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De nición:

Las afecciones reumatológicas de partes blandas o


también conocidos como reumatismos extraarticulares,
engloban aquellos síndromes dolorosos que se originan
en las partes blandas del aparato locomotor, que no
forman parte de una enfermedad general.
Después de infecciones respiratorias de vías altas, los
reumatismos extraarticulares son el principal motivo de
consulta. Los efectos laborales y psicológicos están
fuertemente relacionados con la aparición de esta
afección.

Entesopatías:
Las entesopatías son todas aquellas lesiones focales, primarias, inflamatorias, destructivas y
no específicas de la unión de los ligamentos con los huesos.

- Epicondilitis:
El dolor en el epicóndilo tiene tres orígenes, entesopatía, condropatía de la cúpula radial con la
existencia de franjas sinoviales hipertróficas o por interposición de un inconstante menisco
sigmoideo, síndrome de la rama posterior del nervio radial o nervio interóseo. La causa más
frecuente es la tendinosis crónica de segundo radial externo. El dolor es consecuencia de un
movimiento preciso que es la extensión de la muñeca o supinación de la mano a partir de la
posición de pronación.
Se observa en amas de casa, mecánicos, carpinteros, ebanistas y en individuos que utilizan
objetos con mango en su trabajo habitual.
La mayoría de la población se refiere a la epicondilitis como el codo del tenista, en este ámbito
deportivo afecta a personas de más de 30 años.
El tratamiento médico pasa por el reposo articular, la administración de AINE, fisioterapia
antiinflamatoria y eventuales infiltraciones.

- Talalgia:
El dolor en el talón al caminar o al apoyarlo es otra de las entesopatías mas comunes. Siempre
se debe descartar ante una talalgia, que no sea el comienzo de una gota o de una
espondiloartritis.
Se trata de la inflamación de la aponeurosis plantar en su inserción en la cara inferior del
calcáneo. En la exploración se detecta dolor a la presión en el punto calcáneo interno.
El tratamiento consiste en la colocación de unas plantillas adecuadas y la eventual infiltración.

Tendinitis:
Las bolsas y vainas tendinosas tienen como misión facilitar y posibilitar el movimiento articular.
Anatómicamente son similares, excepto en su forma = las bolsas son cavidades redondeadas y
planas, en cambio las vainas son largas y tubulares.
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- Tendinitis del supraespinoso:
El tendon del supraespinoso, mal irrigado, sometido a fatiga, a roce y compresión, puede
presentar en individuos que efectúan durante años ejercicios repetitivos del hombro, lesiones
de tipo degenerativo, por el traumatismo repetido del roce, sin la adecuada protección de la
bolsa subacromial que también sufre desgaste. La tendinitis del supra espinoso se caracteriza
por dolor localizado en la cara externa del hombro y presenta irradiaciones hacia la inserción
del deltoides, hacia el trapecio o a toda la extremidad hasta los dedos. Se aprecia un punto de
dolor electivo a la presión en el troquíter, debajo del acromion en la inserción del tendón.
Las lesiones del manguito de los rotadores, en especial las del tendón del supraespinoso,
pueden ser roturas parciales o totales. Se caracterizan por aparecer después de un
traumatismo o tirón en pacientes de más de 50 años.
El tratamiento de elección es la infiltración por vía lateral

Bursitis:
Las bolsas subcutáneas se desarrollan habitualmente en zonas sujetas a fuerzas de roce y de
presión. Las bursitis más frecuentes en clínica son la subacromial, la olecraniana, la prepatelar,
la anserina y la trocantérea.

- Bursitis subacromial:
Las manifestaciones clinicas de la bursitis subacromial son totalmente superponibles a las de la
tendinitis del supraespinoso por sus íntimas relaciones anatómicas.

- Bursitis olecraniana:
Las bursitis olecranianas pueden ser traumáticas, infecciosas o gotosas. La mayoría son
gotosas o postraumáticas, pocas veces infecciosas, con claro predominio de Staphylococcus
aureus. Predominan en hombres y la clínica es similar en todas ellas = tumefacción
redondeada fluctuante en la cara posterior del codo e inflamación que puede ser intensa o muy
discreta.

- Bursitis prepatelar:
Como la mayoría de las bursitis no reumatológicas o infecciosas, la bursitis prepatelar es de
origen microtraumático, en colocados de parquet o de mosaicos, etc. Antes era denominada
“mal de monjas”. Clínicamente se aprecia tumefacción redondeada con pocos signos
inflamatorios y escaso dolor, situada en la cara anterior de la rótula.

- Bursitis de la pata de ganso:


La pata de ganso engloba tres tendones en la cara anterointerna de la extremidad superior de
la tibia. El tendon del sartorio es el más largo y más superficial. Una bolsa serosa lo separa de
los otros dos tendones = los tendones del vaso interno y del semitendinoso, que están
yuxtapuestos. La rotura de algunas fibras de los tendones de la pata de ganso provoca una
reacción inflamatoria local de la que participan las bolsas subyacentes.
Es una afección frecuente en mujeres obesas de mediana edad. El dolor se localiza en la cara
interna de la rodilla y es especialmente intenso al bajar escaleras. El tratamiento consiste en la
interrupción de toda actividad deportiva, reducción de peso, caminar lo mínimo posible evitando
escaleras, aplicación local de hielo e infiltración con un esteroide de depósito.

Tenosinovitis:
El tendón, por su vascularización deficiente, puede decirse que no se inflama. En cambio, la
que presenta una gran reactividad inflamatoria es su vaina sinovial, que da lugar a las
tenosinovitis. La tenosinovitis es un proceso inflamatorio que, cuando afecta las vainas de los
tendones flexores de los dedos, causa una dactilitis o dedo “en salchicha”, manifestación clínica
de diversas enfermedades como la artritis psoriásica o el síndrome de Reiter, pero lo más
habitual es que su etiología sea traumática o microtraumática, coincidiendo con la práctica de
una actividad no habitual durante un periodo de tiempo prolongado. En la exploración se
observa tumefacción con dolor a la presión y en ocasiones, una crepitación palpable sobre el
tendón al moverse.

Neuropatías por atrapamiento:


Síntomas producidos por una alteración transitoria de los nervios periféricos son comunes en la
mayoría de personas sanas y habitualmente se recuerda la zona sobre la que se ha producido
la presión causante de la molestia.
La expresión neuropatía por atrapamiento se aplica a la presencia de manifestaciones clínicas
persistentes por lesión focal de un nervio debida a una compresión crónica o a un traumatismo.
Los síntomas clínicos son comúnes en todos los tipos = dolor y parestesias en el territorio del
nervio afectado; si la compresión es intensa y prolongada puede aparecer atrofia muscular.
Se consideran factores de predisposición a la presencia de anomalías estructurales en la
vecindad, así como algunas enfermedades como la diabetes.
En la exploración se observan una hiperestesia o la analgesia en el territorio del nervio
afectado, así como la debilidad de los músculos inervados.

Nódulos de Garrod:
Los nódulos de Garrod, o almohadillas fibroadiposas de los nudillos, son unas pequeñas bolsas
anormales en el dorso de los dedos a la altura de la primera interfalángica. Se trata de una
masa densa, nodular, situada en el tejido subcutáneo y que deja la articulación completamente
libre. Esta afección puede coincidir con la enfermedad de Dupuytren, la retracción de la
aponeurosis plantar y la induración de los cuerpos cavernosos del pene.
Los nódulos están más desarrollados en los dedos cubitales y suelen ser indoloros.

Quiste sinovial:
Los quistes sinoviales o ganglionares son formaciones quísticas a expensas de las sinoviales
tendinosas o articulares. Aparecen de ordinario en mujeres jóvenes y se observan en la
muñeca por su cara dorsal y en el dorso del pie. Son raros a partir de los 50 años.
Clinicamente se manifiesta por una tumoración redondeada, más prominente al flexionar la
muñeca, que se localiza en un punto típico, la rosita de Ledderhouse, situado entre el tendón
del extensor del índice y el del segundo radial. Es del tamaño entre un garbanzo y una nuez, de
consistencia renitente, indoloro, irreducible y no se adhiere a la piel, pero si a la profundidad.
Crece de forma lenta y a veces regresa espontáneamente. Para su tratamiento, puede dejarse
en paz ya que solo es un problema estético, se puede hacer una aspiración e inyección de un
corticoide o la extirpación quirúrgica.

Contracturas:
La contractura es la contracción permanente dolorosa e involuntaria de un músculo que no
cede con el reposo. Las contracturas pueden ser traumáticas cuando acontecen tras un
traumatismo externo, como un choque directo sobre el muslo, o no traumáticas como ocurre en
el tortícolis o en la lumbalgia aguda o lumbago.
El torticolis o contractura del esternocleidomastoideo y el lumbago, deben tratarse con calor
húmedo, relajantes musculares o analgésicos como paracetamol, en ocasiones debe añadirse
un AINE como el ibuprofeno.
Las contracturas traumáticas se tratan mediante la aplicación local de hielo y el mismo
tratamiento farmacológico que las no traumáticas.
La duración habitual de una contractura oscila entre 5 y 10 días.

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