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DOMINGO DE RAMOS
Bendición de Ramos
El rito inicial de la bendición de los ramos se centra en la procesión de alabanza en honor a Cristo
Rey que obtiene su victoria a través del amor manifestado en el sufrimiento y la muerte en la Cruz.
El agitar de los ramos no es sólo repetición de un suceso del pasado, es también aclamar al Cristo
muerto y resucitado, porque en cada eucaristía “anunciamos la muerte del Señor y proclamamos su
resurrección, hasta que vuelva”.
“La procesión de los Ramos es, como lo fue en aquella ocasión para los discípulos, una
manifestación de alegría, porque podemos conocer a Jesús, porque Él nos permite ser sus amigos y
porque nos ha dado la clave de la vida.
El Domingo de Ramos está dedicado a la honra y alabanza a Jesucristo, que entra en la ciudad
santa de Jerusalén entre la aclamación del pueblo y el agitar de ramos.
A pesar de nuestros pecados, Cristo quiere bendecir nuestras vidas. Levantemos nuestros ramos
bien alto como signo de amor a Jesús que triunfa sobre nuestros pecados, sobre nuestro egoísmo y
sobre la misma muerte.
Aún a pesar de nuestros pecados, Cristo quiere bendecir nuestras vidas. Levantemos nuestros
ramos, bien alto, como signo de amor a Jesús, que triunfa sobre nuestros pecados, sobre nuestros
egoísmos y sobre la misma muerte.
Vamos cantando y aclamando con nuestros ramos en alto a Jesús, Camino, Verdad y Vida, que hoy
quiere realizar su entrada triunfal sobre nuestra vida.
(La bendición de ramos y la procesión reemplazan hoy los ritos iníciales de la misa, por eso el
celebrante reza ahora la oración a la asamblea).
Dios Vendrá en Mi Ayuda. Él Siervo de Dios Sufriente permanece fiel a su misión aun cuando sea
perseguido.
Salmo 21,8-9,17-20,23-24
El salmo describe la soledad del perseguido, que al borde del abismo vuelve, a encontrar la
seguridad y la confianza.
Jesús se humilló a sí mismo para ser uno de nosotros y para servirnos. Por eso Dios le resucitó y lo
hizo Señor de todo.
Oremos ahora a nuestro Señor, Jesús, quien en su profundo amor amó hasta el fin y nos salvó por
su muerte y resurrección. A cada oración respondemos:
Por la Iglesia, para que viviendo con intensidad esta Semana Santa, siga transmitiendo con
alegría el mensaje central de nuestra fe. Oremos
Por el papa Francisco, nuestro Obispo Daniel, sacerdotes y consagrados, que tu espíritu los
anime y los renueve en su ministerio. Oremos
Por nuestra Patria, para que la sangre derramada por Jesús nos reconcilie a todos los que
habitamos, y nos dispongamos a construir una nación fraterna, solidaria y laboriosa, desde los
valores del Evangelio. Oremos
Por los pobres, los abandonados, los que sufren en sus cuerpos o en sus espíritus, y todos los
que participan con sus sufrimientos, de la cruz de Cristo, para que encuentren fuerza en la pasión
del Señor. Oremos
Señor, Jesús, que el caudal de tu perdón y de tu vida se derrame sobre todos nosotros y nos
otorgue tu felicidad y gozo eterno, en tu reino que permanecerá para siempre. Oremos
Ofertorio
Junto a los sencillos dones del pan y del vino presentamos nuestro deseo de una profunda
conversión, para que podamos escuchar a Jesús y seguir sus enseñanzas.
En el momento de la colecta, que nuestro generoso aporte sea motivo para crecer en la solidaridad.
Comunión
Recibir el cuerpo de Jesús es participar de su misterio pascual. Dichosos nosotros ya que él viene
para que podamos compartir su vida y su amor. En oración nos acercamos a recibirlo.