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Domingo de Ramos

Ciclo B.

Ceremonia.
A la hora indicada, todos se reúnen en el sitio previamente convenido
para dar inicio a la celebración de Bendición y Procesión de los
Ramos. El sacerdote se reviste con ornamentos rojos, como para la
Misa; puede utilizar la capa pluvial roja, si lo desea. Mientras inicia la
celebración, se entona un canto apropiado. Un acólito ha de estar
pendiente para sostener el Misal. Y otro acompaña al celebrante para
la aspersión con el agua bendita de los ramos y plantas, después de
su bendición.

Monición inicial.

Queridos hermanos: Después de preparar nuestros corazones desde


el principio de la cuaresma, con obras de penitencia y de caridad, nos
reunimos hoy para iniciar con toda la Iglesia la celebración del misterio
pascual de Nuestro Señor Jesucristo, es decir su pasión y
resurrección.

Al iniciar este caminar con Jesús que entra victorioso a Jerusalén,


como cristianos somos convocados vivir a profundidad día a día los
misterios de la Muerte y la Resurrección del Señor, el cual con su
muerte nos da vida en abundancia.

Monición a la bendición de ramos.

Para consumar este Misterio Pascual, el mismo Hijo de Dios, realizó


su entrada a Jerusalén, su ciudad. Por eso, nosotros en este día en el
que conmemoramos con fe y devoción esta entrada salvífica,
alabemos al Señor con nuestras palmas, para que, participando de los
frutos de su cruz, tengamos también parte de su gloriosa resurrección.
Oración de bendición de ramos.

Dios Todopoderoso y Eterno, santifica con tu bendición estos


ramos, para que nosotros, que seguimos exultantes a Cristo Rey,
podamos llegar, por Él, a la eterna Jerusalén. Por Jesucristo Nuestro
Señor.

R. Amén.

A continuación, rocía con agua bendita los ramos sin decir nada.
Seguidamente se proclama el Evangelio de la entrada del Señor a
Jerusalén.

Monición a la lectura del Evangelio.

Escucharemos ahora la proclamación solemne del hecho histórico de


la entrada de Jesús en Jerusalén. En el entusiasmo de la alegría, el
ministerio público de Jesús llega a su plenitud con su entrada a
Jerusalén y nos sitúa a las puertas del misterio pascual, centro de
nuestra fe. Escuchemos con atención.

Monición a la preparación de la procesión.

Hermanos, como miembros de esta comunidad , imitemos a las


muchedumbres que aclamaban a Jesús en su entrada triunfal a
Jerusalén y vayamos cantando y glorificando a Dios para celebrar sus
maravillas, reconociendo en esta celebración la presencia del Hijo de
Dios que se ha entregado por nuestra salvación.

Con ramos nos dirigimos al Templo donde celebraremos la Eucaristía.

Monición al llegar al Templo.

Como comunidad nos congregamos una vez más en torno a la mesa


de la creación en donde el Señor Jesús, haciéndose “pan partido” por
amor a nosotros, se nos da y comunica toda su misericordia y amor,
renovando nuestro corazón, nuestra vida, nuestras relaciones con Él y
con los hermanos. Dejémonos por tanto renovar por la acción del
Espíritu Santo el cual nos hace partícipes de la misma vida de Dios,
que transforma todo nuestro ser mortal y nos llena de su eternidad.

Llegados al templo, quien preside venera el altar, como se acostumbra


en la Misa, y luego lo inciensa. Después va a la sede, y continúa con
la ‘oración colecta’. Para la proclamación del Evangelio en esta parte
de la celebración, no se emplea incienso, ni ciriales, ni se dice el
saludo habitual, ni se signa el libro, ni se termina con la afirmación
“Palabra del Señor”.

Oración Colecta.

Dios Todopoderoso y Eterno, por cuya voluntad nuestro Salvador se


hizo hombre y murió en la Cruz para dar al género humano ejemplo de
humildad, concédenos, en tu bondad, que aprendamos las
enseñanzas de su Pasión y merezcamos participar de su
Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Comentario Primera Lectura: Isaías 50, 4 – 7

El profeta Isaías señala anticipadamente el camino que el Siervo de


Dios habrá de seguir para realizar la obra de la salvación de los
hombres, afrontando con valor y libremente el dolor, la persecución y
el sufrimiento. Pero siempre sostenido por la profunda confianza que
le brinda cumplir la voluntad del Padre, que lo ha enviado.

Comentario Segunda Lectura: Texto: Filipenses 2, 6 - 11


El amor que Dios siente por la persona humana es total, hasta el punto
de ofrecer a su hijo como rescate para reparar la deuda contraída por
el pecado, asumiendo la naturaleza humana y las tareas en que los
hombres se hallan inmersos. Jesús, el Dios con nosotros, obedece al
deseo del Padre Celestial y es constituido como Señor del cielo y de la
tierra.

Aclamación antes del Evangelio.

Todos: Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.

Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte y una muerte de


Cruz. Por eso Dios lo encumbró y le concedió el nombre que
sobrepasa todo nombre.

Todos: Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.

Oración de los fieles:

Presidente: Como verdaderos discípulos, seguimos a Cristo, que


entra en Jerusalén para subir a la Cruz. Invoquemos a Dios Padre
misericordioso, pidiendo por la salvación de todos los hombres.

Todos: Por la pasión de tu Hijo, escúchanos, Señor.

 Por el Papa Franciscoy todos los líderes de la Iglesia, para que


viviendo en la fe el misterio de la Pasión, recoja del árbol de la Cruz el
fruto de la esperanza, roguemos al Señor.
 Por todas las parroquias en nuestra diócesis y en todo el mundo,
para que Dios bendiga sus esfuerzos creativos para alcanzar a la
gente y proveer por las necesidades espirituales y materiales de las
personas de manera segura, roguemos al Señor.
 Por los líderes del mundo, para que Dios les dé la gracia de
trabajar unidos durante esta pandemia para promover la justicia y el
cuidado especial de los pobres y vulnerables, roguemos al Señor.
 Por los enfermos, para que puedan experimentar el poder
sanador de Dios en cuerpo, mente y espíritu, y estar rodeados del
amor y el apoyo de los demás, roguemos al Señor.
 Por todos nosotros, que Dios nos dé la gracia de reconocer su
presencia en nuestra vida cotidiana, y de conocerlo como nuestro
compañero constante en tiempos de soledad, nuestra alegría en
tiempos de sufrimiento y nuestra esperanza segura en tiempos de
incertidumbre, roguemos al Señor.
 Por los científicos y todos los que trabajan por poner fin a la
pandemia del coronavirus, para que Dios les otorgue conocimiento y
sabiduría, roguemos al Señor.
 Por todos nosotros que anhelamos el Sacramento de la
Eucaristía durante este tiempo, para que Dios bendiga nuestra hambre
con una devoción y amor a Cristo cada vez mayores que nos impulsen
a compartir ese amor con los demás, roguemos al Señor.

Presidente: Dios Todopoderoso y eterno, que quisiste que el


mundo obtuviera la redención en la muerte de tu Hijo, concede a los
que recordamos la Pasión obtener los dones que te hemos pedido.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Oración sobre las ofrendas:

Por la Pasión gloriosa de tu Unigénito llegue pronto, Señor, a nosotros


tu perdón; y, aunque nuestras obras no la merezcan, que la
mediación de este sacrificio único nos haga recibir tu misericordia. Por
Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Comentario para la comunión:


Manifestemos que Jesucristo es nuestro Salvador disponiéndonos a
participar del Banquete Eucarístico, a través del cual, Jesucristo sigue
entrando triunfalmente en nuestras vidas. Pedimos al Señor Jesús
que, por la recepción de la Eucaristía, seamos fortalecidos y
animados a seguir siendo fieles siervos suyos y continúe entrando en
nuestra vida para que siempre le aclamemos como rey y Señor en
nuestra historia.

Oración después de la comunión.

Alimentados con este Santo Sacrificio, te pedimos suplicantes, Señor,


que, así como por la muerte de tu Hijo fortaleciste en nosotros la
esperanza de obtener cuanto la fe nos promete, nos concedas, por su
resurrección, la plena posesión de la gloria que anhelamos. Por
Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

La bendición solemne del Misal Romano. Esta bendición se puede


emplear también para los días lunes, martes y Miércoles Santo.

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