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TEG Rubén Belisario
TEG Rubén Belisario
VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
DECANATO DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO
Autor:
Rubén Darío Belisario
Cédula: 24.971.513
Autor:
Rubén Darío Belisario
Tutora:
Esp. Yasmin Páez
ii
San Juan de los Morros, Noviembre 2023
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
DECANATO DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO
San Juan de los Morros, a los 15 días del mes de mayo del 2.023
_______________________
Esp. Yasmin Páez
V.- 9.888.071
iii
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO
Ciudadanos:
De la Comisión Técnica de Trabajo Especial de Grado
Universidad Rómulo Gallegos
Su Despacho.-
San Juan de los Morros, a los 20 días del mes de agosto del 2.023
________________________
Esp. Yasmin Páez
V.- 9.888.071
iv
DEDICATORIA
A mi Dios, mi Señor Jesucristo, gracias por ser quien soy gracias a ti.
A mis padres; Rubén Darío Belisario Herrera y Nora Bolívar Carrasquel, por
estar siempre para mí en situaciones fuertes de alguna u otra manera
superando cada objetivo, cada meta, siempre dando ese ejemplo de valores
de hogar.
v
AGRADECIMIENTOS
Gracias de Corazón....
vi
INDICE GENERAL
CAPITULO
I EL PROBLEMA…………………………….………………………. 5
Planteamiento del Problema………………………………………. 5
Objetivos de la Investigación……………………………………... 9
Justificación de la Investigación………………………………….. 10
II MARCO TEÓRICO……………………………………….………... 13
Antecedentes de la Investigación…………………..……………. 13
Bases Teóricas………………………………………….………….. 18
Bases Legales………………………………………….…………... 35
III MARCO METODOLÓGICO…………………………….……….... 40
Tipo de Investigación………………………………………………. 40
Diseño de la investigacion........................................................... 41
Método de la Investigación……………………………………….... 42
Técnicas de Recolección de la Información……...................... 42
Fases de la investigacion............................................................ 43
IV CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES………................... 45
Conclusiones………………………………………………………... 45
.
Recomendaciones…………………………………………………. 47
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS......................................................... 48
ANEXOS………………………………………………………………………. 51
vii
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
ESPECIALIZACION EN DERECHO ADMINISTRATIVO
LA REGULACIÓN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA,
Y SUS IMPLICACIONES EN LOS FUNCIONARIOS DE LA
ADMINISTACION PÚBLICA VENEZOLANA
RESUMEN
La regulación legal de la responsabilidad administrativa en Venezuela se
configura como un sistema normativo que tiene como finalidad el control y la
sanción de la conducta de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus
funciones. Esta regulación, establecida en diversas leyes y reglamentos,
busca garantizar la legalidad, la eficiencia, la ética y la transparencia en la
gestión pública En la investigación planteada tiene como propósito Analizar
la Regulación Legal de la Responsabilidad Administrativa, y sus
Implicaciones en los Funcionarios de la Administración Pública Venezolana,
realizada en un diseño de investigación cualitativa, la cual consiste en un
método científico y en la recopilación de datos no numéricos pues la
información se recopila a través de jurisprudencias, leyes o diversos medios
para obtener información, que constituyo la base de este estudio es jurídico,
la técnica que se utiliza fue la búsqueda de información de bibliografía, ya
que la finalidad de este fue conocer lo escrito sobre una búsqueda de
información adecuada fuera mucho más completa y entendible a la hora de
ser leída por cualquier persona al cual le pueda interesar. Para este proceso
fue necesaria la recolección de datos, contar con un material informativo
como lo está en los Libros, Artículos, Jurisprudencia, Sitios web. La finalidad
del presente capítulo es proporcionar las bases de la presente investigación
sobre el tema de la Responsabilidad de los Funcionarios Públicos, haciendo
anotaciones teóricas e incorporando el basamento legal y la definición de
términos; lo que en su conjunto sustenta el desarrollo de este trabajo.
viii
INTRODUCCIÓN
A pesar de, que muchos son los enfoques y disposiciones que amparan
la formación del nuevo ciudadano con valores y principios éticos, el deterioro
evidente en la actualidad es preocupante, sobre todo cuando se describen
situaciones de funcionarios públicos, que en el ejercicio de sus funciones
actúan en contra de ello, acrecentando esta problemática a todo nivel.
1
Es conveniente aclarar, algunos puntos relacionados con las
responsabilidades de los funcionarios públicos y de otras personas que sin
ser funcionarios, pueden ser objeto de responsabilidades por la gestión del
patrimonio público, visto que son las personas naturales las que materializan
la actividad del Estado y en ellas recae las consecuencias de su actuación,
por la particular responsabilidad que deriva de la administración, custodia,
disposición o que de cualquier forma guarden relación con los recursos
públicos en los términos contempla do en la Ley.
De este modo, Rebollo (2001), expresa que dicha responsabilidad de los
Funcionarios Públicos, es atribuida en forma de control y garantía: “Es
garantía de los ciudadanos, pero también es un principio de orden y un
instrumento de control del poder, ligada a todos los ámbitos en los que el
agente público puede manifestar o expresar su comportamiento o conducta”.
Teniendo en cuenta que, se ve con frecuencia en los medios de
comunicación señalamientos de inconstitucionalidad de las decisiones de la
Contraloría General de la República, declaratorias de responsabilidad
administrativa y consecuente inhabilitación para el ejercicio de cargos
públicos de los afectados, así como interposición de demandas de nulidad
contra las mismas, vinculado con los delitos en la Ley contra la Corrupción,
se señalan los tipos de responsabilidades de los funcionarios públicos.
Es entonces, la responsabilidad administrativa la que luego del
procedimiento correspondiente, declaran los organismos técnicos - externos
e internos, cuando se comprueba que una determinada persona, sea o no
funcionario público, a cuyo cargo está el manejo o custodia de fondos o
bienes públicos, ha incurrido en acciones, hechos u omisiones antijurídicas y
no excusables y cuyas peculiaridades fácticas encuadran dentro de los
supuestos establecidos por la ley como generadores de responsabilidad
administrativa. Las normativas que rigen la responsabilidad administrativa en
Venezuela incluyen la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del
2
Sistema Nacional de Control Fiscal, la Ley contra la Corrupción, entre otras.
Estas leyes establecen los principios, deberes y prohibiciones que deben
observar los funcionarios públicos, así como las responsabilidades y
sanciones que pueden incurrir en caso de incumplimiento.
Los funcionarios de la administración pública venezolana, en su calidad
de servidores del Estado, están sujetos a un régimen de responsabilidad que
implica la obligatoriedad de rendir cuentas sobre su gestión y el deber de
responder por los actos y omisiones que realicen en el ejercicio de sus
funciones. La responsabilidad administrativa puede ser de carácter personal,
cuando se relaciona con la conducta individual del funcionario, y de carácter
institucional, cuando se vincula con el desempeño de una entidad o de un
órgano de la administración pública.
Las implicaciones de la regulación legal de la responsabilidad
administrativa en los funcionarios de la administración pública venezolana
son diversas. Por un lado, esta regulación implica un compromiso ético y
legal de los funcionarios con el servicio público, el cual debe ser realizado
con honradez, eficiencia, transparencia y respeto a la legalidad. Por otro
lado, la responsabilidad administrativa tiene una función sancionadora, que
busca prevenir y castigar los actos de corrupción, el abuso de poder, la
negligencia y otras conductas que infringen la ley y los principios de la
administración pública.
Además, la regulación legal de la responsabilidad administrativa
contribuye a la rendición de cuentas y al control de la gestión pública. Esto
implica que los funcionarios están obligados a justificar y a explicar su
actuación, a proporcionar información sobre su gestión, a responder por sus
decisiones y a asumir las consecuencias de sus actos y omisiones.
La regulación legal de la responsabilidad administrativa en Venezuela
configura un marco normativo que tiene como finalidad el control y la sanción
de la conducta de los funcionarios públicos, con el propósito de garantizar la
legalidad, la eficiencia, la ética y la transparencia en la administración
3
pública. Las implicaciones de esta regulación en los funcionarios públicos
son significativas, ya que implica un compromiso ético y legal con el servicio
público, una función sancionadora y un deber de rendición de cuentas y
control de la gestión pública. Al respecto, la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia (2009), ha definido la responsabilidad
administrativa como:
La que deriva del incumplimiento de deberes formales, la omisión
de actuación administrativa, o la actuación ilegal (no configurable
en un ilícito penal), que es determinada por la Contraloría General
de la República y que se manifiesta en decisiones de
responsabilidad administrativa.
4
CAPITULO I
EL PROBLEMA
Razón por la cual, surgen los valores que deben prevalecer en cada
funcionario, en cuanto a la ética profesional. Pues ésta tiene como objeto
crear conciencia de responsabilidad, en todos y cada uno de los que ejercen
una profesión u oficio, pues, se requieren cualidades éticas, como la
idoneidad o aptitud que le da un nuevo perfil a su personalidad. El ser
profesional digno representa la excelencia, el decoro que tiene el funcionario
y el respeto consigo mismo, configura la figura principal en el que debe girar
su actuación, su conducta en cualquier ramo donde se desempeñe.
5
Efectivamente, la Administración Pública en Venezuela abarca el campo
total de las actividades gubernamentales en todos sus niveles y
manifestaciones. Su objetivo principal es el servicio a los ciudadanos,
fundamentando su organización y funcionamiento en los principios y valores
establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), en su artículo 141 el cual establece que:
La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y las
ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad,
participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia,
rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función
pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho.
6
nuestro ordenamiento jurídico. El "auto de culpabilidad administrativa”
emanado de la Contraloría General de la Republica, que era el acto en
donde se declaraba la responsabilidad administrativa del funcionario, tenía
un valor meramente declarativo, pues no imponía ninguna sanción, ya que la
sanción a aplicar era de carácter disciplinario, por tanto, competencia de la
Administración activa.
Siempre que, en el curso de la responsabilidad administrativa, se
describen situaciones de funcionarios públicos, que en el ejercicio de sus
funciones actúan en contra de ello, acrecentando esta problemática a todo
nivel. En el mismo orden de ideas Rondón (2004), al estudiar la
responsabilidad afirma lo siguiente: “La responsabilidad en general es el
efecto desfavorable que recae sobre un sujeto como consecuencia de su
conducta, cuando la misma, constituida por una acción u omisión, ha violado
una norma jurídica o un pacto contractualmente establecido”
Probablemente, la Administración Pública es afectada y desprestigiada
por la corrupción, porque lesiona el patrimonio público con la pérdida de los
recursos económicos que no son, entonces, dirigidos a la población. Si no se
combate adecuadamente, a futuro, algunas personas podrían pretender
ingresar a ella para realizar este tipo de actos, ya que representa una forma
de obtener o acceder, de manera deshonesta, a algo que no le corresponde,
a lo que no tiene derecho. Asimismo, Roche (1999), afirma que:
Existe la corrupción cuando un agente al que se le ha otorgado
capacidad de decisión utiliza ésta en perjuicio de su
administración, beneficiando a un tercero –el corruptor- con el que
su actividad le lleva a relacionarse, motivado porque el tercero
beneficiado le ofrece algún tipo de recompensa personal. La
corrupción es pues, una traición del agente a su administración.
7
ámbitos en los que el agente público puede manifestar o expresar su
comportamiento o conducta. Por ello, surgen disposiciones en diversos
instrumentos legales, que llevan consigo el control jurídico, para sancionar
las diversas conductas cometidas en la administración pública por sus
funcionarios, por encontrarse muchos casos, sin que hayan sido sancionados
por los órganos jurisdiccionales, a pesar de haber sido imputados por el
Ministerio Público.
Esta situación se presenta como un dilema en la lucha contra la
corrupción y la impunidad en la gestión pública. La falta de sanciones
efectivas contra los funcionarios que incurren en actos ilícitos genera un
clima de desconfianza en la ciudadanía y debilita la legitimidad de las
instituciones. Las normas y leyes son la base de la convivencia pacífica
y del buen funcionamiento de cualquier sociedad.
En este sentido, la aparición de estas disposiciones en los
instrumentos legales busca dotar de herramientas a los órganos
judiciales para que puedan ejercer un control eficiente y efectivo sobre
la administración pública, estas disposiciones tienen por objetivo
principal regular la conducta de los funcionarios públicos, así como
establecer las sanciones correspondientes en caso de que estas
normas sean transgredidas, la finalidad última de estas medidas es
garantizar que la administración pública se realice de manera honesta,
transparente y eficiente, en beneficio de toda la sociedad.
Sin embargo, a pesar de la existencia de estas normativas, se
encuentran muchos casos de funcionarios que han cometido actos
ilícitos que no han sido sancionados por los órganos jurisdiccionales,
esta situación, lejos de ser un indicativo de la ineficacia de las leyes,
pone de manifiesto la necesidad de una mayor diligencia y compromiso
de los órganos judiciales y del Ministerio Público en la persecución de
estos delitos, los mecanismos de control jurídico son esenciales para
garantizar la rendición de cuentas en la administración pública, para
8
sancionar las conductas ilegales y para fortalecer la confianza de los
ciudadanos en las instituciones democráticas. Por lo tanto, es
fundamental que estos mecanismos se implementen de manera efectiva
y que los culpables de cometer actos ilícitos sean debidamente
sancionados
De allí, resulta interesante estudiar La Regulación Legal de la
Responsabilidad Administrativa, y sus Implicaciones en los Funcionarios de
la Administración Pública Venezolana, en atención de los males que aquejan
esta República, y con la intención de aportar un granito de arena a la
problemática expuesta, es importante plantearse las siguientes interrogantes;
¿Es conveniente diagnosticar, cuáles son las Responsabilidades
Administrativas de los Funcionarios Públicos en Venezuela?
¿Es significativo entender, la Regulación Legal en el ordenamiento
jurídico vigente de las Responsabilidades Administrativas?
¿Es relevante analizar las implicaciones vinculadas con la corrupción
administrativa de los funcionarios públicos venezolanos?
Objetivos de la Investigación
Objetivo General
Analizar la Regulación Legal de la Responsabilidad Administrativa, y sus
Implicaciones en los Funcionarios de la Administración Pública Venezolana.
Objetivos Específicos:
9
Determinar las implicaciones vinculadas con la corrupción Administrativa
de los Funcionarios Públicos venezolanos.
Justificación de la Investigación
La responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos
venezolanos se encuentra regulada por la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control
Fiscal. Esta ley establece los principios, normas y procedimientos para
el ejercicio del control fiscal y la responsabilidad administrativa de los
funcionarios públicos. Según esta ley, los funcionarios públicos
venezolanos tienen la obligación de cumplir con los principios de
legalidad, eficiencia, eficacia, transparencia, rendición de cuentas y
responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Además, se establecen
una serie de deberes y prohibiciones para los funcionarios públicos, con
el fin de garantizar el correcto uso de los recursos públicos y prevenir la
corrupción.
En caso de incumplimiento de estos deberes, los funcionarios
públicos pueden ser objeto de responsabilidad administrativa. Esta
responsabilidad puede derivar en sanciones como amonestaciones,
multas, suspensión temporal del cargo, destitución e inhabilitación para
el ejercicio de funciones públicas. Es importante destacar que la
Contraloría General de la República es el órgano encargado de ejercer
el control fiscal y de investigar y sancionar la responsabilidad
administrativa de los funcionarios públicos. Sin embargo, en la
actualidad, existe un debate sobre la independencia y la imparcialidad
de este órgano, lo que ha generado críticas y cuestionamientos sobre la
efectividad de la responsabilidad administrativa de los funcionarios
públicos en Venezuela.
La presente investigación surge con la necesidad de analizar la
regulación legal de la Responsabilidad Administrativa de los
10
funcionarios públicos venezolanos, que genera su conducta o la falta de
esta, y sus implicaciones como consecuencia por los daños causados.
Por tal razón, este estudio se justifica en varios aspectos descritos a
continuación:
Social: el Funcionario Público está en la obligación y tiene como
deber cumplir las normas pertinentes al desempeño de sus funciones, lo
cual se hace necesario para mantener la paz social y para no
sobrepasar los derechos individuales de los ciudadanos que acuden a
ellos.
Así es, el funcionario público tiene la obligación de cumplir con las
normas y leyes que regulan su desempeño, con el fin de garantizar el
correcto ejercicio de sus funciones y preservar la paz social. Esto
implica actuar de manera ética, transparente y respetando los derechos
individuales de los ciudadanos que acuden a ellos en busca de servicios
o soluciones. El cumplimiento de estas normas es fundamental para
mantener la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas y
para prevenir abusos de poder o actos de corrupción. Los funcionarios
públicos deben actuar de manera imparcial, brindando un trato justo y
equitativo a todas las personas, sin discriminación ni favoritismos.
Además, es importante que los funcionarios públicos estén capacitados
y actualizados en las normativas y procedimientos correspondientes a
su área de trabajo, para poder brindar un servicio eficiente y de calidad
a los ciudadanos.
Práctico: el presente estudio radica en el Análisis de la
Responsabilidad Administrativa de los Funcionarios Públicos por
acciones u omisiones en el ejercicio de sus funciones en Venezuela,
con la finalidad de poder aportar soluciones que conlleven a un
verdadero estado de Derecho y de Justicia, y así garantizar el respeto a
los Derechos del individuo y la efectiva aplicación de las normas
constitucionales y administrativas, fomentando la toma de conciencia de
11
los funcionarios públicos para que en el efectivo ejercicio de sus
funciones, sea mayor la justicia. El análisis de la responsabilidad
administrativa de los funcionarios públicos en Venezuela es de suma
importancia para garantizar el respeto a los derechos individuales y la
efectiva aplicación de las normas constitucionales y administrativas.
Este estudio busca identificar las acciones u omisiones que puedan
constituir faltas administrativas por parte de los funcionarios públicos y
proponer soluciones que promuevan un verdadero estado de derecho y
justicia.
Al analizar la responsabilidad administrativa de los funcionarios
públicos, se pueden identificar situaciones de corrupción, abuso de
poder, negligencia o incumplimiento de deberes, entre otros. Estas
conductas afectan negativamente la confianza de la ciudadanía en las
instituciones públicas y obstaculizan el desarrollo de un sistema justo y
equitativo.
El objetivo de este estudio es fomentar la toma de conciencia de los
funcionarios públicos sobre la importancia de su rol y la responsabilidad
que tienen en el ejercicio de sus funciones. Además, busca proponer
soluciones que promuevan la transparencia, la rendición de cuentas y la
aplicación efectiva de las normas, con el fin de garantizar el respeto a
los derechos individuales y fortalecer el estado de derecho en
Venezuela.
Teórico: la presente investigación contribuye a ampliar la información
existente sobre los temas relacionados con responsabilidad administrativa de
los funcionarios públicos por acciones u omisiones en el ejercicio de sus
funciones en Venezuela, la cual pretende servir de referencia para el área
específica del Derecho. De igual manera contribuirá a aportar elementos de
consulta y de valor para los interesados en profundizar sus conocimientos
sobre dicho tema. Así mismo, la serie de procedimientos estrictamente
12
ajustados al método científico aplicados en este proyecto, constituyen un
modelo para abordar problemas similares.
Jurídico: teniendo en cuenta que, la corrupción se ha convertido en un
complicado fenómeno que debe observarse desde planos diversos para
hallarle mecanismos de control. La dificultad se magnifica porque no hay
explicaciones razonables. Por sus dimensiones, la respuesta a los problemas
de la corrupción administrativa en Venezuela no puede quedarse en el
estribillo jurídico-penal de siempre: más delitos, más leyes, más sanciones.
Este sentido este estudio se adscribe a la línea de investigación
Análisis Crítico de la Doctrina jurisprudencial de la Sala
Constitucional en Materia de Procedimientos Administrativos de la
Especialización en Derecho Administrativo
CAPITULO II
MARCO TEÓRICO
13
En este momento se explana el camino teórico referencial de la
investigación definido por Martínez (2006), como la “fuente de
información y nunca modelo teórico en el cual ubicar nuestra
investigación, que servirá para contrastar, nuestras postura con las de
esos autores para entenderlas mejor, pero nunca para forzar e imponer
una interpretación”. Otra conceptualización, es la referida por Rodríguez
(2007), quien destaca, que “está referido a los estudios previos
vinculados con el tema a través de algunos de sus elementos teóricos,
técnicos, metodológicos o de otra naturaleza que constituya una
contribución o complemento para la investigación”. Por consiguiente, en
este andar, se desarrolla una discusión por parte del investigador, a los
fines de dar cuenta de los antecedentes.
Antecedentes de la Investigación
Los antecedentes son estudios previos relacionados con el problema
planteado. Para Arias (1999), “Investigaciones realizadas anteriormente que
guardan alguna vinculación con el problema en estudio.” Esto le permite que
el investigador busque fuentes documentales relacionadas con el problema,
las cuales puede conseguir en bibliografías tanto nacionales como
internacionales relacionadas con el tema.
Internacionales
En primer lugar tenemos a Morales (2023), quien realizo; “La
Responsabilidad Patrimonial por la Acción u Omisión de la Administración
Pública”. Universidad La Gran Colombia. Bogotá. El problema de
investigación que se plantea, pretende conocer en qué casos se puede
presentar una vulneración a la prestación de un servicio por parte de la
entidad dentro de un periodo comprendido entre el año 2005 hasta el año
2020. El presente trabajo de investigación tiene como finalidad demostrar la
responsabilidad patrimonial del Estado respecto de los daños ocasionados
por las fallas en la prestación del servicio en particulares, por parte del
14
funcionario público de las entidades públicas. La metodología usada es
jurídica-dogmática, en una investigación cualitativa.
La investigación presentada por Morales, tiene mucha similitud con el
presente trabajo, ya que se trata de la responsabilidad de los funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones, y las consecuencias que pueden
presentarse con un comportamiento antijurídico. Se puede observar el
interés del autor en el tema planteado, por ser relevante y muy actualizado.
Méndez (2021), presento en la Universidad Andina Simón Bolívar Sede
Ecuador Área de Derecho Maestría en Derecho Administrativo titulado
Importancia de implementar un proceso administrativo único para la
administración pública. El procedimiento administrativo común es un conjunto
secuencial y normado de actos, tramitados ante autoridad administrativa,
para la formación o impugnación de un acto administrativo. En este
procedimiento administrativo, el Estado deberá someterse al principio de
legalidad y la actividad reglada, considerada como un mecanismo de
proscripción de la arbitrariedad de la administración.
La seguridad jurídica es una institución del debido proceso, garantía
que informa a los ciudadanos sobre el contenido del ordenamiento
jurídico y limita el ejercicio de las autoridades públicas. La correcta
aplicación e interpretación de las normas, genera seguridad jurídica en
sede administrativa, para dar certeza de los derechos propios de cada
administrado. En igual forma se analiza el desarrollo del procedimiento
administrativo en parte de la legislación internacional y nacional.
Por lo expuesto, el histórico exceso legislativo ecuatoriano en la
expedición y aprobación de leyes, generan un laberinto de
disposiciones contradictorias entre ellas, afectando la seguridad jurídica
en sede administrativa. Mediante la implementación del Código
Orgánico Administrativo, se pretendió unificar y simplificar los largos,
diversos; e, inútiles procedimientos que debía llevar a cabo la
administración pública ecuatoriana, desde hace décadas atrás.
15
El Código Orgánico Administrativo trae un sin número de cambios
en el Derecho administrativo procedimental, al cumplir una finalidad
noble de constituirse en una disposición legal que regula la organización
administrativa y sus procedimientos, evitando el abuso del poder, para
que sea la misma función ejecutiva quien adecue la disposición legal
que norma su actuación. Sin embargo, el Código Orgánico
Administrativo, no es la norma que ha logrado la anhelada unificación
del procedimiento administrativo común, en virtud de las diversas
materias excluidas de su regulación, el retroceso de los derechos de los
ciudadanos; y, sus graves contradicciones normativas.
El presente trabajo es referencia a la investigación, por su análisis
político a las responsabilidades administrativas a los funcionarios públicos,
qué pueden originar dicha responsabilidad y las sanciones a aplicar según el
caso al funcionario que incurra en violación o inobservancia de sus deberes
frente a la Administración, lo que involucra estudiar las acciones que originan
dicha responsabilidad y las sanciones a aplicarse en caso de violación o
inobservancia de sus deberes frente a la Administración, contribuyendo a
promover la transparencia, la rendición de cuentas y el fortalecimiento del
estado de derecho en el ámbito público.
Antecedentes Nacionales
16
incumplen las disposiciones legales preestablecidas, con el fin de
salvaguardar el interés general y el orden público.
La metodología utilizada fue una investigación con un enfoque
cuantitativo, de tipo descriptiva-explicativa, y correlacional, puesto que
se evaluó la relación existente entre dos o más variables. El diseño fue
no experimental. Ahora bien, la muestra estuvo compuesta por 45
individuos, conformado, el instrumento que se utilizó fue el cuestionario
estructurado con una escala de Likert con cinco (5) opciones de
respuesta. La Constitución de 1999 reconoció que la potestad
sancionatoria de la administración, al igual que la judicial, está
sometida a los principios que rigen el debido proceso. Sin
embargo, en el ordenamiento jurídico venezolano encontramos
casos de deslegalización y violación de las garantías procedimentales
que rigen la potestad sancionatoria de la administración.
Rosas (2021), presento en la Universidad Católica Andrés Bello su
estudio titulado La Responsabilidad Administrativa en materia de
Contratación Pública en Venezuela. El presente trabajo tiene como propósito
analizar los supuestos generadores de responsabilidad administrativa
contenidos en el artículo 166 del Decreto No.1.399 mediante el cual se dicta
el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Contrataciones Públicas de
Venezuela (en lo sucesivo, Ley de Contrataciones Públicas) dictada en el
año 2014 en el marco de la entonces vigente Ley Habilitante .
Esta norma es relativamente nueva en nuestro ordenamiento
jurídico, ya que fue una de las disposiciones legales que sufrió más
cambios con la reforma legal dictada en el año 2014, ampliándose los
supuestos generadores de responsabilidad de cinco a diecisiete
situaciones. Esas nuevas disposiciones vinieron en parte a clarificar y
desarrollar el débil y confuso régimen sancionatorio previsto en la
derogada Ley de Reforma Parcial de la Ley de Contrataciones Públicas
del 06 de septiembre de 20104 , que se había mantenido casi
17
inalterable desde el derogado Decreto No.1.555 mediante el cual se
dictó el Decreto con Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la Ley de
Licitaciones5 del 13 de noviembre de 2001 (en lo sucesivo, Ley de
Licitaciones).
Ahora bien, como se explica en el presente trabajo, el artículo 166
de la Ley de Contrataciones Públicas no es explícito en relación con su
ámbito de aplicación, ya que dicha norma no estipula expresamente que
los supuestos sancionatorios allí contenidos son aplicables únicamente
a los funcionarios públicos. Sin embargo, un análisis del contenido de la
norma nos lleva a afirmar que la misma, indefectiblemente, se
encuentra dirigida únicamente a los funcionarios públicos, pero
entendido estos en un sentido más amplio que incluye también a los
denominados servidores públicos y en general a cualquier sujeto que
posea poderes de decisión en el ámbito de la contratación pública.
En ambos autores se encuentran relación con el presente trabajo,
debido a que se determina que en Venezuela existe materia legal que
regula y sanciona tal comportamiento, si bien el legislador ha buscado
proteger al particular que acude a ellos, como forma de entregarle las
garantías señaladas en la ley y con el fin de lograr mantener un acceso
a la justicia transparente y eficaz.
Bases Teóricas
18
El constructo teórico se fundamenta en el poder entender,
conocer e interpretar los conceptos que integran una teoría,
evidenciando la realidad del problema de investigación y no la
fuente de la cual se interpreta la problemática, seguidamente se
analiza y sustenta la respuesta en vía de alcanzar o determinar la
justificación de los resultados. (s/p).
Funcionario Público
De acuerdo al artículo 3, de la Ley del Estatuto de la Función Pública;
Funcionario o funcionaria público será toda persona natural que, en virtud de
nombramiento expedido por la autoridad competente, se desempeñe en el
ejercicio de una función pública remunerada, con carácter permanente.
De la definición legal se puede extraer los elementos para ser
considerado funcionario o funcionaria público, que son:
1. Que se trate de una persona Natural.
2. La existencia de un nombramiento expedido por autoridad
competente.
3. Que cumpla funciones de carácter público.
4. Que exista una remuneración.
5. Que el ejercicio de la función pública sea de carácter permanente.
Es indudable que la definición contenida en el precitado artículo 3, tiene
un carácter general, en razón que si se interpretara en forma específica, se
excluiría a las demás personas que ejercen funciones en la Administración
19
Pública; es así, que la autora Becerra (2006), señala que la definición
contenida en el artículo 3, de la Ley del Estatuto de la Función Pública,
“puede abarcar perfectamente a la figura de los contratados, quienes
son funcionarios públicos ordinarios ya que satisfacen los requisitos
legales del artículo 3 comentado, mas no reúne la condición de
funcionario de carrera, dado que su ingreso a la administración
Pública Venezolana no se realizó por vía constitucional y legal
prevista, esto es, por concurso público, pero ello no impide erga
onmes que se les tenga como funcionarios públicos.” (p.59)
20
artículo 3, en el sentido que cualquiera que sea la naturaleza del cargo, de
carrera, de confianza, de libre nombramiento y remoción, de representación
popular, por concursos u otro, basta que para ser considerado funcionario o
funcionaria público, que exista un nombramiento por autoridad competente
en cualquiera de las ramas del Poder Público, sólo que la situación jurídica
laboral, estará regulado por la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, por Ley Orgánica del Trabajo y su Reglamento, la Ley del
Estatuto de la Función Pública y los Reglamentos vigentes y demás leyes o
estatutos laborales especiales por el cual debe regirse el trabajador, de
acuerdo al órgano u ente donde preste sus servicios en la Administración
Pública.
Al respecto, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, en ya citada sentencia Nº 00943, de fecha 15 de Mayo de 2001, en
el expediente 14658, estableció criterio en cuanto a la definición de
funcionario público, al señalar que:
(…) el funcionario público es quien cumple una función pública, la
persona física que ejecuta las generalidades y particularidades del
servicio; en otras palabras, es un agente del Estado (en sentido lato)
provisto de autoridad para el ejercicio de determinadas funciones;
participa permanentemente o accidentalmente del ejercicio de la
función pública, bien por elección popular o por nombramiento de
autoridad pública competente, en tal sentido, con su acción opera en
representación del órgano público al cual está adscrito, expresa la
voluntad de este. (…)
21
1. La dedicación exclusiva de los funcionarios públicos al servicio del
Estado. 2. Las incompatibilidades de los sujetos al servicio de los
entes públicos. 3. La renuncia tácita al cargo precedente por la
posterior aceptación de otro. 4. Las prohibiciones derivadas del
ejercicio de los cargos públicos.” (p.198)
De estas reglas señaladas por Millán (2005), se puede inferir que sólo se
deben resumir en dos: la dedicación exclusiva y las prohibiciones derivadas
del cargo, en el sentido que las incompatibilidades, se presenta como la
excepción a la primera y en cuanto a la renuncia, ésta deriva o es producto
de la manifestación de voluntad de la persona.
Es preciso aclarar que, la dedicación exclusiva supone el compromiso o
contrato formal del trabajador de desempeñar el cargo de manera personal
durante la jornada diaria laboral, con exclusión de otro trabajo; en este caso
la excepción a esta regla sería la incompatibilidad a que se refiere el artículo
148 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual se
encuentra desarrollado en el artículo 35 de la Ley del Estatuto de la Función
Pública, al establecer que nadie podrá desempeñar más de un cargo público
remunerado, a menos de que se trate de cargos académicos, accidentales,
asistenciales o docentes que determine la Ley
En este caso, la infracción a la norma en principio produce como
resultado la renuncia tacita del primer cargo, producto a su vez de una
sanción de tipo disciplinaria, mas no constituye, un hecho generador de
responsabilidad a que se refiere la Ley Orgánica de la Contraloría
General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal y la
Ley Contra la Corrupción, a menos que con la aceptación de ese
segundo destino se causare un daño al patrimonio público, como
elemento predominante de la responsabilidad administrativa como se
verá más adelante.
En cuanto a las prohibiciones derivadas del ejercicio de los cargos
públicos, esta regla comporta un mandato Constitucional y legal de no hacer,
cuya infracción supone siempre una acción en contra, es decir, una falta
22
grave a la omisión indolente de una actividad administrativa; desde el punto
de vista Constitucional, se contempla la prohibición a los funcionarios y
funcionarias públicos, el no poder celebrar contrato alguno por sí ni por
interpuesta persona, ni en representación de otro u otra, con los Municipios,
Estados, la República y demás personas jurídicas de derecho público o de
derecho privado estatales, salvo las excepciones que establezca la Ley.
Dentro de las interpuestas personas a que se refiere la norma, se puede
mencionar las que se encuentran por razón de parentesco dentro del cuarto
grado de consanguinidad y segundo de afinidad, así como el cónyuge de la
persona respecto de la cual recae la prohibición.
23
Poder Público y de ejercicio de la función pública la vincula esencialmente el
constituyente con la idea de la Administración Pública y el desempeño del
cargo administrativo, lo anterior se pone de relieve con el hecho de que al
referirse la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a la
función pública, en realidad está haciendo referencia a la relación que existe
entre empleo público y la administración pública en sus distintos niveles
territoriales, Nacional Estadal o Municipal. Al respecto Rondón, citado por
Moya (2004), señala que:
“el Constituyente cometió un grave error al intitular la Sección
Tercera relativa al Poder Público como “De la Función Pública”, por
cuanto ella crea válidamente la expectativa de que se tratara de
normas generales para regular la relación de empleo público, o
cualquiera que sea el Poder dentro del cual se ejerce (Legislativo,
Judicial, Ejecutivo, Ciudadano, Nacional, Estadal o Municipal) o
cualquiera sea la forma de ingreso (electoral, nombramiento,
concurso). Estas expectativas quedan frustradas, cuando a lo largo
del articulado de la mencionada Sección Tercera se aprecia que la
verdadera regulación se destina a la relación de empleo con la
Administración Pública. Considera que, si se hubiese depurado la
normativa, la misma habría de dividirse en una referente a la función
pública en general, y otra referente a la función al servicio de la
Administración Pública, la cual podrá incluirse en la Sección
Segunda que está destinada justamente a dicha Administración
pública.” (p. 198)
24
Cargo Público
Todo el que por elección popular, o nombra miento de autoridad
competente, faculta para el desempeño de ciertos empleos, el ejercicio de
determinadas atribuciones o la prestación de alguna función, en todos los
casos son de carácter público. (…)” (Cabanellas, 1989, p. 78)
Según el artículo 46 de la Ley del Estatuto de la Función Pública, define
al cargo como:
“(…) La unidad básica que expresa la división del trabajo en cada
unidad organizativa. Comprenderá las atribuciones, actividades,
funciones, responsabilidades y obligaciones específicas con una
interrelación tal, que pueden ser cumplidas por una persona en una
jornada ordinaria de trabajo.”
25
funcionario público, empleado público y servidor público tendrán un
mismo y único significado.”
Responsabilidad
Responsabilidad de la Administración
26
eventual reparación, cuando el funcionamiento de alguno de estos servicios
públicos cause un perjuicio especial a un individuo.
27
Es así, como el funcionario público, como sujeto de derecho y deberes y
por su particular posición frente al Estado y la sociedad, debe responder por
su conducta de acción u omisión una vez que le sea requerida por la
autoridad correspondiente, lo cual se materializa en la determinación de su
responsabilidad por tal acción u omisión.
Esta responsabilidad no se limita a la esfera pública sino que puede
trascender a su esfera privada y personal, de allí que surjan los diferentes
tipos de responsabilidades que constitucional y legalmente se acumulan
como consecuencia de su actividad o ejercicio de la función pública, la cual
se puede clasificar en:
1. Responsabilidad Civil: Es la que tiene lugar cuando un funcionario
público, en ejercicio de sus funciones, ya sea por acción u omisión, produce
un daño de orden patrimonial a un tercero o a la propia administración, que
puede ser el resultado o de una acción de repetición por parte del Estado
(cuando éste haya tenido que responderle a un tercero por un acto de un
funcionario), o una acción directa del Estado contra el funcionario (derivada
de los juicios contra la corrupción), o de un tercero directamente contra el
funcionario.
2. Responsabilidad Disciplinaria: Es aquella que luego del
procedimiento correspondiente, declaran, según los casos, las máximas
autoridades o los superiores jerárquicos de los propios organismos donde
laboran los funcionarios a quienes ella afecta, cuando estos han incumplido o
más bien entren en los supuestos que el estatuto de la función pública pueda
establecer como falta.
3. Responsabilidad Penal: Se produce cuando los perjuicios del hecho
dañoso alcanzan a la sociedad. Surge en un funcionario público cuando éste
adecua su conducta a aquellos presupuestos fácticos que diversas leyes
especiales tipifican como delito y que acarrea la aplicación de una pena.
4. Responsabilidad Política: Es aquella cuya competencia y sanción le
corresponde al órgano legislativo nacional, su máxima expresión es el voto
28
de censura, puede exigírsela a ciertos funcionarios o jerarcas de la
administración. Es imputable sólo a las máximas autoridades del Poder
Ejecutivo, que son las personas que ocupan cargos de dirección política,
nadie aparte de tales personas, puede incurrir en una responsabilidad de tal
naturaleza.
5. Responsabilidad Moral: Es la derivada o por efecto de la
determinación de las anteriores o en cumplimiento de una norma específica,
como en el caso de la publicación en Gaceta Oficial de la Decisión del
procedimiento de determinación de responsabilidades previsto en la Ley
Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional
de Control Fiscal (LOCGRSNCF), según lo señala el artículo 62 del vigente
Reglamento de la derogada Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República.
6. Responsabilidad Administrativa. La Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia (2009), ha definido la responsabilidad
administrativa como la que “deriva del incumplimiento de deberes formales,
la omisión de actuación administrativa, o la actuación ilegal (no configurable
en un ilícito penal), que es determinada por la Contraloría General de la
República y que se manifiesta en decisiones de responsabilidad
administrativa”.
La Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia
(2009), ha definido la responsabilidad administrativa como: la que deriva
del incumplimiento de deberes formales, la omisión de actuación
administrativa, o la actuación ilegal (no configurable en un ilícito penal),
que es determinada por la Contraloría General de la República y que se
manifiesta en decisiones de responsabilidad administrativa. En nuestro
ordenamiento jurídico, las leyes relativas al control sobre la hacienda
pública que realiza la Contraloría General de la República, han limitado
la responsabilidad administrativa a la que declara dicho organismo al
sancionar la violación de las normas que ella tutela en forma expresa.
29
Se puede decir que, La responsabilidad administrativa, es la que luego
del procedimiento correspondiente, declaran los organismos técnicos -
externos e internos- cuando se comprueba que una determinada persona,
sea o no funcionario público, a cuyo cargo está el manejo o custodia de
fondos o bienes públicos, ha incurrido en acciones, hechos u omisiones
antijurídicas y no excusables y cuyas peculiaridades fácticas encuadran
dentro de los supuestos establecidos por la ley como generadores de
responsabilidad administrativa.
En consecuencia, la responsabilidad por culpa de la Administración es en
nuestro derecho, una responsabilidad directa, por hecho propio, ya que el
acto ejecutado por una autoridad competente en ejercicio de sus atribuciones
legales solo puede ser imputado al Estado. Por tanto, todo acto ejecutado
con dolo, negligencia o imprudencia o bien en exceso del ejercicio de un
derecho que ha sido conferido, si ha causado un daño a otro, debe ser
reparado.
Pero la responsabilidad de la Administración puede también
fundamentarse, en algunos supuestos, en la noción de riesgo, donde no
juega papel alguno la idea de culpa o falta antes mencionada. En efecto, la
teoría del riesgo se basa en la relación causa-efecto entre el perjuicio
causado y la actividad incriminada, aun cuando esta sea perfectamente
correcta. La teoría del riesgo para fundamentar la responsabilidad de la
Administración es una creación de la jurisprudencia francesa, que como se
señaló anteriormente, consideraba que la colectividad representada en la
Administración debía asumir los riesgos que se generaran cuando el
funcionamiento de algún servicio público causara un perjuicio especial a un
individuo y soportar igualmente la carga de una eventual reparación.
Se observa, pues, que la teoría de la responsabilidad por riesgo reposa
en el hecho objetivo de la relación causa-efecto entre el perjuicio causado y
la actividad desarrollada, aunque no haya culpa. En lo que toca a la
responsabilidad de la Administración fundada en la noción de riesgo y con
30
prescindencia absoluta del concepto de culpa, sostienen algunos de nuestros
tratadistas entre ellos el doctor Brewer-Carias, que es una tesis
perfectamente aplicable a la responsabilidad administrativa.
Ahora bien, admitida la responsabilidad del Estado por el daño causado
por sus órganos en el ejercicio de cualquiera de las funciones del poder
público y que el particular lesionado tiene derecho a una reparación, se
plantea el problema de determinar cuál patrimonio deberá soportar esa
carga, surgiendo de esta manera la responsabilidad personal de los
funcionarios. Según De Laubadere, teóricamente pueden distinguirse tres
posibles situaciones:
1. El funcionario autor del hecho dañoso responde del mismo con su
patrimonio personal. Es la fórmula tradicional adoptada por el sistema
anglosajón, por lo menos en relación al Estado en sí mismo aunque no para
las colectividades locales.
2. Un segundo sistema por el cual la persona publica es siempre
responsable de la acción de sus agentes y del funcionamiento de sus
servicios públicos. Lo esencial de este sistema es que la víctima puede
siempre reclamar la reparación a la colectividad publica, independientemente
que esta pueda recurrir luego contra sus agentes.
31
interés en demandar a la persona publica, que es siempre solvente, que al
funcionario que puede no serlo.
Elementos de la Responsabilidad Administrativa
Los elementos constitutivos de la responsabilidad administrativa son:
La Lesión o Daño: es el elemento objetivo de toda reclamación
patrimonial y se define como el menoscabo material o moral cuando hay una
contravención de una norma, que una persona sufre y por la cual debe
responder otra mediante una indemnización por los deméritos, los gastos
que haya ocasionado el acto y el deterioro material directo. La Justicia exige
que esa indemnización se realice en efectivo, de manera evaluable e
individualizada en relación a una persona o a un grupo de personas. La
lesión debe contener las siguientes características:
1. La lesión patrimonial que equivale a un daño o perjuicio en la
modalidad de daño emergente o lucro cesante.
2. La lesión se define como un daño ilegítimo.
3. Hay un vínculo entre la lesión y quien la produce, entre el acto dañoso
y el agente de la Administración, por lo que actúa el poder público en uso de
sus potestades públicas.
4. La lesión debe ser real y efectiva, no debe ser potencial, porque el
perjuicio debe ser de una naturaleza que posibilite ser cifrado en dinero y con
una compensación individual, estableciéndose un nexo de causa entre la
acción que se produjo y el resultado ocasionado.
La Imputación: es la titularidad administrativa de la actividad o del
servicio donde se produjo el daño. Introduce la correcta gestión en el
funcionamiento de los servicios públicos y es relevante en la producción de
daño antijurídico. Se considera en la imputación de la responsabilidad el
riesgo creado por el que debe responder la Administración.
Antijuridicidad: La antijuridicidad no está conectada con el
comportamiento o con el hecho ilícito, sino a los efectos perjudiciales en el
patrimonio de la víctima. El daño antijurídico es el realizado cuando hay
32
ausencia de un título jurídico que sea legitimador. Cuando se prescinde de la
ilicitud o de la culpa, la responsabilidad se desplaza a la idea de la lesión
patrimonial, como fundamento del sistema. La lesión es un daño jurídico en
sí mismo.
La Relación de Causalidad: Para que haya una responsabilidad debe
existir una relación de causalidad entre lo que constituye la actuación
administrativa y el daño que se ha producido, para que la Administración
deba resarcir ese daño provocado. Se debe establecer la causa del evento
dañoso y verificar cuando se analice si se debe imputar a la Administración.
Al analizarse la relación de causalidad entre la acción administrativa y el
efecto lesivo provocado, será preciso considerar que los rasgos que definen
este nexo deben presentar inmediatez y exclusividad, deben ser de carácter
directo en referencia a las consecuencias nocivas que provocan la
reclamación.
La jurisprudencia en muchas oportunidades ha admitido formas
mediatas, o indirectas, entre la causa y los efectos, al apreciar la
responsabilidad patrimonial. Hay que recordar que cualquier acontecimiento
que lesione, surge normalmente por el resultado de un conjunto de hechos
considerados como relevantes en el resultado final.
Exclusiones de la Responsabilidad: Dentro de las posibles situaciones
de exclusión de la responsabilidad, se encuentran la exclusión por una
ausencia del título en la imputación, por el tiempo que ha transcurrido y por
haberse extinguido la obligación del pago o la reparación del daño
provocado. Se consideran por ello dentro de la exclusión por ausencia de
título en la imputación: la fuerza mayor, la culpa de la víctima y los riesgos en
el progreso.
En los casos de fuerza mayor se considera que existen condiciones de
imprevisibilidad e inevitabilidad por las que la responsabilidad es exonerada.
En referencia a la culpa de la víctima, se entiende que se rompe el nexo
causal, excluyendo la responsabilidad administrativa y debe ser acreditado.
33
En cuanto a los riesgos del progreso, no son indemnizables en general los
daños derivados de circunstancias que pudieron preverse o evitarse en el
momento de producirse el daño. Lo importante a destacar es la garantía que
establece la Administración ante el orden jurídico establecido frente a los
daños que puedan producirse en su seno.
34
casos del artículo 83 con la prohibición del reingreso a la carrera judicial por
el transcurso de veinte (20) años después de cumplida la pena.
Por otro lado, en la Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República y del Sistema Nacional de Control Fiscal (LOCGRSNF), están
plasmados los “supuestos generadores de responsabilidad administrativa”
relativo a los actos contrarios a los órganos de control fiscal, que ameritan
multas y se refieren concretamente a las faltas contra los órganos de
actuación fiscal. En el artículo 93:
Las potestades sancionatorias de los órganos de control serán
ejercidas de conformidad con lo previsto en la Constitución de la
República y las leyes, siguiendo el procedimiento establecido en esta
Ley para la determinación de responsabilidades. Dicha potestad
comprende las facultades para:
1.Declarar la responsabilidad administrativa de los funcionarios,
funcionarias, empleados, empleadas, obreros y obreras que presten
servicio en los entes señalados en los numerales 1 al 11 del artículo 9
de esta Ley, así como de los particulares que hayan incurrido en los
actos, hechos u omisiones generadores de dicha responsabilidad.
2. Imponer multas en los supuestos contemplados en el artículo 94
de la presente Ley.
3. Imponer las sanciones a que se refiere el artículo 105 de esta Ley.
35
6. Quienes designen a los titulares de los órganos del control fiscal
en los entes y organismos señalados en los numerales 1 al 11 del
artículo 9 de esta Ley al margen de la normativa que regula la
materia.
Omisión:
Por otra parte la Ley Contra la Corrupción, omite la penalización por el
desempeño simultáneo de más de un cargo público y por el disfrute de más
de una jubilación o pensión, prohibición que, con las excepciones de rigor,
está plasmada en el artículo 148 del texto constitucional.
Bases Legales
El sustento legal, se refiere a la relación entre el o los elementos de
estudio con las referencias de instrumentos legales y normativos, tales
como: La Norma Suprema o Carta Magna, Leyes Orgánicas, Leyes
Ordinarias, Reglamentos de Leyes, Decretos, Resoluciones y
Ordenanzas, tratados y convecciones entre otras. De este marco,
Stracuzzi y Martins (2007), afirman que “la fundamentación legal o
bases legales se refieren a la normativa jurídica que sustenta el estudio”
(p.69). Mientras, que para Veliz (2009), “las bases legales de un trabajo
consisten en citar artículos y comentarios vinculados con el tema objeto
de estudio” (p. 20). Para citar las bases legales se debe tomar en
cuenta a la pirámide de Kelsen, el cual es un método jurídico estricto.
La pirámide kelsiana, para Ramos (2011) es “categorizar las
diferentes clases de normas ubicándolas en una forma fácil de distinguir
cual predomina sobre las demás”, también comenta el autor que se
debe iniciar con la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, las Leyes Orgánicas, los Decreto Ley, Ordenanza Municipal,
entre otros. Enunciando que las normas o leyes que componen un
sistema jurídico, se relacionan unas con otras según el principio de
jerarquía, por lo que una ley que se encuentra por debajo no puede
36
contradecirse con otra que esté por encima ya que la misma no tendría
efecto jurídico o no debería tenerlos. A continuación se detalla el
andamiaje jurídico que cimenta este estudio:
37
cuyo conocimiento les corresponda y son responsables por las faltas
en que incurran. Los interesados podrán reclamar, ante el superior
jerárquico inmediato, del retardo, omisión, distorsión o
incumplimiento de cualquier procedimiento, trámite o plazo, en que
incurrieren los funcionarios responsables del asunto. Este reclamo
deberá interponerse en forma escrita y razonada y será resuelto
dentro de los quince (15) días siguientes. La reclamación no
acarreará la paralización del procedimiento, ni obstaculizará la
posibilidad de que sean subsanadas las fallas u omisiones. Si el
superior jerárquico encontrare fundado el reclamo, impondrá al
infractor o infractores la sanción prevista en el artículo 100 de la
presente Ley sin perjuicio de las demás responsabilidades y
sanciones a que hubiere lugar.
38
responsabilidad no excluirá la que pudiere corresponderles por
efecto de otras leyes o de su condición de ciudadanos o ciudadanas.
39
incremento del patrimonio y así mismo una violación al principio de
presunción de inocencia.
40
CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
Tipo de Investigación
41
Para Arias (2006), la investigación descriptiva “consiste en la
caracterización de un hecho, fenómeno, individuo o grupo, con el fin de
establecer su estructura o comportamiento”.
De acuerdo a este criterio se debe tener perfectamente clara la
problemática a abordar, hasta donde se quiere llegar y contar con las
herramientas o recursos necesarios para alcanzar los objetivos antes
planteados. Del mismo modo, la investigación es documental en virtud de
que según Finol y Nava (1996), la investigación documental es el proceso
sistemático de búsqueda, selección, lectura, registro, organización,
descripción, análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes
documentales existentes en torno a un problema, con el fin de encontrar
respuesta a interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento
humano.
Diseño de la Investigación
42
Método de la Investigación
43
Del mismo modo, la investigación es documental en virtud de que
según Finol y Nava, (1996), la investigación documental es el proceso
sistemático de búsqueda, selección, lectura, registro, organización,
descripción, análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes
documentales existentes en torno a un problema, con el fin de encontrar
respuesta a interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento
humano. Técnica de lectura evaluativa, las cuales se utilizan para efectuar
una lectura crítica que permite comprender, así como valorar el mensaje del
autor.
Fases de la Investigación
44
seleccionado, sintetizado y analizado el material bibliográfico, éste se
conservó adecuadamente para facilitar su uso. Aplicándose un sistema de
clasificación que permitió ubicar los datos de acuerdo a su relación,
relevancia y pertinencia sobre el tema de estudio, elaborándose un fichero
que sirvió de base para la organización del trabajo, que además de facilitar la
clasificación del material, agilizo su posterior jerarquización e interpretación.
Fase III: Aplicación de técnicas de análisis y organización. Esta tarea
consistió en la elaboración de un esquema final que orientará la redacción
del trabajo de acuerdo a los datos más útiles que se hayan recolectado.
Fase IV: Análisis lógico de los datos. A partir de la elaboración del
esquema de trabajo y de la información recopilada, se analizaron los datos
de forma lógica, a fin de determinar su validez interna y externa para precisar
su consistencia dentro del estudio, la cual conducirá a la selección definitiva
de la información a utilizar en el desarrollo de la investigación.
Fase V: Redacción del trabajo. Luego que los datos recolectados fueron
analizados, se dio comienzo a la redacción del trabajo en función del
esquema elaborado.
Fase VI: Comunicación de los resultados. En esta fase se presentaron los
resultados y hallazgos sobre el tema y se realizarán las conclusiones a las
cuales se llegó, tomando como referencia los documentos y bibliografía
especializada, así como la jurisprudencia correspondientes.
45
CAPTULO IV
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Conclusiones
46
Además, la regulación de la responsabilidad administrativa busca
prevenir y sancionar actos de corrupción, abuso de poder y otras conductas
indebidas por parte de los funcionarios públicos, motivo por el cual, se llega
a las siguientes conclusiones:
El Funcionario Público que en el ejercicio de sus funciones incurre por
la acción u omisión, negligencia afecta la disciplina o el buen funcionamiento
del servicio que presta, pueden incurrir en responsabilidades civiles, penales
o administrativas sin que pueda servirles de excusa órdenes superiores que
reciba el funcionario.
La responsabilidad administrativa, en los funcionarios públicos no
estaba regulada suficiente y coherentemente en nuestro ordenamiento
jurídico, según lo señalado por algunos de nuestros administrativistas, entre
ellos el doctor Brewer-Carias, quien pretendió determinar la forma en que la
administración responde al administrado, por las lesiones o daños que estos
sufran en ocasión o a consecuencia del mal funcionamiento o de
funcionamiento anormal del funcionario público.
La responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos, a pesar
de estar consagrada constitucional y legalmente en nuestro sistema, en
realidad se materializaba en poquísimos casos, ya que ella no generaba una
consecuencia, una específica sanción administrativa, sino que se convertía
en falta disciplinaria a ser impuesta a discreción por la Administración
Pública, sin embargo deben rendir cuentas de los cargos que desempeñen
en los términos y condiciones que determine la ley.
Los ciudadanos que se sienten afectados por las faltas del
funcionarios públicos, pueden acudir ante la Defensoría del Pueblo para que
ésta inste al Ministerio Público a ejercer dichas acciones y, además, para que
la Defensoría del Pueblo solicite ante el Consejo Moral Republicano que
adopte las medidas a que hubiere lugar con respecto a tales funcionarios, de
conformidad con la ley.
47
Recomendaciones
48
REFERENCIAS BIBLIOGAFICAS
49
Ley del Estatuto de la Función Pública (2002). Publicada en Gaceta Oficial
de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.522
50
Hernández, R. (1998). Metodología de la Investigación. Segunda edición.
Editorial Mc. Graw Hill. México.
51
ANEXOS
52
Magistrado–Ponente: CARLOS ESCARRA MALAVE
Exp. Nº: 11749
53
publicación en fecha 13 de febrero de 1.996, a requerimiento hecho por el
accionante el 23 de abril del mismo año, se pasaron los autos a la Sala por
encontrarse concluida la sustanciación.
El 2 de mayo de 1.996 se designó ponente al Magistrado Humberto J. La
Roche y se fijó el quinto día de despacho para comenzar la primera etapa de
la relación, conforme a lo previsto en el artículo 94 de la Ley Orgánica de la
Corte Suprema de Justicia.
El acto de Informes tuvo lugar el 4 de junio de 1996 con la
comparecencia tanto del apoderado del recurrente como de la representante
de la Procuraduría General de la República, quienes consignaron sus
escritos que la Sala ordenó agregar a los autos.
El 18 de julio de 1996 terminó la relación y la Sala dijo “Vistos”.
En escrito presentado el 9 de octubre de 1996 la abogada representante
del Ministerio Público consignó opinión de ese despacho.
Instalado el Tribunal Supremo de Justicia en fecha 27 de diciembre de
1999, en virtud de lo previsto en la novísima Carta Magna publicada el 30 de
diciembre del mismo año, y constituida la Sala Político-Administrativa en
fecha 10 de enero de 2000 con los Magistrados Carlos Escarrá Malavé, José
Rafael Tinoco-Smith y Levis Ignacio Zerpa, se reasignó la ponencia por auto
del 24 de enero al Magistrado que con tal carácter suscribe la presente
decisión.
De la lectura del libelo que inicia este procedimiento y demás actas que
cursan en autos, se constata lo siguiente:
1.- Con ocasión de los hechos acaecidos en mayo de 1994 donde el aquí
recurrente se vio involucrado en la muerte de un toro propiedad del
ciudadano Piteo Tremonte Garmine, es puesto a la orden del Juzgado de
Primera Instancia en lo Penal y Salvaguarda del Patrimonio Público del
Estado Amazonas por el Comandante del Destacamento de Fronteras Nº 61
al cual estaba adscrito.
2.- Paralelo al proceso penal ordinario se siguió un procedimiento
administrativo militar disciplinario, por el cual el recurrente es sometido al
Consejo Disciplinario, que concluyó con el Resuelto Nº 506 de fecha 7 de
noviembre de 1994, emanado del Comandante General de la Guardia
54
Nacional de Venezuela, contentivo de su pase a situación de retiro como
medida disciplinaria.
3.- Notificado de la medida mediante Oficio Nº CG- CP- DAP- DDJM-
0725 de fecha 16 de noviembre de 1994, suscrito por el Jefe del Comando
de Personal de la Guardia Nacional de Venezuela, en fecha 5 de diciembre
del mismo año, ejerció el recurrente el recurso de reconsideración ante el
órgano emisor del acto.
4.- Habiendo confirmado el Comandante General de la Guardia Nacional
la sanción el 5 de enero de 1995, en Oficio Nº CG- CP- DAP- DDJM-
DGN- 0878, ejerció el impugnante el recurso jerárquico ante el Ministro de la
Defensa por escrito presentado el 16 de enero de 1995.
- II -
ARGUMENTACIÓN DE LOS SUJETOS PROCESALES
55
2.- Argumentación de la Procuraduría General de la República.
En fecha 4 de junio de 1986, la representación de la Procuraduría
General de la República presenta escrito mediante el cual rechaza y
contradice el recurso de nulidad intentado por el accionante, y ratifica la
validez y eficacia del acto administrativo, y fundamenta su opinión en
sentencia de la Sala Político Administrativa de la extinta Corte Suprema de
Justicia de fecha 19 de junio de 1990, de la que se puede extraer:
“....porque los hechos (aunque sean los mismos) no se
consideran “sub lumen penales” en razón de lo cual la sentencia
penal no produce, respecto de ellos – el procedimiento administrativo
disciplinario -, cosa juzgada. ... omissis.... ya que la certeza en
materia disciplinaria no tiene por qué ser la misma en materia penal.
“ .... no excluye la apertura de un proceso disciplinario el
que se conozca de los mismos hechos en un proceso penal, ni que
administrativamente probados éstos, se impongan como punto final
de ese proceso las sanciones disciplinarias correspondientes”.
- III -
PARA DECIDIR LA SALA OBSERVA
56
públicos que los ordene o ejecuten incurren en responsabilidad penal,
civil y administrativa SEGÚN LOS CASOS....”
Por su parte el artículo 121 del referido texto constitucional señalaba: “El
ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso de
poder o por violación de la ley”.
Por su parte la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
prevé en su artículo 25 lo siguiente: “Todo acto dictado en ejercicio del Poder
Público que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta
Constitución y la Ley es nulo; y los funcionarios públicos y funcionarias
públicas que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal,
civil y administrativa, SEGÚN LOS CASOS.
Igualmente el artículo 139 del texto constitucional vigente prevé “El
ejercicio del poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o
desviación de poder o por violación de esta Constitución o la Ley”.
Por su parte de los artículos 141 y 144 del texto constitucional se
desprende de manera clara y meridiana que existen reglas sobre
responsabilidad en el ejercicio de la función pública y sobre el régimen
disciplinario a que están sometidos los funcionarios públicos.
De las normas transcritas se puede concluir que constitucionalmente
existen cuatro formas de ver la responsabilidad del funcionario público, a
saber:
a) La civil que afecta el orden patrimonial del funcionario ( su esfera de
bienes y derechos), que puede ser el resultado o de una acción de repetición
por parte del Estado (cuando éste haya tenido que responderle a un tercero
por un a acto de un funcionario), o una acción directa del estado contra el
funcionario (derivada de los juicios de salvaguarda del patrimonio público), o
de un tercero directamente contra el funcionario, todo ello con vista a la
teoría de las faltas separables. Esta responsabilidad será exigible en la
medida en que un órgano de la justicia ordinaria civil produzca la sentencia
correspondiente.
b) La responsabilidad penal del funcionario, que deriva de la comisión de
hechos típicos, antijurídicos y culpables y teleológicamente contrarios a las
reglas y principios del orden estadal establecido. La acción penal puede estar
causada directamente por un hecho ilícito contra el Estado, o contra un
tercero. Esta responsabilidad será exigible en la medida en que un órgano de
la justicia ordinaria penal produzca la sentencia correspondiente.
c) También incurre el funcionario en responsabilidad administrativa
derivada del incumplimiento de deberes formales, la omisión de actuación
administrativa, o la actuación ilegal (no configurable en un ilícito penal), que
57
es llevada por la Contraloría general de la República y que se manifiesta en
los autos de responsabilidad administrativa, y
d) Por último, también puede incurrir el funcionario en responsabilidad
disciplinaria, cuando infrinja, o más bien entre en los supuestos que el
estatuto de la función pública pueda establecer como falta. En este sentido,
la Ley de carrera Administrativa establece una variedad de sanciones que
van desde la amonestación verbal hasta la destitución; la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos prevé sanciones pecuniarias para el
funcionario público. En definitiva las leyes administrativa prevén diversas
situaciones que pueden dar lugar a la imposición de una sanción de orden
disciplinario. Esta sanción, previo el debido proceso, normalmente es
impuesta por la máxima autoridad del organismo.
Como puede observarse cada una de las responsabilidades
señaladas supra, obedecen a procedimientos diferentes, a sujetos que la
imponen distintos, y guardan entre sí una real y verdadera autonomía, aun
cuando puedan ser originadas por un mismo hecho.
En este sentido, el artículo 101 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos prevé: “ La sanción prevista en el artículo anterior se aplicará
sin perjuicio de las acciones civiles, penales o administrativas a que haya
lugar. Igualmente, quedan a salvo las demás sanciones previstas en la Ley
de Carrera Administrativa”.
En efecto, si en un procedimiento administrativo un funcionario produce
una distorsión, o un retardo doloso en los términos del artículo 3 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativo o toma una decisión por
cohecho, violencia, soborno o fraude (numeral 3 del artículo 97 de la ley de
formas administrativa), puede ser objeto de sanciones con entidad jurídica
distinta, y en consecuencia se le puede abrir un juicio penal y establecerse
mediante sentencia del juez competente su responsabilidad; puede ser
demandado por daños y perjuicios por un tercero y en razón de ello el juez
civil puede condenarlo; la Contraloría General de la República puede abrirle
un procedimiento y establecer su responsabilidad administrativa, y multarlo;
y, puede ser objeto de un procedimiento disciplinario que acarree su
destitución.
Lo que está prohibido constitucional y legalmente es que por el mismo
hecho pueda ser objeto de diversidad de sanciones de una misma entidad o
naturaleza. No puede ser sancionado penalmente dos veces por el mismo
hecho; tampoco puede ser objeto de diversas demandas (salvo los casos de
litisconsorcio y de la acción de repetición) por el mismo hecho la Contraloría
58
no puede imponerle dos multas distintas; ni el superior jerarca puede a la vez
amonestarlo y destituirlo por el mismo hecho.
Igualmente considera esta Sala que no existe prejudicialidad entre un
procedimiento y otro, tampoco el establecimiento de los hechos de un
proceso que produzcan una sentencia pasada por autoridad de cosa
juzgada, prejuzga sobre los otros procedimientos.
En efecto, como se ha dicho, se trata de responsabilidades que aun
cuando causadas por un mismo hecho atienden a naturalezas distintas,
procedimientos diferentes y a diversas autoridades que imponen la sanción.
Y así se declara.
En el caso de autos el hecho que origina los procedimientos se centra a
que el recurrente se vio involucrado en la muerte de un semoviente, razón
por la cual de un lado se le abrió el procedimiento administrativo disciplinario
de carácter militar, y por el otro un procedimiento penal a fin de determinar el
dolo o la culpa en su conducta, ver si ésta se encontró inmersa en un
supuesto típico delictual establecido por la ley, a fin de determinar su
responsabilidad penal.
La infracción a las reglas de honor, honestidad, transparencia, rendición
de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de su actuación como militar
pueden o no constituir un delito, y sin embargo pueden ser suficientes para
una sanción disciplinaria. La prueba del delito parte de presupuestos
totalmente diferentes a las que se requieren para demostrar un ilícito
administrativo. Pudieran coincidir o concurrir, pero no existe una relación de
causalidad entre una y otra. Y así se declara.
Por otro lado pretender que la administración no tenga la potestad de
sancionar a sus integrantes, que hayan estado incursos en faltas, violentaría
las reglas de jerarquía, conducta, disciplina y obediencia que constituyen el
sustratum de la organización militar. Para los jerarcas de la administración en
general y de la Fuerza Armada en particular, más que una potestad
discrecional, constituye un deber insoslayable el velar porque los principios
en que se fundamenta la administración pública – de acuerdo al artículo 141
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela - , se cumplan.
Por lo que, en el caso de marras los órganos actuantes tenían tanto el deber
genérico como la obligación específica de abrir, sustanciar y decidir el
procedimiento disciplinario. Y así se declara.
Siendo el único vicio alegado por el recurrente el de la diversidad de
procedimientos, y encontrando esta Sala que la actuación de la
Administración Pública militar se ajustó a derecho, más aun en revisión
exhaustiva del expediente administrativo que dio lugar a la sanción
59
disciplinaria, se verificó su procedencia, adecuación y proporcionalidad, debe
esta Sala declarar sin lugar el recurso interpuesto. Y así se declara.
- IV -
DECISIÓN
60
En esta causa se dijo Vistos el día 18 de julio de 1996. Desde esa fecha
no consta en autos ninguna actuación procesal de las partes dando el
necesario impulso al juicio. Esta inactividad sostenida en sede jurisdiccional,
tiene como consecuencia directa la paralización de la causa. Tal
paralización evidencia que no persiste el interés procesal de las partes,
imprescindible para que la cuestión sea resuelta en sede jurisdiccional.
La ausencia del interés procesal tiene como efecto ineludible, en casos
como el presente, la perención de la instancia, entendida la instancia como
el elemento dinámico de la acción, es decir, el impulso permanente de las
partes para que la cuestión sea tramitada y resuelta por el órgano
jurisdiccional. La perención de la instancia hace extinguir el proceso,
debiendo declararse sin más trámite, conforme a lo dispuesto en el artículo
86 de la vigente Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, el
cual textualmente reza así:
SEGUNDA
Lamento reiterar por este medio que frente a la situación crítica de una
Sala Político-Administrativa recibida en estado de grave colapso, con cerca
de seis mil causas pendientes de conocimiento y decisión, no me parece
razonable dedicar valioso tiempo y significativo esfuerzo en juicios como el
presente, donde el interés procesal como requisito imprescindible para que
pueda sentenciarse el mérito de la pretensión, está notoriamente ausente
desde hace tiempo; juicios en los cuales revivirlos ahora carece de toda
61
finalidad procesal útil. Creo que debe imponerse una mejor utilización de los
recursos con que cuenta la Sala.
En este caso se trata de una causa cuya sentencia no se dictó
a tiempo, para la cual la única solución válida que establece en forma
expresa el ordenamiento jurídico venezolano, es la declaratoria de perención
de la instancia, con la consiguiente extinción del proceso. Así ha debido
limitarse a declararlo la Sala.
Presento este Voto Salvado ante la Secretaria de la Sala, en Caracas, el
ocho de mayo del año 2000.
El Presidente-Ponente,
Exp.11.749.
Publicada la anterior sentencia en fecha 09-05-2000 bajo el número de
sentencia 01030.
62
Averiguaciones Administrativas de la Dirección General de Control de la
Administración Central y Descentralizada de la Contraloría General de la
República.
Del anterior escrito y sus anexos se dio cuenta en Sala el 06 de octubre
de 1999. En la misma fecha se solicitó el expediente administrativo
correspondiente.
Remitido el expediente el 14 de diciembre de ese mismo año, el Juzgado
de Sustanciación admitió el recurso incoado por auto de fecha 01 de febrero
de 2000.
Concluida la sustanciación en fecha 19 de octubre de 2000, se ordenó
pasar el expediente a la Sala Político-Administrativa.
Con motivo de la entrada en vigencia de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, aprobada por referéndum del 15 de diciembre de
1999, se constituyó la Sala Político-Administrativa el 10 de enero de 2000 y
por auto de fecha 25 de octubre del mismo año, se designó ponente al
Magistrado Levis Ignacio Zerpa, fijándose el 5º día de despacho para
comenzar la relación.
En virtud de la designación de los Magistrados Hadel Mostafá Paolini y
Yolanda Jaimes Guerrero, y la ratificación del Magistrado Levis Ignacio
Zerpa, por la Asamblea Nacional en sesión de fecha 20 de diciembre de
2000, publicada en la Gaceta Oficial Nro. 37.105 del día 22 del mismo mes y
año, se reconstituyó la Sala Político-Administrativa el 27 de diciembre de
dicho año, y se ratificó como ponente al Magistrado antes indicado, quien
con tal carácter suscribe el presente fallo.
Siendo el 25 de enero de 2001 la oportunidad fijada para la consignación
de los informes, comparecieron las partes y presentaron los escritos
correspondientes.
En la misma fecha terminó la relación y se dijo “Vistos”.
Por diligencia del 27 de septiembre de 2001, los apoderados judiciales
del actor solicitaron el pronunciamiento de esta Sala.
I
FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE NULIDAD
La Dirección de Averiguaciones Administrativas de la Dirección General
de Control de la Administración Central y Descentralizada de la Contraloría
General de la República, resolvió declarar la responsabilidad administrativa
del ciudadano Ramón A. Guillén, en su condición de Asistente al Director de
Crédito Público del Ministerio de Hacienda, por presuntas irregularidades
63
administrativas cometidas en el ejercicio de su cargo durante el período
comprendido entre los meses de julio de 1994 y marzo de 1995.
Las irregularidades imputadas se circunscriben a la supuesta actuación
del recurrente, por la cual conformó un documento de autorización de
compra de divisas para la cancelación de la deuda pública externa signada
con el Nro. HCP-AD-42 del 19 de enero de 1995, quedando constancia en
dicho documento que la tramitación de la transferencia por U.S. $ 9.479.880,
se efectuó a nombre de la sociedad mercantil SAMANA INT., en la cuenta
Nro. 337006450 del Republic International Bank of New York, U.S.A., sin que
a la empresa indicada se le solicitara la constancia de ser beneficiaria o
tenedora de los pagarés números 31 al 48, derivados de la suscripción del
contrato de fecha 16 de mayo de 1988, entre la República de Venezuela, por
órgano del Ministerio de la Defensa, y la sociedad mercantil OTO MELARA
SPA.
La conducta desplegada constituyó, a juicio del órgano contralor, un
hecho generador de responsabilidad administrativa, de conformidad con lo
dispuesto en el numeral 8 del artículo 41 de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público, al desmejorarse derechos del Estado Venezolano
inherentes a la referida contratación.
Ante las circunstancias narradas, los apoderados judiciales del recurrente
procedieron a interponer recurso contencioso-administrativo de nulidad
contra el acto administrativo emanado del Contralor General de la República
por el cual se confirma el acto original, refutando la responsabilidad
administrativa de Ramón A. Guillén, en los siguientes términos:
1.- Discuten, en primer lugar, la sustanciación seguida durante el
procedimiento administrativo sin la formal apertura de la averiguación
administrativa, tal como lo prevé el artículo 115 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República, publicada en Gaceta Oficial Nro. 5.017
del 13 de diciembre de 1995. En tal sentido, señalan que al haberse fijado en
fecha 21 de mayo de 1997, un plazo a la abogada encargada de las
actuaciones encomendadas, es una situación que demuestra claramente, de
conformidad con lo previsto en el artículo 53 del Reglamento de la
Contraloría General de la República, el cumplimiento de una fase de
sustanciación sin la previa apertura de la averiguación administrativa
correspondiente, la cual tuvo lugar el 15 de julio de 1997.
Asimismo, afirman la existencia de una serie de actuaciones efectuadas
con relación a la sociedad mercantil Samana Int., por un delegado especial
en Nueva York, con fecha anterior a la que marcó el inicio de la
64
sustanciación del caso, es decir, nueve meses antes de la fecha en la cual se
dictó el correspondiente auto de averiguación administrativa.
Respecto de ello, también reclaman que no consta en autos la
información antes indicada, lo cual viola, según plantean, el principio de la
unidad del expediente, consagrado en el artículo 31 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, haciendo irregular lo actuado por el órgano
contralor y, en particular, la formulación de cargos hecha a su mandante.
Manifiestan, que como elemento constitutivo de las irregularidades
presentes en el expediente, se halla la circunstancia de que habiendo sido
dictado el auto de apertura en fecha 15-07-97, corra inserto en el expediente
administrativo del caso, el memorándum Nro. 05-00-03-2903 del 16-07-97,
emanado de la Dirección de Control del Sector Económico y Financiero,
dirigido a la Dirección de Averiguaciones Administrativas, por el cual se le
remitió un proyecto de apertura en relación con el asunto discutido.
Sostienen que de este último se recibió respuesta el día 04 de agosto de
1997, sobre la asignación del número respectivo al expediente del caso.
Indican que para esta fecha ya había transcurrido un lapso suficiente desde
que se diera apertura a la averiguación administrativa indicada.
Mencionan asimismo que como consecuencia de lo expuesto, se alteró
el orden cronológico de las actuaciones, lo cual, afirman, transgrede también
los citados artículos 31 y 51 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos y 115 de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República, relativos a la unidad del expediente.
Destacan de otra parte, que los documentos incorporados al expediente
por funcionarios que se trasladaron a Italia, pero omitidos en la decisión,
desvirtúan por completo cualquier posible conducta irregular de su
representado.
Insisten igualmente en la existencia de un intercambio de
correspondencia entre el entonces Ministro de Hacienda y la sociedad
mercantil OTO MELARA SPA, relativo a la reestructuración de la deuda, lo
cual, en criterio de los apoderados judiciales, revela que lo que hizo su
representada fue continuar lo que en el Ministerio de Hacienda era un normal
proceso de pago de deuda pendiente, cumpliendo él con las obligaciones
que tenía a su cargo.
2.- En lo que atañe a las consideraciones de fondo, afirman los
apoderados judiciales que su representado no es responsable de los hechos
imputados, pues no se señalaron las normas legales, reglamentarias o de
orden interno, que supuestamente obligarían al recurrente a realizar la
conducta a que se refiere la citada imputación. Aducen así la violación del
65
derecho a la defensa, al no tener conocimiento de las razones legales en que
la Dirección de Averiguaciones Administrativas se apoyó para imputar a su
mandante las verificaciones aludidas en el acto de destitución.
Seguidamente, sostienen que no es su representado quien autorizó la
compra de divisas o la transferencia de las mismas, sino que simplemente
conformó la tramitación administrativa de la referida autorización. Al respecto
señalan que de haber existido algún desmejoramiento de los derechos del
fisco nacional, ello sería responsabilidad de la persona que ordenó los pagos
y no de quien tramitó la autorización de compra de divisas, pues éste
además de acatar una orden recibida, no debía constatar la legitimación de
la empresa SAMANA INT., para figurar como destinataria de la transferencia,
dado que no era una circunstancia que correspondiera a Ramón A. Guillén
discutir o cuestionar.
3.- En otro orden de ideas, discuten la aplicación del artículo 41, numeral
8 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, por cuanto,
señalan, la referida norma alude a un supuesto hecho generador de
responsabilidad administrativa, únicamente verificable cuando se compruebe
encontrarse incurso en la norma citada. En el presente caso, indican, no se
comprueba que el funcionario imputado haya permitido el desmejoramiento
de derechos de algún organismo público.
Manifiestan, por el contrario, que la propia Contraloría General de la
República, con posterioridad a la formulación de cargos, se dirigió al
Procurador General de la República para solicitar información sobre las
gestiones realizadas por éste en relación al caso.
Afirman que lo anterior, sumado a las actuaciones realizadas en Italia, en
virtud de las cuales, exponen, aún se discute si el Ministerio de Hacienda
pagó mal; ello en virtud de la demanda que la empresa ARMAMENTI e
AEROSPAZIO intentara contra la sociedad mercantil OTO MELARA SPA por
ante los tribunales italianos, la cual tiene por objeto que la última de las
empresas citadas le reintegre a la primera, 9.5 millones de dólares pagados
por Venezuela, son aspectos que impiden demostrar la culpabilidad de su
representado.
4.- Asimismo, consideran que con el acto impugnado se transgredió el
derecho constitucional a la igualdad. Tal aseveración la realizan sobre la
base de la decisión también emanada de la Contraloría General de la
República, por la cual se declaró la absolución de Julio Sosa Rodríguez, en
su condición de Ministro de Hacienda, en un caso en el cual, afirman, se
plantean los hechos en idénticos términos.
66
Del mismo modo, manifiestan su incomprensión al habérsele exigido
responsabilidad a su representado por la firma aparecida en el documento de
compra de divisas y no respecto de la persona que dio la autorización y que
declarara expresamente certificar la veracidad de los datos consignados en
el documento.
5.- Finalmente cuestionan la multa impuesta a su defendido, por
considerar que aun cuando la norma planteaba la sanción entre un límite
mínimo de diez mil bolívares y un máximo de quinientos mil bolívares, el
órgano decisor no aplicó el término medio consagrado en el artículo 50 de la
Constitución de 1961, imponiéndole a su representado el límite máximo
establecido en la ley, esto es, quinientos mil bolívares, sin que existieran,
además, circunstancias agravantes que respaldaran tal decisión.
Por las razones anotadas, los apoderados judiciales solicitan de esta
Sala la nulidad del acto administrativo impugnado.
II
ARGUMENTOS DE LA CONTRALORÍA GENERAL
DE LA REPÚBLICA
La abogada Mónica Gioconda Misticchio, inscrita en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el Nro. 47.196, actuando con el carácter
de apoderada judicial de la Contraloría General de la República, consignó en
la oportunidad fijada el escrito de informes, de conformidad con lo previsto en
el artículo 94 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
exponiendo sus argumentos en los siguientes términos:
En primer lugar rebate el argumento de violación del derecho a la
igualdad, afirmando que las situaciones planteadas no tienen la similitud
requerida para infringir el derecho constitucional sostenido. Al respecto,
informa que en la oportunidad en que se valoró la conducta del ciudadano
Julio Sosa Rodríguez, en su condición, entonces, de Ministro de Hacienda; la
Contraloría General de la República determinó que con base a las Normas
para la Administración y Obtención de Divisas, el Ministro de Hacienda debía
autorizar la compra de divisas para la cancelación de deuda pública externa,
sin que ello implicara un examen que fuera más allá de la simple
constatación de la existencia de la deuda pública y la naturaleza externa de
ella, quedando a cargo de la Dirección General Sectorial de Finanzas
Públicas y la Dirección de Crédito Público, la emisión de la orden de pago
respectiva.
En el caso de autos, destaca la apoderada judicial del órgano contralor
que en la oportunidad de examinar la situación del ciudadano Ramón A.
67
Guillén, éste se desempeñaba, para el momento en que ocurrieron los
hechos, como Asistente a la Dirección de Crédito Público del extinto
Ministerio de Hacienda; dirección que por precisas disposiciones del contrato
CGN-CNALO 31-87 de fecha 16 de mayo de 1988, en concatenación con los
artículos 1, 4 y 6 de la Ley Orgánica de Crédito Público, vigente para la
fecha; los numerales 1 y 2 del artículo 11 del Reglamento Orgánico del
Ministerio de Hacienda; y la comunicación Nro. HDGSFP- 043 de fecha 10
de febrero de 1989; tenía ..una amplia competencia y trascendental
participación en los trámites para la cancelación de los pagarés señalados en
el documento conformado por el recurrente y del cual derivó su
responsabilidad”.
En ese sentido, considera que el supuesto de responsabilidad del
prenombrado ciudadano no presenta semejanza alguna con la hipótesis
planteada para el caso del entonces Ministro de Hacienda, por lo cual se
debe desestimar el argumento de violación del derecho a la igualdad.
Asimismo, con relación al argumento de los apoderados judiciales del
recurrente según el cual la responsabilidad acordada sólo recayó en su
mandante, pese a que se había sostenido en anterior oportunidad que la
competencia para emitir la orden de pago Nro. 27.354, era conjunta y
exclusiva entre la Dirección General Sectorial de Finanzas Públicas del
Ministerio de Hacienda y la Dirección de Crédito Público; destaca que las
funciones relativas al crédito público, así como la emisión, conversión,
amortización e intereses de la deuda pública, eran ejercidas a través de la
Dirección de Crédito Público del entonces Ministerio de Hacienda, por lo cual
la responsabilidad en tales casos debía ser expresamente declarada sobre
los funcionarios adscritos a esa dependencia administrativa. Con base al
argumento expuesto, manifiesta que igualmente fue declarada la
responsabilidad administrativa de la Directora de Crédito Público del extinto
Ministerio de Hacienda.
Respecto de la supuesta ilegalidad en la sustanciación del expediente,
afirma la representante legal del ente contralor que el procedimiento de
averiguación administrativa se inició por auto de fecha 15 de julio de 1997,
producto de una labor de investigación previa llevada a cabo por el
organismo contralor, a los fines de verificar si se cumplían los requisitos para
la procedencia de la averiguación señalada.
Sostiene así que con tal propósito, la Contraloría General de la República
ordenó la práctica de una serie de actuaciones relacionadas con el contrato
suscrito entre el Ministerio de la Defensa y la sociedad mercantil OTO
MELARA SPA, cuyos resultados arrojaron una serie de indicios que dieron
68
lugar a la apertura de la correspondiente averiguación administrativa.
Igualmente, señala que el examen de las actas demuestra que en la
formación del expediente administrativo, el órgano contralor siguió una
secuencia lógica y razonada, con el objeto de que cada trámite se
subsumiera en la respectiva fase procedimental. En tal sentido, informa que
la formulación de cargos del recurrente se produjo después de haberse
realizado las diligencias pertinentes, otorgándosele el plazo legalmente
previsto para el ejercicio de su derecho a la defensa.
En otro orden de ideas, agrega con relación a la falta de valoración del
informe contentivo de las pruebas traídas de Italia, que para la fecha en que
fueron incorporados al expediente administrativo los documentos recogidos
por la Comisión, ya había finalizado la fase de sustanciación y el
procedimiento se encontraba en etapa de decisión, motivo por el cual,
advierte, fue desestimada la referida documentación, en pro del derecho a la
defensa de los investigados, al evitar la fundamentación del acto
sancionatorio en nuevos documentos, que además, no habían sido
considerados hasta el momento. Indica también en ese sentido, que la
Contraloría General de la República no privó al recurrente del conocimiento
de algún elemento esencial que incidiese en el contenido de la resolución
impugnada.
Con relación al falso supuesto argüido por los apoderados judiciales del
accionante y según el cual el órgano contralor atribuyó erradamente
responsabilidad administrativa a su mandante; refuta la representante de la
Contraloría General de la República que consta en autos que el recurrente
firmó el documento para la autorización de compra de divisas para la
cancelación de deuda pública externa, en la sección II denominada
Tramitación de la Transferencia, en la cual se identifica como acreedor
beneficiario a la empresa SAMANA INT., y como detalle del pago la
cancelación de los pagarés números 31 al 48.
Advierte en tal sentido que se conformaron los datos referenciales, así
como la parte relativa a la transferencia, sin embargo, estima que el
mencionado funcionario no verificó lo que estaba firmando, pues de lo
contrario no ha debido estar conforme con que la transferencia se hiciera
para el pago del capital de los pagarés 31 al 48 y a favor de un beneficiario
diferente al contratista.
Con base en los argumentos expresados, la representante legal de la
Contraloría General de la República solicita la declaratoria sin lugar del
recurso contencioso-administrativo incoado.
69
III
MOTIVACIÓN
Efectuada la lectura del expediente y examinados los alegatos
formulados por la parte recurrente así como por el órgano emisor del acto,
pasa esta Sala a decidir el recurso contencioso-administrativo de anulación
ejercido contra el acto administrativo, en virtud del cual se resolvió declarar la
responsabilidad administrativa del ciudadano Ramón A. Guillén. A tal fin se
observa:
1.- Los apoderados judiciales del recurrente alegan la existencia de vicios
en el procedimiento, consistentes en la aparente sustanciación del
procedimiento administrativo sin la formal apertura de la averiguación
administrativa, tal como lo prevé el artículo 115 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República aplicable al caso; aduciendo también, la
existencia de una serie de diligencias efectuadas con la investigación
seguida a la sociedad mercantil SAMANA INT., practicadas por un delegado
especial en Nueva York con fecha anterior a la que marcó el inicio de la
sustanciación del caso, es decir, nueve meses antes de la fecha en la cual se
dictó el correspondiente auto de averiguación administrativa.
Además, destacan que habiendo sido dictado el auto de apertura en
fecha 15-07-97, mal puede correr inserto en el expediente administrativo del
caso, un memorándum de fecha posterior a la señalada y por el cual se le
envió a la Dirección de Averiguaciones Administrativas un proyecto de
apertura en relación con el asunto discutido. Con base en lo señalado,
manifiestan que se alteró el orden cronológico de las actuaciones emanadas
de la Contraloría General de la República.
Antes, del análisis de tales argumentos, es preciso apuntar que, en
general, el procedimiento administrativo distingue tres fases fundamentales.
Una primera fase enmarcada por la iniciativa, según sea el caso, del
particular o del órgano administrativo, de llevar adelante el procedimiento
encaminado a decidir las cuestiones que se hayan planteado como objeto del
mismo; una segunda fase destinada a la sustanciación del procedimiento y
en virtud de la cual se incluye un gran número de actos de instrucción,
dirigidos a guiar a la Administración en la toma de una decisión adecuada; y
una tercera fase de terminación, comprendida por el acto decisorio que pone
fin al procedimiento administrativo; siendo necesario, en algunos casos,
implementar una cuarta fase, de ejecución, a fin de imprimirle eficacia a la
decisión emanada del órgano administrativo.
Ahora bien, en relación al procedimiento administrativo sancionatorio
previsto a la luz de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la
70
República, es menester señalar que, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 115, de las averiguaciones administrativas realizadas deberá
formarse expediente, el cual se iniciará con el respectivo auto de apertura,
procediéndose luego a la sustanciación del procedimiento dentro del lapso
establecido en el Reglamento, a saber, seis meses contados a partir de la
fecha de la apertura del procedimiento.
Seguidamente se dispone que al surgir responsabilidades contra alguna
persona, se procederá a la citación de ésta, ordenándole su comparecencia
dentro de los diez días siguientes a la fecha de su citación, a los fines de
tomarle la declaración sin juramento. Valorada la declaración del presunto
responsable, y de considerarlo procedente, se le formularan los cargos al
término de dicho plazo. Posterior a la contestación del presunto indiciado, la
averiguación administrativa terminará con una decisión que podrá ser
absolutoria, de sobreseimiento o de responsabilidad administrativa, según
sea el caso.
De los elementos cursantes en autos se desprenden las siguientes
consideraciones:
Corre inserto al folio uno del expediente administrativo, el acto por el cual
la Directora de Control del Sector Económico y Financiero acordó en fecha
15 de julio de 1997, abrir la correspondiente averiguación administrativa por
presuntas irregularidades que comprometían a los funcionarios adscritos a la
Dirección General Sectorial de Finanzas Públicas y a la Dirección de Crédito
Público del extinto Ministerio de Hacienda.
Asimismo, constan en autos dos documentos identificados con los
números 05-00-03-2112 de fecha 21 de mayo de 1997 y 05-00-03-4084 del
06 de junio de 1997, emanados de la Directora de Control del Sector
Económico y Financiero, por los cuales se designó, en el primer caso, a la
abogada tutora de la investigación adelantada con relación a las empresas
SAMANA INT. y OTO MELARA SPA, y en el segundo caso se le participó al
Director de Administración de la Deuda Pública del citado Ministerio, acerca
de la indicada designación.
De igual modo cursa al folio siete del expediente administrativo, el
memorándum número 05-00-03-2903 de fecha 16 de julio de1997, por el cual
la Directora de Control del Sector Económico y Financiero, remitió a la
Directora de Averiguaciones Administrativas un proyecto de auto de apertura
relacionado con el caso, a los fines de su aprobación y asignación del
respectivo número de expediente. Consta seguidamente el memorándum
número 05-00-01-3146 de fecha 04 de agosto de 1997, en virtud del cual la
Directora de Averiguaciones Administrativas le comunica a la Directora de
71
Control del Sector Económico y Financiero, en respuesta al oficio enviado
por ésta el día 16 de julio de 1997, el número de asignación del expediente
respectivo.
Señalado lo anterior y constatada en autos la existencia de los
documentos antes indicados, es pertinente señalar que aun cuando éstos se
encuentran incorporados al expediente administrativo, pues naturalmente
forman parte del asunto en examen; su razón de ser se origina en las
investigaciones preliminares a que estaba obligado el órgano contralor antes
de concluir en la necesidad de dictar el correspondiente auto de averiguación
administrativa, de suerte tal que la decisión de apertura, en este caso de
naturaleza sancionatoria, se fundamentase en indicios suficientes que
indujeran a presumir una conducta susceptible de generar responsabilidad
administrativa.
En ese sentido, se aprecia que los citados documentos obedecen al
examen previo y necesario que corresponde hacer a la Administración, a fin
de decidir con elementos suficientes el inicio del procedimiento
administrativo, fundamentalmente cuando se trata de la materia
sancionatoria, en la cual la decisión de apertura le corresponde
exclusivamente al órgano administrativo, sin depender de la petición de
parte, como ocurre en procedimientos de índole autorizatorio, donde el
interesado en obtenerla debe impulsar, desde el inicio y ante el órgano
competente, la solicitud respectiva.
De manera pues que expuesto el análisis anterior, mal puede asumirse
que por el hecho de haberse efectuado investigaciones con fecha anterior al
inicio del procedimiento administrativo, o que éstas no hayan sido
incorporadas íntegramente al expediente administrativo, tales actuaciones
formen parte de una sustanciación realizada sin cumplir previamente con la
formal apertura de la averiguación administrativa.
Contrario a lo señalado, se observa que independientemente de la
documentación referida, la apertura del procedimiento administrativo tuvo
lugar el 15 de julio de 1997, siendo a partir de esta fecha cuando comienza a
producirse la sucesión de actos que vienen a configurar la verdadera fase de
sustanciación, tal como lo dispone el artículo 115 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República; destacando, además, el hecho de que
la referida norma le otorga al órgano contralor la discreción de incorporar al
expediente, los documentos y demás elementos de juicio que estime
necesarios para esclarecer la verdad de los hechos investigados.
En ese orden de ideas, tampoco es dable afirmar que las circunstancias
narradas operan en contra del principio administrativo que exige la unidad del
72
expediente, porque si bien este principio, consagrado en al artículo 31 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, impone que de cada
asunto se forme expediente, incluso en aquéllos casos en los cuales
intervengan oficinas de distintos Ministerios o Institutos Autónomos;
igualmente el artículo 51 eiusdem, establece que una vez iniciado el
procedimiento, es cuando se procederá a abrir expediente en el cual se
recogerá toda la tramitación a que dé lugar el asunto.
Dicho lo anterior y en análisis concatenado de las normas, se deduce sin
dificultad que la formación del expediente y por ende su unidad, se verá
consumada a partir del momento en que tenga lugar el inicio del
procedimiento administrativo y no antes; por lo cual, en criterio de esta Sala,
todas aquellas actuaciones realizadas en los términos apuntados forman
parte integrante de la investigación previa a la apertura del procedimiento
administrativo, lo cual no supone per se la sustanciación del mismo.
Igualmente sucede en relación con el proyecto de apertura enviado por la
Directora de Control del Sector Económico y Financiero a la Directora de
Averiguaciones Administrativas, el cual, como bien puede apreciarse del
memorándum que cursa al folio siete del expediente administrativo,
efectivamente sí fue enviado por la funcionaria remitente a los fines de su
aprobación un día después de dictado el correspondiente auto de apertura;
sin embargo, tal circunstancia no implica una violación del principio de unidad
del expediente, pues no sólo se desconoce si el proyecto finalmente
adoptado se corresponde con el remitido por ese órgano o por el contrario,
obedeció a la directa decisión de la Dirección de Averiguaciones
Administrativas; sino que además, ratificando lo antes expuesto, tales
actuaciones son previas a la sustanciación del expediente. Por tanto, deben
desestimarse los argumentos de la parte recurrente, referidos a la existencia
de vicios de procedimiento. Así se decide.
2.- Respecto de las argumentaciones de fondo, plantean los apoderados
judiciales del accionante la violación del derecho a la defensa de su
representado, dado que no fueron señaladas las normas legales,
reglamentarias o de orden interno que supuestamente obligarían al
recurrente a realizar la conducta a que se refiere la citada imputación,
sosteniendo en ese sentido que de existir algún desmejoramiento de los
intereses del Fisco Nacional, ello sería responsabilidad de la persona que
ordenó los pagos y no de aquél que lo tramitó, pues su actuación se
circunscribe al acatamiento de una orden recibida, la cual, además, exponen,
no tenía por qué ser discutida o cuestionada por su defendido.
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Previamente cabe señalar que el derecho a la defensa ha
sido interpretado a través de distintas manifestaciones, entre las cuales
destaca el derecho a ser oído, puesto que no podría hablarse de defensa
alguna, si el administrado no cuenta con esta posibilidad; el derecho a ser
notificado de la decisión administrativa a los efectos de que le sea posible al
particular, presentar los alegatos que en su defensa pueda aportar al
procedimiento, más aún si se trata de un procedimiento que ha sido iniciado
de oficio; el derecho a tener acceso al expediente, con el propósito de
examinar en cualquier estado del procedimiento las actas que lo componen;
el derecho que tiene el administrado a presentar pruebas que permitan
desvirtuar los alegatos ofrecidos en su contra por la Administración; y
finalmente, el derecho que tiene toda persona a ser informado de los
recursos y medios de defensa.
Ahora bien, de las actas puede inferirse que la parte afectada con la
decisión del órgano contralor tuvo permanente acceso y conocimiento de los
pormenores del procedimiento administrativo incoado, desde el mismo
momento en que se le diera inicio. Así se aprecia que, posterior al auto de
apertura de averiguación administrativa, con fecha 15 de julio de 1997, el
órgano contralor le solicitó mediante oficio del 22 de julio de 1997, su
comparecencia a fin de declarar sobre el asunto investigado, observándose
además su actuación constante en el expediente administrativo del caso.
De igual modo, sí se señalan en el acto impugnado las normas que el
ente contralor estimó infringidas por la conducta del funcionario, así como
también resulta claro de la lectura del auto de apertura, las razones que
motivaron la averiguación que posteriormente concluyó con una decisión de
responsabilidad administrativa. Sobre la base de los argumentos señalados,
esta Sala desestima la alegada violación del derecho constitucional a la
defensa antes indicada. Así se decide.
3.- En relación con la denuncia de violación del derecho a la igualdad, es
pertinente precisar, en primer término, que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela consagra la igualdad de todas las personas ante la
Ley, por lo cual a diferencia de lo que ocurría con la Constitución de 1961,
que aludía expresamente a la discriminación fundada en la raza, el sexo, el
credo o la condición social, en este nuevo texto constitucional se extiende el
concepto de discriminación a todas aquellas situaciones que tengan por
objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o
ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda
persona.
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Es así como esta norma constitucional ha venido a consagrar principios
que la jurisprudencia ha ido delineando, al señalar que la discriminación
existe también cuando situaciones análogas o semejantes se deciden, sin
aparente justificación, de manera distinta o contraria; así como que las
actuaciones previas de la Administración utilizadas como punto de
comparación para demostrar la discriminación, no deben ser nunca
contrarias a la ley, antes bien deben guardar la debida concordancia con
ésta.
Expuesto lo anterior, puede advertirse que se alegó la violación del
derecho constitucional a la igualdad, y se apoyó la transgresión de este
derecho sobre la base del supuesto trato desigual dispensado por la
Contraloría General de la República respecto de otras personas que se
encontraban en igual condición, concretamente en relación con el entonces
Ministro de Hacienda. Así, afirman que en el acto de absolución del
prenombrado funcionario se hace una calificación de la naturaleza del acto
de autorización de compra de divisas, la cual se abandona totalmente
cuando se juzga la conducta del accionante.
Al respecto y luego de un examen exhaustivo de las actas, se pudo
apreciar el tratamiento conferido por el Contralor General de la República,
ciudadano Eduardo Roche Lander, al eximir de responsabilidad
administrativa al entonces Ministro de Hacienda, Julio Sosa Rodríguez, de
los hechos planteados en el expediente administrativo del caso; lo cual, a
juicio de la Sala, resulta cuestionable dada la naturaleza de la materia
involucrada, pues ella constituía un asunto que sí merecía la atención y
vigilancia del prenombrado funcionario, en virtud de la alta jerarquía
desempeñada por él. En tal sentido, luce impropio apoyar la transgresión del
derecho a la igualdad sobre la base de unos hechos que, como punto de
comparación, resultan de muy dudosa legalidad. Siendo ello así, esta Sala
encuentra infundado el planteamiento de violación del derecho constitucional
de igualdad. Así se decide.
4.- La última de las denuncias señaladas está referida al monto de la
multa impuesta por la Contraloría General de la República al recurrente.
Como quiera que ese aspecto se encuentra íntimamente ligado con la
declaratoria de responsabilidad administrativa, estima esta Sala su deber
conocer previamente si el acto emanado del órgano contralor se encuentra
ajustado a la legalidad que debe imperar en todo acto administrativo, para
luego pronunciarse sobre el punto antes acotado.
El conflicto de autos se circunscribe al examen del acto administrativo
emanado de la Dirección de Averiguaciones Administrativas de la Dirección
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General de Control de la Administración Central y Descentralizada,
confirmado luego por la Contraloría General de la República en fecha 06 de
abril de 1999, en virtud del cual se declara responsable en lo administrativo
al ciudadano Ramón A. Guillén, en su condición de Asistente al Director de
Crédito Público del entonces Ministerio de Hacienda, durante el lapso
comprendido entre los meses de julio de 1994 y marzo de 1995.
La declaratoria de responsabilidad dictada encuentra fundamento en el
numeral 8 del artículo 41 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio
Público, el cual se expresa en los términos siguientes:
“Serán sancionados con multa de diez mil a quinientos mil
bolívares los funcionarios públicos que: 8.- Dejen prescribir o
permitan que desmejoren acciones o derechos de los organismos
públicos, por no hacerlos valer oportunamente o hacerlo
negligentemente... (omissis)”.
76
esa deuda ya había sido efectuado a nombre de la sociedad mercantil
SAMANA INT., por instrucciones recibidas anteriormente, vía fax, de parte
de OTO MELARA SPA.
Ante tal circunstancia, los representantes de esta última informaron
que la comunicación referida era completamente falsa y que en modo
alguno, podía haber emanado de esa empresa. Al advertirse la
irregularidad presentada, se dio inicio a la correspondiente averiguación,
de donde resultaron expuestas las diferentes responsabilidades
administrativas del caso.
Planteados así los hechos, es necesario precisar ahora la
responsabilidad del recurrente en su carácter de Asistente al Director de
Crédito Público del entonces Ministerio de Hacienda. A tal fin, se aprecia
que el artículo 12 del Reglamento Orgánico del entonces Ministerio de
Hacienda disponía las atribuciones de la Dirección General Sectorial de
Finanzas Públicas, señalando entre otras todo lo relativo al crédito público
y a los servicios de emisión, conversión, amortización e intereses de la
deuda pública, así como la coordinación y control de las actividades
financieras vinculadas a las operaciones de crédito público.
Por su parte, el artículo 1º de la Ley Orgánica de Crédito Público,
vigente para la fecha, establecía que el crédito público se rige por las
disposiciones de esa Ley Orgánica y su Reglamento, y por las leyes
especiales, decretos, resoluciones y convenios relativos a cada operación.
Sobre esa base, resulta relevante la comunicación identificada con las
letras HDGSFP-043 de fecha 10 de febrero de 1989, la cual cursa al folio
299 del expediente administrativo, en virtud de la cual la Dirección General
Sectorial de Finanzas Públicas estableció, de conformidad con los
términos planteados en el contrato suscrito el 16 de mayo de 1988, una
serie de condiciones a ser cumplidas por el banco fideicomisario para la
liberación de los respectivos pagarés a la empresa OTO MELARA SPA.
Entre otras condiciones, destaca el necesario pronunciamiento de
conformidad, emitido por la Contraloría General de las Fuerzas Armadas
de la entonces República de Venezuela del control perceptivo que debía
practicarse a los bienes y servicios objeto del contrato, a fin de determinar
el cumplimiento efectivo de las obligaciones previstas a cargo de la
compañía extranjera.
Tales condiciones, naturalmente debían ser del conocimiento de la
Dirección de Crédito Público, por ser ésta la encargada de las operaciones
relativas a la materia, y además por establecerse en la propia
comunicación que aquellos pagarés que no fueran liberados conforme a
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las instrucciones impartidas debían ser anulados y devueltos a esa
Dirección. De allí que resulte manifiesta la trascendente participación de la
referida dependencia, adscrita al entonces Ministerio de Hacienda.
Ahora bien, la participación del recurrente se establece
fundamentalmente, por haber conformado con su firma la autorización
para la compra de divisas destinadas a la cancelación de la deuda pública
externa, en la sección II denominada “Tramitación de la Transferencia”, en
la cual se identifica como acreedor beneficiario del pago antes indicado a
la empresa SAMANA INT, y como detalle del pago la cancelación de los
pagarés identificados con los números 31 al 48.
A juicio de esta Sala, claramente se observa que la conformidad en
la autorización para la compra de divisas, a los fines de efectuar el pago
de la deuda, supone un deber de diligencia mínimo, cónsono con las
responsabilidades que implica ser uno de los funcionarios que con su
rúbrica autoriza la realización de un trámite, el cual puede afectar de
manera importante intereses patrimoniales de la República.
Así, su desempeño como Asistente al Director de Crédito Público
exige el cumplimiento de una serie de atribuciones relacionadas con la
verificación de la adecuación del pago sometido a examen, entre éstas,
evidentemente constatar que el destinatario del pago se corresponda con
el beneficiario del mismo. De manera que si bien el accionante no
ostentaba el cargo de Director de la dependencia señalada, tal
circunstancia no es óbice para exigirle una actuación diligente en el
desempeño de sus funciones, sobre todo si se considera la importancia de
la actividad de crédito público desplegada por la Dirección a la cual
pertenecía en ese entonces.
De ese modo, no puede justificarse que con base en una
comunicación enviada vía fax y sin contar con los elementos exigidos para
proceder al pago de una deuda de esa naturaleza, y además, sin el
cumplimiento de la totalidad de las obligaciones contraídas por parte de la
empresa OTO MELARA SPA, se proceda a su cancelación.
En tales términos, estima esta Sala que independientemente de la
condición de Asistente al Director de Crédito Público, el mencionado
funcionario debió guardar una conducta diligente en el cumplimiento de
sus funciones, las cuales naturalmente debían ir más allá de la simple
colocación de una firma; dado que esta última supone una completa
verificación y comprobación de los datos indicados en el formato de
autorización por parte del recurrente, como antes se estableció. Dicho
esto, no puede justificarse la actuación del ciudadano Ramón A. Guillén,
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en su carácter de Asistente al Director de Crédito Público, en relación con
la conducta negligente manifestada en el desempeño de sus funciones,
con ocasión de la autorización para la compra de divisas y la respectiva
cancelación de la deuda contraída por el Estado venezolano con la
empresa OTO MELARA SPA.
Por tal virtud, considera esta Sala ajustado a derecho el acto emanado
de la Contraloría General de la República, por el cual se declara la
responsabilidad administrativa del ciudadano Ramón A. Guillén. Así se
establece.
Asimismo, se considera acorde con las circunstancias planteadas, la
imposición de la multa en el orden de quinientos mil bolívares, aún cuando
represente el límite máximo impuesto por la norma; dado que a juicio de la
Sala, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 67 del Reglamento de
la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República, sí existen
circunstancias agravantes a considerar a los fines de la imposición de la
multa, tal es la condición de funcionario público prevista en el literal b de la
indicada norma, así como la gravedad de la infracción y del perjuicio
patrimonial ocasionado a la República. En ese sentido y atendiendo a las
circunstancias manifestadas en relación al presente caso, encuentra esta
Sala improcedente el recurso contencioso-administrativo de nulidad
interpuesto. Así finalmente se decide.
IV
DECISIÓN
En virtud de los razonamientos precedentemente expuestos, esta
Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley declara: IMPROCEDENTE el recurso contencioso-administrativo de
anulación ejercido por el ciudadano RAMÓN A. GUILLÉN, contra el acto
administrativo de fecha 06 de abril de 1999, dictado por el CONTRALOR
GENERAL DE LA REPÚBLICA, por el cual se confirmó la responsabilidad
administrativa del prenombrado funcionario.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Archívese el expediente y
consérvese el expediente administrativo por cursar ante esta Sala otras
causas relacionadas con el mismo.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Despacho de la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los
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diecisiete (17) días del mes de enero del año dos mil dos. Años 191º de la
Independencia y 142º de la Federación.
El Presidente Ponente,
La Secretaria,
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