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El tratamiento del tema de las abducciones y las visitas de dormitorio requiere cada
vez más una exhaustiva investigación. Actualmente son muy notorias las enormes
fallas en el abordaje investigativo que solemos presenciar en cada día más casos que
se presentan como auténticos, sin la más mínima evidencia de peso, solo contando
como evidencia el testimonio del supuesto abducido o visitado.
En los casos excepcionales en los que algún grupo determinado, o en varios de ellos
me han presentado posibles casos, me manejo siempre con ciertas normas de base,
como por ejemplo trabajar con la exclusiva autorización tanto del testigo, como del
representante del grupo que me convoca.
Ha habido casos, en los que de manera legítima luego de un par de entrevistas, tanto
en el caso de que el testigo, y/o el representante del grupo que descubrió el caso que,
por diversas razones, no quisieron que se continúe con el proceso (recuerdo un caso
con importantes marcadores de posible abducción, en el que luego de un par de
entrevistas, se le solicito exámenes médicos previos, y sin ninguna resistencia a
aportarlo por parte del mismo) y sumando razones por parte del presentador del caso
de conflictos familiares que se agravarían por continuar por ese derrotero, hemos
decidido de manera conjunta, aplazar o terminar la intervención.
Claro es que, en esos casos, por más que los signos de una posible abducción
puedan llegar a ser significativos, sin un informe completo considerando todas las
posibilidades del caso, no es posible, e incluso sería desaconsejable confirmar o negar
la experiencia por mi parte. El caso es entonces olvidado y no mencionado nunca y el
contacto con el grupo y el individuo cesa.
Aclaro esto porque ciertos individuos que se han visto tocados en su fibra íntima por
mi forma de trabajo, acusan de intentos de apropiarse de casos (como si el proceso de
abducción fuera moneda de cambio para popularidad o trueque de influencias).
He dado ejemplos de estos casos en un programa: Historias Reales 2 del amigo Javier
Abeijase del AIFOP, que me invitó personalmente a hablar del tema. Nunca se
mencionaron nombres propios, pero ciertas personas desequilibradas emocionalmente
se ponen solas en evidencia.
6- Otro tema no menor es que en este caso y en muchos otros se ha encontrado que
los individuos han estado sujetos a “hipnólogos” no profesionales que luego de
sesiones de hasta 3 y 4 horas, además de producir la abreacción al trauma, no
pudieron contener al individuo. Luego se consulta al profesional médico o psicólogo,
ya ejecutado de manera imprudente por decir poco, el desastre, para que dicho
profesional se encargue del “control de daños”
Para muestra basta un botón. Recuerdo el caso de una testigo (me reservo el nombre
por protección de la misma) de cierto lugar en La Pampa, con un trasfondo familiar
complejo, visitada por una supuesta entidad, que había interactuado con ella.
Las huellas dejadas por esa supuesta entidad eran, por decir poco, impresentables. Se
sumó un audio en casette, de la testigo incorporando la entidad, escuchando
claramente la impostación de voz, con el asombro y credulidad de ciertos personajes
de la ufología allí presentes, que hoy critican a la psicología como seudociencia,
confirmar la “alta extrañeza del caso”. Cabe decir que las evaluaciones mostraron un a
histeria de conversión de base, y un trastorno facticio de personalidad, todo ello
apuntado, no tanto a la comunidad de investigadores ufológicos, sino a un miembro de
la familia, destinatario de ese “acting”. Hoy el caso está en mis archivos y en mi blog
(con seudónimo por supuesto).
Es esencial que se entienda que en caso clínico se puede exponer sin nombrar a la
persona, o con un nombre de fantasía, lo cual es una práctica usual que no viola la
confidencialidad medico-paciente, y que es común en los congresos de psicología.
Para terminar, no solo cabe considerar el impacto del abuso sexual en el contenido
traumático de las experiencias de abducción, las reales y las no tanto, sino también
conocer que, a la población adulta hay que agregarle la infantil (en ciertos casos la
experiencia se transmite de padres a hijos). La importante cantidad de evidencias de
intrusiones, tanto en el caso de entidades con alto nivel de extrañeza (abducción
“alien” posible”), como en el caso de abusos sexuales infantiles, por “entidades
muchos menos alien y mucho más humanas”.
Recomiendo la lectura del libro de la Lic. María Cecilia López, experta en abuso infantil
“Los Juegos en la Detección del abuso sexual infantil”, entre tantas obras, a nivel
nacional e internacional. En el próximo artículo de Fenomalías incluiré un paper de
MacNally y Clancy, ambos académicos de la Universidad de Oxford tratando el
problema de la parálisis del sueño y los marcadores de abuso sexual infantil, en su
muestra de casos clínicos.
“Los Juegos en la Detección del abuso sexual
infantil”,
Imagen del juguete fantasma indicando fuente del abuso
Muñeca estilo "Barbie" que simboliza el cuerpo del niño o niña. Nótese encima de la muñeca,
juguetes "insectos" (araña, otros) "lagartija" (reptil), simbolizando las representaciones
simbólicas del niño de la fuente de agresión
Para terminar quiero dejar esto bien en claro: es mi posición, conocidas por todos, la
de seguir sosteniendo, la realidad de las experiencias de abducción y las de las visitas
de dormitorio, pero marcando claramente los siguientes puntos:
Hay muchos excelentes difusores del tema, que acercan detalles históricos y
entrevistas duramente conseguidas. Aunque no coincido siempre con sus visiones,
tienen todo mi respeto,