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Nueva Antropología

ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Sánchez Álvarez, Mauricio


Reseña de "Causalidad, cultura y naturaleza: una reflexión acerca de La teoría del cambio cultural"
de Julian Steward
Nueva Antropología, vol. XVIII, núm. 60, febrero, 2002
Asociación Nueva Antropología A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15906008

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Causalidad, cultura y naturaleza: antropología también se precia de apor-


una reflexión acerca tar una visión integral (biosocial) y ho-
de La teoría del cambio cultural lista (material, organizativa y simbólica)2
de Julian Steward* del quehacer colectivo humano. La teoría
del cambio cultural de Steward es un es-
MAURICIO SÁNCHEZ ÁLVAREZ1 fuerzo de este tipo: un texto que pretende
explicar, de manera amplia y consistente,

A
veces los antropólogos queremos el desarrollo general de la cultura o, más
proponer una visión inclusiva de específicamente, el largo camino de las co-
los problemas que abordamos; lo lectividades humanas, desde las formas
cual no es raro, porque se supone que la organizativas más simples (las socie-
dades basadas en unidades domésticas)
hasta las más complejas3 (las sociedades
* El presente texto tiene como referencia la se-
gunda edición de La teoría del cambio cultural, pu- 2
Para esta acepción de holismo retomo aquella
blicada en 1973. Para no aburrir al lector innece- que inspiró a Darcy Ribeiro, quien desde lejos tam-
sariamente, al mencionar pasajes específicos de la bién siguió a Julian Steward en El proceso civiliza-
obra sólo se indican entre paréntesis las páginas torio (1976: 21-22).
respectivas. 3
Los términos “simples” y “complejos” son del
UNAM, doctorado en antropología. mismo Steward (pp. 51, 66-67).
1
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basadas en instituciones regionales, na- universal, que había sido uno de los pe-
cionales e internacionales). cados de los evolucionistas decimonóni-
Publicada originalmente en 1955, La cos (pp. 14-16). Sin embargo, al notar
teoría del cambio cultural compila una cómo los casos empíricos están ordena-
serie de trabajos que Julian Steward ha- dos secuencialmente desde el más sim-
bía elaborado a lo largo de tres décadas. ple al más complejo, no se puede dejar de
La obra está organizada en dos seccio- sentir cierto aire unilineal. Pero quizás
nes. La primera es de tipo teórico-meto- tampoco pueda ser de otro modo: aunque
dológico y consta de cinco capítulos, en recorre muchas vías distintas, el proceso
los que se presentan el enfoque, los concep- evolutivo también une a la diversidad
tos y los criterios generales de (parafrasean- humana.
do el subtítulo del texto) la metodología de Aparentemente, Steward sabía que
la evolución multilineal (pp. 3-8), mientras una visión evolutiva de la cultura sólo
que la segunda sección es empírica y está podía partir de una visión esencialmente
formada por siete capítulos, que presen- cultural de la evolución. Y puesto que in-
tan una serie de tipologías de organiza- tentaba proponer una visión explicativa
ción social, basadas en casos etnográfi- y causal de los procesos de cambio cultu-
cos y ordenadas de acuerdo con su ral, buena parte de la primera sección del
complejidad. La rigurosa distinción entre texto está dedicada a zanjar las diferen-
lo conceptual y lo factual, más el tono cau- cias, disciplinarias y explicativas, entre
teloso y tentativo de varios pasajes, deja lo biológico y lo cultural; labor que con-
entrever que ésta no era una obra acaba- sistió, paradójicamente, en introducir dis-
da sobre el tema, por lo cual Steward ad- positivos heurísticos —como él los de-
vierte que estas propuestas nominó— a la antropología procedentes
de la biología, tales como: evolución
...habrían de ser revisadas una y otra vez (pp. 11-29), ecología (pp. 30-42), niveles
mientras los académicos sigan queriendo de integración (pp. 43-63).
comprender y profundizar en los procesos Steward podía justificar esta propues-
fundamentales del desarrollo cultural. In- ta, porque pensaba que la antropología
cluso, aunque sean totalmente descartadas,
era una ciencia que debía construirse, in-
estas formulaciones cumplirán su cometi-
ductiva y empíricamente, a la usanza de
do si logran interesar a los estudiosos del
cambio cultural en investigar los mismos la biología darwiniana: de la fase descrip-
tipos de temas, a utilizar métodos contras- tiva a la clasificatoria, y de ahí a la formu-
tables y a presentar los hallazgos respecti- lación de leyes y predicciones (pp. 80-81,
vos en términos semejantes; en suma: a 88, 90).4 El texto es explícito en cuanto a
hablar un lenguaje común [...] p. 187.
4
En 1960, es decir, cinco años después de publi-
Más bien, se trataba de proporcionar car La teoría del cambio cultural, con ocasión del
ciertos elementos básicos para elaborar centenario de la aparición de El origen de las espe-
cies, y posiblemente aliviado de la imperiosa nece-
una visión general de los cambios en las sidad de estar subrayando cuán específicamente
estructuras sociales, sin someterlos a la cultural era su propuesta evolutiva, Steward es-
lógica forzosa de una secuencia única y cribiría “Principios evolutivos y tipos sociales” (Evo-
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lo segundo, pero no respecto a que la an- ello procedió a distinguir entre dos tipos
tropología y la biología participen de una de causas: aquellas que derivaban del
misma epistemología, tema que no pare- patrón adaptativo local, que hemos veni-
ce preocuparle. Después de todo, como do a conocer como el meollo o núcleo cul-
señalan dos textos biográficos (Manners, tural, y que, en términos generales, con-
1973: 888; Murphy, 1977: 1-2), Steward siste en el modo como las formas de
conocía muy de cerca las ciencias natura- subsistencia (la demografía, la tecnología,
les: su licenciatura fue en geología y su la organización del trabajo, las formas de
doctorado en antropología; pero además almacenamiento y transporte, entre
era un consumado arqueólogo (como deja otras) influyen en el resto del todo cultu-
en claro el capítulo 9 de La teoría del cam- ral, particularmente en la organización
bio cultural), profesión que seguramente social (parentesco, estratificación social,
le exigió conocimientos básicos de biolo- autoridad) (p. 37). Y las causas que pro-
gía y geología. De esta manera, pudo tran- venían de la difusión e incorporación de
sitar con habilidad entre las ciencias na- patrones socioculturales exógenos; o sea,
turales y las sociales, sin caer en las aquellas que se han desarrollado en otras
trampas de un determinismo naturalis- sociedades (pp. 11-13). Si recordamos rá-
ta o biológico. Sabía que la antropología pidamente los debates respecto al desa-
era un ámbito cognoscitivo autónomo, que rrollo de la cultura, entre los evolucionis-
contaba con su propio objeto (la cultura) tas y los difusionistas decimonónicos,
y su propio método (la etnografía) (pp. 44- notaremos cómo la distinción propuesta
45, 66), y que debía llegar a la formula- por Steward (que retomó de Lowie (1973:
ción de sus propias leyes. Y para ello se 129)) resuelve dicha discusión, al integrar
inspiró en la distinción elaborada por Al- ambos procesos —la innovación y la difu-
fred Louis Kroeber (quien, por cierto, di- sión— (que defendían, respectivamente,
rigió la tesis de doctorado de Steward jun- evolucionistas y difusionistas) y otorgán-
to con Robert Lowie) entre el orden doles funciones explicativas distintas. La
orgánico y el superorgánico, en tanto ni- sección etnográfica de La teoría del cam-
veles organizativos distintos de la reali- bio cultural demuestra efectivamente el
dad (pp. 11-13). uso de ambas hipótesis; la mayoría de los
Independientemente de si se está de tipos organizativos que Steward analiza
acuerdo o no con estos postulados, resul- allí (como la banda patrilineal, la transi-
ta poco menos que admirable cómo ción de la sociedad clínica a la sociedad
Steward bregó para establecer causas de estratificada, y el surgimiento de las so-
la cultura, reafirmando, al mismo tiem- ciedades complejas) se explican a partir
po, la autonomía —conceptual, procedi- de su particular modo de adaptación; pero
mental y explicativa— de la antropolo- dos casos no: la organización clínica de
gía frente a las ciencias naturales. Y para los indios carrier y, curiosamente, la so-
ciedad portorriqueña contemporánea. En
lutionary Principles and Social Types), donde se-
cuanto a estos últimos, llama la atención
ñala cómo lo biológico y lo cultural, siendo diferen- que si bien la hipótesis difusionista se
tes, se complementan (1977: 69-70). utiliza abiertamente para los carrier, no
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se procede del mismo modo con el caso de MANNERS, Robert A. (1973), “Julian Haynes
Puerto Rico.5 Steward 1902-1972”, American Anthropo-
Si insisto en qué está explícito y qué logist, núm. 75, pp. 886-903.
no, es simplemente para indicar que, al MURPHY, Robert (1977), “Introduction: The
Anthropological Theories of Julian
igual que en cualquier texto científico,
Steward”, en Julian Steward, Evolution
La teoría del cambio cultural tiene sus in-
and Ecology. Essays on Social Transforma-
coherencias. No obstante, a partir de esta tion, Urbana, University of Illinois Press.
pequeña digresión acerca de cómo enfren- RIBEIRO, Darcy (1976), El proceso civilizatorio,
tó Steward la oposición entre lo cultural México, Extemporáneos.
y lo natural en su búsqueda de explica- STEWARD, Julian H. (1968), “Cultural Ecolo-
ciones causales de la cultura, estimo que gy”, en Davis L. Sills (ed.), International
sus méritos son considerablemente ma- Encyclopedia of the Social Sciences, Nue-
yores que sus yerros. Su visión, a la vez va York, The Macmillan Company/The
autonómica e interdisciplinaria, de la Free Press, pp. 337-344.
antropología; su habilidad para recupe- ———(1973), Theory of Culture Change. The
Methodology of Multilinear Evolution,
rar herramientas interdisciplinarias e
2a. ed., Urbana, University of Illinois Press.
intradisciplinarias y readecuarlas a un
———(1977), Evolution and Ecology. Essays
problema de estudio central; y su capaci- on Social Transformation, Urbana, Chica-
dad para, finalmente, proponer esquemas go/Londres, University of Illinois Press.
inclusivos, espaciales (los niveles de in-
tegración) y temporales (la evolución
multilineal), en los cuales se procura dar Ángulos, bolas y esquinas:
cabida a las distintas manifestaciones de tecnociencia y cibercultura*
colectivas —pasadas y presentes, simples
y complejas— del ser humano, me pare- RAMFIS AYÚS REYES 1
cen no sólo admirables. Expresan, en mi

E
opinión, una visión, en su medida, rigu- l billar es un juego popular, ni
rosa y fértil de lo que puede ser la labor quién lo dude. La destreza que
del antropólogo. exige supone algún saber sobre
probabilidades angulares, esquinas in-
oportunas y esferas caprichosas, amén de
BIBLIOGRAFÍA inclinaciones sugestivas y complejas for-
mas de entornar dedos y ojos. Resulta un
LOWIE, Robert (1973), “The Determinants of juego antojadizo y probabilísticamente
Culture”, en Paul Bohannan y Mark Gla-
impredecible.
zer (comps.), High Points in Anthropology,
Nueva York, Alfred A. Knopf, pp. 129-142.
* Stanley Aronowitz, Barbara Martinsons y
Michael Menser (comps.), Tecnociencia y cibercul-
5
Este asunto se aclararía en otro texto de tura: la interrelación entre cultura, tecnología y cien-
Steward, Ecología cultural, donde señala que en cia, Barcelona, Paidós, 1998.
las sociedades contemporáneas la adaptación local 1
Investigador asociado, El Colegio de la Fron-
ya no determina ni explica la cultura (1968: 344). tera Sur.

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