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TRIDUO PASCUAL

PARA NIÑOS

Semana Santa explicada para los niños…


DOMINGO DE RAMOS
Celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde se produjo su PASIÓN, MUERTE
y RESURRECCIÓN.

La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos o Domingo de la Pasión de nuestro


Señor Jesucristo.

La celebración presenta una primera parte de aclamación por parte del pueblo hacia Jesús
como Rey.

La liturgia consta, entonces, de tres partes:

• BENDICIÓN DE LOS RAMOS.

• PROCESIÓN EN HONOR DE CRISTO REY.

• MISA (con la lectura de la Pasión).

La pasión y muerte de Jesús adquieren pleno sentido en la Resurrección.

La Iglesia celebra este Misterio Pascual en cada Misa: la liturgia de la Eucaristía, que sigue a
la liturgia de la Palabra, es la acción por excelencia del amor de Dios.

La comunión nos permite unirnos en serio con Cristo resucitado, con Cristo viviente.

Porque en el «hoy» de nuestras vidas podemos disfrutar la presencia de Cristo que venció la
muerte.

El olivo es un árbol típico de la región donde vivió Jesús y aparece muchas veces en la Biblia
como signo de paz y de amistad de Dios con el hombre.

Llevamos en las manos los ramos como signo de PAZ y ESPERANZA que queremos contagiar
a todos los hombres.

Siguiendo a Jesús y «pasando» nuestra propia pasión y muerte, viviremos nuestra resurrec-
ción definitiva junto a Dios.

Luego llevamos los ramos bendecidos a casa como signo de la bendición de Dios (su protec-
ción y ayuda) y los colocamos en el crucifijo o en un cuadro religioso.

El olivo bendito nos ayuda a recordar que, como la gente de su tiempo, hemos seguido y
«vitoreado» a Cristo y nos anima a seguirlo con amor todo el año.
Que el ramo de olivo bendecido nos recuerde Dios nos quiere perdonar mucho, un año de
gozo, de mucha alegría porque Dios perdona mucho. Para recibir el perdón hay que estar
dispuestos a la conversión, a cambiar…

¡Qué oportuno sería que este año pudiéramos «hacer limpieza» en nuestro corazón!

Por ejemplo, abandonando algún viejo rencor que seguimos conservando, revisando pro-
lijamente cuáles son las costumbres o las actitudes que nos separan del amor que Jesús
nos enseñó. En una palabra, dejar morir en nosotros al «hombre viejo» y revestirnos del
«hombre nuevo» del que nos habla la Sagrada Escritura.
JUEVES SANTO
Este día conmemoramos:

# LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA

Jesús nos entrega su cuerpo y su sangre como comida y bebida, como signo de fraternidad y
encuentro cotidiano.

Al recibir la Eucaristía entramos en íntima comunión con Jesús y los hermanos.

# EL MANDAMIENTO DEL AMOR

Jesús nos enseña a obrar como El en el gesto de lavarles los pies a sus discípulos y nos pide:
«Hagan lo mismo entre ustedes».

En este gesto Jesús nos invita a amarnos como El nos amó, a abrirnos con humildad al ser-
vicio fraterno sin reservas.

Jesús nos entregó el mandamiento del amor como señal para que todos los hombres nos
reconocieran como sus discípulos.

¡Qué bueno sería cultivar a lo largo de todo este año especiales actitudes de amor hacia el
prójimo!

# LA INSTITUCIÓN DEL SACERDOCIO

Jesús nos regala a aquellos que partirán el pan en lugar suyo, que lo harán presente en cada
Misa, que serán nuestros servidores. Recemos por nuestros sacerdotes.

Sin sacerdotes la Eucaristía no sería posible, nadie puede sustituirlos.

Son ellos quienes han sido consagrados para «prestar voz, gestos e intención» a Jesucristo
que parte el pan para su comunidad creyente en cada Misa.

Así lo quiso Jesús cuando les dijo a sus amigos en la Última Cena: «Hagan esto en con-
memoración mía…»
VIERNES SANTO
Es el único día del año en el cual los católicos no celebramos la Eucaristía

Conmemoramos la Pasión y la muerte de Nuestro Señor Jesucristo y la Iglesia nos invita a


subir al Calvario para experimentar la misericordia, el amor y la ternura de Dios.

El relato de la Pasión nos muestra qué inmenso es el amor de Dios en la persona de Jesús.

La oración universal que la Iglesia-Pueblo de Dios, a través de diez intenciones, reza para
que la salvación de Jesús llegue a todo el mundo.

La adoración de la cruz es una profesión de fe: al besar la cruz, adherimos y nos comprome-
temos con Cristo.

En la Acción Litúrgica (que no es una Misa), el Señor se hace presente actualizando su mis-
terio pascual.

La cruz es la victoria del amor y la esperanza de la resurrección.

Este día no hay celebración eucarística. Se distribuye a los fieles la comunión reservada del
día anterior durante la celebración de la Pasión, con excepción de los enfermos que pueden
recibirla a cualquier hora del día.

Usamos el color rojo del mártir que da su vida por salvarnos a todos, no el morado ya que la
Cuaresma terminó ayer.

No hay flores, música ni grandes luces.

La celebración, que comienza y termina en silencio nos invita a orar y contemplar la Pasión y
muerte de Jesús.

El Viernes Santo celebramos la Pasión y muerte de Jesús por medio de la Palabra, por la
Adoración a Dios mediante el misterio de la cruz, la que besamos como adhesión y com-
promiso con Cristo, y la Comunión Eucarística en que la Iglesia reza para que Su
Salvación llegue a todo el mundo.

Rezamos también el Vía Crucis. Peregrinamos, con devoción, siguiendo las estaciones del
Vía Crucis (que significa camino de la cruz), de este modo nos unimos al dolor y la Pasión de
Cristo.

El altar es despojado y sólo queda la Cruz expuesta para inspirar nuestra oración.

A los niños y familias de la Catequesis: rezaremos el Vía Crucis para niños el viernes a las
10:00 Pueden leerlo en “El Camino de la Cruz”
SABADO SANTO
Hoy es un día de silencio para meditar, rezar, contemplar y esperar.
Durante este día la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y
muerte, su descenso a los infiernos y esperando su resurrección hasta que comienza la
Vigilia Pascual.
Como Iglesia nos preparamos para que Dios «pase».
La Iglesia congrega a sus hijos para permanecer en vela en honor del Señor durante la no-
che del sábado al domingo.
La Vigilia Pascual, que es la celebración más importante de todo el año, se desarrolla en cu-
atro partes: Liturgia de la Luz, Liturgia de la Palabra, Liturgia Bautismal y Liturgia Eucarística.
# LITURGIA DE LA LUZ
EL FUEGO El sacerdote bendice el fuego que se presenta como LUZ, CALOR, FUERZA y VIDA
y es símbolo de un AMOR INTENSO.
CIRIO PASCUAL
Con la llama de ese fuego enciende el CIRIO PASCUAL que representa a Cristo resucitado
vencedor de las tinieblas y la muerte.
Marca sobre él una cruz, en su extremo superior la letra griega «alfa» y en el inferior la letra
«omega», (principio y fin), en los cuatro extremos se graban los números que indican el año
en curso y también hay costumbre de colocar cinco granos de incienso en la cruz en honor
de las cinco llagas de Jesús.
El CIRIO PASCUAL encendido con la llama del fuego nuevo entra procesionalmente en el
templo que está a oscuras.
Una vez colocado el Cirio en el candelabro correspondiente un ministro canta el ANUNCIO
PASCUAL
# LITURGIA DE LA PALABRA
LA PALABRA
Estamos invitados a recuperar el oído del corazón para que la Palabra de Dios resuene de
una manera nueva y para eso hace falta estar preparados.
Nos alimentamos con el Pan de la Palabra que nos hace descubrir en esta noche cómo la
historia se renueva, la fe se reasume y el Bautismo aparece como la gran marca de la iden-
tidad cristiana.
# Liturgia Bautismal
EL AGUA El agua se convierte en el gran signo de la vida nueva, la vida de Cristo resucitado.
RITO BAUTISMAL Rezar comunitariamente, con las Letanías de los Santos. Bendecir el agua
bautismal. Renovar las promesas bautismales.
# Liturgia Eucarística
Nos alimentamos con el Pan de la Eucaristía que cierra plenamente todo lo vivido y celebra-
do desde la noche del Jueves Santo.
En la comunión, Dios con toda su fuerza, ingresa en la interioridad del creyente y es esta la
manera culminante de que el creyente resucite con Cristo.
Hagamos vida lo que cantamos en la Vigilia Pascual: Llevo mi luz por la ciudad ¡yo la haré
brillar!
DOMINGO PASCUA
CATEQUESIS
En la Misa de las 11 hrs se realiza la bendición y envío para que realicen su misión de
anunciar a Cristo resucitado a los niños y jóvenes que se acercan a prepararse para recibir
los sacramentos.

De alguna manera todos somos enviados desde la Eucaristía para cumplir nuestra Misión.

Se trata de renovar y fortalecer el compromiso enunciado del Domingo de Ramos… de no


olvidarnos que, si Jesús resucitó, no lo hizo sólo por mí sino por todos.

Es necesario que el Señor resucite en mí y en toda la comunidad cristiana.

Yo también tengo parte de responsabilidad por lo que ocurre en el mundo, especialmente a


mí alrededor.

Reconociendo lo que no está bien en mí me pregunto qué tengo que hacer para mejorar: en
lo personal, familiar, laboral… en mi comunidad.

La Celebración Pascual nos envía a cumplir una misión….

Cada Misa, cada Celebración Eucarística actualiza este envío y con él mi compromiso.

Dentro de la Iglesia hay distintos «ministerios», todos ellos muy importantes para que
pueda lograrse su misión evangelizadora; en ellos cada uno pone sus dones al servicio de los
demás: la liturgia, la catequesis, las obras de caridad en favor de los más necesitados.

Hay distintas formas de participar de la vida y misión de la Iglesia en nuestra Parroquia.

Todos estamos llamados a compartir nuestros dones, nuestro tiempo y talentos ya sea por
medio de nuestro servicio voluntario, de nuestra contribución material…

Seamos generosos y demos gratuitamente de la abundancia que hemos recibido


gratuitamente del amor de Dios, nuestro Padre.

¡Cristo ha resucitado!
Nosotros somos sus testigos.

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