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CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA DE FEDERICO GARCÍA LORCA


Algunas características que destacan de este autor: el referirse muy frecuentemente a la
muerte, sinónimo de angustia existencial.
Su poesía destaca por rasgos como la originalidad, el hermetismo (la dificultad), los
sentimientos.
De acuerdo con su gusto por los elementos tradicionales, Lorca utiliza frecuentemente
símbolos en su poesía, donde destacan los siguientes elementos:
-La luna: es el símbolo más frecuente en Lorca. Su significado más habitual es la muerte,
pero también puede simbolizar el erotismo, la fecundidad, la esterilidad o la belleza.
-El agua: cuando está en movimiento es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada
representa la muerte.
-La sangre: representa la vida y, derramada, la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo
sexual.
-El caballo y su jinete: está muy presente en toda su obra, portando siempre valores
nuevamente de muerte, aunque también representa la vida y el erotismo masculino.
-El toro: García Lorca era aficionado a los toros; según sus palabras: "Creo que los toros
es la fiesta más culta que hay en el mundo. Es el drama puro en el cual el español derrama
sus mejores lágrimas y su bilis. Es el único sitio a donde se va con la seguridad de ver la
muerte rodeada de la más deslumbradora belleza”.
-Las hierbas: su valor dominantes, aunque no único, es el de ser símbolos de la muerte.
-Los metales: también su valor dominante es la muerte. Aparecen bajo la forma de armas
blancas, que conllevan siempre tragedia, con lo que la muerte se liga a la violencia y a la
sangre.
Destaca el uso de recursos lingüísticos como la metáfora, presente en la mayor parte de
sus obras. Bajo la influencia de Góngora, Lorca utiliza metáforas muy atrevidas: la
distancia entre el término real y el imaginario es considerable. En ocasiones, usa
directamente la metáfora pura, que es aquella que sustituye una palabra por otra para
darle la característica que esta posea (por ejemplo: “me enseñaste tus preciosas perlas
cuando me sonreíste”). Sin embargo, a diferencia de Góngora, Lorca es un poeta
caracterizado por su condensación expresiva y de contenidos, además de frecuentes
elipsis (supresión de palabras). Sus metáforas relacionan elementos opuestos de la
realidad y transmiten efectos sensoriales entremezclados.
Lorca asimila sin problemas las novedades literarias pero su obra está plagada de
elementos tradicionales. La música y los cantos tradicionales están siempre presentes
en su poesía. No obstante no es un poeta que muestre una gran variedad de formas
tradicionales, pero sí profundiza en el espíritu tradicional de su tierra y de la gente: el
desgarro amoroso, la valentía, la melancolía y la pasión.
En general no encontramos un tema tratado de modo "monográfico" (un solo tema) en un
poema, sino que habitualmente se suelen hallar entrelazados entre sí aunque haya un tema
central.
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Los temas de las obras lorquianas tanto poéticas como como teatrales son:
- El amor con un significado doble: la pasión erótica como fuente de energía vital
y la frustración amorosa.
- La esterilidad.
- La muerte, como consecuencia del fracaso amoroso o como destino trágico e
inevitable del ser humano. (En la representación lorquiana de la muerte hay un
fondo cristiano).
- La infancia: la niñez como edad de la inocencia y la pureza, los niños como símbolo
de los desvalidos.
- La denuncia social: denuncia de los oprimidos (gitanos, negros) como símbolo de
la opresión en general y denuncia de las imposiciones morales y sociales.
En su obra lírica conviven armoniosamente elementos de la tradición popular (canciones,
formas populares como el romance, la seguidilla, las coplas, léxico popular) y culta
(símbolos, imágenes y metáforas surrealistas, cultismos...); temas universales (el destino
trágico, la muerte, el amor) con elementos locales, profundamente andaluces (los gitanos,
los olivos, el marco andaluz...). Por otra parte, su poesía es fruto no sólo de la inspiración
sino como él mismo decía: "Si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o del
demonio- también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo".
Sus primeras poesías aparecen en Libro de Poemas, compuesto a los diecinueve años y
publicado en 1921. Su estilo presenta influjos de Bécquer, del Modernismo, de Machado
y de Juan Ramón y sus temas son variados, aunque ya domina un hondo malestar.
Entre 1921 y 1924 compone tres libros, Canciones (publicado en 1927), Poema del
Cante Jondo (que no aparece hasta 1931) y Suites (publicado póstumamente).
Canciones es un libro heterogéneo en el que conviven poesía pura y vanguardismo junto
con temas como la nostalgia de la niñez o temas trágicos como la Canción del jinete.
Poema del cante Jondo es un libro lleno de dolor y de muerte, el libro de "la Andalucía
del llanto". Lorca expresa el dolor de vivir a través de los cantes hondos de su tierra.
Pero fue con el Romancero gitano (1928) cuando Lorca obtuvo su primer gran éxito de
público. Con este libro eleva el mundo de los gitanos a la altura de un mito moderno,
mostrando el tema del destino trágico. Los personajes del Romancero están marcados
por la frustración o abocados a la muerte: Antoñito el Camborio, Soledad Montoya...
Por todo el libro hay unas enormes ganas de vivir que chocan con la imposibilidad de
vivir. Con esta obra, Lorca logra la fusión de lo popular (romances de corte tradicional
en los que se manifiesta el mito de la Andalucía gitana) con lo culto (metáforas audaces,
influjo vanguardista).
Pero el gran libro vanguardista de Lorca es Poeta en Nueva York (1929-1931), gestado
durante su estancia en la universidad de Columbia y publicado en 1940, sorprende por su
tono de protesta contra la gran ciudad. Y es que el contacto de Lorca con Nueva York
en 1929 (año del "crack” de la bolsa neoyorkina) fue una auténtica sacudida que le hizo
protestar contra la deshumanización de la ciudad moderna. El poder del dinero, la
esclavitud del hombre por la máquina, la injusticia social serán los temas denunciados
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en el libro y aquí la raza que se convertirá en mito serán los negros, otra raza marginada
en la que Lorca ve "lo más espiritual y delicado de aquel mundo". Pero para canalizar su
angustia, Lorca va a emplear una técnica surrealista, de versículos amplios, imágenes
alucinantes, renovando su lenguaje y sacándolo de la vía de lo popular andaluz.
En 1935, compone Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, elegía en cuatro partes dedicada
a este torero, amigo de los poetas del grupo del 27, que murió toreando. En esta obra
vuelven a combinarse lo popular y lo culto, las formas tradicionales con las imágenes
surrealistas.
Destacar, por último, el Libro de sonetos o Sonetos del amor oscuro, compuestos entre
1935-1936, inéditos durante mucho tiempo.
La poesía lorquiana se considera una de las mejores de la historia de la literatura de
nuestro país y está alimentada tanto por la obra de los clásicos como por los vanguardistas
europeos de la época. En la obra de Federico se unen tradición y vanguardia: utiliza
composiciones clásicas como el soneto o el romance y adopta elementos del surrealismo.
Esta es una característica común de los artistas de la Generación del 27, sin embargo hay
que destacar que Lorca tiene un estilo único, personal y comprometido.
Asimismo, se puede afirmar que su carácter y su forma de ver el mundo influyeron en su
forma de expresarse y en el alcance de su obra.
El compromiso social que demostró en sus años de vida se reflejó también en su obra
poética. La defensa de los pueblos perseguidos como los gitanos, los judíos, los negros
es frecuente en su obra. A través de su obra reivindicaba los derechos de los indefensos:
las mujeres y los niños también son personajes protagonistas de sus poemas.
Esta defensa del indefenso va directamente relacionada con otro aspecto de la obra de
Lorca: el sentimiento del “nosotros”. A través de “yo” individual alcanza una dimensión
plural, incluso universal. Así consigue llegar al lector, llegar al mundo. Es la idea de “El
poeta canta por todos” que escribió su compañero Vicente Aleixandre.
La temática de sus poemas es variada aunque podemos destacar un elemento común: la
frustración. Además de los temas ya mencionados como la infancia o la revolución
social, Lorca escribía sobre la búsqueda de los orígenes, el amor, el sexo y la muerte.
Todos estos temas solían estar marcados por la frustración. Por ejemplo, la muerte en su
obra es una muerte violenta y el amor oculto, arriesgado, frustrado.
Para tratar estos temas, el poeta utiliza diferentes recursos estilísticos, pero hay que
destacar principalmente el uso de los símbolos y las metáforas. La metáfora lorquiana
es una metáfora elaborada, hermética y arriesgada. Es en este elemento dónde
encontramos más similitudes con la poesía de Góngora que tanto inspiró al artista
granadino. Ambos demostraron gran destreza a la hora de crear imágenes, oscureciendo
su obra de manera que su interpretación se hace a menudo complicada. Puede que sea
este aspecto el que provoque la admiración del público internacional.
Otro aspecto significativo de la poesía de este autor es la musicalidad que consigue a
través del juego de palabras y versos. Los poemas de Lorca están influenciados por
los cantos tradicionales y están hechos para ser cantados, recitados.
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Finalmente, es importante añadir que la poesía de Lorca no es siempre igual, sino que
cambia, evoluciona. Es evidente que todo artista experimenta cambios a lo largo de su
vida y eso influye en su obra. En el caso de Lorca, su poesía se vuelve cada vez más
oscura y hermética, sobre todo en la época que precede a su llegada a Nueva York.
La poesía de García Lorca no pertenece al ámbito de lo popular, pero sí está
matizada por la poesía popular.
La poesía popular tiene un trasfondo mucho más juglaresco y tribal. Sus intenciones son
tan variadas como sus temas, considerando la primera gran diferencia entre lo humano y
lo divino. La poesía popular entonces trata sobre todos los temas posibles, con ingenio y
rigurosidad formal.
Lorca, en primer lugar, no asume muchos temas. Rescata temas populares, los hace
propios. Lorca no es un sujeto popular, se acerca a lo popular. No es un gitano, se acerca
a lo gitano. En este ir y venir, Lorca asume un discurso que puede ser bastante romántico
al intentar revalorar lo popular, asunto que por cierto le valió muchas críticas en un
comienzo, y que le significó que para siempre quedara estigmatizado como un poeta
gitano.
El Lorca niño vivía muy cerca de la tierra, y desde ahí se da de manera natural su
vinculación a lo popular. La gente que lo rodea también vive muy cerca de la tierra. La
gente que trabaja en su casa, la gente que va a su casa. Todo esto lo va asumiendo o mejor
dicho asimilando de un modo muy natural, del modo en que se aprehende una tradición
arraigada durante siglos. Canciones, versos, refranes, frases, modos de hablar,
sentimientos, costumbres, etc. A toda esta influencia Lorca le da la vuelta sobre su
poética, produciéndose un vaciamiento de la tradición popular ancestral en sus versos.
Lorca recoge y entrega, pero no pertenece del todo. Lorca no vive lo popular, sino que se
maravilla con lo popular. De otro modo sería quizás un juglar.
Lo popular en Lorca tiene el sentido del dolor.
La tradición que rescata Lorca es la de un pueblo gitano sufrido y desarraigado a lo largo
de su historia. Es un pueblo dominado, esclavizado y ultrajado por los arios en sus inicios
en la India. Un pueblo que recorrió miles de kilómetros durante muchos siglos
peregrinando y buscando un lugar donde establecerse, y en todas partes fueron
maltratados, esclavizados o discriminados. Esa historia que se repitió durante siglos,
atrajo hacia este pueblo un dolor profundo que lo determinó para siempre. Ese dolor que
se estableció en Andalucía es el que Lorca vive, el dolor que lo atormenta y apasiona, y
el dolor que finalmente expresan sus textos.
A nivel interior, Lorca lleva su propio dolor, su propia discriminación, su propio
desarraigo que lo margina. El dolor de Lorca es la escritura por motivos no tan solo de
expresión, sino de inclusión. Lorca gusta del reconocimiento porque necesita del
reconocimiento, sino estaría completamente fuera de todo molde social.
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La poesía de Lorca tiene “sonidos negros”, por lo tanto es ancestral y primitiva.


Félix Grande en Memorias del Flamenco hablaba acerca del grito como una
manifestación universal primitiva sin forma definida y puramente expresivo. El cante
gitano sería un murmullo donde se deja oír ese grito, y la poesía de Lorca la
versificación de ese grito desgarrado, primera manifestación emotiva del ser
humano.
Los sonidos negros deben entenderse como las manifestaciones primeras, las más
sencillas y más cargadas de fuerza expresiva, que fluye con más dolor y más sangre.
Los sonidos negros son los que son inseparables del hombre y su cultura, puesto que son
la base; sin embargo muchas veces se encuentra oculta. En Lorca no está oculta, sino que
brota y se manifiesta con una voz potente. Lorca tiene ese grito universal primitivo del
que hablaba Félix Grande, tiene esa capacidad de expresar lo más profundo con una
sencillez sin límites de pequeñez, sin grandes recursos ni gran academicismo. Lorca hurga
en la herida del Hombre, donde está parado el duende, y saca afuera ese dolor para hacerlo
patético, para reivindicar lo patético.
Uno de los ingredientes básicos de la poesía de Lorca es el misterio.
Los misterios son una esencia oculta en el objeto, pero que se revela por sí misma. No es
una interpretación profunda, sino que se muestra, se descubre, se vivifica en cuanto logra
conectar la palabra con el sentido simbólico de la poesía de Lorca. El misterio es un
sentido que se expresa por debajo de la sonoridad y las temáticas, y actúa como con una
capacidad de sorpresa. Algo se está mostrando y de pronto algo más profundo se revela.
Las temáticas centrales se representan de esta manera, con una variedad expresiva y
formal muy amplia.
La de Lorca es una poesía emotiva, o que busca la emotividad.
Lorca no es un poeta conceptualmente hermético. No hace de su poesía una construcción
cerrada sobre sí misma, llena de referencias intertextuales. No es una poesía para un lector
instruido, no es para críticos literarios ni intelectuales, sino que es puramente emotiva.
La intención que hay detrás es la de poner en práctica una poesía abierta. Esto significa
que Lorca concibe la poesía como una de las formas básicas de expresión emotiva
del hombre, y no necesariamente como un ejercicio de creación. Esto suena extraño pero
no es tan equivocada esta visión. Claramente se concibe como creación, pero el punto
está centrado en la llegada del texto más que en la producción del mismo, es decir, es una
poesía abierta a un público absoluto, y no cerrada a un ejercicio propio particular.
Esta visión social colectiva de la poesía, está hermanada con las ideas de Lorca como un
poeta que recoge la tradición popular, que se entiende como comunitaria, abierta al
público que participa de las manifestaciones culturales propias. La intención que persigue
Lorca con esto, podría ser una apertura real de la sociedad literaria española a reconocer
formas profundas del quehacer poético, o bien, sencillamente, puede ser así porque Lorca
no lo concibe de otro modo, por lo que no hay ninguna intención de peso intelectual detrás
de la escritura. Lo cierto es que es una poesía donde se vuelca toda la emotividad sin
necesidad de intermediarios conceptuales.
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Hay una intención catártica en su poética a través de la manifestación del dolor.


El tema del dolor, presente en toda la poética lorquiana, define una manifestación de un
estado de ánimo que se vuelve universal. La voz poética representa un dolor colectivo,
de un pueblo, de una raza, de una historia. El dolor se transforma en una catarsis,
que sirve de superación, de sublimación, y de un modo de mantener viva una
conciencia y una memoria. El dolor, eje temático, se vuelve catártico, transformándose
en una de las características principales de la obra de Lorca.
La obra de Lorca es al igual que España, un espectáculo de muerte.
Si para Lorca España encarna la muerte, y como ya hemos visto, su poesía es también un
espectáculo vivo, su poesía, que recoge la tradición popular de España, se transforma
en un espectáculo de muerte también. No solo es una temática muy presente, sino que
es explorada en distintas formas y sentida en distintos grados, todo desde la óptica de la
observación. El lector observa la muerte, el lector presencia la muerte, por lo tanto se
vuelve un espectáculo.
La obra de Lorca es esencialmente una sonoridad.
A través del lenguaje, Lorca rescata los sonidos de la naturaleza, de la tierra, de los dolores
humanos, del desarraigo, de la tradición. Pone los sonidos donde no los hay, inventa
sonidos a las cosas que no lo tienen. La oralidad como ya se vio es la piedra
fundamental de su poética, y rescata el grito primitivo, es decir, el ruido primitivo,
los primeros sonidos de la expresión, y los actualiza en distintas formas y nuevos sonidos,
ligando muy frecuentemente el sonido a la imagen.

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