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PSICOSOCIOLOGÍA DE LA CONDUCCIÓN.

Un vehículo no es un juguete. Para estar seguros en la carretera, hay que dar por hecho
que todos los conductores que nos acompañan en nuestros trayectos están en
plenas condiciones físicas y mentales para compartir camino con nosotros, evitando
cualquier tipo de temeridad al volante. La psicología, como ciencia o estudio de la
mente y de la conducta en personas.
La actividad de pilotar un vehículo requiere la correcta funcionalidad de la persona en
tres actividades: mantener el vehículo en circulación (control),
realizar maniobras adaptativas (táctica) y saber cual es nuestro destino y planificarlo
(estrategia). Estas tareas se realizan a la vez y requieren un esfuerzo distinto a la hora de
conducir. El conductor debe poner a prueba su percepción para recibir una información
visual constante y adaptada a la velocidad a la que va el vehículo para evitar cualquier
accidente.
Existen personas que no tienen la percepción de que su actividad puede causar en algún
momento daño físico a otros. Las conductas peligrosas al volante aparecen cuando,
psicológicamente, no podemos valorar el daño propio y ajeno que podemos causar.
Aspectos como la velocidad, la fatiga o las distracciones son concluyentes a la hora de
vernos inmersos en un siniestro. Otros, como la actitud, la personalidad y el estrés, son
evitables con un conocimiento psicológico de la persona al volante. El uso de alcohol y
drogas puede afectar a un conductor diestro para realizar acciones inesperadas o perder
el control de sus habilidades al volante.
El vehículo es un generador de emociones. Las situaciones relacionadas al tráfico
generan emociones a la hora de tomar decisiones. Una conducción racional será siempre
más segura. Las emociones influyen en el pensamiento, si estas son negativas, nos
encontraremos con dificultades en la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Hay que recordar que conducir está relacionado con componentes de nuestra conducta y
factores ambientales. Una mala situación emocional y una variable ambiental puede
convertirse en una catástrofe al volante.
Existen técnicas para cambiar y gestionar la respuesta emocional que se pueden
consultar con cualquier experto en psicología conductista. Estas buscan el estudio de
nuestras reacciones y el desarrollo de un cambio emocional que nos prepare
para afrontar los problemas en la carretera de una forma segura. Las técnicas cognitivas
de distracción, parada de pensamiento y ensayo mental funcionan correctamente.
Además, pueden ser desarrolladas y tratadas en consulta.

Nombre: Víctor Alarcón Delgado


Curso: FDS3C
Docente: Ps. Narcisa Alcívar
Preparar el GPS y la radio antes del viaje o evitar conversaciones alteradas en la cabina
del vehículo ayudarán a centrarnos en lo importante y omitir datos secundarios que
causan la distracción. El alcohol, la fatiga, el sueño, las distracciones, las drogas y
algunos medicamentos conllevan factores de alteración de la atención y la percepción.
La toma de decisiones incorrectas aumentan proporcionalmente a la mala condición
cognitiva del piloto, empeorando su coordinación motora.

EL ESTRÉS

Esta reacción físico-química produce alteraciones físicas y psicológicas al enfrentarnos


a situaciones nuevas. Para la psicología de la conducción, el estrés es un factor referido
a la ansiedad. La alteración de la rutina puede resultar estresante y la acumulación de
factores de estrés puede conllevar a trastornos y afectar a la salud, tanto física como
mental.
Los efectos del estrés en la conducción producen sensaciones positivas como una
mayor capacidad de reacción o mejorar los umbrales sensoriales. Sin embargo, también
implican un mayor nivel de agresividad e impaciencia. El estrés nos lleva a la
conducción agresiva, arriesgada y poco responsable. Los mayores problemas se
manifiestan en la fase de agotamiento del estrés, donde, psicológicamente, sufrimos
trastornos de sueño, fatiga, tristeza, irritabilidad, dificultad de concentración, toma lenta
de decisiones y difícil atención al tráfico. Para evitar acciones temerarias, hay que
combatir a tiempo el estrés.

NORMAS FORMALES Y NORMAS INFORMALES

Nombre: Víctor Alarcón Delgado


Curso: FDS3C
Docente: Ps. Narcisa Alcívar
La eficacia del sistema de normas está en su cumplimiento por parte de todos. Esto hace
más predecible el comportamiento de los demás haciendo posible que el tráfico sea más
seguro.
Podemos hablar de dos tipos de normas: las normas formales y las normas informales.
 Las normas formales
Son las que están regladas, las que son preceptivas.

 Las normas informales


Son generadas socialmente, están presentes en el comportamiento de los
conductores y, sin estar formalmente establecidas, las cumplen la mayoría de los
conductores.

Ambos sistemas no son contrapuestos pero cuando entran en conflicto la situación


puede llegar a ser problemática. Según Wilde, si la norma informal está fuertemente
implantada, un comportamiento de acuerdo con la norma formal puede resultar tan
imprevisto para los demás que el resultado sea un accidente. Incluso llega a afirmar que
una persona que sea de lo más estricta en el cumplimiento de las reglas de circulación se
vería implicada en frecuentes accidentes, aunque no fuese legalmente culpable en
ninguno de ellos.
Ejemplos.
Norma formal.
En la conducción es la prioridad de paso del vehículo que se aproxima por la derecha si
no existe ninguna otra señal que indique lo contrario.
Normal informal.
En cambio, se observa muchas veces que el conductor cede el paso a otro vehículo que
se incorpora por su izquierda pero por una vía más ancha, que tiene más importancia o
mayor volumen de tráfico, etc. (norma informal). A esta actitud se le llama "derecho
psicológico de preferencia de paso", y si entran ambas normas en conflicto puede
ocasionarse un accidente.
Otro ejemplo de norma informal sería el que se produce cuando vemos que unos metros
más adelante la carretera está atascada y tenemos que frenar de manera brusca. En un
gesto casi automático activamos las luces de emergencia. En él no se expresa que haya
que utilizar las luces de emergencia si se va a frenar repentinamente Según dicho
reglamento se debe avisar al resto de los conductores mediante el empleo reiterado de
las luces de frenado o bien "moviendo el brazo alternativamente de arriba abajo con
movimientos cortos y rápidos".
Este sería un caso claro de norma informal. Se ha implantado la costumbre entre los
conductores de avisar a los demás de la existencia de una retención encendiendo las
luces de: emergencia (sobre todo en vías con varios carriles por sentido). Este sería un
caso claro de norma informal. Se ha implantado la costumbre entre los conductores de

Nombre: Víctor Alarcón Delgado


Curso: FDS3C
Docente: Ps. Narcisa Alcívar
avisar a los demás de la existencia de una retención encendiendo las luces de:
emergencia (sobre todo en vías con varios carriles por sentido).
Las normas informales constituyen una valiosa fuente de información que puede ser
muy útil para el logro de una coherencia entre ambas normas reduciendo las situaciones
de conflicto entre ellas.
Para Wilde hay diferentes tipos de conductores según cumplan o incumplan las normas
formales o informales
 Los que cumplen las normas informales pero no las formales.
 Los que cumplen las normas formales pero no las informales.
 Los que no cumplen ni unas ni otras.
 Los que cumplen los dos tipos de normas.

Las normas informales son una fuente de información valiosa que pueden reducir esa
incongruencia, además de ser bastante útiles para la fluidez del tráfico y, por tanto,
habría que valorar el papel que desempeñan en la conducción.
Cuando una norma informal demuestra su funcionalidad y es reconocida por los
legisladores se pueden plantear dos alternativas: un cambio normativo (se pueden
convertir en formales) o un cambio en la práctica sancionadora (cuando no se convierte
en formal pero su transgresión se juzga más benevolentemente).
Aunque la formulación de las normas tiene que plantearse estrictamente, hay veces que
la ejecución de ellas de forma literal crearía ciertas incompatibilidades De aquí que deba
existir cierta flexibilidad en el sistema de normas. Mientras que el incumplimiento de
las normas formales ocasiona sanciones, el incumplimiento de las normas informales
provoca consecuencias de tipo social.

CONFLICTO VIAL Y AGRESIÓN

Una de las circunstancias más habituales de la conducción es la aparición de gran


número de acciones violentas y agresivas llevadas a cabo entre usuarios de las vías.

Nombre: Víctor Alarcón Delgado


Curso: FDS3C
Docente: Ps. Narcisa Alcívar
Unos más y otros menos hemos agredido y sido agredidos en alguna ocasión, y todos
conocemos historias que nos han sorprendido por los extremos a los que personas
"normales" pueden llegar en ciertos momentos.
Las variantes de estas acciones agresivas son múltiples, pues van desde lo verbal, lo
gestual o lo físico; e igualmente pueden ser de tipo activo o pasivo, pues la omisión de
ciertas acciones viales resulta un daño para otros usuarios, por interrumpir el normal
discurrir de la fluidez vial, y por tanto de la seguridad.
Muchas de las conductas agresivas a que nos estamos refiriendo producen como
consecuencia un estado de irritación y tensión desagradable. Otras veces tienen como
resultado accidentes de tráfico de diversa gravedad. También el estado de irritación y
tensión, además de degradar la calidad de nuestra convivencia, puede contribuir
indirectamente a que se produzcan accidentes, ya que en esas condiciones es más fácil
tener fallos de atención o tomar decisiones inadecuadas.

EXPLICACIÓN DE LOS COMPORTAMIENTOS AGRESIVOS EN


CONDUCCIÓN

Uno de los fenómenos más habituales en la autoimagen de los conductores pasa por la
extrañeza de gran número de ellos, al verse realizando acciones violentas o agresivas,
que, o bien no son habituales en otros ámbitos de su vida, o bien directamente las viven
como totalmente extrañas a su forma de ser o su personalidad.
Para intentar entender este hecho, se ha llegado a proponer que en el tráfico las
personas, al coger el volante, sufren una misteriosa transformación que hace que se
vuelvan más agresivas.
Las razones a favor y en contra de esto son variadas:
La primera, la del “argumento del caparazón” o de la “lata de sardinas”. Según este
argumento, el aislamiento y protección física que proporciona el automóvil, explica que
las personas se atrevan a insultar, a empujar y a no ceder el paso cuando les
corresponde. De hecho, cuando vamos andando por la calle, aunque tengamos prisa no
solemos decir a los demás peatones que se aparten ni les damos empujones para
abrirnos paso...

Nombre: Víctor Alarcón Delgado


Curso: FDS3C
Docente: Ps. Narcisa Alcívar
En segundo lugar, nos encontramos con argumentos basados en estudios estadísticos.
Albert
R. Hauber realizó un trabajo experimental que consistió en observar conductas agresivas
de un cierto número de personas en una situación en que éstas conducían un vehículo
cuando un peatón se les cruzaba por delante, y establecer una comparación con el
comportamiento agresivo de las mismas personas en otras situaciones de la vida diaria.
Sin entrar en el detalle del experimento, los resultados confirmaron que, en general, las
personas son más agresivas en la situación de conducción que en otras situaciones
cotidianas.

Nombre: Víctor Alarcón Delgado


Curso: FDS3C
Docente: Ps. Narcisa Alcívar

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