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5.

LA VALIDEZ DE LAS LEYES DE REFORMA CONSTITUCIONAL

Según el Tribunal Constitucional, todas las leyes están sujetas a control constitucional.
Incluso las leyes de reforma constitucional no han pasado desapercibidas.
La fundamentación más detallada está en la sentencia recaída en el expediente 014-
2002-AI/TC del 21 de enero del 2002 pero, a nuestro juicio, los argumentos centrales
están condensados en el siguiente texto:

2. Considerando que la norma impugnada es una ley de reforma constitucional, es


importante evaluar si este Tribunal es competente para acoger la demanda interpuesta y
ejercer control constitucional sobre la ley.
En primer lugar, porque ella no se encuentra expresamente enumerada en el inciso 4)
del artículo 200 de la Constitución como supuesto normativo pasible de impugnación.
En segundo lugar, porque cuando el Congreso de la República dicta una ley de reforma
constitucional, lo hace en ejercicio de la facultad de reforma constitucional que le
confiere el artículo 206 de la misma Norma, utilizando su facultad de cambiar los
elementos de la propia Constitución, que es el control de este colegiado, conforme al
artículo 1 de la Ley N° 28301 Orgánica del Tribunal Constitucional.
3. En relación al primer tema, este Tribunal ha aclarado que la lista de normas incluidas
en el inciso 4) del artículo 200° de la Constitución, que pueden ser impugnadas en un
proceso de inconstitucionalidad, es meramente enunciativa y no limitativa (STC N.°
0010-2002-AI/TC, Fundamento N.° 21). Adoptar un enfoque diferente implicaría
reconocer la existencia de normas que podrían infringir la Constitución, pero que, sin
embargo, no estarían sujetas a un examen de constitucionalidad, lo cual sería
inaceptable en un Estado de Derecho basado en el principio de supremacía
constitucional, tal como establecen los artículos 45° y 51° de la Constitución.

Es importante destacar que es responsabilidad de este Colegiado proteger el principio de


supremacía jurídica de la Constitución. Esto implica asegurar el respeto a los valores
constitucionales (función valorativa), eliminar cualquier norma que contradiga la
Constitución (función pacificadora) y restablecer la coherencia y unidad del sistema
jurídico-constitucional (función racionalizadora).

4. A pesar de que las leyes de reforma constitucional tienen la capacidad de modificar y


actualizar la Constitución (siendo un parámetro y no un objeto de control en un proceso
de inconstitucionalidad), este Tribunal considera que es válido someter a tales leyes al
control de validez. Esto se debe a que, aunque la Constitución es producto del Poder
Constituyente, las leyes de reforma constitucional también son creadas por un Poder
Constituyente Constituido, que está sujeto a los límites jurídicos previamente
establecidos por la fuente que lo constituye.

Este Colegiado ha tenido oportunidad de advertir que el poder de reforma constitucional


se encuentra sometido tanto a límites formales como materiales. Mientras que los
primeros aluden a los requisitos competenciales y de procedimiento para que la reforma
prospere, los segundos se refieren a los valores materiales y principios fundamentales
que dan identidad y constituyen la esencia del texto constitucional, pudiendo ser tanto
expresos como implícitos.

Por todo lo dicho, una ley de reforma constitucional sí es susceptible de ser impugnada
en un proceso de inconstitucionalidad.

El Tribunal Constitucional considera en primer lugar que la Constitución no es


solamente un texto formal, sino que tiene valores y principios. Estos forman un núcleo
central normativo que siempre debe ser respetado y al que la doctrina denomina núcleo
duro:

122. En relación a la distinción entre reforma total y parcial, según el criterio del
Tribunal Constitucional, el número de artículos constitucionales no es necesariamente el
factor decisivo para determinar si se trata de una reforma parcial o total. Además, el
simple cambio de redacción no es suficiente, ya que el contenido puede permanecer
igual. Por lo tanto, es fundamental analizar si el contenido esencial de la Constitución
vigente se mantiene o se modifica en función del texto propuesto. Si el nuevo texto
afecta lo que en doctrina se denomina el “núcleo duro” de la Constitución (también
conocido como la “Constitución histórica”, según la ley impugnada), se considerará una
reforma total, incluso si no se modifican todos los artículos de la Constitución actual.

123. Por lo tanto, cuando el Tribunal se refiere a una reforma total, se está hablando de
aquella que altera los principios y fundamentos esenciales de la organización política,
económica y social que constituyen la base o núcleo fundamental de la Constitución de
1993. En contraste, cuando se menciona una reforma parcial, se hace referencia a
aquella que no afecta dichos principios y fundamentos.
Dentro de la Constitución, no todas las normas tienen el mismo valor ni la misma
importancia. Existen dos tipos principales de normas: las normas regla y las normas
principio. Las normas regla son estipulaciones que pueden ser modificadas o incluso
aclaradas por normas de menor jerarquía. Por otro lado, las normas principio son
aplicables de manera amplia en todos los casos y funcionan como reglas interpretativas
que otorgan significado a todo el conjunto constitucional.

El Tribunal ha hecho una enumeración genérica de ellos en la siguiente sentencia:

35.- (...) El Congreso de la República no tiene la facultad de utilizar la reforma


constitucional para alterar el sistema democrático de gobierno, reemplazar el régimen
‘representativo’, modificar la Constitución económica o perturbar el principio de
alternancia en el gobierno. Esto se establece en los artículos 1, 3, 43 y 58 de la
Constitución.

Precisamente, para evitar que los órganos constituidos en ejercicio del poder
constituyente derivado, al cual se les ha otorgado constitucionalmente, realicen
modificaciones a estos principios fundamentales, se ha excluido su competencia sobre
ellos. Los derechos fundamentales son inherentes al Estado social y democrático de
derecho.

Además, se han proporcionado al menos dos ejemplos específicos de lo que se


denomina “núcleo duro” constitucional. El primero de ellos es el siguiente:

39 (...) En otras palabras, una reforma será considerada inconstitucional desde una
perspectiva material si el legislador, como constituyente derivado, altera el contenido
esencial del derecho fundamental a la pensión, siempre y cuando esta modificación
constituya una vulneración de la dignidad humana y, por lo tanto, afecte la eficacia de
dicho derecho.

Y el segundo ejemplo es el que sigue:

(...) Cuando el artículo 27º de la Constitución establece que la ley debe otorgar
“adecuada protección frente al despido arbitrario”, es fundamental entender que este
mandato no permite al legislador tener una libertad absoluta para regular de manera que
vacíe de contenido el núcleo esencial de ese derecho constitucional. Aunque el
legislador tiene la facultad de configurar los mandatos constitucionales, también debe
respetar el contenido fundamental de los derechos constitucionales. Cualquier
interpretación diferente conduciría a debilitar el derecho constitucional en cuestión, y
por lo tanto, cualquier ley que lo haga sería inadmisible desde una perspectiva
constitucional.

En todos estos ejemplos, se superponen los conceptos de “núcleo duro” de la


Constitución y “contenido fundamental” de los derechos constitucionales. Aunque no es
el lugar adecuado para un análisis exhaustivo de estos dos conceptos, es evidente que el
contenido fundamental de los derechos siempre forma parte del núcleo esencial de la
Constitución. En resumen, una Ley de Reforma Constitucional no puede alterar ni el
núcleo duro de la Constitución ni el contenido fundamental de los derechos. Si lo hace,
sería inconstitucional. Todo esto está relacionado con los conceptos previamente
mencionados de poder constituyente originario y poder constituyente derivado.

5.1 PERTENENCIA DE LA NORMA AL SISTEMA NORMATIVO

En resumen, todas las disposiciones legales, tanto las vigentes como las derogadas,
forman parte del sistema normativo siempre que sigan teniendo efectos jurídicos.
Algunas de estas normas pueden ser inválidas si son incompatibles con normas de
mayor jerarquía, ya sea por su contenido o por su forma. En tales casos, se debe recurrir
al control difuso o concentrado para evitar que la norma inválida se aplique.

Los tribunales judiciales pueden ejercer tanto el control de constitucionalidad como el


de legalidad sobre las normas vigentes y las derogadas que siguen teniendo efectos
jurídicos.

Las sentencias judiciales se aplican a las partes cuando han adquirido fuerza de cosa
juzgada. Sin embargo, si una sentencia se basó en principios y normas constitucionales
que han cambiado debido a una reforma constitucional, y esa sentencia aún tiene
efectos, estos deben ajustarse a las nuevas normas constitucionales a partir del momento
en que entran en vigencia.
CONCLUSIONES

En conclusión según el Tribunal Constitucional, todas las leyes están sujetas a control
constitucional, incluyendo las leyes de reforma constitucional. Aunque la norma
impugnada no esté expresamente enumerada como pasible de impugnación, el Tribunal
considera que es competente para ejercer control constitucional sobre ella. Además, se
ha establecido que la lista de normas susceptibles de impugnación es meramente
enunciativa y no limitativa. Adoptar un enfoque diferente sería inaceptable en un Estado
de Derecho basado en el principio de supremacía constitucional.

RECOMENDACIONES

En vista de la importancia del control constitucional, el Tribunal Constitucional ha


establecido que todas las leyes, incluidas las de reforma constitucional, están sujetas a
evaluación. Aunque la norma impugnada no esté explícitamente enumerada como
pasible de impugnación, el Tribunal considera que es competente para ejercer control
sobre ella. Además, se ha aclarado que la lista de normas susceptibles de impugnación
es meramente enunciativa y no limitativa. Adoptar un enfoque diferente sería
incompatible con el principio de supremacía constitucional, fundamental en un Estado
de Derecho. Por lo tanto, es responsabilidad del Tribunal proteger este principio
fundamental.

REFERENCIA

Correa, M. R. (2005, 1 diciembre). La vigencia y validez de las normas jurídicas en la

jurisprudencia del Tribunal Constitucional.

https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/8786

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