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EL PODER AÉREO Y LA ESTRATEGIA

El Poder aéreo es el uso militar de recursos aeroespaciales para defensa de la nación y

apoyar su política para el logro de los objetivos del liderazgo nacional. La capacidad

intrínseca del Poder Aéreo de alcanzar y neutralizar o destruir el centro de gravedad del

oponente y los componentes esenciales de su dispositivo, determina su valor estratégico

Para ello es necesario que la selección de objetivos, determine los objetivos físicos cuya

destrucción o neutralización puede determinar la consecución de los mismos en cada fase

de la campaña, así como la secuencia y ritmo de los ataques. Para ello es importante los

datos de inteligencia disponibles, ya que se analizan los elementos físicos (edificios, pistas,

vías de comunicación, depósitos, etc) que han sido identificados como parte de los sistemas

más vitales del oponente (maquinaria gubernamental, fuerzas militares, elementos de

producción, infraestructuras de transporte, fuentes de energía, etc), con el fin de determinar

los requerimientos y medios para su neutralización. Esta decisión corresponde al mando

político y es la parte medular de la campaña, ya que puede determinar el éxito o el fracaso

de la misma y su costo en vidas humanas y recursos materiales.

LOS ANILLOS DE WARDEN

En la guerra estratégica, los objetivos son la clave del éxito. Cuando vamos al combate

contra un estado o cualquier ente estratégico debemos tener objetivos, y esos objetivos,

para ser útiles, deben ir mucho más allá de simplemente batir al adversario o destruir sus

fuerzas militares. Según Warden la estructura de los 5 anillos, en su aplicación a la Guerra

estratégica es la siguiente:

•Liderazgo – Centro de gravedad (Gobierno, Comunicaciones, Seguridad).

•Sistemas esenciales – Energia (electricidad, petróleo, alimentos y dinero).

•Infraestructura (Caminos, Aeropuertos, fabricas ).


•Población (población).

•Fuerzas Armadas (Fuerzas Armadas, Policía, Bomberos)

El más crítico es el anillo del liderazgo, porque se refiere a la estructura de comando

enemigo, sea que haya un civil a la cabeza del gobierno o un comandante militar dirigiendo

a una flota, porque es el único elemento adversario que puede hacer concesiones, adoptar

las más complejas decisiones para mantener a un estado con una orientación particular, o

que puede dirigir a un país en la guerra.

La esencia de la guerra es presionar sobre el más interno de los anillos estratégicos del
oponente, su estructura de comando.

El siguiente anillo más crítico contiene los elementos orgánicos esenciales. Tales elementos
son aquellos procesos y facilidades sin los cuales el estado o la organización no se pueden
mantener. El número de objetivos relativos a elementos orgánicos vitales, aun en un
granestado, es razonablemente pequeño, y cada uno de los blancos dentro de los
subsistemas,como la producción de energía y la refinación de petróleo, son frágiles. Según
sea el tamaño del estado y la importancia que le adjudica a sus objetivos, aun los daños
menores a las industrias vitales pueden inducir al elemento de conducción a hacer
concesiones. Las concesiones pueden realizarse porque el daño a los elementos orgánicos
esenciales:

•Conduce al colapso del sistema.

•Hace materialmente dificultoso o imposible mantener una determinada política o combatir.

•Tiene repercusiones políticas o económicas internas que hace muy costoso sostenerlas.

El tercer anillo más crítico es el de la infraestructura. Contiene el sistema de trasporte del


estado adversario, el sistema que moviliza las mercaderías civiles y militares y los servicios
en torno de toda el área de operaciones del estado. Incluye líneas ferroviarias, aerolíneas,
carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, y una cantidad de otros sistemas análogos. Involucra
a la mayoría de la industria del país que no entra en la categoría de los elementos orgánicos
esenciales.

El cuarto anillo más crítico es la población. Dejando de lado las objeciones morales, es
difícil atacar directamente a la población. Hay demasiados blancos y en muchos casos, la
población puede absorber un grave sufrimiento antes de que se vuelva contra su propio
gobierno. El ataque indirecto sobre la población, como Vietnam del Norte lo hizo contra los
EE.UU., puede ser especialmente efectivo si el país objetivo tiene un interés relativamente
bajo en el resultado de la guerra. Es complicado determinar qué acciones pueden ser por
cuanto los humanos son muy impredecibles.

El último anillo contiene a las fuerzas militares desplegadas por el estado. Aunque tendemos
a pensar que las fuerzas militares constituyen lo esencial en una guerra, en realidad son
medios para lograr un fin. Esto es, su función exclusiva es defender a sus propios anillos
interiores o amenazar los de un adversario. Naturalmente, un estado puede ser inducido a
hacer concesiones reduciendo a sus fuerzas de campaña y si todas sus fuerzas desplegadas
son destruidas, puede tener que hacer la concesión final, simplemente porque el elemento
comando sabe que los anillos internos se han hecho indefendibles y pasibles de ser
destruidos.

En volumen, el quinto anillo es actualmente más pequeño que el cuarto de la población, pero
teóricamente es menos vulnerable al ataque directo simplemente porque está preparado para
comportarse así. Un puñado de bombas alrededor de Qadhafi lo llevó a hacer concesiones; si
la misma cantidad hubiera caído sobre sus tanques, no habrían tenido consecuencias.

Los centros de gravedad existen no solamente en el nivel estratégico, sino en el operacionaly


en verdad son muy similares. En el nivel operacional, el objetivo es todavía inducir al
comandante del nivel operacional adversario a realizar concesiones tales como una retirada,
una rendición, o renunciar a la ofensiva.

En el nivel operacional el primer anillo o centro de gravedad es el comandante mismo. Es el


objetivo de las operaciones, sea directa o indirectamente, porque es quien decidirá si se
concede alguna cosa al enemigo. Su sistema central de comando, control y
comunicacionesestá dentro de su anillo central. El siguiente anillo operacional es el de los
elementos orgánicos esenciales (que en el nivel operacional puede ser catalogado como la
logística) porque contiene lo esencial para el combate las municiones, el combustible y laS
provisiones sin los cuales una guerra moderna no puede ser continuada. Para movilizar el
material que existe en el anillo de los elementos orgánicos vitales es necesario contar con una
infraestructura y fuerzas militares desplegadas y esa infraestructura es el tercer anillo
operacional. Consiste en caminos, aerovías, rutas marítimas, vías ferroviarias, líneas de
comunicaciones, oleoductos, y miríadas de otras facilidades para apoyar a las fuerzas de
campaña. Ninguno de los tres anillos interiores funcionarán sin personal, y ese personal de
apoyo integra el cuarto anillo operacional. Como la población en el cuarto anillo estratégico,
este personal ofrece blancos muy difíciles y muy raramente serán aptos para el ataque directo.

El quinto y último anillo del comandante operacional es el de las fuerzas de campaña aviones,
buques y tropas. El quinto anillo es el más duro de reducir, simplemente porque ha sido
diseñado para ser así. Por regla general, una campaña que enfoca el quinto anillo, es probable
que sea las más largas y sangrientas para ambas partes. No obstante, a veces es apropiado
concentrarse contra el quinto anillo, y a veces es necesario reducirlo en alguna medida, de
modo de alcanzar los anillos operacionales o estratégicos internos

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IGNACIO PASAMAR CONTEMPORÁNEA VISTO: 8961

Billy Mitchell: un visionario.

William Mitchell (Billy Mitchell) fue un visionario en una época de visionarios. Vivió en una
época en la que Giulio Douhet acababa de publicar su imprescindible libro El dominio del
aire, y los teóricos británicos (Fuller y Liddell Hart entre otros) abogaban por unas fuerzas
acorazadas capaces de dominar el campo de batalla.

Durante la Primera Guerra Mundial lideró el bombardeo más grande que se realizó durante
ese conflicto en septiembre de 1918 sobre el saliente de Miel, en el que participaron 1500
aparatos. También propuso realizar un lanzamiento masivo de paracaidistas tras las líneas
enemigas, anticipando las grandes operaciones de la Segunda Guerra Mundial.

Firme defensor de una Fuerza Aérea independiente, se embarcó en el periodo de entreguerras


en una amarga cruzada con el fin de conseguir sus propósitos y sin importarle herir
susceptibilidades por el camino.

Entre sus afirmaciones, estaba la de que el acorazado estaba obsoleto y que su papel lo podía
realizar la aviación. Eso le enfrentó con sus superiores y con la idea imperante que definía al
acorazado como capital ship.

Las demostraciones en julio de 1921 sobre varios acorazados y, en especial, el hundimiento


del dreadnougth Ostfriesland (que se fue a pique en poco más de veinte minutos) parecían
demostrar sus presupuestos pese a que la prueba había sido manipulada someramente al no
permitir a los observadores valorar cada uno de los impactos tal y como estaba estipulado.
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En 1924, la Marina realizó una prueba similar con el acorazado en construcción Washington
que, debido a las cláusulas del tratado de Washington de 1922 debía ser desguazado. Al ser
un buque compartimentado, no así el Ostfriesland, los resultados fueron diferentes: cada
compartimento estanco podía ser aislado cuando resultara afectado y el acorazado aguantó
muchísimo más castigo que el dreadnought.

Estos enfrentamientos y el enfrentamiento final a consecuencia de sus declaraciones tras la


pérdida de Shenandoah en 1925, le hicieron dimitir.

Os dejamos un texto, traducido por Ricardo L. Jiménez ilustrativo de su pensamiento (es un


poquito largo, pero merece la pena):

LA ERA AERONÁUTICA

El mundo está en el umbral de la "era aeronáutica", en el curso de la cual el destino de los


pueblos se dirimirá en el aire.

Nuestros antepasados atravesaron la "era continental", consolidaron en ese momento su poder


sobre la tierra y desarrollaron sus medios de comunicación y de intercambio sobre el suelo o
a lo largo de las costas. Después vino la "era de los grandes navegantes", y la lucha por las
grandes rutas de la marina militar, comercial y de las comunicaciones, dependientes y
sometidas a las fuerzas terrestres creadas en el curso de la era continental. Hoy, la lucha
tendrá como objetivo la libertad para atravesar y dominar el elemento más amplio, más
importante y más rápido del planeta, esto es, el aire, la atmósfera que nos rodea, que
respiramos, en la que vivimos y que penetra todo.
La fuerza aérea ha venido para quedarse. ¿Qué es exactamente la fuerza aérea? La fuerza
aérea es la facultad de hacer cualquier cosa en o a través del aire, y puesto que el aire recubre
el mundo entero, los aeroplanos pueden alcanzar cualquier lugar del planeta. No dependen ni
del agua en tanto que medio de sustentación, ni de la tierra en tanto que soporte. Las
montañas, los desiertos, los océanos, los ríos y los bosques no son obstáculos. El conjunto del
país se convierte en la frontera y, en caso de guerra, cualquier lugar está tan expuesto como
otro a un ataque.

Los aeroplanos cubren cientos de kilómetros en un lapso de tiempo muy reducido, de forma
que, incluso si se detecta su entrada sobre un territorio, traspasando fronteras, no se sabe a
ciencia cierta donde van a golpear. A partir del momento en que un objeto puede ser visto
desde el aire, los aeroplanos están capacitados para alcanzarlo con sus ametralladoras, sus
bombas u otras armas. Ciudades y pueblos, líneas ferroviarias y canales, nada de esto puede
ser ocultado. No es solamente el caso de la tierra, sino también sobre el mar, porque sobre el
mar nada puede ser escondido salvo que se sumerja. No se puede disimular un navío; no hay
bosques, ni montañas, ni valles para esconderlos. Están obligados a permanecer sobre la
superficie del agua.

Los aeroplanos poseen las armas más potentes nunca inventadas por el hombre. Están
provistos no solamente de ametralladoras y otras piezas de artillería, si no también de
"misiles pesados" (sic) que utilizan la fuerza de la gravedad para su propulsión y que pueden
ser más destructivos que ningún otra arma. Lanzado sobre un acorazado, una de estas grandes
bombas lo destruirá completamente. Reflexionad en lo que esto implica para los futuros
sistemas de defensa nacional. Siendo relativamente difícil destruir un acorazado, imaginad
con que facilidad tal ingenio podrá destruir cualquier navío de guerra o barco mercante. Se
puede asediar un país por aire, impidiendo cualquier comunicación con él, tanto en un sentido
como en otro, sobre la superficie del agua o incluso las vías férreas o las carreteras. En el
caso de una potencia insular que depende enteramente, por lo general, de sus líneas marítimas
comerciales para su existencia, un asedio aéreo de este tipo, reduciéndolo rápidamente a la
hambruna, puede ser fatal.

Por otro lado, sería imposible intentar transportar por barco grandes efectivos, municiones y
suministros de un lado al otro de un océano, como se hizo durante la Guerra mundial ( la 1ª),
desde los Estados Unidos a Europa. En esa época los aeroplanos no podían recorrer más de
150 kilómetros sin rellenar sus depósitos; en el presente tienen la capacidad de cubrir 1 500
kilómetros y de transportar armas en las que ni siquiera se había llegado a pensar en los
tiempos de la Guerra mundial. Para atacar ciudades que producen las grandes cantidades de
munición necesarias para el mantenimiento de un ejército y de un país enemigo en caso de
guerra, la fuerza aérea ofrece un método de sumisión enteramente nuevo. Antiguamente, con
el fin de alcanzar el corazón de un país y alcanzar la victoria era necesario, siempre, destruir
los ejércitos de tierra sobre el territorio mismo y dirigir contra ellos todo un largo proceso de
avances militares sucesivos. Para cortar las líneas férreas, hacer saltar los puentes y destruir
las carreteras, eran necesarios meses de duro trabajo, miles de vidas sacrificadas, y un gasto
increíble. Hoy, el ataque de una fuerza aérea utilizando bombas explosivas y de gas puede
provocar la evacuación total y la parálisis general. He aquí quien privará a los ejércitos, las
fuerzas aéreas e incluso las fuerzas navales de sus medios de supervivencia. Más todavía, los
torpedos aéreos, que son, de hecho, auténticos aeroplanos mantenidos en su trayectoria por
instrumentos giroscópicos y telegrafía sin hilos, sin piloto a bordo, pueden ser enviados a más
de 150 kilómetros de manera suficientemente precisa para alcanzar grandes ciudades. De
forma que en el futuro, la sola amenaza del bombardeo de una ciudad por la fuerza aérea
llevará a la evacuación y al cese de todo trabajo en las fábricas de munición y de material.

Deberán ser adoptadas nuevas reglas en la conducción de la guerra, y los que estén al cargo
de ello deberán aceptar nuevas ideas. La conducción de la guerra ya no será efectuada
solamente por las fuerzas terrestres y navales. Cada uno de estos antiguos factores, bien
conocidos, se verán afectados por una fuerza aérea que operará por encima de ellos. Tenemos
ya una nueva categoría de personal al que podemos llamar "personal volante", y que se
distingue del "personal en tierra" y del "personal sobre el mar". Esta gente tiene un espíritu,
un lenguaje y costumbres que les son propias. Son tan diferentes de los de tierra como estos
lo son de los de los marinos. De hecho, lo son todavía más porque nuestras comunidades
terrestres y marítimas existen desde el principio de los tiempos y todo el mundo sabe un poco
de ellos, mientras que los "voladores" forman una categoría completamente nueva de la que
solo los que participan en ella y las nuevas generaciones pueden apreciar su especificidad.

Los aviadores sobrevuelan constantemente el país en todas direcciones, en invierno y en


verano, de día y de noche. El habitante medio de la tierra no sabe que por encima de él, los
aviones atraviesan los Estados Unidos desde el Pacífico hasta el Atlántico, y desde la frontera
norte a la frontera sur en trayectos regulares a horarios fijos. Mucho más que el común de los
mortales, los pilotos de estos aviones pueden, desde lo alto, ver el país, conocerlo mejor y
apreciar lo que significa para ellos.

Tomad por ejemplo, un trayecto que vaya de la costa al Medio Oeste, efectuado en cuatro o
cinco horas. Abandona el Atlántico por la mañana. Observándolos durante kilómetros a lo
largo de la costa, se pueden ver claramente los barcos que viniendo de Europa entran en los
puertos. Justo tras la costa, yendo hacia el oeste se extienden las ciudades industriales con sus
grandes fábricas; las innumerables vías férreas buscan los pasos entre las montañas para
alcanzar el Medio Oeste; una vez pasada la serie de aglomeraciones con una fuerte densidad
de población, están las pequeñas explotaciones agrícolas al pie de los montes Allegheny, las
carreteras blancas se van haciendo menos habituales al acercarnos a las montañas Blue Ridge.
Una vez en las Allegheny, la ausencia de civilización se aprecia inmediatamente, rara vez se
observa una casa, una carretera o un claro. Privados de medios de comunicación los
habitantes son, probablemente, los menos instruidos de nuestros compatriotas, aunque sean
los más puros Americanos del país. Más allá de las Allegheny, se alcanzan las ricas tierras del
Medio Oeste. Las grandes granjas parecen agruparse con el fin de producir cosechas más
abundantes. El país está atravesado por buenas carreteras, vías férreas, líneas eléctricas,
telegráficas y telefónicas. Ciudades amplias y limpias dotadas de magnificas escuelas, de
bellos edificios públicos, de parques y hospitales. El desarrollo de la ganadería
industrializada es extraordinario; se encuentra en abundancia ganado porcino, bovino y
ovino. Repartidas en medio de esta concentración agrícola se encuentran, al tiempo, grandes
ciudades con altas chimeneas que escupen al cielo humo negro, signo de la presencia de
grandes industrias.

En algunas horas más el avión atraviesa todo el país, hasta la costa del Pacífico. Ciertamente,
el resto de la gente no conoce ni aprecia su país tanto como la "fraternidad de los aviadores".

El interés por este nuevo invento es tal que por todas partes la juventud quiere formar parte
de esta especialidad. Los individuos intrépidos que en otros tiempos deseaban embarcarse,
en el presente desean volar.

La fuerza aérea no es más que un simple servicio auxiliar que tiene por fin ayudar al ejército
de tierra o a la marina en la ejecución de su tarea. La fuerza aérea desarrolla su trabajo en los
cielos con un gran número de aviones. En el futuro veremos competiciones presentando estos
aparatos por cientos en formación. Combaten en línea, poseen sus armas específicas y su
propia forma de utilizarlas, tienen sus medios de comunicación, de señalización y de ataque
particulares.

Los ejércitos en tierra, o los navíos, han combatido siempre sobre una superficie única porque
no podían abandonarla. La fuerza aérea se bate en tres dimensiones: en el nivel en el que se
encuentra, por encima o por debajo. Cada ataque aéreo contra otro aparato reposa sobre la
teoría del cerco al enemigo colocado en el centro de una esfera, todos nuestros aviones
colocados sobre la periferia haciendo fuego contra él. Si atacamos una ciudad o un pueblo
enviamos aviones por encima de la aglomeración en cuestión a diversas altitudes, dese los 60
o 100 metros hasta los 10 000, atacando siempre de forma inmediata, de forma que, si los
dispositivos de defensa en el suelo pueden alcanzar o destruir un aparato, sus esfuerzos serán
ahogados porque no podrán verlos a todos, oírlos, situarlos. Ningún lanza-misiles, u otro
aparato en uso o en proyecto puede realmente detener un ataque aéreo, de forma que el único
medio de defensa contra los aviones es utilizar otros aviones, lo que pondrá en juego el
dominio del cielo durante los combates aéreos. Los grandes combates por el dominio del aire
serán corrientes en el futuro. Una vez se establezca la supremacía aérea, los aviones podrán
sobrevolar el territorio enemigo a voluntad.

¿Cómo obligar a la aviación enemiga a combatir, se preguntarán, si no quiere abandonar el


suelo?. La estrategia aérea responde: "Encontrando un lugar lo suficientemente importante, a
ojos del enemigo, para que se vea obligado a defenderlo de un bombardeo aéreo".
Un lugar como Nueva York, por ejemplo, deberá ser defendido si es atacado por
bombarderos enemigos, y dado que ninguna artillería antiaérea u otro sistema de defensa
desde el suelo será realmente eficaz, será necesario concentrar aparatos de lo que resultará
una sucesión de grandes batallas aéreas. Es mucho más válido, comparativamente, poner al
enemigo a la defensiva en el aire que hacerlo en el suelo. Los ejércitos pueden cavar
trincheras, vivir en ellas, o bien cercar al enemigo esperando que este ataque. Esto no se
puede hacer en el cielo pues los aviones deben volver periódicamente al suelo para
aprovisionarse de combustible. Si no están en el aire en el momento en el que las fuerzas
adversarias aparecen, no tendrán sobre ellas ningún efecto, pues no podrán alcanzar una
altitud elevada y alcanzarlas. En consecuencia, no se puede dejar en el cielo más de un tercio
de la flota aérea, de forma que, en el futuro, un país dotado de una flota aérea bien preparada
y que golpee rápidamente al adversario obtendrá una victoria rápida y duradera. Una vez que
una flota aérea ha sido destruida es poco menos que imposible reconstituirla tras el comienzo
de las hostilidades, puesto que los centros de construcción de aviones serán bombardeados y
las grandes bases aéreas donde se forman los pilotos y aviadores destruidas. Incluso aunque
el país a la defensiva encuentre los medios de crear pequeños terrenos de aviación, estos
terrenos serán destruidos uno tras otro por la potencia aérea victoriosa que no solo tiene el
control del aire, sino que protege igualmente sus propias ciudades que fabrican y entregan su
material, sus aviones y sus suministros.

Desde un punto de vista aeronáutico, hay tres tipos de país: primero, aquellos que compuestos
de islas son susceptibles de ser atacados por vía aérea desde una costa continental. En ese
caso, el país insular debe dominar completamente los aires si desea utilizar un ejército contra
sus vecinos, de manera que pueda estar en condiciones de transportarla y de hacerla tomar
tierra en las orillas del continente. Si sus adversarios del continente dominan los aires, pueden
cortar todo el avituallamiento del país insular que llega de ultramar, pueden bombardear sus
puertos y ciudades del interior y, sólo con su flota aérea, poner fin a la guerra.

El segundo tipo de país es el que posee una frontera terrestre con el país enemigo, y que es
parcialmente dependiente de un suministro importado, bien por barco, por avión o por vía
férrea. En ese caso, podremos ver a los ejércitos enfrentados si las aviaciones no han actuado
rápidamente. Incluso en ese caso, si una u otra flotas aéreas estuvieran preparadas al
comienzo de la guerra, todas la ciudades importantes serían destruidas, las comunicaciones
ferroviarias y los puentes destruidos, las carreteras constantemente bombardeadas y dañadas
con el fin de impedir los transportes automóviles, y todos los puertos de mar destruidos. Aquí
todavía, la potencia aérea podría dar la victoria a la parte que controle el aire.

El tercer tipo de país es aquel que es enteramente autónomo y que está fuera del alcance de
los aviones ordinarios. Los Estados Unidos entran en esta categoría. Ninguna fuerza armada
de un país europeo o asiático puede atacar a los Estados Unidos salvo por vía aérea o
marítima. Una flota aeronaval eficaz debería, en este caso, ser capaz de proteger al país
contra toda invasión y asegurar su independencia, pero no podría invadir, ni vencerle sin
antes abandonar, ella misma, su país de origen.

En consecuencia, lo que se va a imponer es un nuevo método de conducir la guerra a


distancia. Hemos visto que una potencia aérea superior dominará todas las regiones
marítimas cuando entre en acción a partir de bases terrestres y que ningún navío, lleve
aviones o no, estará en condiciones de poner en peligro su supremacía aérea.

Las grandes potencias aéreas se apropiarán de un rosario de bases insulares y los utilizarán
como puntos estratégicos con el fin de que sus aviones puedan pasar del uno al otro y, como
la aviación puede ella misma, defenderlos contra la marina, una reducida tropa bastará para
asegurar su mantenimiento. Una isla, en lugar de ser fácilmente reducida por hambre, tomada
o destruida por navíos como era el caso en el pasado, se convierte en extremadamente fuerte
porque está fuera del alcance de las fuerzas terrestres y, mientras conserve el dominio del
aire, escapará también a las fuerzas navales.

En el hemisferio norte, no hay extensión de agua que sobrepase la distancia que deben
franquear, actualmente, los aviones de América a Europa o de América a Asia. Cuanto más al
norte nos acerquemos más reducida es la distancia entre los continentes. El estrecho de
Bering es de unos 80 Km. de ancho, y en medio se encuentran dos islas que la reducen a 35
Km. La distancia que separa las dos costas, apenas la anchura del Canal de la Mancha. La
mayor distancia en línea recta por encima del agua en la zona más estrecha entre América y
Europa es de aproximadamente 650 Km., es decir, cuatro horas de vuelo.

Para un avión el frío no es un obstáculo en su acción. De hecho, cuanto más frío hace, más
limpio está el cielo y mejores son las condiciones de vuelo. Son los rayos de sol los que
molestan al aviador. Primero, aportan calor, lo que supone una retención de agua en el aire.
Cuando se enfría el aire esto provoca niebla, nubes y bruma porque la humedad se congela y
no puede contener más agua. El calor del sol da lugar a corrientes de aire ascendentes, y el
aire que las rodea precipita para ocupar el lugar de dichas corrientes ascendentes. Esto
provoca todo tipo de perturbaciones, lo que tenemos costumbre de denominar - baches de aire
- que no son de hecho más que corrientes ascendentes y descendentes, y que suponen el
mismo género de dificultades que las tempestades provocan a los navíos.

La luz interfiere igualmente en nuestras comunicaciones telegráficas o de radio. Las ondas de


radio son, de hecho, ondas luminosas, y desde el momento en que hay luz en el aire,
captamos algunas de sus frecuencias más altas y más bajas. Es por lo que el mejor momento
para establecer comunicaciones de radio se sitúa entre las dos y las tres de la madrugada,
cuando ha desaparecido toda luz y antes de que vuelva a aparecer. Es igualmente el mejor
momento para pilotar, pues a causa del frío de la noche la humedad se ha depositado en el
suelo, la ausencia de luz y de calor ha dejado de crear corrientes ascendentes y descendentes
de aire y no hay vientos fuertes. Esta es la razón por la que todas las aves migratorias,
conociendo esto, vuelan de noche cuando van de norte a sur. Es mucho más fácil para el
aviador volar de noche que de día y, en el futuro, la mayor parte del tráfico aéreo, sobre todo
en lo que concierne a los aviones pesados, tendrá lugar por la noche. A causa del hielo y la
nieve, los pequeños agujeros, los surcos y las crestas en el suelo se llenan de una sustancia
blanda, creando aeródromos natural

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