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1.

SISTEMA NERVIOSO:

- El sistema nervioso está formado por el cerebro, la médula espinal


(conjunto de nervios que recorren la columna vertebral) y una red de
nervios que llegan a todos los lugares del cuerpo. El sistema nervioso
dirige todo lo que una persona puede hacer física y mentalmente.

- El cerebro del recién nacido es grande, con un peso de 480 g y marcada


inmadurez, así como escasa mielinización y vascularidad del tejido
nervioso deficiente. Esto se pone de manifiesto en la conducta
neurológica del neonato.

- La pérdida de calor en el recién nacido puede ser por radiación,


conversión, conducción y evaporación (esta última es la más frecuente).
El ambiente térmico del neonato se encuentra afectado por las
corrientes de aire, la humedad, la temperatura del aire, así como la
proximidad a las superficies calientes o frías.

- El mayor crecimiento de las células del sistema nervioso central ocurre


entre las semanas 25 y 40 del embarazo y durante los primeros meses
después de nacer.

- La mayor parte de las neuronas de la corteza cerebral se forman hacia


las 20 semanas de gestación. La corteza cerebral es la parte del
cerebro que se encarga de las funciones de nivel más alto, como la
solución de problemas y el pensamiento. Hacia la semana 40 de
gestación las neuronas de la médula espinal, el tronco encefálico y
grandes secciones del cerebro están casi completamente desarrolladas.

- En un niño recién nacido, están más desarrolladas las estructuras


subcorticales, que se encargan de regular funciones básicas como la
respiración y la digestión. Las conexiones entre las células de la corteza
cerebral aumentan conforme el niño madura.
- Durante la etapa prenatal, el cerebro produce más células y conexiones
de las que son necesarias. Las que no funcionen morirán después del
nacimiento. Esta producción de células en exceso ayuda a crear un
sistema nervioso eficiente. Al nacer, la mayor parte de los 100.000
millones de neuronas de un cerebro maduro están ya formadas.

- Al nacer, el cerebro solo tiene el 25 % del peso como adulto. Al año,


alcanza el 70% del peso y hacia el final del segundo año ha alcanzado
el 80% del peso que tendrá como adulto. Luego continua creciendo con
más lentitud hasta los 12 años, cuando llega casi al tamaño del adulto.

- La exploración neurológica comprende: postura, motilidad, tono, reflejos


y sensibilidad:

 Postura:
La postura es el resultado de la posición in utero. Así se ve que,
por lo general, el recién nacido descansa con los 4 miembros en
flexión y la cabeza en extensión, esto se observa en la
presentación del vértice. En cambio, en la posición pelviana se ve
abducción y rotación externa de los muslos, las piernas
extendidas a nivel de las rodillas, cabeza achatada en el vértex
con cuello elongado.

La postura normal es de flexión simétrica de brazos y piernas,


con cierta resistencia a la extensión completa de las
articulaciones.

 Actitud flexora:

Es cuando el recién nacido maduro mantiene la flexión de los 4


miembros, no así el prematuro que tiene tendencia a la extensión
debido a su hipotonía. De esto se infiere que todo lo que se
aparte de esta actitud flexora es patológico, por ejemplo, la
parálisis de un miembro superior (parálisis braquial) en la cual el
niño presenta extensión del miembro afectado y flexión del
miembro sano.

 Motilidad:

El recién nacido en estado de vigilia presenta movimientos


constantes de forma global. Estos son bruscos y guardan relación
con la postura. A veces se observan temblores en las primeras 24
o 48 h de vida, los cuales pueden durar un mes. Muchos autores
les llaman temblores fisiológicos porque no se acompañan de
otro síntoma y desaparecen espontáneamente.

Frente a estos temblores se debe hacer el diagnóstico diferencial


con la convulsión, lo cual no siempre resulta fácil. El temblor es
uniforme, fijo, se acentúa por estimulación, movimientos, frío,
hambre y cesa durante el sueño, mientras que las convulsiones
son tónicas o clónicas, no guardan relación con los movimientos,
no se acentúan al estímulo y aparecen en cualquier momento.
Además, los temblores cesan al asir la extremidad, mientras que
las convulsiones persisten.

 Tono muscular:

El recién nacido maduro es hipertónico, no así el pretérmino, que


a mayor inmadurez mayor hipotonía. Existen varios métodos para
medir el tono muscular, tales como:
- El regreso o retroceso en flexión de los antebrazos
previamente extendidos y luego liberados.

- Ángulo poplíteo. Se obtiene al flexionar el muslo sobre el


abdomen y extender la pierna; es inferior a 90º en el recién
nacido maduro y mucho mayor en el pretérmino.

- Test de altura. Mide el espacio que queda entre la camilla y el


hueco inguinal, estando el niño en decúbito prono; es de
alrededor de 7 u 8 cm y se mide con regla o escuadra. Además
se cuentan con otros métodos como son el signo de la bufanda
y el del talón-oreja, cuya descripción aparece en otro epígrafe
de este libro.

- Reflejos. Son de 3 tipos: primarios, superficiales y


osteotendinosos.

 Entre los reflejos primarios se encuentran:

El de hociqueo o búsqueda se obtiene estimulando con


el dedo o biberón cerca de la comisura labial, lo que
provoca el acercamiento de los labios al lugar
estimulado.

El de succión se produce rozando los labios, es


fundamental que esté sincronizado con el de
deglución.

El de Moro o del abrazo se obtiene dando una


palmada fuerte o una sacudida brusca en la cuna, a lo
que el recién nacido responde con llanto, grito,
moviendo los brazos en extensión primero y después
en flexión, abriendo las manos, así como flexión de los
miembros inferiores con fuerza. Si hay asimetría puede
indicar parálisis, fractura, desprendimiento epifisario y
luxación. Este reflejo desaparece alrededor de los 5
meses, su persistencia después de esta edad indica
daño cerebral.

El de presión palmoplantar se da al estimular o


presionar la palma de la mano con un dedo o un objeto
romo y el recién nacido responde cerrando las manos.
Hay una respuesta semejante de flexión de los dedos
si se estimula la planta del pie.
El de Magnus Klein o tonicocervical se debe a un
desbalance entre los hemisferios cerebrales, que hace
que en forma alterna predomine uno sobre el otro. Con
el niño en decúbito supino, al girar la cabeza hacia un
lado, extiende el brazo y la pierna para donde mira,
mientras el brazo y la pierna opuesta se flexionan.
Persiste hasta alrededor de los 3 ó 4 meses de vida.
El de enderezamiento de la cabeza se obtiene al
incorporar al recién nacido por ambos brazos, estando
en decúbito supino, la cabeza queda hacia atrás, pero
enseguida la yergue para caer hacia delante.

El de marcha automática se produce cuando se toma


al niño por las axilas y se mantiene erecto, tocando un
plano duro, inclina el cuerpo hacia delante y da pasos
alternando un pie con el otro.

El espinal se da por la fricción paravertebral desde el


coxis al cuello, y en posición de decúbito prono, pero
estando el niño tranquilo, hace que incurve el tronco
hacia el lado friccionado. Puede haber llanto y
agitación.

 Los reflejos superficiales son:

El de Babinsky o cutáneo plantar se obtiene


frotando el borde externo del pie de atrás hacia
delante con un objeto romo, el niño responde con la
flexión plantar de todos los dedos del pie menos el
primero que reacciona con extensión dorsal. Este
reflejo es normal hasta alrededor de los 2 años.

El cutáneo abdominal no es constante.

 En los reflejos osteotendinosos la respuesta del recién


nacido puede ser una hiperreflexia o hiporreflexia, pero
deben encontrarse presentes e iguales. Cuando son
asimétricos indica afección. Se debe explorar siempre el
reflejo rotuliano.

2. SISTEMA INMUNE:

- El feto, que en el útero se encuentra en un ambiente estéril, al pasar a la


vida extrauterina se pone en contacto con antígenos que le sirven de
gran estímulo, por lo que comienza a desarrollar mecanismos inmunes
específicos e inespecíficos, aunque de manera muy deficitaria.
- El recién nacido maduro, y más aún es el prematuro, es
inmunológicamente deficiente, de aquí que haya un aumento de riesgo
de las infecciones en este período de la vida. Esta deficiencia inmune
incluye la inmunidad celular, la humoral y la inespecífica.

- Inmunidad celular:

A partir de la semana 12, el timo del feto es capaz de participar en la


respuesta inmune frente a un antígeno, pero en forma muy precaria. El
timo parece ser esencial para el desarrollo y la maduración del tejido
linfoide periférico.

Los elementos epiteliales que lo constituyen elaboran sustancias que


parecen controlar las actividades de los linfocitos T periféricos.

En el recién nacido, los linfocitos T circulantes son pequeños, inmaduros


y disminuidos en número, lo que hace que presenten un déficit funcional
en cuanto a la hipersensibilidad tardía: si tienen capacidad de rechazo
de injerto de piel esto se debe, quizás, a que las células T todavía no
son plenamente capaces de elaborar linfocinas que puedan recoger
linfocitos locales para participar en la respuesta tardía. El timo aumenta
rápidamente de tamaño en el feto y en el período posnatal hasta la
pubertad, cuando este aumento es más lento, e involuciona en la edad
adulta.

- Inmunidad humoral:

El feto tiene capacidad para producir IgM frente a un estímulo


adecuado, lo cual es de gran utilidad en el diagnóstico de infección
intrauterina (rubéola, sífilis. toxoplasmosis, etc.), ya que la sola
presencia de la IgM en el suero del neonato indica que es de
procedencia fetal, pues la IgM materna no pasa la barrera placentaria
por su gran tamaño. La síntesis de la IgM y de la IgG por las células
plasmáticas tiene lugar en el feto a las 20 semanas, mientras que la IgA
lo hace a las 30 semanas.

Como el feto se encuentra en un medio libre de antígenos, produce muy


poca cantidad de inmunoglobulinas, aunque puede producir mayores
cantidades si se enfrenta al antígeno correspondiente.

De aquí que la inmunidad del recién nacido frente a varias


enfermedades dependa de los tipos de anticuerpos IgG transferidos
desde la madre por medio de la placenta. Esta transferencia placentaria
de IgG ocurre principalmente en el tercer trimestre, por lo que un niño
nacido antes de las 35 semanas de gestación puede tener un gran
déficit de IgG. De la IgM y la IgA solo hay trazas.
Los niveles de IgG en el suero descienden después del nacimiento y
llegan al mínimo entre los 3 y 6 meses de edad, momento en el cual la
capacidad de síntesis del niño aún es muy escasa.

Por ello este es el momento de mayor susceptibilidad del niño frente a


muchas infecciones. “El niño se hace adulto inmunológicamente a los 10
años”.

- Inmunidad inespecífica:

El recién nacido presenta déficit de la defensa de barrera, quimiotaxis y


respuesta inflamatoria, así como una fagocitosis disminuida, quizás a
causa del déficit de IgM.

De aquí que a veces resulte catastrófica una infección enteral producida


por un virus de escasa virulencia, así como una infección de la piel
provocada por estafilococos.

Los factores del complemento no atraviesan la barrera placentaria, sino


que se producen durante la vida fetal en épocas muy tempranas y su
síntesis tiene lugar en diferentes órganos en presencia de una
estimulación antigénica.

Los niveles de los componentes del complemento en la sangre del


cordón son lo suficientemente elevados como para mantener la
bacteriólisis normal y la adherencia inmune.

Los factores del complemento en el recién nacido representan el 50 %


de los niveles del suero materno, pero alcanzan los niveles del adulto
entre los 6 y 12 meses de edad. La lisozima y la lactoferrina son
sustancias inespecíficas presentes en la sangre del cordón en
concentraciones superiores a las de la madre.

3. ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS:

- Los cinco sentidos del bebé se ponen en marcha en el vientre materno,


por tanto al nacer ya están en pleno funcionamiento. Es a través de
ellos que empiezan a recibir los estímulos del exterior y a relacionarse
con las personas y el entorno.

- Durante la gestación podía distinguir niveles de luz y oscuridad y oír


las voces y los sonidos, sentir la calidez del útero y los estímulos
sensoriales provenientes del exterior, así como el olor y el sabor del
líquido amniótico que tragaba.

- Pero una vez que nace, recibe un montón de estímulos nuevos, los
cuales procesa y reacciona ante ellos de formas diferentes. Esas
reacciones son las que nos permiten conocer sus preferencias y
sobretodo, satisfacer mejor sus necesidades.
1. Vista:

- El recién nacido abre los ojos simultáneamente con pupilas


iguales y respuesta a la luz. En general el recién nacido nace
con un color de ojos azulado o gris azuloso, el cual no es su
color definitivo. En general, el color de los ojos de tu bebé se
definirá alrededor de los tres meses, aunque puede cambiar
hasta el año de edad.

- Con frecuencia el llanto del recién nacido carece de lágrimas


porque las estructuras lagrimales son inmaduras. Las lágrimas
se empiezan a producir al finalizar el primer mes de vida. El
recién nacido puede percibir caras, formas, colores y pronto
empezará a mostrar preferencias visuales.

- El bebé puede distinguir con claridad lo que ve desde que nace.


La distancia de enfoque más cómoda para sus ojos es de unos
20 a 30 cm, luego sus músculos oculares se van fortaleciendo y
pueden enfocar personas y objetos a mayor distancia. Lo que
está más allá de esa distancia lo ve borroso, pero es capaz de
percibir movimientos y cambios en la intensidad de la luz.

- Cuánto ve el recién nacido a menudo planea dudas, sobre todo


en cuanto a los colores que ve. No se sabe a ciencia cierta
cómo los percibe. Probablemente en una escala de blanco,
negro y grises, aunque se cree que a los pocos días empieza a
discernir aquellos de mayor contraste como el rojo.

2. Tacto:

- El tacto es el sentido más importante para el bebé, porque ser


tocado, abrazado, acariciado y cogido es además una
necesidad del recién nacido.

- Lo que más disfruta es el contacto piel con piel.

- Al colocarle sobre el pecho su respiración se vuelve más


profunda, sintiéndose relajado y reconfortado.

- El tacto también pone en marcha algunos reflejos del recién


nacido como el reflejo de prensión plantar o el reflejo de
búsqueda al acariciarle la mejilla.

3. Olfato:

- El olfato es uno de los sentidos más desarrollados en el bebé


recién nacido, incluso más que en los adultos. Si se le coloca un
paño impregnado con el olor de su madre y uno con el olor de
otra madre, elegirá el que huele a mamá.

- Es supervivencia pura. Busca el olor de su madre nada más


nacer y necesita estar cerca de ella para asegurarse el alimento,
además de sentirse protegido.

- No hay nada para él como el olor natural de la piel de su madre,


así que es conveniente evitar perfumes y colonias.

4. Gusto:

- Es tal vez el sentido menos desarrollado al nacer, aunque puede


ser muy sensible a algunos niveles de gusto.

- Le desagradan los sabores ácidos y amargos y prefieren los


sabores dulces, como la leche materna.

- Poco a poco, el bebé va desarrollando el sentido del gusto,


aunque los primeros seis meses sólo necesita la leche materna
abriéndose luego a probar nuevos sabores.

5. Oído:

- Es capaz de distinguir sonidos desde el útero materno. Incluso


reconoce la voz de la madre y una vez nacido reacciona ante
sonidos que ha oído en el vientre.

- Le produce placer oír las palabras dulces de su madre, aunque


los primeros días la función de mirar y escuchar va separada y
aún no gira la cabeza hacia donde proviene la voz.

- Los sentidos del recién nacido le permiten empezar a establecer


una relación con las personas y con el entorno que le rodea,
pero desde luego, lo que más estimula los sentidos del bebé es
la cercanía de su madre, estar en contacto con ella el mayor
tiempo posible y oír su voz.

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