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Depresión infantil

La depresión infantil ha sido cuestionada, durante muchos años, ya que se rechazaba


considerarla antes de la pubertad, a partir de los años 70, se la empieza a considerar como
tal.

Tiene dos características que la diferencian de la de adulto; la dificultad del niño para
expresar verbalmente sentimientos y emociones y el hecho de que su personalidad se está
formando.

Síntomas de la depresión infantil, publicado por Weinberg y otros en 1973:

Síntomas principales:

I)- Estado de animo disfórico ( melancolía)

-Expresiones o muestras de tristeza, soledad, desdicha, pesimismo


-Cambios en el estado de ánimo
-Irritabilidad
-Hipersensibilidad, llora fácilmente
- Negativismo, resulta difícil de complacer

II)- Ideación autodespreciativa:

-Sentimientos de inutilidad, incapacidad, fealdad, culpabilidad


-Ideas de persecución
-Deseos de muerte
-Deseos de huir
-Tentativas de suicidio
-Dificultad en las relaciones interpersonales, facilidad para riñas, poco respeto a la autoridad, hostilidad,
agitación, peleas excesivas, ira

IV)- Alteraciones del sueño

-Insomnio inicial, sueño inquieto, insomnio tardío, difícil despertar en la mañana

V)- Cambios en el rendimiento escolar

- Quejas de los maestros frecuentes, pobre concentración, escasa memoria perdida de interés en las
tareas habituales

VI)- Socialización disminuída

- Menor participación en el grupo, retraimiento social, perdida de intereses sociales

VII)- Cambio de actitud hacia la escuela

- Perdida de placer de actividades escolares, negativa o rechazo a concurrir a la escuela.

VIII)- Quejas somáticas

- Cefaleas, migrañas, dolores abdominales

IX)- Perdida de energía habitual

- No interés en actividades extra escolares y disminución de energía, fatiga física y/o mental
Principales síntomas clínicos
acompañantes de la depresión infantil:

Menores de 7 años:

- El síntoma más frecuente es la ansiedad. Manifiestan irritabilidad,


rabietas frecuentes, llanto inmotivado, quejas somáticas (cefaleas,
dolores abdominales), pérdida del interés por los juegos, cansancio
excesivo, o aumento de la actividad motora y abulia. Puede presentar
retraso psicomotor o dificultad para el desarrollo emocional.
- En niños pequeños, el trastorno depresivo mayor se asocia con
frecuencia a los trastornos de ansiedad, las fobias escolares y los
trastornos de eliminación ( encopresis, enuresis )
Niños de siete años a edad puberal:

- Esfera efectiva y conductual: Irritabilidad, agresividad, agitación o


inhibición psicomotriz, astenia, apatía, tristeza y sensación de
aburrimiento, pueden presentarse ideas de muerte.
- Esfera cognitiva y actividad escolar: baja autoestima, falta de
concentración, disminución del rendimiento escolar, trastornos de
conducta en la escuela.
- Esfera somática: Cefalea, dolor abdominal, trastorno de control de
esfínteres, trastornos del sueño, disminución y/o aumento del apetito
Tratamiento:
En general, el pediatra puede atender inicialmente a los pacientes con
sospecha de depresión leve y seguirlos durante dos semanas (para
que puedan cumplir criterios).
Si tras ese tiempo no se no se produce mejoría, habría que derivar.

Es conveniente que lo vea un especialista cuando la depresión es


moderada o grave o si existen factores de riesgo:
-Antecedentes psiquiátricos de uno de los padres.
-Existencia de conflictos conyugales.
-Mala comunicación padre-hijo.
-Sospecha de negligencia (abuso físico, sexual o psíquica )
-Historia de pérdidas significativas recientes o vivencias de acoso o
humillación.
La evidencia demuestra que el tratamiento de la depresión en la infancia
debe ser integral. La TCC, es efectiva al tratarse de una terapia centrada en el
presente y basada en que la asunción de la depresión está mediada por la
percepción errónea de los sucesos y por el déficit de habilidades.

Sus componentes esenciales son:


- La actividad conductual (incrementar la realización de actividades
gratificantes).
- Reestructuración cognitiva (identificación, cuestionamiento y sustitución de
pensamientos negativos).

Son importantes también: el aprendizaje de competencias conductuales y las


habilidades sociales.
El papel de los padres en el tratamiento es esencial, con la finalidad de
revisar los progresos y aumentar la adherencia al tratamiento. Los
padres aportan información importante para la evaluación psicológica, el
planteamiento de objetivos y orientación, además pueden actuar como
agentes de cambio terapéutico facilitando la realización de determinadas
tareas indicadas en las sesiones de tratamiento psicológico.
Psicofármacos:

Los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS), constituyen


actualmente el tratamiento farmacológico de elección en la depresión de niños y
adolescentes, por su eficacia, escasos efectos adversos y seguridad.
El más extensamente estudiado es la fluoxetina, el primero que fue aprobado por
la Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento de la depresión
infantil, en niños a partir de los 8 años.
Otros frecuentemente utilizados en esta población son: fluvoxamina, sertralina y
escitalopram.
A pesar de que algunos ensayos clínicos han obtenido respuestas prometedoras
con la paroxetina, este ISRS es el que más resultados negativos ha obtenido en
estudios de eficacia en esta población, motivo por el que no se recomienda su
utilización actualmente.
A modo de síntesis

La depresión en niños y adolescentes no es un mito, es una realidad cuya


prevalencia va en aumento. La depresión hace parte de los trastornos del
afecto; en los niños, el listado de síntomas que hacen los manuales
diagnósticos sigue siendo muy deficiente para describir los signos y
síntomas que presenta esta población, lo que se convierte en un reto
diagnóstico. Si no se trata a tiempo, existe un riesgo más alto de
abandono escolar, aparición de sus comorbilidades, abuso de sustancias
e intento de suicidio. El trabajo en equipo es lo que genera los mejores
resultados. Sensibilizar al pediatra sobre la existencia de este trastorno
traerá beneficios para los pacientes, para las familias y para la
comunidad en general.
Bibliografía

Bonet de Luna, C., Fernández García, M., & Chamón Parra, M. (2011).
Depresión, ansiedad y separación en la infancia: Aspectos prácticos para
pediatras ocupados. Pediatría Atención Primaria, 13(51), 471-489.Carrillo,

F. J. M., Rodríguez, J. O., & López, M. C. R. (2002). Características clínicas y


tratamiento de la depresión en la infancia y adolescencia. In Manual de
psicología clínica infantil y del adolescente: trastornos generales (pp.
139-185).

Tochoy, P. P., & Chaskel, R. (2014). Depresión en niños y


adolescentes. Psiquiatría de Niños y Adolescentes, Universidad El Bosque
Médica psiquiatra general, Hospital Simón Bolívar, CCAP, 15(1).

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