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En 1955, George Kelly introdujo su teoría de la personalidad con la publicación de su obra “La Psicología de
los constructos personales”. Esto constituyó un proyecto de psicología alternativa asentada sobre bases
epistemológicas constructivistas. Además propuso una metodología de evaluación y un enfoque terapéutico
muy innovadores.
Según la metáfora semántica empleada por Feixas y Villegas (1990) para referirse a la obra de Kelly,
manifiestan que Kelly reconoce la existencia de un territorio (la realidad) y de un mapa (nuestra construcción
de la realidad), pero deja claro:
a) que el mapa no es el territorio, sino una (re)construcción de éste, y
b) que sólo podemos conocer el territorio explorándolo según el mapa del que disponemos y
refinando éste a medida que avanzamos.
Esto implica también y tiene importantes repercusiones en el campo terapéutico, que una persona no es
víctima de la realidad sino de su construcción de esa realidad. Para Kelly siempre existe una forma alternativa
de construir la realidad, por lo tanto, el sufrimiento humano (desde esta postura) sobreviene a menudo a causa
de que los constructos de la persona no son adecuados para anticipar la realidad y es necesario sustituirlos por
otros más útiles.
Kelly no habla de “verdaderos” y/o “reales”, sino que tiene que ver con los constructos, significaciones que la
persona hace de su realidad.
POSTULADO FUNDAMENTAL
La teoría de los constructos personales se estructura en 11 corolarios que desarrollan un postulado
fundamental según el cual, los procesos de una persona se canalizan psicológicamente por las formas en que
se anticipan los acontecimientos.
Kelly define los procesos como nuestras experiencias, pensamientos, comportamientos, sentimientos y
cualquier otra cosa. Todo está determinado, no sólo por la realidad externa, sino por nuestros esfuerzos de
anticiparnos al mundo, a otras personas y a nosotros mismos, en todo momento, día tras día, año tras año,
siempre.
Corolarios
⮚ Corolario de la construcción: una persona anticipa los eventos cuando construye sus reproducciones
exactas. Esto quiere decir que cuando construimos nuestras anticipaciones usamos nuestras experiencias
pasadas. Ej: preparo la alarma de mi celular para que suene a la hora que deseo, voy a esperar que suene a
esa hora porque para eso lo que he hecho siempre. // Si me comporto siempre de forma amable con una
persona, esperaré que me responda de la misma manera.
Es decir, que las personas llevamos a cabo procesos de abstracción mediante las cuales encontramos en
aquello un cierto orden, una cierta lógica. Cuando encontramos una significación, una regularidad, es posible
anticipar los acontecimientos. Ej: la noche, el día, las estaciones del año, el comportamiento humano.
Esto sería el paso que va desde la teoría a la hipótesis, que es lo mismo desde el sistema de construcción,
conocimiento, comprensión a la anticipación.
⮚ Corolario de comunidad: los procesos psicológicos de dos personas serán similares en la medida en
que una emplee una construcción de experiencia similar a la empleada por otra. Sus procesos psicológicos
serán parecidos a las de esa otra persona.
El hecho de que seamos diferentes todos no quiere decir que no seamos similares, nuestro sistema de
construcción, es decir nuestro sistema de comprender la realidad es similar, así serán nuestras experiencias,
nuestros comportamientos y nuestros sentimientos.
Ej: si compartimos la misma familia, vamos a percibir, vamos a estar dentro de un seno familiar donde se han
aprendido una escala de valores, entonces cada integrante de esa familia vamos a ser similares en la
construcción basándose en esa misma lista de valores.
⮚ Corolario de la socialidad: una persona puede jugar un rol en el proceso social que implica a otra en
la medida en que construya los procesos de construcción de aquella. Hasta el punto de que una persona
construye los procesos de construcción de la otra, este puede tener un papel en los procesos sociales que
envuelven a otras personas aunque no sea realmente similar a la otra persona, puede relacionarse con ellos.
Ej: la empatía.
La TEORÍA DE LOS CONSTRUCTOS PERSONALES se fundó sobre supuestos de que los seres humanos se
comportan como científicos personales y como tales éstos están creando continuamente plantillas
conceptuales de sus experiencias, o sea como constructos personales.
Kelly 1955 definió el término de constructo:
“como un aspecto de los elementos (objetos, personas, etc, dentro del ambiente de un sujeto) en función del
cual algunos elementos son similares a otros y algunos son opuestos a otros”.
Es decir, la captación simultánea de similitud y diferencia entre acontecimientos, la persona comprende la
realidad y anticipa el futuro, por lo tanto, los constructos van a permitirnos a las personas a interpretar,
predecir y responder adecuadamente a sus experiencias consiguientes. Desde esta perspectiva el ser humano
es como un científico que pone a prueba sus hipótesis, es decir, los constructos que se ven validados o se ven
invalidados, en aquellos que según Kelly considera un experimento personal (que es la conducta). Éste proceso
de cognición no es solamente cognitivo o consciente, sino que gobierna y afecta de forma holística todas las
facetas de la actividad humana orientadas según Kelly a la anticipación de acontecimientos y a la mejora de la
capacidad predictiva del sistema de construcción del individuo.
Se puede definir un CONSTRUCTO PERSONAL como la captación de una diferencia (dato primario de la
experiencia y unidad mínima de conocimiento), lo que implica a su vez la captación simultánea de una
similitud.
Por ejemplo, Pedro conoce a Laura y la construye como amable, como opuesto a desagradable. Quiere decir
que capta la similitud de Laura con otras personas conocidas anteriormente por Pedro, que también habían
sido construidas como “amable” y la captación de la diferencia con lo que había sido construido como
“desagradable”. Esta captación no es necesariamente consciente o verbalizable, sino que es personal e implica
todos los sistemas del organismo y no necesariamente se ubica en lo cognitivo.
Es decir, que los constructos son dimensiones dicotómicas de significado que constituyen el conjunto
estructurado del conocimiento que tiene un individuo para entender y anticipar su mundo de experiencia
(corolario de la dicotomía). Así el constructo tiene la doble función de procesar la información que llega a los
sentidos y de anticipar los acontecimientos futuros.
Los constructos se organizan en un sistema jerárquico en el cual hay constructos supraordenados que juegan
un papel central en la construcción del self y en la organización de todo el sistema.
Podemos clasificar o caracterizar los constructos:
● Constructo supraordenado: un constructo supraordenado respecto a otros y se lo incluye como
elemento.
● Constructo subordinado: un constructo es subordinado respecto a otro si se incluye en el contexto de
éste como elemento.
● Constructo nuclear: es aquel que gobierna los procesos de mantenimiento de la persona.
● Constructo periférico: es aquel que se puede alterar sin modificaciones graves de la estructura
nuclear.
● Constructo rígido: es aquel que conduce a predicciones invariables.
● Constructo laxo: es aquel que conduce a predicciones variables pero mantiene su identidad.
Entonces lo que podemos concluir, es que el postulado fundamental y los corolarios de la teoría de los
constructos personales no agotan su postulación conceptual en la presentación original de Kelly ni en sus
desarrollo posteriores, más bien son la base, sobre las que se sustentan toda una serie de modelo de descripción
y comprensión del ser humano que conforman una de las teorías constructivistas más compleja y elaborada en
psicología.
Según Kelly, las personas son científicas porque son capaces de elaborar teorías con focos y ámbitos de
conveniencia delimitada. Las teorías pueden considerarse una forma de trascender los aspectos obvios de la
experiencia y relacionar una serie de hechos entre sí. La finalidad última de la persona debería ser entender
el ámbito de conveniencia de su teoría personal, haciéndola cada vez más explicativa e internamente más
coherente. Por lo tanto, la teoría va actuar como una herramienta para la persona que busca activamente
anticipar el futuro y explorar sus posibilidades.
Otro criterio de toda buena teoría, es su capacidad de generar hipótesis contrastables, es decir, susceptible
de ser sometidas a la prueba de su valor predictivo y rechazada si no cumple su función de anticipación de los
hechos futuros. Esto nos lleva a poder explicar en muy líneas generales el proceso implícito en esta capacidad
para elaborar anticipaciones y contrastarlas, que fue descrito por Kelly como el:
CICLO COMPLETO DE LA EXPERIENCIA.
➔ Fase 1 ANTICIPACIÓN DEL ACONTECIMIENTO del ciclo de la experiencia que implica la derivación de
una hipótesis personal sobre el curso probable de un acontecimiento. Es decir que dicha hipótesis
igual que de las teorías científicas, se basan en aspectos supraordenados de la teoría personal,
validados en el ciclo de las experiencias anteriores. Por ejemplo, una paciente en psicoterapia va a su
primera sesión, con la hipótesis de que el terapeuta va a intentar “empujarla”, “convencerla” a una
actitud ante el sexo que contradecía sus propios principios religiosos. De hecho esta anticipación venía
previamente confirmada por un terapeuta anterior, que según la paciente había explicado que la
causa de su trastorno psicosomático estaba en que era una reprimida sexual (la paciente había
suspendido su tratamiento con este último terapeuta tras haber escuchado semejante
interpretación).
➔ Fase 2 IMPLICACIÓN EN EL RESULTADO la podemos equiparar aún a una apuesta (cuando jugamos),
es decir, cuánto mayor cantidad se juega, más se puede llegar a ganar. Volviendo al ejemplo de la
paciente con su terapeuta, su implicación en el resultado de su anticipación se podía deducir por la
actitud reservada y precavida que mantuvo durante toda la fase de exploración del problema de esta
paciente, dando sólo la información imprescindible y manteniendo en privado datos relevantes, por
ejemplo, de su situación. Entonces podemos hipotetizar que el temor a la invalidación de sus
constructos nucleares referidos al sexo hacía que no estuviera dispuesta a arriesgarse a que el
terapeuta pudiese establecer una nueva conexión entre sus trastornos y su actividad sexual.
➔ Fase 3 ENCUENTRO CON EL ACONTECIMIENTO, que implica la disposición a operacionalizar la
hipótesis de que se trate y contrastarla con la realidad en cuanto a su valor predictivo. El resultado de
este contraste es la confirmación o desconfirmación de la anticipación.
➔ Fase 4 CONFIRMACIÓN O DESCONFIRMACIÓN DE LA HIPÓTESIS de la anticipación volviendo al
ejemplo de la paciente, podemos decir que su anticipación se vio desconfirmada, es decir, hubo una
invalidación cuando el segundo terapeuta se alió con ella en la exploración del problema partiendo de
una actitud de comprensión y aceptación incondicional de sus valores. De esta forma la paciente validó
temporalmente, podríamos decir, el “Polo por las actitudes hacia el sexo”. Este respeto contribuyó a
afianzar la alianza terapéutica dado que la paciente no se sintió amenazada por la inminencia de un
cambio en sus constructos nucleares cómo pasó con el terapeuta anterior. Sin embargo, se puede
decir que a medida que la terapia fue avanzando, fue progresando, esto contribuyó a una mayor
exploración en la elaboración de los constructos referidos al sexo y que fue pasando de una forma
más constreñida a hablar de una forma más natural sobre este tema.
La fase de confirmación o desconfirmación del ciclo de experiencia, por lo tanto, va a ir acompañada
de manifestaciones emocionales. En el caso de la paciente, al revisar el ciclo de experiencia, en este
caso podemos ver que se superpuso a la propia terapia (la revisión del ciclo de la experiencia) que se
puede decir que empezó a reducir el rango de conveniencia de sus constructos referidos a las actitudes
sexuales para que excluyeran el trastorno o el motivo de su demanda.
➔ Fase 5 REVISIÓN CONSTRUCTIVA DEL SISTEMA DE CONSTRUCTO el ciclo de experiencia se cierra en
sí mismo al incorporarse los resultados de la revisión constructiva del sistema o a la hipótesis de las
anticipaciones futuras.
Entonces podemos decir que a través de las cinco fases de este ciclo la persona reconstruye una y otra vez sus
experiencias convirtiendo su sistema cada vez más predictivo, internamente contratable y comunicable. Las
sucesiones de tales ciclos de experiencias puede considerarse como la esencia del funcionamiento psicológico
óptimo desde la perspectiva de la teoría de los constructos personales y el bloqueo de este ciclo, es decir, la
rigidez, podríamos decir que es como un indicador de trastornos psicológicos.
APLICACIONES CLÍNICAS
Para esta teoría, casi todos los trastornos y/o desajustes psicológicos se deben a constructos erróneos o
carentes de relevancia para la persona y para los demás.
La situación se complica porque rara vez se tiene una conciencia clara de la forma en que las personas
construyen sus propios papeles o, los papeles de las personas importantes para ellas (es decir, es difícil saber
cómo se creó un constructo personal).
Por lo tanto Kelly, ideó aplicaciones innovadoras de su teoría con el fin de identificar éstos papeles e idear
formas más claras y creativas de construirse a sí mismo y a los demás.
❖ Uno de los principios muy importante es la RELACIÓN COMPASIVA que para él es el corazón de la
psicoterapia constructivista, es decir “el arte de estar presente de una forma humana para otra persona”
(suena raro pero esto es el corazón de la terapia).
La relación cliente-terapeuta proporciona un contexto especial para llevar a cabo experimentos esenciales de
la vida.
Para muchos clientes, esta relación con su terapeuta o ese momento con el terapeuta, le puede abrir una
puerta de muchas transformaciones que no solamente le va a permitir explorar en sí mismo sino también
explorar su relación con los demás. Por lo tanto, la relación paciente-terapeuta puede convertirse en una
fuente de compasión y ánimo para toda la vida, que ejerce una influencia no sólo para el cliente, sino para las
personas que están en contacto con ese cliente.
Mahoney menciona como una metáfora de la relación terapeuta, una ola, el ritmo es como una ola que va
incluyendo diferentes experiencias que va construyendo el cliente junto con su terapeuta.
Mahoney señala desde su práctica terapéutica, después de la primera sesión, cada sesión con el cliente es una
forma de reencuentro, de la misma forma que dos clientes nunca son iguales, es decir, no hay dos sesiones
idénticas. Lo que las hace diferentes es el contenido cambiante del foco de atención actual.
La presencia para el otro y sí mismo de cada participante en la terapia es lo que los hace diferente a las
sesiones. La presencia es una entidad, más precisamente en términos constructivistas, es un proceso, que no
es fácil de definir pero es muy importante, el concepto de “estar presente”.
Ejemplo: hemos estado en charla con amigos y no hemos estado presentes, lo hemos mirado a los ojos, hemos
dado señales que lo estamos escuchando pero nuestra conciencia está en otro sitio. En esta falta de atención
hay personas que son sensibles a esos matices. El contacto en la relación terapéutica es muy importante que
esté presente.
Por lo tanto, señala que los terapeutas deberían estar tan presentes como les fuera posible y promover un
contacto genuino con el cliente como ser humano. Este aspecto es crucial no sólo al comienzo de una sesión,
sino también para fomentar la continuidad de la relación personal que es la esencia de la práctica terapeuta.
Al comienzo de la relación con un cliente, Mahoney señala que es necesario captar que está solicitando y hasta
qué punto se siente cómodo conmigo, y se puede percibir luego de años de práctica de este tipo de terapia
cuando el otro puede estar más a gusto conmigo y cuando yo voy a estar a gusto conmigo mismo.
Abrirse es un proceso que puede ser facilitado por la relajación y concentrarse en la respiración y en la propia
voz. Si observo que esta persona necesita hablar lo puedo invitar a que empiece hablar, con preguntas muy
familiares, qué lo trae por acá? , qué le está pasando? , no voy a esforzarme a que aparezca el material, esa
conducta privada o emocional que en los primero momentos quisiera que apareciera para conocer al otro. Es
decir, voy a ir como “esa ola ondulante”, de la menor expresión de lo emocional hacia lo más medular, de lo
que le puede estar pasando, lo que puede estar sufriendo ese consultante.
En las primeras sesiones se suele preguntar si ha estado en terapia, cómo ha construido esta experiencia previa
con su anterior terapia, nos da la pauta de cómo tenemos que ir acompañando a esta consultante o cliente.
La compasión es el corazón de la psicoterapia constructiva, la compasión es un acto de cuidado, y aun así el
cuidado es un componente esencial en el asesoramiento constructivo y refleja la esencia de nuestro
enraizamiento social y de nuestra capacidad simbólica para imaginar y respetar lo que la otra persona puede
estar sintiendo.
Compasión, podemos decir que etimológicamente significa: consentimiento, sentir con, distancia emocional
óptima entre el terapeuta y el cliente. Esto ha sido un debate abierto en la psicoterapia, hay que tener en
cuenta desde este modelo que la compasión se encuentra en el corazón de la psicoterapia y que no es fácil
sino que lo vamos adquiriendo a medida que lo vamos ejerciendo. La compasión y el cuidado, son centrales
en la relación de ayuda compasiva.
Estas características de la relación terapéutica nos llevan a plantear lo que Mahoney describe como las:
HABILIDADES DE EQUILIBRACIÓN Y CICLOS DE EXPERIENCIA
Como terapeutas constructivistas, en palabras de Mahoney, las principales responsabilidades que tenemos es
escuchar atentamente y presenciar o respetar la forma en que nuestros clientes se presentan a sí mismos y a
su experiencia, siendo sensible a su necesidades y capacidades actuales, les vamos a ofrecer consuelo,
confianza y ánimo.
¿Cómo se hace esto? Según Mahoney dice que gracias a la equilibración hábil y flexible de nuestras
interacciones con el cliente. Él entiende esta equilibración en función de dos dimensiones básicas e
interrelacionadas.
❖ La primera dimensión hace referencia al contraste entre APERTURA y CIERRE, abrir generalmente
significa expandir o ampliar, también puede significar empezar o crear, y cerrar generalmente significa
restringir o reducir, o también en algunas ocasiones puede hacer referencia a terminar como cerrar un tema
o un asunto, también puede hacer referencia obstruir, tapar. Ambos conceptos apertura y cierre están
asociados a una dimensión “vertical”, nos abrimos hacia arriba, pero también nos cerramos hacia abajo, es
decir si entendemos la vida en términos de Mahoney (que es una metáfora), cada sesión de la terapia es un
intercambio dinámico en el que el cliente se abre o se cierra a posibles experiencias. Esto es una clara
expresión natural de la auto organización dinámica cuyo objetivo o fin es mantener o recuperar el sentido de
orden. Según Mahoney, un papel importante del terapeuta consiste en ser sensible a estos procesos de
expansión y contracción multidimensionales de cada cliente. Es decir, por ejemplo, estar atento a la posibilidad
de contracción extrema donde podemos decir que hay una desconexión literal de intercambio con el mundo,
o también a una situación de expansión extrema donde también puede correr el riesgo de dar o recibir más
de lo que su sistema puede acomodar en ese momento. Los procesos de aprendizaje y desarrollo requieren
un delicado equilibrio dinámico que protege la coherencia de los procesos de ordenamiento nucleares de la
persona.
Esto tiene mucho en común con la teoría y terapia de los constructos de Kelly (que habla del reordenamiento
nuclear de la persona). Mientras que esta coherencia de darle orden a esos procesos nucleares, se va dejando
un espacio para los encuentros con situaciones nuevas que la persona puede ir manejando. El cambio requiere
experiencias nuevas, es decir, necesitamos un mínimo de situaciones de apertura ocasionales hacia esas
experiencias. Esto es importante tener en cuenta en la sesión terapéutica, esta situación se hace
especialmente evidente en la mayoría del ámbito terapéutico, en la sesión en el momento de estar con el otro,
en la que si prestamos una profunda atención hay detalles sutiles que reflejan esta danza en la que el cliente
primero se va acercando y después se va alejando de temas significativos y de experiencias potenciales
emocionalmente significativas. Aquí es donde vamos a ir conociendo el ritmo propio del cliente y del estilo de
apertura y cierre del cliente. Por ejemplo: una pareja que se separa, cuando nos cuenta que se separó, se está
abriendo pero luego cuando el terapeuta intenta entrar en esa construcción personal podemos observar como
un cierre, puede cerrarse la persona, evitar hablar de ese tema o irse, como decimos vulgarmente, por las
ramas.
En definitiva, lo que se tiene que tener claro en la sesión terapéutica constructivista, los momentos de apertura
y los momentos de cierre no son buenos ni malos, ambos son necesarios para el mantenimiento de ese
organismo siempre basándonos en estos principios constructivista de la autoorganización del conocimiento
autorreferencial que tiene la persona y el orden de lo que veníamos hablando. Esto es importante que lo
tengamos bien claro, no sólo porque siempre se está cambiando, también porque podemos estar abiertos y
cerrados simultáneamente en diferentes niveles y existe además muchos grados entre estar abierto y estar
cerrado.
En resúmen, podríamos decir que la Psicoterapia Constructivista tiene como centro esta acción
colaboradora, esta afirmación en la esperanza y en un equilibrio de los ciclos de experiencia.