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Durante los primeros años de vida, el desarrollo psicomotor sienta las bases
para el desarrollo mental posterior.
Los patrones básicos de movimiento permiten adquirir habilidades más
complejas.
La estimulación adecuada de la psicomotricidad fina y gruesa en la etapa
escolar es crucial para el desarrollo cognitivo.
La relación entre movimiento y cognición favorece la atención, la memoria y la
salud física y psíquica
Cuando un niño nace, su cerebro ya tiene áreas motoras preparadas para aprender
y dominar tanto los movimientos gruesos como los finos.
Inicialmente, los movimientos están controlados por el tronco del encéfalo y ocurren
de manera involuntaria.