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Diseño de Interiores

INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA
DEL DISEÑO

Unidad 1. Antropología del ser humano


Unidad 1. Antropología del ser humano

Antropología del ser humano

Concepto de antropología

Etimológicamente, antropología deriva del griego antrophos, que significa


“hombre” y logos, que significa “estudio” o “conocimiento”. Por lo tanto, la antro-
pología es el estudio del hombre de manera integral. La RAE (2018) la define
como el “estudio de la realidad humana” o el “conjunto de ciencias que estudian
los aspectos biológicos, culturales y sociales del ser humano”.

A partir de lo anterior, podemos afirmar que la antropología es una ciencia social


que analiza al habitador desde una visión humanista, social y biológica, con el fin
de apoyar en el diseño.

Para comprender al habitador, es necesario tener una visión que vaya más allá del
pensamiento individualista, reconociendo cuáles son las afinidades o desigualda-
des que se presentan. Para San Martín (1992), “una cosa es saber cómo son los
hombres de todos los tiempos; si aquel saber es la historia, en este sentido se
piensa la antropología, el saber del hombre”.

Los estudios tradicionales de la antropología se relacionan con la organización


de los grupos sociales, mediante el idioma, los usos y costumbres, la religión, la
forma de vestir o hablar y otros elementos etnográficos. No obstante, el espec-
tro humano es muy amplio, es por ello que, a lo largo de la historia, han surgido
diversas ramas de estudio de la antropología, las cuales han proporcionado una
visión más completa y profunda del ser humano en sus diversas dimensiones.

Tradicionalmente, la antropología se ha dividido en dos grandes ramas: física y


cultural. De acuerdo con Espina (1996), esta división ha permitido estudiar al
hombre en su doble dimensión de ser natural (corpóreo y biológico) y ser cultural
(civilizado y simbólico). De este modo, una antropología se ocupará del aspecto
natural (antropología física) y otra de la cuestión socio-cultural-simbólica (antro-
pología cultural).

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A. Antropología física

Se ocupa primordialmente del origen de la raza humana y su evolución. Espina


(1996) la define de la siguiente manera:

Es el estudio del hombre en tanto que organismo vivo, atendiendo, además,


a su evolución biológica dentro de las especies animales. Es decir, el antro-
pólogo físico ha de ocuparse del origen y evolución del hombre (proceso
de hominización) y de las diferencias físicas que se dan entre los seres
humanos, de la variación genética y de las adaptaciones fisiológicas del
hombre frente a los distintos ambientes (p. 12).

Según el autor, la antropología física se divide fundamentalmente en las siguien-


tes ramas:

®® Primatología: estudio de los primates, grupo animal cercano al hombre.

®® Paleoantropología: estudio de la evolución humana a través de los fósiles.

®® Antropomorfología: anatomía comparada de diversos tipos y razas humanas.

®® Genética antropológica: estudio de los rasgos heredados de los individuos


(genes, grupos de sangre, mezclas sociales, etc.).

B. Antropología cultural

Se centra en el “estudio y descripción de los comportamientos aprendidos que


caracterizan a los distintos grupos humanos” (Espina, 1996, p. 13). El antropó-
logo cultural debe ocuparse de las obras materiales y sociales que el hombre ha
creado a través de su historia y que le han permitido hacer frente a su medio
ambiente y relacionarse con sus semejantes.

Para Maestre (1983), esta antropología se dedica al estudio de los procedimien-


tos ideados por el hombre para enfrentarse a su medio natural y su ambiente
social; así como a la manera en que se aprende, conserva y transmite un cuerpo
de costumbres.

Según Espina (1996), la antropología cultural se divide en las siguientes ramas:

®® Arqueología: estudio de los vestigios materiales de culturas que no contaron con


testimonios escritos.

®® Lingüística antropológica: se ocupa de todas las lenguas pasadas y presentes


con sus dos enfoques principales: estructural y genético.

®® Etnografía: describe las formas de vida de determinados grupos sociales.


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®® Etnología: “pretende comparar y analizar las constantes y variables que se dan


entre las sociedades humanas, para establecer generalizaciones y reconstrucciones
de la historia cultural” (p. 13).

®® Antropología social: “se refiere a problemas relativos a la estructura social:


relaciones entre personas y grupos, instituciones sociales, como la familia, el
parentesco, las asociaciones políticas, etc.” (pp. 13-14).

Como podemos apreciar, la antropología se divide en múltiples ramas para inten-


tar abarcar todo el espectro humano. En lo que se refiere específicamente al dise-
ño, éste se apoya de varias de estas disciplinas para sustentar su quehacer. Un
claro ejemplo es el proyecto “Casa del aprendizaje Inga”, en Cúcuta, Colombia,
realizado por Elsa Rocío Quintana y Lisbeth Carolina Hilarraza.

Este proyecto tiene como finalidad fortalecer la identidad de la comunidad y es


producto de un estudio etnográfico, el cual se desarrolló previo a la conceptuali-
zación arquitectónica. Sus principales retos fueron:

®® Desarrollar una propuesta arquitectónica que representara la cosmovisión de la


comunidad de Cúcuta.

®® Tener como foco articulador de la propuesta la relación de la comunidad inga con


su espacio ancestral.

®® Destacar los valores de la comunidad.

Para atender estos retos, se buscó crear un espacio que acogiera de manera
envolvente el desarrollo de interiores, los cuales se entrelazaron e incorporaron
para desarrollar las actividades de:

a) Cabildo: espacio destinado a la congregación de la comunidad para tratar temas


en conjunto.

b) Aprendizaje: enseñanza de oficios tradicionales, como talla de madera y tejido


artesanal.

c) Medicina tradicional: enseñanza y procesamiento de herbolaria tradicional.

d) Legado generacional: biblioteca destinada a dejar huella de la comunidad, sus


tradiciones y sus conocimientos sobre herbolaria.

e) Tecnología: manufactura de los diversos objetos que dan origen a la innovación.

Como podemos darnos cuenta, todos estos estudios de corte antropológico nos
ayudan a discernir el origen y uso de los diseños, así como su relación con la
vida cotidiana de los habitadores, quienes están en continua interacción con los
objetos. A pesar de ello, se carece de una visión transdisciplinaria e integradora
de la antropología con el diseño, pues la mayoría de los estudios únicamente se
enfocan en éste como actividad artística o científica.
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Por lo anterior, es fundamental hacer dise-


ño y reflexionar sobre éste, pues los proble-
mas de diseño no son asunto de una sola
disciplina, oficio o arte. Además, su relación
con la naturaleza y lo humano nos obliga a
adoptar una visión que integre y compren-
da lo específico (una comunidad de usuarios,
una técnica o un problema local) y que tras-
cienda dicha especificidad (una sociedad, la
tecnología o lo global).

Ahora bien, desde su nacimiento, el hombre


vive rodeado de diseño, de ahí la imperante
necesidad sobre los objetos, ya que a través
de ellos se adquiere una posición y repre-
sentación en los grupos sociales, además de
que se ejerce una ideología sobre el lugar
que ocupa el habitador en un grupo social
determinado. En consecuencia, si olvidamos
la representación objetual de nuestras ideas,
corremos el riesgo de perder la creencia
misma del habitador, ya que la reconstruc-
ción de objetos caracteriza los hábitos de un
grupo y, con ello, sus creencias.

En conclusión, la antropología permite iden-


tificar quiénes somos y cuáles son los roles
que se pueden presentar en un ambiente
específico. Además, se proyectan intuicio-
nes, creencias y conocimientos, detrás de la
apariencia y uso del diseño para adaptarse al
medio que se comparte con otros.

Cosmovisiones físicas del ser humano

El diseño es un reflejo del quehacer humano,


es por ello que requiere establecer un vínculo
con la antropología, de manera que se genere
un proceso creativo para innovar en el espa-
cio interior desde una visión humanizadora y
cultural, contemplando ideas del habitador.

Cabe señalar que tanto el habitador como


los objetos que se localizan dentro del espa-
cio están ligados a las experiencias. En este
sentido, la antropología juega un papel impor-
tante, ya que involucra diversas disciplinas
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enfocadas en lograr un bien común en la vida del hombre, mediante la crea-


ción de un entorno espacial que incorpore los elementos esenciales (industriales,
gráficos, arquitectónicos, etc.) para su buen vivir.

Bajo este contexto, se vuelve fundamental considerar todos aquellos componen-


tes que interactúan en el espacio del habitador, a fin de generar una experiencia
vivencial a partir del proceso de percepción. Para lograr esto, es importante inda-
gar sobre la demanda de quien habita el espacio interior, apoyándose en aspec-
tos emotivos o actitudinales a través de una mirada etnográfica.

La antropología del diseño permite representar elementos formales–espaciales


a partir de las experiencias que el habitador define del lugar, pero no sólo de los
objetos, sino de todo aquello que refleja lo que se construye en una sociedad.

Para la antropología, el ser humano supone una fortificación, debido a su cons-


tante necesidad de buscar el conocimiento, la certeza o la felicidad misma. El
hombre, por lo tanto, vive con las ideas usuales bajo un soporte frágil, el cual,
en ocasiones, no permite observar más allá de lo ordinario.

Bajo este contexto, la percepción en la vida cotidiana es una experiencia senso-


rial, la cual representa el único escaparate hacia uno de los rasgos más elocuen-
tes y conmovedores de lo humano: la convivencia continua e ininterrumpida
con los objetos y la intrincada red de vínculos que se establecen con el resul-
tado del diseño.

De acuerdo con Martín (2002), la mayoría de los diseños que usamos, desde los
más grandes, como una ciudad, hasta los más diminutos, como un microprocesa-
dor, son producto del trabajo de diversas áreas, como la arquitectura, el urbanis-
mo, la ingeniería y el diseño gráfico, textil, artesanal o industrial. El autor agrega:

Los objetos son elaborados por artesanos a través de los muchos oficios
conocidos, o bien por obreros y técnicos que forman parte de la produc-
ción fabril; nacen en el taller familiar o en la industria, de la inventiva
popular o del ingenio profesional. Un diseño puede ser original o la repro-
ducción de un antecedente; puede ser exclusivo o de uso común, ejemplar
único o numeroso; puede estar inspirado en algún tema de la naturaleza o
surgir de la mente de su creador y la comunidad a la que pertenece; puede
gustarnos o no, ser adecuado o inútil, complicado o sencillo, accesible o
inalcanzable, especial para unos y común para otros. Como sea: un objeto
siempre será la expresión legítima de un modo de vivir y ver el mundo.

Precisamente, la antropología del diseño trata de los usos y percepciones sobre


los objetos, y de la manera en que éstos configuran la vida tangible y las ideas.
Estos objetos parten de la cotidianidad, la imaginación y lo concreto, así como
de las creencias y los paradigmas a partir de los cuales se construye aquello que
parece real e importante.

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Unidad 1. Antropología del ser humano

La antropología del diseño, por lo tanto, tiene la finalidad de explorar aquello


que vincula lo humano con el diseño, a través de la creación de las cosas, deter-
minando el uso que se les asignará y el significado que tendrán en el habitador,
identificando siempre confinaciones temporales y espaciales.

En conclusión, el objetivo de la antropología del diseño es inferir cuáles son los


patrones frecuentes o extraordinarios del habitador en el desarrollo de su biogra-
fía y en las etapas de su vida, a partir del diseño, desde su concepción hasta su
posible olvido, creando métodos que permitan reflexionar sobre lo normal, lo
común y lo extraño, lo vital y lo enfermizo que se exhibe en el diseño, lo cual es
producto de la manera en que se concibe y repiensa el mundo desde el contexto
y desde la temporalidad.

El contexto entre hombre y cultura

Para Mazuera (2016), es necesario tener presente que la arquitectura no sola-


mente es “para” la gente, sino también “de” la gente, ya que, muchas veces, los
proyectos arquitectónicos no toman en cuenta las necesidades, perspectivas y
expectativas particulares de quienes, en última instancia, serán los usuarios y
habitantes de su concepción materializada. El autor agrega:

Estos “clientes”, o supuestos “beneficiarios”, de numerosos proyectos


son mantenidos al margen del proceso de diseño o, en el mejor de los
casos, son simplemente informados de las decisiones ya tomadas, bajo
la convicción paternalista y arrogante de quienes creen saber lo que el
“otro” necesita y no es capaz de identificarlo ni caracterizarlo. Y cuando
la obra termina, los arquitectos y constructores se marchan y los nuevos
habitantes llegan; estos finalmente pueden decir “ahora sí vamos a hacer
las cosas como deben ser”.

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Unidad 1. Antropología del ser humano

Un error común que se comete al diseñar obras arquitectónicas que pretenden


servir a una comunidad, es no involucrar a las personas afectadas por dicho
proyecto, tanto en su proceso de formación y diseño, como en su construcción.
Esta situación, como ya mencionamos, genera que los proyectos, una vez culmi-
nados, no respondan a las necesidades o expectativas de la comunidad para la
cual fueron diseñados. En consecuencia, se vuelve fundamental que, al momento
de concertar un diseño, exista una participación activa, constante y diversa de la
comunidad, con el fin de garantizar un mayor éxito para el proyecto.

Un espacio habitable o arquitectónico es el centro de conjunción de la comu-


nidad, la cual puede entenderse desde su concepción más pequeña, que es la
familia, hasta la de mayor dimensión, como una colonia, un estado, un país, etc.
El objeto arquitectónico, por lo tanto, se vuelve el centro de desarrollo del queha-
cer de la comunidad, por lo que la visión con la cual fue concebido determina su
función social y cultural.

En cuanto al diseño de interiores, Mazuera (2016) señala que éste debe orientar-
se a la función del quehacer comunitario, además de que debe garantizar la meta
de transformación que busca el proyecto hacia el beneficio de nuevas prácticas
colectivas, para tener una más sana convivencia social.

Por último, es preciso señalar que, desde la visión de la antropología, el espacio


interior está orientado a resolver la problemática del quehacer del habitante con
relación a su cultura, usos y costumbres.

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Unidad 1. Antropología del ser humano

Referencias:

®® Espina, A. (1996). Manual de antropología cultural. Ecuador: Ediciones Abya


Yala.

®® Maestre, J. (1983). Introducción a la antropología social. España: Ediciones


Akal.

®® Martín, F. (2002). Contribuciones para una antropología del diseño. España:


Gedisa Mexicana.

®® Mazuera, E. (2016). Arquitectura y antropología: proyectos. Dearq. Revista


de Arquitectura, (19), pp. 86–87. Recuperado de https://revistas.uniandes.
edu.co/doi/full/10.18389/dearq19.2016.13

®® Real Academia Española. (2018). Antropología. En Diccionario de la lengua


española (en línea). Recuperado de https://dle.rae.es/?id=2yUcTx3

®® San Martín, J. (1992). La antropología: ciencia humana, ciencia crítica.


España: Montesinos.

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