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Buenos
Aires: Glauco. Cap. 3 apartados 1, 2, 3 y 10.
1. Saber vulgar
2. El saber critico
La palabra crítica procede del griego, krinein, que significa discernir, distinguir.
Equivale entonces a examen o análisis de algo; y luego, como resultado de ese
análisis, valoración de lo analizado - valoración que podrá ser positiva o negativa.
Ambos tipos se enlazan con frecuencia, el saber espontáneo y el saber crítico, a tal
punto que en muchos casos se puede presentar la duda de que cierto conocimiento
pertenece a una u otra forma de saber.
La manera de que se permita separar el saber vulgar del crítico no está tanto en el
contenido de los conocimientos-en los que éstos afirman-, cuanto más bien en
modo cómo lo afirman- en que estén convenientemente fundados-, en cuanto
a la actitud que se tiene frente a los mismos.
Dentro del saber crítico se distinguen la ciencia y la filosofía. Existen tres tipos de
ciencias: las formales como matemáticas y la lógica, y las reales que se subdividen
en ciencias naturales que pueden ser descriptivas o explicativas y las ciencias del
espíritu también llamadas ciencias sociales.
El término supuesto es un compuesto del prefijo sub que significa “debajo” y del
participio puesto. Significa entonces “lo que está puesto debajo” de algo, como
constituyendo el soporte o la base sobre la cual ese algo se asienta.
El hombre de ciencia procede siempre partiendo de ciertos supuestos - creencias,
afirmaciones o principios - que no discute ni investofa, que admite simplemente
sin ponerlos en duda ni preguntarse por ellos, y que no puede dejar de aceptar
en tanto hombre de ciencia, porque su investigación comienza a partir de
ellos, sobre la base de ellos.
Hay que tener en cuenta, que la ciencia parte de supuestos, pero que no se debe
ver en ello un defecto de la ciencia, ya que, es una condición esencial suya y su
máxima virtud porque gracias a ella puede conocer todo lo que conoce y
fundamentar toda una serie de modos operativos con qué actúa exitosamente sobre
la realidad, las llamadas técnicas.
La filosofía intenta ser un saber sin supuestos. El proceso de crítica universal en que
la filosofía consiste significa entonces retrotraer el saber, y en general todas las
cosas, a sus fundamentos: sólo si éstos resultan firmes, el saber queda justificado, y
en caso contrario, si lo fundamentos no son sólidos, habrán de ser eliminados o
reemplazados por otros que sí lo sean.
La tentativa de constituirse como saber sin supuestos, es decir, como saber donde
nada se acepte porque sí, sino donde todo quede fundamentado. El filósofo no
puede simplemente admitir, sino que debe demostrar, o fundamentar cualquiera de
sus formas, la existencia del mundo exterior, o la del tiempo, o que sea la razón, etc.
También se caracteriza como crítica universal, ya que el saber es más amplio, por
ocuparse de todo, también encuentra motivos se examen y cuestionamiento,
motivos de críticas, en todo absolutamente. Cuestionarlo todo equivale a tratar de
eliminar todo supuesto, sólo admitir aquello que haya resistido a la crítica.