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DOMINGO DE RAMOS

CONMEMORACIÓN DE LA ENTRADA DEL SEÑOR EN JERUSALÉN


(Los fieles se reúnen fuera del templo para la bendición de las palmas e inicio
de la procesión y tienen los ramos en sus manos)

MONICIÓN DE INICIO:
Hermanos, buenos días: Hoy Domingo de Ramos iniciamos la
Semana Santa, recibiendo a Jesucristo con palmas y ramos, llenos
de alegría y júbilo. Él nos ha enseñado a vivir, a amar y nos ha
mostrado su camino.
Jesús entra en Jerusalén. Allí por amor morirá en la cruz. Y por eso
nosotros, agradecidos por ese amor y convencidos que su muerte es
fuente de vida para siempre, lo aclamamos gozosos como hicieron
aquellas personas que salieron a recibirlo en Jerusalén con sus ramos
y palmas. Con muchas ganas de vivir como él, con mucha fe en él.
Cantamos: ………
(El sacerdote saluda al pueblo de la manera acostumbrada; luego hace una breve monición, en la que invita a los fieles a
participar activa y conscientemente en la celebración de este día. Puede hacerlo con estas palabras u otras semejantes)

Sacerdote:
Queridos hermanos: Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando con obras de
penitencia y caridad. Hoy nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la celebración
anual del Misterio Pascual de la pasión y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo quien, para llevarlo
a cabo, hizo la entrada en la ciudad santa de Jerusalén.
Por este motivo, recordando con fe y devoción esta entrada salvadora, acompañemos al Señor para
que, participando de su cruz por la gracia, merezcamos un día tener parte en su resurrección.
(Después de esta monición, el sacerdote procede a bendecir los ramos)

BENDICIÓN DE LOS RAMOS:


M: Palmas y ramos, signos populares de victoria, manifiestan que la muerte en la Cruz es camino de victoria.
No sólo recordamos un hecho histórico, sino que hacemos una solemne profesión de fe en que la cruz y muerte
de Cristo son en definitiva una victoria. ¡Levantemos bien alto los ramos! Y con ellos levantemos el corazón
para acompañar a Jesús con amor y fidelidad.

ORACIÓN DE BENDICIÓN
Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu + bendición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar
a Cristo Rey aclamándolo con cantos, concédenos, por medio de él, entrar en la Jerusalén del cielo. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
(El sacerdote en silencio asperja (rocía) los ramos con agua bendita. Luego proclama el evangelio de la entrada del Señor
a Jerusalén)
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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 11, 1-10.


“Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó
a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al poblado de enfrente. Al entrar en él, encontrarán un
burrito atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo
hacen contéstenle: “El Señor lo necesita y lo devolverá pronto”. Fueron y encontraron el burrito en la
calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: “¿Por qué tienen que
desatar el burrito?” Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el burrito,
le echaron encima sus mantos, y Jesús montó en él. Muchos alfombraron el camino con sus mantos,
otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban: “Hosanna, bendito el
que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David. ¡Hosanna
en el cielo!” Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Después del evangelio, si se cree oportuno, puede tenerse una breve homilía.)

INICIO DE LA PROCESIÓN:
M: La gente que descubre en Jesús a Dios que va con nosotros, salieron al camino, echaron mano de ramos y
palmas y los agitaron para saludar al amigo bueno, días más tarde este mismo pueblo, manejado por los
poderosos pidió su muerte en la cruz. Nosotros somos ese pueblo, con una mano agitamos nuestras palmas y
con la otra lo ejecutamos violentamente. Que Dios tenga piedad de nosotros y nos convierta el corazón.

(Se da inició a la procesión. El coro acompaña con cantos apropiados, en el camino se irá diciendo el lema de este domingo)
1.- “No temas, levántate, espera en el Señor”
2.- Hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor.
3.- Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
(Dentro del Templo. La bendición de los ramos y la procesión remplazan los ritos iniciales. Por eso el sacerdote en el
templo pronuncia la oración colecta y la Misa continúa como de costumbre)

ORACIÓN COLECTA:
Dios todopoderoso y eterno, que hiciste que nuestro Salvador se encarnarse y soportara la cruz para
que imitemos su ejemplo de humildad, concédenos propicio, aprender las enseñanzas de la pasión y
participar de la resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA:
M: Cantos, aplausos en honor de Jesucristo. Todo está bien, pero no nos engañemos. Sabemos por el Evangelio
que después de las aclamaciones vino la negación y la muerte. Ahora dejémonos iluminar por la Sagrada
Escritura para descubrir a tiempo, en nosotros, las actitudes de rechazo a Jesús. Acogemos la Palabra de Dios,
cantando: …………………………………….

Lectura del libro de Isaías 50, 4-7


M: En la primera lectura, el profeta Isaías nos presenta al Mesías-siervo, discípulo que aprende con el
sufrimiento lo que es asumir la realidad humana y así ser camino e instrumento para salvar al mundo.
Escuchemos.
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Salmo responsorial: Sal 21


M: El salmo 21 describe la soledad de Cristo en la cruz. Participamos de esta oración, aclamando: R. “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
M: En la segunda lectura, San Pablo, escribiendo a los filipenses, nos proclama el camino que Dios elige para
salvarnos, camino del anonadamiento, donde aparentemente no lo distinguimos por estar desfigurado por el
sufrimiento. Escuchemos.

Pasión de nuestro señor Jesucristo según San Marcos 14,1-15,47


M: La lectura solmene de la Pasión del Señor Jesús es una denuncia de este mundo, que descarta al que
proclama la verdad y la justicia que vienen de Dios. También es un anuncio de salvación para todos aquellos
que descubren a Dios presente y comprometido con nuestra Salvación.

Aclamación antes del evangelio: (El monitor invita a ponerse de pie para acoger la proclamación del Santo
Evangelio cantando)
“Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre
todo y le concedió el “Nombre- sobre- todo- nombre”
Según las circunstancias, después de la historia de la Pasión, puede tenerse una breve homilía.

CREDO: De pie todos profesamos nuestra fe rezando el Credo.


ORACIÓN UNIVERSAL (PETICIONES):
M: A cada intención respondemos: Padre bueno, escucha nuestra oración.
▪ Por el Papa Francisco, obispos, sacerdote y toda la Iglesia, para que el Padre les inspire fuerza y coraje ante
las adversidades de este mundo. Oremos.
▪ Por todos los que dirigen las naciones; para que encuentren caminos de paz y dialogo y rehúyan a las
tentaciones del Maligno. Oremos.
▪ Por los que se encuentran ante situaciones de dolor y muerte; para que en la meditación de la Pasión del
Señor encuentren sentido a su sufrimiento. Oremos.
▪ Por las familias cristianas; para que vean en la cruz del Señor el camino para una feliz convivencia. Oremos.
▪ Por nosotros aquí reunidos; que hemos seguido los pasos de Jesús en esta Cuaresma, para que seamos
capaces de morir con él para resucitar con él. Oremos.

LITURGIA DE LA EUCARISTIA
COLECTA:
M: Acerquémonos a Jesús misericordioso, para poner en sus manos todas nuestras necesidades, temores,
angustias y además dejar nuestro aporte económico voluntario; pero antes recemos juntos la oración de colecta.
Recibe Señor mi ofrenda, no es una limosna porque no eres un mendigo, no es un aporte porque no lo necesitas, no es
el resto que me sobra que te ofrezco, este monto representa Señor, mi reconocimiento, mi amor, pues si lo tengo, es
porque tú me lo diste. Amén.
Acompañamos la colecta cantando: ……………………………………………………

OFRENDAS:
M: El Padre dispuso que fuéramos salvados por la Pasión y la Muerte de su Hijo Jesucristo. Ofrezcamos al
Señor el pan y el vino junto al compromiso sincero de servir a Jesucristo en los hermanos más necesitados.
(Si hubiese ofrendas)
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- Hostias y Vino: Representan el milagro de nuestra fe, que serán transformados en el Cuerpo y en la sangre
de Cristo.
- Cirios: Simbolizan la luz de Cristo, el nacimiento de una nueva vida.
- Pan y Uvas: Simbolizan el fruto del trabajo del hombre y la fortaleza del corazón para anunciar la Palabra.
- Flores: Expresión de gratitud, ternura, dulzura y amor hacia a María.

Acompañamos la presentación y preparación de ofrendas cantando: …………………...............

COMUNIÓN:
M: Cristo se entregó por nosotros, su obediencia y disponibilidad nos abrieron el camino a la vida. En la
comunión, nosotros participamos de su muerte y resurrección. Nos acercamos a recibir el cuerpo de Cristo para
reforzar nuestra fraternidad y compromiso. Acompañamos cantando: ……………………………………………

DESPEDIDA:
M: Regresaremos a nuestros hogares y comunidades zonales; ahora que hemos comenzado a celebrar el
Misterio Pascual, tenemos que seguir al Señor hasta el fin: el Jueves Santo, en la Misa de la Cena del Señor;
el Viernes Santo, en el oficio de la Pasión, el domingo por la madrugada, en la Vigilia Pascual; pero sobre todo
el Domingo de Pascua, en su victoriosa Resurrección. Nos despedimos cantando .………………………………
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HOJA LECTURAS (Domingo de Ramos)

Lectura del libro de Isaías 50, 4-7


“Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada
mañana me despierta el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me abrió el oído, y yo
no resistí ni me eche atrás: ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que tiraban mi
barba; no me tape el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes,
por eso endurecí el rostro como roca, sabiendo que no quedaría defraudado. Palabra de Dios. R. Te
alabamos, Señor.

Salmo responsorial: Salmo 21:


R. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
• Al verme, se burlan de mí, hacen muecas, menean la cabeza: “Acudió al Señor, que lo ponga a
salvo, que lo libre, si tanto lo quiere”. R.
• Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos
y los pies, puedo contar mis huesos. R
• Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven
corriendo a ayudarme. R.
• Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo;
linaje de Jacob, glorifíquenlo; témanlo, linaje de Israel. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11


“Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó
de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un
hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios
lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14,1-15,47

Referencias: C: Cronista S: Otros personajes +: Sacerdote


Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte

C. Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los panes Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
escribas andaban buscando el modo de arrestar a Jesús con engaño y darle muerte. Pero decían:

S. “No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo”


Se ha adelantado a embalsamas mi cuerpo para la sepultura
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C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un
frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús.
Algunos comentaban indignados.

S. “¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios
para dárselo a los pobres”.

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

+. “Déjenla, ¿por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tienen
siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran, pero a mí no me tienen siempre. Ella ha
hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Les aseguro que,
en cualquier parte del mundo donde se proclame el evangelio, se recordará también lo que ha hecho
esta mujer”.
Prometieron dinero a Judas Iscariote

C. Judas Iscariote, uno de los doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al
oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?

C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus
discípulos:

S. “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”.

C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

+. “Vayan a la ciudad, encontrarán un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y, en la casa en
que entre, díganle al dueño: “El maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la
Pascua con mis discípulos?” Él les mostrará en el piso de arriba una sala grande y bien alfombrada.
Prepárennos allí la cena”.

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon
la cena de Pascua.
Uno de ustedes me va a entregar: uno que está comiendo conmigo

C. Al atardecer fue él con los Doce. Mientras estaban a la mesa comiendo, dijo Jesús:

+. “Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar: uno que está comiendo conmigo”.

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. “¿Seré yo?”

C. Respondió:
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+. “Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como
está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre! ¡Más le valdría no haber nacido!”
Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza.

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

+. “Tomen, esto es mi cuerpo”.

C. Y, tomando en sus manos una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y
les dijo:

+. “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Les aseguro que no volveré a beber
del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios”
Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.

C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+. “Todos ustedes se van a escandalizar, como está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las
ovejas”. Pero, cuando resucite, iré antes que ustedes a Galilea”.

C. Pedro replicó:

S. “Aunque todos te abandonen, yo no”.

C. Jesús le contestó:

+. “Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres”.

C. Pero él insistía.

S. “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”.

C. Y los demás decían lo mismo.


Empezó a sentir terror y angustia.

C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

+. “Siéntense aquí mientras voy a orar”.

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

+. “Me muero de tristeza; quédense aquí velando”.

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella
hora, y dijo:

+. “¡Abba!” (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino
lo que tú quieres”.
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C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

+. Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velen y oren, para no caer en la tentación; el
espíritu es decidido, pero la carne es débil”.

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos,
pues sus ojos se cerraban de sueño. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

+. ¿Todavía están dormidos y descansando? ¡Basta ya! Ha llegado la hora; miren que el Hijo del hombre
va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense, vamos! Ya está cerca el que me va a
entregar.
Arréstenlo y llévenlo bien custodiado.

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas
y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado
una contraseña, diciéndoles:

S. “Al que yo bese, ése es; arréstenlo y llévenlo bien custodiado”.

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. “¡Maestro!”

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo arrestaron. Pero uno de los presentes, desenvainando la
espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

+. “¿Han salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario estaba con ustedes
enseñando en el templo, y no me detuvieron. Pero, es necesario que se cumplan las Escrituras”.

C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, cubierto tan sólo con una sábana.
Lo detuvieron, pero él soltando la sábana se escapó desnudo.
¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los
ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo
sacerdote; y se sentó con los criados junto al fuego para calentarse.

Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo
a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios
no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él diciendo:

S. “Nosotros le hemos oído decir: “Yo destruiré este templo, edificado por los hombres, y en tres días
construiré otro no edificado por hombres”.

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó
a Jesús:
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S. “¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:

S. “¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?”

C. Jesús contestó:

+. “Sí, lo soy. Y verán que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene
entre las nubes del cielo”

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:

S. “¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Han oído la blasfemia. Ustedes ¿Qué dicen?”

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo


abofeteaban y le decían:

S. “Adivina quién fue”.

C. Y los criados le daban bofetadas.


No conozco a ese hombre de quien ustedes hablan

C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro
calentándose, lo miro y dijo:

S. “También tú andaban con Jesús, el Nazareno”.

C. Él lo negó, diciendo:

S. “Ni sé ni entiendo lo que quieres decir”.

C. Salió fuera, a la entrada, y un gallo cantó.

S. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes: “Esté es uno de ellos”.

C. Y él volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:

S. “Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo”.

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. “No conozco a ese hombre de quien ustedes hablan”.

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho
Jesús: “Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres”, y se echó a llorar.
¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?
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C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno,
se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:

S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”

C. El respondió:

+. “Tú lo dices”

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:

S. “¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti”.

C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.

Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los
revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el
indulto de costumbre. Pilato les contestó:

S. “¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes
alborotaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y
les preguntó:

S. “¿Qué hago con el que ustedes llaman rey de los judíos?”

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. “¡Crucifícalo!”

C. Pilato les dijo:

S. “Pues, ¿qué mal ha hecho?”

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. “¡Crucifícalo!”

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo
entregó para que lo crucificaran.
Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado.

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio – al pretorio- y reunieron a toda la tropa. Lo vistieron
de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el
saludo:

S. “¡Salve, rey de los judíos!”


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C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron el manto de color púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para
crucificarlo.
Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron

C. Y a un tal Simón, natural de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, que al regresar del campo pasaba
por allí, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar
de la “calavera”), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron
sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo
crucificaron. En el letrero estaba escrita la causa de su condena: “El rey de los judíos”. Crucificaron
con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice:
“Lo consideraron como un malhechor”.
A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar

C. Los que pasaban lo injuriaban, haciendo muecas y diciendo:

S. “¡Eh, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz!”

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

S. “A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar: Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de
la cruz, para que lo veamos y creamos”.

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.


Jesús, dando un fuerte grito, expiró

C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde,
Jesús clamó con voz potente:

+. “Eloí, Eloí, lamá sabaktaní”

C. Que significa:

+. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. “Mira, está llamando a Elías”.

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber,
diciendo:

S. “Déjenlo, a ver si viene Elías a bajarlo”.

C. Jesús, dando un fuerte grito, expiró.


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Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo
había expirado, dijo:

S. “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”

C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; ente ellas, María Magdalena, María, la madre
de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para
atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
José rodó una piedra a la entrada del sepulcro

C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble
senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le
pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le
preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver
a José. Éste compró una sábana y bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro,
excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la
madre de José observaban dónde lo ponían.

Sacerdote: Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.


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LUNES SANTO: LA UNCIÓN DE BETANÍA


MONICIÓN DE ENTRADA:
Con la solemne entrada en Jerusalén, Jesús ha iniciado su pasión salvadora. Acompañémoslo con nuestros
cantos y aclamaciones, principalmente con nuestra amistad. Jesús quiere que estemos cerca de él y de los
demás. Estos episodios que él vive, son momentos decisivos y finales de su vida, él los quiere pasar en
compañía de sus amigos, como tú y yo.

Nos ponemos de pie, y uniendo nuestros corazones y nuestras voces iniciamos la celebración eucarística,
cantando: ……………………………………..

ACTO PENITENCIAL: (Si el sacerdote invita a rezar el Yo pecador; el coro entona después el canto de Ten Piedad;
Sino no es así, después de cada intención que lee el monitor, el coro canta, ten piedad)

• Jesús, que quisiste pasar tus últimos días con tus amigos íntimos: perdona las veces que hemos
traicionado tu amistad. Señor ten piedad.
• Jesús que quisiste que tus amigos se distinguieran por su actitud de servicio, perdónanos por no ser
verdaderos servidores. Cristo ten piedad.
• Jesús que quisiste dar la vida por tus amigos, perdona nuestras infidelidades, temores y cobardías. Señor
ten piedad.

LITURGIA DE LA PALABRA:
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA
M: Acojamos la Palabra de Dios que nos invita a participar de la Cena del Señor como Pueblo de Dios, como
Iglesia, como familia. Cantamos al Espíritu Santo: ………………………………………

Lectura del libro de Isaías 42, 1-7


M: En la primera lectura, el profeta Isaías nos refiere con notable claridad al Mesías como el Siervo de Yavé y
a él le aplica todas las afirmaciones, especialmente la que dice: “En él he puesto mi Espíritu para que haga
brillar la justicia sobre las naciones”. Escuchemos.

Salmo responsorial: Sal 26


M: En consonancia con la lectura, el salmo 26 canta alabanzas a Dios que nos cuida y protege. Participamos
de esta oración, aclamando: R. “El Señor es mi luz y mi salvación”

Lectura del santo evangelio según San Juan 12, 1-11


M: El Evangelio de Juan nos presenta la unción que María hace a los pies del Señor, derramando un valioso
perfume, dando así la ocasión al Señor de anunciar su sepultura, pues su Pasión es ya inminente.

Aclamación antes del Evangelio: (El monitor invita a ponerse de pie para acoger la proclamación del Santo
Evangelio cantando)
“Salve, Rey nuestro, solamente tú te has compadecido de nuestros errores”.

ORACIÓN UNIVERSAL (PETICIONES):


M: A cada invocación decimos: Santifica Señor mi vida y la de nuestras familias.
• Tú que quisiste fundar tu Iglesia sobre la roca de Pedro, haz que la Celebración de la Semana Santa nos
ayude a construir una Iglesia de comunión y participación. Oremos.
• Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión para que
consigamos la gloria de la resurrección. Oremos.
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• Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos, para poder nosotros consolar a los que
están tristes, a los que sufren, a los necesitados, mediante el consuelo y la solidaridad que tú nos enseñas.
Oremos.
• Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte en cruz, concede a tus fieles vivir
esta Semana Santa en actitud de penitencia y obediencia, esperanza y paciencia, solidaridad y fraternidad.
Oremos.

LITURGIA DE LA EUCARISTIA
COLECTA:
M: Acerquémonos a Jesús misericordioso, para poner en sus manos todas nuestras necesidades, temores,
angustias y además dejar nuestro aporte económico voluntario; pero antes recemos juntos la oración de colecta.
Recibe Señor mi ofrenda, no es una limosna porque no eres un mendigo, no es un aporte porque no lo necesitas,
no es el resto que me sobra que te ofrezco, este monto representa Señor, mi reconocimiento, mi amor, pues si lo
tengo, es porque tú me lo diste. Amén.
Acompañamos la colecta cantando: ……………………………………………………

OFRENDAS:
M: El Padre dispuso que fuéramos salvados por la Pasión y la Muerte de su Hijo Jesucristo. Ofrezcamos al
Señor el pan y el vino junto al compromiso sincero de servir a Jesucristo en los hermanos más necesitados. (Si
hay ofrendas, se las presenta en procesión)

(Si hubiese ofrendas)


- Hostias y Vino: Representan el milagro de nuestra fe, que serán transformados en el Cuerpo y en la sangre
de Cristo.
- Cirios: Simbolizan la luz de Cristo, el nacimiento de una nueva vida.
- Pan y Uvas: Simbolizan el fruto del trabajo del hombre y la fortaleza del corazón para anunciar la Palabra.
- Flores: Expresión de gratitud, ternura, dulzura y amor hacia a María.

Acompañamos la presentación y preparación de ofrendas cantando: …………………...............

COMUNIÓN:
M: Jesús quiere alimentarnos y fortalecernos con su Cuerpo y Sangre para que podamos acompañarlo en su
caminar con la cruz a cuesta hacia la montaña de la resurrección. Acerquémonos a recibir el Pan de Vida.
Acompañamos cantando: …………………………………….

DESPEDIDA:
M: Dios nos invita a caminar junto a su Hijo. No retrocedamos en el camino del testimonio. La vida de los que
creemos ha de pasar por la cruz para llegar a la resurrección. Nos despedimos cantando:
……………………………………………..
15

HOJA DE LECTURAS (Lunes Santo)

Lectura del libro de Isaías 42, 1-7


Así dice el Señor: “Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien se complace mi alma.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará. No
voceará por las calles. La caña resquebrajada no la quebrará, ni apagará la mecha que apenas arde.
Promoverá fielmente el derecho, y no se debilitará ni se cansará, hasta implantarlo en la tierra, los
pueblos lejanos anhelan su enseñanza”. Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos,
consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se
mueven en ella: “Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te
hice mediador de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los
cautivos de la prisión, y del calabozo a los que habitan las tinieblas”. Palabra de Dios. R. Te alabamos
Señor.

Salmo responsorial: Sal 26


R. “El Señor es mi luz y mi salvación”
• El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará
temblar? / R.
• Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. /
R.
• Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. / R.
• Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espero en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera
en el Señor. / R.

Lectura del santo evangelio según San Juan 12, 1-11


“Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de
entre los muertos: Allí le ofrecieron una cena; Martha servía, y Lázaro era uno de los que estaban con
él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies
y los secó con su cabello. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus
discípulos, el que lo iba a entregar, dice: “¿Por qué no se ha vendido es perfume por trescientos denarios
para dárselos a los pobres?”. Esto lo dijo, no porque le importen los pobres, sino porque era un ladrón;
y como tenía la bolsa se llevaba lo que iban echando en ella. Jesús dijo: “Déjala; lo tenía guardado para
el día de mi sepultura; porque a los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no siempre me
tienen”. Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino
también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes
decidieron matar también a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se les iban y creían en Jesús”.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
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MARTES SANTO: EL ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS


MONICIÓN DE ENTRADA:
Habiendo terminado el lavatorio de los pies, Jesús se conmovió profundamente y anunció la traición inminente
de Judas y luego anunciará la triple negación de Pedro. Dos actitudes que terminaron con dos conductas
diferentes: en Judas habrá desesperación y muerte, en Pedro arrepentimiento y vida. Frente a la Pasión del
Señor, hoy se nos pide actitud y decisión.
Nos ponemos de pie y uniendo nuestros corazones y nuestras voces, iniciamos la celebración eucarística,
cantando: ……………………

ACTO PENITENCIAL: (Si el sacerdote invita a rezar el Yo pecador; el coro entona después el canto de Ten Piedad;
Sino no es así, después de cada intención que lee el monitor, el coro canta, ten piedad)
• Tú que nos has hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo. Señor ten piedad.
• Tú que eres el autor de la salvación eterna. Cristo ten piedad.
• Tú que enviaste tu Espíritu para crear en nosotros un corazón nuevo. Señor ten piedad.

LITURGIA DE LA PALABRA
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA
M: Acojamos la Palabra de Dios que nos invita a participar de la Cena del Señor como Pueblo de Dios, como
Iglesia, como familia. Cantamos al Espíritu Santo: ……………………………………..

Lectura del libro de Isaías 49, 1-6


M: En la primera lectura, el Cántico del Siervo de Yavé nos invita a contemplar la figura del Mesías y su misión
salvadora: luz de las naciones para que su salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra. Escuchemos.

Salmo responsorial: Sal 68


M: Haciendo eco a la primera lectura, el salmo 68 es una oración a Dios que es nuestra roca, nuestro refugio y
esperanza. Participamos de esta oración, aclamando: R. “Mi boca contará tu salvación, Señor”

Lectura del santo evangelio según San Juan 13, 21-33.36-38


M: El evangelio de hoy nos depara con la realidad de la tradición frente al Señor Jesús. No sólo Jesús es
perseguido por los extraños, sino traicionado por los suyos, los mismos apóstoles.

Aclamación antes del Evangelio: Nos ponemos de pie para escuchar la aclamación del santo evangelio
cantando:
“Salve, Rey nuestro, obediente al Padre; fuiste llevado a la crucifixión, como manso cordero a la
matanza”.

ORACIÓN UNIVERSAL (PETICIONES)


M: A cada invocación decimos: Santifica señor la vida de las familias.
• Tú que quisiste fundar tu Iglesia sobre la roca de Pedro, haz que la Celebración de la Semana Santa nos
ayude a construir una Iglesia de comunión y participación. Oremos.
• Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión para que
consigamos la gloria de la resurrección. Oremos.
• Concédenos la protección de su Madre, consuelo de los afligidos, para poder nosotros consolar a los que
están tristes, a los que sufren, a los necesitados, mediante el consuelo y la solidaridad que tú nos enseñas.
Oremos.
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• Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte en cruz, concede a tus fieles vivir
esta Semana Santa en actitud de penitencia y obediencia, esperanza y paciencia, solidaridad y fraternidad.
Oremos.

LITURGIA DE LA EUCARISTIA
COLECTA:
M: Acerquémonos a Jesús misericordioso, para poner en sus manos todas nuestras necesidades, temores,
angustias y además dejar nuestro aporte económico voluntario; pero antes recemos juntos la oración de colecta.
Recibe Señor mi ofrenda, no es una limosna porque no eres un mendigo, no es un aporte porque no lo necesitas,
no es el resto que me sobra que te ofrezco, este monto representa Señor, mi reconocimiento, mi amor, pues si lo
tengo, es porque tú me lo diste. Amén.
Acompañamos la colecta cantando: ……………………………………………………

OFRENDAS:
M: El Padre dispuso que fuéramos salvados por la Pasión y la Muerte de su Hijo Jesucristo. Ofrezcamos al
Señor el pan y el vino junto al compromiso sincero de servir a Jesucristo en los hermanos más necesitados. (Si
hay ofrendas, se las presenta en procesión)

(Si hubiese ofrendas)


- Hostias y Vino: Representan el milagro de nuestra fe, que serán transformados en el Cuerpo y en la sangre
de Cristo.
- Cirios: Simbolizan la luz de Cristo, el nacimiento de una nueva vida.
- Pan y Uvas: Simbolizan el fruto del trabajo del hombre y la fortaleza del corazón para anunciar la Palabra.
- Flores: Expresión de gratitud, ternura, dulzura y amor hacia a María.

Acompañamos la presentación y preparación de ofrendas cantando: …………………...............

COMUNIÓN:
M: Sintámonos parte de la Cena de Jesús y compartamos su Cuerpo y su Sangre y no seamos como Judas
que lo traicionó vendiéndolo por treinta monedas de plata. Acerquémonos a recibir el Cuerpo de Jesús.
Acompañamos cantando: ………………………………..

DESPEDIDA:
M: El camino del seguimiento a Jesús es una senda difícil. Haz Señor que no nos desanimemos ante las
dificultades y la incomprensión de los demás. Regresemos a nuestras zonas pastorales y nuestros hogares a
poner en práctica las enseñanzas de Jesucristo. Nos despedimos cantando:
……………………………………………
18

HOJA DE LECTURAS (Martes santo)


Lectura del libro de Isaías 49, 1-6
“Escuchen, habitantes de las islas; atiendan, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el seno materno;
desde las entrañas maternas, pronunció ni nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió
en la sombra de su mano; me hizo flecha punzante, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi
siervo, Israel, de quien estoy orgulloso”. Mientras yo decía: “En vano me he cansado, por nada e
inútilmente he gastado mis fuerzas”. Sin embargo, mi derecho está junto al Señor, mi recompensa la
tenía ni Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre materno me formó siervo suyo, para que le
trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor, -y mi Dios fue mi
fuerza-: “No basta que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes
de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor.
Salmo responsorial: Sal 68
R. “Mi boca contará tu salvación, Señor”

• A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina
a mí tu oído, y sálvame. / R.
• Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi fortaleza ere tú. Dios mío, líbrame
de la mano perversa. / R.
• Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor desde mi juventud. En el vientre materno ya
me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. / R.
• Mi boca cantará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy
relato tus maravillas. / R.

Lectura del santo evangelio según San Juan 13, 21-33.36-38


En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Los
discípulos se miraban unos a otros perplejos sin saber por quién lo decía. Uno de ellos, el discípulo al que Jesús
tanto quería, estaba reclinado sobre el pecho de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por
quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: Señor, ¿quién es?”. Le contestó
Jesús: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan mojado”. Y, mojando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón
Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: “Lo que tienes que hacer hazlo pronto”.
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que
Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan,
salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre, y
Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: y lo hará
muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora
lo mismo que dije a los judíos: “A donde yo voy, ustedes no pueden venir”. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿a
dónde vas? Jesús le respondió: “A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, me seguirás más tarde”. Pedro
insistió: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jesús le contestó: “¿Con que darás
tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo, me negarás tres veces”. Palabra del Señor. R.
Gloria a ti, Señor Jesús.
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TRIDUO PASCUAL

JUEVES SANTO: INSTITUCIÓN DEL SACERDOCIO E INSTIRUCIÓN DE LA


EUCARISTÍA

CELEBRACION EUCARISTICA DE LA CENA DEL SEÑOR


MONICIÓN DE ENTRADA: Hermanos, buenas noches: Como los apóstoles en aquel
atardecer, también nosotros nos reunimos en torno a la mesa que Jesús preside.
¿Cuáles son sus últimas palabras, sus últimos gestos, su testamento?, ¿Qué nos
dice y no deja nuestro Señor Jesús en vísperas de su muerte?
Desde lo más hondo de nuestro ser, con una inmensa confianza, pidámosle estar
muy cerca de él al celebrar y actualizar este gran momento de su entrega amorosa.
Sintámonos particularmente unidos a todas las parroquias de nuestra diócesis en
esta Eucaristía, para que acogiendo a Cristo vivamos en comunidad como testigos y
misioneros de Jesucristo.
Nos ponemos de pie. Con alegría y como hermanos iniciamos nuestra celebración eucarística cantando: ………

ACTO PENITENCIAL: (Si el sacerdote invita a rezar el Yo pecador; el coro entona después el canto de Ten Piedad;
Sino no es así, después de cada intención que lee el monitor, el coro canta, ten piedad)

• Porque hemos profanado tus sacramentos, reduciéndolos a ritos vacíos, sin compromiso contigo, sin
voluntad sincera de conversión, sin deseo de vida comunitaria. Señor ten piedad.
• Porque lo que hicimos en “memoria tuya” fue solo repetir exteriormente tus palabras y gestos sin amarnos
como tú nos has amado, sin entregarnos como tú te has entregado. Cristo ten piedad.
• Porque desobedecemos tu mandato de amor y preferimos muchas veces el poder, la riqueza y la ambición,
al servicio y la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas. Señor ten piedad.

GLORIA:
M: En la pasión y muerte de Jesús, se manifestó más que nunca la gloria de Dios, es decir, su amor hacia todos
los hombres y mujeres sin excepción. Por eso estamos alegres y llenos de gratitud aclamemos al Señor
cantando el Himno del Gloria.
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LITURGIA DE LA PALABRA
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA
M: Permaneciendo de pie, con una actitud humilde disponemos nuestra mente y nuestro corazón para escuchar
el mensaje que Dios nos quiere transmitir a través de su Palabra. Acogemos la Palabra de Dios invocando la
presencia del Espíritu Santo, cantando …………………………………

Lectura del libro del éxodo 12,1-8.11-14


M: En la primera lectura del libro del Éxodo, nos recuerda el rito de la Cena Pascual judía. La celebración anual
en la que Israel recordaba la liberación de la esclavitud de Egipto, el paso del Señor que salva a su pueblo.
Escuchemos.

Salmo responsorial: Sal 115


M: Frente a la maravilla obrada por Dios, el salmo 115, expresa gratitud al Señor. Participamos de esta oración,
aclamando: R: “El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo”

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26
M: En la segunda lectura, Pablo en su carta a los Corintios, nos hace parte de la tradición de la última Cena del
Señor Jesús, donde anuncia su pasión y muerte e instituye el sacramento del amor para quedarse por siempre
con nosotros. Escuchemos.

Lectura del santo evangelio según San Juan 13,1-15


M: Juan en su evangelio, nos proclama el gesto que el Señor nos dejó para ser instrumentos de fraternidad,
siendo servidores unos de otros para construir un mundo nuevo.

Aclamación antes del Evangelio: (El monitor invita a ponerse de pie para acoger la proclamación del Santo
Evangelio cantando) “Les doy un mandamiento nuevo - dice el Señor -: que se amen unos a otros, como
yo los he amado”
(Después de la homilía en la que se exponen los grandes misterios que se recuerdan en esta misa: La institución de la Eucaristía,
del Orden Sacerdotal y el mandato sobre la caridad fraterna, se realiza el lavatorio de pies. Mientras tanto se entona un canto
adecuado.)

LAVATORIO DE LOS PIES


M: En este momento el sacerdote procederá a realizar el gesto del lavado de los pies a fieles de nuestra
comunidad parroquial a ejemplo de Jesús. Acompañamos este gesto cantando: …………………………………..

ORACIÓN UNIVERSAL (PETICIONES)


M: En esta noche en que celebramos el amor de Dios manifestado en Jesús, pidamos confiados diciendo:
Escucha, Señor, nuestra oración.
• Por la Iglesia, cuerpo de Cristo; para que guarde la unidad en la caridad, que quiso para ella Jesucristo, y
así el mundo crea. Oremos.
• Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos y todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia;
para que su vida sea siempre, a imagen de Cristo, servicio y entrega a sus hermanos. Oremos.
• Por la unidad de los cristianos orientales y occidentales; para que encontremos la unidad en la Cena del
Señor. Oremos.
• Por los gobernantes de todas las naciones; para que sirvan a sus pueblos promoviendo la justicia y la paz.
Oremos.
21

• Por nuestra comunidad parroquial, por los enfermos, por los que entregan su vida por le Evangelio, por los
que no podrán celebrar estos misterios, y por los que viven alejados de Dios; para que el paso del Señor les
alcance la paz, la salud, el perdón y el gozo de su cercanía y amistad. Oremos.
• Por nosotros aquí reunidos en esta cena pascual; para que, siguiendo el ejemplo de Cristo Maestro, vivamos
la urgencia del mandamiento nuevo de amar a todos, incluso a los enemigos. Oremos.

LITURGIA DE LA EUCARISTIA
COLECTA:
M: Jesús, nos invita a poner en sus manos nuestro esfuerzo y nuestro trabajo, así como nuestra colaboración
económica voluntaria para el sostenimiento de nuestra parroquia; pero, antes recemos juntos la oración de
colecta.
Recibe Señor mi ofrenda, no es una limosna porque no eres un mendigo, no es un aporte porque no lo necesitas,
no es el resto que me sobra que te ofrezco, este monto representa Señor, mi reconocimiento, mi amor, pues si lo
tengo, es porque tú me lo diste. Amén.
Acompañamos la colecta cantando: ……………………………………………………

OFRENDAS:
M: Ahora vamos a preparar la mesa. Los dones que traemos a la mesa para presentarlos al Señor son nuestras
propias vidas para ser transformadas en el Cuerpo y la Sangre del Señor para la vida del mundo.
• Te presentamos el pan y el vino que convertidos en tu Cuerpo y en tu Sangre alimentan nuestro Corazón y
nuestro espíritu.

• Te presentamos los frutos de nuestro trabajo, estas ofrendas que significan nuestro deseo de vivir la
solidaridad y el compartir tal como Jesús nos mando hacer. Es nuestro aporte a favor de los más necesitados
de nuestra comunidad.

Acompañamos la presentación y preparación de ofrendas cantando: …………………...............

COMUNIÓN:
M: La cena no sería completa si no participamos de la comunión del Cuerpo de Cristo. Nos convertiríamos en
convidados de piedra, que se prepararon y no comieron el manjar exquisito: el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acerquémonos a recibir el “Pan vivo bajado del cielo”. Acompañamos cantando:
……………………………………………..

TRASLADO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO


FIN DE LA CELEBRACIÓN: COMIENZO DE LA AGONÍA DEL SEÑOR
(El sacerdote, seguido de los acólitos o ministros extraordinarios de la comunión, procede a colocar el Santísimo Sacramento en el
Monumento o capilla para su adoración. Se acompaña este momento con un canto apropiado)

MONICIÓN INTRODUCTORIA:
Esta noche no nos despedimos como acostumbramos hacer. Esta noche Jesús ora en el huerto de los Olivos
en espera del momento final de su entrega.
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Nosotros, en oración y recogimiento, le acompañaremos. Encomendémonos a él. Pidamos perdón a Dios por
nuestros pecados. Sintamos como, nuevamente, Jesús realiza el camino de su pasión sólo para que
comprendamos que no podemos seguir viviendo igual.
El sacerdote realiza ahora la reserva del Santísimo sacramento al monumento. Al sagrario queda vacío. Mañana
es tiempo de silenció. Hoy Jesús cae en manos de sus verdugos.
Acompañamos cantando: ………………………………………………………

DESNUDACION DEL ALTAR


M: Terminada la alegre y fraternal cena, Jesús se retira al Huerto de los Olivos a orar y pedir al Padre que le
ayudara a pasar el Cáliz. También nosotros lo acompañamos. Vamos a retirar todo signo de alegría del templo,
para irnos con Jesús al Huerto a pasar toda la noche con él. (En silencio se retiran el mantel, las flores, los cirios,
etc., del altar y se cubren las imágenes)

HOJA DE LECTURAS (Jueves Santo)


Lectura del libro del éxodo 12,1-8.11-14
“En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para ustedes el principal de los
meses; será para ustedes el primer mes del año. Digan a toda la comunidad de Israel: “El diez de este mes cada uno
tomará un cordero para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comer el cordero, que se junte
con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su ración hasta terminarlo. Será un
animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día catorce del mes, y congregada toda
la comunidad de Israel lo matará al atardecer. Tomarán la sangre y la rociarán por todo el marco de la puerta de la casa
donde lo vayan a comer. Esa noche comerán la carne, asada al fuego, comerán panes sin levadura y verduras amargas.
Y lo comerán así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y lo comerán a toda prisa, porque
es la Pascua, el paso del Señor. Esa noche yo pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos,
de hombres y de animales; y haré justicia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre servirá de señal
en las casas donde estén; cuando vea la sangre, pasaré de largo; no los tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase
hiriendo a Egipto. Este día será para ustedes memorable, en él celebrarán la fiesta del Señor, ley perpetua para todas
las generaciones”. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial: Sal 115
R: “El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo”
• ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. R.
• Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.
R.
• Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo
el pueblo. R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche
en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por
ustedes. Hagan esto en conmemoración mía”. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva
alianza sellada con i sangre; cuantas veces beban de él, háganlo en conmemoración mía”. Por eso, cada vez que ustedes comen
de este pan y beben de este cáliz, anuncian la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Lectura del santo evangelio según San Juan 13,1-15
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo
amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, cuando el diablo ya había
metido en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregar a Jesús. Jesús, sabiendo que el Padre había
puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita el manto y, tomando una
toalla, se la ciñe, luego echa agua en un lavatorio y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la
toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: “Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?” Jesús le replicó: “Lo
23

que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro de dijo: “No me lavarás los pies jamás”.
Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrán parte conmigo”. Simón Pedro le dijo: “Señor, no sólo los pies, sino también
las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está
limpio. También ustedes están limpios, aunque no todos”. Porque sabía quién lo iba a entregar por eso dijo: “No todos
están limpios”. Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: “¿Comprenden lo que
he hecho con ustedes? Ustedes me llaman “el Maestro” y “el Señor”, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el
Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros; les he dado ejemplo,
para que lo que hice con ustedes, ustedes también lo hagan”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

ADORACIÓN EUCARÍSTICA

1. Monición:
Buenas noches. Les damos la bienvenida.
Hemos celebrado la eucaristía en la Cena del Señor. Queremos estar con Jesús. Volveremos a recordar sus
palabras y sus gestos, de manera que no se nos olviden, que sean luz y vida para nosotros. Queremos entrar
en el misterio de su amor y de su dolor.

2. Introducción:

Canto: Un mandamiento nuevo (el coro y un estribillo)

- «Como yo los he amado». Antes de que Jesús nos diera el mandamiento del amor estaba la realidad de
su amor. «Él nos amó primero», y de qué manera. Llegó hasta el extremo, hasta dar su vida por nosotros.

Canto: Un mandamiento nuevo (el coro y un estribillo)

- La primera verdad, la primera buena noticia que Jesús nos da es que somos amados, que Dios nos ama.
Entonces, si Dios nos ama, ya no hay nada que temer. «Nada ni nadie nos puede separar del amor de
Dios manifestado en Cristo».

Canto: Un mandamiento nuevo (el coro y un estribillo)

- Esta noche vamos a dejarnos amar, vamos a sentir la fuerza y la ternura de su amor y vamos a tratar de
corresponder confiando en él y amándole con todo el corazón.

Repetimos juntos:
Gracias, Señor, porque has querido lavarme los pies y el corazón. R/
Gracias, Señor, porque me has perdonado. R/
Gracias, Señor, porque me has sentado a tu mesa. R/
Gracias, Señor, porque te has hecho para mí alimento y bebida. R/

- Silencio-(10 minutos)

- Canto eucarístico

A. COMO UN PAN PARTIDO

Lectura: San Marcos 14, 22-25

Guía: lee pausadamente la siguiente reflexión


24

Jesús cogió el pan en sus generosas manos y después de dar gracias, lo partió. Partir el pan significa compartir.
Es un gesto de amor solidario. Pero el pan partido significa más. No sólo hay que compartir los bienes
materiales, sino todos los dones que hemos recibido. Nuestros talentos, nuestros carismas, no son nuestros ni
son para nosotros. Los hemos recibido para servir a los demás. Y más, el pan partido significa toda la persona.
Jesús lo dice expresamente: este pan que se parte es mi cuerpo, este pan partido soy yo. Nosotros, al comulgar
a Cristo, nos solidarizamos con todos sus sentimientos. Quien comulga a Cristo tiene que estar dispuesto a
hacerse pan y dejarse partir. Es decir, que no debe guardar su vida, sino gastarla en servicio de ayuda y
liberación.

Jesús tomó el pan, dio gracias, lo partió, se lo dio… Qué significa en nuestra vida: ¿dejarnos tomar, dar gracias,
partir, dar?

Un lector recita el siguiente poema:

Una tradición que llega hasta nosotros y procede del mismo Señor: partir un pan, entregarlo, para todos, partirlo
con gesto decidido y delicado, como alguien que se parte en rebanadas de amistad.

Se reúnen gozosos los amigos, dispuestos a escuchar y compartir. La palabra enciende los deseos de estar
con el Señor. ¡Ven, Señor! Quédate con nosotros. Te necesitamos. Te queremos.

El Señor se hace presente en su palabra, recordamos su evangelio y su vida generosa, recordamos su muerte
por amor.

Se come después el pan partido y el mundo comienza a ser nuevo cuando nosotros comulgamos. ¡Ven, Señor!
Nos despedimos, sabiendo que el Señor nos acompaña y nosotros seremos sus testigos.

- Silencio- (10 minutos)

- Canto eucarístico

B. COMULGAR SIN EXCLUSIONES

Lectura: San Lucas 10, 29-37

Guía: lee pausadamente la siguiente reflexión

Quien comulga a Cristo ha de comulgar también con todos los que comulgan a Cristo. La comunión ha de
empezar por quienes participan de la misma mesa y avanzar en la línea de la fraternidad, hasta alcanzar a los
más pequeños y necesitados. No basta con no pelearse, hay que quererse, hay que estar unidos. Quien
comulga a Cristo mirará a todos como hermanos y hermanas. Cuando se come el pan de Cristo no caben
posturas y actitudes insolidarias, ningún tipo de cerrazón o individualismo, de indiferencia o rechazo, menos de
rivalidad o de cualquier tipo de explotación. Ningún tipo de exclusión. No se puede comulgar y excluir, comulgar
con Cristo y excluir a los otros cristos. Quien excluye a un pobre, excluye a Cristo.

En la Eucaristía, ¿caemos en la cuenta del amor gratuito de Dios, para vencer los egoísmos y abrirnos al don
de nosotros mismos?

Un lector recita el siguiente poema:

Vengan a mí todos los excluidos, quienes están arruinados y agotados, quienes ya no cuentan ni valen nada,
los últimos, que no son queridos, que sólo reciben golpes y olvidos, vengan que quiero cobijarlos a la sombra
de mis alas.
25

Vengan a mí, esclavos y humillados, vendidos a cualquier precio y deseo, niños sin refugio, inmigrantes a la
deriva, enfermos y ancianos apartados, vengan, que soy la libertad y los colmaré del consuelo y la fuerza de mi
Espíritu. Vengan a mí, hambrientos de pan y de justicia, hambrientos de dignidad y de respeto, hambrientos de
vida y felicidad, vengan, que yo seré su alimento.

Vengan a mí, todos los rechazados, perseguidos, olvidados, excluidos, marginados, gente sin voz, sin nombre,
sin prestigio, vengan para entrar en mi Costado.

- Silencio- (10 minutos)

- Canto eucarístico.

C. BAJO EL SIGNO DEL AMOR

Lectura: san Juan 12, 23-28

Guía: lee pausadamente la siguiente reflexión

El discípulo, la discípula de Cristo tiene que distinguirse por su capacidad de amar. Dondequiera que haya un
cristiano, una cristiana, debe reconocerse por un perfume especial: el de la caridad. Cristiano, cristiana, es quien
más ama y quien ama mejor, es quien se siente amado por Jesús y quiere amar como él, a la manera de Dios.
Su amor es punto de referencia para el nuestro; su amor es el amor del Padre.

¿Es el don de nosotros mismos el punto culminante de nuestra vida cristiana?

Un lector recita el siguiente poema:

¿Cómo es ese amor hasta el extremo? ¿Tiene extremos el amor? ¿Tiene límites? ¿Se le acaban las fuerzas al
amor?

Vamos a medir, por ejemplo, el corazón de una madre. Tiene medidas inmensas. ¿Y el corazón enamorado?
Tiene medidas gigantescas. ¿El corazón de un amigo? Son medidas admirables. ¿Y el corazón de un mártir?
Las medidas del cielo. ¿Y el corazón de Cristo? Sumen todas las medidas. No tiene límites.

Cojan una cruz y prolónguenla indefinidamente en sus extremos; unan el cielo y la tierra, las medidas de un
Dios infinito. Pues así fue su amor, hasta el fin de lo infinito.

- Silencio- (10 minutos)

- Canto eucarístico.

D. CREO EN LA EUCARISTÍA

Guía: lee pausadamente la siguiente reflexión

La Eucaristía es la cita del amor permanente de Cristo, nuestro hermano y Señor: La Eucaristía, Pan partido y
Sangre derramada, transfigura la materia, nuestro cuerpo y toda la creación, abriéndolo a la plenitud humano-
divina en Cristo. En ella, cada día se glorifica toda vida ofrecida. En ella, cada día se diviniza el más leve signo
de amor. En ella, cada día se hace semilla de eternidad toda muerte a uno mismo y al pecado. En ella, cada
día la humanidad se hace Iglesia-comunidad, fermento y modelo de fraternidad, por Cristo, con Él y en Él.

Creo en la Eucaristía, sacramento del Cristo resucitado, fuente de un mundo nuevo, más justo y solidario,
alimento pascual de un pueblo en camino.
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Creo en la Eucaristía, sacramento del amor libremente ofrecido, fuente de toda vida que es siempre un regalo
del Padre, alimento de un pueblo que aprende a amar, amando, fuerza de los testigos del amor que se dan,
como el Maestro, sin esperar recompensa.

Creo en la Eucaristía sacramento de la liberación del pecado, fuente de la nueva libertad del hombre y de la
mujer creyentes, alimento de un pueblo que construye un mundo más humano, fuerza de los testigos que
rechazan toda alienación que hiera el corazón de Dios y la dignidad de la persona.

Creo en la Eucaristía sacramento de la verdad, fuente de la que brota la justicia fundamento de la paz y alimento
de un pueblo que trata de vivir sin ripear fuerza de los testigos que rechazan toda complicidad con la mentira, a
ser fieles al ejemplo del Maestro.

Creo en la Eucaristía sacramento del futuro de la humanidad, fuente de la madurez plena para todas las
personas, alimento del pueblo redimido, artífice del mundo nuevo, fuerza de los testigos de la resurrección,
forjadores de una conviven- más solidaria y fraterna.

Creo en la Eucaristía sacramento de la unidad, fuente de la fraternidad universal, alimento de un pueblo unido
en la diversidad, fuerza de los testigos de una Iglesia fraterna, que proclama su mensaje viviéndolo.

Creo en la Eucaristía sacramento del pobre, fuente de las riquezas del Reino, alimento de un pueblo que lucha
contra la miseria, fuerza de los testigos encaman las bienaventuranzas día a día, porque hablan con el lenguaje
de obras.

- Silencio- (10 minutos)

- Canto eucarístico.

E. EUCARISTÍA Y CARIDAD

Lectura: 1Corintios 11,17-34

Guía: lee pausadamente la siguiente reflexión

“Como exhortaba san Pablo a los fieles de Corinto, es una contradicción inaceptable comer indignamente el
Cuerpo de Cristo desde la división y la discriminación. El sacramento de la Eucaristía no se puede separar del
mandamiento de la caridad. No se puede recibir el Cuerpo de Cristo y sentirse alejado de los que tienen hambre
y sed, son explotados, están encarcelados o se encuentran enfermos”. (Breve silencio)

“Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: «La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres.
Para recibir en la verdad el Cuerpo y Sangre de Cristo entregados por nosotros, debemos reconocer a Cristo
en los más pobres, sus hermanos”

De la comunión eucarística ha de surgir en nosotros tal fuerza de fe y amor que vivamos abiertos a los demás,
con entrañas de misericordia hacia todas sus necesidades. (Breve silencio)

“La Eucaristía es la gran escuela del amor fraterno. Quienes comparten frecuentemente el pan eucarístico no
pueden ser insensibles ante las necesidades de los hermanos, sino deben comprometerse en construir todos
juntos, a de las obras, la civilización del amor. La Eucaristía nos conduce a vivir como hermanos. Sí, la Eucaristía
nos reconcilia y nos une. No cesa de enseñar a los hombres el secreto de las relaciones comunitarias y la
importancia de una moral fundada sobre el amor, la generosidad, el perdón, la confianza en el prójimo, la gratitud
(Breve silencio)
27

“Las obras de caridad no son algo añadido y ocasional, sino exigencia misma del Sacramento, que ha de llevar
a compartir el pan eucarístico y el pan de cada día que Dios ha puesto en la mesa de los hombres. El amor,
signo de identidad del cristiano, coherentemente expresado en las obras, es señal y sacramento evangelizador,
porque quien ama a su hermano permanece en la luz, que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de
Dios y conoce a Dios. Y quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.

“¿Cómo podríamos celebrar el memorial de nuestra reconciliación y tratar a los demás como enemigos
irreconciliables, de quienes se sospecha y a quienes se combate? ¿Cómo podríamos damos la paz de Cristo y
adoptar comportamientos de rebelión contra Dios, de hostilidad hacia los demás?

“La Eucaristía se convierte en escuela de amor activo al prójimo, y nos educa para este amor de modo más
profundo. Si Cristo se ofrece a sí mismo de igual modo debe hacer cada uno de nosotros. Así debemos hacemos
particularmente sensibles a todo sufrimiento y miseria, a toda injusticia y ofensa, buscando el modo de
repararlos de manera eficaz”.

- Silencio- (10 minutos)

- Canto eucarístico.

F. YO SOY EL PAN VIVO QUE HA BAJADO DEL CIELO

Lectura: San Juan 6,48-59

Guía: lee pausadamente la siguiente reflexión

«En el Cenáculo se cumplen las palabras que había pronunciado Jesús cerca de Cafarnaún: “Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo”. “El que come de este pan vivirá para siempre”. “El pan que yo daré es mi carne
para la vida del mundo”.

«Esta adoración eucarística, por su propia dinámica espiritual, debe llevar al servicio de amor y de justicia para
con los hermanos. Ante la presencia real y misteriosa de Cristo en la Eucaristía entendemos con nueva luz la
palabra del apóstol Juan, que tanto sabía del amor de Cristo: “Quien no ama a su hermano quien ve, no puede
amar a Dios a quien no ve”. La evangelización debe suscitar en los cristianos una sincera coherencia entre fe y
vida, y llevara a un mar compromiso de justicia y caridad, a la promoción de unas relaciones más equitativas
entre los hombres y los pueblos».

Nuestro mundo, aunque sienta una innegable aspiración a la unidad y pregone más que nunca la necesidad de
justicia, aparece marcado por tantas injusticias, quebrado por las diferencias. Esta situación se opone al ideal
de comunión de vida y amor, de fe y de bienes, de pan eucarístico y de pan material, de la que nos habla el
Nuevo Testamento, en relación con la Eucaristía».

- Silencio- (10 minutos)

- Canto eucarístico.

ORACIÓN UNIVERSAL

Celebrando el amor de Jesucristo, miremos al mundo con misericordia y pidamos con confianza. Después de
cada intención respondemos: Padre enséñanos a amar.

- Por todos los pueblos, especialmente por los que sufren las consecuencias de la guerra y de la pobreza, en
comunión de sufrimiento. Oremos.
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- Por el mundo de los excluidos: los pobres, los inmigrantes, los refugiados, los encarcelados, los enfermos
y ancianos, en comunión de esperanza. Oremos.
- Por los responsables de la política y la economía, con poder para cambiar el mundo, en comunión de
solidaridad. Oremos.
- Por la Iglesia, que guarda la palabra y el ejemplo de Jesucristo, en comunión de fe. Oremos.
- Por nosotros, quienes creemos y comulgamos a Jesucristo, sembradores de su Reino, en comunión de
amor. Oremos.

Se pueden agregar otras intenciones.

Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó: Padre
nuestro... Ave María…

ORACIÓN FINAL

Tú, Cristo, fuente de caridad, te hiciste pobre con los pobres, hermanos de todos y consuelo de los afligidos.

Tú, Cristo, fuente de toda caridad, diste de comer a la Humanidad hambrienta, amaste a los niños, te
compadeciste de la viuda y socorriste a quien te necesitaba.

Tú, Cristo, fuente de caridad, enséñanos tu amor, tu compartir, tu solidaridad, para que viéndote te sigamos
amando, compartiendo, siendo solidarios. Tú, Cristo, fuente de caridad, entra en nuestra vida con todo tu amor,
y haz de nosotros instrumentos humildes para ayudar a nuestro prójimo.

Tú, Cristo, fuente de caridad, despierta en nosotros un corazón tan grande que sintamos los problemas de los
demás como nuestros, y que nuestras manos sean tus manos que se tienden al pobre necesitado.

- Canto eucarístico

DESPEDIDA
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VIERNES SANTO: LA MUERTE DE JESÚS

El altar ha de estar totalmente desnudo: sin cruz, sin candelabros (cirios) y sin
manteles. El sacerdote y los ministros sagrados se revisten con los ornamentos rojos
requeridos para la misa.

CELEBRACION DE LA PASIÓN DEL SEÑOR


(La celebración empieza en silencio. No hay acto penitencial)
MONICIÓN DE ENTRADA:
Nos hemos reunido en este viernes Santo, en silencio y en oración, Jesús
muere en la cruz. Y nosotros estamos aquí movidos por la fe, por la
admiración, por el agradecimiento, por el amor. Porque su sangre, su
Cruz, son la fuente de nuestra vida, la luz de nuestro camino, la fuerza
que nos transforma.
Nosotros ante la Cruz de Jesús, ante su entrega total, nos sentimos débiles y pecadores, pero al mismo tiempo
sentimos que gracias a él, y unidos a él podemos caminar, avanzar y vivir. Por eso hoy queremos acompañarlo
y manifestarle nuestro amor, porque él nos ha amado primero, porque él nos ha salvado.
Comencemos hoy nuestra celebración en silencio. Nos arrodillamos orantes ante Jesús desde el fondo de
nuestro corazón.

POSTRACIÓN ANTE EL ALTAR


(El sacerdote al llegar al altar hacen reverencia y se postran o, según las circunstancias, se arrodillan y todos oran en silencio por
unos momentos. Luego, el sacerdote con los ministros se dirige a la sede. Desde allí, mirando al pueblo y con las manos juntas,
dice la oración siguiente:)

No se dice oremos.
Oh, Dios, que, por la Pasión de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has destruido la muerte, herencia del
antiguo pecado que alcanza a toda la humanidad, concédenos que, semejantes a él, llevemos la imagen
del hombre celestial por la acción santificadora de tu gracia, así como hemos llevado grabada la imagen
del hombre terreno por exigencia de la naturaleza. Por nuestro Señor Jesucristo. R. Amén.

PRIMERA PARTE: LITURGIA DE LA PALABRA


ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA
M: Permaneciendo de pie, con una actitud humilde disponemos nuestra mente y nuestro corazón para escuchar
el mensaje que Dios nos quiere transmitir a través de su Palabra. Acogemos la Palabra de Dios invocando la
presencia del Espíritu Santo, cantando …………………………………

Lectura del libro de Isaías 52,13-53,12


M: En la primera lectura, Isaías nos proclama al siervo sufriente, cargado de dolores y desfigurado por nuestra
humanidad sin sentido, pero al cual debemos contemplar y aprender de Él. Escuchemos.

Salmo responsorial: Sal 30


30

M: La respuesta a esta doliente descripción es el salmo 30, que expresa la desolación y a la vez la confianza
de Jesús. Acompañamos esta oración con las mismas palabras que Jesús pronunció en la cruz. R: “Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu”
Lectura de la carta a los hebreos 4,14-16. 5,7-9
M: La segunda lectura, suscita nuestra confianza en Jesús, Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, que nos
mereció la salvación con su obediencia al Padre. Escuchemos.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18,1-19,42


M: El evangelio de Juan proclama la pasión y muerte del Señor y se nos invita a descubrir que en ella
estamos todos involucrados y debemos dejarnos tocar para ser salvados.

Aclamación antes del Evangelio: (El monitor invita a ponerse de pie para acoger la proclamación de la Pasión de
nuestro Señor Jesucristo, cantando)
“Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre
todo y le concedió el “Nombre sobre todo nombre”

(Concluida la lectura de la Pasión, según las circunstancias, el sacerdote hace una breve homilía)

PLEGARIA UNIVERSAL:
M: Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, intercede por toda la humanidad ante el Padre. Unámonos a Él, para que
este Viernes Santo extienda sus frutos de reconciliación y paz a toda la Iglesia, a los pueblos que sufren, a los
hombres y mujeres cansados, a los que buscan la luz, a todos.

1.- POR LA SANTA IGLESIA


Oremos hermanos, por la Iglesia santa de Dios, para que el Señor le dé la paz, la mantenga en unidad, la proteja
en toda la tierra, y a todos nos conceda una vida confiada y serena para gloria de Dios, Padre todopoderoso.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración.

2.- POR EL PAPA.


Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa Francisco para que Dios, que lo llamó al orden episcopal, lo
asista y proteja para bien de la Iglesia como guía del pueblo santo de Dios.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración.

3.- POR TODOS LOS MINISTROS Y POR LOS FIELES.


Oremos también por nuestro obispo Ángel Ernesto Zapata Bances, por todos los obispos, presbíteros y
diáconos y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.

Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración.

4.- POR LOS CATECÚMENOS


Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les abra los oídos del espíritu y la puerta
de la misericordia, de modo que, recibida la remisión de todos los pecados por el baño de la regeneración, sean
incorporados a Jesucristo, nuestro Señor.

Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración


31

5.- POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS


Oremos también por todos aquellos hermanos, que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor asista y
congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración.

6.- POR LOS JUDÍOS.


Oremos también por el pueblo judío, el primero a quien habló el Señor Dios nuestro, para que acreciente en
ellos el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración.
7.- POR LOS QUE NO CREEN EN CRISTO.
Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren el
camino de la salvación.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración.

8.- POR LOS QUE NO CREEN EN DIOS.


Oremos también por los que no conocen a Dios, para que merezcan llegar a él por la rectitud y sinceridad de
su vida.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración

9.- POR LOS GOBERNANTES


Oremos también por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios nuestro Señor, según sus designios,
los guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la paz y libertad de todos los hombres.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración

10.- POR LOS ATRIBULADOS.


Oremos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de todos los errores, aleje las
enfermedades, destierre el hambre, abra las prisiones injustas, rompa las cadenas, conceda seguridad a los
caminantes, el retorno a casa a los peregrinos, la salud a los enfermos y la salvación a los moribundos.
Oración en silencio. Prosigue el celebrante con una oración

SEGUNDA PARTE: ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ


M: En este momento, nuestro párroco acerca ante el altar la cruz de Cristo crucificado. Poco a poco se descubre
ante nosotros el gran misterio del amor y la entrega de Jesús.

El sacerdote, el diácono u otro ministro idóneo, va a la puerta del templo juntamente con los acólitos.
Cerca de la puerta del templo el que lleva la cruz la levanta y canta el invitatorio: “Miren el árbol de la cruz
donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo”. Todos responder: “Vengan y adoremos” y se
arrodillan después de la respuesta, adorando un momento en silencio. Esto mismo se repite a la mitad del
templo y a la entrada del presbiterio Llegando frente al altar se dispone la adoración de la cruz para todos los
fieles.

M: Ha llegado el momento de expresar con un signo nuestros sentimientos de adoración y amor hacia nuestro
Señor Jesucristo. Besando la Cruz, expresamos que queremos vivir y morir como Jesús. Es decir, sufriendo
en el amor a los demás.
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TERCERA PARTE: SAGRADA COMUNIÓN


(Se viste el altar desnudo sólo con un mantel y dos cirios. Las hostias se traen de la reserva del día anterior)

ORACIÓN DEL PADRE NUESTRO:


COMUNIÓN:
M: Nuestra adoración de la Cruz llega a su término y culminación, comulgando el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
La comunión nos une con Él para siempre, nos anima a llevar nuestras cruces de cada día, y nos ayuda a
entregarnos con confianza en la construcción del Reino de Dios. Con fe nos acercamos a recibir al Señor,
reconociendo que en él esta nuestra fuerza, y salvación. Acompañamos la comunión cantando:

SALIDA:
Y todos, hecha genuflexión a la cruz, salen en silencio.
Después de la celebración se desnuda el altar, pero dejando sobre él la cruz con dos o cuatro candeleros (cirios)

VIACRUCIS

HOJA DE LECTURAS (Viernes Santo)

PRIMERA LECTURA: DEL LIBRO DE ISAÍAS 52,13-53,12

“Miren, mi siervo tendrá éxito, crecerá y llegará muy alto. Así como muchos se espantaron de él, porque
estaba tan desfigurado que no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos
pueblos, ante él los reyes se quedarán sin palabras, al ver algo que nunca les habían contado y
comprender algo que nunca habían oído. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién ha revelado el Señor
su poder? Creció en su presencia como un retoño, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo
vimos sin aspecto atrayente, despreciado y rechazado por los hombres, como un hombre de dolores,
acostumbrado al sufrimiento, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y no tenido en cuenta. Él
soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores, nosotros lo creíamos castigado, herido por
Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeldías, triturado por nuestras culpas. El castigo
que sufrió nos trajo la paz, y por sus heridas fuimos curados. Todos andábamos errantes como ovejas,
siguiendo cada uno su camino; y el Señor cargó sobre él todas nuestras culpas. Maltratado,
voluntariamente se humillaba y no abría la boca, como cordero llevado al matadero, como oveja ante el
esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin haber sido juzgado, se lo llevaron, ¿quién
se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo
hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y lo enterraron con los malhechores, aunque no había
cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar
su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, y por medio de él la voluntad del
Señor se cumplirá. Por las fatigas de su alma verá la luz, y se saciará de conocimiento. Mi siervo traerá
a muchos la salvación, porque cargó sobre sí las culpas de ellos. Por eso, le daré un puesto de honor
entre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo. Porque indefenso se entregó a la muerte
y fue contado entre los pecadores, él cargó con el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
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SALMO RESPONSORIAL: Salmo 30:

R: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”


• A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo En tus
manos encomiendo mi espíritu, tú, el Dios leal, me librarás. R.
• Soy la burla de todos mis enemigos, motivo de risa de mis vecinos, el espanto de mis conocidos,
me ven por la calle, y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como
a un objeto inútil. R.
• Pero yo confío en ti, Señor, te digo: “Tú eres mi Dios”. En tu mano está mi destino, líbrame de los
enemigos que me persiguen. R.
• Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de
corazón, los que esperan en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA: DE LA CARTA A LOS HEBREOS 4,14-16. 5,7-9


“Hermanos: puesto que tenemos un gran Sumo Sacerdote, que ha penetrado en los cielos, Jesús. Hijo
de Dios, mantengámonos firmes en la fe que profesamos. Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz
de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como
nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida
mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando
en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la
perfección, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. Palabra de
Dios. R. Te alabamos, Señor.
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PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 18,1-19,42

Referencias: C: Cronista S: Otros personajes + Sacerdote


Prendieron a Jesús y lo ataron.
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un
huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el lugar, porque Jesús
se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, llevando consigo un destacamento de
soldados romanos y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles,
antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelantó y le dijo:
+. “¿A quién buscan?”.
C. Le contestaron:
S. “A Jesús, el Nazareno”.
C. Les dijo Jesús:
+. “Yo soy”
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra. Les
preguntó otra vez:
+. “¿A quién buscan?”.
C. Ellos dijeron:
S. “A Jesús, el Nazareno”
C. Jesús contestó:
+. “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”.
C. Y así se cumplió lo que él había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste” Entonces
Simón Pedro, que llevaba una espada, la desenvainó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole
la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+. “Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?
Llevaron a Jesús primero a Anás
C. El destacamento, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron, y lo
llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que
había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo”. Simón
Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con
Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera junto a la puerta. Salió el
otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada
que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. “¿No eres tú también de los discípulos de este hombre?”.
C. Él dijo:
S. “No lo soy”
35

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También
Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus
discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
+. “Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo,
donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí?
Interroga a los que me han oído, y que ellos digan de qué les he hablado. Ellos saben lo que he
dicho yo”.
C. Apenas Dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. “¿Así contestas al sumo sacerdote?”.
C. Jesús respondió:
+. “Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me
pegas?”.
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy
C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. “¿No eres tú también de sus discípulos?”.
C. Él lo negó, diciendo:
S. “No lo soy”.
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. “¿No te he visto yo con él en el huerto?”.
C. Pedro volvió a negarlo, y enseguida cantó un gallo.
Mi reino no es de este mundo
C. Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Era el amanecer, y ellos
no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato
afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. “¿Qué acusación presentan contra este hombre?”.
C. Le contestaron:
S. “Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado”.
C. Pilato les dijo:
S. “Llévenselo ustedes y júzguenlo conforme a su propia ley”
C. Los judíos le dijeron:
S. “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”.
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato
en el palacio, llamó a Jesús y le dijo:
S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”.
C. Jesús le contestó:
+. “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”.
36

C. Pilato replicó:
S. “¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¡qué has hecho?”.
C. Jesús le contestó:
+. “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para
que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.
C. Pilato le dijo:
S. “Entonces, ¿tú eres rey?”.
C. Jesús le contestó:
+. “Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la
verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.
C. Pilato le dijo:
S. “Y, ¿qué es la verdad?”.
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
S. “Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre ustedes que por Pascua ponga a uno en
libertad. ¿Quieren que deje en libertad al rey de los judíos?”.
C. Volvieron a gritar:
S. “A ése no, a Barrabás”.
C. El tal Barrabás era un bandido.
¡Salve, rey de los judíos!
C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas,
se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. “¡Salve, rey de los judíos!”.
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. “Miren, lo traigo de nuevo, para que sepan que no encuentro en él culpa alguna”.
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. “Aquí está el hombre”.
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!”.
C. Pilato les dijo:
S. “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”.
C. Los judíos le contestaron:
S. “Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el palacio, dijo a Jesús:
S. “¿De dónde eres tú?”.
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
37

S. “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?”.
C. Jesús le contestó:
+. “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha
entregado a ti tiene un pecado mayor”.
¡Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Desde Este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. “Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César”.
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que
llaman “el enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el
mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. “Aquí tienen a su rey”.
C. Ellos gritaron:
S. “¡Fuera, fuera; crucifícalo!”.
C. Pilato les dijo:
S. “¿Acaso, voy a crucificar a su rey?”.
C. Contestaron Los sumos sacerdotes:
S. “No tenemos más rey que el César”.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Lo crucificaron, y con él a otros dos
C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió hacia el lugar llamado “de la Calavera” (que en
hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y, en medio,
Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el
Nazareno, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde
crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de
los judíos dijeron a Pilato:
S. “No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos”.
C. Pilato les contestó:
S. “Lo escrito, escrito está”.
Se repartieron mis ropas
C. Los soldados, después que crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para
cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba
abajo. Y se dijeron:
S. “No la rasguemos, vamos a sortearla, a ver a quien le toca”.
C. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis vestiduras y echaron a suerte mi túnica”. Esto fue lo
que hicieron los soldados.
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofás, y
María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
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+. “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.


C. Luego, dijo al discípulo:
+. “Ahí tienes a tu madre”.
C. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Todo está cumplido.


C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la
Escritura dijo:
+. “Tengo sed”.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de
hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+. “Todo está cumplido”.
C. E, inclinando la cabeza, entrego el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
Y al punto brotó sangre y agua.
C. Los judíos entonces, como era día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la
cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las
piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, les quebraron las piernas al primero y luego al otro
que habían crucificado con Él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto brotó
sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad,
para que también ustedes crean. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán
un hueso”; y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron”.
Vendaron todo el cuerpo d Jesús, con los aromas.
C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los
judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces
y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unos treinta
kilos de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas,
según se acostumbra a sepultar entre los judíos. Había un huerto en el lugar donde lo crucificaron,
y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido sepultado todavía. Y como para los judíos
era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Palabra del Señor.
Sacerdote: Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
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VIGILIA PASCUAL: ¡RESUCITÓ! ¡ALELUYA!

CELEBRACIÓN DE LA VIGILIA PASCUAL


1. MONICIÓN DE ENTRADA:
Bienvenidos a la Celebración gozosa de la resurrección del Señor. Nos hemos congregado en esta sagrada
noche para velar el alba de la vida. En la noche brilla la luz. De la muerte surge la vida. Hoy se nos anuncia
con energía: “No busquen entre los muertos al que está vivo”. Preparemos nuestro espíritu para asistir al
admirable espectáculo de la luz de la vida que brilla sobre las tinieblas de la muerte.

PRIMERA PARTE: LITURGIA DE LA LUZ


1. INTRODUCCIÓN:
En medio de las tinieblas de la noche y del pecado, se levanta la luz, cuyo resplandor disipa las tinieblas e
ilumina la noche.

2. BENDICIÓN DEL FUEGO Y PREPARACIÓN DEL CIRIO


(Se apagan todas las luces de la Iglesia. En un lugar adecuado, fuera de la Iglesia, se enciende el fuego. Congregado el
pueblo, llega el sacerdote. Uno de los ministros lleva el cirio pascual.)
(El sacerdote saluda, como de costumbre, al pueblo congregado y le hace una breve exhortación, con estas palabras u otras
semejantes.)
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S. Queridos hermanos:
En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la muerte a la
vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, dispersos por el mundo, a que se reúnan
para velar en oración. Si recordamos así la Pascua del Señor, escuchando su
palabra y celebrando sus misterios, podremos esperar tener parte en su triunfo
sobre la muerte y de vivir con él en Dios.
A continuación, el sacerdote bendice el fuego:

Oremos.
Oh Dios, que por medio de tu Hijo has dado a los fieles la claridad de tu luz, santifica
+ este fuego nuevo, y concédenos que la celebración de estas fiestas de Pascua
encienda en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a
las fiestas de la eterna luz. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
Una vez bendecido el fuego nuevo, un acólito o uno de los ministros lleva el cirio pascual ante el celebrante. Este, con un punzón,
graba una cruz en el cirio. Después, traza en la parte superior de esta cruz la letra griega Alfa, y debajo de la misma la letra griega
Omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso. Mientras hace estos signos,
dice:
1. Cristo ayer y hoy
(Traza la línea vertical) A
2. principio y fin
(Traza la línea horizontal)
3. alfa 2 0
(Traza la letra Alfa, arriba de la línea vertical)
4. y omega 2 4
(Graba la letra Omega, debajo de la línea vertical)
5. suyo es el tiempo
(Traza el primer número del año en curso,
en el ángulo superior izquierdo de la cruz) Ω
6. y la eternidad
(Traza el segundo número del año, en el ángulo superior derecho)
7. A él la gloria y el poder,
(Traza el tercer número del año, en el ángulo inferior izquierdo)
8. por los siglos de los siglos. Amén.
(Traza el cuarto número del año, en el ángulo inferior derecho)

(Después de haber trazado la cruz y los demás signos, el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma
de cruz, diciendo al mismo tiempo)

1. Por sus llagas 1


2. santas y gloriosas
3. nos proteja 4 2 5
4. y nos guarde
5. Cristo el Señor. Amén. 3

El celebrante enciende el cirio pascual con la llama del fuego nuevo, mientras dice:

La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu.
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3. PROCESIÓN:
M: El fuego ha consumido el egoísmo y el pecado de nuestro corazón. Del mismo modo que los hijos de
Israel durante la noche eran guiados por la columna de fuego, así nosotros los cristianos somos guiados
por Cristo, Luz del mundo en medio de la noche del pecado por el camino de la fraternidad.
A continuación, el sacerdote (o diácono), toma el cirio pascual y, manteniéndolo elevado, canta él solo:
V. Luz de Cristo
Y todos responden:
R. Demos gracias a Dios.
(Después todos entran en la Iglesia, precedidos por el diácono o sacerdote que lleva el cirio pascual. Si se emplea el incienso, el
turiferario con el incensario humeante va delante del diácono)
En la puerta de la Iglesia, el sacerdote (o diácono) se detiene y elevando el cirio, canta por segunda vez:
V. Luz de Cristo
Y todos responden:
R. Demos gracias a Dios.
En este momento todos encienden sus velas en la llama del cirio y avanzan de nuevo. Al llegar ante el altar, el sacerdote (o
diácono) vuelto hacia el pueblo, canta por tercera vez:
V. Luz de Cristo
Y todos responden:
R. Demos gracias a Dios.
(Cuando el sacerdote ha llegado al altar, va a su sede. El sacerdote pone el cirio pascual sobre un candelabro colocado en medio
del presbiterio o junto al ambón. Todos permanecen de pie, teniendo en sus manos las velas encendidas)

4. CANTO SOLEMNE DEL PREGÓN PASCUAL:


M: Unámonos al coro del mundo que canta lleno de alegría y júbilo por la resurrección de Cristo. Cantemos
las maravillas de la salvación.

SEGUNDA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
Apagadas las velas, todos se sientan. Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote hace una breve monición al pueblo con estas
palabras u otras semejantes:

SACERDOTE:
Queridos hermanos: Con el pregón solemne de la Pascua, hemos entrado ya en la noche santa de la
Resurrección del Señor. Escuchemos, en silencio meditativo, la palabra de Dios. Recordemos las
maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer Israel, y cómo en el avance continuo de la Historia
de la salvación, al llegar los últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que, con su muerte y
resurrección, salvara a todos los hombres. Mientras contemplamos la gran trayectoria de esta Historia
santa, oremos intensamente, para que el designio de salvación universal, que Dios inicio con Israel,
llegue a su plenitud y alcance a toda la humanidad por el misterio de la resurrección de Jesucristo.
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1. LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO:


Después de cada lectura, terminado el salmo, todos se ponen en pie y el sacerdote dice: oremos

 PRIMERA LECTURA
M: Comencemos las lecturas de esta noche con el libro del Génesis, que nos da una mirada amorosa hacia
todo lo que existe. Es la mirada amorosa de Dios que crea el mundo y lo pone en nuestras manos.
Escuchemos.

LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS 1,1-2, 2


“En el principio, cuando creó Dios el cielo y la tierra. Todo era confusión y no había nada en la tierra.
Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Dios
llamó a la luz “día” y a las tinieblas “noche”. Atardeció y amaneció: fue el día primero.
Dijo Dios: “Haya un firmamento en medio de las aguas, para que separe unas aguas de las otras”. Hizo
Dios entonces un firmamento y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del
firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió. Dios llamó al firmamento “cielo”. Y
atardeció y amaneció: fue el día segundo.
Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo lugar, y aparezca el suelo seco”. Y así
fue. Dios llamó al suelo seco “tierra” y al depósito de las aguas “mares”. Y vio Dios que esto era bueno.
Dijo Dios: “Produzca la tierra hierbas, plantas que den semilla y árboles frutales que por toda la tierra
den fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie”. Y así fue. La tierra produjo hierbas, plantas
que dan semillas y árboles frutales que dan fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie.
Dios vio que esto era bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día tercero.
Dijo Dios: “Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas,
los días y los años, y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra”. Y así sucedió. Hizo, pues,
Dios dos grandes lámparas: la más grande para presidir el día y la más chica para presidir la noche, e
hizo también las estrellas. Dios las colocó en lo alto de los cielos para iluminar la tierra, para presidir el
día y la noche y separar la luz de las tinieblas; Dios vio que esto era bueno. Y atardeció y amaneció: fue
el día cuarto.
Dijo Dios: “Llénense las aguas de seres vivientes y aves que vuelen sobre la tierra y bajo el firmamento”.
Dios creó entonces los grandes peces marinos y todos animales que viven en el agua según su especie,
y todas las aves, según su especie. Y vio Dios que todo ello era bueno. Los bendijo Dios, diciendo:
Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves sobre la tierra”.
Y atardeció y amaneció: fue el día quinto.
Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies, animales del campo, reptiles y
animales salvajes”. Y así fue. Dios hizo las distintas clases de animales salvajes según su especie, los
animales del campo según su especie, y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que
todo esto era bueno.
Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces
del mar y sobre las aves del cielo, sobre animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se
arrastran por el suelo”.
Y Creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó.
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Dios los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra, y sométanla. Tengan
autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre
la tierra”.
Dijo Dios: “Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la
tierra, y toda clase de árboles frutales. A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres
vivientes que se mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que coman”. Y así fue.
Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día sexto.
Así estuvieron terminados el cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos. El séptimo día Dios tuvo
terminado su obra, y descansó en ese día de todo lo que había hecho. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: Sal 103
R. Señor, envía tu Espíritu y renueva toda la tierra.
• Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, que grande eres! Estás vestido de esplendor y
majestad y te envuelves con un manto de luz. / R.
• Afirmaste la tierra sobre sus cimientos: ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,
las aguas tapaban las montañas. / R.
• Haces brotar fuentes en los valles, y correr sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan
junto a ellas y hacen oír su canto entre las ramas. / R.
• Desde lo alto riegas las montañas, y la tierra se sacia con él fruto de tus obras. Haces brotar la hierba
para el ganado y las plantas que el hombre cultiva. / R.
• ¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡Todo lo hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas!
¡Bendice al Señor, alma mía! / R.
OREMOS:
Dios todopoderoso y eterno, admirable en todas tus obras, que tus redimidos comprendan cómo
la creación del mundo en el comienzo de los siglos, no fue obra de mayor grandeza que el
sacrificio de Cristo, nuestra Pascua inmolada, en la plenitud de los tiempos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

 SEGUNDA LECTURA
M: El Éxodo nos muestra a Israel, el pueblo esclavo que es arrancado por Dios del poder del faraón. Este es
verdaderamente nuestro Dios. Escuchemos.

LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 14,15-15, 1


“Yavé dijo a Moisés: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Luego
levanta tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco
por medio del mar.
Yo, mientras tanto, endureceré el corazón de los egipcios para que salgan en persecución de ustedes,
y me haré famoso a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de su caballería. Entonces
Egipto conocerá que yo soy Yavé”.
El ángel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de
columna vino a colocarse detrás, poniéndose entre el campo de los israelitas y el de los egipcios. Esta
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nube era para unos tinieblas y para otros iluminaba la noche; y no se acercaron los unos a los otros
durante la noche.
Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del
oriente que secó el mar.
Se dividieron las aguas. Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de
murallas a izquierda y a derecha. Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón
entró en medio del mar con sus carros y caballos.
Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el
ejército de Faraón. Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad.
Entonces los egipcios dijeron: “Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros.
Pero Yavé dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus
carros y sus caballos”. Moisés extendió su mano sobre el mar.
Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios
en el mar.
Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que
había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapo ni uno solo. Los israelitas, en cambio, habían
pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda.
Aquel día, Yavé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla
del mar. Israel vio los prodigios que Yavé había obrado contra Egipto, y el pueblo temió a Yavé. Creyó
en Yavé y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este himno Yavé: “Cantaré a Yavé, que se hizo famoso;
arrojó en el mar al caballo y su jinete”. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: Ex 15, 1-2.3-4.5-6.17-18


R. Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria.
• “Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los caballos y los carros. El Señor
es mi fuerza y mi protección, el me salvó. El es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de padre y yo
proclamo su grandeza. / R.
• El Señor es un guerrero, su nombre es “Señor”. El arrojó al mar los carros del Faraón y su ejército,
lo mejor de sus soldados se hundió en el Mar Rojo. / R.
• El abismo los cubrió, cayeron como una piedra en lo profundo del mar. Tu mano, Señor, resplandece
por su fuerza, tu mano, Señor, aniquila al enemigo. / R.
• Tú llevas a tu pueblo, y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que preparaste para tu
morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos. ¡El Señor reina eternamente!” / R.
OREMOS:
También ahora, Señor, vemos brillar tus antiguas maravillas y, lo mismo que en otro tiempo
manifestabas tu poder al librar a un solo pueblo de la persecución del Faraón, hoy aseguras la
salvación de todas las naciones, haciéndolas renacer por las aguas del bautismo; te pedimos
que los hombres del mundo entero lleguen a ser hijos de Abrahán y miembros del nuevo Israel.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
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 TERCERA LECTURA:
M: El profeta Isaías nos anuncia el amor de Dios que nunca nos olvida, que es fiel y misericordioso.
Escuchemos.

LECTURA DEL LIBRO DEL PROFETA ISAÍAS 55,1-11


“A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas! No importa que estén sin plata, vengan; pidan
trigo sin dinero, y coman, pidan vino y leche, sin pagar.
¿Para qué van a gastar en lo que no es pan y dar su salario por cosas que no alimentan? Si ustedes
me hacen caso, comerán cosas ricas y su paladar se deleitará con comidas exquisitas.
Atiéndanme y acérquense a mí, escúchenme y su alma vivirá.
Voy a hacer con ustedes una alianza para siempre, para darles los bienes que tengo prometidos a
David. Mira, lo había puesto como un testigo para varios pueblos, como un jefe para mandar a las
naciones. Así, tú ahora vas a llamar a una nación que no conocías, una nación que no te conocía correrá
por verte. Esto será nada más que por Yavé, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha puesto arriba.
Busquen a Yavé ahora que lo pueden encontrar, llámenlo ahora que está cerca. Que el malvado deje
sus caminos, y el criminal sus proyectos; vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos, a nuestro Dios,
que está siempre dispuesto a perdonar.
Pues sus proyectos no son los míos, y mis caminos no son los mismos de ustedes, dice Yavé. Así,
como el cielo está muy alto por encima de la tierra, así también mis caminos se elevan por encima de
sus caminos y mis proyectos son muy superiores a los de ustedes.
Como baja la lluvia y la nieve de los cielos, y no vuelven allá, sin haber empapado la tierra, sin haberla
fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la semilla para sembrar y el pan para comer, así será
la palabra que salga de mi boca. No volverá a mí con las manos vacías sino después de haber hecho
lo que yo quería, y haber llevado a cabo lo que le encargué. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: Is 12, 2-3.5-6


R. Sacarán aguas con alegría de las fuentes de la salvación.
• Este es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi
protección; él fue mi salvación. Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación. / R.
• Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué
sublime es su Nombre. / R.
• Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso: ¡que sea conocido en toda la tierra! ¡Aclama y grita
de alegría, habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! / R.

OREMOS:
Dios todopoderoso y eterno, esperanza única del mundo, que anunciaste por la voz de tus
profetas los misterios de los tiempos presentes, atiende complacido los deseos de tu pueblo,
porque ninguno de tus fieles puede progresar en la virtud sin la inspiración de tu gracia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
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 CUARTA LECTURA:
M: El profeta Baruc nos lanza una llamada a no olvidar al Señor a volver a Él, a reconocer que solo en él
podemos encontrar vida. Escuchemos.

LECTURA DEL LIBRO DEL PROFETA BARUC 3,9-15.32- 4,4


“Escucha, Israel, los mandatos de la vida, pon atención para que puedas discernir. Israel, ¿por qué
moras en tierra de enemigos y envejeces en país extraño donde te manchas con hombres impuros, y
te cuentan entre los que van al abismo? Es que dejaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido
el camino de Dios, sería la paz tu morada para siempre.
Aprende dónde está la prudencia, la fuerza y la inteligencia, para saber dónde están vida y largos días,
tiempos alegres y paz. ¿Quién ubicará la sabiduría y entrará a la bodega de sus tesoros?
La conoce el que todo lo sabe, la descubrió con su inteligencia el que arregló la tierra para siempre, y
la llenó de animales. El que envía la luz, y la luz llega, el que la llama y vuelve temblorosa: por él se
enciendan los astros, llenos de gozo, y cada uno en su puesto vela sobre la noche. Los llama él y
responden: ¡Aquí estamos! Y brillan alegres a su Creador. Este es nuestro Dios, ningún otro se puede
comparar a él. Recorrió todos los caminos de la ciencia, y se la dio a su servidor Jacob, a los hijos de
Israel, sus predilectos. Después apareció la sabiduría en la tierra y vino a convivir con los hombres.
Ella misma es el libro de los mandamientos, y la ley de Dios que permanece para siempre. Todos los
que la conservan alcanzarán la vida; pero los que la abandonan, morirán.
Vuelve, Jacob, y abrázala, camina hacia la gloria a la claridad de su luz. No cambies por la de otro
pueblo la sabiduría que sólo tú tienes. ¡Felices somos, Israel, pues sabemos nosotros lo que gusta al
Señor! Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: SAL 18


R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
• La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría
al humilde. / R.
• Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. / R.
• La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. / R.
• Son más atrayentes que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo del
panal. / R.

OREMOS:
Oh Dios, que sin cesar haces crecer a tu Iglesia con la convocatoria de todas las gentes, defiende
con tu constante protección a cuantos purificas en el agua del bautismo. Por Jesucristo, nuestro
Señor. R. Amén.
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 QUINTA LECTURA:
M: A través de la profecía de Ezequiel, Dios nos anuncia que vendrá para borrar el mal que hay en nosotros,
para transformarnos para darnos vida nueva. Escuchemos.

LECTURA DE LA PROFECÍA DE EZEQUIEL 36,16-28


“Hijo de hombre, cuando Israel vivía en su tierra, la volvió impura con su conducta y sus acciones; su
conducta era a mis ojos como la impureza de la mujer. Entonces decidí desatar contra ellos mi cólera,
los dispersé por entre las naciones, los desparramé entre los países; los juzgué de acuerdo a su
conducta y a sus acciones. Y así llegaron a las naciones.
Pero allí también fue profanado mi nombre. En efecto se decía: “Este es el pueblo de Yavé que tuvo
que salir de su país”. Entonces salí en defensa de mi Nombre, porque éste había sido profanado en las
naciones donde se encontraba Israel y por culpa de éste”.
Por eso le dirás esta palabra de Yavé a la casa de Israel: “No es por ustedes que hago esto, casa de
Israel, sino por mí Santo Nombre que por culpa de ustedes fue profanado en las naciones donde
estaban. Santificaré mi nombre que fue profanado en las naciones – y ustedes fueron los que lo hicieron
despreciable -. Las naciones sabrán que yo soy Yavé cuando, por medio de ustedes, aparezca ante
sus ojos mi santidad.
Los sacaré de las naciones, los reuniré de entre los pueblos y los traeré de vuelta a su tierra. Los rociaré
con un agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus inmundos
ídolos
Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese
corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes mi Espíritu y haré que
caminen según mis mandamientos, que observen mis leyes y que las pongan en práctica. Vivirán en el
país que di a sus padres, ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 41


R. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
• Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? / R.
• ¡Cómo iba en medio de la multitud y la guiaba hacia la Casa de Dios, entre cantos de alegría y
alabanza, en el júbilo de la fiesta. / R.
• Envíame tu luz y tu verdad: que ellas me encaminen y me guíen a tu santa Montaña, hasta el lugar
donde habitas. / R.
• Y llegaré al altar de Dios, el Dios que es la alegría de mi vida; y te daré gracias, con la cítara, Señor,
Dios mío. / R.

OREMOS:
Oh Dios, poder inmutable y luz sin ocaso, mira con bondad el sacramento admirable de la Iglesia
entera y, en cumplimiento de tus eternos designios, lleva a feliz término la obra de la salvación
humana; y que todo el mundo experimente y vea cómo lo abatido se levanta, lo viejo se renueva
y todo vuelve a su integridad original, por el mismo Jesucristo, de quien todo procede. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
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Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la oración correspondiente, se
viste festivamente el altar y se encienden las velas del altar. El sacerdote (o coro) entona solemnemente el Gloria,
que todos prosiguen. Se tocan las campanas.

2. GLORIA:
M: Hemos escuchado con atención como Dios nos prepara para la vida nueva de Jesucristo. Antes de escuchar
el anuncio de la Buena Nueva, alabemos a nuestro Dios entonando el himno del Gloria.
Después del Gloria, el sacerdote dice la Oración Colecta, como de ordinario.

ORACIÓN:
Oh Dio, que has iluminado esta noche santísima con la gloria de la resurrección del Señor, aviva
en tu Iglesia el espíritu de la adopción filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos
entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo. R. Amén.
3. LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO:
 PRIMERA LECTURA:
M: San Pablo en su carta a los Romanos nos recuerda que la resurrección de Jesucristo es también nuestra,
porque participamos de ella por el Bautismo. Escuchemos.

LECTURA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 6,3-11


“Como ustedes saben, todos nosotros al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos en su
muerte. Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado
de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva. Una
figura de su muerte nos injertó en él, pero compartiremos también su resurrección.
Como ustedes saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con Cristo. Las fuerzas
vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvamos más al pecado. Hemos muerto, ¿no es
cierto? Entonces ya no le debemos nada. Pero si hemos muerto junto a Cristo, debemos creer que
también viviremos con él. Sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más; desde ahora la muerte no tiene poder sobre él.
Así, pues, hay una muerte y es un morir al pecado de una vez para siempre. Y hay un vivir que es vivir
para Dios. Así también ustedes deben considerarse a sí mismos muertos para el pecado y vivos para
Dios en Cristo Jesús. Palabra de Dios.
Terminada la epístola todos se ponen de pie y el sacerdote (o coro) entona solemnemente el Aleluya, que todos repiten. Luego un
salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el mismo salmista canta el aleluya.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 117


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
• Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Que lo diga la casa de
Israel: es eterna su misericordia. / R.
• La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar
las hazañas del Señor. / R.
• La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. / R.
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 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 16,1-7


“Pasado el sábado, María Magdalena, María, madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para ir
a embalsamar el cuerpo de Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al
sepulcro. Y se decían unas a otras: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?” Al mirar,
vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un
joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: “No se asusten. ¿Buscan a
Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Miren el sitio donde lo pusieron. Ahora
vayan a decirle a sus discípulos y a Pedro: Él va camino de Galilea; allí lo verán tal como les dijo”
Palabra del Señor.
Después del Evangelio se tiene la homilía y luego se pasa a la Liturgia Bautismal

TERCERA PARTE
LITURGIA DEL BAUTISMAL
El sacerdote con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si es que ésta se encuentra a la vista de los fieles. De lo contrario,
se pone un recipiente con agua en el presbiterio.

1. INTRODUCCIÓN
M: Este amanecer de la resurrección del Señor, es el amanecer en el que los cristianos renacemos también a
una nueva vida, es el amanecer en que celebramos y renovamos el Bautismo que nos hace hijos de Dios,
hermanos de Jesucristo, parte de la familia eclesial, y fuertes y valientes con la fuerza del Espíritu Santo.
(Entrada procesional del agua y del crisma)

BENDICIÓN DEL AGUA COMÚN


Si no hay bautismos ni bendice la fuente bautismal, el sacerdote bendice el agua con la siguiente oración:

ORACIÓN
Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que bendiga esta agua, que
va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo y pidámosle que nos
renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.
Después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos extendidas.

Señor Dios nuestro, muéstrate propicio a tu pueblo que vela en esta noche santa. Dígnate
bendecir + esta agua ahora que celebramos la acción admirable de nuestra creación y la
maravilla, aún más grande, de nuestra redención. Tú la creaste para hacer fecunda la tierra y
para dar alivio y frescor a nuestros cuerpos. La hiciste también instrumento de tu misericordia
al librar a tu pueblo, por medio de ella, de la esclavitud y al apagar su sed en el desierto; por los
profetas la revelaste como signo de la nueva alianza que quisiste sellar con los hombres. Y
finalmente, también por ella, santificada por Cristo en el Jordán, renovaste nuestra naturaleza
pecadora en el baño del nuevo nacimiento. Que esta agua, Señor, avive en nosotros el recuerdo
de nuestro bautismo y nos haga participar en el gozo de nuestros hermanos, bautizados en la
Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
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2. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES


Después de la bendición del agua, si no hubo bautismos, todos, de pie y con las velas encendidas en sus manos (del cirio
pascual se toma la luz para volver a encender las velas), renuevan las promesas del bautismo. El sacerdote se dirige a la
comunidad con estas palabras u otras parecidas.

Queridos hermanos: Por el misterio pascual hemos sido sepultados con Cristo en el
bautismo, para que vivamos una vida nueva. Por tanto, terminado el ejercicio de la Cuaresma,
renovemos las promesas del santo bautismo, con las que en otro tiempo renunciamos a
Satanás y a sus obras, y prometimos servir fielmente a Dios en la Iglesia Católica. Así pues:

RENUNCIAS AL MAL:
S. ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
R. Sí, renuncio.

S. ¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que no domine en ustedes el pecado?
R. Sí, renuncio.

S. ¿Renuncian a Satanás, padre y príncipe del pecado?


R. Sí, renuncio.

PROFESIÓN DE FE: (Después el sacerdote prosigue, diciendo:)


S. ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
R. Sí, creo.
S. ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
R. Sí, creo.
S. ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón
de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna?
R. Sí, creo.
S. Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos regeneró por el agua y el
Espíritu Santo, y que nos concedió la remisión de los pecados, nos guarde en su gracia, en el
mismo Jesucristo nuestro Señor, para la vida eterna. R. Amén.

3. ASPERSIÓN
El sacerdote asperja (rocía) al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan. Después de la aspersión, el
sacerdote regresa a la sede y, omitiendo el Credo, comienza la oración universal.

4. PLEGARIA UNIVERSAL
Sacerdote. Llenos de alegría en esta Pascua del Señor, elevemos nuestras plegarias al Padre que ha
resucitado a Jesús, diciendo: Señor resucitado, escúchanos.
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• Por la Iglesia; para que sepa anunciar al mundo con gozo y esperanza el misterio pascual del Señor y su
mensaje sea convincente y bien acogido por los hombres de todas las naciones. Oremos.
• Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos y los fieles laicos; para que den razón de su fe en
Cristo Resucitado y orienten a los que dudan ir por el camino que lleva al encuentro personal con Cristo vivo.
Oremos.
• Por nuestras familias; para que sepamos compartir el don del Señor con una festiva hospitalidad, que se
extienda a los pobres, a los olvidados y a los sufrientes. Oremos.
• Por quienes dudan y buscan apasionadamente la verdad; para que, iluminados por la gracia de Cristo,
lleguen a descubrir la Pascua como primavera de la historia y del mundo. Oremos.
• Por todos nosotros que en esta noche santa celebramos tu Pascua; para que nuestro Señor y Maestro
encienda nuestro corazón con su palabra y nos haga comprender el sentido que tiene su muerte y
resurrección en nuestra vida. Oremos.

Sacerdote: Padre misericordioso, el Espíritu del Señor Resucitado nos guía en el difícil camino
de nuestra historia: haz que sigamos dócilmente su inspiración alegre. Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
El sacerdote va al altar y comienza la Liturgia Eucarística, como de costumbre. Es conveniente que el pan y el vino sean
presentados por los recién bautizados, si los hay.

CUARTA PARTE: LITURGIA DE LA EUCARISTÍA


1. COLECTA:
M: Acerquémonos a Jesús Resucitado, para poner en sus manos todas nuestras necesidades, temores,
angustias y además dejar nuestro aporte económico voluntario; pero antes recemos juntos la oración de colecta.

Recibe Señor mi ofrenda, no es una limosna porque no eres un mendigo, no es un aporte porque no lo necesitas,
no es el resto que me sobra que te ofrezco, este monto representa Señor, mi reconocimiento, mi amor, pues si
lo tengo, es porque tú me lo diste. Amén.
Acompañamos la colecta cantando: ……………………………………………………
2. PROCESIÓN DE OFRENDAS
M: Llegamos al momento central de nuestra celebración pascual. Jesús resucitado se hará presente entre
nosotros, como se presentó a las mujeres, en aquellos signos que Él escogió: el pan y el vino. Te
presentamos Señor los frutos de nuestro trabajo, estas ofrendas significan nuestro deseo de vivir la
solidaridad y el compartir tal como Jesús nos mando hacer. Acompañamos cantando:
…………………………………

3. COMUNIÓN:
M: La cena está servida, la comunión es una invitación para todos, acerquémonos a recibir a Jesús
resucitado y hagamos que Él nos guíe por caminos de vida nueva. Acompañamos la comunión cantando:
……………………………………..

ORACIÓN DESPUÉS DE COMUNIÓN


Derrama, Señor, en nosotros tu Espíritu de caridad, para que hagas vivir
concordes en el amor a quienes has saciado con los sacramentos pascuales. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

BENDICIÓN SOLEMENE
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S. Que los bendiga Dios todopoderoso. En la solemnidad pascual que hoy celebramos y,
compasivo, los defienda de toda asechanza del pecado.
R. Amén.
S. El que los ha renovado para la vida eterna. En la resurrección de su Unigénito, los colme
con el premio de la inmortalidad.
R. Amén.
S. Y quienes, terminados los días de la pasión del Señor, han participado en los gozos de la
fiesta de Pascua, puedan llegar, por su gracia, con espíritu exultante a aquellas fiestas
que se celebran con alegría eterna.
R. Amén.
S. La bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre
ustedes y los acompañe siempre.
R. Amén.
S. Pueden ir en paz. Aleluya, aleluya.
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

4. DESPEDIDA
M: Después de haber participado con mucha alegría en esta vigilia pascual, tenemos una misión que es ir
a anunciar a nuestras comunidades zonales y hogares: LA ALEGRÍA DEL SEÑOR RESUCITADO.
¡FELICES FIESTAS DE PASCUA!
Nos despedimos cantando: ……………………………

DOMINGO DE RESURRECCIÓN
MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos, buenos días: Ha llegado la primavera de la Pascua. Si, hoy brota la
vida nueva del viejo tronco de la humanidad. Por eso es Pascua, el paso
permanente e imbatible de la brisa del Espíritu por el mundo.

Hoy celebramos la victoria de la vida, por la muerte ofrecida en libertad por la


liberación de los hombres. Es Pascua, la vida tiene sentido porque la muerte tiene
sentido. Es Pascua, sopla un aire nuevo, Cristo ha resucitado y el hombre
despierta a la luz.

Nos ponemos de pie, y uniendo nuestros corazones y nuestras voces, iniciamos


la celebración eucarística, cantando: …………………...

BENDICIÓN Y ASPERSIÓN DEL AGUA


(Se sugiere usar como acto penitencial el rito de la bendición del agua y aspersión. Mientras tanto, se canta un canto
apropiado)

GLORIA:
M: Jesús ha resucitado, venció la muerte. Por eso llenos de alegría entonemos el himno del gloria.
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LITURGIA DE LA PALABRA:
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA
M: Acojamos la Palabra de Dios que nos invita a participar de la Cena del Señor como Pueblo de Dios, como
Iglesia, como familia. Cantamos al Espíritu Santo: …………………………………

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a.37 - 43


M: El gran anuncio de Pedro el día de Pentecostés fue el Misterio Pascual de Cristo, del cual la Iglesia y cada
uno de nosotros debe tener experiencia viva. Escuchemos.
Salmo responsorial: Sal 117:
M: El salmo alaba y da gracias a Dios porque es bueno, porque es eterno su amor. Participamos de esta
oración, aclamando: R. “Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo”

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Colosenses 3,1-4


M: San pablo nos invita enfáticamente a buscar los bienes del cielo “si es que, de verdad, hemos resucitado
con Cristo”. Escuchemos.

SECUENCIA
M: Hoy la liturgia introduce un himno pascual llamado “secuencia”. En ella se alaba a Cristo que
“reconcilió a los pecadores con el Padre”
Lectura del santo evangelio según San Juan 20,1-9
M: La experiencia de Magdalena y de los apóstoles Pedro y Juan son la experiencia de la primitiva comunidad.
Una invitación a dejarnos sorprender por Dios y reconocerlo en los signos de su presencia siempre nueva y que
siempre nos desinstala.

Aclamación antes del Evangelio: (El monitor invita a ponerse de pie para acoger la proclamación del Santo
Evangelio cantando aleluya)
Aleluya, aleluya. Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebramos la Pascua en
el Señor. R. Aleluya,

ORACIÓN DE LOS FIELES:


M: Levantemos hoy, con más fuerza que nunca, nuestro corazón a lo alto y digamos a Jesús resucitado: Señor,
vida y resurrección nuestra, escúchanos.
• Por la Iglesia; para que sepamos anunciar al mundo con gozo y esperanza el misterio pascual del Señor y
nuestro mensaje sea convincente y bien acogido por quienes lo escuchan. Oremos.
• Por todos los bautizados; para que den razón de su fe en Cristo Resucitado y con su testimonio atraigan a
los que dudan tener un encuentro personal con Cristo vivo. Oremos.
• Para que el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado ilumine la mente y el corazón de los que tienen el
poder y promuevan la justicia, la paz, y la fraternidad entre los pueblos. Oremos.
• Para que Cristo Jesús resucitado, a través de nuestro testimonio de fraternidad y alegría, atraiga hacia el
Señor a los que no tienen fe o se sienten alejados de la comunión de la Iglesia. Oremos.
• Por nuestras familias; para que sepan compartir el don del Señor con una efectiva hospitalidad, que se
extienda a los pobres, a los olvidados y a los sufrientes. Oremos.
• Por nosotros aquí reunidos en torno al altar del Señor Resucitado; para que nuestro Señor y Maestro,
encienda nuestros corazones con su palabra y nos haga comprender el sentido que tiene su resurrección en
nuestra vida. Oremos.
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LITURGIA DE LA EUCARISTIA
COLECTA:
M: Acerquémonos a Jesús Resucitado, para poner en sus manos todas nuestras necesidades, temores,
angustias y además dejar nuestro aporte económico voluntario; pero antes recemos juntos la oración de colecta.

Recibe Señor mi ofrenda, no es una limosna porque no eres un mendigo, no es un aporte porque no lo necesitas,
no es el resto que me sobra que te ofrezco, este monto representa Señor, mi reconocimiento, mi amor, pues si
lo tengo, es porque tú me lo diste. Amén.

Acompañamos la colecta cantando: ……………………………………………………

PROCESIÓN DE OFRENDAS:
M: Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación es nuestra gran ofrenda al Padre. Rebosantes de gozo
pascual presentemos al Señor el propósito de dar testimonio de la nueva vida que nos conquistó Jesucristo.
(Si hubiese ofrendas)
- Hostias y Vino: Representan el milagro de nuestra fe, que serán transformados en el Cuerpo y en la sangre de
Cristo.
- Cirios: Simbolizan la luz de Cristo, el nacimiento de una nueva vida.
- Pan y Uvas: Simbolizan el fruto del trabajo del hombre y la fortaleza del corazón para anunciar la Palabra.
- Flores: Expresión de gratitud, ternura, dulzura y amor hacia a María.
Acompañamos la presentación y preparación de ofrendas cantando: …………………...............
COMUNIÓN:
M: Si la Pascua es el signo de la liberación total del hombre, la Eucaristía es la manifestación de que el proceso
liberador está en marcha y ya se está haciendo realidad. No podemos comulgar sin este compromiso, el mismo
que movió a Jesús a dar su vida en la cruz. Acerquémonos con gozo a recibirlo en la eucaristía. Acompañamos
la comunión cantando: …………………………………..

DESPEDIDA:
M: Que la presencia de Cristo resucitado, gozo del Espíritu Santo, sea el acontecimiento central de la historia
de la vida de cada uno de nosotros; Regresemos a nuestras comunidades zonales y hogares, a compartir la
alegría de Cristo Resucitado.

¡QUÉ VIVA CRISTO RESUCITADO!


Nos despedimos cantando: ……………………………………
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HOJA DE LECTURAS (Domingo de Pascua)

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 10, 34a.37 - 43


En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Ustedes bien saben lo que sucedió en el país de los judíos,
comenzando en Galilea, después que Juan predicó el bautismo. Me refiero a Jesús de Nazareth, ungido por
Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque
Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de
un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él
había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó
predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio
de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. Palabra
de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL: Salmo 117:


R. “Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo”

• Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es
su misericordia. / R.
• La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las
hazañas del Señor. / R.
• La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha
sido un milagro patente. / R.

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSE 3,1-4


Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo,
sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque ustedes han muerto,
y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes
aparecerán gloriosos con él. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua. Cordero sin
pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza. Lucharon vida y muerte
en singular batalla, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta. “¿Qué has visto de camino, María,
¿en la mañana?” “A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda; allí verán los suyos
la gloria de la Pascua”. Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte
en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en la victoria santa.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20,1-9


El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando aún estaba oscuro,
y vio la piedra quitada del sepulcro, cuando estaba oscuro, y vio la piedra quitada del sepulcro. Echó a
correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: “Se
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han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo
y fueron rápidamente al sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro;
se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que
le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta
entonces no habían entendido la escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del
Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

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