NECESIDAD Y LA LEGITIMA DEFENSA, CADA UNO CON UN EJEMPLO
1. ¿qué es el estado de necesidad?
El estado de necesidad es un concepto legal que se refiere a una situación en la cual una persona se ve obligada a cometer una acción que normalmente sería considerada ilegal o inmoral, con el fin de evitar un daño mayor o más grave. En otras palabras, cuando una persona se enfrenta a una situación de emergencia en la que su vida, su integridad física o la de terceros está en peligro, puede recurrir al estado de necesidad como una defensa legal para justificar sus acciones. Sin embargo, las leyes y los tribunales suelen establecer condiciones y límites estrictos para la aplicación del estado de necesidad, y no todas las acciones cometidas en situaciones de emergencia calificarán como tal. La proporcionalidad entre el mal evitado y el mal causado por la acción es un factor importante en la evaluación de la validez del estado de necesidad como defensa legal. Por ejemplo, si alguien se encuentra en una situación extrema donde su vida está en peligro y la única manera de salvarse es robar comida de un supermercado, ese individuo podría argumentar el estado de necesidad como justificación para su acción.
2. ¿Qué es la legitima defensa?
La legítima defensa es otro concepto legal que se refiere al derecho de una persona a usar la fuerza, hasta cierto límite, para protegerse a sí misma, a otros individuos o a la propiedad contra un ataque inminente o una amenaza grave. Es un principio que está reconocido en muchas jurisdicciones como una excepción a la prohibición general de usar la fuerza contra otras personas. Las leyes que regulan la legítima defensa varían según el país y pueden incluir condiciones específicas que deben cumplirse para que se considere justificado el uso de la fuerza en defensa propia. Por lo general, se requiere que la persona que utiliza la legítima defensa tenga una creencia razonable y genuina de que su vida o la de otros está en peligro inminente o que enfrenta una amenaza grave de lesiones graves. Además, la respuesta debe ser proporcional al peligro enfrentado. Esto significa que la persona que se defiende no puede usar más fuerza de la necesaria para neutralizar la amenaza. Si se determina que la respuesta fue excesiva o que la persona no estaba enfrentando una situación de peligro real, la legítima defensa puede no ser válida como defensa legal. En resumen, la legítima defensa es un derecho reconocido en muchas jurisdicciones que permite a las personas protegerse a sí mismas y a otros contra ataques inminentes o amenazas graves, siempre y cuando se cumplan ciertos criterios legales. Un ejemplo de legítima defensa podría ser el siguiente: Imagina que una persona está caminando sola por una calle poco transitada por la noche cuando de repente es abordada por un individuo que intenta robarle con un arma blanca, amenazando con causarle daño físico si no le entrega su dinero y pertenencias. En este caso, la persona que es atacada tiene el derecho de defenderse utilizando una fuerza proporcional para proteger su vida y su integridad física. Supongamos que, en un acto de defensa propia, la persona forcejea con el agresor y logra desarmarlo, y en el proceso, resulta herida leve. La policía llega al lugar y encuentra a la persona agredida con el arma del agresor en su poder y heridas leves. En esta situación, es probable que se considere que la persona actuó en legítima defensa, ya que enfrentaba una amenaza inminente y utilizó una fuerza proporcional para neutralizarla y protegerse a sí misma. En este ejemplo, la persona que se defendió actuó en legítima defensa al enfrentar una amenaza real y proporcional con el objetivo de proteger su vida y su seguridad personal.
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