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TEMA 7

1.- GARANTÍAS GENERALES DE PROTECCIÓN DE LOS


DERECHOS Y LIBERTADES.- 2.- EL CONTENIDO ESENCIAL DE
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES. 3.- GARANTÍAS
JURISDICCIONALES DE PROTECCION DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES (O DOBLE TUTELA DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES): A) EL PROCEDIMIENTO PREFERENTE Y
SUMARIO DE DEFENSA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.
B) EL RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL. 4.- GARANTÍAS
INSTITUCIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES: A) EL DEFENSOR DEL PUEBLO. B) EL
TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS.

1.- GARANTÍAS GENERALES DE PROTECCIÓN DE LOS


DERECHOS Y LIBERTADES.-

El art. 53.1 de la CE establece cuales son las garantías de los derechos


y libertades de todo el Capítulo II (tanto la Sección primera como la
segunda, art. 14 a 38), es decir, de la declaración de derechos contenida
como tal en nuestra Constitución. Estas garantías son:

• Vinculan a todos los poderes públicos: tienen eficacia directa e


inmediata frente a los poderes públicos, siendo derechos subjetivos
exigibles ante los tribunales aunque no exista ley que los haya
desarrollado.
• Reserva de ley: su desarrollo legislativo ha de provenir
obligatoriamente de las Cortes Generales (no del Gobierno).
• Mandato al legislador de respetar su contenido esencial.
• Se tutelan a través del recurso de inconstitucionalidad (art. 161.1.a)
por los órganos legitimados para ello.

Además, el art. 53.2, establece una tutela reforzada o garantía reforzada


de protección para los derechos y libertades contenidos en el art.14 y la
Sección Primera del Capítulo II (art. 15 a 29- derechos fundamentales
en sentido estricto), es decir, además de las anteriores, también los
ciudadanos pueden recabar su tutela ante los tribunales ordinarios a través
de un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad

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(amparo ordinario) y además, en su caso, a través del recurso de amparo
ante el Tribunal Constitucional. También, según el art. 81 CE, están
sometidos también a reserva de un tipo específico de ley (ley orgánica). Por
tanto, las garantías de estos derechos serían las siguientes:

• Vinculan a todos los poderes públicos: tienen eficacia directa e


inmediata frente a los poderes públicos, siendo derechos subjetivos
exigibles ante los tribunales aunque no exista ley que los haya
desarrollado.
• Reserva de ley orgánica: su desarrollo legislativo ha de provenir
obligatoriamente de las Cortes Generales (no del Gobierno) y con los
requisitos del artículo 81 de la CE.
• Mandato al legislador de respetar su contenido esencial.
• Se tutelan a través del recurso de inconstitucionalidad (art. 161.1.a)
por los órganos legitimados para ello.
• Los ciudadanos pueden recabar su tutela ante los tribunales
ordinarios a través del amparo ordinario, procedimiento basado en
los principios de preferencia y sumariedad.
• Y si los tribunales ordinarios no reparan la lesión de los derechos
fundamentales a través de ese amparo ordinario, los ciudadanos
podrán acudir al Tribunal Constitucional a través del recurso de
amparo constitucional.

En cuanto a los derechos enumerados en el Capítulo III, es decir, los


“Principios rectores de la política social y económica” (derecho a una
vivienda digna, a la cultura, etc.):

• En cuanto son “principios”, han de informar la legislación positiva,


la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos.
• En cuanto son derechos, solo podrán ser invocados ante la
jurisdicción ordinaria (tribunales) de acuerdo lo que dispongan las
leyes que los desarrollen, es decir, sólo podrán ser exigidos ante los
tribunales cuando exista ley que los haya desarrollado y de acuerdo
con lo que la misma disponga.
• Se tutelan también a través del recurso de inconstitucionalidad (art.
161.1.a).

Por lo que se refiere al resto de derechos que se hallan dispersos por


el texto constitucional (derecho a la indemnización por error judicial,

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derecho al ejercicio de la iniciativa legislativa popular, el derecho a
participar en la administración de justicia a través de la institución del
jurado, etc.):

• están protegidos por la garantía general que supone el principio de


vinculación o constitucionalidad (art. 9.1 1 CE), según el cual los
ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al
resto del ordenamiento jurídico,

• Se tutelan a través del recurso de inconstitucionalidad (art. 161.1.a).

2.- EL CONTENIDO ESENCIAL DE LOS DERECHOS


FUNDAMENTALES.-

Además de que el legislador ha de regular los derechos fundamentales


por ley y que dicha ley ha de tener el carácter de orgánica, ni siquiera el
legislador orgánico puede regular los derechos fundamentales con absoluta
discrecionalidad, pues NO cabe un desarrollo legislativo de los derechos
fundamentales que restrinja su contenido o las condiciones de su ejercicio
por debajo del nivel constitucionalmente previsto.

En efecto, la Constitución impone al legislador, en el apartado 1 del art.


53, la obligación de “respetar” el contenido esencial de los derechos
fundamentales, obligación que constituye una garantía adicional a la
reserva de ley. Mediante la reserva de ley se atribuye al poder legislativo en
exclusiva la potestad de “normar” el desarrollo de los derechos y libertades;
pero además, al obligar al legislador a respetar el contenido esencial de
tales derechos y libertades, se imposibilita que el desarrollo legislativo
vacíe de contenido material los preceptos constitucionales. De esta manera
se evita el peligro de que el reconocimiento constitucional de los derechos
fundamentales sea puramente formal, y se dota a dichos preceptos de un
contenido material intangible.

Esta obligación de respetar el contenido esencial de los derechos y


libertades impone un límite al legislador: éste debe desarrollar
legislativamente los preceptos constitucionales, pero NO puede hacerlo de
tal forma que el reconocimiento constitucional se vuelva inoperante. Se
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Recordar que el artículo 9.1 de la CE también expresa lo que significa el Estado de Derecho.

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trata de respetar obligadamente un núcleo mínimo, a partir del cual el
legislador puede operar ampliando más o menos las condiciones de
ejercicio de los derechos.

Habrá que estar al desarrollo concreto de cada derecho


constitucionalmente reconocido para determinar si dicho desarrollo respeta
o no el contenido esencial del mismo.

Existen básicamente dos criterios para determinar el contenido esencial


de un derecho:

1. Criterio según el cual el contenido esencial de un derecho sería


aquel que lo hace reconocible según la idea generalmente
aceptada del mismo. Existe una noción generalmente asumida de
lo que son el derecho de huelga o la libertad de asociación. Si un
derecho, en su desarrollo legislativo, no reúne esos rasgos que lo
identifican como perteneciente a la idea generalmente asumida
del mismo, se vulnera su contenido esencial. Por tanto, el
contenido esencial estaría constituido por el conjunto de rasgos
que permiten reconocer a un derecho como perteneciente al tipo,
idea o categoría generalmente asumida del mismo.

2. Criterio consistente en localizar aquellos intereses cuya


protección se persigue con el reconocimiento del derecho.
Siguiendo este criterio, para determinar si se respeta el contenido
esencial de un derecho, habría que averiguar si los intereses que
éste pretende proteger y resguardar, están efectivamente
protegidos por el desarrollo legislativo.

Según el TC, ambos criterios son complementarios. Por tanto, cada


vez que se pretenda determinar si el desarrollo legislativo de un derecho
respeta su contenido esencial, habrá que analizar si permite reconocer el
derecho que se regula como correspondiente a la idea que generalmente se
tiene de él, así como averiguar si los intereses jurídicos reales y concretos
que se pretende proteger con el reconocimiento constitucional del derecho
quedan efectivamente protegidos. Si ello no es así, se habrá desconocido el
contenido esencial del derecho.

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3.- GARANTÍAS JURISDICCIONALES DE PROTECCIÓN DE
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES (O DOBLE TUTELA DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES): A) EL PROCEDIMIENTO
PREFERENTE Y SUMARIO DE DEFENSA DE LOS DERECHOS
FUNADAMENTALES. B) EL RECURSO DE AMPARO
CONSTITUCIONAL.

A).- EL PROCEDIMIENTO PREFERENTE Y SUMARIO DE


DEFENSA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.- (PRIMERA
TUTELA DE LOS DERCHOS FUNDAMENTALES en sentido estricto)

El artículo 53.2 de la CE contempla este tipo de procedimiento para


la defensa de los derechos recogidos en el art. 14 y la Sección 1ª del
Capítulo II del Título I de la CE, es decir, para la defensa de los llamados
derechos fundamentales en sentido estricto consagrados en los art. 14 a 29
de la CE.

Se trata de un procedimiento tramitado ante los tribunales ordinarios,


es decir, ante los juzgados y tribunales integrantes del poder judicial,
procedimiento que tiene las características de “preferencia y sumariedad”.

Que un procedimiento tenga carácter preferente significa que se le


asigna un turno especial para ser tramitado con anterioridad a los demás. Y
un procedimiento es sumario cuando está regulado de modo abreviado, es
decir, que los plazos establecidos para cada trámite son más cortos y que
los medios de prueba son limitados.

Aunque la jurisdicción (ordinaria-jueces y magistrados del Poder


judicial) es única (por el principio de unidad jurisdiccional), la misma se
divide en distintos órdenes jurisdiccionales: civil, penal, contencioso
administrativo y social (que es lo mismo que laboral).

Cuando se proclamó la CE de 1978, entró en vigor casi al mismo


tiempo una Ley para proteger los derechos fundamentales contenidos en los
art. 14 a 29 de la CE, ante los tribunales ordinarios, por ese procedimiento
preferente y sumario al que ese refiere la Constitución en el art. 53.2. Dicha
ley fue la 62/1978 de 26 de diciembre de Protección Jurisdiccional de los
Derechos Fundamentales de la Persona. Aquella ley ya ha sido derogada y
ahora ese procedimiento preferente y sumario de protección se encuentra
regulado en cada una de las leyes procesales (leyes de procedimiento) de

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cada uno de los cuatro órdenes jurisdiccionales (civil, penal, contencioso
administrativo y social); es decir:
• El procedimiento preferente y sumario en el orden
jurisdiccional civil está regulado en la ley procesal o de
procedimiento civil, que es la Ley de Enjuiciamiento Civil
(LEC).
• El procedimiento preferente y sumario en el orden
jurisdiccional penal, está regulado en la ley procesal o de
procedimiento penal, que es la Ley de Enjuiciamiento
Criminal (LECrim).
• El procedimiento preferente y sumario en el orden
jurisdiccional contencioso-administrativo está regulado en la
ley procesal o de procedimiento contencioso-administrativo,
que es la ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa
(LJCA).
• El procedimiento preferente y sumario en el orden
jurisdiccional social (laboral) está regulado en la ley procesal
o de procedimiento laboral, que es la Ley de Procedimiento
Laboral (LPL).

Estos procedimientos de carácter preferente y sumario que hemos


mencionado, constituyen en la actualidad la primera garantía de
protección de los derechos fundamentales “en sentido estricto”, a la que se
refiere el art. 53.2 de la CE. En estos procedimientos la pretensión es: la
tutela por los tribunales ordinarios de dichos derechos fundamentales,
cuando han sido violados, tanto por particulares como por un órgano de la
administración, restableciendo al perjudicado en el pleno ejercicio de sus
derechos.

El resto de derechos subjetivos (no fundamentales en sentido


estricto), cuando son violados, tanto por particulares como por poderes
públicos, se tutelan también por los tribunales ordinarios, pero a través de
los procedimientos establecidos en las leyes procesales para cada uno de
ellos (que no son los procedimientos preferentes y sumarios).

Además, dentro de cualquiera de estos procedimientos de tutela del


resto de derechos no fundamentales, podría darse el caso de la violación de
un derecho fundamental de carácter procesal (art. 24.2 CE), que tendría que
remediarse dentro del mismo procedimiento en que esa violación se
cometió y a través de los recursos legalmente establecidos. Y si el juez o
tribunal correspondiente no remediara esa violación del derecho del art.
24.2 de la CE, entonces el interesado tendría que intentar, ante ese mismo
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juez o tribunal el llamada “incidente de nulidad de actuaciones” de la Ley
Orgánica del Poder Judicial (art. 238 a 243). Si después de todo esto el
interesado considera que la vulneración de su derecho fundamental no ha
sido reparada por los tribunales ordinarios, podría acudir al Tribunal
Constitucional a través del llamado Recurso de Amparo constitucional, que
constituye la segunda garantía específica de protección o defensa de los
derechos fundamentales en sentido estricto a que se refiere el art. 53.2
de la CE, y que vamos a tratar en el siguiente epígrafe.

B) EL RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL.-


(SEGUNDA TUTELA)

Además de la tutela por los jueces y tribunales ordinarios de los


derechos fundamentales en sentido estricto, reconocidos en los
artículos 14 a 29 de la CE, el art. 53.2 de la misma reconoce también a
los ciudadanos el derecho de acceso a la jurisdicción constitucional a través
del recurso de amparo constitucional o recurso de amparo ante el
Tribunal Constitucional.

Aunque se denomina “recurso”, no es un recurso, sino un verdadero


proceso, que viene regulado en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
(LOTC).

El recurso de amparo es el instrumento procesal más importante de


defensa ante el Tribunal Constitucional de los derechos y libertades de los
ciudadanos. En cuanto tal, el recurso de amparo cumple una doble misión
(o finalidad):

1. Sirve como remedio último interno (dentro de España) de


protección de los derechos del ciudadano,
2. Tiene la función objetiva de defensa de la Constitución al
servir de instrumento de interpretación de los derechos
fundamentales (la interpretación de los derechos
fundamentales que realiza el TC al resolver recursos de
amparo, se impone a todos los poderes públicos).

Objeto del recurso de amparo ante el TC:

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En el recurso de amparo constitucional la violación del derecho
fundamental ha de haberse cometido, no por un particular contra otro
particular, sino por un “poder público” contra un particular.

El recurso de amparo, según lo dispuesto en el art. 53.2 de la CE,


protege de cualquier acto de los poderes públicos que atente contra los
derechos consagrados en los preceptos siguientes:

• Art. 14 de la CE (principio de igualdad).


• Sección 1ª del Capítulo II del Título I de la CE, es decir,
derechos fundamentales y libertades públicas contenidos en los
art. 15 a 29 de la CE.
• Derecho a la objeción de conciencia (art. 30 de la CE). Este
último NO es un derecho fundamental en sentido estricto pero
sí está protegido por el recurso de amparo, según lo dispuesto
en el art. 53.2 CE.

Como se ha visto, la lesión que pretende repararse por medio del


recurso de amparo ha de proceder de los poderes públicos (de cualquiera de
ellos: legislativo, ejecutivo o judicial).

Sólo existe un tipo de actuación de los poderes públicos que está


exento del recurso de amparo: los actos legislativos, es decir, las leyes y
normas con rango de ley, que han de ser controladas a través de los
procedimientos de control de la constitucionalidad de las mismas y que son:
el recurso de inconstitucionalidad y la cuestión de inconstitucionalidad.
Estos dos procedimientos se tramitan también ante el TC.

Las lesiones de derechos fundamentales que no proceden de poderes


públicos sino de particulares, como ya se vio, han de ser reparadas por los
órganos judiciales (tribunales ordinarios), que son los amparadores
ordinarios de nuestros derechos. Ahora bien, si dichos jueces y tribunales
no reparan esas lesiones, con ello están, a su vez, violando derechos
fundamentales y, dado que los órganos judiciales poseen la naturaleza de
poder público, sus decisiones sí son impugnables a través del recurso de
amparo ante el TC.

Procedimiento del recurso de amparo constitucional:

Están legitimados para interponer el recurso de amparo:

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• Cualquier persona natural o jurídica que invoque un interés
legítimo.
• El Defensor del Pueblo.
• El Ministerio Fiscal.

El procedimiento se inicia mediante demanda, presentada ante el


TC, por medio de Abogado y Procurador (sólo cuando la interpongan
las personas particulares), dentro de un plazo concreto establecido en
la LOTC, plazo que será distinto dependiendo de que cual haya sido
el poder público autor del acto vulnerador del derecho fundamental,
es decir, que el plazo de interposición del recurso de amparo será
diferente si la lesión procede del Poder Legislativo, o del Poder
Ejecutivo (o Administración Pública), o del Poder Judicial.

Principio de Subsidiariedad

El Tribunal Constitucional ha recordado repetidamente que el


recurso de amparo es un instrumento “subsidiario” de protección de
los derechos fundamentales. Ello es así porque a quien corresponde
la defensa de los derechos de manera inmediata es a los órganos que
encarnan el Poder Judicial (tribunales ordinarios), “garantes
naturales” de dichos derechos. La intervención del Tribunal
Constitucional a través del recurso de amparo tiene, pues, un carácter
extraordinario y último, justificada sólo ante la ineficacia que en
casos concretos pueda tener la intervención judicial.

Los requisitos en que se concreta el “carácter subsidiario” del


recurso de amparo son los siguientes:

a) Sólo se puede acudir al recurso de amparo ante el TC


cuando se hayan agotado todos los instrumentos ordinarios
de defensa de los derechos fundamentales (que se hayan
utilizado todos los recursos pertinentes ante los tribunales
ordinarios).

b) Haber sido parte en el proceso judicial previo (salvo


cuando dicho proceso no fuera necesario).

c) Que el derecho fundamental supuestamente vulnerado haya


sido invocado ante los órganos judiciales en ese proceso
judicial previo (salvo que dicho proceso previo no fuera
necesario, como es el caso de que la lesión del derecho
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fundamental provenga del poder legislativo, y que lo fuera
a través de un acto no legislativo).

Las sentencias de amparo

Las sentencias de amparo pueden ser estimatorias o desestimatorias de


la demanda de amparo. Las estimatorias generalmente contendrán los
siguientes pronunciamientos:

• Declaración de nulidad del acto o resolución impugnados.


• Reconocimiento del derecho o libertad vulnerado.
• Restablecimiento del recurrente en la integridad de su derecho,
debiéndose adoptar las medidas que sean necesarias para ello.

La interpretación de la Constitución que realiza el TC al resolver los


recursos de amparo ha de ser respetada por todos los poderes públicos,
incluidos los juzgados y tribunales.

4.- GARANTÍAS INSTITUCIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS


DERECHOS FUNDAMENTALES: A) EL DEFENSOR DEL PUEBLO.-
B) EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECDHOS HUMANOS (TEDH).-

A) EL DEFENSOR DEL PRUEBLO (DP).-

La institución del Defensor del Pueblo está contemplada en el art. 54


de la CE, en el que se crea esta figura como alto comisionado de las Cortes
Generales, designado por éstas, para la defensa de los derechos
comprendidos en el Título I de la CE, a cuyo efecto puede supervisar la
actividad de la Administración. La CE se remite a una ley orgánica para la
regulación de la institución, mandato que se cumple con la LO 3/1981, de 6
de abril, del Defensor del Pueblo.

Su origen está en el Ombudsman recogido por primera vez en la


Constitución Sueca de 1809 y de gran tradición en el Derecho
constitucional del norte de Europa.

El mandato del Defensor del Pueblo es de cinco años, y es reelegible.


Cualquier ciudadano español, mayor de edad y en pleno disfrute de sus

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derechos civiles y políticos, puede ser elegido Defensor del Pueblo. El
procedimiento de elección viene regulado en la Ley Orgánica del Defensor
del Pueblo y tiene como finalidad asegurar la independencia e
imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.

Funciones:

Al Defensor del Pueblo le corresponde la defensa de todos los


derechos y libertades del Título I (fundamentales y no fundamentales) y
para ello puede supervisar la actuación de las Administraciones Públicas.
Así mismo, el Defensor del Pueblo debe controlar que la actividad de las
Administraciones Públicas se adecue a los principios señalados en la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.

La forma habitual de actuación del DP es la supervisión de la


actividad de las Administraciones, informando de ello al Parlamento
(Cortes Generales) a través del Informe anual. En ese sentido, su
competencia se extiende a la totalidad de órganos y autoridades y
funcionarios de la Administración General del Estado, de las
administraciones de las Comunidades Autónomas y de las Corporaciones
Locales. Asimismo puede intervenir ante quienes actúen como agentes o
colaboradores de cualquiera de esas administraciones en el cumplimiento o
realización de fines o servicios públicos.

Las actuaciones del DP se inician de oficio o a instancia de cualquier


persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo (incluso si se
encuentra presa o es un menor de edad). Si se inicia a instancia de parte, se
harán en forma de queja, que deberá ir firmada, no admitiéndose las quejas
anónimas. El plazo de presentación es de un año a partir de que se tenga
conocimiento de los hechos objeto de la queja.

El procedimiento ante el DP es gratuito, sin necesidad de abogado o


procurador.

Una vez admitida la queja, el DP, o el miembro de su oficina en


quien delegue, tiene capacidad para personarse en cualquier centro de la
Administración pública o dependiente de la misma, al objeto de comprobar
datos, hacer entrevistas o estudiar expedientes o documentación, cuyo
examen no se le puede negar, incluso aunque se trate de documentos
declarados secretos de acuerdo con la ley. Sólo se contempla como

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excepción que el Gobierno, reunido en Consejo de Ministros, acuerde no
remitir documentos declarados secretos.

La autoridad o funcionario que obstaculice la actuación del DP,


negándose o dilatando indebidamente el envío de informes, o dificultando
el acceso a los informes o documentación necesaria para la investigación,
serán castigados como reo del delito de desobediencia (art. 502.2 CP).

Como resultado de sus investigaciones, el DP puede:

• Dirigirse por escrito al funcionario responsable y a su superior


jerárquico haciéndole saber su criterio sobre si la queja ha sido
originada por abuso, arbitrariedad, discriminación, error, negligencia u
omisión en su actuación. Y en caso de tener conocimiento de hechos
presuntamente delictivos, debe ponerlos en conocimiento del Fiscal
General del Estado.

• También puede proponer al órgano competente de la Administración


pública la modificación de los criterios utilizados para dictar la
resolución o acto que haya motivado la investigación.

• Sugerir al órgano legislativo o Administración competente la


modificación de aquellas normas cuyo cumplimiento riguroso pudiera
ocasionar situaciones injustas o perjudiciales para los administrados.

• También puede formular a las autoridades o funcionarios de las


administraciones públicas advertencias, recomendaciones, recordatorios
de sus deberes legales y sugerencias para la adopción de nuevas
medidas.

Las autoridades y funcionarios están obligados a responder por


escrito en el plazo de un mes. Si no adoptan la medida sugerida por el DP o
no se justifican las razones que la desaconsejan, el DP puede informar a la
máxima autoridad del departamento afectado e incluir el asunto en el
informe anual que remite a las Cortes Generales, con el nombre del
funcionario o autoridad que haya adoptado tal actitud.

El DP también posee la facultad de interponer recursos de


inconstitucionalidad y recursos de amparo. Estas dos facultades no las

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poseen los defensores del pueblo autonómicos (Justicia Mayor de Aragón o
Sindic de Greuges en la Comunidad Valenciana, por ejemplo).

B) EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS


(TEDH).-

Tras la Segunda Guerra Mundial, se creó en Europa en 1949 el


Consejo de Europa, con el objetivo de consolidar la paz, la democracia y el
Estado de Derecho y avanzar en la profundización de los derechos
humanos. En la actualidad forman parte de esta organización internacional
47 Estados miembros.

La pieza esencial para asegurar en Europa los derechos humanos


básicos la constituye el Convenio Europeo (o Convención Europea) para la
Protección de los Derechos y las Libertades Fundamentales, firmado en
Roma el 4 de noviembre de 1950 (en adelante CEDH). En su preámbulo se
dice que la finalidad del Consejo de Europa es conseguir una unión más
estrecha entre sus miembros y que uno de los medios para alcanzar esta
finalidad es la protección y desarrollo de los derechos fundamentales y las
libertades públicas.

Por el hecho de acceder al Consejo de Europa, los Estados miembros


están obligados a suscribir el CEDH.

El sistema de control establecido en el CEDH es un Tribunal que


actúa en Estrasburgo (Francia) con carácter permanente, con jurisdicción
obligatoria en todos los asuntos que se refieran a la interpretación y
aplicación del CEDH, incluyendo las demandas individuales e
interestatales. Se trata del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
(TEDH).

El TEDH se compone de un número de jueces igual al de los Estados


integrantes del Consejo de Europa, elegidos por la Asamblea Parlamentaria
del Consejo de Europa por mayoría absoluta de votos, de entre una terna de
candidatos propuestos por cada Estado. El mandato de los jueces es de
nueve años.

Las demandas interestatales pueden ser presentadas por cualquier


Estado parte que entienda que otro Estado parte ha incumplido lo dispuesto
en el CEDH o sus protocolos (13 protocolos), vulnerando con ello alguno
de los derechos protegidos. Las demandas individuales, que son las más
numerosas e importantes, pueden ser presentadas por cualquier persona

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física, organización no gubernamental o grupo de particulares, que se
consideren víctimas de una violación, por un Estado parte, de alguno de los
derechos reconocidos en el CEDH o sus protocolos, debiendo haber
agotado previamente las vías de recurso internas y debiendo presentarse la
demanda en el plazo de seis meses a partir de la fecha de la resolución
interna definitiva.

Siendo el CEDH un tratado internacional ratificado por España, sus


preceptos forman parte de nuestro ordenamiento jurídico interno, según lo
dispuesto en el art. 96 de la CE. Por tanto, el TEDH puede declarar la
responsabilidad internacional de España por vulneración de los derechos
protegidos por el CEDH o sus protocolos, bien a través de un
procedimiento instado por otro Estado parte, o bien por una persona física,
una organización no gubernamental o grupos de particulares víctimas de la
lesión. Y una sentencia estimatoria de la demanda sería vinculante para
España, aunque contradiga lo resuelto por los órganos jurisdiccionales
internos, debiendo llevarse a cabo su ejecución.

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