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DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA

IES “ALHAMBRA”
TEMA 12: EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO XX HASTA 1939

LA OBRA DRAMÁTICA DE FEDERICO GARCÍA LORCA

1.- Vida y personalidad de Lorca.

2.- Su obra dramática:

2.1.- Concepción teatral y rasgos generales.

2.2.- Los temas centrales.

2.3.- La trayectoria:

*Los comienzos.

*La experiencia vanguardista.

*La plenitud.

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1.- Vida y personalidad de Lorca.

Lorca fue un hombre dotado de una gran sensibilidad que lo hacía apto para todo tipo de
manifestaciones artísticas: música, pintura, poesía, teatro.

Nació en Fuentevaqueros en 1898. En Granada empieza los estudios de Filosofía y


Letras y en 1918 publica su primer libro titulado “Impresiones y paisajes”. Lorca es un genial
escritor pero un mal estudiante. No termina Filosofía y Letras, sí Derecho, y nunca logra
superar unas oposiciones como quería su familia.

En 1919 marcha a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes donde conoce a


Luis Buñuel, Salvador Dalí, Rafael Alberti, Emilio Prados,…

Su éxito en poesía fue muy temprano y, sobre todo, con el “Romancero gitano”, en
1928, se consolida y consagra su fama. En el teatro logra cierto nombre en 1928 con “Mariana
Pineda”.

En 1936, poco antes de la sublevación militar se marcha a Granada y a los pocos días
de iniciada la Guerra Civil, tras ser apresado en la casa de su amigo Luis Rosales, será asesinado
entre Víznar y Alfacar.

Fue un hombre de grandes inquietudes artísticas. Estudió música, le interesó la


pintura, fundó la revista Gallo, dirigió el grupo teatral “La Barraca”, destacó como
conferenciante y realizó diversos viajes por Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Cuba,
Argentina.

Su carácter alegre y apasionado, su encanto personal, lo convertían en el centro y


animador de cualquier reunión en que se encontrara. Pero a la vez, hay en Lorca un íntimo
dolor, un sentimiento de frustración, como anuncio de su trágico destino.

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Lorca se nutre de la tradición oral y la continúa en sus modos de manifestarse tanto
vitales como literarios: transmisión oral, recitales, conferencias y publicación suelta de poemas
en revistas y periódicos.

La leyenda que ha desfigurado al poeta y la inundación bibliográfica de escaso fondo


han hecho que la aproximación a la personalidad de Lorca se haya producido con dificultades.
Hoy ya no es posible seguir explicando su difusión universal por razones accidentales, desde su
asesinato y su utilización política antifascista hasta la lectura “erótica” de ciertas parcelas de su
obra.

Un factor fundamental es su radical compromiso con la tradición. Y este arraigo


tradicional se conjuga con una vastísima cultura; Lorca es uno de los poetas más cultos de
nuestra literatura. A la vez, Lorca se apodera de todas las novedades técnicas de las
vanguardias. El resultado fue una síntesis única porque procede de una actitud singular ante el
arte y la literatura. Pero Lorca no fue nunca un vanguardista y es sintomática su ruptura con
Buñuel y Dalí, cuya causa fue, en definitiva, el “tradicionalismo” de Lorca.

2.- Su obra dramática.

2.1.- Concepción teatral y rasgos generales.

Para Lorca el teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y habla, grita,
llora y se desespera. El teatro es elaboración poética de la realidad humana con personajes
humanos, trágicos y ligados a la vida. Vestidos de poesía pero que se les ven los huesos, la
sangre: arte y realidad.

Así pues, para él el teatro debe consistir en representaciones vivas del sentimiento del
autor que son en general los sentimientos de su pueblo, de su gente. Debe ser, pues,
representación de los sentimientos, pasiones y hechos cotidianos, los dramas de los hombres.
Los personajes han de ser humanos, que vivan y sientan como hombres.

Lorca es el autor más conocido fuera de España y el único que ha conquistado amplios
auditorios internacionales que rebasan los grupos minoritarios de especialistas.

Supo llegar a todos con su teatro porque es popular y humano. Es popular el ambiente,
los personajes y la lengua, y ese mundo que Lorca lleva a su poesía y teatro es el subconsciente
del individuo que Federico ha sabido recrear porque poseía sensibilidad y capacidad creadora.

Un rasgo fundamental es el neopopularismo. Su valor estuvo en eliminar los estratos


superficiales (muletillas, rasgos fónicos) y ahondar allí donde la superstición, las faenas de la
tierra, las relaciones humanas se hacen rito. El arte se ha nutrido de estos elementos
populares convirtiéndolos en materia culta, extrayendo de ellos valores que transcienden la
esfera local.

La utilización de cancioncillas, el concepto del honor y de la honra son elementos


populares que unen el teatro de Lorca con el de Lope de Vega.

En cuanto al realismo de Lorca nadie duda de él, pero hay que distinguir entre el
realismo fotográfico y notarial representado por el “ismo” que imita lo más superficial, las
muletillas, los rasgos fónicos y realismo español lleno de irrealidades y desmesuras que la
crítica ha denunciado en realistas tan prestigiosos como Mateo Alemán, Quevedo y otros.

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Hay en el teatro contemporáneo un realismo de cliché, el realismo de “La Malquerida”;
el ser fiel, esclavo de la realidad desvirtúa el valor (se imita lo más superficial, las muletillas y
rasgos fónicos).

Un realismo muy distinto es el de Lorca, lleno de deformaciones literarias de difícil


localización, lleno de pinceladas folklóricas de muy diversa procedencia pero al que cualquiera
concederá autenticidad.

Es un misterio del arte. Quizá se deba a que frente a ese realismo de calco hay otro en
el que lo real son las relaciones, las estructuras; y este realismo impresiona por su verdad
aunque los elementos sean deformes, contrahechos o embellecidos.

Así, la violencia de la madre en “Bodas de sangre”, la obsesión de Yerma, la tiranía de


Bernarda Alba… son vértices de una estructura, de unas relaciones que reconocemos como
verdaderas desde el punto de vista nacional y aun ampliamente humano.

Rasgo destacado del teatro de Lorca es una tensión continua entre el libre albedrío y el
determinismo, entre la libertad de volición y el destino. El hombre siempre ha buscado la
felicidad y por ella seguirá luchando aunque no la consiga nunca. Lorca luchó toda su vida por
esa felicidad y por ella seguirá luchando aunque no la consiga nunca. Por eso todo su teatro es,
en síntesis, la búsqueda de un mundo feliz a través del amor y de la libertad aun a sabiendas
de que se trata de un ideal que nunca llegamos a alcanzar.

Otro rasgo es su afán experimental, un intento de búsqueda de un lenguaje escénico


propio que conjugase elementos plásticos, dinámicos y sonoros de la obra teatral, considerada
por Lorca como un vehículo idóneo para la comunicación de ideas y sentimientos.

Mediante la técnica y el esfuerzo Lorca consigue un teatro donde si es importante la


palabra también lo es la música, el gesto y la plástica.

Lázaro Carreter señala dos características en el teatro de Lorca: apoliticismo y afán


didáctico.

Su apoliticismo es contrario a la literatura comprometida. Lorca no fue un escritor


comprometido políticamente. Siendo poeta del pueblo no cantó la canción del pueblo, no
cantó los himnos del pueblo.

En Lorca hay una veta liberal que vertebra su visión del mundo y su comportamiento
humano. Pero su arte no está comprometido, no es el arte de una facción; mucho menos el
acta de acusación levantada en nombre de unos contra los demás. Su apoliticismo es evidente.
Su teatro buscaba al hombre en sus raíces anteriores al enfrentamiento y a la lucha política.

Ejemplo: su obra “Mariana Pineda” nace en una dictadura pero nadie podría
descubrirlo en la tragedia. En una bella tragedia de amor resuenan unas exigencias de
libertades políticas pero sin alusiones o referencias contemporáneas.

Su afán didáctico se enmarca en la actitud de captación y formación de un público que


amparase las innovaciones.

Destacan los valores dramáticos de los personajes femeninos; el hombre ha sido


relegado a un mero móvil de las reacciones femeninas, a un pretexto para el desarrollo de
personalidades auténticas.

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2.2.- Los temas centrales.

El universo de Lorca está vertebrado por unos temas nucleares, que con diferentes
matices y tonalidades se van repitiendo a lo largo y lo ancho de su obra.

A) De entre todos, el tema central es el de la frustración.

Lorca detecta, señala y denuncia un malestar histórico, social, cuyas causas residen en
las estructuras y modos de organización creados por el hombre. En la poesía o en el teatro
surgen fuerzas ciegas que dominan y abaten a los seres: es el “fatum” del sexo y la muerte que
arrastra a los personajes dramáticos. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones
condenadas a la soledad o a la muerte, amores marcados por la esterilidad.

Y lo que frustra a los personajes se sitúa en un doble plano:

 Unas veces, en un plano metafísico: Las fuerzas enemigas son el Tiempo, la


Muerte...

 Otras veces, en un plano social: los prejuicios de casta, las convenciones, los yugos
sociales son los que impiden la realización personal.

Lorca pone su palabra al servicio de los oprimidos: gitanos, negros, homosexuales,


prostitutas. Crea personajes femeninos (Yerma, Adela) que prefieren la autodestrucción a la
sumisión envilecedora.

B) Otro tema capital en la obra lorquiana es el amor.

El estudio del tema amoroso ha de partir de una consideración básica: el carácter


cósmico que el amor posee para Lorca. Una vez aceptado este panteísmo amoroso, una
consecuencia es que todas las inclinaciones eróticas son válidas si están animadas por el amor:
la inclinación por la mujer, la inclinación por el hombre.

El sexo es sentido como una energía impetuosa. Incluso la fuerza tumultuosa del sexo
hace saltar la gran prohibición cultural por excelencia: el incesto (romance de Thamar y
Amnón).

Sin embargo, no suele ser un eros triunfante el de Lorca. Se constata en su obra que el
eros acaba siendo destruido, o está fatalmente amenazado si sale victorioso alguna vez.
Volvemos al tema de la frustración.

Frustración, porque los amantes (él y/o ella) son destruidos -por la muerte u otro
agente- con lo que el destino queda sin consumar; o bien, porque el impulso erótico no puede
desarrollarse, salir a la superficie. Son numerosas las mujeres frustradas en su obra (la monja
gitana, Soledad Montoya, las hermanas de Adela, doña Rosita...).

Si la mujer alcanza más relieve que el hombre en la obra de Lorca, se debe a que el
poeta ha apostado por los oprimidos, y entre ellos, como grupo, la mujer ocupa un primer
lugar.

C)Otro tema relacionado con la frustración sexual femenina es el de la infecundidad.

La frustración amorosa masculina no está ausente en Lorca. Las causas de la


frustración en el hombre son fisiológicas: impotencia, frialdad, templanza motivada por la
edad.

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La relación homosexual es considerada lícita (como la heterosexual) si está animada
por el amor. Y concluye lo siguiente: “si la muerte es el destino de la vida -y del amor- ¿a qué la
perpetuación? Justo es buscar el placer fuera de la reproducción, no “repetirse” en los hijos.

Sin embargo, el amor no es lo opuesto a la muerte. No se opone radicalmente a ésta


porque también el amor mata. Ejemplos de este amor que mata los hay en toda la obra
lorquiana. Son numerosas las víctimas del amor: Mariana Pineda, don Perlimplín, el joven de
“Así que pasen cinco años”, los amantes de “Bodas de sangre”, Adela,...

De modo paralelo a la renuncia a la perpetuación de la especie existe una


preocupación muy acusada por el tema de la esterilidad.

D) El tema de la muerte desempeña un papel relevante en Lorca. Para Federico la muerte es no llegar

Pocos poetas han cantado como Lorca la belleza de las formas vivas; pero esa belleza
está constantemente amenazada de destrucción.

La muerte para Lorca es el gran malogramiento del individuo, la gran frustración del
hombre. Como dice Francisco García Lorca: “Para Federico morir es el no llegar, porque la
muerte nos sorprende siempre en medio de la jornada, y toda muerte es en cierto modo
asesinato”.

En esto reside la causa de tanta muerte violenta en Lorca: “La violencia es la verdadera
cara de la muerte”. La muerte es un castigo. Lorca la siente en su realidad más tangible, en la
putrefacción física. La forma del muerto se desintegra, y el resultado es la pérdida total del
individuo.

Según Ruiz Ramón, más que de un tema habría que hablar de una situación dramática
básica como núcleo del teatro lorquiano.

El universo dramático de Lorca está estructurado sobre una sola situación dramática
básica, resultante del enfrentamiento conflictivo de dos series de fuerzas que podemos
designar como principio de autoridad y principio de libertad .

Cada uno de estos principios básicos -orden, tradición, realidad, colectividad frente a
instinto, deseo, imaginación, individualidad- son siempre los dos polos fundamentales de la
estructura dramática.

2.3.- La trayectoria:

*Los comienzos. *La experiencia vanguardista. *La plenitud.

Vamos a estudiar el teatro de Lorca dividiendo su evolución en tres momentos: los


tanteos o experiencias de los años veinte, la experiencia vanguardista de principios de los
treinta y la plenitud de los últimos años.

 Los comienzos

Comienza su trayectoria con un ensayo juvenil, “El maleficio de la mariposa” de 1919,


que fue un fracaso. Es una obra de raíz simbolista en la que es determinante su lirismo y son
claras las huellas de Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío. Trata del amor de un “curianito” (un
cucaracho) por una bella mariposa (= misterio ideal inalcanzable). El tema es ya el amor
imposible, la frustración. En el prólogo dice:

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“Un día... hubo un insecto que quiso ir más allá del amor. Se prendó de una visión que
estaba muy lejos de su vida...(...) Inútil deciros que el enamorado bichito se murió. ¡Y es que la
Muerte se disfraza de Amor!

Siguen varias piezas breves inspiradas en el guiñol, “Títeres de cachiparra” (1923),


conocidas por los íntimos del autor.

Señalemos los aspectos “infantiles” de estos comienzos reveladores de una nostalgia


de la inocencia perdida.

Su primer éxito es “Mariana Pineda” (1925), drama histórico en verso que debe
mucho al Modernismo y a Eduardo Marquina. Está basada en la historia de una joven heroína
que murió ajusticiada en Granada en 1831 por haber bordado una bandera liberal y estar
implicada en una conjura antiabsolutista. Es un canto a la libertad pero mucho más una
tragedia de amor, del amor de Mariana por don Pedro de Sotomayor.

“Yo bordé la bandera por él. Yo he conspirado

para vivir y amar su pensamiento propio.

Más que a mis propios hijos y a mí misma lo quise”.

Como en su teatro posterior, amor y libertad son las armas que el héroe lorquiano,
femenino casi siempre, levanta contra el mundo, pero que vueltas contra él acaban
destruyéndole, ya que en la visión dramática del mundo, propia de Lorca, amor y libertad no
nacen para triunfar sino para destruir a destruir a su portador.

Fue estrenada por Margarita Xirgu el 24 de junio de 1927 con decorados de Dalí.

Le siguen otros ensayos y de 1926 es su obra “La zapatera prodigiosa”, subtitulada


“farsa violenta”; trata de una joven hermosa casada con un zapatero viejo. Tras su divertida
andadura se esconde, según Lorca, el “mito de nuestra pura ilusión insatisfecha” o “la lucha de
la realidad con la fantasía que existe en el fondo de toda criatura”. Contenido hondamente
lorquiano desarrollado en verso y en prosa con un ritmo ágil, gracioso, de insuperable garbo
popular.

Más grave es la obra titulada “Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín” (1928)
una “aleluya erótica”, con aires de farsa que presenta otro caso de amor trágico.

Hay que añadir el breve y delicioso “Retablillo de don Cristobal” aunque es algo
posterior (1931), una farsa para guiñol y nuevo caso de “amor desigual”, tratado ahora con
una desvergonzada frescura popular.

Lorca ha estado experimentando formas y registros distintos: el teatro simbolista y


modernista, el drama y la farsa, lo popular y lo guiñolesco... Pero ya ha iniciado un camino más
audaz, el de su segundo momento.

 La experiencia vanguardista

Tras el éxito de su “Romancero gitano”, Lorca sufre una doble crisis -vital y estética-
que se prolonga durante su estancia en Nueva York (1927-1930). Fruto de esa doble crisis y del
viaje será, por un lado, su libro de poemas “Poeta en Nueva York” y, por otro, las obras que él
llamó “comedias imposibles”.

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Irrumpe el surrealismo en dos obras: “El público” (inacabada), desconocida hasta hace
poco, es una especie de “auto sacramental” sin Dios, cuyos personajes encarnan las
obsesiones y los conflictos secretos del poeta. Tres intenciones son perceptibles: una
acusación a la sociedad que condena y “crucifica” al homosexual; una crítica de quienes no
reaccionan valiente y dignamente contra tal represión; y una proclamación de la licitud de
toda forma de amor. Todo ello expresado en clave alegórica, “aparentemente surrealista”.

“Así que pasen cinco años” (1930) nos ha llegado más elaborada. Presenta a un joven
partido entre dos amores, animado por el ansia de paternidad imposible. La obra desarrolla,
en parte, los sueños del protagonista e ilustra bellamente el tema de la frustración íntima.

Es lo más audaz que podía hacerse en el horizonte teatral del momento. Tardarían
muchos años en subir a los escenarios, pero ambas ya han cosechado éxitos en España y en
Europa.

 La plenitud

Tras este teatro “imposible”, Lorca dará un giro decisivo hacia un camino propio que
intenta hermanar rigor estético y alcance popular. Son los años en los que Lorca se interesa
seriamente por el teatro y realiza una gran labor en el teatro universitario “La Barraca”, grupo
formado por estudiantes y aficionados sin sueldo, cuya misión era hacer giras por el país
adaptando los clásicos a un público de gentes sencillas en plazas de pueblo y locales sindicales.

También es en esta época cuando Lorca hace sus declaraciones públicas acerca de la
importancia que tenía en la vida nacional la existencia de un teatro popular y de calidad.
Declara repetidamente su ansia de una comunicación más amplia y su orientación social.

Por este camino encontrará, a la vez, la plenitud de su arte dramático y un éxito


multitudinario y sin fronteras. A esta etapa corresponden dos tragedias y dos dramas.

En casi todas ellas, la mujer ocupa un puesto central que revela la sensibilidad de Lorca
ante la condición de la mujer en la sociedad tradicional. Pero hay que situar a la mujer junto a
los niños, los gitanos o los negros. Se trata de personas marginadas y marginales, más allá o
acá de las convenciones, y que representan, a la vez, la inocencia o la pasión más elemental,
pura.

En ellas se enfrentan los dos principios antagónicos presentes en el teatro de Lorca: el


principio de autoridad y el de libertad.

Son tragedias de familias rurales en las que la mujer es la víctima de las trabas
seculares de una falsa moral. Está presente el problema de la honra, de la cual en su
concepción falsa o externa (la honra deja de ser igual que honradez y se compara con la fama o
la reputación), es víctima la mujer.

Lorca no idealiza el mundo rural; al contrario, opone la represión de usos rurales a la


expansión de la persona humana, ejemplarizada en la mujer.

“Bodas de sangre” (1933). Esta obra forma parte de una trilogía que Lorca no pudo
terminar. Esta obra es la primera, le siguió Yerma pero falta una tercera que se iba a titular ”La
destrucción de Sodoma”. Formarían la trilogía de La tierra de España.

La obra “Bodas de sangre” está ambientada en un ambiente rural, con gentes sencillas.
Leonardo y la novia fueron novios en el pasado pero al casarse Leonardo con una prima de la
novia se rompió la relación.

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Pasados unos años la novia se va casar con un joven campesino. Las historias empiezan
a relacionarse porque la familia de Leonardo fue la responsable de la muerte del padre y del
hermano mayor del novio.

Pese a estar concertada la boda, Leonardo sigue visitando furtivamente a la novia.

Tras la ceremonia de la boda, Leonardo y la novia recién casada no pueden vencer el


amor y la pasión que les une, huyen y se ocultan en un bosque. Son perseguidos por el novio y
sus familiares. Al encontrarlos, ambos amantes luchan y encuentran la muerte, dejando solas a
las tres mujeres.

El tema es el amor. La obra presenta una estructura cerrada, se inicia en la casa de la


madre y en ella concluye. El lamento final es el eco de los presentimientos iniciales.

Los personajes aparecen sin nombre, solamente es nombrado Leonardo, amante de la


novia. La obra está llena de símbolos, el mismo título, la boda nos presenta lo armonioso, la
unidad de la familia, la fiesta y la alegría. La sangre nos sugiere lo contrario, la tragedia, la
violencia, la destrucción y la tristeza que sigue a esos conflictos. Apunta a la paradoja de la
vida, elementos tristes y alegres.

“Yerma” (1934) es el drama de una mujer condenada a la infecundidad. Gira en torno


a la maternidad frustrada. Yerma desea obsesivamente un hijo y para ello recurre a su marido,
primero con unas alusiones vagas, luego con reiteradas protestas y quejas, más tarde con
lamentaciones y súplicas y por último es la desesperación lo que guía la mano vengativa.

No llega a la desesperación final hasta no oír de boca de su marido la sentencia de que


debe resignarse a no tener hijos. Hasta entonces ha buscado todos los recursos: consulta de
mujeres experimentadas del pueblo; va a la romería con otras estériles para implorar al santo;
pero cuando es aconsejada que conciba un hijo de otro hombre, Yerma rechaza
enérgicamente esta solución.

Yerma aparece como mujer dominada por las condiciones tradicionales: honra, casta,
deber y moralidad. Prefiere renunciar a su ansiado hijo antes de traicionar dichos
condicionamientos.

En la obra hay dos formas de concebir la honra:

*Para Yerma es prácticamente de orden interno (es lo que ella piensa, no lo que ven
los demás).

*Para su marido se confunde con la imagen externa que hay que mostrar ante los ojos
de los demás (la reputación).

De 1935 es “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores” que trata de la


frustración de la mujer.

Es un “drama” sobre la espera inútil del amor. Lorca se asoma ahora a la situación de la
mujer en la burguesía urbana de la Granada decimonónica, a la soltería de las señoritas de
provincias, antaño, y a su marchitarse como las flores. De nuevo la condena a la esterilidad, a
la frustración. La obra combina lo patético con lo ridículo.

Alterna verso y prosa y está dividida en tres jornadas: 1885, a los 20 años; 1900, en
plena madurez de su carne; 1911, cerca de los 50 años. Fundamental es el paso del tiempo

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entre cada uno de los actos y la atmósfera de época fijada en el vestuario y en la palabra de los
personajes.

Siguió “La casa de Bernarda Alba” escrita en 1936, unas semanas antes de ser
asesinado. Esta obra es un drama rural en el que hay una radical frustración de las mujeres
condenadas a no conocer varón. Es un drama del ansia de gozar que las mujeres han de
reprimir por fuerza.

Está situada en la época del autor con el propósito de ejercer la crítica social, la
denuncia de modas y comportamientos colectivos.

Lorca divide la obra en tres actos (planteamiento, nudo y desenlace) y el contenido


tiene una estructura circular pues empieza con la muerte –la del padre, que provoca todo el
conflicto por el riguroso luto que han de guardar- y acaba con otra muerte –la de Adela, la hija
menor, que se negaba a perder su juventud en ese encierro de ocho años.

La acción transcurre en un espacio cerrado y hermético (la casa) y está enmarcada por
la primera y la última palabra que Bernarda pronuncia: “silencio”. En este silencio impuesto
por la voluntad de Bernarda se desarrolla el conflicto entre dos fuerzas mayores: el principio
de autoridad encarnado por Bernarda y el principio de libertad representado por Adela. La
libertad simbolizada en los segadores que traen un mundo de energía, de vitalidad y de
belleza. La frustración ante la imposibilidad de que los personajes (todos mujeres) logren la
libertad que anhelan. La honra, la lucha de clases, la marginación de la mujer son otros temas
tratados.

Lorca aporta al lenguaje de la obra un alto nivel poético. Intenta evitar en los diálogos
cualquier folklorismo o humor andaluz para no restar a la obra intensidad dramática. Los
personajes hablan con sencillez y concisión. Destaca la maestría del diálogo: su fluidez,
intensidad, el predominio de réplicas cortas y rápidas.

Esta es la trayectoria que, en pleno apogeo, truncarían unas balas pocos meses
después. El destino de Lorca fue también, como el de sus grandes personajes, un destino
trágico.

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