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El derecho contemporáneo
PID_00230266
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© FUOC • PID_00230266 Lección IV
Índice
3. Constitucionalismo............................................................................ 23
3.1. El constitucionalismo de Estados Unidos de América ................ 23
3.2. El constitucionalismo francés ..................................................... 25
3.3. El constitucionalismo británico .................................................. 27
3.4. El constitucionalismo después de la Segunda Guerra Mundial .. 29
4. La codificación................................................................................... 30
4.1. Recopilaciones y códigos ............................................................ 30
4.2. Iusnaturalismo racionalista ......................................................... 32
4.3. Codificación y romanismo jurídico ............................................ 35
4.4. Extensión de la codificación ....................................................... 35
4.5. Codificación ilustrada y absolutista ............................................ 37
4.5.1. Prusia .............................................................................. 37
4.5.2. Austria ............................................................................ 37
4.6. El Código civil francés ................................................................ 38
4.7. La codificación alemana ............................................................. 40
4.8. La codificación del derecho penal .............................................. 41
4.9. La codificación del derecho mercantil ........................................ 42
4.10. La codificación del derecho procesal .......................................... 42
Bibliografía................................................................................................. 49
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Las grandes poblaciones ejercían también un poder similar sobre las pequeñas
aldeas que formaban parte de su territorio. Rentas, monopolios, exenciones
fiscales y jurisdicciones formaban parte de los privilegios de las grandes pobla-
ciones y eran ejercidos por las oligarquías locales.
Por otra parte, en gran parte de Europa, la nobleza territorial acumulaba tam-
bién numerosas propiedades, con frecuencia vinculadas. Estas tierras estaban
explotadas en régimen señorial por campesinos sometidos a múltiples poderes
de sus señores.
La jurisdicción era uno de los nuevos poderes que ejercía el estado li-
beral a través de jueces independientes y profesionales sujetos al prin-
cipio�de�legalidad.
La abolición del régimen señorial en gran parte de Europa no sirvió para reali-
zar una redistribución de la propiedad de la tierra en favor de los campesinos.
Los registros de la propiedad sirvieron para consolidar estas propiedades de
una minoría burguesa interesada en apoyar las reformas liberales al tiempo que
gozaba de un sufragio censitario que se negaba a la mayoría de la población.
Uno de los principales juristas del derecho constitucional del siglo XIX y prin-
cipios del XX, el alemán Laband, escribió a este respecto:
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«La característica del Estado de Derecho es que el Estado no puede requerir ninguna
acción ni imponer ninguna omisión, no puede mandar ni prohibir nada a sus súbditos,
más que en virtud de un precepto legal.»
Todo este mapa de garantías para los ciudadanos tiene una piedra angular:
la Constitución. Esta se establece como la norma que declara los derechos
naturales y la división de poderes. Todos los poderes del estado deben ejercer
sus competencias de acuerdo con la Constitución y todas las personas gozan
de los derechos naturales que reconoce la Constitución.
Así, las normas del estado liberal se configuran como un ordenamiento jurídi-
co. Si el ius commune estaba integrado por normas romanas, canónicas, leyes,
privilegios, costumbres e interpretaciones de juristas, el derecho contemporá-
neo se construye como un ordenamiento jurídico apoyado en los principios
de�jerarquía,�temporalidad�y�especialidad.
«Un estado es una sociedad de hombres sobre la cual nadie, sino ella misma, puede man-
dar y disponer.»
nadie salvo ella tiene poder, en los textos teóricos y en las primeras Constitu-
ciones liberales se enunció el dogma de la soberanía�nacional, con lo cual se
quiere decir que la soberanía reside originaria y esencialmente en la nación.
Todas las leyes son actos de la voluntad general. Rousseau decía lo siguiente:
«Las leyes no son propiamente otra cosa que las condiciones de la asociación civil. El
pueblo sometido a las leyes debe ser el autor de las mismas; solo a los que se asocian
corresponde reglamentar las condiciones de la sociedad.»
Rousseau, y como él otros muchos pensadores, afirmaba que el paso del estado
de naturaleza al estado de sociedad civil vino determinado por la necesidad
de defender la propiedad privada.
«Le premier qui, ayantenclos un terrains'avisade dire: ce-ci est à moi, et trouva de gens
assez simples pour le croire, fut le vraifondateur de la société civil.»
nómico de los mismos. Es la doctrina del primer liberalismo, que enlaza sus
postulados políticos y económicos con aquella conocida fórmula de los fisió-
cratas: Laissez faire, laissez passer. Incluso, en el plano moral, estos teóricos
afirmarán que cada uno, en la maximización de su egoísmo individual, maxi-
miza el bien de todos.
«La liberté est le droit de faire tout ce que les lois permettent.»
«La nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil,
la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.»
A lo largo del siglo XIX y XX se han ido construyendo mecanismos para ga-
rantizar que la Constitución no sea una mera declaración programática sino
auténtico derecho. La actividad política y ciudadana ha buscado mecanismos
para que los derechos reconocidos sean auténticos derechos subjetivos recla-
mables ante los tribunales, para que las prerrogativas del gobierno sean con-
troladas en sede parlamentaria y judicialmente e, incluso, para que ninguna
asamblea parlamentaria puede vulnerar los principios constitucionales.
3. Constitucionalismo
La idea del pacto social estaba arraigada en muchos de los pobladores de las
trece colonias inglesas de la costa atlántica. Los Padres Peregrinos que funda-
ron la primera colonia en tierras americanas, a bordo del navío Mayflower,
acordaron en el llamado Pacto�del�Mayflower (11 de noviembre de 1620),
constituir un cuerpo político con capacidad normativa. Al independizarse, de-
cidieron establecer el marco de su unión en una República federal cuyas reglas
de funcionamiento establecieron en una Constitución.
«... a las leyes naturales y de Dios, [a] esas verdades evidentes en sí mismas [como] que
todos los hombres han sido creados iguales y que están dotados por el Creador con ciertos
derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la persecución de la
felicidad. Que los Gobiernos han sido instituidos entre los hombres para asegurar estos
derechos, derivando sus justos poderes del consentimiento de los gobernados.»
En una historia general del derecho contemporáneo no puede faltar una refe-
rencia al constitucionalismo francés. Francia ofrece un interés muy especial
para el historiador del derecho por su historia revolucionaria y por su historia
constitucional. Los franceses apostaron en su Revolución por las instituciones
que posteriormente se extenderían a Europa, a América y, en gran medida, al
resto del mundo. Por otro lado, su historia constitucional es riquísima y ha
producido una rica y profunda reflexión en torno a los problemas de las insti-
tuciones políticas. El ideal revolucionario de establecer hoy y ahora un orden
jurídico justo a través de leyes permanece vigente en los principios del siglo
XXI y se ha prodigado en el mundo en los últimos dos siglos. Y también las
muertes ocasionadas por estas propuestas revolucionarias de diferente signo
ideológico son asunto frecuente en nuestros días.
El Acta de Habeas Corpus de 1679 establece que nadie puede ser detenido sin
mandato judicial y que el preso debe ser presentado ante la autoridad judicial
en un plazo de veinte días. No se puede reencarcelar a nadie por el mismo
cargo ni se puede trasladar a un preso fuera del reino.
Cuando se producen las revoluciones liberales a finales del siglo XVIII y prin-
cipios del siglo XIX los ingleses se rigen por los principios del gobierno parla-
mentario y ejercen libertades civiles y políticas como la libertad de expresión
y la libertad de cultos. La igualdad política se extiende a los católicos en 1829.
Las leyes del Parlamento, en principio, solo pueden servir para aportar excep-
ciones a los principios del Common Law, costumbre general e inmemorial, de-
finida por la jurisprudencia de los jueces y tribunales y matizada por la equity.
Sin embargo, han servido para adecuar el derecho inglés a las actuales necesi-
dades sociales.
Las sucesivas reformas electorales del siglo XIX fueron ampliando cada vez más
el sufragio. La reforma de 1918 establece el sufragio universal masculino y para
las mujeres de más de treinta años. La reforma de 1928 lo extiende a todos los
británicos, sin discriminación de sexo, mayores de veintiún años.
4. La codificación
Napoleón tenía otra idea para Francia. No quería una recopilación de leyes
y costumbres desde los Capeto hasta sus días. Quería un Código. No quería
uno como el de Justiniano, que recopilaba leyes imperiales. Quería un Código
civil asentado en dos instituciones básicas: la propiedad privada y la libertad
contractual. No quería un Código de carácter supletorio como lo había sido
el de Justiniano en la Europa del ius commune. Quería que su Código fuera ley
vigente en toda Francia y prevaleciera sobre usos y costumbres locales.
Para Napoleón, el ius commune era un recuerdo o un residuo del pasado que
se debía superar. Como los revolucionarios liberales, atribuía a la ley una ra-
cionalidad superior por adecuarse reflexivamente a situaciones presentes o re-
cientes en función de las cuales se promulgaba. Atribuía al Código, en cuanto
ley, un valor superior en términos políticos por su generalidad y por proceder
del poder representativo, de la Cámara legislativa.
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«Dentro del pensamiento jurídico de la Ilustración y, todavía más, con arreglo al pensa-
miento liberal, un Código es una ley de contenido homogéneo por razón de la materia,
que de forma sistemática y articulada, expresada en un lenguaje preciso, regula todos los
problemas de la materia unitariamente acotada. Este concepto de Código es aplicable a
los diferentes y muy numerosos Códigos europeos y americanos del siglo XIX, gran parte
de los cuales están todavía vigentes en nuestros días.»
Los ilustrados querían que en un único texto legal, breve, racional y compren-
sible se definiera todo el derecho vigente del estado. Sin embargo, ningún es-
tado liberal fue capaz de alcanzar tan extraordinario resultado. En su lugar, se
promulgaron códigos civiles, mercantiles, penales... Diferentes códigos para
diferentes áreas del derecho.
En cuanto a su forma, todos son normas legales emanadas del poder legislati-
vo. El deseo de claridad y orden se persigue a través una estructura y un estilo
expositivo muy característico. El código es una ley articulada que establece
una ordenación sistemática; se elabora con arreglo a un plan lógico; está es-
tructurado en partes o libros, estos en capítulos y estos en artículos. Ordenados
dentro de esta estructura, los preceptos están numerados correlativamente en
artículos para facilitar su individualización y para que sea inequívoca la cita o
referencia a cada uno de ellos. Dentro de cada Código, de cada parte o libro y
de cada capítulo se establecen, en primer lugar, los preceptos más genéricos y
principales, y al final se redactan los preceptos más concretos y especiales.
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Sin embargo, pese a que muy habitualmente los códigos decimonónicos están
mucho mejor redactados que los más recientes, este deseo se quedó muchas
veces en eso, en un deseo. Las normas de los códigos son normas técnicas y,
en cuanto tales, difíciles de entender para quien no tiene estudios jurídicos.
En este sentido, la costumbre jurídica, carente de abstracción y asistemática
en muchos casos, en cuanto uso repetido y conocido a través de los siglos, era
mucho más cercana y comprensible para el campesino que no tenía estudios
de derecho.
El Código trata de ser una norma completa, que regula todos los problemas
de la materia unitariamente acotada. Los ilustrados y los primeros juristas y
políticos del liberalismo creían que este propósito de exhaustividad era reali-
zable. En épocas posteriores, el Código ha reducido su pretensión y se ha con-
formado con regular tan solo los principales y más generales problemas de un
sector del ordenamiento jurídico.
«Existe un derecho universal, inmutable, fuente de todas las leyes positivas, y que no es
otra cosa sino la razón natural, que gobierna a todos los hombres.»
La moción fue rechazada, pero no porque fuese considerada errónea, sino por-
que era demasiado evidente y, por tanto, no era necesario expresarlo.
«Los códigos fueron la expresión legislativa de este nuevo modo de entender el Derecho.
Cuando a finales del siglo XVIII y a lo largo de todo el siglo XIX los legisladores europeos
redactaron y promulgaron los códigos no redujeron el contenido de éstos solo a la enun-
ciación de los principios jurídicos más generales, sino que incluyeron también preceptos
de carácter menos general» (Francisco Tomás y Valiente, 1995. Manual de Historia del De-
recho español).
«El derecho escrito es el único que puede merecer en verdad el nombre de ley. El derecho
no escrito es propiamente hablando tan solo un derecho conjetural, una ficción de ley. En
la base de la ley escrita hay algo seguro, manifiesto: hay un legislador, hay una voluntad,
hay una expresión de voluntad y se conoce perfectamente la época de su nacimiento. El
derecho no escrito no tiene nada de eso. Se desconoce su origen, crece continuamente,
nunca puede estar terminado y se modifica sin que nadie se aperciba de ello... La gran
utilidad de la ley es su certidumbre.»
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Este es uno de los grandes mitos del ordenamiento jurídico actual. Apenas se
ha promulgado un Código o una ley surgen las dudas sobre cuál es su inter-
pretación adecuada y cómo se debe aplicar a un caso concreto. Los diferentes
operadores jurídicos pueden llegar a interpretaciones diferentes. Como decía
el profesor Peces-Barba, el lenguaje jurídico tiene textura abierta y, por tanto,
se puede llegar a diferentes interpretaciones.
«Leyes diferentes no hacen sino engendrar desorden y confusión entre pueblos que, vi-
viendo bajo los mismos jefes y en una comunicación continua, pasan de un sitio a otro,
se casan en tierras que no son las suyas y, sometidos a otras costumbres, no saben nunca
si su patrimonio es realmente suyo.»
Rousseau (1762).
En muchos casos, son las construcciones jurídicas más sólidas y mejor elabo-
radas.
Las constituciones tratan de regular todos los asuntos que atañen a los
derechos individuales y a la separación de poderes de forma sistemática
y articulada, con un lenguaje preciso y racional.
4.5.1. Prusia
4.5.2. Austria
Si en Francia pudo redactarse el Código civil en fecha tan temprana fue por-
que excelentes juristas francesas, como Domat, Daguesseau y Pothier, en los
siglos XVII y XVIII, estudiaron directamente las fuentes romanas justinianeas.
Incluso, la escuela de Savigny, que apostaba por el estudio del derecho histó-
rico alemán, estudió las fuentes romanas justinianeas y ordenaron sistemáti-
camente los materiales jurídicos romanos dentro de los moldes formales del
iusnaturalismo racionalista.
Por tanto, a la hora de redactar los códigos, la ruptura con la tradición roma-
nista fue mucho menor de lo que ilustrados y liberales preconizaban.
La constitución y los códigos sirven para sustituir el viejo orden jurídico esta-
mental por otro adecuado a los intereses de la burguesía: un orden de libertades
garantizadas por la Constitución y desarrolladas y amparadas en los códigos,
un orden construido sobre la idea de igualdad frente a los privilegios estamen-
tales. La Constitución proclamaba la libertad, la igualdad y la propiedad. La
Constitución garantizaba estos derechos de forma abstracta. Las leyes ordina-
rias civiles y mercantiles sirvieron para desarrollar las libertades económicas.
a un juez sometido a las leyes, intérprete ciego y mecánico de estas. Esto solo
era posible si el derecho a aplicar por los jueces era claro, sencillo y fácilmente
determinable. De lo contrario, los jueces podrían volver a asumir una tarea
de manipuladores de la legislación. El derecho codificado pretende que esto
sea imposible y, de este modo, garantizar la vigencia de la ley, expresión de
la voluntad general.
Los autores del Código de Napoleón son liberales, casi todos ellos juristas hijos
de juristas (fenómeno muy frecuente en la sociedad estamental), ideológica-
mente moderados, nada radicales, deseosos de compatibilizar las nuevas ideas
liberales con sus convicciones religiosas.
¿Cuáles�son�los�fundamentos�doctrinales�de�la�codificación�francesa?
«La propiedad es el derecho de gozar y disponer de las cosas de la manera más absoluta,
con tal de que no se haga de ellas un uso prohibido por las leyes o por los reglamentos.»
«Durante mucho tiempo ha solido decirse que el Código francés y tras él los muchos
que recibieron su influencia, tomaron este concepto de propiedad del derecho romano.
Hoy en día esta opinión es insostenible. El pensamiento subjetivista e individualista es
ajeno al derecho de Roma; es por el contrario en el derecho natural racionalista donde se
sientan las bases de un derecho de propiedad concebido como emanación “natural” de
la persona; y será después, en el momento mismo de redactarse el Código francés cuando
Bonaparte, tratando de conferir “la más absoluta” seguridad a quien habían comprado
bienes nacionales (esto es, bienes desamortizados durante los primeros momentos de la
Revolución) establece en su Código ese concepto de propiedad destinado a tranquilizar al
buen burgués recién enriquecido, o a cualquier otro que venga después y quiera instalarse
cómodamente en la sociedad que nace a partir de la revolución burguesa.»
Otra institución básica del Code civil es la familia. Se regula una familia nu-
clear, urbana, constituida por un matrimonio entendido como contrato laico
y disoluble. La tradicional y campesina concepción de la familia como amplia
parentela queda postergada. El matrimonio deja de ser ámbito de la normativa
canónica, como ya había pasado después de la Reforma en los países protes-
tantes, y se establece el derecho al divorcio, dentro de los términos señalados
en el Código.
«La sola existencia de un Código civil uniforme es un monumento que atestigua y ga-
rantiza el retorno permanente de la paz interior al Estado.»
¿Qué propone Savigny a los juristas alemanes? ¿Elaborar una ciencia del de-
recho común a toda la nación sobre la cual asentar la codificación? ¿Cómo
construir la ciencia jurídica alemana? ¿Estudiando las costumbres germánicas?
No. El punto de partida para la elaboración de una dogmática jurídica debe
ser, por su superior calidad y porque de hecho ha servido de base para la ense-
ñanza del derecho en las universidades europeas, el derecho romano. Su prin-
cipal tarea consistió en sistematizar el derecho privado romano con arreglo a
los esquemas formales y lógicos del iusnaturalismo racionalista.
Hubo discípulos de Savigny que orientaron sus estudios hacia el derecho ger-
mánico. Pero otros, la llamada rama romanista de la Escuela Histórica, los
también llamados pandectistas, elaboraron una dogmática jurídica abstracta
construida a partir de textos del derecho romano.
El liberalismo reflexionó ampliamente sobre qué era delito y cuáles debían ser
las finalidades de las penas. La pena no debía tener únicamente un finalidad
retributiva por el mal causado, sino que debía prevenir, debía promover que
no se cometieran más delitos y debía servir para que el delincuente no volviera
a delinquir (rehabilitación y reinserción). El derecho penal liberal generaliza
la pena privativa de libertad y concibe la cárcel como un espacio para la reha-
bilitación de los convictos.
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En 1770, John Howard publicó un libro sobre el estado de las prisiones en In-
glaterra (The State of Prisons in England), para denunciar su carácter inhumano,
degradante y cruel.
El poder judicial ejercía una prerrogativa pública y debía ejercer esta prerro-
gativa de acuerdo con la ley para mantener la preeminencia de la soberanía
nacional. Así pues, se imponía la necesidad de unos jueces profesionales ex-
pertos en la ley y la codificación en este ámbito para que todos los pasos del
procedimiento estuvieran definidos por la ley. Especialmente novedosa fue la
codificación del derecho procesal penal. El derecho procesal penal debía res-
ponder a los nuevos principios humanistas que habían impulsado los libera-
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Una institución que había sido básica en la vida urbana occidental desde la
baja edad media fueron los gremios. Los gremios reglamentaban la actividad
profesional y con ello regulaban el trabajo, la producción y el precio de las
mercancías. Todo esto contradecía los nuevos principios liberales de libertad
económica. Así, en los nuevos estados liberales los gremios desaparecieron y se
introdujo el principio de la autonomía de la voluntad en la actividad laboral.
Para los nuevos estados liberales la administración forma parte del poder eje-
cutivo del estado y está sujeta al principio de legalidad. Sus irregularidades en
perjuicio de los ciudadanos están sujetas al control jurisdiccional.
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