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CAPITULO 5

MICOPLASMAS, ESPIROPLASMAS
Y RICKETTSIAS FITOPATOGENAS
Durante muchos años, cierto tipo de enfermedades, conocidas en
forma genérica como "amarillamientos" (*"yellows""), fueron conside-
radas por los fitopatólogos como de origen viral; se atribuían a virus
porque, no siendo causadas por hongos o bacterias, eran transmitidas
por cicadélidos y por injerto, aunque no mecánicamente. Además, el
agente causal pasaba a través de filtros que retienen las bacterias.
Nadie había logrado observar en el microscopio electrónico partícu-
las de virus en secciones o extractos de plantas enfermas, pero se
pensó siempre que esto se debía a que los presuntos "virus" se encon-
traban en concentraciones muy bajas, lo cual hacía sumamente difícil
detectarlos. Sin embargo, durante la última década se ha demostrado
que la mayoría de esas enfermedades está asociada con organismos
más cercanos a las bacterias que a los virus: los micoplasmas, espiro-
plasmas y rickettsias.

MICOPLASMAS

En 1967, varios investigadores japoneses demostraron que, en cor-


tes de tejidos de plantas con "amarillamiento del aster" (el prototipo
de ese grupo), se observaban al microscopio electrónico organismos
muy primitivos, similares a los micoplasmas que causan enfermedades
en animales; encontraron también que dichos agentes son suscepti-
bles específicamente a los antibióticos del grupo de las tetraciclinas,
tal como sucede con las micoplasmosis de los animales. Este descubri-
miento motivó una serie de investigaciones similares con otras enfer-
medades de plantas transmitidas por cicadélidos y, efectivamente,
muchas de ellas fueron asociadas con micoplasmas; entre éstas están
el amarillamiento del aster, el am arillamiento letal del cocotero, el
arrepollamiento de la papaya, el enanismo amarillo del arroz y la hoja
blanca de la caña de azúcar.
46 Introducción a la Fitopatología

Los micoplasmas habían pasado desapercibidos por muchos años


porque son aún más pequefios, y más difíciles de localizar y cultivar,
que las bacterias. Sin embargo, ya en el siglo pasado, Pasteur trabajó
con el organismo causante de la pleuroneumonía de los bovinos, un
micoplasma, y hasta señaló que era infeccioso y filtrable. En este
siglo, se ha demostrado el papel de muchos micoplasmas en enferme-
dades del tracto respiratorio, digestivo y urogenital de los animales.
Los micoplasmas son partículas de protoplasma de apenas 0,l a
2,0 um, frágiles, sin pared celular; sólo tienen una membrana delgada,
por lo tanto son de forma indefinida, que cambia según el substrato
(pleomórficos). En las plantas, aparentemente, los micoplasmas se
encuentran limitados a los vasos cribosos y al parénquima del floema,
donde adquieren una forma más o menos esférica, pero a menudo
con ramificaciones muy irregulares.
Hasta 1975, cerca de 50 enfermedades han sido atribuídas a mico-
plasmas, en base a la observación del organismo en el floema de las
plantas enfermas y en varios tejidos de los insectos vectores. Hay
informes de aislamiento en cultivo puro, pero no se ha demostrado
concluyentemente que estos cultivos sean patogénicos.

ESPIROPLASMAS

Más recientemente (desde 1972) han aparecido descripciones de


otro presunto patógeno: el espiroplasma. Estos organismos semejan
pequeñas espirales, sin pared celular ni flagelos, pero con algo de
movimiento propio. Se han encontrado asociados con el achaparra-
miento del maíz y las enfermedades "stubborn" y "little leaf" de los
cítricos, males atribuidos en un tiempo a virus y luego a micoplasma.
Estos microorganismos también se encuentran limitados al floema.
Los tres espiroplasmas se han aislado en cultivo puro, y los de los
cítricos han sido inoculados con éxito a insectos vectores y con éstos
a la planta. Su patogenicidad se ha demostrado mediante los postu-
lados de Koch. No está claro si el espiroplasma es una forma o fase de
los micoplasmas o un organismo diferente.
Los micoplasmas y espiroplasmas que afectan a las plantas son
transmitidos por ciertas especies de insectos (principalmente cicadéli-
dos y algunos áfidos). Aun antes de conocerse su verdadera naturale-
za, se sabía que los agentes de muchas de estas enfermedades se
multiplican en el insecto vector; de ahí que se necesite un período de
incubación de varios días para que el insecto que ha chupado en la

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