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Cosa es todo lo que, fuera del hombre tiene existencia corporal o espiritual, natural o
artificial, real o abstracta. Bienes son las cosas suceptibles de apropiación efectiva o virtual.
Los astros, el aire, la alta mar son cosas, pero no bienes porque de ellas nadie puede
apropiarse: ni un particular, ni un municipio, ni el Estado. De manera que cosa es el género
y bienes es la especie. CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES. Conforme nuestro Código Civil, los
bienes se clasifican en cosas corporales y cosas no corporales, Corporales son los que tienen
un ser real y pueden ser percibidas por los sentidos. Incorporales las que consisten en
meros derechos, como los créditos y las servidumbres activas (Art. 599). Esta distinción, que
proviene del derecho romano, ha sido criticada con toda razón por los juristas modernos,
pues consiste en poner a un lado las cosas y de otro los derechos, o sea dos categorías que
no tienen ningún carácter común, sino son de naturaleza completamente diferente, y una
clasificación correcta debe distinguir las partes de un mismo todo.
Por eso es científicamente más aceptable la posición moderna que sólo designa como
bienes inmateriales o incorporales a las obras de ingenio, como las artísticas y las
inversiones industriales; pero como en nuestro Código perdura la clasificación tradicional.
hay que aceptarla como una construcción positiva de la ley. Importancia de esta
clasificación. La distinción entre cosa corporales e incorporales tiene esp2cial importancia
en cuanto a los modos de adquirirlas, pues algunos de éstos sólo se aplican a las corporales,
por ejemplo, la ocupación y la accesión, Por otra parte, ciertos modos de adquirir están
regulados por normas distintas según se trate de corporales o incorporales.
1. Muebles son las cosas que se pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose
por ellas mismas o que sólo se muevan por otra fuerza externa, pero sin cambiar de
naturaleza (Art. 600 y 601).
2. Inmuebles, o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden transportarse de un
lugar a otro, como las tierras y las minas, y las que se adhieren permanentemente a
ellas, como los edificios y los árboles. Las casas o heredades se llaman predios o fundos
(Art. 602)
Interés práctico de esta distinción. En general, puede decirse que dentro de nuestra
legislación los muebles están menos protegidos que los inmuebles y que el régimen jurídico
de unos y otros es diferente. He aquí algunas diferencias:
1. Respecto a los bienes de los incapaces, para enajenar, gravar o proceder a la partición
de los inmuebles es necesaria autorización judicial, mientras que para enajenar o
empeñar los muebles no es necesaria esa autorización salvo excepciones (Articulo 300).
C.F
2. Los actos o contratos que tienen por objeto la creación, transmisión, modificación o
extinción de derechos reales sobre inmuebles deben constar de escritura pública;
tratándose de muebles, esos actos o contratos pueden constar de documento privado
(Art. 1575).
4. Los inmuebles se gravan con hipoteca o servidumbre; los muebles sólo con prenda,
salvo los buques y las empresas mercantiles, que también pueden gravarse con hipoteca
(Art. 2056 y 2098 C. Civil y 1354 C. Comercio).
7. En materia de interdictos posesorios, sólo pueden ser de objeto de ellos los inmuebles
(Art. 895).
a. Las losas de un pavimento. En realidad, son inmuebles por adherencia, lo mismo que
las tablas del piso de las habitaciones de una casa.
b. Los tubos de las cañerías. También son propiamente inmuebles por adherencia, si
forma parte integrante del inmueble y se identifican con él formando un todo.
1) Que el poseedor del fundo que no sea, también puede inmovilizar muebles por
destino, pero sólo en sus relaciones con terceros frente a los cuales se conduce
como propietario del fundo; en sus relaciones con el verdadero dueño la
inmovilización no tiene lugar.
2) La destinación de los animales al servicio y explotación del fondo debe ser actual
y permanente.
d. Los abonos existentes en la finca y destinados por el dueño de ella a mejorarla. Dos
condiciones específicas deben cumplir los abonos para ser inmuebles por
destinación:
e. Las prensas, calderas, cubos, alambiques, toneles y máquinas que forman parte de
un establecimiento industrial adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste".
Tres condiciones deben cumplirse para la inmovilización industrial:
2) Los vivares deben ser ellos mismos inmuebles adhiriendo al suelo o ser parte del
suelo mismo o de un edificio, aunque pudieran retirarse fácilmente. Por eso los
peces que están en una laguna hecha en el suelo son inmuebles, pero no los que
viven en una redoma. La enumeración del Art. 604, como claramente lo expresa
el mismo, no es taxativa, sino a título de ejemplos, de manera que pueden
citarse otros similares, con tal que reúnan los tres requisitos generales que exige
el párrafo 1° de dicho artículo. Serán también inmuebles por destinación si
reúnen esos requisitos, las cosas de comodidad u ornato que se clavan o fijan en
las paredes de la casa, pero que no pueden removerse fácilmente sin detrimento
de las mismas paredes. (Art. 606 interpretado a contrario sensu).
1. Muebles por naturaleza, que son las que pueden transportarse de un lugar a otro,
sea moviéndose ellas mismas (semovientes), sea que sólo se mueven por una fuerza
externa (cosas inanimadas). Se exceptúan las que se reputan inmuebles por su
destino, según se ha dicho;
2. Muebles por anticipación, que son aquellas cosas inmuebles por naturalezas, por
adherencia o por destinación que, para el efecto de construir un derecho sobre ellas
a otra persona que el dueño, se reputan muebles aún antes de su separación del
inmueble de que forman parte, o al cual se adhieren o al que están
permanentemente destinadas para su uso, cultivo o beneficio. Tales son. por
ejemplo, los productos de los inmuebles, y las cosas accesorias a ellos, como las
yerbas de un campo, la madera y frutos de los árboles, los animales de un vivar, la
tierra o arena de un suelo, los metales de una mina y las piedras de una cantera
(Art.605).
2. Cuando se usa la palabra "muebles" con relación a otra cosa, como "los muebles de
tal casa "o" mis muebles" sólo se comprenderán las cosas que forman
ordinariamente el ajuar de una casa, y por consiguiente se excluye el dinero, los
documentos o papeles, las colecciones científicas o artísticas, los libros o sus
estantes, las medallas las armas, los instrumentos de artes y de oficios, las joyas, las
ropas de vestir o de cama, los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos, caldos,
mercaderías, y en general, todo lo que no forma ordinariamente parte del ajuar de
la casa (Art. 608). Se entiende por ajuar el conjunto de muebles, enseres y ropa de
uso común en la casa.
3. Cuando se lega una casa con sus muebles o con todo lo que se encuentre en ella,
sólo se comprenderán como muebles los que forman ordinariamente el ajuar de la
casa y se encuentren en ella (Art. 1103).
4. Si se lega una hacienda de campo con sus muebles o con todo lo que se encuentre
en ella, no se entenderá que el legado comprende otras cosas que las que sirven
para el cultivo y beneficio de la hacienda y se encuentren en ella. No se deberá los
demás objetos contenidos en la hacienda, sino los que el testador expresamente
designe (Art. 1103).
Derechos reales.
Conforme a la teoría clásica, derecho real es aquel que crea una relación directa e
inmediata entre una persona y una cosa y que puede ejercer frente y contra todos.
Nuestro Código Civil dice que "Derecho real es el que se tiene sobre una cosa sin
referencia a determinada persona.
1. El sujeto activo o titular del derecho, que es la persona que tiene el poder o la
facultad de aprovecharse de la cosa en forma total o parcial El propietario tiene un
poder jurídico de aprovechamiento total. porque no sólo puede usar y gozar de la
cosa. sino también destruirla. Los titulares de los demás derechos reales tienen un
poder jurídico de aprovechamiento parcial, que puede ser mayor o menor según el
derecho real de que se trate.
2. La cosa objeto del derecho, que debe ser siempre determinada individual o
específicamente.
Derechos personales.
Derecho personal o derecho de crédito es la facultad que tiene una persona (el
acreedor) de una abstención. Nuestro Código Civil dice que "Derechos personales son
los que sólo pueden reclamarse de ciertas personas que, por un hecho suyo o por
disposición de la ley. Están sujetas a las obligaciones correlativas". (Art. 610p.3°)
Obligación correlativa.
Todo derecho personal supone una obligación correlativa, pues si una persona puede
exigir algo es porque otra se encuentra obligada a realizar una prestación o una
abstención. El derecho del acreedor se llama crédito, y la obligación del deudor,
deuda.
3. El derecho real es un derecho de persecución, o sea que el titular del derecho puede
perseguir la cosa contra cualquier poseedor o detentador de la misma; en el derecho
personal el acreedor sólo puede reclamar su crédito a cierta persona.
4. El derecho real es un derecho de crédito u otro derecho real de fecha posterior. Asi,
el acreedor que tiene primera hipoteca sobre una cosa, goza de preferencia sobre
ella con respecto a los demás acreedores.
LAS ACCIONES
Desde el punto de vista civilista, acción es la facultad que tiene el titular de un derecho
para reclamar judicialmente a otra persona el reconocimiento y la efectividad de ese
derecho. Este permanecería estático mientras no es amenazado o vulnerado; pero
producida alguna de estas eventualidades se tornaría dinámico. Acción y derecho
representan, pues sola cosa considerada en distintos momentos. Por eso cierto autor
francés llegó a decir que hablar de "derechos y acciones es incurrir en pleonasmo. Las
acciones se dividen en reales y personales, según emanen de un derecho real o de un
derecho personal.
Calificación de los derechos y acciones en muebles e inmuebles.
Desde el punto de vista civilista, los derechos y acciones, sean reales o personales se
reputan bienes muebles o inmuebles, según sea la cosa en que han de ejercerse o que
se debe. Así, el derecho de usufructo sobre un inmueble la acción del comprador para
que se le entregue la finca comprada, es inmueble, y la acción del que han prestado
dinero para que se le pague, es mueble (Art. 6110). Los hechos que se deben se reputan
muebles. La acción para que un artífice ejecute la obra convenida, o resarza los
perjuicios causados por la inejecución del convenio, entra, por consiguiente, en la clase
de bienes muebles (Art. 612).
1. Cosa específica, llamada por nuestro Código especie o cuerpo cierto, es la determinada
individualmente de todas las demás de su misma especie; por ejemplo, la casa número
tal de tal calle de esta ciudad, el caballo "Lucero". Cosa genérica, o especie
indeterminada de cierto género, como la llama el Código, es la determinada sólo por los
caracteres comunes a todos los individuos de la misma especie; por ejemplo, un caballo,
un carro turismo, mil lempiras.
Como se desprende del artículo citado, la fungibilidad puede ser objetiva o subjetiva. Es
objetiva cuando depende de las cualidades intrínsecas de las cosas, de su igualdad
material y funcional, y es subjetiva si se les atribuye a las cosas una equivalencia, aunque
objetivamente no la tengan. El término equivalencia no significa aquí igual valor
pecuniario, sino igualdad de función, pues fungible se deriva de fungir, desempeñar una
función, es decir, que las cosas desempeñan la misma función y que por eso se les
considera reemplazable la una por la otra.
1. Divisibilidad material.
Son materialmente divisibles las cosas que, sin destrucción, pueden fraccionarse en
partes homogéneas sin que el valor del conjunto de éstas sufra un menoscabo
considerable en relación con el valor primitivo de la cosa fraccionada. Por ejemplo,
una cantidad de cereales o combustibles, el dinero. Son materialmente Indivisibles
las que se destruyeron o pierden considerablemente su valor ser fraccionadas, como
un animal vivo; un brillante único por su tamaño también es indivisible, pues si bien
su fraccionamiento no causa destrucción, hace disminuir considerablemente el valor
del conjunto de las partes con respecto al del todo primitivo. Determinar cuándo una
cosa es divisible y cuándo es indivisible es una cuestión de hecho que habrá de
resolverse en cada caso atendiendo a varios factores: La naturaleza o sustancia de
la cosa, su tamaño, su configuración, uso a que está destinada, etc.
2. Divisibilidad intelectual.
Son intelectualmente divisibles las cosas que pueden dividirse en partes ideales o
imaginarias, aunque no lo puedan ser materialmente. Todos los objetos y derechos
pueden dividirse intelectualmente. Los derechos, por razón de su misma naturaleza,
sólo son suceptibles de división intelectual; sin embargo hay algunos que no admiten
ni esta división imaginaria. Ejemplo típico al respecto es la servidumbre; también son
indivisibles el derecho de prenda y el de hipoteca (Art. 2091 y 2103). El derecho real
divisible por excelencia es el de dominio.
1. Simples Son de la primera especie las que tienen una individualidad unitaria, como
un animal, una estatua.
Las cosas universales son agrupaciones de cosas singulares derarse que tienen un lazo
vinculatorio, forman un todo y reciben una denominación común. Se subdividen en:
1. Universalidades de hecho
Es el conjunto de bienes muebles, de naturaleza idéntica o diferente, que no
obstante permanecer separados entre ellos y conservar su individualidad propia,
forman un solo todo, una sola, en razón de estar vinculados por el lazo de su común
destinación. Por ejemplo, un rebaño, una biblioteca, un establecimiento de
comercio. La característica de las universalidades de hecho es que comprenden una
pluralidad de cosas autónomas y distintas entre ellas, rasgo que las diferencía de las
cosas singulares compuestas, como un edificio, un carro.
2. Cosas no comerciables, o fuera del comercio, son las que no pueden ser objeto de
relaciones jurídicas privadas, ya sea por su misma naturaleza (como las
inapropiables) o por razón de su destino (como los bienes nacionales de uso
público).
Las cosas comunes son inapropiables consideradas en su totalidad, pero nada se opone
a que sean apropiadas en forma parcial inocua, como cuando se extrae oxígeno del aire
y se vende aprisionado en tubos.
Cosas nacionales y particulares
Atendiendo al sujeto del dominio, las cosas apropiables se dividen en bienes nacionales
y bienes particulares. Los primeros son aquellos que pertenecen a la nación toda, y los
segundos los que pertenecen a los individuos o a las personas jurídicas privadas.
Razón de su existencia.
Al igual que todos los derechos subjetivos patrimoniales, la propiedad tiene como razón de
su existencia la satisfacción de las necesidades humanas de carácter económico.
Reconócese como poder para que el individuo obtenga con el ejercicio de esta atribución
los medios materiales que le permiten cubrir sus necesidades y desarrollar su vida humana.
le permiten cubrir sus necesidades y desarrollar su vida humana.
Es absoluto porque otorga al titular de él toda la plenitud de los derechos que una persona
puede tener sobre la cosa, es decir, que puede ejercitar sobre ella todas las facultades
posibles. Este carácter absoluto se considera exagerado, por cuanto la misma ley establece
limitaciones a las facultades del propietario. Por eso los autores modernos sustituyen el
carácter absoluto por la generalidad. El dominio es un derecho general en cuanto autoriza al
titular para aprovecharse de todas utilidades que la cosa es capaz de proporcionar, salvo las
excepciones que implican la existencia de otros derechos reales sobre la misma cosa,
además, es un derecho independiente, porque existe por sí, no presupone la existencia de
ningún otro derecho.
Contrapuesto al dominio, en estos caracteres, son los demás derechos reales. Todos éstos,
por un lado, son especiales: Sólo facultan al sujeto para aprovecharse de una utilidad o de
un grupo de utilidad de la cosa, y no de la generalidad; y, por otro lado, son dependientes:
presuponen la existencia de la propiedad. son derechos sobre la cosa ajena (jus in re aliena).
Es exclusivo porque sólo el dueño de la cosa es el único facultado para usar, gozar y
disponer de ella. y por lo mismo, para impedir la intromisión de cualquiera otra persona.
Pero la exclusividad no obsta a que puedan existir sobre la cosa otros derechos reales junto
al de la propiedad, sin que éste por tal hecho se desnaturalice. En este caso, solo ocurre que
los otros derechos reales que está obligado a respetar el propietario limitan la acción de
éste. Tampoco se opone la exclusividad a que haya otros dueños de la cosa, porque este
carácter de la propiedad solo implica que no puede haber al mismo tiempo sobre una cosa,
dos derechos de propiedad independientes, y en la copropiedad no los hay. pues cada uno
de los comuneros tiene una parte del derecho y no todo éste.
FACULTADES MATERIALES
Facultad de uso
La facultad de uso consiste en aplicar la cosa misma a todos los servicios que es capaz de
proporcionar, sin tocar sus productos ni realizar una utilización que importe su destrucción
inmediata. se llega hasta la apropiación de productos, el uso se transforma en goce; y si la
primera utilización envuelve su destrucción, el uso se confunde con el consumo. Por
ejemplo, el uso de un caballo consiste en hacerlo trabajar; el de una casa, en habitarla; el de
un libro, en leerlo. En la práctica, es raro que la facultad de uso se manifieste aisladamente;
las más de las veces acompañada a la facultad de goce con la cual se refunde. Por eso en la
definición legal del dominio no se menciona el uso como elemento distinto del goce; el
legislador estimó en ese precepto (Art. 613) como en algunos otros, que el uso está
obviamente comprendido en la facultad de goce. Pero esto no ocurre siempre así; ciertos
derechos sobre cosas no fructíferas, esto es, ineptas para producir frutos naturales, se
limitan al mero uso. El derecho real de uso, por ejemplo, sobre una biblioteca se reduce a la
utilización de los libros.
La facultad de goce
Es la que habilita para apropiarse de los frutos y productos que la cosa da. Precisamente en
virtud de la facultad de goce el dueño de una cosa a serlo de los productos y frutos de ella.
Nuestro Código, al igual que el francés y el chileno, justifica la adquisición de ellos por modo
de adquirir llamado accesión (Art. 634). Tal concepción además de ser inútil, es falsa. En
realidad, la adquisición de los frutos y productos de una cosa por el dueño de ella no es sino
el ejercicio de la facultad de goce o disfrute, que tiene como fundamento el mismo derecho
de dominio, el cual comprende entre sus facultades de la goce o disfrute.
FACULTADES JURIDICA
La facultad de disposición
En un sentido restringido, la facultad de disposición es el poder del sujeto de desprenderse
del hecho que tiene sobre la cosa, sea o no en favor de otra persona, ya sea por un acto por
causa de muerte o por uno entre vivos. Son formas de disposición la renuncia, el abandono
enajenación.
Enajenación
Es todo acto de disposición entre vivos por lo cual el titular transfiere su derecho a otra
persona o constituyente sobre él un nuevo derecho a favor de un tercero, nuevo derecho
que viene a limitar o gravar el suyo ya existente. En sentido estricto y más propio la
enajenación es el acto por el cual el titular transfiere su derecho a otra persona. En otros
términos, la enajenación es el acto que hace salir de un patrimonio un derecho ya existente
para que pase a formar parte de otro patrimonio diverso. En la acepción amplia, tanto se
enajena cuando se transfiere el dominio como cuando se hipoteca, empeña o constituye
una servidumbre; en el sentido técnico y propio, sólo se enajena cuando se transfiere el
derecho: En los demás casos sólo debe hablarse de militar o gravar el derecho.
c. El dueño puede desprenderse de todas las facultades del dominio, como ocurre
cuando transfiere este derecho real; por tanto, conforme al adagio "quien puede lo
más, puede lo menos". con mayor razón puede renunciar al ejercicio de una sola
facultad, la de disponer.
a. Según ella diversas disposiciones del Código consagrada la libre circulación de los
bienes como una regla de orden público que, en cuanto tal, no puede ser alterada
por la sola voluntad de los particulares. Únicamente el legislador puede establecer
las excepciones que no comprometen seriamente esa regla: en consecuencia,
cuando las partes acuerdan una cláusula de no enajenación no autorizada
expresamente por la ley, la cláusula no produce ningún efecto: es nula y se mira
cómo no escrita.
b. Si libremente se pudieran pactar las cláusulas de no enajenar. El legislador no habría
tenido para qué autorizarlas en determinados casos. Concluye esta doctrina que la
cláusula de no enajenar adolece de nulidad absoluta por recaer sobre un objeto
ilícito, cual es impedir la libre circulación de los bienes.
Esta doctrina acepta las cláusulas de enajenar relativas, esto es, aquellas que no
imponen una prohibición perpetua o de largo tiempo y que se justifican por un interés
legítimo. En dichos casos la temporalidad de la cláusula no embarazaría la libre
circulación de los bienes que trata de garantizar la ley, y el móvil que lleva a imponerla
demostraría que no se persigue dar carácter inalienable a un bien, sino resguardar un
interés legítimo. Así sucede cuando se lega un inmueble prohibiéndole al legatario
enajenarlo a fin de asegurar el servicio de una renta al legatario enajenarlo a fin de
asegurar el servicio de una renta vitalicia en favor de una tercera persona. En pro de la
admisibilidad de tal cláusula se aduce la disposición del Art. 1108 que dice: "Si se lega
una cosa con calidad de no enajenarla, y la enajenación no comprometieron ningún
derecho de tercero, la cláusula de no enajenar se tendrá por no escrita.
El propietario
Puede también limitar su derecho estableciendo sobre la cosa los derechos reales de
usufructo, uso o habitación y de servidumbre.
c. La teoría eclética fija los límites del derecho de dominio en el interés práctico del
propietario. Sostiene que la extensión de tal derecho se mide por su fin, y éste es
garantizar el ejercicio de la actividad económica. En consecuencia, el dueño del
suelo extiende su derecho por el espacio aéreo y por el subsuelo sólo y en la medida
en que lo requiera el interés que determina el uso del fundo que le pertenece. Esta
teoría mereció una consagración positiva en las legislaciones modernas, inclusa la
nuestra al disponer el Código Civil en su Art. 614 que "La propiedad del suelo
comprende la de las capas inferiores y la del espacio superior dentro de los planos
verticales levantados en los linderos de la finca, hasta donde lo exige el interés del
propietario en relación con el uso a que la destine". Pero debe observarse que la
propiedad minera representa una restricción al derecho del dueño del suelo sobre el
subsuelo, puesto que las minas pueden concederse por el Estado a un tercero para
que las explote (Art. 619).
2. En cuanto al sujeto, o sea el titular del derecho, la propiedad puede ser individual si
la cosa pertenece a una sola persona, y plural, copropiedad o condominio si
pertenece a varias.
3. En cuanto a las cosas objeto del derecho, la propiedad se clasifica en civil, minera,
intelectual, industrial y comercial.
b. La propiedad minera es la que se tiene sobre las minas con arreglo al Código de
Minería y al Art. 619 del Código Civil. Conforme a este articulo y al 1° y 2° del
Código de Minería, el Estado es dueño de todas las minas, pero no para el efecto
de explotarlas, sino para el sólo electo de concederlas por intermedio del Juez de
Letras respectivo a los particulares para su explotación. La propiedad minera es
esencialmente condicional; está subordinada al hecho de su explotación
constante y al pago oportuno del respectivo impuesto.
Los primeros son de dominio público y los segundos de dominio privado. El Estado es el
verdadero y único propietario de ambos, y la división que de su dominio se hace en público
y privado, se refiere simplemente al régimen al cual están sometidos esos bienes según la
afectación que se le dé a los mismos. El destino del bien no afecta su naturaleza. Si el Estado
ha adquirido, por ejemplo, dos casas iguales con parques y destina una de ellas para recreo
de la población y la otra para residencia del jefe de Estado, se dirá que la primera está en
dominio público, y la segunda en dominio privado. Ello significa que una y otra están
sometidas a un régimen legal diferente, por razón de su destino, no obstante, la identidad
de su naturaleza. Es una simple cuestión de afectación.
CARACTERES JURIDICOS
Los bienes públicos tienen los caracteres siguientes:
1. Su uso pertenece a la nación toda (Art. 617 p. 1°).
2. Son incomerciables, esto es resultado de la propia destinación de ellos. Por eso dice
el Art. 1088 que no vale el legado de cosas que al tiempo del testamento sean de
propiedad nacional o municipal y de uso público.
3. Son imprescriptibles, lo cual es una consecuencia de su incomerciabilidad. De
manera que tales bienes no pueden adquirirse por prescripción de dominio (Art.
2269).
4. Son inalienables, es decir, que no pueden enajenarse, hipotecarse ni embargarse;
esta es también una consecuencia de su incomerciabilidad. Pero los bienes públicos
pueden ser utilizados no sólo colectivamente por el público en general, sino también
privativamente por las personas que obtengan permiso o concesión al respecto y
siempre que no perturben el uso general y común de los habitantes.
2. La zona contigua al mar territorial, que se extiende hasta las 24 millas marinas,
contadas desde la línea de base desde la cual se mide la anchura del mar territorial
3. La zona económica exclusiva, que se extiende hasta una distancia de 200 millas
marinas medidas a partir de la línea de base desde la cual se mide la anchura del
mar territorial.
5. La playa del mar, entendiéndose por tal la extensión de tierra que las olas bañan y
desocupan alterativamente hasta donde llegan las más altas mareas (Art. 622 C.
Civil). A las naves nacionales y extranjeras les es prohibido tocar o acercarse a
cualquier paraje de la playa, excepto a los puertos que para este objeto haya les
designado la ley; a menos que un peligro inminente de naufragio, o de
apresamiento, u otra necesidad semejante las fuerce a ello (Art. 632).
El uso privativo u ocupación implica la reserva exclusiva de una porción del dominio
público a un usuario individualmente determinado, no pudiendo la finalidad
perseguida por este encontrarse jamás en oposición con el destino de cosa, o sea la
ocupación privativa siempre supone compatibilidad con el uso general del público,
no lo estorba, al menos en forma apreciable. Ejemplos los quioscos. para la venta de
diarios y revistas; los puestos para taxis, etc. El uso privativo se otorga por permiso o
concesión.
Dice el Art. 627 del mismo Código Nadie podrá construir. sin permiso especial de
autoridad competente obra alguna sobre propiedad nacional": y el Art 630 agrega:
"Sobre las obras que con permiso de la autoridad competente se construyan en
sitios de propiedad nacional no tienen los particulares que han obtenido este
permiso, sino el uso y goce de ellas, y no la propiedad del suelo. Abandonadas las
obras. o terminado el tiempo por el cual se concedió el permiso, se restituyen ellas y
el suelo por el ministerio de la ley al uso y goce privativo del Estado, o al uso general
de los habitantes. según prescriba la autoridad soberana. Pero no se entiende lo
dicho si la propiedad del suelo ha sido concedida expresamente por el Estado". Las
citadas disposiciones legales se refieren tanto a los bienes públicos como a los
fiscales, pero respecto a los primeros, en razón de su afectación al uso público, son
inalienables, y la inalienabilidad rechaza la constitución de cualquier derecho real de
tipo civil.
El concesionario no tiene ninguno de éstos sobre el suelo público que ocupa con sus
obras; posee un uso que emana de una simple tolerancia del Estado, o sea que sólo
tiene derechos sobre las obras por él construidas y sobre el especial
aprovechamiento de la cosa pública; pero sobre ésta no tiene ningún derecho real,
sino una simple tenencia.
B. BIENES FISCALES
Los bienes fiscales o bienes del Estado son aquellos que constituyen el patrimonio
privado del Estado, que pertenecen al Estado en cuanto éste es persona de Derecho
Privado. Son aquellas que le pertenecen como si fuese un simple particular, y por
consiguiente, su adquisición, goce y enajenación están sometidos a las reglas generales
del Código Civil, sin perjuicio de lo que al respecto dispongan leyes especiales. Dichos
bienes se encuentran en la misma situación jurídica que los bienes que pertenecen a
cualquier particular: están, por lo tanto, en el comercio humano. pero las tierras
nacionales no pueden ser adquiridas por prescripción y algunas cosas no son
embargables. por ejemplo, los cabildos municipales y los edificios construidos o
destinados para escuelas públicas, de propiedad municipal (Art. 1444 N° 9" C. Civil).
Las minas
El Estado tiene sobre todas las minas un derecho eminente, es decir, tiene en principio
un derecho de propiedad general y superior, y no un derecho de dominio patrimonial
perfecto. Esta antigua concepción del derecho eminente sirve para explicar por qué en
la inmensa mayoría de los casos el dueño del suelo no lo es de las minas que se
encuentran en el subsuelo, las cuales el Estado entrega a los particulares que, ciñéndose
las reglas especiales solicitan su propiedad. Estas ideas doctrinarias están reconocidas
por el Art. 619 ref. del C. Civil, ampliado por el Art. 1 del Código de Minería que dice: "El
Estado es dueño de todas las minas de oro, plata. cobre, platino, mercurio, plomo, zinc,
bismuto, antimonio. cobalto, níquel, estaño, arsénico, hierro, cromo, manganeso,
molibdeno, vanadio, radio. iridio, tungsteno, azufre, petróleo. apatita, naftalina, sal
gema y radium y de las de salitre, piedras preciosas, carbón y sustancias fósiles, no
obstante, el dominio de las corporaciones y de los particulares sobre la superficie de la
tierra en cuyas entrañas estuvieren situadas. Pero se concede a los particulares el
derecho de cavar en tierras de cualquier dominio para buscar las minas a que se refiere
el párrafo precedente: el de labrar y beneficiar dichas minas y el de disponer de ellas
como dueños, con los requisitos y bajo las reglas que prescribe el presente Código". Las
minas de petróleo se rigen por una ley especial.
En resumen. las minas son, en principio. bienes del Estado; pero no son benes
nacionales de uso público ni bienes fiscales; el dominio eminente de aquel sirve para
justificar los derechos que al respecto otorga a los particulares.
La teoría tradicional exige para la adquisición y transmisión de los derechos reales un título
o causa remota de adquisición y un modo o causa próxima de la misma. De manera que el
título es el hecho que da la posibilidad para adquirir el dominio u otro derecho real, y el
modo de adquirir es el hecho que produce la adquisición del derecho a favor de una
persona. Por ejemplo, el comprador llega a ser dueño de la cosa comprada en virtud del
contrato de venta y de la tradición de esa cosa que le hace el vendedor. La venta es el título
de adquisición y la tradición es el modo de adquirir: el mero contrato sólo da al comprador
la posibilidad para adquirir el dominio, pero esa posibilidad se actualiza merced al modo de
adquirir llamado tradición, que consiste en la entrega de la cosa con intención de transferir
el dominio. Mientras el vendedor no entregue al comprador la cosa vendida, éste sólo
tiene contra aquél un derecho de crédito para exigirle la tradición de esa cosa y
únicamente cuando la misma le ha sido entregada adquiere el dominio sobre ella.
3. La tradición, modo de adquirir el dominio de las cosas que consiste en la entrega que el
dueño de ellas hace a otro, habiendo por una parte facultad e intención de transferir el
dominio, y por otra la capacidad e intención de adquirirlo.
4. La sucesión por causa de muerte, que es el modo de adquirir los bienes y derechos
transmisibles dejados a su muerte por una persona.
5. La prescripción adquisitiva, que es el modo de adquirir las cosas ajenas por haberlas
poseído durante cierto tiempo y concurriendo los demás requisitos legales. Debe
agregarse a esta enumeración, la ley. que en ciertos casos sirve de modo de adquirir.
Así, por ejemplo, el usufructo legal del padre sobre los bienes del hijo.
Modos de adquirir por acto entre vivos y por acto de última voluntad.
Estos últimos son aquellos que para operar suponen de la muerte de la persona de la cual
se deriva el derecho; y los primeros son aquellos que para operar no presuponen esa
muerte. Entran en esta categoría la ocupación, la accesión, la tradición y la prescripción.
La sucesión por causa de muerte, como su nombre lo indica, es un modo de adquirir por
causa de muerte, porque el traspaso del dominio no se opera sino por la muerte del
causante.
¿Necesitan título todos los modos de adquirir? Algunos autores, como el Profesor chileno
Arturo Alessandri Rodríguez, enseñan que, de acuerdo con nuestro sistema, el requisito del
título debe aplicarse a todos los modos de adquirir que regula el Código. Así, se dice, que
en el caso de la ocupación. accesión y prescripción, el título se confunde con el modo de
adquirir, y que, en el caso de la sucesión por causa de muerte, el título puede ser: o bien el
testamento, en el caso de la sucesión testamentaria, o bien la ley, en el caso de la sucesión
intestada. Pero en realidad nuestro Código sólo exige título para la tradición, y para la
prescripción ordinaria, que debe fundarse en un justo título.
LA ACCESION
La accesión es el modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que
ella produce, o de lo que se junta a ella. Nuestro Código dice: "La propiedad de los bienes
se extiende por accesión a todo lo que ellos producen, o se les une o incorpora, natural o
artificialmente. Los productos de las cosas son frutos naturales, industriales o civiles"
(Art.634).
CLASES DE ACCESION
Según se desprende de este artículo, la accesión se divide en dos grandes clases: la
accesión de frutos, cuando se adquieren los que la cosa produce, que se llama accesión
discreta, y la accesión propiamente tal, cuando se adquiere lo que se junta a una cosa, que
se llama accesión continua y comprende las accesiones del suelo, la accesión de una cosa
mueble a otro mueble y la accesión de las cosas muebles a inmuebles.
ACCESION DE FRUTOS.
La accesión de frutos, de acuerdo con el espíritu y letra del Código, es el modo de adquirir
lo que la cosa produce. Esto está muy lejos de ser un modo de adquirir y de ser accesión.
En efecto, mientras los frutos están adheriros a la cosa que los produce, no hay accesión
porque forman parte de la cosa misma, y si el dueño de la cosa lo es de los frutos no lo es
por accesión, sino porque forman parte de la cosa. En seguida la utilidad de los frutos se
obtiene separándolos de la cosa que los produce y desde el momento que se separan, deja
de haber accesión, deja de haber acrecimiento o aumento de la cosa principal. Sin
embargo, el Código Civil considera que el propietario adquiere los frutos por accesión.
FRUTOS Y PRODUCTOS. EI Art. 634 termina diciendo que "Los productos de las cosas son
frutos naturales, industriales o civiles", con lo que confunde los productos con los frutos,
Producto es el género y fruto de la especie. o sea que todo fruto es necesariamente un
producto, pero no lodo producto es necesariamente un fruto. Producto es todo lo que se
obtiene de una cosa o sale de ella, como los minerales, las piedras de una cantera, los
frutos de los árboles, las crías de los animales, su leche y lana. Fruto es lo que da una cosa
periódicamente debido a su destino natural y sin alteración o disminución sensible de su
sustancia, por ejemplo, los frutos de los árboles, las crías, leche y lana de los animales, la
madera de los bosques explotada en forma científica que permita su reproducción. Lo que
constituye la esencia de los frutos es su carácter periódico y que su producción no
disminuye la sustancia de la cosa que los produce. Por eso no son frutos, sino simplemente
productos las piedras de una cantera y los productos de una mina. Esta distinción tiene
importancia para saber a quién pertenecen, cuándo han de corresponder a toda persona
que al dueño de la cosa que los produce, porque la regla general es que sólo pueden
reclamarse los frutos. Así, según el Art. 886, el poseedor vencido en el juicio de
reivindicación se hace dueño de los frutos percibidos durante su buena fe, pero debe
restituir los percibidos si es de mala fe.
1. Frutos naturales son las producciones espontáneas de la tierra y las crías y demás
productos de los animales (Art. 635). Esta clase de frutos puede encontrarse en tres
estados: pendientes, percibidos y consumidos. Se llaman pendientes mientras que
adhieren todavía a la cosa que los produce, como las plantas que están arraigadas al
suelo, o los productos de las plantas mientras no han sido separados de ellas.
Percibidos son los que han sido separado de la cosa productiva, como las maderas
cortadas, las frutas y granos cosechados. Consumidos son los que se han gastado o se
han enajenado (Art. 636).
2. Frutos industriales son los productos de la industria humana (Art. 635 p. 2°). Entran en
esta categoría el vino, la mantequilla, el queso, etc.; asimismo estarían comprendidos
los granos y frutas producidas mediante cultivo, porque aquí también interviene la
industria humana. En la clasificación del Código chileno estos son frutos naturales.
3. Frutos civiles son las utilidades o rendimientos que se obtienen de un acosa como
equivalente del uso o goce que de ella se proporciona a un tercero a merced a una
relación jurídica. Los frutos civiles representan para el propietario los frutos que él
habría obtenido de la cosa si la hubiera explotado personalmente; de manera que los
frutos civiles no son producidos por la cosa misma, no salen de ella, sino que son
producidos con ocasión de la Cosa. Dice el Código Civil, en su artículo 638: "Se llaman
frutos civiles, los precios, pensiones o cánones de arrendamiento, y los intereses de
capitales exigibles o impuestos a fondo perdido. Los frutos civiles se llaman pendientes
mientras se deben; y percibidos desde que se cobran". Fondo perdido es el crédito del
cual sólo puede cobrarse los intereses, pero no el capital.
Estas disposiciones están contenidas en los artículos citados que dicen "Art 637. Los frutos
naturales de una cosa pertenecen al dueño de ella, sin perjuicio de los derechos
constituidos por las leyes, o por un hecho del hombre, al poseedor de buena fe, al
usufructuario, al arrendatario. Así, los vegetales que a tierra produce espontáneamente o
por el cultivo, y las frutas, semillas y demás productos de los vegetales, pertenecen al
dueño de la tierra. Así también las pieles lanas, astas, leche, cría y demás productos de los
animales, pertenecen al dueño de éstos, Art. 639. Los frutos civiles pertenecen también al
dueño de la cosa de que provienen, los naturales". la misma manera y con la misma
limitación que los naturales.
Aluvión.
Se llama aluvión al aumento que recibe la ribera de la mar o de un rio o lago por el lento e
imperceptible retiro de las aguas (Art. 640).
El terreno de aluvión se forma por los sedimentos que el agua va depositando y hace que
ésta vaya poco a poco alejándose de su primitiva ribera. Requisitos constitutivos de
aluvión. De tal definición se desprende que para que haya aluvión es necesario:
a) Que el retiro de las aguas sea lento e imperceptible. Si el retiro es violento no hay
aluvión, puede haber mutación del curso de un río o retiro del mar según los casos. Por la
misma razón, el terreno quitado al mar o a un rio por medio de obras de ingeniería
tampoco es aluvión
b) Que las aguas se hayan retirado completa y definitivamente por ellas, no es aluvión, sino
parte del lecho de rio o del mar, según el caso (Art 641 p. 27).
Para determinar los límites de la parte del terreno de aluvión que pertenece a cada
heredad se prolongan las respectivas líneas de demarcación directamente hasta el agua.
Pero puede suceder que prolongadas estas líneas se corten una a otra antes de llegar al
agua. En tal caso. tiene aplicación la regla del Art. 642. que dice: "Siempre que prolongadas
las antedichas líneas de demarcación se corten una a otra antes de llegar al agua el
triángulo formado por ellas y por el borde del agua accederá a las dos heredades laterales:
una línea recta que lo divida en dos partes iguales tirada desde el punto de intersección
hasta el agua, será la línea divisoria entre las dos heredades".
Avulsión.
Se llama avulsión el acrecentamiento de un predio, no por la acción lenta e imperceptible
de las aguas, sino por la brusca de una avenida u otra forma natural violenta, que
transporta una porción del suelo de un fundo al fundo de otra persona. El dueño del predio
de donde la parte ha sido arrancada, conserva su dominio sobre ella, para el solo efecto de
llevársela: pero si no la reclama dentro del subsiguiente año, la hará suya el dueño del sitio
a que fue transportada (Art. 643).
a) Cambio de cauce. Un río puede cambiar de cause de dos maneras diferentes: o bien
cargándose a una de las riberas, dejando la otra definitivamente en seco, o bien cambiando
enteramente de cauce, dejando completa y totalmente el anterior. En conformidad con el
Art. 645. cuando un rio cambia de cauce, en cualquiera de estas dos formas, los
propietarios riberanos tienen el derecho de hacer las obras necesarias para volver el río a
su antiguo cauce, con el permiso de la autoridad competente, Si los esfuerzos de los
propietarios riberanos resultan infructuosos y queda definitivamente en seco el todo o
parte del primitivo cauce del río, llega el caso de determinar a quién pertenecen los
terrenos que han quedado en descubierto.
Si el rio se carga sobre una de las riberas, dejando la otra en seco, la parte descubierta
accede a los propietarios riberanos como en el caso del aluvión (Art. 645 p. 1°); 2) Si el río
cambia totalmente de curso; se traza una línea longitudinal que divida el cauce
abandonado en dos partes iguales, y cada parte accederá a los propietarios de la ribera
respectivamente, dentro de sus límites de demarcación (Art. 645 p. 2°).
b) Río que se divide en dos brazos que no vuelven a juntarse. En este caso, las partes del
anterior cauce que el rio dejare descubiertas accederán a las heredades contiguas como en
el caso anterior, o sea que rige la norma sobre el cambio de cauce de un rio (Art. 646).
Heredad inundada.
Puede suceder que a consecuencia de un fenómeno natural una heredad haya sido
inundada. En este caso si el terreno es restituido por las aguas dentro de los diez años
subsiguientes, vuelve al dominio de sus antiguos dueños (Art. 644). Pero si pasan más de
diez años sin que el terreno sea restituido por las aguas, el propietario pierde
definitivamente el dominio, y si queda al descubierto después de este lapso, se le aplican
las reglas de la accesión.
1. Que la isla se forme en ríos o lagos no navegables por barcos de más de cien toneladas.
Si el rio o lago es navegable por esa clase de barcos, la isla pertenece al Estado, lo
mismo que si se forma en el mar territorial (Art. 647 p. 1°).
2. Que la isla se forme con carácter definitivo, porque si fuere ocupada y desocupada
alternativamente por las aguas en sus creces y bajas periódicas se mirará como parte
del cauce o lecho y no accederá entre tanto a las heredades riberanas (Art. 647 regla
1°).
Situaciones que hay que distinguir para determinar a quién pertenece la isla. Hay que
distinguir tres situaciones distintas:
1. La isla se forma por abrirse el rio en dos brazos que después vuelven a juntarse. En este
caso no se altera el anterior dominio de los terrenos comprendidos en la nueva isla;
pero el nuevo terreno descubierto por el rio, o sea la parte de su lecho que quede en
seco, accederá a las heredades contiguas como en el caso del aluven (Art. 647 regla 2°).
Si toda la isla está más cercana a una de las riberas, accederá a las heredades de dicha
ribera, dentro de sus respectivas líneas de demarcación (Art. 647 regla 3°). Para
determinar si toda la isla está más cercana a una de las riberas se traza una línea
imaginaria por el cauce del rio que lo divida en dos porciones iguales, y es necesario que
toda la isla, en todos sus contornos quede dentro del aspecto comprendido entre una
de las riberas y la línea imaginaria. Es pues, necesario que la línea imaginaria no corte la
isla.
2° Si toda la isla no está más cercana a una de las riberas (lo cual sucederá cuando la
línea imaginaria divida la isla), las heredades de ambas riberas tienen derecho a la isla.
dentro de sus respectivas líneas de demarcación prolongadas directamente hasta el
agua y sobre la superficie de la isla. Las porciones que por la prolongación de estas
líneas correspondan a dos o más heredades, se dividirán entre éstas por partes iguales
(Art. 647 regla 3° p. 2° y 3°).
LA ADJUNCION.
La adjunción es una especie de accesión, y se verifica cuando dos cosas muebles
pertenecientes a diferentes dueños se juntan una a otra, pero de modo que puedan
separarse y subsistir cada una después de separada; como cuando el diamante de una
persona se engasta en el oro de otra o en un marco ajeno se pone es un espejo propio
(Art.648).
Requisitos.
Para que haya adjunción se requiere:
1. Que se trate de cosas muebles pertenecientes a diversos dueños
2. Que la unión sea tal que puedan separarse una de otra y subsistir después de
separadas, es decir, que por la unión no pierdan su individualidad
3. Que la unión se produzca sin conocimiento de una de las partes y sin mala fe por la
otra.
LA MEZCLA.
La mezcla es la unión de dos o más cuerpos, sólidos o líquidos que pertenecen a diversos
dueños y que al juntarse se compenetran o confunden en el conjunto de manera que no es
posible su separación. Se diferencia de la adjunción en que en ésta las cosas están
simplemente unidas, pero de modo que pueden separarse y subsistir cada una después de
separadas.
Derecho de restitución. Es todos los casos en que el dueño de una materia de que se ha
hecho uso sin su conocimiento, tenga derecho a la propiedad de la cosa en que ha sido
empleada, lo tendrá igualmente para pedir que en lugar de dicha materia se le restituya
otro tanto de la misma naturaleza calidad y aptitud, o su valor en dinero (Art. 656 p. 1).
Derecho a pedir la separación de la cosa. En todos los casos en que al dueño de una de las
dos materias unidas no sea fácil reemplazarla por otra de la misma calidad, valor y aptitud,
y pueda la primera separarse sin deterioro de lo demás, el dueño de ella. sin cuyo
conocimiento se naya hecho la unión, podrá pedir su separación y entrega a costa del que
hizo uso de ella (Art 665).
Presunción del conocimiento. Si uno de los interesados ha tenido conocimiento del uso
que de una materia suya se hacía por otra persona, se presume haber consentido y solo
tiene derecho a su valor (Art. 656 p. 2).
Consecuencia del error sin justa causa y de la mala fe. El que naya hecho uso de la materia
ajena sin conocimiento del dueño, y sin justa causa de error. está sujeto en todos los casos
a perder lo suyo. y a pagar lo que más de esto valieren los perjuicios irrogados al dueño;
fuera de la acción criminal a que haya lugar cuando ha procedido a sabiendas. Si el valor de
la obra excede notablemente al de la materia, no tiene lugar lo dicho anteriormente, salvo
que se haya procedido a sabiendas (Art 657).