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Carpio, A. (1982). Principios de Filosofía. Una introducción a su problemática.

Buenos
Aires: Glauco. Cap. 3 apartados 1, 2, 3 y 10.

La Filosofía como crítica universal y saber sin supuestos

1. Saber vulgar

El saber equivale a toda forma del conocimiento y se opone a la ignorancia.

Existen dos tipos: el vulgar o crítico. En su análisis se pueden separar y considerar


ambos tipos puros, sin embargo hay que tener en cuenta que se encuentran ligados,
imbricados y sus límites son fluctuantes uno con el otro.

El saber vulgar cuenta con las siguientes distinciones:

a. Es espontáneo: esto quiere decir se logra a través de la experiencia diaria, el


mismo se acumula sin proponerse adquirirlo de manera consciente. Por
ejemplo: levantar la mano para tomar un taxi.
Este saber proviene, entonces, de un contacto cotidiano y corriente con las
cosas, y con las personas, el que nos transmite el medio natural y el medio
social.
Es el hecho de que se constituya sin que se tenga el propósito deliberado de
lograrlo.
b. Es socialmente determinado: este saber vulgar se comparte en tanto se
forma parte de una comunidad dada y por el simple hecho de pertenecer a
ella. Está dominado por la sociedad respectiva y por las pautas que en ella
rigen. En la medida en que cada circunstancia social ese saber tiene cierta
estructura y contenidos comunes, se habla de sentido común: el común
denominador de los conocimientos, valoraciones y costumbres propios
de una sociedad determinada.
c. Se encuentra traspasado por factores emocionales, es decir, extrateóricos,
eso hace que las cosas no se representan tal cual son sino que se hace de
manera deformada. Por lo que, se trata de un saber de las cosas en función
de los prejuicios, temores, esperanzas, simpatías o antipatías del grupo
social a que se pertenece, o propios del individuo respectivo.
Entonces se puede decir que el saber ingenuo es subjetivo por lo que, no
está determinado por lo que las cosas u objetos son en sí mismos, sino por la
vida emocional del sujeto.
d. Es asistemático: esto quiere decir que se va constituyendo sin más orden
que el resultante del azar de la vida de cada uno o de la colectividad; se va
acumulando en sucesión más o menos casual y desordenada. Y es tal
desorden lo que hace que suela estar lleno de contradicciones, que sin
embargo no lo vulneran ni afectan como tal saber, porque en él no predomina
la lógica, el aspecto racional, sino los factores emocionales.
e. Las afirmaciones se establecen porque sí, sin que se sepa el por qué.

2. El saber critico

La palabra crítica procede del griego, krinein, que significa discernir, distinguir.
Equivale entonces a examen o análisis de algo; y luego, como resultado de ese
análisis, valoración de lo analizado - valoración que podrá ser positiva o negativa.

El saber crítico cuenta con las siguientes distinciones:

a. Predomina el esfuerzo para colocarse en la actitud crítica por lo que es


preciso aplicarse, esforzarse de forma deliberada y consciente. Tomar la
decisión de asumir la postura y mantenerla. Entonces, exige disciplina y un
cambio fundamental de la actitud ingenua. Se necesita estar presidido por un
método, por un procedimiento convenientemente elaborado, para llegar al
conocimiento, un conjunto de reglas que establece la manera legítima de
lograrlo.
b. Solo se admite algo cuando está fundamentado, esto exige que se
presenten los fundamentos o razones de cada afirmación.
c. Predomina la organización, la ordenación, y su articulación resulta de las
relaciones estrictamente lógicas, no provenientes del azar. Es sistemático,
lógicamente organizado.
d. Se evita la intromisión de todo factor subjetivo; predomina la exigencia
teorética, el puro saber y su fundamentación y aspira a ser universalmente
válido: pretende lograr la objetividad porque lo que busca es saber cómo
son las cosas y no como parecen que son.
e. Solo se da en ciertos momentos de la vida.
f. No es compartido por todos los miembros de una sociedad o época
determinada, sino lo por aquellos miembros del grupo que se dedican a la
actividad crítica, es decir, los hombres de ciencia y filósofos; y ello sólo en
tanto se dediquen a la actitud crítica sino solo se comportan
espontáneamente como los demás.
g. Contradice al sentido común.

Ambos tipos se enlazan con frecuencia, el saber espontáneo y el saber crítico, a tal
punto que en muchos casos se puede presentar la duda de que cierto conocimiento
pertenece a una u otra forma de saber.
La manera de que se permita separar el saber vulgar del crítico no está tanto en el
contenido de los conocimientos-en los que éstos afirman-, cuanto más bien en
modo cómo lo afirman- en que estén convenientemente fundados-, en cuanto
a la actitud que se tiene frente a los mismos.
Dentro del saber crítico se distinguen la ciencia y la filosofía. Existen tres tipos de
ciencias: las formales como matemáticas y la lógica, y las reales que se subdividen
en ciencias naturales que pueden ser descriptivas o explicativas y las ciencias del
espíritu también llamadas ciencias sociales.

3. La ciencia, saber con supuestos

a. La ciencia es un saber con supuestos

En la ciencia la actitud crítica tiene alcance limitado esto es porque la ciencia es


particular, es decir, solo se ocupa de un determinado sector de entes, de una zona
del ente bien delimitada. Y por consecuencia no puede preguntarlo todo, no puede
cuestionarlo todo; por lo que tendrá que partir de, y apoyarse en supuestos.

El término supuesto es un compuesto del prefijo sub que significa “debajo” y del
participio puesto. Significa entonces “lo que está puesto debajo” de algo, como
constituyendo el soporte o la base sobre la cual ese algo se asienta.
El hombre de ciencia procede siempre partiendo de ciertos supuestos - creencias,
afirmaciones o principios - que no discute ni investofa, que admite simplemente
sin ponerlos en duda ni preguntarse por ellos, y que no puede dejar de aceptar
en tanto hombre de ciencia, porque su investigación comienza a partir de
ellos, sobre la base de ellos.

La filosofía, observará que respecto a la realidad del mundo exterior pueden


plantearse dificultades muy graves.
La ciencia parte del supuesto que hay entes, la filosofía comienza a preguntarse:
“¿Por qué hay ente, y no más bien nada?”

Hay que tener en cuenta, que la ciencia parte de supuestos, pero que no se debe
ver en ello un defecto de la ciencia, ya que, es una condición esencial suya y su
máxima virtud porque gracias a ella puede conocer todo lo que conoce y
fundamentar toda una serie de modos operativos con qué actúa exitosamente sobre
la realidad, las llamadas técnicas.

10. La filosofía como crítica universal y saber sin supuestos.

La filosofía intenta ser un saber sin supuestos. El proceso de crítica universal en que
la filosofía consiste significa entonces retrotraer el saber, y en general todas las
cosas, a sus fundamentos: sólo si éstos resultan firmes, el saber queda justificado, y
en caso contrario, si lo fundamentos no son sólidos, habrán de ser eliminados o
reemplazados por otros que sí lo sean.

La tentativa de constituirse como saber sin supuestos, es decir, como saber donde
nada se acepte porque sí, sino donde todo quede fundamentado. El filósofo no
puede simplemente admitir, sino que debe demostrar, o fundamentar cualquiera de
sus formas, la existencia del mundo exterior, o la del tiempo, o que sea la razón, etc.

También se caracteriza como crítica universal, ya que el saber es más amplio, por
ocuparse de todo, también encuentra motivos se examen y cuestionamiento,
motivos de críticas, en todo absolutamente. Cuestionarlo todo equivale a tratar de
eliminar todo supuesto, sólo admitir aquello que haya resistido a la crítica.

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