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Guía 5 Del Alumno “Como


sobrevivir ante un fracaso en la fe”

Obispo: Celso Vicentelo C

Material recopilado por Celso Vicentelo C.


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INDICE
1. La fe que salva
2. Cómo progresar en la fe
3. Las etapas de nuestra fe
4. La fe que titubea
5. Cómo sobrevivir ante un fracaso en
la fe
6. Requisitos para caminar por fe
En la escuela de la fe 3

Parte 5: Cómo sobrevivir ante un fracaso en la fe

fe
PASAJE CLAVE: Números 13-14 | LECTURAS DE APOYO: Josué 1. 9 | Salmo
27.1-2; 55.22 | Proverbios 3.5-6; 2 Timoteo 1.7 | Santiago 1.17

INTRODUCCIÓN:

Como respuesta a nuestras oraciones, Dios siempre dice: “Confía en mí”


Él puede vencer cualquier obstáculo y desea que nuestra fe se fortalezca
y aprenda a depender de su poder y fidelidad. Por nuestra parte, podemos
estar seguros de que el Señor dirigirá nuestros pasos por sendas de
rectitud y bienestar. Si confiamos en Él, lo glorificamos; pero si no nos
sujetamos a sus indicaciones lo deshonramos. Sin embargo, si
aprendemos a depender de Él, descubrimos que ese es el primer paso
para la solución de cualquier problema y para impedir que seamos
víctimas de nuestros impulsos que a la postre nos lleven al fracaso.

DESARROLLO DEL SERMÓN:

Un fracaso histórico Uno de los ejemplos de la falta de fe ocurrió cuando


el pueblo de Israel estaba cerca de la Tierra Prometida (Nm 13-14). El
problema se inició cuando Dios ordenó que enviaran a doce espías a
Canaán para inspeccionar la región. Tristemente, solo dos de ellos
regresaron confiando en que el Señor les ayudaría a conquistarla y los
otros diez se enfocaron más en su incapacidad para derrotar a los
habitantes que en el poder de Dios para lograr conquistarla (Nm 13.31).
Como resultado, todo el pueblo se unió a su temor y se rebeló contra la
voluntad expresa de Dios a ese respecto. Su fe falló aunque Dios había
prometido que les daría la victoria y que derrotarían a sus enemigos y
conquistarían la tierra. Ellos, por su parte, consideraron que los
obstáculos eran insuperables y se rebelaron contra Moisés, tratando de
sublevarse en su contra. Lamentablemente ese fracaso resultó en 40 años
durante los cuales anduvieron errantes en el desierto y que toda una
generación de israelitas no tuviera la bendición de entrar a poseer la
Tierra Prometida.
Causas de los fracasos en la fe
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■ Temor. Ante los obstáculos, casi siempre concentramos nuestra
atención en nosotros mismos y nuestros impedimentos sin tomar en
cuenta que Dios ha dicho: “Confía en mí. No insistas en conocer todos los
detalles; te los daré a su tiempo”. Pero vemos que David entendió esto y
escribió: “Jehová es…la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de
atemorizarme?” (Sal 27.1), por lo que no podemos permitir que nada ni
nadie nos impida disfrutar de sus bendiciones (2 Ti 1.7).

■ No recordar la intervención de Dios

en situaciones del pasado. Él está siempre listo para bendecirnos y


actuar en cualquier momento para demostrarnos su interés y bondad. Sin
embargo, al confrontar los problemas nos olvidamos de su disposición
inquebrantable y firme. Por eso es preciso recordar cómo nos ha auxiliado
en el pasado y así reafirmar nuestra confianza en que nos ayudará una
vez más aunque aparentemente no veamos ninguna indicación que nos
sea favorable.

■ No ver las cosas desde la perspectiva de Dios. El Señor desea que


aprendamos a depender de Él, por lo que nos permite confrontar
situaciones que están totalmente fuera de nuestro control a fin de que
nos concentremos en Él y nos sujetemos a su voluntad. A Moisés le
prometió que daría la Tierra Prometida a su pueblo y después lo reiteró
también a Josué. Desde su perspectiva esa promesa fue un hecho
consumado y nadie impediría que se cumpliera.

Consecuencias de los fracasos en la fe Si no creemos en lo que Él ha


prometido, experimentaremos consecuencias devastadoras, con peligro
de:

■ Sufrir decepciones. No podemos ser felices si vivimos en rebeldía


contra Dios.

■ Causamos sufrimiento a otros. Con excepción de Josué y Caleb, toda


una generación pereció en el desierto y no entraron a la tierra que el
Señor los había preparado (Nm 14.30).
Cómo corregir los fracasos en la fe 5

■ Meditar en la Palabra de Dios. Al hacerlo, no solo tendremos valor


para seguir adelante impulsados por sus órdenes, sino que podremos
mantener la relación estrecha con Él. Al mismo tiempo, seremos
sustentados por su amor y su presencia pues Él estará con nosotros
dondequiera que vayamos (Jos 1.9). Pero tampoco debemos hacer a un
lado lo que nos demanda en las órdenes que nos da en la primera parte
del versículo, diciendo: “Mira que te mando que te esfuerces y seas
valiente; no temas ni desmayes”. No hay palabras más poderosas que
esas para motivarnos a obedecerle.

■ Recordar lo que Dios ha hecho por nosotros. Por una parte,


examinar qué es en lo que más pensamos al tropezar con cualquier
obstáculo: ¿Recordamos cómo nos ha ayudado el Señor gracias a sus
promesas, o nos acobardamos ante nuestros propios fracasos? Si
sembramos en nuestros corazones las verdades de su Palabra y
reconocemos lo que en realidad Él es para nosotros, y nosotros para Él,
podremos cobrar ánimo, gozo y paz.

■ Mantener nuestro enfoque en Dios. Si no dejamos de confiar en Él


no tendremos razón alguna para fracasar. En cambio, estaremos
enfocados en que nuestro Padre celestial no ha dejado de ser
omnipotente, ni omnisciente, ni omnipresente, pues en Él “no hay ni
mudanza, ni sombra de variación” (Stg 1.17). Además, no cabe duda que
se deleita en auxiliar a quienes buscan su rostro y se someten a sus
mandatos.

CONCLUSIÓN:

¿Cómo está su fe? ¿Acaso se tambalea al confrontar desafíos


abrumadores que le hacen pensar que usted será impotente para
resistirlos? ¿Duda usted que podrá superar los problemas y las
complicaciones que ellos traerían consigo? Es muy probable que usted
haya apartado sus ojos de Cristo y que esté en peligro inminente de dejar
de confiar en el poder y la misericordia de nuestro Padre celestial. Si es
así, este es un momento crítico para usted. No obstante, si usted se
esfuerza y decide creer en las promesas que Dios le ha hecho en su
Palabra, todo lo que parece difícil podrá transformarse en la oportunidad
que Él le ofrece para fortalecer su relación con Él. Recuerde que
Proverbios 3. 5-6 afirma lo siguiente: “Fíate de Jehová de todo tu corazón,
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y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos,
y Él enderezará tus veredas”. Por consiguiente, no permita usted que su
fe tropiece y usted fracase. En lugar, de eso, deposite toda su confianza
en lo que Dios ya le ha otorgado y no tenga la menor duda que Él no lo
defraudará. Búsquelo y aproveche la oportunidad que Él mismo le ofrece,
diciendo: “Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para
siempre caído al justo” (Sal 55.22)

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