias eléctricas o penetrantes, Diagnóstico precoz de la diabetes: en el estu-
entumecimiento, sensación de pies muertos, au- dio UKPDS, el 13 o/o de pacientes recién diagnosti-
sencia de sudoración y parestesias, hasta pacien- cados ya presentaban pérdida de sensibilidad
tes que no presentan síntomas espontáneos con riesgo de úlcera. Se debe potenciar el diag-
(> 50 o/o de pacientes con neuropatía), pero, en nóstico precoz de la diabetes de tipo 2 para redu-
cualquier caso, todos comparten la pérdida de cir la presencia de complicaciones en el momen-
sensibilidad protectora en el pie que les confiere to del diagnóstico. Para ello, se solicitará anual-
el riesgo de ulceración. Los pacientes que supo- mente la determinación de la glucemia y la he-
nen un mayor reto son los que están asintomáti- moglobina A,c en los grupos de riesgo de desa-
cos, lo que obliga a tener una actitud de búsque- rrollar diabetes, sobre todo, en pacientes con hi-
da de signos y síntomas que permitan prevenir la pertensión arterial, dislipidemia, obesidad, ante-
aparición de úlceras; no sirve sólo lo que puede cedentes de diabetes en familiares de primer
contar el paciente de sus pies, sino que siempre grado y antecedentes personales de diabetes
deberán ser objeto de exploración para evaluar el gestacional, y cada tres años a partir de los 45
riesgo individual de úlcera que presenta el pa- años en el resto de la población.
ciente. Optimizar el control de la diabetes desde
Cabe plantearse el manejo de un paciente que el inicio: una vez realizado el diagnóstico de
no consultará por dolor, porque ha perdido la ca- diabetes, el esfuerzo debe dirigirse a conseguir
pacidad de sentirlo y no dispone de este síntoma un control metabólico óptimo desde el inicio
alarma para acceder al sistema sanitario, tener con el objetivo de establecer la «memoria glu-
una actitud preventiva ante traumatismos y estar cémica», que, a medio y largo plazo, puede
motivado para el autocuidado de los pies. El do- traducirse en una reducción de complicaciones
lor, a pesar de ser un síntoma desagradable, supo- crónicas y, entre ellas, se encuentran las asocia-
ne una sensación protectora para evitar males das al pie.
mayores (traumatismos por adquisición de zapa- Realizar el cribado periódico de las complica-
tos pequeños que no duelen, quemaduras por ex- ciones crónicas asociadas a la diabetes: se de-
posición a fuentes de calor que no se sienten, bería realizar un cribado anual de las complica-
traumatismos por cuerpos extraños en el zapato, ciones crónicas y, en particular, de las relaciona-
etcétera). das con el pie.

Tabla 1-2. Patogenia de la úlcera neuropática

Presión plantar anómala Cal losidad Hemorragia subcutánea Úlcera Infección


CAPÍTULO 1. Introdu cción •

ABORDAJE DEL PIE EN ATENCIÓN tectar las diferencias de temperatura entre ambos
PRIMARIA pies (descartar la artropatía de Charcot).
En pacientes de riesgo elevado, cualquier lesión
Los programas de atención al pie que incluyen cutánea o de anejos debe ser valorada y tratada;
educación sanitaria y sobre cuidados del pie, ex- nunca deben menospreciarse, ya que puede tra-
ploración regular del pie y detección del grado tarse de lesiones precursoras de úlceras y, además,
de riesgo de úlcera pueden reducir la aparición ser la puerta de entrada de infecciones. Cualquier
de lesiones en más del 50 ºlo de los pacientes. La callo con signos de sangrado o ampolla asociada
ausencia de síntomas no significa que el pie este debe contemplarse como de riesgo. Las úlceras is-
sano; puede presentar neuropatía, vasculopatía quémicas, las úlceras por presión y los cuerpos ex-
e, incluso, úlcera sin síntomas. La identificación traños pueden presentarse en forma de ampollas.
de los pacientes de alto riesgo de presentar La onicogriposis o engrosamiento ungueal, casi
complicaciones en el pie es el primer paso para siempre de etiología micótica, puede provocar
prevenirlas. una presión anómala del calzado sobre la uña,
Los pilares para el manejo adecuado del pie son: produciendo una úlcera subungueal, por lo que
precisa ser tratada.
• Inspección y exploración regular del pie.
• Identificación del pie de riesgo.
• Educación al paciente, la familia y los profesio- Valoración musculoesquelética del pie
nales sanitarios.
• Inspección del calzado y promover la utilización Debe valorarse la presencia de atrofia muscular
del calzado adecuado. (acanalamiento entre metatarsianos) y cualquier
• Tratamiento de las úlceras. deformidad en el pie, sobre todo, a nivel de los de-
• Derivación a atención secundaria. dos (ha/lux valgus, dedo en martillo, dedo en ga-
rra), cabezas de metatarsianos prominentes, de-
formidades residuales a artropatía de Charcot, am-
Inspección y exploración regular del pie putaciones previas o secundarias a cirugía del pie
que favorecen la hiperpresión y, por lo tanto, la ul-
La exploración completa del pie debe realizarse, ceración.
al menos, una vez al año y, más frecuentemente, Es importante descartar la artropatía de Char-
según el grado de riesgo detectado, para investi- cot, enfermedad infradiagnosticada que se pre-
gar la presencia de factores de riesgo de úlcera y senta en el pie neuropático; se trata de una des-
amputación. La inspección puede realizarse con trucción osteoarticular no infecciosa que afecta al
mayor frecuencia en las visitas de seguimiento en mediopié con hundimiento del arco plantar y se
consulta de enfermería y se debe instruir al pa- presenta como un pie rojo, caliente, tumefacto y
ciente para realizarla también en el domicilio y co- con aspecto cuboide. El pie de Charcot precisa re-
nocer los signos de alarma para contactar con el misión urgente a la unidad de pie diabético para
profesional sanitario. valoración y tratamiento (v. Cap. 2).

Exploración dermatológica del pie Detección de neuropatía periférica

Debe valorarse el aspecto general de la piel En el contexto de la realidad de las consultas de


- color, engrosamiento cutáneo, sequedad, grie- atención primaria, no es imprescindible realizar un
tas, edema- , explorar los espacios interdigitales, diagnóstico preciso de neuropatía periférica; lo que
descartar infección micótica, valorar la presencia interesa es poner de manifiesto la pérdida de sensi-
de callosidades, úlceras y distrofia ungueal, y de- bilidad protectora y, para ello, se dispone de cinco
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

pruebas recomendadas (monofilamento de Sem- presentar lesiones recidivantes y amputación. En


mes-Weinstein, diapasón de 128 Hz, pin-prick, re- la mayoría de pacientes con diabetes, la enferme-
flejo osteotendinoso aquíleo y neurotensióme- dad arterial periférica es asintomática, incluso, en
tro), cuya alteración se relaciona con elevado ries- los pacientes que presentan úlceras neuroisqué-
go de ulceración (v. cribado neuroisguémico en el micas.
Cap. 2). Es importante detectar la arteriopatía periféri-
Varios estudios prospectivos han demostrado ca con el fin estimar su gravedad, valorar las posi-
que la pérdida de la sensibilidad presora objetiva- bilidades de cicatrización de la úlcera y la necesi-
da con el monofilamento de Semmes-Weinstein dad de revascularización. Para la exploración vas-
es altamente predictiva de ulceración del pie. La cular, se recomienda la palpación de pulsos pe-
detección de una prueba alterada sugiere pérdida dios y tibiales posteriores (presentes / ausentes).
de sensibilidad protectora, pero, para confirmar Si están ausentes (uno o ambos) o el paciente
que esta sensibilidad está conservada, es necesa- presenta clínica (claudicación intermitente, dolor
rio objetivar dos pruebas normales, por ello, se re- en reposo, antecedentes de úlceras no cicatriza-
comienda utilizar el monofilamento más otra das), debe realizarse el índice tobillo/brazo (ITB)
prueba, a elegir entre las mencionados previa- (v. Ca p. 2).
mente.13 Cabe tener en cuenta que el neurotensió- El pie isquémico se presenta con una piel bri-
metro sólo suele estar disponible en unidades es- llante y atrófica, los pulsos son débiles o están au-
pecializadas, por lo que, en atención primaria, se sentes, el talón suele presentar fisuras, las uñas es-
podrán utilizar las otras cuatro pruebas según su tán engrosadas e hipertrofiadas con escamas se-
disponibilidad en el entorno laboral. cas. En los dedos, pueden objetivarse pequeñas
El pie neuropático se presenta como un pie bien ulceraciones con centro necrótico, microabscesos
nutrido con distribución normal del vello, uñas sa- muy dolorosos al caminar a nivel de uñas y fisuras,
nas y pulsos presentes. La piel tiende a estar seca, pequeñas infecciones que pueden diseminarse a
puede presentar atrofia muscular y, consecuente- través del sistema linfático o provocar celulitis, que
mente, deformidades en los dedos y cabezas me- suponen una emergencia para el paciente.
tatarsianas prominentes si el almohadillado graso
queda desplazado.
Identificación del pie de riesgo

Detección de arteriopatía periférica Una vez realizada la exploración, hay que deter-
minar el grado de riesgo del pie para poder indicar
La arteriopatía periférica es una causa compo- el plan terapéutico adecuado. Se recomienda se-
nente en aproximadamente un tercio de las úlce- guir las indicaciones del lnternational Working
ras en el pie y supone un factor determinante del Group on Diabetes Foot (IWGDF, 2011) que define
éxito en la cicatrización y un factor de riesgo para categorías de riesgo de úlcera en el pie del pacien-

Tabla 1-3. Practica/ Guidelines, 2011. IWGDF. Reproducido con autorización del
Dr. Karel Bakker del lnternational Consensus on the Diabetic Foot

GRADO DE RIESGO PERFIL DE RIESGO FRECUENCIA DE REVISIÓN


1 No neuropatía Anual

2 Neuropatía sensitiva Cada 6 meses

3 Neuropatíaensitiva?igno!ilerteriopatia Cada 3 meses


perifé ríe~/ <llleform ida de!e~ie

4 Antecedentes de úlcera Cada 1-3 meses


CAPÍTULO 1 . Int roducción •

te con diabetes en función de la presencia de neu- ríos, ya que la detección del pie de riesgo y de las
ropatía, arteriopatía periférica, deformidades y an- lesiones de forma precoz es responsabilidad del
tecedentes de úlcera. 14 profesional sanitario y es frecuente que esta activi-
En el grado 1, se debe realizar prevención pri- dad no esté incorporada en su práctica clínica ha-
maria de la neuropatía, fomentar hábitos saluda- bitual.
bles de vida, optimizar el control glucémico y de El objetivo de la educación del paciente es au-
todos los factores de riesgo cardiovascular, ofrecer mentar la motivación y las habilidades para el cui-
consejo antitabáquico y prestar ayuda para el dado del pie. El paciente con diabetes debe ser
abandono del tabaquismo si el paciente está en capaz de reconocer los problemas potenciales del
fase de preparación. Se debe programar una revi- pie y tomar las medidas necesarias para evitarlos
sión anual. (v. Cap. 3).
En los grados de riesgo 2, 3 y 4, además de lo in-
dicado en el grado 1, se debe realizar educación
específica para cuidados del pie y establecer la pe- Inspección del calzado y promover
riodicidad de las visitas de seguimiento según el la utilización del calzado adecuado
grado de riesgo detectado.
El paciente con grado de riesgo 3 y 4 debería ser El calzado protege el pie del paciente con diabe-
derivado a atención secundaria (unidades de pie tes de traumatismos, temperaturas extremas y
diabético/ cirugía vascular), haciéndose un segui- contaminación. Debe plantearse la pregunta:
miento conjunto; los grados 1 y 2 pueden ser asu- «¿este calzado es adecuado para este pie?». El cal-
midos en atención primaria. zado inapropiado incluye el excesivamente gasta-
En un seguimiento realizado durante tres años, do, el demasiado grande o el demasiado peq ueño
se observó que hay una clara tendencia de au- para el pie del paciente (v. Cap. 3).
mento de morbilidad en el pie para lelo al aumen- Debe utilizarse un calzado adecuado, ni dema-
to de riesgo de cada estadio según el esquema del siado prieto ni demasiado ancho; es preferible
IWGDF. Los pacientes en categorías de mayor ries- comprar los zapatos por la tarde y valorar si están
go tenían una probabilidad 34 veces mayor de bien ajustados en bipedestación. La anchura del
presentar úlcera que los pacientes en categoría de interior del zapado debe ser la que presenta el pie
bajo riesgo, presentando, además, una probabili- del paciente a nivel de las articulaciones metatar-
dad de amputación 17 veces más elevada. Los pa- sofalángicas. La longitud interna del zapato debe
cientes con antecedentes de amputación tienen ser entre 1 y 2 cm superior a la del pie, y la altura
mucho más riesgo de sufrir nuevas complicacio- debe acoger con comodidad los dedos. Los pa-
nes, 100 veces mayor probabilidad de úlcera y 32 cientes con pérdida de sensibil idad y deformida-
de nueva amputación que los pacientes en riesgo des deben seleccionar de forma muy cuidadosa
bajo. Una vez cicatrizada la úlcera, el paciente pre- los zapatos; pueden ser candidatos a zapatos es-
cisa rá seguimiento de por vida por la alta probabi- pecia les adaptados a sus necesidades si no los en-
lidad de presentar recurrencias y el mayor riesgo cuentran en el mercado. Cabe recordar que el za-
de amputación. pato inadecuado es la causa más importante de
úlcera en el pie.

Educación al paciente, la familia


y los profesionales sanitarios Tratamiento de las úlceras

La educación estructurada desempeña un papel El tratamiento de las úlceras es multifactorial,


importante en la prevención de los problemas del siendo imprescindible la descarga de la lesión, el
pie en el paciente con diabetes. Debe dirigirse tan- manejo adecuado de la herida, el control de la in-
to a los pacientes como a los profesionales sanita- fección y el tratamiento de la enfermedad vascular
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

periférica si se precisa. Como medidas generales Las úlce ras neuropáticas casi siempre asientan
para favorecer la cicatrización, se debe optimizar sobre callosidades y presentan áreas de necrosis,
el control glucémico y tratar la desnutrición y el lo que dificulta la valoración de la profundidad
edema, que suele ser multifactorial (enfermedad de la lesión, por lo que siempre deben ser desbri-
renal crónica, insuficiencia cardíaca, desnutrición, dadas lo antes posible y casi nunca precisan
etcétera}. anestesia. En el caso de úlceras isquémicas o neu-
Es necesario instruir siempre al paciente y/o cui- roisquémicas, sólo serán desbridadas si existe in-
dador en el autocuidado de las lesiones y el reco- fección.
nocimiento de los signos y síntomas de alarma El tratamiento de la úlcera se basa en cuatro pi-
para contactar con el equipo sanitario (fiebre, hi- lares: la descarga de la úlcera, el manejo adecuado
perglucemia no esperada, cambios locales en la de la herida, la detección y tratamiento de la infec-
lesión que hagan sospechar infección} (Tabla 1-4). ción, y la restauración de la perfusión arteria l.
La exploración periódica del pie por el profesio-
nal de atención primaria junto a la inspección rea-
lizada por el propio paciente o su cuidador ofre- Descarga de la úlcera
cen la oportunidad de detectar de forma precoz
las úlceras cuando son de pequeño tamaño y la Se puede efectuar la descarga de la lesión con
posibilidad de cicatriza r es más elevada tomando métodos sencillos, como evitar deambulación,
las medidas oportunas; se debe evitar que las úl- utilizar muletas, las descargas con fieltros o recu-
ceras que son indoloras sigan su curso natural, rrir a otros sistemas más complejos y personaliza-
que es ir progresando en tamaño y profundidad, dos que deben realizar los podólogos con forma-
aumentar el riesgo de infección y disminuir la po - ció n específica en el tratamiento del pie diabéti-
sibilidad de cicatrización, lo que conduce a una co (v. Cap. 7).
mayor probabilidad de amputación en función
t ambién del grado de arteriopatía periférica que
presente el paciente. Manejo adecuado de la herida
Para garantizar un adecuado tratamiento de la
úlcera, debe evaluarse: Consiste en la inspección y el desbridamiento
con bisturí frecuentes, el control del exudado y el
Causa: siempre debe determinarse la ca usa para mantenimiento de un grado de humedad adecua-
evit ar la posibilidad de recurrencia y prevenir úlce- do para potenciar la cicatrización evitando la ma-
ras en el pie contralatera l. La causa más frecuente ceración de la piel (están contraindicados los ba-
son los traumatismos por zapatos inadecuados, ños de pies). No se contempla el uso habitual de
que deben ser revisados periódicamente. los productos biológicos activos en úlceras neuro-
Tipo de úlcera: pueden ser neuropáticas, isqué- páticas (factores de crecimiento, colágeno, etc.), el
micas o neuroisquémicas. El etiquetado de la úl- tratamiento con oxígeno hiperbárico ni la utiliza-
cera es la clave para planificar el tratamiento. La ción de apósitos con plata u otros agentes antimi-
va loración de la isquemia arterial resulta crucia l, crobianos.
ya que la isquemia puede compromet er la cica-
trización. Tabla 1-4. Puntos clave para el tratamiento
localización y profundidad: las úlceras neu ro- de la úlcera
páticas se localizan a nivel plantar o en zonas de • Descarga de la lesión
hiperpresión producidas por deformidades. Las
• Manejo adecuado de la herida
úlceras isquémicas y neuroisquémicas suelen lo-
ca liza rse en los bordes laterales de los pies, los • Control de la infección
espacios interdigitales, las punt as de los dedos y • Tratamiento de la enfermedad vascular periférica
el talón. si se precisa
CAPÍTULO 1. Introducción •

Detección y tratamiento de la infección del 57 ºA> y un valor predictivo negativo del 98 %.16
Es por ello por lo que supone una exploración muy
La infección supone una amenaza de amputa- rentable en atención primaria para descartar la
ción de la extremidad, por lo que debe ser investi- presencia de osteomielitis y debe ser sistemática-
gada de forma activa y tratada con rapidez. La in- mente realizada en la exploración de todas las úl-
fección grave del pie en el paciente con diabetes ceras del pie. Para confirmar la infección ósea, se
supone un 25 % de aumento del riesgo de ampu- precisara realizar otras exploraciones complemen-
tación mayor de extremidades inferiores. Un por- tarias (v. Ca p. 5).
centaje elevado de pacientes que sufren amputa- La radiografía simple es una técnica de imagen
ción tiene antecedente de retraso en la detección asequible en atención primaria y puede tener uti -
de infección de la úlcera y/o grado de isquemia ar- lidad para la detección de infecciones profundas
terial periférica. y, sobre todo, óseas que pueden comprometer la
Cabe tener presentes los factores que suponen extremidad del paciente. Puede mostrar signos
un mayor riesgo de infección del pie en el pacien- de presencia de gas que apoyan el diagnóstico
te con diabetes. La presencia de úlcera debería de infección subcutánea grave, que precisará tra-
suscitar una alta sospecha de infección, ya que al- tamiento quirúrgico inmediato. La osteomielitis
gunos autores detectan que el 60 o/o de úlceras ya se presenta con signos de desmineralización, re-
presentan infección en el momento del diagnósti- acción perióstica y destrucción ósea que pueden
co clínico 15 (Tabla 1-5). tardar más de dos semanas en ser detectables en
En la valoración de la úlcera con sospecha de in- la radiografía con una sensibilidad y especifici -
fección, se procederá a: dad del 54 y el 80 %, respectivamente. El diag-
nóstico de osteomielitis puede confundirse con
• Investigar los signos de afectación sistémica {fie- otras alteraciones articulares como destrucción
bre, escalofríos, taquicardia, etcétera). ósea y deformidades propias de la artropatía
• Realizar una exploración exhaustiva del pie, eva- neuropática.
luando la presencia de eritema, edema, calor, se- Para clasificar la gravedad de la infección según
creción, olor y dolor. el IWGDF 2011, se recomienda valorar tres pará-
• Determinar las características de la úlcera: tama- metros: la afectación sólo cutánea, la afectación
ño, profundidad y calidad del tejido en la lesión. de estructuras más profundas y la afectación sisté-
Indagar la presencia de tejido óseo en el fondo mica. Así, se distinguen:
de la úlcera (prueba de contacto óseo) y/o tra-
yectos sinuosos. • Grado 1: sin signos ni síntomas de infección.
• Valorar la solicitud de análisis sanguíneos con • Grado 2 o infección leve: afecta a la piel y al teji-
marcadores de infección como leucocitosis, ele- do celular subcutáneo respetando estructuras
vación de velocidad de sedimentación globular o
proteína C reactiva (PCR), que pueden estar au-
Tabla 1-5. Factores de riesgo para la infección en
sentes, pero que, si están presentes, pueden ser- el pie
vir de apoyo para el diagnóstico de la infección y
aumentan la posibilidad de infección grave. • Úlcera con afectación ósea
• Úlceras recurrentes
Pa ra evaluar el riesgo de osteomielitis, una vez • Úlceras de larga evolución > 30 días
desbridada la úlcera, se debe explorar con unas • Arteriopatía periférica
pinzas la presencia de tejido óseo en el fondo la
• Larga evolución de la diabetes
úlcera (prueba de contacto óseo). Se trata de una
• Mal control glucémico
prueba que ha sido validada en pacientes ambula-
torios para el diagnóstico de osteomielitis, objeti- • Presencia de complicaciones, sobre todo,
nefropatía
vándose un valor predictivo positivo de la prueba
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

más profundas y sin afectación de estado gene- La infección en úlceras agudas y que no han
ral. Se objetivan, al menos, dos de las siguientes sido tratadas previamente suele se monomicro-
manifestaciones clínicas: biana a expensas de cocos grampositivos, sobre
- Edema o induración local. todo, Staphylococcus aureus y Streptococcus. Las
- Eritema perilesional < 2 cm. úlceras de evolución crónica, igual que las infec-
- Hipersensibilidad o dolor local. ciones profundas, suelen ser polimicrobianas, in-
- Calor. cluyendo anaerobios y bacterias grampositivas y
- Secreción purulenta. gramnegativas.
• Grado 3 o infección moderada. Debe cumplirse Respecto al tratamiento de la infección, siempre
una de las siguientes condiciones: que se inicie tratamiento en atención primaria,
- Se presenta sin afectación sistémica y con eri- debe realizarse un seguimiento clínico estricto
tema perilesional > 2 cm más uno de los ítems para valorar si se precisa remisión al hospital. To-
descritos en el grado 2. dos los pacientes con infección grave (grado 4) re-
- Con afectación de estructuras más profundas, quieren hospitalización; las infecciones de grado 3
provocando osteomielitis, abscesos, artritis, con afectación de estructuras profundas (osteo-
tenosinovitis y/o fascitis sépticas. La infección mielitis, tenosinovitis, fascitis, artritis y abscesos)
profunda precisa valoración en la unidad de precisan desbridamiento quirúrgico y tratamiento
pie diabético. antibiótico sistémico, por lo que deberán derivar-
• Grado 4 o infección grave. Comprende cualquier se a la unidad de pie diabético o a urgencias para
infección del pie con afectación sistémica que el tratamiento; las infecciones leves y la mayoría
puede evidenciarse con, al menos, dos de las si- de infecciones moderadas pueden ser tratadas en
guientes condiciones: atención primaria.
- Temperatura > 38 ºC o < 36 ºC. El tratamiento inicial suele ser empírico (v.
- Frecuencia cardíaca > 90 latidos por minuto. Cap. 5) y la duración estimada siempre es orien-
- Frecuencia respiratoria > 20 respiraciones por tativa: 1-2 semanas para las infecciones leves,
minuto. aunque pueden llegar a requerir 3-4 semanas de
- PaC0 2 < 32 mm Hg. tratamiento; y, en las infecciones más graves, la
- Recuento leucocitario > 12.000 o < 4.000. duración suele ser de 2-4 semanas o más. Se re -
- 1Oo/o de formas inmaduras. comienda mantener el tratamiento hasta la reso-
lución de los signos y síntomas de infección,
En cuanto al diagnóstico microbiológico, cabe te- pero no necesariamente hasta la cicatrización de
ner en cuenta que las úlceras en el pie pueden estar la úlcera.
colonizadas por múltiples bacterias (estafilococos,
estreptococos, pseudomonas, coliformes y anaero-
bios). El paso de colonización a infección viene de- Restauración de la perfusión arterial
terminado por varios factores, que incluyen la in-
munocompetencia del paciente, la virulencia de las Los procedimientos de revascularización arte-
bacterias y la carga bacteriana, entre otros. rial ofrecen resultados que no difieren de los con-
Los cu ltivos obten idos de muestras superficiales seguidos en pacientes sin diabetes, pero se preci -
no son útiles, porque están contaminados; pueden sa recurrir más frecuentemente a técnicas de re-
tener utilidad para detectar cepas de estafilococos vascularización distal (v. Cap. 8). No se ha estable-
meticilinorresistentes (SARM). cido el beneficio del tratamiento farmaco lógico
Para reconocer el agente etiológico y adecuar el de la arteriopatía periférica.
tratamiento, deben obtenerse muestras de teji- Debe realizarse un abordaje intensivo de los fac-
dos profundos, incluido el óseo, que ofrecen ma- tores de riesgo cardiovascular (tabaquismo, hiper-
yor probabilidad de aislar el agente patógeno (v. tensión arterial, dislipidemia, optimización del
Cap. 5). control glucémico).
CAPÍTULO 1. Introducción •

Derivación a atención secundaria • úlceras con infección de grado 3 con afectación


de estructuras profundas.
Cada hospital debería consensuar con los profe- • Las úlceras con infección de grado 4 siempre pre-
sionales de atención primaria los circuitos de deri- cisan ingreso hospitalario para su tratamiento.
vación de los pacientes con problemas del pie; se-
ría recomendable establecer sistemas de contacto
rápido por vía telefónica o por correo electrónico ESTRATEGIA DE MEJORA
para resolver dudas puntuales. En líneas genera- EN LA ATENCIÓN AL PIE DIABÉTICO
les, la existencia de una unidad de pie diabético
multidisciplinar simplifica la derivación de la ma- Las estrategias que incluyen actividades preven-
yoría de pacientes que no requieren tratamiento tivas, educación sanitaria y específica en cuidados
urgente; en caso de que no se dé esta circunstan- del pie, tanto dirigida a pacientes como a profesio-
cia, para derivar al servicio de angiología y cirugía nales sanitarios, tratamiento multidisciplinario de
vascular o al servicio de endocrinología, de donde las úlceras y seguimiento estricto pueden reducir
suelen depender la mayoría de unidades de aten- las tasas de amputación entre un 49 y un 85 o/o. 17
ción al pie, se hace preciso distinguir entre: Ante esta evidencia, es importante, como punto
de mejora en el sistema sanitario, impulsar progra-
• Pacientes con presencia de pulsos distales, mas que abarquen la prevención, el tratamiento
que serán derivados a la unidad de pie diabético de las lesiones y el seguimiento crónico de los pa-
o endocrinología. cientes sin centrarse sólo en el abordaje de los
• Pacientes con ausencia de pulsos distales o problemas agudos que puedan surgir. Para ello,
ITB < 0,9, que puede comprometer la cicatriza- deben promoverse acciones tanto en atención pri-
ción y que serán remitidos a cirugía vascular. maria como en secundaria para implantar y homo-
• Pacientes con afectación del estado general geneizar la atención al pie en el paciente con dia-
asociado a proceso infeccioso y/o isquémico, betes:
que deberán ser derivados al servicio de urgen-
cias hospitalarias. 1. Crear unidades multidisciplinarias para el trata-
miento de las complicaciones en el pie del pa-
¿Cuándo derivar? ciente con diabetes que deberían estar ubica-
das en el hospital de referencia y establecer un
• Pacientes con antecedentes de úlcera y/o ampu- sistema de comunicación rápida y eficaz con
tación: se trata de pacientes de riesgo elevado y atención primaria. El peso del cribado y la pre-
es recomendable el seguimiento conjunto con vención debería asumirse en el ámbito de la
la unidad de pie diabético. atención primaria, así como el tratamiento ini-
• Pacientes con sospecha de artropatía de Charcot. cial de las lesiones tributarias de ser tratadas en
• Pacientes con úlceras y signos o síntomas de ar- este nivel asistencial. Desde atención primaria,
teriopatía periférica que comprometa la cicatri- debe derivarse a la unidad de pie diabético a los
zación. La revascularización arterial puede salvar pacientes que no evolucionan satisfactoriamen-
la extremidad. te con el tratamiento instaurado o que, ya de
• Úlceras con evolución tórpida: las úlceras que entrada, se presenten con criterios que precisen
aproximadamente en cuatro semanas no han atención a nivel hospitalario.
reducido su área a la mitad y las que, lejos de 2. Posicionar al podólogo con formación específica
mejorar, avanzan en extensión o profundidad en pie diabético en el sistema sanitario como pro-
deben ser evaluadas en atención secundaria se- fesional clave en la atención a la patología del pie
leccionando el servicio de acuerdo con la pre- en el paciente con diabetes.
sencia o ausencia de pulsos distales, tal como se 3. Impulsar en atención primaria la exploración anual
ha mencionado previamente. del pie en todos los pacientes con diabetes.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

4. Dotar a todos los centros de atención primaria RESUMEN


del material necesario para realizar la explora-
ción neuroisquémica del pie. 1. Pueden establecerse las siguientes conclusiones:
5. Establecer alarmas en la historia clínica informa- Determinar el grado de riesgo del pie en el pacien-
tizada de atención primaria que recuerden reali- te con diabetes y establecer las medidas preventi-
zar la exploración anual y que permitan progra- vas, de tratamiento y seguimiento adecuadas pue-
mar tareas de seguimiento. den reducir la aparición de lesiones y la tasa ampu-
6. Promover en atención primaria programas de taciones no traumáticas de extremidades inferio-
formación continuada en la exploración, cuida- res en el paciente con diabetes. Los profesionales
do y manejo del pie con y sin úlcera, establecer de atención primaria se encuentran en una posi-
criterios de derivación a atención secundaria ción privilegiada para realizar esta actividad y de-
consensuados y fomentar la coordinación entre ben incorporarla en su práctica clínica habitual.
ambos niveles asistenciales. 2. Los pilares fundamentales para el tratamiento de
7. Impulsar el registro en la historia clínica de las las úlceras son la descarga, el tratamiento local
actividades relacionadas con la atención al pie de la lesión, el control de la infección y el trata-
en el paciente con diabetes, evaluarlas para es- miento de la enfermedad vascular periférica.
tablecer puntos de mejora y fomentar la exce- 3. Detectar la infección y la enfermedad vascular peri-
lencia clínica en la atención al pie diabético en férica de forma precoz puede contribuir de forma
todo el sistema sanitario. relevante a evitar la amputación de la extremidad.

A. Rodríguez Baeza

INTRODUCCIÓN (Braus, Braus y Elze, Benninghoff), donde la ana-


tomía se concibe como una ciencia descriptiva y
La anatomía se define como la ciencia que estu- causal del cuerpo humano, que contempla forma
dia la forma, la estructura y la organización de los y función en interacción.19• 2º
seres vivos en todas las fases de su ciclo vital, así Se entiende, por lo tanto, que la anatomía no
como las causas y los mecanismos que las produ- es sólo la separación de las partes (la disección),
cen (Orts Llorca). 18 sino la reunión de la totalidad de las estructuras
Esta concepción actual de la anatomía se basa que integran el cuerpo humano. En este sentido,
en tres fundamentos históricos. Por una parte, en en el tratado de Anatomía de Gray, se propone
los conceptos de anatomía evolutiva (Gegenbaur), que el objetivo científico de la anatomía es bus-
que considera a la especie humana como un ver- car constantemente los principios básicos y con-
tebrado que alcanza la bipedestación (visión ra- templar la estructura viva como una entidad lábil
quicentrista), siendo el cuerpo humano «una for- y extraordinariamente compleja. 21 Esta estructu-
ma biológica ocasional de un estado evolutivo in- ra tiene una dimensión temporal, conectada por
merso en un proceso universal». En segundo lu- la historia de la evolución de los demás organis-
gar, en la ley biogenética fundamental (Muller y mos vivos, que expresa diversas morfologías a
Haeckel), que establece que «la ontogenia recapi- medida que se desarrolla, madura, se reproduce,
tula la filogenia». Y en tercer lugar, en la anatomía envejece y muere, y participa en múltiples fun-
funcional desarrollada por la escuela alemana ciones integradas.
CAPÍTULO 1 . Introducción •

El pie humano es un claro ejemplo de estas con- conceptualmente, es una estructura dinámica, for-
cepciones, donde anatomía y función son indiso- mada por una serie de elementos óseos articula-
lubles y no podrían entenderse la una sin la otra.21 dos, con ligamentos, músculos, tendones y almo-
Se considera que el pie humano ha adquirido esta hadilla plantar (Fig. 1-3). La bóveda osteoarticular
sinergia hace más de dos millones de años. El se compara con un triángulo equilátero, con tres
Homo erectus es considerado un estadio evolutivo arcos y tres puntos de apoyo,24 siendo sus contac-
bipodal y anatómico de los cuadrúpedos. 22 La pér- tos con el suelo los que realizan la tuberosidad del
dida de la capacidad prensil del ha/lux ha repre- calcáneo y las cabezas del primer y del quinto me-
sentado una pieza clave en la evolución de la loco- tatarsianos. De los tres arcos, dos son longitudina-
moción, siendo el pie humano un órgano trepador les (el arco externo y el arco interno) y uno es
(prensil) que se ha transformado para adquirir la transversal (el arco anterior).25 Sin embargo, la
posición bípeda. 18• 23 En el pie ancestral, el primer morfología plantar de cada pie puede representar
metatarsiano es corto, móvil y separado del se- un semiarco, cuya base se localiza en el borde late-
gundo metatarsiano; el segundo metatarsiano so- ral y su vértice en el borde medial. De esta repre-
bresale a los otros y el quinto metatarsiano es val- sentación, se desprende que, si se juntan los dos
go. La primera articulación tarsometatarsiana es pies por sus bordes internos, se constituye una bó-
de tipo encaje recíproco (como en la mano) duran- veda plantar completa.
te una parte de nuestro período fetal. 18 La bóveda no es rígida, sino que experimenta
El pie es un sistema funcional, de acuerdo con el cambios de curvatura y de elasticidad para adap-
concepto de Benninghoff y Goerttler,19 siendo una tarse a las irregularidades del terreno, comportán-
realidad morfológica integrada por formas funcio- dose como un sistema viscoelástico.26-28 Además,
nales (configuración de estructuras materiales, en siendo el eslabón más distal de la extremidad infe-
la cual, es perceptible una actividad que posee un rior - y, por lo tanto, la base de sustentación del
sentido útil dentro de la totalidad biológica en la cuerpo humano-, la planta es nuestro primer
que se integra) e intermedia entre ellas y la totali- contacto primer contacto con el terreno. Esto de-
dad del ser vivo. termina que la región plantar sea una importante
La organización tridimensional del pie es varia- puerta de entrada de estímulos propioceptivos y
ble y altamente especializada, conjuntando dos exteroceptivos que, por medio de vías nerviosas,
misiones aparentemente contrapuestas: el sopor- permite mantener el equilibrio en la posición bípe-
te (estática) y el movimiento (dinámica). En los ani- da, tanto en reposo como durante la locomoción.
males pesados (como los elefantes), la función es- Recientemente, se ha propuesto que los estímulos
tática ha sido resuelta colocando todas las articu- sensoriales captados por la planta desempeñan un
laciones de los miembros en extensión, de tal for- importante papel integrador en la modificación de
ma que se apoyan en el suelo por la punta de los los patrones motores que rigen la locomoción.29
dedos, en detrimento de la movilidad. En los ani-
males de menor peso, las articulaciones están
flexionadas, ya que, en ellos, bastan los músculos
para la sustentación; esto se debe a que el volu-
men del cuerpo crece como el cubo, mientras que
la fuerza muscular sólo crece como el cuadrado.18
En la posición erguida, todos los segmentos fun-
cionales de la extremidad inferior están en exten-
sión, con la excepción del pie, siendo la especie
humana la única que presenta estabilidad en hipe-
rextensión de la rod i lla.18• 24
La constitución anatómica del pie humano de-
termina la configuración de una bóveda, la cual, Figura 1 -3. Corte sagital del pie.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

La organización de los 28 huesos del pie (26 más


2 sesamoideos) describe en su conjunto una pa-
lanca de dos brazos desiguales en longitud, debi-
n n n n n íl
do a que la articulación de la pierna con el pie tie- Figura 1-4 . Comparación de la bóveda plantar con una
ne lugar por detrás de su parte media. Para Fick, el hélice, según Paparella (X.Viadé Piñot).
esqueleto del pie se asemeja a un arco de un
puente que recibe el peso por su parte media y se la fórmula digital, se consideran tres variedades de
apoya en el suelo por sus extremos.30- 32 Sin embar- pie: el pie griego, el pie polinesio o cuadrado y el
go, Paparella (Fig. 1-4) comparó el conjunto del pie pie egipcio (Fig. 1-5 a, by c) En la fórmula metatar-
a una hélice, lo cual le permitía explicar las defor- siana, mediante examen radiológico, se conside-
midades mayores de éste. Así, cuando la hélice se ran también tres tipos: el index minus, el index plus
desenrosca, aparece un pie plano y, cuando se en- minus y el index plus. 28
rosca, aumentando la altura de la bóveda, aparece Para el profesor Antonio Viladot, cualquiera de es-
un pie cavo. 18· 28 tos tipos es completamente normal y pueden com-
El brazo anterior de la palanca es más largo que el binarse entre sí de diferentes formas. Sin embargo,
posterior (o talón) y los movimientos del pie sobre la combinación de pie griego con index plus minus
la pierna se realizan en sentido inverso en cada uno puede ser considerada como «pie perfecto».28
de ellos, excepto los que se efectúan alrededor de Los huesos del tarso pueden clasificarse en pos-
un eje anteroposterior. Los movimientos del pie se teriores o tibiales (calcáneo y astrágalo) y en ante-
refieren siempre a los movimientos del brazo ante- riores o metatarsianos (navicular, cuneiformes y cu-
rior, ya que son los más evidentes para el observa- boides). En la acción propulsora del pie, el calcáneo
dor.24·3º Estos brazos de la palanca también explican es el elemento impulsor y los metatarsianos los ele-
por qué los músculos que se insertan en el brazo mentos elevadores; mientras que, en la acción
anterior son menos robustos que los del talón. 18·24 amortiguadora, el esqueleto del pie contrarresta las
El proceso de adaptación del pie humano ha de- fuerzas de compresión y tracción mediante propie-
terminado un mayor volumen y longitud del tarso dades biomecánicas de solidez y de cohesión. 27· 28
y una reducción de los dedos, existiendo una rela- El astrágalo (talus) es una pieza clave del pie,
ción equ ivalente entre la longitud del metatarso y constituyendo una verdadera unidad funciona l,
los dedos respecto a la del tarso. Atendiendo a la que se caracteriza por no presentar inserción mus-
longitud de los metatarsianos y de los dedos, se cular alguna y por su situación prominente en el
puede clasificar la parte anterior del pie (antepié) tarso.31·33 Recibe las fuerzas del peso corporal y las
en las llamadas fórmulas digital y metatarsiana. En que le transmite la pinza bimaleolar, distribuyén-

Figura 1-5. Morfología digital. (a) Pie griego; (b) pie polinesio o cuadrado; (c) pie egipcio.
CAPÍTULO 1. Introducción •

dolas en tres direcciones: hacia la tuberosidad ma- estático (concepto de pie astragalino, móvil o di-
yor del calcáneo, hacia el arco interno y hacia el námico y pie calcáneo estático).24• 27• 28 La organiza-
arco externo (Fig. 1-3). Por lo tanto, puede decirse ción anatómica tridimensional de los arcos longi-
que el astrágalo trabaja en compresión. 27• 28 tudinales es casi completa a los 6 años de edad.
El arco longitudinal interno del pie está formado La disposición de las trabéculas óseas, que mar-
por el calcáneo, el astrágalo, el navicular, la primera can las fuerzas de compresión, permite constatar
cuña y el primer metatarsiano. Otros autores inclu- la transmisión de fuerzas a través de las palancas.
yen en este arco a las tres cuñas y a los tres prime- Así, las trabéculas originadas en la cortical anterior
ros metatarsianos.25 El arco longitudinal externo de la tibia atraviesan el cuerpo del astrágalo y se
del pie está formado por el calcáneo, el cuboides y dirigen hacia la tuberosidad del calcáneo, mien-
el quinto metatarsiano, aunque otros autores inclu- tras que las trabéculas que se originan en la corti-
yen también el cuarto metatarsiano.25 Su elemento cal posterior de la tibia atraviesan el cuello y la ca-
clave es la apófisis mayor del calcáneo. De estos beza del astrágalo y, desde aquí, van por el navicu-
dos arcos longitudinales, el interno es considerado lar, la primera cuña y el primer metatarsiano o por
el más relevante desde el punto de vista estático y el cuboides y el quinto metatarsiano.
dinámico, ya que es más arqueado, más alto (el na- El arco transversal, o anterior, se establece a ni-
vicular es su elemento clave y se localiza a más de vel de la cabeza de los metatarsianos, siendo su
1,5 cm del suelo), más móvil y más elástico que el clave la cabeza del segundo, que se localiza a casi
externo. El arco externo se considera más adapta- 1 cm del suelo. Su concavidad es poco acentuada
do para transmitir el peso corporal y el impulso y contacta con el suelo a través de las partes blan-
motor del tríceps a través de su principal articula- das que cubren a las articulaciones metatarsofa-
ción, la calcaneocuboidea. La rigidez del arco ex- lángicas (Fig. 1-6 a y b).
terno se debe principalmente a la robustez del li- Otros autores consideran un segundo arco
gamento calcaneocuboideo plantar. 18• 24• 27• 34 transversal, localizado a nivel de las articulaciones
Según Fick, cada metatarsiano constituye un ra- tarsometatarsianas (línea articular de Lisfranc),
dio longitudinal que determina un ángulo respec- donde la segunda cuña, que es el elemento clave
to al plano del suelo, que disminuye progresiva- del arco, se prolonga hacia delante con el segundo
mente del primero al quinto. Además, el primer metatarsiano, dando lugar a la cúspide de la bóve-
radio es el que tiene mayor movilidad, decrecien- da plantar. El apoyo de las cabezas de los metatar-
do ésta hacia los radios externos del pie. Así, los sianos en el suelo puede ser estático, con partici-
tres radios internos son imprescindibles para la pación de todos por igual, o dinámico, donde el
movilidad y los dos radios externos para el apoyo apoyo varia. 28

Figura 1-6. (a} Corte coronal del pie a nivel de la cabeza de los metatarsianos; (b) corte sagital del pie a nivel de la
articulación metatarsofalángica del primer dedo.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Hay que considerar que las articulaciones de los sos, siendo la distribución de esta grasa perpendi-
diferentes elementos óseos del pie dan elasticidad cular a la piel.26• 35 Este sistema amortigua el cho-
y plasticidad al conjunto de la bóveda, adecuando que del talón (cojinete de absorción de los cho-
las presiones y los estiramientos a los que se ve so- ques) y permite su rodamiento sobre el suelo. En la
metido. Las articulaciones del pie han sido agrupa- parte anterior del pie, la grasa se vuelve a acumu-
das por Viladot28 en articulaciones de acomodación lar bajo la cabeza de los metatarsianos (Fig. 1-6)
(las que amortiguan y adaptan el pie, siendo éstas para permitir el rodamiento del segundo al quinto
las articulaciones del tarso y las articulaciones tarso- metatarsianos, ya que sólo el primer metatarsiano
metatarsianas) y articulaciones de movimiento (con rueda directamente sobre sus sesamoideos, los
función dinámica, siendo éstas la articulación del cuales se encuentran fijos por el músculo flexor
tobillo y las articulaciones de los dedos). corto del primer dedo.
Las estructuras ligamentosas del pie soportan
muy bien las fuerzas de distensión, mientras que
los músculos ayudan en los momentos de sobre- ANATOMÍA DE LAS ARTERIAS DEL PIE
carga de los ligamentos (Fig. 1-7 a, by c).
El sistema tegumentario de la planta del pie es La irrigación arterial del pie depende de la arte-
de gran importancia en la amortiguación del peso, ria dorsal del pie (pedia) y de las arterias plantares
debido a la distribución de su grasa. Del periostio lateral y medial. Estas arterias son ramas termina-
del calcáneo y de la aponeurosis plantar, salen ta- les de las tres arterias principales de la pierna, que,
biques fibrosos hasta la capa profunda de la der- a su vez, proceden de una arteria común: la arteria
mis, los cuales retienen pequeños paquetes adipo- poplítea.

Figura 1-7. Disecciones de la región plantar. (a) Plano superficial con aponeurosis plantar; (b) músculo flexor cor-
to de los dedos; (c) plano profundo con músculo aductor del primer dedo.
CAPÍTULO 1. Introducción

La arteria poplítea se localiza en la fosa poplítea, los casos de ausencia de arteria tibial anterior,
donde emite una serie de ramas colaterales desti- donde las ramas perforantes de la arteria peronea
nadas, principalmente, a la irrigación de la rodilla. forman la arteria dorsal del pie, o en los casos de
Sobrepasado el arco tendinoso del músculo sóleo, ausencia de arteria tibial posterior, donde la arte-
se bifurca, en el 90 o/o de los casos, en una arteria ria peronea da lugar a las arterias plantares.36
tibial anterior y en un tronco tibioperoneo (Fig. La arteria tibial anterior alcanza el comparti-
1-8). Esta terminación se realiza en relación con el mento anterior de la pierna por un hiato de la par-
borde inferior del músculo poplíteo (95 %), aun- te superior de la membrana interósea tibiopero-
que, en ocasiones, se puede observar una división nea (Fig. 1-8), para luego descender, en contacto
más alta (5 %), en relación con el borde superior con dicha membrana, entre los músculos tibial an-
de dicho músculo.36 El modo de división puede terior y extensor largo de los dedos.21• 31 -33 En el ter-
también mostrar variaciones, existiendo casos de cio inferior de la pierna, se encuentra inmediata-
trifurcación, con ausencia de un verdadero tronco mente por delante de la tibia, entre los músculos
tibioperoneo, o la formación de un tronco común tibial anterior y extensor largo del primer dedo, re-
para las arterias tibial anterior y peronea. La arteria lacionándose con el retináculo extensor. Una vez
peronea es considerada por algunos autores como sobrepasa el bord e inferior de dicho retináculo, se
una rama colateral de la arteria tibial posterior. Sin convierte en arteria dorsal del pie (arteria pedia). A
embargo, la arteria peronea es una arteria cons- nivel de la articulación del tobillo, la arteria tibial
tante durante el desarrollo vascular de la extremi- anterior emite las arterias maleolares anteriores,
dad inferior humana, lo que determina que las va- laterales y mediales, las cuales forman parte de re-
riaciones arteriales de la pierna sean mejor expli- des arteriales maleolares (Fig. 1-8).
cadas si se considera que las arterias tibiales son La arteria pedia se encuentra en el dorso del pie,
ramas de ella, con comunicaciones tanto con la ar- donde sigue un trayecto rectilíneo entre el punto
teria tibial anterior como con la arteria tibial poste- medio intermaleolar y el primer espacio interóseo.
rior en el tercio inferior de la pierna. 18• 26• 3º·31• 33 Así, Se sitúa entre los tendones de los músculos exten-
si una de las arterias tibiales está ausente o es de sor largo de los dedos y extensor largo del primer
pequeño calibre, la arteria peronea puede llegar a dedo, quedando a 1 cm aproximadamente de este
suplir este déficit en el pie, como se demuestra en último, lo que constituye un punto de referencia

Figura 1-8. (a) Disección de la arteria poplítea y sus ramas terminales; (b) disección de la arteria tibial
anterior en el tercio inferior de la pierna; (c) disección de la arteria dorsal del pie (pedia).
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

para su palpación (pulso pedio).3 1-33 En su trayecto das con las arterias plantares por dos ramos perfo-
hacia la parte proximal del primer espacio interó- rantes, lo cual puede determinar una variedad am-
seo, sigue el borde lateral del músculo extensor plia de combinaciones en la procedencia dorsal o
corto del primer dedo, hasta que queda profunda plantar de las arterias digitales.21 • 36 La terminación
a él (Fig. 1-8). La arteria da lugar a una rama tarsia- de la arteria pedia corresponde a la arteria plantar
na medial (supratarsiana), que se distribuye por el profunda (perforante del primer espacio), que se
borde interno del pie, a una rama tarsiana lateral anastomosa con la arteria plantar lateral para
(dorsal del tarso), que, desde la cabeza del astrága- constituir el arco plantar profundo (Fig. 1-9). Esta
lo, se dirige al borde externo del pie (cuboides) pa- anastomosis determina que el calibre de la arteria
sando profundamente a los músculos extensores pedia sea proporcional al calibre de la arteria plan-
cortos de los dedos, y a una arteria arqueada (ar- tar lateral. 36
cuata o dorsal del metatarso). Esta última forma La arteria peronea desciende por el comparti-
un arco que cruza el extremo proximal de los espa- mento posterior de la pierna (Fig. 1-8), por detrás
cios interóseos, profundamente al músculo exten- del peroné y cubierta parcialmente por el músculo
sor corto de los dedos. Su calibre es relativamente flexor largo del primer dedo, el cual presenta un hia-
grande y suele presentar anastomosis en el borde to para el paso de la arteria. En el tercio inferior de la
externo del pie con ramas de la arteria plantar la- pierna, la arteria se localiza entre el tendón del mús-
teral y de la arteria tarsiana lateral. De la convexi- culo peroneo lateral largo y el tendón del músculo
dad del arco, salen tres arterias metatarsianas (in- flexor largo del primer dedo, dando lugar a una
teróseas) dorsales, que siguen los espacios interó- rama comunicante con la arteria tibia! posterior, de
seos segundo, tercero y cuarto y, a nivel de las arti- donde salen arterias para la irrigación del tendón
culaciones metatarsofalángicas, se bifurcan en las calcáneo (de Aquiles), y a una rama perforante (arte-
arterias digitales dorsales propias, medial y lateral, ria peronea anterior) que atraviesa la membrana in-
de dos dedos adyacentes. El borde lateral del
quinto dedo tiene una arteria que se origina direc-
tamente en la arteria arqueada, mientras que el
borde interno del primer dedo recibe una arteria
procedente de la región plantar.21 • 3 1• 32• 36 Todas las
arterias metatarsianas dorsales están comunica-

Figura 1-9. (a) Molde de inyección-corrosión de un pie fetal humano; (b) arteriografía realizada en un pie de cadá-
ver humano.
CAPÍTULO 1. Int roducción •

terósea para alcanzar el maléolo peroneal y el dorso determinado por la epífisis distal de la tibia, por el
del pie. La arteria peronea anterior puede conti- astrágalo y por el calcáneo, unidos por el ligamen-
nuarse como arteria dorsal del pie (pedía) cuando la to lateral interno de la articulación del tobillo y por
arteria tibial anterior no alcanza el dorso del pie.36 el retináculo de los flexores. 18• 31 En la entrada al tú-
En estos casos, se percibirá un pulso arterial en el nel del tarso, la arteria tiene una localización relati-
borde anterior del maléolo peroneal. La arteria pe- vamente superficial, quedando sólo cubierta por
ronea suministra ramas maleolares laterales para la las fibras del retináculo de los flexores, siendo fácil
red arterial maleolar externa, y ramas calcáneas su palpación (pulso tibia! posterior). Tanto la arte-
para la cara posterior y lateral de dicho hueso, las ria como el nervio tibia! posterior se bifurcan en el
cuales participan en la red arterial del calcáneo. conducto del tarso, dando lugar a las arterias y a
La arteria tibia! posterior representa habitual- los nervios plantares medial y lateral (Fig. 1-1O).
mente la continuación anatómica del tronco ti- La arteria plantar medial (Fig. 1-1O), de menor ca-
bioperoneo (Fig. 1-8). En el compa rtimento pos- libre que la lateral, se dirige hacia el primer dedo,
terior de la pierna, tiene un trayecto descenden- entre los músculos abductor del primer dedo y
te, ligeramente oblicuo, situándose entre el gru- flexor corto plantar. Antes de alcanzar el primer
po muscular profundo y el superficial de esta re- metatarsiano, se suele dividir en dos ramos.36 El
gión.21· 31·33 Se relaciona con el músculo tibial pos- ramo profundo puede terminar uniéndose con el
terior, antes de la decusación sural, y luego se arco arterial plantar profundo o con la primera ar-
encuentra entre el tendón del músculo flexor lar- teria metatarsiana plantar, mientras que el ramo
go del primer dedo y el tendón del músculo superficial se dirige hacia el borde interno del pri-
flexor largo de los dedos. A nivel del maléolo ti- mer dedo, entre los músculos abductor y flexor
bia!, da lugar a ramas maleolares mediales, las corto del primer dedo. Durante su trayecto, la arte-
cuales participan en la red arterial de dicho ma- ria plantar medial emite ramos cutáneos para el
léolo, y ramos calcáneos que se distribuyen por la
cara medial de dicho hueso y participan en la red
arterial del ca lcáneo (Fig. 1-1O).
La arteria alcanza el conducto o túnel del tarso,
formando parte de un paquete vasculonervioso
que llega a la región plantar. Este conducto está

Figura 1-10. (a) Disección de la región maleolar interna; (b) disección de las arterias plantares.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

borde interno del pie, donde pueden observarse plantares para dos dedos adyacentes (Figs. 1- 11 a
anastomosis entre la arteria plantar medial y la ar- y b). Durante su trayecto, las arterias metatarsianas
teria pedía. plantares dan lugar a dos ramos perforantes, uno
La arteria plantar lateral (Fig. 1-1O) representa proximal y el otro distal, los cua les atraviesan los
la continuación anatómica de la arteria tibial pos- espacios intermetatarsianos y se anastomosan con
terior.36 Cruza oblicuamente la planta del pie, en- ramas de las arterias metatarsianas dorsales.
tre los músculos flexor corto de los dedos y cua- La arteria plantar interna del primer dedo suele
drado plantar (flexor accesorio, de Silvio) y atra- proceder del ramo superficial de la arteria plantar
viesa el tabique intermuscular externo. Al nivel medial, mientras que la arteria plantar externa del
de la arti cu lación del cuboides con el quinto me- quinto dedo suele proceder directamente de la ar-
tatarsiano, en el compartimento externo del pie, teria plantar lateral.
se curva hacia dentro, describiendo un arco de La procedencia de las arterias metatarsianas
convexidad distal. Esta parte de su trayecto es plantares depende del predominio vascu lar que
profunda, situándose entre los músculos interó- tenga la arteria plantar lateral o la rama plantar
seos y los tendones del músculo flexor largo de profunda de la arteria dorsal del pie.36
los dedos, los músculos lumbrica les y el músculo
flexor corto plantar. Además, se relaciona con la
cara profunda del fascículo oblicuo del músculo CONCEPTO DE ANGIOSOMA APLICADO
aductor del primer dedo antes de alcanzar el pri- AL PIE
mer espacio intermetatarsiano, donde establece-
rá anastomosis con la arteria perforante del pri- El estudio de la anatomía vascular en general, y
mer espacio (plantar profunda) de la arteria pe- del pie en particular, ha avanzado sustancialmente
dia, formándose así el arco arterial plantar pro- en las últimas décadas, considerándose que cada
fundo. Las variaciones del arco arterial plantar área corporal está irrigada por una arteria y drena-
profundo son múltiples, desde su ausencia (1 ºA> da por una vena específica. Los estudios de Sal-
de los casos) hasta su formación por la anasto- men (1936), mediante angiografía, permitieron di-
mosis de la arteria plantar lateral co n otras arte- ferenciar 80 territorios vasculares. Estos territorios
rias perforantes, e, incluso, recibir un ramo anas- fueron considerados como hipovasculares en zo-
tomótico procedente de la arteria plantar me- nas de piel fija, e hipervasculares en zonas de piel
dial.36 En la especie humana, puede encontrarse móvil. Posteriormente, McGregor y Morgan (1973)
un arco arterial plantar superficial (2 o/o de los ca- demostraron que los territorios vasculares se su-
sos) formado por la anastomosis entre la rama perponen, es decir, que funcionalmente son más
superficial de la arteria plantar medial y otras ar- extensos que los puramente anatómicos.26· 38• 39
terias de procedencia diversa (rama profunda de La vascularización cutánea (Fig. 1- 11 ). depende
la arteria plantar lateral, cua rta arteri a metatar- de arterias que llegan directamente a ella, o de arte-
siana plantar o el propio arco arterial plantar). La rias perforantes, que pueden ser de tipo musculo-
localización de este arco es entre la aponeurosis cutáneas o fascio-cutáneas.39•40 Taylor y Palmer
plantar y el músculo flexor corto de los dedos y (1987) introdujeron el concepto de angiosoma, refi-
su presencia se ha justificado en un proceso de riéndose a «la unidad tridimensional de piel y teji-
adaptación funcional de las estructuras a la bipe- dos subyacentes que recibe irrigación de una arte-
destación. Cabe destacar que, en otras especies, ria». Este importante concepto considera a los an-
como los simios, existen frecuentemente los dos giosomas con un componente arterial (arterioso-
arcos plantares. 36· 37 ma) y un componente venoso (venosoma), siendo
De la convexidad del arco plantar profundo, sue- territorios vascu lares adyacentes. Los vasos alcan-
len originarse cuatro arterias metatarsianas plan- zan su territorio cutáneo de una forma directa (por
tares, las cuales se dirigen hacia las comisuras de septos o atravesando músculos), o indirecta (des-
los dedos, donde se dividen en arterias digitales pués de irrigar músculos u otros tejidos profundos).
CAPÍTULO 1. Introducción •

Figura 1-11. (a) Disección de las arterias superficiales del dorso del pie; (b) arte-
riografía realizada en un píe de cadáver humano.

Además, los autores proponen que el lecho vascu- teria tibial posterior. De gran importancia es te-
lar es un sistema continuo, ya que los territorios ad- ner en cuenta las posibles anastomosis entre es-
yacentes se unen mediante vasos de pequeño cali- tas arterias, así: la arteria tibial anterior y la arteria
bre que denominan arterias de choque.4 º peronea se comun ican por la rama perforante; la
De acuerdo co n el concepto de angiosoma de arteria tibial posterior y la arteria peronea se co-
Taylor y Palmer,40 en el tobillo y pie, se considera munican por un ramo com unica nte, preaquíleo;
un territorio peroneo (cara lateral del tobillo y ta- habitualmente, los territorios calcáneos medial y
lón, irrigados por las rama s ca lcáneas laterales), lateral son independientes; las arterias tibial an-
un angiosoma tibial posterior (cara medial del to- terior y posterior se comu nican por el arco plan-
billo y región pl antar, irrigados por las ramas cal- tar profundo, por las arterias perforantes inter-
cáneas mediales y por la s arterias plantares), un metatarsianas y por anastomosis que se realizan
angiosoma tibia! anterior (cara anterior del tobi- en los bordes del pie, formándose un plexo sub-
llo y dorso del pie, irrigados por las arteri as tarsa- dérmico circu nferencia l; las arterias plantares se
les, medial y lateral, y por la arteria arcuata), y los comunican entre sí a nivel de la cabeza del pri-
angiosomas plantares, medial y lateral, irrigados mer metatarsiano y, cua ndo existe, mediante un
por las respectivas arterias procedentes de la ar- arco plantar superfi cial.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

B. Müller y A. Palma Bravo

ASPECTOS BIOMECÁNICOS cia entre ellos. Se habla de kilogramos para medir


el peso, pero es un concepto erróneo desde el
La biomecánica es la disciplina que estudia los punto de vista científico, porque son unidades de
sistemas biológicos a través de los métodos de la masa, no de fuerza.
física y de la ingeniería mecánica. En los últimos
años, la biomecánica se ha incorporado al ámbito
del tratamiento clínico de los pacientes. Todavía m = masa [kg]
F=mxa
no existe un reglamento claro sobre la formación a = aceleración [m/s 2)
necesaria para los profesionales que quieren en-
trar en esta disciplina, pero es imprescindible estu- g = gravedad; gen la superficie de la
diar esta cuestión profundamente por su comple- tierra:::::: 9,81 m/s2
jidad al interrelacionarse los campos de la medici-
na, la física y la ingeniería. Aunque las leyes mecá-
nicas están muy bien definidas, su aplicación e in- La fuerza es un vector cuantitativo que determina
terpretación en el cuerpo humano necesitan con- magnitud y dirección, en contraste con otras canti-
sideraciones especiales. dades escalares como la temperatura, que sólo tiene
En la aplicación de la biomecánica en el pie dia- magnitud. Una fuerza puede mover un cuerpo si no
bético, hay que destacar tres aspectos que cabe hay una restricción del movimiento, pero, cuando el
tener en cuenta: objeto en cuestión esta fijado en un punto, se puede
deformar o mover con límites. En este caso, se habla
• La estructura interna del pie y sus mecanismos del momento [Nm]. La relación entre fuerza y mo-
sensoriales y de control. mento se presenta en la figura 12. En este caso, la dis-
• La interacción del pie con su entorno, especial- tancia (1) perpendicular a la línea de la fuerza desde el
mente, porque el pie mantiene todo el peso de centro de fijación define el momento:
la persona sobre la superficie cuando estamos
caminando y controla una gran parte del equili-
brio del cuerpo. M = Fxl 1= distancia
• El control de la calidad de la medición.

A continuación, se presentan los conceptos más El cálculo de momentos y fuerzas se aplica cuando
básicos de la biomecánica relacionada con el pie. es interesante saber el comportamiento de las articu-
Aunque vivimos en el sistema gravitacional y laciones en situaciones dinámicas. Sistemas de análi-
usamos indistintamente los conceptos de peso y sis del movimiento en un espacio tridimensional jun-
masa, éstos son diferentes. La masa (medida en ki- to con plataformas de fuerza aportan este tipo de in-
logramos) de un objeto es la cantidad de materia formación exhaustiva sobre la capacidad de una per-
que contiene y no depende de la gravedad, mien- sona de caminar.
tras que el peso (FGen newtons) es la fuerza ejerci- El peso de una persona y las fuerzas que se pro-
da por la gravedad sobre el objeto. La gravedad es ducen de forma dinámica son valores significativos,
la aceleración de un cuerpo en la dirección del pero, para el pie diabético, la distribución de la fuer-
centro de la Tierra y el valor depende de la distan- za sobre la planta de pie tiene una importancia es-
CAPÍTULO 1. Introducción •

pecial. La magnitud que define esta distribución es El talón produce significativamente más presión
la presión (P). La presión es el cálculo de la fuerza que el coche. Si se mira con algo de humor, el coche
aplicada sobre un área definida. La medida interna- no produciría daño pasando por encima de un pie,
cional de presión es el pascal (Pa), definido como la pero, si el talón pisara este mismo pie, podría produ-
presión de un newton por metro cuadrado (N/ m 2 ): cirle una fractura. Además, en este ejemplo, no se ha
considerado la velocidad del impacto vertical, que
aumentaría el efecto.
P=~ S = superficie de contacto
Para medir la presión en el pie diabético, existen
s dos sistemas distintos: las plataformas de presión
y los sensores sensibles.
Para el diagnóstico de zonas con riesgo de sufrir
En la bibliografía, la presión plantar se expresa a úlceras y con presiones altas, se usan las platafor-
menudo en N/ cm 2 , kg/ cm 2 o kPa (kilopascal) con la mas de presión. Éstas tienen una superficie plana y
relación siguiente: dura que no se deforma.
Con el diagnóstico realizado y la identificación de
zonas problemáticas, se pueden prescribir ortesis
plantares que distribuyan la presión sobre el pie de
1Pa = 1,020 X 10-5 kg
2 forma mas equilibrada. De todos modos, para detec-
cm
tar si estas plantillas ortopédicas funcionan correcta-
1 N/cm 2 ::::; 1Okg/cm 2 = 1OkPa = 10.000 Pa mente, es necesario medir la presión entre la plantilla

La importancia del efecto de la presión se puede


visualizar con un ejemplo. Se compara la presión
que produce un coche sobre las ruedas con el talón
de un zapato femenino de tacón:
Un Renault Mega ne tiene una masa de 1.055 kg o
un peso (fuerza vertical) de 10.550 N. Cada una de
las cuatro ruedas tiene una superficie de contacto
con la Tierra de unos 99 cm 2 (9 cm por 11 cm),
aproximadamente. La presión resultante debajo de
una rueda se calcula como:

1055kg kg
prueda = 4 * 99cm2 2.7 crd = 261 kPa

Una mujer con una masa de 50 kg o peso de


500 N que pone la mitad de su peso sobre una su-
perficie del talón de 1 cm 2 (1 cm por 1 cm) produ- Figura 1-12. El peso actúa en el punto de contacto con la
ce una presión de: tierra y por la masa del cuerpo. Para mantener el equili-
brio en esta posición (el momento está a cero), el mú~
culo tiene que producir el mismo momento. Como la
distancia entre el punto de rotación (el tobillo) y la inser-
5ok9 - so kg - 2500kPa ción del músculo es menor, su fuerza es mucho mayor.
P ta1ón = lcm2 cm2 FG Fuerza de gravedad M Momento
FM Fuerza muscular Longitud; distancia
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

y el pie. Esto es imposible con las plataformas, ya se aplica a la cara plantar, como resultado de la car-
que cualquier material entre pie y sensor influye la ga mecánica anormal del pie.
medición. Para ello, se utilizan sensores flexibles (Fig. La neuropatía diabética provoca cambios en la
1- 13), que se colocan directamente debajo del pie. estructura del pie, dando lugar a un aumento de
Con estos sensores, no se puede diagnosticar, por- presión plantar; por lo tanto, se considera un fac-
que la forma y la amortiguación de la suela y el án- tor de riesgo predictivo de úlceras plantares.41 · 42
gulo del pie influyen en el valor de la presión y los La aplicación práctica de los conceptos biome-
datos cambian en función de los diferentes tipos de cánicos permite predecir el comportamiento fun-
zapatos. Es la única manera de saber si una plantilla cional del pie tanto en estática como en dinámica,
funciona, con la limitación que los sensores sólo de- pudiendo aplicar tratamientos aliviadores de pre-
tectan la fuerza vertical sobre su superficie. Los siste- sión ya sea para tratar como para prevenir la apari-
mas que puedan medir también las fuerzas de fric- ción de lesiones.43
ción todavía se encuentran en la fase de prueba. Los pacientes diabéticos, en general, suelen ser
Para medir la presión, existen metodologías dife- menos activos que los pacientes sin diabetes44 y
rentes según el tipo de sensor. Por ejemplo, hay tienden a dar pasos más cortos, ampliando la base
sensores resistivos, capacitivos o piezoelectrónicos. de apoyo; suelen caminar más lento, siendo más
Cada uno presenta ventajas e inconvenientes y, bá- larga la fase de doble apoyo durante la marcha.
sicamente, se diferencian por la precisión de la me- También se ha descrito que presentan inestabili-
dida y la altura del sensor. Explicarlos aquí sobrepa- dad al caminar, a causa de la polineuropatía diabé-
saría el propósito general de este libro, pero, antes tica.45
de adquirir un sistema, es muy importante infor- La limitación de la movilidad de las articulaciones
marse exhaustivamente. Por ejemplo, en la figura del pie disminuye la capacidad de adaptación del
1-14, se puede observar la importancia de la resolu- pie y, por consiguiente, dificulta el avance hacia de-
ción de la plantilla de sensores y la distribución de lante del cuerpo, contribuyendo a la aparición de
cada uno de los sensores en esta plantilla. También sobrecargas plantares.46·47 La pérdida de flexibilidad
es determinante el método de calibración del siste- articular provoca la disminución de la movilidad de
ma. Se debe calibrar el sistema colocado ya dentro la AST (articulación subtalar) en el plano transverso
del zapato y con la presión que produce la persona durante la deambulación.48 Por lo tanto, la pérdida
con todo el peso sobre el sensor. Con esta metodo- de movilidad de la AST contribuye a la alteración
logía, no se calibran los sensores que no están en del patrón de distribución de cargas plantares.49
contacto y, debido al movimiento que produce la Además, en individuos con diabetes mellitus, tam-
persona, tampoco es muy preciso. Otros sistemas bién es característica la afectación de la movilidad
consisten en sensores precalibrados; éstos propor- del primer radio, 45• 5º lo que provoca un aumento de
cionan el valor absoluto de la presión, que es im- la rigidez de la fascia plantar.51
portante en el caso del pie diabético. Hay indicios clínicos para pensar que esta limita-
Las referencias de valores consultables en la bi- ción de movilidad en el plano sagital del primer ra-
bliografía son diferentes, porque dependen del dio da como resultado un aumento de las presiones
sistema (tipo y medida de cada sensor). de la zona medial del antepié51 • 52 y, aunque no exis-
ten datos cuantitativos que demuestren esta rela-
ción, puede ser un buen indicador de los grandes
BIOMECÁNICA APLICADA momentos de fuerzas que soporta el arco del pie.
AL PIE DIABÉTICO Este punto resulta importante, ya que el aumento
de las presiones plantares en el antepié junto a la
1ntrod ucción reducción de la movilidad articular puede provocar
un aumento de los momentos torsionales sobre el
En general, las úlceras plantares del pie diabético mediopié; por lo tanto, no sólo está implicado la
se generan por la presión repetitiva moderada que aparición de úlceras, sino también en la evolución
CAPÍTULO 1. Introducción •

del pie de Charcot debido a las tensiones que esta


zona soporta durante la marcha.48
Así pues, en los pacientes con diabetes, la neu-
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ropatía puede provocar alteraciones en el patrón ¡.. . .,
de marcha normal que dan lugar a un aumento de
las sobrecargas plantares.
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Exploración clínica biomecánica "


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Antes de aplicar cualquier sistema aliviador de pre-
sión a una úlcera plantar, hay que tener claro qué tipo
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de deformidad presenta el pie. Para ello, se debe ha-
cer una evaluación clínica biomecánica tanto en ca-
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dena cinética abierta (CCA) como en cadena cinética
cerrada (CCC), observando la posición estructural del
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pie en los diferentes planos (frontal, sagital y transver-
so). Siguiendo como referencia las líneas fronterizas
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del pie, es posible efectuar una predicción del movi-
miento que realizará en estática y en dinámica.
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Para realizar un diagnóstico correcto, en CCA,
siempre se debe partir de la posición de bloqueo Figura 1-14. La plantilla de la derecha sólo tiene
de la AST, es decir, neutra.44• 53 sensores en puntos específicos de la huella plantar;
Según el plano, las deformidades se clasifican en: como se trata de superficies pequeñas, el valor
es preciso, pero las presiones fuera de esta zona
se pierden totalmente. la plantilla de la izquierda
• Plano frontal: anterior (antepié) y posterior (re-
tiene una cobertura total de la planta del pie;
tropié); alteraciones de varo o valgo: eso garantiza que no se pierda ningún punto de pre-
- Antepié supinado(APSP). sión, pero, si una zona del sensor es demasiado am-
- Antepié varo (APVR). plia comparada con una fuerza muy puntual (como
- Retropié varo (RPVR). el punto verde), la fuerza de este punto se distribuye
- Retropié valgo (RPVG). matemáticamente por toda la zona (marcada con
azul).

• Plano sagital: dorsomedial, plantar-medial y


plantar-lateral; situaciones de equinismo de dis-
tintas partes del pie:
- Primer radio plantar flexionado (1 er R PF).
- Primer radio dorsoflexionado (1 er R DF).
- Ha/lux limitus/rigidus.
- Tobillo en equino.
- Equino de columna lateral (ECL).
- Equino de columna medial (ECM).
• Plano transverso: plantar-medial y plantar-late-
ral; deformidades en forma de aducción o ab-
ducción:
Figura 1-13. Plantillas de sensores de presión. Son flexi- - Metatarso en abducción/aducción.
bles para poder colocarlas dentro de los zapatos. - Quinto dedo en aducción.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

También se debe valorar la posición de la AST en 9. Reiber GE, LeMaster JW. Epidemiología e impacto
carga (CCC) mediante el Foot Posture lndex, que económico de las úlceras y las amputaciones del
pie en las personas con diabetes. En: Bowker JH,
permite cuantificar el grado de posición anormal
Pfeifer MA, eds. Levin y O'Neil. El pie diabético. 7ª
que presenta el pié.54 ed. Barcelona: Elsevier; 2008. p. 3-21 .
Hay que discernir entre deformidades congénitas 1O. Miyajima S, Shirai A, Yamamoto S, Okada N, Matsus-
y adquiridas del pie y la pierna, ya que es esencia l hita T . Risk factors for major limb amputations in
para entender los patrones de compensación pato- diabetic foot gangrene patients. Diabetes Res Clin
lógica tanto en dinámica como en estática.55 En los Pract 2006;71 (3):272-9.
pacientes con diabetes, en la mayoría de los casos, 11. Ndip A, Rutter MK, Vileikyte L, Vardhan A, Asari A, Ja-
se prod ucen múltiples combinaciones de deformi- meel M, et al. Dialysis treatment is an independent risk
factor for foot ulceration in patients with diabetes and
dades, o amputaciones, factores que complican la
stage 4 or 5 chronic kidney disease. Diabetes Care
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J. Anglada Barceló

La neuropatía diabética es una de las compli- 36 veces si hay antecedentes de úlcera previa.
caciones más comunes a largo plazo de la diabe- La neuropatía se considera la principal respon-
tes, que sufren más del SO % de los pacientes sable del 87 % de las 8S.OOO amputaciones que
cuya diabetes tiene una duración superior a 2S se practican al año en los Estados Unidos. En Es-
años y que constituye una de las enfermedades paña, se ha publicado una prevalencia global
que afectan con mayor frecuencia al sistema ner- del 22,7 %2•
vioso.

,
DEFINICIÓN
EPIDEMIOLOGIA
El Grupo Internacional de Consenso sobre el
Dependiendo de los criterios diagnósticos es- diagnóstico y manejo de la neuropatía diabética
pecíficos, su prevalencia varía desde el S o/o hasta estableció una definición simple de la neuropatía
cifras como el 60-100 º/o, aunque en ausencia de diabética como «la presencia de síntomas y/ o de
síntomas. signos de alteración periférica del nervio en perso-
La neuropatía sensitivomotora (NSM) crónica nas con diabetes tras la exclusión de otra causa».
es, en gran medida, la forma más común de También se acordó que la neuropatía no se puede
neuropatía diabética. 1 Generalmente, de inicio excluir sin un examen clínico minucioso y que la
insidioso, en diversas series, se han notificado ausencia de síntomas no es sinónimo de ausencia
prevalencias del 7,S- 1O ºAl ya en el momento del de neuropatía.3 Debe remarcarse la importancia
diagnóstico de la diabetes de tipo 2, con un in- de excluir, además de la diabetes, otras causas de
cremento progresivo a lo largo de los años sin neuropatía, como puso de manifiesto el estudio
una aparente meseta. Mientras que en hasta el de Rochester, en el cual hasta el 1O% de neuropa-
SO ºlo de pacientes con NSM crónica ésta puede tía periférica en pacientes con diabetes correspon-
ser asintomática, un 10-20 % puede experimen- dia a otra etiología (Tabla 2-1). En cualquier caso,
tar sintomatología suficiente como para preci- aunque otras causas de neuropatía puedan coinci-
sar terapia específica. La NSM crónica se acom- dir en el paciente con diabetes, no hay que olvidar
paña, a menudo, de la disfunción del sistema que, asimismo, contribuirán a incrementar el ries-
nervioso autónomo. Puede suceder igualmente go de las secuelas propias de la neuropatía diabé-
en la diabetes mellitus de tipo 1 como en la de tica y, por lo tanto, se debe abordar su tratamiento
tipo 2. A lo largo de su evolución, puede llegar a si es posible.4
comportar secuelas invalidantes, que incluyen
la presencia de neuroartropatía de Charcot y, en
su grado extremo, ulceración del pie, que, en PATOGENIA
ocasiones, llega a requerir la amputación. La
neuropatía incrementa el riesgo de amputación Aunque los estudios en modelos animales y cé-
en 1,7 veces, 12 veces si existen deformidades y lulas cultivadas proporcionan una idea sobre la
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Tabla 2-1. Diagnóstico diferencial de la causa y el tratamiento de la neuropatía diabética,


polineuropatía distal simétrica la traslación de los estudios a un número limitado
de pacientes diabéticos continúa generando mu-
TIPO SÍNDROME
cha controversia.
Atrofia de Se han propuesto diversos mecanismos etiopa-
Congénita/familiar
Charcot-Ma rie-Tooth togénicos, que se exponen a continuación.
Síndromes por
Traumática
atrapa miento
Hiperglucemia
Sarcoidosis

Lepra Hay datos, como los obtenidos en el estudio de


Inflamatoria Rochester y otros posteriores, que apoyan que la
Enfermedad de Lyme
duración y la gravedad de la exposición a la hiper-
Infección por el VIH glucemia están relacionadas con la gravedad de la
Carcinoma, síndromes
neuropatía. Incluso, estudios recientes en pacien-
paraneoplásicos tes con tolerancia anómala a la glucosa muestran
un patrón electrofisiológico de neuropatía, aun-
Neoplásica Mieloma, amiloidosis
que en grados mínimos.
Reticulosis, leucemias,
linfomas

Diabetes mellitus Otros mecanismos patogénicos

Uremia Derivación de la glucosa a la vía del poliol


Anemia perniciosa
(deficiencia de El tejido nervioso no es insulinodependiente
Endocrinometabólicas
vitamina 812) para la captación de glucosa, de forma que la hi-
Hipotiroidismo perglucemia condiciona un aumento de oferta
de glucosa capaz de saturar la hexocinasa. Este
Porfiria (aguda
hecho conduce a un aumento de actividad de la
intermitente)
vía metabólica del polio!. La enzima limitante
Vascular Diabetes, vasculitis de esta vía, la aldosa-reductasa, en estado de hi-
Alcohol perglucemia, la reduce a sorbitol, que difunde
muy poco através de la membrana plasmática y
Metales pesados (plomo,
se acumula a nivel intracelular. En los modelos
Tóxica mercurio, arsénico)
animales de diabetes, se observa constante-
Hidrocarburos, mente una asociación entre el incremento cre -
quimioterapia ciente de la vía del polio! y una reducción de la
Diabetes velocidad de la conducción del nervio, que pue-
den mejorarse con los inhibidores de la aldo-
Síndrome sa-reductasa. Sin embargo, en seres humanos, la
antifosfolipídico
situación no está clara; aunque, en un estudio
Neuropatía inflamatoria reciente de pacientes con tolerancia normal de
Autoinmunitaria
desmielinizante crónica la glucosa, tolerancia anómala, y diabetes de
tipo 2, solamente en los pacientes diabéticos, se
Neuropatía motora
multifocal apreció una elevación del sorbitol del nervio, lo
que indica un umbral glucémico para la activa-
Síndrome~uillain-Barré
ción de esta vía.
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquémico •

Mioinositol transmisor que estimula, y alteran las característi-


cas fisiológicas de neuronas.
Se ha propuesto que su deficiencia participa en
la patogenia de la neuropatía diabética, pero hay
Factor de crecimiento insulinoide de tipo 1 (IGF- 1)
poca evidencia de ello.
En animales de experimentación, su déficit pro-
Glicación voca distrofia neuroaxonal.

La hiperglucemia da lugar a la formación de los Factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF)
llamados productos finales avanzados de la glica-
ción, que actúan en receptores específicos, indu- Fue descubierto originalmente como factor
ciendo a monocitos y a células endoteliales a que específico de crecimiento endotelial con un pa-
aumenten la producción de citocinas y de molécu- pel predomi nante en la angiogénesis; sin embar-
las de adhesión. También se ha demostrado re- go, las observaciones recientes indican que el
cientemente que la glicación actúa sobre las me- VEGF también tiene efectos directos en las neu-
taloproteinasas de la matriz y en la degradación ronas y las cé lulas gliales, estimulando su creci-
del colágeno. Asimismo, la glicación de la mielina miento y supervivencia y, en consec uencia, los
provoca un gran recambio de ésta y su disminu- del axón.
.'
CIOn.

Péptido e
Estrés oxidativo
Se ha sugerido el papel de la deficiencia de insu-
Se dispone de un número creciente de datos lina/ péptido C como factor patogénico. En estu-
que indican que el estrés oxidativo participa en la dios en diabéticos de tipo 1 se ha demostrado una
patogenia de la neuropatía diabética en modelos mejoría significativa de la velocidad de conduc-
animales. ción sensitiva en el nervio sural y del umbral de vi-
bración con su administración.

Factores vasculares
Mecanismos inmunitarios
Existe alguna evidencia directa de que mejorar
Hay estudios que indican que, en el suero de
el flujo vascu lar puede mejorar la neuropatía dia-
los pacientes diabéticos de tipo 2 con neuropa-
bética, como se desprende de algunos estudios de
tía, existen mecanismos autoinmunitarios que
revascularización, aunque no de otros. También
inducen apoptosis dependient e del calcio en las
hay evidencias que sugieren que los factores de
células neuronales. La expresión de estos facto-
riesgo para la enfermedad macrovascular son
res citotóxicos se ha relac iona do co n la gravedad
igualmente importantes en la patogenia y la pro-
de la neuropatía y el tipo de cé lula neurona l des-
gresión de neuropatía. truido.

Factores del crecimiento


CLASIFICACIÓN DE LA NEUROPATÍA
>

DIABETICA
Neutropinas

Las neurotropinas promueven la supervivencia Se han propuesto numerosos esquemas de cla-


de poblaciones neuronales específicas induciendo sificación para la neuropatía diabética basados en
la diferenciación morfológica, favoreciendo la re- su presentación clínica, territorios o fib ras afecta-
generación del nervio y la expresión del neuro- das (Tabla 2-2).5
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Tabla 2-2. Clasificación clínica de la neuropatía MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LA


diabética NEUROPATÍA DIABÉTICA EN RELACIÓN
A. NEUROPATfA SUBCLfNICA CON LA PATOLOGÍA DEL PIE
Anomalías en las pruebas electrodiagnósticas
Neuropatía subclínica
Disminución de la velocidad de conducción
nerviosa
No hay que olvidar la trascendencia de las alte-
Disminución de la amplitud de los potenciales
evocados raciones de neuropatía subclínica en la génesis de
la patología del pie diabético, pero se abordarán
Anomalías en las pruebas sensitivas cuantitativas más adelante en el apartado de la exploración, ya
Táctil/vibratoria que se evidencia a partir de las anomalías halladas
Térmica calor/frío en las pruebas electrodiagnósticas y en las prue-
Otras bas cuantitativas para la va loración del umbral de
Anomalías en las pruebas de función autonómica sensibilidad de vibración, táctil y térmica, así como
Disminución de la variabilidad de la frecuencia en las pruebas de función autonómica.6
cardíaca
Disminución de la función sudorípara
Incremento de la latencia pupilar Neuropatía clínica
B. NEUROPATfA CÚNICA
Polineuropatía simétrica distal
Neuropatía difusa

Polineuropatía sensitivomotora simétrica distal En la polineuropatía simétrica distal, se pueden


Neuropatía primaria de fibra pequeña describir dos formas de presentación clínica:
Neuropatía primaria de fibra larga
Mixta • Neuropatía sensitiva aguda: en ocasiones, los
Neuropatía autonómica
síntomas de la neuropatía sensitiva aguda son
Anomalías en la función pupilar similares a los de la sensitivomotora crónica,
Disfunción sudorípara aunque hay diferencias claras en el modo del
Neuropatía autonómica genitourinaria inicio, en este caso, rápido, con intensa sensa-
Disfunción vesical ción de quemazón, poca afectación motora,
Disfunción sexual con anomalías electrofisiológicas poco eviden-
Neuropatía autonómica gastrointestinal tes y pronóstico favorable si mejora el control
Atonía gástrica metabólico.
Atonía de la vesícula biliar • Neuropatía sensitivomotora crónica: es la forma
Diarrea/ estreñimiento diabético más frecuente de neuropatía diabética, de inicio
Hipoglucemia inadvertida insidioso y, como se ha mencionado, puede es-
Neuropatía autonómica cardiovascular tar presente en más del 1 O o/o de los pacientes
Hipoglucemia Inadvertida con diabetes de tipo 2 desde el inicio. Aunque
Neuropatía focal más del 50 ºlo de los pacientes son asintomáti-
cos, se producen síntomas dolorosos como sen-
Mononeuropatía de extremidades superiores o sación de quemazón, de corte, lancinantes, ram-
Inferiores
pas, o parestesias como sensación de entumeci-
Mononeuropatía múltiple miento, acorchamiento o frialdad en grados va-
Mononeuropatía craneal riables. A diferencia de lo que ocurre en la neu-
Plexopatía ropatía aguda, los síntomas persisten a lo largo
Polirradiculopatía o neuropatía motora proximal
de los años y son un factor de riesgo en la pato-
logía del pie diabético (Fig. 2-1).7
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquémico •

do, se asocian a dolor, y su cu rso, habitualmente,


es autolimitado, resolviéndose en 6-8 semanas.
Afectan con mayor frecuencia a pares craneales
(111, IV,VI y VII) y a los nervios cubital, mediano, fe-
moral, ciático,sural y peroneo. Se acompañan, en
ocasiones, de obstrucción vascular y deben dife-
renciarse de los síndromes por atrapamiento, que
son de inicio lento y progresivo y no se resuelven
si no es con intervención (Tabla 2-3).

Neuropatía motora proximal diabética


(polirradiculopatía o plexopatía lumbosacra)

Es uno de los trastornos neuropáticos más inca-


pacitantes con dolor punzante e hiperestesia de
inicio en la región del muslo anterior y que se ex-
tiende a la parte posterior y al resto de la pierna.
Se acompaña de debilidad muscular pelvifemoral
incapacitante. Es de inicio unilateral y, posterior-
Figura 2-1. Flictena hemorrágico a causa de hiperpre-
sión en un pie neuropático. mente, bilateral. Coexiste con polineuropatía si-
métrica distal. Se cree que su origen es inflamato-
rio con vasculitis o inmunitario. Puede ser autoli-
Neuropatía autonómica mitado en 1-3 años o t ributario de tratamiento
Con relación a la patología del pie, son dos los con inmunosupresores, corticoides o plasmafére-
aspectos que desempeñan un papel significativo: sis si se sospecha otra ca usa.8
la clínica asociada a la disfunción sudorípa ra con
anhidrosis y sequedad cutánea, y los trastornos in-
ducidos por la disfunción vasomotora que contri- CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
buyen o son causa del edema neuropático y de la DE LA NEUROPATÍA DIABÉTICA
neuroartropatía de Charcot.
Con el fin de personalizar el riesgo de presen-
Neuropatía focal tar úlcera en el pie de los pacientes diabéticos,
se dispone de pruebas de cribado de la presen-
Las mononeuropatías, en general, afectan a pa- cia de neuropatía, como son el estudio de per-
cientes de edad avanzada; su inicio suele ser agu- cepc ión con el monofilamento de Semmes-

Tabla 2-3. Comparación entre la polineuropatía focal y el síndrome de atrapamiento


NEUROPATÍA FOCAL ATRAPAMIENTO
Inicio Súbito Gradual
Dolor Agudo Crón ico
Múltiple Ocurre Muy poco frecuente

Curso Autolimitado Persiste sin intervención

Tratamiento Fisioterapia, ¡glucemia Reposo, infiltraciones, cirugía


• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Weinstein y con los diversos instrumentos de • Escala NSS (Neuropathy Symtom Score); consiste
vibración. Existen, asimismo, diferentes escalas en una va loración de síntomas:
diagnósticas para efectuar una valoración semi- - ¿Qué sensación percibe?: quemazón, entu-
cuantitativa:9· 10 mecimiento u hormigueo en pies (2 puntos);
fatiga, calambres o dolorimiento (1 punto).
• Escala NDS (Neuropathy Disability Score) modifi- Máximo: 2 puntos.
cada (diseñada en el Reino Unido y utilizada en ¿Donde se localizan los síntomas?: pies (2
estudios europeos de prevalencia). La puntua- puntos); pantorrilla (1 punto); en otro lugar (O
ción que se otorga a cada pie es: puntos). Máximo: 2 puntos.
Reflejo aquíleo: presente = O; presente con re- ¿Tiene siempre síntomas al despertar por la
fuerzo = 1; ausente = 2. noche?: sí (1 punto).
- Percepción de vibración con diapasón de - ¿Qué relación horaria tienen los síntomas?:
128 Hz (en la punta del dedo gordo): nor- empeoran por la noche (2 puntos); presentes
mal =O; reducida = 1. día y noche (1 punto); presentes sólo durante
- Percepción de temperatura en el dorso pie: el día (O puntos). Máximo: 2 puntos.
normal = O; reducida = 1. - ¿Cómo mejoran los síntomas?: paseando
- Percepción de punta roma o pinprick (en la (2 puntos); de pie (1 punto); sentado o acos-
matriz de la uña del dedo gordo): normal =O; tado o no mejoran (O puntos). Máximo: 2
reducida= 1. puntos.
La puntuación máxima en ambos pies es de 1O. Utilizando las escalas NDS y NSS, puede consi-
Se considera que no existe neuropatía con una derarse que existe neuropatía si la puntuación
puntuación de O a 2; se habla de neuropatía ligera obtenida en la NDS > 6 y si la puntuación de la
con una puntuación de 3 a 5; de neuropatía mode- NDS es de 3-5 junto con una puntuación de la
rada si es de 6 a 8; y grave si es de 9 a 1O. NSS > 5. i1 , 12

Tabla 2-4. Escala MNSS (Michigan Neuropathy Screening Score)


CUESTIONARIO MNSS SÍ (O) N0 (1)
Apariencia del pie Derecho Normal
Si no ......deformidad
piel seca, callosidad
infección, fisura
Apariencia del pie Izquierdo Normal
Si no ......deformidad
piel seca, callosidad
infección, fisura
Ulceración Derecha
Izquierda
Presente P/Refuerzo Ausente
(0) (0,5) (1)
Reflejos aquíleos Derecho
Izquierdo
Presente Reducida Ausente
(0) (0,5) (1)
Percepción de vibración en el dedo gordo Derecha
Izquierda
TOTAL: ../8puntos
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquém lco •

• Escala MNSS (Michigan Neuropathy Screening Sco- enzima convertidora de la angiotensina (IECA),
re) (Tabla 2-4): un valor > 2 indica neuropatía con los análogos de la s prostaglandinas, los inhibi-
alta especificidad (95 ºlo) y sensibilidad (80 o/o). dores del estrés oxidativo como la benfotiami-
na no han demostrado su eficacia hasta el mo-
mento actual y varios de ellos ya han sido
TRATAMIENTO DE LA NEUROPATÍA abandonados.
DIABÉTICA El antioxidante ácido alfa-lipoico por vía intra-
venosa es el único tratamiento patogénico cuya
El tratamiento de la neuropatía diabética consis- eficacia se ha confirmado en varios ensayos clí-
te en: 13, 14 nicos controlados aleatorizados.
S. Tratamiento oral sintomático en el dolor neuro-
1. Excluir la s causas de neuropatía no diabética y pático (Tabla 2-5).
efectuar tratamiento específico si existe. 6. Tratamiento tópico:
2. Proporcionar información y prestar apoyo psi- a. Capsaicina: alcaloide que reduce el dolor in-
cológico al paciente. Instaurar medidas físicas ducido qufmica mente; puede ser útil en el
como elevar los pies de la cama, evitar el con- dolor localizado.
tacto con la ropa si existe hiperestesia cutánea. b. Lidocaína tópica al 5 o/o en parches.
3. Control de la hiperglucemia: dependiendo del c. Dinitrato de isosorbida tópico: en dolor y
tipo y estadio de la neuropatía, la respuesta al sensación de quemazón, aunque existen po-
control glucémico estricto es variable. cos estudios controlados.
4. Tratamientos etiopatogénicos de la neuropatía 7. Otros tratamientos:
diabética como los inhibidores de la aldosa-re- a. Acupuntura: en estudios con doble ciego, se
ductasa, el mioinositol, los inhibidores de la apoya su uso con una duración del efecto

Tabla 2-5. Tratamiento oral sintomático del dolor neuropático


TIPO DE DOSIS DIARIA INCREMENTO DOSIS DIARIA
FÁRMACO EFECTOS SECUNDARIOS
FÁRMACO INICIAL DELA DOSIS EACAZ
10-25 mg/ ++++ Boca seca, taquicardia, remblor, somnolencia,
Tricfclicos Amltriptllina 10-25mg1 vez/ día 25-150 mgldfa
semana estreñimiento, retención de orina, ortostatismo
+++Astenia, mareo, taquicardia, nauseas, nerviosismo,
lmipramina 25mg1 vez/día 25 mg/semana 25-150 mg/día
temblor
37,5mgcada 75mg +Somnolencia, náuseas, estreñiniemto, sequedad de
IRS Venlafaxina 37,5mg1 vez/día
3-5 días 2 veces/ día boca
60mg +Somnolencia, náuseas, estreñinlemto. sequedad de
Ouloxetina 60mg1 vez/ día 30·60 mg
2 veces/ día boca
100-300 mg 100-200 mg 300-1.800 mg +++ Exantema, somnolencia, vértigo, astenia, leucopenia
Anticomlciales Gabapentina
1 vez/ día cada 3-5 días 3 veces/ día (rara aplasla), colestasls, náuseas
50-75 mg 25-150 mg 50-200 mg ++ Astenia, somnolencia, edema periférico, aumento de
Pregabalina
2 veces/ día cada 3 días 3 veces/ día peso
100-200 mg 100-200 mg 200-400 mg +++ Exantema, somnolencia, vértigo, astenia,
Carbamazeplna
2 veces/ día cada 2 días 3 veces/ día Leucopenia (rara aplasia), colestasis, náuseas
25-50 mg/ 200·400 mg +++Exantema, alergia (incluso, grave), somnolencia,
Lamotrlgina 25mg1 vez/día
semana 2 veces/ día nerviosismo, temblor, sequedad de boca
50mg 200mg +++Anorexia, insomnio, somnolencia, temblor,
Toplramato 50mg1 vez/ día
1 vez/ día 2 veces/ día diplopía, visión borrosa
150-300 mg
Antlarrítmlcos Mexiletina 150mg +++ Astenia, náuseas, nerviosismo, temblor
3 veces/ día
50mg 50-100 mg
Opioldes Tramado! 50mg1 vez/ día +++ Náuseas, vértigo, estreñimiento
1 vez/ día 4 veces/ día
10-20 mg
Oxicodona 10 mg 2 veces/ día ++++ Somnolencia, mareos, náuseas, estreñimiento
2 veces/ día
IRS: lnhl bldores de la recaptacl6n de la serotonlna.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

hasta seis meses y reducción del uso de otros otros; y no farmacológico: estimulación eléctrica,
analgésicos. tratamiento de campo magnético de baja intensi-
b. Otras terapias físicas: estiramientos muscula- dad, tratamiento con láser, masaje Reiki y otros)
res, masajes y estimulación eléctrica percutá- para reducir el dolor y mejorar la fu nción física y la
nea del nervio. También terapia con campo calidad de vida de los pacientes con polineuropa-
magnético estático, con láser de baja intensi- tía diabética (PND), se ha establecido que la prega-
dad y con luz infrarroja monocromática. El balina resulta eficaz y se debe ofrecer para el alivio
estímulo eléctrico a nivel de la médula espi- de la PND (nivel A); la venlafaxina, la duloxetina, la
nal puede ser útil en el dolor incontrolable. amitriptilina, la gabapentina, el valproato, los
opioides (sulfato de morfina, tramado! y oxicodo-
En una reciente revisión sistemática sobre la efi- na de liberación controlada) y la capsaicina son
cacia de un determinado tratamiento (farmacoló- probablemente eficaces y deben ser considerados
gico: anticonvulsivos, antidepresivos, opioides y para el tratamiento de la PND (nivel B). 15

J. Royo Serrando

INTRODUCCIÓN puede comportarse como un elemento que dificul-


te la cicatrización de una lesión de otro origen (neu-
Los fenómenos isquémicos de los diabéticos se ropático, traumático, infeccioso, venoso, etcétera).
producen por la alteración de la microcirculación Efectuar una correcta evaluación del estado de
cutánea (microangiopatía) y/o por la arterioescle- vascularización de un pie diabético permitirá reali-
rosis de las arterias de las extremidades inferiores zar un mejor diagnóstico y, por lo tanto, poder
(microangiopatía). No hay que olvidar que la dia- aplicar el tratamiento más eficaz para cada caso.
betes, juntamente con la hipertensión arterial, la
dislipidemia y el hábito tabáquico, constituye uno
de los factores de riesgo que favorecen el desarro-
llo de la arterioesclerosis.
En los pacientes diabéticos, se desarrolla una arte-
rioesclerosis en las extremidades inferiores un tanto
diferente a la de los pacientes no diabéticos. Ésta se
caracteriza por afectar, sobre todo, a arterias de pe-
queño calibre (arterias tibiales) (Fig. 2-2) y por mos-
trar una mayor presencia de calcificaciones arteriales,
tanto de forma localizada como de forma difusa
(afectando por completo a una arteria en toda su ex-
tensión, sin que esto condicione su permeabilidad).
La arterioesclerosis en las extremidades inferiores
puede ocasionar una isquemia que por sí misma
condicione la aparición de una lesión (isquemia cró-
nica grado IV de Fontaine). La isquemia, además, Figura 2-2. Calcificaciones arteriales.
CAPÍTULO 2. Pie neuroisguémico •

EVALUACIÓN VASCULAR pación de los pulsos poplíteo, pedio y tibial pos-


terior. La ausencia de los pulsos permitirá identi-
En cualquier paciente que presente un pie dia- ficar la presencia de isquemia. Para poder deter-
bético, independientemente de su origen, se de- minar la extensión y gravedad de ésta, es posible
berá evaluar tanto la presencia de infección como realizar una serie de exploraciones comp lemen-
la coexistencia de una isquemia. La presencia de tarias. Éstas pueden dividirse en dos grandes gru-
clínica previa de isquemia crónica de las extremi- pos: las hemodinámicas y las topográficas. Mien-
dades inferiores {claudicación, palidez, frialdad cu- tras que las primeras informarán de la gravedad
tánea, etc.) es de poca utilidad. En la mayor parte de la isquemia, las segundas permitirán conocer
de ocasiones, la aparición de una lesión isquémica la localización exacta de las lesiones que se de-
o la evolución tórpida de una úlcera neuropática ben tratar. Dentro de las primeras, destaca el Do-
es la primera manifestación de la isquemia cróni- ppler arterial, con todas sus variaciones, de las
ca. Esto viene determinado por la distribución de topográficas, la prueba de referencia sigue sien-
las lesiones arterioesclerosas. La mayor afectación do la arteriografía, pese a la incursión incesante
de los troncos distales facilita la presencia de tras- de la ecografía, la resonancia magnética y la to-
tornos tróficos de los pies sin la presencia previa mografía computarizada. Las hemodinámicas
de claudicación intermitente. son las de uso habitual, mientras que las topográ-
La exploración física es, sin duda. la forma más ficas únicamente se utilizarán para planificar la
rápida y eficaz para poder detectar la presencia o revascularización, por lo tanto, sólo se comenta-
no de isquemia arterial. Ésta debe incluir la pal- rán las exploraciones que utilizan el efecto Do-
pación y auscultación del pulso femoral y la pal- ppler {v. pág. 49).

J. Viadé Julia y J. Royo Serrando

La percepción de estímulos originados en el in- Para realizar la exploración, se pedirá al paciente


dividuo o en el medio ambiente y una vascu lariza- que se descubra desde las rodillas hasta los pies y
ción suficiente son fundamentales para el diseño se tumbe en la camilla en posición de decúbito su-
de las estrategias de prevención y tratamiento del pino, con los pies apoyados en una superficie acol-
pie diabético. chada y sin ninguna molestia.
Para el diagnóstico, aparte de considerar los sig- En primer lugar, se debe explicar al paciente de
nos que se observan y los síntomas que refiere el forma clara y concisa qué tipo de sensación deja
paciente, se deben realizar unas simples explora- cada uno de los estímulos (experimentar la sensa-
ciones para detectar la presencia de neuropatía ción en la cara dorsal de la muñeca o la frente), así
y/ o vasculopatía. como respuesta que deberá comunicar cuando
Para ello, se precisa de unos útiles clín icos apropia- note la sensación diciendo «SÍ» o «ahora», o bien,
dos y la formación específica para su manejo, ya que levantando la mano. Hay que detectar si el pacien-
los pacientes con déficit sensorial, a menudo, tien- te es capaz de distinguir entre distintos tipos de
den a intentar compensar esta discapacidad con una sensaciones. Es importante realizar la exploración
respuesta supuesta o visual, que, si el examinador no correctamente para que tenga validez; en caso de
es capaz de detectar, va a falsear el resultado. duda, se deberá repetir la exploración.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

En el siguiente cuadro (Tabla 2-6), se pueden obser- Sensibilidad superficial consciente


var las diferentes exploraciones no invasivas para el
diagnóstico de la neuropatía y vasculopatía diabéticas. Sensibilidad táctil
Con estas simples, pero importantes, explora- Se evalúa la capacidad del paciente para sentir
ciones, será suficiente para conocer el grado de cuándo algo entra en contacto con su piel (cor-
neuropatía y/ o vasculopatía que presenta el pa- púsculos de Merkel).
ciente. En caso de duda, se deberá recurrir a otros Con una torunda de algodón deshilada o un
métodos diagnósticos más específicos. pincel muy fino, se acaricia con suavidad por am-
bos segmentos laterales del pie.
Se considera que la sensación táctil está altera-
EXPLORACIÓN DE LA NEUROPATÍA da cuando el paciente no es capaz de detectar y
DIABÉTICA ubicar el pincel o el algodón (Fig. 2-3).

El sistema nervioso es el encargado de regir esta


función. La sensibilidad es la capacidad del orga-
nismo de percibir en forma de sensaciones los di-
versos estímulos del medio externo o interno, así
como el medio de protección contra agentes lesi-
vos. El estímulo, al llegar al órgano receptor, da lu-
gar a la generación del fenómeno denominado
sensación, y que el organismo va a reconocer.
Los trastornos de la sensibilidad se denominan:
• Parestesia: alteración cualitativa, sensación de
molestia (hormigueo, prurito, picazón).
• Anestesia: abolición de la sensibilidad.
• Hipoestesia: disminución de la sensibilidad.
• Hiperestesia: exaltación o exageración de la sen-
sibilidad.

Tabla 2-6. Exploraciones no invasivas para el


diagnóstico de pie neuroisquémico
DIAGNOSTICO DE NEUROPATÍA
• Sensibilidad superficial consciente
- Tacto
- Dolor
- Temperatura Figura 2-3. Exploración de la sensibilídad táctil me-
• Sensibilidad profunda consciente diante pincel.
- Vibratoria o palestésica
- Presora o barestésica
• Reflejos de estiramiento Sensibilidad dolorosa
DIAGNOSTICO DE VASCULOP~ A
• Palpación pulsos periféricos:
Discrimina el estímulo doloroso a partir de las
- Femoral
- Poplíteo terminaciones libres y los nociceptores.
- Tibia! posterior Este estímulo se realiza ejerciendo presión con un
- Pedio objeto de punta roma: pinprick. Para ello, se sostie-
• Índice dedo-brazo (IDB)
• Índice tobillo-brazo (ITB) ne el pinprick con dos dedos y se ejerce una peque-
• TCO2 ~
ña presión sobre el repliegue ungueal del primer
• Ecograf1a Doppler dedo con una ángulo de aproximadamente 90º con
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquémico •

Figura 2-5. Zonas alternativas de exploración de la


Figura 2-4. Exploración de la sensibilidad dolorosa me- sensibilidad al dolor (pinprick) y barestésica (monofila-
diante pinprick. mento de Semmes-Weinstein).

relación al dedo durante uno o dos segundos (pun- Sensibilidad térmica


to único) (Fig. 2-4). Si el paciente no es capaz de per- Su evaluación se realiza tocando la piel del pa-
cibir la sensación de dolor, se repetirá la exploración ciente con un objeto del mismo tamaño, pero con
a nivel plantar, en la base del primer dedo, y la cabe- diferente temperatura (frío-calor).
za del primero y quinto metatarsianos (Fig. 2-5). En Las fibras nerviosas involucradas para diferen-
zonas con hiperqueratosis, no tendrá va lidez la ex- ciar las temperaturas son las fibras mielínicas A'ó,
ploración. las amielínicas del tipo C y los co rpúsculos de
Por ser una exploración que puede resultar mo- Krause (frío) y Ruffini (ca lor). Las temperaturas de-
lesta, se atenderá no sólo a la respuesta verbal del masiado altas o demasiado bajas activan los me-
paciente, sino también a su gesticulación al aplicar canismos del dolor.18
el estímulo.9 Para realizar esta exploración, se pueden utilizar
Se considera que la sensación dolorosa protec- o dos tubos de ensayo - uno con agua fría y otro
tora se ha perdido cuando el paciente no puede con agua caliente- , la barra térmica* 0 el Termos-
distinguir entre un estímulo doloroso o suave. kin®**.

* La barra térmica consiste en una base metálica adherida a una barra de PVC (policloruro de vinilo) del mismo diámetro y que está
fundamentada en la ley de Fournier (Fig. 2-6).
"* Termoskin• es un dispositivo eléctrico compuesto por una consola de control y por un lápiz termográfico para la exploración de la
sensibilidad térmica al frío y al calor a dos temperaturas prefijadas.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Existen diferentes aparatos para efectuar esta


exploración:

• Diapasón de 128 Hz.


• Diapasón graduado de Rydel-Seiffer de 128 Hz.
• Neurotensiómetro.

Diapasón de 128 Hz

Existen de dos tipos: sin graduación (valor cuali-


tativo), o con graduación (Rydel-Seiffer) (valor
cuantitativo), ambos con base para que la transmi-
sión de la sensación sea la adecuada.

Diapasón graduado de Ryde/-Seiffer

Los valores de normalidad se encuentran entre


6/ 8 en pacientes menores de 60 años y por encima
de 4/ 8 para pacientes mayores de 60 años.

Figura 2-6. Exploración de la sensibilidad térmica.

Se considera que la sensibilidad térmica está al-


terada cuando el paciente no es capaz de distin-
guir la diferencia de temperatura.18

Sensibilidad profunda consciente

Tiene su origen en los músculos, tendones, hue-


sos y articulaciones. Se divide en propioceptiva
(capacidad de detectar el movimiento y la posi-
ción de las articulaciones y el cuerpo con respecto
al espacio) y discriminativa.

Sensibilidad vibratoria o palestésica

Consiste en la evaluación de la sensibilidad del


hueso o periostio a los estímulos vibratorios. Esta
sensación debe ser explorada sobre una eminen-
cia ósea.
Se asocia a la función de los corpúsculos de Figura 2-7. Exploración de la sensibilidad vibratoria
MeiBner, Merkel, Pacini y Ruffini, y las fibras mieli- mediante diapasón de Rydel en la articulación interfa-
nizadas largas y de grueso calibre (A~). lángica del primer dedo.
CAPÍTU LO 2 . Pie neuroisquémico •

La exploración consiste en sujetar el diapasón terminado grosor, adherido a un mango y que


por el mango y percutir sus ramas con la palma ejerce una presión constante (1 O g/cm2 ) al presio-
de la mano contraria. Seguidamente, se aplica nar sobre la piel.
su base sobre la articulación interfalángica del Tiene una sensibilidad superior al 90 ºlo y una
primer dedo (Fig. 2-7). Si el paciente no percibe especificidad mayor del 68 ºh para predecir el
la sensación, se deberá repetir la exploración en riesgo de ulceración del pie de un paciente dia-
una zona más proximal (maléolo tibia! y pero- bético.
neal).9 Al aplicar el monofilamento perpendicularmen-
El paciente debe indicar si percibe o no la vibra- te a la piel del paciente, la presión se va incremen-
ción o cuándo la deja de percibir. tando hasta que éste se incurva en un tiempo de
entre 1 y 1,5 segundos. En este preciso momento,
es cuando hay que valorar si el paciente detecta o
Neurotensiómetro no la presión.
La exploración se realizará en la superficie cutá-
Dispositivo eléctrico, de gran utilidad para uni- nea del repliegue ungueal del primer dedo (punto
dades especializadas en pie diabético, que permi- único) (Fig. 2-8). Si el paciente no percibe la sensa-
te cuantificar con un nivel de precisión alto el um- ción en este punto, se repetirá la exploración a ni-
bral de percepción de la sensibilidad vibratoria. vel plantar en tres puntos: igual que con el pinprick
Consta de un reóstato para modular la amplitud (base del primer dedo y cabeza del primero y
de vibración generada por una tensión de entre O quinto metatarsianos) (Fig. 2-5).
y 50 voltios.
Se aplica en los mismos puntos que el diapasón.
Con la punta de nailon sobre la zona objeto de
exploración, se gira el reóstato de forma suave
hasta que el paciente indique que percibe la vibra-
ción (memorizar). A continuación y sin perder el
punto de exploración, se va reduciendo progresi-
vamente la vibración hasta que el paciente señale
cuándo no la percibe, para, finalmente, volver a in-
crementar la vibración hasta que el paciente refie-
ra que vuelve a notarla. Éste será el valor fiable,
que, normalmente, debe coincidir con el valor ini-
cial (memorizado).
Se anota el resultado en la historia clínica y se
continúa en otro punto la exploración.
Se considera que existe un pie con riesgo de ul-
ceración si el paciente no detecta valores superio-
res a 25 voltios. 18

Sensibilidad presora o barestésica

Evalúa la intensidad de una presión ejercida so-


bre un punto cualquiera de una superficie cutánea
y la sensibilidad táctil. Para esta exploración, se uti- Figura 2-8. Exploración de la sensibilidad presora a ni-
liza el monofilamento de Semmes-Weinstein de vel de la matriz ungueal del primer dedo con el monofi-
5,07. Se trata de un filamento de nailon de un de- lamento de Semmes-Weinstein.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

En zonas con hiperqueratosis o úlcera, no se


practicará la exploración.
Se considera que la sensación protectora se ha
perdido cuando el paciente no es capaz de detec-
tar la presión del filamento. 18
Existen diversos instrumentos para medir las
sensaciones cutáneas. Cabe destacar el estesióme-
tro de ruedas de puntas, que sirve para medir la
sensibilidad cutánea y la percepción del dolor, o el
compás de Weber, para medir la capacidad discri-
minativa del umbral entre dos puntos.
También se pueden explorar la sens ibilidad ar-
trocinética y la sensibilidad grafoagnósica.

Reflejos musculares
Figura 2 -9 . Exploración del reflejo aquíleo.
La exploración de los reflejos sirve para compro-
bar las alteraciones de la motilidad y sensibilidad,
y para conocer la altura o segmento de la lesión. hueco poplíteo y, después, percute. Con ello, se
La lesión de las fibras nerviosas periféricas se tra- contrae el cuádriceps y se produce una extensión
duce en ausencia de respuesta muscular a la pro- de la pierna. Este reflejo explora la integridad de
vocación del reflejo. las fibras nerviosas y centros medulares de los seg-
mentos espinales lumbares segundo a cuarto (ni-
veles L3 y L4). 18
Reflejo aquíleo

Con el paciente en decúbito supino, sentado o EXPLORACIÓN DE LA VASCULOPATÍA


arrodillado en el extremo de la camilla, se percute DIABÉTICA
con el mart illo de exploración sobre el tendón de
Aquiles. En sujetos normales que están relajados, Para efectuar una correcta exploración vascular,
se obtiene una contracción de tríceps crural y, en se realizará la palpación y auscultación de los pul-
consecuencia, una flexión plantar del pie. Si, antes sos femorales y la palpación de los pulsos poplí-
de percutir el tendón, el explorador fuerza en teos, t ibiales posteriores y pedios.
flexión dorsal el pie, la respuesta es más evidente. La ausencia de los pulsos, hará sospechar la co-
Este reflejo explora la integridad de las fibras ner- existencia de una isquemia, aunque, para evaluar la
viosas y centros medulares del primer segmento gravedad de dicha isquemia, se realizarán una serie
espinal sacro (nivel S1) (Fig. 2-9). de exploraciones ya comentadas anteriormente.

Reflejo rotuliano Palpación de pulsos

Con el paciente sentado y relajado, se percute Pulso pedio


con el martillo de exploración sobre el tendón ro-
tuliano. Si el paciente está encamado en decúbito Se palpa en el dorso del pie, en la parte lateral al
supino, el explorador levanta y flexiona la rodilla tendón extensor del primer dedo, entre la segun-
del paciente pasando su mano por debajo del da y tercera cuñas (Fig. 2-1O).
CAPÍTULO 2. Pie neuroisguémico •

Fig ura 2-12. Palpación del pulso de la arteria poplítea.

Figura 2-10. Palpación del pulso de la arteria pedía. Pulso femoral

Se palpa bajo el pliegue inguinal, en dirección


Pulso tibial posterior medial.
Se pa lpa por detrás y por debajo del maléolo ti-
bial (Fig. 2-11 ).
Exploraciones que utilizan el efecto
Doppler

Índice tobillo-brazo

Consiste en tomar la presión arterial a nivel del


tobillo (se utiliza un ecógrafo Doppler y un esfig-
momanómetro) y a nivel de la muñeca. Se consi-
dera la p resión del brazo como la sistémica y se
compara con la del tobillo. Este cociente, si se sitúa
entre en 1 y 0,8, se considera normal (Tabla 2-7).
Una de las limitaciones más importantes es la cal-

Tabla 2-7. Valores del índice tobillo-brazo (ITB) y


enfermedad arterial
Figura 2-11. Pal pación del pulso de la arteria tibia!
posterior. Calcificación arterial, alto riesgo
> 1,4
cardiovascular

1 ,4-0,9 Normal
Pulso poplíteo
0,9-0,7 Enfermedad arterial obstructiva leve
Se palpa en la cara posterior de la rodilla, ya sea Enfermedad arterial obstructiva
estando el paciente en decúbito dorsal o prono. 0,7-0,5
moderada
Puede convenir efectuar una palpación bimanual
< 0,5 Enfermedad arterial obstructiva grave
(Fig. 2-12).
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

cificación de las arterias, dado que pueden ofrecer • Elevar la presión del manguito unos 20 mm Hg
cifras falsamente altas, como consecuencia de la por encima de la presión de interrupción del flu-
imposibilidad de comprimir las arterias calcifica- jo arteri al; después, descender lentament e hasta
das con el esfigmomanómetro. 16• 17 la reaparición del flujo. Ésta será la presión máxi-
La metodología empleada para la medición de ma o sistólica.
este ín dice es la sigui ente: • Se repite la misma maniobra en las diferentes ar-
t eri as (Fig. 2-13 a, b).
• Paciente en decúbito supi no, en reposo y am-
biente cálido. El índice tobillo-brazo será el cociente ent re
• Situar el manguito del esfigmomanómetro por la presión sistólica del tobillo y la sistó lica del
encima de los maléolos. brazo. 4
• Localizar la arteria que se va a explorar mediante
la palpación del pulso.
• Aplicar el gel acústico y la sonda Doppler Índice dedo-brazo
(5, 1O MHz), con una inclinación de unos 45º en
dirección contraria al flujo sang uíneo. Se determina utilizando la misma filosofía que
con el índice tobillo-brazo, compa rando dos pre-
siones, la del primer dedo del pie con la del brazo.3
De esta manera, se obviará el error que ca usa la
presencia de calcificaciones arteriales, dado que
éstas so n menores en las arterias digitales.
Actualmente, existen apa ratos que realiza n la
exp loración de forma automática, indi cando el
grado de isquemia o, lo que es lo mismo, la posibi-
lidad de que la lesión cierre sin necesidad de re-
vascularizar la extremidad (Fig. 2-14).

Figura 2-13. Exploración con sonda Doppler. (a) Arte- Figura 2-14. Exploración del grado de isquemia m e-
ria pedia; (b) arteria tibial posterior. diante el índice dedo-brazo.
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquémico •

Para la medición de este índice, se emplea la si- DIFERENCIA ENTRE ÚLCERA ARTERIAL
guiente metodología: Y NEUROPÁTICA

• Colocar el sensor de PPG (infrarrojos) y el man- En realidad, casi no existen úlceras neuropáticas
guito de oclusión en el primer dedo envolvien- o vascu lares puras, sino que uno y otro t ipo tienen
do la parte proximal. características combinadas. El cribado neuroisqué-
• Medir la presión sistólica b raquial e introducir el mico ayuda a clasificar las ulceras en tres tipos: 18
resultado en el SysToe®, así como indica r la ex-
tremidad que se va a estudiar (derecha o iz- • Con un marcado carácter vascular y con escasos
quierda), y activar el SysToe®. signos y síntomas de neuropatía.
• El manguito se hincha y deshincha automática- • Con un marcado carácter neuropático y con es-
mente. casos signos y síntomas de vasculopatía.
• Durante el deshinchado, el sensor detecta la • Neuroisquémicas, donde los signos y síntomas
presión sistólica del dedo. vasculares y neuropáticos están muy equi parados.

Se considera un valor normal por encima de Conocer las diferencias clínicas y propias de cada
0,65. 19 t ipo de úlcera será de suma importancia para efectuar
un diagnóstico y tratamiento apropiados (Tabla 2-8).

Tabla 2-8. Diferencias entre úlcera neuropática y neuroisquémica


NEUROPÁTICA NEUROISQUÉMICA
¿J y ~ de entre 30 y 60 años. IS a partir de 45 años; ~ a partir de 60
Nictalgias, parestesias, hipoestesia, años.
CLÍNICA acorchamiento. Claudicación intermitente.
Piel seca y caliente, edema. Dolor intenso que se incrementa en
Atrofia y/o debilidad muscular. decúbito o reposo y mejora en declive.

Sensibilidades ausentes o disminuidas. Sensibilidades conservadas.


Pulsos presentes. Pu lsos ausentes o muy débiles.
ITB: normal o calcificaciones arteria les. ITB < 0,8.
Piel: seca (grietas en el talón) o normal; Piel : atrófica, fina, brillante, seca, fría
EXPLORACIÓN normocoloreada; normotermia o pá lida o roja (pie de cangrejo). Ausencia
temperatura lígeramente aumentada; de pilosidad. Uñas frágiles, onicomicosis,
onicogriposis. on icogriposis.
Estudio dinámico: zonas de presión y/o Estudio dinámico: sin o con pocas
alteraciones biomecánicas. alteraciones biomecánicas.
Bordes bien definidos, con necrosis por Bordes irregulares, cianosis e
licuefacción alrededor de la úlcera. inflamación .
Tamaño variable (suele ser única). Pequeñas y profundas (en ocasiones,
Presencia de tejido de granulación y múltiples).
exudación moderada. Sin tejido de granulación, abundante
CARACTERÍSTICAS
Localización preferida: zonas de presión esfacelo y/o placas necróticas. Poca
DE LA ÚLCERA
(hiperqueratosis): articulación exudación.
metatarsofa lángica, articulación Localización preferida: espacios
dorsointerfa lángica, lateral del pulpejo del interdigitales, talón, laterales del pie,
primer dedo, lateral externo del quinto radio puntas de los dedos, maléolo externo y
y lateral del primer radio (ha/lux va/gus). prominencias óseas.
En función del grado de isquemia y las
PRONÓSTICO Favorable (tratamiento adecuado).
posibilidades de revascularización.

ITB: índice tobillo-brazo.


• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

M. Fabbi, L. D. Cicchinelli y J. Viadé Julia

INTRODUCCIÓN FISIOPATOLOGÍA DEL PIE DE CHARCOT

La neuroartropatía de Charcot (NAC) es una Se han propuesto dos teorías clásicas para expli-
enfermedad progresiva y no infecciosa que car los mecanismos que conducen al desarrollo de
afecta a una o múltiples articulaciones, que se una NAC. La primera teoría, o neurovascular, pro-
manifiesta con luxación articular y fracturas pa- puesta por el propio Charcot, reconoce en la reab-
tológicas, y que resulta en una grave desorgani- sorción ósea debida a la neuropatía autonómica la
zación de la arquitectura del pie, siempre aso- causa principal. La segunda teoría, propuesta por
ciada a neuropatía.38 Clásicamente, esta afec- la escuela alemana de Volkmann y Virchow, supo-
ción se ha descrito en pacientes con sífilis y le- ne que son los microtraumatismos repetidos y
pra, pero, hoy en día, la causa más frecuente es desapercibidos por causa de la neuropatía sensiti-
la neuropatía diabética. 22 va los que causan la enfermedad. Probablemente,
Su incidencia parece aumentar en el tiempo la etiopatogenia del pie de Charcot reconoce am-
desde 1:1.100 diabéticos en 1947 hasta 1:333 dia- bas causas como factores determinantes.
béticos en el año 2000.2º· 23 La prevalencia de esta
enfermedad puede variar desde el 0,4-1,4 o/o de to-
dos los diabéticos hasta el 29 % de los diabéticos Papel de la neuropatía
con neu ropatía. 31 • 39
La edad media en el momento del diagnóstico Es posible que los pacientes con NAC desarro-
se encuentra entre los 50 y los 60 años, y la du- llen un tipo distinto de neuropatía con respecto a
ración de la diabetes es normalmente de más de los pacientes con úlceras. Los datos de ensayos clí-
1O años, siendo más precoz en diabéticos de nicos son conflictivos, primariamente, debido al
tipo 1 de larga evolución. No hay diferencia de pequeño tamaño de las poblaciones incluidas y al
sexo y la afectación puede ser bilateral en hasta diseño del estudio. En un estudio sobre 12 pacien-
el 29 % de los casos. 26 La NAC se asocia a una tes con NAC comparados con pacientes con úlcera
mortalidad aumentada a los 5 años, que se sitúa neuropática, se ha demostrado una pérdida selec-
en el medio entre la mortalidad de la diabetes tiva de la sensibilidad al frío y una sensibilidad tác-
no complicada y la de la diabetes complicada til conservada en los primeros, mientras que no se
por úlcera en el pie.40 En su fase crónica, el pie han demostrado diferencias en la pérdida de sen-
de Charcot es también un factor de riesgo de ul- sibilidad vibratoria y en las pruebas de neuropatía
ceración y de amputación, y dicho riesgo de am- autonómica. En un ensayo retrospectivo sin grupo
putación tras el desarrollo de una úlcera en un de control, no se han observado diferencias en la
pie de Charcot es casi del doble comparado con sensibilidad térmica, pero sí en la sensibilidad vi-
el riesgo de los pacientes con úlcera y sin p ie de bratoria (pérdida más proximal en la pierna con
Charcot. NAC) entre el pie afectado por NAC y el contra late-
Así pues, es muy importante entender los meca- ral sano. Los pacientes con neuropatía diabética
nismos fisiopatológicos que comportan el desa- presentan una reducida secreción de una molécu-
rrollo de esta enfermedad para poder tratarla de la antiinflamatoria (calcitonin gene related peptide,
manera adecuada. CGRP) que podría contribuir a favorecer una res-
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquémico •

puesta inflamatoria descontrolada en pacientes tadísticamente significativa en el número de tra-


con NAC.35 béculas en comparación con los controles nor-
males. Sin embargo, la diferencia entre las trabé-
culas en los diabéticos con NAC y los diabéticos
Alteraciones del flujo sanguíneo, sin NAC no resulta estadísticamente significati-
calcificaciones de la capa media va.37 El hueso de los pacientes con NAC tiene un
patrón trabecular desorganizado en compara-
En un ensayo clínico en pacientes diabéticos ción con el hueso de los diabéticos sin NAC y el
con y sin neuropatía,23 se ha demostrado que la hueso normal. Las trabéculas en pacientes con
neuropatía se asocia a alteraciones de la reactivi- NAC parecen tener características de baja calidad
dad vascular. Los pacientes con neuropatía pre- en comparación con la de los otros grupos. Los
sentan aumento del flujo diastólico y reducción hallazgos del este estudio podrían indicar que el
del índice de pulsatilidad en el pie, comparados hueso en la diabetes mellitus es frágil, y la dismi-
con los pacientes diabéticos sin neuropatía y con nución en el componente celular podría interferir
controles sanos. Estos dos factores indican un au- en el proceso de reparación en aquéllos con pie
mento de los shunts arteriovenosos en el pie de afectado por NAC.32
pacientes con neuropatía. En los huesos de pa-
cientes con neuropatía, como los pacientes con
Charcot, se ha observado una captación aumenta- Alteraciones en la actividad
da de radiofármaco mediante gammagrafía, lo osteoclástica y densidad mineral ósea
que demuestra un aumento del flujo sanguíneo (BMD)
también a nivel óseo.25
La neuropatía se asocia a un incremento de la ri- El estudio de la densidad mineral ósea (BMD) en
gidez vascular, como indican la reducción del pacientes con diabetes de tipo 1 y diabetes de
tiempo de tránsito y el aumento de la tensión sis- tipo 2 con Charcot agudo, comparados con pa-
tólica al tobillo. Esta rigidez es debida a la presen- cientes con diabetes de tipo 1 y de tipo 2 sin Char-
cia de calcificaciones de la capa media. Es impor- cot36 ha mostrado la presencia de osteopenia
tante señalar que, en este ensayo, 5 de los 1O pa- (BMD de entre - 1,5 y -2,5 desviaciones estándar)
cientes con neuropatía también tenían pie de sólo en pacientes con diabetes de tipo 1. Es posi-
Charcot. Aunque la NAC se asocie a calcificaciones ble que la presencia de osteopenia en pacientes
arteriales, éstas no son exclusivas de esta enferme- con diabetes de tipo 1 se asocie a riesgo de desa-
dad. En pacientes con Charcot agudo, la prevalen- rrollar NAC.
cia de calcificaciones arteriales es del 53 o/o, sin di- Los pacientes con NAC aguda presentan niveles
ferencias estadísticas con pacientes con osteomie- aumentados de telopéptido carboxiterminal del
litis y pacientes con diabetes y úlceras.29 En conclu- colágeno 28 de tipo 1, un índice de función os-
sión, la diabetes se asocia a alteraciones de la mi- teoclástica, comparados con pacientes con NAC
crocirculación a nivel óseo que causan aumento crónica, neuropatía y controles sanos. En estos pa-
del flujo sanguíneo y podrían encontrarse entre cientes, no se ha demostrado un aumento de la
los factores causales de la NAC. actividad osteoblástica valorada por la producción
de propéptido carboxiterminal del procolágeno27
(Fig. 2-15).
Alteraciones histológicas Una comparación de los niveles de marcadores
óseos en las venas del pie y en las venas braquiales
Sólo un estudio ha valorado las características no ha revelado diferencias estadísticamente signi-
histológicas del hueso en pacientes con NAC. En ficativas en los mismos sujetos, sin embargo, se ha
los diabéticos con NAC, el hueso muestra un infil- confirmado el aumento de índices de actividad os-
trado inflamatorio mixoide y una disminución es- teoclástica en pacientes con Charcot agudo.27
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Telopéptido carboxiterminal Propéptido carboxiterminal


del colágeno de tipo 1 del procolágeno

o
1CTP pie 1CTP brazo P 1CP
• AOA (neuroartropatía de Charcot aguda) COA (neuroartropatía de Charcot crónica)
M: diabetes mellitus • ONTR (controles).

Figura 2-15. Alteracíones en la función de los osteoclastos y osteoblastos en pacíentes con


neuroartropatía de Charcot.

Tras una fractura, el aumento fisiológico de citoci- cientes con NAC tratados con factores de diferen-
nas proinflamatorias -interleucina 1~ (IL-1 ~)y fac- ciación osteoclástica 35 forman más osteoclastos
tor de necrosis tumoral a (TNF-a)-22 conduce al in- que en el caso de los pacientes con diabetes y sin
cremento de la expresión del receptor polipeptídico NAC y de los no diabéticos. El factor de crecimiento
activador del factor nuclear-kB (RANKL) por parte de más eficaz a la hora de convertir monocitos en os-
las células que rodean la lesión.38 El aumento de teoclastos activados es el RANKL. Estos osteoclastos
RANKL provoca la síntesis del factor de transcripción procedentes de pacientes con NAC no sólo son más
nuclear-kB (NF-kB), que estimula la formación de os- numerosos, sino que presentan también mayor
teoclastos desde células precursoras (p. ej., los mo- agresividad cuando se valora su capacidad de reab-
nocitos de sangre periférica). El NF-kB también au- sorción ósea. Entonces, los pacientes con Charcot
menta la producción de su propio inhibidor, el glu- agudo producen más osteoclastos y éstos son más
copéptido osteoprotegerina (OPG), para mantener agresivos, lo que se traduce en una mayor actividad
la inflamación y la remodelación ósea en un proceso de reabsorción ósea y explica el aumento de los ín-
controlado. 23 Una fractura se asocia también a dolor, dices de actividad osteoclástica observado en los
que comporta la inmovilización de la zona fractura- primeros ensayos. La inhibición del RANKL con la
da, y el aumento de las citocinas inflamatorias nor- utilización de su antagonista OPG determina una
malmente es de corta duración. Sin embargo, las reducción del número de osteoclastos y de su agre-
personas que desarrollan NAC aguda han perdido la sividad en pacientes con NAC aguda. Sin embargo,
sensibilidad al dolor y esto les permite continuar esta inhibición no es completa y parece que hay
deambulando, con el consiguiente traumatismo re- otros factores implicados en la desregulación de la
petido y el empeoramiento de las lesiones óseas. actividad osteoclástica en pacientes con NAC.
Junto a estos factores traumáticos, los pacientes
con NAC presentan una desregulación de la activi-
dad osteoclástica. Papel de la inflamación
En modelos experimentales in vitro, el tratamien-
to con factores de crecimiento - factor de creci- La presencia de una inflamación descontrolada
miento de monocitos (MCF) y receptor activated nu- parece uno de los factores que condiciona el desa-
clear factor K ligand (RANKL)- transforma los mo- rrollo y la progresión de los signos y síntomas ca-
nocitos de la sangre periférica en osteoclastos. Los racterísticos de la NAC aguda.34 En los PBM de los
monocitos de la sangre periférica (PBM) de los pa- pacientes con NAC aguda, se ha detectado un au-
CAPÍTULO 2. Pie neuroisguémico •

mento significativo de citocinas proinflamatorias RANKL. Es posible que una inflamación descontro-
(TNF-a, IL-1 ~e IL-6) y una disminución de las cito- lada (posiblemente, tras un traumatismo) precipi-
cinas antiinflamatorias (IL-4 e IL-1 O), en compara- te el cuadro de NAC aguda por efecto sobre la pro-
ción con los pacientes con NAC crónica. Estos últi- ducción de RANKL, con un consiguiente incremen-
mos pacientes presentan niveles de citocinas pro- to de la transformación de células precursoras en
inflamatorias y antiinflamatorias iguales que los osteoclastos y mayor agresividad de los nuevos
de las personas con diabetes sin NAC, que las per- osteoclastos formados (Fig. 2-16). Aún no se ha
sonas con diabetes y osteomielitis crónica y que descubierto el factor responsable de la excesiva
las personas sin diabetes.39 Tras el estímulo con li- respuesta inflamatoria en pacientes con NAC agu-
popolisacárido (LPS), un compuesto que activa la da, pero se supone que la fa lta de producción de
cascada de la inflamación, los pacientes con NAC inhibidores de la inflamación secundaria a la neu-
aguda presentan un aumento desproporcionado ropatía (ca/citonin gene related peptide, CGRP) des-
de las citocinas inflamatorias que no se acompaña empeña un papel importante.33
de un aumento paralelo de las antiinflamatorias.
En la fase crónica de la enfermedad, el aumento fi-
siológico de las citocinas antiinflamatorias en res- EXPLORACIÓN
puesta al LPS se restablece y la entidad de esta
respuesta es comparable con la de los pacientes La progresión clínica de la neuropatía periférica
sin NAC y con la de controles sanos. Cabe señalar se desarrolla, en general, durante años; en cambio,
que las citocinas inflamatorias TNF-o:, IL-1 ~ e IL-6 la evolución hacia la NAC puede ocurrir en meses
son potentes inductores de la producción de en un pie predispuesto, ante un t raumatismo me-

I~
1 NEUROPATÍA
1
1
1
1 ALTERACIONES DE LA
1
1
MICROCIRCULACIÓN A NIVEL ÓSEO
1
1
1 _ / .
I _ _!_B
_M_D_(_DM
_ -_1)_ __.
1 ¿CGRP?
.-----~.~~,~-C-H-A-RC_O_T_A_G_U_D_O~_,, ~
>.<
l
1
1 ,.
1
1
MÁS OSTEOCLASTOS
1
1
.___i_A
_C_T_1v_1o
_A_D_o_s_T_E_
o_cLA
_-_s_r1_c_
A_ __.I . OSTEOCLASTOS MÁS
1 AGRESIVOS

•o 8llc1~.··
t TNF-a. llc6 EN PBM
t
,-----
RANKL

Figura 2·16. CGRP: péptido relacionado con el gen de la calcitonina (calcitonin gene related peptide); BMD: densi-
dad mineral ósea (bone mineral density); DM-1 : diabetes mellitus de tipo I; RANKL: ligando del receptor activador
del factor nuclear-KP (receptor activated nuclear factor K /igand) ; TNF-a: factor de necrosis tumoral a (tumor ne-
crosis factor a); IL-1P: interleucina 1 p; IL-6: interleucina 6; PBM: monocitos de la sangre periférica (peripheral
blood monocytes).
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

nor - generalmente, interno e indoloro- o tras •i Temperatura dérmica (+ 2 y+ 5 ºC), en compa-


un procedimiento quirúrgico. La deformidad es ración con la misma zona del pie contralatera l
debida a los desplazamientos articulares, fracturas (Fig. 2- 19).
y osteofitos, pudiendo llegar a hundir la parte cen-
tral del pie. La articulación de Lisfranc es la más
afectada (colapso del arco plantar o pie en balan-
cín) (Fig. 2-17). Ante la p resencia de signos infla-
matorios y/ o edema, hay que descartar la presen-
cia de actividad inflamatoria por NAC.
A continuación, se exponen las diferencias entre
el pie de Charcot agudo y el crón ico.

Charcot agudo

La afectación es unilateral (Fig. 2-18) en gene-


ral21y se caracteriza por:

• Edema e inflamación.
• Aumento de la temperatura dérmica (aumento Figura 2-18. Pie de Charcot en fase aguda.
del flujo sanguíneo provocado por la denerva-
ción simpática de las arteriolas; puede tardar en
normal izarse entre 15 y 18 semanas).
• Eritema.
• Piel intacta (norma lmente).
• Neuropatía presente, aunque algunos pacientes
tienen dolor profundo; Según Brodsky, el dolor
afecta a la mitad de los pacientes. 24
• Comienzo del proceso degenerativo articular:
úlcera, debilidad muscular y ligamentosa, ines-
tabilidad articular, y subluxaciones.

Figura 2-17. Fractura espontánea de la articulación ti- Figura 2-19. Medición de la temperatura cutánea con
bioperoneoastragalina en un ple con Charcot agudo. termómetro láser de infrarrojos.
CAPÍTULO 2. Pie neuroisquémico •

• Cambios de la huella plantar (pérdida progresi- • Radiología: dorsoplantar y perfil en carga. En fa-
va del arco plantar) (Fig. 2-20). ses iniciales, suele ser normal; los primeros cam-
• Exámenes de laboratorio: bios radiológicos (reabsorción, fragmentación,
- Sangre: i VSG (velocidad de sediment ación esclerosis, osteofitosis, periostitis) suelen apare-
globular), fosfatasas alca linas f racción ósea, cer al cabo de 10-15 días (Fig. 2-21 a, b, c y d).
i PCR (proteína C reactiva). • RM (resonancia magnética), GGO (gammagrafía
- Orina: i telopéptido N. ósea), PET (tomografía por em isión de positro-
nes) (v. Cap. 5).

Para evitar o minimizar el riesgo de ulceración y/o


deformidad, es muy importante realizar un diag-
nóstico precoz y que, en ocasiones, dada la baja in-
cidencia de esta enfermedad, puede confundirse, lo
que con llevará la demora en el diagnóstico y la pro-
gresión de las complicaciones (Fig. 2-22).
El diagnóstico diferencial se plant ea con:

• Celu litis.
• Osteomielit is.
• Gota.
Figura 2-20. Cambios progresivos de la huella plantar. • Artralgias.

Figura 2-21. Evolución radiológica del


pie de Charcot. (a) Paciente diabético
con inflamación de toda la región dorsal
del m ediopié. En general, no hay anoma-
lías radiológicas. (b) Una semana más
tarde: evidencia de cambios en la articu-
lación astragaloescafoidea y cuneoesca-
foidea. (c) Tres semanas más tarde: el
escafoides se está desplazando hacia la
zona media con fragmentación de la
parte lateral del navicular, además de la
articulación calcaneocuboidea. (d) Ocho
sem anas después: el escafoides est á
completamente luxado a nivel medial
hasta el talón y todo el mediopié se en-
cuentra retraído.
• SECCIÓN l. Descripción , patología y prevención

Charcot crónico (Fig. 2-23) nephropathy in a population-based cohort: the Ro-


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D. Figuerola Pino

La educación terapéutica es un término acuñado Al final de la década de 1970, se creó el Diabetes


por Assal hace unos veinte años. Naturalmente, Education Study Group (DESG), que, a lo largo de
forma parte de la educación de pacientes, pero, los 30 años de existencia, ha agrupado a los princi-
con esta denominación, se pretende reforzar la pales profesionales de la sanidad europeos intere-
idea de que es una enseñanza básicamente al ser- sados en la educación de pacientes diabéticos que
vicio del tratamiento de la enfermedad y, además, han producido excelentes guías (Survival kit, Tea-
que se tratada de una disciplina científica y, por lo ching letters, etc.) dirigidas a profesionales para
tanto, se encuentra sujeta a las leyes de la obser- ayudarles en su tarea de la educación de pacientes
vación, reproducción y evaluación. En resumen, y han desarrollado excelentes seminarios y cursos
no se habla de «calor humano» o vocación asisten- a lo ancho de toda Europa centrados en la aten-
cial de los profesionales de la salud -que se dan ción integral en diabetes, de manera que los pro-
por supuestos-, sino de ciencia. gramas incluyen los tradicionales aspectos biomé-
La educación terapéutica se ha ido extendiendo dicos junto con los psicológicos, culturales y antro-
en el ámbito asistencial de enfermedades crónicas pológicos, enfocando el objetivo en el paciente
como la diabetes y a nadie se le ocurre actualmen- como persona, más que en la enfermedad como
te discutir su eficacia. Algunos pioneros en el mun- entidad.
do en la primera mitad del siglo xx fueron Joslin, A pesar de los indiscutibles logros alcanzados,
Lawrence, Ernesto Roma, Pirart, Silvestrini y, en Es- no siempre los pacientes de nuestro medio tienen
paña, Carrasco Formiguera. La forma de entender acceso a una educación de calidad. Algunas razo-
el ejercicio de la medicina de algunos de éstos, y nes son escasa sensibilidad de algunos gestores
de otros menos conocidos, representaba un cam- sanitarios, la falta de tiempo de los profesionales,
bio sustancial en la clásica relación médico-pa- la sobrecarga de las consultas, la poca conciencia
ciente de estilo paternalista, y, en su época, no de los pacientes respecto a sus necesidades e, in-
siempre tuvieron el reconocimiento que su labor discutiblemente, los recientes recortes económi-
merecía y que actualmente se les profesa. cos en los presupuestos de sanidad. Tampoco pue-
La mayoría de edad del papel terapéutico de la den soslayarse otras razones, como el desánimo
educación de pacientes empieza en 1972 con Leo- que existe en muchos hospitales públicos, la falta
na Miller en Los Ángeles y una clásica publicación de preparación en metodología de enseñanza de
que describe cómo, en un hospital de una zona so- los profesionales sanitarios y la delegación de res-
cioeconómicamente deprimida, la organización ponsabilidad que hacen los médicos en las enfer-
de grupos de enseñanza en aspectos elementales meras.
(inyección de insulina, técnica de glucosuria -y, El modelo clásico paternalista de la relación mé-
sobre todo, cetonuria-, vigilancia de los pies, etc.) dico-paciente cada vez tiene menos sentido, en la
y un teléfono para consultas da como resultado medida en que los pacientes disponen de infor-
una reducción a la tercera parte de los ingresos y, mación necesaria para tomar sus propias decisio-
todavía más notable, de las consu ltas por ulcera- nes. El nuevo modelo debe ser el de la decisión
ciones en los pies. compartida, que se inscribe en la filosofía del em-
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

powerment («apoderamiento» en sentido literal) y riencia. La atención no crítica sirve de espejo para
cuyo concepto podría resumirse como «el descu- que los pacientes se vean a sí mismos como real-
brimiento y desarrollo de la capacidad innata para mente son.
ser responsable de la propia vida». Para que se Dos requisitos previos a la decisión compartida
cumpla el proceso, las personas deben tener: son: a) crear un ambiente en el que el paciente se
sienta seguro y aceptado; y b) proporcionar al pa-
• Suficientes conocimientos para tomar decisio- ciente los conocimientos y habilidades necesarios
nes racionales. para convertirse en actor de sus propias decisiones.
• Suficiente control. Los cinco peldaños de la decisión compartida
• Suficientes recursos para implementar sus deci- son:
siones.
• Suficiente eficacia para evaluar la eficacia de sus 1. Identificar el problema.
acciones. 2. Explorar sensaciones, sentimientos.
3. Definir uno o más objetivos.
La idea del empowerment es ciertamente revolu- 4. Definir una estrategia.
cionaria, porque es incompatible con la creencia 5. Evaluar el resultado.
-enormemente extendida- de que el objetivo
de la educación es cambiar la conducta de los pa- La filosofía del empowerment democratiza pro-
cientes para adaptarla a las recomendaciones fundamente la relación entre profesionales de la
(cumplimiento o adherencia). salud y pacientes. Consiste en adoptar un nuevo
La decisión compartida se basa en la confianza y paradigma; es decir, «no el simple resultado de
el respeto. Escuchar a los pacientes sin juzgarlos es una nueva información, sino una trasformación
un acto de compasión («tener pasión con») que perceptiva de una nueva manera de ver la infor-
implica respeto y reafirma la validez de su expe- mación existente» (Tomas Kunhn).

M. T. Valverde Torreguitart

El coste de las lesiones y de las amputaciones es do de los pies mediante programas de educación
muy elevado tanto para el propio individuo como terapéutica, la evidencia indica que todavía en el
para la sociedad, ya que suponen una gran morbi- momento actual no se cumplen los objetivos de
lidad y una disminución importante de la calidad prevención adecuados y los motivos son diversos:
de vida de las personas afectadas, así como un
problema económico significativo tanto por los • lnequidad en la asistencia: todavía hay muchos
costes directos como por los indirectos que conlle- pacientes con diabetes que no reciben una asis-
va.1· 2 La manera más eficaz de reducir los costes en tencia ni una educación adecuadas. En un estu-
el tratamiento del pie diabético es evitar las ampu- dio publicado 3 con pacientes considerados de
taciones. alto riesgo (150 pacientes con diálisis y 150 pa-
El primer paso para la prevención de las lesiones cientes con úlcera en los pies), se detecta que,
es la educación al paciente. Pero, a pesar de los es- de los pacientes con diálisis, sólo un 1,3 % reci-
fuerzos para promover la adherencia al autocuida- bieron educación terapéutica en diabetes y nin-
CAPÍTULO 3. Educación terapéutica •

guno recibió educación específica sobre el cui- lesiones en los pies hasta más de un 50 %.6 Estos
dado de los pies. Ninguno de los pacientes con programas deben contemplar los siguientes as-
úlcera había recibido educación, a excepción de pectos: clasificación del riesgo, examen de los
un 7 o/o del total de los 300 pacientes, que sólo pies, evaluación de la vasculopatía periférica, eva-
recibió recomendaciones sobre calzado adecua- luación de la neuropatía, evaluación del grado de
do. No se había realizado la exploración vascular autonomía para el autocuidado, y educación a los
ni la neuropática en un 37,6 y un 65 %, respecti- pacientes, familiares o cuidadores.
vamente.
• Falta de conocimientos de algunos profesiona-
les de la salud sobre el pie diabético: diferentes Clasificación del riesgo
estudios han demostrado que es más probable
que los profesionales exploren los pies y ofrez- No todos nos pacientes tienen el mismo riesgo
can educación en el caso de los pacientes que para desarrollar lesiones en los pies. Por lo tanto,
han sufrido o sufren una lesión que en la mayo- uno de los primeros pasos para la prevención es
ría de personas con diabetes, especialmente, en identificar aquellos pacientes con un mayor riesgo
los considerados de bajo riesgo. 4 de sufrir lesiones.
• Rentabilidad de las intervenciones: las inter- El lnternational Working Group on the Diabetic
venciones pueden considerarse poco rentables Foot7 (IWGDF) define a los pacientes de riesgo
si los recursos económicos destinados a la pre- como aquellos que presentan alguna de las si-
vención - especialmente, en los pacientes de guientes características:
bajo riesgo- no dan beneficios evidentes hasta
años más tarde. 1 • Antecedentes de úlcera en los pies o amputación.
• Falta de estructura en los programas de inter- • Síntomas de neuropatía y/ o vasculopatía.
vención/educación: existe una limitación im- • Signos de neuropatía y/o de enfermedad vascular.
portante para evaluar y comparar la eficacia de • Trastornos ortopédicos del pie.
las intervenciones, puesto que, en los estudios • Zonas de máxima presión plantar con hiperque-
publicados, se incluyen pacientes con diferentes ratosis.
grados de riesgo, e intervenciones educaciona- • Disminución de la agudeza visual.
les con metodologías, contenidos, medidas de • Dificultad para la movilidad, especialmente, en
resultado y períodos de seguimiento distintos. la flexión de la columna vertebral.
Parece claro, pues, que las intervenciones focali- • Larga evolución de la diabetes (> 1Oaños).
zadas únicamente en ofrecer conocimientos y • Insuficiencia renal.
técnicas de autocuidado no son suficientemen- • Factores personales y sociales (edad avanzada,
te efectivas para reducir la incidencia de úlceras aislamiento social, problemas socioeconómicos).
y amputaciones5 y es necesario ofrecer una
atención integral y adoptar otras medidas adi- El consumo de tabaco o de alcohol y el mal con-
cionales como pueden ser el uso de estrategias trol metabólico incrementan el riesgo de compli-
motivacionales de cambio de comportamiento. caciones vasculares y neuropáticas y, por lo tanto,
deben tenerse en cuenta en la valoración del ries-
go de los pacientes.ª· 9
ESTRUCTURA DE UN PROGRAMA Todos estos aspectos que configuran el grado
INTEGRAL DE EDUCACIÓN TERAPÉUTICA de riesgo para padecer lesiones en los pies son fá-
PARA LA PREVENCIÓN DE LESIONES ciles de detectar mediante la historia clínica, un
examen minucioso de los pies, la evaluación de la
Algunos estudios han demostrado que los pro- posible vasculopatía periférica y/o neuropatía y
gramas específicos dirigidos al cuidado del pie de una evaluación del grado de autonomía del pa-
una forma integral pueden reducir la aparición de ciente para poder realizar el autocuidado.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

Examen de los pies

Se recomienda examinar los pies de todos los


pacientes con diabetes al menos una vez al año.
Dicha exploración consiste en la inspección deta-
llada del estado y coloración de la piel tanto del
dorso como de la planta, así como del talón y los
espacios interdigitales. Deben observarse el esta-
do de las uñas, la presencia o no de zonas con hi-
perqueratosis y las posibles deformidades como
dedos en garra o el ha/lux valgus. Otro aspecto
muy importante que cabe valorar es el tipo de cal-
zado, ya que es una de las principales causas de
lesiones en los pies.
Figura 3-1. Valoración de la capacidad visual.
Evaluación de la vasculopatía periférica
te estos movimientos de flexión y rotación, con-
Véase el capítulo 2. siguen una distancia entre los ojos y la zona me-
tatarsiana igual o inferior a 65 cm y una distan-
cia entre el talón y la nalga igual o inferior a
Evaluación de la neuropatía
15 cm (Figs. 3-2 y 3-3).
Véase el capítulo 2. • La capacidad de aprendizaje: es importante de-
tectar a las personas con dificultad para el
aprendizaje, bien sea por edad muy avanzada,
Evaluación del grado de autonomía para bien por deterioro cognitivo, bien por depre-
el autocuidado sión, ya que estos trastornos dificultan su auto-
nomía para el autocuidado, así como la capaci-
La valoración del grado de autonomía es uno de dad de aprender y la adhesión a nuevos hábitos
los aspectos básicos antes de iniciar cualquier in- de comportamiento.
tervención educativa, ya que de poco sirve que
una persona sepa como cuidarse los pies si tiene
una serie de limitaciones que dificultan el que
pueda hacerlo, como son:
• La visión: si es limitada o nula, el paciente no
podrá realizar ni la autoinspección ni el autocui-
dado de sus pies. La agudeza visual se puede
valorar mediante la capacidad de leer un texto
cuya letra sea de tamaño 0,6, que, según los op-
totipos españoles, corresponde a la letra peque-
ña de los periódicos a una distancia de 30 cm
(Fig. 3-1 ).
• La flexibilidad articular: la posición del cuerpo
que permite una correcta observación del pie
viene determinada por una combinación de
movimientos, que son: flexión de la columna,
flexión y rotación de la cadera y flexión y rota-
ción de la rodilla. Por lo tanto, las personas serán
capaces de realizar la autoinspección si, median- Figura 3-2. Valoración de la flexibilidad articular.
CAPÍTULO 3. Educación terapéutica •

Figura 3-3 . Valoración de la flexibilidad articular.

• Soporte familiar o social: un bajo nivel so-


cioeconómico y/ o una falta de soporte familiar o
social está relacionado con una mayor inciden-
cia de lesiones en los pies (Fig. 3-4).

Educación a los pacientes/ familiares/


cuidadores
Figura 3-4. Fragmento plástico encontrado dentro de
Todos los pacientes con diabetes -o bien, sus las gasas en un paciente.
familiares o cuidadores, en caso de no tener un
grado de autonomía suficiente- deben recibir
educación sobre el cuidado de los pies con el ob-
jetivo de prevenir cualquier lesión y, por lo tanto,
CONTENIDOS DEL PROGRAMA
una amputación. Una vez identificado el grado de riesgo de un
La educación para el autocuidado de los pies no paciente, se deben establecer los contenidos edu-
debe generalizase, ya que no todas las personas cacionales.
tienen el mismo grado de riesgo de sufrir lesiones.
Por ejemplo, para los niños, jóvenes o adultos re-
cién diagnosticados de diabetes de tipo 1 sin nin- Pacientes de riesgo
gún tipo de complicación vascular o neuropática,
no fumadores ni bebedores, el riesgo de lesión es Se realizará una evaluación del estado de los pies
mínimo o nulo en comparación con el de un pa- y del calzado cada tres o seis meses a aquellos pa-
ciente diabético de tipo 2 de larga evolución, con cientes con antecedentes de lesión y/ o amputación.
complicaciones establecidas. Pero esto no implica Estos pacientes o sus familiares deben aprender
que los pacientes con un riesgo bajo de lesiones y realizar diariamente:
no deban recibir una educación adecuada y una
evaluación sistemática y regular mantenida en el • Observación: de dedos, espacios interdigitales,
tiempo, ya que el hecho de estar catalogados de planta, dorso y talón. Para detectar posibles zo-
bajo riesgo en un momento determinado no im- nas con eritema, calor e hiperqueratosis.
plica que vayan a mantenerse en la misma situa- • Lavado: con agua a menos de 37 ºC y jabón
ción a lo largo del tiempo. 4 neutro o graso (según el pH de la piel). En caso
• SECCIÓN l. Descripción , patología y prevención

de aguas muy alcalinas, se deberían añadir dos


cucharadas de aceite de parafina.
Si el paciente se lava únicamente los pies, nunca
debe probar la temperatura del agua directa-
mente con el pie; se debe hacer con el dorso de
la mano o con un termómetro.
• Secado: con toallas suaves y, especialmente, en
los espacios interdigitales.
• Hidratación: aplicar crema hidratante en todo el
pie - en especial, en el talón- , evitando los es-
pacios interdigitales, pues la humedad que pro-
voca la crema en esta zona puede favorecer las
infecciones por hongos.
Se recomienda utilizar cremas o espumas con Figura 3-5. Objetos hallados debajo de la plantilla de
alto contenido de urea (15 y 25 o/o de grasa en un paciente neuropático.
agua o G/A}.
• Elección del calzado: véase el apartado «Calza-
do» de este capítulo. Pacientes de bajo riesgo
El consenso sobre cuáles son los contenidos
educativos en aquellos pacientes considerados de
Recomendaciones generales bajo riesgo establece que son cuatro las priorida-
des educacionales para estos pacientes:4
Se recomienda:
1. Llevar a cabo una revisión anual, que debe
• No utilizar queratolíticos ni cáusticos para tratar constar de detección de complicaciones vascu-
la hiperqueratosis. lares y neuropáticas y examen del estado de los
• Prescindir de los focos de calor para evitar que- pies.
maduras (estufas, bolsas de agua caliente). 2. Mantener un control glucémico adecuado: mu-
• Usar calcetines de algodón, lino o lana, porque chos estudios han demostrado la importancia
absorben mejor el sudor. Preferiblemente, sin de que la reducción de la HbA,, influye en la re-
costuras y que no aprieten. Cambiar diariamente. ducción del riesgo de complicaciones vasculares
• Utilizar medias enteras para evitar el uso de li- y neuropáticas. Por lo tanto, esto debe transmi-
gas, ya que éstas dificultan la circulación. Cam- tirse al paciente de manera que lo pueda com-
biar diariamente. prender. Debe entender la relación entre neuro-
• No andar nunca descalzo. patía/vasculopatía y ulceración y posible ampu-
• Observar el interior del calzado antes de calzar- tación. Es importante enfatizar que muchas de
se (Fig. 3-5). las complicaciones de los pies se pueden preve-
• Las personas con movilidad limitada y buena vi- nir con un buen control de la diabetes.
sión podrán llevar a cabo la inspección de los pies 3. Realizar la inspección del pie de forma regular:
con un espejo grande en el suelo, pero difícilmen- los pacientes deben comprender que la auto-
te podrán realizar otros procedimientos como el inspección regular puede prevenir la aparición
secado, el corte de las uñas o la hidratación. de problemas o ayudar a su detección precoz.
• Los pacientes, familiares o cuidadores deben sa- Por lo tanto, se debe recalcar que las prácticas
ber que es muy importante consultar inmediata- de autocuidado son fundamentales para la pre-
mente con su equipo asistencial ante cualquier vención de graves problemas.
problema: heridas, grietas, ampollas, cambio de 4. Avisar de cualquier cambio en sus pies al equi-
coloración de la piel o temperatura de los pies. po profesional que atiende al paciente.
CAPÍTULO 3. Educación terapéutica •

Metodología recomendada para la rentes sensaciones. Esta técn ica se puede utili-
educación zar con una sola alfombra y las manos del pa-
ciente. Se coloca un guante en una sola mano y
No es suficiente con decirle al paciente que tie- se le hace tocar la alfomb ra con las dos; de esta
ne pérdida de sensibilidad o insuficiencia circu la- manera, se pretende que note la diferencia del
toria y explicarle cómo cuidarse, sino que él tiene tacto entre las dos manos (Fig. 3-6).
que comprender qué significado tiene esto. Es ne-
cesario, en este sentido, utilizar métodos educa-
ciona les que incidan sobre los procesos psicoso-
cia les de autocuidado, como son las técnicas de
educación grupal, y que, además, incluyan estrate-
gias de prevención más compl ejas como, por
ejemplo:

• Uso de cuestionarios que valoran los factores


cognitivos y emocionales asociados al autocui-
dado.10
• Trabajar con el paciente técnicas sensit ivas. Se
emplean alfombras de diferentes texturas para
que los pacientes con distintos grados de neuro- Figura 3-6. Técnica didáctica para aprender la capaci-
patía, al cam inar sobre ellas, compa rtan las dife- dad sensitiva.

E. Simón Pérez, M. Lladó Vidal y J. Viadé Julia

El 80 ºlo de las complicaciones que afectan al pie hacia la formación de úlceras. Si existen edemas,
del paciente diabético están causadas por el uso es aconsejable adquirir el calzado a última hora de
de un ca lzado inadecuado. En un estudio realizado la tarde, porque es cuando el volumen del pie es
' .
por Edmonds en 1986, se llegó a la conclusió n de max1mo.
que existía recidiva en las úlceras en un 83 ºlo de
los pacientes curados que después no utilizaron ¿Cuál es el calzado ideal para el paciente
un ca lzado adecuado (Figs. 3-7 y 3-8). diabético?
El calzado debe cumplir funciones de estabili- El ideal para el paciente diabético como tal no
dad, transpiración, sujeción del pie y aislamiento existe, ya que está condicionado por el grado de
térmico; asimismo, deberá ser ligero para evitar un neuropat ía o de isquemia o por la existencia de
exceso de gasto energético durante la deambula- deformidad o lesión; jamás está supeditado al
ción. También es un elemento preventivo indis- hecho de padecer diabetes. Por ello, es m uy im -
pensable en pacientes con neuropatía y/o vascu- p ortante realizar una exploración comp leta del
lopatía, que debe reunir unas características espe- pie para determin ar el grado de ri esgo y, en fun-
cia les respecto al ca lzado convencional para dis- ción de éste, elegir el calzado más adecuado
minuir el riesgo de lesiones, y evitar su evolución (Tabla 3-1 ).
• SECCIÓN l. Descripción. patología y prevención

Figura 3-7. Hemorragia subdérmica por roce del calzado. Figura 3-9. Calzado con pala de licra.

Figura 3-8 . Ampolla en el primer dedo por uso de cal- Figura 3-10. Calzado con ancho de 16 (derecho) y an-
zado inadecuado. cho de 14 (izquierdo).

Algunas de las pautas para la elección del calza- adecuado y es de fabricación en serie (Figs. 3-1O,
do son:11 •12 3-11, 3-12 y 3- 1 3).
• Puntera: ligeramente elevada (balancín plan-
• De piel natural con superfi cies interiores lisas, tar), evitando en todos los casos que sea total-
sin costuras para evitar lesiones y contrafuerte mente recta y mantenga un contacto con el
semirrígido para asegurar la estabilización del suelo hasta la punta. Con esta caract erística, se
t alón y la amortiguación. facilita el movimiento de despegue y se reduce
• Que no oprima, pero tampoco tiene que estar la posibilidad de caídas si existe déficit visual o
desajustado. de estabilidad.
• Pala: (antepié) amplia y alta para permitir la mo- • Tacón: de 2-3 cm de altura, con buena superficie
vilidad de los dedos En estos casos, el material de apoyo para evitar la inestabilidad y el despla-
más adecuado es la licra, puesto que presenta zamiento del centro de gravedad del t alón.
una alta distensibilidad y facilidad para acomo- • Suela: ant ideslizante (caucho microporoso) y
dar estructuras y deformidades durante la mar- con buena amortiguación.
cha (Fig. 3-9). • Sujeción: con velero en pacientes co n déficit vi-
• Ancho: de 14 a 16 para un buen ajuste de la sual o alteraciones propioceptivas (Fig. 3- 13), o
morfología del antepié. El ancho de 16 es el más bien, acordonado (Fig. 3-14) si el paciente es
CAPÍTULO 3. Educación terapéutica •

Tabla 3-1. Calzado recomendado para el paciente diabético según el riesgo

GRADO RIESGO TIPO DE CALZADO


o Sin signos ni síntomas de PNP o isquemia. o Al estilo propio de cada paciente.
Sin signos, pero sí con síntomas de PNP o Pala adaptable (licra) y suela
1 1
isquemia. antideslizante.
Signos y síntomas de PNP, isquemia y/o Igua l que en el grado 1. Añad ir soporte
2 2
deformidad. plantar para descarga.
Igual que el grado 2, pero con úlcera Horma neutra, suela antideslizante,
3 3
activa. capacidad para vendaje y cierre de velero.
Amputación dedos o de medio pie. Pie de De caña media/alta (óptima sujeción o
4 4
Charcot. calzado a medida.

Figura 3-11. Zapato de


señora con ancho de 14,
cierre de velero y pala de
llera.

Figura 3-12. Zapato seño-


ra con ancho de 15, cierre
de velero y pala elástica.
• SECCIÓN l. Descripción. patología y prevención

Figura 3-13. Zapato unisex con ancho de 16, cierre de Figura 3-14. Zapato unísex con ancho de 16, cierre
velero y pala de licra. con cordones y pala de licra.

capaz de ajustarse y atarse el zapato sin proble- características para adecuarlas a las necesidades
mas de flexión {por exceso de volumen abdomi- de los pacientes. De esta manera, se podrá conse-
nal). Los dos sistemas permiten una adaptación guir que el calzado pase de ser un elemento lesivo
del calzado al cambio de volumen del pie du- a un elemento protector.
rante el transcurso del día debido al edema.
• Soportes plantares: si los utiliza o debe utilizarlos, el
calzado ha de tener una capacidad interna suficien- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
te para albergar el soporte plantar sin riesgo de
compresión digital o metatarsiana. Es recomenda- 1. Ragnarson Tennvall G, Apelqvist J. Health-econo-
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CAPÍTULO 3. Educación terapéutica •

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P. Vives Vila y N. Curcó Botargues

Todas las formas de diabetes están asociadas a largo • Otras dermatosis relacionadas con la diabetes:
plazo a múltiples trastornos degenerativos que afectan acantosis nigricans, calcifilaxis, enfermedades
al sistema cardiovascular, al sistema nervioso, a los ojos cutáneas perforantes, granuloma anular dise-
y a la piel. Se estima que el 30 o/o de los pacientes dia- minado, rubeosis diabética, xantosis, síndrome
béticos presenta manifestaciones cutáneas asociadas. de engrosamiento cutáneo (empedrado digi-
Los efectos en los grandes y pequeños vasos tal, piel cérea, movilidad articular limitada y
sanguíneos (macroangiopatía y microangiopatía) escleredema), vitiligo, acantosis nigricans y li-
son los factores patológicos cardinales, aunque los podistrofia, siringomas de células claras, der-
efectos directos de las alteraciones metabólicas en matosis purpúricas pigmentadas y prurito ge-
ciertos tejidos pueden desempeñar un papel sig- neralizado.
nificativo. La piel comparte los efectos de las alte-
raciones metabólicas agudas y las complicaciones A fin de adecuarse al contenido del libro, este
degenerativas crónicas de la diabetes. capítulo se centrará exclusivamente en las ma-
Cabe recordar que la insulina se requiere para el nifestaciones dermatológicas que se ubican,
crecimiento y la diferenciación de los queratinoci- preferente o exclusivamente, en las piernas o
tos, y su ausencia o disminución condiciona tam- los pies. Así pues, se evitará la referencia a una
bién la existencia de menos colágeno soluble dér- serie de dermatosis, de muy dudosa asociación
mico, que se encuentra más entrelazado. a la diabetes mellitus, aunque en muchas revi-
Coincidiendo con otros autores, 1• 2 las manifesta- siones del tema se haya señalado su posible re -
ciones cutáneas de la diabetes se pueden dividir lación.
en cuatro grandes grupos: Inicialmente, se describirá una serie de infeccio-
nes cutáneas de mayor incidencia en la población
• Infecciones cutáneas. diabética; se proseguirá con unas dermatosis en
• Dermatosis claramente asociadas a la diabetes las que la diabetes mellitus constituye un claro
mellitus. desencadenante para su aparición; y se concluirá
• Alteraciones cutáneas producidas por el trata- con el conjunto de reacciones cutáneas secunda-
miento. rias a la medicación antidiabética.

P. Vives Vila y N. Curcó Botargues

La diabetes mal controlada puede asociarse a No está claro si el huesped diabético es más sus-
infecciones bacterianas y micóticas de la piel. Las ceptible a la infección o menos capaz de respon-
infecciones encontradas con mayor frecuencia son der al tratamiento una vez establecida la infección.
las piodermitis estafilocócicas y estreptocócicas, En estos pacientes, se ha demostrado una dismi-
las candidiasis, el eritrasma y las dermatofitosis. 3 nución de la respuesta leucocitaria, menos acción
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

por parte de las interleucinas (citocinas insulino- al uso de derivados azólicos, como el itraconazol y
dependientes), y capilares engrosados que no faci- elfluconazol.
litan la llegada de leucocitos ni la difusión de nu-
trientes necesarios y conllevan dificultad en la re-
paración de pequeños traumatismos. PIODERMITIS

Entre las piodermitis estafilocócicas, cabe desta-


ERITRASMA car, por su persistencia y alta frecuencia de recidi-
vas, las furunculosis o infecciones profundas del
Se ha sugerido que el eritrasma tiene una fre- folículo pilosebáceo. Los ántrax (varios furúnculos
cuencia mayor en diabéticos obesos. Se trata de agrupados), los orzuelos (foliculitis de las pesta-
una infección causada por Corynebacterium minu- ñas) y la hidrosadenitis (afectación de glándulas
tissimum, que cursa con placas de coloración par- sudoríparas apocrinas) acabarían de conformar el
duzca, muy bien delimitadas, sin borde activo, uni- abanico de dichas infecciones.
formes, asintomáticas, y que suelen localizarse en Los estreptococos hemolíticos del grupo A pue-
las ingles, aunque, en ocasiones, también en las den ser desencadenantes de erisipelas y lo celulitis
axilas. Suelen responder espectacularmente a la (Fig. 4-1). La clínica de estas piodermitis consiste en
aplicación de derivados tópicos como la eritromi- placas más o menos bien delimitadas, calientes,
cina o la clindamicina. dolorosas y, a veces, con ampollas en superficie,
que suelen ubicarse a nivel de cara o las extremida-
des inferiores y se acompañan de malestar general
CANDIDIASIS y fiebre alta. La presencia de linfangitis y/o adeno-
patías regionales puede completar el cuadro clíni-
Entre las infeccionescandidiásicas4 cabe señalar, co de estas dermatosis. La temida otitis externa
por su frecuencia, la vulvovaginitis candidiásica, maligna, por pseudomonas, es otra posible compli-
complicación común de la diabetes mal controla- cación, con riesgo de celulitis, osteítis y meningitis.
da. El prurito vulvar con candidiasis debe alertar Conviene mencionar también la posibilidad de
de una posible diabetes. Su equivalente en varo- otras infecciones por pseudomonas, como intertri-
nes, la balanopostitis, con inflamaciones impor- gos, foliculitis y/o sobreinfecciones de úlceras.
tantes y recidivantes del prepucio, que pueden La diabetes mal controlada es un importante
abocar a una parafimosis, puede ser otro signo in- factor de riesgo de fascitis necrosante, un tipo de
dicador. En ocasiones, de forma asociada, pueden necrosis tisular profunda, que se extiende rápida-
objetivarse intertrigos candidiásicos y/o perionixis mente, afectando a la fascia y, a veces, propagán-
candidiásicas. dose al músculo (miositis), y que produce, a menu-
Las onicopatías por levaduras y las candidiasis
orales, por alto contenido de glucosa, también en
saliva, completan el amplio espectro de la infec-
ción moniliásica. Hay que destacar Candida albi-
cans y Candida parapsilosis como agentes etiológi-
cos más frecuentes de estas perionixis, que cursan
con inflamación y dolor del reborde periungueal
(paroniquia), con presencia ocasional de mínima
supuración.
Como medidas terapéuticas de las infecciones
por cándidas, se recomendarán tratamientos tópi-
cos a expensas de ciclopiroxolamina, nistatina o
derivados azólicos, y el tratamiento oral se limitará Figura 4-1. Celulitis.
CAPÍTULO 4. Piel y diabetes •

do, seps is sistémica e in suficiencia multiorgánica. en su parte más distal, que van leva ntando la uña a
En la mayoría de casos, no se aísla el microorganis- modo de palanca, produciendo un despegamiento
mo causa l o se identifican varios. Conlleva una (onicólisis) que va a condicionar la leuconiquia o
mortalidad significativa, a pesar de insta urar una mancha amarillento-amarronada distal, que va cre-
adecuada terapia antibiótica y rea liza r un correcto ciendo desde la parte más distal hacia la proximal.
desbridamiento quirúrgico. La forma clín ica de on icom icosis lateral se ini cia
por los bordes laterales, con presentaciones clíni-
cas similares, pero con despegamientos y man-
DERMATOFITOSIS chas laterales. La onicomicosis total es la forma
evolucionada de cua lquier variante clínica que ll e-
Por frecuencia y por producir pequeñas erosio- ga a afectar a la totalidad de la lámina ungueal.
nes o fisuras, que pueden convertirse en la vía de Cabe mencionar la denominada leuconiquia micó-
entrada de otras infecciones, hay que destacar las tica superficial, en la que la infección fúngica se
dermatofitosis,4 (Fig. 4-2) especia lmente, la tinea produce en la cara dorsal de la lámina ungueal y
pedís o tiña de los pies, también denominada pie aparecen unas uñas con manchas blancas, pérdida
de atleta. Las micosis por dermatofitos en el diabé- de brillo y rugosidad de la superficie.
tico suelen manifestarse muchas veces en forma Punto y aparte son las onicomicosis por levadu-
paucisintomática, sin prurito. La t iña de los pies ras o cándidas, entre las que destacan especial-
puede presentarse como variante interdigital (es- mente las producidas por Candida albicans y Can-
camas y maceración del IV espacio interdigital de dida. parapsilosis. Éstas suelen cursar clínicamente,
ambos pies), como tiña en mocasín (escamas per- como ya se ha comentado, con inflamación del re-
sistentes, que afectan a las plantas de los pies, con borde periungueal (perionixis o paroniquia), que
desbordamiento de márgenes laterales) o como provoca edema franco y dolor, y presenta frecuen-
variantes vesiculosas (vesícu las inflamatori as, con tes recidivas.
rápido resecamiento a nivel de la bóveda plantar y Hay que contemplar también la posibilidad de
de las áreas de presión). onicom icosis por mohos, que suelen estar produ-
Cabe recordar que muchas tiñas del pie van aso- cidas por Aspergillus y/o por Scopulariopsis brevi-
ciadas a dermatofitosis inguinales o tiñ as crurales, caulis. Cursan con clínicas sim ilares a las descritas
cuya presencia siempre hay que descartar. para los dermatofitos, pero con evol ución muy
La tiña ungueal o afectación ungueal por derma- crónica y dificultades terapéuticas.
tofitos, también denominada onicomicosis, puede Para diagnosticar las micosis, ya sean por m o-
presentarse bajo diversas variantes clínicas. Quizá la hos, po r dermatofitos o por levaduras, se hace ne-
forma clínica más frecuente es la onicomicosis distal, cesari a la buena recogida de muestras (escamas o
con escamas similares al serrín por debajo de la uña, fluidos) para proceder al examen directo con KOH
y al cultivo con los medios adecuados.
En el t ratamiento apropiado de estas micosis, se
pueden asociar fármacos por vía oral y por vía tó-
pica. Entre los fármacos administrados por vía oral,
se encuentran los derivados azólicos, de los que
cabe seña lar por su eficacia el itraconazol y el flu-
conazol, la terbinafina (que pertenece al grupo de
las ali laminas) y la griseofu lvina. En el tratamiento
tópico, se emplean múltiples preparados azólicos,
piridonas y alilaminas. Son particularmente efica-
ces el ciclopirox y las presentaciones específicas,
como la laca de uñas, para tratar las onicom icos is,
Figura 4-2 . Dermatofitosis. entre las que destacan las amorolfin as al 5 ºlo.
• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

P. Vives Vila y N. Curcó Botargues

DERMOPATÍA DIABÉTICA Como manifestación patológica cutánea relacio-


nada con las anormalidades vasculares subyacen-
La dermopatía diabética (Fig. 4-3) se da en tes, cabe también nombrar las placas rojas, bien
aproximadamente un 50-60 o/o de pacientes diabé- delimitadas, con aspecto de erisipela, pero sin fie-
ticos. Es más común en diabéticos adultos -su bre, que pueden aparecer en piernas y pies de dia-
frecuencia aumenta con la edad- y en va rones béticos descompensados de larga evolución. En
(70 o/o de los casos). ocasiones, se asocian a insuficiencia cardíaca con-
gestiva y, en algunos pacientes, se objetiva destruc-
ción ósea subyacente por insuficiencia vascular. 1• 6

BULLOSIS DIABETICORUM O AMPOLLAS


DIABÉTICAS

Pueden presentarse en un 0,5-1 ºAi de la pobla-


ción diabética, su frecuencia se incrementa con los
años y afecta a ambos sexos por un igual. Cursa
con ampollas que aparecen de manera espontá-
nea, por lo regular, en las extremidades inferiores
y, sobre todo, en los pies (Fig. 4-4). También es po-
Figura 4-3. Dermopatía diabética. sible observarlas en las manos, como lesiones
Suele presentarse como pequeñas placas o má- atraumáticas. Característicamente, son ampollas
culas de coloración amarronada, asintomáticas y no inflamatorias y bien delimitadas, de co ntenido
distribuidas por las caras anteriores de las piernas seroso, raramente serohemáticas, que asientan so-
(«manchas en la espinilla»). Las placas -en oca- bre piel sana y se curan en varias semanas, sin de-
siones, con formas irregulares- presentan un as-
pecto atrófico y pueden resolverse de forma gra-
dual, aunque siguen apareciendo nuevas, lo que
confiere un curso estacionario.
Lo característico es su inicio en forma de peque-
ña placa de aproximadamente 1 cm de diámetro,
que lentamente evoluciona hasta presentar una
escama superficial, conduciendo al clásico aspec-
to de cicatriz amarronada y atrófica.
Se considera una manifestación de la microan-
giopatía subyacente, por lo que es frecuente su
asociación a otras complicaciones como retinopa-
tía, nefropatía o neuropatía. Figura 44. Bu/losis diabeticorum o ampollas diabéticas.
CAPÍTULO 4 . Piel y diabetes •

jar cicatrices. El despegamiento de las ampollas se den localizarse en el dorso de los pies, los brazos, el
ubica a nivel subepidérmico, en la zona de la lámi- tronco, la cara y/o el cuero cabelludo. Por lo general,
na lúcida o intraepidérmicamente. Los estudios no aparecen más de dos o tres placas.
inmunopatológicos son negativos en todas las for- Anatomopatológicamente, se aprecia esclerosis
mas de ampollas diabéticas. del colágeno con necrobiosis franca, así como pér-
Existe una asociación significativa a retinopatía dida y fragmentación de las fibras elásticas. La red
diabética. vascular está siempre comprometida. Pueden ob-
La causa exacta de esta infrecuente manifesta- servarse lípidos y hendiduras de colesterol en las
ción de diabetes se desconoce, aunque algunos áreas necrobióticas, e infiltración granulomatosa
autores defienden los pequeños microtraumatis- en la dermis inferior.
mos como factor desencadenante en pacientes Su etiopatogenia es dudosa, aunque parece ser
con microangiopatía y con neuropatía. un marcador válido de diabetes, con mayor riesgo
Son un trastorno limitado y las lesiones suelen de retinopatía y nefropatía.
desaparecer en un plazo de 2-4 semanas.5· 6 A pesar de que las lesiones suelen ser indoloras
y asintomáticas, su aspecto antiestético es motivo
,
de frecuentes consultas.
NECROBIOSIS LIPOIDICA Han proporcionado buenos resultados trata-
mientos con corticoides tópicos pero potentes o
Se da sólo en un 0,3 º/Ó de pacientes diabéticos, inyectados intralesionalmente (infiltraciones en
pero un 42-62 º/Ó de pacientes diagnosticados de los bordes activos con acetónido de triamcinolona
necrobiosis lipoídica son portadores de diabetes. Es en una dilución de 5 mg/mL).5• 6
tres veces más frecuente en mujeres que en hom-
bres. Suele afectar a jóvenes o adultos de mediana
edad. Su aparición es más precoz en diabéticos in- NEUROPATÍA DIABÉTICA. ÚLCERAS
sulinodependientes. Se presenta clásicamente en NEUROPÁTICAS
las superficies anteriores y laterales del tercio distal
de las extremidades inferiores; suele ser bilateral La polineuropatía distal es una complicación
(75 o/o de los casos). Se manifiesta en forma de pla- diabética en pacientes seniles, con inicios insidio-
cas de contorno irregular, aplanadas y, finalmente, sos de su enfermedad. La neuropatía afecta de for-
deprimidas, de color amarillento, surcado por telan- ma simétrica, con un patrón de «guante y calce-
giectasias, y con borde neto algo eritematoso (Fig. tín», especialmente, en manos y pies. La neuropa-
4-5 a y b). A veces, con la evolución, se tornan algo tía es mixta, motora y sensitiva. La sensitiva predis-
más amarronadas y suelen terminar ulcerándose pone a la aparición de úlceras sobre las prominen-
centralmente. Aunque con menor frecuencia, pue- cias óseas de los pies (Fig. 4-6).

Figura 4-5 (a), {b). Necrobiosis lipoídica.


• SECCIÓN l. Descripción, patología y prevención

drosis (con reseca miento del pie por falta de sudo-


ración), de vasculopatía arteriosclerótica y defor-
midades de los pies con incremento de la presión
plantar. Todas estas alteraciones combinadas abo-
can, en un elevado porcentaje de casos, a las temi-
das úlceras del pie diabético.7

XANTOMAS

Hay que señalar la posible presencia de xanto-


mas, asociados a elevaciones francas de triglicéri-
Figura 4-6 . Úlcera neuropática.
dos en pacientes que suelen presentar de forma
concomitante cifras altas y patológicas de gluco-
El conocido como mal perforante plantar res- sa. Las variantes más frecuentes son los denomi-
ponde a una úlcera indolora, profunda, en áreas nados xantomas eruptivos, forma papulosa, con
plantares de máximo roce y presión; una úlcera múltiples elementos dispersos por áreas de roce,
muy limpia y redondeada en el centro de una ca- de coloración rosada, de instauración brusca y
llosidad. Con estas úlceras plantares, se exagera el con posible prurito. Las localizaciones predilectas
riesgo de sobreinfección con necrosis, gangrena y son el tronco, las caras extensoras de los brazos,
osteomielitis. los glúteos y las extremidades inferiores. Son va-
Cabe señalar que, bajo el denominado síndrome riantes muy relacionadas con las elevaciones de
del pie diabético, se asocian a las alteraciones neu- triglicéridos, que suelen revertir con dietas y fár-
ropáticas descritas signos de anhidrosis o hipohi- macos hipolipemiantes.6

P. Vives Vila y N. Curcó Botargues

Se da reacción alérgica en un 1-5 % de los pacien- efecto «Anta bus» en un 10-30 o/o de casos, con
tes que se tratan con sulfonilurea. Lo más frecuente rubefacción unos 15 minutos después de la inges-
es la aparición de un exantema maculopapuloso, ge- ta de alcohol, que puede asociarse a cefalea y ta-
neralizado, que ocurre a lo largo del primer mes de quicardia y que suele resolverse en aproximada-
tratamiento. También se han descrito reacciones urti- mente una hora.8
cariales, aunque son menos frecuentes. Habitual- Con las sulfonilureas de segunda generación
mente, desaparecen a pesar de mantener el trata- (glibenclamida, gliclazida, glimepirida, etc.), apa-
miento. También se han registrado reacciones fotoa- recen muchos menos efectos secundarios, dismi-
lérgicas, así como erupciones liquenoides, rosaceifor- nuyendo también las toxicodermias con los nue-
mes, exantemas fijos medicamentosos, necrólisis vos grupos de hipoglucemiantes orales como las
epidérmica tóxica y síndromes de hipersensibilidad. metiglinidas, las tiazolidindionas, los inhibidores
Cabe recordar que la clorpropamida - y, menos de la alfa-glucosidasa intestinal (acarbosa) y los
frecuentemente, la tolbutamida-, producen un potenciadores incretínicos.
CAPÍTULO 4. Piel y diabetes •

Las biguanidas, cada vez más indicadas, espe- La lipodistrofia por insulina es infrecuente, me-
cialmente, en diabéticos con sobrepeso, producen nos común que la alergia a la insulina, y los pacien-
con cierta frecuencia urticarias y exantemas alérgi- tes presentan atrofia profunda o lipoatrofia a los
cos (entre el 1y el 1O o/o}, y algún episodio de foto- 6-24 meses de haber iniciado las inyecciones sub-
sensibilidad, exantemas liquenoides y/o vasculitis cutáneas. Puede recuperarse en meses o años. Es
(metformina). más habitual en niños y mujeres, y más frecuente
Con la insulina, se estima en total que un 10- en los muslos. También ha bajado su incidencia
50 o/o de pacientes que la reciben pueden presen- desde que se usan insulinas humanas.
tar algún efecto secundario. Los preparados co-
merciales de insulina contienen, además de la pro-
pia insulina, conservantes u otros polipéptidos REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
(protamina) que pueden ser los causantes de algu-
1. Cabo H. Manifestaciones cutáneas de la diabetes me-
nas reacciones.
ll itus. Piel 1996;11 :135-41 .
Se han descrito reacciones de hipersensibilidad
2. Weismann K. Metabolic and nutritional disorders. En:
inmediata con exantemas y urticarias generaliza-
Burns T, Breathnach $, Cox N, Griffiths C, eds. Rook's
das; a veces, con fenómenos de vasculitis y proce- textbook of dermatology. 8ª ed. Oxford: Wiley-Blac-
sos como la enfermedad del suero. kwell; 201 O. p. 59.77- 59.81.
Localmente, en las zonas de inyección, pueden 3. Kalus AA, Chien AJ, Olerud JE. Diabetes mellitus y otras
producirse reacciones inmediatas o retardadas. Las enfermedades endocrinas. En: Fitzpatrick TB, ed. Der-
reacciones casi inmediatas, con eritema y edema matología en medicina general. 7ª ed. Buenos Aires:
Editorial Médica Panamericana; 2008. p. 1461-84.
urticariforme en la zona de inyección a los 30 mi-
4. Lecha M. Micosis y diabetes: infecciones micóticas del
nutos, que persisten aproximadamente una hora,
p ie diabético. 1ª ed. Barcelona: Nexus Médica; 2004.
sin graves reacciones generalizadas asociadas, son 5. Ahmed 1, Goldstein B. Diabetes mellitus. Clin Derma-
reacciones probablemente mediadas por inmuno- tol 2006;24(4): 237-46.
globulina E (lgE). Las más frecuentes -reacciones 6. Namazi MR, Yosipovitch G. Diabetes mellitus. En: Ca-
retardadas o tardías-, que comienzan a las dos se- llen JP, Jorizzo JL, Bolgnia JL, Piette WW, Zone JJ, eds.
manas de haber iniciado las inyecciones con insuli- Signos cutáneos de las enfermedades sistémicas. 1ª
na, cursan con un nódulo o placa pruriginosa en la ed . Barcelona: Elsevier; 2011. p. 189-98.
7. Boada A. Lesiones cutáneas en el pie diabético. Actas
zona de inyección y pigmentación y, a veces, con
Dermosifiliogr 2012;103(5): 348-56.
cicatriz residual que desaparece en 3-7 días.
8. García Doval l. Anti diabéticos. En: Fernández JM, Re-
Con las insulinas recombinantes actuales, la in- quena L, eds. Erupciones cutáneas medicamento-
cidencia de reacciones cutáneas ha bajado mu- sas. 1ª ed . Barcelona: Signament Edicions; 2003.
chísimo. p. 355-8.
J Tratamiento
Capítulo 5. Infección del pie diabético
Capítulo 6. Tratamiento médico
Capítulo 7. Alternativas para la descarga de la úlcera
Capítulo 8. Tratamiento quirúrgico
Capítulo 9. Casos clínicos
M. Q. Jordano Montañez

En los pacientes diabéticos, las infecciones del Se han descrito una serie de alteraciones funciona-
pie constituyen la principal causa de hospitaliza- les del sistema específico e inespecífico de defensa
ción, y requieren, con frecuencia, estancias prolon- en el paciente diabético. Así, las alteraciones de la
gadas. Si se tiene en cuenta que una úlcera infec- función polimorfonuclear son, sin duda, las más im-
tada en el pie precede al 85 % de las amputacio- portantes y su prevalencia depende, en parte, del
nes de las extremidades inferiores en estos pacien- control de la glucemia; la cetosis afecta más clara-
tes y que, además, la supervivencia de los pacien- mente que la hiperglucemia a la función leucocitaria.
tes diabéticos amputados es peor que la del resto La función inmunitaria citomediada está tam-
de la población, se entenderá la importancia y ne- bién alterada, si bien, la afectación monocitaria y
cesidad de un manejo adecuado y precoz de esta del complemento no ha sido bien caracterizada. 1
enfermedad, que, además de ser prevalente, se Por último, la enfermedad vascular isquémica,
asocia a una elevada morbimortalidad. presente en aproximadamente el SO ºlo de los ca-
sos, es un factor que hay que tener muy en cuenta
,
en el manejo de la úlcera infectada, ya que consti-
FISIOPATOLOGIA tuye, probablemente, un factor de mal pronóstico
de la lesión.
La infección no suele ser la causa de la úlcera,
excepto en casos concretos de infecciones fúngi-
cas (tiña de los pies, candidiasis) en los espacios DIAGNÓSTICO
interdigitales, pero su presencia va a determinar el
tratamiento y pronóst ico de la lesión (Fig. 5-1 ). Todas las heridas, si se cultiva su superficie, tie-
nen m icroorganismos. Por ello, el diagnóstico de
infección tiene que ser clínico y no ha de basarse
en la presencia de bacterias en los cultivos. El exa-
men cuidadoso de la úlcera aporta la información
necesaria.
Los signos locales de pus y dos o más signos de
inflamación (calor, rubor, induración y dolor) son
diagnósticos de infección (Fig. 5-2).
En la infección crónica, la evolución tórpida, la
friabilidad de los tejidos y el olor fétido en las in-
fecciones mixtas son las características más fre-
cuentes (Fig. 5-3).
Las infecciones pueden acompañarse de sínto-
mas y signos de afectación sistémica como la pre-
sencia de fiebre, escalofríos y leucocitosis; sin em-
Figura 5-1. Absceso plantar. bargo, en la mayoría de ocasiones, están ausentes.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 5-3. Úlcera neuroisquémica crónica en un pa-


Figura 5-2. Celulitis. ciente con diabetes mellitus de tipo l.

,
GRAVEDAD DE LA INFECCION por neuropatía (artropatía de Charcot) es difícil de
distinguir de la causada por la infección. En cual-
No hay ningún sistema de clasificación univer- quier caso, se debe sospechar la presencia de os-
salmente aceptado. Por otra parte, esta considera- teomielitis ante una herida de más de cuatro se-
ción resulta esencial a la hora de elegir la pauta manas de duración, mayor de 2 cm de ancho y/ o
antibiótica y la vía de administración, y determinar de más de 3 mm de profundidad. En ocasiones, la
la necesidad de hospitalización (Fig. 5-4). inspección de la herida y la exploración con una
Los parámetros que deben guiar al médico son: sonda (prueba de contacto óseo) brindan la posi-
bilidad de realizar el diagnóstico presuntivo si se
• Profundidad de la úlcera. «Ve» hueso (Fig. 5-5) o si se alcanza a tocarlo con la
• Extensión de la infección. sonda (Fig. 5-6). Es aconsejable la realización de
• Intensidad de la isquemia. una radiografía (Rx) simple del pie, sin embargo,
• Presencia de osteomielitis. dado que la afectación ósea puede tardar varias
• Necesidad de cirugía. semanas en aparecer, sería recomendable repetir
• Probabilidad de amputación. la exploración entre dos y cuatro semanas des-
pués de la Rx inicial. El diagnóstico definitivo re-
quiere cultivo de la muestra ósea y examen histo-
INFECCIÓN ÓSEA patológico (leucocitos y necrosis).
En un estudio prospectivo realizado en el hos-
Aproximadamente un 10-20 o/o de las infeccio- pital universitario Mútua de Terrassa con 81 epi-
nes leves y un 50-60 o/o de las infecciones graves se sodios de osteomielitis de pie diabético, Sta-
complican con osteomielitis. La destrucción ósea phy/ococcus aureus fue el principal microorganis-
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Figura 5-6. Prueba de contacto óseo.

TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO
Antes de iniciar el tratamiento antibiótico de
una úlcera de pie diabético infectada, se debería
tener en cuenta lo siguiente:2, 3

Figura 5-4. Infección generalizada a causa de una úl- • El tratamiento antibiótico no mejora el pronósti-
cera en la base del primer dedo. co de las heridas no infectadas.
• Todas las heridas están colonizadas por microor-
ganismos. Incluso patógenos virulentos pueden
ser colonizadores o contaminantes. Reciente-
mente, algunos autores refieren que podría ha-
ber un punto de corte que ayudaría a diferenciar
colonización de infección. Este punto de corte
que denominan colonización crítica se estable-
cería cuanto existe un crecimiento en un cultivo
cuantitativo > 105 ufc/ g de tejido. Sin embargo,
los cultivos cuantitativos no se suelen real izar de
rutina en el laboratorio de microbiología en este
contexto.
• En caso de que exista vasculopatía periférica, el
antibiótico tendrá más dificultad para llegar al
Figura 5-5. Exposición de la cabeza del metatarsiano. foco de la infección, lo que puede requerir dosis
elevadas de éste.
mo aislado - incluidos cinco casos de Staphylo- • Como se ha comentado con anterioridad, en los
coccus aureus resistentes a la meticilina (SARM)-, pacientes diabéticos, puede existir una altera-
seguido por Staphylococcus plasmocoagulasa- ción de la función leucocitaria, por lo que sería
negativo. Dentro del grupo de gramnegativos, las preferible el uso de antibióticos bactericidas.
bacterias gramnegativas no fermentadoras cons- • Es frecuente que estos pacientes presenten in-
tituyeron el microorganismo más frecuentemen- suficiencia renal, por lo que habrá que evitar el
te aislado. uso de fármacos nefrotóxicos.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

OBTENCIÓN DE MUESTRAS PARA Si la lesión es exudativa y no hay posibilidad de


CULTIVO extraer un fragmento de tejido o hueso, se puede
utilizar el escobi llón o hisopo (con medio de trans-
Es de suma importancia para el diagnóstico de porte para mantener la carga microbiana con un
la infección. La obtención de una muestra de cali- mínimo de actividad fisiológica, de tal manera que
dad es el paso inicial del que dependerá, en gran su contenido cualitativo y cuantitat ivo varíe lo míni-
parte, la fiabilidad del resultado microbiológico y, mo desde que se efectúa la toma de muestras hasta
en co nsecuencia, el tratamiento prescrito. que llega al laboratorio donde será analizado).
Éstas se deben obtener en las mayores cond icio- No obstante, los autores prefieren realizar el cul-
nes de aseps ia posibles, realizando una correcta tivo a partir de un fragmento óseo o de tejido. En
desinfección de la piel y manipulándolas el míni- su biopsia, se utilizará una pinza gubia y/ o cuchari-
mo necesario. lla para extraer un fragmento óseo (Fig. 5-7), y bis-
La toma de muestras para cu ltivo deberá ser rea- t urí o punch cutáneo para tejido.
lizada a la máxima profundidad posible. Es impor- Una vez obtenida la muestra (Fig. 5-8), se intro-
tante destacar la poca concorda ncia que existe en- ducirá en un recipiente estéril con suero salino es-
tre el resultado del cultivo realizado «en superficie» téril o con un caldo de cultivo y se enviará rápida-
y el de los realizados en planos más profundos4 (la mente al laboratorio. También se pueden utilizar
poca conco rdancia se da en el sentido de que en el técnicas de «aspiración» en caso de existir «fon-
cu ltivo superficial se puede recuperar el agente dos de saco».
causal, pero seg uramente acompañado de otros Se dispone de medios específicos de transporte
microorganismos que sólo son colonizadores). para optimizar la recuperación de microorganis-
Una vez obtenidas las muestras, se introducirán mos anaerobios.
en contenedores estériles o hisopos con medios
de transporte para mantenerlas en condiciones
adecuadas de humedad.
El envío de las muestras al laboratorio debe ser
inmediato y su procesamiento se realiza rá a la ma-
yor brevedad posible. Si se tiene que retrasar, se
deberán conservar las muestras refrigeradas entre
2-8 ºC hasta su procesamiento, que no debe supe-
rar en ningún caso las 24 horas.
Las muestras en medio de transporte de anaero-
bios se deben mantener a temperatura ambiente.
En ningún caso se pueden congelar las muestras
destinadas al cultivo.4
Las muestras deben ir siempre acompañadas de
la correspondiente petición, debidamente cumpli-
ment ada, en la que constarán todos los datos co-
rrespo ndientes tanto del paciente como del tipo
de muestra y técnica de obtención, diagnóstico o
enfermedad de base del paciente, y t ratamiento
antibiótico previo.
Antes de proceder a la toma de muestras, se de-
berá lavar la lesión con agua y jabón para eliminar
los restos de pomadas y desechos cutáneos y, con
la ayuda de una pinza y gasas estériles, se secará el
fondo de la lesión. Figura 5-7 . Biopsia ósea.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

biodisponibilidad oral y adecuada penetración en


tejido óseo en caso de osteomielitis. Al interpretar
el resultado del cultivo remitido por microbiología,
habrá que valorar la tinción de Gram del exudado
(número de colonias). En ocasiones -y, especial-
mente, en los casos de muestras poco profundas
con presencia de múltiples microorganismos-, el
clínico deberá decidir cuáles de ellos requieren tra-
tamiento. Bacterias como los enterococos, los esta-
filococos coagulasa-negativos o las corinebacterias
se pueden considerar contaminantes, por lo que se
Figura 5-8. Fragmento óseo para cultivo. dirigirá el tratamiento a patógenos primarios como
los anteriormente mencionados. 1
Si no hay mejoría clínica en las dos primeras se-
ELECCIÓN DE LOS ANTIMICROBIANOS
manas, habrá que plantear si es necesaria una lim-
En una úlcera infectada de escaso tiempo de pieza quirúrgica más agresiva o, incluso, tomar
evolución, superficial, en la que el paciente no ha nuevas muestras y ampliar la cobertura antibiótica
estado expuesto a múltiples tratamientos antibió- a aquellos microorganismos que inicialmente se
ticos con anterioridad, se recomienda iniciar un habían considerado contaminantes.
tratamiento antibiótico empírico con cobertura En la mayoría de ocasiones, estos pacientes se de-
para cocos grampositivos aerobios, no siendo ne- berían manejar ambulatoriamente. El ingreso hospi-
cesaria la realización de un cultivo previo. En cam- talario se reservará a aquellos casos - poco frecuen-
bio, en las úlceras profundas, es recomendable la tes en pacientes con úlceras neuropáticas- de afec-
realización de un cu ltivo a partir de una muestra tación sistémica grave, o bien a los casos en que exis-
adecuada. Además, los pacientes deberían perma- te dificultad para el cumplimiento terapéutico tanto
necer sin recibir tratamiento antibiótico entre dos en lo referente al tratamiento antibiótico como al re-
y cuatro semanas antes de la toma de la muestra. poso de la extremidad. Es difícil que el tratamiento
En úlceras de poco tiempo de evolución y esca- antibiótico sin la liberación de la carga en una herida
so uso de antibióticos, el cultivo suele mostrar la plantar logre la cicatrización de la herida.2• 3
presencia de flora monomicrobiana, fundamental- El objetivo del tratamiento antibiótico es la cura-
mente, cocos grampositivos (Staphy/ococcus au- ción de la infección, no la cicatrización de la heri-
reus, Streptococcus), por lo que una buena opción da. En este sentido, parece razonable no prolongar
de antibioticoterapia empírica en este contexto el tratamiento más allá de dos semanas en úlceras
sería el tratamiento con amoxici lina/ácido clavulá- infectadas que no presentan osteomielitis, puesto
nico, clindamicina, cotrimoxazol o quinolonas. que se ha documentado una relación entre el uso
En úlceras prolongadas, con uso previo de múlti- y duración del tratamiento antibiótico y el aisla-
ples antibióticos, el papel de los cocos grampositi- miento de gérmenes multirresistentes.
vos sigue siendo fundamental. Sin embargo, en este A continuación, se ofrece un listado con la dosis re-
contexto, hay que incluir, además, Staphylococcus comendada de algunos de los antimicrobianos más
plasmocoagulasa-negativo, Enterococcus y bacilos utilizados para el tratamiento de una úlcera infecta-
gramnegativos, en particular, Pseudomonas aerugi- da, así como una guía orientativa para el tratamiento
nosa. En el caso de heridas necróticas, gangrenosas empírico en función de la gravedad de la infección:
y fétidas, la cobertura antianaerobia es obligada.
Tras la obtención de los resultados de la suscepti- • Vía oral (v.o.):
bilidad antibiótica, cabe ajustar el tratamiento anti- - Amoxicilina-ácido clavulánico: 875/125 mg/
biótico; se tendrán en cuenta las ventajas de la utili- 8 horas.
zación de agentes de espectro reducido, con buena - Clindamicina: 300 mg/8 horas.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

- Cotrimoxazol: 10-15 mg trimetoprim/ kg/día, para la curación. Sin embargo, la cirugía definitiva
repartido en 2-3 dosis. de la osteomielitis, como las amputaciones trans-
- Levofloxacino: 500-750 mg/24 horas. metatarsianas, supone un riesgo para la reorganiza-
- Linezolid: 600 mg/12 horas. ción estructural del pie, resultando en alteraciones
- Metronidazol: 500 mg/ 8 horas. biomecánicas y ciclos adicionales de ulceración.
- Moxifloxacino: 400 mg/ 24 horas. Estos argumentos han llevado a plantear el tra-
• Vía intravenosa (i.v.): tamiento de la osteom ielitis del pie diabético de
- Piperacilina-tazobactam: 4-0,5 g/ 8 horas. forma conservadora sin cirugía o con mínimas in-
- Ertapenem: 1 g/ día. tervenciones. En t odos los casos, debe asociarse la
- lmipenem: 0,5 g/ 6 horas. administración de antibióticos, durante dos sema-
- Meropenem: 1 g/ 8 horas. nas si se extirpa todo el hueso infectado y, al me-
- Vancomicina: 1 g/ 12 horas. nos, cuatro semanas si se adopta una actitud más
- Daptomicina: 6-8 mg/ kg/ día. conservadora con el hueso.2
• Infección leve y moderada: La resección de hueso infectado desvitalizado
- Amoxicilina-ácido clavulánico: 875/ 125 mg/ mejora el pronóstico y facilita la curación de la úl-
8 horas v.o. cera. Pero, según la experiencia de los autores, en
- En caso de alergia: levofloxacino (750 mg/día la mayoría de las ocasiones, es suficiente con la
v.o.) + clindamicina (300 mg/ 8 horas v.o.) realización de resecciones mínimas, no invalidan-
- Se valorará la v.i. si existe infección moderada. tes, que se llevan a cabo en la misma consulta de
• Infección grave: pie diabético.
- lmipenem (0,5 g/6 horas) o meropenem (1 g/ Los resu ltados de los artículos publicados res-
8 horas). pecto al tratamiento no quirúrgico de esta enfer-
- En caso de alergia: levofloxacino (500 mg/12 ho- medad son prometedores, con tasas de cu ración
ras i.v.) + clindamicina (600 mg/ 8 horas i.v.) o de alrededor del 65-80 o/o de los casos. No obstan-
metronidazol (500 mg/ 6 horas). te, se trata de estudios no controlados, en los que
- En caso de sospecha de infección por SARM (Sta- con frecuencia no se especifica la definición de os-
phylococcus aureus resistente a la meticilina) por teomielitis, la manera de seleccionar a los pacien-
colonización previa, procedente de residencia, tes o el número de pacientes que precisaron des-
etc.: imipenem (o meropenem) + daptomicina bridamiento no quirúrgico de hueso. En conse-
(6-8 mg/kg/día) o vancomicina (1 g/ 12 horas). cuencia, el tratamiento de la osteomielitis del pie
diabético continua siendo motivo de controversia,
lo que subraya la necesidad del manejo y trata-
TRATAMIENTO DE LA OSTEOMIELITIS miento de esta enfermedad por parte de un equi-
po multidisciplinario y, a ser posible, que esté sen-
Tradicionalmente, se consideraba que la resec- sibilizado con la morbilidad asociada a la práctica
ción de hueso con osteomielitis crónica era esencia l de una cirugía agresiva en este tipo de pacientes.

J. LI. Dolz Jordi, J. Aldoma Puigdomenech y A. Canga Villegas

La afectación vascular es 20 veces más frecuente macrovascular (vasos mayores) como microvascu-
en los enfermos diabéticos, tanto la de carácter lar (vasos terminales) (Fig. 5-9 a y b).
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabét ico •

Figura 5-9. (a) Reconstrucción MIP (proyección de máxima intensidad) coronal procedente de angiografía por reso-
nancia magnética (ARM) contrastada del sector distal de la arteria poplítea: obstrucción de la tercera porción de la
arteria poplítea derecha y de las arterias tlbial anterior y posterior con arteria peronea permeable; en el lado izquier-
do, permeabilídad de la tercera porción de la arteria poplítea, estenosis del tronco tibíoperoneo con arteria peronea
permeable y obstrucción de las arterias tibial anterior y posterior. (b) Reconstrucción MIP sagital de ARM contrasta-
da del pie: obstrucción de la arteria tibial posterior; estenosis de la arteria pedia; arco plantar permeable.

La isquemia desempeña un papel destacado en


la patogenia de las diferentes entidades patológi-
cas que asientan en el pie del diabético, como son
la pobre curación de las úlceras, la progresión de la
infección, el desarrollo de gangrena, los infartos
de médula ósea, la degeneración tendinosa y la ar-
tropatía. También cabe recordar que puede en-
mascarar los hallazgos gammagráficos o alterar
los patrones de captación de contraste.
Antes de la cirugía, es indispensable conocer de
forma precisa la topografía de la anatomía vascu- Figura 5·1.0. Reconstrucción MIP (proyección de máxima
lar periférica y su grado de afectación. Hasta hace intensidad) sagital. Angiografía por resonancia magnéti-
poco, la angiografía por sustracción digital (OSA) ca (ARM) contrastada del pie: obstrucción de la arteria ti-
era la técnica de referencia estándar, pero es inva- bial anterior; hipoperfusión de la arteria pedía; permeabi-
lidad de las arterias peronea dist al y tibial posterior.
siva, precisa co ntraste yodado, utiliza radiaciones
ionizantes y requiere ingreso hospitalario.
En la actualidad, la angiografía por resonancia La afectación microvascular es la responsable de
magnética (ARM) permite la va loración no invasiva la pérdida de reserva vasodilatadora y de autorre-
del paciente con enfermedad vascular, utilizándo- gulación.
se técnicas de alta resolución para la visualización Teóricamente, los estudios de perfusión por re-
de vasos distales, aun de escaso ca libre, potencial- sonancia magnética (RM) son útil es para la valora-
mente útiles para la colocación de un by-pass5 ción de la integridad vascular en áreas dónde los
(Fig. 5-1O). vasos son demasiado peq ueños para ser visualiza-
• SECCIÓN 11. Tratamiento

dos directamente. Así, documenta, en cuanto la


presencia y extensión de tejido isquémico, lo que
es importante para la planificación de cirugía de
desbridamiento y amputación económica. Se pue-
den obtener mapas paramétricos y la curva de in-
tensidad de la señal respecto el tiempo, y compa-
rar las curvas con tejidos menos isquémicos.

TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO
POR LA IMAGEN

En la práctica clínica del pie diabético, se em-


plean diferentes técnicas; especialmente, la radio-
grafía simple y la resonancia magnética.

Radiografía (Rx) simple

La Rx simple es la técnica de primera elección,


dado que permite el estudio y la evaluación inicial
del sistema osteoarticular, ofreciendo una gran ca-
lidad de imagen. Es económica, rápida y de fácil
ejecución.
Esta técnica ofrece una excelente imagen en dos
dimensiones del hueso cortical y esponjoso, sien-
do radiotransparentes los espacios interarticula-
res. Los tejidos blandos poseen una densidad va-
riable en función de la potencia de la radiación,
pero no tienen va lor diagnóstico.6
Figura 5-11. Esclerosis de Monckeberg en las arterias
En el paciente diabético de larga evolución, es del antepié; sobre todo, en la pedia, la perforante y la ar-
fácil apreciar calcificaciones arteriales (esclerosis teria digital lateral del primer dedo. Se observa osteólisis
de Monckeberg) que describen el trayecto de las de la mitad distal de la falange distal del primer dedo y
principales arterias del árbol vascular distal, princi- la presencia de secuestros óseos, secundarios a una úl-
cera neuroisquémica crónica de larga evolución.
palmente, la pedía, la tibial posterior y las interme-
tatarsianas (Fig. 5-11 ).
El protocolo de exploración de un pie diabético
mediante RM incluye la realización de cortes tomo-
Resonancia magnética (RM) gráficos consecutivos en los tres planos del espacio
(Fig. 5-12) con el empleo de secuencias potenciadas
El amplio arsena l que comprenden las diferen- en SETl, SET2 con supresión de la grasa, gradiente
tes secuencias empleadas en la resonancia mag- eco T2 y STIR. Dependiendo de los hallazgos, se rea-
nética permite conseguir imágenes anatómicas lizan adquisiciones SETl con saturación grasa tras la
con una excelente resolución espacial, así como administración de contraste paramagnético.
obtener información respecto la caracterización Para la realización de una ARM, se emplearán se-
histoquímica y patológica de los diferentes te- cuencias SPGR 30 con contraste administrado en
jidos. forma de bolo por inyección mecánica.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Figura 5-12. Orientación de los cortes respecto a los ejes axial, sagital y coronal del pie.

CARACTERIZACIÓN
,
MEDIANTE
,
LAS • Se caracteriza clínicamente por (Figs. 5-13 y
TECNICAS DE DIAGNOSTICO POR 5-1 4):Convexidad medial del pie.
LA IMAGEN DE LAS ENTIDADES • Hundimiento de la bóveda plantar.
PATOLÓGICAS EN EL PIE DIABÉTICO • Acortamiento del eje anteroposterior del pie.
• Ensanchamiento transversal del pie.
En el pie diabético, pueden asentar diferentes • Pie «en mecedora» con prominencia de la parte
entidades patológicas que deben conocerse para media del pie.
su oportuna caracterización. • Prominencias en otras zonas de consolidación
ósea.

Neuroartropatía

Los criterios radiológicos y clínicos determinan


la estadificación de la complicación (clasificación
de Eichenholtz). Es por ello por lo que el resultado
de la Rx simple siempre se debe contrastar con
otras exploraciones para obtener una mayor preci-
sión diagnóstica: prueba de contacto óseo, exposi-
ción ósea, tamaño y profundidad de la úlcera, y
otros valores de laboratorio como la velocidad de
sedimentación globular (VSG) y la proteína C reac-
tiva (PCR).
El 5 % de los diabéticos desarrollan una artropa-
tía de Charcot, la cual tiene una etiopatogenia
poco clara; posiblemente, se trata de una entidad Figura 5-13. Fotografía lateral de un pie con artropatía
de origen multifactorial, es decir, apoyo con tras- de Charcot y que muestra convexidad medial del pie,
hundimiento de la bóveda plantar, acortamiento del
torno de la marcha, acompañado de afectación
eje anteroposterior del pie, ensanchamiento transver-
neurológica con insensibilidad y alteración vege- sal del pie, pie •en mecedora» con prominencia de la
tativa, en el contexto de un paciente con afecta- parte media, prominencias en otras zonas de consoli-
ción vascular. dación ósea y callo plantar.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Hay que diferenciar mediante técnicas de diag- • Infilt rado graso y atrofia de los músculos intrín-
nóstico por la imagen - especialmente, la RM- , secos.
atendiendo a una estadificación temporal, entre:7 • Hipointensidad de la medula ósea por osteoes-
clerosis.
. Neuroartropatía ag uda: que consiste en edema
óseo, muscular y de partes blandas, y donde no
existe destrucción ósea (Fig. 5-15 a y b).
• Neuroartropatía crónica: con afectación, prima-
ri amente, ligamentosa, para, posteriormente,
afectar de forma secundaria a los tendones, es-
pecialmente, el tendón del músculo tibial poste-
ri or, lo que ocasiona pérdida del arco plantar, con
deformidad y pie plano adq uirido. El aumento
de la presión con fricción continuada desarrolla
un ca llo cutáneo que es susceptibl e de ulcerarse
y, por lo tanto, de infectarse (Fig. 5-16 a y b).

Los hallazgos descritos con las diferentes técni-


cas de diagnóstico por la imagen usadas son:8

• Destrucción desorganizada.
• Luxación de la articulación tarsometatarsiana
(Lisfranc).
• Protrusión del cuboid es.
• Afectación menos frecuente de escafoides y cuñas.
• Ca ll o de las partes blandas.
• Pérdida de la definición osteocondral.
• Quistes óseos subco ndrales.

Figura 5-15. (a) Corte sagital en T1 del pie: hipointensi-


dad con pérdida de la señal normal del tejido óseo del
mediopié y que se traduce en edema óseo, muscular y
de partes blandas. (b) Corte axial en T2 con supresión
Figura 5-14. Rx lateral de un pie con neuroartropatía de de la grasa del pie: hiperintensidad de la base de los
Charcot en fase 111 de Eichenholtz o de reconstrucción, co- metatarsianos, de las cuñas, del cuboides, del escafoi-
rrespondiente a la afectación mediotarsiana. Se puede des tarsiano, del astrágalo y de la mitad del calcáneo;
apreciar la flexión plantar del astrágalo y la convexidad hiperintensidad difusa de las partes blandas en rela-
plantar con la protrusión del cuboides que coincide de for- ción con edema óseo, muscular y de partes blandas
ma subyacente con la úlcera en el borde externo del pie. que indica la presencia de una neuroartropatía aguda.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Figura 5-16. (a) Corte sagital en Ti del pie: destrucción desorganizada, protrusión del cuboides, verticalización de
escafoides y astrágalo, y callo de las partes blandas. (b) Corte axial en Ti del pie: protrusión del cuboides y callo
de las partes blandas.

• Edema óseo. intensidad en la secuencia SET2 con supres1on


• Líquido articular. grasa y en la secuencia STIR, y que denotan la pre-
sencia de agua intersticial que sustituye la grasa
Para determinar la evolución de la enfermedad, de la médula ósea.
se utiliza la clasificación de Eichenholtz, en la que
se describen los hallazgos a lo largo del tiempo:
Artritis
• Estadio O: pie caliente, Rx normal, RM con ede-
ma óseo y fracturas por sobrecarga. En la artritis, se encontrará: líquido articular; al-
• Estadio 1: fragmentación, reabsorción ósea, luxa- teración de la señal de ambas partes articulares; y,
ciones y fracturas. progresivamente, destrucción del cartílago y afec-
• Estadio 11: coalescencia, esclerosis, fracturas con- tación del hueso subcondral (Fig. 5-18 a, by c).
solidadas y reabsorción de pequeños fragmen- Tras la administración de contraste paramagné-
tos óseos. tico, se observará realce, con captación de contras-
• Estadio 111: consolidación y remodelación (Fig. 5-14). te por parte de la cápsula y la sinovial articular, así
como de las partes blandas periarticulares, con
posibilidad de tenosinovitis asociada y que tradu-
Edema óseo cen la presencia de componente inflamatorio y/o
infeccioso, con posibilidad de emigración proxi-
Las secuencias en T2 con supresión de la grasa y mal a través de la vaina tendinosa.9
STIR son las más empleadas para su detección Pero hay que tener siempre presente que una
(Fig. 5-17 a y b). Implica pérdida de la señal de RM afectación articular aislada no es patognomónica
hiperintensa de la médula ósea normal en la se- de infección, pues puede tratarse de un problema
cuencia potenciada en T1, por su contenido en inflamatorio y, por lo tanto, no infeccioso, por so-
grasa, sustituido por hipointensidad en Tl e hiper- brecarga o, incluso, de causa mecánica.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 5-17. (a) Corte axial en Ti del pie: hipointensldad del escafoides tarsiano y el astrágalo. (b) Corte axial en
T2 con supresión de la grasa del pie: hiperlntensidad del escafoides tarslano y el astrágalo; sustitución de la señal
normal de la médula ósea por la presencia de edema.

Osteomielitis con leucocitos marcados, que es más sensible


(90 °/o) y específica (83 o/o} en el caso de la RM muy
Ante su sospecha, la técnica de diagnóstico por sensible (100 º/o), pero poco específica (37,5 ºAl) en
la imagen que se debe usar en primer lu gar es la el caso de la gammagrafía ósea. Sin embargo, el
Rx simple, con dos limitaciones importantes. diagnóstico de osteomielitis es difícil, principal-
La primera es que el patrón radiográfico clásico mente, porque el patrón gammagráfico de hipere-
de la osteomielitis con desmineralización, reac- mia focal, hiperperfusión y captación ósea de la
ción perióstica y destrucción ósea sólo está pre- osteomielitis ob liga a realizar el diagnóstico dife-
sente en el 30-50 ºAl de los casos y necesita entre rencial co n fractura, neuroartropatía y cambios in-
dos y cuatro semanas después de producirse la in- flamatorios de larga evolución.
fección en el tejido óseo, situación que puede re- Una Rx sin cambios sig nificativos en las estruc-
trasar el diagnóstico. En estos casos, están indica- turas óseas no excluye la posibilidad de que exista
das otras pruebas como la RM o la gammagrafía una osteomielitis. Si la evolución de la úlcera no es
CAPÍTULO 5 . Infección del pie diabético •

Figura 5-18. (a) Corte coronal en T1 del anteplé: alteración de la señal con edema de ambas partes articulares
que afecta a la articulación interfalángíca del primer dedo y a las partes blandas vecinas. (b) Corte coronal en
T2SG del antepié: líquido articular, alteración de la señal de ambas partes articulares que afecta a la articulación
interfalángica del primer dedo con edema óseo que se extiende hasta la base de la primera falange. (c) Corte co-
ronal en T1SG con contraste del antepié: captación con fenómenos destructivos articulares que afectan a ambas
partes articulares interesando a la articulación interfalángica del primer dedo.

favorable, se deberá repetir la radiografía a las tres


semanas para confirmar el diagnóstico.
En cambio, una lesión osteomielítica se puede
identificar si se observan inicialmente cambios óseos
como una erosión cortical, la combinación de radio-
lucencia, cambios destructivos en el hueso y reac-
ción perióstica (Figs. 5-11 y 5-19), o bien la combina-
ción de edema de los tejidos blandos adyacentes,
osteólisis y destrucción cortical; todos estos signos
son marcadores potenciales de osteomielitis en pa-
cientes con pie diabético y, si existen, es posible ase-
gurar el diagnóstico de osteomielitis casi al 100 °/o.
El segundo inconveniente que presenta la Rx
simple es que los cambios óseos (resorción ósea,
reacción perióstica, y destrucción ósea) pueden
ser indistinguibles de los ocasionados por la neu-
roartropatía de Charcot, y ello puede desvirtuar el
diagnóstico inicial.
Mediante RM, los hallazgos típicos de la osteo-
mielitis son: 10

• Edema de la medula ósea.


• «Ghost sign», que consiste en que los huesos pa-
Figura 5-19. Rx del antepié: erosión cortical sugestiva de recen disueltos en secuencias SETl (Fig. 5-20 a),
osteomielitis de la segunda articulación metatarsofalán- observándose marcadamente hipointensos,
gica, secundaria a luxación metatarsofalángica en un pa-
pero que, sin embargo, aparecen morfológica-
ciente con index minus y úlcera neuropática de dos años
de evolución con prueba de contacto óseo positiva; no se mente más regulares en T2 o con la administra-
le había realizado ninguna radiografía previa. ción de contraste (Fig. 5-20 b).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 5-20. (a) Corte axial en T1 del pie a nivel del calcáneo: importante edema de la medula ósea; ..ghost sign ..,
signo de osteomielitis. (b) Corte sagital en T1 del pie tras administrar contraste paramagnético, que muestra in-
tenso realce por parte del calcáneo en un paciente con osteomielitis aguda.

• Destrucción cortical. Reacción perióstica.


• Formación de secuestros.
• Tractos fistulosos con puerta de entrada cutá-
nea con dirección de extensión desde la superfi-
cie. Muestran predilección por el calcáneo y las
cabezas de los metatarsianos.
• Siempre hay que estar alerta en cuanto a la pre-
sencia de una posible afectación de la vaina tendi-
nosa capaz de diseminar la infección a distancia.
• Masa de partes blandas.
• Captación de contraste por parte del hueso y de
las partes blandas que lo rodean (Fig. 5-21 ).

La RM no siempre permite distinguir entre ede-


ma óseo, neuroartropatía y osteomielitis, aunque
su exactitud ronda el 80-90 o/o. 11
Sin embargo, la localización de la alteración de Figura 5-21. Corte coronal en T2 con supresión de la
la señal de la medula ósea es muy importante grasa del tobillo a la altura del calcáneo: osteomielitis;
para distinguir la neuroartropatía de la osteomie- mejor delimitación ósea con secuencias T2SG; absce-
litis: mientras que la neuroartropatía afecta más so de las partes blandas de la cara interna del pie.

frecuentemente a las articulaciones tarsometatar-


sianas, la osteomielitis ocurre distal a las articula- su correspondiente hipointensidad en SET1, es
ciones tarsometatarsianas, en el calcáneo y los más probable la osteítis, aunque exista captación
maléolos. de contraste. La osteítis representa los cambios in-
También es importante diferenciar osteítis de flamatorios reactivos a una infección de partes
osteomielitis; así, con hiperintensidad en SET2 sin blandas vecinas o, incluso, de la cortical.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Callo cutáneo La producción de una úlcera, al igual q ue otras


entidades patológicas que asientan en el pie diabé-
Se localiza en las áreas de apoyo, bajo la cabeza tico, es de origen m ulticausal y de carácter progresi-
de p rimero y segundo metatarsianos, lat eral res- vo; la insensibilidad junto al apoyo repetido con un
pecto al quinto metatarsiano y en el ta lón. Tam- trastorno vegetativo y vascular de base aceleran la
bién se puede hallar bajo el cuboides en el caso fisuración de la dureza cutá nea, con la ulterior for-
que exista deformidad del mediopié sec undaria a mación de un cráter que avanzará progresivamente
una neuroartropatía crónica (Fig. 5-22). hacia las partes blandas en profundidad e, incluso,
alcanzará el hueso (Figs. 5-21y5-23 a y b).
;

Ulcera
Absceso de partes blandas
Ante un paciente diabético con una úlcera que
no se cura o una úlcera profunda que alcanza el te- La inmunosupresión que acompaña a la diabe-
jido celu lar subcutáneo, es de vital importancia, tes junto a la isquemia faci lita n que una úlcera se
primero, realizar la anamnesis, el cribado neu rois- infecte, con la formación de tractos fistu losos y de
quémico y la exploración física, y valorar la locali- abscesos únicos o múltiples en las partes blandas,
zación de la úlcera. Si se observa un trayecto fistu- siendo de importanc ia resaltar que la infección
loso profundo, se obtiene una prueba de contacto puede extenderse a distancia a través de las va inas
óseo positiva o se detecta dolor a pesar de existir sinoviales si éstas son alcanzadas.
una neuropatía grave con ausencia de sensibilida- El absceso se presenta como la típica imagen re-
des, se debe sospechar la presencia de una osteo- dondeada, hiperintensa en secuencias T2 con su-
mielitis subyacente. 12 presió n de la grasa o STIR y que muestra realce en
anillo con la admi nistración de contraste para-
magnético. Se asocia a cambios inflamat orios o
edematosos en las partes blandas de su contorno
(Figs. 5-24 y 5-25 c). 13

Cuerpo extraño

Ocasionalmente, se puede detectar la presencia


de un cuerpo extraño incluido dentro de un callo o
de una úlcera o en el seno de una colección inflama-
toria, que, por la ya comentada insensibilidad tradi-
ciona l que estos pacientes sufren, llega a incorporar-
se a los tejidos blandos. Su representación en RM de-
penderá de su composición, ya sea plástico, piedra,
una espina vegetal o una viruta metálica (Fig. 5-26).

Infarto óseo
Figura 5-22. Corte sagital en T1: callo de las partes
blandas que se traduce en engrosam iento hipoi ntenso Se trata de una osteonecrosis en el seno de un
en todas las secuencias por su componente fibroso; se
h ueso. Se presenta asociado a la desvitalización t i-
puede hallar bajo el cuboides en el caso de que exista
deform idad del m ediopié secundaria a una neuroa rtro- sular y la afectación vascular. Los infartos óseos
patía crónica. son comunes en el pie d iabético.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 5-24. Corte axial en T1 con supresión de la gra-


sa tras administrar contraste paramagnético del pie: el
absceso se caracteriza por tratarse de una imagen re-
dondeada hipointensa que muestra realce en anillo
con el contraste; se asocia a cambios inflamatorios o
edematosos en las partes blandas de su contorno que
t ambién captan contraste.

Presenta el signo de la «doble línea». Existe perdi-


da de la señal grasa normal por el edema. Puede
asociarse a diferentes grados de derrame articular,
por afectación del hueso subcondral y del cartíla-
go próximo. Puede acabar en un colapso articular
por hundimiento del hueso subcondral.

Diagnóstico diferencial con otras


artropatías

Evidentemente, la RM y el resto de las técnicas


de diagnóstico por la imagen al uso, deberán per-
Figura 5-23. {a) Corte sagital en T2 SG: fisuración de la mitir realizar el diagnóstico diferencial con otras
dureza cutánea, con la ulterior formación de una úlce- artropatías inflamatorias (Fig. 5-27).
ra. (b) Corte coronal en T1 SG + C: úlcera en el calcá-
neo con exposición ósea.

CONCLUSIONES
La RM del infarto óseo en el pie diabético es si-
milar a la del infarto óseo de otros territorios (ca- La Rx simple sigue siendo, en la práctica clínica
dera, hombro, rodilla) (Fig. 5-25 a, by c) .14 Se trata del pie diabético, la prueba diagnóstica a t ravés de
de una lesión bien definida, con anillo serpiginoso la imagen más utilizada, la más económica y la
alrededor de un área ósea central o subcond ral. más fácil de realizar. No obstante, es necesaria una
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Figura 5-25. (a) Corte axial en SET1 del pie con necrosis avascular del cuarto metatarsiano: la interfase y su borde
escleroso se muestran como una línea subcondral hipointensa serpiginosa. (b) Corte axial en SET2: en la necrosis
avascular, el signo de la «doble línea.., en T2, que es la llamada interfase reactiva. (c) Corte axial en T1 SG con
contraste: asociado a la osteonecrosis, se aprecia un absceso en su contorno.

Figura 5-26. Corte sagital: eco de gradiente con arte-


facto de susceptibilidad por la presencia de un cuerpo
extraño metálico en las partes blandas talares.
Figura 5-27. Corte sagital: eco de gradiente del tobillo
con evidencia de alteración de la señal de la articula-
ción subastragalina posterior, con fenómeno de suscep-
curva de aprendizaje y experiencia clínica para ad-
tibilidad por la presencia de hemosiderina y que indica
quirir unos criterios clínicos y aplicarla correcta- la presencia de una sinovitis vellonodular pigmentada.
mente y, sobre todo, saberla interpretar.
A veces, existen cambios óseos insignificantes y
que pueden ser patognomónicos de una osteítis zado una Rx para descartar la afectación ósea y en
subyacente a una úlcera. No es extraño atender a la que retrospectiva-mente se observa alguna pe-
un paciente con una úlcera crónica, de meses o, in- queña erosión cortical que pasó desapercibida. Es
cluso, años de evolución, al que ya se había reali- por ello muy necesario que, a pesar de ser una
• SECCIÓN 11. Tratamiento

prueba accesible, se realice una correcta interpre- útiles para by-pass distal en pacientes con enfer-
tación, ya que ello puede evitar retrasos en el pro- medad arterial oclusiva.
ceso de curación. Las imágenes secuenciales en 30 con contraste
La osteomielitis del pie del diabético se origina permiten la medición de la perfusión, lo que hace
por continuidad de una úlcera. posible valorar la integridad vascular en áreas
La RM es la técnica de elección en la valoración donde el pequeño calibre de los vasos no permite
del espectro completo de las complicaciones del su visualización directa.
pie diabético. Otro papel fundamental de la RM es guiar el
La ARM en 30 de alta resolución proporciona manejo quirúrgico de las complicaciones del pie
una excelente visualización de las arterias del pie, diabético.

M.Ysamat Marta

En el momento actual, las técnicas isotópicas es- Estas dos fases ofrecen información sobre el
tándar utilizadas en el diagnóstico de la osteomie- aporte vascular en la estructura ósea, y son es-
litis en el pie diabético son la gammagrafía ósea y pecialmente útiles en el diagnóstico de los pro-
la gammagrafía con leucocitos marcados. Más re- cesos inflamatorios y/o infecciosos, la patología
cientemente, se ha propuesto la tomografía por tumoral, las lesiones postraumáticas y la distro-
emisión de positrones (PET) con 18 F-FDG (fluoro- fia simpaticorrefleja.
desoxiglucosa) en el estudio del pie diabético.
• Fase tardía: se obtiene una imagen estática en-
tre las 2 y las 4 horas. Refleja el grado de fijación
GAMMAGRAFÍA ÓSEA (GO) del radiotrazador a la estructura ósea, lo que de-
penderá de la actividad metabólica del hueso.
La gammagrafía ósea permite valorar de forma
precoz los cambios fisiopatológicos locales que se La GO tiene una elevada sensibilidad (90-100 o/o)
producen en las estructuras osteoarticulares. El ra- para detectar la osteomielitis, por lo que, si es nega-
diotrazador utilizado es de la familia de los bisfos- tiva, permite excluir con gran seguridad una infec-
fonatos, marcado con tecnecio 99 metaestable ción ósea. Esta técnica permite, asimismo, detectar
99
{ mTc-HDP). Estas sustancias se incorporan a la ma- focos infecciosos precozmente, antes de que apa-
triz de hidroxiapatita del hueso. Es una técnica sen- rezcan los signos radiológicos. Sin embargo, posee
cilla que puede desarrollarse en dos o tres fases: una baja especificidad (30 %). Debe tenerse en
cuenta que la GO es positiva en áreas donde existe
• Fase vascular o arterial: se realiza una adquisi- una actividad osteoclástica intensa por aumento del
ción dinámica sobre el área objeto de estudio recambio o turnover óseo en los procesos que con-
inmediatamente después de la administración llevan un aumento del flujo sanguíneo regional, de
intravenosa del radiofármaco. la permeabilidad capilar y de la perfusión tisular, pa-
• Fase precoz o de perfusión: se obtiene una ima- rámetros que pueden estar alterados en el paciente
gen estática a los 1-3 minutos de la inyección. diabético portador de una neuropatía vegetativa.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Figura 5-28. Paciente con amputación infracondílea de la extremidad inferior izquierda y


transmetatarsíana del pie derecho. Presenta úlcera plantar de un mes de evolución y osteí-
tis. Gammagrafía ósea: (a) fase precoz (b) fase ósea. Área de hipervascularización e hiper-
captación en la región medioexterna del metatarso. Gammagrafía con leucocitos marca-
dos (c): depósito leucocitario de localización concordante con la gammagrafía ósea.

La GO, por lo tanto, no permite diferenciar entre la partir de las 24 horas. Las características energéticas
infección ósea, la neuroartropatía y las fracturas e hi- del 99mrc hacen que la calidad de la imagen del mar-
peremia secundarias a la neuropatía. Además, la GO cado con compuestos tecneciados sea superior a la
puede seguir siendo positiva después d e varios me- del 111 1n. Numerosos estudios han demostrado la uti-
ses de la curación clínica y esteri lización del foco sép- lidad de las técnicas de marcado de leucocitos in vi-
tico, por lo que no es útil para el control evolutivo. tro con 99nffc o con 111 ln en el diagnóstico de la osteo-
Por ello, es necesario utilizar, conjuntamente mielitis en el pie d iabético.
con la GO, otros radiotrazadores más específicos La GLM es útil en el diagnóst ico de las osteomielitis
que se acumulen en las áreas infectadas. De los ra- agudas y crónicas. Cuando se valoran conjuntamente
diotrazadores utilizados en el diagnóstico de in- la GO y la GLM, se aumenta la especificidad para el
fección, los leucocitos marcados con 99mrc-HMPAO diagnóstico de la osteomielitis (96 o/o). 16 Se considera
son los que t ienen un mejor rendimiento diagnós- que existe una infección ósea cuando se produce una
tico. 15 Otros radiotrazadores, como son los anti- captación patológica de localización concordante en
cuerpos ant igranulocitos-99mTc, 99mrc-HIG, no ofre- los estudios de GO y de GLM (Fig. 5-28). Un depósito
cen mejores resultados que la gammagrafía con en la GLM que no se asocia a captación patológica en
leucocitos marcados y, por lo tanto, deberían utili- la GO sugiere un proceso infeccioso de partes bla ndas.
zarse en aquellos casos en que no sea posible rea- La técnica p lan ar tiene como limitación la pobre
lizar u n marcado de leucocitos in vitro. resolución espacial, lo que con lleva que, si se utiliza
sola, sea difícil diferenciar si la captación se localiza
en los tejidos blandos o en el hueso. Este hecho se
GAMMAGRAFÍA CON LEUCOCITOS acentúa aún más cuando existen deformidades
MARCADOS (GLM) óseas (neuroartropatía).
La realización de estudios tomográficos (PET) y,
Es una técnica más específica pa ra la detección sobre todo, los sistemas híbridos de PET-TC (en los
de los procesos inflamatorios y/o infecciosos. La que se realizan simu ltáneamente imágenes d e TC)
técnica del marcado d e leucocitos t iene una dura- tiene un mayor rendimiento diagnóstico, ya que
ción aproximada de 1-2 horas. Se realiza una ex- permiten determinar con mayor precisión si la cap-
tracción de sang re y después de su sedimentación tación se localiza en los tejidos blandos o en el hue-
y centrifugación, se obtiene el botón leucocitario so (Figs. 5-29 y 5-30}.
que se marca con 99mrc-HMPAO o con 111 ln-oxina y, El uso de la GLM tiene especial interés en los casos
posteriormente, se reinyecta al paciente. En el caso de remodelación ósea preexistente (neuroartropa-
de que el marcado se realice co n 99nffc, las imáge- tía, secuelas de osteítis, fracturas, etc.}. Cab e tener
nes se obtien en entre las 4 y las 6 horas y, opcio- presente, sin embargo, la p osibilidad de falsos posi-
nalmente, a las 24 horas. Cuando la técnica de tivos (traumatismos e interven ciones quirúrgicas re-
marcado es con 111 ln, las detecciones se realizan a cientes, artropatía de Charcot).
SECCIÓN 11. Tratamiento

vidad de la médula ósea y aumenta la captación


a
leucocitaria, por lo que, en caso de infección ósea,
se observa una discordancia entre ambas explora-
ciones: la GLM es positiva y la GMO es negativa o
posee un grado de captación inferior a la GLM.
Se han descrito falsos negativos de la GML en
los siguientes casos:

PLANTAR
• Pacientes con arteriopatía grave en los que se
produce una dificultad para la migración leuco-
Figura 5-29. Paciente con antecedentes de neuropatía
sensitiva periférica, con varias amputaciones. Presen- citaria.
ta celulitis en el dorso del pie izquierdo y mala evolu- • El tratamiento con antibióticos puede disminuir
ción de la herida del muñón distal. En la imagen pla- el quimiotactismo de los polimorfonucleares y no
nar (a) de la gammagrafía con leucocitos marcados- detectar infecciones insuficientemente tratadas.
HMPAO se aprecia captación en la región externa del
• Aunque en algunos estudios no se encuentran
muñón del pie izquierdo. En el corte axial (b) y sagital
(c) del estudio PET-TC se observa que la captación se diferencias significativas en la detección de in-
localiza en las partes blandas de la región interna y fecciones agudas y crónicas, en otros, se descri-
plantar del muñón y en el remanente de la base del be una menor sensibilidad de la GLM en proce-
primero y segundo metatarsianos, afectando también sos infecciosos crónicos, debido a que, en estos
a la cuña lateral y al borde medial de la cuña interme-
casos, predomina la infiltración celular por ma-
dia, compatible con áreas de osteítis.
crófagos, células plasmáticas y linfocitos sobre
los polimorfonucleares. 18
En la fase inicial de la artropatía de Charcot con
La RM es una potente prueba diagnóstica para
rápida destrucción ósea -y como consecuencia
confirmar o excluir la osteomielitis. Tiene una ele-
de las microfracturas-, se produce una respuesta vada sensibilidad y especificidad y es la técnica de
inflamatoria mediada especialmente por los poli- elección para valorar la extensión del proceso in-
morfonucleares. En la fase crónica, predomina el feccioso y la afectación de tejidos blandos. Cuan-
infiltrado mononuclear y los depósitos leucocita- do se plantea la posibilidad de una infección aso-
rios están relacionados con captación en la médu- ciada a una neuroartropatía, la práctica de una
la ósea hematopoyética implicada en el proceso GLM puede complementar a la RM.19-21 Una GLM
óseo reparador. En estos casos, la realización de negativa hace poco probable que exista una os-
una gammagrafía de médula ósea (GMO) puede teomielitis (Figs. 5-31 y 5-32). En los casos en que
aumentar la especificidad y reducir el número de la sospecha clínica de osteomielitis asociada a una
falsos positivos. 17 La infección ósea suprime la acti- úlcera cutánea es baja (especialmente, en el ante-

Figura 5-30. Gammagrafía con leucocitos marcados-HMPAO. Estudio PET-TC. Cortes axial (a) y sagital (b). Pacien-
te con úlcera en la región externa del talón izquierdo en tratamiento antibiótico, con mala evolución. Se aprecia
captación en los tejidos blandos del talón y en la región posterior del calcáneo que sugiere un foco de osteítis.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

Figura 5-31. Paciente con artropatía de


Charcot en el pie derecho, en fase agu-
da. Gammagrafía ósea PET-TC. (a) TC:
cortes coronal, sagital y axial. (b) Ga-
magrafía ósea: cortes coronal, sagital y
axial. (c) Fusión PET-TC: cortes coronal,
sagital y axial. Se aprecia una hipercap-
tación intensa y desestructuración ósea
con fenómenos de osteolisis y de ne-
crosis ósea que afecta especia lmente
al retropié y a la región mediotarsiana.

pié), la radiografía es negativa y se contempla el La GLM permite monitorizar de forma precoz la


tratamiento médico, puede plantearse realizar una respuesta al tratamiento antibiótico. La captación
GO. La GO negativa excluye con una alta fiabilidad leucocitaria se normaliza entre dos y ocho semanas
la osteomielitis. En el caso de una GO positiva, será después de iniciar el tratamiento antibiótico, mien-
necesario confirmar mediante una GLM la presen- tras que la GO sigue siendo positiva. 23 Frecuente-
cia o la ausencia de osteomielitis.15 mente, la normalización de la captación precede a
La GLM puede ser de gran utilidad en el diag- la curación de la úlcera. Una GLM negativa al mes
nóstico de osteomielitis no sospechadas clínica- de finalizar el tratamiento antibiótico puede ayu-
mente en pacientes diabéticos que presentan úl- dar a confirmar la eficacia de éste (Fig. 5-33).16
cera. Un 44-46 % de las úlceras del pie diabético se
asocian a una osteomielitis no sospechada clínica-
TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN
mente. En estos estudios, la GLM presenta una ele-
DE POSITRONES (PET)
vada sensibilidad para su detección (89-100 o/o) su-
perior a la de la RM. 22 Desde la introducción de la PET y la PET/TC con
18
F-FDG, varios estudios han demostrado su utili-
dad en el diagnóstico de procesos inflamatorios e
infecciosos, así como para el diagnóstico de la os-
teomielitis del pie diabético y, en especial, cuando
se asocia una artropatía de Charcot.24-27
La 18F-FDG utilizada en el estudio de la patología
tumoral es un trazador no específico que refleja el
Figura 5-32. Estudio de fusión SPECT-TC con leucoci- aumento del metabolismo intracelular de la gluco-
tos marcados-HMPAO del mismo paciente que en la sa y que puede acumularse también en procesos
figura 5-31. (a) Corte coronal, (b) corte sagital, (c) corte
inflamatorios e infecciosos. Las células inflamato-
axial. Se aprecia captación leve (de intensidad inferior
a la gammagrafía ósea) y de carácter difuso que afec- rias presentan un aumento de la glucólisis secun-
ta especialmente a las partes blandas. Estudio nega- dario a un aumento de los transportadores de glu-
tivo para osteomielits. cosa por activación de las citocinas.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 5-33. Paciente con úlcera en el tarso izquierdo de larga evolución y osteomielitis con
mala evolución. La gammagrafía ósea (a. imagen precoz anterior, b. imagen tardía anterior,
c. imagen tardía plantar) y la gammagrafía con leucocitos marcados (d. anterior, e. plantar)
muestran un depósito en la región externa del tarso izquierdo compatible con una osteo-
mielitis. Después de dos meses de tratamiento antibiótico, la gammagrafía con leucocitos
marcados (f) sigue mostrando un depósito de leucocitos, aunque de menor intensidad.

La mayor resolución espacial de los estudios PET tis asociada o no a una artropatía de Charcot; si
y la contribución de la TC permiten una mejor defi- bien, hay que tener en cuenta que se trata de estu-
nición de si la lesión inflamatoria se localiza en el dios preliminares con pocos pacientes. El grado de
hueso o en los tejidos blandos circundantes, he- captación de 18 F-FDG en áreas inflamatorias no aso-
cho especialmente útil en las regiones más dista- ciadas a infección - frecuentemente, localizadas en
les del pie, en que es necesario valorar estructuras la región mediotarsiana- es inferior al observado
óseas pequeñas. en lesiones infectadas -habitualmente, localizadas
Algunos estudios demuestran una elevada sensi- en los dedos o en el calcáneo en áreas adyacentes a
bilidad y precisión en el diagnóstico de osteomieli- ulceraciones-. Sin embargo, está aún por definirse

o J !
G

- -
Figura 5-34. Paciente con episodio agudo de una artropatía de Charcot en el pie izquierdo. Se aprecia intensa
captación de 18F-FDG en las partes blandas y en la región articular mediotarsiana y tarsometarsiana del pie izqui-
erdo, con un SUV máximo de 6,7. Estudio TC (a) corte sagital, (b) corte axial. Estudio PET 18F-FDG (c) corte sagital,
(d) corte axial. Estudio de fusión PET-TC (e) corte sagital, (f) corte axial.
CAPÍTULO 5. Infección del pie diabético •

e " .. e
o •

" . "

" ..
Figura 5-35. Estudio PET con 18F-FDG realizado al mes del episodio agudo de una artropatía de Charcot en el pie
izquierdo, coincidiendo con la resolución clínica del proceso. Se detecta una afectación unilateral, con un aumen-
to de captación leve (SUV 1 ,8) en la región mediotarsiana y en los tejidos blandos del pie izquierdo. (a) Imagen
volumétrica, (b) corte sagital de estudio PET, (c) imagen de f usión PET-TC.

cuál es el grado de captación o dintel de SUV (valor Probablemente, la implantación de sistemas hí-
de captación estandarizado) que permita diferen- bridos de PET-RM pueda ayudar a una mejor valo-
ciar un foco infeccioso de un foco inflamatorio. Exis- ración del pie diabético.
ten muy pocos estudios comparativos del rendi-
,
miento diagnóstico de la 18 F-FDG PET con el de la
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
GLM en el diagnóstico de la osteom ielitis en el pie
diabético. Los resultados de la PET no son, por el l. Viadé J. Pie diabético: guía práctica para la preven-
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multifactorial de la enfermedad de Charcot,30 en 2. Blanes JI, Representatives of Spanish Society of Sur-
donde la pérdida de la vía neurogénica que inhibe geons (ACS); Representatives of Spanish Society of
los procesos inflamatorios condiciona una respues- Angiology and Vascular Surgery (SEACV); Represen-
ta inflamatoria exagerada a mínimos traumatismos, tatives of Spanish Society of Emergency Medicine
(SEMES); Spanish Interna! Medicine Society (SEMI);
algunos autores proponen la utilidad de la PET con
18 Representatives of Spanish Society of Critica! Care
F-FDG, como marcador inflamatorio, en la valora-
Medicine and Coronary Units (SEMICYUC); Represen-
ción inicial y seguimiento de la artropatía de Char- tatives of Spanish Society of Chemotherapy (SEQ).
cot en fase aguda. La PET-TC conj untamente con la Consensus document on treatment of infections in
RM puede ayudar a valorar la localización y exten- diabetic foot. Rev Esp Quimioter 2011 ;24(4):233-62.
sión del proceso en las fases iniciales y permite de- 3. Cavanagh PR, Lipsky BA, Bradbury AW, Botek G.
tectar si hay o no afectación contralatera l (Fig. 5-34). Treatment for diabetic foot ulcers. Lancet 2005;
En el seguimiento, la PET podría ayudar a monitori- 366(9498):1725-35.
zar la actividad inflamatoria. Se ha descrito que los 4. Esteban J, Marín M, Meseguer MA, Sánchez M. Diag-
pacientes que presentan una resolución clínica del nóstico microbiológico de las infecciones osteoarti-
proceso muestran una reducción significativa en el culares. Recomendaciones de la Sociedad Española
de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clíni-
grado de captación de 18F-FDG respecto al estudio
ca. 1ª ed. Madrid: Sociedad Española de Enfermeda-
inicial, mientras que en los pacientes que empeo-
des Infecciosas y Microbiología Clínica; 2009.
ran no se modifica la captación (Fig. 5-35).31
5. Kreitner KF. MRA shows peripheral runoff in d iabe-
Se ha utilizado también la PET-TC con leucocitos
tic patients: preoperative failure to identify vessels
marcados con 18 F-FDG para el diagnóstico de la os- that could be recanalized may result in unnecessary
teomielitis; si bien, parece que, por el momento, amputations. Diagnostic lmaging Europe [Internet].
los resultados, aunq ue preliminares, son similares 2008 feb. Disponi ble en: http://www.diagnostici-
a los obtenidos mediante la GML-HMPAO. maging.com/ display/ article/ 1l3619/ l 178927.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

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J. Royo Serrando y J. Viadé Julia

Existen diferentes definiciones de autores o socie- fácil de usar ante el desafío que comporta el trata-
dades sobre el concepto de pie diabético. Nuestra miento del paciente diabético con úlcera en el pie.
idea del pie diabético, es la «presencia de sig nos, sín- En la parte supe ri or, se clasifican las úlceras
tomas o úlcera en el pie a causa de las complicacio- en cuatro grados - grado 1 (Fig. 6-1 }, grado 11
nes crónicas de la diabetes». (Fig. 6-2), grado 111 (Fig. 6-3) y grado IV (Fig. 6-4)-,
Nuestra experiencia clínica y docente en el trata- en función de la profundidad, de la gravedad de la
miento de pacientes diabéticos con úlcera en el pie infección, de la presencia de neuropatía y/o isque-
nos hizo a reflexionar sobre la necesidad de esque- mia, de la osteomielitis y el tratam iento recomen-
matizar las pautas de eva luación y tratamiento del dado.
pie diabético para facilitar su conocimiento y apl ica- En la parte inferior, se encuentra el desarrollo de
ción. las diferentes técnicas de diagnóstico y tratamiento.
De allí, surgió el algoritmo que se muestra en la ta- En los otros capítulos del libro, se hallan amplia-
bla 6-1, cuyo propósito es el de ser una herramienta dos cada uno de los temas aquí descritos.

Figura 6-1. Úlcera superficial, sin infección. Pulsos presentes, sensibilidades disminuida.

Figura 6-2 . Úlcera subdérmica, con infección superficial y test contacto óseo negativo. Pulsos pre-
sentes y sensibilidades ausentes.

Figura 6-3 . Úlcera profunda, con infección local y test contacto óseo positivo. Pulsos presentes y
sensibilidades ausentes.

Figura 6-4 . Úlcera con exposición ósea; Infección local y signos y síntomas de afectación sistémi-
ca. Pulsos no palpables, sensibilidades ausentes.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Tabla 6-1. Algoritmo de evaluación y tratamiento del pie diabético


EVALUACION Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABETICO: ROVI (J. ROYO Y J. VIADE; 2012)
1 11 111 IV

Grado de la
úlcera

Figura 6-1 Figura 6-2 Figura 6-3 Figura 6-4


Localización Epidermis Dermis Tendón/hueso Destrucció!IDsea y/diejidos,
Gravedad de SIN infección Infección superficial Infección profunda y/o sin y/dsquemia
la infección Primaria Primaria/UPO isquemia Infección grave y/o sistémica
Nivel de asistencia UPO/Hospital Hospital
(recomendado)

Evaluación Cribado (A) Cribado (A) Cribado (A) Estado general/cribado (A)
Diagnóstico de OM (B) Diagnóstico de OM (B) Diagnóstico de Diagnóstioolél~)
Cultivo del exudado (?) (C) Biopsia en sacabocados de OM (B) Biopsia en sacabocados de
tejido blando (C) Biopsia en sacabocados de tejido blando o hueso (C)
tejido blando o hueso (C)

Tratamiento Fieltros< 0,5 cm/ortesis (G) Fieltros > 1 cm (G) Reposo parcialfvalorar ingreso Reposo absoluto/ingreso
Cura tópica (E) Antibióticos (D) Pfastic cast/fieltro > 1 cm (G) Plastic cast (para andar) (G)
Repasar la educación en Cura tópica (E) Antibióticos (D) Antibióticos i.v. (D)
diabetes Repasar la educación en Cura tópica (E) Cura tópica (E)
diabetes Drenaje/cirugía (F) Drenaje/ cirugía (F)
Repasata educacióren Educación en diabetes
diabetes

DIAGNÓSTICO TRATAMIENTO

A B e o E F G
Cribado Osteomielitis Cultivo Antibiótico Tópico Quirúrgico Ortopodológlco

Evaluar sensibilidad Prueba de contacto óseo Tipo de muestra: a) Empírico: Úlcera exudativa: Abscesos: Úlcenil!O!iiedos2$
algésica, barestésica y ·Exudado - Solución - Drenaje Úlceríftelintepié1~
palestésica.
Palpar pulsos:
1\.
Positiva Negativa
·Biopsia en
sacabocados:
amoxicilina/
ácido clavulánico
o clindamicina +
antiséptica
- Alginatos
- Con
osteomielitis:
Úlceraaterall.~
Piel€harcot4
Pedio y tibia! posterior
t • · De tejido ciprofloxacino - Terapia de
Artritis séptica
ProtecciórQ3


blando b) Según cultivo presión negativa
OM Rx - Osteotomía /
· De hueso
Duración en Úlcera poco Legrado
¿SON PALPABLES?
t/ + semanas según la exudativa: - Sin osteomielitis:
1 = Fieltro > 1 cm
J=ieltr~1im

1\. . Positiva Negativa gravedad de la


infección:
- Hidrogel
- Solución
Osteotomías:
Metatarsianos
l)rtesissilicona


NO

ITB < 0,7


SI

\ OK

Repetir a las
2·3 semanas
- Leve: 2-4
- Moderada: 2-4
- Grave: 4-6 (IV)
- Osteítis: 6·8
antiséptica Falanges
- Pie de Charcot
Revascularización:
4 = P/astic cast

- By-pass
t
Valoracirugía"ascular Negativa
- ATP

t
Estudio angiográfico RM o GGO + L

OM: osteomielitis; i.v.: intravenoso; Rx: radiografía; RM: resonancia magnética; GGO: gammagrafía ósea; L: Leucocitos;
ITB: índice tobillo-brazo; ATP: angíoplastia transluminal percutánea; UPO: Unidad pie diabético.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico •

M. Fabbi

Los pacientes diabéticos presentan un riesgo EFECTOS ADVERSOS DE LA


aumentado de ser sometidos a cirugía. Los proce- HIPERGLUCEMIA DE INTERÉS EN EL
dimientos quirúrgicos en estos pacientes se aso- PACIENTE HOSPITALIZADO POR PIE
cian a un incremento de la estancia hospitalaria, DIABÉTIC01
de la mortalidad perioperatoria e intra-operatoria,
y a una mayor utilización de recursos sanitarios. 1 Sistema inmunitario
Estas características dependen, en parte, de la pre-
sencia de enfermedades asociadas como la coro- La relación entre hiperglucemia y riesgo de in -
nariopatía, la hipertensión arterial y la insuficien- fección es conocida, aunque la magnitud real de
cia renal, pero también se relacionan con los nive- este efecto sea difícil d e cuantificar. 1 El proble-
les alterados de glucosa.2 La prevalencia de diabe- ma primario parece ser la disfunción de fagoci-
tes en pacientes hospitalizados se estima de alre- tos-n eutrófilos y monocitos. Esto se traduce en
dedor del 40 º/o. Aunque no se dispone de ensayos la alteración de la quimiotaxis, la adhesión, la fa-
prospectivos y de calidad sobre el manejo de la hi- gocitosis y la capacidad bactericida de las célu-
perglucemia en pacientes ingresados por pie dia- las inflamatorias. Se ha observado que los agen-
bético, existe un amplio consenso sobre la modali- tes causales de las complicaciones microangio-
dad de tratamiento de la hiperglucemia en varios páticas de la diabetes -como la alteración de la
escenarios clínicos. Los ingresos relacionados con vía de la aldosa-reductasa, la formación de pro-
las complicaciones en extremidades inferiores en ductos de glicación avanzada (AGE) y de pro-
pacientes diabéticos pueden ser ingresos norma- ductos reactivos del oxígeno, y la alteración de
les programados por cirugía de elección (p. ej., tra- la vía de la fosfocinasa C (PKC)- también son
tamiento de la osteomielitis crónica) o ingresos responsables de la disfunción de los neutrófilos
urgentes por infección de varios grados asociada y fagocitos. La hiperglucemia crónica se ha aso-
en mayor o menor medida a isquemia. En los en- ciado, asimismo, con la glicosilación no enzimá-
sayos clínicos llevados a cabo en el área quirúrgi- tica de la s inmunoglobul inas, con la consiguien-
ca, se incluyó también un porcentaje de pacien- te menor eficacia antibacteriana. No existen
tes con lesiones en las extremidades inferiores y puntos de corte por encima de los cuales la gli-
sus resultados se pueden aplicar a los pacientes cemia empiece a afectar al sistema inmunitario,
ingresados por pie diabético. En pacientes del aunque, en un ensayo clínico, se ha demostrado
área crítica, las guías clínicas proponen el trata- una mejora de la función inmunitaria bajando
miento insulínico intensivo intravenoso (i.v.) has- los valores glucémicos desde 293 + 20 hasta 198
ta alcanzar valores de glucemia de 140-180 mg/ + 29 mg/dL4 en 1O pacientes diabéticos descon-
dL.3 Sin embargo, en pacientes no críticos ingre- trolados. Los ensayos que han valorado el efec-
sados, se proponen objetivos glucémicos pareci- to de la hiperglucemia sobre el sistema inmuni-
dos a los de los pacientes no ingresados (90- tario son ensayos pequeños, pero todos llevan a
130 mg/dL en ayunas, < 180-200 mg/dL de gluce- una conclusión comú n: la hiperglucemia se aso-
mia posprandial en pacientes estables, y 140 mg/ cia a inmunosupresión y este efecto es por lo
dL en ayunas o < 180 mg/dL aleatorios en pa- menos parcialmente reversible al mejorar los
cientes inestables). 5 valores glucémicos.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Sistema cardiovascular a un aumento de la adhesión celular, alteración


de la angiogénesis, incremento de la permeabili-
La hiperglucemia aguda se asocia a la pérdida dad celular, inflamación y trombosis. La hiper-
de protección cardíaca frente a la isquemia (pre- glucemia puede afectar directamente a la fun-
condicionamento cardíaco), aumento en el área ción endotelial causando una reducción de la
de infarto y reducción de los círculos colaterales producción de oxido nítrico y aumentando los
coronarios. También se asocia a elevación de los niveles de especies reactivas del oxígeno (ROS).
niveles de tensión arterial, aumento de las cateco- No obstante las numerosas evidencias de una re-
laminas, cambios en el electrocardiograma (ECG) lación entre hiperglucemia y función endotelial
-en modelos animales, estos cambios se tradu- en modelos experimentales, se ha realizado sólo
cen en un aumento del intervalo QT- y disfun- un ensayo clínico en pacientes diabéticos hospi-
ción plaquetaria. talizados que ha mostrado una mejora de la fun-
ción endotelial tras el tratamiento intensivo de la
diabetes.7
Hiperglucemia y trombosis

En pacientes con diabetes de tipo 2, se ha de- Hiperglucemia y daño neurológico


mostrado una hiperactivación plaquetaria des-
pués tan sólo 4 horas de hiperglucemia continua- En ensayos con animales, el efecto más impor-
da.6 También se ha observado un aumento de fac- tante de la hiperglucemia parece producirse sobre
tores de coagulación como el factor VIII (de Von la que se denomina «ischemic penumbra», el área
Willebrand) segundario a la hiperglucemia. Ade- de hipoperfusión alrededor de una zona de infarto
más, en modelos animales, la hiperglucemia indu- cerebral que puede regenerarse o evolucionar ha-
ce cambios en la actividad fibrinolítica, favorecien- cia un empeoramiento del infarto. Parece que los
do la trombosis. Estos cambios pueden explicar el efectos de la hiperglucemia son secundarios a la
riego aumentado de trombosis en pacientes dia- elevación del ácido láctico consecuente con los
béticos hospitalizados. cambios metabólicos subyacentes a las altas con-
centraciones de glucosa. El aumento del ácido lác-
tico determinaría una progresión del tejido hipo-
Hiperglucemia e inflamación perfundido hacia el infarto. Otros factores relacio-
nados con la hiperglucemia que pueden determi-
La conexión entre la hiperglucemia y el sistema nar complicaciones cerebrovasculares son los ya
vascular probablemente involucra las alteraciones mencionados factores de inflamación y la disfun-
inflamatorias. Los monocitos humanos tratados con ción endotelial.
elevadas cantidades de glucosa reaccionan produ-
ciendo citocinas inflamatorias como interleucina 6
(IL-6) y factor de necrosis tumoral a (TNF-a), y este Hiperglucemia y daño oxidativo
efecto se ha confirmado también en humanos en
condiciones de hiperglucemia inducida. Estas citoci- El estrés oxidativo ocurre cuando la produc-
nas están implicadas también en las alteraciones vas- ción de ROS excede la capacidad del organismo
culares características de los pacientes diabéticos. de metabolizarlas. La hiperglucemia experimen-
tal hasta niveles observados en pacientes hospi-
talizados se asocia a una producción excesiva de
Hiperglucemia y disfunción endotelial ROS que, por un mecanismo directo o por activa-
ción de segundos mediadores (factores de creci-
La disfunción endotelial que se observa como miento, factores de transcripción), causa daño
consecuencia de la hiperglucemia está vinculada celular.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico

MANEJO DE LA HIPERGLUCEMIA EN (ADA), la pauta de insulina que se debe elegir es


PACIENTES INGRESADOS POR PIE la de insulina en bolo e insulina basal, con una in-
DIABÉTICO EN EL ÁREA NO CRÍTICA sulina basal de duración larga o intermedia y aná-
logos rápidos prandiales, y la vía de administra-
Cómo manejar la hiperglucemia en el ción es la subcutánea (s.c.). La costumbre de utili-
área no crítica zar la sliding sea/e - una pauta de insulinas rápi-
das según las glucemias cada 6 horas- no está
Existe un consenso general acerca de que los justificada por la evidencia científica y porque no
fármacos hipoglucemiantes orales deberían ser previene la hiperglucemia y no ha mostrado be-
suspendidos desde el ingreso hospitalario, puesto neficios en términos de reducción de la hipoglu-
que no existen datos que respalden su empleo en cemia. Los valores óptimos de glucemia en pa-
el manejo de la hiperglucemia en el hospital. Las cientes hospitalizados representan un compro-
sulfonilureas pueden causar hipoglucemia de una miso entre los riesgos de complicaciones in-
manera impredecible; la metformina puede em- trahospitalarias por la hiperglucemia y la posibili-
peorar la función renal en pacientes sometidos a dad de hipoglucemia (que constituye un conoci-
pruebas con medio de contraste yodado (como es do factor de riesgo por mortalidad intrahospita-
el caso de los pacientes hospitalizados) y puede laria en pacientes diabéticos). En la tabla 6-2, se
asociarse a acidosis láctica en pacientes con condi- muestran los valores aconsejables de glucemia
ciones de hipoxia (como pueden ser la inestabili- en pacientes hospitalizados.9
dad hemodinámica y la sepsis). El tratamiento de
elección en pacientes diabéticos hospitalizados es
la insulina. En el área crítica, el tratamiento se ad- Ensayos clínicos de diferentes
ministra con infusión i.v. de insulina hasta alcanzar modalidades de tratamiento en
los objetivos glucémicos. Sin embargo, interesa pacientes diabéticos en el área
profundizar el tratamiento de los pacientes diabé- no crítica de interés para el manejo
ticos ingresados en el área no crítica. Un correcto de pacientes con pie diabético
manejo de la hiperglucemia se podría asociar a
una estancia hospitalaria más corta y a una menor El efecto de una pauta bolo-basal comparada
tasa de complicaciones tanto quirúrgicas como con una sliding sea/e en pacientes quirúrgicos ha
médicas. Cada hospital debería contar con guías sido valorado en el ensayo prospectivo RABBIT-2. 1º
clínicas sobre el manejo de la hiperglucemia en En este ensayo, se ha comparado de manera pros-
pacientes ingresados en diferentes escenarios clí- pectiva a 104 pacientes admitidos en hospital y
nicos y las distintas pautas de insulina deberían ser tratados con pauta bolo-basal con 107 pacientes
compartidas por los profesionales sanitarios y vali- tratados con sliding sea/e. El primer día tras el co-
dadas en el propio contexto asistencial. Según las mienzo de la pauta insulínica los pacientes trata-
guías clínicas de la American Diabetes Association dos con bolo-basal mostraron una disminución

Tabla 6-2. Objetivos glucémicos en pacientes hospitalizados. Estos valores pueden cambiar según el contexto
clínico y se pueden individualizar. * AACE/ ADA, 20098
PACIENTES CRÍTICOS PACIENTES NO CRÍTICOS
< 140 mg.ldl en ayunas
140-180 mg.ldl Óptimo
< 180 mg/dl posprandial
100-140 mg.ldl Aceptable Según el contexto clínico
< 100 mg.ldl Riesgo de hipoglucemia < 100 mg.ldL*
> 180 mg.ldL Inacept able > 180 mg.ldl
• SECCIÓN 11. Tratamiento

del promedio de glucemia mayor que los tratados Los factores que en estos ensayos se asociaron a
con s/iding sea/e (145 + 32 mg/dL frente a 172 + riesgo de glucemia< 60 mg/dL fueron: bajo peso,
47 mg/dL); los valores glucémicos situados dentro edad avanzada, altos niveles de creatinina y trata-
de los objetivos terapéuticos ( < 140 mg/dL en miento insulínico previo. Por eso, algunos autores
este ensayo) se alcanzaron en el 55 % de los aconsejan como medida empírica utilizar un 25 %
pacientes con bolo-basal frente al 31 o/o de los pa- menos de la DDT calculada de insulina en estos
cientes con sliding sea/e. No se han observado di- pacientes.
ferencias estadísticamente significativas en la tasa
de hipoglucemia grave ( < 40 mg/dL) entre ambos
grupos, aunque el porcentaje de controles glucé- Cálculo de la dosis de insulina
micos < 70 mg/dL fuera mayor en los pacientes
tratados con bolo-basal. Es importante subrayar En pacientes que se tratan insulina antes del in-
que el grupo con pauta bolo-basal recibió más in- greso, sólo será necesario controlar la glucemia
sulina (42 U/día frente a 12,5 U/día en el grupo preprandial (desayuno-comida-cena) y antes de
con sliding sea/e) y, aun así, la tasa de hipogluce- acostarse (dos horas después de cenar), e incorpo-
mia grave no fue diferente. El criterio de valora- rar los ajustes a la pauta según los valores glucé-
ción combinado de complicaciones posquirúrgi- micos. Entonces, será necesaria una pauta de insu-
cas (infección de la herida, bacteriemia, insufi- lina fija y una pauta correctora.
ciencia renal, neumonía e insuficiencia respirato- En el caso de los pacientes que no han sido trata-
ria) resultó 3,39 veces más frecuente en los pa- dos con insulina antes del ingreso, hay diferentes
cientes con sliding sea/e. Es interesante señalar protocolos para el cálculo de la DDT de insulina.
que la infección de heridas quirúrgicas ocurrió en El protocolo utilizado en el ensayo RABBIT-2 pre-
3 pacientes con bolo-basal frente a 11 pacientes vé una dosis inicial de 0,4 U/kg en pacientes con
con s/iding sea/e; la bacteriemia en 4 pacientes una glucemia al ingreso de entre 140 y 200 mg/dL
con bolo-basal frente 11 pacientes con sliding sea- y de 0,5 U/kg para los pacientes con glucemias al
/e. En la estancia hospitalaria total, no se observa- ingreso de 201 hasta 400 mg/dl. El 50 % de la DDT
ron diferencias entre los dos grupos pero los días calculada se suministró como insulina lenta y el
de estancia en la unidad de cuidados intensivos otro 50 ºlo repartido en tres dosis prandiales. Estas
(UCI) fueron menos en los pacientes con bolo-ba- dosis venían ajustadas por glucemias en ayunas
sal que en los pacientes con sliding sea/e (1,2 fren- > 140 o < 70 mg/dl. Hay otros protocoles para el
te a 3,2, respectivamente). Los autores concluyen cálculo de la DDT de insulina que también se pue-
que la pauta bolo basal es la aconsejable en pa- den aplicar.
cientes hospitalizados en el área quirúrgica no crí- Teniendo en cuenta el efecto de la edad, el bajo
tica. En este ensayo clínico, se utilizó insulina glar- peso y la insuficiencia renal sobre el riesgo de hi-
gina como insulina basal e insulina glulisina como poglucemia, se han propuesto protocolos que
insulina rápida. prevén el cálculo de la DDT de insulina según los
En otro ensayo prospectivo, aleatorizado y con- factores relacionados con el riesgo de desarrollar
trolado (DEAN trial)2, se han comparado otras dos hipoglucemia o la presencia de condiciones de in-
pautas: bolo-basal con insulina detemir + insulina sulinorresistencia. Así, los pacientes con riesgo de
asparta frente a insulina NPH + insulina humana hipoglucemia deberían empezar con 0,3 U/kg,
regular (2/3 intermedia + 1/3 rápida dos veces al mientras que los pacientes con fenotipo de resis-
día). Estas dos pautas fueron igualmente eficaces tencia a la insulina (p. ej., pacientes obesos, pa-
en la reducción de los niveles glucémicos con do- cientes sometidos a tratamiento con corticoides)
sis diarias totales (DDT) de insulina similares en los pueden necesitar entre 0,5 y 1,5 U/kg de insulina
dos grupos. El grupo con NPH + humana regular diaria.
hubo una tendencia no estadística a experimentar Junto a la pauta de tratamiento con dosis fija de
menos episodios de hipoglucemia. insulina, se debe instaurar una pauta correctora.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico

A pesar del tipo de protocolo utilizado para el • Objetivos glucémicos en pacientes in gresados:
cálculo de la dosis de insulina, el factor más im- 140-180 mg/ dL para la mayoría de pacientes; en
portante que influye sobre un correcto manejo casos seleccionados, 100-140 mg/dl.
de la hiperglucemia en el paciente hospitalizado • Administrar siempre insulina basal (glargina, dete-
es que estos protocolos sean compartidos y va li- mir, NPH, lispro protamina) a los pacientes diabéti-
dados en el propio contexto asistencial. Esto pre- cos de tipo 1 y a los de tipo 2 insulinodependientes.
supone un diálogo y una colaboración estricta y
continuada entre los diferentes profesionales in-
volucrados. Pauta de tratamiento bolo-basal
A continuación, se describe el protocolo utiliza-
do en el Hospital General de Catalunya. La pauta para el tratamiento con insulina en bo-
lo-basal es la siguiente:

PROTOCOLO DE TRATAMIENTO • Insulina basal (glargina-detemir-NPH): una o dos


CON INSULINA EN EL PACIENTE veces al día.
HOSPITALIZADO EN EL HOSPITAL • Análogo rápido (asparta-glulisina-lispro): tres veces
GENERAL DE CATALUNYA al día, 1O minutos antes de cada comida principal.
• Corrección: ajuste de la dosis del análogo rápido
Definición de hiperglucemia según los valo res glucémicos.
e hipoglucemia en el Hospital

En diabéticos no conocidos, se considera hiper- Cálculo de la dosis de insulina


glucemia durante un ingreso cualquier valor de
glucosa > 140 mg/ dl. El cálculo de la dosis de insulina en pacientes
Se habla de hipoglucemia con un valor de glu- que se alimentan se realizará de acuerdo con las
cemia capilar < 70 mg/ dl. siguientes directrices:
Se define como hipoglucemia grave un valor de
glucemia capilar < 50 mg/dl. • Si se trata de un paciente diabético conocido en
tratamiento con insulina: mantener la pauta do-
miciliaria.
Recomendaciones y pautas • Si existe riesgo de hipoglucemia (pacientes
de tratamiento delgados, mayores, con insuficiencia renal):
0,3 U/ kg.
• Medir la hemoglobina glucosilada (HbA 1c) en • Para la mayoría de pacientes la dosis será: 0,4 U/ kg.
todos los pacientes con hiperglucemia conoci- • La dosis de insulina total será repartida en un
da o no. 50 o/o como insulina basal y un 50 % dividido en
• Suspender todos los hipoglucemiantes orales tres tomas de análogo rápido.
durante el ingreso.
• Tratar la hiperglucemia en el hospital con pau- Ejemplo:
ta de insulina en bolo-basal + pauta de correc-
ción. • Paciente de 70 kg.
• La pauta móvil de insulina rápida se deberá apli- • Dosis diaria total: 0,4 x 70 = 28 U/ día.
car sélo en pocos casos seleccionados. • 50 % de insulina basal = 14 U de insulina basal
• Controlar la glucemia capi lar de los pacientes (detemir, glargina, NPH).
ingresados cuatro veces al día: en ayunas (desa- • 50 ºlo de análogo de acción rápida: 4,6 (aproxi-
yuno-comida-cena) y dos horas después de la madamente 5) U antes de cada comida principal
cena. (Tablas 6-3 y 6-4).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Tabla 6-3. Ejemplo de pauta bolo-basal para un paciente de 70 kg


DOSIS TOTAL INSULINA DESAYUNO COMIDA CENA 23h
Basal 14 UI de:
50 %
NPH
Glargina
28 U/ día Detemir

Análogo Análogo Análogo Análogo


de acción rápida dacciómápida: de acción rápida: de acción rápida:
50 % repartido entre !fil 1 5 UI 5 UI
las tres comidas

Tabla 6-4. Pauta correctora según la dosis diaria total

GWCEMIA CAPILAR DOSIS ADICIONAL DE INSULINA (UI)


PREINGESTA (m&'dl) < 40 Ul/día 40-80 Ul/día > 80 Ul/día

< 70 No poner No poner No poner

< 100 -1 -1 -1

100-180 o o o
180-250 +2 +3 +4

250-299 +3 +5 +7

300-349 +4 +7 +10

> 350 Iniciar infusión intravenosa de insulina

Algoritmo de infusión intravenosa En la mayoría de pacientes, se debe comenzar


de insulina {bomba de insulina) por la pauta 1 (empezando con una velocidad de
infusión de 6 U/ h).
Las indicaciones de infusión i.v. de insulina son: Los objetivos glucémicos son de 140-180 mg/ dl.
La monitorización de glucemia se realizará cada
• Cetoacidosis diabética/ coma hiperosmolar. hora hasta que permanezca en los objetivos du-
• Adultos ingresados en reanimación/ UCI. rante cuatro determinaciones seguidas; luego,
• Pacientes inest ables con mal control glucémico cada 2 horas; y, si sigue permaneciendo en el ran-
con pauta en bolo-basal. go, cada 4 horas (Tabla 6-5).
• Perioperatorio en cirugía mayor (t rasplante-car-
diovascular).
• Tratamiento con altas dosis de corticoides. Protocolo de hipoglucemia
• Nutrición parenteral.
Ante una glucemia < 70 mg/ dL:
Línea 1: suero glucosado al 5 ºlo 100 mUh (= glu-
cosa 5 g/ h) + KCI 20 mEq. • Determinar la glucemia capilar cada 15 minutos
Línea 2: suero fisiológico al 9 o/o 100 mL + 100 U y repetir la administración de 1O mL de suero
de insulina humana regular. glucosado al 33 o/o si permanece < 70 mg/ dL.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico O
Tabla 6-5. Dosis diaria total (DDT) calculada según el peso del paciente y los factores de riesgo por
hipoglucemia o por la dosis total que el paciente se ponía en el domicilio

INSULINA (Ul/ HORA) (LÍNEA 1) SUERO


- GLUCOSADO
GLUCEMIA AL5 % + KCI
Pauta 1 Pauta 2
Pauta 3 Pauta 4 20mEq
(DDT < 80 U) (DDT > 80 U)
(LÍNEA 2)
1

-
< 70 PROTOCOLO DE HIPOGLUCEMIA*
70-139 o o o o 60 mL/h
140-179 1 1 2 2 60 mL/h
180-209 1 2 3 4 30 mL/h
210-239 2 4 6 8 30 mL/h
240-269 3 5 7 10 30 mL/h
270-299 3 6 8 14 Cerrada
300-329 4 7 10 18 Cerrada
330-359 4 8 12 20 Cerrada
> 360 6 10 14 24 Cerrada
*Interrumpir la infusión de insulina y administrar glucosa i.v.:
Paciente consciente: 10 g de glucosa (30 ml de suero glucosado al 33 % o 20 ml de suero glucosado al 50 %).
Paciente inconsciente: 20 g de glucosa (60 ml de suero glucosado al 33 % o 40 ml de suero glucosado al 50%).

• Reinstaurar la infusión de insulina con la pauta 1 si la Transición desde insulina i.v. hasta pauta
glucemia es > 140 mg/dL en dos determinaciones. en bolo-basal

Las directrices para efectuar la transición de in-


Cambio de la pauta de infusión sulina i.v. a insulina en bolo-basal son:
i.v. de insulina
• Calcular la DDT según los requerimientos en las
La pauta de infusión i.v. de insulina se cambiará: 24 horas precedentes.
• Empezar la administración de insulina rápida s.c.
• A la superior: si la glucemia es superior a la esta- manteniendo la bomba durante las 2 horas si-
blecida como objetivo durante más de 2 horas o guientes a la primera dosis de insulina rápida (o
si la glucemia no baja de > 60 mg/dL en una hora. 4 horas si la primera insulina s.c. es de acción
• A la inferior: si la glucemia es < 140 mg/dL du- lenta).
rante > 2 horas.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

J. Viadé Julia y P. Urbano Ventura

INTRODUCCIÓN
es la de un preparado farmacéutico sólido, plásti-
Desde épocas remotas, el ser humano ha busca- co y adhesivo, cuya base es una mezcla de mate-
do la manera de enfrentarse a la enfermedad, al rias grasas y resinas), compuestos por diferentes
dolor y a la muerte con los medios de que dispo- sustancias metálicas trituradas y combinadas con
nía. Para intentar curar sus heridas, utilizaba pro- un disolvente como el vinagre o el aceite para ayu-
ductos naturales que existían en su entorno (sal, dar en la cicatrización de las heridas. 11
limón, miel, aceite, vino, leche, grasa animal, vina- La aplicación de antisépticos en las heridas es
gre, etc.), haciendo una especie de emplastos que una práctica antigua; Lucas (1 O, 25-37) cuenta
se aplicaban sobre pomadas hechas de hierbas y cómo curaban las heridas vertiendo aceite y vino
elaboradas sobre una base de mantequilla o acei- como enseñan los recetarios de la época.
te. Algunos de estos productos naturales también Todas estas terapias naturales aliviaban -y, en
eran utilizados para conservar los alimentos y, así, algunos casos, curaban- las heridas, pero había
impedir su fermentación. una asignatura pendiente: la infección.
Hipócrates (médico y cirujano griego, 460-377 Hubo que esperar a que Louis Pasteur, químico y
a.C.), conocido como el padre de la medicina, em- biólogo (1822-1895), descubriera que la mayoría
pleaba el vinagre para irrigar las heridas abiertas, de las enfermedades infecciosas son causadas por
siendo sus teorías indiscutibles durante muchos microorganismos. Sus hallazgos (la relación exis-
siglos. tente entre bacterias y enfermedad no había sido
Galeno (cirujano de gladiadores romanos) mani- entendida antes) sirvieron de base para la teoría
festaba que el pus era bueno para curar las heridas de las enfermedades infecciosas (trampolín para
(pus bonum et Jaudabi/e); desgraciadamente, esta las ramas de la ciencia y la medicina como la mi-
observación no fue combatida durante muchos si- crobiología, la bacteriología, la virología, la inmu-
glos e, incluso, se utilizaban productos para origi- nología y la biología molecular), demostrando que
nar la formación de pus en la herida. también hay seres vivos para los que el aire u oxí-
A finales del siglo 1 de nuestra era (con la medici- geno libre no es indispensable.
na romana de Cornelio Celso), ya existía una «far- En 1847, el hospital de Viena inició un programa
macoterapia» de origen animal, vegetal y mineral que comprendía el lavado de manos con agua ca-
con que Cornelio Celso recomienda en sus trata- liente, jabón y cepillo para las uñas, seguido de in-
dos una serie de alimentos (carne de ave, de cerdo mersión en agua dorada (solución de Dakin).
y de caza, jugo de puerro, piñones, miel, etc.) para A partir de los descubrimientos del fisiólogo
estimular la cicatrización. alemán Theodor Schwann y de Louis Pasteur, el
La miel cocida se usaba como astringente tópi- cirujano Joseph Lister (Edimburgo, 1865), pre-
co; la lana, como cicatrizante; la harina de trigo ocupado por el gran número de muertes que se
combinada con ruda o puerros y lentejas, para ha- producían en el hospital después de la cirugía,
cer caer las costras de las heridas; la mantequilla, implantó un método para la desinfección (en re-
como emoliente tópico; y el aceite se empleaba de ferencia explícita a la teoría de las «bacterias pre-
distintas formas terapéuticas. sentes en el aire»), que consistía en utilizar duran-
A partir de todos estos productos, nacieron las te el acto quirúrgico y de forma permanente una
cataplasmas y los emplastos (su definición actual especie de pulverizador con ácido carbólico (fe-
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico O
nol), así como empapar en todo el material de su- Factores que inciden en el proceso
tura e instrumental con este ácido, logrando en de cicatrización 11
cinco años red ucir la tasa de mortalidad del 45 al
12 %. Éste fue el verdadero origen de los antisép- Vasculopatía
t icos.
Ernst von Bergmann introduce la esterilización La disminución del diámetro de los vasos causa
mediante vapor (1886) y William S. Halsted es el hipoxia tisular. Ésta se relaciona con la producción
precursor en utilizar guantes de goma para efec- de colágeno y la presión parcial de oxígeno (p02),
tuar cualquier acto quirúrgico. dificultando el aporte de nutrientes y factores de
En 1886, Gustav Adolf Neuber establece una se- cicatrización. Ello va a provocar áreas de necrosis y
rie de normas para la manipulación aséptica de las sobreinfección bacteriana (Fig. 6-5).
heridas y la prevención escrupulosa de las infec-
ciones. Éstas siguen vigentes en la actualidad. Neuropatía
Llegado el siglo xx, con el descubrimiento de los
antibióticos (Alexander Fleming, microbiólogo; A causa de la pérdida de la percepción de los estí-
Londres, 1881-1955) y los avances en los métodos mulos dolorosos, de las presiones excesivas, de los
de esterilización, sobrevino un cambio sustancial cambios de temperatura y de la propiocepción del
en el t ratamiento de las heridas. pie, el paciente no va a ser capaz de reconocer el
Hasta principios de los años sesenta, el trata- aumento de presión en determinadas zonas del pie,
miento tópico para las úlceras consistía en aplicar lo que dificultará su curación. En algunos casos, hay
antisépticos y colorantes con el objetivo de que la que recurrir a la cirugía para reducir la presión.
úlcera estuviese libre de gérmenes, se secara y se
formara costra. Factores de inmunodeficiencia humoral
En 1962, George Winter, en Inglaterra, desarrolló
Se manifiesta con un descenso en la producción
un concepto que revolucionaría el manejo de las de anticuerpos frente a algunos microorganismos
heridas: el ambiente húmedo. En estudios realiza- (Staphylococcus aureus y Escherichia col¡) y ciertas
dos con cerdos, demostró que la cicatrización en alteraciones en el sistema del complemento (mo-
un ambiente húmedo era mucho mejor y más rá- léculas implicadas principalmente en la defensa
pida que en un ambiente seco. Para ello, colocó frente a infecciones). En los pacientes con diabetes
una película impermeable sobre una herida (oclu- mellitus de tipo 1, existe una alteración de la inmu-
sión y retención de vapor de agua), observando nidad celular que se manifiesta con una disminu-
que en el lecho de la úlcera existía un pH ácido y
una tensión de 0 2 baja, y todo ello aceleraba el
proceso de cicatrización. 12
A partir de este nuevo concepto, se desarrolla-
ron apósitos que mantenían la humedad en la he-
rida y evitaban su desecación.

TRATAMIENTO TÓPICO DE LAS ÚLCERAS


DEL PIE DIABÉTICO

La diabetes puede influir de manera importante


en la evolución de una úlcera en el pie, puesto que
hay una serie de principios, tanto de de índole lo-
cal como sistémica, que van a provocar un retraso Figura 6-5. Úlcera neuroisquémica en paciente de 34
en el proceso de cicatrización. años, con diabetes mellitus tipo 1.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

ción de la prod ucción de interleucina-2. Otras alte- cél ulas muertas, desintegración de la matriz extra-
raciones importantes que repercuten en la cicatri- cel ular y gérmenes contam inantes. Según el tipo
zación so n la disminución de la función g ran uloci- de úlcera, el exudado puede tener un efecto favo-
taria, con import antes defectos de la quimiotaxis y rable o adverso. Mientras que en una herida aguda
de la adherencia de los polimorfonucleares. 13 el exudado es rico en factores de crecimiento y fa-
cilita el incremento y migración de los fibroblastos,
Acción de algunas enzimas leucocitarias q ueratinocitos, etc., en las heridas crón ica, contie-
ne g ran ca ntidad de enzimas (colagenasa, prot ei-
La acción de algu nas enzimas leucocitarias, jun- nasas, elastasas, etc.) apt as para degradar el t ej ido
to con la isquemia, genera radicales libres de 0 2 conj untivo y los factores de crecim iento y destruir
que son tóxicos para el tejido de g ran ulación. Un el tejido de cicatrización. La presencia de exudado
exceso en la producción de fibrina también va a con olor fétido siemp re hará sospechar la existen-
retrasa r el proceso reparado r. cia de anaerobios.

Infección Angiogénesis

Se considera que una úlcera está infectada cuan- Se estimula con una tensión de 0 2 alta. La microan-
do el número de bact erias es > 105/ g de tejido.La giopatía y la neuropat ía reducen la tensión de 0 2•
infección en úlceras agudas que no han sido trata-
das previamente suele ser monomicrobiana a ex- Medio húmedo
pensas de cocos grampositivos. Las úlceras de evo-
lución crónica, igual q ue las infecciones profu ndas, Evita la deshidratación, mejora la síntesis de co-
suelen ser polimicrobianas, incluyendo anaerobios lágeno, la formación de tejido de granulación y la
y bacterias grampositivas y gramnegativas. autólisis del tejido necrótico.

Temperatura Elección del producto

El frío puede red ucir el flujo sa nguíneo por vaso- La elección del tratamiento loca l se realizará en
constricció n y producir hipoxia con disminución función de unos criterios de va loración (Fig. 6-6):
de la tensión de oxígeno subcutáneo, modifican-
do la propiedad bactericida de los leucocitos, mi- a) Tipo de úlcera.
nimizando el depósito de colágeno y la fuerza ten- b) Característ icas.
e) Grado de infección.
so ra del tej ido. El calor intenso puede favorecer la
infección y, combinado con el incremento de la Actua lmente, se dispone de una am plia gama
presión en el tejido, ag rava el proceso. de productos y útiles para el t rata miento tópico de
las úlceras cutáneas, con contenidos farmacológi-
Tabaquismo cos variados con el objetivo de eliminar el tejido
necrótico o esfacelado y acelerar el proceso cica-
La abso rción de nicotina activa las catecolami- trización.
nas, cuyo efecto inmediato es la vasoconstricción No todas las úlceras son iguales ni tampoco tie-
periférica, seguida de una disminución de la per- nen el mismo grado de infección. Unas precisan
fusión de hasta un 40 °/o. El monóxido de ca rbono sólo tratam iento tópico y otras requerirán asociar
(presente en el humo de cigarrillo} red uce el con- la prescripción de ant ibióticos sistémicos o cirug ía
tenido de 0 2 en la sangre. (v. Cap. 5) (Fig. 6-7).
Si en todas las úlceras se rea liza un cultivo en su-
Contenido y/ o cantidad del exudado perficie, se observará que tienen microorganis-
mos. Por ello, el d iagnóstico de si existe o no infec-
Est á compuesto de factores de crecimiento, cé- ción tiene que ser clín ico y no fundarlo, en exclusi-
lulas propias de la herida, tejido desvitalizado con va, en la presencia de bacterias en los cultivos.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico O
ÚLCERA CUTÁNEA

+
EXTR EMIDAD INFERIOR

PULSOS NO PULSOS SÍ

+
ISQUEMIA
- - - - - - - - - - - - - - - - -------
+
O ISQUEMIA --- -- -- -- -- -- -- -- - -- -- -- -- -- -- -- -- -- -
- ,- ,
1 1
1 1

ÚLCERA ARTERIAL
- Dolor intenso, qu~n - Paciente encamado o
ÚLCERA VENOSA
- ¿Tiene varices?
ULCERA NEUROPATICA
- Poca o nula sensibilidad.
''
MIXTA
decúbito empeora. poca deambulación o - ¿Edema? - Úlcera en zonas de presión
- Características de la incontinente. -Poco dolor. con hiperqueratósis.
úlcera: pequeña, borde - - - - - - - - - - Características ulcera: - características de ta úlcera:
irregular, con infección, grande, superfi cial, bordes definidos, con tejido de
esfacelos y/o necrosis. eritema perilesional. granulación, necrosis por
licuefacción periulceral.

Figura 6-6 . Algoritmo diagnóstico de las úlceras de la extremidad inferior.

La forma de presentación (apósito adhesivo o sin En su experi encia clínica con úlceras en el p ie
adhesivo, gel, gránulos, malla, etc.) es otro aspecto d e pacientes diabéticos, los autores utilizan po-
fundament al para obtener la máxima eficacia del cos apósitos, debido a que la mayoría de los pa -
producto. Para una úlcera en un espacio interdigi- ci entes t ratados presentan úlceras a nivel plant ar
tal, normalmente, no se usará la misma presenta- y, al ser una zona d e presión, no se recomienda
ción que para una úlcera maleolar o en la planta. su uso.

Úlcera contaminada
• Respuesta inmunitaria superior al número
de bacterias
• Sin interferencia proceso cicatrización
----- · Tratamiento local

• Signos de infección local leves

Úlcera colonizada
• Respuesta inmunitaria igual al nú mero
Tratamiento local antimicrobiano
de bacterias ----- · Antibióticos sistémicos
• Interferencia proceso cicatrización
• Signos de infección local

Úlcera infectada
• Respuesta inmunitaria inferior al número Tratamiento local
de bacterias (>105/g tejido)
• Proceso de cicatrización ausente
-----+- +
Antibióticos sistémicos
• Signos de infección local y/o sistémica

Figura 6-7. Grado de infección de las úlceras y tratamiento propuesto.


• SECCIÓN 11. Tratamiento

Los distintos tratamientos que se emplean se es- presión negativa sobre la superficie de la úlcera
cogen en función del grado de exudación: para promover la cicatrización en un medio hú-
medo y oclusivo, favoreciendo la eliminación de
• Úlceras con exudación moderada:
- Antisépticos (clorhexidína acuosa al 0,05 %, poví- líquidos (reducción del exudado), estimulando
dona (PVP-1), solución de polihexanída/betaína). el tejido de granulación (a ngiogénesis) y dismi-
- Apósitos con plata nanocristalina o carbón y nuyendo la colonización bacteriana 14 (Fig. 6-8 a,
plata. b, c y d).
Sorbact®: tira para drenaje (ad hesión e inactí- • Úlceras secas o muy poco exudativas y/o con te-
vación de las bacterias). jido de granulación:
• Úlceras muy exudativas: terapia de presión ne- Hidrogeles.
gativa, que consiste en un desbridamiento me- - Apósitos hídrocelulares (maléolos, pierna, dor-
cánico no invasivo y controlado que utiliza la so del píe).

Figura 6-8. Terapia de presión negativa. (a) Herida quirúrgica muy exudatíva. (b) Preparación del lecho de la heri-
da para la terapia de presión negativa. (c) Dispositivo portátíl de presión negatíva. (d) Úlcera anterior después del
tratamiento con terapia de presión negativa.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico •

A. Morral Fernández, M. Fabbi y J.Royo Serrando

El manejo de las úlceras en pacientes diabéticos si- en la evidencia y a las recomendaciones CONSORT
gue siendo uno de los mayores retos de la medicina (Conso/idated Standards of Reporting Trials}. Sólo
en todo el mundo. En los últimos años, se ha asistido unos pocos estudios son prospectivos y aleatoriza-
a un creciente desarrollo de nuevas tecnologías para dos. Los estudios contienen errores metodológicos
adelantar la curación de úlceras del pie diabético. Sin en el diseño. No existe consenso en los parámetros
embargo, el gran número de productos nuevos que óptimos de tratamiento, dosis, número de sesiones,
se han introducido en el mercado no está equipara- intervalo entre sesiones o en los criterios de inclu-
do al nivel de evidencia científica sobre su eficacia. sión de los pacientes. Es necesario seguir investigan-
En este apartado, se analizarán algunos produc- do para estandarizar protocolos de tratamiento.
tos de medicación avanzada y la evidencia científi-
ca disponible que se desprende de la revisión sis-
Conclusiones
temática de la literatura médica.
El tratamiento de las úlceras diabéticas median-
AGENTES FÍSICOS: ONDAS DE CHOQUE te ondas de choque es una modalidad terapéutica
innovadora con buenos resultados clínicos, segu-
A. Morral Fernández ra, no invasiva, fácil de aplicar, bien tolerada por
En los últimos años, se han acumulado evidencias los pacientes y con escasas complicaciones.
preclínicas en estudios con células y con animales so- Las ondas de choque tienen un futuro prometedor
bre los efectos de las ondas de choque en las úlceras y pueden ser una alternativa válida a los tratamien-
crónicas y en la reparación ósea de posible interés en tos conservadores y q uirúrgicos de las úlceras diabé-
pacientes con pie diabético. Las ondas de choque ac- ticas. Sin embargo, la evidencia científica actual es
tivan la angiogénesis, formando nuevos vasos san- débil. Es esencial continuar investigando y diseñar
guíneos;15 aumentan la producción de colágeno a ensayos clínicos controlados, aleatorizados y con un
partir de factores de crecimiento como el factor de número importante de pacientes que permitan de-
crecimiento transformante p1 (TGF-P 1} y el factor de mostrar la eficacia de las ondas de choque en el tra-
crecimiento insulínico de tipo 1 (IGF-1 };16 y liberan óxi- tamiento de las úlceras diabéticas (Fig. 6-9 a y b}.
do nítrico (eNOS} y el factor de crecimiento endotelial
vascular (VEGF}, mediadores muy importantes en la DESBRIDAMIENTO CON HIDROTERAPIA
regeneración tisular y vascular. Los estudios muestran (VERSAJET®)
la presencia de PCNA (antígeno nuclear de células en
proliferación) que indica proliferación celular.17 M. Fabbi
En otros trabajos, se ha podido probar una in-
En un ensayo comparativo,19 el desbridamiento
fluencia de las ondas de choque en la diferencia-
con hidroterapia resultó más rápido, pero no se
ción y migración de células madre. 18
apreciaron diferencias en la tasa de curación a las
12 semanas. En la práctica clínica, el desbrida-
Evidencia científica miento con hidroterapia puede ser útil para la pre-
Existen estudios clínicos que muestran resultados paración del lecho de la úlcera antes de un injerto
positivos en la regeneración cutánea mediante on- de piel para garantizar la consecución de bordes
das de choque en pacientes con úlceras diabéticas. más regulares y de un corte más homogéneo, aun-
No obstante, son estudios con poco rigor científico que no se dispone de ensayos clínicos con pacien-
si se someten a los criterios de la medicina basada tes sometidos a injerto de piel.
e SECCIÓN 11. Tratamiento

INJERTO LAMINAR
J. Royo Serrando

Se utiliza para cubrir una amplia zona de piel


afectada por una úlcera y acelerar el proceso de re-
paración. El injerto laminar se extirpa mediante un
dermátomo (instrumento quirúrgico para practi-
car cortes muy finos de piel de espesor mínimo y
constante) y se transfiere a la zona que se quiere
cubrir, sujetándola mediante puntos de sutura.
Dependiendo del grosor, los injertos pueden con-
tener epidermis o dermis. Estos últimos se utilizan
cuando la pérdida de tejido es mayor. Su finalidad
es acelerar la cicatrización y disminuir el riesgo de
infección (Fig. 6-1 O).
Las complicaciones que plantea esta técnica son
la muerte del tejido injertado (fracaso del injerto),
o la formación de un seroma o hematoma bajo el
injerto.

Figura 6-9 . Tratamiento de una úlcera diabética me-


diante un equipo de ondas de choque piezoeléctrico.
(a) Aplicación de 1.500 impulsos por sesión; el flujo de
densidad energética fue de 0,11 mJ/ mm2 • (b) La pa-
ciente recibió tres sesiones, una por semana. Se curó
completamente a las seis semanas. Figura 6 -10. Injerto laminar en el t alón.
CAPÍTULO 6. Tratamiento médico •

M. Fabbi y J. Viadé Julia

El objetivo principal del tratamiento del pie de ficativa de desoxipiridinolina y de fostatasa alcali-
Charcot en la fase aguda es la prevención de la na ósea en los pacientes tratados frente al grupo
deformidad y de la inestabilidad, factores que del placebo a las cuatro semanas, y a un progresi-
pueden incrementar el riesgo de amputación vo aumento de los marcadores de recambio óseo
(Fig. 6-11 ). En esta fase, la descarga total de la hasta los niveles iniciales en ambos grupos. En un
presión en el pie es fundamental. Un paciente ensayo aleatorizado abierto,21 el tratamiento con
con neuropatía de Charcot aguda tratado con 70 mg/semana de alendronato durante seis meses
descarga total tarda un tiempo medio de tres ha conseguido una reducción significativa de los
meses en pasar a la fase crónica y la valoración de índices de recambio óseo y un aumento de la den-
esta transición se puede llevar a cabo con la me- sidad ósea. Los autores especulan que la reduc-
dición de la temperatura en el pie, la radiografía ción del IGF-1 (visible sólo en el grupo tratado)
convencional y la tomografía por emisión de po- podría reducir el exceso de irrigación sanguínea al
sitrones (PET). Una vez alcanzada la fase crónica, hueso, favoreciendo la mineralización. Otra op-
si la deformidad resultante puede causar riesgo ción farmacológica en pacientes con insuficiencia
de ulceración, habrá que plantear su corrección renal que no pueden tomar bisfosfonatos es el
mediante la cirugía. empleo de calcitonina de salmón nasal (200 U/día)
El tratamiento médico en la fase aguda de la junto a calcio oral.22 En un estudio con 32 pacien-
neuropatía de Charcot puede desempeñar un pa- tes con neuropatía de Charcot, el tratamiento du-
pel adyuvante y acelerar el tiempo de transición a rante seis meses comportó una reducción signifi-
la fase crónica. En un ensayo aleatorizado contro- cativa de los índices reabsorción ósea y de la tem-
lado con 39 pacientes con Charcot agudo,2° se ob- peratura en el pie afectado.
servó que con la administración de 90 mg de pa- A día de hoy, ningún estudio clínico ha valorado
midronato i.v. en dosis única se lograba una reduc- los efectos del tratamiento médico junto a la des-
ción más rápida de la temperatura y del dolor en el carga total en la prevención de la deformidad y de
pie afectado que en el grupo al que se administró la inestabilidad. En conclusión, el tratamiento mé-
placebo. También se asistió a una reducción signi- dico en la neuropatía de Charcot puede ser utiliza-
do como adyuvante para acelerar la transición
desde la fase aguda hasta la crónica. En presencia
de fracturas, dolor importante o dificultad en el
proceso de osificación, se pueden utilizar bisfosfo-
natos o calcitonina nasal en combinación con la
descarga total. Todavía no se han publicado ensa-
yos clínicos con inhibidores del ligando del recep-
tor activador del factor nuclear KB o RANKL (deno-
sumab) ni con teriparatida (paratohormona re-
combinante).
Las nuevas moléculas desarrolladas en los últi-
mos años (citocinas inflamatorias, factores de es-
timulación osteoclástica) ofrecen nuevos trata-
Figura 6-11. Pie de Charcot en fase aguda. mientos potenciales como el empleo de inhibi-
e SECCIÓN 11. Tratamiento

dores del RANKL (denosumab) - ya en fase avan- dimethylarginine and endogenous inhibitor of nitric
zada de desarrollo y estudiados en pacientes con oxide synthase. Eur Heart J 2006;27(10):1159-65.
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Cap. 7).
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• Cirugía, en función del grado de deformidad o 1O. Umpierrez GE, Smiley D, Jacobs S, Peng L, Temponi A
úlcera (v. Cap. 8). , Mulligan P, et al. Randomized study of basal-bolus in-
• Tratamiento farmacológico (descrito anterior- sulin therapy in the inpatient management of patients
mente). with type 2 diabetes undergoing general surgery
(RABBIT 2 surgery). Diabetes Ca re 2011; 34(2):256-61.
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CAPÍTULO 6. Tratamiento médico •

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M. Lladó Vidal, T. Huguet Vidal , A. Palma Bravo y J. Viadé Julia

Numerosos estudios retrospectivos y prospecti- tructural. De esta forma, es posible predecir el


vos demuestran que las alteraciones estructurales comportamiento biomecánico del pie y prevenir
del pie junto a una elevada presión plantar son los la aparición de úlceras plantares.4
factores principales que influyen en la formación La descarga en el tratamiento del pie diabético
de úlceras plantares en pacientes diabéticos. 1• 2 - sobre todo, en el paciente neuropático- es un
Es difícil de cuantificar a partir de qué presión se aspecto trascendental tanto para la curación como
puede producir una úlcera neuropática. Existen di- para evitar la recidiva en los meses posteriores. 5 El
ferentes factores como el peso del paciente, el cal- objetivo es eliminar la presión generada por la ca r-
zado y la biomecánica del pie que dificultan el re- ga al caminar sobre un área anatómica del pie en
gistro de un valor cuantitativo de presión a partir donde existen una o varias úlceras, dejándolas en
del cual se puede producir una lesión en un pa- suspens1 .on.
'

ciente diabético con ausencia de sensibilidades. Existen diferentes materiales que, solos o com-
En un estudio reciente, se cuant ifica en 200 kPa la binados, pueden ser utilizados para descargar las
presión mínima necesaria para provocar una úlce- úlceras en el pie diabético.6 Conocer las caracte-
ra,3 pero es necesaria una mayor evidencia para rísticas de cada material, la metodología de ap li-
poder establecer esta cifra como objetivo de des- cación y el comportamiento del pie en estática y
carga de úlceras. Por ello, se relaciona una zona de dinámica será esencia l para obtener la máxima
sobrecarga plantar con un tipo de alteración es- eficacia.

M. Lladó Vidal, T. Huguet Vidal, A. Palma Bravo y J. Viadé Julia

FIELTRO ADHESIVO Su indicación principal es mantener la úlcera libre


de presión, conseguir un aumento de la superficie
Se trata de un tejido formado por la conglomera- de apoyo perilesional y disminuir las fuerzas rota-
ción de fibras de lana mediante vapor y presión, que cio nales y de cizallamiento, desde el momento del
tienen la propiedad de adherirse entre sí hasta for- diagnóstico hasta la fase de epitelización7 (Fig. 7-2).
mar un tejido compacto. En una de sus caras, se aña- El fieltro adhesivo es altamente eficaz si se aplica
de una lámina adhesiva para su fijación en el pie. correctamente, en general, no causa lesiones se-
Es un tipo de tratamiento provisional del que se cundarias - factor que facilita el cumplimiento del
puede disponer en varios grosores. Los más utili- paciente- y es económico.
zados para la descarga de úlceras plantares oscilan El grosor necesario del fieltro para garantizar una
entre 8 y 1 Omm (Fig. 7-1). buena descarga depende de cada caso. Normal-
• SECCIÓN 11. Tratamiento

controlar y cambiar cada 48-72 horas en condicio-


nes normales y nunca superarse los 7 días. Si la úlce-
ra es muy exudativa, el cambio debe producirse con
más frecuencia, ya que éste también es un factor
que ayuda a que el fieltro pierda eficacia.ª

Observaciones

Las descargas que siguen el contorno de una úl-


Figura 7-1. Fieltros adhesivos de diferentes grosores.
cera deberán tener una abertura anterior o lateral.
Nunca serán circulares, para evitar el edema de
mente, se aplica un mínimo de 8-1 O mm, llegándo- ventanaª (Fig. 7-3).
se en algunos casos a los 15-20 mm. Una vez aplica- A través de esta abertura, se aplicará el trata-
da la descarga, con el paciente en bipedestación, se miento tópico. Las gasas deberán tener el mismo
comprobará si la zona que se va a descargar ha que- tamaño que la abertura y no superar el grosor del
dado totalmente en suspensión. El fieltro adhesivo fieltro, ya que se reduciría su efecto.
es un material que va perdiendo grosor - y, por lo Para minimizar el desplazamiento al caminar, se
tanto, eficacia- debido a la presión ejercida duran- puede fijar la descarga mediante tiras adhesivas
te la deambulación. El peso del paciente, la localiza- colocadas en la parte posterior.
ción, la superficie de la úlcera y el tipo de apoyo son Se deberá utilizar un calzado con capacidad suficien-
algunas de las causas. Por ello, la descarga se debe te para albergar el vendaje y que no comprima el pie.

Figura 7-2. Descarga con doble fieltro (10 mm + 6 mm Figura 7-3. Descarga de una úlcera en la cabeza del
longitudinal} para la elevación del metatarsiano. quinto metatarsiano.
CAPÍTULO 7. Alternativas para la desca rga de la úlcera •

Si la evolución de una úlcera no es favorable, Úlcera del primer metatarsiano


hay qu e reconsiderar la presencia de osteomielitis
o isq uemia. Se asocia a:

• Primer rad io en flexión plantar semiflexible, pre-


Utilidad en la práctica clínica sencia de hiperplasia de la piel en el borde me-
dial del primer radio.
La loca lización anatómica de la úlcera plantar en • Primer radio en flexión plantar rígido (ha/lux en
el pie diabético se puede asocia r a distintos tipos garra y garra digital). 10
de deformidad, que pueden provocar un aumento • Antepié valgo rígido o flexible (con presencia de
de la pres ión plantar en la zona e influir en la apari- inestabilidad en fase de apoyo m ed io).
ción o mala evolución de una úlcera.
El diseño de la desca rga debe ser siempre perso-
nalizado y estar sujeto a modificaciones relativas Úlcera del segundo y/o tercer metatarsianos
al mecanismo de producción de la ca rga en la
zona de la úlcera hasta la cicatrización completa o Se asocia a:
casi completa de ésta (Fig. 7- 4).
A conti nuación, y a modo de ejemplo, se mues- • Retropié varo compensado o parcialmente com-
tran distintas localizaciones de úlceras plantares en pensado; se asocia frecuentemente a la presen-
el pié diabético y las diferentes alteraciones estruc- cia de garra en el quinto dedo.
turales que, con más frecuencia, se asocian a la apari- • Antepié varo no compensado o rígido; se asocia
ción de lesiones plantares. El objetivo es orientar al a ha/lux fimitus/rigidus o a ha/lux adductus val-
clínico en el diagnóstico de la deformidad y aplica r el gus.
tipo de descarga lo más efectiva posible. Hay que te- • Antepié valgo flexibl e con presencia de inestabi-
ner en cuenta que, en la mayoría de los casos, se pro- lidad en fase de propulsión.
ducen múltiples combinaciones de deformidades
con la presencia, en muchas ocasiones, de amputa- • Primer radio en flexión plantar flexible asociado
ciones, fracturas o procedimientos quirúrgicos pre- a un retropié varo compensado (exostos is do r-
vios. Estos hallazgos complican el diagnóstico bio- so medial).
mecánico9y, en estos casos, será necesario aplicar un • Primer radio en dorsiflexión rígida (metatarsus
tipo de descarga totalmente distinta al expuesto. primus e/evatus).
• Segundo o tercer m etat arsiano largo.
• Primer metatarsiano acortado.
• Pie eq uino global.

Úlcera de la cuarta y/o quinta cabezas


metatarsianas

Se asocia a:

• Retropié varo no compensado. 11


• Primer radio en flexión plantar rígido y quinto
radio flexible (sobrecarga del cuarto metatarsia-
no), juanete de sastre.
Figura 7-4. Descarga de pie completo para una úlcera • Primer radio en flexión plantar rígido y quinto ra-
plantar en un pie de Charcot. dio rígido (sobrecarga del quinto met at arsiano).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

• Antepié valgo rígido no compensado (sobrecar-


ga del quinto metatarsiano).
• Equino de columna lateral; frecuentemente, aso-
ciado a metatarsus adductus.
• •
_/,
Úlcera plantar en la articulación interfalángica
proximal y/o lateral de la falange del primer dedo

Se asocia a:

• Antepié valgo no compensado y parcialmente


compensado.
• Antepié varo (debido a que las fuerzas aducto-
ras del ha/lux hacen que la fase final del despe-
gue del pie se realice sobre la cara medial de la
falange proximal).
• Primer radio en dorsiflexión rígida. 12

Úlcera del quinto metatarsiano


• •
Se asocia a:

• Quinto metatarsiano en flexión plantar rígida.


• Antepié varo no compensado.
• Presencia de juanete de sastre en casos de retro-
-
pié varo parcialmente compensado o grandes
retropiés varos compensados como consecuen-
cia de una gran sobrecarga lateral. 13

Úlcera dorsal del quinto dedo

El factor desencadenante de la úlcera lo consti-


tuye el roce del calzado, pero hay que de identifi-

car cuáles son las alteraciones estructurales que
con más frecuencia se asocian a la deformidad en
garra de dicho dedo:

• Antepié valgo rígido (asociado a pie cavo).


• Retropié varo.
• Antepié varo no compensado.
• Equino de columna lateral compensado (garra Figura 7-5 . Algunos ejemplos de descargas. (a) Retro-
del cuarto y quinto dedos secundaria). pié varo compensado; retropié varo parcialmente com-
pensado; primer metatarsiano en flexión plantar flexi-
Si las articulaciones subtalar y mediotarsiana se ble. (b) Retropié varo no compensado; antepié varo no
mantienen pronadas durante la propulsión, los compensado. (c) Primer metatarsiano en flexión plan-
flexores de los dedos se desplazan medialmente tar semiflexible; primer metatarsiano alargado. (d) Pri-
mer metatarsiano en flexión plantar rígido; antepié
predisponiendo al desarrollo del quinto dedo en
valgo rígido. (e) Primer metatarsiano acortado. (f) Ha-
garra. /lux rigidus; primer radio en dorsiflexión rígida. (g) Se-
En la figura 7-5, pueden observarse algunos gundo metatarsiano alargado; primer metatarsiano
ejemplos sobre la aplicación de descargas. acortado. (h) Pie cavo anterior de columna lateral.
CAPÍTULO 7. Alternativas para la descarga de la úlcera •

VENDAS DE YESO O DE FIBRA DE VIDRIO

Su finalidad es conseguir la inmovilización y la


descarga de la lesión. En comparación con las de
yeso, las vendas de resina necesitan un menor
tiempo de fraguado, son más ligeras y pueden
mojarse sin perder rigidez.

Venda de yeso

Compuestas de una venda de gasa endurecida


por un almidón e impregnada con sulfato de cal-
cio semihidratado, que, al añadir agua, cristaliza Figura 7-6. Plastic cast cerrado para la contención del
píe de Charcot agudo.
fraguando y desprendiendo calor. Se acelera el fra-
guado utilizando agua tibia o caliente, pero no es
muy recomendable, ya que el yeso hay que mol- Con este tipo de férula, se consigue la descarga
dearlo con detenimiento. Sus medidas van de los 5 total de la úlcera, así como la reducción del núme-
a los 20 cm de ancho. ro de estancias hospitalarias.
No interfiere en el proceso de cura, ya que la
férula se puede retirar y volverse a aplicar sin ne-
Venda de fibra de vidrio cesidad de cambiar el fieltro; permite deambular
al paciente con un alto nivel de descarga. Su prin-
Están fabricadas con una malla de fibra de vidrio
impregnada con resina de poliuretano, que se ac-
tiva en contacto con el agua. Su aplicación es fácil
y proporciona una inmovilización duradera, ligera
y cómoda. En el mercado, pueden encontrarse con
anchos diferentes. (5, 7,5, 1O y 12,5 cm). Para la
confección de estas férulas, se utilizan vendas de
1Oo 12,5 cm de ancho.
Están indicadas para la descarga de úlceras neu-
ropáticas y neuroisquémicas, y en el pie de Char-
cot con o sin úlcera y desde la fase aguda hasta la
de consolidación (Fig. 7-6).

FÉRULA DE DESCARGA EXTRAÍBLE:


PLASTIC CAST

Es un tipo de férula personalizada para cuya


confección se utiliza una combinación de fieltros
adhesivos con venda de resina de fibra de vidrio.
Su aplicación está indicada a corto o a medio pla-
zo, cuando existe una úlcera de gran tamaño con
desequilibrio biomecánico importante y la descar- Figura 7-7. Plastic cast extraíble para una úlcera en la
ga mediante fieltros es insuficiente (Fig. 7-7). diáfisis del quinto radio.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

cipal inconveniente es que, al ser extraíble, pue- cortar la venda cuando aún esté blanda; si es
de existir un incumplimiento terapéutico. Para su con sierra, se debe esperar a que se seque com-
realización, es necesaria una curva de aprendiza- pletamente (5-8 minutos aproximadamente).
je previa. 14 Antes de que la botina fragüe completamente,
se colocará al paciente en bipedestación para
Metodología aumentar la superficie de apoyo de la férula
con la ayuda de su peso.
Los pasos necesarios para la confección de esta i) Una vez practicada la abertura, retirar la botina, ex-
férula son los siguientes: traer el film transparente, reparar el vendaje prima-
rio y, con fieltro adhesivo de 4 mm, proteger los la-
a) Recortar la descarga de fieltro adhesivo de la úl- terales y la zona posterior que contacta con la pier-
cera con el grosor suficiente para que la úlcera na y adherir el fieltro de descarga a la botina. 11
no contacte con el suelo. Esta descarga se cor- j) La botina ya estará lista para su uso. Se colocará
tará al revés (el adhesivo servirá para pegar a la bien ajustada al pie, fijándola con una venda
férula y no al pie). adhesiva y un calzado del tipo posquirúrgico de
b) Una vez cortado el fieltro, se procede a marcar perfil plano (Tovipie·) con suela prolongada.
la úlcera con un antiséptico (empapar 3-4 gasas k) Será necesario revisar la férula cada 8-1 O días
del diámetro de la úlcera con povidona yodada) para comprobar que no existen puntos de roce
para que indique el lugar de la úlcera un vez he- y que el fieltro no ha perdido grosor.
cho el vendaje. Para ello, cada vez que se dé
una vuelta con la guata sintética o la venda de
crepé, se realizará una pequeña presión con los Pie de Charcot
dedos, de modo que el antiséptico traspase y
sirva de marcador. Debido a la gran desestructuración ósea que con-
e) Aplicar guata sintética desde la raíz del pie has- lleva el pie de Charcot agudo, se utiliza la férula con
ta unos 15 cm por encima de los maléolos. Se vendas de resina o plastic cast cerrada, para contener
finaliza el vendaje con venda de crepé. la deformidad y evitar su evolución, o con abertura si
d) Fijar encima del vendaje con tiras adhesivas la existe úlcera, para realizar la cura y controlar su evolu-
descarga cortada, ajustando la descarga a la ción. Se recomienda su reemplazo cada 2-3 semanas
zona marcada. en función de cada paciente y hasta conseguir el cie-
e) Cubrir todo con unas capas de film transparen- rre de la úlcera o la normalización de la fase aguda.
te, para evitar que la venda de fibra de vidrio se
adhiera.
f) Sumergir la venda en agua (20-25 ºC) oprimién- SILICONAS
dola para que el agua penetre completamente
y aplicar de forma de espiral, reforzando en es- Compuestas por un polímero perteneciente al
pecial el talón y la parte superior de los maléo- grupo de los elastómeros que, por sus caracterís-
los para evitar roturas. ticas de elasticidad y resistencia, son utilizadas en
g) Mantener del tobillo a 90º y esperar a que co- el campo ortopédico y ortoprotésico. La silicona
mience a fraguar (2-4 minutos aproximada- que se emplea para el pie es de tipo bicompo-
mente). nente, es decir, que se activa por la adición de un
h) Realizar una abertura dorsal, de entre 12 y catalizador, lo que da lugar a una reacción de po-
15 cm, para poder extraer la férula y proceder a licondensación en frío. Existen diferentes tipos de
la cura de la úlcera. Ésta se puede realizar con silicona: blandas, semiduras y duras; en función
una sierra de sacar yesos o tijeras consistentes de los objetivos terapéuticos, se aplicarán unas u
si no se dispone de sierra. Si la extracción se va otras. Los autores usan siliconas de consistencia
a realizar mediante tijeras, se debe comenzar a blanda.
CAPÍTULO 7. Alternativas para la descarga de la úlcera •

un segmento desviado en posición correcta. Asi-


mismo, se emplea rá para redistri buir fuerzas, aliviar
presiones excesivas sobre cierta área y/ o aligerar un
exceso de carga que impida el contro l en casos de
disfunción. No hay que aplicar soportes plantares
en pacientes con úlcera; se debe esperar a q ue la úl-
cera este cicatrizada. Siempre se debe diseñar y
confeccionar después de una exploración biomecá-
nica completa y un diag nóstico correcto. 15
Los objetivos del soporte plantar son (Fig. 7-9):

Figura 7-8 . Ortesis de silicona para evitar la ulceración • Redistribuir las presiones de forma uniforme,
en la articulación interfalángica del primer dedo.
aumentando la superficie de apoyo y disipando
la presión sobre la úlcera.
Indicaciones • Compensar las alteraciones biomecánicas.
• Contener la deformidad evita ndo nuevos pun-
Las siliconas están indicadas en deformaciones digi- tos de presión.
tales como los dedos en garra y en martillo, el ha/lux
valgus, las clinodactilias, y en las zonas susceptibles de
ulceración como las articulaciones interfalángicas o el
pulpejo. También son de utilidad en amputaciones o
agenesia para ocupar el espacio del miembro que fal-
ta y evitar roces o desviación de los dedos contiguos.ª

Metodología

Para su utilización, en primer lugar, se deberá


elegi r la consistencia de la silicona. Se empleará la
cantidad suficiente de silicona y catalizador, mez-
clando hasta consegui r una textura homogénea. A
continuación, se aplicará la sil icona en la zona que
se vaya a tratar y, por último, se cubrirá co n film
transparente, para que el paciente pueda deam-
bular y se adapte correctamente (Fig. 7-8).

SOPORTES PLANTARES

Según la lnternational Organization for Standar-


dization (ISO), una ortesis es un apoyo u otro dis-
positivo externo aplicado al cuerpo para modificar
los aspectos funcionales o estructurales del siste-
ma neuromusculoesquelético.
El soporte plantar será de utilidad para prevenir
un movimiento indeseado, as istir a un movimiento Figura 7-9. Confección de un soporte plantar para la
deficiente, resistir una deformidad o pa ra mantener descarga de una úlcera en el quinto radio.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Los autores utilizan para su confección materiales


como el etilenvinilacetato (EVA) de diferentes den-
sidades y polietileno reticulado de 1O mm. Como
revestimiento de soporte plantar, emplean el poliu-
retano microcelular poroso de 3 a 5 mm. Para ga-
rantizar una descarga eficaz, el soporte deberá te-
ner un grosor suficiente, así como ser adaptado en
un ca lzado con capacidad y anchura suficientes. 15

PRÓTESIS DE ANTEPIÉ

El principal objetivo de las prótesis de antepié


es sustituir la parte amputada, cumpl iendo las
mismas funciones que la parte carente. Las zo-
nas anatómicas con ausencia de tejido y los mu-
ñones son localizaciones de alto riesgo de fric-
ciones y lesiones, por lo que son deseables tam-
bién materiales li sos con bajo coeficiente de fric-
ción (Fig. 7-10).

Figura 7-11. Bota prefabricada de contención para el


pie de Charcot.

CONCLUSIONES
Los tratamientos deben ser personalizados ya se
utilicen fieltros adhesivos, plastic cast, soportes
plantares u ortesis de silicona, puesto que su efica-
cia es mucho mayor.
No existe el tipo de descarga ideal, ya que en
Figura 7-10. Elaboración de prótesis para amputación
cada situación hay que escoger la más adecuada.
del antepié.
Los soportes plantares se deben revisar periódica-
mente, puesto que los puntos de apoyo pueden
FÉRULAS PREFABRICADAS ser cambiantes.
En ocasiones, hay que realizar algunas correc-
Se utilizan para evitar el movimiento de una arti- ciones en el calzado para mejorar su estabilidad
cu lación o para mantener en su lugar alguna parte (ampl iar base del talón por la parte externa, modi-
del cuerpo. Los autores sólo usan las férulas prefa- ficar el balancín, etc.) (Fig. 7-12).
bricadas en casos muy concretos, para la conten- A tenor de la experiencia de los autores, el mé-
ción de la deformidad del pie de Charcot, dado todo de elección para el paciente con úlcera neu-
que prefieren su confección a medida con venda ropática importante o para prevenir la deformidad
de fibra de vidrio, por ser más exactas y mas eco- y reducir el edema en el pie de Charcot en fase
nómicas (Fig. 7-11 ). aguda es el plastic cast.
CAPÍTULO 7. Alternativas para la descarga de la úlcera •

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J. Royo Serrando, F. Girvent Montllor y J. Viadé Julia

INTRODUCCIÓN nistas del entorno del pie los que van a colonizar
este tejido.
Existen tres mecanismos que determinan la pre- La colonización va a provocar una progresión
sentación de la úlcera en una determinada área de del daño tisular tanto en superficie como en pro-
la piel del pie: la neuropatía, la isquemia y la hiper- fundidad con riesgo de generar un proceso sépti-
presión. co generalizado. 1
Las dos primeras condicionan el grado de riesgo Localmente, suele comenzar como una infec-
de que la úlcera se produzca y la tercera, la hiper- ción menor, llegando hasta el tejido subcutáneo o
presión, la va a situar anatómicamente. la bolsa serosa situada entre la piel y el hueso.
Las áreas de hiperpresión, producidas por ano- El enfoque terapéutico de la úlcera diabética en
malías anatómicas congénitas o adquiridas del pie el pie tendrá que ir enfocado a intentar controlar
o por compresiones generadas por el calzado in- los dos factores determinantes - isquemia e hi-
adecuado, van a producir un agravamiento de la perpresión- y el factor agravante, que es la infec-
isquemia local en el área de p resión, que no va a ción. La hipoestesia o la anestesia en el diabético
ser detectada por el paciente por la hipoestesia o no es controlable; en la pérdida de sensibilidad de
anestesia asociada; esta situación, va a generar un otra etiología, como, por ejemplo, la sección del
área de tejido necrótico por decúbito. La altera- ciático poplíteo interno, la reparación del nervio y
ción de la sensibilidad impide que el paciente de- la recuperación de la sensibilidad curaran la úlce-
tecte la lesión y evite la presión que le está lesio- ra, pues, al tener dolor, el paciente evitará la pre-
nando la piel del pie. sión sobre la zona afectada.
La hipoestesia o anestesia es una condición im- La anamnesis y la exploración física del paciente
prescindible para que se produzca la lesión. La en- y de sus pies permitirán determinar el grado de le-
fermedad denervante del pie (sección de un tron- sión neurológica, la presencia o no de isquemia en
co nervioso, lesión medular, neuropatía alcohólica, el pie y si la úlcera está infectada o no, así como las
neuropatía diabética, lúes, enfermedad de Char- indi caciones y contraindicaciones del tratamiento
cot, lepra, etc.) va a producir lesiones parecidas quirúrgico.
por pérdida de la sensibilidad del pie. El objetivo de la cirugía es intentar solucionar el
La isquemia es un elemento facilitador de la le- problema isquémico - mediante by-pass, angioplas-
sión (aunque ésta se puede producir en ausencia tia transluminal percutánea (ATP)-, desbridar las ca-
de trastornos vasculares) para que se instaure la vidades sépticas y restituir la estabilidad del pie me-
escara de forma más o menos fácil y rápida, de diante desbridamientos, osteotomías, resecciones
acuerdo con el grado de lesión vascular. óseas e, incluso, en algunos casos, amputaciones.
Esta lesión en superficie tiene una disposición
en profundidad que sigue las líneas de presión
hasta el elemento óseo que soporta la sobrecarga. TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
Una vez establecida un área más o menos extensa
de tejido necrótico, van a ser los microbios oportu- Véase la figura 8-1.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

PULSOS

0 ...... PRESENTES --
'1:'" ... ....___ _ __... --.. '1 NO ' '-..

~,
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N-FE_C_C_
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~---------- : 1
ESTUDIO ANGIOGRÁFICO
* Drenaje de abscesos f ; 1
1
•c.:::.:}--------->I I'(-•• ___ ,// ----'----
Cultivo + diagnóstico
por imagen , --- ---
CURACIÓN
t
---- ......_... 1 , '~P---------- - - ... 1
*
ATP, by-pass
1
1
-.,.t ....._......_
Secuestrectomía

i
l
1
l
.•' ........,
,,/
--........ ,, ,,.....__ _ - - -....-- - - -
1

1 "'.,. ,, ............ _ 1
--------'-----------------. 'il
-~-- .............
--
CIRUGÍA DE MÍNIMA INCISIÓN: CIRUGÍA CONVENCIONAL:
1
~-J
Osteotomía: Resección y/o leerado: 1
1
• Oblicua de cabeza y cuello • Artritis séptica: 1
~
de metatarsianos. - lnterfalángica.
• Base del primer metatarsiano. - Metatarsofalángica. Am utación: supracondílea,
• Base de la falange proximal Pie de Charcot: infracondílea. de Syme,
del primer dedo. • Artrodesis. de los dedos.
• Ha/lux valgus, ha/lux rigidus. • Resecciones óseas.
• Dedos clinodactilias, garra.
• Exostosis.

* En el pie neuroisquémico, su viabilidad dependerá de la gravedad de la infección.


ATP: angioplastia t ransluminal percutánea

Figura 8-1 . Técnicas quirúrgicas en el pie diabético (tratam iento y prevención).

Drenajes nen todos los líquidos allí contenidos. Con una cu-
charilla, se eliminarán, si existen, los secuestros
Ante la existencia de un absceso plantar, será necesa- óseos. A continuación, se realizará un lavado ex-
rio realizar un desbridamiento amplio para facilitar la haustivo con H20 2, y un aclarado con solución de
evacuación del material purulento y de los restos óseos. polihexanida o suero fisiológico. Mediante unas
Antes de practicar el desbridamiento, y administrar pinzas mosquito, se insertará un drenaje de tipo
antibióticos, se realizará un cultivo con la máxima Penrose (de látex de 1/4"-1/2" o de silicona de 9 mm)
asepsia posible y en la zona más profunda de la lesión. que comunicará de forma permanente la cavidad
Para realizar el drenaje, en primer lugar, se efec- séptica con el exterior, facilitando la evacuación de
tuará la limpieza de la zona con antiséptico y se líquidos. Este drenaje se mantendrá durante 48/72
administrará anestésico local (si el paciente lo re- horas (Fig. 8-3).
quiere, puesto que en la mayoría de estos pacien-
tes la sensibilidad está ausente).
Si existe úlcera, se introducirá unas pinzas mos- Osteoartritis séptica
quito curvas y, sin forzar, se irá siguiendo el trayecto
hasta la parte más profunda de la úlcera, intentan- Ocurre con mayor frecuencia a nivel de las cabe-
do llegar a la parte contraria (Fig. 8-2), en donde se zas de los metatarsianos y de las articulaciones in-
practicará con el bisturí una incisión para que dre- terfalángicas.
CAPÍTULO 8. Tratamiento quirú rgico del pie diabético •

Figura 8-2. Absceso. Figura 8-3 . Drenaje de un absceso.

Mecanismo de producción Es característico en el paciente diabético de 40-


50 años o con actividad laboral o física importan-
Si una úlcera superficial progresa, llega a alcan- te, grave neuropatía y pulsos distales conservados.
zar la bolsa serosa situada en la región plantar de
la articulación metatarsofalángica, provocando
una bursitis séptica prearticular o preósea, que Clínica
puede drenarse fácilmente a la articulación subya-
cente, o alcanzar el hueso. Clínicamente, se caracteriza por una úlcera plan-
La articulación más frecuentemente afectada es la tar profunda en un área de presión que evoluciona
metatarsofalángica, estableciéndose, así, una artritis de forma crónica, con supuración persistente y, con
séptica de difícil solución, ya que las cavidades sépti- frecuencia, con fases de aparente resolución por
cas de la bolsa prearticular y la articulación ofrecen drenaje espontáneo y que presentan crisis posterio-
un aspecto de reloj de arena que dificulta el drenaje res de agudización más o menos intensas del proce-
eficaz, por lo que presenta una evolución tórpida, so séptico, con flogosis y edema local o regional de
debido al drenaje alternativo bidireccional de las la región plantar y dorsal del pie, pudiéndose algu-
dos cavidades, una encima de la otra y directamente nas veces extender a la pierna, provocando adenitis
conectadas con el exterior {Fig. 8-4 a, b, c y d). regional, fiebre y malestar general con descompen-
Esta situación lleva a la osteítis de los extremos sación metabólica en los pacientes diabéticos. 1
articulares, configurando, así, el proceso anatomo- Esta situación va a requerir un tratamiento local
patológico que se conoce como una osteoartritis mediante la aplicación de un drenaje de tipo Pen-
séptica fistulizada, que evoluciona a la formación rose. De forma simultánea, se administrarán anti-
de secuestros óseos y cartilaginosos que contribu- bióticos por vía general y en dosis altas para con-
yen a la cronicidad del proceso. trolar el proceso.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 8-4. Úlcera en el tercer metatarsiano. Prueba de contacto óseo positiva. (a) Estado prequirúrgico. (b} Ra-
diografía: osteomielitis de la cabeza del tercer metatarsiano. (c) Resección de la cabeza del tercer metatarsiano.
(d) Cuatro semanas después de la osteotomía del tercer metatarsiano.

Técnica quirúrgica secuestrados y a aquellos que generen una zona


de hiperpresión.
El tratamiento antibiótico ha de ser específico para Se efectuará un legrado exhaustivo y una lim-
el microbio identificado, con dosis terapéutica previa pieza escrupulosa de todas las cavidades, procu-
y posterior al acto quirúrgico, para evitar su disemi- rando eliminar los esfacelos y los tejidos necróti-
nación séptica durante la manipulación quirúrgica. cos residuales.
La intervención de pacientes más neuropáticos Será necesario dejar un drenaje de tipo Penrose.
se podrá realizar con anestesia local y aquellos que Muchas veces, esta resección de los extremos óseos
tengan aún una sensibilidad moderada o conser- -especialmente, de los metatarsianos- resuelven el
vada pueden requerir bloqueo anestésico a nivel problema, pero, en otros casos, será necesario realizar
del tobillo. osteotomías en un segundo tiempo para corregirlo.
La hemostasia preventiva no es estrictamente Se realiza la primera cura a las 48 horas de la in-
necesaria en ningún caso, aunque, si el estado vas- tervención, efectuando la retirada del drenaje, la
cular es lo suficientemente bueno, se puede usar limpieza con suero fisiológico y la aplicación de
la hemostasia preventiva. Realizamos la cirugía, antiséptico y apósito estéril. Posteriormente, se
con la extremidad elevada a 45º. irán espaciando las curas según la evolución.
Se deberá evitar este tipo de cirugía en los pies Será necesario mantener el antibiótico hasta
isquémicos. que desaparezcan los signos clínicos locales y los
Se realiza desbridamiento de las cavidades sép- parámetros biológicos de infección se hayan nor-
ticas por vía dorsal, comunicando de forma amplia malizado (velocidad de sedimentación globular y
las dos cavidades entre sí y con el exterior, tanto proteína C reactiva).
dorsal como plantarmente, y procurando evitar Estos pacientes no suelen requerir mucha tera-
que queden fondos de saco o tabiques que pue- pia analgésica postoperatoria; no obstante, la pau-
dan servir de reservorio. ta de 1 g de paracetamol cada 8 horas suele ser
Durante el desbridamiento, y como gesto fun- más que suficiente en las primeras 24 horas.
damental, será necesario resecar los fragmentos Una vez resuelto el problema agudo, no hay que
óseos y cartilaginosos de los extremos articulares olvidar los cuidados del pie neuropático. Se reali-
afectados por la infección y desvitalizados, pres- zará de nuevo un estudio dinámico de las presio-
tando especial atención a los fragmentos óseos nes para evaluar la nueva situación y, así, confec-
CAPÍTULO 8. Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

cionar el soporte plantar más adecuado, sin olvi- afectado, legrado de las cavidades sépticas y
dar el t ipo de calzado. drenaje. La pauta antibiótica y analgésica tam-
En la artritis séptica interfalángica, se realiza la bién es igual que en la artritis séptica de los me-
misma técnica, con anestesia troncular del dedo tatarsianos.

J. Royo Serrando, F. Girvent Montllor y J. Viadé Julia

En las zonas con hiperpresión (cabezas de los Los autores, en pacientes sin osteomielitis, prefe-
metatarsianos o articulaciones interfalángicas} o rimos la cirugía por la cirugía de mínima incisión, en
con úlceras sin osteomielitis y en que, con los me- que, al ser menos traumática, se reducen las com-
canismos de descarga habituales (fieltros, sopor- plicaciones, el riesgo de infección, el t iempo de in-
tes plantares, ortesis de silicona, etc.} no se consi- movilización y los costos. Es muy importante saber
gue corregir la sobrecarga, existe un alto riesgo de escoger la técnica más eficaz en cada situación.2
ulceración e infección del hueso. El objetivo de la A continuación, se proporcionan las directrices
cirugía en el pie neuropático es compensar las al- para la elección de la técnica quirúrgica según la
teraciones morfológicas, conseguir la estabiliza- entidad patológica de que se trate.3
ción del pie para facilitar la marcha y prevenir la
deformidad. A nivel del antepié, es frecuente ob-
servar desequilibrios metatarsianos, que compor- HIPERPRESIÓN CON O SIN ÚLCERA
tan la formación de un área de hiperpresión. A ni- PLANTAR EN LOS METATARSIANOS
vel interfalángico, el uso de calzado inadecuado o CENTRALES SIN OSTEOMIELITIS
el desequilibrio en las partes blandas van a provo-
car deformidades de los dedos, que, con el roce Se realiza osteotomía oblicua de la cabeza y cue-
del calzado, comporta n riesgo de ulceración. llo (Weil),4 de 45º a 60º, para lograr un acortamien-
Existen diferentes técnicas quirúrgicas para mejorar to controlado del metatarsiano y modificar la car-
las zonas de hiperpresión y evitar puntos de conflicto. ga (Fig. 8-5 a, by c}.

Figura 8-5. Hiperpresión en la cabeza del segundo metatarsiano. (a) Estado prequirúr-
gico. (b) Dos meses después de la cirugía. (c) Un año después de la cirugía.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Las osteotomías raramente se realizan de un solo aunque, dada la poca lesión de las estructuras
metatarsiano, debido a que un acortamiento excesi- vecinas, los autores prefieren dejar libres los ex-
vo puede provocar que la carga se transfiera a otro tremos para que consoliden en su posición ideal
metatarsiano; por ello, hay que efectuar más de una y alcancen una posición óptima. Sólo requerirán
osteotomía para evitar la transferencia de presión y un vendaje de tipo cincha metatarsiana y calza-
lograr la máxima armonía del arco metatarsiano en do posquirúrgico para deambular durante 2-4
el plano anteroposterior y frontal. Para saber el nú- semanas. En las úlceras plantares sin osteomieli-
mero de osteotomías que se deben realizar, se pue- tis, se efectuará la misma técnica quirúrgica
de utilizar la fórmula de Edward Leventen:2 (Fig. 8-6 a, by c).

• Hiperpresión en el segundo metatarsiano: se


realizará osteotomía en el segundo y tercer me- HIPERPRESIÓN CON O SIN ÚLCERA
tatarsianos. PLANTAR EN LA CABEZA DEL PRIMER
• Hiperpresión en el segundo y tercer metatarsia- METATARSIANO SIN OSTEOMIELITIS
nos: se realizará osteotomía en el segundo, ter-
cero y cuarto metatarsianos. Se realiza osteotomía de la base del metatarsia-
• Hiperpresión en el tercer metatarsiano: se reali- no, con o sin fijación para conseguir su elevación
zará osteotomía en el segundo, tercero y cuarto (Fig. 8-7 a, by c).
metata rsia nos.
• Hiperpresión en el tercero y cuarto metatarsia-
nos: se realizará osteotomía en el segundo, ter- ÚLCERA EN LA CARA PLANTAR
cero y cuarto metatarsianos. DEL PRIMER DEDO SIN
• Hiperpresión en el cuarto metatarsiano: se realiza- OSTEOMIELITIS
rá osteotomía en el tercero y cuarto metatarsianos.
Se efectúa osteotomía en la base de la falange
Las osteotomías se pueden estabilizar median- proximal del primer dedo sin fijación interna
te un método de osteosíntesis con un tornillo, (Fig. 8-8 a, by c).

Figura 8-6. Úlcera de tres meses de evolución en la cabeza del cuarto metatarsiano. Prueba de contacto óseo negativa.
(a) Úlcera prequirúrgica. (b) Osteotomía del tercero y cuarto metatarsianos; fractura por sobrecarga del segundo meta-
tarsiano; inicio de neuroartropatía de Charcot (un mes después de la cirugía). (c) Cuatro semanas después de la cirugía.
CAPÍTULO 8. Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

Figura 8-7. Úlcera sin osteomielitis en la cabeza del primer metatarsiano. (a) Imagen preoperatoria (protección
con Opslte). (b) Osteotomía en la base del primer metatarsiano mediante cirugía de mínima Incisión. (c) Seis se-
manas después de la cirugía.

Figura 8-8. Úlcera en la cara plantar del primer dedo sin osteomielitis. (a) Estado prequirúrglco: úlcera de dos
años de evolución. (b) Radiografía (Rx) prequlrúrglca y posq ulrúrgica (c) (se observa la osteotomía en la base de la
falange proximal). (d) Seis semanas después de la intervención.

DEFORMIDADES DE LOS DEDOS sivas. De la correcta aplicación de las fijaciones ex-


(SEGUNDO, TERCERO, CUARTO O ternas, dependerá que el resultado sea óptimo.3
QUINTO) CON O SIN ÚLCERA SIN
OSTEOMIELITIS (GARRA PROXIMAL,
DISTAL O CLINODACTILIAS) HALLUX VALGUS SIN OSTEOMIELITIS

Se llevan a cabo osteotomías de las falanges No existe una técnica q ue se pueda aplicar a to-
proximal, media o distal en cuña (dorsal y/o plan- dos los pacientes. La elección de la técnica depen-
tar), segú n cada caso, y tenotomía de los tendones derá del grado de deformidad, la edad del paciente
fl exores y extensores para contrarrestar la deformi- y el comp romiso vascular. 3 La cirugía del ha/lux va/-
dad. La estabilización correcta de las osteotomías gus en los pacientes diabéticos va encami nada a
externas se realiza med iante cintas elásticas ad he- disminuir el riesgo de ulceración, por lo que es re-
• SECCIÓN 11. Tratamiento

comendable realizar los mínimos gestos quirúrgi- dedo, capsulotomía parcial y osteotomía en cuña
cos para conseguir la máxima eficacia. Si la cirugía de la falange proximal. En ocasiones, no es posible
se realiza mediante las técnicas de cirugía de míni- realizar estas técnicas de MIS debido a la gran de-
ma incisión (MIS), se efectúa una exostectomía lo formidad existente y a la necesidad de efectuar os-
más amplia posible, sin comprometer la estabili- teotomías completas o de aplicar fijaciones con
dad articular, tenotomía del aductor del primer materiales de osteosíntesis (Fig. 8-9 a, by c).

Figura 8-9. Hallux va/gus con úlcera sin osteomielitis. (a} Estado prequirúrgico. (b) Imagen posquirúrgica: fijación
de la cabeza mediante aguja de Kirschner. (c) Dos meses después de la cirugía.

L. D. Cicchinelli, J. Royo Serrando y F. Girvent Montllor

Es una cirugía que puede llegar a ser muy com- úlcera), inestabilidad articular, desplazamientos
pleja; por ello, debe ser efectuada por profesiona- por dislocación, fracturas o imposibilidad de lle-
les con larga experiencia. var un calzado. El objetivo de la cirugía es conse-
El pie de Charcot se puede definir como una guir un pie plantígrado, estable y sin prominen -
neuroartropatía que conduce a una deformidad y, cias óseas.6
con frecuencia, a una degeneración progresiva de Las distintas técnicas quirúrgicas para el pie de
las articulaciones del pie. 5 Charcot (exostosectomía, osteotomía, artrodesis,
El tratamiento quirúrgico tradicionalmente apli- alargamiento del tendón de Aquiles o gastrocne-
cado ha sido la amputación infracondílea, pero, mio) pueden realizarse mediante técnicas de MIS,
actualmente, gracias a los avances de las técnicas factor que minimiza el riesgo quirúrgico. Un as-
quirúrgicas y a los novedosos materiales de osteo- pecto trascendental que cabe tener en cuenta es
síntesis, es posible su reconstrucción. que, al ser intervenidos, tienen un tiempo de con·
Las indicaciones quirúrgicas se pueden agru- solidación más dilatado, siendo frecuentes los ca-
par en: afectaciones de partes blandas (con o sin sos de seudoartrosis (artrodesis, osteotomía).
CAPÍTULO 8. Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

Las prominencias óseas pueden llegar a ser im- En subluxaciones o luxaciones articulares, se de-
portantes y originar zonas de hiperpresión y úlce- berá recurrir a reducciones abiertas y fijaciones,
ras.7 En este caso, puede ser necesario realizar una combinadas al mismo tiempo con fijadores exter-
exostosectomía, siempre después de que haya fi- nos, o bien reducciones cerradas y estabilización
nalizado la fase inflamatoria y cuando el pie se en- con múltiples grapas o tornillos o, incluso, injerto
cuentre estable (Fig. 8-1 Oa y b). Una complicación óseo autólogo (Fig. 8-11 a, b, c, d y e).
importante en estos casos puede ser la presencia En el caso de que la luxación no se diagnostique
de osteomielitis. a tiempo y ya exista una importante deformidad

Figura 8-10. Úlcera por prominencia ósea en un pie de Charcot.


(a) Estado prequirúrgico. (b) Al cabo de dos meses.

Figura 8-11. Luxación del tobillo después de una fractura bimaleolar. (a) Se aplicó un fijador externo de forma tem-
poral para prevenir un mayor colapso de la articulación del tobillo y permitir la curación del tejido blando y la reduc-
ción del edema. Se observa una subluxación lateral del talón respecto a la interlínea articular del tobillo y fragmen-
tación del maléolo peroneal. Éste será extraído una vez la herida y el edema sean suficientemente estables para
ser tratados mediante artrodesis calcaneotibial. (b) Imagen con el fijador externo ya extraído. Hay una pérdida sus-
tancial de hueso en la parte distal lateral de la tibia y subluxación del tobillo. (c) La fusión definitiva de la articula-
ción de la tibia con la subastragalina se realizó con una placa fijadora lateral. Se emplearon tornillos y grapas para
efectuar una fijación interna adicional de la tibia con el talón y de éste con el calcáneo. (d) El paciente mostraba
una correcta consolidación en la revisión de seguimiento a los ocho meses. Se observa que el peroné fue extraído
durante la primera intervención y fue triturado para usarse como injerto óseo. Éste se colocó por la parte anterior y
posterior en la fusión de la articulación tibioastragalina. A consecuencia de ello, se consiguió una excelente conso-
lidación intraarticular y extraarticular. (e) La visión lateral muestra una excelente alineación y consolidación.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

del pie y el tarso, estará indicada la práctica de ar- En casos extremos y complicados con un proce-
trodesis limitadas a las articulaciones mayormente so séptico, la amputación puede ser la única op-
afectadas, con fijación interna rígida para corregir ción de tratamiento.
la deformidad (Figs. 8-12 a, b, c y d, y 8-13 a, b y c).

Figura 8-12. Estabilización completa del pie mediante una fusión medial con un clavo intramedular colocado a
través del primer metatarsiano hasta el retropié y fijado mediante una placa adyacente a las articulaciones. (a)
En la imagen lateral, se observa una correcta alineación entre el retropié, el mediopié y el anteplé. (b) Al cabo de
unos meses, la fijación intramedular empezó a migrar de forma distal hasta la falange proximal del primer dedo.
(c) Se extrajo la fijación intramedular. La radiografía al cabo de tres años muestra una estabilidad y alineación
satisfactorias. El paciente no ha tenido ningún problema posterior ni colapso del pie. (d) Proyección lateral del
caso al cabo de tres años.

Figura 8-13. Colapso completo en el pie de


Charcot. (a) En la columna medial, la parte
lateral y el mediopié. (b) Este caso precisó un
bloqueo con placas en la parte medial y late-
ral. La articulación astragaloescafoidea no
se fusionó, permitiendo una función biome-
cánica normal entre el tobillo y las articula-
ciones astragaloescafoidea y subastragalina.
(c) La proyección lateral muestra una buena
alineación y estabilización de la deformidad,
además de la conservación de la articu lación
subastragalina.
CAPÍTULO 8. Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

J. Royo Serrando

INDICACIONES DE REVASCULARIZACIÓN una prueba topográfica para poder determinar el


tipo de intervención. Tradicionalmente, se utiliza-
¿Todo paciente con un pie diabético y una ex- ba la arteriografía, pero, en los últimos años, el de-
ploración arterial patológica debe ser sometido a sarrollo de la ecografía, de la resonancia magnéti-
cirugía revascularizadora de las extremidades infe- ca y de la tomografía axial computarizada le han
riores? Ésta es, sin duda, la cuestión más difícil de restado protagonismo. Pese a ello, la arteriografía
resolver. La imposibilidad de determinar a priori de sigue siendo la prueba de referencia, sobre todo,
una forma más o menos precisa si la perfusión ar- cuando se evalúa las arterias tibiales.
terial del paciente será suficiente para lograr cica- Actualmente, se dispone de dos técnicas de re-
trizar la lesión obligará a usar parámetros clínicos. vascularización:
Así, se indicará revascularizar en:
• Cirugía convencional o abierta: la técnica más
• Lesiones cutáneas de evolución tórpida (Fig. 8-14). empleada en los pacientes diabéticos es el by-

Figura 8-14. Paciente sin pulsos y con osteomielitis en


la cabeza primer metatarsiano (Rx positiva).

• Lesiones cutáneas extensas que requieran des-


bridamiento extenso (Fig. 8-15).
• Lesiones que requieran amputaciones menores
(amputación de dedos, amputaciones transme-
tatarsianas, etc.) (Fig. 8-16).

TÉCNICAS DE REVASCULARIZACIÓN

Una vez determinada la conveniencia de revas- Figura 8-15. Absceso en el talón a causa de una úlcera
cularizar la extremidad, se deberá llevar a cabo de larga evolución. Pulsos no palpables.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

• Cirugía endovascular: bajo este nombre, se in-


cluyen todos los procedimientos con los que, a
través de una punción arterial, se realiza una re-
paración arterial. Ésta puede ser una dilatación
simple (ATP), una recanalización de una arteria
ocluida con la subsiguiente dilatación y la im-
plantación de stents (Fig. 8-18 a, by c).

La utilización de una técnica u otra vendrá de-


terminada por los hallazgos de la arteriografía,
por el estado general del paciente y por el tipo y
localización de las úlceras del pie. En lesiones
segmentarias, estenosis u oclusiones cortas, la
técnica de elección es la cirugía endovascular.
Por el contrario, cuanto más extensa es la lesión,
mejores son los resultados de la cirugía conven-
Figura 8-16. Necrosis de la cabeza del primer meta- cional (by-pass). No obstante, cada vez son más
tarsiano en un paciente con isquemia grave.
los pacientes que, gracias a las mejoras experi-
mentadas por los materiales usados en cirugía
pass. Siempre que sea posible, se utilizará la endovascular, pueden beneficiarse de estas téc-
vena safena como injerto, dado que los resulta- nicas, mucho menos agresivas y con recupera -
dos de permeabilidad de la vena son superiores ciones más ráp idas. Por lo tanto, también se pue-
a los de cualquier material protésico como el te- de realizar en pacientes con elevado riesgo qui-
flón (PTFE) o el dacrón, entre otros (Fig. 8-17 a, b, rúrgico, pese a que arteriográficamente no sean
c, d, e, f y g). casos idóneos.

Figura 8-17. By-pass con vena safena invertida desde la arteria femoral común al tercio medio de la arteria pero-
nea. (a) Disección de la vena safena a nivel del muslo. (b) Disección de la arteria peronea (control con vessel
loops). (c) Disección de la arteria femoral común. (d) Extracción y preparación de la vena safena. (e) y (f) Anasto-
mosis terminolateral entre la arteria femoral común y la vena safena.
CAPÍTULO 8 . Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

..

~ 4 .......

Figura 8-18. Angioplastia percutánea de una estenosis poplítea. (a) Arteriografía previa a la dilatación.
(b) Hinchado del balón dilat ando la estenosis. (c) Arteriografía posterior a la dilatación.

Independientemente del tipo de cirugía, la arte- donde se halla la úlcera, la cu ración es más rápida
ria revascularizada - sobre t odo, cuando las lesio- que si la revascularización se realiza en otra arteria
nes afectan a las arterias t ibiales- es uno de los que irrig ue de forma indirecta la zona de la úlcera.
datos más importantes a la hora de determinar la Esta idea está respaldada por la presencia a nivel
eficacia de la revascularización. Así, si se revascula- del pie de los angiosomas, territorios irrigados por
riza una arteria que irriga direct amente la zona una arteria.

M. Fabbi, J. Royo Serrando y J. Viadé Julia

El paciente d iabético con un pie séptico puede frente a un absceso, una gangrena húmeda o un
precisar cirugía urgente en menos de 8-12 horas, flemón. Si la precisa, la revascularización se reali-
debiéndose indicar un ingreso urgent e en el zará después del drenaje de la infección. La es-
hospital, antibióticos intravenosos y contro l es- pera en el drenaje del pie séptico y el tratamien-
t ricto de su diabetes.7 Tras ello, se podrá llevar a to exclusivo con antibióticos sin cirugía se tradu-
quirófano para la práctica de amputaciones cen en una tasa más elevada de amput aciones
abiertas y desbridamientos amplios con extrac- proximales (Fig. 8-19).
ción de los teji dos necróticos. La presencia de is- Se deberán abrir todos los compartimentos con
quemia crítica no debe ser un factor de espera material purulento y resecar los tejidos desvitaliza-
• SECCIÓN 11. Tratamiento

dos. Habrá que reevaluar a las 24 horas para prose-


guir con curas o realizar una nueva amputación.
A fin de establecer el grado de contribución re-
lativa de la infección y la isquemia, se propone cla-
sificar a los pacientes en tres grupos: 1

• Grupo 1: precisan intervención urgente en me-


nos de 24 horas para el desbridamiento de abs-
cesos, infecciones o gangrenas, necesario para
el control del proceso séptico. Tienen un gran ín-
dice de amputaciones mayores en el postopera-
torio inmediato (16 o/o).
• Grupo 11: pacientes con celulitis que no requie-
ren cirugía urgente y se controlan con antibióti-
cos sistémicos.
• Grupo 111: pacientes que presentan úlceras que
no se curan o gangrenas secas; lo que indica una
isquemia como principal problema. Son los que
presentan una mayor incidencia de amputacio-
Figura 8-19. Pie séptico. nes mayores tardías (39 °/o).

LI. Moga Donadeu

INTRODUCCIÓN El nivel de amputación en los pacientes con posi-


bilidad real de recuperar la deambulación debe ser
A pesar del sustancial incremento de la tasa de aquel que garantice la máxima probabilidad de ci-
conservación de la extremidad, en los pacientes catrización con la mayor eficiencia de la extremidad
diabéticos con afectaciones infecciosas graves o después de la rehabilitación. En los pacientes con
en estadios finales de la enfermedad isquémica, la nulas posibilidades de recuperar la deambulación,
amputación es el único tratamiento posible. Aun- sólo debe prevalecer el criterio de cicatrización.
que habitualmente se suele considerar la amputa- El abordaje multidisciplinario de las amputaciones,
ción una expresión de fallo terapéutico, lo correc- tanto antes como después de la intervención quirúr-
to es considerarla una técnica quirúrgica recons- gica (médico rehabilitador, psicólogo, fisioterapeuta,
tructiva dentro del manejo global de los pacientes asistente social, ortopeda), así como el apoyo fami-
con alteraciones en las extremidades. liar, mejoran drásticamente el tiempo de hospitaliza-
La mayor parte de las amputaciones de la extremi- ción y la duración y la tasa de rehabilitación. 12• 13
dad inferior se producen por complicaciones vascula- Siempre que sea posible, debe evitarse la ampu-
res e infecciosas de la diabetes mellitus, y entre un 15 tación supracondílea y realizarse la infracondílea,
y un 35 o/o de los diabéticos amputados perderá una dado que el resultado funcional de la rehabilita-
segunda extremidad en los siguientes cinco años.8•11 ción de esta última es muy superior al de la prime-
CAPÍTULO 8. Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

Tabla 8-1. Consumo energético según el nivel de amputación14


-
ENERGIA POR ENCIMA GASTO DE OXÍGENO
NIVEL DE AMPUTACIÓN VELOCIDAD (m/ m ln)
DE LA BASAL (%) (ml/kg/m)
Transtibial largo 10 70 0,17
Transtibial medio 25 60 0,20
Transtibial corto 40 50 0,20
Transtibial bilateral 41 50 0,20
Transfemoral 65 40 0,28
Silla de ruedas 0-8 70 0,16

ra. En la tabla 8-1, se muestra el consumo energéti- se con los pacientes encamados a los que tradicio-
co según el nivel de amputación. nalmente se les indica una amputación supracon-
En pacientes isquémicos de grado 3 y 4 con las dílea paliativa inicial. Por el contrario, los pacientes
posibilidades de revascularización agotadas, la jóvenes con amputación infracondílea alcanzan un
amputación es la única intervención posible, y el resultado funcional similar al esperado tras una re-
nivel de amputación debe determinarse por los vascularización con éxito de la extremidad inferior.
criterios antes expuestos. Así pues, entre los pacientes diabéticos con is-
Hay escuelas que preconizan una amputación quemia grave de la extremidad inferior, hay un
inicial en pacientes en los que la revascula rización amplio grupo en que no está clara la indicación
de sa lvamento de la extremidad es factible. Argu- inicial de amputación o revascularización, que de-
mentan que hay un elevado número de revascu la- penderá en gran medida de la experiencia perso-
rizaciones que finalizan en amputación, que el ni- nal y del servicio para decidir la mejor actitud tera-
vel de amputación puede cambiar por un by-pass péutica. Androes 18 ha elaborado un sistema de
fallido, que las múltiples reintervenciones incre- clasificación (LEGS: Lower Extremity Grading Sys-
mentan las tasas de morbimortalidad y que la re- tem) cuya puntuación orienta hacia un determina-
habilitación de amputados es cada vez más efi- do tratam iento inicial (0-9: cirug ía abierta; 10-19:
caz.15 Los partidarios de la revascularización adu- cirugía endovascular; > 20: amputación primaria).
cen que la tasa de sa lvación de la extremidad supe- Con esta herramienta, se pretende que la decisión
ra a la tasa de permeabi lidad de los by-pass (se se tome a partir de datos objetivos.
conserva la extremidad aunque se ocluya el by-
pass)1 6 y que la calidad de vida es mucho mejor en
estos pacientes cuya expectativa de vida es limita- TIPOS DE AMPUTACIONES
da. Taylor et a/. 17han realizado un detallado análisis
de los factores clínicos preoperatorios que ayudan Clásicamente, las amputaciones del miembro
a predecir la recuperación funcional en las amputa- inferior se han agrupado en menores cuando afec-
ciones mayores de las extremidades inferiores. El tan sólo al pie y mayores cuando comportan un
70 o/o de los pacientes estudiados eran diabéticos y acortamiento de la extremidad.
el 91,5 °/o tenía enfermedad vascular periférica. Los Las más frecuentes son las de los dedos de los
resu ltados fueron que los pacientes con limitada pies, la infracondílea y la supracondílea. La amputa-
deambulación preoperatoria, edad > ?Caños, insu- ción transmetatarsiana está siendo sustituida con
ficiencia renal crónica (IRC) en diálisis o enferme- éxito por las osteotomías de descarga (Weil). Otras
dad coronaria avanzada presentaban peores resul- amputaciones menos frecuentes son la de Pirogoff,
tados funcionales y, según ellos, deberían agrupar- la de Chopart y la de Lisfranc a nivel del pie, la de
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Syme (transmaleolar) (Fig. 8-20), la infracondílea y útil usar la piel plantar para cubrir la porción ante-
supracondíleas largas y la transcondílea (Fig. 8-21 ). rior de la amputación, dada su elevada resistencia.
Existen multitud de tratados quirúrgicos que ex- En las amputaciones por debajo de la rodilla, es
plican con detalle cada una de las respectivas téc- importante comprender que las arterias surales, a
nicas de amputación; por ello, aquí se comentarán menudo, no están afectadas por la enfermedad
únicamente algunos de los aspectos más relevan- vascular periférica, lo que permite el uso de un col-
tes que cabe tener en cuenta en cada una de ellas. gajo posterior miocutáneo (músculo gastrocne-
Antes de realizar una amputación transmetatarsia- mio y sóleo) para cerrar la amputación. La osteoto-
na, es preciso asegurar la adecuada perfusión del te- mía del peroné debe ser siempre 1 cm más corta
jido plantar y dorsal y preservar, si es posible, las co- que la tibial, y el borde distal de la tibia debe bise-
nexiones entre la arteria pedia y las arterias plantares larse. Una revisión de Cochrane2 º de las amputa-
(ramas de la tibial posterior). También es importante ciones infracondíleas realizada en 2004 concluyó,
trazar una parábola haciendo que la osteotomía del sin embargo, que la técnica de amputación no tie-
segundo metatarso sea la más larga. Existe el riesgo ne incidencia sobre el resultado y que es una cues-
de que el pie quede en equinovaro por la pérdida del tión de preferencia del cirujano.
extensor del primer dedo, cuya función es la flexión y
rotación dorsal. Cuando aparecen úlceras por un mal
apoyo en una amputación transmetatarsiana, puede CONCLUSIONES
ser útil el alargamiento del tendón de Aquiles.19
En la amputación de Lisfranc, es importante A lo largo de los años, el uso de la amputación
mantener la porción proximal del segundo meta- como tratamiento de las lesiones isquémicas o in-
tarso y realizar una tenodesis del tendón tibial an- fecciosas de la extremidad inferior en los diabéticos
terior al cuboides (si es posible). Tanto en la ampu- ha ido evolucionando. Inicialmente, cuando las téc-
tación de Lisfranc como en la de Chopart, es muy nicas revascularizadoras quirúrgicas eran inexisten-
tes o muy deficitarias, se estableció como única po-
sibilidad terapéutica. 21 La mejora de los materiales y
la aparición de la cirugía de salvamento de la extre-

¡-i'-;~1Desarticulación
de cadera
1:---t:-+- ...--- ;Supracondílea
muy corta

- - - 1 - - - -Supracondílea estándar
-+-~--Supracondílea larga

--'~-lnfracondílea corta

llt-:f---1nfracondílea

Chopart
Lisfranc tw!-\---::>·yme
Transmetatarsiana ~~--Pirogoff

Dedos del pie

Figura 8-20. Amputación de Syme. Figura 8-21. Niveles de amputación. 14


CAPÍTULO 8 . Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

midad con by-pass a troncos distales provocó un tenga la máxima probabilidad de alcanzar lo antes
efecto contrario, con indicaciones quirúrgicas al lí- posible un nivel de actividad satisfactorio. Para una
mite y revascularizaciones a ultranza en pacientes correcta decisión, es importante estandarizar los
que finalmente acababan amputados. La tendencia criterios de la amputación frente a la revasculariza-
actual tiene como objetivo conseguir que la extre- ción para evitar, así, cirugías reiteradas que finalizan
midad sea lo más funcional posible a medio y largo en fracaso. No hay que sobreestimar las posibilida-
plazo, ya sea a través de la revascularización o bien des de la revascularización en los pacientes con IRC
de la amputación inicial, a fin de que el paciente en diálisis y en los diabéticos muy evolucionados.

A. Morral Fernández

En líneas generales, la fisioterapia intentará re- • Ejercicios de marcha con bastones y/o deambu-
ducir las repercusiones de la amputación en la ac- lación.
tividad funcional de la persona.22 • Ejercicios respiratorios.
La fisioterapia puede modificar la cadena de • Preparación psicológica.
causalidad: enfermedad - deficiencia - discapaci-
dad - minusvalía (disease - impairments - disabilities
-handicap). FASE POSQUIRÚRGICA
Es muy importante que el fisioterapeuta trabaje
en equipo. El equipo interdisciplinario puede estar Esta etapa se caracteriza por una rehabilitación
formado por los siguientes profesionales: cirujano precoz y progresiva.25
ortopédico, cirujano vascular, endocrinólogo, psi- El tratamiento debe adecuarse a la edad del pa-
cólogo, técnico ortopeda, asistente social, perso- ciente, a su estado general de salud, a su capaci-
nal de enfermería, podólogo, terapeuta ocupacio- dad funcional y al nivel de actividad previa a la
nal y fisioterapeuta. amputación.
El objetivo es restituir las funciones de soporte y
movilidad para conseguir la máxima autonomía
de la persona. 23 Tratamiento inicial

El tratamiento consiste en:26


FASE PREQUIRÚRGICA
• Mantenimiento de un buen estado general.
Iniciar el tratamiento en la fase preoperatoria • Ejercicios respiratorios.
permitirá una recuperación más rápida, tanto des- • Ejercicios generales de los miembros superiores
de el punto de vista físico como del psicológico.24 e inferior no intervenido.
El tratamiento consiste en: • Si existe dolor, terapias analgésicas como, por
ejemplo, la estimulación nerviosa eléctrica
• Ejercicios generales. transcutánea (TENS).
• Ejercicios para potenciar los músculos necesa- • Movilización de todas las articulaciones conser-
rios para la marcha. vadas.
• SECCIÓN 11. Tratamiento

• Verticalización y sedestación precoz. Ejercicios rugosas, diferentes pinceles y acariciar o frotar


de equilibrio. con distintas telas o toallas. La estimulación pro-
• Mejorar el retorno venoso y linfático, evitando la gresiva de la piel conseguirá disminuir su excesi-
elevación excesiva de los pies de la cama y el de- va sensibi lidad.25
cúbito prolongado. • Movilización de la cicatriz; desplazar planos cu-
• Ejercicios para el control postura! en decúbito. táneos mediante movimientos transversales y
• Evitar posturas mantenidas, como la flexión longitudinal es para evitar retracciones hipertró-
plantar, la flexión de la rodilla, la rotación exter- ficas de la cicatriz.
na y la flexión de la cadera. Por ejemplo, en am- • Educar al paciente en el autocuidado y la higie-
putaciones supracondíleas, se deben evitar las ne del muñón.
flexiones mantenidas de la articulación coxofe- • En amputaciones a nivel del pie, son importan-
moral. Existe el peligro de generar contracturas tes las ortesis y la adaptación del calzado. 29
y retracciones musculares en los músculos de la • En las amputaciones supramaleolares que re-
cadera, en especial, del psoas ilíaco. Por este quieran una prótesis, se trabajará conjuntamen-
motivo, es importante el uso de un colchón fir- te con el ortopeda, adaptando el trabajo de re-
me y acostarse boca abajo durante 30 minutos habilitación a la evolución del muñón. El proce-
dos veces al día y realizar ejercicios de elonga- so de adaptación de la prótesis se iniciará cuan-
ción muscular. do el volumen de la extremidad residual se esta-
• Los cuidados del muñón incluyen un vendaje bilice, es decir, cuando su perímetro deje de dis-
compresivo elástico para luchar contra el edema. minuir.30 El proceso de adaptación a la prótesis
El vendaje debe ser firme, pero no prieto, con pre- definitiva puede incluir prótesis provisionales.
sión decreciente de distal a proximal,27 y debe En algunos pacientes, una vez que la herida del
cambiarse tres veces al día. Son importantes los muñón esté cicatrizada, pueden usarse fundas
masajes suaves para mejorar el drenaje linfático y de silicona para la compresión de la extremidad
venoso con una vigilancia muy atenta de la piel, residual. En la colocación de las fundas de silico-
manteniéndola limpia, nutrida e hidratada.28 na, es importante asegurarse de que no quede
• Masaje trófico de los tejidos vecinos. aire atrapado y así poder crear una presión lo
• Movilización analítica activa de las articulacio- más uniforme y equilibrada posible en el lugar
nes restantes de la extremidad inferior. de la amputación. Es necesario educar a los pa-
• Enseñanza de la marcha con apoyo parcial. cientes y a los familiares en el cuidado de la piel
y en la higiene de las fundas de silicona. Hay que
insistir en el trabajo para fortalecer la muscula-
Tratamiento tras la consolidación tura del tronco, la pelvis, la pierna sana y los bra-
de la cicatriz del muñón zos. También son muy importantes los ejercicios
de elongación y relajación muscular. El fisiotera-
Cuando la cicatriz del muñón esté consolidada, peuta debe ser muy creativo para adaptar los
el tratamiento consistirá en: ejercicios a cada paciente, utilizar varios recur-
sos como pesos libres, bandas elásticas, toallas,
• Actividad muscular intensificada y generalizada. etc. y realizarlos en distintas posiciones. Hay que
• Educación para el apoyo. instruir al paciente sobre la colocación, los cu i-
• Reeducación de la sensibilidad del muñón: gol- dados y la higiene de la prótesis.
peteos, ultrasonidos en forma pulsada e infraso-
nidos para despertar la sensibilidad profunda.
• Es frecuente que después de la amputación la Rehabilitación de la marcha
piel del muñón este muy sensible; para tratar
esta hipersensibilidad cutánea, se puede usar La rehabilitación de la marcha y la reeducación
un cepillo suave, pelotas con distintas texturas funcional para las actividades de la vida diaria es
CAPÍTULO 8 . Tratamiento quirúrgico del pie diabético •

un proceso progresivo que incluye varias etapas. forma autónoma y con seguridad sobre superfi-
Se inicia con ejercicios para conseguir sentarse y cies lisas y niveladas. En función de la edad y del
ponerse de pie sin ayuda. Es necesario mantener estado de salud general del paciente, puede ser
una correcta posición de la pelvis y el tronco. Se necesario reeducar la marcha con la ayuda de
debe trabajar el equilibrio y la coordinación para bastones o muletas. Se continua progresando en
realizar transferencias del peso corporal cuando el la dificultad de los ejercicios hasta que el pacien-
paciente está en posición vertical. te pueda caminar con seguridad sobre rampas y
Habrá que realizar un trabajo propioceptivo, escaleras, aprendiendo a usar correctamente las
buscando el equilibrio estático y dinámico, esti- barandas. Posteriormente, se realizan ejercicios
mulando al paciente con pequeñas desestabiliza- con obstáculos, planos inestables y ejercicios de
ciones para automatizar el control postura! y las equilibrio más elaborados para educar al pacien-
reacciones «anticaídas». El entrenamiento para la te a caminar con seguridad sobre terrenos irregu-
marcha tiene varios objetivos: ayudar a los ampu- lares. Se finaliza con ejercicios para adaptar la
tados a adaptarse a su nueva condición, lograr una marcha a su entorno doméstico, laboral y al aire
óptima carga del peso, mejorar la coordinación y libre (p. ej., educar al paciente en el uso del trans-
las reacciones de equilibrio cuando hay dificulta- porte público). Debe instruirse al paciente y a la
des, restablecer un patrón correcto de marcha, re- familia sobre los ejercicios que pueden ser efec-
ducir la cantidad de energía empleada para cami- tuados en su domicilio, con el objetivo de mante-
nar (los amputados transfemorales usan hasta un ner la actividad y los logros funcionales obteni-
50 o/o más de energía que las personas no amputa- dos.25
das) y educar a los pacientes en la realización de Un ejemplo de progresión en los ejercicios para
actividades de la vida diaria como sentarse y subir rehabilitar la marcha puede ser el siguiente:26
y bajar escaleras. Todo esto ayudará a los amputa-
dos a volver a sentirse seguros de sí mismos y a • Entrenamiento específico para la marcha:
desempeñar activamente un papel en la sociedad. - Paso adelante con la pierna sana (apoyo en
Es importante que los ejercicios se desarrollen ambas manos).
paulatinamente, a fin de reducir el riesgo de abra- - Paso atrás con la pierna sana (apoyo en am-
siones en la piel y las consiguientes demoras en el bas manos).
proceso de rehabilitación. Un modo gradual de - Paso adelante y atrás con la pierna sana (apo-
aplicación de los ejercicios también reducirá al mí- yo en ambas manos).
nimo los defectos o patrones erróneos en la mar- - Paso adelante y atrás con la pierna sana (apo-
cha, que entorpecen la restauración funcional. 25 yo en una mano).
En la rehabilitación de la marcha en pacientes - Paso adelante y atrás con la pierna sana (sin
que requieren prótesis, pueden aparecer los si- apoyo).
guientes patrones erróneos: rotación interna o ex- - Paso adelante con la pierna con prótesis (apo-
terna del pie, inclinación lateral del tronco, asime- yo en ambas manos).
tría en la longitud de los pasos, aumento de la - Paso atrás con la pierna con prótesis (apoyo
base de sustentación, marcha en abducción, ele- en ambas manos).
vación excesiva del talón sobre el suelo, braceo - Paso adelante y atrás con la pierna con próte-
desigual, hiperextensión brusca de la rodilla, exce- sis (apoyo en ambas manos).
siva lordosis, flexión acusada del tronco, acción de - Paso adelante con la pierna con prótesis (apo-
pistón exagerada del muñón y marcha de punti- yo en una mano).
llas sobre la pierna indemne.31 Estos patrones de- - Paso atrás y adelante con la pierna con próte-
ben evitarse y corregirse si aparecen. sis (sin apoyo).
En una primera fase, se rehabilita la marcha con - Marcha entre las barras paralelas (apoyo en
la ayuda del fisioterapeuta y las barras paralelas una mano).
hasta que el paciente sea capaz de caminar de - Marcha entre las barras paralelas (sin apoyo).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

• Ejercicios avanzados: psicoemocionales que provocan o aumentan el do-


- Hacer rebotar una pelota (posición estacio- lor fantasma) y mecanismos centrales activados a
naria). través de la pérdida de entradas sensoriales. Respec-
- Hacer rebotar una pelota (caminando). to a los mecanismos centrales, cabe recordar que el
- Mantener un bastón en equilibrio. cuerpo está representado en las áreas corticales sen-
- Equilibrio sobre la pierna con prótesis. sitivas y motoras. El homúnculo de Penfield consiste
- Caminar sobre una superficie irregular. en un mapa corporal, una representación de la su-
- Subir y bajar una pendiente. perficie del cuerpo en el cerebro. Según Ramachan-
- Saltar (sólo para amputados por debajo de la dran, cuando un miembro es amputado, se produ-
rodilla). cen desorganizaciones en el mapa cortical de ese
- Andar rápido y. en algunos pacientes. empe- miembro por falta de inputs sensoriales. Ésta puede
zar a correr. ser una de las hipótesis que explicaría el dolor del
• Ejercicios funcionales: miembro fantasma ..33 Existen ensayos clínicos con
- Levantarse de una silla. un nivel de evidencia moderado que demuestran
- Subir escaleras. que, utilizando un espejo como terapia («mirrorthe-
- Bajar escaleras: paso adelante con la pierna rapy>>), el dolor del miembro fantasma desaparece.34
sana (para amputados por arriba de la rodilla). La terapia consiste en colocar el muñón escondido
- Bajar escaleras: paso adelante con la pierna detrás de un espejo; la extremidad sana se coloca
sana (para amputados por debajo de la rodilla). frente al espejo. El paciente observa el espejo en el
- Sentarse en el suelo y levantarse (método 1: cual se refleja la extremidad sana y tiene la ilusión
hacia adelante). óptica de tener de nuevo dos miembros sanos. Esta
- Sentarse en el suelo y levantarse (método 2: retroalimentación visual puede reorganizar de nue-
hacia atrás). vo el mapa cortical y disminuir el dolor del pacien-
- Sentarse en una silla (para amputados bilate- te.35 En función de los protocolos que aparecen en
rales). los ensayos clínicos, la sesión de la «mirror therapy>>
- Recostarse (para amputados bilaterales). puede oscilar entre 15 y 60 minutos; se aplica una o
- Levantarse del suelo (para amputados bilate- dos veces por día, durante 4-8 semanas y siempre
rales). como complemento al tratamiento convencional. La
- Cargar un peso. terapia es simple, económica y con resultados es-
pectaculares. No obstante, son necesarios ensayos
Dentro del programa de rehabilitación, se pue- clínicos de mayor calidad para seguir investigando
de incorporar el baile. Bailar es una actividad muy sobre el efecto analgésico de la «mirrortherapy>>.
fácil de adaptar al estado de salud general del pa- Finalmente, cabe apuntar que, durante todo el
ciente y a las distintas fases de rehabilitación. Es proceso de rehabilitación, el fisioterapeuta desem-
un ejercicio creativo, útil y muy divertido para tra- peña un papel psicológico muy importante para la
bajar la coordinación y el control postura!. aceptación de la amputación.

Dolor del miembro fantasma REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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• SECCIÓN 11. Tratamiento

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J. Viadé Julia y J. Royo Serrando

CASO 9 -1 (ROVI IV)


Antecedentes: mujer de 60 años con diabetes mellitus de tipo 2 de 15 años de evolución. Se
le practicó la amputación del primer dedo del pie derecho hace 4 años (Fig. 9-1 a) por infección,
según relata. Presenta neuropatía y retinopatía diabéticas.
Enfermedad actual: úlcera de la cabeza del segundo metatarsiano de seis meses de evolución.
Exploración: pulsos pedio y tibial posterior palpables. Sensibilidad palestésica, barestésica y
dolorosa ausentes. Prueba de contacto óseo: positiva. Radiografía: imagen sugestiva de osteo-
mielitis en la cabeza del segundo metatarsiano (Fig. 9-1 b).
Tratamiento: mediante anestesia local y por vía dorsal, se procede a realizar resección de la
cabeza del segundo metatarsiano, dejando el drenaje durante 48 horas (Fig. 9-1 c).
Evoluclón:se realizaron curas con antisépticos (polihexanida/povidona) hasta la cicatrización
total (cuatro semanas). En una segunda fase, se practicó osteotomía oblicua del tercer meta-
tarsiano para evitar la transferencia de presión y redistribuir la presión del antepié (Fig. 9-1 d).
• SECCIÓN 11. Tratamíento

CASO 9-2 (ROVI 111)


Antecedentes: hombre de 70 años de edad, con diabetes mellitus de tipo 2 de 20 años de evo-
lución. Presenta neuropatía e hipertensión arterial.
Enfermedad actual: úlcera de la cabeza del primer metatarsiano de ocho meses de evolución
(Fig. 9-2 a). Recibió tratamientos tópicos diversos y tratamiento antibiótico durante una semana.
Exploración: pulsos pedio y tibial posterior palpables. Sensibilidad palestésica, barestésica y
dolorosa ausentes. Prueba de contacto óseo: negativa. Radiografía: sin imágenes sugestivas de
osteomielitis. Estudio biomecánico: primer radio en flexión plantar semiflexible.
Tratamlento: se administró amoxicilina/ácido clavulánico (875/125 mg cada 8 horas durante
una semana). Biopsia en sacabocados de la úlcera: Staphylococcus aureus. Descarga total me-
diante plastic cast durante cuatro semanas; luego, con fieltro adhesivo de 1,2 cm de grosor y
cura tópica con antiséptico (Fig. 9-2 b).
Evolución: siguió tratamiento de descarga con fieltro adhesivo de 1,2 cm y cura tópica con povido-
na hasta la cicatrización total (seis semanas). Luego, se confeccionaron soportes plantares. Hasta
la fecha (20 meses), no ha habido recidiva (Fig. 9-2 c).
CAPÍTULO 9. Casos clínicos •

CASO 9-3 (ROVI IV)


Antecedentes: Hombre de 56 años con diabetes meflitu!De tipo 2 de 16 años de evolución.
Presenta neuropatía y arteriopatía diabéticas (se le practicó un by-pass en la extremidad inferior
derecha desde la arteria poplítea a la tibial anterior distal hace dos años) (Fig. 9-3 a).
Enfermedad actual: absceso en el quinto radio y el talón con afectación sistémica (Fig. 9-3 b).
Exploración: by-pass en la pierna derecha pulsante, absceso y exposición ósea del quinto radio.
Leucocitos: 14,9 x 103/ mL; proteína e reactiva: (PCR) 207 mg/L; fiebre. Sensibilidades muy
disminuidas.
Tratamiento: drenaje del absceso, con apertura de las fascias y resección de los huesos exte-
riorizados, drenaje laterolateral de tipo Penrose y sutura de aproximación (Fig. 9-3 c). Cobertura
antibiótica empírica hasta el resultado del cultivo.
Evolución: tras el desbridamiento, resolución completa de la leucocitosis y de la fiebre. Leuco-
citos: 9,89 x103/ mL; PCR: 28 mg/L. Se administró cotrimoxazol durante cuatro semanas y se
realizó cura tópica con apósitos de carbón y plata (dos semanas) para continuar con antiséptico
hasta la resolución total (seis semanas) (Fig. 9-3 d y e).
SECCIÓN 11. Tratamiento

CASO 9-4 (ROVI IV)


Antecedentes: Mujer de 65 años con diabetes mellitus de tipo 2 de 22 años de evolución. Pre-
senta arteriopatía, polineuropatía y retinopatía diabética.
Enfermedad actual: lesión interdigital en el cuarto espacio del pie izquierdo desde hacía un
mes, con celulitis y fiebre (Ftg. 9-4 a). Se practicó drenaje dorsoplantar (Fig. 9-4 b) y se administró
tratamiento antibiótico con clindamicína (450 mg cada 8 horas) + ciprofloxacino (750 mg cada
12 horas) durante cinco días, pero, ante la persistencia de celulitis, fue ingresada en su hospital
de referencia, donde se le administró piperacilina/tazobactam durante 14 días, mejorando el
cuadro séptico y el control glucémico.
Exploración: pulsos pedio y tibial posterior no palpables. Índice tobillo-brazo del pie izquierdo:
arteria pedia 0,9 y tibial posterior 0,85. Sensibilidades disminuidas. Prueba de contacto óseo:
negativa. Radiografía: disminución del espacio metatarsofalángico del cuarto radio (Fig. 9-4 c),
pero sin imágenes sugestivas de osteomielitis. Cultivo: flora cutánea.
Tratamiento: se practica estudio angiográfico, observándose: permeabilidad ilíaca, femoral y po-
plítea; obliteración de la arteria tibial posterior; estenosis del tercio proximal de la tibial posterior,
estenosis del tercio proximal de la tibial anterior y del tercio medio de la peronea.
Evolución: se decide adoptar una actitud conservadora con antibioticoterapia con amoxicillna/
ácido clavulánico, descarga plantar con fieltro adhesivo (10 mm) y cura tópica con apósitos de
plata durante las dos primeras semanas (Fig. 9-4 d); luego, antisépticos hasta la cicatrización
total (Fig. 9-4 d). Una vez cicatrizada la úlcera (10 semanas), se aplicó una plantilla con descarga
subcapital para proteger el exceso de presión del cuarto radio. Se informó a la paciente de que,
si no fuera posible controlar esta hiperpresión con la plantilla, sería preciso practicar una osteo-
tomía oblicua del tercero y cuarto metatarsianos para distribuir al máximo la presión del arco
metatarsiano. Hasta el momento (15 meses), no ha habido cambios (Fig. 9-4 e).
CAPÍTULO 9. Casos clínicos •

CASO 9-5 (ROVI IV) (L.D. Cicchinelli)


Antecedentes: paciente diabética con luxación de tobillo y retropié debido a una prolongada
enfermedad de Charcot. Llevaba cuatro años en silla de ruedas y se le había recomendado
una amputación infracondílea. Obsérvese la ulceración encima del maléolo peroneal, que fue
extirpada en la cirugía. Se intentó salvar la extremidad mediante fijación de tobillo (Fig. 9-5-a).
Figura 9-5 b: radiografía anteroposterior de la luxación del tobillo por enfermedad de Charcot.
Técnica quirúrgica:
Figura 9-5 c: incisión lateral desde la articulación calcaneocuboidea hasta la tibia. En la imagen,
se pueden identificar todas las articulaciones.
Figura 9-5 d: exposición completa del píe (se utilizará como injerto óseo).
Figura 9-5 e y f: talectomía completa debido a la acusada deformidad y luxación. Ello va a permi-
tir la reducción de la deformidad y la recolocación del pie.
Figura 9-5 g: la deformidad ha sido reducida. Obsérvese la correcta alineación del eje del retropié
con el eje de la tibia.
Figura 9-5 h: el injerto óseo obtenido mediante hueso de la cresta ilíaca se combinó con restos
óseos sólidos del talón para rellenar el espacio tibiocalcáneo. Se dio forma de bloque mediante
agujas guía. La fijación se completó sustituyendo las agujas guía por agujas absorbibles (poly-L-
/actic acid).
Figura 9-5 i: imagen final del injerto. Éste ayudará a mantener la integridad entre la tibia y el
calcáneo.
Figura 9-5 j: para fusionar la tibia con el calcáneo, se usó una placa lateral fijadora. Para su co-
rrecta colocación se utilizaron agujas temporales.
• SECCIÓN 11. Tratam iento

Figura 9-5 k: la imagen peroperatoria mediante fluoroscopio confirma la correcta alineación de


la fijación interna. Obsérvese que los agujeros de la placa permiten un ángulo de colocación va-
riable para los tornillos. Esto asegura que los tornillos puedan ser colocados en la dirección que
permita la máxima adherencia ósea.
Figura 9-5 1: imagen de la correcta alineación y estabilización del injerto óseo entre la tibia y el
calcáneo.
Figura 9-5 m: la imagen lateral muestra la completa fijación de la placa lateral, además de la fijación
con dos tornillos desde el injerto calcáneo hasta el espacio tibial. Éstos se colocan desde el talón has-
ta adherirse a la parte anterior de la tibia. El excedente de injerto óseo obtenido al triturar el peroné
extirpado se introducirá en la zona de consolidación para realzar la masa de consolidación.
CAPÍTULO 9. Casos clínicos •

CASO 9-6 (ROVI IV)


Antecedentes: hombre de 62 con diabetes mellitus de tipo 2 de 8 años de evolución. Presenta
polineuropatía grave y nefropatía diabética.
Enfermedad actual: úlcera del primer dedo desde hace dos meses en la articulación interfalán-
gica (Fig. 9-6 a).
Exploración: pulsos pedio ytibial posterior palpables. Sensibilidad palestésica, barestésica y do-
lorosa ausentes. Prueba de contacto óseo: positiva. Radiografía: imagen lítica condestrucción
de la cortical de la articulación interfalángica proximal (Fig. 9-6 b).
Tratamiento: mediante anestesia local y por vía plantar, se realiza resección de los fragmentos
óseos desvitalizados, dejando un drenaje durante 72 horas (Fig. 9-6 c). Se administró vancomi-
cina i.v. durante seis días hasta conocer el resultado del cultivo que f ue Staphy/ococcus epider-
midis. Se prescribió linezolid (500 mg/12 horas) durante cuatro semanas.
Evolución: se realizaron curas con antiséptico y fieltros de descarga hasta la cicatrización total
(seis semanas) (Fig. 9-6 d). Radiografía a los tres meses de la intervención (Fig. 9-6 e).
SECCIÓN 11. Tratamiento

CASO 9-7 (ROVI 111)


Antecedentes: hombre de 61 años con diabetes mellitus de tipo 2 de larga evolución. Presenta
neuroartropatía de Charcot bilateral.
Enfermedad actual: úlcera plantar en el pie izquierdo sobre protrusión ósea, a causa de la de-
formidad de Charcot de 1,5 x 1,5 cm , de 10 días de evolución (Fig. 9-7 a).
Exploración: pulsos presentes. Sensibilidades ausentes. Radiografía: no se observan imágenes
sugestivas de osteítis. Prueba de contacto óseo: negativa.
Tratamlento: se solicita resonancia magnética para descartar osteomielitis. Tratamiento anti-
biótico empírico (amoxicilina/ácido clavulánico) hasta descartar la presencia de osteomielitis.
Evoluclón: resonancia magnética negativa para osteomielitis, por lo que se suspendió el trata-
miento antibiótico. Se confeccionó una férula de descarga de tlpo plastic cast. Al cabo de dos
meses, la úlcera se había reducido considerablemente (Fig. 9-7 b), por lo que se decidió cambiar
el plastic cast por fieltro adhesivo de 1,6 cm de grosor hasta la cicatrización total. Luego, se con-
feccionaron unos soportes plantares: vista actual al cabo de tres años (Figura 9-7 c).
CAPÍTULO 9. Casos clínicos •

CASO 9-8 (ROVI IV)


Antecedentes: hombre de 82 con diabetes mellitus de tipo 2 de 19 años de evolución. Presenta
cardiopatía isquémica (tresby-passaortocoronario), hipertensión arterial, microangiopatía diabética
(amputación de dos dedos del pie derecho y uno del izquierdo) y retinopatía diabética (Fig. 9-8 a).
Enfermedad actual: úlcera lateral en la cabeza del quinto metatarsiano del pie izquierdo con
dolor en reposo desde hace varios meses.
Exploración: pulsos pedio ytibial posterior no pa lpables. Prueba de contacto óseo: positiva. Ra-
diografía: imagen sugestiva de osteomielitis. Se practica arteriografía: correcta permeabilidad del
sector aortoi líaco; femora l superficial permeable con calcinosis importante; poplítea permeable;
peronea l permeable hasta el tobillo con precaria comunicación hasta el pie; oclusión de la tibial an-
terior y posterior desde su origen; pedia permeable, que se repermeabiliza a partir de la peroneal.
Tratamiento: by-pass con vena safena contralateral desde la tercera porción poplítea hasta la
arteria pedia. En la figura 9-8 b, mediante angiorresonancia se puede observar la anastomosis
a la pedia del by-pass. En el mismo acto, se realiza resección selectiva de la cabeza del quinto
metatarsiano (Fig. 9-8 c). Se administra cotrimoxazol durante cinco semanas.
Evolucióndurante su estancia en planta, el paciente estuvo hemodinámicamente estable sin
dolor y con las heridas en correcto estado de cicatrización y by-pass permeable (Fig. 9-8 c). Pu lso
pedio presente. Tras un año de la intervención, el paciente no ha presentado ningún otro episo-
dio de úlcera (Fig. 9-8 d).
e SECCIÓN 11. Tratamiento

CASO 9-9 (ROVI IV)


Antecedentes: hombre de 60 años con diabetes mellitus de tipo 2 de 17 años de evolución.
Exfumador. Presenta retinopatía, polineuropatía y arteriopatía diabética.
Enfermedad actual: úlcera lateral en la cabeza del quinto metatarsiano del pie derecho desde
hace unas tres semanas (Fig. 9-9 a).
Exploración: pulsos pedio y tibial posterior no palpables. Ausencia de sensibilidades. Radiogra-
fía: sin evidencia de osteítis. Prueba de contacto óseo: negativa.
Tratamiento: Biopsia en sacabocados de la úlcera. Tratamiento con amoxicilina/ácido clavuláni-
co, descarga con fieltro adhesivo de 1 cm de grosor y cura diaria con antiséptico.
Evolución: al cabo de una semana, la úlcera es una placa necrótica (Fig. 9-9 b). Se practica arte-
riografía (Fig. 9-9 c) (que muestra signos claros de obstrucción desde la tibial anterior) y se repite
la radiografía (en donde se observa una imagen sugestiva de osteomielitis). Se decide revas-
cularizar, practicando una angioplastia transluminal percutánea desde la arteria tibial anterior
hasta el arco plantar (balón de 3 x 220 mm) y osteotomía de la cabeza del quinto metatarsiano
(Fig. 9-9 d). Postoperatorio sin incidencias (Fig. 9-9 e). Fue dado de alta a los cuatro días, si-
guiendo curas diarias: primero, con una minúscula cantidad de hidrogel (dos semanas) y, luego,
con antisépticos. Se administró tratamiento antibiótico durante seis semanas con ciprofloxacino
(500 mg cada 12 horas) (Pseudomonas aeruginosa). La úlcera cicatrizó completamente al cabo
de cinco semanas (Fig. 9-9 f).
CAPÍTULO 9. Casos clínicos •

CASO 10 (ROVI IV)


Antecedentes: hombre de 69 años con diabetes mellitus de tipo 2 de nueve años de evolucíón.
Presenta retinopatía, nefropatía, neuropatía, arteriopatía diabética (angioplastia transluminal
percutánea tibial anterior izquierda y amputación del tercer dedo en 2009) (Fig. 9-10 a).
Enfermedad actual: flemón en el dorso plantar del primer radio del pie izquierdo de tres días de
evolución, con fiebre. Ingresa en la unidad procedente de urgencias. Había realizado tratamiento
antibiótico oral durante tres días (amoxicilina/ácido clavulánico).
Exploración: pulsos pedio y tibial posterior palpables con dificultad debido al edema. Índice
tobillo-brazo: arteria pedia 1 y tibial posterior 1. Sensibilidades disminuidas. Prueba de contacto
óseo: negativa. Radiografía: sin imágenes sugestivas de osteomielitis.
Tratamiento: drenaje de las cavidades sépticas y toma de muestras para cultivo (Fig. 9-10 b).
Evolución: se administró piperacilina-tazobactam (4-0,5 g cada 8 horas), remítiendo la fiebre a
las 24 horas del inicio del tratamíento. Resultado Cultivo: Enterobacter cloacae + Pseudomonas
aeruginosa. Continuó tratamiento con amoxicilina (1 g cada 8 horas) + levofloxacino (500 mg
cada 24 horas) durante seis semanas. Siguió curas con antisépticos (Fig. 9-10 c) y descarga con
fieltro adhesivo, hasta la cicatrización total (ocho semanas) (Fig. 9-10 d).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

RECURRENCIA Y RESULTADOS
Actualmente no poseemos datos estadísticos para valorar la recurrencia de las úlceras de nues-
tros pacientes. Los casos que se presentan a continuación son una pequeña muestra de pacien-
tes que siguen controles periódicos en la unidad de pie diabético y que, hace unos años, fueron
tratados por úlcera en el pie.

•••

120
100
80
60
40
20
o
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
-+- Bypass 30 28 40 42 34 30 40 30 36 30
...... ATP/Stent 11 19 9 17 21 59 46 74 60 75
-.- TOTAL 41 47 49 59 55 89 86 104 96 105

80
70
60
50
40
30
20
10
o
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
-+- Mayores* 34 30 20 14 11 19 14 17 21 11
...... Menores** 42 34 19 23 17 39 17 23 12 21
.....- TOTAL 76 64 39 37 28 58 31 40 33 32
* Suprarotuliana, infracondílea y transmaleolar.
·1< * Transmetatarsíana (atípica) y dedos.
CAPÍTULO 9. Casos clínicos •

Muestra de casos

Figura 9-12(a) Mujer de 46 años con úlcera neuropática de cinco años de evolución
(2009); tratamiento con descargas y antibióticos; en una segunda fase, cirugía del ha/lux
va/gus; se curó en seis meses. (b) Estado actua l (2012).

Figura 9-13,a) Mujer de 62 años con úlcera neuropática con osteomielitis en la cabeza
del primer metatarsiano de ocho meses de evolución (2008); tratamiento: resección ca-
beza primer metatarsiano; se cerró en seis semanas. (b) Estado actual (2012).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 9-14(a) Hombre de 59 años con úlcera


neuropática en la cabe.za del quinto metatarsiano
de 1,5 meses de evolución (2008); tratamiento:
resección cabeza quinto metatarsiano; se cerró
en cuatro semanas. (b) Estado actual (2012).

Figura 9-15(a)-lombre:lé5!2ños:orulceraieu-
roisquém icai11Dsteomielitierletabezall61ercer~
cuartcmetatarsiano~2001~ratamientoosteotomía
d(WeéniSegund~ercergi:uartmetatarsíanos;
seerróle~<Semana$~stadGBctua,12012).

Figura 9-16(a) Hombre de 39 años con úlcera neuropática con osteomielitis en los huesos del
tarso (2004); recibió múltiples tratamientos médicos, ortésicos y quirúrgicos; terminó con am-
putación infracondílea. (b) Estado actual (2012).
CAPÍTULO 9. Casos clínicos

Figura 9-17(a} Mujer de 76 años con clinodactilia después de la amputación del primer dedo
por osteomielitis; tratamiento: alineación de los dedos mediante técnicas de cirugía de mínima
incisión (2002). (b) Estado actual (2012).

Figura 9-18(a) Hombre de 53 años con úlcera en la cabeza del primer metatarsiano con os-
teomielitis y vasculopatía; tratamiento: by-pass;on teflón (PTFE} desde la arteria femoral común
hasta la primera porción de la arteria poplítea y stentsmart contrdD x 60 mm) y resección de la
cabeza metatarsal (2008}; se curó en ocho semanas. (b) Estado actual (2012).
• SECCIÓN 11. Tratamiento

Figura 9-19. (a) Mujer de 58 años con úlcera neu-


ropática en la cabeza del segundo metatarsiano
(2005); tratamiento: resección cabeza segundo
metatarsiano y, posteriormente, plantillade des-
carga. (b) Estado actual (2012).
Los números de página seguidos de la letra t indican tabla; los seguidos de f figura

A - peronea, 23
Abductor del primer dedo, 25 - - anterior, 25
Absceso de partes blandas, 97 - plantar(es), 22, 23, 26
Ácido clavulánico, 87 - - lateral, 24
Alendronato, 123 - poplítea, 22
Amoxicilina, 87 - tibia!
Ampollas diabéticas, 76 - - anterior, 23
Amputación(es), 150 - - posterior, 23
- abiertas, 149 Arterioesclerosis, 42, 147
- cicatriz, 154 Arteriografía, 43
- de Chopart, 151 Arteriopatía periférica, 12
- de Lisfranc, 151 Articulaciones
- de Pi rogoff, 151 - de acomodación, 22
- de Syme, 152 - de movimiento, 22
- extremidad inferior, 8 Artritis, 93
- fisioterapia, 153 Artrodesis, 144
- infracondílea, 144 Artropatía de Charcot, 11, 91 f
- proximales, 149 Asociación Americana de Diabetes, 3t
- rehabilitación de la marcha, 154 Astrágalo, 20
-tipos, 151 Autocuidado, 64
- tratamiento, 154
Anatomía, definición, 18 B
Anestesia, 44 Bacterias
Angiografía - contaminantes, 87
- por resonancia magnética, 89 - grammanegativas no fermentadoras, 85
- por sustracción digital, 89 Biguanidas, 79
Angioplastia transluminal percutánea, 137 Biopsia ósea, 86
Angiosomas, 26 Bolo-basal, 111
Antimicrobianos, 87 Bullosis Diabeticorum, 76
Aponeurosis plantar, 22
Arco e
- arterial plantar profundo, variaciones, 26 Calcáneo, 20
- plantar profundo, 24, 25 Calcificaciones arteriales, 42, 90
Arteria(s) Callo cutáneo, 97
- digitales, 24 Calzado, 13
- dorsal, 22, 23 Calzado, 67, 69t
- maleolares, 23 Candidiasis, 74
- metatarsiana, 26 Carga plantar, 30
- pedia, 23 Celulitis, 84f
• Índice analítico

Cirugía endovascular, 148 - Neuropathy


Citocinas - - Disbility Score, 40
- antiinflamatorias, 55 - - Symtom Score, 40
- proinflamatorias, 55 Esclerosis de Monckeberg, 90f
Clindamicina, 87, 88 Estabilización osteotomías, 143, 143
Clorpropamida, 78 Estrés oxidativo, 3 7
Cojinete de absorción, 22 Eurodiale, 9
Colonización crítica, 85 Exantema maculopapuloso, 78
Cotrimoxazol, 88 Exostosectomía, 144
Cuboides, 21 Extremidad inferior, amputación, 8
Cuerpo extraño, 97
Cuña, 21 F
Factor de crecimiento
D - de monocitos, 54
Daño - del endotelio vascular, 37
- neurológico, 11 O - insulinoide de tipo 1, 37
- oxidativo, 11 O Férula, 131
Daptomicina, 88 - de descarga extraíble, 131
Declaración de SaintVincent, 8 - prefabricada, 134
Densidad mineral ósea, 53 Fiebre, 139, 139
Dermatofitosis, 75 Fieltro adhesivo, 127, 128f
Dermopatía diabética, 76 Fisioterapia, 153
Diabetes Flexor corto del primer dedo, 25
- mellitus, 3, 7 Flora monomicrobiana, 87
- - complicaciones crónicas, 4 Fórmula
- reacciones cutáneas al tratamiento, 78 - digital, 20
- tipo 1, 3 - metatarsiana, 20
-tipo 2, 3 Fractura(s), 54, 144
Diapasón, 46 Fuerza, cálculo, 28
Disfunción endotelial, 11 O
Dolor neuropático, 41 t G
Doppler arterial, 43 Gammagrafía
Drenaje, 138 - con leucocitos marcados, 101
- ósea, 100
E Gastrocnemio, 144
Ecografía, 43 Gérmenes multirresistentes, 87
Edema, 5 Ghost sign, 95
- óseo, 93 Glibenclamida, 78
Educación terapéutica, 61 Glicación, 37
Education Study Group, 61 Gliclazida, 78
Empowerment, 62 Glimepirida, 78
Enfermedad vascular periférica, 5 Glucemia, valores aconsejables, 11 lt
Enterococcus, 85, 87
Eritrasma, 74 H
Ertapenem, 88 Ha/lux valgus, 143, 144f
Escala(s) Hemostasia preventiva, 140
- Michigan Neuropathy Screening Score, 40t Hiperestesia, 44
Índice analítico

Hiperglucemia, 37, 109, 111 Muñón, cicatriz, 154


Hiperpresión, 137, 141 Músculo(s)
Hipoestesia, 44, 137 - flexor
Hipoxia tisular, 117 - - corto plantar, 26
- - largo, 25
1 - - - de los dedos, 26
lmipenem, 88 - - lumbricales, 26
lndex
- minus, 20 N
- plus, 20 Navicular, 21
- - minus, 20 Necrobiosis lipoídica, 77
Índice Nervio
- dedo-brazo, 50 - plantar
- tobillo-brazo, 49 - - lateral, 25
Infarto óseo, 97 - - medial, 25
Infecciones cutáneas, 73 - tibia! posterior, 25
Injerto Neuroartropatía, 91
- laminar, 122 - aguda, 92
- óseo autólogo, 145 - de Charcot, 52
Inmunodeficiencia humoral, 117 - crónica, 92
Insulina, 79 Neuropatía, 117, 137
- dosis, 112 - anatómica, 39
- infusión intravenosa, 114 - autónoma, 5
lnternational Working Group on Diabetes Foot, 12 - clínica, 38
Isq uemia, 137 - diabética, 4, 35, 77
- - exploración, 44
L - - tratamiento, 41 t
Legrado, 140 - focal, 39
Lesiones - motora proximal diabética, 39
- prevención, 62 - periférica, 1O, 11
- riesgos, 63 - sensitivomotora crónica, 35
Leuconiquia micótica superficial, 75 - subclínica, 38
Leventen, Edward, 142 Neurotensiómetro, 47
Levofloxacino, 88 Neutropinas, 37
Línea articular de Lisfranc, 21
Linezolid, 88 o
Ondas de choque, 121
M Onicogriposis, 12
Macroangiopatía diabética, 4 Onicomicosis, 75
Meropenem, 88 Ortesis, 133
Metatarsianos, 21 Osteoartritis séptica, 138
Metronidazol, 88 - fistulizada, 139
Microangiopatía diabética, 4 Osteoblastos, 54f
Miembro fantasma, 156 Osteoclastos, 54f
Mioinositol, 37 Osteomielitis, 84, 88, 94
Momento, cálculo, 28 Osteopenia, 53
Moxifloxacino, 88 Osteotomía, 138f, 142
• Índice analítico

- oblicua, 141 Plantilla de sensores, 30


Plastic cast, 131
p Plexopatía lumbosacra, 39
Pamidronato, 123 Polineuropatía
Parestesia, 44 - distal, 77
Péptido e, 37 - simétrica, 36t, 38
Pie Polirradiculopatía, 39
- anatomía, 18 Presión
- cuadrado, 20f - cálcu lo, 29
- de atleta, 75 - plantar, 29, 127
- de Charcot, 52 - - repetitiva, 30
- - agudo, 56, 123 Prótesis de antepié, 134
- - - riesgo de amputación, 123 Prueba de contacto óseo, 84
- - cirugía, 144 Pulsos, 48, 49
- - crónico, 58 Punch cutáneo, 86
- diabético; véase Pie diabético
- egipcio, 20f Q
- estructuras ligamentosas, 22 Quinolonas, 87
- examen, 64
- griego, 20f R
- irrigación arterial, 22 Rad iografía simple, 90
- músculos, 22 Rama(s)
- polinesio, 20f - maleolares laterales, 25
- séptico, 149 - tarsiana medial, 24
Pie diabético Reabsorció n ósea, 54
- - primaria, 11 Receptor activated nuclear factor K ligand, 54
- - secundaria, 17 Reflejos musculares, 48
- atención Resonancia magnética, 43, 90
- biomecánica, 28 Retináculo de los flexores, 25
- by-pass, 147 Revascularización, 5, 43
- definición, 4 Rochester, estudio, 35
- deformidades, 31
- estrategia de mejora en la atención, 17 s
- evaluación y tratamiento, 108t Sensibilidad
- exploración dermatológica, 11 - dolorosa, 44
- infección, 83 - palestésica, 46
--cirugía, 147 - presora, 47
- - ósea, 84 - táctil, 44
- - toma de muestras, 86 - térmica, 45
- - tratamiento antibiótico, 85 - vibratoria, 46
- revascula rización, 147 Sensores, tipos, 30
- riesgo de úlcera, 12 Sesamoideos, 22
- técnicas quirúrgicas, 138f Siliconas, 133
- tratamiento quirúrgico, 137 Síndrome
Pinprick, 45f - de atrapamiento, 39
Piodermitis, 74 - del pie diabético, 78
Piperacilina, 88 Sistema tegumentario de la p lanta del pie, 22
Índice analítico •

Sliding sea/e, 11 1 - exudación, 120


Sobrecarga plantar, 30 - factores de riesgo, 6
Soporte plantar, 133 - infección, 15
Staphy/ococcus, 84, 85 - infección, 119f
Stents, 148 - neuroisquémica, 51 t, 84f, 117f
Sulfonilureas, 78 - neuropática, 10t, 51, 77, 78f
- ondas de choque,
T - plantares, 30, 129
Tendón de Aquiles, alargamiento, 144 - sin osteomielitis, 143f
Territorios vasculares, 26 - tratamiento, 13, 14t
Tiña, 75 - - tópico, 117
Tolbutamida, 78
Tomografía V
- computarizada, 43 Valor de captación estandarizado, 104
- por emisión de positrones, 101 , 104 Vancomicina, 88
Trombosis, 11 O Vasculopatía, 117
- diabética, 42
u Venda
Úlcera(s), 97 de fibra de vidrio, 131
- arterial, 51 de yeso, 131
- cirugía preventiva, 141
- cultivo, 86 X
- descarga, 127 Xantomas, 78
- extremidad inferior, 119f

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