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TEMA 6:

EL SIGLO XIX EN ESPAÑA

Revolución Industrial
La España decimonónica vivirá un desarrollo de la industria, aunque será
menos intenso que en otros países europeos. La agricultura siguió siendo el
motor de la economía.

La expansión de la industria española se iniciará en Cataluña, con el sector


algodonero, el primero en producir para el mercado y no para el
autoconsumo. Pese al freno que supuso la Guerra de la Independencia, el
desarrollo de esta industria textil catalana no decrece, al tiempo que se van
introduciendo nuevas máquinas durante el siglo XIX. Su mercado será
principalmente interno, dentro del país.

Málaga y Asturias trataron de desarrollar, sin éxito, una fuerte industria


siderúrgica. Sin embargo, el hecho de no contar con demasiadas minas de
carbón de calidad, principal fuente de energía, limitó su competitividad. La
región donde sí tendrá éxito la siderurgia, ya en las décadas finales del siglo
XIX, fue Vizcaya, especialmente gracias a la importación del carbón galés e
inglés y al fuerte sector bancario de la zona. En Vizcaya, además, se
consolida la industria de las construcciones mecánicas y la industria naval.

Otro sector que adquirió cierta importancia será la minería, especialmente del
carbón y del hierro. Asturias, León, Palencia, Ciudad Real o Sevilla fueron
algunas de las zonas donde alcanzó un mayor desarrollo, aunque con la
liberalización de los aranceles en 1869, la competitividad del carbón español
quedó muy tocada.

En el País Vasco, la minería del hierro fue una actividad muy destacada, de
la mano de su siderurgia. Sin embargo, este desarrollo industrial puntual en
algunas regiones no se generalizará en el resto del país, principalmente por
la escasa capacidad de compra de los consumidores, la escasez de fuentes
de energía y la posición periférica de España respecto a las principales
potencias industriales, lo que encarecía el transporte de los productos
españoles a Europa y contribuyó al retraso industrial del país. Asimismo, los
sistemas de financiación en España eran más deficientes. Con el transcurso
de las décadas y, ya especialmente en el siglo XX, otras regiones como
Madrid se suman al tren industrial.

El ferrocarril español contará con una importante entrada de capital francés


y subvenciones del estado que determinarán la planificación. Se optó por una
estructura radial, con Madrid en el centro, muestra del afán centralista de los
gobiernos liberales. Por otro lado, se escogió un ancho de vía mayor que en
el resto de Europa, lo que supuso una dificultad para los intercambios entre
España y los demás países. Por último, la posibilidad de que las empresas
constructoras importasen material ferroviario sin ningún tipo de arancel
perjudicó mucho a la industria española, al poder traer materiales de fuera,
más competitivos.

Por todo ello la repercusión del ferrocarril no fue tan positiva como en otros
países, aunque contribuyó a la articulación de un mercado interior y una
mayor facilidad para exportar productos. También conviene señalar que el
relieve accidentado del país dificultó la implantación de este medio de
transporte.
Política interna

España pasó de ser una monarquía absolutista a inicio del siglo a una monarquía
parlamentaria. La consolidación de la monarquía parlamentaria tuvo varios
momentos:

1. Con la invasión francesa y la proclamación de su hermano José I como rey


de España (1808) se produjo una guerra civil entre sus partidarios los
afrancesados y el ejército francés contra sus detractores los patriotas: la
Guerra de Independencia (1808-14). En esta guerra murió cerca de medio
millón de españoles (uno de cada 24) y se produjeron grandes destrozos
materiales en las ciudades y en las vías de comunicación. Los contrarios al
rey francés (que querían la vuelta de Fernando VII) convocaron a
representantes de todas las provincias en las Cortes de Cádiz en 1812.
Cortes es cómo llamamos a la reunión de representantes de la nación.
Siguiendo las ideas liberales las Cortes elaboraron la Constitución de 1812
(1ª de la historia de España) en la que se declaró que la soberanía, es
decir, el derecho a ejercer el poder directa o indirectamente, lo tiene la nación
española a través de sus representantes. La nación liberal es aquella
formada por el conjunto de los ciudadanos con los mismos derechos. Las
Cortes de Cádiz querían a Fernando VII como monarca al que creían
prisionero de Napoleón.
2. Bandos en la Guerra de la Independencia:

En la Guerra de la Independencia, a nivel interno, podemos distinguir dos


bandos claramente diferenciados: los partidarios de Napoleón y los contrarios
a Napoleón:

- Los partidarios de Napoleón fueron una pequeña parte de los


españoles, conocidos como los afrancesados, principalmente
intelectuales, altos funcionarios y parte de la alta nobleza que
apoyaron a José I. Eran personas partidarias del despotismo ilustrado
y del reformismo francés. Eran un número escaso y serán el único
apoyo que encuentre en España la Grande Armée de Napoleón y José
I.
- En el bando contrario a Napoleón se encontraba la mayor parte de la
población. Este bando contó con el apoyo de Inglaterra y de Portugal.
Reconocía a Fernando VII como único rey legítimo de España y en él
encontramos diversos grupos:

1. Por un lado, la mayor parte del clero y la nobleza, que buscaban


una vuelta al absolutismo del Antiguo Régimen. Eran absolutistas.

2. Por otro lado, formaban parte de este frente otros sectores


ilustrados, pero contrarios a la ocupación, que veían la guerra como
una oportunidad para introducir en España fuertes reformas, de la
mano de Fernando VII, que permitieran la convivencia de la monarquía
tradicional con la modernización. En este grupo se encontraban
intelectuales como Floridablanca o Jovellanos.

3. En tercer lugar, los liberales, un sector político formado


principalmente por burgueses e intelectuales. Eran un número escaso
y pretendían transformar la España del Antiguo Régimen y crear un
sistema liberal-parlamentario, con división de poderes, la superación
de la sociedad estamental y una Constitución.
4. Por último, el grueso de la población española, los sectores
populares, que lucharon en la guerra contra el invasor francés,
exigiendo la vuelta de Fernando.

El 19 de marzo de 1812 se promulgó la nueva constitución redactada por las Cortes


de Cádiz. Al ser promulgada el día de San José, se le conoció popularmente como
‘la Pepa’. Se trata de una constitución liberal, debido al predominio de diputados de
esta ideología, minoritaria en la España de la época aunque mayoritaria en las
Cortes. Sin embargo, los diputados absolutistas obtuvieron algunos logros, como la
declaración de España como estado católico, prohibiendo la libertad religiosa o la
pervivencia del derecho divino. Esta Constitución fue muy rompedora con la
tradición española y fuertemente innovadora. De su texto, podemos destacar
algunos aspectos:

•Reconocimiento de la soberanía nacional: el poder del estado reside


en los ciudadanos españoles y estos son representados por los
diputados en las Cortes.

•Declaración de derechos, tales como la libertad de imprenta,


igualdad de españoles ante la ley, el derecho a la propiedad privada...
La nación española se define como “el conjunto de todos los
ciudadanos de ambos hemisferios”, por lo que coloca en pie de
igualdad los territorios peninsulares y americanos.

•Introduce la división de poderes. El poder legislativo, en Cortes


unicamerales con amplios poderes; el ejecutivo, en manos del rey,
también con amplios poderes; el judicial, en manos de los tribunales.
Se sientan las bases del estado de derecho.

•Además, incluye otros importantes contenidos, como la enseñanza


obligatoria y pública, la inviolabilidad del domicilio, el sufragio universal
masculino, una reforma provincial y local o la creación de un ejercito
nacional.
Fue un texto moderno. Los diputados liberales depositaron en ella
grandes esperanzas y, con ella, trataron de acabar con el Antiguo
Régimen, estableciendo un régimen liberal-capitalista. Abole los
señoríos, la Inquisición, los gremios y otros obstáculos para el logro de
sus objetivos.Sin embargo, esta constitución contó con poco apoyo
real en España. Fue demasiado ambiciosa para la realidad de un país
donde el liberalismo seguía siendo muy minoritario.Además, la
situación de guerra impidió su aplicación y, con la llegada de Fernando
VII, fue inmediatamente abolida.

3. La guerra finalizó con la expulsión de los franceses. Posteriormente,


comenzó el reinado de Fernando VII (1814-33). Este monarca volvió al
absolutismo anterior y persiguió a los liberales que habían estado luchando
por él durante la Guerra de Independencia. Había sido apodado como !el
deseado” pero, una vez que llegó al trono, pasó a llamarse “el rey felón”.

Durante su reinado, los liberales (que querían la vuelta de la constitución),


llevaron a cabo pronunciamientos militares, la mayoría de ellos reprimidos por
el gobierno. Fernando VII pidió ayuda al ejército francés que entró en España
de nuevo pero esta vez para expulsar a los liberales.

Poco antes de morir cambió las leyes para que pudiera gobernar su hija
Isabel, apoyada por los liberales, lo que enfadó a su hermano Carlos, que era
partidario de volver al absolutismo.
Fernando VII

4. Tras la muerte de Fernando VII se produjo la guerra carlista (1833-40), una


nueva guerra civil entre los partidarios de su hermano Carlos con ayuda de
los absolutistas y los partidarios de la hija de Fernando VII, Isabel dirigidos
por su madre María Cristina de Borbón con la ayuda de los liberales.
Finalmente los carlistas fueron derrotados y los liberales accedieron al poder.
Como Isabel era muy pequeña, durante su minoría de edad estuvieron como
regentes (gobernando temporalmente) su madre María Cristina de Borbón y
después el general Espartero (que había vencido a los carlistas).
5. Durante el gobierno de los regentes (1833-43) y el reinado de Isabel II
(1843-68) España deja de ser absolutista y se convierte en una monarquía
parlamentaria constitucional, ya que tiene una constitución o ley suprema
elaborada por los representantes de la nación que establece la igualdad ante
la ley. Se divide el territorio en provincias y se amplía el Estado con nuevas
instituciones. Los liberales se dividen y se turnan en el poder elaborando
varias constituciones de esas dos tendencias:
1. Liberalismo moderado. Partidarios de una monarquía parlamentaria
en la que voten solo los propietarios más ricos (1% de la población) y
que el poder esté repartido entre el parlamento y el monarca.
2. Liberalismo progresista. Partidarios de una monarquía parlamentaria
en la que voten más propietarios (10% de la población) y que el
parlamento tenga más poder que el monarca.

Isabel II

6. La tendencia de la reina a gobernar solo con los liberales moderadores y a


boicotear al resto de partidos unido a una crisis económica y el descontento
de las clases bajas, provocó la Revolución Gloriosa por la que la reina fue
derrocada y se estableció una monarquía constitucional con sufragio
universal masculino lo que se conoce como liberalismo demócrata. Se
eligió como monarca a un príncipe italiano llamado Amadeo de Saboya, pero
renunció al poco tiempo por los problemas: revueltas sociales de campesinos
y obreros por la crisis económica, también se habían sublevado los cubanos
partidarios del independentismo (1ª Guerra de Cuba), se habían sublevado
los carlistas partidarios de la monarquía no democrática (3ª Guerra carlista) y
además era difícil gobernar por las luchas políticas entre partidos.
7. Como no encontraron otro candidato adecuado para reinar se acabó
proclamando la Primera República en 1873. El liberalismo republicano se
caracteriza por ser reivindicar casi lo mismo que el liberalismo demócrata,
pero en este caso no quieren que haya un monarca. Tampoco duró mucho
porque las sublevaciones sociales, cubana y carlista se unieron las
sublevaciones de los federalistas y una nueva guerra cantonalista.
8. La falta de opciones hizo que los militares entronizaron al hijo de Isabel,
Alfonso XII en 1874 restaurándose así la dinastía Borbón en forma de
monarquía parlamentaria.

Política externa

España estaba siendo gobernada por la dinastía (familia) Borbón desde la Guerra
de Sucesión Española (1700-1715). Durante casi todo el siglo XVIII, España
mantuvo la alianza con Francia, gobernada por la misma familia, hasta que la
Revolución francesa puso fin a la dinastía Borbón en Francia.

Con el ascenso al poder de Napoleón, España volvió a aliarse con Francia contra
su enemigo tradicional: Inglaterra. Pero las flota combinada franco española fue
derrotada por la Inglesa en la batalla de Trafalgar (1805). España nunca volverá a
tener una flota tan poderosa.

Desde 1808 las tropas francesas ocupan la península ibérica y Napoleón nombra a
su hermano José rey de España. Durante la Guerra de la independencia española y
el reinado de Fernando VII, se produjo la Guerra de Independencia de
Hispanoamérica en la que los criollos (descendientes de españoles) se sublevaron
y lograron la independencia de los territorios americanos con ayuda de Reino Unido.
Se crearon varias repúblicas que rompieron sus relaciones con España y entraron
en los circuitos económicos de Reino Unido primero, de EE.UU. después. España
perdió todo su imperio menos Cuba y Filipinas.

Durante la 2ª mitad del siglo XIX, mientras que los países más industrializados
creaban poderosos imperios, España solo obtuvo pequeños enclaves en África (lo
que hoy se conoce como Sahara occidental y Guinea Ecuatorial). Esto fue debido
a los problemas financieros del Estado y al escaso desarrollo de su industria.
Soldados en Cuba

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