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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE

VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
DECANATO DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO

LA REGULACIÓN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA,


Y SUS IMPLICACIONES EN LOS FUNCIONARIOS DE LA
ADMINISTACION PÚBLICA VENEZOLANA

Autor:
Rubén Darío Belisario
Cédula: 24.971.513

San Juan de los Morros, Noviembre 2023


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
DECANATO DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO

LA REGULACIÓN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA,


Y SUS IMPLICACIONES EN LOS FUNCIONARIOS DE LA
ADMINISTACION PÚBLICA VENEZOLANA

Trabajo Especial de Grado, como requisito para optar al título de


Especialista en Derecho Administrativo

Autor:
Rubén Darío Belisario
Tutora:
Esp. Yasmin Páez

ii
San Juan de los Morros, Noviembre 2023
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
DECANATO DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO

ACEPTACIÓN DEL TUTOR

Yo, YASMIN PÁEZ, titular de la Cédula de Identidad Nº V.- 9.888.071


Teléfono: 0414-5985607, hago constar que una vez estudiada la Propuesta
del Trabajo Especial de Grado titulado: LA REGULACIÓN LEGAL DE LA
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA, Y SUS IMPLICACIONES EN LOS
FUNCIONARIOS DE LA ADMINISTACION PÚBLICA VENEZOLANA, he
aceptado ser la tutora del aspirante durante todo el proceso de elaboración
de su trabajo hasta el momento de su defensa y aprobación, todo de acuerdo
a la normativa que rige para el caso la Universidad Rómulo Gallegos.

San Juan de los Morros, a los 15 días del mes de mayo del 2.023

_______________________
Esp. Yasmin Páez
V.- 9.888.071

iii
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO

Ciudadanos:
De la Comisión Técnica de Trabajo Especial de Grado
Universidad Rómulo Gallegos
Su Despacho.-

APROBACIÓN DEL TUTOR

En mi carácter de tutora del Trabajo Especial de Grado presentado por el


ciudadano: RUBÉN DARÍO BELISARIO BOLÍVAR, titular de la cédula de
identidad Nº V.-24.791.513, como requisito para optar al título de Especialista
en Derecho Administrativo, considero que dicho Trabajo reúne los requisitos
y méritos suficientes para ser sometido a la presentación pública y
evaluación por parte del Jurado Examinador que se designe.

San Juan de los Morros, a los 20 días del mes de agosto del 2.023

________________________
Esp. Yasmin Páez
V.- 9.888.071

iv
DEDICATORIA

A mi Dios, mi Señor Jesucristo, gracias por ser quien soy gracias a ti.

A mi esposa María Andreina Guerra, este logro es de los dos, y de nuestra


hija Emma Aitana Belisario Guerra, nuestra primogénita que nacerá este mes
de agosto del 2023.

A mi hermana Lucia Eloína Belisario Bolívar que desde el extranjero


“España” nunca se apartado de mí y siempre he contado con su apoyo
incondicional ha sido una hermana extraordinaria.

A mi abuela Nora Carrasquel de Bolívar, que siempre me apoyo con su


amor incondicional.

A mis padres; Rubén Darío Belisario Herrera y Nora Bolívar Carrasquel, por
estar siempre para mí en situaciones fuertes de alguna u otra manera
superando cada objetivo, cada meta, siempre dando ese ejemplo de valores
de hogar.

A mi viejo Manuel Pereira, aunque no esté físicamente conmigo, sé que


estuviera orgulloso de mi por alcanzar por subir cada peldaño de la vida,
además fue el quien me cuido y me protegió en mi niñez.

A mi tía Xiomara y Olinda Torrealba, por apoyarme en todo al momento


que pise mi tierra universitaria San Juan de los Morros.

Rubén Darío Belisario

v
AGRADECIMIENTOS

Primeramente a Dios por guiarme en todos los proyectos de mi vida.

Seguidamente a mis padres que siempre me han brindado palabras de


aliento para impulsarme a cumplir mis objetivos personales y académicos.

A mi esposa y compañera de estudio, por su apoyo incondicional en todo


momento, Ella es la que con su cariño me empuja siempre a perseguir mis
metas y nunca abandonarlas frente a las adversidades.

Al área de postgrado de la Universidad Nacional Experimental Rómulo


Gallegos, por la oportunidad de continuar cursando estudios en tan
prestigiosa institución.

A mis profesores, en la Especialización de Derecho Administrativo, que


han transmitido sus valores y conocimientos y me han ayudado en el
desarrollo de este trabajo.

Le agradezco a mi tutora; Yasmin Páez, por su dedicación y paciencia, sin


sus palabras y correcciones precisas no hubiese podido lograr llegar a esta
instancia tan anhelada. Gracias por su guía y todos sus consejos, los llevaré
grabados para siempre en la memoria en mi futuro profesional.

Gracias de Corazón....

vi
INDICE GENERAL

ACEPTACIÓN DEL TUTOR………………………………………………… iii


APROBACIÓN DEL TUTOR………………………………………...……... iv
DEDICATORIA……………..………………………………………………… v
AGRADECIMIENTO…………………………………………………………. vi
INDICE GENERAL…………………………………………………………… vii
RESUMEN……………………………………………………………………. viii
INTRODUCCIÓN……………………………………..……………………… 1

CAPITULO
I EL PROBLEMA…………………………….………………………. 5
Planteamiento del Problema………………………………………. 5
Objetivos de la Investigación……………………………………... 9
Justificación de la Investigación………………………………….. 10
II MARCO TEÓRICO……………………………………….………... 13
Antecedentes de la Investigación…………………..……………. 13
Bases Teóricas………………………………………….………….. 18
Bases Legales………………………………………….…………... 35
III MARCO METODOLÓGICO…………………………….……….... 40
Tipo de Investigación………………………………………………. 40
Diseño de la investigacion........................................................... 41
Método de la Investigación……………………………………….... 42
Técnicas de Recolección de la Información……...................... 42
Fases de la investigacion............................................................ 43
IV CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES………................... 45
Conclusiones………………………………………………………... 45
.
Recomendaciones…………………………………………………. 47
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS......................................................... 48
ANEXOS………………………………………………………………………. 51

vii
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
ESPECIALIZACION EN DERECHO ADMINISTRATIVO
LA REGULACIÓN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA,
Y SUS IMPLICACIONES EN LOS FUNCIONARIOS DE LA
ADMINISTACION PÚBLICA VENEZOLANA

Autor: Rubén Belisario


Tutora: Yasmin Páez
Año: 2023

RESUMEN
La regulación legal de la responsabilidad administrativa en Venezuela se
configura como un sistema normativo que tiene como finalidad el control y la
sanción de la conducta de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus
funciones. Esta regulación, establecida en diversas leyes y reglamentos,
busca garantizar la legalidad, la eficiencia, la ética y la transparencia en la
gestión pública En la investigación planteada tiene como propósito Analizar
la Regulación Legal de la Responsabilidad Administrativa, y sus
Implicaciones en los Funcionarios de la Administración Pública Venezolana,
realizada en un diseño de investigación cualitativa, la cual consiste en un
método científico y en la recopilación de datos no numéricos pues la
información se recopila a través de jurisprudencias, leyes o diversos medios
para obtener información, que constituyo la base de este estudio es jurídico,
la técnica que se utiliza fue la búsqueda de información de bibliografía, ya
que la finalidad de este fue conocer lo escrito sobre una búsqueda de
información adecuada fuera mucho más completa y entendible a la hora de
ser leída por cualquier persona al cual le pueda interesar. Para este proceso
fue necesaria la recolección de datos, contar con un material informativo
como lo está en los Libros, Artículos, Jurisprudencia, Sitios web. La finalidad
del presente capítulo es proporcionar las bases de la presente investigación
sobre el tema de la Responsabilidad de los Funcionarios Públicos, haciendo
anotaciones teóricas e incorporando el basamento legal y la definición de
términos; lo que en su conjunto sustenta el desarrollo de este trabajo.

Descriptores: Responsabilidades, Régimen Legal, Administración Pública,


Funcionarios Públicos.

viii
INTRODUCCIÓN

Uno de los principios de rango constitucional más importantes en relación


con el derecho administrativo en Venezuela, es el de la responsabilidad
administrativa, tanto de los funcionarios como de la Administración Pública,
es decir, de las personas jurídicas estatales de cuyos órganos
administrativos aquéllos son titulares. Ahora bien, la Administración Pública
puede referirse tanto a un conjunto de órganos como a una actividad estatal
en sí misma; por lo que a los efectos de definir la actividad administrativa
como un conjunto de órganos de las personas jurídicas estatales, es decir,
de los sujetos de derecho que actualizan la voluntad del Estado.
No obstante, en este trabajo de investigación se enfoca en lo referente a
los funcionarios de la administración pública venezolana, que de acuerdo al
artículo 139 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), en adelante CRBV, recoge el principio de la responsabilidad
individual de los funcionarios públicos en el ejercicio del Poder Público.
Dispone dicha norma que “El ejercicio del Poder Público acarrea
responsabilidad individual por abuso o desviación de poder o por violación de
esta Constitución o de la Ley”. En este sentido, Brewer-Carias (2002), opina;
Que la persona física que desempeña una función dentro de la
administración pública, entendiendo como función pública, un
cúmulo de atribuciones y asuntos que deben ser regidos por una
persona ligada con el Estado por la obligación del Derecho Público
de servirle.

A pesar de, que muchos son los enfoques y disposiciones que amparan
la formación del nuevo ciudadano con valores y principios éticos, el deterioro
evidente en la actualidad es preocupante, sobre todo cuando se describen
situaciones de funcionarios públicos, que en el ejercicio de sus funciones
actúan en contra de ello, acrecentando esta problemática a todo nivel.

1
Es conveniente aclarar, algunos puntos relacionados con las
responsabilidades de los funcionarios públicos y de otras personas que sin
ser funcionarios, pueden ser objeto de responsabilidades por la gestión del
patrimonio público, visto que son las personas naturales las que materializan
la actividad del Estado y en ellas recae las consecuencias de su actuación,
por la particular responsabilidad que deriva de la administración, custodia,
disposición o que de cualquier forma guarden relación con los recursos
públicos en los términos contempla do en la Ley.
De este modo, Rebollo (2001), expresa que dicha responsabilidad de los
Funcionarios Públicos, es atribuida en forma de control y garantía: “Es
garantía de los ciudadanos, pero también es un principio de orden y un
instrumento de control del poder, ligada a todos los ámbitos en los que el
agente público puede manifestar o expresar su comportamiento o conducta”.
Teniendo en cuenta que, se ve con frecuencia en los medios de
comunicación señalamientos de inconstitucionalidad de las decisiones de la
Contraloría General de la República, declaratorias de responsabilidad
administrativa y consecuente inhabilitación para el ejercicio de cargos
públicos de los afectados, así como interposición de demandas de nulidad
contra las mismas, vinculado con los delitos en la Ley contra la Corrupción,
se señalan los tipos de responsabilidades de los funcionarios públicos.
Es entonces, la responsabilidad administrativa la que luego del
procedimiento correspondiente, declaran los organismos técnicos - externos
e internos, cuando se comprueba que una determinada persona, sea o no
funcionario público, a cuyo cargo está el manejo o custodia de fondos o
bienes públicos, ha incurrido en acciones, hechos u omisiones antijurídicas y
no excusables y cuyas peculiaridades fácticas encuadran dentro de los
supuestos establecidos por la ley como generadores de responsabilidad
administrativa. Las normativas que rigen la responsabilidad administrativa en
Venezuela incluyen la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del

2
Sistema Nacional de Control Fiscal, la Ley contra la Corrupción, entre otras.
Estas leyes establecen los principios, deberes y prohibiciones que deben
observar los funcionarios públicos, así como las responsabilidades y
sanciones que pueden incurrir en caso de incumplimiento.
Los funcionarios de la administración pública venezolana, en su calidad
de servidores del Estado, están sujetos a un régimen de responsabilidad que
implica la obligatoriedad de rendir cuentas sobre su gestión y el deber de
responder por los actos y omisiones que realicen en el ejercicio de sus
funciones. La responsabilidad administrativa puede ser de carácter personal,
cuando se relaciona con la conducta individual del funcionario, y de carácter
institucional, cuando se vincula con el desempeño de una entidad o de un
órgano de la administración pública.
Las implicaciones de la regulación legal de la responsabilidad
administrativa en los funcionarios de la administración pública venezolana
son diversas. Por un lado, esta regulación implica un compromiso ético y
legal de los funcionarios con el servicio público, el cual debe ser realizado
con honradez, eficiencia, transparencia y respeto a la legalidad. Por otro
lado, la responsabilidad administrativa tiene una función sancionadora, que
busca prevenir y castigar los actos de corrupción, el abuso de poder, la
negligencia y otras conductas que infringen la ley y los principios de la
administración pública.
Además, la regulación legal de la responsabilidad administrativa
contribuye a la rendición de cuentas y al control de la gestión pública. Esto
implica que los funcionarios están obligados a justificar y a explicar su
actuación, a proporcionar información sobre su gestión, a responder por sus
decisiones y a asumir las consecuencias de sus actos y omisiones.
La regulación legal de la responsabilidad administrativa en Venezuela
configura un marco normativo que tiene como finalidad el control y la sanción
de la conducta de los funcionarios públicos, con el propósito de garantizar la
legalidad, la eficiencia, la ética y la transparencia en la administración

3
pública. Las implicaciones de esta regulación en los funcionarios públicos
son significativas, ya que implica un compromiso ético y legal con el servicio
público, una función sancionadora y un deber de rendición de cuentas y
control de la gestión pública. Al respecto, la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia (2009), ha definido la responsabilidad
administrativa como:
La que deriva del incumplimiento de deberes formales, la omisión
de actuación administrativa, o la actuación ilegal (no configurable
en un ilícito penal), que es determinada por la Contraloría General
de la República y que se manifiesta en decisiones de
responsabilidad administrativa.

Resumiendo lo planteado, la presente investigación surge con la


necesidad de analizar La Regulación Legal de la Responsabilidad
Administrativa, y sus Implicaciones en los Funcionarios de la Administración
Pública Venezolana, de acuerdo con las diferentes formas de
responsabilidades que genera su conducta o la falta de esta.
Finalizando, la metodología que direccionó el presente estudio es de tipo
documental, con la modalidad de una investigación socio-jurídica de nivel
descriptiva, estructurada en cuatro (4) capítulos descritos a continuación:
Capítulo I: muestra EL Problema, se desarrolla el Planteamiento del
Problema, del cual derivan las interrogantes, así como los Objetivos
propuestos, la Justificación y la línea de investigación.
Capítulo II: se devela el Marco Teórico Referencial, contentivo de los
Antecedentes de la investigación, las Bases Teóricas y Legales que
cimientan el estudio.
Capítulo III: Marco Metodológico, se exhibe, Tipo, Diseño, Método,
Técnicas de Recolección y las Fases de la investigación.
Capítulo IV: donde se expresan las Conclusiones y Recomendaciones.

4
CAPITULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

La responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos, es en la


actualidad un tema de mucho interés para la colectividad venezolana, dado a
que cada día se plantea con mayor rigor la problemática de la corrupción
cometida en la Administración Pública de nuestro país, observándose con
preocupación en casi todos los ámbitos, el deterioro que viene confrontando
la conducta de los funcionarios y funcionarias públicas, en el ejercicio de su
cargo, pues son mayores los hechos de corrupción cometidos, a pesar de los
instrumentos legales aprobados para acabar con este flagelo. Es por ello
que, Lares (1998), ha definido La responsabilidad de los funcionarios
públicos como:
Una institución esencial en el estado de derecho… No es
suficiente con la declaración de nulidad de los actos
administrativos contrarios a derecho. Es necesario, además, que
mediante sanciones de diverso orden, se mantenga a los
funcionarios dentro del círculo preciso de las atribuciones y
deberes que las normas jurídicas les trazan.

Razón por la cual, surgen los valores que deben prevalecer en cada
funcionario, en cuanto a la ética profesional. Pues ésta tiene como objeto
crear conciencia de responsabilidad, en todos y cada uno de los que ejercen
una profesión u oficio, pues, se requieren cualidades éticas, como la
idoneidad o aptitud que le da un nuevo perfil a su personalidad. El ser
profesional digno representa la excelencia, el decoro que tiene el funcionario
y el respeto consigo mismo, configura la figura principal en el que debe girar
su actuación, su conducta en cualquier ramo donde se desempeñe.

5
Efectivamente, la Administración Pública en Venezuela abarca el campo
total de las actividades gubernamentales en todos sus niveles y
manifestaciones. Su objetivo principal es el servicio a los ciudadanos,
fundamentando su organización y funcionamiento en los principios y valores
establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), en su artículo 141 el cual establece que:
La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y las
ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad,
participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia,
rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función
pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho.

Sin duda alguna, son muchos enfoques y disposiciones que amparan la


formación del nuevo ciudadano con valores y principios éticos. Resulta
lógico, que sobre la base de la Administración Pública, el corrupto es el
funcionario público quien traiciona la confianza en él depositada y
consecuentemente a todos los ciudadanos. Este funcionario obtiene un
beneficio que no le corresponde, o beneficia a un tercero indebidamente con
su actuación.
Evidentemente, la corrupción en nuestro país no es, ni ha sido un
fenómeno aislado en la sociedad. Tampoco la práctica exclusiva de un
período o de un grupo particular en el gobierno, en complicidad con hombres
de empresa y organizaciones privadas. En realidad, ha sido algo más
profundo. En sus redes, han caído todos los miembros representativos de la
sociedad; desde un poderoso magnate, el cual, con o sin razón, delinque y
viola descaradamente las leyes en pos de un provecho; pasando por un
profesional, un político o un empleado público; hasta un humilde ciudadano
que roba pequeñeces de gran utilidad social como las demás. Este tipo de
conducta ha sido una constante en la historia de Venezuela.
En efecto, y así lo han señalado algunos de nuestros administrativistas,
entre ellos el doctor Brewer-Carias, la responsabilidad administrativa de los
funcionarios públicos no estaba regulada suficiente y coherentemente en

6
nuestro ordenamiento jurídico. El "auto de culpabilidad administrativa”
emanado de la Contraloría General de la Republica, que era el acto en
donde se declaraba la responsabilidad administrativa del funcionario, tenía
un valor meramente declarativo, pues no imponía ninguna sanción, ya que la
sanción a aplicar era de carácter disciplinario, por tanto, competencia de la
Administración activa.
Siempre que, en el curso de la responsabilidad administrativa, se
describen situaciones de funcionarios públicos, que en el ejercicio de sus
funciones actúan en contra de ello, acrecentando esta problemática a todo
nivel. En el mismo orden de ideas Rondón (2004), al estudiar la
responsabilidad afirma lo siguiente: “La responsabilidad en general es el
efecto desfavorable que recae sobre un sujeto como consecuencia de su
conducta, cuando la misma, constituida por una acción u omisión, ha violado
una norma jurídica o un pacto contractualmente establecido”
Probablemente, la Administración Pública es afectada y desprestigiada
por la corrupción, porque lesiona el patrimonio público con la pérdida de los
recursos económicos que no son, entonces, dirigidos a la población. Si no se
combate adecuadamente, a futuro, algunas personas podrían pretender
ingresar a ella para realizar este tipo de actos, ya que representa una forma
de obtener o acceder, de manera deshonesta, a algo que no le corresponde,
a lo que no tiene derecho. Asimismo, Roche (1999), afirma que:
Existe la corrupción cuando un agente al que se le ha otorgado
capacidad de decisión utiliza ésta en perjuicio de su
administración, beneficiando a un tercero –el corruptor- con el que
su actividad le lleva a relacionarse, motivado porque el tercero
beneficiado le ofrece algún tipo de recompensa personal. La
corrupción es pues, una traición del agente a su administración.

Según lo evidenciado anteriormente, se puede concluir que la


responsabilidad de los Funcionarios Públicos, es atribuida en forma de
control y garantía: es garantía de los ciudadanos, pero también es un
principio de orden y un instrumento de control del poder, ligada a todos los

7
ámbitos en los que el agente público puede manifestar o expresar su
comportamiento o conducta. Por ello, surgen disposiciones en diversos
instrumentos legales, que llevan consigo el control jurídico, para sancionar
las diversas conductas cometidas en la administración pública por sus
funcionarios, por encontrarse muchos casos, sin que hayan sido sancionados
por los órganos jurisdiccionales, a pesar de haber sido imputados por el
Ministerio Público.
Esta situación se presenta como un dilema en la lucha contra la
corrupción y la impunidad en la gestión pública. La falta de sanciones
efectivas contra los funcionarios que incurren en actos ilícitos genera un
clima de desconfianza en la ciudadanía y debilita la legitimidad de las
instituciones. Las normas y leyes son la base de la convivencia pacífica
y del buen funcionamiento de cualquier sociedad.
En este sentido, la aparición de estas disposiciones en los
instrumentos legales busca dotar de herramientas a los órganos
judiciales para que puedan ejercer un control eficiente y efectivo sobre
la administración pública, estas disposiciones tienen por objetivo
principal regular la conducta de los funcionarios públicos, así como
establecer las sanciones correspondientes en caso de que estas
normas sean transgredidas, la finalidad última de estas medidas es
garantizar que la administración pública se realice de manera honesta,
transparente y eficiente, en beneficio de toda la sociedad.
Sin embargo, a pesar de la existencia de estas normativas, se
encuentran muchos casos de funcionarios que han cometido actos
ilícitos que no han sido sancionados por los órganos jurisdiccionales,
esta situación, lejos de ser un indicativo de la ineficacia de las leyes,
pone de manifiesto la necesidad de una mayor diligencia y compromiso
de los órganos judiciales y del Ministerio Público en la persecución de
estos delitos, los mecanismos de control jurídico son esenciales para
garantizar la rendición de cuentas en la administración pública, para

8
sancionar las conductas ilegales y para fortalecer la confianza de los
ciudadanos en las instituciones democráticas. Por lo tanto, es
fundamental que estos mecanismos se implementen de manera efectiva
y que los culpables de cometer actos ilícitos sean debidamente
sancionados
De allí, resulta interesante estudiar La Regulación Legal de la
Responsabilidad Administrativa, y sus Implicaciones en los Funcionarios de
la Administración Pública Venezolana, en atención de los males que aquejan
esta República, y con la intención de aportar un granito de arena a la
problemática expuesta, es importante plantearse las siguientes interrogantes;
¿Es conveniente diagnosticar, cuáles son las Responsabilidades
Administrativas de los Funcionarios Públicos en Venezuela?
¿Es significativo entender, la Regulación Legal en el ordenamiento
jurídico vigente de las Responsabilidades Administrativas?
¿Es relevante analizar las implicaciones vinculadas con la corrupción
administrativa de los funcionarios públicos venezolanos?

Objetivos de la Investigación

Objetivo General
Analizar la Regulación Legal de la Responsabilidad Administrativa, y sus
Implicaciones en los Funcionarios de la Administración Pública Venezolana.

Objetivos Específicos:

Diagnosticar las Responsabilidades Administrativas de los Funcionarios


Públicos en Venezuela.
Establecer la Regulación Legal en el ordenamiento jurídico vigente de las
Responsabilidades Administrativas.

9
Determinar las implicaciones vinculadas con la corrupción Administrativa
de los Funcionarios Públicos venezolanos.

Justificación de la Investigación
La responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos
venezolanos se encuentra regulada por la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control
Fiscal. Esta ley establece los principios, normas y procedimientos para
el ejercicio del control fiscal y la responsabilidad administrativa de los
funcionarios públicos. Según esta ley, los funcionarios públicos
venezolanos tienen la obligación de cumplir con los principios de
legalidad, eficiencia, eficacia, transparencia, rendición de cuentas y
responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Además, se establecen
una serie de deberes y prohibiciones para los funcionarios públicos, con
el fin de garantizar el correcto uso de los recursos públicos y prevenir la
corrupción.
En caso de incumplimiento de estos deberes, los funcionarios
públicos pueden ser objeto de responsabilidad administrativa. Esta
responsabilidad puede derivar en sanciones como amonestaciones,
multas, suspensión temporal del cargo, destitución e inhabilitación para
el ejercicio de funciones públicas. Es importante destacar que la
Contraloría General de la República es el órgano encargado de ejercer
el control fiscal y de investigar y sancionar la responsabilidad
administrativa de los funcionarios públicos. Sin embargo, en la
actualidad, existe un debate sobre la independencia y la imparcialidad
de este órgano, lo que ha generado críticas y cuestionamientos sobre la
efectividad de la responsabilidad administrativa de los funcionarios
públicos en Venezuela.
La presente investigación surge con la necesidad de analizar la
regulación legal de la Responsabilidad Administrativa de los

10
funcionarios públicos venezolanos, que genera su conducta o la falta de
esta, y sus implicaciones como consecuencia por los daños causados.
Por tal razón, este estudio se justifica en varios aspectos descritos a
continuación:
Social: el Funcionario Público está en la obligación y tiene como
deber cumplir las normas pertinentes al desempeño de sus funciones, lo
cual se hace necesario para mantener la paz social y para no
sobrepasar los derechos individuales de los ciudadanos que acuden a
ellos.
Así es, el funcionario público tiene la obligación de cumplir con las
normas y leyes que regulan su desempeño, con el fin de garantizar el
correcto ejercicio de sus funciones y preservar la paz social. Esto
implica actuar de manera ética, transparente y respetando los derechos
individuales de los ciudadanos que acuden a ellos en busca de servicios
o soluciones. El cumplimiento de estas normas es fundamental para
mantener la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas y
para prevenir abusos de poder o actos de corrupción. Los funcionarios
públicos deben actuar de manera imparcial, brindando un trato justo y
equitativo a todas las personas, sin discriminación ni favoritismos.
Además, es importante que los funcionarios públicos estén capacitados
y actualizados en las normativas y procedimientos correspondientes a
su área de trabajo, para poder brindar un servicio eficiente y de calidad
a los ciudadanos.
Práctico: el presente estudio radica en el Análisis de la
Responsabilidad Administrativa de los Funcionarios Públicos por
acciones u omisiones en el ejercicio de sus funciones en Venezuela,
con la finalidad de poder aportar soluciones que conlleven a un
verdadero estado de Derecho y de Justicia, y así garantizar el respeto a
los Derechos del individuo y la efectiva aplicación de las normas
constitucionales y administrativas, fomentando la toma de conciencia de

11
los funcionarios públicos para que en el efectivo ejercicio de sus
funciones, sea mayor la justicia. El análisis de la responsabilidad
administrativa de los funcionarios públicos en Venezuela es de suma
importancia para garantizar el respeto a los derechos individuales y la
efectiva aplicación de las normas constitucionales y administrativas.
Este estudio busca identificar las acciones u omisiones que puedan
constituir faltas administrativas por parte de los funcionarios públicos y
proponer soluciones que promuevan un verdadero estado de derecho y
justicia.
Al analizar la responsabilidad administrativa de los funcionarios
públicos, se pueden identificar situaciones de corrupción, abuso de
poder, negligencia o incumplimiento de deberes, entre otros. Estas
conductas afectan negativamente la confianza de la ciudadanía en las
instituciones públicas y obstaculizan el desarrollo de un sistema justo y
equitativo.
El objetivo de este estudio es fomentar la toma de conciencia de los
funcionarios públicos sobre la importancia de su rol y la responsabilidad
que tienen en el ejercicio de sus funciones. Además, busca proponer
soluciones que promuevan la transparencia, la rendición de cuentas y la
aplicación efectiva de las normas, con el fin de garantizar el respeto a
los derechos individuales y fortalecer el estado de derecho en
Venezuela.
Teórico: la presente investigación contribuye a ampliar la información
existente sobre los temas relacionados con responsabilidad administrativa de
los funcionarios públicos por acciones u omisiones en el ejercicio de sus
funciones en Venezuela, la cual pretende servir de referencia para el área
específica del Derecho. De igual manera contribuirá a aportar elementos de
consulta y de valor para los interesados en profundizar sus conocimientos
sobre dicho tema. Así mismo, la serie de procedimientos estrictamente

12
ajustados al método científico aplicados en este proyecto, constituyen un
modelo para abordar problemas similares.
Jurídico: teniendo en cuenta que, la corrupción se ha convertido en un
complicado fenómeno que debe observarse desde planos diversos para
hallarle mecanismos de control. La dificultad se magnifica porque no hay
explicaciones razonables. Por sus dimensiones, la respuesta a los problemas
de la corrupción administrativa en Venezuela no puede quedarse en el
estribillo jurídico-penal de siempre: más delitos, más leyes, más sanciones.
Este sentido este estudio se adscribe a la línea de investigación
Análisis Crítico de la Doctrina jurisprudencial de la Sala
Constitucional en Materia de Procedimientos Administrativos de la
Especialización en Derecho Administrativo

CAPITULO II

MARCO TEÓRICO

En el marco teórico referencial se elabora la fundamentación


teórica, que entrelazan lo concerniente a la sustentación teórica y
referencial que amalgama la investigación, es el resultado de la revisión
de las referencias, en las cuales propone coherencia y veracidad a la
investigación, permite al investigador y al lector una idea clara y amplia
del problema fundamentado en estudios anteriores lo cual refuerza el
piso epistémico del estudio.

13
En este momento se explana el camino teórico referencial de la
investigación definido por Martínez (2006), como la “fuente de
información y nunca modelo teórico en el cual ubicar nuestra
investigación, que servirá para contrastar, nuestras postura con las de
esos autores para entenderlas mejor, pero nunca para forzar e imponer
una interpretación”. Otra conceptualización, es la referida por Rodríguez
(2007), quien destaca, que “está referido a los estudios previos
vinculados con el tema a través de algunos de sus elementos teóricos,
técnicos, metodológicos o de otra naturaleza que constituya una
contribución o complemento para la investigación”. Por consiguiente, en
este andar, se desarrolla una discusión por parte del investigador, a los
fines de dar cuenta de los antecedentes.

Antecedentes de la Investigación
Los antecedentes son estudios previos relacionados con el problema
planteado. Para Arias (1999), “Investigaciones realizadas anteriormente que
guardan alguna vinculación con el problema en estudio.” Esto le permite que
el investigador busque fuentes documentales relacionadas con el problema,
las cuales puede conseguir en bibliografías tanto nacionales como
internacionales relacionadas con el tema.
Internacionales
En primer lugar tenemos a Morales (2023), quien realizo; “La
Responsabilidad Patrimonial por la Acción u Omisión de la Administración
Pública”. Universidad La Gran Colombia. Bogotá. El problema de
investigación que se plantea, pretende conocer en qué casos se puede
presentar una vulneración a la prestación de un servicio por parte de la
entidad dentro de un periodo comprendido entre el año 2005 hasta el año
2020. El presente trabajo de investigación tiene como finalidad demostrar la
responsabilidad patrimonial del Estado respecto de los daños ocasionados
por las fallas en la prestación del servicio en particulares, por parte del

14
funcionario público de las entidades públicas. La metodología usada es
jurídica-dogmática, en una investigación cualitativa.
La investigación presentada por Morales, tiene mucha similitud con el
presente trabajo, ya que se trata de la responsabilidad de los funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones, y las consecuencias que pueden
presentarse con un comportamiento antijurídico. Se puede observar el
interés del autor en el tema planteado, por ser relevante y muy actualizado.
Méndez (2021), presento en la Universidad Andina Simón Bolívar Sede
Ecuador Área de Derecho Maestría en Derecho Administrativo titulado
Importancia de implementar un proceso administrativo único para la
administración pública. El procedimiento administrativo común es un conjunto
secuencial y normado de actos, tramitados ante autoridad administrativa,
para la formación o impugnación de un acto administrativo. En este
procedimiento administrativo, el Estado deberá someterse al principio de
legalidad y la actividad reglada, considerada como un mecanismo de
proscripción de la arbitrariedad de la administración.
La seguridad jurídica es una institución del debido proceso, garantía
que informa a los ciudadanos sobre el contenido del ordenamiento
jurídico y limita el ejercicio de las autoridades públicas. La correcta
aplicación e interpretación de las normas, genera seguridad jurídica en
sede administrativa, para dar certeza de los derechos propios de cada
administrado. En igual forma se analiza el desarrollo del procedimiento
administrativo en parte de la legislación internacional y nacional.
Por lo expuesto, el histórico exceso legislativo ecuatoriano en la
expedición y aprobación de leyes, generan un laberinto de
disposiciones contradictorias entre ellas, afectando la seguridad jurídica
en sede administrativa. Mediante la implementación del Código
Orgánico Administrativo, se pretendió unificar y simplificar los largos,
diversos; e, inútiles procedimientos que debía llevar a cabo la
administración pública ecuatoriana, desde hace décadas atrás.

15
El Código Orgánico Administrativo trae un sin número de cambios
en el Derecho administrativo procedimental, al cumplir una finalidad
noble de constituirse en una disposición legal que regula la organización
administrativa y sus procedimientos, evitando el abuso del poder, para
que sea la misma función ejecutiva quien adecue la disposición legal
que norma su actuación. Sin embargo, el Código Orgánico
Administrativo, no es la norma que ha logrado la anhelada unificación
del procedimiento administrativo común, en virtud de las diversas
materias excluidas de su regulación, el retroceso de los derechos de los
ciudadanos; y, sus graves contradicciones normativas.
El presente trabajo es referencia a la investigación, por su análisis
político a las responsabilidades administrativas a los funcionarios públicos,
qué pueden originar dicha responsabilidad y las sanciones a aplicar según el
caso al funcionario que incurra en violación o inobservancia de sus deberes
frente a la Administración, lo que involucra estudiar las acciones que originan
dicha responsabilidad y las sanciones a aplicarse en caso de violación o
inobservancia de sus deberes frente a la Administración, contribuyendo a
promover la transparencia, la rendición de cuentas y el fortalecimiento del
estado de derecho en el ámbito público.

Antecedentes Nacionales

Entre los antecedentes nacionales, ubicamos a Badell (2022), Potestad


sancionatoria de la administración en Venezuela. Especialista en Derecho
Administrativo por la Universidad Central de Venezuela. La potestad
sancionatoria de la administración es una manifestación del iuspuniendi del
Estado, que ejerce la administración pública a través de la actividad de
policía, por medio de la cual impone a los administra-dos sanciones,
previamente determinadas por la ley y mediante un procedimiento, cuando

16
incumplen las disposiciones legales preestablecidas, con el fin de
salvaguardar el interés general y el orden público.
La metodología utilizada fue una investigación con un enfoque
cuantitativo, de tipo descriptiva-explicativa, y correlacional, puesto que
se evaluó la relación existente entre dos o más variables. El diseño fue
no experimental. Ahora bien, la muestra estuvo compuesta por 45
individuos, conformado, el instrumento que se utilizó fue el cuestionario
estructurado con una escala de Likert con cinco (5) opciones de
respuesta. La Constitución de 1999 reconoció que la potestad
sancionatoria de la administración, al igual que la judicial, está
sometida a los principios que rigen el debido proceso. Sin
embargo, en el ordenamiento jurídico venezolano encontramos
casos de deslegalización y violación de las garantías procedimentales
que rigen la potestad sancionatoria de la administración.
Rosas (2021), presento en la Universidad Católica Andrés Bello su
estudio titulado La Responsabilidad Administrativa en materia de
Contratación Pública en Venezuela. El presente trabajo tiene como propósito
analizar los supuestos generadores de responsabilidad administrativa
contenidos en el artículo 166 del Decreto No.1.399 mediante el cual se dicta
el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Contrataciones Públicas de
Venezuela (en lo sucesivo, Ley de Contrataciones Públicas) dictada en el
año 2014 en el marco de la entonces vigente Ley Habilitante .
Esta norma es relativamente nueva en nuestro ordenamiento
jurídico, ya que fue una de las disposiciones legales que sufrió más
cambios con la reforma legal dictada en el año 2014, ampliándose los
supuestos generadores de responsabilidad de cinco a diecisiete
situaciones. Esas nuevas disposiciones vinieron en parte a clarificar y
desarrollar el débil y confuso régimen sancionatorio previsto en la
derogada Ley de Reforma Parcial de la Ley de Contrataciones Públicas
del 06 de septiembre de 20104 , que se había mantenido casi

17
inalterable desde el derogado Decreto No.1.555 mediante el cual se
dictó el Decreto con Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la Ley de
Licitaciones5 del 13 de noviembre de 2001 (en lo sucesivo, Ley de
Licitaciones).
Ahora bien, como se explica en el presente trabajo, el artículo 166
de la Ley de Contrataciones Públicas no es explícito en relación con su
ámbito de aplicación, ya que dicha norma no estipula expresamente que
los supuestos sancionatorios allí contenidos son aplicables únicamente
a los funcionarios públicos. Sin embargo, un análisis del contenido de la
norma nos lleva a afirmar que la misma, indefectiblemente, se
encuentra dirigida únicamente a los funcionarios públicos, pero
entendido estos en un sentido más amplio que incluye también a los
denominados servidores públicos y en general a cualquier sujeto que
posea poderes de decisión en el ámbito de la contratación pública.
En ambos autores se encuentran relación con el presente trabajo,
debido a que se determina que en Venezuela existe materia legal que
regula y sanciona tal comportamiento, si bien el legislador ha buscado
proteger al particular que acude a ellos, como forma de entregarle las
garantías señaladas en la ley y con el fin de lograr mantener un acceso
a la justicia transparente y eficaz.

Bases Teóricas

Los fundamentos teóricos sitúan el estudio dentro de un conjunto de


conocimientos, que permitieron orientar la búsqueda de información y
ofrecer una forma de formular adecuadamente cada constructo para
conformar esta malla epistemológica. Pinzón (2009), indica que

18
El constructo teórico se fundamenta en el poder entender,
conocer e interpretar los conceptos que integran una teoría,
evidenciando la realidad del problema de investigación y no la
fuente de la cual se interpreta la problemática, seguidamente se
analiza y sustenta la respuesta en vía de alcanzar o determinar la
justificación de los resultados. (s/p).

De función de la cita ante plasmada se deriva que los fundamentos


teóricos engranan los conceptos y proposiciones para explicar o
sustentar el objeto de estudio, por lo que Carrera y Vázquez (2007),
afirman que “las bases teóricas comprenden un conjunto de conceptos
y proposiciones que constituyen un punto de vista o enfoque
determinado, dirigido a explicar el fenómeno o problema planteado” (p.
62). En consonancia, se presentan el camino conceptual que sustenta
este estudio.

Funcionario Público
De acuerdo al artículo 3, de la Ley del Estatuto de la Función Pública;
Funcionario o funcionaria público será toda persona natural que, en virtud de
nombramiento expedido por la autoridad competente, se desempeñe en el
ejercicio de una función pública remunerada, con carácter permanente.
De la definición legal se puede extraer los elementos para ser
considerado funcionario o funcionaria público, que son:
1. Que se trate de una persona Natural.
2. La existencia de un nombramiento expedido por autoridad
competente.
3. Que cumpla funciones de carácter público.
4. Que exista una remuneración.
5. Que el ejercicio de la función pública sea de carácter permanente.
Es indudable que la definición contenida en el precitado artículo 3, tiene
un carácter general, en razón que si se interpretara en forma específica, se
excluiría a las demás personas que ejercen funciones en la Administración

19
Pública; es así, que la autora Becerra (2006), señala que la definición
contenida en el artículo 3, de la Ley del Estatuto de la Función Pública,
“puede abarcar perfectamente a la figura de los contratados, quienes
son funcionarios públicos ordinarios ya que satisfacen los requisitos
legales del artículo 3 comentado, mas no reúne la condición de
funcionario de carrera, dado que su ingreso a la administración
Pública Venezolana no se realizó por vía constitucional y legal
prevista, esto es, por concurso público, pero ello no impide erga
onmes que se les tenga como funcionarios públicos.” (p.59)

Pero esta opinión debe tener un complemento y es el señalado por el


artículo 146 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
que de manera amplia señala además, los de elección popular, los de libre
nombramiento y remoción, los obreros y obreras al servicio de la
Administración Pública y todos aquellos que lo determine la Ley; por la
existencia de una relación de empleo público con la Administración Pública,
como quedó antes anotado con la salvedad de la crítica antes expresada.
En cuanto al sistema de la función pública o empleo público en
Venezuela, la Ley del Estatuto de la Función Pública, estableció aclaratorias
sobre del régimen contractual, indicando que los contratados o contratadas,
obreros y obreras no forman parte de este sistema, por cuanto que la
relación laboral en el caso de estos trabajadores, debe regirse por la Ley
Orgánica del Trabajo y su Reglamento, así como de las condiciones
contractuales pactadas entre éstos y sus patronos; con excepción, del
personal que por vía del contrato requiera como perfil de ser altamente
calificado para desempeñar o realizar tareas específicas y por tiempo
determinado, en cuyo caso, no se tendrá como elemento o causal para el
ingreso a la Administración pública, según lo establece el artículo 37 y 39 de
la ley del Estatuto de la Función Pública.
Por lo tanto, el requisito del nombramiento, constituye el elemento
fundamental para la consideración de funcionario o funcionaria pública, esto
no quiere decir, que se le reste importancia a los señalados en el precitado

20
artículo 3, en el sentido que cualquiera que sea la naturaleza del cargo, de
carrera, de confianza, de libre nombramiento y remoción, de representación
popular, por concursos u otro, basta que para ser considerado funcionario o
funcionaria público, que exista un nombramiento por autoridad competente
en cualquiera de las ramas del Poder Público, sólo que la situación jurídica
laboral, estará regulado por la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, por Ley Orgánica del Trabajo y su Reglamento, la Ley del
Estatuto de la Función Pública y los Reglamentos vigentes y demás leyes o
estatutos laborales especiales por el cual debe regirse el trabajador, de
acuerdo al órgano u ente donde preste sus servicios en la Administración
Pública.
Al respecto, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, en ya citada sentencia Nº 00943, de fecha 15 de Mayo de 2001, en
el expediente 14658, estableció criterio en cuanto a la definición de
funcionario público, al señalar que:
(…) el funcionario público es quien cumple una función pública, la
persona física que ejecuta las generalidades y particularidades del
servicio; en otras palabras, es un agente del Estado (en sentido lato)
provisto de autoridad para el ejercicio de determinadas funciones;
participa permanentemente o accidentalmente del ejercicio de la
función pública, bien por elección popular o por nombramiento de
autoridad pública competente, en tal sentido, con su acción opera en
representación del órgano público al cual está adscrito, expresa la
voluntad de este. (…)

Realizado un estudio lacónico y somero del funcionario o funcionaria


público a los efectos del estudio del presente trabajo, considero importante
incluir algunos aspectos vinculados al ejercicio de la función pública, cuyas
normas en general y dado a su carácter formal constituyen reglas en el
desempeño de la función pública, por lo tanto, su inobservancia da lugar a
hechos generadores de responsabilidad administrativa, que a criterio del
autor Moya (2004) esas reglas son las siguientes:

21
1. La dedicación exclusiva de los funcionarios públicos al servicio del
Estado. 2. Las incompatibilidades de los sujetos al servicio de los
entes públicos. 3. La renuncia tácita al cargo precedente por la
posterior aceptación de otro. 4. Las prohibiciones derivadas del
ejercicio de los cargos públicos.” (p.198)

De estas reglas señaladas por Millán (2005), se puede inferir que sólo se
deben resumir en dos: la dedicación exclusiva y las prohibiciones derivadas
del cargo, en el sentido que las incompatibilidades, se presenta como la
excepción a la primera y en cuanto a la renuncia, ésta deriva o es producto
de la manifestación de voluntad de la persona.
Es preciso aclarar que, la dedicación exclusiva supone el compromiso o
contrato formal del trabajador de desempeñar el cargo de manera personal
durante la jornada diaria laboral, con exclusión de otro trabajo; en este caso
la excepción a esta regla sería la incompatibilidad a que se refiere el artículo
148 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual se
encuentra desarrollado en el artículo 35 de la Ley del Estatuto de la Función
Pública, al establecer que nadie podrá desempeñar más de un cargo público
remunerado, a menos de que se trate de cargos académicos, accidentales,
asistenciales o docentes que determine la Ley
En este caso, la infracción a la norma en principio produce como
resultado la renuncia tacita del primer cargo, producto a su vez de una
sanción de tipo disciplinaria, mas no constituye, un hecho generador de
responsabilidad a que se refiere la Ley Orgánica de la Contraloría
General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal y la
Ley Contra la Corrupción, a menos que con la aceptación de ese
segundo destino se causare un daño al patrimonio público, como
elemento predominante de la responsabilidad administrativa como se
verá más adelante.
En cuanto a las prohibiciones derivadas del ejercicio de los cargos
públicos, esta regla comporta un mandato Constitucional y legal de no hacer,
cuya infracción supone siempre una acción en contra, es decir, una falta

22
grave a la omisión indolente de una actividad administrativa; desde el punto
de vista Constitucional, se contempla la prohibición a los funcionarios y
funcionarias públicos, el no poder celebrar contrato alguno por sí ni por
interpuesta persona, ni en representación de otro u otra, con los Municipios,
Estados, la República y demás personas jurídicas de derecho público o de
derecho privado estatales, salvo las excepciones que establezca la Ley.
Dentro de las interpuestas personas a que se refiere la norma, se puede
mencionar las que se encuentran por razón de parentesco dentro del cuarto
grado de consanguinidad y segundo de afinidad, así como el cónyuge de la
persona respecto de la cual recae la prohibición.

La Función Pública y el Funcionario Público.


La Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en
sentencia Nº 00943, de fecha 15 de Mayo de 2001, en el expediente 14658,
bajo la ponencia del Magistrado Mostafá Paolini, en la demanda de daños y
perjuicios interpuesta por Gladys Josefina Jorge Saad (viuda) de Carmona y
otros contra la República de Venezuela (para el momento de la demanda),
establece criterio de la definición de función pública, señalando que:
“(…) con carácter general la función pública es toda actividad
destinada a realizar los intereses del colectivo. Lo cual es por
antonomasia la ratio de la prestación del servicio público llevada a
cabo por la administración pública. Esta función pública en
específico está tanto delineada como regulada por el ordenamiento
jurídico. Así, en particular exlege y reglamentariamente se estatuye
las competencias y atribuciones que los agentes públicos tienen, y
así mismo, los fines que se persiguen con su ejercicio y sus límites,
las cuales por principio, como se expresó, atienden a la realización
del interés público, y en tal sentido, como es obvio, excluyen
absolutamente propósitos quebrantadores de la Ley, o en general de
los principios, derechos y garantías que soportan a un Estado de
Derecho. (…)”
Como punto previo al estudio del tema de la responsabilidad del
funcionario público, se considera importante destacar algunos aspectos que
giran en torno al concepto de funcionario público; al respecto la noción de

23
Poder Público y de ejercicio de la función pública la vincula esencialmente el
constituyente con la idea de la Administración Pública y el desempeño del
cargo administrativo, lo anterior se pone de relieve con el hecho de que al
referirse la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a la
función pública, en realidad está haciendo referencia a la relación que existe
entre empleo público y la administración pública en sus distintos niveles
territoriales, Nacional Estadal o Municipal. Al respecto Rondón, citado por
Moya (2004), señala que:
“el Constituyente cometió un grave error al intitular la Sección
Tercera relativa al Poder Público como “De la Función Pública”, por
cuanto ella crea válidamente la expectativa de que se tratara de
normas generales para regular la relación de empleo público, o
cualquiera que sea el Poder dentro del cual se ejerce (Legislativo,
Judicial, Ejecutivo, Ciudadano, Nacional, Estadal o Municipal) o
cualquiera sea la forma de ingreso (electoral, nombramiento,
concurso). Estas expectativas quedan frustradas, cuando a lo largo
del articulado de la mencionada Sección Tercera se aprecia que la
verdadera regulación se destina a la relación de empleo con la
Administración Pública. Considera que, si se hubiese depurado la
normativa, la misma habría de dividirse en una referente a la función
pública en general, y otra referente a la función al servicio de la
Administración Pública, la cual podrá incluirse en la Sección
Segunda que está destinada justamente a dicha Administración
pública.” (p. 198)

Por cuanto a, la naturaleza jurídica del funcionario público o funcionaria


pública, tiene rango Constitucional, cuyas normas se encuentran
establecidas en sus artículos 144 al 149, desarrolladas en normas
estatutarias, reglamentarias y de derecho público. De acuerdo a la Carta
magna, en materia de cargos dentro de la Administración Pública en todos
sus ámbitos territoriales, se estableció como principio general que los cargos
son de carrera, salvo los de elección popular, los de libre nombramiento y
remoción, los contratados y contratadas, los obreros y las obreras y los
demás que determine la ley.

24
Cargo Público
Todo el que por elección popular, o nombra miento de autoridad
competente, faculta para el desempeño de ciertos empleos, el ejercicio de
determinadas atribuciones o la prestación de alguna función, en todos los
casos son de carácter público. (…)” (Cabanellas, 1989, p. 78)
Según el artículo 46 de la Ley del Estatuto de la Función Pública, define
al cargo como:
“(…) La unidad básica que expresa la división del trabajo en cada
unidad organizativa. Comprenderá las atribuciones, actividades,
funciones, responsabilidades y obligaciones específicas con una
interrelación tal, que pueden ser cumplidas por una persona en una
jornada ordinaria de trabajo.”

Así, en nuestro ordenamiento jurídico venezolano hace uso


indistintamente de los términos funcionario público y empleado público, para
designar a todas aquellas personas que prestan servicios a la administración
pública. Así se desprende que la Constitución utiliza los términos funcionario
público y funcionaria pública, al igual como se puede observar en algunas
leyes, por ejemplo, la Ley Orgánica de la Administración Pública, la Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República, la ley del Estatuto de
la Función Pública; en otras leyes el legislador utiliza indistintamente los
términos funcionario y empleado, por ejemplo la Ley Contra la Corrupción, la
Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema
Nacional de Control Fiscal, Normas para Regular la Entrega de los Órganos
y entidades de la Administración Pública y de sus respectivas Oficinas o
Dependencias; en otras leyes e instrumentos jurídicos se utiliza el término
servidores públicos.
Como es el caso, del artículo 7 de la Ley Orgánica de la Contraloría
General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal, el
Código de Conducta de los Servidores Públicos, éste último establece
en su artículo 1, “A los efectos de este Código las expresiones

25
funcionario público, empleado público y servidor público tendrán un
mismo y único significado.”

Responsabilidad

El término "responsabilidad”, en su connotación jurídica, puede definirse


como la consecuencia que ha de soportar un sujeto de derecho con motivo
de una acción u omisión que le es imputable. Desde este punto de vista, y en
relación a la Administración Pública y a los funcionarios que la integran, es
unánime hoy día la posición de la doctrina que afirma la responsabilidad de
la Administración y de sus funcionarios por actos que lesionan a los
administrados. Para la Real Academia Española (2022), el concepto de
Responsabilidad, “Es la capacidad existente en todo sujeto activo de
Derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado
libremente”

Responsabilidad de la Administración

La responsabilidad de la Administración; es el daño que deriva para la


misma de su conducta contraria a una norma expresa o bien, a un acuerdo
contraído. La noción de responsabilidad de la Administración es análoga a la
de responsabilidad en general, calificada por el hecho de que el responsable
es el órgano administrativo.
En tal sentido, la responsabilidad de la administración solo puede ser una
responsabilidad patrimonial, esto es, una responsabilidad civil, por cuanto, la
responsabilidad no patrimonial es la responsabilidad penal de la cual son
ajenos los entes carentes de subjetividad.
Según De Laubadere (1996), el fundamento de la responsabilidad de la
administración se ha establecido en base a la idea de que los servicios
públicos funcionan en interés general de la colectividad; esta por disfrutar de
los beneficios que estos servicios generan, debe soportar la carga de una

26
eventual reparación, cuando el funcionamiento de alguno de estos servicios
públicos cause un perjuicio especial a un individuo.

Responsabilidad de los Funcionarios Públicos


En la actualidad, el concepto de la Responsabilidad de los Funcionarios
Públicos ha adquirido una mayor potencia, con el reconocimiento expreso de
exigencias éticas y de la transparencia de los actos de gobierno. Resulta
primordial comprender que el Funcionario Público es un servidor, cuya
actuación debe ser cumplida para el bien de la comunidad, y en beneficio del
ciudadano, por lo cual su noción no puede ser separada de la
responsabilidad y de la asunción de las consecuencias por las
irregularidades que cometa.
Debido a la corrupción en el ejercicio de la función pública, requiere
determinar el tipo de responsabilidad vinculada a la misma y que son
independientes entre sí pero igualmente pueden estar asociadas a un mismo
hecho o acto de corrupción. Así pues, los funcionarios públicos en sentido
amplio, en el ejercicio de sus cargos, pueden incurrir en cinco tipos de
responsabilidad: civil, penal, administrativa, disciplinaria y política, las cuales
pueden existir conjunta o separadamente, a las que se les suma la
responsabilidad moral derivada esta última por efecto de la determinación de
las anteriores o en cumplimiento de una norma específica, todas con base
constitucional, legal o sub-legal.

Tipos de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos


La responsabilidad en general, es la deuda, la obligación de reparar y
satisfacer, por sí o por otro, a consecuencia de delito, de una culpa o de otra
causa legal. En sentido amplio, la responsabilidad puede enunciarse como el
efecto desfavorable que recae sobre un sujeto como consecuencia de su
conducta, cuando la misma, constituida por una acción u omisión, ha violado
una norma jurídica o un pacto contractual establecido, produciendo un daño.

27
Es así, como el funcionario público, como sujeto de derecho y deberes y
por su particular posición frente al Estado y la sociedad, debe responder por
su conducta de acción u omisión una vez que le sea requerida por la
autoridad correspondiente, lo cual se materializa en la determinación de su
responsabilidad por tal acción u omisión.
Esta responsabilidad no se limita a la esfera pública sino que puede
trascender a su esfera privada y personal, de allí que surjan los diferentes
tipos de responsabilidades que constitucional y legalmente se acumulan
como consecuencia de su actividad o ejercicio de la función pública, la cual
se puede clasificar en:
1. Responsabilidad Civil: Es la que tiene lugar cuando un funcionario
público, en ejercicio de sus funciones, ya sea por acción u omisión, produce
un daño de orden patrimonial a un tercero o a la propia administración, que
puede ser el resultado o de una acción de repetición por parte del Estado
(cuando éste haya tenido que responderle a un tercero por un acto de un
funcionario), o una acción directa del Estado contra el funcionario (derivada
de los juicios contra la corrupción), o de un tercero directamente contra el
funcionario.
2. Responsabilidad Disciplinaria: Es aquella que luego del
procedimiento correspondiente, declaran, según los casos, las máximas
autoridades o los superiores jerárquicos de los propios organismos donde
laboran los funcionarios a quienes ella afecta, cuando estos han incumplido o
más bien entren en los supuestos que el estatuto de la función pública pueda
establecer como falta.
3. Responsabilidad Penal: Se produce cuando los perjuicios del hecho
dañoso alcanzan a la sociedad. Surge en un funcionario público cuando éste
adecua su conducta a aquellos presupuestos fácticos que diversas leyes
especiales tipifican como delito y que acarrea la aplicación de una pena.
4. Responsabilidad Política: Es aquella cuya competencia y sanción le
corresponde al órgano legislativo nacional, su máxima expresión es el voto

28
de censura, puede exigírsela a ciertos funcionarios o jerarcas de la
administración. Es imputable sólo a las máximas autoridades del Poder
Ejecutivo, que son las personas que ocupan cargos de dirección política,
nadie aparte de tales personas, puede incurrir en una responsabilidad de tal
naturaleza.
5. Responsabilidad Moral: Es la derivada o por efecto de la
determinación de las anteriores o en cumplimiento de una norma específica,
como en el caso de la publicación en Gaceta Oficial de la Decisión del
procedimiento de determinación de responsabilidades previsto en la Ley
Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional
de Control Fiscal (LOCGRSNCF), según lo señala el artículo 62 del vigente
Reglamento de la derogada Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República.
6. Responsabilidad Administrativa. La Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia (2009), ha definido la responsabilidad
administrativa como la que “deriva del incumplimiento de deberes formales,
la omisión de actuación administrativa, o la actuación ilegal (no configurable
en un ilícito penal), que es determinada por la Contraloría General de la
República y que se manifiesta en decisiones de responsabilidad
administrativa”.
La Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia
(2009), ha definido la responsabilidad administrativa como: la que deriva
del incumplimiento de deberes formales, la omisión de actuación
administrativa, o la actuación ilegal (no configurable en un ilícito penal),
que es determinada por la Contraloría General de la República y que se
manifiesta en decisiones de responsabilidad administrativa. En nuestro
ordenamiento jurídico, las leyes relativas al control sobre la hacienda
pública que realiza la Contraloría General de la República, han limitado
la responsabilidad administrativa a la que declara dicho organismo al
sancionar la violación de las normas que ella tutela en forma expresa.

29
Se puede decir que, La responsabilidad administrativa, es la que luego
del procedimiento correspondiente, declaran los organismos técnicos -
externos e internos- cuando se comprueba que una determinada persona,
sea o no funcionario público, a cuyo cargo está el manejo o custodia de
fondos o bienes públicos, ha incurrido en acciones, hechos u omisiones
antijurídicas y no excusables y cuyas peculiaridades fácticas encuadran
dentro de los supuestos establecidos por la ley como generadores de
responsabilidad administrativa.
En consecuencia, la responsabilidad por culpa de la Administración es en
nuestro derecho, una responsabilidad directa, por hecho propio, ya que el
acto ejecutado por una autoridad competente en ejercicio de sus atribuciones
legales solo puede ser imputado al Estado. Por tanto, todo acto ejecutado
con dolo, negligencia o imprudencia o bien en exceso del ejercicio de un
derecho que ha sido conferido, si ha causado un daño a otro, debe ser
reparado.
Pero la responsabilidad de la Administración puede también
fundamentarse, en algunos supuestos, en la noción de riesgo, donde no
juega papel alguno la idea de culpa o falta antes mencionada. En efecto, la
teoría del riesgo se basa en la relación causa-efecto entre el perjuicio
causado y la actividad incriminada, aun cuando esta sea perfectamente
correcta. La teoría del riesgo para fundamentar la responsabilidad de la
Administración es una creación de la jurisprudencia francesa, que como se
señaló anteriormente, consideraba que la colectividad representada en la
Administración debía asumir los riesgos que se generaran cuando el
funcionamiento de algún servicio público causara un perjuicio especial a un
individuo y soportar igualmente la carga de una eventual reparación.
Se observa, pues, que la teoría de la responsabilidad por riesgo reposa
en el hecho objetivo de la relación causa-efecto entre el perjuicio causado y
la actividad desarrollada, aunque no haya culpa. En lo que toca a la
responsabilidad de la Administración fundada en la noción de riesgo y con

30
prescindencia absoluta del concepto de culpa, sostienen algunos de nuestros
tratadistas entre ellos el doctor Brewer-Carias, que es una tesis
perfectamente aplicable a la responsabilidad administrativa.
Ahora bien, admitida la responsabilidad del Estado por el daño causado
por sus órganos en el ejercicio de cualquiera de las funciones del poder
público y que el particular lesionado tiene derecho a una reparación, se
plantea el problema de determinar cuál patrimonio deberá soportar esa
carga, surgiendo de esta manera la responsabilidad personal de los
funcionarios. Según De Laubadere, teóricamente pueden distinguirse tres
posibles situaciones:
1. El funcionario autor del hecho dañoso responde del mismo con su
patrimonio personal. Es la fórmula tradicional adoptada por el sistema
anglosajón, por lo menos en relación al Estado en sí mismo aunque no para
las colectividades locales.
2. Un segundo sistema por el cual la persona publica es siempre
responsable de la acción de sus agentes y del funcionamiento de sus
servicios públicos. Lo esencial de este sistema es que la víctima puede
siempre reclamar la reparación a la colectividad publica, independientemente
que esta pueda recurrir luego contra sus agentes.

3. Un tercer sistema conforme al cual, la responsabilidad incumbe según


los casos sea al funcionario sea a la persona pública. La victima debe
dirigirse a una o a otra, según las condiciones en que el daño se haya
producido. Este sistema puede conllevar accesoriamente una fórmula de
"cumulo de responsabilidades”, en virtud de la cual en ciertos casos, la
victima podrá a su elección perseguir, demandar al funcionario o a la
Administración.

Evidentemente, es interés del funcionario que el Estado lo proteja con


motivo de sus actos perjudiciales; asimismo, el particular lesionado tiene

31
interés en demandar a la persona publica, que es siempre solvente, que al
funcionario que puede no serlo.
Elementos de la Responsabilidad Administrativa
Los elementos constitutivos de la responsabilidad administrativa son:
La Lesión o Daño: es el elemento objetivo de toda reclamación
patrimonial y se define como el menoscabo material o moral cuando hay una
contravención de una norma, que una persona sufre y por la cual debe
responder otra mediante una indemnización por los deméritos, los gastos
que haya ocasionado el acto y el deterioro material directo. La Justicia exige
que esa indemnización se realice en efectivo, de manera evaluable e
individualizada en relación a una persona o a un grupo de personas. La
lesión debe contener las siguientes características:
1. La lesión patrimonial que equivale a un daño o perjuicio en la
modalidad de daño emergente o lucro cesante.
2. La lesión se define como un daño ilegítimo.
3. Hay un vínculo entre la lesión y quien la produce, entre el acto dañoso
y el agente de la Administración, por lo que actúa el poder público en uso de
sus potestades públicas.
4. La lesión debe ser real y efectiva, no debe ser potencial, porque el
perjuicio debe ser de una naturaleza que posibilite ser cifrado en dinero y con
una compensación individual, estableciéndose un nexo de causa entre la
acción que se produjo y el resultado ocasionado.
La Imputación: es la titularidad administrativa de la actividad o del
servicio donde se produjo el daño. Introduce la correcta gestión en el
funcionamiento de los servicios públicos y es relevante en la producción de
daño antijurídico. Se considera en la imputación de la responsabilidad el
riesgo creado por el que debe responder la Administración.
Antijuridicidad: La antijuridicidad no está conectada con el
comportamiento o con el hecho ilícito, sino a los efectos perjudiciales en el
patrimonio de la víctima. El daño antijurídico es el realizado cuando hay

32
ausencia de un título jurídico que sea legitimador. Cuando se prescinde de la
ilicitud o de la culpa, la responsabilidad se desplaza a la idea de la lesión
patrimonial, como fundamento del sistema. La lesión es un daño jurídico en
sí mismo.
La Relación de Causalidad: Para que haya una responsabilidad debe
existir una relación de causalidad entre lo que constituye la actuación
administrativa y el daño que se ha producido, para que la Administración
deba resarcir ese daño provocado. Se debe establecer la causa del evento
dañoso y verificar cuando se analice si se debe imputar a la Administración.
Al analizarse la relación de causalidad entre la acción administrativa y el
efecto lesivo provocado, será preciso considerar que los rasgos que definen
este nexo deben presentar inmediatez y exclusividad, deben ser de carácter
directo en referencia a las consecuencias nocivas que provocan la
reclamación.
La jurisprudencia en muchas oportunidades ha admitido formas
mediatas, o indirectas, entre la causa y los efectos, al apreciar la
responsabilidad patrimonial. Hay que recordar que cualquier acontecimiento
que lesione, surge normalmente por el resultado de un conjunto de hechos
considerados como relevantes en el resultado final.
Exclusiones de la Responsabilidad: Dentro de las posibles situaciones
de exclusión de la responsabilidad, se encuentran la exclusión por una
ausencia del título en la imputación, por el tiempo que ha transcurrido y por
haberse extinguido la obligación del pago o la reparación del daño
provocado. Se consideran por ello dentro de la exclusión por ausencia de
título en la imputación: la fuerza mayor, la culpa de la víctima y los riesgos en
el progreso.
En los casos de fuerza mayor se considera que existen condiciones de
imprevisibilidad e inevitabilidad por las que la responsabilidad es exonerada.
En referencia a la culpa de la víctima, se entiende que se rompe el nexo
causal, excluyendo la responsabilidad administrativa y debe ser acreditado.

33
En cuanto a los riesgos del progreso, no son indemnizables en general los
daños derivados de circunstancias que pudieron preverse o evitarse en el
momento de producirse el daño. Lo importante a destacar es la garantía que
establece la Administración ante el orden jurídico establecido frente a los
daños que puedan producirse en su seno.

Implicaciones Vinculadas con la Corrupción Administrativa de los


Funcionarios Públicos Venezolanos
Antes de tratar el punto de los delitos de la Ley Contra la Corrupción, es
conveniente aclarar algunos puntos relacionados con las responsabilidades
de los funcionarios públicos y de otras personas que sin ser funcionarios
pueden ser objeto de responsabilidades por la gestión del patrimonio público,
visto que son las personas naturales las que materializan la actividad del
Estado y en ellas recae las consecuencias de su actuación, por la particular
responsabilidad que deriva de la administración, custodia, disposición o que
de cualquier forma guarden relación con los recursos públicos en los
términos contemplado en la Ley.
En este sentido, la Ley Contra la Corrupción, contiene toda una variedad
de penas que oscilan entre seis (06) meses a diez (10) años de prisión y
multas que van desde el veinte por ciento (20 %) al cien por ciento (100 %)
del valor de los bienes objeto de los delitos o utilidad procurada. Y dada la
naturaleza de los delitos, contempla penas accesorias de aplicación
diferentes de la legislación penal ordinaria (en la cual la inhabilitación es por
el tiempo que dure la pena), al condenar al funcionario o empleado público
responsable de delitos contenidos en la Ley.
Así mismo; artículo 33 de la misma Ley consagra la responsabilidad
civil, penal, administrativa o disciplinaria y sanción, con multa de cincuenta
(50) a quinientas unidades tributarias (500 U.T.). Además de la destitución,
con la inhabilitación para el ejercicio de la función pública a partir del
cumplimiento de la condena hasta por cinco años, y a los Jueces en los

34
casos del artículo 83 con la prohibición del reingreso a la carrera judicial por
el transcurso de veinte (20) años después de cumplida la pena.
Por otro lado, en la Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República y del Sistema Nacional de Control Fiscal (LOCGRSNF), están
plasmados los “supuestos generadores de responsabilidad administrativa”
relativo a los actos contrarios a los órganos de control fiscal, que ameritan
multas y se refieren concretamente a las faltas contra los órganos de
actuación fiscal. En el artículo 93:
Las potestades sancionatorias de los órganos de control serán
ejercidas de conformidad con lo previsto en la Constitución de la
República y las leyes, siguiendo el procedimiento establecido en esta
Ley para la determinación de responsabilidades. Dicha potestad
comprende las facultades para:
1.Declarar la responsabilidad administrativa de los funcionarios,
funcionarias, empleados, empleadas, obreros y obreras que presten
servicio en los entes señalados en los numerales 1 al 11 del artículo 9
de esta Ley, así como de los particulares que hayan incurrido en los
actos, hechos u omisiones generadores de dicha responsabilidad.
2. Imponer multas en los supuestos contemplados en el artículo 94
de la presente Ley.
3. Imponer las sanciones a que se refiere el artículo 105 de esta Ley.

Por consiguiente, en el artículo 94 ejusdem;


Serán sancionados, de acuerdo con la gravedad de la falta y a la
entidad de los perjuicios causados, con multa de cien Unidades
Tributarias (100 U.T) a un mil Unidades Tributarias (1.000 U.T), que
impondrán los órganos de control previstos en esta Ley, de
conformidad con su competencia:
1. Quienes entraben o impidan el ejercicio de las funciones de los
órganos de control fiscal.
2. Quienes incurran reiteradamente en errores u omisiones en la
tramitación de los asuntos que deban someter a la consideración
de los órganos de control fiscal.
3. Quienes sin motivo justificado, no comparecieren cuando hayan
sido citados por los órganos de control fiscal.
4. Quienes estando obligados a enviar a los órganos de control fiscal
informes, libros y documentos no lo hicieren oportunamente.
5. Quienes estando obligados a ello, no envíen o exhiban dentro del
plazo fijado, los informes, libros y documentos que los órganos de
control fiscal les requieran.

35
6. Quienes designen a los titulares de los órganos del control fiscal
en los entes y organismos señalados en los numerales 1 al 11 del
artículo 9 de esta Ley al margen de la normativa que regula la
materia.

Omisión:
Por otra parte la Ley Contra la Corrupción, omite la penalización por el
desempeño simultáneo de más de un cargo público y por el disfrute de más
de una jubilación o pensión, prohibición que, con las excepciones de rigor,
está plasmada en el artículo 148 del texto constitucional.

Bases Legales
El sustento legal, se refiere a la relación entre el o los elementos de
estudio con las referencias de instrumentos legales y normativos, tales
como: La Norma Suprema o Carta Magna, Leyes Orgánicas, Leyes
Ordinarias, Reglamentos de Leyes, Decretos, Resoluciones y
Ordenanzas, tratados y convecciones entre otras. De este marco,
Stracuzzi y Martins (2007), afirman que “la fundamentación legal o
bases legales se refieren a la normativa jurídica que sustenta el estudio”
(p.69). Mientras, que para Veliz (2009), “las bases legales de un trabajo
consisten en citar artículos y comentarios vinculados con el tema objeto
de estudio” (p. 20). Para citar las bases legales se debe tomar en
cuenta a la pirámide de Kelsen, el cual es un método jurídico estricto.
La pirámide kelsiana, para Ramos (2011) es “categorizar las
diferentes clases de normas ubicándolas en una forma fácil de distinguir
cual predomina sobre las demás”, también comenta el autor que se
debe iniciar con la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, las Leyes Orgánicas, los Decreto Ley, Ordenanza Municipal,
entre otros. Enunciando que las normas o leyes que componen un
sistema jurídico, se relacionan unas con otras según el principio de
jerarquía, por lo que una ley que se encuentra por debajo no puede

36
contradecirse con otra que esté por encima ya que la misma no tendría
efecto jurídico o no debería tenerlos. A continuación se detalla el
andamiaje jurídico que cimenta este estudio:

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)

Primeramente en nuestra Carta Magna Venezolana, en los artículos 25 y


139 de la constitución establecen lo siguiente;
Artículo 25: Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que
viole o menoscabe los deberes garantizados por esta Constitución y
la ley es nulo, y los funcionarios públicos y funcionarias públicas que
lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y
administrativa, según los casos, sin que les sirva de excusa órdenes
superiores.

Artículo 139. “El ejercicio del Poder Público acarrea


responsabilidad individual por abuso de poder o por violación de
ley”.
Se consagra así, de modo general y con rango constitucional, la
responsabilidad personal e individual de los funcionarios públicos por abuso
de poder, por violación de ley, o por ordenar o ejecutar actos que violen o
menoscaben los derechos garantizados por la propia Constitución. En este
sentido, importa destacar que las normas constitucionales anteriormente
transcritas, utilizan las expresiones "acto del Poder Público” y "ejercicio del
Poder Público”, de lo cual podemos concluir que esta consagración
constitucional de la responsabilidad individual de los funcionarios públicos se
refiere a todas las personas que ejerzan el Poder Público.
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA) (1981)

La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos también contiene


algunas disposiciones relativas a la responsabilidad de los funcionarios o
servidores públicos. En efecto, el artículo 3° de la citada ley establece:
Los funcionarios y demás personas que presten servicios en la
administración pública, están en la obligación de tramitar los asuntos

37
cuyo conocimiento les corresponda y son responsables por las faltas
en que incurran. Los interesados podrán reclamar, ante el superior
jerárquico inmediato, del retardo, omisión, distorsión o
incumplimiento de cualquier procedimiento, trámite o plazo, en que
incurrieren los funcionarios responsables del asunto. Este reclamo
deberá interponerse en forma escrita y razonada y será resuelto
dentro de los quince (15) días siguientes. La reclamación no
acarreará la paralización del procedimiento, ni obstaculizará la
posibilidad de que sean subsanadas las fallas u omisiones. Si el
superior jerárquico encontrare fundado el reclamo, impondrá al
infractor o infractores la sanción prevista en el artículo 100 de la
presente Ley sin perjuicio de las demás responsabilidades y
sanciones a que hubiere lugar.

Ley Orgánica de la Administración Pública (LOAP) (2001)

En la referida Ley, se establecen los principios y bases que rigen la


organización y el funcionamiento de la Administración Pública; los principios
y lineamientos de la organización y funcionamiento de la Administración
Pública Nacional. Dentro de los principios está el de rendición de cuentas, en
el artículo 11; “Las autoridades, funcionarios y funcionarias de la
Administración Pública deberán rendir cuentas de los cargos que
desempeñen, en los términos y condiciones que determine la ley”.

Ley del Estatuto de la Función Pública (LEFP) (2002)

La presente Ley rige las relaciones de empleo público entre los


funcionarios y funcionarias públicos y las administraciones públicas
nacionales, estadales y municipales, lo que comprende en su artículo 79:
Los funcionarios públicos responden penal, civil, administrativa y
disciplinariamente por los delitos, faltas, hechos ilícitos e
irregularidades administrativas cometidas en el ejercicio de sus
funciones. Esta responsabilidad no excluye la que pudiere
corresponderles por efecto de leyes o de su condición de
ciudadanos.
Aquel funcionario o funcionaria público que estando en la obligación
de sancionar, no cumpla con su deber, será sancionado por la
autoridad correspondiente conforme a lo establecido en la presente
Ley, sus reglamentos y demás leyes que rijan la materia. Esta

38
responsabilidad no excluirá la que pudiere corresponderles por
efecto de otras leyes o de su condición de ciudadanos o ciudadanas.

En efecto, la disposición legal distingue la responsabilidad administrativa


de la responsabilidad disciplinaria, lo cual parece una innovación de nuestro
legislador, pues en doctrina se conocen tres responsabilidades: la civil, que
surge por la violación de una norma civil; la responsabilidad penal que se
origina de la transgresión de una norma penal y la responsabilidad
administrativa que emana de la inobservancia de una regla administrativa”.

Ley Contra la Corrupción (LCC) (2003)

La Ley contra la Corrupción (LCC) en el Título IV define los Delitos contra


el Patrimonio Público y la Administración de Justicia y la aplicación, la
correspondiente responsabilidad penal. En este sentido, existe
responsabilidad penal cuando la conducta realizada por el (la) funcionario(a)
aparece establecida en la ley como delito, todo en virtud del principio de
legalidad de los delitos y de las penas. Los principales delitos contenidos en
la Ley.
Artículo 21: Los funcionarios y empleados públicos responden civil, penal,
administrativa y disciplinariamente por la administración de los bienes y
recursos públicos, de conformidad con lo establecido en la ley”.
Articulo 90: Ningún procedimiento administrativo o de cualquier otra
naturaleza impedirá el ejercicio de la acción penal y de la acción civil que de
ella se derive.
Dentro de este marco jurídico, en el artículo 46, define el enriquecimiento
ilícito como el incremento patrimonial desproporcionado a los ingresos
percibidos por el (la) funcionario(a) en ejercicio de sus funciones, que no
pudiere justificar y que no constituya otro delito, supuesto que se extiende a
otros sujetos, por ejemplo, contratistas con entes u órganos públicos. En este
punto cabe preguntarse si no constituye una inversión de la carga de la
prueba el hecho de colocar en cabeza del funcionario el tener que justificar el

39
incremento del patrimonio y así mismo una violación al principio de
presunción de inocencia.

Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema


Nacional de Control Fiscal (LOCGRSNCF) (2010)

Por otra parte, la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y


del Sistema Nacional de Control Fiscal, específicamente en su Capítulo II
establece las Responsabilidades señalando en su artículo 82 “Los
funcionarios, empleados y obreros que presten servicios en los entes
señalados en el artículo 9, numerales 1 al 11, de esta Ley, así como los
particulares a que se refiere el artículo 52 de esta Ley, responden penal, civil
y administrativamente de los actos, hechos u omisiones contrarios a norma
expresa en que incurran con ocasión del desempeño de sus funciones”.
Igualmente el artículo 91 ejusdem reza “sin perjuicio de la responsabilidad
civil o penal, y de lo que dispongan otras leyes, constituyen supuestos
generadores de responsabilidad administrativa los actos, hechos u omisiones
que se mencionan a continuación…”

40
CAPITULO III

MARCO METODOLÓGICO

El recorrido metodológico busca establecer una relación directa


entre los diversos requisitos que propone un orden lógico para que la
investigación mantenga un sentido y a la vez direccione los
procedimientos metodológicos que son los que permiten la
sustentación procedimental. A respecto Martínez (2009), sostiene que el
marco metodológico, “es la instancia referida a las métodos, diversas
reglas, registros, técnicas y protocolo con los cuales una teoría y su
método calculan las magnitudes”.
Por su parte a Balestrini (2001), comenta que el Marco Metodológico, es
el “conjunto de procedimientos lógicos tecno-operacionales implícitos en todo
proceso de investigación, con el objeto de ponerlos de manifiesto y
sistematizarlos para descubrir y analizar los supuestos del estudio, asi como
también reconstruir los datos, a partir de los conceptos teóricos” (p. 125). En
este momento metodológico se devela el paradigma, enfoque, el diseño, el
tipo, el nivel del estudio como también las técnicas de recolección y análisis
de la información.

Tipo de Investigación

De acuerdo al problema planteado y a los objetivos a alcanzar, la


investigación referida a La Regulación Legal de la Responsabilidad
Administrativa, y sus Implicaciones en los Funcionarios de la Administración
Pública Venezolana, se considera como una investigación de tipo
descriptiva-explicativa, orientada a analizar el comportamiento de la variable
en el contexto de estudio.

41
Para Arias (2006), la investigación descriptiva “consiste en la
caracterización de un hecho, fenómeno, individuo o grupo, con el fin de
establecer su estructura o comportamiento”.
De acuerdo a este criterio se debe tener perfectamente clara la
problemática a abordar, hasta donde se quiere llegar y contar con las
herramientas o recursos necesarios para alcanzar los objetivos antes
planteados. Del mismo modo, la investigación es documental en virtud de
que según Finol y Nava (1996), la investigación documental es el proceso
sistemático de búsqueda, selección, lectura, registro, organización,
descripción, análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes
documentales existentes en torno a un problema, con el fin de encontrar
respuesta a interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento
humano.

Diseño de la Investigación

Según lo señalado por Balestrini (2006), el diseño de investigación es “un


plan global de investigación que integran de un modo coherente y
adecuadamente correcto, técnicas de recogida de datos a utilizar, análisis
previstos y objetivos”. En lo que respecta a la investigación planteada, la
Regulación legal de la Responsabilidad Administrativa, y sus Implicaciones
en los Funcionarios de la Administración Pública Venezolana, va en un
diseño de investigación cualitativa, la cual consiste en un método científico y
en la recopilación de datos no numéricos pues la información se recopila a
través de jurisprudencias, leyes o diversos medios para obtener información.
En la investigación cualitativa, va partiendo principalmente hacia las
ciencias sociales, es por ello por lo que, también se decide trabajar a través
de ella. Otro aspecto importante de la investigación cualitativa es que
realmente no parte o plante una hipótesis, si no que a raíz de las preguntas
planteadas se puede ir construyendo diversas interpretaciones y
conclusiones de lo que se desea estudiar.

42
Método de la Investigación

Los métodos de investigación son las herramientas que usamos para la


recolección de datos y así, de esta forma, podemos formular y también las
preguntas centrales y llegar a nuestras propias conclusiones mediante el
análisis de la información en el campo de estudio. También debemos saber
que, en la investigación, los métodos nos sirven para poder localizar y
delimitar el problema planteado, podemos recolectar los datos más
importantes y posteriormente, comprobar o respaldar el tema que se está
investigando.
En este sentido, al tratarse de un estudio de tipo documental y al ser sus
fuentes por excelencia, los diversos textos legales y documentos doctrinales
en todas sus posturas, la técnica aplicada fue la observación documental,
definida por Hochman y Montero (2001). Se aplicará la observación
documental por cuanto la investigación se basó en textos, documentos,
revistas, tesis y artículos, entre otros, los cuales constituyeron el soporte del
estudio a manera de bases teóricas y antecedentes, percatándose el autor,
de esta forma, de toda la información escrita acerca del tema escogido.

Técnicas de Recolección de la Información

Las técnicas de investigación son el conjunto de herramientas,


procedimientos e instrumentos utilizados para obtener información y
conocimiento. Se utilizan de acuerdo con los protocolos establecidos en cada
metodología determinada, que le permiten obtener datos e información.
Sin embargo, no garantizan que la interpretación o las conclusiones
obtenidas sean correctas o las que se buscaban. Para esto último se
necesita una metodología o un método. Forman parte de la técnica, o sea,
del procedimiento puntual que llevamos adelante para obtener un resultado
determinado, que en este caso es el de recaudar información.

43
Del mismo modo, la investigación es documental en virtud de que
según Finol y Nava, (1996), la investigación documental es el proceso
sistemático de búsqueda, selección, lectura, registro, organización,
descripción, análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes
documentales existentes en torno a un problema, con el fin de encontrar
respuesta a interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento
humano. Técnica de lectura evaluativa, las cuales se utilizan para efectuar
una lectura crítica que permite comprender, así como valorar el mensaje del
autor.

Fases de la Investigación

En todo proceso de investigación, debe seguirse un plan que encamine al


investigador a lograr sus objetivos de una manera práctica, conservando una
estructura y un orden, por lo que se realizó la presente investigación de
acuerdo a las siguientes fases:
Fase I: Recolección de la información. En esta fase se realizó una
profunda búsqueda de información mediante visitas a bibliotecas y contero
de información, con el propósito de obtener la información requerida para la
compilación de una bibliografía general sobre el tema, es decir, listados de
títulos de obras y documentos en general, tales como: Publicaciones
Periódicas (revistas especializadas, prensa, folletos), derivados de eventos
(foros, seminarios, ponencias), trabajos de investigación, tesis de grado e
informaciones emanadas de la Internet. Luego, se abordaron una bibliografía
seleccionada con instrumentos apropiados al quehacer investigativo: lecturas
analíticas y críticas del material informativo, resúmenes y elaboración de
fichas bibliográficas y de contenido, con los datos relevantes sobre el tema
de la investigación.
Fase II: Organización y actualización de datos. Después de haber
efectuado el acopio de la información, elaborado las fichas y en general,

44
seleccionado, sintetizado y analizado el material bibliográfico, éste se
conservó adecuadamente para facilitar su uso. Aplicándose un sistema de
clasificación que permitió ubicar los datos de acuerdo a su relación,
relevancia y pertinencia sobre el tema de estudio, elaborándose un fichero
que sirvió de base para la organización del trabajo, que además de facilitar la
clasificación del material, agilizo su posterior jerarquización e interpretación.
Fase III: Aplicación de técnicas de análisis y organización. Esta tarea
consistió en la elaboración de un esquema final que orientará la redacción
del trabajo de acuerdo a los datos más útiles que se hayan recolectado.
Fase IV: Análisis lógico de los datos. A partir de la elaboración del
esquema de trabajo y de la información recopilada, se analizaron los datos
de forma lógica, a fin de determinar su validez interna y externa para precisar
su consistencia dentro del estudio, la cual conducirá a la selección definitiva
de la información a utilizar en el desarrollo de la investigación.
Fase V: Redacción del trabajo. Luego que los datos recolectados fueron
analizados, se dio comienzo a la redacción del trabajo en función del
esquema elaborado.
Fase VI: Comunicación de los resultados. En esta fase se presentaron los
resultados y hallazgos sobre el tema y se realizarán las conclusiones a las
cuales se llegó, tomando como referencia los documentos y bibliografía
especializada, así como la jurisprudencia correspondientes.

45
CAPTULO IV

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Conclusiones

Después de haber finalizado esta interesante investigación sobre; La


Regulación Legal de la Responsabilidad Administrativa, y sus Implicaciones
en los Funcionarios de la Administración Pública Venezolana, un tema de
gran interés para nuestro país, ya que son muchos los casos que
continuamente escuchamos de faltas por parte de los funcionarios públicos,
a regulación legal de la responsabilidad administrativa en la Administración
Pública venezolana es de vital importancia para garantizar la transparencia,
la rendición de cuentas y el correcto ejercicio de las funciones públicas. Esta
regulación establece las normas y procedimientos que deben seguirse en
caso de que un funcionario público incurra en faltas o incumplimientos de sus
deberes.
En Venezuela, la Ley Orgánica de la Administración Pública establece
las bases para la responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos.
Esta ley define las conductas que constituyen faltas administrativas, así
como los procedimientos para la investigación, el juicio y la imposición de
sanciones. Las implicaciones de esta regulación son diversas. En primer
lugar, establece un marco legal claro que delimita las responsabilidades de
los funcionarios públicos y las consecuencias de sus acciones u omisiones.
Esto promueve la transparencia y la rendición de cuentas, ya que los
funcionarios son conscientes de las normas que deben cumplir y las
sanciones que pueden enfrentar en caso de incumplimiento.

46
Además, la regulación de la responsabilidad administrativa busca
prevenir y sancionar actos de corrupción, abuso de poder y otras conductas
indebidas por parte de los funcionarios públicos, motivo por el cual, se llega
a las siguientes conclusiones:
 El Funcionario Público que en el ejercicio de sus funciones incurre por
la acción u omisión, negligencia afecta la disciplina o el buen funcionamiento
del servicio que presta, pueden incurrir en responsabilidades civiles, penales
o administrativas sin que pueda servirles de excusa órdenes superiores que
reciba el funcionario.
 La responsabilidad administrativa, en los funcionarios públicos no
estaba regulada suficiente y coherentemente en nuestro ordenamiento
jurídico, según lo señalado por algunos de nuestros administrativistas, entre
ellos el doctor Brewer-Carias, quien pretendió determinar la forma en que la
administración responde al administrado, por las lesiones o daños que estos
sufran en ocasión o a consecuencia del mal funcionamiento o de
funcionamiento anormal del funcionario público.
 La responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos, a pesar
de estar consagrada constitucional y legalmente en nuestro sistema, en
realidad se materializaba en poquísimos casos, ya que ella no generaba una
consecuencia, una específica sanción administrativa, sino que se convertía
en falta disciplinaria a ser impuesta a discreción por la Administración
Pública, sin embargo deben rendir cuentas de los cargos que desempeñen
en los términos y condiciones que determine la ley.
 Los ciudadanos que se sienten afectados por las faltas del
funcionarios públicos, pueden acudir ante la Defensoría del Pueblo para que
ésta inste al Ministerio Público a ejercer dichas acciones y, además, para que
la Defensoría del Pueblo solicite ante el Consejo Moral Republicano que
adopte las medidas a que hubiere lugar con respecto a tales funcionarios, de
conformidad con la ley.

47
Recomendaciones

 Para no afectar el sentido de justicia de los particulares, es equitativo


que los Entes Públicos respondan con sus recursos de los daños y perjuicios
que causan sus agentes y que opere contra estos la repetición en beneficio
del Estado.
 Ante los señalamientos de los medios de comunicación sobre las
faltas ocasionadas por los funcionarios públicos, es importante exponer los
tipos de responsabilidades de los funcionarios públicos, y consecuente
inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos de los afectados.
 La corrupción en el ejercicio de la función pública, requiere determinar
el tipo de responsabilidad vinculada a la misma y que son independientes
entre sí pero igualmente pueden estar asociadas a un mismo hecho o acto
de corrupción.
 En cuanto a los principios del procedimiento administrativo, debe
destacarse que es el artículo 141 de la Constitución el que dispone que la
Administración Pública se fundamenta en “los principios de honestidad,
participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, Rendición de
cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con
sometimiento pleno a la ley y al derecho.
 Los funcionarios y funcionarias del estado deben rendir cuentas sobre
las decisiones que adoptan y que las personas puedan solicitar y acceder a
la información que obra en poder de las entidades estatales.
 Es necesario elaborar en cada uno de los cuadros organizativos de la
Administración Pública, los reglamentos internos, manuales de funciones y
normas de procedimiento, y, que los mismos deben ser publicados en
lugares visibles, que esos instrumentos normativos deben ser memorizados
por cada uno de los trabajadores, esto con el fin de que se ilustren desde
donde comienza y donde terminan sus funciones, siendo responsables por
su extralimitación o conductas contrarías en el desempeño de las mismas.

48
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49
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Ley Contra la Corrupción. (2003) Gaceta Oficial de la República Bolivariana


de Venezuela, Nº 5.637 (Extraordinario). Abril 07, 2003.

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Nacional de Control Fiscal (2010). Publicada en Gaceta Oficial de la
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50
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Rondón De Sansó, H. (1990). El Procedimiento Administrativo. Caracas:


Editorial Jurídica Venezolana.

51
ANEXOS

52
Magistrado–Ponente: CARLOS ESCARRA MALAVE
Exp. Nº: 11749

Mediante escrito presentado en esta Sala el 30 de mayo de 1995, el


abogado Enrique Pérez Bermúdez, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº
10.812, actuando como apoderado judicial del ciudadano JOSÉ GREGORIO
RODRÍGUEZ SILVA, titular de la cédula de identidad Nº 9.597.275, demandó
la nulidad de la decisión del Ministro de la Defensa confirmatoria del Resuelto
Nº 506 de fecha 7 de noviembre de 1994, dictado por el Comandante
General de la Guardia Nacional mediante la cual se le pasó a situación de
Retiro como medida disciplinaria.
Solicita además el recurrente, la suspensión de los efectos del acto recurrido.
Visto el escrito se dio cuenta en Sala, se solicitó la remisión de los
antecedentes administrativos correspondientes y se pasó el expediente al
Juzgado de Sustanciación.
Admitido el recurso por auto del 18 de julio de 1995, se ordenó notificar a
los ciudadanos Fiscal y Procurador General de la República, así como librar
el cartel a que se refiere el artículo 125 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia.
Recibidos los antecedentes administrativos y efectuadas las
notificaciones, con vista a la solicitud de pronunciamiento previo se pasaron
los autos a la Sala, con el objeto de decidir sobre la medida cautelar
solicitada.
Designado Ponente, en interlocutoria del 14 de diciembre de 1995, la
Sala declaró improcedente la suspensión de los efectos del acto recurrido y
se devolvieron las actas al Juzgado de Sustanciación.
Por auto del 18 de enero de 1996 se ordenó expedir el cartel a que se
refiere el auto de admisión de fecha 18 de julio de 1995. Consignada su

53
publicación en fecha 13 de febrero de 1.996, a requerimiento hecho por el
accionante el 23 de abril del mismo año, se pasaron los autos a la Sala por
encontrarse concluida la sustanciación.
El 2 de mayo de 1.996 se designó ponente al Magistrado Humberto J. La
Roche y se fijó el quinto día de despacho para comenzar la primera etapa de
la relación, conforme a lo previsto en el artículo 94 de la Ley Orgánica de la
Corte Suprema de Justicia.
El acto de Informes tuvo lugar el 4 de junio de 1996 con la
comparecencia tanto del apoderado del recurrente como de la representante
de la Procuraduría General de la República, quienes consignaron sus
escritos que la Sala ordenó agregar a los autos.
El 18 de julio de 1996 terminó la relación y la Sala dijo “Vistos”.
En escrito presentado el 9 de octubre de 1996 la abogada representante
del Ministerio Público consignó opinión de ese despacho.
Instalado el Tribunal Supremo de Justicia en fecha 27 de diciembre de
1999, en virtud de lo previsto en la novísima Carta Magna publicada el 30 de
diciembre del mismo año, y constituida la Sala Político-Administrativa en
fecha 10 de enero de 2000 con los Magistrados Carlos Escarrá Malavé, José
Rafael Tinoco-Smith y Levis Ignacio Zerpa, se reasignó la ponencia por auto
del 24 de enero al Magistrado que con tal carácter suscribe la presente
decisión.

Llegada la oportunidad de decidir, pasa la Sala a hacerlo previa las


consideraciones siguientes:
- I -
ANTECEDENTES

De la lectura del libelo que inicia este procedimiento y demás actas que
cursan en autos, se constata lo siguiente:
1.- Con ocasión de los hechos acaecidos en mayo de 1994 donde el aquí
recurrente se vio involucrado en la muerte de un toro propiedad del
ciudadano Piteo Tremonte Garmine, es puesto a la orden del Juzgado de
Primera Instancia en lo Penal y Salvaguarda del Patrimonio Público del
Estado Amazonas por el Comandante del Destacamento de Fronteras Nº 61
al cual estaba adscrito.
2.- Paralelo al proceso penal ordinario se siguió un procedimiento
administrativo militar disciplinario, por el cual el recurrente es sometido al
Consejo Disciplinario, que concluyó con el Resuelto Nº 506 de fecha 7 de
noviembre de 1994, emanado del Comandante General de la Guardia

54
Nacional de Venezuela, contentivo de su pase a situación de retiro como
medida disciplinaria.
3.- Notificado de la medida mediante Oficio Nº CG- CP- DAP- DDJM-
0725 de fecha 16 de noviembre de 1994, suscrito por el Jefe del Comando
de Personal de la Guardia Nacional de Venezuela, en fecha 5 de diciembre
del mismo año, ejerció el recurrente el recurso de reconsideración ante el
órgano emisor del acto.
4.- Habiendo confirmado el Comandante General de la Guardia Nacional
la sanción el 5 de enero de 1995, en Oficio Nº CG- CP- DAP- DDJM-
DGN- 0878, ejerció el impugnante el recurso jerárquico ante el Ministro de la
Defensa por escrito presentado el 16 de enero de 1995.

5.- Al folio 18 consta la Resolución Nº 3863, de fecha 19 de mayo de


1.995, en virtud de la cual el Ministro de la Defensa ratifica en todas y cada
una de sus partes el contenido de la Resolución Nº 506, de fecha 7 de
noviembre de 1.994, y que anexó el recurrente marcado con la letra “j”.

- II -
ARGUMENTACIÓN DE LOS SUJETOS PROCESALES

1.- Fundamento del recurso.


Solicita el recurrente la nulidad de la medida sancionatoria de pase a
situación de retiro sobre la base de un único argumento cual es, que en el
presente caso se siguieron dos investigaciones paralelas: una administrativa
disciplinaria militar que concluyó con el resuelto objeto de este recurso,
contentivo de la medida de pase a situación de retiro, y la llevada a cabo por
el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal y de Salvaguarda del Patrimonio
Público del Estado Amazonas, contenida en la causa penal Nº 94-4244.
Al respecto señala el apoderado actor que: “...Se llega a la conclusión
que se han violentado una serie de normas legales… artículos 155 de la Ley
Orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales y 14 del Código de Justicia
Militar, … al respecto la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de
Justicia en sentencia del 27 de octubre de 1993 … dejó asentado que tales
vicios -ser sancionados administrativamente antes de producirse la decisión
judicial- uno de nulidad absoluta al prescindir la administración del
procedimiento establecido y otro de anulabilidad al carecer la medida de
base legal, afectan la validez del acto impugnado, y por ende resulta
procedente su declaratoria de nulidad...”

55
2.- Argumentación de la Procuraduría General de la República.
En fecha 4 de junio de 1986, la representación de la Procuraduría
General de la República presenta escrito mediante el cual rechaza y
contradice el recurso de nulidad intentado por el accionante, y ratifica la
validez y eficacia del acto administrativo, y fundamenta su opinión en
sentencia de la Sala Político Administrativa de la extinta Corte Suprema de
Justicia de fecha 19 de junio de 1990, de la que se puede extraer:
“....porque los hechos (aunque sean los mismos) no se
consideran “sub lumen penales” en razón de lo cual la sentencia
penal no produce, respecto de ellos – el procedimiento administrativo
disciplinario -, cosa juzgada. ... omissis.... ya que la certeza en
materia disciplinaria no tiene por qué ser la misma en materia penal.
“ .... no excluye la apertura de un proceso disciplinario el
que se conozca de los mismos hechos en un proceso penal, ni que
administrativamente probados éstos, se impongan como punto final
de ese proceso las sanciones disciplinarias correspondientes”.

3.- Opinión de la Fiscalía General de la República.


La representación fiscal estima que el recurso debe ser declarado sin
lugar, en tanto y cuanto no guardan identidad las responsabilidades penal,
civil, administrativa o disciplinaria, por lo que ninguna de ellas prejuzga en
relación con las otras, a menos que la ley expresamente así lo señale.
Concluye la Fiscalía señalando que la indicación que hace el recurrente
sobre la violación de disposiciones de rango legal, “además de constituir una
falta de técnica libelar”, no afecta la validez del acto impugnado, ya que éstas
se refieren a materia distinta a la del acto impugnado.

- III -
PARA DECIDIR LA SALA OBSERVA

El hecho controvertido que constituye la razón de ser de este


procedimiento jurisdiccional, se circunscribe a la determinación de si es
necesaria la producción de una sentencia por parte de la jurisdicción penal
ordinaria, que produzca cosa juzgada sobre los hechos controvertidos, y que
sea un elemento de prejudicialidad frente a un procedimiento administrativo
de carácter disciplinario. En este sentido, la Constitución de 1961 establecía
en su artículo 46 lo siguiente:
“Todo acto del poder Público que viole o menoscabe los derechos
garantizados por esta Constitución el nulo, y los funcionarios y empleados

56
públicos que los ordene o ejecuten incurren en responsabilidad penal,
civil y administrativa SEGÚN LOS CASOS....”
Por su parte el artículo 121 del referido texto constitucional señalaba: “El
ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso de
poder o por violación de la ley”.
Por su parte la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
prevé en su artículo 25 lo siguiente: “Todo acto dictado en ejercicio del Poder
Público que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta
Constitución y la Ley es nulo; y los funcionarios públicos y funcionarias
públicas que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal,
civil y administrativa, SEGÚN LOS CASOS.
Igualmente el artículo 139 del texto constitucional vigente prevé “El
ejercicio del poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o
desviación de poder o por violación de esta Constitución o la Ley”.
Por su parte de los artículos 141 y 144 del texto constitucional se
desprende de manera clara y meridiana que existen reglas sobre
responsabilidad en el ejercicio de la función pública y sobre el régimen
disciplinario a que están sometidos los funcionarios públicos.
De las normas transcritas se puede concluir que constitucionalmente
existen cuatro formas de ver la responsabilidad del funcionario público, a
saber:
a) La civil que afecta el orden patrimonial del funcionario ( su esfera de
bienes y derechos), que puede ser el resultado o de una acción de repetición
por parte del Estado (cuando éste haya tenido que responderle a un tercero
por un a acto de un funcionario), o una acción directa del estado contra el
funcionario (derivada de los juicios de salvaguarda del patrimonio público), o
de un tercero directamente contra el funcionario, todo ello con vista a la
teoría de las faltas separables. Esta responsabilidad será exigible en la
medida en que un órgano de la justicia ordinaria civil produzca la sentencia
correspondiente.
b) La responsabilidad penal del funcionario, que deriva de la comisión de
hechos típicos, antijurídicos y culpables y teleológicamente contrarios a las
reglas y principios del orden estadal establecido. La acción penal puede estar
causada directamente por un hecho ilícito contra el Estado, o contra un
tercero. Esta responsabilidad será exigible en la medida en que un órgano de
la justicia ordinaria penal produzca la sentencia correspondiente.
c) También incurre el funcionario en responsabilidad administrativa
derivada del incumplimiento de deberes formales, la omisión de actuación
administrativa, o la actuación ilegal (no configurable en un ilícito penal), que

57
es llevada por la Contraloría general de la República y que se manifiesta en
los autos de responsabilidad administrativa, y
d) Por último, también puede incurrir el funcionario en responsabilidad
disciplinaria, cuando infrinja, o más bien entre en los supuestos que el
estatuto de la función pública pueda establecer como falta. En este sentido,
la Ley de carrera Administrativa establece una variedad de sanciones que
van desde la amonestación verbal hasta la destitución; la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos prevé sanciones pecuniarias para el
funcionario público. En definitiva las leyes administrativa prevén diversas
situaciones que pueden dar lugar a la imposición de una sanción de orden
disciplinario. Esta sanción, previo el debido proceso, normalmente es
impuesta por la máxima autoridad del organismo.
Como puede observarse cada una de las responsabilidades
señaladas supra, obedecen a procedimientos diferentes, a sujetos que la
imponen distintos, y guardan entre sí una real y verdadera autonomía, aun
cuando puedan ser originadas por un mismo hecho.
En este sentido, el artículo 101 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos prevé: “ La sanción prevista en el artículo anterior se aplicará
sin perjuicio de las acciones civiles, penales o administrativas a que haya
lugar. Igualmente, quedan a salvo las demás sanciones previstas en la Ley
de Carrera Administrativa”.
En efecto, si en un procedimiento administrativo un funcionario produce
una distorsión, o un retardo doloso en los términos del artículo 3 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativo o toma una decisión por
cohecho, violencia, soborno o fraude (numeral 3 del artículo 97 de la ley de
formas administrativa), puede ser objeto de sanciones con entidad jurídica
distinta, y en consecuencia se le puede abrir un juicio penal y establecerse
mediante sentencia del juez competente su responsabilidad; puede ser
demandado por daños y perjuicios por un tercero y en razón de ello el juez
civil puede condenarlo; la Contraloría General de la República puede abrirle
un procedimiento y establecer su responsabilidad administrativa, y multarlo;
y, puede ser objeto de un procedimiento disciplinario que acarree su
destitución.
Lo que está prohibido constitucional y legalmente es que por el mismo
hecho pueda ser objeto de diversidad de sanciones de una misma entidad o
naturaleza. No puede ser sancionado penalmente dos veces por el mismo
hecho; tampoco puede ser objeto de diversas demandas (salvo los casos de
litisconsorcio y de la acción de repetición) por el mismo hecho la Contraloría

58
no puede imponerle dos multas distintas; ni el superior jerarca puede a la vez
amonestarlo y destituirlo por el mismo hecho.
Igualmente considera esta Sala que no existe prejudicialidad entre un
procedimiento y otro, tampoco el establecimiento de los hechos de un
proceso que produzcan una sentencia pasada por autoridad de cosa
juzgada, prejuzga sobre los otros procedimientos.
En efecto, como se ha dicho, se trata de responsabilidades que aun
cuando causadas por un mismo hecho atienden a naturalezas distintas,
procedimientos diferentes y a diversas autoridades que imponen la sanción.
Y así se declara.
En el caso de autos el hecho que origina los procedimientos se centra a
que el recurrente se vio involucrado en la muerte de un semoviente, razón
por la cual de un lado se le abrió el procedimiento administrativo disciplinario
de carácter militar, y por el otro un procedimiento penal a fin de determinar el
dolo o la culpa en su conducta, ver si ésta se encontró inmersa en un
supuesto típico delictual establecido por la ley, a fin de determinar su
responsabilidad penal.
La infracción a las reglas de honor, honestidad, transparencia, rendición
de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de su actuación como militar
pueden o no constituir un delito, y sin embargo pueden ser suficientes para
una sanción disciplinaria. La prueba del delito parte de presupuestos
totalmente diferentes a las que se requieren para demostrar un ilícito
administrativo. Pudieran coincidir o concurrir, pero no existe una relación de
causalidad entre una y otra. Y así se declara.
Por otro lado pretender que la administración no tenga la potestad de
sancionar a sus integrantes, que hayan estado incursos en faltas, violentaría
las reglas de jerarquía, conducta, disciplina y obediencia que constituyen el
sustratum de la organización militar. Para los jerarcas de la administración en
general y de la Fuerza Armada en particular, más que una potestad
discrecional, constituye un deber insoslayable el velar porque los principios
en que se fundamenta la administración pública – de acuerdo al artículo 141
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela - , se cumplan.
Por lo que, en el caso de marras los órganos actuantes tenían tanto el deber
genérico como la obligación específica de abrir, sustanciar y decidir el
procedimiento disciplinario. Y así se declara.
Siendo el único vicio alegado por el recurrente el de la diversidad de
procedimientos, y encontrando esta Sala que la actuación de la
Administración Pública militar se ajustó a derecho, más aun en revisión
exhaustiva del expediente administrativo que dio lugar a la sanción

59
disciplinaria, se verificó su procedencia, adecuación y proporcionalidad, debe
esta Sala declarar sin lugar el recurso interpuesto. Y así se declara.

- IV -
DECISIÓN

Por los razonamientos expuestos, esta Sala Político Administrativa del


Tribunal Supremo de Justicia, con base al poder que emana de la soberanía
popular e impartiendo justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela y por autoridad de la Ley, conforme al artículo 253 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, declara SIN LUGAR
el recurso interpuesto por el apoderado judicial del ciudadano JOSÉ
GREGORIO RODRÍGUEZ contra la decisión del Ministro de la Defensa
confirmatoria del Resuelto Nº 506 de fecha 7 de noviembre de 1994, dictado
por el Comandante General de la Guardia Nacional mediante la cual se le
pasó a situación de retiro como medida disciplinaria.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Devuélvase el expediente
administrativo y archívese el judicial.
Dada, firmada y sellada en la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los dos días del mes de mayo del año
dos mil. Años: 190º de la Independencia y 141º de la Federación.
Presidente-Ponente,

VOTO SALVADO DEL MAGISTRADO DR. LEVIS IGNACIO ZERPA


Exp. Nº 11.749

Deploro salvar mi voto en el presente fallo, dictado en el Expediente


número 11.749, contentivo de la acción de nulidad incoada por el
ciudadano José Gregorio Rodríguez Silva, en fecha 30 de mayo de 1995,
contra la decisión tácita del Ministro de la Defensa, confirmatoria del
Resuelto N° 506 de fecha siete de noviembre de 1994, dictado por el
Comandante General de la Guardia Nacional mediante el cual se le pasó a
situación de retiro como medida disciplinaria.
Fundamento el presente Voto Salvado en las razones expuestas a
continuación.
PRIMERA

60
En esta causa se dijo Vistos el día 18 de julio de 1996. Desde esa fecha
no consta en autos ninguna actuación procesal de las partes dando el
necesario impulso al juicio. Esta inactividad sostenida en sede jurisdiccional,
tiene como consecuencia directa la paralización de la causa. Tal
paralización evidencia que no persiste el interés procesal de las partes,
imprescindible para que la cuestión sea resuelta en sede jurisdiccional.
La ausencia del interés procesal tiene como efecto ineludible, en casos
como el presente, la perención de la instancia, entendida la instancia como
el elemento dinámico de la acción, es decir, el impulso permanente de las
partes para que la cuestión sea tramitada y resuelta por el órgano
jurisdiccional. La perención de la instancia hace extinguir el proceso,
debiendo declararse sin más trámite, conforme a lo dispuesto en el artículo
86 de la vigente Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, el
cual textualmente reza así:

“Artículo 86. Salvo lo previsto en disposiciones especiales, la


instancia se extingue de pleno derecho en las causas que hayan
estado paralizadas por más de un año. Dicho término empezará a
contarse a partir de la fecha en que se haya efectuado el último acto
de procedimiento. Transcurrido el lapso aquí señalado, la Corte, sin
más trámites, declarará consumada la perención de oficio o a
instancia de parte.
Lo previsto en este artículo no es aplicable en los procedimientos
penales.”

Debe observarse que el presente caso no es un procedimiento penal,


tampoco existe en nuestro ordenamiento jurídico disposición
procesal alguna, de carácter especial, que regule la situación en análisis de
manera diferente al texto transcrito. Por tales razones la solución señalada,
sobre la declaratoria de perención de la instancia, se nos
impone razonablemente y sin mayor esfuerzo hermenéutico.

SEGUNDA
Lamento reiterar por este medio que frente a la situación crítica de una
Sala Político-Administrativa recibida en estado de grave colapso, con cerca
de seis mil causas pendientes de conocimiento y decisión, no me parece
razonable dedicar valioso tiempo y significativo esfuerzo en juicios como el
presente, donde el interés procesal como requisito imprescindible para que
pueda sentenciarse el mérito de la pretensión, está notoriamente ausente
desde hace tiempo; juicios en los cuales revivirlos ahora carece de toda

61
finalidad procesal útil. Creo que debe imponerse una mejor utilización de los
recursos con que cuenta la Sala.
En este caso se trata de una causa cuya sentencia no se dictó
a tiempo, para la cual la única solución válida que establece en forma
expresa el ordenamiento jurídico venezolano, es la declaratoria de perención
de la instancia, con la consiguiente extinción del proceso. Así ha debido
limitarse a declararlo la Sala.
Presento este Voto Salvado ante la Secretaria de la Sala, en Caracas, el
ocho de mayo del año 2000.

El Presidente-Ponente,

Exp.11.749.
Publicada la anterior sentencia en fecha 09-05-2000 bajo el número de
sentencia 01030.

MAGISTRADO PONENTE: LEVIS IGNACIO ZERPA


EXP. Nº 16500
Mediante escrito presentado el 05 de octubre de 1999 por ante la Sala
Político-Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia, los abogados
Enrique Sánchez Falcón y Freddy J. Orlando, inscritos en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo los números 4.580 y 6.960
respectivamente, actuando con el carácter de apoderados judiciales del
ciudadano RAMÓN A. GUILLÉN, titular de la cédula de identidad Nro.
5.968.553, interpusieron recurso contencioso-administrativo de nulidad
contra el acto administrativo contenido en la resolución s/n de fecha 06 de
abril de 1999, dictada por el CONTRALOR GENERAL DE LA
REPÚBLICA, en virtud de la cual se confirmó el auto de responsabilidad
administrativa de fecha 03 de marzo de 1998, proveniente de la Dirección de

62
Averiguaciones Administrativas de la Dirección General de Control de la
Administración Central y Descentralizada de la Contraloría General de la
República.
Del anterior escrito y sus anexos se dio cuenta en Sala el 06 de octubre
de 1999. En la misma fecha se solicitó el expediente administrativo
correspondiente.
Remitido el expediente el 14 de diciembre de ese mismo año, el Juzgado
de Sustanciación admitió el recurso incoado por auto de fecha 01 de febrero
de 2000.
Concluida la sustanciación en fecha 19 de octubre de 2000, se ordenó
pasar el expediente a la Sala Político-Administrativa.
Con motivo de la entrada en vigencia de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, aprobada por referéndum del 15 de diciembre de
1999, se constituyó la Sala Político-Administrativa el 10 de enero de 2000 y
por auto de fecha 25 de octubre del mismo año, se designó ponente al
Magistrado Levis Ignacio Zerpa, fijándose el 5º día de despacho para
comenzar la relación.
En virtud de la designación de los Magistrados Hadel Mostafá Paolini y
Yolanda Jaimes Guerrero, y la ratificación del Magistrado Levis Ignacio
Zerpa, por la Asamblea Nacional en sesión de fecha 20 de diciembre de
2000, publicada en la Gaceta Oficial Nro. 37.105 del día 22 del mismo mes y
año, se reconstituyó la Sala Político-Administrativa el 27 de diciembre de
dicho año, y se ratificó como ponente al Magistrado antes indicado, quien
con tal carácter suscribe el presente fallo.
Siendo el 25 de enero de 2001 la oportunidad fijada para la consignación
de los informes, comparecieron las partes y presentaron los escritos
correspondientes.
En la misma fecha terminó la relación y se dijo “Vistos”.
Por diligencia del 27 de septiembre de 2001, los apoderados judiciales
del actor solicitaron el pronunciamiento de esta Sala.

I
FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE NULIDAD
La Dirección de Averiguaciones Administrativas de la Dirección General
de Control de la Administración Central y Descentralizada de la Contraloría
General de la República, resolvió declarar la responsabilidad administrativa
del ciudadano Ramón A. Guillén, en su condición de Asistente al Director de
Crédito Público del Ministerio de Hacienda, por presuntas irregularidades

63
administrativas cometidas en el ejercicio de su cargo durante el período
comprendido entre los meses de julio de 1994 y marzo de 1995.
Las irregularidades imputadas se circunscriben a la supuesta actuación
del recurrente, por la cual conformó un documento de autorización de
compra de divisas para la cancelación de la deuda pública externa signada
con el Nro. HCP-AD-42 del 19 de enero de 1995, quedando constancia en
dicho documento que la tramitación de la transferencia por U.S. $ 9.479.880,
se efectuó a nombre de la sociedad mercantil SAMANA INT., en la cuenta
Nro. 337006450 del Republic International Bank of New York, U.S.A., sin que
a la empresa indicada se le solicitara la constancia de ser beneficiaria o
tenedora de los pagarés números 31 al 48, derivados de la suscripción del
contrato de fecha 16 de mayo de 1988, entre la República de Venezuela, por
órgano del Ministerio de la Defensa, y la sociedad mercantil OTO MELARA
SPA.
La conducta desplegada constituyó, a juicio del órgano contralor, un
hecho generador de responsabilidad administrativa, de conformidad con lo
dispuesto en el numeral 8 del artículo 41 de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público, al desmejorarse derechos del Estado Venezolano
inherentes a la referida contratación.
Ante las circunstancias narradas, los apoderados judiciales del recurrente
procedieron a interponer recurso contencioso-administrativo de nulidad
contra el acto administrativo emanado del Contralor General de la República
por el cual se confirma el acto original, refutando la responsabilidad
administrativa de Ramón A. Guillén, en los siguientes términos:
1.- Discuten, en primer lugar, la sustanciación seguida durante el
procedimiento administrativo sin la formal apertura de la averiguación
administrativa, tal como lo prevé el artículo 115 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República, publicada en Gaceta Oficial Nro. 5.017
del 13 de diciembre de 1995. En tal sentido, señalan que al haberse fijado en
fecha 21 de mayo de 1997, un plazo a la abogada encargada de las
actuaciones encomendadas, es una situación que demuestra claramente, de
conformidad con lo previsto en el artículo 53 del Reglamento de la
Contraloría General de la República, el cumplimiento de una fase de
sustanciación sin la previa apertura de la averiguación administrativa
correspondiente, la cual tuvo lugar el 15 de julio de 1997.
Asimismo, afirman la existencia de una serie de actuaciones efectuadas
con relación a la sociedad mercantil Samana Int., por un delegado especial
en Nueva York, con fecha anterior a la que marcó el inicio de la

64
sustanciación del caso, es decir, nueve meses antes de la fecha en la cual se
dictó el correspondiente auto de averiguación administrativa.
Respecto de ello, también reclaman que no consta en autos la
información antes indicada, lo cual viola, según plantean, el principio de la
unidad del expediente, consagrado en el artículo 31 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, haciendo irregular lo actuado por el órgano
contralor y, en particular, la formulación de cargos hecha a su mandante.
Manifiestan, que como elemento constitutivo de las irregularidades
presentes en el expediente, se halla la circunstancia de que habiendo sido
dictado el auto de apertura en fecha 15-07-97, corra inserto en el expediente
administrativo del caso, el memorándum Nro. 05-00-03-2903 del 16-07-97,
emanado de la Dirección de Control del Sector Económico y Financiero,
dirigido a la Dirección de Averiguaciones Administrativas, por el cual se le
remitió un proyecto de apertura en relación con el asunto discutido.
Sostienen que de este último se recibió respuesta el día 04 de agosto de
1997, sobre la asignación del número respectivo al expediente del caso.
Indican que para esta fecha ya había transcurrido un lapso suficiente desde
que se diera apertura a la averiguación administrativa indicada.
Mencionan asimismo que como consecuencia de lo expuesto, se alteró
el orden cronológico de las actuaciones, lo cual, afirman, transgrede también
los citados artículos 31 y 51 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos y 115 de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República, relativos a la unidad del expediente.
Destacan de otra parte, que los documentos incorporados al expediente
por funcionarios que se trasladaron a Italia, pero omitidos en la decisión,
desvirtúan por completo cualquier posible conducta irregular de su
representado.
Insisten igualmente en la existencia de un intercambio de
correspondencia entre el entonces Ministro de Hacienda y la sociedad
mercantil OTO MELARA SPA, relativo a la reestructuración de la deuda, lo
cual, en criterio de los apoderados judiciales, revela que lo que hizo su
representada fue continuar lo que en el Ministerio de Hacienda era un normal
proceso de pago de deuda pendiente, cumpliendo él con las obligaciones
que tenía a su cargo.
2.- En lo que atañe a las consideraciones de fondo, afirman los
apoderados judiciales que su representado no es responsable de los hechos
imputados, pues no se señalaron las normas legales, reglamentarias o de
orden interno, que supuestamente obligarían al recurrente a realizar la
conducta a que se refiere la citada imputación. Aducen así la violación del

65
derecho a la defensa, al no tener conocimiento de las razones legales en que
la Dirección de Averiguaciones Administrativas se apoyó para imputar a su
mandante las verificaciones aludidas en el acto de destitución.
Seguidamente, sostienen que no es su representado quien autorizó la
compra de divisas o la transferencia de las mismas, sino que simplemente
conformó la tramitación administrativa de la referida autorización. Al respecto
señalan que de haber existido algún desmejoramiento de los derechos del
fisco nacional, ello sería responsabilidad de la persona que ordenó los pagos
y no de quien tramitó la autorización de compra de divisas, pues éste
además de acatar una orden recibida, no debía constatar la legitimación de
la empresa SAMANA INT., para figurar como destinataria de la transferencia,
dado que no era una circunstancia que correspondiera a Ramón A. Guillén
discutir o cuestionar.
3.- En otro orden de ideas, discuten la aplicación del artículo 41, numeral
8 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, por cuanto,
señalan, la referida norma alude a un supuesto hecho generador de
responsabilidad administrativa, únicamente verificable cuando se compruebe
encontrarse incurso en la norma citada. En el presente caso, indican, no se
comprueba que el funcionario imputado haya permitido el desmejoramiento
de derechos de algún organismo público.
Manifiestan, por el contrario, que la propia Contraloría General de la
República, con posterioridad a la formulación de cargos, se dirigió al
Procurador General de la República para solicitar información sobre las
gestiones realizadas por éste en relación al caso.
Afirman que lo anterior, sumado a las actuaciones realizadas en Italia, en
virtud de las cuales, exponen, aún se discute si el Ministerio de Hacienda
pagó mal; ello en virtud de la demanda que la empresa ARMAMENTI e
AEROSPAZIO intentara contra la sociedad mercantil OTO MELARA SPA por
ante los tribunales italianos, la cual tiene por objeto que la última de las
empresas citadas le reintegre a la primera, 9.5 millones de dólares pagados
por Venezuela, son aspectos que impiden demostrar la culpabilidad de su
representado.
4.- Asimismo, consideran que con el acto impugnado se transgredió el
derecho constitucional a la igualdad. Tal aseveración la realizan sobre la
base de la decisión también emanada de la Contraloría General de la
República, por la cual se declaró la absolución de Julio Sosa Rodríguez, en
su condición de Ministro de Hacienda, en un caso en el cual, afirman, se
plantean los hechos en idénticos términos.

66
Del mismo modo, manifiestan su incomprensión al habérsele exigido
responsabilidad a su representado por la firma aparecida en el documento de
compra de divisas y no respecto de la persona que dio la autorización y que
declarara expresamente certificar la veracidad de los datos consignados en
el documento.
5.- Finalmente cuestionan la multa impuesta a su defendido, por
considerar que aun cuando la norma planteaba la sanción entre un límite
mínimo de diez mil bolívares y un máximo de quinientos mil bolívares, el
órgano decisor no aplicó el término medio consagrado en el artículo 50 de la
Constitución de 1961, imponiéndole a su representado el límite máximo
establecido en la ley, esto es, quinientos mil bolívares, sin que existieran,
además, circunstancias agravantes que respaldaran tal decisión.
Por las razones anotadas, los apoderados judiciales solicitan de esta
Sala la nulidad del acto administrativo impugnado.

II
ARGUMENTOS DE LA CONTRALORÍA GENERAL
DE LA REPÚBLICA
La abogada Mónica Gioconda Misticchio, inscrita en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el Nro. 47.196, actuando con el carácter
de apoderada judicial de la Contraloría General de la República, consignó en
la oportunidad fijada el escrito de informes, de conformidad con lo previsto en
el artículo 94 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
exponiendo sus argumentos en los siguientes términos:
En primer lugar rebate el argumento de violación del derecho a la
igualdad, afirmando que las situaciones planteadas no tienen la similitud
requerida para infringir el derecho constitucional sostenido. Al respecto,
informa que en la oportunidad en que se valoró la conducta del ciudadano
Julio Sosa Rodríguez, en su condición, entonces, de Ministro de Hacienda; la
Contraloría General de la República determinó que con base a las Normas
para la Administración y Obtención de Divisas, el Ministro de Hacienda debía
autorizar la compra de divisas para la cancelación de deuda pública externa,
sin que ello implicara un examen que fuera más allá de la simple
constatación de la existencia de la deuda pública y la naturaleza externa de
ella, quedando a cargo de la Dirección General Sectorial de Finanzas
Públicas y la Dirección de Crédito Público, la emisión de la orden de pago
respectiva.
En el caso de autos, destaca la apoderada judicial del órgano contralor
que en la oportunidad de examinar la situación del ciudadano Ramón A.

67
Guillén, éste se desempeñaba, para el momento en que ocurrieron los
hechos, como Asistente a la Dirección de Crédito Público del extinto
Ministerio de Hacienda; dirección que por precisas disposiciones del contrato
CGN-CNALO 31-87 de fecha 16 de mayo de 1988, en concatenación con los
artículos 1, 4 y 6 de la Ley Orgánica de Crédito Público, vigente para la
fecha; los numerales 1 y 2 del artículo 11 del Reglamento Orgánico del
Ministerio de Hacienda; y la comunicación Nro. HDGSFP- 043 de fecha 10
de febrero de 1989; tenía ..una amplia competencia y trascendental
participación en los trámites para la cancelación de los pagarés señalados en
el documento conformado por el recurrente y del cual derivó su
responsabilidad”.
En ese sentido, considera que el supuesto de responsabilidad del
prenombrado ciudadano no presenta semejanza alguna con la hipótesis
planteada para el caso del entonces Ministro de Hacienda, por lo cual se
debe desestimar el argumento de violación del derecho a la igualdad.
Asimismo, con relación al argumento de los apoderados judiciales del
recurrente según el cual la responsabilidad acordada sólo recayó en su
mandante, pese a que se había sostenido en anterior oportunidad que la
competencia para emitir la orden de pago Nro. 27.354, era conjunta y
exclusiva entre la Dirección General Sectorial de Finanzas Públicas del
Ministerio de Hacienda y la Dirección de Crédito Público; destaca que las
funciones relativas al crédito público, así como la emisión, conversión,
amortización e intereses de la deuda pública, eran ejercidas a través de la
Dirección de Crédito Público del entonces Ministerio de Hacienda, por lo cual
la responsabilidad en tales casos debía ser expresamente declarada sobre
los funcionarios adscritos a esa dependencia administrativa. Con base al
argumento expuesto, manifiesta que igualmente fue declarada la
responsabilidad administrativa de la Directora de Crédito Público del extinto
Ministerio de Hacienda.
Respecto de la supuesta ilegalidad en la sustanciación del expediente,
afirma la representante legal del ente contralor que el procedimiento de
averiguación administrativa se inició por auto de fecha 15 de julio de 1997,
producto de una labor de investigación previa llevada a cabo por el
organismo contralor, a los fines de verificar si se cumplían los requisitos para
la procedencia de la averiguación señalada.
Sostiene así que con tal propósito, la Contraloría General de la República
ordenó la práctica de una serie de actuaciones relacionadas con el contrato
suscrito entre el Ministerio de la Defensa y la sociedad mercantil OTO
MELARA SPA, cuyos resultados arrojaron una serie de indicios que dieron

68
lugar a la apertura de la correspondiente averiguación administrativa.
Igualmente, señala que el examen de las actas demuestra que en la
formación del expediente administrativo, el órgano contralor siguió una
secuencia lógica y razonada, con el objeto de que cada trámite se
subsumiera en la respectiva fase procedimental. En tal sentido, informa que
la formulación de cargos del recurrente se produjo después de haberse
realizado las diligencias pertinentes, otorgándosele el plazo legalmente
previsto para el ejercicio de su derecho a la defensa.
En otro orden de ideas, agrega con relación a la falta de valoración del
informe contentivo de las pruebas traídas de Italia, que para la fecha en que
fueron incorporados al expediente administrativo los documentos recogidos
por la Comisión, ya había finalizado la fase de sustanciación y el
procedimiento se encontraba en etapa de decisión, motivo por el cual,
advierte, fue desestimada la referida documentación, en pro del derecho a la
defensa de los investigados, al evitar la fundamentación del acto
sancionatorio en nuevos documentos, que además, no habían sido
considerados hasta el momento. Indica también en ese sentido, que la
Contraloría General de la República no privó al recurrente del conocimiento
de algún elemento esencial que incidiese en el contenido de la resolución
impugnada.
Con relación al falso supuesto argüido por los apoderados judiciales del
accionante y según el cual el órgano contralor atribuyó erradamente
responsabilidad administrativa a su mandante; refuta la representante de la
Contraloría General de la República que consta en autos que el recurrente
firmó el documento para la autorización de compra de divisas para la
cancelación de deuda pública externa, en la sección II denominada
Tramitación de la Transferencia, en la cual se identifica como acreedor
beneficiario a la empresa SAMANA INT., y como detalle del pago la
cancelación de los pagarés números 31 al 48.
Advierte en tal sentido que se conformaron los datos referenciales, así
como la parte relativa a la transferencia, sin embargo, estima que el
mencionado funcionario no verificó lo que estaba firmando, pues de lo
contrario no ha debido estar conforme con que la transferencia se hiciera
para el pago del capital de los pagarés 31 al 48 y a favor de un beneficiario
diferente al contratista.
Con base en los argumentos expresados, la representante legal de la
Contraloría General de la República solicita la declaratoria sin lugar del
recurso contencioso-administrativo incoado.

69
III
MOTIVACIÓN
Efectuada la lectura del expediente y examinados los alegatos
formulados por la parte recurrente así como por el órgano emisor del acto,
pasa esta Sala a decidir el recurso contencioso-administrativo de anulación
ejercido contra el acto administrativo, en virtud del cual se resolvió declarar la
responsabilidad administrativa del ciudadano Ramón A. Guillén. A tal fin se
observa:
1.- Los apoderados judiciales del recurrente alegan la existencia de vicios
en el procedimiento, consistentes en la aparente sustanciación del
procedimiento administrativo sin la formal apertura de la averiguación
administrativa, tal como lo prevé el artículo 115 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República aplicable al caso; aduciendo también, la
existencia de una serie de diligencias efectuadas con la investigación
seguida a la sociedad mercantil SAMANA INT., practicadas por un delegado
especial en Nueva York con fecha anterior a la que marcó el inicio de la
sustanciación del caso, es decir, nueve meses antes de la fecha en la cual se
dictó el correspondiente auto de averiguación administrativa.
Además, destacan que habiendo sido dictado el auto de apertura en
fecha 15-07-97, mal puede correr inserto en el expediente administrativo del
caso, un memorándum de fecha posterior a la señalada y por el cual se le
envió a la Dirección de Averiguaciones Administrativas un proyecto de
apertura en relación con el asunto discutido. Con base en lo señalado,
manifiestan que se alteró el orden cronológico de las actuaciones emanadas
de la Contraloría General de la República.
Antes, del análisis de tales argumentos, es preciso apuntar que, en
general, el procedimiento administrativo distingue tres fases fundamentales.
Una primera fase enmarcada por la iniciativa, según sea el caso, del
particular o del órgano administrativo, de llevar adelante el procedimiento
encaminado a decidir las cuestiones que se hayan planteado como objeto del
mismo; una segunda fase destinada a la sustanciación del procedimiento y
en virtud de la cual se incluye un gran número de actos de instrucción,
dirigidos a guiar a la Administración en la toma de una decisión adecuada; y
una tercera fase de terminación, comprendida por el acto decisorio que pone
fin al procedimiento administrativo; siendo necesario, en algunos casos,
implementar una cuarta fase, de ejecución, a fin de imprimirle eficacia a la
decisión emanada del órgano administrativo.
Ahora bien, en relación al procedimiento administrativo sancionatorio
previsto a la luz de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la

70
República, es menester señalar que, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 115, de las averiguaciones administrativas realizadas deberá
formarse expediente, el cual se iniciará con el respectivo auto de apertura,
procediéndose luego a la sustanciación del procedimiento dentro del lapso
establecido en el Reglamento, a saber, seis meses contados a partir de la
fecha de la apertura del procedimiento.
Seguidamente se dispone que al surgir responsabilidades contra alguna
persona, se procederá a la citación de ésta, ordenándole su comparecencia
dentro de los diez días siguientes a la fecha de su citación, a los fines de
tomarle la declaración sin juramento. Valorada la declaración del presunto
responsable, y de considerarlo procedente, se le formularan los cargos al
término de dicho plazo. Posterior a la contestación del presunto indiciado, la
averiguación administrativa terminará con una decisión que podrá ser
absolutoria, de sobreseimiento o de responsabilidad administrativa, según
sea el caso.
De los elementos cursantes en autos se desprenden las siguientes
consideraciones:
Corre inserto al folio uno del expediente administrativo, el acto por el cual
la Directora de Control del Sector Económico y Financiero acordó en fecha
15 de julio de 1997, abrir la correspondiente averiguación administrativa por
presuntas irregularidades que comprometían a los funcionarios adscritos a la
Dirección General Sectorial de Finanzas Públicas y a la Dirección de Crédito
Público del extinto Ministerio de Hacienda.
Asimismo, constan en autos dos documentos identificados con los
números 05-00-03-2112 de fecha 21 de mayo de 1997 y 05-00-03-4084 del
06 de junio de 1997, emanados de la Directora de Control del Sector
Económico y Financiero, por los cuales se designó, en el primer caso, a la
abogada tutora de la investigación adelantada con relación a las empresas
SAMANA INT. y OTO MELARA SPA, y en el segundo caso se le participó al
Director de Administración de la Deuda Pública del citado Ministerio, acerca
de la indicada designación.
De igual modo cursa al folio siete del expediente administrativo, el
memorándum número 05-00-03-2903 de fecha 16 de julio de1997, por el cual
la Directora de Control del Sector Económico y Financiero, remitió a la
Directora de Averiguaciones Administrativas un proyecto de auto de apertura
relacionado con el caso, a los fines de su aprobación y asignación del
respectivo número de expediente. Consta seguidamente el memorándum
número 05-00-01-3146 de fecha 04 de agosto de 1997, en virtud del cual la
Directora de Averiguaciones Administrativas le comunica a la Directora de

71
Control del Sector Económico y Financiero, en respuesta al oficio enviado
por ésta el día 16 de julio de 1997, el número de asignación del expediente
respectivo.
Señalado lo anterior y constatada en autos la existencia de los
documentos antes indicados, es pertinente señalar que aun cuando éstos se
encuentran incorporados al expediente administrativo, pues naturalmente
forman parte del asunto en examen; su razón de ser se origina en las
investigaciones preliminares a que estaba obligado el órgano contralor antes
de concluir en la necesidad de dictar el correspondiente auto de averiguación
administrativa, de suerte tal que la decisión de apertura, en este caso de
naturaleza sancionatoria, se fundamentase en indicios suficientes que
indujeran a presumir una conducta susceptible de generar responsabilidad
administrativa.
En ese sentido, se aprecia que los citados documentos obedecen al
examen previo y necesario que corresponde hacer a la Administración, a fin
de decidir con elementos suficientes el inicio del procedimiento
administrativo, fundamentalmente cuando se trata de la materia
sancionatoria, en la cual la decisión de apertura le corresponde
exclusivamente al órgano administrativo, sin depender de la petición de
parte, como ocurre en procedimientos de índole autorizatorio, donde el
interesado en obtenerla debe impulsar, desde el inicio y ante el órgano
competente, la solicitud respectiva.
De manera pues que expuesto el análisis anterior, mal puede asumirse
que por el hecho de haberse efectuado investigaciones con fecha anterior al
inicio del procedimiento administrativo, o que éstas no hayan sido
incorporadas íntegramente al expediente administrativo, tales actuaciones
formen parte de una sustanciación realizada sin cumplir previamente con la
formal apertura de la averiguación administrativa.
Contrario a lo señalado, se observa que independientemente de la
documentación referida, la apertura del procedimiento administrativo tuvo
lugar el 15 de julio de 1997, siendo a partir de esta fecha cuando comienza a
producirse la sucesión de actos que vienen a configurar la verdadera fase de
sustanciación, tal como lo dispone el artículo 115 de la Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República; destacando, además, el hecho de que
la referida norma le otorga al órgano contralor la discreción de incorporar al
expediente, los documentos y demás elementos de juicio que estime
necesarios para esclarecer la verdad de los hechos investigados.
En ese orden de ideas, tampoco es dable afirmar que las circunstancias
narradas operan en contra del principio administrativo que exige la unidad del

72
expediente, porque si bien este principio, consagrado en al artículo 31 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, impone que de cada
asunto se forme expediente, incluso en aquéllos casos en los cuales
intervengan oficinas de distintos Ministerios o Institutos Autónomos;
igualmente el artículo 51 eiusdem, establece que una vez iniciado el
procedimiento, es cuando se procederá a abrir expediente en el cual se
recogerá toda la tramitación a que dé lugar el asunto.
Dicho lo anterior y en análisis concatenado de las normas, se deduce sin
dificultad que la formación del expediente y por ende su unidad, se verá
consumada a partir del momento en que tenga lugar el inicio del
procedimiento administrativo y no antes; por lo cual, en criterio de esta Sala,
todas aquellas actuaciones realizadas en los términos apuntados forman
parte integrante de la investigación previa a la apertura del procedimiento
administrativo, lo cual no supone per se la sustanciación del mismo.
Igualmente sucede en relación con el proyecto de apertura enviado por la
Directora de Control del Sector Económico y Financiero a la Directora de
Averiguaciones Administrativas, el cual, como bien puede apreciarse del
memorándum que cursa al folio siete del expediente administrativo,
efectivamente sí fue enviado por la funcionaria remitente a los fines de su
aprobación un día después de dictado el correspondiente auto de apertura;
sin embargo, tal circunstancia no implica una violación del principio de unidad
del expediente, pues no sólo se desconoce si el proyecto finalmente
adoptado se corresponde con el remitido por ese órgano o por el contrario,
obedeció a la directa decisión de la Dirección de Averiguaciones
Administrativas; sino que además, ratificando lo antes expuesto, tales
actuaciones son previas a la sustanciación del expediente. Por tanto, deben
desestimarse los argumentos de la parte recurrente, referidos a la existencia
de vicios de procedimiento. Así se decide.
2.- Respecto de las argumentaciones de fondo, plantean los apoderados
judiciales del accionante la violación del derecho a la defensa de su
representado, dado que no fueron señaladas las normas legales,
reglamentarias o de orden interno que supuestamente obligarían al
recurrente a realizar la conducta a que se refiere la citada imputación,
sosteniendo en ese sentido que de existir algún desmejoramiento de los
intereses del Fisco Nacional, ello sería responsabilidad de la persona que
ordenó los pagos y no de aquél que lo tramitó, pues su actuación se
circunscribe al acatamiento de una orden recibida, la cual, además, exponen,
no tenía por qué ser discutida o cuestionada por su defendido.

73
Previamente cabe señalar que el derecho a la defensa ha
sido interpretado a través de distintas manifestaciones, entre las cuales
destaca el derecho a ser oído, puesto que no podría hablarse de defensa
alguna, si el administrado no cuenta con esta posibilidad; el derecho a ser
notificado de la decisión administrativa a los efectos de que le sea posible al
particular, presentar los alegatos que en su defensa pueda aportar al
procedimiento, más aún si se trata de un procedimiento que ha sido iniciado
de oficio; el derecho a tener acceso al expediente, con el propósito de
examinar en cualquier estado del procedimiento las actas que lo componen;
el derecho que tiene el administrado a presentar pruebas que permitan
desvirtuar los alegatos ofrecidos en su contra por la Administración; y
finalmente, el derecho que tiene toda persona a ser informado de los
recursos y medios de defensa.
Ahora bien, de las actas puede inferirse que la parte afectada con la
decisión del órgano contralor tuvo permanente acceso y conocimiento de los
pormenores del procedimiento administrativo incoado, desde el mismo
momento en que se le diera inicio. Así se aprecia que, posterior al auto de
apertura de averiguación administrativa, con fecha 15 de julio de 1997, el
órgano contralor le solicitó mediante oficio del 22 de julio de 1997, su
comparecencia a fin de declarar sobre el asunto investigado, observándose
además su actuación constante en el expediente administrativo del caso.
De igual modo, sí se señalan en el acto impugnado las normas que el
ente contralor estimó infringidas por la conducta del funcionario, así como
también resulta claro de la lectura del auto de apertura, las razones que
motivaron la averiguación que posteriormente concluyó con una decisión de
responsabilidad administrativa. Sobre la base de los argumentos señalados,
esta Sala desestima la alegada violación del derecho constitucional a la
defensa antes indicada. Así se decide.
3.- En relación con la denuncia de violación del derecho a la igualdad, es
pertinente precisar, en primer término, que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela consagra la igualdad de todas las personas ante la
Ley, por lo cual a diferencia de lo que ocurría con la Constitución de 1961,
que aludía expresamente a la discriminación fundada en la raza, el sexo, el
credo o la condición social, en este nuevo texto constitucional se extiende el
concepto de discriminación a todas aquellas situaciones que tengan por
objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o
ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda
persona.

74
Es así como esta norma constitucional ha venido a consagrar principios
que la jurisprudencia ha ido delineando, al señalar que la discriminación
existe también cuando situaciones análogas o semejantes se deciden, sin
aparente justificación, de manera distinta o contraria; así como que las
actuaciones previas de la Administración utilizadas como punto de
comparación para demostrar la discriminación, no deben ser nunca
contrarias a la ley, antes bien deben guardar la debida concordancia con
ésta.
Expuesto lo anterior, puede advertirse que se alegó la violación del
derecho constitucional a la igualdad, y se apoyó la transgresión de este
derecho sobre la base del supuesto trato desigual dispensado por la
Contraloría General de la República respecto de otras personas que se
encontraban en igual condición, concretamente en relación con el entonces
Ministro de Hacienda. Así, afirman que en el acto de absolución del
prenombrado funcionario se hace una calificación de la naturaleza del acto
de autorización de compra de divisas, la cual se abandona totalmente
cuando se juzga la conducta del accionante.
Al respecto y luego de un examen exhaustivo de las actas, se pudo
apreciar el tratamiento conferido por el Contralor General de la República,
ciudadano Eduardo Roche Lander, al eximir de responsabilidad
administrativa al entonces Ministro de Hacienda, Julio Sosa Rodríguez, de
los hechos planteados en el expediente administrativo del caso; lo cual, a
juicio de la Sala, resulta cuestionable dada la naturaleza de la materia
involucrada, pues ella constituía un asunto que sí merecía la atención y
vigilancia del prenombrado funcionario, en virtud de la alta jerarquía
desempeñada por él. En tal sentido, luce impropio apoyar la transgresión del
derecho a la igualdad sobre la base de unos hechos que, como punto de
comparación, resultan de muy dudosa legalidad. Siendo ello así, esta Sala
encuentra infundado el planteamiento de violación del derecho constitucional
de igualdad. Así se decide.
4.- La última de las denuncias señaladas está referida al monto de la
multa impuesta por la Contraloría General de la República al recurrente.
Como quiera que ese aspecto se encuentra íntimamente ligado con la
declaratoria de responsabilidad administrativa, estima esta Sala su deber
conocer previamente si el acto emanado del órgano contralor se encuentra
ajustado a la legalidad que debe imperar en todo acto administrativo, para
luego pronunciarse sobre el punto antes acotado.
El conflicto de autos se circunscribe al examen del acto administrativo
emanado de la Dirección de Averiguaciones Administrativas de la Dirección

75
General de Control de la Administración Central y Descentralizada,
confirmado luego por la Contraloría General de la República en fecha 06 de
abril de 1999, en virtud del cual se declara responsable en lo administrativo
al ciudadano Ramón A. Guillén, en su condición de Asistente al Director de
Crédito Público del entonces Ministerio de Hacienda, durante el lapso
comprendido entre los meses de julio de 1994 y marzo de 1995.
La declaratoria de responsabilidad dictada encuentra fundamento en el
numeral 8 del artículo 41 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio
Público, el cual se expresa en los términos siguientes:
“Serán sancionados con multa de diez mil a quinientos mil
bolívares los funcionarios públicos que: 8.- Dejen prescribir o
permitan que desmejoren acciones o derechos de los organismos
públicos, por no hacerlos valer oportunamente o hacerlo
negligentemente... (omissis)”.

El punto en discusión radica en la conducta asumida por el


recurrente al conformar el documento de fecha 19 de enero de 1995, de
autorización de compra de divisas para la cancelación de la deuda pública
externa Nro. H.C.P.-AD-42, en el cual consta que la tramitación de la
transferencia por $ 9.479.880,00 se efectuó a nombre de la sociedad
mercantil SAMANA INT, en la cuenta Nro. 337006450 del Republic
International Bank of New York U.S.A., sin que a dicha empresa se le
solicitara la constancia de ser beneficiaria o tenedora de los pagarés
números 31 al 48, derivados del contrato suscrito en fecha 16 de mayo de
1988, entre la República de Venezuela, a través del Ministerio de la
Defensa y la empresa OTO MELARA SPA. Por lo antes expuesto, en
criterio del órgano contralor, se desmejoraron derechos del Estado
venezolano inherentes a la señalada contratación.
En efecto, del expediente administrativo se deduce que por virtud del
contrato suscrito entre la República de Venezuela y la sociedad mercantil
OTO MELARA SPA, ésta se encontraba obligada a la cancelación de un
grupo de pagarés que debían ser liberados una vez se constatara el
cumplimiento de las obligaciones por parte de la empresa italiana con el
Estado venezolano.
La irregularidad se detecta cuando la sociedad mercantil ARMAMENTI
e AEROSPAZIO, al embargar a la empresa OTO MELARA SPA en un
juicio ventilado ante los tribunales italianos, solicitara a la República de
Venezuela la cancelación de dieciocho pagarés pendientes de pago a la
última de las compañías señaladas. En esa oportunidad, el entonces
Ministerio de Hacienda informó a la empresa solicitante que el pago de

76
esa deuda ya había sido efectuado a nombre de la sociedad mercantil
SAMANA INT., por instrucciones recibidas anteriormente, vía fax, de parte
de OTO MELARA SPA.
Ante tal circunstancia, los representantes de esta última informaron
que la comunicación referida era completamente falsa y que en modo
alguno, podía haber emanado de esa empresa. Al advertirse la
irregularidad presentada, se dio inicio a la correspondiente averiguación,
de donde resultaron expuestas las diferentes responsabilidades
administrativas del caso.
Planteados así los hechos, es necesario precisar ahora la
responsabilidad del recurrente en su carácter de Asistente al Director de
Crédito Público del entonces Ministerio de Hacienda. A tal fin, se aprecia
que el artículo 12 del Reglamento Orgánico del entonces Ministerio de
Hacienda disponía las atribuciones de la Dirección General Sectorial de
Finanzas Públicas, señalando entre otras todo lo relativo al crédito público
y a los servicios de emisión, conversión, amortización e intereses de la
deuda pública, así como la coordinación y control de las actividades
financieras vinculadas a las operaciones de crédito público.
Por su parte, el artículo 1º de la Ley Orgánica de Crédito Público,
vigente para la fecha, establecía que el crédito público se rige por las
disposiciones de esa Ley Orgánica y su Reglamento, y por las leyes
especiales, decretos, resoluciones y convenios relativos a cada operación.
Sobre esa base, resulta relevante la comunicación identificada con las
letras HDGSFP-043 de fecha 10 de febrero de 1989, la cual cursa al folio
299 del expediente administrativo, en virtud de la cual la Dirección General
Sectorial de Finanzas Públicas estableció, de conformidad con los
términos planteados en el contrato suscrito el 16 de mayo de 1988, una
serie de condiciones a ser cumplidas por el banco fideicomisario para la
liberación de los respectivos pagarés a la empresa OTO MELARA SPA.
Entre otras condiciones, destaca el necesario pronunciamiento de
conformidad, emitido por la Contraloría General de las Fuerzas Armadas
de la entonces República de Venezuela del control perceptivo que debía
practicarse a los bienes y servicios objeto del contrato, a fin de determinar
el cumplimiento efectivo de las obligaciones previstas a cargo de la
compañía extranjera.
Tales condiciones, naturalmente debían ser del conocimiento de la
Dirección de Crédito Público, por ser ésta la encargada de las operaciones
relativas a la materia, y además por establecerse en la propia
comunicación que aquellos pagarés que no fueran liberados conforme a

77
las instrucciones impartidas debían ser anulados y devueltos a esa
Dirección. De allí que resulte manifiesta la trascendente participación de la
referida dependencia, adscrita al entonces Ministerio de Hacienda.
Ahora bien, la participación del recurrente se establece
fundamentalmente, por haber conformado con su firma la autorización
para la compra de divisas destinadas a la cancelación de la deuda pública
externa, en la sección II denominada “Tramitación de la Transferencia”, en
la cual se identifica como acreedor beneficiario del pago antes indicado a
la empresa SAMANA INT, y como detalle del pago la cancelación de los
pagarés identificados con los números 31 al 48.
A juicio de esta Sala, claramente se observa que la conformidad en
la autorización para la compra de divisas, a los fines de efectuar el pago
de la deuda, supone un deber de diligencia mínimo, cónsono con las
responsabilidades que implica ser uno de los funcionarios que con su
rúbrica autoriza la realización de un trámite, el cual puede afectar de
manera importante intereses patrimoniales de la República.
Así, su desempeño como Asistente al Director de Crédito Público
exige el cumplimiento de una serie de atribuciones relacionadas con la
verificación de la adecuación del pago sometido a examen, entre éstas,
evidentemente constatar que el destinatario del pago se corresponda con
el beneficiario del mismo. De manera que si bien el accionante no
ostentaba el cargo de Director de la dependencia señalada, tal
circunstancia no es óbice para exigirle una actuación diligente en el
desempeño de sus funciones, sobre todo si se considera la importancia de
la actividad de crédito público desplegada por la Dirección a la cual
pertenecía en ese entonces.
De ese modo, no puede justificarse que con base en una
comunicación enviada vía fax y sin contar con los elementos exigidos para
proceder al pago de una deuda de esa naturaleza, y además, sin el
cumplimiento de la totalidad de las obligaciones contraídas por parte de la
empresa OTO MELARA SPA, se proceda a su cancelación.
En tales términos, estima esta Sala que independientemente de la
condición de Asistente al Director de Crédito Público, el mencionado
funcionario debió guardar una conducta diligente en el cumplimiento de
sus funciones, las cuales naturalmente debían ir más allá de la simple
colocación de una firma; dado que esta última supone una completa
verificación y comprobación de los datos indicados en el formato de
autorización por parte del recurrente, como antes se estableció. Dicho
esto, no puede justificarse la actuación del ciudadano Ramón A. Guillén,

78
en su carácter de Asistente al Director de Crédito Público, en relación con
la conducta negligente manifestada en el desempeño de sus funciones,
con ocasión de la autorización para la compra de divisas y la respectiva
cancelación de la deuda contraída por el Estado venezolano con la
empresa OTO MELARA SPA.
Por tal virtud, considera esta Sala ajustado a derecho el acto emanado
de la Contraloría General de la República, por el cual se declara la
responsabilidad administrativa del ciudadano Ramón A. Guillén. Así se
establece.
Asimismo, se considera acorde con las circunstancias planteadas, la
imposición de la multa en el orden de quinientos mil bolívares, aún cuando
represente el límite máximo impuesto por la norma; dado que a juicio de la
Sala, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 67 del Reglamento de
la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República, sí existen
circunstancias agravantes a considerar a los fines de la imposición de la
multa, tal es la condición de funcionario público prevista en el literal b de la
indicada norma, así como la gravedad de la infracción y del perjuicio
patrimonial ocasionado a la República. En ese sentido y atendiendo a las
circunstancias manifestadas en relación al presente caso, encuentra esta
Sala improcedente el recurso contencioso-administrativo de nulidad
interpuesto. Así finalmente se decide.

IV
DECISIÓN
En virtud de los razonamientos precedentemente expuestos, esta
Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley declara: IMPROCEDENTE el recurso contencioso-administrativo de
anulación ejercido por el ciudadano RAMÓN A. GUILLÉN, contra el acto
administrativo de fecha 06 de abril de 1999, dictado por el CONTRALOR
GENERAL DE LA REPÚBLICA, por el cual se confirmó la responsabilidad
administrativa del prenombrado funcionario.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Archívese el expediente y
consérvese el expediente administrativo por cursar ante esta Sala otras
causas relacionadas con el mismo.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Despacho de la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los

79
diecisiete (17) días del mes de enero del año dos mil dos. Años 191º de la
Independencia y 142º de la Federación.

El Presidente Ponente,

LEVIS IGNACIO ZERPA


El Vicepresidente

HADEL MOSTAFÁ PAOLINI


YOLANDA JAIMES GUERRERO
Magistrada

La Secretaria,

ANAÍS MEJÍA CALZADILLA


LIZ/ah
Exp. N° 16500
En veintidos (22) de enero del año dos mil dos, se publicó y registró la
anterior sentencia bajo el Nº 00030.

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