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Tema 2: La Vanguardia

Para entender el concepto de vanguardia, hemos de hablar de movimientos relacionados como el


modernismo, que supone un salto a la modernidad y una puesta al día de la poesía. Hacia el final del
modernismo había, contenidos en este movimiento, autores que con sus obras dejaban entrever que se
estaba produciendo un giro en la estética. Ya en algunos escritores como Lugones o Rubén Darío,
destaca la ironía.

Una de las características del vanguardismo es la presencia de la ironía en sus escritos cuyo uso
consiste en la desacralización del concepto del mundo y acaba con la concepción de los poderes
divinos del poeta. Esto aplicada la poesía, desmitificaba la retórica de la belleza, pues da entrada a una
estética alejada de las princesas, los cisnes y los lagos presentes en la poesía modernista de Rubén
Darío (de lo bello a lo feo).

En 1909, Lugones, en su obra Lunario sentimental, hace una serie de cambios en el lenguaje poético,
tiene una actitud irónica cargada de humor, burla y caricatura frente a entidades que simbolizan la
belleza, dinamitando, por ejemplo, el tópico lunar.

Otro elemento clave de la vanguardia es el uso de coloquialismos que se alcanza con el uso de la
ironía y el humor. La vanguardia pretende chocar, sorprender y contrastar. El vanguardismo en sí
mismo ya no trata de captar la armonía del mundo, sino de captar las fisuras.

La vanguardia recicla el concepto de rareza producto del culto por la histeria y la neurastenia del
modernismo, pues dentro de lo raro cabe lo extraño y aquellos elementos que sean fisuras de la
realidad. Se contrapone el concepto de lo común frente a lo raro, lo disonante frente a los concordante.

Durante las etapas de transición desde el modernismo a las vanguardias cabe destacar algunos autores
franceses que plantan el germen que da lugar al nacimiento de la vanguardia. Estos autores son los
siguientes: Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Marcarmé.

A principios del siglo XX comienza en Europa los -ismos, siendo el primero en Italia con el
Futurismo de Marinetti. Las vanguardias suponen la ruptura del canon tradicional, provocando un
desajuste con la realidad y la armonía, suponiendo un cambio radical en la estética y en la cultura.Esta
forma de enfoque vanguardista se llamará “nueva sensibilidad”, poniendo énfasis en la técnica, la
velocidad del cambio y la aventura.

Hay momentos históricos relevantes para la vanguardia como la primera guerra mundial, la revolución
rusa de 1917, el ascenso de las ideologías fascistas y comunistas en Europa, el crack de 1919;
causando estos gran repercusión en Latinoamérica. Los escritores comienzan a militar en los partidos;
Neruda y Vallejo, con los comunistas y Marinetti junto al fascismo.

La vanguardia refleja la conciencia de una nueva época, el choque con el pasado y la apertura hacia
nuevas creencias y nuevos credos. Se aprecia una transgresión del tipo moral de conducta y de tipo
social en todas las obras. En esa transgresión encontramos el rechazo por la tradición, aunque es un
rechazo más verbal que real.

El lenguaje es experimental, se crean nuevas palabras y expresiones y se rompe con el principio


sagrado de la mímesis aristotélica.

Instalarse en la novedad implica constantemente renovarse y explorar nuevas rutas para no caer en lo
caduco, esto ocasiona que el arte se convierta en algo efímero. Viéndose el deseo constante de
renovación en uno de los principios de la vanguardia.
Dos elementos que caracterizan a la vanguardia son el cosmopolitismo y el poliglotismo. Dominan las
fronteras lingüísticas en la escritura y se desplazan las fronteras propias de los escritores.

Los canales de difusión de la vanguardia son las revistas y los manifiestos principalmente.
Paralelamente, encontramos la propaganda del producto, se vende el libro como un producto. Se le da
mayor énfasis en las tertulias en cafés que se convertirán en círculos de intelectuales. Otros medios de
difusión serán las antologías. Las antologías cierran el movimiento al hacer el balance, sobre todo en
Argentina. Los manifiestos se caracterizaban por ser la propuesta de la teoría poética que enarbolaba
determinado ismo. Enuncian lo que pretenden, pero antes enuncian a lo que se oponen. Expresan a lo
que se oponen para luego exponer lo que proponen.

Se da una abolición de los límites entre diversos conceptos artísticos. Se rompe con la frontera entre
las artes. Se rompe la frontera entre las artes. El poema ya no es sólo una armonía de sonido, sino que
ahora es un elemento de transformación, hay mezclas de artes dentro del poema. En la revista Martín
Fierro se ve la interacción entre las artes: Los autores incluyen dibujos en las revistas, noticias sobre
exposiciones de artes y artículos que hablan sobre pintura.

El carácter internacional de la vanguardia está relacionado con la internacionalización de la crisis de


la guerra, pero en el caso hispanoamericano se añade en casos particulares. El humor, el juego, la
ironía y la imagen responden a una visión del mundo y a un estilo de vida marcado por la rebeldía
individualista, donde se cultiva el ingenio y se huye del sentimentalismo y de lo anecdótico. Frente a
la belleza tradicional se alza el feísmo, el desorden, la lengua no comunicativa y la jitanjáfora. Se
abandona el molde estrófico y la rima, aunque no en su totalidad.

La aparición del cubismo en pintura en 1907 y el futurismo de Marinetti en 1909 constituye un punto
de partida para el vanguardismo. En él futurismo fue importante la recepción temprana del manifiesto
de Marinetti que se difunde rápidamente en Latinoamérica. América es una región con muchas zonas
rurales, por lo que el Reino mecánico de Marinetti fue un alumbramiento por su novedad y su
promesa de cambio. Para romper con el canon se proponen nuevos modelos.

Trotsky y Ramón Gómez de la Serna serán los primeros difusores del futurismo en América. Rubén
Darío en 1909, en la revista la Nación de Buenos Aires, glosa al manifiesto en tono irónico, marcando
la pauta de la recepción de un manifiesto vanguardista por parte de un modernista. La recepción de la
vanguardia en Latinoamérica fue muy temprano, pero la aceptación de ésta no lo fue tanto.

Amado Nervo se hace eco con el artículo Nueva escuela literaria, publicado en México en agosto de
1909, cuyo tono es similar al de Rubén Darío, pero menos irónico. Rubén Darío y Amado Nervo no se
manifiestan entusiastas con respecto a las propuestas de Marinetti. Sin embargo, Enrique Sublette
muestra más inclinación hacia Marinetti. En 1914, Huidobro pública El futurismo, en el libro pasando
y pasando, donde reacciona al manifiesto. Lo que queda de la explosión futurista es la fe en el mundo
mecánico.

Chile, Argentina, Cuba, México y Puerto Rico son los primeros países que reciben la vanguardia. La
recepción no es unánime, pero podemos hablar de brotes simultáneos. La interrelación cultural entre
los países es importante. Hay fluidez cultural entre México y Argentina, que eran países muy ricos,
por un lado México por el petróleo y por otro lado Argentina, por la agricultura y la ganadería. Fueron
los países más apropiados para acoger a intelectuales exiliados por la guerra civil española, los cuales
dejaron una gran huella, especialmente en el ámbito editorial.
En las revistas y en algunas antologías hay un carácter supranacional. Ese carácter de confluencia se
ve en los 3 grandes periódicos-revistas: Martín Fierro (1924-1927), La revista de avance (1927-1930,
Cuba) y en Amauta (1926-1930, Perú).

El año 1921 marcó un punto de inflexión crucial para el despertar de la vanguardia en Latinoamérica,
siendo el momento en que se comenzaron a implementar las ideas futuristas y el espíritu innovador de
Apollinaire. Este período fue testigo de la proliferación de manifiestos en todos los países de la
región, con Argentina liderando el camino con cinco de ellos, incluido el manifiesto de Borges sobre
el Ultraísmo. Desde el norte hasta el sur del continente, se produjo una renovación simultánea del
lenguaje literario, tanto en términos de temas como de técnicas. La lengua ya no era simplemente un
medio de comunicación, sino que el poema se elevaba más allá de eso, convirtiéndose en un objeto
virtual y semiótico que expandía las fronteras del lenguaje.

Surgen nuevas formas de poesía y nuevos temas, y se va más allá de la mera representación de
imágenes y sonidos. Se comienza a hablar incluso de las propias vocales, y aparecen fórmulas
innovadoras que desafían la tradición. Movimientos vanguardistas como el Creacionismo de Huidobro
en Chile, el Ultraísmo o Martinfierrismo en Argentina, el Estridentismo en México y el Postumismo
en Puerto Rico, entre otros, surgieron como expresiones de renovación y ruptura con lo establecido.
Estos movimientos, especialmente iconoclastas durante la década de los años '20, marcaron un cambio
radical en la literatura latinoamericana.

En este contexto, se destacan cuatro obras clave de la vanguardia de los años '20: "Horizon carré" de
Huidobro (1917), "20 poemas para ser leídos en el tranvía" de Girondo (1922), "Trilce" de Vallejo
(1922) y "Residencia en la tierra" de Neruda (1925). Además de la innovación técnica y lingüística,
los temas más destacados del espíritu vanguardista incluyeron el nacionalismo, que llevó lo nuevo a lo
nacional y se convirtió en una constante en la vanguardia argentina, donde el amor por la novedad y
por lo argentino se fusionaron de manera particular.

Aunque podría parecer que el nacionalismo contradice el afán internacionalista de la vanguardia, en


realidad incorpora el internacionalismo a lo propio, y en algunos países como Perú, la vanguardia
comenzó a abordar temas sociales. Esta fusión de la vanguardia histórica y la vanguardia política llevó
a muchos escritores vanguardistas a comprometerse activamente con la política y a militar en partidos.

La vanguardia se convirtió en sinónimo de arte nuevo, con una de sus propuestas fundamentales
siendo "hacer cosas nuevas bajo el sol". La mirada del poeta adquirió una gran importancia, ya que la
poesía se convirtió en una exploración de nuevas formas de percibir la realidad. Con el tiempo, la
euforia inicial de la vanguardia dio paso a una reflexión más profunda, aunque el culto a lo nuevo, a
los medios modernos de producción y a las ideologías progresistas permaneció como un aspecto
central del movimiento.

La vanguardia en Latinoamérica representó un cambio radical en la estética y la cultura, con dos


tendencias destacadas: la vanguardia modernólatra, que celebraba lo nuevo y la modernidad, y la
vanguardia pesimista, que adoptaba una postura más crítica y reflexiva ante el mundo. Ambas
tendencias coexistieron y se manifestaron en diferentes poetas y obras durante esta época de gran
efervescencia creativa.

La primera vanguardia latinoamericana se desarrolla de manera sincrónica con la vanguardia francesa,


abarcando un período que según diferentes críticos varía en sus límites temporales. Veranni la sitúa
desde 1916 hasta 1935, Nelson Osorio la define entre 1919 y 1929, mientras que Federico Schopf la
extiende desde 1916 hasta 1935. Un hito importante en este contexto es la publicación en 1914 del
manifiesto "Non serviam" de Huidobro, donde se propone no servir a la naturaleza, sino crear como
ella.

El surgimiento de obras como "Trilce" de Vallejo, "20 poemas para ser leídos en el tranvía" de
Girondo y "Andamios interiores" de M. Maples, publicadas en la revista "Prisma" en 1922, marca un
momento crucial en la consolidación de esta vanguardia. La poesía de este período conserva cierto
sentimentalismo, pero se ve envuelta en un nuevo léxico que refleja la renovación urbana y
tecnológica, con términos como "flores aritméticas" o "rosas eléctricas".

Hacia finales de los años '20, se empieza a notar el declive del carácter experimental de la vanguardia,
aunque algunos países aún muestran rezagos, como la reactivación del surrealismo en México en
1938, impulsada por figuras como César Moro. En este contexto, figuras destacadas como Diego
Rivera redactan el "manifiesto por un arte independiente" junto a André Breton y Trotsky, un texto
clave para el compromiso político de los artistas vanguardistas.

La vanguardia latinoamericana tiene un ámbito de expansión que abarca desde Europa hasta América,
con conexiones importantes en diversas áreas como la pintura, la política y la literatura. El estudio de
la vanguardia en Latinoamérica es esencial para comprender las interrelaciones artísticas y sociales,
facilitadas por los viajes entre continentes y las influencias recíprocas. Autores como Guillermo de
Torre y Ramón Gómez de la Serna, con su invención de las "greguerías" que combinan metáfora y
humor, contribuyeron notablemente a esta conexión entre Europa y América.

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