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ÍNDICE
Presentación de la materia
PROGRAMA GENERAL
Temario
DESARROLLO
Unidad 1. Desarrollo histórico de la psicología: De los
antecedentes filosóficos a los comienzos de la psicología como
ciencia experimental
1. Introducción
2. Comienzos de la psicología como ciencia experimental
a) Sigmund Freud
Selección de textos
2. División de la psicología
2.1. Psicología general
2.2. Psicología evolutiva
3. Método de la psicología
a) Autoobservación o introspección
b) Heteroobservación
a) Nivel descriptivo
b) Nivel experimental
4. La unidad de la psicología
Selección de textos
Selección de textos
Selección de textos
1. Introducción
Selección de textos
Bibliografía
PRESENTACIÓN DE LA MATERIA
No resulta tarea fácil compendiar en el breve período de tiempo de
un curso introductorio la gran variedad de temas y de posiciones
teóricas que se han ido desarrollando a lo largo de la historia de la
psicología, de modo tal que se brinde una visión orgánica y
adecuada de esta ciencia humana. Sin embargo, hemos tratado de
realizar en este libro una aproximación gradual a la problemática
psicológica que permita al ingresante adquirir las nociones
fundamentales que luego profundizará a lo largo de la carrera.
Unidad 1
Desarrollo histórico de la psicología.
De los antecedentes filosóficos a los comienzos
Unidad 3
La psicología como ciencia
Anexo I
La psicología profesional
y la adquisición de competencias
Anexo II
Psicopedagogía
Anexo III
Ciencias de la Educación
DESARROLLO
UNIDAD 1
DESARROLLO HISTÓRICO DE LA PSICOLOGÍA: DE LOS
ANTECEDENTES FILOSÓFICOS A LOS COMIENZOS DE LA
PSICOLOGÍA COMO CIENCIA EXPERIMENTAL
1. Introducción
Durante la Antigüedad, el Medioevo y gran parte de la época
moderna, la psicología constituía una rama de la filosofía en la que
se investigaba fundamentalmente acerca de la esencia de los seres
vivos, de las operaciones vitales y de las diferentes potencias o
facultades. Junto con esa búsqueda propiamente filosófica de las
razones últimas de explicación en los seres vivos, también se
realizaban diferentes planteamientos que hoy consideraríamos
exclusivos de una ciencia empírica de la mente y que en ese
entonces pertenecían aún a la filosofía, debido a una ausencia de
distinción formal explícita entre filosofía y ciencias experimentales.
Por otro lado, la impronta del empirismo se puede ver, entre otros
temas, en la importancia otorgada por Wundt al análisis de las
conexiones de los contenidos mentales, tal como lo proponía la
teoría asociacionista de John Locke o David Hume. Sin embargo,
como veremos a continuación, Wundt no aceptaba todas las tesis del
asociacionismo empirista.
4) Discriminación
5) Neurosis experimental
a) En el fenómeno de generalización, Pavlov observó que una vez
que un estímulo ha sido condicionado, otros estímulos similares —
que no habían sido asociados con el alimento— también provocarían
la respuesta. Por ejemplo, un perro condicionado para responder a
un metrónomo de 90 pulsaciones por minuto (p.p.m.) también daría
una respuesta condicionada frente al sonido de un metrónomo
dispuesto en 80 p.p.m. o en 100 p.p.m. Un perro condicionado para
responder a un estímulo táctil en la mitad de su pata respondería
también a estímulos en otros puntos de la pata. De este modo, la
respuesta condicionada puede generalizarse o extenderse a
estímulos semejantes al estímulo condicionado original.
b) Por otra parte, Pavlov descubrió que si el estímulo condicionado
originalmente era más tarde presentado sin el alimento y asociado
con otro estímulo neutro, luego de un cierto número de veces el
estímulo neutro también provocaría el reflejo condicionado. Por
ejemplo, si se condicionaba a un perro para salivar frente al sonido
de un silbato, y luego se presentaba únicamente el sonido junto con
una figura geométrica en repetidas ocasiones, el perro salivaría tanto
frente al sonido como ante la figura sola. Esto resultaba
particularmente interesante, dado que los estímulos condicionados
secundarios nunca habían sido aparejados con el alimento.
a) Antecedentes
La psicología de la Gestalt fue otra de las grandes corrientes que
criticaron en parte el pensamiento de Wundt. Gestalt es un término
alemán que significa forma o estructura, y fue empleado por los
fundadores de esta teoría para indicar que los actos psíquicos y la
personalidad en general no se reducen a una mera sumatoria o
yuxtaposición de elementos vinculados por leyes de asociación. Si
así fuera, la vida mental resultaría completamente caótica.
Se pueden reconocer varios antecedentes inmediatos en el
surgimiento de esta corriente, tanto en el ámbito de la filosofía como
en el de la psicología. Desde la filosofía ejercieron una considerable
influencia las obras de Franz Brentano (1838-1917) y de Henri
Bergson (1859-1941), mientras que en el campo psicológico fueron
las teorías perceptuales de Ernst Mach (1838-1916) y Christian von
Ehrenfels (1859-1932) las que tuvieron mayor peso.
Franz Brentano fue un filósofo y psicólogo alemán que formó a una
gran cantidad de estudiantes universitarios a través de cursos en los
que aplicaba los principios del pensamiento de Aristóteles y Tomás
de Aquino a la psicología. Entre esos principios Brentano siempre
destacaba la primacía de la forma como determinante de la
ordenación de la materia. Por su parte, el filósofo francés Henri
Bergson hizo hincapié en diferentes obras sobre la importancia del
Yo como unificador de la vida psíquica y señaló el error de las
posturas empiristas y racionalistas, que, al recurrir sólo al análisis o
descomposición de los contenidos mentales, terminaban disolviendo
la realidad del psiquismo.
Dentro del campo propiamente psicológico, Ernst Mach se preocupó
por describir las propiedades que presentan ciertas disposiciones
espaciales y auditivas, como las figuras geométricas (triángulos,
círculos, cuadrados) y las melodías simples. Según Mach, estas
configuraciones deben ser entendidas como unidades perceptuales,
dado que poseen cualidades que las distinguen de los elementos
que las constituyen. Mach llamaba a esas cualidades “cualidades de
forma” (Gestaltqualitäten en alemán). Cuando percibimos un objeto
las sensaciones que tenemos de él son muy diversas. Sin embargo,
el objeto es algo más que una composición de esas sensaciones, ya
que algunas de sus propiedades pueden permanecer aunque las
sensaciones cambien específicamente. Por ejemplo, una mesa es la
fuente de muchas sensaciones: la podemos ver, tocar, oler, etc. Pero
una mesa es algo más que un compuesto de dichas sensaciones.
Tiene una “cualidad de forma” que persiste incluso cuando las
sensaciones cambian. Iluminada de manera brillante o con una luz
tenue, pulida o manchada de tinta, continúa siendo la misma mesa.
De acuerdo con Mach, sus cualidades de forma le dan permanencia
perceptual o psicológica.
El otro teórico de la percepción que influyó sobre los psicólogos de la
Gestalt fue Christian von Ehrenfels. Ehrenfels fue discípulo de
Brentano y además de psicólogo era músico. Por eso, uno de sus
grandes temas de interés fue el estudio de las cualidades
perceptuales de las melodías. Von Ehrenfels estaba de acuerdo con
Mach en que las melodías tienen cualidades de forma en adición a
las distintas sensaciones provenientes de las notas individuales que
las constituyen. Cuando una melodía es tocada en diferentes claves
o ejecutada por distintos instrumentos, las notas producen diversas
sensaciones, pero la melodía retiene su cualidad de forma. Una
canción ejecutada por distintas voces continúa siendo la misma
canción. Von Ehrenfels llamó a esta característica
transposicionabilidad. La melodía puede ser transpuesta a diferentes
claves, voces o instrumentos, pero todavía retiene su identidad.
Ehrenfels publicó un trabajo en donde describía estas cualidades de
forma y divulgó su pensamiento en diversas conferencias dictadas en
la Universidad de Viena. Uno de los estudiantes que lo escuchó
como conferencista y leyó su trabajo fue precisamente Max
Wertheimer, uno de los tres fundadores de la psicología de la
Gestalt.
b) Fundación de la psicología gestáltica
Max Wertheimer (1880-1943) nació en Praga, capital de la actual
República Checa. En 1900 inició la carrera de leyes en la universidad
de esa ciudad, pero un año después pasó a estudiar psicología en la
Universidad de Berlín, bajo la dirección de Carl Stumpf (1848-1936),
famoso por sus notables aportes a la psicología de la música.
Durante su formación Wertheimer mostró un marcado interés por los
problemas de la investigación sensorial y luego de graduarse llevó a
cabo experimentos en varios laboratorios de Praga, Berlín y Viena,
acerca de los fenómenos psíquicos que se producen al percibir
estructuras ambiguas y complejas.
Sus estudios sobre la percepción hicieron que en 1910, en el
transcurso de un viaje en tren, Wertheimer quedara muy intrigado por
el movimiento aparente de los postes, las construcciones y las
montañas que observaba a la distancia desde la ventana. Esos
objetos, que en realidad no se estaban moviendo de lugar, parecían
correr junto con el tren. Wertheimer se preguntó entonces: ¿Por qué
parece que estos objetos se mueven? ¿De dónde proviene el
movimiento? Al día siguiente de su viaje decidió consultar al profesor
Friedrich Schumann (1863-1940) del Instituto Psicológico de la
Universidad de Frankfurt. A pesar de que Schumann era un científico
muy reconocido por sus trabajos sobre la percepción del espacio, no
pudo responder a las preguntas de Wertheimer. Sin embargo, le
ofreció generosamente que utilizara su laboratorio para investigar el
problema y además le presentó a dos de sus colaboradores, Kurt
Koffka (1886-1941) y Wolfgang Köhler (1887-1967). De este modo,
Wertheimer, Koffka y Köhler formaron el equipo de investigación que
daría origen a la psicología de la Gestalt.
Los primeros experimentos que se realizaron en el laboratorio de
Schumann trataron de reproducir el fenómeno del movimiento
aparente en condiciones simplificadas. Para esto, Wertheimer pedía
a un sujeto que observara una pantalla negra en la que se habían
hecho dos perforaciones y encendía de manera sucesiva dos focos
de luz ubicados detrás de las perforaciones. Cuando las luces
estaban separadas por intervalos muy largos, lo que se observaba
era simplemente que una se apagaba y tiempo después la otra se
encendía. Cuando los intervalos entre ambas eran muy breves, las
luces se veían como si estuvieran encendidas todo el tiempo, de
manera simultánea. Pero, cuando el intervalo se establecía entre 50
y 60 milisegundos, se producía el siguiente fenómeno: la luz de uno
de los focos parecía moverse hasta la otra posición y luego regresar,
una y otra vez. Diferentes observadores reportaron esta experiencia
perceptiva. Siempre que el intervalo se fijaba en el rango crítico entre
los 50 y los 60 milisegundos la percepción del movimiento se hacía
presente de manera clara y espontánea para cualquier sujeto.
Wertheimer llamó a este efecto “fenómeno phi”.
Tanto para Wertheimer como para sus colaboradores resultaba
evidente que el fenómeno phi era una experiencia psicológica
irreductible a sus elementos y que por lo tanto debía ser estudiado
de modo holístico, como una totalidad, dado que no podía explicarse
por las propiedades de las partes consideradas aisladamente. Los
experimentos mostraban que la experiencia perceptual completa era
una gestalt, es decir, una forma o estructura que poseía una
propiedad —el movimiento— que sus componentes no tenían. En
realidad, las luces no se movían, pero se percibía así. Wertheimer
sintetizaba esto enunciando un principio muy antiguo que ya se
encontraba en la filosofía de Aristóteles: “el todo es más que la suma
de las partes”; o, con otras palabras: “el todo es diferente a la suma
de las partes”.
¿Qué significa esto? Tomemos, por ejemplo, una casa. Una casa no
es simplemente un conjunto de ladrillos y otros materiales. Si así
fuera, podría decirse que una pila de ladrillos es una casa, lo cual es
falso. O consideremos una melodía. No se trata simplemente de una
mera sumatoria de notas, porque si fuera así, cualquier sucesión de
notas al azar constituiría una melodía, lo cual también es falso. Una
casa o una melodía son totalidades o estructuras en las que cada
una de sus partes recibe su sentido, su función e incluso su valor
posicional de acuerdo con la totalidad. Si en una pila de ladrillos
cambiamos de lugar alguno de ellos, eso no altera el conjunto, del
mismo modo que en una sumatoria aritmética cambiar de lugar
alguno de los sumandos no altera el resultado. Pero, si en una casa
cambiamos de lugar alguna de las partes, la estructura del todo
cambia. Y lo mismo ocurre en una melodía. Basta con que saquemos
una sola de las notas para que la melodía sea diferente. Ahora bien,
una casa o una melodía son creaciones artificiales del ser humano
que poseen un orden producido por la actividad de nuestra razón.
Pero las cosas naturales, desde una molécula de agua hasta el más
complejo de los seres vivos, poseen mayor unidad y orden que esas
realizaciones culturales. En el caso del ser vivo es particularmente
evidente que se trata de una totalidad, ya que cada una de sus
partes tiene una función bien determinada y ocupa un cierto lugar
con vistas a la actividad del organismo como un todo. Cambiar de
lugar una sola de sus partes significaría destruir ese organismo y
obtener algo completamente diferente. En consecuencia, una
totalidad, ya sea artificial o natural, es “algo más”, “algo distinto” de
una simple yuxtaposición de elementos. Y la actividad psíquica del
ser humano, que es una actividad vital —comenzando por la
sensación— no es una excepción a este principio. Consideremos
como ejemplo esta imagen:
En todos estos casos las figuras están incompletas. Sin embargo, las
tres que se encuentran en la primera hilera son percibidas
inmediatamente y con claridad como triángulos y las de la segunda
hilera como círculos. Estas figuras geométricas —que, como vimos,
ya había estudiado Ernst Mach— son ejemplos de una “buena
gestalt”. Lo mismo ocurre en la siguiente imagen:
En este ejemplo se perciben dos triángulos: uno blanco y otro por
debajo de él trazado con líneas negras. Ahora bien, el triángulo
blanco es percibido en primer plano a pesar de que en realidad
posee el mismo color que el fondo de la hoja. Esto se debe a la ley
de cierre, por la cual las partes que faltan en los círculos y en el
triángulo de líneas negras dan la impresión de que hay un triángulo
blanco superpuesto. La misma ley rige para la representación de
seres naturales como se puede ver en el siguiente caso:
V.
“Me paro frente a la ventana y veo una casa, árboles, el cielo.
Teóricamente podría decir que hay 327 intensidades de luz y matices
de color. ¿Tengo las 327? No. Tengo el cielo, la casa y los árboles.
Es imposible obtener las “327” como tales. Y sin embargo, aunque
semejante extraño cálculo fuera posible y sobrentendido, digamos,
para la casa 120, los árboles 90, el cielo 117, al menos debería tener
esta disposición y división del total y no, digamos, 127 y 100 y 100; ó
150 y 177.
O miro una fotografía. Dos rostros, mejilla con mejilla. Veo uno (con
sus, si se quiere, “57” intensidades de luz) y el otro (“49” intensidades
de luz). No veo una disposición de 66 más 40 ni tampoco de 6 más
100. Ha habido teorías que requerían que yo vea “106”. ¡En realidad
yo veo dos caras!
—“Sí”.
—“¿Las fichas blancas son de madera?”.
—“Sí”.
—“¿Si retiramos todas las fichas de madera, quedan fichas en la
caja?”.
—“No”.
—“¿Si sacamos las fichas negras, quedan más fichas en la caja?”.
5) El hombre es intencional.
Los dos últimos principios fueron desarrollados por él en su teoría
sobre la motivación humana, que expuso en diferentes obras como
Motivación y personalidad (1954) y Motivación deficitaria y
motivación de crecimiento (1955). Allí, Maslow sostenía que la
actividad del hombre está orientada fundamentalmente al desarrollo
personal, a llevar una vida en plenitud, autorrealizada, y no
exclusivamente a satisfacer necesidades deficitarias. Las
necesidades primarias juegan un papel importante en las
motivaciones humanas, pero más allá de ellas hay otras
necesidades. Él representaba esto mediante un esquema jerárquico
piramidal, que luego pasó a ser conocido como “pirámide de
Maslow”. El esquema se divide en cinco secciones. En la base de la
pirámide se encuentran las necesidades fisiológicas como la
alimentación, el descanso o el impulso sexual. Por encima de ellas
están las necesidades de seguridad como la de la integridad física,
del trabajo, de recursos económicos o de la salud. Pero el hombre
no se detiene allí. Si estas necesidades están satisfechas, se busca
resolver las necesidades de afiliación: necesidad de amar y ser
amado, de pertenencia a un grupo, de evitar la soledad. Luego las
necesidades de reconocimiento: el respeto de los demás, el éxito
profesional, la confianza en las propias capacidades o
autorreconocimiento, la independencia. Por último, las necesidades
de autorrealización: necesidad de desplegar en plenitud el propio
potencial, la creatividad, la espontaneidad, etc.
Su idea era, pues, que las necesidades más altas pasan a ocupar
nuestra atención cuando ya se han logrado satisfacer las
necesidades de rango inferior. En la elaboración de esta teoría,
Maslow estudió las vidas de personas psíquicamente sanas y que,
según él, se habían distinguido por sus contribuciones creativas en
diversos ámbitos, como Abraham Lincoln, Thomas Jefferson o Max
Wertheimer, entre otros. En ellos, él encontró ciertas características
comunes. Por ejemplo, una elevada conciencia de su propia
personalidad, que impedía que quedaran paralizados ante las
opiniones negativas de otros. Este sentido de seguridad permitía a
su vez que sus intereses giraran en torno de problemas objetivos,
más que estar centrados en su propio yo. Por eso, sus energías
mentales y físicas estaban puestas en la realización de alguna tarea
a la que entendían como su misión en la vida.
Muchos aspectos del pensamiento de Maslow fueron asumidos en
la obra de Carl Rogers (1902-1987). Rogers aplicó los grandes
principios de la psicología humanista a la psicoterapia y formuló una
teoría propia sobre el desarrollo normal y patológico de la persona
en numerosos libros como Terapia centrada en el cliente (1951),
Psicoterapia y cambios en la personalidad (1954) y El desarrollo de
la persona: La visión de un terapeuta sobre la psicoterapia (1961).
Según Rogers, el ser humano, al igual que una semilla, posee una
serie de potencialidades a ser realizadas, si el ambiente le
proporciona las condiciones necesarias. Por eso, para promover un
desarrollo pleno, el entorno debe cumplir al menos tres condiciones:
autenticidad, aceptación y empatía. En primer lugar, las personas
contribuyen al crecimiento de otros si adoptan una actitud franca, sin
dobleces, en la que manifiestan sus verdaderos sentimientos. Por
otro lado, la aceptación también juega un papel fundamental. La
aceptación implica lo que Rogers denominaba una consideración
positiva incondicional que hace amar al otro a pesar de todos sus
defectos y limitaciones. Esto produce en la persona la confianza
necesaria para reconocer sus falencias sin temor a perder el respeto
de los demás y poder así comenzar a superarlas. Por último, el
crecimiento se ve favorecido cuando se trata de ser empático con el
otro, es decir, cuando se escucha al otro con verdadera
comprensión, tratando de ponerse en su lugar para sentir como él
está sintiendo. Rogers consideraba que este modo particular de
escuchar es una de las fuerzas más poderosas para producir un
cambio positivo en alguien, dado que facilita el que la persona
pueda comprenderse a sí misma. Estas tres condiciones deben
cumplirse no sólo en la relación terapéutica, sino en todas las
relaciones humanas para alcanzar un despliegue integral de las
capacidades del individuo.
De acuerdo con Rogers, las experiencias por las que atraviesa una
persona desde su niñez van configurando su “Yo” psicológico. El
autoconcepto que surge de esas experiencias pasa a ser entonces
un rasgo fundamental de su personalidad, porque según como sea
éste se dará la relación con la realidad y con los demás. Si el
autoconcepto es positivo, se tenderá a actuar y a percibir el mundo
positivamente. En caso contrario, el individuo se sentirá insatisfecho,
porque percibirá una distancia infranqueable entre lo que desearía
ser, su “Yo ideal”, y lo que realmente es. En la medida en que el Yo
responde a la percepción de la realidad se genera en él un estado
de plenitud, denominado estado de congruencia. La percepción en
cambio de una incongruencia entre el Yo y la realidad genera en la
persona la vivencia de una cierta amenaza y un sentimiento de
vulnerabilidad y finalmente de angustia, que será más grave cuanto
mayor sea la incogruencia. Hay que tener en cuenta que esta
incongruencia no necesariamente es una incongruencia real, sino
que se refiere principalmente a un fenómeno psíquico. Es el sujeto
el que considera que existe esa incongruencia. Ahora bien, como la
realidad es amenazante pueden ocurrir dos cosas. Primero, que el
campo perceptual se reduzca para ver sólo aquello que no
amenaza. En lugar de darse una apertura a la experiencia y la
realidad, la persona se cierra a ella. Y segundo, se reduce el campo
experiencial interno. Los sentimientos son negados, es decir, el
sujeto no permite que lleguen a la conciencia o se los distorsiona en
la conciencia.
El propósito entonces de una psicoterapia de orientación humanista
sería revertir ese proceso de tal modo que a propósito de la
presencia del terapeuta y de la relación interpersonal con él la
persona pueda reestructurar su Yo, obteniendo una mayor
aceptación de sí misma y de los demás, autenticidad y empatía.
Este tipo de terapia era designado por Rogers como terapia
centrada en el cliente. Él empleaba esta denominación a pesar de
que el término “cliente” pudiera sonar un tanto utilitarista o
economicista, para subrayar la distinción con el concepto de
paciente, vinculado necesariamente con la patología y con una
relación asimétrica en la que el enfermo solicita la asistencia de
alguien superior. Para Rogers, en cambio, el que solicita un proceso
psicoterapéutico no se reduce a ser un individuo enfermo, sino que
es un par del terapeuta, que acude precisamente para recibir un
servicio por parte del psicólogo.
II.
Piaget, Jean, Psicología del niño, Madrid, Morata, 2000, pp. 15- 17.
III.
Freud nos ha enseñado a todos nosotros a ver en el hombre un ser
básicamente interesado en la búsqueda de placer. En último
término, fue él quien introdujo el ‘principio de placer’, y la
coexistencia del principio de realidad de ninguna manera contradice
su hipótesis de la búsqueda de placer como motivación humana
primaria; y es que, como él mismo afirmó en repetidas ocasiones, el
principio de realidad no es otra cosa que una extensión del principio
de placer y siempre al servicio del principio de placer, cuyo objetivo
sigue siendo: placer ‘y nada más que placer’.
Pero, no debemos pasar por alto y olvidar que el principio de placer
mismo está —también de acuerdo con Freud— al servicio de otro
principio más amplio, a saber, del principio de homeóstasis, cuya
meta es la reducción de la tensión con la vista puesta en el
mantenimiento o la recuperación del equilibrio interno.
2. División de la psicología
El objeto de estudio que hemos delimitado puede ser dividido para
considerar distintas esferas parciales y esto da lugar a las diferentes
ramas de la psicología. Cabe aclarar que las partes de la psicología
que vamos a distinguir a continuación representan las grandes
ramas teóricas de esta disciplina, no sus campos de aplicación
práctica. Así, la psicología se divide en cinco áreas fundamentales:
1) Psicología general
2 Psicología evolutiva
3) Psicología de la personalidad
4) Psicología social
5) Psicopatología
2.1. Psicología general
La psicología general se encuentra en la base de todas las demás
áreas de la psicología, ya que se encarga de establecer los
conceptos sobre los cuales se apoyarán las restantes ramas. El
objeto de la psicología general es la vivencia del hombre
plenamente maduro y normal, con todas sus funciones, actividades
y contenidos, sin considerar los distintos períodos evolutivos que
experimenta la vida anímica, ni las patologías psíquicas ni las
diferencias que presentan los individuos en sus capacidades
mentales o en su estructura de personalidad. Por ejemplo, al
abordar el estudio de la imaginación, la psicología general busca
descubrir las leyes que gobiernan la evocación de las imágenes,
clasificar tipos de imágenes, etc., pero prescindiendo de que en
cada persona estos procesos pueden presentar grandes
variaciones. En este sentido, intenta realizar una clasificación y
ordenamiento sistemático al determinar las definiciones de las
formas básicas de los estados y procesos anímicos. Para que las
teorías de la psicología sean verificables, primero hay que delimitar
qué es lo que caracteriza a la percepción, al temor o a la memoria y
entender su relación jerárquica dentro de la totalidad de la
personalidad. Por otra parte, esta rama también efectúa una
descripción y esclarecimiento detallado de todos los fenómenos
psíquicos que se dan en la experiencia humana, tratando de
encontrar las causas que motivan el obrar y las condiciones de la
relación entre los procesos mentales y las funciones orgánicas.
2.2. Psicología evolutiva
2.5. Psicopatología
Las ramas anteriores consideraban bajo perspectivas diversas al ser
humano normal. Pero las estructuras mentales y el comportamiento
que deriva de ellas pueden sufrir alteraciones. La psicopatología es
precisamente la rama que se ocupa de estudiar estas
manifestaciones psíquicas anormales y elaborar métodos de
examen que proporcionen descripciones objetivas de los trastornos,
trazando la organización de las conductas patológicas y
estableciendo una clasificación de sus diferentes tipos. Aquí se
tienen en cuenta tanto los trastornos psicológicos propiamente
dichos como los aspectos psíquicos de los trastornos orgánicos. Por
ejemplo, una fobia es un trastorno propiamente psicológico —que
posee por supuesto consecuencias orgánicas—, pero los trastornos
de memoria que derivan de una adicción como el alcoholismo
constituyen disfunciones psíquicas que acompañan a una
enfermedad orgánica.
3. Método de la psicología
3.1. Autoobservación y heteroobservación
Toda ciencia realiza su tarea de investigación empleando un cierto
método, es decir, disponiendo una serie de medios que le permitan
alcanzar certeza respecto de su objeto. Como vimos, el objeto de la
psicología es un objeto complejo. En él se nos presenta una doble
faceta: por un lado, la vida interior de la persona con todas sus
vivencias y, por otro, la conducta que observamos externamente. En
consecuencia, si existe una dualidad del objeto, también debe darse
una dualidad metodológica fundamental. El método siempre debe
adecuarse al objeto y por eso es necesario distinguir dos grandes
vías de acceso a la realidad anímica: el método de la
autoobservación o introspección y el de la heteroobservación.
a) Autoobservación o introspección
La autoobservación o introspección consiste en una reflexión del
sujeto sobre sí mismo, por la cual su atención se dirige
conscientemente a los procesos y estados psíquicos para
describirlos con la mayor precisión posible en las diferentes fases de
su curso y la multiplicidad de sus contenidos. Esto implica un cierto
esfuerzo, porque la atención se vuelca naturalmente hacia el mundo
exterior y no resulta fácil avocarla a contemplar con detenimiento la
evanescente y fugaz realidad de los actos psíquicos. En este
sentido, la introspección como método psicológico debe ser
diferenciada claramente de la autoexperiencia o introspección
informativa. La autoexperiencia corresponde a la conciencia que el
sujeto tiene de sus procesos mentales. Un niño de 7 años, por
ejemplo, puede referir si siente alegría o tristeza o narrar un sueño
que ha tenido o manifestar en qué está pensando en un momento
dado. Pero todo esto no es introspección psicológica en sentido
estricto. Así como tampoco lo sería en el caso de un adulto que se
limitara a mencionar sus vivencias. El producto de esta
introspección informativa no puede constituir el material para una
construcción científica, si bien ofrece datos que podrían ser
utilizables por quien supiese diferenciar lo relevante de lo accidental.
La razón de esto radica en que esa introspección está sujeta a
numerosas fuentes de error. Los defectos de la memoria, los
vaivenes del interés, el bagaje cultural del sujeto o sus razones de
conveniencia al exponer su pensamiento pueden contribuir a falsear
su exposición.
Hasta aquí hemos considerado las dos grandes ramas del método
psicológico. Pero hay que tener en cuenta que tanto la introspección
como la heteroobservación pueden llevarse a cabo en dos niveles:
un nivel descriptivo y un nivel experimental.
a) Nivel descriptivo
4. La unidad de la psicología
Desde que Weber y Fechner realizaron sus primeros experimentos,
y más precisamente desde la fundación del laboratorio de Leipzig
por parte de Wundt, diversas corrientes psicológicas se disputaron
la primacía como modelo teórico de explicación. Tan diversas fueron
sus propuestas y tan distintas sus concepciones que en muchos
casos se llegó a afirmar que la psicología carecía de unidad como
ciencia; que más que de “psicología” habría que hablar de tantas
“psicologías” como escuelas se plantearan.
II.
III.
IV.
“En psicología lo que encontramos en general, debido a su carácter
de ciencia “positiva”, son definiciones de personalidad. Las
definiciones de personalidad son, en el fondo, definiciones
descriptivas de la realidad personal. Tomemos alguna definición
conocida de personalidad, la de un gran autor, el americano Gordon
Allport, por ejemplo: ‘Personalidad es la organización en el interior
del individuo de los diversos sistemas psicofísicos que aseguran su
peculiar ajuste al ambiente’. Una definición extendida, prolija, que lo
que hace es ponernos en presencia de aspectos diversos de la
realidad personal: una organización, un interior, un individuo,
diversos sistemas psicofísicos, es decir que la realidad personal es
una realidad múltiple y compleja, psicosomática, que está en una
relación de diálogo con el ambiente con el que realiza un ajuste que
es peculiar, es decir propio, característico, único […]
V.
“Quien conozca el De Anima de Aristóteles, especialmente a través
de los comentarios que se han hecho en estos últimos decenios, y
sobre todo a través de los trabajos hechos en este sentido en el
campo de la psicología por Franz Brentano, sabe que para
Aristóteles el estudio de la vida psíquica y el de la vida orgánica
deben estar íntimamente unidos, porque no es posible escindir el
compuesto viviente en alma pensante y cuerpo viviente. H. Siebek,
que ha escrito una interesante historia de la psicología, ha
observado muy justamente que ‘Aristóteles fué el primero que
comprendió profundamente que era necesario considerar la
actividad espiritual del hombre por medio del nexo genético de ésta
con las funciones del organismo’. En efecto, en la concepción
aristotélica psicología y biología se integran aportando los
materiales para la concepción filosófica del alma humana y de sus
relaciones con el cuerpo”.
a) Psicología Clínica
Como se mencionó anteriormente es el área sobre la que se tiene
mayor información a nivel social. El área de dedicación prioritaria del
psicólogo clínico es la de la salud mental. En esta área, el ejercicio
profesional consiste en diagnosticar, evaluar e intervenir en el
ámbito de la conducta humana con el objetivo de responder
adecuadamente a los motivos de consulta y necesidades de los
pacientes.
El tipo de intervención que se realice dependerá de la población en
la que se tenga que intervenir (niños, adultos, ancianos) así como
del carácter de la intervención (preventiva, tratamiento o
rehabilitación). En lo que se refiere al tratamiento, los psicólogos
clínicos y de la salud evalúan, diagnostican y tratan los trastornos y
patologías, ya sea solos o en equipo con otros profesionales de la
salud mental. Llevan a cabo su actividad en hospitales, sanatorios,
centros de salud y clínicas psiquiátricas tanto del orden público
como privado.
b) Psicología Educacional
d) Psicología Forense
Cada día es más frecuente el rol del psicólogo como asesor y/o
perito en los ámbitos del Derecho Penal, Civil, de Familia y Laboral,
ya que el psicólogo forense es una figura que progresivamente se
está incorporando a todo tipo de procesos judiciales. Las funciones
del psicólogo jurídico en el ejercicio de su rol profesional incluyen,
entre otras tareas:
e) Psicología Laboral-Organizacional
- Desarrollo organizacional.
- Dirección y management.
f) Psicología e Investigación
2. La adquisición de competencias
La forma en que se van adquiriendo las competencias básicas para
el futuro ejercicio profesional es a través de las prácticas pre-
profesionales supervisadas. El objetivo de estas prácticas es que el
alumno pueda integrar los conocimientos teóricos con el quehacer
profesional. Sería el aprender haciendo, el “learning by doing” que
encarna la teoría y aporta la diferencia entre lo universal y lo
particular. Estas prácticas se realizan durante la carrera de grado en
los mismos ámbitos donde el psicólogo, tal como mencionamos
anteriormente, ejerce su profesión como son los hospitales,
escuelas, juzgados, empresas, distintas organizaciones sociales y
otras instituciones tanto públicas como privadas.
Área Social
A través de las prácticas en el área social se participa en distintos
programas y talleres de asistencia a la comunidad, para observar y
experimentar cómo la influencia social incide en las distintas
organizaciones que apuntan al bien común y a mejorar la calidad de
vida. Dichos programas están orientados a disminuir las
preocupaciones sociales, económicas, laborales, culturales y
ambientales. También se participa de talleres que favorecen el
desarrollo de personas con discapacidad mental; programas de
inclusión escolar y de integración socio-laboral.
Área Laboral
A través de la práctica en el área laboral se toma contacto con las
personas y las organizaciones. Se observa y comprende el
funcionamiento de la empresa, el clima laboral, la cultura
organizacional, los diferentes puestos de trabajo, las
comunicaciones internas, los procesos de selección de personal,
capacitación, evaluación de desempeño; analizando cómo se
interrelacionan entre sí y con los factores psicosociales.
Área Forense
II.
ANEXO II
Silvia R. Figiacone y Carolina Guntin
PSICOPEDAGOGÍA
2. Neurociencias, neuropsicología y
psicopedagogía
“La comprensión de la mente humana en términos biológicos se ha
transformado en la tarea científica fundamental del siglo XXI”. Así
abre Kandel su libro En busca de la memoria y continúa diciendo
que hace apenas unas décadas era inconcebible que los biólogos
estuvieran en condiciones de analizar estos procesos mentales.
El término neurociencia se introdujo en la década del 60 para
señalar el inicio de una era en la que las disciplinas vinculadas al
cerebro de alguna manera trabajarían cooperativamente en pos de
un lenguaje y cuerpo de conocimientos común a fin de cumplir con
un objetivo que las nuclea: comprender la estructura y función del
cerebro normal y anormal. Es según Larry Squire (2008) un conjunto
de ciencias multidisciplinarias que estudian el sistema nervioso
central para comprender las bases biológicas del comportamiento.
Es además una de las áreas de la ciencia que ha sufrido más
crecimiento en las últimas décadas, con 1100 asistentes al First
Annual Meeting of The Society for Neuroscience en 1971 y 25.785
participantes en su trigésimo sexta edición en el año 2006.
- Psicoeducación en general.
- Programas de prevención (abuso de sustancias, depresión, entre
otros).
La acción psicopedagógica en este campo de la prevención y
promoción de la salud deberá entenderse como una tarea
interdisciplinaria, que implicará el trabajo conjunto con médicos,
psicólogos, educadores, asistentes sociales, como ejemplos de
algunos profesionales vinculados con la salud y el ámbito social.
Un nuevo contexto de intervención se desarrolló casi de manera
vertiginosa en la última década. La psicopedagogía vinculada a las
organizaciones, en especial a las empresariales, se convierte en un
espacio a explorar y conocer. Considerando el aprendizaje como un
proceso que se da durante toda la vida y que no se limita a los
ámbitos de la educación formal, es fácil pensar que el hombre
aprende en las tareas laborales cotidianas.
En el ámbito de las organizaciones empresariales los
psicopedagogos participan en:
- Capacitación.
- Evaluación del desempeño de empleados.
II.
III.
“En 1984 se creó en Buenos Aires la Asociación de Profesionales de
la Orientación Vocacional (APORA), entidad que nuclea a
psicopedagogos, psicólogos y otros profesionales dedicados a esta
tarea, incluso docentes. Esto implica reconocer que la Orientación
Vocacional (OV) es un campo compartido, interdisciplinario; aúna
particularmente dos vertientes: la psicológica (personas que se
plantean problemas, dudas, crisis en sus proyectos de vida
estudiantil o laboral) y la pedagogía (personas que necesitan
aprender acerca de sí mismas, informarse sobre datos de la realidad
educacional y ocupacional, aprender a hacer proyectos y a ponerlos
en práctica —elegir, imaginar, decidir—).
IV.
CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
1. Introducción
A lo largo de los siglos, casi todas las sociedades han dejado huellas
de su preocupación por la educación, ya sea a través de testimonios
orales o de fuentes escritas acerca de la transmisión de sus saberes
y formas de vida a las nuevas generaciones. Desde tiempos lejanos,
antes de la era cristiana, poseemos profundas reflexiones realizadas
por filósofos, algunos más preocupados por la contribución de la
educación para la vida política y social; otros, desde una perspectiva
más política y cultural; y los más numerosos desde una mirada de la
educación más personal y moral.
Cuando las disciplinas se fueron independizando de la filosofía, fue
la pedagogía la disciplina que reunió los aportes más destacados
referidos a la educación del hombre. El fenómeno educativo se fue
considerando como típicamente humano, diferenciándose así de
toda forma de domesticación y adiestramiento, reservada para los
seres inferiores, es decir, para los animales. Así, la educación se
concibió como el desarrollo y el perfeccionamiento de la naturaleza
del hombre, de todas las dimensiones humanas, es decir, de su ser
integral.
El contexto de surgimiento y desarrollo de la Pedagogía estuvo muy
marcado por el positivismo, pensamiento que fue sesgando el objeto
de estudio de la educación hacia el hecho educativo considerado en
su faz visible, constatable, de carácter técnico y práctico. Así fue
como se originaron obras que pretendieron diferenciar la Pedagogía
de la Ciencia de la educación, reservando para esta última el estudio
más vinculado con la realidad, con la experiencia positiva, y dejando
para la Pedagogía las reflexiones sobre la educación.
Durante el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX se fue
consolidando y sistematizando el saber pedagógico, siempre con
marcadas influencias de las diversas doctrinas y movimientos
filosóficos, dando lugar a profundos estudios acerca de la educación:
tratados de Pedagogía, centrados en el estudio de la educación;
obras de Filosofía de la educación, ocupadas en los fundamentos
filosóficos y reflexiones sobre la educación; volúmenes sobre la
Historia de la educación, que reunían autores y obras acerca de
cómo se realizó la educación en los distintos tiempos y lugares;
tratados de Didáctica, la disciplina pedagógica aplicada que absorbió
las cuestiones más vinculadas con los procesos de la enseñanza y
del aprendizaje; obras de Política educativa que concentraron tanto
los asuntos reflexivos en torno a las distintas posiciones sociales y
políticas acerca de la educación como los frutos legislativos
originados en cada período; por citar sólo las disciplinas pedagógicas
más destacadas.
La última parte del siglo XX y lo transcurrido de este siglo XXI
pusieron en evidencia un gran cambio en el legado educativo. Por
una parte, hoy se cuenta con pocas obras emblemáticas que reúnan
en uno o varios volúmenes el saber correspondiente a alguna de las
disciplinas del corpus pedagógico, ofreciendo una visión global y
complexiva de la educación. Por otra parte, se halla la presencia de
varias disciplinas científicas que abrazan a la educación. Así, por
ejemplo, disciplinas tales como Psicología de la educación,
Sociología de la educación, Historia de la educación, Economía de la
educación, etc. incluyen elementos de teorías psicológicas,
sociológicas, histórico-culturales, económicas, etc., que representan
marcos conceptuales desde los cuales se justifica y orienta la
educación en un determinado sentido.
De este modo, se fue avanzando en la consolidación de las Ciencias
de la Educación, desde estudios de carácter positivo que fueron
posponiendo las fundamentaciones antropológico-éticas y
privilegiaron el surgimiento de un campo de investigación más
vinculado con el análisis, explicación y descripción de algún
elemento del hecho educativo. Es por ello que las obras referidas a
la educación hoy día se hallan sumamente fragmentadas: unas
acentúan la mirada psicológica; otras, la sociológica; otras, la socio-
político-económica, etc., pero en pocas se encuentra el tratamiento
de la educación de la persona, sujeto-objeto de la educación, en su
integralidad.
Las Ciencias de la Educación no deberían abandonar la búsqueda
de una fundamentación filosófica, sobre todo de corte antropológico y
ético-axiológico, pues es la persona humana quien se educa;
tampoco deberían dejar de lado los elementos que les acercan las
disciplinas científicas, sobre todo desde los avances de la Biología,
Psicología y Sociología de la educación y, a la vez, realizar un
enfoque práctico-contextualizado, ya que la educación se realiza en
la persona, en el aquí y ahora, es decir, en cada situación humana
bien concreta.
Con el mismo espíritu, San José de Calasanz creó las Escuelas Pías
proponiendo una educación para los niños que atendiera tanto la
piedad cristiana como las letras humanas. También la beata Ángela
de Mérici fundó la Orden en honor de santa Ursula, primero dedicada
a formar mujeres para la vida religiosa y luego dedicada a la
educación de las niñas.
Por último, se hallan las ciencias aplicativas que acercan tanto los
aportes de las ciencias de fundamentación como los de las ciencias
normativas a los campos particulares. Cuando la aplicación se hace
al ámbito escolar surge la Organización escolar; cuando recae sobre
el proceso instructivo, origina la Didáctica; cuando atiende las
necesidades de las personas intervinientes en el ámbito educativo
surge la Orientación educativa.
El siguiente cuadro permite observar la integración de las ciencias de
la educación que ofrecen A. Ferrández y J. Sarramona.
A modo de síntesis se puede decir que el plural Ciencias de la
educación ha marcado una clara separación de la época filosófico-
pedagógica de la época marcada por los conocimientos científicos de
las ciencias positivas, cuestión que también trajo muchos problemas
con respecto al objeto y método de estudio. Las dos formas de
sistematización de las ciencias de la educación presentadas no son
las únicas. Cada una revela la posición que asumen sus autores en
torno a la Pedagogía y los vínculos que ésta entabla con los
conocimientos fundantes y con los que aportan otras ciencias que
investigan dimensiones particulares de la vida del hombre y su
educación.
II.
¿En qué debe estar instruido? El lenguaje humano hace posibles las
sociedades humanas y, como la palabra las funda, ella las dirige.
Todo Jefe de Estado es orador; debe, pues, estar instruido
primeramente en todas las artes no serviles y dignas de un hombre
libre (artes liberales = artes libero dignae). En el De oratore, Cicerón
menciona la gramática (o estudio de las letras), las matemáticas, la
música, la retórica y la filosofía. En el mismo diálogo, especifica que
las matemáticas incluyen la música y la geometría. Obtenemos así
la lista de las siete artes liberales de la Edad Media. Pero conviene
advertir que todo plan romano de educación comprendía elementos
de dos clases: las artes liberales comunes a todo hombre cultivado,
que acabamos de enumerar y, además, ciertos conocimientos de
naturaleza variable, según el fin particular que cada educador se
proponía. En sus Disciplinae, Varrón añade a las siete artes ya
nombradas la medicina y la arquitectura. Vitrubio aún enumera
otras; pero el fin que perseguía Vitrubio era formar arquitectos,
mientras que Cicerón pretendía formar jefes capaces de gobernar
bien la Ciudad. Por eso ha añadido a este primer fondo de
conocimientos todos los que corresponden al abogado y al orador
político. Desgraciadamente —como sabía por experiencia—, el
abogado y el político tienen que hablar de todo. No se habla con
elocuencia de aquello que no se conoce; mas no es posible saberlo
todo. El deseo de escapar a este dilema ha llevado a Cicerón a
sostener que el hombre elocuente es aquel que puede aprender
rápidamente cualquier cosa (por otra parte, lo que no se puede
aprender rápidamente jamás se sabrá) y hablar en seguida de ella
con más arte y abundancia que los mismos especialistas. Así, pues,
el orador necesita indispensablemente una cultura general —
añadida a la de las artes liberales— que le permita salir airoso de
este extraordinario esfuerzo. Puesto que se trata de formar jefes, el
futuro orador deberá poseer, ante todo, la ciencia del Derecho, que
será su técnica propia y, además, una masa de conocimientos
diversos, tales como la filosofía (dialéctica y ciencia de las
costumbres), la historia, la literatura y, en resumen, toda esa eruditio
que constituye el bagaje de un espíritu cultivado.
III.
‘No se trabaja solamente por el hecho de vivir, sino que se vive para
trabajar’. Esta frase la entienden todos inmediatamente; en ella
queda expresada la opinión vulgar y corriente. Y nos cuesta trabajo
observar que en ese caso el orden de la realidad está invertido.
Pero ¿cómo contestaremos a la otra frase ‘trabajamos para tener
ocio’? ¿Vacilaremos en decir que este caso representa en realidad
el ‘mundo al revés’, y que en él precisamente se invierte el orden
natural? ¿No ha de parecerle esta frase al hombre del mundo
totalitario del trabajo algo inmoral, que va contra la ley fundamental
de la sociedad humana?