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ISBN: 978-84-362-6710-5
03008
ciencias
de la salud
9 788436 267105
0103008CT01A01 CT
008
Promoción de la salud
en la Comunidad
www.uned.es/publicaciones
Las ideas, afirmaciones, opiniones y criterios expresados en cada capítulo de este libro son responsabilidad exclusiva de
sus autores, y no reflejan necesariamente las posiciones de los editores ni de ninguna institución.
Autores
Presentación
Prólogo. Ferrán Martínez Navarro
Módulo 1
INTRODUCCIÓN A LA PROMOCIÓN DE LA SALUD
Módulo 2
PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN EN PROMOCIÓN DE LA SALUD
Módulo 3
MÉTODOS EN PROMOCIÓN DE LA SALUD: PREVENCIÓN Y ESTILOS DE VIDA
Capítulo 11. Educación para la salud. Pilar Nájera Morrondo, María del Carmen
Hernández Martínez
Capítulo 12. Comunicación para la salud. Marketing social. Antonio Sarría
Santamera
Capítulo 13. La participación social en salud y el empoderamiento. María
Rosa Munugarren Homar
Módulo 4
MÉTODOS EN PROMOCIÓN DE LA SALUD: ENTORNO, SOCIEDAD Y SALUD
Módulo 5
PROGRAMAS DE SALUD
Capítulo 26. Prevención de las lesiones por accidente de tráfico. Juan Carlos
González Luque
APÉNDICES
María José Belza Egozcue. Doctora en Medicina. Científico titular. Escuela Nacional
de Sanidad. Instituto de Salud Carlos III. CIBER Epidemiología y Salud Pública.
María José Bravo Portela. Doctora en Medicina. Científico Titular. Centro Nacional
de Epidemiología. Instituto de Salud Carlos III.
Alberto Torres Cantero. Profesor titular del Departamento de Salud Pública, Historia
de la Ciencia y Ginecología. Facultad de Medicina. Universidad Miguel Hernández,
Alicante.
te puede esperarse de ellos. Sin embargo, hoy en día está perfectamente demos-
trado que la salud de las poblaciones no se incrementa con una mayor utilización
de servicios de salud.
En este contexto, el planteamiento de la promoción de la salud, que surge a
partir de la Carta de Ottawa, se erige como estrategia fundamental de la salud
pública y adquiere toda su trascendencia. El objetivo de este texto es tratar de
identificar cómo pueden aplicarse en la práctica dichos conceptos de la promo-
ción de la salud.
de vida y los estilos de vida que permitió elaborar una estrategia de intervención
de base biológica, conductual y ambiental. En esto consistió la propuesta cana-
diense del campo de salud de Lalonde. Para otros, las condiciones de vida, al ser
más estructurales responderían mejor a las intervenciones de la salud pública,
mientras que los estilos de vida a las pautas y comportamientos individuales.
Otra de las razones de la mayor responsabilidad que va adquiriendo la pro-
moción de la salud, es la mejora en la efectividad y eficiencia de los programas de
salud, basados cada vez más en la evidencia científica. Ello, ha dado prestigio a
las propuestas, en un momento en que el envejecimiento de la población y la
cronificación de los enfermos exigen estrategias orientadas a mejorar las capaci-
dades de las personas. La vinculación entre los servicios de promoción de salud y
los centros de atención primaria es, para estos objetivos, fundamentales.
Por último, la promoción de la salud exige no solo buenos profesionales y
programas de intervención basados en la evidencia científica, exige también una
sociedad abierta, democrática y con sentido social. No se puede pretender la par-
ticipación de la población en los programas de promoción de la salud, ni la res-
ponsabilización colectiva e individual, sin que exista una práctica, sin límites,
participativa, no solo en los temas referentes a la salud, sino en todos los ámbitos
que directa o indirectamente inciden sobre el estado de salud individual y colec-
tivo. Para ello, es necesario conseguir la participación de los agentes sociales
como las escuelas, los servicios sociales, las asociaciones de vecinos, los ayunta-
mientos, sindicatos, etc.
Esto es lo que se quiere trasladar, no solo a la población sino a los profesiona-
les de la salud pública, en general, pero especialmente a aquellos que trabajan en
la promoción de la salud a los que se les pide la comprensión global del proceso
salud-enfermedad.
1. Salud pública
1.1. Concepto
1.2. Antecedentes históricos
1.3. Medicina y salud pública
2. Teoría de la salud pública
2.1. Actividades, funciones y servicios de la salud pública
2.2. Prevención de la enfermedad
2.3. Protección de la salud
2.4. Promoción de la salud
2.5. Estrategias poblacional y de alto riesgo
2.6. La promoción de la salud en la salud pública
3. La salud pública en España
3.1. Marco normativo
3.2. Marco de actuaciones
4. Bibliografía
1. SALUD PÚBLICA
La salud pública es muchas cosas a la vez: una ciencia, una profesión, una
actividad. Lógicamente tiene una orientación hacia los principales problemas
relacionados con las enfermedades de las poblaciones. Para desarrollar sus fun-
ciones y actividades ha desarrollado su propio método científico, y su marco
normativo. Pero, por supuesto, no debe olvidar la estrecha relación que debe
mantener con las ciencias sociales y de la conducta. También es necesario
destacar que la salud pública debe tener una vocación de incrementar la salud de
las poblaciones, por lo que debe mantener relación con la asistencia sanitaria,
aunque debe ir más allá para poder cumplir su misión.
1.1. Concepto
¿Qué es salud pública? Esta pregunta no tiene una respuesta fácil. Diversas defini-
ciones se han planteado para intentar especificar este concepto. Uno de los principales
innovadores en el desarrollo conceptual de la salud pública fue C. E. Winslow.
Según este autor, salud pública es la ciencia y el arte de prevenir las enfermedades,
prolongar la vida, fomentar la salud y la eficiencia física y mental, mediante el esfuerzo
organizado de la comunidad para: 1) el saneamiento del medio ambiente, 2) el control
de las enfermedades transmisibles, 3) la educación sanitaria, 4) la organización de los
servicios médicos y de enfermería y 5) el desarrollo de los mecanismos sociales que
aseguren al individuo y a la comunidad un nivel de vida adecuado para la conserva-
ción de la salud (Winslow, 1920).
Quizá más importante que saber qué es la salud pública es identificar para
qué sirve. En este sentido, parece que la misión de la salud pública es satisfacer el
interés de la sociedad en garantizar las condiciones que permiten a las personas
tener salud (Institute of Medicine, 1988).
Promoción de la salud en la Comunidad
— Relacionar las personas con los servicios que necesitan y asegurar la pres-
tación de los servicios necesarios.
— Asegurar la competencia de los profesionales de la salud pública.
— Evaluar la efectividad, accesibilidad, y calidad de los servicios de salud.
— Investigar nuevas formas y soluciones innovadoras para los problemas de
salud.
Esto es así en un modelo de salud que entendemos en una perspectiva amplia,
en el sentido de la definición propuesta por la OMS, como el completo bienestar
físico, psíquico y social, y no solo la ausencia de enfermedad o malestar. Esta
definición, pese a todas sus limitaciones, lo más importante es que considera la
salud como el objetivo último de cualquier intervención, e incorpora dos ele-
mentos especialmente relevantes:
• La salud en positivo, no como la mera ausencia de enfermedad.
• La salud como elemento de múltiples orígenes.
Si, por lo tanto, configuramos la salud desde una perspectiva multidimensio-
nal, el modelo de intervenciones que tienen por objeto la salud y que debe per-
mitir su desarrollo es, evidentemente, el de la coordinación y colaboración entre
profesionales de diversas disciplinas y entre diversos sectores e instituciones, y
debe estar basado en el apoyo científico del método epidemiológico.
En salud pública participan muchas disciplinas profesionales, como la medi-
cina, odontología, estadística, enfermería, optometría, nutrición, trabajo social,
ciencias ambientales, educación, administración, ciencias de la conducta, la ca-
racterística que relaciona toda esta diversidad es la preocupación para la salud de
las poblaciones, no de los individuos en concreto.
Por ejemplo, los médicos tratan a los pacientes de uno en uno por enferme-
dades específicas. Los pacientes necesitan atención médica solo de vez en cuan-
do, cuando están enfermos. Los profesionales de la salud pública vigilan y diag-
nostican los problemas de salud de las comunidades y promueven estilos de vida
y conductas saludables para intentar no solo que las poblaciones se mantengan
sanas, sino que incrementen su salud. Por ello, las comunidades necesitan la salud
pública de forma permanente.
En salud pública participan, así mismo, muy diversas organizaciones, no solo
sanitarias, tanto de la estructura formal del gobierno, como de otras iniciativas
privadas o de organizaciones no gubernamentales o de los propios individuos.
Promoción de la salud en la Comunidad
1.2. Antecedentes históricos
Entre sus objetivos se incluyen las actividades de los servicios de salud dirigi-
das al control de los riesgos que pueden afectar a la salud de las personas y pobla-
ciones. Esto puede plantearse en una doble dimensión:
• a través de acciones dirigidas al control de medio ambiente;
• mediante acciones dirigidas a los individuos.
Al hablar de actividades dirigidas a la vigilancia y control del medio ambien-
te habrá que considerar la contaminación del agua, aire, suelo y de aquellos luga-
res donde viven, trabajan y se divierten las personas. En este caso hablaríamos de
salud ambiental y ocupacional.
Por otra parte, tendríamos actividades que tienen como objetivo la higiene y
seguridad de los alimentos. El objetivo es garantizar, mediante la vigilancia y
control de los alimentos, que estos se encuentran en perfecto estado y no repre-
sentan un riesgo para la salud de los que los ingieren.
Introducción a la salud pública
Ventajas
Jake Epp, ministro federal de salud en Canadá a mediados de los años 80,
sistematizó en su documento Achieving Health For All: A Framework for
Health Promotion los principales retos de los sistemas sanitarios modernos:
— la existencia de importantes desigualdades entre grupos de nuestra so-
ciedad en cuanto a resultados en salud, esperanza de vida, prevalencia de
enfermedades y discapacidades;
— la limitación para la salud y calidad de vida de muchos ciudadanos que
muchas enfermedades y accidentes evitables siguen teniendo;
— hay muchas personas que padecen enfermedades crónicas e incapacidades
que limitan seriamente su posibilidad de vivir una vida digna, produc-
tiva y llena de significado.
Los problemas entonces identificados creemos que siguen estando presentes
hoy en día, así como la aspiración de darles una respuesta satisfactoria.
Entendemos que ofrecer alternativas a dichos problemas es, por lo tanto, el de-
safío y la obligación de la salud pública. Lo que vamos a plantear a continuación
es cómo, en el contexto de las políticas de salud pública, una estrategia de pro-
moción de la salud es la más adecuada para ofrecer alternativas que permitan el
desarrollo colaborativo, complementario e integrado de la aparentemente dico-
tómica salud pública, y sentar firmemente los cimientos que permitan extender
la salud para todos y ofrecer a las personas una vida digna y plena, superando las
desigualdades.
Una comunidad, los individuos, familias y sistemas que la componen, tienen,
en virtud de una serie de factores (ambientales, desarrollo socioeconómico, edu-
cación, biología y carga genética) un potencial de salud. La primera obligación es
alcanzar la plenitud en dicho potencial. Pero, la segunda obligación, es conseguir
incrementar dicho potencial de salud. Para conseguir incrementar dicho potencial
es preciso, por tanto, cambiar dichos factores, los determinantes de la salud (am-
bientales, desarrollo socioeconómico, políticos, educación, biología y carga gené-
tica) que corresponde a una sociedad en un momento determinado. Por lo tanto,
es un proceso permanente de creación, análisis, e innovación.
Es en este marco conceptual de salud pública en el que una estrategia de pro-
moción de la salud es perfectamente comprensible y adquiere pleno sentido.
Pero, al mismo tiempo, se convierte en la estrategia fundamental de la salud
pública.
Promoción de la salud en la Comunidad
Estatutos de Autonomía
Por otra parte, los Estatutos de Autonomía de las diferentes regiones y nacio-
nalidades que componen el Estado español determinan que la promoción de la
salud es competencia exclusiva de las Comunidades Autónomas, si bien el
Gobierno central tiene siempre encomendada la misión de la coordinación gene-
ral y de la resolución de los desequilibrios regionales.
sanitarias (art. 5), a la sanidad individual y comunitaria (art. 18.1) a las prevención
de riesgo alimentarios (art. 18.10), a los aspectos preventivos de los servicios de
salud mental y atención psiquiátrica (art. 20.4), a la atención primaria de salud
(art. 18.2 y 56.2.a), a las funciones de promoción de la salud y prevención de enfer-
medades que deben desarrollar los centros hospitalarios (art. 68) y a la coordina-
ción general sanitaria (art. 70.2.b y 73). Todo ello, se concibe no como funciones y
actividades separadas o independientes, sino como incluidas y formando parte de
la atención integral a la salud, comprensiva tanto de la prevención de la enferme-
dad como de la curación y rehabilitación (art. 18.2, 20 y 46.b).
La LGS establece que la coordinación general se logrará mediante el Plan
Integrado de Salud (PIS) y el funcionamiento del Consejo Interterritorial del
Sistema Nacional de Salud (CISNS). El PIS comprende los Planes de Salud de las
Comunidades Autónomas, el Plan del Estado y los Planes Conjuntos. El CISNS
es un órgano colegiado, formado a partes iguales entre representantes de la
Administración Central y de las Comunidades Autónomas, sin competencias
ejecutivas. En la práctica el CISNS se ha mostrado como un foro de intercambio
de información entre los diferentes responsables de la administración sanitaria.
rá entre sus sistemas el de alerta precoz y respuesta rápida. Este sistema tendrá un
funcionamiento continuo e ininterrumpido las 24 horas del día. Su configura-
ción y funcionamiento serán determinados a través de un reglamento.
La consecución de buenos resultados en salud requiere actuaciones cuyo ob-
jetivo sea la equidad, es decir la disminución de brechas en el nivel de salud de
distintos sectores de la población. Para poder definir políticas que disminuyan las
inequidades es necesario previamente identificarlas. Esta ley contempla la crea-
ción del Sistema de Información en Salud Pública, que incluirá la información
relevante para la toma de decisiones y la elaboración de políticas públicas.
Otro de los retos que afronta esta Ley es el referente a la seguridad sanitaria.
La globalización, los cambios medioambientales y el tráfico internacional de bie-
nes, servicios y personas, crean las condiciones favorables para la emergencia de
nuevos riesgos para la salud. En este sentido, esta Ley plantea un sistema de alerta
precoz y respuesta rápida para la detección y evaluación de incidentes, reforzando
la coordinación entre el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y las
Comunidades Autónomas, incluidas las ciudades de Ceuta y Melilla.
El texto pone énfasis en la importancia de las acciones preventivas y la salud
comunitaria en los servicios sanitarios, en especial en la atención primaria, y pro-
pone actuaciones dirigidas a la coordinación de la promoción de la salud y la pre-
vención de enfermedades y lesiones en el Sistema Nacional de Salud. Las actuacio-
nes de salud pública deberán incluir garantías de máxima calidad. Para ello el
Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad establecerá y actualizará criterios
de buenas prácticas para las actuaciones de Salud Pública y someterá a evaluación
el impacto en la salud de la población de las acciones seleccionas previamente.
La salud pública trata de promover la salud, prevenir la enfermedad y prolon-
gar la vida mediante esfuerzos organizados de la sociedad y aunque los servicios
sanitarios son imprescindibles para hacer frente a las enfermedades, no son los
principales condicionantes del estado de salud. En este sentido, existen otros fac-
tores que inf luyen como el entorno familiar y social, la educación, el diseño de
las ciudades, la alimentación, etc.
En este sentido, el derecho a la protección de la salud contenido en la
Constitución española requería de una norma que lo completara y especificara
los derechos y deberes de los ciudadanos relacionados con la prevención, la pro-
moción y la protección de la salud, pues hasta la fecha las estructuras sanitarias se
han centrado más en la atención sanitaria y la resolución de enfermedades que en
Introducción a la salud pública
Como hemos visto previamente, las acciones propias de los sistemas sanita-
rios, bien de las agencias de salud pública, bien de las instituciones de asistencia
sanitaria, pueden clasificarse en dos tipos: acciones dirigidas a la promoción de la
salud y acciones de restauración de la salud.
Las actuaciones de fomento o promoción de la salud incluirían medidas de
protección de la salud y de prevención de enfermedades y accidentes evitables.
Estas intervenciones tendrían dos ámbitos:
— sobre el medio ambiente, y hablaríamos de salud ambiental y ocupacio-
nal; higiene y seguridad de los alimentos;
— sobre los individuos, y estaríamos ante la educación para la salud y la me-
dicina preventiva.
Las intervenciones de restauración de la salud comprenderían aquellas orga-
nizadas para recuperar la salud una vez que se ha perdido, bien con asistencia
sanitaria, primaria o especializada, bien con rehabilitación y reinserción social.
Una clave fundamental para definir las intervenciones de los sistemas sanita-
rios es la situación epidemiológica y de salud. Con respecto a la situación espa-
ñola, sus indicadores de salud son francamente buenos. Tanto la tasa de mortali-
dad infantil, la tasa de mortalidad general, la esperanza de vida al nacer, y la
esperanza de vida a los 65 años, están entre los mejores de los países desarrollado.
No obstante, nos encontramos desde hace unos años haciendo frente a un im-
portante proceso de envejecimiento de la población que se acompaña de una
fuerte aumento de la prevalencia de patologías crónicas.
En la determinación de necesidades resulta evidente que son las enfermeda-
des crónicas, que están ligadas etiológicamente a los estilos de vida, los principa-
les problemas de salud de la sociedad española. La primera causa de muerte son
las enfermedades cardiovasculares, aunque en los últimos años están disminu-
yendo, seguidas por los tumores, en los que se observa un ligero incremento. Por
tanto, las actividades que fundamentalmente habría que plantear para resolverlas
Introducción a la salud pública
4. BIBLIOGRAFÍA
Ashton, J.; Seymour, H.: La nueva salud pública. Barcelona: SG-Masson, 1990.
Committee for the Study of the Future of Public Health.: The future of Public Health.
Washington, DC: National Academy Press, 1989.
Institute of Medicine, Committee for the Study of the Future of Public Health,
Division of Health Care Services: 1988. The Future of Public Health. National
Academy Press, Washington, DC.
Rose, G.: La estrategia de la medicina preventiva. Barcelona: Ediciones Científicas y Técnicas,
1994.
The Solid Facts: Social Determinants of Health. WHO. 2003. OCLC 54966941.
US Preventive Service Task Force: Guide. Guide to Clinical Preventive Services, 2nd edi-
tion. Alexandria, VA: International Medical Publishing, Inc, 1996.
Winslow, C.E.: The Untiltled Fields of Public Health. Science 1920:51: 23-33.
Capítulo 2
Promoción de la salud.
Concepto, antecedentes y perspectivas
1. Introducción
2. El concepto de promoción de la salud
3. El proceso de la promoción de la salud
4. El concepto de salud
4.1. Qué es la salud
4.2. Características del concepto de salud
4.3. Calidad de vida
4.4. Los determinantes de la salud
5. De la promoción de la salud a la salud de la población
6. Un nuevo reto para una nueva época: la comunidad
7. Promoción de la salud y envejecimiento
8. La perspectiva de género en promoción de la salud
9. Bibliografía
Cuéntame, olvido.
Muéstrame, recuerdo.
Haz que participe, entiendo.
Proverbio chino
1. INTRODUCCIÓN
Hemos visto como gran parte de los resultados en salud están fuera del alcan-
ce de las funciones habituales de la salud pública. Sin embargo, la salud pública,
como vimos en el capítulo previo, entendida como el proceso organizado de la
sociedad dirigido a mejorar la salud de la población y evitar la enfermedad, tiene
la obligación de desarrollar instrumentos y mecanismos para conseguirlo.
En este sentido, y en la línea de los planteamientos señalados por Epp que
más arriba mencionábamos, se celebró en 1986 en Ottawa la Primera
Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud, patrocinada por
la OMS. Dicha conferencia inició una serie que ha continuado con las
Conferencias de Adelaida, Sundsvall, Yakarta, Ciudad de México,
Bangkok y Nairobi en 2009 y que ha dado lugar a la serie de declaraciones
sobre promoción de la salud que han permitido su desarrollo conceptual tal y
como en la actualidad la conocemos.
Promoción de la salud. Concepto, antecedentes y perspectivas
4. EL CONCEPTO DE SALUD
4.1. Qué es la salud
MEDIO MEDIO
BIOLOGÍA
SOCIAL AMBIENTE
RESPUESTA
INDIVIDUAL
❖ Biología
❖ Conducta
ATENCIÓN
SALUD ENFERMEDAD
SANITARIA
DESARROLLO
BIENESTAR
ECONÓMICO
5. DE
LA PROMOCIÓN DE LA SALUD A LA SALUD
DE LA POBLACIÓN
Epp, como ya hemos visto, agrupó las prioridades en salud en tres grupos y
ofreció las siguientes alternativas para cada uno de ellos:
— retos para la salud: reducir desigualdades, aumentar la prevención, incre-
mentar el afrontamiento;
— mecanismos de promoción de la salud: potenciando los autocuidados, la
ayuda mutua, y los ambientes saludables;
— estrategias de implementación: fomentar la participación de la sociedad,
reforzar los servicios de salud comunitarios, y coordinar las políticas pú-
blicas saludables.
La Carta de Ottawa, por su parte, establece como objetivo de la promoción
de la salud el capacitar a las personas para ganar el control sobre su salud y mejo-
rarla. Al poner el énfasis en empoderar a las personas para controlar su salud los
servicios sanitarios dejan de ser el elemento central de las políticas sanitarias que
pasan a ser factores relacionados con el medio ambiente físico y social y las con-
Promoción de la salud en la Comunidad
teniendo en cuenta las características biológicas que las diferencian con respecto
a los hombres, y basados en sus construcciones sociales, determinadas por el con-
texto social, político y económico.
Esto implica nueva forma de relación profesional-paciente, en donde la co-
municación, autonomía personal, conocimiento de la enfermedad, fomento de
hábitos saludables y sobre todo la empatía y la ayuda mutua, se convierten en
referentes de cambio a mediano y largo plazo, que definen estrategias y políticas
basadas realmente en la búsqueda de la equidad, pero sobre todo en la colabora-
ción intersectorial, como generador de espacios más abiertos y participativos
hacia la investigación y publicación de informes y resultados desprovistos de
androcentrismo.
Una de las formas para llegar con más eficacia a los diferentes grupos sociales
es a través de los propios miembros de la comunidad capaces de actuar sobre su
mismo grupo al que pertenecen, modificando la cultura social vigente que favo-
rece la automatización social, el aislamiento de cada individuo y el del grupo
social, por una nueva cultura de participación solidaria y protagonista para el
cambio, que progresivamente vaya consolidando el poder comunitario en la me-
dida que la propia población, con sus líderes naturales asuma el rol protagonista
para elevar sus condiciones de vida, ejerciendo verdaderamente la democracia
participativa.
Mejorar el conocimiento de la salud es una acción fundamental para generar
acciones de Promoción de la Salud. Tanto la educación como la promoción son
actividades sociales y políticas con las cuales se busca la mejora de las condiciones
de vida y la promoción de estilos saludables. Uno de los objetivos que persigue la
salud es lograr en las personas la autosuficiencia y bienestar apropiados, de acuer-
do al género edad y necesidades sociales, para mantenerse libres de incapacidad y
malestar crónico, comportándose de modo tal que se propicie la creatividad, el
aprendizaje, el desarrollo de las potencialidades, y el disfrute pleno de la vida
(Carrada, 2000). Los promotores de salud son un recurso humano muy impor-
tante para llevar a cabo estas prácticas, ya que establecen un enlace entre el sector
institucional de la salud y la población, es decir acercan el sistema sanitario al
sistema comunitario, de tal manera que ayudan a las entidades de salud a com-
prender mejor las preocupaciones de los usuarios. Basados en la metodología de
la educación participativa acercan el conocimiento a la población, en donde las
estrategias comunicativas juegan un papel importantísimo, ya que permiten
romper las estructuras jerárquicas, permitiendo con ello a cada persona asumir
Promoción de la salud en la Comunidad
con confianza sus temores, dudas e inquietudes, preguntando sobre aquello que
desconoce o que carece de información. Esto es fundamental en promoción de
la salud ya que vivimos en una sociedad categorizada, donde el conocimiento y
las relaciones sociales se transmiten desde la autoridad, donde la información no
f luye de forma igualitaria en todos los niveles, y en donde los paradigmas, los
estereotipos y juicios de valor perpetúan constantemente.
Debido a ello y al desarrollo de esta metodología participativa, los promoto-
res de salud se han convertido en un elemento casi indispensable en los trabajos
de salud pública y de promoción de la salud, no solo por su importante papel de
intermediación entre las instituciones y la comunidad, así como, por el liderazgo
que deben ejercer en sus comunidades, y la responsabilidad, que deben asumir
ante los compromisos que hacen sobre ellos las instituciones de salud, sino tam-
bién por el conocimiento amplio que poseen sobre la cultura de la comunidad a
la que pertenecen, facilitando la provisión de cuidados preventivos y de atención
primaria. Por eso su formación desde una perspectiva de género es fundamental
para poder reconocer las desigualdades de género en salud que existen en las co-
munidades para promover acciones dirigidas hacia el cambio social y la transfor-
mación de los roles, relaciones y estereotipos de género que favorezcan a la crea-
ción de una sociedad más equitativa e igualitaria, por lo tanto su promoción,
fortalecimiento y fomento debería ser una responsabilidad a tener en cuenta por
las instituciones.
Finalmente, mencionar que, para que las políticas sociales que involucran la
Promoción de la Salud tengan un efecto directo en la sociedad, deben tener en
cuenta los cambios demográficos por los que atraviesan, ya que representan un
reto y una llamada a revisar los modelos sociales y culturales existentes, para
proveer servicios a la comunidad y a la sociedad en general, en donde la salud no
sea solo cuestión de procesos biológicos/patológicos, sino de procesos donde la
multiculturalidad, la sociedad, la economía, y el sistema de creencias diferencia-
das, y el género, moldeen los procesos de salud-enfermedad. Nuestro desafío a
futuro será el tipo de respuesta que le demos a dichos procesos, y lo preparados
que estemos para adaptarnos a ellos, tanto para promover la auto eficacia y au-
toestima personal y social, como para hacer sentir a cada persona valorada, exi-
tosa y acompañada en la realización de una determinada conducta o actividad
que fomente su salud. Por tanto estos desafíos que son fundamentales en la vida
diaria de muchas personas, deberían considerarse aún más en el desarrollo de la
práctica sanitaria a fin de enriquecerla y hacerla más humana.
Promoción de la salud. Concepto, antecedentes y perspectivas
9. BIBLIOGRAFÍA
Creemos también importante señalar que los tres paradigmas descritos por
Labonte (Labonte, 1996) se podrían identificar con las tres nociones de salud
identificadas por las mujeres madrileñas.
— médico-orgánico: relacionable con el concepto médico de los problemas,
y que tendría su modelo de intervención en la medicina preventiva;
— resultante: asociable al modelo de salud pública, y cuyo marco de acción
sería mediante la educación y comunicación para la salud, fundamental-
mente;
— holística: representada en el modelo de los entornos, y que desarrollaría
sus intervenciones mediante las políticas públicas saludables y el desarro-
llo comunitario.
Entendemos que para cada modelo de problema de salud puede plantearse un
tipo de intervención. Pero consideramos que, de forma aislada, cada abordaje es
insuficiente para tener un impacto significativo sobre la salud de la población. Al
integrarse, sin embargo, pueden proporcionar una visión global de promoción
de salud. El objetivo de un sistema de salud debe ser mantener la atención y re-
cursos al tratamiento, rehabilitación y prevención de los factores de riesgo fisio-
lógicos, con las estrategias que tienen como objetivo los factores de riesgo indi-
viduales, y los problemas, físicos y sociales, que pueden identificarse en el medio
ambiente.
2. EL MODELO MÉDICO-SANITARIO
dirigidas a apoyar los estilos de vida saludables. En este mismo texto hay capítu-
los específicamente dedicados a tratar en profundidad los temas de educación y
comunicación para la salud, y sobre aspectos de autoayuda y ayuda-mutua.
— Incrementar la atención por los problemas de salud asociados con las dro-
gas, alcohol, tabaco y sexo no seguro.
Mercados saludables: Mercados saludables es una aproximación adoptada
por muchas ciudades en países en desarrollo que se centra en la seguridad e hi-
giene de los alimentos. Sus objetivos son:
— Mejorar las condiciones sanitarias de los puestos de los mercados.
— Mejorar las prácticas para el almacenamiento y manipulación de ali-
mentos.
— Mejorar la gestión de residuos sólidos.
— Mejorar los métodos para la inspección por las autoridades.
— Mejorar la educación para la salud en los mercados.
Compañías saludables: Muchas empresas privadas han estado poniendo en
marcha una aproximación en Compañías saludables. Un programa de lugar de
trabajo saludable y seguro incluye aspectos como:
— Educación para los trabajadores.
— Representación de los trabajadores en la gestión y en las asociaciones.
— Servicios de salud.
— Reducir la contaminación y el daño ambiental producido por las indus-
trias.
5. EL MODELO SOCIOAMBIENTAL
tigaciones revelan que a menudo las personas que viven en condiciones de alto
riesgo adoptan estilos de vida no saludables como una forma de afrontar o tener
algo placentero en sus no deseables situaciones. Para muchos, la adopción de es-
tilos de vida más saludables es una prioridad menos importante que la necesidad
de resolver problemas básicos como la vivienda, el transporte, la seguridad ali-
mentaria, etc. Todos estos factores sirven para incrementar la prevalencia de
factores fisiológicos de riesgo que amenazan la salud de las personas que viven en
esas condiciones.
Las estrategias que se asocian con el abordaje socioambiental de promoción
de la salud se dirigen a la reducción y prevención de condiciones de riesgo, al
contrario de los otros dos abordajes cuyo objetivo son individuos o grupos de
alto riesgo. Ejemplos de determinantes socioambientales de salud que son objeti-
vo en este abordaje son: ingresos, seguridad en los alimentos, contaminación,
refugio, trabajo y condiciones de trabajo, educación, apoyo social, violencia y
asuntos legales.
Las estrategias de este abordaje de promoción de la salud son el refuerzo del
desarrollo comunitario y el desarrollo económico comunitario, crear ambientes
que favorecen la salud, y abogar y desarrollar políticas públicas saludables.
duos y las comunidades a definir, analizar y actuar en relación con los actos que
afectan sus vidas y condiciones de vida.
Al reconocer que sobre la salud inf luye algo más que la genética, los estilos
individuales de vida, y la prestación de servicios sanitarios, se está aceptando el
compromiso hacia los determinantes amplios de la salud. Esto exige que las in-
tervenciones en promoción la salud reconozcan y actúen sobre los factores so-
cioambientales que constituyen el mundo en el que vivimos.
En cuarto lugar, la promoción de la salud está comprometida con la reduc-
ción de las desigualdades sociales y la injusticia, por lo que cada persona, familia
o comunidad debe beneficiarse de vivir, aprender y trabajar en un ambiente que
favorezca la salud.
Por último, la promoción de la salud busca facilitar la colaboración intersec-
torial e iniciar esfuerzos coordinados para promover la salud individual y comu-
nitaria.
Una perspectiva de promoción de la salud demanda que salga a la luz y se
prueben las asunciones de lo que significa estar sano, como se mide o valora la
salud, los factores que determinan la salud, y, lo que es más importante, como
pueden utilizarse de forma más efectiva nuestros recursos personales o públicos
para incrementar la salud a los niveles individual, de la comunidad o población.
Por lo tanto, además de proporcionar y coordinar la prestación de servicios sani-
tarios, los sistemas sanitarios deben preocuparse por promover activamente todas
las facetas de la salud.
Prevención primaria
Se trata de aquellas actividades diseñadas y puestas en marcha para evitar la
aparición inicial de una enfermedad.
El objetivo que se plantea la prevención primaria es reducir la probabilidad
de que una enfermedad se manifieste actuando sobre alguno de los factores de
riesgo de la enfermedad.
En este contexto, nos referimos cuando hablemos de prevención primaria a
vacunaciones y quimioprofilaxis. Conceptualmente la educación para la salud
debería también considerarse prevención primaria porque tendría el mismo ob-
jetivo: reducir la probabilidad de que aparezca o se desarrolle una enfermedad.
Sin embargo, la prevención primaria tiene, tal y como aquí la planteamos, dos
diferencias fundamentales con la educación para la salud: la prevención primaria
es una actuación fundamentalmente de profesionales sanitarios, que son los que
pueden vacunar o recetar fármacos; y su objetivo es, únicamente, evitar que apa-
rezcan enfermedades. La educación para la salud, como veremos a continuación,
no es únicamente responsabilidad de los profesionales de las ciencias de la salud
o del sector sanitario, y su objetivo no es solamente evitar enfermedades, tam-
bién pretende promover y mejorar la salud.
Educación para la salud
Podríamos definirlo como las oportunidades de aprendizaje creadas cons-
cientemente con vistas a facilitar cambios de conducta encaminados hacia una
meta predeterminada.
El objetivo de la educación para la salud es ampliar el conocimiento de la po-
blación en relación con la salud y desarrollar la comprensión y las habilidades per-
sonales para adoptar estilos de vida y conductas que promueven la salud. También,
la educación para la salud se plantea actuar sobre los grupos, organizaciones y la
comunidad entera para mejorar la salud de los individuos que las componen.
Como hemos mencionado, tradicionalmente se incluye la educación para la
salud como una actividad más de las que se considerarían como de prevención
primaria. Su objetivo sería evitar que aparezca una enfermedad modificando con-
ductas o estilos de vida. Hay, sin embargo, una serie de factores que lo diferencian
fundamentalmente y que permiten su estudio como una actividad diferenciada:
— No puede considerarse una actividad en la que el profesional sanitario
tenga exclusividad.
Modelos en promoción de la salud
3. La
promoción de la salud se plantea el elemento vertebrador del discurso
de la salud pública no como una acción, medida o intervención más.
4. Identifica la coexistencia de una responsabilidad individual por la salud,
junto con el innegable peso de los factores del entorno físico y social en el
que las personas viven sobre la salud.
5. Reconoce la intersectorialidad como elemento clave en el discurso de la pro-
moción de la salud que no es algo que pueda conseguirse únicamente desde
el sector sanitario, sino que explícitamente incorpora la necesidad de incor-
porar otros sectores en el proceso de desarrollo de la salud (Evans, 1996).
8. BIBLIOGRAFÍA
Ashton, J., Seymour, H.: La nueva salud pública. Barcelona: SG editores. Masson, 1990.
Evans, R.G., Barer, M.L., Marmor, T.R.: ¿Por qué alguna gente está sana y otra no? Los
determinantes de la salud de las poblaciones. Madrid, Díaz de Santos, 1996.
Labonte, R.: «Enfoques para la promoción de la salud en la comunidad». En Organización
Panamericana de la Salud. Promoción de la Salud: Una antología. Washington, DC: OPS, 1996.
Lalonde, M.: A new perspective on the health of canadians. Ottawa, Minister of Supply and
Services, 1974.
National Cancer Institute: Theory at a glance. A guide for health promotion practice. Second
edition, US Department of Health and Human Services. National Institutes of
Health, 2005.
Rose, G.: The strategy of preventive medicine. Oxford University Press, 1993.
Capítulo 4
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
1. Introducción
2. Conocimientos,
creencias, valores, actitudes. Su establecimiento y creación
2.1. El proceso de socialización
3. Teorías psicosociológicas de la conducta
3.1. Centradas en el individuo
3.2. Interpersonales
3.3. Centradas en la comunidad
4. Principales intervenciones para modificación de la conducta en promoción de la salud
5. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
Los atributos personales básicos que más directamente estas relacionados con
el cambio de la conducta son los conocimientos, las creencias, los valores, las
necesidades, las actitudes y las habilidades. Vamos a considerar cada uno de ellos
por separado y más adelante veremos sus interrelaciones.
Los conocimientos son el resultado de la percepción y de la comprensión de los
hechos, los objetos y los procesos que los relacionan. El individuo trata de que sus cono-
cimientos se ajusten lo más estrechamente posible a la realidad objetiva lo que
puede conseguir a través de la comparación de sus propias percepciones con las
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
Motivación
jerarquía de
valores
Codificación
Atención perceptual
Búsqueda
interna
Adquisición y
Capacidad de
evaluación de
procesar
información
Búsqueda
externa
Proceso de
decisión
Proceso
y utilización
del aprendizaje
tanto los conocimientos que aporta la educación para la salud como las informa-
ciones de los medios de comunicación u otras procedentes de su entorno, por lo
que este sistema de creencias debe ser tenido en cuenta por los educadores sani-
tarios pues puede constituir una barrera a la adquisición de conocimientos.
Muy relacionadas con las creencias se encuentran las expectativas que serían
creencias referidas al futuro, es decir creencias sobre lo que va a ocurrir en cada cir-
cunstancia o como consecuencia de una acción. Dentro de éstas tiene importancia
el constructo «lugar de control». Este es una expectativa generalizada que de-
pende de las creencias que la persona tenga en su capacidad de controlar una situa-
ción. Para algunos individuos lo que les ocurre depende de los esfuerzos que hacen
para conseguirlo; son personas con lugar de control interno y creen que sus expe-
riencias vitales, tanto si son positivas como negativas, se derivan de su conducta y
de sus características personales relativamente permanentes. Por el contrario, quie-
nes tienen un lugar de control externo atribuyen lo que les acontece a la suerte, al
destino o a circunstancias que están fuera de su alcance o son impredecibles por la
complejidad de fuerzas que intervienen. El lugar de control para la salud sería la
creencia de la persona en que existe relación entre su conducta y resultados con-
cretos respecto a su salud. Quienes tienen un lugar de control interno buscan más
información sobre salud, pues creen que son capaces de inf luir en ella, adoptan
mejor las recomendaciones sobre conductas saludables y medidas preventivas, uti-
lizan mejor los servicios sanitarios y son más capaces de tolerar el estrés.
Los valores son «creencias duraderas de que un específico modo de conducta o un esta-
do final de existencia es personal o socialmente preferible a otro modo de conducta o estado
final de existencia opuesto o contradictorio». El valor es, por tanto, una preferencia y
pertenece al campo de la afectividad; son valores aquellas cosas que una persona
tiene en gran aprecio. Como preferencia se trata de concepciones personales (valor
personal) pero pueden asignarse a otros individuos y grupos sociales (valor social).
En realidad los valores tienen su origen en la inf luencia social y son adoptados y
elaborados por las personas que los hacen propios a partir de su inmersión social.
Un sistema social muy integrado sería aquel en que los individuos hubieran
internalizado tanto los valores de la colectividad que coincidieran los de ésta con
los de la mayoría de las personas que la forman.
Según Muñoz Sedán, hay dos tipos de valores: los terminales y los instru-
mentales. Los valores terminales (existenciales o finales) hacen referencia a un
estado de existencia del sujeto o de la sociedad (paz, felicidad, seguridad, etc.).
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
interroga a las personas sobre este tema, la mayoría respondan que la salud ocupa
un lugar preferente en su escala de valores, pero es muy otra la consecuencia que
puede obtenerse de la observación de sus conductas habituales, que muestran
como se asumen riesgos importantes para la salud por personas que conocen la
existencia y la naturaleza de los mismos. Es decir, que para ellos se trata de un
valor no interiorizado, aceptado para conformarse al grupo social que lo mantie-
ne, lo que se conoce como un pseudovalor. La educación para la salud debe es-
forzarse por convertir a la salud en uno de los valores importantes relacionado
con la calidad de vida, como un medio fundamental de conseguir esta calidad.
Actitud es un estado mental y neuronal de disposición, adquirido a través de la ex-
periencia, que ejerce una influencia dinámica en la reacción del individuo ante toda clase de
objetos y situaciones con los que se relaciona. Para Rokeach es «una organización de
creencias relativamente perdurable sobre un objeto o situación que nos predispo-
ne a responder de una manera preferencial». Más simplemente, es la tendencia a
responder a un objeto o idea de una forma predeterminada dependiente de la
naturaleza de nuestras experiencias pasadas respecto a ellos. Estaría constituida
por una estructura semejante a una red que tendría un núcleo central de actitu-
des básicas y otras secundarias más periféricas, todas entretejidas de tal modo que
resulta difícil modificarlas. Esta red se va formando sobre todo en los primeros
años de la vida a partir de las experiencias con los objetos y los individuos, de la
experiencia de otros observada y conocida y de la comunicación interpersonal y
a través de estas se va remodelando y adquiriendo complejidad y estabilidad. Las
actitudes pueden ser captadas de otros por imitación y también pueden ser «en-
señadas» activamente por ellos.
Se pueden distinguir en toda actitud tres componentes muy relacionados en-
tre sí: el cognitivo, con el que el individuo selecciona cualquier estímulo infor-
mativo, el afectivo o valorativo, mediante el que reacciona emocionalmente al
estímulo y el conativo o precomportamental. Para otros autores este último se
dividiría en dos: uno conativo o de intención y otro comportamental con el que
se denominarían los actos observables.
Hay una relación muy estrecha entre las actitudes y los valores de modo que
algunos autores han considerado ambos conceptos iguales, pero en general se acep-
tan que son distintos, considerando a los valores como más abstractos y con un
matiz de obligatoriedad, mientras que las actitudes son más concretas al estar liga-
das al objeto, al tiempo y al contexto y tienen un matiz de preferencia subjetiva.
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
Hemos considerado hasta aquí las principales variables que intervienen como
determinantes de la conducta, tanto en el aspecto cognitivo (conocimientos y
creencias) como en el afectivo (valores y actitudes). Como hemos visto, todos
ellos están muy relacionados entre sí, constituyendo una estructura interna per-
manente pero en constante remodelación.
Todos estos elementos se crean mediante el llamado proceso de socialización,
que ocurre durante la época de desarrollo de la personalidad y a través del cual cada
miembro de una sociedad interioriza unas claves de interpretación de la realidad,
unas formas de expresión y de comunicación y unos esquemas de conducta que le
permiten integrarse en ella y comportarse de acuerdo a sus normas y convenciones.
Todo esto ocurre dentro de una cultura cuyos elementos esenciales se reci-
ben (valores, símbolos, normas, actitudes, hábitos) y de acuerdo a los que cada
individuo elabora los suyos propios. Hay una enorme relación entre cultura y
personalidad, pero aquélla es f lexible y permite un amplio margen de libertad
individual, sobre todo en las sociedades modernas que tienden a destacar la sin-
gularidad de los individuos.
Este proceso de socialización se desarrolla en íntima relación con los contex-
tos más inmediatos en que se desenvuelve el individuo. Son los llamados «nidos
socioculturales» donde se genera la personalidad y se determina la conducta ha-
bitual. La familia, la guardería y la escuela, el núcleo de amigos, el grupo religio-
so, etc. se denominan estructuras sociomediadoras por ser los elementos funda-
mentales de este proceso.
Las creencias, valores, actitudes, etc. con ser duraderas no son entidades esta-
bles, como podría deducirse de un estudio realizado en un momento determina-
do sino que están en constante interacción con el ambiente a través de procesos
de adaptación y cambio, aunque siempre hay que esperar una clara tendencia a
resistir al cambio y a la imposición cultural. Algunas conductas son hábitos peri-
féricos que no llegan a formar parte de la personalidad y son fácilmente modifi-
cables pero los hábitos ligados a actitudes básicas son muy difíciles de cambiar.
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
Esta resistencia al cambio debe ser tenida en cuenta en educación sanitaria pues
es natural que ocurra, tanto más cuanto las modificaciones que se pretenden son
muy distintas de las conductas habituales y del sistema de creencias, actitudes y
valores que las generan. Conocerla y comprenderla permitirá al educador traba-
jar más eficazmente con la población para que ésta modifique las conductas per-
judiciales para su salud.
Esta teoría considera que la conducta está determinada, en los casos de pre-
vención de un riesgo, por la percepción que tiene la persona de una amenaza de
salud. Esta amenaza está inf luida por dos elementos fundamentales de la teoría:
1. la susceptibilidad percibida, es decir el grado en que el individuo cree que
puede ser afectado por dicha amenaza y
2. la gravedad percibida de la misma.
Además en el sentimiento de amenaza inf luyen factores personales tales
como edad, sexo, personalidad, clase social, educación, etc. En el paso a la acción
intervienen otros dos elementos importantes:
1.º los beneficios percibidos, es decir, las ventajas que la persona cree que va
a tener si sigue la acción propuesta (reducir el riesgo de enfermedad, fac-
tibilidad y eficacia de aquélla) entre otros más personales;
2.º dificultades percibidas o sea el grado de incomodidad, peligrosidad atri-
buida, tiempo y dinero a invertir en la acción, etc.
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
Probabilidad
Susceptibilidad
Percepción de riesgo del cambio de
Gravedad
conducta
Esta teoría ha sido revisada repetidas veces por diversos autores que han de-
purado sus elementos y la han aplicado a muy diversos campos de la prevención
y la conducta relacionada con la actuación ante la enfermedad y el cumplimien-
to de tratamientos. Varias críticas se han hecho de su validez: la relación directa
que establece entre creencias y acción, que los intentos de modificación de las
creencias no suelen ser eficaces, que no ofrece ninguna cuantificación de los
elementos que considera y que corre en riesgo de culpabilización de la víctima
por centrarse en el individuo. No obstante, ha aclarado conceptualmente en
análisis de algunas conductas y proporciona orientación a trabajos en educación
para la salud.
Promoción de la salud en la Comunidad
Creencias sobre
las conductas
Actitud hacia
Motivación para
la conducta
aceptarlas
Variables externas
• Demográficas Creencias sobre Creencias sobre
• Actitudes el control el poder
generales
• Rasgos de
personalidad
Las personas que participen en un estudio basado en esta teoría deben responder
si o no a determinadas preguntas y hacer un listado de las consecuencias que espe-
ran de la conducta determinada, eligiendo después las 5-10 primeras mencionadas.
De este modo se puede estudiar el valor atribuido a determinadas creencias eligien-
do en una muestra de población las respuestas mencionadas con más frecuencia.
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
3.2. Interpersonales
Estas teorías consideran a la persona como ser humano que obtiene sus com-
petencias comportamentales de sus intercambios con otros individuos que consi-
dera importantes en un ambiente interpersonal.
Teoría del Aprendizaje Social. Aunque con antecedentes en teorías ex-
puestas por el propio Bandura y por otros autores, la Teoría del Aprendizaje
Social, que también se ha llamado Teoría Social Cognitiva, explica la conducta
humana según un modelo dinámico basado en la interacción recíproca de tres
elementos fundamentales Ambiente - Persona - Conducta, que mantienen entre
sí lo que el autor llama «determinismo recíproco» que es la interrelación constan-
te que existe entre las características de la persona, su conducta anterior y el
ambiente donde la relación tiene lugar, de modo que cualquier cambio en uno
de estos tres elementos repercute en los otros.
El ambiente incluye todos los factores externos al individuo sean físicos (es-
pacio, temperatura) como psicosociales (familia, amigos, compañeros). Se llama
situación a la representación mental que la persona tiene de ese ambiente, que
Promoción de la salud en la Comunidad
4. PRINCIPALES
INTERVENCIONES PARA MODIFICACIÓN
DE LA CONDUCTA EN PROMOCIÓN DE LA SALUD
Hemos visto la inf luencia que sobre la conducta de los individuos, de los
grupos y de la comunidad tienen el ambiente psicosocial y cultural de tal modo
que incluso el cambio de conducta individual es social. De ahí la necesidad de
tener en cuenta el ambiente global en toda intervención de promoción de la sa-
lud y educación para la salud. Esta atención se refiere a todo lo que constituye el
entorno, pero principalmente a las personas, a las estructuras que las relacionan
(familias, grupos de diversos tipos, asociaciones, organizaciones) y a la dinámica
resultado de sus interacciones. En la colectividad se están produciendo cambios
espontáneos como consecuencia de la dinámica social. El educador debe cono-
cer las tendencias de cambio existentes y las relaciones que pueden tener con la
salud porque los programas de educación para la salud han de entrar a formar
parte de esa dinámica (Greene, 1984).
Estos conocimientos se pueden obtener mediante estudios antropológicos y
sociológicos y, en particular mediante la información obtenida a través de la par-
ticipación de la comunidad en todo programa desde su inicio.
Al estudiar los diferentes modelos de educación para la salud hemos abogado
por el comunitario-participativo por considerarlo el más adecuado para realizar
programas con un enfoque globalizador que abarque todos los componentes de
la comunidad interesantes para los temas de salud que se aborden y para introdu-
cir la adopción de nuevas conductas y el cambio social deseado en la propia cul-
tura de la población. Este enfoque de la educación para la salud es el que más
tiene en cuenta la determinación sociocultural de la conducta antes comentada.
Promoción de conductas saludables. Bases teóricas
5. BIBLIOGRAFÍA
Bunton, R., Murphy, S., Bennett, P.: Theories of behavioural change and their use in health
promotion: some neglected areas. Health Ed Research 1991;6(2): 153-162.
Promoción de la salud en la Comunidad
Glanz, K., Lewis, F.M., Rimer, B.K.: Health behaviour and health education. Oxford: Jossey-
Bass Inc Pub; 1997.
Greene, W.H., Simons-Morton, B.G.: Educación para la salud, Interamericana-McGraw
Hill; 1984.
Naidoo, J., Wills, J.: Health Promotion: Foundations for Practice. Londres: Bailliere Tindall;
1994.
Tones, K., Tilford, S., Robinson, Y.: Health education. Effectiveness and efficiency. Londres:
Chapman and Hall; 1990.
Whitehead, D.: Health promotion in the practice setting: findings from a review of clinical issues.
Worldviews Evid Based Nurs. 2006;3(4):165-84.
Ir Índice
Módulo 2
PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN EN PROMOCIÓN DE LA SALUD
PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN
EN PROMOCIÓN DE LA SALUD
El objetivo de este módulo es discutir elementos que podrían aportar una ordena-
ción o estructuración en el proceso de toma de decisiones en promoción de la salud.
Proceso que recoge una serie de actividades que habitualmente se denominan como
planificación y evaluación. Obviamente, dicho proceso comparte con la planificación
en salud pública y administración sanitaria los principios fundamentales. Sin embargo,
presenta una serie de peculiaridades derivadas del concepto y objetivo específicos de la
promoción de la salud.
La planificación representa la serie de decisiones, desde las generales y estratégicas,
a los detalles más operativos, que se basan en la recolección y análisis de información.
Por ello, al estudiar la planificación y evaluación resulta imprescindible conocer los
sistemas y técnicas que se han desarrollado para llevar a cabo la misión de que los datos
aporten conocimiento a los que deben tomar decisiones, y cuáles son los más apropia-
dos para la promoción de la salud.
Además de las dificultades de cualquier proceso de planificación y evaluación, la
planificación en promoción de la salud presenta unas peculiaridades que es necesario
destacar. La promoción de la salud es un proceso que pretender modificar la estructu-
ra de control de los factores que producen salud para situar el poder sobre los mismos
en los ciudadanos y las comunidades. La promoción de la salud tiene que ver, por tan-
to, con las estructuras sociales y de control. Hoy en día, la planificación en promoción
de la salud ha evolucionado de ser una actividad fundamentalmente basada en datos y
dirigida por expertos, a ser una actividad en marcha, dinámica, que incluye visiones,
oportunidades, valores y elecciones.
La metodología habitualmente empleada en salud pública para medir los problemas
ha sido la epidemiología. Se presentan, por ello, los conceptos fundamentales de epide-
miología: cómo se miden las enfermedades, cómo se puede establecer cuál es la causa
de las mismas, y cómo pueden diseñarse los estudios epidemiológicos para conocer
cuántos problemas de salud existen en una población y cuál puede ser su causa. Además,
Promoción de la salud en la Comunidad
se ofrece una breve panorámica, que no pretende ser exhaustiva, de los sistemas de in-
formación que las diversas administraciones han establecido para medir los problemas
de salud en la población.
También se incluye la visión que la metodología cualitativa puede aportar en pro-
moción de la salud. El enfoque de la metodología cualitativa no es opuesto o alternativo
al de la epidemiología, sino complementario. Las técnicas cualitativas intentar ofrecer
información sobre la relación que tienen las personas con la salud y la enfermedad. Su
objetivo es identificar las creencias, valores, preferencias, con respecto a la enfermedad,
el uso de servicios sanitarios, la interacción entre profesionales y usuarios, los factores
de riesgo.
Vivimos, además, en una sociedad cada vez más desarrollada, donde la tecnología
juega un papel clave y el nivel de información es extraordinario. Los cambios en nues-
tra sociedad se van a producir de forma cada vez más acelerada. La pregunta es si los
modelos de planificación, y los paradigmas que los sustentan, que se han desarrollado
hasta ahora, con su visión desde el profesional, prácticamente militarizada (estrategia,
táctica, objetivos, población diana) van a servir para resolver los nuevos retos que tiene
planteada la promoción de la salud.
Diseñar un proyecto de promoción de la salud no consiste únicamente en diseñar
una serie de actividades. Es necesario contar con un marco teórico y metodológico
claro, para poder obtener resultados. Además, desde antes de comenzar una interven-
ción, es necesario tener presente la manera de evaluarla, ya que será la única forma de
conocer en qué medida el proyecto ha tenido. Por ello, se presenta la metodología del
marco lógico englobada en el enfoque teórico de la Investigación-acción, ya que con-
tiene la base conceptual y el desarrollo procedimental para llevar a cabo proyectos de
promoción de la salud de calidad y con resultados constatables en la población benefi-
ciaria.
Capítulo 5
Epidemiología y sistemas de información
1. Epidemiología
1.1. Concepto, aplicaciones y enfoques
1.2. Medidas de frecuencia
1.3. Medidas de efecto
1.4. Estandarización de tasas
1.5. Índices de validez
1.6. Sesgos y factores de confusión
1.7. Diseño y clasificación de estudios epidemiológicos
2. La medida de la salud y la enfermedad
2.1. Indicadores de salud
2.2. Sistemas de información
3. Bibliografía
1. EPIDEMIOLOGÍA
1
2
3
4
5
Expuestos No expuestos
Casos a c
No casos b d
Enfermos No enfermos
Prueba positiva a b a+b
Prueba negativa c d c+d
Total a+c b+d N
Sensibilidad = a / (a + c)
Especificidad = d / (b + d)
Valor predictivo positivo = a / (a + b)
Valor predictivo negativo = d / (c + d)
Promoción de la salud en la Comunidad
ERROR
Aleatorio (Azar) Sistemático (Sesgo)
Causa Muestreo Diseño, ejecución y análisis: selección de los
Variabilidad del parámetro que sujetos, obtención de la información y pre-
se mide sencia de variables externas distorsionadoras
Dependiente del
Sí No
tamaño muestral
Afecta Precisión Validez
Epidemiología y sistemas de información
Hay que destacar que los sesgos de selección y de información, que se produ-
cen durante la fase de diseño del estudio, no se van a poder controlar durante el
análisis, al contrario de lo que ocurre con el sesgo de confusión, por lo que de-
ben evitarse mediante un diseño cuidadoso. Además, tal y como ya se ha comen-
tado, no se tendrá certeza sobre el presencia de los mismos, ni sobre la magnitud
ni sentido de la distorsión. Por el contrario, el sesgo de confusión si ocasiona una
distorsión del efecto cuantificable y se puede controlar e incluso anular en la fase
de análisis.
Para que una variable se pueda considerar factor de confusión debe cumplir
tres requisitos:
— Deber ser un factor de riesgo o protector para la enfermedad, en los no
expuestos.
— Debe estar asociado con la exposición.
— No debe de ser un factor intermedia en la vía etiopatogénica entre la ex-
posición y la enfermedad, ni un factor consecuencia de la enfermedad.
Para poder entender mejor estos conceptos en la siguiente tabla 2×2 se mues-
tra los datos hipotéticos de un estudio que pone de manifiesto una aparente re-
lación entre café e infarto de miocardio (IM) (RR = 4).
Epidemiología y sistemas de información
CAFÉ
No Sí
Con IM 10 40
Sin IM 490 460
Total 500 500
Riesgo de IM: 2 % 8 %
Efecto: d = 8 - 2 = 6%
RR = 8 / 2 = 4
Medida sesgada
NO FUMADORES
CAFÉ
No Sí
Con IM 8 2
Sin IM 472 118
Total 480 120
Riesgo de IM: 1,67% 1,67%
Efecto: d0 = 1,67-1,67 = 0%
RR0 = 1,67/1,67= 1
Promoción de la salud en la Comunidad
NO FUMADORES
CAFÉ
No Sí
Con IM 2 38
Sin IM 18 342
Total 20 380
Riesgo de IM: 10% 10%
Efecto: d1 = 10-10 = 0%
RR1 = 10/10= 1
CONFUSIÓN INTERACCIÓN
Es un sesgo No es un sesgo
Perturbación errónea del efecto Fenómeno natural
Puede o no estar presente, dependiendo del Independiente del diseño del estudio
diseño del estudio
No se evalúa mediante test estadístico Se evalúa mediante test estadístico
Se puede obtener un estimador global del No se puede establecer un estimador global
efecto del efecto
Se debe evitar Se deber describir
Epidemiología y sistemas de información
Estudios descriptivos
Los estudios descriptivos tienen como finalidad informar sobre aspectos con-
cretos de la realidad, que sirvan de apoyo a la toma de decisiones en los distintos
ámbitos relacionados con la salud. Son útiles como fuente de hipótesis para la
investigación epidemiológica.
En función de la unidad de análisis, los estudios descriptivos pueden clasificarse:
— Estudios transversales, serie de casos y descripción de un caso, si la uni-
dad de análisis es el individuo.
— Estudios ecológicos, si la unidad de análisis es la población o un grupo de
individuos.
Promoción de la salud en la Comunidad
Estudios transversales
En estos estudios se estudia en un mismo momento del tiempo la presencia
de una serie de variables, de exposición y de resultados, en una población. Se
trata de estudios cuyo objetivo fundamental es conocer la frecuencia de un de-
terminado problema de salud o de factores de riesgo en una población determi-
nada en un momento específico del tiempo. Estos estudios se denominan tam-
bién estudios de prevalencia. La selección de la muestra suele ser representativa
de la población de estudio, lo que facilita que los resultados sean generalizables a
la población. Con este tipo de diseños puede conocerse la frecuencia de una en-
fermedad, su distribución entre los diferentes grupos que componen la población
general, y las variables asociadas a la presencia o no del problema de salud anali-
zado en los diferentes subgrupos. En estos estudios en los que no hay direcciona-
lidad, las observaciones de los posibles factores de riesgo y de la enfermedad en
el mismo momento del tiempo, limitan evaluar relaciones de tipo causal.
Un ejemplo clásico de este tipo de estudios es el de las encuestas de salud.
Nos permiten saber, por ejemplo, el número de personas que fuman en España
(factor de riesgo), y el número de personas que tienen enfermedad pulmonar
crónica (enfermedad). Aunque esas dos variables estén asociadas estadísticamente
no puede determinarse, a partir de los resultados que proporciona un estudio
con este diseño, que exista una relación causa-efecto entre fumar y enfermedad
pulmonar crónica.
Estudios ecológicos
En los estudios ecológicos se toma como unidad de análisis un agregado de
individuos (que puede ser una provincia, una región o comunidad autónoma o,
incluso, un país). En estos estudios falta información acerca de la relación a nivel
individual entre el factor de exposición y la enfermedad en la población de estu-
dio. Se asume que todos los individuos de esas poblaciones se comportan de
igual manera tanto en cuanto a la exposición a los factores de riesgo como al
efecto que se está estudiando.
Un ejemplo de este tipo de diseño sería un estudio que analizase el consumo
de un determinado alimento y las tasas de cáncer utilizando como unidad de
análisis las 50 provincias españolas. Para este tipo de estudio sería necesario tener
datos de consumo de los alimentos que se estén estudiando, las tasas de mortali-
dad por cáncer y las poblaciones de las 50 provincias.
Epidemiología y sistemas de información
la salud entre diferentes poblaciones y para evaluar hasta qué punto los objetivos
de determinados programas han sido alcanzados.
Hay una serie de conceptos básicos habitualmente utilizados en epidemiolo-
gía que parece necesario mencionar aquí, aunque sea de forma muy somera.
— Tasas: casos dividido por la población a riesgo multiplicado por una
constante.
— Tasa de mortalidad: número de muertes dividido por la población en un
área geográfica.
— Tasas específicas: por causas específicas o por grupos de edad (tasa de
mortalidad por cáncer, tasa de mortalidad en mujeres, tasa de mortalidad
en mayores de 65 años).
— A ños potenciales de vida perdidos: tasa que expresa el número de años
que una población ha perdido por muertes en personas menores de 65
años. Se puede calcular por todas las causas o por causas específicas.
— Esperanza de vida: probabilidad de vivir un número de años a una deter-
minada edad. Se suele calcular al nacer, a los 15, y a los 65 años.
A partir de los sistemas de información sanitarios se puede elaborar una gran
variedad de indicadores de salud que permita la realización de análisis periódicos
del estado de salud de una población. En la tabla 3 se muestran algunos de ellos.
Tabla 3. Principales indicadores de estado de salud
ESPERANZA DE VIDA
1. Esperanza de vida.
2. Esperanza de vida libre de incapacidad.
3. Esperanza de vida en buena salud.
MORTALIDAD
1. Mortalidad general.
2. Mortalidad por enfermedades no trasmisibles.
3. Mortalidad por causas externas.
4. Mortalidad por enfermedades trasmisibles.
5. Mortalidad por causa relacionada con el tabaco y el alcohol.
6. Mortalidad por causas relacionadas con el sistema sanitario.
Epidemiología y sistemas de información
MORBILIDAD
1. Altas hospitalarias por grandes grupos diagnósticos.
2. Enfermedades de declaración obligatoria.
3. Incidencia de cáncer.
4. Víctimas de accidentes de tráfico.
5. Víctimas de accidentes de trabajo.
INCAPACIDAD Y SALUD SUBJETIVA
1. Incapacidad permanente.
2. Restricción laboral de la actividad.
3. Percepción subjetiva de la salud.
SALUD MATERNOINFANTIL
1. Mortalidad infantil
2. Nacimientos según la edad de la madre
3. Nacimientos según el peso del recién nacido
4. Lactancia materna
5. Interrupción voluntaria del embarazo
6. Vacunación infantil
HÁBITOS Y ESTILOS DE VIDA RELACIONADOS CON LA SALUD
1. Consumo de tabaco
2. Consumo de alcohol
3. Consumo de otras drogas
4. Actividad física en tiempo libre
5. Obesidad
6. Dieta y alimentación
sólo dos, una relativa a la madre y otra al feto. En los casos de las muertes en las
que intervienen el juzgado, además del BED debe cumplimentarse por los juzga-
dos de instrucción otro cuestionario donde figuran las circunstancias externas
que produjeron las lesiones.
Esta estadística proporciona información sobre la mortalidad atendiendo a la
causa básica de la defunción, su distribución por sexo, edad, residencia y mes de
defunción. También ofrece indicadores que permiten realizar comparaciones
geográficas y medir la mortalidad prematura: tasas estandarizadas de mortalidad
y años potenciales de vida perdidos, a nivel de comunidad autónoma y grandes
grupos de causas de muerte.
Accidentes de trabajo
Se trata de una fuente de información que elabora el Ministerio de Empleo y
Seguridad Social. Esta estadística se elabora a partir de tres documentos:
— Parte de accidente de trabajo. Es un documento individual que debe cum-
plimentarse cuando el accidente ocasiona la ausencia del accidentado del
lugar de trabajo durante al menos un día, excluido el del accidente, y previa
baja médica. Contiene toda la información relacionada con el accidente,
tanto la referida al centro de trabajo y a la empresa a la que pertenece el
trabajador accidentado como la relativa a las características personales y
profesionales del propio trabajador y a las circunstancias y forma en que
ocurrió el accidente. Asimismo, distingue entre accidentes y recaídas, con
objeto de evitar dobles cómputos. Se cumplimenta por el empresario,
cuando el accidentado es un trabajador por cuenta ajena, o por el propio
trabajador, cuando éste es autónomo; en ambos casos, el documento es re-
mitido a la Entidad Gestora o Colaboradora con la que aquellos tengan
cubierta la protección de esta contingencia; dicha Entidad debe presentar el
citado documento ante la autoridad laboral competente de la provincia en
la que radica el centro de trabajo del trabajador accidentado, quien debe
remitir una copia a la Subdirección General de Estadísticas Sociales y
Laborales del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Puesto que el par-
te se cumplimenta cuando ocurre el accidente, no contiene información
sobre la duración de la baja y la causa del alta del trabajador por no cono-
cerse estas circunstancias en el momento de la ocurrencia del accidente.
— Relación de altas o fallecimientos de accidentados. En este documento
deben enumerarse todos los trabajadores accidentados que han causado
alta o han fallecido durante el mes de referencia; debe consignarse, para
cada trabajador, las fechas de baja y alta, la causa del alta y un conjunto de
identificadores que permitan efectuar la asociación entre los trabajadores
incorporados en los correspondientes partes de accidente y los que figuran
en las relaciones de altas, para poder asignarles a los primeros los datos re-
ferentes a jornadas no trabajadas y la causa del alta. Se cumplimenta men-
sualmente por la Entidad Gestora o Colaboradora y se remite directamen-
te a la Subdirección General de Estadísticas Sociales y Laborales.
— Relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja médica. Es un docu-
mento en el que se relacionan todos los trabajadores que han sufrido un
accidente de trabajo que no haya causado la baja médica. Debe consignar-
Promoción de la salud en la Comunidad
se, para cada trabajador, el sexo, la fecha del accidente y la forma como
ocurrió y, respecto al centro de trabajo, la actividad económica, además de
una serie de identificadores del trabajador, de la empresa y del centro de
trabajo. Es cumplimentado mensualmente por el empresario o trabajador
autónomo, según los casos, y enviado a la Entidad Gestora o Colaboradora,
quien lo presenta ante la autoridad laboral competente, la cual remite una
copia a la Subdirección General de Estadísticas Sociales y Laborales.
Una vez recibidos en dicha Unidad los tres documentos citados, se inicia el
proceso de elaboración de los resultados estadísticos.
Una de las fases de todo el proceso consiste en integrar la información que
figura en los partes de accidentes con la que se recoge en la relación de altas o
fallecimientos, tal como se ha indicado anteriormente. Con respecto a esta fase,
cabe señalar que, dado que un trabajador accidentado puede estar en situación de
baja por Incapacidad Temporal hasta 18 meses, a la fecha de cierre de la estadís-
tica hay un determinado número de procesos que no han finalizado y, por tanto,
no se ha recibido su notificación del alta; a ello debe añadirse los posibles errores
en los identificadores y/o la no comunicación de altas que sí se han producido.
Los datos de jornadas no trabajadas que se recogen en esta publicación son,
por tanto, una aproximación a las cifras reales, pues se componen de una parte
conocida, la referida a los partes cuya alta se ha comunicado y localizado, y de
otra estimada, la relativa a los partes que se han quedado sin «asociar».
Por lo que se refiere a las causas de alta, no se ha considerado oportuno efec-
tuar una imputación en los partes de accidentes cuya alta no figura en el fichero,
por lo que las tablas en las que figura esta variable incluyen una línea con el tex-
to «no consta alta», que se refiere a dicho tipo de partes.
Es de señalar que los datos de accidentes de trabajo que se ofrecen en esta
Publicación difieren ligeramente de los que se vienen ofreciendo en el Boletín
de Estadísticas Laborales (BEL), debido a que los datos de esta última publicación
proceden de la explotación de los documentos Resumen Estadístico de la
Siniestralidad Laboral (RESL) que elaboran mensualmente las autoridades labo-
rales con competencia en la materia. Los RESL se elaboran utilizando como
información de base la contenida en los documentos antes mencionados, Parte
de accidentes de trabajo y Relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja
médica, que se presentan mensualmente ante la autoridad laboral competente, si
bien, solo incluyen variables básicas y su período de referencia es el de presenta-
Epidemiología y sistemas de información
Accidentes de tráfico
La Dirección General de Tráfico (DGT) elabora y publica el Boletín Anual
de Accidentes de Circulación. La fuente de información es un cuestionario que
cumplimenta el agente correspondiente y que se envía a la Jefatura Provincial de
Tráfico. La DGT difunde esta información, incluyendo datos sobre:
— Tipo de accidente.
— Características de los conductores, y de las víctimas: edad y sexo.
— Víctimas: muertos y heridos.
— Características de los vehículos: turismo, camión, moto.
— Antigüedad de los vehículos.
— Características de la vía.
— Otras circunstancias del accidente.
Encuesta Nacional de Salud
Se trata de una aproximación al estado de salud de los ciudadanos a través de
encuestas. Desde 1987, el Ministerio de Sanidad viene realizando periódicamen-
te la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE) por entrevista. Durante las
cinco entregas del período 1987-2001 el organismo encargado de realizar el tra-
bajo de campo fue el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS); desde la en-
trega de 2003 el encargado es el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hasta el
año 2003 la encuesta constaba de dos cuestionarios: uno para adultos (16 años y
más) y otro para niños (de 0 a 15 años) que es contestado por la madre, el padre
o tutor. A partir de dicho año, la encuesta cuenta con uno más: el de hogar.
El método es entrevista personal en el domicilio del entrevistado y el trabajo
de campo se realiza por parte del INE. Los bloques de información que aborda
la ENS se refieren a estado de salud, medio ambiente, estilos de vida y prácticas
preventivas y utilización de servicios sanitarios. En la edición correspondiente al
2006 se incluyeron las novedades siguientes:
Promoción de la salud en la Comunidad
3. BIBLIOGRAFÍA
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Epidemiología y sistemas de información
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Capítulo 6
Investigación cualitativa en promoción de la salud
I. Introducción, reflexiones y claves teóricas
que consume, ya que al cambiar este hábito se pueden poner en entredicho las
preferencias, vivencias del placer, redes de relaciones sociales, formas de entender
el ocio; elementos que también forman parte de su capital de salud. Además, al
plantear este tipo de intervenciones puede que actuemos desde una óptica reduc-
cionista que no contemple el contexto y las condiciones de vida, así como la
inf luencia que tienen los aspectos económicos, el acceso a la educación y a los
recursos, las oportunidades de empleo, las condiciones de trabajo y las desigual-
dades y diferencias de género en las biografías concretas. Finalmente, y siguien-
do el ejemplo, todas estas dimensiones tienen también su traducción en la con-
formación de unos determinados hábitos y comportamientos alimentarios.
Es frecuente que las costumbres, los conocimientos, los hábitos, los deseos…,
en resumen, el capital cultural de la población, no sean considerados como base
sobre la que levantar el trabajo en Promoción y Educación para la Salud. Esta
actitud, en cierta forma, supone un ejercicio de negación y menosprecio del
otro, y conviene desvelar las relaciones de poder establecidas entre los códigos y
prácticas biomédico-científicas (con su carácter de «verdad») y los saberes y prác-
ticas populares. La Promoción y Educación para la Salud puede ser un instru-
mento positivo para el desarrollo de políticas y acciones que mejoren las condi-
ciones de vida de la ciudadanía y para que ésta tome conciencia, se movilice,
tome decisiones y acceda a recursos. Sin embargo, también puede ser utilizada
«perversamente» para extender ideologías de «culto a la salud», que se conviertan
en un mecanismo domesticador, con la función de expandir y socializar visiones
y respuestas medicalizadoras y sanitaristas sobre la existencia humana, la vida
cotidiana y los malestares.
Las acciones encaminadas a desarrollar la salud serán estériles o estarán diri-
gidas desde el paternalismo y el autoritarismo, si no se tiene en cuenta, que «todo
tipo de intervención sanitaria instaura una relación compleja y problemática con la cultura
de la persona, actuando sobre su orientación de valores, opiniones, comportamientos arrai-
gados en la vida cotidiana, interacciones sociales dentro de las cuales las personas experi-
mentan y definen las condiciones de su propio bienestar y malestar, de su existir como su-
jeto social» (Bartoli, 1989).
Una cuestión relacionada con la inclusión de los aspectos subjetivos es la di-
ferenciación que hace entre enfermedad (disease) y padecimiento (illness). La en-
fermedad encuentra su fundamento en el modelo biomédico occidental que
construye sus entidades, u objetos de estudio, a partir de la definición de estados
patológicos que entran o salen de las normas o parámetros establecidos. El con-
Investigación cualitativa en promoción de la salud. I. Introducción, reflexiones...
4. CARACTERÍSTICAS BÁSICAS
5. UTILIDADES
6. BIBLIOGRAFÍA
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Vallés, M.S.: Técnicas cualitativas de investigación social, Madrid, Síntesis, 2000.
Capítulo 7
Investigación cualitativa en promoción de la salud
II. El diseño y las técnicas en la investigación cualitativa
1
El «ir y venir» entre el trabajo de campo y el trabajo de mesa correspondería a cómo describir, traducir, explicar e
interpretar (Velasco y Díaz de Rada, 1997), previo al trabajo de campo aunque se prolongue durante éste (Hammersley y
Atkinson, 1994).
Promoción de la salud en la Comunidad
Otras tareas que deben ser consideradas son las relacionadas con el presupues-
to y el cronograma, para ordenar en el tiempo las actividades relevantes para el
desarrollo de la investigación. Esto está en función de las destrezas y competen-
cias, y por supuesto de la dedicación de las personas que pueden integrar el equi-
po de investigación.
Durante este ejercicio puede ser probable que se tome contacto con alguna
persona experta o clave que pueda brindar una información significativa sobre
las peculiaridades del escenario, las trabas en el acceso al trabajo de campo o so-
bre otras cuestiones que contribuyan a elaborar la planificación del estudio.
3. EL DISEÑO METODOLÓGICO
En esta fase habría que definir la población de estudio, los temas que van a
ser explorados en el estudio, las técnicas a emplear, junto con otros aspectos más
prácticos que conllevan la preparación del trabajo de campo.
Si previamente no nos hemos preguntado sobre las razones que nos han con-
ducido a adoptar una perspectiva cualitativa en este tipo de estudio, en este mo-
mento sería conveniente revisar su idoneidad para responder a nuestras pregun-
tas, a nuestros objetivos. Por ejemplo en un estudio que se quería realizar sobre
las necesidades en torno a la investigación oncológica, se quería hacer un abor-
daje cualitativo, aunque los objetivos del estudio iban dirigidos a recoger los te-
mas de mayor interés, y las preguntas a realizar a la población participante esta-
ban formuladas de una forma muy estructurada y cerrada; por ello, el
planteamiento fue proponer al grupo promotor del estudio que lo más conve-
niente, de acuerdo a sus intenciones, era utilizar un cuestionario o alguna técni-
ca de consenso. Habría que recordar que no existen unos temas o grupos de
población más idóneos para ser abordados con metodología cualitativa, sino que
la selección de cualquier método obedece a las preguntas que nos hagamos. Y si
éstas requieren una respuesta interpretativa y comprensiva, se responden con la
metodología cualitativa. Otro aspecto imprescindible para evaluar es si el equipo
investigador dispone de formación y experiencia en este campo o si se puede
contactar con profesionales expertos en este método.
2
La representatividad de las muestras cualitativas no radica en la cantidad de las mismas, sino en las posibles cons-
trucciones subjetivas (valores, creencias, motivaciones y otros elementos) de los sujetos.
Promoción de la salud en la Comunidad
En este punto convendría hacerse otro tipo de preguntas, que quizá ya hayan
sido respondidas por el equipo investigador al plantearse la idoneidad de la me-
todología cualitativa, que se dirigen a cuáles son las técnicas más convenientes
para responder a nuestros objetivos y a la población anteriormente descrita.
Este proceso conduce a establecer las diferencias entre las técnicas, los alcan-
ces, posibilidades y restricciones que tiene cada una de ellas y sobre todo dentro
de un tema concreto del que se dispone una determinada información, que se da
con unos sujetos concretos y en un contexto que va condicionar el uso y la elec-
ción de las técnicas (García-Ferrando, 2005).
Las técnicas cualitativas de investigación son un conjunto de procedimientos
de producción de la información, diferenciados de otro tipo de técnicas cuanti-
tativas como es la encuesta. En la investigación cualitativa se intenta evitar la
estandarización y la rigidez en los procesos de producción de los datos.
Las principales técnicas en el campo de promoción y educación para la sa-
lud son la entrevista y la observación.
La entrevista
Se trata de un dispositivo conversacional que pretende recoger versiones
acerca de las experiencias, opiniones o valores, sentimientos, conocimientos, etc.
con el fin de entender y comprender la significación y el sentido que pudieran
Promoción de la salud en la Comunidad
ción, que en muchas ocasiones dependen del diseño del estudio, las condicio-
nes del contexto, del tema a observar y de la experiencia de quien realiza la
observación.
El trabajo de observación se plasma en un cuaderno o diario de campo. Se
recomienda registrar lo observado lo más pronto y fielmente que sea posible e
interpretar lo observado según otras observaciones y del conocimiento previa-
mente dado. En esta tarea es muy importante distinguir entre la descripción y la
interpretación, que aunque en el mismo ejercicio de descripción ya hay una pri-
mera interpretación de la realidad, sin embargo, es necesario intentar registrar lo
sucedido no obviando ningún aspecto ni valorando ni atribuyéndole sentidos.
Una de las fortalezas de la observación es que nos puede advertir acerca de las
distancias, continuidades y cambios entre los discursos y las prácticas. Se puede
utilizar para conocer las formas de vida de un grupo, de una comunidad o de
una organización en un escenario (social). Por ejemplo, los estudios que contem-
plan la observación del funcionamiento de un servicio hospitalario como las
unidades de cuidados intensivos, la dinámica en un centro de salud de atención
primaria. Es muy útil ante problemas altamente complejos, cuando disponemos
de escaso conocimiento, o por el contrario, cuando son espacios tan normativi-
zados, que parece esperable lo que nos vayamos a encontrar (por ejemplo, grupos
de educación maternal, grupos de educación para la salud).
Técnicas grupales: basadas en la interacción de personas. Diferenciadas
por el grado de directividad y por la estructuración del guion (Pérez
Andrés, 2002).
El grupo focal es un término que se refiere a una reunión en grupo, cuida-
dosamente organizada, en la que se enfoca cualquier problema de interés, un
problema de salud o el uso de los servicios de salud (Prieto, 2002). Mediante un
guión previamente establecido se obtiene información de un grupo (de 7-10 par-
ticipantes, con características socioculturales o experiencias similares, evitando
relaciones excluyentes en la comunicación) sobre un tema. La persona que mo-
dera, mantiene la orientación de la sesión y permite que la gente hable de forma
espontánea y con libertad. Se produce una interacción, las y los participantes
escuchan la conversación del grupo y se sienten estimulados por las ideas y los
comentarios de los demás para intervenir.
También es utilizada en investigación cualitativa, la técnica del grupo de
discusión. En España su formulación teórica y metodológica se encuentra en
Investigación cualitativa en promoción de la salud. II. El diseño y las técnicas...
diferentes escritos (Ibáñez, 1992; Canales, 1994; Callejo, 2002). Las personas
participantes, entre 6 y 8, reconstruyen discursivamente el grupo social al que
pertenecen. La exigencia de características homogéneas de los participantes del
grupo facilita la participación, aunque tiene que equilibrarse con cierta diversi-
dad de perfiles de hablantes.
En cuanto a las ventajas de las técnicas grupales, comentar que las personas
son sujetos sociales que interactúan entre sí, están inf luidos por las aportaciones
de otros. Los grupos sitúan a las personas en situaciones naturales de la vida real.
Las inhibiciones a menudo se relajan en situaciones grupales, y al estimular el
interés en un tema común y escuchar a los demás, motiva a un aumento en la
espontaneidad de las y los participantes. El carácter abierto de la técnica permite,
a quien actué en el rol de moderador, explorar cambios inesperados del discurso
grupal que no es posible en contextos más estructurados.
Sin embargo, para el ejercicio de estos procedimientos es preciso controlar
una serie de aspectos. En primer lugar, la captación de los sujetos no es una tarea
fácil (disponibilidad y accesibilidad). En segundo lugar, la persona que modera
debe tener una preparación especial (moderador experto). Debido a la enorme
variación intergrupos (un grupo puede estar menos productivo o torpe y el si-
guiente, seleccionado con los mismos criterios puede ser muy enriquecedor), es
recomendable incluir en el estudio un número mínimo de grupos.
Se pueden utilizar diferentes técnicas simultáneamente, lo que puede servir
para aclarar o profundizar la información obtenida con otras técnicas.
4. EL TRABAJO DE CAMPO
otros, para llegar a determinados temas. Todo ello inf luye en que se acceda y se
construya la realidad y las teorías de una determinada forma.
5. LA TRANSCRIPCIÓN
Los datos de las entrevistas y las técnicas grupales han sido grabados y aho-
ra hay que proceder a su registro. Se puede entender que la transcripción es
una forma de traducción, un momento interpretativo, de reafirmación del ca-
rácter de construcción de la realidad que conlleva la investigación cualitativa.
Pues los datos se han dado en un determinado contexto, del cual se han extraí-
do en una grabación, y ahora deben ser pasados de la oralidad a la escritura
para su análisis.
El registro al igual que el resto de las etapas de la investigación implica tomar
decisiones sobre qué incluir, qué dejar fuera y por qué. Aunque la investigación
cualitativa tiene un carácter holístico, e intenta aprender toda la realidad, esta
tarea es imposible y siempre incluye pérdidas. El registro es una de las tareas en
las que esto se hace más visible ya que no se puede dar cuenta de todos los datos
no verbales que se dieron y acompañaron a los discursos expresados (gestos, pos-
turas, miradas), tampoco de la voz, la pronunciación, la entonación, el ritmo, las
exclamaciones. Al igual que las pausas, las continuas repeticiones, las frases inte-
rrumpidas y/o prolongadas, los suspiros, los silencios, los tics, las muletillas...
Aunque estos aspectos se intentan ref lejar mediante anotaciones, paréntesis, co-
millas u otros recursos, para disponer de un texto que recoja lo más fielmente
posible lo dicho y cómo fue dicho. Sin embargo, es preciso mantener el equili-
brio entre dejar constancia de todo ello y no llegar a embrollar la transcripción
hasta el punto de hacerla ilegible.
Para intentar minimizar estas pérdidas, se cuida que la calidad de la graba-
ción sea de la mayor calidad posible y a veces se toman notas después de realizar
por ejemplo la entrevista. Además en las técnicas grupales es especialmente im-
portante que haya registros de observación que permitan establecer quiénes ha-
blaron, a quién o quiénes, su ubicación en el espacio y otros detalles que puedan
completar los datos registrados en la grabación.
Aunque actualmente en muchas investigaciones la transcripción es realizada
por otra persona distinta a quién realizó la técnica, o se utilizan distintos pro-
gramas informáticos de reconocimiento de voz y conversión a textos. Eso no
Investigación cualitativa en promoción de la salud. II. El diseño y las técnicas...
7. LA
ELABORACIÓN DEL INFORME FINAL CON LOS RESULTADOS
DE LA INVESTIGACIÓN
so, ya que en el mismo se trata de dar cuenta no sólo de los hallazgos, sino tam-
bién de las condiciones en que se han obtenido. Segundo, que debe pensarse en
cómo pueden ser devueltos estos resultados a la población de estudio. Al igual
que los beneficios y riesgos que pueden producir estos resultados en la misma
tanto de orden teórico como práctico.
Toda investigación debe asumir unos principios éticos, que exijan al equipo
investigador pensar cómo el proyecto, desde su diseño, ejecución y análisis, pue-
de producir consecuencias o efectos negativos sobre la población que estudia,
tanto de orden teórico como práctico (Barrio-Cantalejo, 2006).
El equipo investigador en función de las personas, los contextos y los temas
de estudio debe pensar cuándo, quién y cómo es más conveniente presentar,
explicar, invitar a la participación y pedir permiso. Una condición para ello es
proporcionar una información clara, comprensible y adaptada sobre: los obje-
tivos del estudio, las condiciones de su participación, el equipo investigador, al
igual que algunos teléfonos o direcciones para aclarar dudas o solicitar más
información. Igualmente solicitar la autorización expresa para grabar la con-
versación.
Además creemos que habría que dar cuenta de los usos que se van a hacer de
los datos recogidos, si van a ser publicados, y cómo pueden aparecer en las publi-
caciones lo que han dicho, expresado, verbalizado los sujetos de estudio.
Otra condición para garantizar el respeto a la población, es revisar cuáles son
los lugares más adecuados para hacer el trabajo de campo, es decir, qué espacios
proporcionan a la población una mayor seguridad, tranquilidad y confianza para
la realización de las entrevistas y grupos.
El anonimato y la confidencialidad son asuntos que no se limitan simplemente a
ser expresados en el consentimiento, y a poner seudónimos sobre las personas parti-
cipantes. Exigen también velar por la información que las personas nos han transmi-
tido o que en ocasiones hemos observado acompañándoles en su cotidianidad. Pensar
en qué datos hay que desvelar y de qué manera, especialmente en contextos locales
donde las personas podrían ser identificadas. En este sentido, debemos entender el
consentimiento informado como un proceso, y no tanto como un acto puntual.
Investigación cualitativa en promoción de la salud. II. El diseño y las técnicas...
9. BIBLIOGRAFÍA
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cualitativa en salud: diseño y puesta en práctica. Aten Primaria 2000; 25(3):181-186.
Promoción de la salud en la Comunidad
10. RECURSOS
Revistas
— Forum Qualitative Social Research
— International Journal of Qualitative Methods
— Medical Anthropology Quarterly
— Qualitative Health Research
— Qualitative Inquiry
— Qualitative Research
Otros
— Red de recursos académicos en investigación cualitativa.
http://www.investigacioncualitativa.cl/
— Red de Investigación Cualitativa en Salud (REDICS).
Laboratorio de Investigación Cualitativa en Salud del grupo Index de
Enfermería.
Capítulo 8
Planificación en promoción de la salud
1. Planificación. Concepto
2. Modelo Precede-Proceed
2.1. Análisis social
2.2. Análisis epidemiológico
2.3. Análisis de conductas y entornos
2.4. Análisis educativo y organizacional
2.5. Análisis administrativo y de programas
3. Modelo Círculo de la Salud
3.1. Promover un concepto común de promoción de la salud
3.2. Identificar nexos, relaciones y contribuciones en promoción de la salud
3.3. Dirigir la planificación estratégica en promoción de la salud
4. Modelo Proceso de Mejora de la Salud de la Comunidad
4.1. Ciclo de Identificación y Priorización de Problemas
4.2. Ciclo de Análisis y Puesta en Marcha
5. Bibliografía
1. PLANIFICACIÓN. CONCEPTO
Este proceso pretende descubrir cuales son las necesidades que existen de sa-
lud, de servicios y de recursos, expresado en la forma de un diferencial entre lo
que existe y lo que se considera deseable. En este texto vamos a centrarnos en
estudiar en más profundidad tres modelos de planificación cuyo objetivo común
es ofrecer alternativas metodológicas para su aplicación en promoción de la salud.
2. MODELO PRECEDE-PROCEED
DISEÑO Y
PUESTA EN MARCHA CARACTERIZACIÓN IDENTIFICACIÓN
PROMOCIÓN
DE LA SALUD FACTORES CONDUCTAS
PREDISPONENTES Y ESTILOS
DE VIDA
PREVENCIÓN
EpS
AUTO-CUIDADO
CpS
FACTORES CALIDAD
DE REFUERZO SALUD DE VIDA
POLÍTICAS ENTORNO
REGULACIONES
ORGANIZACIÓN FACTORES
CAPACITANTES
2.1. Análisis social
El objetivo de esta etapa es conseguir que desde el principio exista una visión
compartida por todos los implicados, pero, de forma muy especial, por la comu-
nidad, del proceso de planificación. Para ello la comunidad debe valorar e iden-
tificar las percepciones de sus propias necesidades y aspiraciones de salud o cali-
dad de vida. Esto se debe lograr mediante la participación amplia de la sociedad
y aplicando mecanismos de identificación para aumentar el conocimiento de la
comunidad sobre dichos elementos en la comunidad.
El fundamento de este estudio para la medida de la calidad de vida se enmar-
ca en los más recientes desarrollos conceptuales sobre promoción de la salud,
calidad de vida, y salud comunitaria. Combina estas inf luencias con un abordaje
naturalista «a través de los ojos de» que intenta ir más allá las técnicas tradiciona-
les de los indicadores sociales hacia la evaluación de la calidad de vida de la co-
munidad. El resultado del estudio de calidad de vida en la comunidad debe ser
que los profesionales de salud pública y promoción de la salud lleguen a tener un
mejor conocimiento de las necesidades de las comunidades ofreciendo solucio-
nes a problemas sentidos como tales por las propias comunidades.
Promoción de la salud en la Comunidad
2.2. Análisis epidemiológico
• Género
• Cultura
— Valores: que serían la justificación de por qué queremos promover la
salud:
• Compartir: agrupar recursos para cubrir las necesidades de las personas.
• Cuidar: ayudar y apoyarse uno a otro.
• Balance: mirar a todas nuestras necesidades globalmente: física, mental,
emocional y espiritual.
• Justicia Social: trabajar para superar las barreras, como pobreza, analfa-
betismo, y racismo, que impiden a las personas participar en igualdad.
• Respeto: valorar a todas las personas y ambientes que compartimos.
• Elección: tomar nuestras propias decisiones sobre nuestras vidas y nues-
tro sistema sanitario.
El modelo del Círculo de la Salud de Prince Edward Island establece un marco
estructural que proporciona una imagen visual de lo que nos hace y mantiene sa-
nos. El anillo central representa lo que determina la salud, quien participa, y como
mantener y mejorar la salud. El centro y la base del marco estructural representan
los valores de la promoción de la salud, tanto individuales como de la sociedad. El
componente de los valores es el elemento clave de todo el marco estructural, esti-
mulando al usuario a tener en cuenta el balance entre los valores individuales y de
la sociedad. El marco estructural puede utilizarse en planificación de promoción
de la salud para planificar programas. Los profesionales sanitarios pueden utilizarlo
para ver como su trabajo se ajusta en el contexto del conjunto del sistema sanitario
y de la sociedad. Las personas y los grupos pueden utilizarlo para entender que les
hace y mantiene en salud. Los investigadores y evaluadores en promoción de la
salud pueden utilizarlo para interpretar sus resultados.
anillos pueden alinearse muy diversas interacciones dentro y entre los componen-
tes. El marco estructural puede ayudarte a entender la promoción de la salud
como un proceso realmente dinámico que incluye muchas personas y estrategias.
4. MODELO
DEL PROCESO DE MEJORA DE SALUD
DE LA COMUNIDAD
asuntos, pero debe determinar cuidadosamente que acciones llevar a cabo para
conseguir el mejor uso de sus recursos. Las comunidades deben también tener en
cuenta las implicaciones de no actuar en un determinado asunto.
Establecer Actividades de Control: Establecer mecanismos de segui-
miento y evaluación mediante la colaboración es una clave para la utilización de
la monitorización del desempeño en un proceso de mejora de la salud de la co-
munidad. Las instituciones deben estar dispuestas a aceptar su responsabilidad
con la comunidad al desarrollar actividades de las que se espera que contribuyan
a alcanzar los esperados resultados en salud. Debe existir una responsabilidad
colectiva entre todos los segmentos de la comunidad para contribuir a la mejora
en salud, pero cada institución debe aceptar su responsabilidad individual por
llevar a cabo aquellas tareas en relación con su capacidad.
Desarrollar un Conjunto de Indicadores del Desempeño: Se necesitan
indicadores del desempeño para ayudar a los implicados en la comunidad a mo-
nitorizar si la estrategia de mejora de la salud se ha puesto en marcha como se
pretendía o si está teniendo el impacto previsto. Estas medidas cuantitativas de-
ben aplicarse a organizaciones concretas de la comunidad que se han responsabi-
lizado por aspectos concretos de las actividades de mejora de la salud. Dado el
carácter multidimensional de la salud y puesto que diversos sectores de la comu-
nidad pueden estar implicados, es preciso desarrollar conjuntos de indicadores
que intenten evaluar el desempeño.
Poner en Marcha una Estrategia de Mejora: La puesta en marcha de es-
trategias e intervenciones de mejora de la salud requiere acciones por diversos
segmentos de la comunidad. La combinación concreta de actividades y partici-
pantes dependerá del asunto de salud que se trate y de la organización y recursos
de la comunidad. En la mayor parte de los casos, para estas actividades será preci-
sa la participación tanto de entidades públicas como privadas y a menudo de ins-
tituciones que tradicionalmente no se han visto como parte del sistema de salud.
Monitorizar Proceso y Resultados: Una vez que el programa de mejora
de la salud se ha puesto en marcha, la monitorización del desempeño se convier-
te en un elemento esencial. Hay que revisar regularmente la información que
proporcionen los indicadores de desempeño seleccionados y utilizarla para ofre-
cer información para acciones futuras. Al evaluar el progreso, es necesario valo-
rar si las agencias implicadas están desarrollando las acciones apropiadas y si se
han adoptado estrategias e intervenciones apropiadas. Hay que interpretar los
Planificación en promoción de la salud
FORMAR
PERFILES DE SALUD
COALICIÓN
CICLO DE IDENTIFICACIÓN
Y PRIORIZACIÓN DE PROBLEMAS
ASUNTOS CRÍTICOS
ASUNTOS DE SALUD
MONITORIZAR RECURSOS
CICLO DE ANÁLISIS
PUESTA ESTRATEGIAS
Y PUESTA EN MARCHA
EN MARCHA DE MEJORA
INDICADORES RESPONSABILIDADES
5. BIBLIOGRAFÍA
Green, L.W., Kreuter, M.W.: Health Promotion Planning. An Educational and Environmental
Approach. Mountain View, Ca: Mayfield Publishing Company, 1991.
Pineault, R., Daveluy, C.: La planificación sanitaria. Barcelona, SG-Masson, 1987.
The Primary Health Care Model Working Group. Comprehensive Model: A
Conceptual Model for Prince Edward Island. Charlottetown: Health and Community
Services Agency, 1995.
Capítulo 9
Evaluación de programas de salud
1. Evaluación
1.1. Concepto de evaluación
1.2. Objetivos de la evaluación
1.3. Retos de la evaluación
1.4. Tipos de evaluación
1.5. Eficacia, efectividad, eficiencia
2. Evaluación económica
3. Evaluación en promoción de la salud
4. Evaluación de necesidades
5. Nuevos
indicadores de resultados
5.1. Calidad de vida relacionada con la salud
5.2. Estado funcional
5.3. Satisfacción
6. Bibliografía
1. EVALUACION DE PROGRAMAS DE SALUD
Evaluación Diseño
del
programa
Ejecución
1.1. Concepto
1.4. Tipos de evaluación
2. EVALUACIÓN ECONÓMICA
Estos factores han hecho que se haya planteado un nuevo modelo teórico de
evaluación en promoción de la salud. Reconociendo las dificultades de la eva-
luación en promoción de la salud, Nutbeam propone la necesidad de diferenciar
los siguientes tipos de resultados (Nutbeam, 1998):
— Resultados Sociales y de Salud: Representan el punto final de las
intervenciones sanitarias. Se expresan en términos de resultados sociales,
como calidad de vida, estado funcional, equidad, o de salud, como mor-
talidad, morbilidad, incapacidad, o capacidad funcional.
Promoción de la salud en la Comunidad
En salud pública, el estudio que se considera como «patrón de oro» para de-
terminar la eficacia de una intervención es el ensayo clínico aleatorizado. Este
tipo de intervenciones, como podrá verse en el próximo capítulo, expone o no a
grupos de sujetos de forma controlada al factor cuya eficacia se está investigando.
Al realizar la asignación de forma aleatoria, se espera que tanto el grupo de ex-
posición como el de no exposición sean homogéneos. El problema en promo-
ción de la salud es que las intervenciones que se plantean son muy complejas,
incluyendo intervenciones sociales cuyos elementos mantienen relaciones entre
si que no son simples y directas. Los métodos de investigación y evaluación que
se planteen deben, por consiguiente, ref lejar dicha complejidad.
Las intervenciones en promoción de la salud se plantean para dar respuesta a
las necesidades y circunstancias de los individuos y de los diferentes grupos y
sectores de la sociedad, ofrecen múltiples abordajes, y se pretende que sean soste-
nibles a largo plazo. La evaluación de este tipo de estrategias mediante técnicas
convenciones en salud pública es muy complicada.
La epidemiología y los sistemas de información sanitaria pueden ser muy úti-
les para conocer si los programas alcanzan o no sus resultados, pero no nos van a
permitir identificar la percepción que tiene la población de dichos programas,
ni, si los resultados no son los esperados, los factores que han inf luido en el posi-
ble fracaso.
El desarrollo y aplicación de las técnicas cualitativas puede aportar una nueva
dimensión en la evaluación de programas de promoción de la salud, dando res-
puesta a los dos retos planteados más arriba. Este tipo de investigación permite
adentrarse en las experiencias personales, y en la relación existente entre las cir-
cunstancias ambientales y organizacionales y los cambios en los determinantes
de la salud. Estas técnicas son especialmente útiles para identificar por qué un
programa tiene éxito o ha fracasado. La investigación cualitativa puede realizar-
se con tanto rigor en su planificación y ejecución como los estudios epidemioló-
gicos.
Pretendemos, no obstante, ofrecer unas breves pinceladas de cómo puede
aplicarse la evaluación del impacto en la salud como una herramienta para el
desarrollo de políticas públicas y como una estrategia para la promoción de la
salud de la población. Para ello definiremos la Evaluación de Impacto en
Salud (Sandín, 2008) como una combinación de procedimientos y métodos que
permiten valorar una política o programa concreto por los efectos que pueden
Evaluación de programas de salud
4. EVALUACIÓN DE NECESIDADES
Real Optimo
La
La evaluación
evaluación de necesidades esesununmétodo
de necesidades método sistemático,
sistemático, objetivo
objetivo y válido
y válido de de
ajustar los servicios
ajustar de salud
los servicios de forma
de salud de efectiva, eficienteeficiente
forma efectiva, y equitativa, a las nece-
y equitativa, a las
sidades no satisfechas: describe y compara problemas de salud, identifica
necesidades no satisfechas: describe y compara problemas de salud, identifica des-
igualdades en salud
desigualdades y acceso,
en salud y determina
y acceso, prioridades.
y determina Se trata
prioridades. de un
Se trata de abordaje
un abordaje
queque
pretende combinar evidencia sobre el análisis de la situación de
pretende combinar evidencia sobre el análisis de la situación de partida y
partida y
evidencia sobre las alternativas existentes para resolver los problemas identifica-
evidencia sobre las alternativas existentes para resolver los problemas
dos. No se trata de un método que pretende, por tanto, medir las enfermedades.
La identificados.
evaluación deNonecesidades
se trata dedebeundemostrar
método que pretende,
las razones de por tanto, medir
las decisiones: se las
enfermedades.
deben La evaluación
proponer acciones de necesidades
y estrategias cuya eficaciadebe demostrar
se conozca las razones
(William, de las
1994).
decisiones: se deben proponer acciones y estrategias cuya eficacia se conozca
La evaluación de necesidades está, por tanto, estrechamente relacionada con
(William, 1994).
la evaluación de resultados, y es un elemento clave en el proceso de planifica-
ción. Si el objetivo final es mejorar la salud y la calidad de vida, es imprescindi-
bleLa
establecer sistemas
evaluación que permitan
de necesidades identificar
está, por tanto, losestrechamente
cambios positivos que se lo-
relacionada con la
gren. La orientación
evaluación hacia los
de resultados, y esresultados incorpora
un elemento clave en la elnecesidad de planificación.
proceso de priorizar y Si
conseguir el mejor
el objetivo finaluso
es posible
mejorardela
lossalud
recursos,
y lalocalidad
que implica evaluar
de vida, es su efectivi-
imprescindible
dadestablecer
y eficiencia. La visión es resolver problemas, no basta con identificarlos.
sistemas que permitan identificar los cambios positivos que se logren. La
Este
planteamiento implica que los problemas a resolver no deben ser los de los técni-
orientación hacia los resultados incorpora la necesidad de priorizar y conseguir el
cos o profesionales, deben ser aquellos que la comunidad y las personas identifi-
mejor uso posible de los recursos, lo que implica evaluar su efectividad y eficiencia.
quen como sus problemas. Es decir, la participación comunitaria es una pieza
clave evisión
La es resolver
indispensable problemas,
en este proceso.noLos
basta con yidentificarlos.
valores percepcionesEstede laplanteamiento
comuni-
dad son un elemento indispensable.
17
Evaluación de programas de salud
Para medir y estimar las CVRS se han diseñado muchos cuestionarios. Estos
cuestionarios podrían dividirse fundamentalmente en dos tipos:
— Medidas genéricas: Miden y valoran la CVRS en poblaciones generales.
— Específicas de enfermedad o dominio:
• Recogen cambios identificables e importantes para médicos o pacien-
tes de enfermedades concretas.
• Se detectan con una intervención eficaz.
• Relacionadas con una medida fisiológica bien establecida.
• Permiten comparar los resultados de intervenciones concretas en per-
sonas con características similares.
5.3. Satisfacción
6. BIBLIOGRAFÍA
Preámbulo
Objetivos de aprendizaje
1. El
enfoque de la Investigación-acción y la metodología del Marco Lógico en el dise-
ño de proyectos de Promoción de salud
1.1. ¿Qué es un proyecto de Promoción de salud?
1.2. El enfoque de la Investigación-acción en los proyectos de Promoción de la salud
1.3. ¿Cómo se planifican y gestionan los proyectos?
1.4. La metodología del Marco Lógico
2. Fase
de identificación
2.1. Análisis de involucrados (o de participación)
2.2. Análisis de problemas
2.3. Análisis de objetivos
2.4. Análisis de alternativas
3. Fase
de diseño o formulación
3.1. La matriz del Marco Lógico
3.1.1. Lógica de la intervención
3.1.2. Indicadores objetivamente verificables y fuentes de verificación
3.1.3. Supuestos
3.1.4. La doble lógica en la matriz
3.2. Programación de actividades
3.3. Programación de recursos
3.4. Seguimiento y transferencia del proyecto
3.5. Viabilidad y sostenibilidad del proyecto
3.6. Evaluación del proyecto
3.6.1. Evaluaciones según su contenido
3.6.2. Evaluaciones según el momento en que se realizan
3.6.3. Evaluaciones según su temática y objeto
4. Formato
de formulario del proyecto para la financiación
4.1. Antecedentes, contexto y justificación
4.2. Objetivos del proyecto (lógica de la intervención)
4.3. Descripción de los beneficiarios
4.4. Planificación, cronograma de actividades, seguimiento y evaluación propuesta
4.5. Factores de Viabilidad
4.6. Recursos y presupuesto
5. Conclusión
6. Bibliografía
Preámbulo
Objetivos de aprendizaje
1. EL
ENFOQUE DE LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN Y LA METODOLOGÍA
DEL MARCO LÓGICO EN EL DISEÑO DE PROYECTOS DE
PROMOCIÓN DE SALUD
REFLEXIÓN PLANIFICACIÓN
OBSERVACIÓN ACCIÓN
Figura 1. Etapas del proceso cíclico necesario para realizar Investigación-acción.
El proceso es f lexible e interactivo en todas las fases o pasos del ciclo (Latorre,
2007). En la espiral de la Investigación-acción, el equipo de investigación, junto
con los grupos con los que vamos a realizar el proyecto:
— Desarrolla un plan de acción informada críticamente para mejorar la
práctica actual. El plan debe ser f lexible, de modo que permita la adapta-
ción a efectos imprevistos.
— Actúa para implementar el plan, que debe ser deliberado y controlado.
— Observa la acción para recoger evidencias que permitan evaluarla. La
observación debe planificarse, y llevar un diario para registrar los propó-
sitos. El proceso de la acción y sus efectos deben observarse y controlarse
individual y/o colectivamente.
— Ref lexiona sobre la acción registrada durante la observación, mediante
la discusión entre los miembros del grupo. La ref lexión del grupo puede
conducir a la reconstrucción del significado de la situación social y pro-
veer la base para una nueva planificación y continuar otro ciclo.
La meta última de la Investigación-acción es conocer para transformar; siem-
pre se actúa en dirección a un fin o un «para qué», pero esta acción no se hace
«desde arriba» sino desde y con la base social (Bru, 2003). Dentro de este proce-
so secuencial «conocer-actuar-transformar», la investigación es tan sólo una par-
Promoción de la salud en la Comunidad
Programación
objetivos
n
N
ció
Ó ID
Eficiencia EN
l ua
I
UC
T Análisis de
Eva
alternativas
IF
EJE
IC
AC
Pertinencia
IÓ
N
Informes de Matriz de
seguimiento planificación
EJE
ÓN
FOR
LA O
Sistema de
EÑ
Programación de
CU
Eval
CI
información IS actividades
CI
D
MU
N
uac
U
Ó
Y RM
LA
C
i ón
Realización de IÓ
N FO Programación de
operaciones m recursos
si
ul
tán
ea
Factores de viabilidad
Plan de ejecución
Documento del proyecto
Financiación
Figura 2. Basada en Gómez Galán (1999). El ciclo de proyecto comprende una secuencia lógica que empieza
con una estrategia convenida (Programación), basada en la idea de una acción precisa (Identificación). Ésta a
continuación se formula (Diseño – Formulación), se busca o aprueba una financiación adecuada
(Financiación), se ejecuta (Ejecución y Seguimiento) y se evalúa (Evaluación) (Medarde, 2002).
Promoción de la salud en la Comunidad
Las 5 fases del Marco Lógico (integradas en las fases de planificación y ges-
tión del ciclo de un proyecto, antes de llegar a la financiación del mismo, ver
Figura 3) son las siguientes:
IDENTIFICACIÓN
1. El Análisis de Involucrados (o de participación).
Programación
2. El Análisis de Problemas
3. El Análisis de Objetivos Viabilidad Análisis de participación
Impacto Análisis de problemas
Generales, específicos y resultados io r
ter
4. El Análisis de Alternativas os
Análisis de
p
objetivos
n
N
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DISEÑO O FORMULACIÓN
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EN
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I
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T Análisis de
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C
alternativas
IF
EJE
5. La Matriz del Marco Lógico
IC
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Pertinencia
IÓ
Plan de actividades
N
Informes de Matriz de
Indicadores seguimiento
EJE
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Supuestos Sistema de
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Programación de
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Recursos N
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N FO
I
Realización de T Programación de
Costes operaciones m O recursos
si
ul
tán
Cronograma ea
Factores de viabilidad
Plan de ejecución
EVALUACIÓN Financiación
Figura 3. Fases del Marco Lógico integradas en la gestión del ciclo del proyecto
A continuación veremos las fases del Marco Lógico, adaptadas para el diseño
de un proyecto de intervención de Promoción de la salud. Tras ellas, presentare-
mos el formato del documento final que obtendremos tras dicho proceso, que
será necesario presentarlo a convocatorias de subvención, y conseguir así la fi-
nanciación para poder ejecutarlo.
2. FASE DE IDENTIFICACIÓN
c) Realizar el análisis situacional del contexto del proyecto. Este análisis se refiere
al estudio de los factores determinantes de salud (ambientales, económicos, so-
cioculturales, demográficos y políticos) de la comunidad específica en la que
vamos a intervenir, además de sus interrelaciones. El propósito de este análisis es
identificar las oportunidades y limitaciones de desarrollo del proyecto en el área
determinada y entender cuáles son y cuáles serán los posibles efectos de las acciones
de Promoción de salud en la población beneficiaria, en sus relaciones sociales y
en su medio ambiente (entendido este como su entorno vital). Por ejemplo, si
queremos mejorar la situación de salud de una empresa, deberemos aquí tomar
en cuenta otros factores, como por ejemplo el ambiente social, político e institu-
cional de la empresa que van a condicionar el desarrollo del proyecto.
Los factores del contexto socioeconómico integran un entorno en el cual las
personas interactúan a través de funciones y relaciones definidas por el género, la
edad, la pertenencia étnica, la clase socioeconómica, la religión, entre otras va-
riables. Estas funciones y relaciones son dinámicas y pueden cambiar con el
tiempo. Deberemos reconocer en que situación está ahora el problema de salud
que queremos mejorar con nuestra intervención y cuáles son los niveles que más
afectan a dicho problema (determinantes macro, intermedios o personales), lo
que nos servirá para centrar el análisis de involucrados que deberemos hacer des-
pués. Desde una perspectiva integral hay que prestar atención particular a la in-
teracción entre estos sistemas, que a su vez generan los factores determinantes de
salud de la población con la que vamos a trabajar.
Una vez tengamos claro que hay un impulso para el cambio que parte de
personas interesadas en participar en el proyecto, y que conocemos la naturaleza
del problema sobre el que queremos actuar y el contexto concreto donde se da el
problema, hay que comenzar con el primer paso del Marco Lógico, el análisis de
involucrados (también llamado análisis de participación).
Las partes interesadas son aquellas que, directa o indirectamente, son in-
f luenciadas y ejercen inf luencia sobre lo ocurre en el proyecto, es decir, las per-
sonas que se involucrarían cuando se planifique e implemente el proyecto. Estas
partes pueden ser individuos u organizaciones y pueden estar tanto a favor como
en contra del cambio. Las diferentes partes interesadas tienen diferentes oportu-
nidades de ejercer inf luencia sobre el proyecto, ya sea positiva, impulsándolo, o
negativa, obstaculizando parte del proceso. De manera general, se puede hacer
una distinción entre los agentes interesados primarios (los que se verán afectados
directamente, incluyendo los grupos beneficiarios), los secundarios (los que se
verán indirectamente afectados) y los clave (los agentes del cambio).
De manera más específica, las partes interesadas pueden dividirse en cuatro
grupos principales:
1. Los beneficiarios o grupo meta (por ejemplo, adolescentes).
2. Los que implementan el proyecto (por ejemplo, profesores de un centro
de Educación Secundaria).
3. Los que toman decisiones que afecta el proyecto (por ejemplo, el director
del centro de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y la Concejalía de
Juventud de la localidad x donde se encuentra dicho centro educativo).
4. Los que financian el proyecto (por ejemplo, el Ayuntamiento de la localidad x).
Al hablar de grupos de «agentes interesados» que pueden inf luir en la partici-
pación comunitaria que esperamos en nuestro proyecto, podemos dividirlos a su
vez en tres grupos: instituciones, servicios y tejido asociativo (PACAP, 2004).
➤➤
Diseño de Proyectos de Promoción de la Salud a través de la Metodología…
➤➤
• Los
problemas que perciben relacionados con el tema de salud a abordar,
así como sus causas y efectos.
• Los recursos y capacidades que tienen para la participación en el proyecto.
Las siguientes preguntas pueden ayudar ref lexionar sobre los agentes intere-
sados (FAO, 2002):
— ¿Quiénes son los agentes interesados que pueden inf luir y participar en el
proyecto?
— ¿Cuáles son sus intereses?
— ¿Cómo perciben el problema de salud que pretendemos abordar con el
proyecto?
— ¿Sus percepciones responden a intereses de grupo? ¿De qué modo difie-
ren o concuerdan?
— ¿Cómo plantean las propuestas de solución a al problema de salud? ¿Estas
propuestas responden a intereses relacionados con sus atributos de grupo?
— ¿Cómo plantean las soluciones para el corto, mediano y largo plazo?
— ¿Qué efectos políticos, económicos y sociales tendrán los cambios plan-
teados sobre los distintos grupos de agentes interesados?
— ¿De qué manera cada grupo de agentes interesados puede facilitar u obs-
taculizar el cambio planeado?
El estudio preliminar que se ha realizado anteriormente (respecto a la natura-
leza del problema así como el análisis situacional del contexto del proyecto) per-
mite tener una primera aproximación de la situación a resolver y una identifica-
ción inicial de los agentes interesados clave en los distintos niveles. Por
ejemplo, si las limitaciones existen sobre todo a nivel macro, el problema puede
ser abordado a través de los agentes interesados que se encuentran en ese nivel
(por ejemplo, en el caso de problemas de contaminación atmosférica, a nivel de
ayuntamiento). Por otro lado, dado que los agentes interesados del nivel interme-
dio operan tanto vertical como horizontalmente, ellos pueden contribuir a supe-
rar los obstáculos del nivel de campo y pueden servir de enlace entre la comuni-
dad y los formuladores de políticas (por ejemplo, el tejido asociativo). En el estudio
preliminar también se puede determinar si los problemas pueden ser resueltos por
los propios implementadores del proyecto o si se requiere asistencia externa (por
ejemplo, personal especializado en docencia, trabajadores sociales, etc.).
El análisis de las partes interesadas facilita:
• Identificar todas las personas, grupos e instituciones relevantes al proyecto
y a su entorno.
Diseño de Proyectos de Promoción de la Salud a través de la Metodología…
• Analizar
sus intereses relacionados con la realización del proyecto.
• Conocer su opinión sobre las causas y los efectos del problema que preten-
demos solventar con el proyecto.
• Poner
los cimientos para su inclusión o consideración en la planificación y
en el desarrollo del proyecto.
Una manera de realizar este análisis sería acordando reuniones con cada uno
de los grupos o representantes de los mismos, y a través de metodologías cualita-
tivas (entrevistas o grupos de discusión), técnicas de consenso o incluso cuestiona-
rios, recabar la información que nos interesa para el proyecto, así como los «com-
promisos» de participación en el mismo por parte de los diferentes grupos (toda
esta parte conlleva unos métodos y técnicas concretos, que son inabarcables en
este capítulo, pero que serían imprescindibles para su realización, por lo que reco-
mendamos ver capítulos 6 y 7 sobre Metodología Cualitativa para su diseño).
Tras el análisis de involucrados, deberíamos tener una tabla que recogiera la
siguiente información cada grupo:
Es decir, deberíamos saber, desde el punto de vista de todos los grupos que van a
influir o participar en el proyecto, cuáles son las causas del problema de salud que
queremos resolver con nuestra intervención, así como los efectos que dicho problema
produce. Además, deberemos conocer cuáles son sus intereses y actitudes referentes al
problema (necesidades, motivación, expectativas, temores, actitudes positivas, neutra-
les o negativas frente al cambio, prejuicios, tabúes…) así como su capacidad para par-
ticipar o influir en el proyecto (fortalezas y debilidades, conocimientos, habilidades,
comportamiento, compromiso, así como su poder e influencia como grupo). Una
vez tengamos esta información, podremos pasar al análisis de problemas.
Promoción de la salud en la Comunidad
2.2. Análisis de problemas
va avanzando hacia abajo, preguntándose por las causas de las causas, colocándo-
las en el diagrama como raíces más profundas.
Se recomienda una manera determinada para enunciar los problemas
(NORAD, 1993):
1. Identificando los problemas existentes en la actualidad (y no posibles pro-
blemas, imaginados o futuros).
2. Considerando que un problema no es la ausencia de una solución, sino un
estado negativo existente en la actualidad. Por ejemplo: No hay programa de
educación sobre drogas para los adolescentes (mal enunciado). Los adolescentes
no conocen las consecuencias a largo plazo en su salud del consumo de drogas
(correcto).
Este procedimiento hace posible que se visualicen claramente las causas del
problema principal y sus efectos, y encontrar cómo los diferentes elementos (ya
sean efectos o causas) están relacionados unos con otros (a través de líneas de
conexión).
Por ejemplo, en el caso que nos ocupa, tras hacer el análisis con todos los
involucrados, se establece que el problema central es el elevado consumo de
drogas en población adolescente de los centros de ESO de la localidad x don-
de vamos a trabajar. Algunos posibles efectos (ramas del árbol) son orgánicos
y psicológicos, distorsión familiar, absentismo escolar, etc. (se exponen solo
algunos). Como causas (raíces del árbol, que se determinan preguntando ¿por
qué se da ese elevado consumo de drogas?), se identificarían: efecto grupo en
la toma de decisiones de los adolescentes, fácil acceso en los centros de ocio
nocturno, desconocimiento de las consecuencias del consumo para la salud
(entre otras).
2.3. Análisis de objetivos
2.4. Análisis de alternativas
Indicadores
Lógica de la Fuentes de
objetivamente Supuestos
intervención verificación
verificables
Fuente indirecta: Registro de asistencia a planes de ocio alternativo la
Concejalía de Juventud de la localidad x.
— Fuente de verificación del indicador del resultado «Jóvenes formados en
el tema de drogadicción»:
Fuente directa: Informe de evaluación de los capacitadores que realizarán
los talleres de formación en los centros de ESO.
— Fuente de verificación del indicador del resultado «Programas de ocio
gratuitos ofertados en la localidad x»:
Fuente directa: Memoria de actividades de la Concejalía de Juventud de
la localidad x.
— Recursos y costes
as actividades no llevan ni indicadores ni medios de verificación, sino los
L
recursos y costes que van a suponer realizar esas actividades. Por ejemplo, si
una actividad es «taller de capacitación en análisis crítico», en la columna de
al lado aparecerá como recursos: capacitador, aula y material docente y en la
siguiente columna y al lado de cada recurso, su coste: x euros de sueldo del
capacitador, x euros el alquiler del aula y x euros en papelería, etc. Así debe
hacerse para cada una de las actividades programadas.
3.1.3. Supuestos
La última columna de la matriz incluye los supuestos. Los supuestos son fac-
tores importantes para el cumplimiento de las metas, pero fuera de la esfera de
acción del proyecto. Un proyecto no existe en un vacío social, político y econó-
mico. Para su éxito depende de normas, leyes, decretos, políticas, voluntad y
compromiso político, asignación de recursos, etc. Esto es lo que normalmente se
denomina como la situación institucional en un contexto concreto. No siempre
es posible que el grupo de proyecto ejerza inf luencia en esta situación y esto crea
supuestos para el proyecto. Esos supuestos pueden ser analizados mediante el
análisis de alternativas, a la hora de elegir el objetivo específico sobre el que in-
tervenir (ya que las prioridades de un proyecto deberían ser vistas en referencia a
los recursos, capacidades, límites, e intereses de los grupos que van a participar
en el proyecto). Es decir, algunos factores externos pueden derivarse de elemen-
Promoción de la salud en la Comunidad
Para finalizar con la matriz, debemos entender que la matriz de Marco lógi-
co tiene una doble lógica:
1. La primera, vertical, que nos muestra las relaciones causa efecto entre
nuestros objetivos de distinto nivel. Para cumplir el objetivo general, es necesa-
rio que se cumpla el objetivo específico de nuestro proyecto; para cumplir el
objetivo específico, es necesario que se produzcan los resultados. Para cumplir
con los resultados, es necesario realizar las actividades, y para ello es necesario
contar con los recursos.
Si empezamos desde abajo, leemos: es necesario realizar las actividades para
producir resultados, y así sucesivamente.
2. La segunda, horizontal, que nos muestra que no es suficiente cumplir con
las actividades para obtener los productos sino que además deben ocurrir los su-
puestos de nivel de actividad para contar entonces con las condiciones necesarias
Diseño de Proyectos de Promoción de la Salud a través de la Metodología…
Las actividades descritas en la matriz del Marco Lógico se tienen que perio-
dificar en plazos, es decir, se tienen que organizar en el tiempo, para poder esti-
mar la duración del proyecto. Esto se hace en una tabla como la que figura a
continuación (tabla 4). En el ejemplo queda ref lejado que ese proyecto tiene un
horizonte temporal de 2 años.
personas del equipo tendrán que desplazarse a esos centros para conocer la
manera en que se han abordado situaciones similares. Los costes de esta acti-
vidad serán por lo tanto «desplazamiento», «dietas» y «personal». A continua-
ción habrá que def inir a qué centros se va a acudir, por cuánto tiempo y
cuántas personas lo harán, de donde obtenemos el costo total de la actividad.
Aquí hay que tener en cuenta que no todas las partidas se obtienen de una
manera directa del análisis de las actividades. Hay que pensar, por ejemplo, en la
figura de la persona que asumirá la coordinación, o en las necesidades de oficina
y de gestión del proyecto. Estos son conceptos de gasto que no se asocian con
ninguna actividad en concreto sino que guardan relación con la ejecución gene-
ral del proyecto, y también habrá que incluirlos.
Además, otra cuestión de relevancia es considerar las condiciones que se
ponen en las convocatorias que regulan la concesión de proyectos. Estas condi-
ciones suelen variar entre convocatorias y se refieren por ejemplo al porcentaje
máximo que se puede destinar a personal, material inventariable o a gastos eje-
cución. Por ello, al realizar el presupuesto, habrá que ajustarse a las condiciones
concretas de la convocatoria a la que lo queramos presentar.
Y para poder acabar con el diseño del proyecto, sólo queda explicitar quién
va a realizar el seguimiento del proyecto y cómo van a participar las distintas
partes en esa actividad de seguimiento. Para ello, en el cronograma previamente
realizado, estudiaremos las actividades diseñadas y se irá determinando qué per-
sona, grupo o entidad va a ser responsable de la realización del seguimiento de
cada una de esas actividades (que podrá ser del equipo de investigación o de los
agentes involucrados en el proyecto).
Algunas funciones clave (BID, 1997) de un buen seguimiento son:
— Identificar problemas en el diseño y el plan de ejecución del proyecto.
— Establecer si el proyecto se está realizando conforme al plan.
— Examinar continuamente los supuestos del proyecto, determinando así el
riesgo de no cumplir con objetivos.
— Determinar la probabilidad de que se produzcan los resultados en la for-
ma planificada.
— Verificar si dichos resultados se traducirán en el logro del objetivo general.
Diseño de Proyectos de Promoción de la Salud a través de la Metodología…
De manera general, y para finalizar el diseño, hay que pensar en dos factores
centrales para el éxito del proyecto antes de ejecutarlo: la viabilidad y la sosteni-
bilidad. Para ello, es fundamental hacerse dos preguntas:
Promoción de la salud en la Comunidad
sar, en la fase del diseño, cómo se va a realizar. Por ello, y basándonos en do-
cumentos específicos del tema (CAD,2002; MAE, 2001) vamos a exponer
brevemente qué tipos de evaluaciones existen y se pueden realizar en un pro-
yecto de Promoción de salud (para ampliar, ver el capítulo 11 sobre Evaluación
de Programas de salud).
Aunque se realicen análisis de viabilidad en las diferentes fases del ciclo del pro-
yecto, su estudio no puede limitarse a la observación de los documentos producidos
en el proceso de la intervención, sino que, en la evaluación ex-post (a largo lazo), se
requerirá de nuevo recogida de datos en el contexto concreto de la intervención.
Sostenibilidad, sustentabilidad, viabilidad futura o durabilidad son otras de-
nominaciones que se utilizan de manera habitual para referirse a este concepto.
4. FORMATO
DE FORMULARIO DEL PROYECTO
PARA LA FINANCIACIÓN
Una vez que se ha realizado la fase de diseño del proyecto, llega la fase de for-
mulación, que consiste en redactar el proyecto y presentarlo en los formatos que
solicitan las diversas convocatorias de financiación para la ejecución del proyecto.
En dichas convocatorias, el formulario puede ser más o menos extenso y especí-
fico (BOJA, 2009), pero al ser un proyecto de intervención el que presentamos,
basándonos además en la metodología del Marco Lógico desde la perspectiva de
la investigación-acción, debemos incluir una serie de puntos comunes:
— Antecedentes, contexto y justificación.
Diseño de Proyectos de Promoción de la Salud a través de la Metodología…
— Lógica de la Intervención.
• Objetivo general, objetivo/s específico/s, resultados esperados.
• Indicadores y fuentes de verificación.
— Descripción de los beneficiarios.
— Cronograma de actividades, seguimiento y evaluación propuesta.
— Factores de viabilidad.
— Presupuesto.
el mismo con la metodología del Marco Lógico, podemos incluir los resultados
esperados y los indicadores y fuentes de verificación que se planificaron en la
matriz del Marco Lógico para que quede más completo y aparezca desde el prin-
cipio, antes de la ejecución, la idea del seguimiento y la evaluación (clave en los
proyectos de intervención).
5. CONCLUSIÓN
y ojalá para emprender una acción. Extraída del magnífico libro Aprender a mirar
la Salud. Cómo la desigualdad social daña nuestra salud de Joan Benach y Carles
Muntaner. «Contar las personas pobres o enfermas, mostrar detalladamente su
evolución y causas o hacer informes muy detallados que insistan en su reducción
no es suficiente. Ese conocimiento, en sí mismo, no comporta plantear estrate-
gias más eficientes, las acciones prioritarias o, en definitiva, solucionar los pro-
blemas. Las palabras, los datos, los informes, no toman decisiones. El conoci-
miento científico puede ayudar a revelar la desigualdad pero solo la acción social
puede reducirla.» (Benach, 2005).
6. BIBLIOGRAFÍA
OMS; 1998.
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO): Guía sectorial. «Gestión del Ciclo de Proyectos». Programa de Análisis
Socioeconómico y de Género. Roma: Servicio de Género y Desarrollo Dirección de
Género y Población Departamento de Desarrollo Sostenible; 2002.
Organización Panamericana de la Salud (OPS): «Salud de la población: Conceptos y
estrategias para políticas públicas saludables». La perspectiva canadiense. Washington,
D.C.: OPS; 2000.
Ortegón, E.; Pacheco, J.F.; Prieto, A.: Metodología del marco lógico para la planificación, el
seguimiento y la evaluación de proyectos y programas. Santiago de Chile: Naciones Unidas
(ILPES); 2005.
Programa de Actividades Comunitarias en Atención Primaria (PACAP): «¿Cómo
iniciar un proceso de intervención y participación comunitaria desde un centro de
salud?» De la reflexión a las primeras intervenciones. Madrid: Sociedad Española de
Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC); 2004.
Royal Society for Public Health (RSPH): Promoting health and well-being: reducing
inequalities. London: RSPH; 2009.
Zabala, A.; Arnau, L.: «La enseñanza de las competencias». Aula de Innovación Educativa
2007; (161): 40-46.
Ir Índice
Módulo 3
MÉTODOS EN PROMOCIÓN DE LA SALUD:
PREVENCIÓN Y ESTILOS DE VIDA
Capítulo 11. Educación para la salud. Pilar Nájera Morrondo, María del Carmen
Hernández Martínez
Capítulo 12. Comunicación para la salud. Marketing social. Antonio Sarría
Santamera
Capítulo 13. La participación social en salud y el empoderamiento. María
Rosa Munugarren Homar
MÓDULO 3
conducta, que conduzcan a la salud (Green, 1992). Esta definición plantea una
serie de características:
— Combinación: por lo tanto habla de complejidad de experiencias.
— Diseñada: excluye la educación espontánea, no planeada o incidental.
— Facilitar: implica la necesidad de ayudar, asistir, apoyar a la persona que
está en el proceso.
— Voluntaria: existe un límite entre educación y otras formas más manipu-
lativas de inf luir en la conducta, la educación para la salud exige la parti-
cipación voluntaria de la población.
— Conducta: el hecho de que la promoción de conductas y estilos de vida
saludables sea el objetivo de la educación para la salud, no excluye los re-
sultados intermedios en conocimientos, actitudes, valores y habilidades.
El término de educación para la salud incluye diversas actividades:
— Informar sobre la salud, la enfermedad, la incapacidad y las formas y me-
dios para mejorar y proteger la propia salud, incluyendo el uso eficaz de
los servicios sanitarios.
— Motivar para que las personas quieran modificar a estilos de vida más
saludables.
— Ayudar a la población a adquirir los conocimientos, valores, actitudes y
las habilidades para adoptar y mantener estilos de vida saludables.
— Propugnar los cambios en el medio ambiente físico y social que faciliten
condiciones y estilos de vida saludables.
— Contribuir a la formación, enseñanza y facilitación de los agentes de sa-
lud de la comunidad.
— Incrementar, mediante la investigación y evaluación, los conocimientos
acerca de la forma más efectiva de conseguir estilos de vida saludables.
Salleras señala que los objetivos de la educación para la salud serían (Salle
ras, 1990):
• Personas
enfermas: la participación activa del enfermo es fundamental en
la mayor parte de los tratamientos. Esto es especialmente cierto en el
caso de las enfermedades crónicas, como la diabetes, hipertensión, enfer-
medades cardiovasculares u osteomusculares. El paciente debe entender
y conocer la enfermedad, seguir las prescripciones del médico y adoptar
estilos de vida compatibles con su enfermedad. Es evidente que el proce-
so de promoción de la salud, tal y como lo expresábamos, de empodera-
miento del enfermo, es fundamental para conseguir que la educación
sanitaria alcance su mayor efectividad. El hospital, como los demás servi-
cios del sistema sanitario, es fuente de experiencias de salud y debe parti-
cipar activamente no solo como modelo paradigmático de la curación
tecnológica, sino que debe incorporar programas de educación para la
salud de los pacientes que ingresan.
• No sanitarios:
— Trabajador social.
— Profesionales de la enseñanza.
— Periodistas.
— Psicólogos.
— Pedagogos.
Ya hemos visto, por otra parte, que existe la posibilidad de que las propias
personas, bien en grupos organizados para ello (ayuda mutua), bien de forma
autodirigida (autocuidados), adquieran conocimientos que pueden ser muy im-
portantes para mejorar su salud y su calidad de vida.
carse tanto las experiencias escolares propiamente dichas como las extraescolares.
La apertura a la comunidad ofrece resultados enormemente positivos, permitien-
do que los alumnos amplíen el campo de ref lexión de los problemas de salud en
el contexto del medio ambiente en que se desarrolla su vida. En este sentido, la
interacción con el sector sanitario adquiere especial relevancia. Entre los méto-
dos que pueden emplearse en la escuela citaremos la enseñanza ocasional, la
clase, la discusión, las demostraciones, las exposiciones, excursiones, conferen-
cias y charlas, compañeros. Para el desarrollo satisfactorio de todas estas activida-
des un elemento que se incorpora es la necesidad de formación del profesorado
en educación para la salud.
4. BIBLIOGRAFÍA
Coffano, M.E., Galanti, M.R., Bottasso, F., Segnan, N., DeMichieli, V., Costa, G.:
Modelli in educazione sanitaria. Educazione Sanitaria e Promozione della Salute 1992;
15(2): 92-103.
Green, L.W.: Prevención y Educación Sanitaria en Salud Pública. Madrid: Interamericana;
1992.
Minkler, M.: Health education, health promotion and the open society: an historical perspective.
Health Educ Quarterly 1989;16(1):17-30.
Organización Mundial de la Salud: Informe de la Conferencia Internacional sobre Atención
Primaria de Salud Alma-Ata, URSS, 6-12 de septiembre de 1978. Ginebra: OMS; 1978.
Organización Mundial de la Salud: Glosario de promoción de la salud. Ginebra: OMS;
1998.
Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud: Recomendaciones
PAPPS 2012. Atención Primaria 2012;44 (supl. 1):1-99.
Rochon, A.: Educación para la salud. Guía práctica para realizar un proyecto. Barcelona:
Masson; 1996.
Salleras, L.: Educación Sanitaria: principios, métodos, aplicaciones. Madrid: Díaz de Santos;
1990.
US Preventive Service Task Force: Recommendations. Disponible en: http://www.uspre-
ventiveservicestaskforce.org/recommendations.htm
Capítulo 12
Comunicación para la salud.
Marketing social
1.1. Concepto
3. Uso
de investigación formativa en el diseño de productos y mensajes y las
pruebas preliminares de estos materiales.
4. Un análisis de los canales de distribución.
5. El
uso del plan de marketing, utilizando y combinando las características
del producto, precio, plaza y promoción, en la planificación y ejecución
de la intervención.
6. Un proceso de seguimiento del sistema con funciones tanto de integra-
ción y control.
7. Un proceso de gestión que implica funciones de análisis de problemas,
planificación, e implementación.
sus características peculiares. El cambio a cada uno de estos niveles afecta al resto
de los niveles. Por ejemplo, a medida que los individuos cambian su actitud res-
pecto a un determinado asunto, es más probable que hablen del mismo en sus
redes sociales (familia, amigos), lo que puede llevar a cambios en la opinión pú-
blica, y, finalmente, a modificaciones en las normas en el conjunto de la socie-
dad. Igualmente, cambios a un nivel más alto pueden tener una poderosa in-
f luencia hacia abajo. Este tipo de interacciones pueden tener un gran impacto a
largo plazo en campañas de comunicación comunitarias elaboradas para promo-
ver el cambio social.
1. Individuos: a nivel individual los objetivos de salud más importantes son
las conductas relacionadas con la salud y el estado de salud. Estos vienen deter-
minados por las actitudes, conocimientos, creencias, autoeficacia y habilidades
de las personas. Algunos de los objetivos de la comunicación para la salud dirigi-
da a individuos pueden ser:
— Llamar la atención sobre factores de riesgo, susceptibilidad personal, so-
luciones y problemas de salud.
— Incrementar el conocimiento de ideas o prácticas concretas y de servicios
y organizaciones.
— Cambiar (mantener) actitudes (aumentar las favorables, disminuir las no
favorables).
— Aumentar la motivación, el cambio sostenible y al autoeficacia para el
cambio.
— Aumentar la búsqueda de información y la percepción de apoyo social.
2. Redes sociales: las características de las redes sociales tienen un gran
impacto sobre la salud. Las campañas de promoción de la salud deben intentar
determinar el tipo y características de la información que circula por grupos so-
ciales concretos. Los líderes de opinión son puntos de entrada importantes para
la información en las redes sociales. Es importante identificar para que puedan
inf luir interpersonalmente sobre los otros miembros de la red social, amigos,
familia, empresa, para que se modifique la frecuencia y el contenido de las con-
versaciones sobre aspectos relacionados con la salud. A este nivel pueden plan-
tearse los siguientes objetivos:
— Incrementar el conocimiento y actitudes de los líderes de opinión.
— Incrementar la actividad de apoyo realizada por los líderes de opinión.
— Incrementar el número y naturaleza de las interacciones dentro de las
redes.
Comunicación para la salud. Marketing social
2. MARKETING SOCIAL
2.1. Concepto
3. BIBLIOGRAFÍA
Kotler, P.; Zaltman, G.: Social Marketing: An Approach to Planned Social Change. J. Mark
1971; 35(3):3-12.
Kotler, P.; Roberto, W. Lee; N.: Social Marketing: Improving the Quality of Life. 2.ª ed.
Thousand Oaks, CA: Sage Publications; 2002.
Organización Mundial de la Salud: Promoción de la Salud. Glosario. Madrid: Ministerio
de Sanidad y Consumo; 1998.
Capítulo 13
La participación social en salud y el empoderamiento
1. Participación
social en salud: La acción de la comunidad
1.1. La comunidad: concepto y definiciones
1.2. Salud comunitaria. Marco legislativo y estrategias de intervención
1.2.1. Ámbito internacional
1.2.2. Ámbito español
1.3. La participación comunitaria
1.4. Las asociaciones
1.5. Organizaciones no gubernamentales
1.6. Autoayuda/autocuidados y ayuda mutua
1.6.1. Autoayuda/autocuidados
1.6.2. Ayuda mutua
1.7. Los grupos de ayuda mutua
1.8. La participación del voluntariado
1.9. ¿Quiénes intervienen en los programas de salud?
1.9.1. Ejemplos de intervenciones comunitarias
1.9.2. Acción intersectorial: Coordinación y colaboración sociosanitaria
1.10. Conclusiones
2. Empoderamiento
2.1. Introducción
2.2. El empoderamiento como instrumento de la participación comunitaria
2.2.1. Empoderamiento: concepto y antecedentes
2.2.2. Poder y empoderamiento de las mujeres
2.2.3. El papel de los profesionales
3. Bibliografía
4. Páginas web
5. Legislación
OBJETIVOS
Este capítulo tiene como objetivo conocer como se desenvuelven las personas
afectadas por alguna enfermedad y que requiere, además de los servicios asisten-
ciales, otro tipo de servicios y recursos que nos pueden proporcionar los servi-
cios sociales o de la comunidad. Existen muchos afectados por enfermedades
crónicas, que las medicinas no les llegarán a curar, pero que el apoyo social y
comunitario, les pueden ayudar a minimizar su problema.
De ahí la necesidad de que los profesionales sociosanitarios conozcan los me-
dios que existen para llevar a cabo la promoción de la salud de la comunidad, a
través de la participación social en salud.
Los objetivos del tema son:
— Conocer el concepto de comunidad y su papel en el ámbito de la salud.
— Antecedentes y marco legislativo para desarrollar estrategias de interven-
ción en salud comunitaria.
— La participación comunitaria en salud, a través del apoyo informal y del
asociacionismo.
— Conocer los recursos existentes en la comunidad y el papel de los dife-
rentes protagonistas.
— La colaboración sociosanitaria.
— El empoderamiento.
1. PARTICIPACIÓN
SOCIAL EN SALUD: LA ACCIÓN
DE LA COMUNIDAD
1.1. La comunidad: concepto y definiciones
sentido del saber. Sin embargo, es indispensable empezar por delimitar el alcance
que le damos al concepto de comunidad.
Sin pretender elaborar una definición, vamos a describir la comunidad con-
siderando sus principales elementos. Cuando se habla de comunidad se alude,
fundamentalmente, a una unidad social. De ordinario aplicamos el término
comunidad para designar o referirnos a pequeñas unidades, como un barrio, una
aldea; pero al mismo tiempo lo empleamos para hablar de la comunidad nacio-
nal, la comunidad latinoamericana, la comunidad internacional. En todos los
casos aludimos a unidades sociales cuyos miembros participan de algún rasgo,
interés, elemento o función común: esas unidades sociales más o menos amplias,
para que sean consideradas como una comunidad, deben participar de algún ras-
go, interés o elemento común:
— Con conciencia de pertenencia: para formar parte de una comunidad
hay que tener conciencia de pertenecer a ella; no es indispensable –como
suele afirmarse– ser miembro activo. Es evidente que tenemos conciencia
de pertenencia a varias comunidades simultáneamente.
— Situados en una determinada área geográfica: toda comunidad ocupa
siempre un determinado territorio, aunque sea de forma transitoria como
en el caso de una población inmigrante o un grupo de gitanos, por poner
un ejemplo.
— En la cual la pluralidad de personas interacciona más intensamente
entre sí, por ejemplo: los miembros de un pueblo interaccionan más in-
tensamente entre sí, con respecto a los pobladores de otro pueblo, pero
los miembros de uno y otro interactúan más intensamente entre sí como
miembros de la comunidad provincia. Así podríamos ir hasta la interac-
ción que se da en la comunidad internacional.
De lo dicho podríamos establecer la siguiente noción de comunidad: uni-
dad social cuyos miembros participan de algún rasgo, interés, elemento o fun-
ción común, con conciencia de pertenencia, situados en una determinada área
geográfica en la cual la pluralidad de personas interacciona mas intensamente
entre si que en otro contexto.
Es evidente que esta noción es amplísima, pero a nuestro entender sólo así
puede ser aplicable igualmente a unidades tan distintas en características y exten-
sión, como una unidad religiosa que vive aislada en un convento, un barrio, un
municipio, la provincia, la nación o la comunidad internacional. Es decir, a to-
dos los niveles en que es aplicado de ordinario el término de comunidad.
La participación social en salud y el empoderamiento
tros educativos, los centros culturales y religiosos y los recursos de que se dispo-
nen en el Ayuntamiento, etc. (Marchioni, 1989).
1.2.2.
Ámbito español
Marco legislativo
En el artículo 9.2 de la Constitución Española de 1978 se menciona que:
«Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la liber-
tad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y
efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar
la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultu-
ral y social».
Otros artículos de la Constitución Española a considerar, son los artículos 21,
22 y 23 que se refieren se refieren a los derechos de reunión, asociación y parti-
cipación así como los artículos 34 sobre el derecho de fundación y el artículo 43,
sobre el derecho a la protección de la salud. Todos ellos se han ido desarrollando,
La participación social en salud y el empoderamiento
dad ha desarrollado a lo largo del tiempo. Los miembros de una comunidad ad-
quieren su identidad personal y social al compartir creencias, valores y normas
comunes que la comunidad ha desarrollado en el pasado y que pueden modifi-
carse en el futuro. Sus miembros tienen conciencia de su identidad como grupo
y comparten necesidades comunes y el compromiso de satisfacerlas. Por su parte,
la acción comunitaria para la salud se refiere a los esfuerzos colectivos de las co-
munidades para incrementar su control sobre los determinantes de la salud y en
consecuencia para mejorar la salud.
Actualmente, la salud pública está ligada al desarrollo comunitario, que sig-
nifica reducir las desigualdades en salud, mejorar la accesibilidad a los servicios,
crear ambientes saludables que permitan a la población, vivir en bienestar, pro-
mover e instaurar procesos de participación social en salud y desarrollar políticas
saludables.
fondos públicos. Los servicios que ofrece el Proyecto Hombre son: informa-
ción, orientación y prevención; programas terapéuticos; pisos de seguimien-
to para usuarios sin soporte familiar; terapia y apoyo familiar; asesoría jurí-
dica penal; programa cultural de ocio y tiempo libre; escuela de adultos;
orientación para el empleo; trabajo en el interior de centros penitenciarios
españoles; supervisión médica; publicaciones: Revista Proyecto Hombre.
1.6.1.
Autoayuda/autocuidados
Podría definirse autoayuda o ayuda mutua como un proceso por el que las
personas que comparten experiencias, situaciones o problemas comunes, pueden ofrecerse
una a otra una perspectiva única que aquellos que no comparten dichas experiencias no
pueden disponer. Los grupos de autoayuda y ayuda mutua funcionan para y por sus
miembros. Cualquier participación de profesionales se limita a labores de con-
sultoría o auxiliares, y se producen a petición de los miembros. Los grupos están
abiertos a todas las personas de la población general, ofreciendo ayuda gratis y
voluntaria.
1.6.2.
Ayuda mutua
PERSONA AUTOAYUDA
AUTOCUIDADOS
AYUDA MUTUA
La ayuda mutua se refiere a los esfuerzos que hacen las personas para co-
rregir sus problemas de salud colaborando unas con otras. Supone que todos se
ayudan unos a otros, se prestan mutuo apoyo emocional y comparten ideas, for-
mación y experiencia. Estas relaciones también contribuyen a fomentar la au-
toestima, tan necesaria para no caer en situaciones de depresión o ansiedad.
El concepto de ayuda mutua va más allá del de autoayuda, porque significa
que las personas se pueden ayudar mutuamente, con un sentimiento de recipro-
cidad. La reciprocidad plantea dos exigencias mínimas relacionadas entre sí: 1) la
gente debe ayudar a quien le ha ayudado y 2) la gente no debe perjudicar a quien
le ha ayudado.
Los movimientos sociales del siglo pasado, basados en la conciencia social
y solidaridad, que movilizaron la población reivindicando derechos ciudada-
nos, dan lugar a la aparición de grupos14con problemas sociales que llevan a la
depresión, marginación suicidios etc., y que necesitan ayuda, por lo que se
produce un fenómeno de desarrollo social importante, en los países desarro-
llados, son los grupos de ayuda mutua (self-help groups o mutual aid groups, en la
literatura anglosajona). Los equipos sanitarios no eran suficientes para ayudar
ni para reivindicar a la sociedad sus necesidades y aparecen uno de los grupos
pioneros: los grupos de Alcohólicos Anónimos, surgido a raíz de personas
afectadas que comenzaron a reunirse para intercambiar conocimientos, expe-
riencias y sentirse comprendidos por otras personas que pasaban por su misma
situación. Así se van reconociendo los factores sociales de la enfermedad. En
general se trata de un número reducido de personas que de forma voluntaria
Promoción de la salud en la Comunidad
Los cuidados en su forma más habitual y ordinaria son las acciones cotidianas
que cada persona realiza por sí misma, con el objetivo de mantener un funciona-
miento integral y autónomo, con independencia de la situación de salud en la
que se encuentre. Esta forma de entender los cuidados, con actividades cotidia-
nas, íntimas y personales se pueden considerar acciones de autocuidado. Los in-
dividuos con buenas relaciones sociales enferman menos, se recuperan mejor y
más rápidamente de los problemas de salud, y tienen una percepción más positi-
va de la misma.
PACIENTE
PACIENTE
APOYO INFORMAL
APOYO INFORMAL APOYO FORMAL REDESSOCIALES
REDES SOCIALES
Cuidadores
Cuidadores Institucional
APOYO SOCIAL Asociaciones
Asociaciones
Familiares
Familiares Áreas sociales
Institucional ONG
O.N.Gs
Amigos
Amigos Ayuntamientos Grupos
Grupos de de Ayuda
Ayuda Mutua
Mutua
Así van creciendo los GAM y se les reconoce socialmente, recibiendo apoyo
del Estado, además:
— Pretenden una concienciación social.
— Contribuyen a un cambio de actitudes, a través de la información.
— Se consigue que la población, en general, sea consciente de una serie de
problemas que le afectan o por los que puede sentirse afectada.
— Lo componen: afectados, amigos, familiares, voluntarios etc.
La participación social en salud y el empoderamiento
1.9.2.
Acción intersectorial: Coordinación y colaboración sociosanitaria
En los últimos años han surgido nuevas formas organizadas en el ámbito social
y sanitario, que refuerzan las redes informales más tradicionales (familia, vecinos
y amigos) y ayudan a los más necesitados. Estas redes de apoyo social organizado
se han ido extendiendo, sobre todo por los problemas que plantea la sociedad ac-
tual: familias desestructuradas, soledad, paro etc. El aumento de la esperanza de
vida, que conlleva la existencia de un mayor número de personas con enfermeda-
des crónicas, la mayor supervivencia de las personas afectadas por invalidez y
pérdida de autonomía, la falta de disponibilidad de las mujeres trabajadoras para
atender y cuidar a los niños y mayores, como se hacía tradicionalmente; todo ello
ha hecho que los servicios sociales y sanitarios enfoquen la ayuda a estos grupos
de población de la manera más coordinada posible y en mutua colaboración
(Maravall,1995). De ahí que la colaboración y coordinación sociosanitaria sea un
tema de actualidad, con vistas a un futuro cada vez más necesitado de estos servi-
cios dirigidos a la protección de la salud de todos los ciudadanos.
Así pues nos encontramos con un doble enfoque de atención a estos proble-
mas, por un lado es la aportación de las instituciones públicas y por otro lado el de
las instituciones u organizaciones privadas, que nos proporcionan diferentes re-
cursos: técnicos, materiales, económicos, profesionales etc. Destacamos las si-
guientes:
— Instituciones públicas:
• Nivel central:
- Ministerios con competencias sanitarias y sociales.
- Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO).
- Real Patronato sobre Discapacidad.
- Servicios de Atención al Usuario (SAU), situados en los hospitales.
• N
ivel autonómico, según cada Comunidad Autónoma: Consejería de
Sanidad y Consejería de Integración Social o Servicios Sociales.
La participación social en salud y el empoderamiento
• N
ivel local, ayuntamientos: Área de Salud y Consumo y Área de
Servicios Sociales.
— Instituciones privadas: Asociaciones (Asociación Española Contra el
Cáncer, Alcohólicos Anónimos, Asociación de Familiares de Enfermos
de Alzheimer, Mujeres, etc.); ONG (Cruz Roja, Cáritas, Médicos del
Mundo, etc.); Sociedades Científicas [Sociedad Española de Medicina
Familiar y Comunitaria, Sociedad Española de Geriatría y Gerontología,
Sociedad Española Interdisciplinaria del SIDA (SEISIDA), etc.];
Fundaciones privadas (Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción
(FAD); Fundación MAPFRE Medicina.; Fundación La Caixa, etc.)
1.10. Conclusiones
2. EL EMPODERAMIENTO
2.1. Introducción
Vivir en pobreza
Estar sin poder
Bajo en jerarquía
Alta demanda
Psicológica
Física Enfermedad
Bajo control
Percibido: Locus externo
Incapacidad Falta de control sobre el destino
Estrés crónico
Real: No toma decisiones
Falta de poder político
y económico
Empoderamiento (Empowerment)
Estrés crónico
Falta de apoyo social Empoderamiento psicológico
Falta de recursos Autoeficacia para actuar
Eficacia política
Motivación para actuar
Creer en la acción de grupo
Sentido de la comunidad
Aumento de la participación en: Pensamiento crítico
Toma de decisiones "Concienciación"
Actuaciones comunitarias
Aumento de la empatía
Los profesionales tanto sociales como sanitarios pueden poner los medios
para ayudar a la gente para que adquiera poder, tal es el caso de los Grupos de
Ayuda Mutua y las Asociaciones. Ellos tienen la capacidad de enseñarles los me-
dios donde acudir, cómo utilizar los recursos existentes, y enseñarles habilidades
parara conseguir mejorar su estado de salud. Según Labonte, para ayudar a la
organización de los individuos para mejorar sus condiciones de vida y a la toma
de conciencia social, se propone cuatro niveles de implicación de los profesiona-
les (Labonte, 1994):
La participación social en salud y el empoderamiento
1. Prestación
de servicios. Se trata de prodigar que sean lo más respetuo-
sos posible con las personas.
2. El desarrollo de pequeños grupos. El grupo se define como una reu-
nión de individuos, suficientemente reducido, para que se creen lazos de
unión y se forje un sentimiento de pertenencia. Poco importan las activi-
dades de este grupo, lo importante es crear esta comunidad, esta solidari-
dad, sin la cual no puede construirse una acción más estructurada. El pa-
pel del profesional es indicar esta reunión.
3.
La organización comunitaria. El profesional debe ayudar a las perso-
nas a organizarse para definir los problemas que conciernen a la comuni-
dad. Este es otro reto. Los profesionales se plantean las cuestiones de saber
con qué comunidades trabajar, qué relación deben tener en la acción (fa-
cilitador, promotor, etc.).
4.
La acción política y la creación de alianzas. Lo que está en juego, en
esta etapa, es nada menos que la lucha por la adquisición de nuevos dere-
chos reales, la aprobación de leyes, etc. Esto no es ya competencia de una
simple comunidad local sino de agrupaciones de comunidades de interés.
Los profesionales pueden intervenir proporcionando la información sobre
el funcionamiento de las instituciones y sobre la salud de las poblaciones.
Pero también pueden hacerse oír en la escena política (individualmente,
se entiende), pero también como miembros de una organización que esti-
ma su deber en denunciar los daños de cualquier política de salud. Así se
llega a la noción de «empoderamiento» de los profesionales.
3. BIBLIOGRAFÍA
Aguiló, E.; Bellver, A.; López, M., Lozano; M., Montaner; I., Reyes, C.: ¿Cómo iniciar
un proceso de intervención y participación comunitaria desde un Centro de Salud? De la
reflexión a las primeras intervenciones, Madrid, Sociedad Española de Medicina de
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Canals, J.: «Comunidad y redes sociales: de las metáforas a los conceptos operativos», Rev.
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Promoción de la salud en la Comunidad
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Internacional. Québec: Universidad de Montreal; 1998.
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Sanidad y Consumo; 1986.
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— Salud 21: Salud para todos en el siglo XXI. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo;
1999.
Organización Panamericana de la Salud: Promoción de la salud: Una antología.
Washington: OPS; 1996. Pub. científica 557.
Ortiz-Torres, B.: El empowerment como alternativa teórica para la Psicología de Comunidad en
América Latina. Conferencia revisada presentada en el Primer Congreso Iberoamericano
de Psicología. Madrid, España, julio de 1992.
La participación social en salud y el empoderamiento
5. LEGISLACIÓN
PILARES BÁSICOS
DE LA
EDUCACIÓN PARA
LA SALUD
Programas en el
desarrollo curricular Formación de los Elaboración de
y en la cartera de profesionales material didáctico
servicios
1.2.1. Concepto
La educación para la salud en las escuelas tiene una larga y variada trayectoria
en todos los países. Así también lo tienen las actividades asistenciales como los
exámenes médicos, dentales y de aspectos visuales y auditivos. Sin embargo, es
evidente la necesidad de un enfoque integral y estrategias más innovadoras, que
respondan a las nuevas dinámicas sociales, políticas y económicas e incluyan:
capacitación y actualización de los maestros; participación de los alumnos, los
padres y la comunidad; servicios de salud acordes a las necesidades reales de la
población escolar, promoción de hábitos saludables, alimentación nutritiva en los
comedores escolares; y el uso de metodologías educativas formales y no-formales
dirigidas a formar nuevas habilidades y destrezas, haciendo de la vida escolar una
oportunidad para el desarrollo humano, la paz y la equidad.
COMUNIDAD
EDUCATIVA
SERVICIOS ENTORNO
DE SALUD AMBIENTAL
Figura 2. Interacción entre los distintos agentes de la educación para la salud.
VALORES PILARES
Equidad Participación
Sostenibilidad Calidad educativa
Inclusión Evidencia
Empoderamiento y competencia de acción Escuelas y comunidades
Democracia Enfoque global de salud
Debe existir coherencia entre las políticas escolares y sus prácticas, que deben
ser plenamente conocidas y comprendidas por la comunidad educativa. Esto su-
pone un impacto en los procesos primarios de las escuelas: aprendizaje, comuni-
cación entre profesorado y alumnado, entorno de la escuela, participación activa
y relaciones entre familia y comunidad escolar.
ciones sociales, hábitos de actividad física, concepción de la vida, etc., así como
la inf luencia de la publicidad, compañía de amigos, etc. Por eso, el trabajo de
promoción de la salud en la universidad, no sólo se enfocará a adquirir nuevos
hábitos, sino a modificar alguno de ellos. De ahí la pertinencia de trabajar con
las actividades básicas de la vida, la adquisición de habilidades y la utilización
de los recursos existentes. Además el abanico de temas a tratar se amplía, ya
que se trata de personas adultas en las que directa o indirectamente les compe-
te conocimientos sobre: el cáncer, enfermedades cardiovasculares, consumo de
drogas, sedentarismo, etc. (Gallardo, 2010). Igualmente, «las universidades no
sólo deben integrarse en el contexto social en el que se encuentran, sino que
también tienen que contribuir a promocionar y potenciar los valores que fo-
mentan el bienestar, la autonomía y el completo desarrollo de la persona»
(Gallardo, 2010).
Si se tiene en cuenta que la población de la universidad es heterogénea:
profesorado, alumnos, personal no docente, veremos que la población diana
también es diferente aunque estén en un mismo recinto, así que tienen unas
necesidades de salud formativas diferentes, ligadas a las características de cada
puesto de trabajo.
UNIVERSIDAD COMUNIDAD
Instituciones públicas
Profesores, alumnos, y privadas.
personal de Asociaciones
administración y deportivas
servicios Asociaciones
juveniles, etc.
INSTITUCIONES
SANITARIAS Y
SOCIALES
Centros de Salud
Ayuntamientos
Centros sociales
b) Para
las estructuras autonómicas de Salud Pública.
— Estar vinculadas al menos a un proyecto de Universidad saludable y
apoyar sus objetivos.
— Compromiso de apoyar y participar activamente, designando un respon-
sable.
Actualmente, componen la REUS, las siguientes Universidades: Universidad
Pública de Navarra, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad de
Gerona, Universidad de Rovira i Virgili de Tarragona, Universidad Rey Juan
Carlos de Madrid, Universidad de Córdoba, Universidad de Sevilla, Universidad
de Cádiz, Universidad de Huelva, Universidad de La Rioja, Universidad de
Murcia, Universidad de Extremadura, etc.
3. CONCLUSIONES
4. BIBLIOGRAFÍA
Bustelo, M., Frenck Peck, A., Gallardo Pino, C., Gavidia Catalán, V., Munugarren
Homar, R. et al.: Informe de evaluación de la Red Europea de Escuelas Promotoras de
Salud (1995-1998). Madrid: Centro de Investigación y Documentación Educativa, 1999.
Carta de Edmonton para la Promoción de la Salud Publicada en la Guía para Universidades
Saludables y Otras Instituciones de Educación Superior. Santiago de Chile: Ministerio
de Salud de Chile, 2006.
Comisión de la Unión Europea. Organización Mundial de la Salud. Consejo de
Europa: Promoción de la salud de la juventud europea. La educación para la salud
en el ámbito educativo. Madrid: CIDE; 1995.
Comisión de la Unión Europea. Organización Mundial de la Salud. Consejo de
Europa: Promoción de la salud en los centros de educación secundaria de Europa.
Guía práctica. Madrid: CIDE, 1998.
Las escuelas y las universidades promotoras de salud
5. PÁGINAS WEB
1. ¿Cómo
surge la idea?
1.1. Orígenes y desarrollo inicial del movimiento de ciudades saludables
2. ¿Qué
es una ciudad saludable?
2.1. Bases conceptuales
2.2. Objetivos de un proyecto de ciudad saludable
3. ¿Para
qué sirve? Aplicaciones del proyecto de ciudades saludables
3.1. Etapas a desarrollar en un proyecto de ciudad saludable
3.2. Valor añadido de un proyecto de ciudad saludable
4. La salud a nivel municipal en el contexto español
5. Bibliografía
«En la época que nos ocupa (siglo XVIII) reinaba en las ciudades un hedor apenas
concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores
apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos
de rata; las cocinas a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apesta-
ban a polvo enmohecido; los dormitorios a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al
penetrante olor dulzón de los orinales.
...
Y como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque
París era la mayor ciudad de Francia.» (Süskind, 1986)
A pesar de que la relación entre hábitat y salud es tan antigua como la ciudad y
ya fue considerada en los escritos hipocráticos, en los últimos años, se ha comenza-
do a darle mayor importancia. Tanto por los cambios profundos que ha experi-
mentado el medio urbano a nivel mundial, como por los que se han producido en
relación a la conceptualización de la atención a la salud y sus determinantes.
En el inicio del siglo xxi, las condiciones en que se desarrolla la vida en las ciu-
dades, al menos en los países desarrollados, han variado notablemente en relación a
las existentes en otras épocas y que quedan reflejadas en el texto que antecede, pro-
cedente de la novela de P. Süskind El perfume. Por lo general, está garantizado el
abastecimiento de agua potable, la limpieza de las calles, la eliminación de aguas re-
siduales y la atención a los problemas individuales de salud. Sin embargo una ciudad
no sólo debe ofrecer un medio físico sano, sino también unas condiciones sociales y
económicas que favorezcan el desarrollo de las personas y de la propia ciudad.
Por otra parte, la generalización del derecho a la protección de la salud y la con-
cienciación de las personas sobre los factores que influyen sobre su salud y la calidad
de vida, ha determinado un incremento de las exigencias de la ciudadanía ante los
poderes públicos en relación a las actuaciones dirigidas a promover, mantener y res-
taurar la salud.
Promoción de la salud en la Comunidad
Ciudades
Fase Ejes de actuación
involucradas
Primera
35 Introducir nuevas formas de trabajo para la salud en las ciudades
(1987-92)
Segunda
39 Énfasis en políticas saludables y planificación sanitaria urbana
(1993-98)
Desigualdades en salud, pobreza y exclusión social como factores
Tercera
55 de riesgo
(1998-02)
Grupos vulnerables
Cuarta Envejecimiento saludable, Actividad física y prevención de obesidad.
No disponible
(2003-07) Evaluación del impacto sanitario del medio urbano
Salud y equidad en las políticas locales
Quinta
No disponible Diseño urbano saludable
(2008-13)
Estilos de vida y salud
Ciudades saludables
2.1. Bases conceptuales
Objetivos Estrategias
Objetivo 2. Reducción de desigualdades sociales y económicas por
Incrementar la equidad entre países medio de políticas, legislación…
Actuaciones sobre el medio físico, social y económico
Objetivo 4.
Cooperación entre servicios sociales, educativos y sani-
Mejorar la salud de los jóvenes
tarios
Objetivo 10.
Planes nacionales e intranacionales sobre medio
Lograr un medio ambiente más sano
ambiente y salud
y seguro
Objetivo 13. Mecanismos multisectoriales para lograr viviendas,
Crear escenarios para la salud escuelas, lugares de trabajo y ciudades más saludables
Fuente: WHO. The introduction to the Health for All Policy for the WHO European Region. Doc. EUR/RC48/9. Copenhague; 1998.
Elaboración propia.
Promoción de la salud en la Comunidad
Sana
y MEDIO
COMUNIDAD
Segura
AMBIENTE
SALUD
Equidad Sostenible
ECONOMÍA
Fuente: Hancock T. Health, human development and the community ecosystem: three ecological models.
Health Promotion International 1993; 8(1):41-47
En este sentido, tal como señala la Carta de Aalborg de 1994 de las ciudades
europeas hacia la sostenibilidad, la ciudad es, probablemente, el entorno en el
que las actividades dirigidas hacia la sostenibilidad pueden resultar más efectivas.
Entendida como estrategia de salud pública, el movimiento de ciudades salu-
dables puede considerarse, además, como una expresión del llamado marketing
social, dirigido a promover un cambio social orientado a lograr que el medio
urbano sea más saludable y permita más y mejores posibilidades de participación
y desarrollo de las personas (Tabla 3) (Chapman, 1994).
Ciudades saludables
• Aniversario • Manifestación
• Boicot • Novedad
• Denuncia • Organizaciones
• Genialidad • Solicitudes
• Hablar • Televisión
• Instancias • Utopía
• Juventud • Vehemencia
• Llamar la atención
Fuente: Chapman S, Lupton D. The Fight for Public Health. Londres: BMJ Books 1994: 129-161 (modificado).
Para ello, son necesarias actividades dirigidas a conseguir, entre otros, los si-
guientes objetivos operativos:
— Realización de diagnósticos de salud y adopción de planes que permitan
orientar las actividades de promoción de la salud a corto, medio y largo
plazo en las ciudades.
— Desarrollo de iniciativas y modelos de buena práctica en los que se plan-
teen y experimenten actividades orientadas a la promoción de la salud en
el medio urbano (cambios medioambientales, programas). En este senti-
do, la realización de actividades características del marketing social pue-
den servir de apoyo para incrementar la visibilidad de los problemas de
salud y la concienciación de políticos y la comunidad.
— Colaboración, divulgación e intercambio de ideas, experiencias y mode-
los de buena práctica entre ciudades.
— Evaluación de la efectividad de las iniciativas y actividades desarro-
lladas.
Los cinco principios que determinan la visión de lo que debe ser una ciudad
saludable y que fueron esbozados en la Conferencia de Zagreb sobre ciudades
saludables son los siguientes (WHO, 2009):
— Equidad: abordar las desigualdades en salud, y prestar atención a las nece-
sidades de las personas y grupos más vulnerables y en desventaja social,
asumiendo que el derecho a la salud es universal y sin distinción de sexo,
raza, creencias religiosas, orientación sexual, edad, discapacidad o cir-
cunstancias socioeconómicas.
— Participación y empoderamiento dirigidas a garantizar el derecho indivi-
dual y colectivo de las personas a participar en la toma de decisiones que
afectan a su salud, y bienestar.
— Trabajo cooperativo dirigido a fomentar alianzas estratégicas multisecto-
Ciudades saludables
3. ¿PARA
QUÉ SIRVE? APLICACIONES DEL PROYECTO
DE CIUDADES SALUDABLES
Cómo empezar:
Cómo organizarse:
Cómo actuar:
Uno de los ejes para realizar un proyecto con posibilidades reales de éxito
consiste en basarlo en un conocimiento detallado de la ciudad, para lo cual es
necesaria la realización de un análisis de los problemas de salud (Community health
profile) que proporcione una descripción de la salud de los ciudadanos y de los
factores que inf luyen sobre la misma. El conocimiento de los problemas de salud
es un instrumento de trabajo cuya finalidad es no sólo identificar problemas,
sino además proponer áreas de actuación y sugerir las actuaciones. Para ello debe
incluir información sobre estado de salud, estilos de vida, condiciones de la vi-
vienda, medio físico, infraestructuras, nivel socioeconómico, servicios sociales y
de salud pública y desigualdades en salud (Figura 3).
Ciudades saludables
Dado que se trata de un documento de trabajo que debe ser utilizado por
políticos, técnicos y ciudadanos y grupos de diferentes sectores y disciplinas debe
caracterizarse por:
— Sintetizar la información relevante sobre la salud de la ciudad.
— Identificar los problemas de salud de la ciudad y sus habitantes, así como
los factores que inf luyen sobre los mismos.
— Identificar áreas prioritarias de actuación.
— Establecer objetivos concretos.
— Identificar instituciones, agencias, organizaciones y grupos que realizan
actividades en relación con la salud.
— Estimular la toma de decisiones, el trabajo intersectorial, el debate y la
evaluación.
— Utilizar un lenguaje, al menos en su versión para la divulgación, que per-
mita su comprensión por personas sin formación específica en salud pú-
blica.
— Proporcionar un «horizonte» o visión del futuro deseado para la ciudad,
hacia el cual deben de dirigirse las actividades del proyecto.
Promoción de la salud en la Comunidad
escasos los municipios que han decidido adquirir un mayor nivel de compromiso
y tender a una interpretación amplia u holística de sus responsabilidades en ma-
teria de salud. Esta no es una característica peculiar española, sino que está bas-
tante extendida entre los países europeos. En este sentido, ironizando sobre la
dejación de los responsables municipales sobre la salud, la OMS llegaba a propo-
ner diez razones útiles para responsables políticos municipales por las cuales el
proyecto de ciudades saludables podría ser inadecuado para una ciudad (Tabla 5).
Tabla 5. Diez razones por las que el proyecto ciudades saludables no es apropiado para su ciudad
1. Vd.
cree que el desarrollo de la estrategia salud para todos es responsabilidad exclusiva
de los gobiernos nacionales.
2. Vd. cree que la salud es responsabilidad del personal sanitario.
3. Vd. siente que la estrategia de salud para todos y el problema del desarrollo sostenible
es palabrería e irrelevante en relación a sus necesidades.
4. Vd. cree en las organizaciones jerarquizadas de arriba a abajo.
5. Vd. siente que los expertos conocen mejor que nadie lo que es bueno para los ciudadanos.
6. Vd. siente que el proyecto Ciudades Saludables es un lujo que únicamente se pueden
permitir ciudades ricas.
7. Vd. piensa que la colaboración internacional es una pérdida de tiempo.
8. Vd. no quiere ser diferente.
9. Vd. cree que realizar proyectos a largo plazo no hará que sea reelegido.
10. Vd. está demasiado ocupado.
5. BIBLIOGRAFÍA
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Capítulo 16
Globalización y salud
1. Introducción
2. Repercusiones de la globalización sobre la salud
2.1. Tratados y organismos internacionales
2.2. Economía y desmantelamiento del estado del bienestar
2.3. Globalización del sector farmacéutico y de las tecnologías sanitarias
2.4. Impacto sobre los sistemas sanitarios
2.5. Migraciones de la población y los profesionales de la salud
2.6. ¿Salud para todos? ¿Es posible otra globalización?
3. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
El Estado del Bienestar hace referencia a las intervenciones del Estado dirigi-
das a mejorar el bienestar social y la calidad de vida de la población. Aunque la
práctica la mayoría de las intervenciones del Estado afecta de una manera u otra
al bienestar de sus ciudadanos y residentes, hay algunas que lo hacen de manera
más explícita y directa (3):
— Los servicios públicos: sanidad, educación, servicios de ayuda a las fami-
lias (escuelas de infancia, servicios domiciliarios para las personas ancia-
nas y con discapacidad, viviendas asistidas, centros de día, residencias de
ancianos), servicios sociales, vivienda social...
— Las transferencias sociales o transferencias de fondos públicos de un gru-
po social a otro (pensiones de vejez, de viudedad y de discapacidad, ayu-
das a las familias, prestaciones por desempleo...).
— Las intervenciones normativas encaminadas a proteger al ciudadano en
su condición de trabajador (salud e higiene laboral), consumidor (protec-
ción del consumidor) o residente (salud ambiental). En este tipo de inter-
venciones el Estado, por lo general, no financia o provee servicios sino
que dicta normas y sanciones para forzar y garantizar su cumplimiento.
— Las intervenciones públicas encaminadas a producir puestos de trabajo,
estableciendo las condiciones favorables para que el sector privado los
produzca y cuando tal sector no cree suficientes buenos puestos de traba-
jo, se estimule y facilite la producción de puestos de trabajo en el sector
público.
Promoción de la salud en la Comunidad
España (Navarro, 2004), la persona que tiene más enfermedades debidas al estrés
es la mujer de 35 a 55 años, ya que cubre las grandes insuficiencias del estado del
bienestar (cuida a los niños, a los adolescentes y jóvenes que viven en casa hasta
que tienen treinta años como promedio, a los ancianos y personas con discapaci-
dades y, además, un 42% trabaja también en el mercado de trabajo). Como con-
secuencia de ello, entre las mujeres que cuidan a personas dependientes, el 32%
están deprimidas, el 30% tienen la salud deteriorada, el 45% dejan de tener vaca-
ciones, el 40% han dejado de frecuentar amistades y un largo etcétera de sufri-
miento y dolor humano.
Otro fenómeno característico de este devenir del estado del bienestar, es que
la atención social y sanitaria en zonas urbanas socialmente deprimidas se ha de-
jado en manos del sector cívico, voluntario, altruista. El resultado es una ex-
traordinaria precariedad o progresiva empresarización de asociaciones y ONG,
con pérdida de independencia frente a las administraciones que reparten las sub-
venciones (del As, 2005).
Desde los años 50 existe un debate abierto en Salud Pública sobre cuál ha
sido la contribución real del desarrollo tecnológico y sanitario en la mejora de la
salud de las poblaciones, que comenzó entre otros con una serie de textos en los
que McKeown defendía que el crecimiento de la población en el mundo indus-
trializado a partir de finales del siglo xviii no se debió a los avances en el campo
de la medicina o la salud pública, sino a las mejoras en los estándares de vida,
especialmente en el estado nutricional, debido a las mejoras económicas genera-
les. Las teorías de McKeown han sido ampliamente criticadas con posterioridad
(Colgrove, 2002), entre otros por aquellos que defienden que no sólo el creci-
miento económico, sino las políticas simultáneas de redistribución social acom-
pañantes, han sido responsables de dicho crecimiento (Szreter, 2002).
En este debate, un sector de la economía de la salud plantea que la relación
entre los recursos empleados para mejorar el estado de salud (incluyendo tecno-
logías sanitarias, medidas de salud pública, mejora de los hábitos de vida y otras)
y los resultados obtenidos con esos recursos (mejora de la supervivencia y de la
calidad de vida) depende del nivel de desarrollo del país en que se emplean (Rey,
2005). Esa relación sigue una curva de pendiente inicial inclinada (con pocos
recursos se obtienen mejoras importantes en el estado de salud), que, por el con-
Promoción de la salud en la Comunidad
«En el mundo del medicamento se dan situaciones paradójicas que lo hacen peculiar
desde su inicio: la investigación, el desarrollo y la promoción están en manos de la indus-
tria farmacéutica; la autorización, la prescripción y la financiación dependen fundamen-
talmente de las administraciones públicas y de las agencias reguladoras, de la decisión de
sus políticos, de sus funcionarios y de sus profesionales. Y con los datos económicos dis-
ponibles es evidente que algo no funciona en esta necesaria coordinación de intereses. El
abuso de unos y la pasividad de otros favorece este desequilibrio y pone en evidencia la
necesidad de una reforma y el mayor protagonismo de los gobiernos que deben admi-
nistrar los presupuestos públicos» (Girona, 2005).
Las políticas neoliberales han tenido un impacto muy serio sobre los sistemas
sanitarios de todo el mundo, pero este ha sido distinto según el modelo sanitario,
porque lo que sí que ha caracterizado esta ofensiva neoliberal generalizada es su
gran capacidad para «pegarse al terreno» y proponer medidas, dentro de una mis-
ma orientación, pero diferentes en cada país y en cada modelo de sistema sanita-
rio. Se harán algunos comentarios generales de la evolución a escala mundial y
otros más específicos del caso español.
Como es conocido existen tres modelos de sistemas sanitarios básicos, el libe-
ral cuyo paradigma es EEUU en el que se asume que el acceso de las personas al
sistema sanitario viene mediado por su capacidad para pagar la asistencia (bien en
el momento del uso, bien contratando un seguro privado); el de seguridad social,
también conocido como bismarkiano porque empezó su andadura en la Alemania
de Bismark, que se fundamenta en que las personas que trabajan por cuenta ajena
tienen un seguro obligatorio que es generalmente gestionado por el Estado o por
empresarios y trabajadores, y el modelo de Servicio Nacional de Salud (SNS) o
Beveridge (iniciado en el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial) en el
que el derecho a la atención sanitaria esta unido a la ciudadanía y el sistema se
financia con impuestos. Las dos tablas 1 y 2 señalan, de manera esquemática, las
características, diferencias y problemas principales de los tres modelos de siste-
mas sanitarios:
Servicio Nacional
Liberal Seguridad social
de Salud
Cobertura Capacidad de pago Asegurados Universal
Privada
Financiación Seguro obligatorio Impuestos
Seguros
Provisión Privada Pública y/o privada Pública
Objetivo Asistencial Asistencial Salud
Pago usuarios Todo Copagos generales No o copago limitado
Globalización y salud
En realidad los sistemas sanitarios de los países concretos son una mezcla de
estos modelos, de manera que no existen sistemas «puros». Por señalar sólo algu-
nos casos, en EEUU existen tres mecanismos de cobertura pública (Medicare,
Medicaid y la administración de veteranos), y tras la reforma Obama parece que
se avanza mas hacia un modelo de Seguridad Social. En general en los sistemas
liberales hay un subsistema de beneficencia que atiende a los más pobres con una
calidad muy baja (instituciones religiosas, ONG, etc.). En Centroeuropa con
Francia y el Benelux, el modelo de seguridad social ha acabado por cubrir a
prácticamente la totalidad de la población (integrando a los pobres y a los autó-
nomos), y en España que tiene un sistema sanitario tipo SNS existe la cobertura
diferenciada de los funcionarios (MUFACE, etc.), y alrededor de un 1% de la
población sin cobertura. Es decir, los sistemas sanitarios son el resultado de una
historia y una relación de fuerzas concreta de cada país lo que produce muchas
diferencias concretas (Sánchez Bayle, 2009).
¿Qué ha sucedido en los últimos años? En todos los casos se ha avanzado ha-
cía un mayor protagonismo del mercado y de las relaciones de compraventa y
provisión privada de los servicios. En los modelos liberales, predominantes en
África, Asia, y EEUU se ha incrementado la desregulación y se han favorecido
sistemas cada vez más desiguales, y en general un incremento de los costes que
ha marginado a sectores crecientes de la población, a pesar de un incremento
sustancial de los costes (es el caso de EEUU y el motivo de la reforma sanitaria
de Obama). En los países con sistemas de seguridad social se ha fomentado bien
una disminución de la cobertura, bien una mayor desigualdad en el acceso me-
diante la instauración de mayores tasas o copagos para el acceso a los servicios
sanitarios, que ha sido la opción mayoritaria en Europa (Alemania, Austria, etc.).
En otros países del mundo (Latinoamérica) el resultado se ha concretado en una
paralización de la extensión del modelo de seguridad social o en un empobreci-
miento de sus prestaciones.
Promoción de la salud en la Comunidad
Por fin en los países con SNS el camino ha sido mas sinuoso y se ha comenza-
do, siguiendo el modelo británico de la Sra. Thatcher, con la separación de finan-
ciación y provisión (en realidad una pura ficción para crear pseudomercados públi-
cos) para después fragmentar la red sanitaria pública en multitud de empresas con
personalidad jurídica propia (trust, fundaciones, etc.), luego dando protagonismo
al sector privado en centros semiprivados (las iniciativas de financiación privada) y
después cediendo a las empresas privadas directamente la provisión sanitaria (las
concesiones administrativas: el modelo Alzira). Este proceso se ha seguido casi con
el mismo guión en Reino Unido, España, Suecia, Australia, Nueva Zelanda, etc.,
en todos los sitios con parecidos resultados: disminución de los recursos del sistema
sanitario (camas, profesionales, etc.), aumento de la presencia del sector privado y
de sus beneficios, empeoramiento de las prestaciones (listas de espera, etc.) e incre-
mento de las desigualdades en salud (Sánchez Bayle, 2009; Sánchez Bayle, 2010).
Un caso especial son los países del antiguo bloque soviético, donde tras el
desmantelamiento de los servicios sanitarios públicos con cobertura universal se
han implantado débiles sistemas de seguridad social con cobertura reducida y
tasas elevadas a la hora del acceso, con el resultado de un retroceso significativo
en todos los indicadores de salud, incluyendo los más robustos (esperanza de
vida, etc.) ( Sánchez Bayle, 2009).
ese país para formar a más médicos, si esa persona participaba en programas de
formación (McIntosh, 2007).
La contratación de trabajadores sanitarios procedentes de países en desarrollo es
un asunto ético serio. No parece apropiado que países relativamente ricos hagan
frente a la escasez de sus propios déficits y la mala distribución de los recursos hu-
manos de salud, apoyándose en la inmigración de profesionales de la salud de los
países en desarrollo. Una mejor planificación a todos los niveles puede ayudar a
reducir la tendencia a mirar a las naciones en desarrollo en busca de recursos hu-
manos, ya que la escasez y mala distribución de los profesionales en los países occi-
dentales son, en su mayoría, el resultado de decisiones políticas tomadas en el pasa-
do, a menudo sin la debida consideración de los efectos indirectos o no deseados.
Los países desarrollados que realicen contrataciones externas han de hacerlo si-
guiendo procedimientos justos, transparentes, que tengan en cuenta la reciprocidad
de las prestaciones y los beneficios, y conformes a los principios de la justicia global
y la autonomía personal. La justicia global se refiere al reconocimiento de la obliga-
ción moral que tienen los países desarrollados hacia los países en desarrollo en ayu-
darles a lograr autosuficiencia de su fuerza laboral, en el mantenimiento de las ins-
tituciones educativas, y en proporcionar una calidad de la atención. Por lo tanto la
contratación ética requiere un enfoque global de sistemas que vincule las activida-
des de contratación de un país a los servicios de salud del otro (McIntosh, 2007).
Los intercambios y la oferta de oportunidades de formación en los países en
desarrollo pueden mitigar parte del impacto de la emigración, pero también tie-
nen riesgos. La apertura de espacios de formación en las universidades canadien-
ses para capacitar a médicos y enfermeras de los países en desarrollo con la ex-
pectativa de que posteriormente volvieran a sus países de origen no siempre
funciona según lo previsto. A menudo estas personas deciden que quieren per-
manecer en el país de acogida para trabajar, y muchos de los que regresan en-
cuentran que su formación es inadecuada para la práctica de la atención sanitaria
en un país en desarrollo con recursos limitados en términos de medicamentos,
tecnologías y técnicas de diagnóstico.
En general internacionalmente se acepta que el reclutamiento activo de pro-
fesionales por parte de los países occidentales no es ético. Sin embargo, hay voces
que plantean que en realidad todo reclutamiento es al menos en parte activo (por
ejemplo facilitar los permisos de trabajo, publicidad encubierta de empresas pri-
vadas en los países de origen
). Otra cuestión que se podría plantear es si hay
Promoción de la salud en la Comunidad
3. BIBLIOGRAFÍA
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Promoción de la salud en la Comunidad
1. Antecedentes
2. La
evidencia acerca de las desigualdades socioeconómicas en salud
2.1. Relevancia actual de las desigualdades socioeconómicas en salud
2.2. Las medidas de posición socioeconómica
2.3. Explicaciones de la relación entre la posición socioeconómica y la salud
3. Consideraciones en torno a las explicaciones de las desigualdades socioeconómicas en
salud
3.1. La limitación de los marcos conceptuales generales
3.2. El cómo y el porqué en las desigualdades socioeconómicas en salud
4. Cómo
abordar las desigualdades socioeconómicas en salud
4.1. Incertidumbres éticas
4.2. Incertidumbre en torno a los objetivos perseguidos
4.3. Incertidumbre en torno a las medidas usadas en la evaluación de intervenciones
4.4. Limitaciones del conocimiento disponible para la intervención
4.5. La necesidad de acudir a otras fuentes de evidencia
4.6. Experiencias de los estudios internacionales
4.7. Experiencias acerca de los factores de riesgo para la salud
4.8. Accesibilidad a la atención sanitaria
4.9. Posibles alternativas de intervención
5. Apéndice: Los determinantes sociales de la salud
6. Bibliografía
1. ANTECEDENTES
países, confirmaron la sospecha de que la solución a una gran parte de los pro-
blemas de salud estaba fuera del sistema de asistencia sanitaria y eliminaron la
creencia de que las desigualdades socioeconómicas en el riesgo de enfermar y
de morir pudieran ser reducidas de manera significativa por el sistema sanita-
rio. El acceso universal al sistema sanitario en los países desarrollados ha con-
seguido aminorar las consecuencias de las enfermedades en toda la población,
pero lógicamente puede hacer poco por evitar la aparición de muchos proble-
mas de salud.
2. LA
EVIDENCIA ACERCA DE LAS DESIGUALDADES
SOCIOECONÓMICAS EN SALUD
Tabla 1. Razón de tasas y diferencias de tasas de mortalidad por 100.000 habitantes, entre los
sujetos con nivel de estudios bajo y los sujetos con nivel de estudios alto * en varias poblaciones
europeas. Mortalidad total en personas de 45 y más años. Primera mitad de los años noventa
Tabla 2. Razón de tasas de mortalidad por enfermedad isquémica del corazón y por cáncer de
pulmón entre los sujetos con nivel de estudios bajo y los sujetos con nivel de estudios alto * en
varias poblaciones europeas.
Sujetos de 30 a 59 años. Primera mitad de los años noventa
Nivel de estudios
• Es un indicador de las condiciones materiales e intelectuales de la infancia.
• Condiciona la receptividad a los mensajes de educación para la salud, ya que las habilidades y
destrezas adquiridas afectan a la capacidad cognitiva de la persona.
• Influencia la ocupación y los ingresos económicos durante la etapa de adulto.
• Es un reflejo de las preferencias temporales –orientación al futuro–. Las personas con mayor
nivel de estudios muestran mayor capacidad para retrasar gratificaciones y mayor valoración
del futuro, lo que puede llevar a asumir menores conductas de riesgo para la salud.
Ingresos económicos
• Posibilitan el acceso a recursos de calidad, como la comida o la vivienda, o a determinados servi-
cios que influencian conductas que promocionan la salud, como actividad física del tiempo libre.
• Fomentan la autoestima y proporcionan una posición social a través de una serie de caracte-
rísticas materiales externas que son relevantes para la participación social.
Ocupación
• Es una fuente continua de ingresos económicos.
• El lugar de trabajo es una fuente de apoyo y de redes sociales.
• La ocupación define una posición e identidad social. Una mejor posición social se asocia a un
mayor acceso a los servicios sanitarios, a la educación o determinados servicios en el área de
residencia.
• La ocupación y el lugar de trabajo es una fuente de exposición a factores de riesgo materiales.
Clase social
• En las clasificaciones sin una base teórica clara se asume que la clase social es indicador del
prestigio y posición social, aunque en la práctica suelen ser interpretadas como indicadores de
bienestar material.
• En las clasificaciones basadas en la corriente neo-weberiana las diferencias en salud entre clases
sociales se atribuyen al grado de autonomía en el trabajo, a las diferencias en los sistemas de
remuneración y de recompensas o a diferencias en las posibilidades de promoción profesional.
• En las clasificación basada en la corriente neo-marxista las diferencias en salud entre clases
sociales se atribuyen al conflicto generado por la localización contradictoria dentro del siste-
ma de clases, basado en la relaciones de propiedad de los medios de producción, en el grado
de control sobre los bienes de organización y en la posesión o no de cualificación profesional
y de credenciales académicas.
Figura 1. Factores y circunstancias implicados en la relación entre posición socio-económica y salud.
En primer lugar hay que destacar las conductas de riesgo para la salud.
Determinadas conductas –tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, ausencia
de ejercicio físico, obesidad, alimentación inadecuada, etc.– se asocian a la apa-
rición de diversos problemas de salud y a un mayor riesgo de mortalidad. Por esa
Promoción de la salud en la Comunidad
nómica que los individuos alcanzan en la etapa de adulto, así como con una gran
variedad de aspectos de la salud en la etapa temprana de la vida que, a su vez,
predicen la aparición de problemas de salud la etapa de adulto. Por ejemplo, las
circunstancias socioeconómicas de los padres se asocian con el peso al nacimien-
to y los niños nacidos con bajo peso tienen mayor probabilidad de presentar di-
versas enfermedades crónicas en la etapa de adulto, como diabetes mellitus y
enfermedades cardiovasculares. De la misma forma, las circunstancias socioeco-
nómicas adversas durante la infancia contribuyen a un mayor riesgo de ocurren-
cia de varias enfermedades crónicas en el adulto.
Entre las características sicológicas de los sujetos hay que mencionar algunos
atributos de la personalidad, la capacidad cognitiva o la capacidad de arreglárse-
las por sí mismo y hacer frente a los acontecimientos estresantes de la vida. Una
de las características de la personalidad podría ser la orientación hacia el futuro,
dada la inclinación de este tipo de personas a invertir o depositar toda su con-
fianza en la educación. Así mismo, a la hora de adoptar determinadas conductas
los individuos con ausencia de orientación hacia el futuro tienen menos probabi-
lidad de incorporar los efectos a largo plazo de las conductas relacionadas con la
salud. Aunque posiblemente el atributo más estudiado es la capacidad cognitiva.
Diferentes investigaciones han evaluado la relación entre las pruebas de inteli-
gencia en la infancia y la mortalidad a lo largo de la vida. Los sujetos con mayor
coeficiente de inteligencia presentan menor morbilidad y mortalidad por dife-
rentes problemas de salud. Esta relación es independiente de las circunstancias
socioeconómicas en la infancia, pero muestra una importante atenuación cuan-
do se tiene en cuenta la posición socioeconómica en la etapa de adulto y, funda-
mentalmente, el nivel de estudios.
Finalmente, en opinión de algunos autores la estructura socioeconómica
condiciona un agrupamiento de ventajas y desventajas materiales. Así, por ejem-
plo, en las ocupaciones en las que existe una importante exposición a riesgos fí-
sicos y químicos para la salud también es probable que exista una exposición a
factores de riesgo psicosociales. De igual manera, aquellas personas que residen
en zonas con una gran contaminación atmosférica también es probable que resi-
dan en viviendas de baja calidad y que su alimentación no sea saludable. Ese
agrupamiento de ventajas y desventajas materiales también se observa a lo largo
de la vida. Los individuos que nacen en familias con bajo nivel educativo y/o
pertenecientes a los estratos socioeconómicos bajos, tienen más probabilidades
de fracaso escolar, de obtener los puestos de trabajo con menos seguridad y más
Desigualdades socioeconómicas en salud
inestabilidad y de estar más tiempo desempleados. En este sentido, una gran can-
tidad de investigaciones muestran que, conforme aumenta el número de exposi-
ciones socioeconómicas adversas a lo largo de la vida, incrementa gradualmente
la mortalidad, el riesgo de ocurrencia de enfermedades crónicas y la probabili-
dad de que aparezca algún tipo de incapacidad.
3. CONSIDERACIONES
EN TORNO A LAS EXPLICACIONES
DE LAS DESIGUALDADES SOCIOECONÓMICAS EN SALUD
Aquí se han planteado diversas ideas acerca de las razones por las que la posi-
ción socioeconómica se relaciona con la salud. Pero a la hora de abordar un pro-
blema de salud concreto en un ámbito determinado este esquema puede no ser
el más adecuado. Este marco conceptual se basa en los hallazgos de investigacio-
nes realizadas en unos pocos países –fundamentalmente Reino Unido y los paí-
ses nórdicos– y, sobre todo, de aquellas centradas en las enfermedades cardiovas-
culares y factores de riesgo asociados a ellas. Aunque es cierto que las
enfermedades cardiovasculares muestran un gradiente socioeconómico inverso
en la mayoría de los países –es decir la frecuencia y la mortalidad por estas enfer-
medades son mayores en los sujetos con menor posición socioeconómica–, hay
otros países en los que la contribución de las enfermedades cardiovasculares a la
carga de enfermedad en la población es mucho menor.
Por ejemplo, mientras que en esos países la contribución de las defunciones
por enfermedades cardiovasculares a las desigualdades socioeconómicas en
mortalidad, en los hombres mayores de 45 años, representa casi el 50%, en los
países mediterráneos esa contribución oscila alrededor del 20%. Por ello, el
impacto potencial del conocimiento adquirido con estas investigaciones en la
reducción de las desigualdades socioeconómicas en mortalidad es menor en
unos lugares que en otros. De la misma forma, una parte importante del exce-
so de riesgo de enfermedades cardiovasculares en los sujetos de posición so-
cioeconómica baja en Reino Unido y países nórdicos puede deberse a las cir-
cunstancias socioeconómicas adversas en la infancia. En cambio, los estudios
realizados en España no han encontrado que las circunstancias socioeconómi-
Promoción de la salud en la Comunidad
baja y otro tipo de cáncer es más frecuente en las personas de posición socioeco-
nómica alta.
4. CÓMO
ABORDAR LAS DESIGUALDADES SOCIOECONÓMICAS
EN SALUD
ingresos económicos permitiría comparar a estos sujetos con los sujetos con nivel
bajo de ingresos de una región vecina en donde no se haya implantado tal medi-
da. Es cierto que los sesgos inherentes a un experimento natural impiden atri-
buir causalidad a la intervención, pero esto no significa negar la utilidad de los
resultados de este tipo de estudios, que deben ser considerados como señales o
indicios más que como concluyentes.
Esas alternativas pretenden romper el callejón sin salida que representa la im-
posibilidad de obtener evidencias acerca de las intervenciones en base a estudios
aleatorizados controlados, complementando la información que aporta la moni-
torización de las desigualdades socioeconómicas en salud con la información que
aporta la investigación acerca de la relación entre posición socioeconómica y sa-
lud. Así, la simple observación de la evolución de la magnitud de las desigualda-
des socioeconómicas en salud puede ofrecer algún indicio acerca de la efectivi-
dad de determinadas intervenciones. Igualmente, la comparación de experiencias
de diversos países y regiones proporciona hallazgos relevantes sobre el posible
efecto de varias intervenciones. Incluso la evaluación retrospectiva de políticas
que fueron implementadas en el pasado puede mostrar alguna pista sobre su pro-
bable efectividad.
do que la mayor prevalencia de inactividad física en las zonas más pobres podría
ser debido a una menor disponibilidad de instalaciones deportivas y de recreo. Sin
embargo, los pocos estudios que han evaluado la relación entre el contexto so-
cioeconómico del área de residencia y la disponibilidad de dichas instalaciones,
han encontrado resultados inconsistentes. No es extraño por tanto que la disponi-
bilidad de infraestructuras deportivas y de recreo no expliquen la menor partici-
pación en actividades deportivas o la mayor frecuencia de inactividad física que se
observa en las áreas o zonas con peores indicadores socioeconómicos.
podido realizar ese informe. Los autores proponen una gran cantidad de accio-
nes para reducir las desigualdades en salud entre países ricos y países pobres y
para reducir las desigualdades en salud dentro de los diferentes países en base a
los tres principios siguientes: la mejora de las condiciones de vida cotidiana de las
personas a la largo de su vida; el abordaje de la inequidad en la distribución del
poder, el dinero y los recursos a nivel global, nacional y local; y la medición y
compresión del problema y la evaluación del impacto de las acciones.
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Ir Índice
Módulo 5
PROGRAMAS DE SALUD
Capítulo 26. Prevención de las lesiones por accidente de tráfico. Juan Carlos
González Luque
PROGRAMAS DE SALUD
En este módulo se van a presentar una serie de problemas de salud concretos, y para
cada uno de ellos se muestran distintas posibilidades de intervención. Pese a sus obvias
diferencias, todos estos problemas de salud tienen en común entre sí una serie de carac-
terísticas: la más importante, las necesidades de plantear estrategias intersectoriales e
interdisciplinares para su resolución.
El control de las enfermedades crónicas y sus principales factores de riesgo supone uno
de los principales retos que tienen planteados en estos momentos los sistemas sanitarios. Las
estrategias de control deben incluir tanto una doble orientación: para su prevención, identi-
ficando realmente las principales causas de las mismas, para su manejo cuando ya se han
instaurado, desarrollando la capacidad en los sistemas sanitarios para facilitar el que estas
personas asuman realmente el control de su proceso.
De esta forma se abordan la epidemiología y prevención de la obesidad y del tabaquismo,
el consumo de drogas ilegales, la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión se-
xual, y la epidemiología y prevención de las enfermedades cardiovasculares y del cáncer (los
dos grupos de enfermedades que originan una mayor parte de la mortalidad y la morbilidad).
Los accidentes en general y los de tráfico en particular representan un importante
problema puesto que afectan de forma muy importante a poblaciones jóvenes. Es eviden-
te que para el control de los accidentes de tráfico deben asumir su responsabilidad y tra-
bajar conjuntamente muchos sectores cuyos objetivos son, en principio muy diferentes:
fabricantes de coches, autoridades de tráfico, servicios de emergencia, sistema educativo.
La necesidad de identificar los elementos generadores de un hecho tan frecuente
como el de la violencia en nuestras sociedades, con el fin de plantear estrategias preven-
tivas, exige su abordaje desde muy diversas disciplinas.
Otro fenómeno que debe enfocarse desde una perspectiva intersectorial es el de la
inmigración. Los problemas de salud de la población inmigrante deben verse desde una
óptica que tenga en cuenta que la solución a los principales problemas de salud que les
afectan va estar mediatizada por factores legales (en relación con la situación adminis-
trativa o los derechos a prestaciones sociales que tengan), culturales (barreras lingüísti-
cas, diferentes costumbres) o del entorno (condiciones socio económicas).
Capítulo 18
Prevención y control
de las enfermedades crónicas
1. Enfermedades crónicas
1.1. Su relevancia en salud pública y asistencia sanitaria
1.2. Concepto
1.3. Impacto epidemiológico y social
2. Control de las enfermedades crónicas: la perspectiva poblacional: principios y estrategias
3. Control
de las enfermedades crónicas: la perspectiva centrada en el paciente
3.1. Empoderamiento: la capacitación y responsabilidad del paciente
3.2. Comunicación efectiva profesional-paciente
4. Conclusiones: Sistemas preactivos y pacientes activados
5. Bibliografía
1. LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS
1900 2000
Causa Tasa % Causa Tasa %
1990 2000
(%) (%)
Tabaquismo 19 18,1
Dieta inadecuada e inactividad física 14 16,6
Consumo de alcohol 5 3,5
Agentes microbiológicos 4 3,1
Agentes tóxicos 3 2,3
Vehículos de motor 1 1,8
Armas de fuego 2 1,2
Conducta sexual 1 0,8
Uso de drogas ilegales <1 0,7
Los clásicos estudios en funcionarios ingleses (Rose, 1981), por ejemplo, pu-
sieron de manifiesto que en dicho colectivo el riesgo de padecer estas enfermeda-
des era más elevado en los grupos de menor nivel profesional (siendo el nivel I el
más alto, y el nivel IV el más bajo). Pero además, lo interesante de este efecto es la
existencia de un gradiente: a medida que se avanza en la escala de nivel social, se
reduce el riesgo de mortalidad cardiovascular. Es decir, el efecto no es entre los
niveles más altos y los más bajos, sino que a medida que se sube en la cadena social
se reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (figura 1).
Es preciso destacar, además, que el impacto de los diversos factores de riesgo
identificados para las enfermedades cardiovasculares es similar en todos los gru-
pos socioeconómicos: estos factores explican aproximadamente el 30% de todas
las muertes por enfermedades cardiovasculares en cada grupo. Sin embargo, casi
el 70% de la mortalidad permanece sin explicar. Y esta relación 30:70 se mantie-
ne en todos los grupos. Estas observaciones sugieren la existencia de un factor
causal que probablemente estaría relacionado con la jerarquía social. Este factor
de desigualdad social va más allá de la mera presencia a nivel individual de los
factores de riesgo que tradicionalmente se han planteado para las enfermedades
cardiovasculares (tabaco, colesterol, hipertensión).
4 Colesterol
Tabaco
3 TA
Otros
2 No explicado
1
Nivel I Nivel II Nivel III Nivel IV
Figura 1. Riesgos relativos de mortalidad por enfermedad cardiovascular para diferentes
factores de riesgo según nivel socio económico. Inglaterra, 1978.
Milio ha propuesto una nueva visión del problema de las enfermedades ac-
tuales (Milio, 1989). Su enfoque es hacia el estudio de las interconexiones entre
causas y enfermedades, y las vías por las que causas y enfermedades se relacionan
entre sí. Es importante destacar, por ejemplo, como diferentes enfermedades
Promoción de la salud en la Comunidad
tienen orígenes similares, y que diferentes causas pueden producir diferentes en-
fermedades. Este planteamiento es muy importante desde la perspectiva de la
prevención de las enfermedades crónicas: los factores de riesgo no son indepen-
dientes, sino que están interrelacionados con factores ambientales. Es decir, plan-
tear estrategias de control dirigidas a controlar factores de riesgo individualmen-
te puede ser un esfuerzo poco rentable.
Desde una perspectiva global, las enfermedades crónicas podrían definirse como
aquellas de evolución prolongada, que no se resuelven espontáneamente, y para las
que no suele existir una curación definitiva. Esta definición no es muy específica,
pero permite incluir a todas aquellas enfermedades que realmente es necesario in-
cluir como objetivo global de las estrategias de control. En la tabla 3 se resumen
algunas características que diferenciarían a las enfermedades crónicas de las agudas.
80%
60%
40%
20%
0%
NO CRONICA DIABETES HTA EPOC ARTROSIS
100%
90%
80%
70%
60% 2 o más
50% 1
40% No crónica
30%
20%
10%
0%
16-24 25-44 45-64 65-74 >74
Así, la tabla 6 ref leja las dificultades para conseguir el control de un problema
como la hipertensión en España. Pese a la mejora que se observa a con el paso del
tiempo, no se ha conseguido alcanzar un nivel de control poblacional que puede
considerarse óptimo o aceptable.
Tabla 8. Principales indicadores de los 20 GRD más frecuentes (MSPSI, 2007)
Tasa
Código Descripción Altas Estancias Reingresos
Asociado con este elevado uso de servicios hospitalarios está el elevado coste
que representa la atención hospitalaria en los grupos de edad avanzada, aquellos
en los que la prevalencia de estos problemas es más elevada (figura 5).
Prevención y control de las enfermedades crónicas
Figura 5. Costes de la atención hospitalaria según grupos de edad (MSPSI, 2007).
Por ello, es necesario romper el círculo vicioso en el que hemos entrado (figu-
ra 6). Gracias a los alternativas terapéuticas existentes, hemos conseguir reducir la
mortalidad por estas patologías. Sin embargo, y probablemente relacionado con el
escaso control de los estilos de vida, está aumentando la incidencia de este tipo de
problemas. Como consecuencia, estamos viendo un incremento en la esperanza de
vida y un aumento en la prevalencia de estos problemas. Estas enfermedades tienen
un importante impacto tanto sobre las personas que las padecen como sobre el sis-
tema sanitario. Atender a estos problemas es cada vez más costoso y complejo. En
definitiva, gracias a los éxitos parciales en el control de la mortalidad por estas pato-
logías estamos incrementando significativamente la morbilidad por estos problemas.
Incremento de la morbilidad que se acompaña de mala percepción de salud, limita-
ción importante del estado funcional y una elevada utilización de servicios de salud.
2. CONTROL
DE LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS:
LA PERSPECTIVA POBLACIONAL
Las enfermedades crónicas representa uno de los retos más importantes a los
que deben hacer frente los sistemas de salud no solo por que se asocian a una
Prevención y control de las enfermedades crónicas
herramientas clínicas básicas. Los profesionales necesitan conocer mejor a sus pa-
cientes y desarrollar capacidades para consensuar, ayudarles en la toma de decisio-
nes y respetarlas. Escuchar, empatizar, explorar, entender, explicar, en definitiva,
recuperar el valor de la palabra, es el cimiento sobre el que se asentaría una rela-
ción profesional-paciente más efectiva. Situar a los pacientes en el centro del siste-
ma sanitario, conseguir una comunicación efectiva en la práctica clínica y atender
sus necesidades percibidas son claves no sólo para una asistencia sanitaria más
humana, sino para conseguir sistemas sanitarios más efectivos y eficientes.
Según la perspectiva del paciente, cuatro elementos fundamentales facilitarían
el proceso de afrontamiento de la enfermedad: información, confianza, ayuda
para el cambio y que se consideren los factores psicosociales de cada paciente.
2. ¿Con
qué frecuencia hace su médico un esfuerzo para darle algo de con-
trol sobre los tratamientos?
3. ¿Con qué frecuencia le pide su médico que asuma algo de responsabilidad
en los tratamientos?
Dichos autores pudieron comprobar como los pacientes de médicos que te-
nían un estilo más participativo tenían una mayor satisfacción con la atención
que recibían. Dos factores, no obstante, aparecían como importantes para conse-
guir un estilo participativo de toma de decisiones: a mayor volumen de pacientes
que tenían que atender los médicos menos probable era tener un estilo participa-
tivo; el grado de satisfacción de los profesionales con el grado de autonomía pro-
fesional que tenían en la institución donde trabajaban.
Existen una serie de elementos que pueden utilizarse para mejorar la relación
profesional-paciente y que se han visto que son efectivas para conseguir cambios
en los pacientes con enfermedades crónicas.
— Adaptar los contenidos a las percepciones y preocupaciones de los pacien-
tes.
En este sentido, puede ser aplicable la teoría de creencias de salud: trans-
mitir al paciente conocimientos sobre la gravedad y riesgos de la enfer-
medad, y argumentar las ventajas que van a proporcionarle los cambios
que consiga. Esto puede representar que un mensaje único no va a ser
efectivo para todos los pacientes. Adaptar las recomendaciones a las
creencias del paciente mejora la autoeficacia.
— Informar exactamente a los pacientes de los objetivos y efectos esperados
de las intervenciones y cuando esperar dichos efectos.
En ocasiones los efectos positivos pueden aparecer a largo plazo. Si es así,
el paciente debe saberlo puesto que se evita el que los pacientes se desani-
men. Es también necesario informar sobre los posibles efectos secunda-
rios.
— Sugerir pequeños cambios.
Cualquier cambio, aunque sea pequeño, son positivo. Por otra parte,
plantearse objetivos y conseguir alcanzarlos con éxito es un importante
refuerzo de la autoeficacia. De esta manera es posible plantearse nuevos
objetivos más ambiciosos.
Promoción de la salud en la Comunidad
— Ser específico.
No hay que intentarlo todo a la vez, es conveniente comenzar por con-
ductas que se vean más fáciles de modificar: conseguir el cambio, igual-
mente, refuerza la autoeficacia. Para ello hay que ofrecer instrucciones
concretas, precisas. Puede ser adecuado ofrecer información escrita, con
mensajes informativos y motivadores.
— Relacionar las nuevas conductas que se quieren introducir con viejas
conductas.
Puesto que muchas conductas están relacionadas entre si, es importante
establecer los cambios adaptados a los hábitos o estilos de vida individua-
les de cada persona. También es importante identificar posibles factores
ambientales que pueden interferir con los cambios.
— Utilizar la autoridad profesional.
Para
los pacientes es importante lo que opinan los profesionales sanita-
rios. Es necesario, por tanto, que los profesionales tengan las cosas claras.
Esto no implica, por supuesto, saberlo todo. Otros elemento relacionado
con este es el papel ejemplarizante o modélico que puede tener el profe-
sional sanitario.
— Conseguir un compromiso explícito del paciente.
Esto
hace que el paciente se responsabilice realmente y permite comen-
zar a pensar en los cambios que se plantean. Los cambios que se plantean
deben integrarse realmente en su vida diaria. Hay que identificar la
autoeficacia de cada persona para cada conducta y explorar conjuntamente
áreas de incertidumbre. Puede ser conveniente cuantificar los objetivos.
— Aplicar una combinación de estrategias.
Se pueden plantear estrategias individuales, grupos, materiales, videos,
comunidad. No hay que olvidar, de todas maneras, tres hechos: la comu-
nicación verbal tiene una trascendencia fundamental; es muy importante
para el paciente percibir que sus problemas suscitan la atención e interés
del profesional; y cada persona tiene unas necesidades peculiares.
— Incluir los diversos profesionales.
El abordaje de estos problemas debe hacerse en equipo. Para ello debe
conseguirse un compromiso colectivo de trabajar en una misma direc-
ción, de manera que todos los mensajes son coherentes y consistentes.
— Utilizar recursos externos.
Es importante conocer las posibilidades existentes en otros sectores y re-
comendarlos. Para ello, hay, primero, que identificarlos.
Prevención y control de las enfermedades crónicas
4. CONCLUSIONES:
SISTEMAS PROACTIVOS Y PACIENTES
ACTIVADOS
Las enfermedades crónicas representan uno de los principales retos a los que
tienen que hacer frente los sistemas sanitarios. Cuando pensamos en la atención
a las enfermedades crónicas, podemos considerar que algunas de las característi-
cas de una buena atención a estas enfermedades serían:
— Una relación continua con los pacientes.
— Una gestión clínica efectiva.
— Información y apoyo continuo para los autocuidados.
— Valoración periódica de la evolución de la enfermedad.
— Plan compartido de cuidados.
— Seguimiento activo.
Sin embargo, lo que en muchas ocasiones reciben los pacientes con enferme-
dades crónicas es:
— Una atención fragmentada y discontinua.
— Déficits en la gestión clínica.
— Falta de información y apoyo para que el paciente asuma el autocontrol.
— Falta de seguimiento activo de los problemas.
— Descoordinación y falta de comunicación entre profesionales y niveles
asistenciales.
Aunque existen alternativas tanto para su prevención como para evitar o re-
trasar las complicaciones una vez que han aparecido, es preciso identificar qué
cambios deben incorporar los sistemas sanitarios para conseguir buenos resulta-
dos en su tratamiento y control. Para mejorar la calidad asistencial y la efectivi-
dad en las enfermedades crónicas es preciso adoptar una visión sistémica, mejo-
Promoción de la salud en la Comunidad
que proveer la atención. La asistencia debe plantearse desde dichas premisas, inte-
grando la comprensión de la vivencia de la enfermedad y de la situación de de-
pendencia, así como las respuestas humanas que emergen en esta situación, con
las necesidades clínicas que tienen los pacientes. Son modelos «para la permanen-
cia en la comunidad» que se inician a partir de la selección de poblaciones de
riesgo, probablemente conocidas de antemano por el equipo asistencial. La perso-
na y su entorno, su salud y necesidades pasan a ser el foco central del sistema.
Dado el problema de la poli-morbilidad es importante reconocer la relevancia de
ofrecer asistencia y cuidados a las personas, no solo a las enfermedades.
Un elemento en este proceso de «individualización» de la asistencia es iden-
tificar grupos de pacientes «objetivo» para intervenciones o procesos asistenciales
específicos. Esto requiere, por un lado, la estratificación de la población en fun-
ción de su riesgo clínico y sus necesidades de salud, y por otro lado, ofrecer a
cada grupo o tipo de pacientes aquellas intervenciones que la evidencia ha pro-
bado efectivas.
Enfermería debe asumir la responsabilidad de garantizar la continuidad asisten-
cial interconectando tanto los diversos niveles entre si, como a cada paciente con el
nivel asistencial que necesita para cada uno de los problemas que presenta. Para ello
deben establecerse protocolos de tratamiento y seguimiento comunes, unos circui-
tos consensuados y la identificación efectiva de los líderes de proceso. El personal de
enfermería debe gestionar la adecuada transición del paciente entre niveles, infor-
mando al paciente de cómo relacionarse con el sistema sanitario, canalizando en
primera instancia las consultas que se planteen y coordinando la intervención de los
distintos profesionales implicados en el tratamiento de estos pacientes. Así mismo,
entendiendo que no sólo hay que ofrecer a los pacientes el tratamiento adecuado,
basado en la aplicación de la mejor evidencia, sino también de un abordaje activo
del componente psicosocial del paciente. La enfermera instruye al paciente en la
detección de los signos de alarma de descompensación, en la utilización de los tra-
tamientos. En caso de descompensación el paciente puede contactar con el personal
de enfermería, de manera que se pueden detectar y tratar lo antes posible posibles
recaídas o reagudizaciones de la enfermedad. Esta labor debe ser clave también para
romper el problema de la inercia clínica, al permitir ajustar los tratamientos y prue-
bas necesarias para el seguimiento a las necesidades de cada paciente.
Un paciente activo e informado es aquel que entiende el proceso de la enfer-
medad, que sabe cuál es su responsabilidad diaria en el cuidado de su enferme-
dad, que cuenta con el apoyo de su familia para ello y que ve al profesional sani-
Prevención y control de las enfermedades crónicas
tario como una fuente de información y apoyo. Cuando los pacientes participan
activamente en la toma de decisiones sobre el manejo de su enfermedad los re-
sultados que se obtienen son mejores. Los pacientes atendidos por profesionales
que adoptan un estilo de práctica «participativo», en el que los pacientes pueden
expresar sus opiniones sobre su enfermedad y las alternativas existentes para su
manejo, o lo que se ha denominado como «atención centrada en el paciente», son
modelos que obtienen mejores resultados.
Las enfermedades crónicas no solo se asocian a una notable utilización de ser-
vicios, debido a sus complicaciones a corto y largo plazo, sino que tienen un im-
portante impacto en las personas que las padecen. Varios aspectos de su vida coti-
diana, personal, familiar, social y laboral pueden verse afectados, así como su
capacidad funcional y calidad de vida. Los cuidados y cambios que estas personas
deben llevar a cabo para el control de sus enfermedades dependen directamente del
compromiso y la responsabilidad que asuman con su enfermedad. Un factor clave
para su compromiso en el autocuidado es su relación con el sistema sanitario.
Para una mejor intervención sobre los procesos de salud-enfermedad, el en-
fermo crónico ha de ser protagonista activo. Por ello, hay que reorientar la pres-
tación de servicios de salud y hacerlo desde «sistemas centrados en los pacientes».
En este modelo, la relación profesional-paciente es un elemento nuclear. Cuando
el paciente percibe que su perspectiva, vivencia y decisiones sobre la enfermedad
se tienen en cuenta, su participación y cooperación en el plan de tratamiento son
más activas y efectivas.
Este modelo de relación supera las limitaciones tanto del modelo «paternalis-
ta», caracterizado porque es el profesional quien toma las decisiones que cree más
convenientes para el paciente, y éste último se debe limitar a seguir sus consejos,
y en el que es el profesional quien ejerce el control en la relación, y las del mo-
delo «consumista», caracterizado por pacientes más demandantes y asertivos, que
ejercen un mayor control sobre el profesional, y que no está basado tanto en la
confianza sino en la utilización del servicio como un bien de consumo.
Cuando paciente y profesional trabajan conjuntamente, elaborando alternati-
vas y decisiones conjuntas, mejoran tanto su satisfacción (de ambos) como los
resultados clínicos. Este modelo exige comprender cómo los pacientes constru-
yen e interpretan su enfermedad. La información que proporcionan los profesio-
nales ha de adaptarse a las necesidades de los pacientes y producirse en un clima
de confianza. Las decisiones relativas al manejo de las enfermedades deben ser
Promoción de la salud en la Comunidad
ticas del paciente por el conocimiento que tiene de sus necesidades personales y
de su contexto social, cultural o económico. Así, se maximiza la capacidad del
paciente de tomar decisiones en función de la información y del apoyo que reci-
be. La clave es desarrollar mecanismos que permitan pasar del consejo persuasivo
al consejo participativo: de forma que se consiga un paciente activo y responsa-
ble. El papel del profesional es ser agentes de promoción de la salud para conse-
guir que los enfermos crónicos asuman responsabilidad por su propia salud.
Mecanismos que facilitan este proceso de alianza entre los profesionales y los
enfermos son: cooperación, colaboración, consenso y consulta.
La comunicación no solo es el vehículo más básico, sino, posiblemente, el
más poderoso que tiene el profesional sanitario. Es el instrumento que permite
construir la relación profesional-enfermo y posibilita alcanzar los objetivos tera-
péuticos. La conversación, el intercambio de información, la transmisión de
consejos, permite interpretar la historia del paciente y situar en un contexto sus
síntomas y signos. Pero la comunicación no solo tiene que ver con aspectos ver-
bales: la comunicación no verbal es fundamental. En conjunto, los aspectos ver-
bales y no verbales ref lejan la dinámica de una relación que debe servir para sa-
tisfacer las necesidades del paciente. Lógicamente, esta relación está determinada
por las circunstancias en que se establece, y por los valores sociales y las normas
culturales del momento.
De hecho, los pacientes que hacen preguntas, valoran las opciones de trata-
miento, expresan opiniones, y plantean sus preferencias, tienen mejores resulta-
dos. Los pacientes que perciben que han participado en la toma de decisiones
tienen una mayor probabilidad de continuar con el tratamiento a largo plazo.
Evidentemente, estos factores son especialmente relevantes en el caso de las en-
fermedades crónicas, donde el paciente debe asumir una gran responsabilidad
para el control de su enfermedad.
Por ello, en las patologías crónicas el éxito del proceso asistencial se basa
principalmente en el proceso comunicativo, en que éste sea un verdadero inter-
cambio de información entre profesional y usuario. Los pacientes necesitan saber
que los profesionales entienden cuáles son sus problemas, que se les ha hecho un
diagnóstico y propuesto un tratamiento que pueden asumir, y que por su parte
entienden cuál es su problemática claramente y han participado en la toma de
decisiones sobre su salud. Por tanto, la relación paciente-profesional, tiene que
basarse en un proceso de comunicación que es algo más que un proceso infor-
mativo, es un proceso de empoderamiento.
Promoción de la salud en la Comunidad
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Capítulo 19
Epidemiología y prevención de la obesidad
nes. Todo ello tiene, además de una importancia sanitaria, un coste económico
elevado. Se ha cifrado en un 7% del presupuesto sanitario el coste directo de la
obesidad en los Estados Unidos de América y en un 1% a 5% en Europa
(Visscher, 2001).
Por todo ello, la obesidad se ha convertido no sólo en un problema para la
salud pública, sino en uno de los problemas de salud más importantes en la ac-
tualidad y uno de los objetivos sanitarios más definidos en la mayoría de las es-
trategias sanitarias de los gobiernos en los países desarrollados.
2. MEDICIÓN
DE LA OBESIDAD EN EPIDEMIOLOGÍA Y SALUD
PÚBLICA. DEFINICIÓN DE OBESIDAD
peso (kg)
IMC =
talla (m2)
talla son distintas que en los adultos; si en éstos el IMC cambia muy lentamente
con la edad, en los niños crece rápidamente en la infancia, desciende luego du-
rante los años preescolares y vuelve posteriormente a aumentar hasta la adoles-
cencia y la edad adulta. Por ello, clásicamente, para medir sobrepeso y obesidad
en los niños se utilizaron medidas como el peso para la talla o el peso según la
edad, en relación con una tablas de referencia preferiblemente de la población
bajo estudio. De esta manera, se consideraba a un niño con sobrepeso cuando
superaba el percentil 85 de la distribución del peso para su edad y sexo en la po-
blación (tablas) de referencia y obeso si superaba el percentil 95 de dicha distri-
bución. Posteriormente, de esta misma manera, se admitió el IMC como estima-
dor de obesidad, referido a la edad y el sexo y en relación a las tablas de
referencia de la población. Esta medición en términos relativos a una población
tiene el inconveniente de que siempre será relativa a la población de referencia.
Por ello, igual que ocurrió con los adultos, se ha tratado de encontrar una clasi-
ficación basada en el riesgo, y se han buscado unos puntos de corte del IMC para
cada edad desde los 2 años hasta los 18 que representen un riesgo similar al ries-
go del IMC de 25 a 30 y > 30 en los adultos. Dichos puntos de corte del IMC,
conocidos como criterios de Cole, y que definen en cada grupo de edad y sexo
el sobrepeso y la obesidad, se ha publicado recientemente y están hoy día bastan-
te admitidos (Cole, 2000). Por el momento, el uso de las circunferencias como
estimadores de obesidad central en los niños está limitado, no siendo clara la
relación con el riesgo cardiovascular.
3.1. Obesidad y mortalidad
Obesidad y diabetes
El IMC, y sobre todo la obesidad central o abdominal, están asociados a
la diabetes mellitus de tipo 2 o diabetes del adulto. El riesgo de padecer una
diabetes aumenta de forma lineal al aumentar el IMC, y además, en muje-
res, este aumento en el riesgo de padecer diabetes empieza ya en un IMC
considerado como normal (22 kg/m 2). Se ha comprobado que dos de cada
tres individuos con una diabetes de tipo 2 (del adulto) tienen un IMC por
encima de 27 kg/m 2 . Por su parte, la ganancia de peso, incluso en niveles de
IMC normales, es un factor de riesgo para la aparición de una diabetes en el
adulto.
En los Estados Unidos se ha visto que hasta un 25% del incremento que se ob-
serva en la frecuencia de la diabetes en la población general podría deberse al mar-
cado aumento en la frecuencia de la obesidad que se ve en esa misma población.
Obesidad e hipertensión
La presión arterial está muy correlacionada con el IMC. Diversos estudios
prospectivos llevados a cabo en distintos países han puesto de manifiesto que
el IMC se asocia significativamente tanto a la presión arterial sistólica como a la
diastólica, de forma independiente de otros poderosos determinantes de la ten-
sión arterial como la edad del individuo y el tabaquismo o el consumo de alco-
hol. Entre el 30 y el 60% de los casos de hipertensión arterial pueden ser debidos
a la obesidad. Además de la obesidad, se ha comprobado que el aumento del
peso, de forma independiente del IMC, es también un factor asociado al aumen-
to de la presión arterial.
Obesidad e hiperlipemia
El IMC se correlaciona positivamente con los niveles en sangre de triglicéri-
dos y del colesterol transportado por las lipoproteínas de baja densidad (coles-
terol LDL), que conllevan un alto riesgo cardiovascular. Además, el IMC se co-
rrelaciona negativamente con el colesterol transportado por las lipoproteínas de
alta densidad (Colesterol HDL), protectoras del riesgo cardiovascular.
3.3. Obesidad y cáncer
Tabla 2. Porcentaje (*) de la población española con obesidad (30 kg/m2) según
el sexo, la edad y el nivel de estudios en 1987, 1997, 2003 y 2006/7
Tabla 3. Porcentaje de niños y niñas españoles de 5 a 15 años con obesidad por nivel
socioeconómico del cabeza de familia en 1995/97, 2001 y 2006/7
▶▶
Promoción de la salud en la Comunidad
4.2. Diferencias geográficas
Figura 1. Prevalencia de obesidad en las distintas comunidades autónomas españolas en 2006/7
4.3. Tendencia temporal
Factores individuales
El componente genético es el factor individual más determinante de la obesi-
dad. Los análisis genéticos cuantitativos llevados a cabo han mostrado una herencia
generalmente poligénica significativa que se estima en un rango del 30% al 70%,
según los distintos estudios. Estos factores genéticos no son, sin embargo, modifi-
cables, por lo que desde una perspectiva de salud pública tienen menor importan-
cia que los factores ambientales, aunque como ya ha quedado dicho es la interac-
ción entre ambos factores el mecanismo fundamental en la génesis de la obesidad.
Epidemiología y prevención de la obesidad
Factores poblacionales
1. FACTORES INDIVIDUALES
– Susceptibilidad genética
– Edad y períodos de transición biológicos.
– Sexo
– Clase social, nivel socioeconómico, grupo étnico.
– Eventos vitales estresantes (cambio domicilio, separación, etc.)
– Estilo de vida:
• Dieta: Cantidad, composición, etc.
• Actividad física: en tiempo libre, vida cotidiana, etc.
2. FACTORES POBLACIONALES
– Nivel
de desarrollo socioeconómico
– Grado de urbanización
– Factores de la alimentación
• Alta disponibilidad de alimentos de alta densidad energética.
• Bajo precio de alimentos de alta densidad energética.
• Aumento del consumo en el hogar de alimentos precocinados o preparados.
• Aumento del consumo de alimentos fuera del hogar:
• Alimentos de alto contenido energético.
• Aumento del tamaño de las porciones.
• Aumento de la publicidad en los medios de comunicación de alimentos de prepara-
ción rápida.
– Factores relacionados con la actividad física
• Alta disponibilidad de vehículos de transporte mecanizado.
• Aumento de la publicidad de vehículos turismos.
• Aumento del consumo de televisión, videojuegos y elementos relacionados como
ordenadores, consumo de Internet, etc. durante el tiempo libre
• Diseño de las zonas periurbanas de las ciudades que favorece el transporte mecanizado.
• Aumento del sedentarismo en el trabajo.
• Alto porcentaje de población sedentaria durante su tiempo libre.
descenso en los precios de muchos alimentos, factor éste que inf luye decisiva-
mente en el consumo.
4000 45
3500 40
35
3000
Kcal/p/d
30
2500 % grasa
25
2000 20 B
1500 15
5,5 250
71
74
77
80
83
86
89
92
95
98
01
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
5
4,5 230 Turismo por
4 10.000
3,5 210 habitantes
3 190 Minutos de
2,5 TV/p/d
2 170
1,5
1 150
75
79
83
87
91
95
99
03
07
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Figura 2. Ingesta media de calorías por persona y día (kcal/p/d) y porcentaje de dicha ingesta debida a
grasas en España, 1970-2003 (A) y vehículos turismos (en miles) por 10.000 habitantes de 1975 a 2008 y
minutos promedio de visionado de TV por persona y día en España, 1987-2009 (B).
fuera de casa un potencial factor favorecedor de obesidad. Por una parte, los ali-
mentos consumidos en los restaurantes, especialmente en cierto tipo de restau-
rantes de comida rápida o preparada, que también han proliferado en las últimas
décadas, serían alimentos de alto contenido y densidad energética. Además, de-
bido a la competencia en un mercado en alza, el tamaño de las porciones que se
oferta es cada vez mayor.
Finalmente, se observa, por razones relacionadas también con el mercado,
un aumento importante de la publicidad en los medios de comunicación so-
bre productos alimentarios, especialmente alimentos preparados, snacks, cier-
to tipo de bebidas con un alto contenido de azúcar o cadenas de restaurante
de comida rápida, todo lo cual parece estar en relación con el creciente con-
sumo de cierto tipo de alimentos. Uno de los medios de comunicación más
importante a la hora de hacer llegar a la población estos mensajes es la televi-
sión, cuyo uso, además de ser una causa de inactividad física, parece también
estar en relación con un aumento en el consumo de este tipo de alimentos
preparados, o de bebidas azucaradas, todo ello relacionado con una ingesta
energética alta.
Aunque en España no hay mucha información sobre la tendencia de estos
factores relacionados con el patrón de alimentación para poder ponerlos en re-
lación con la epidemia de obesidad, sí que hay evidencia de un aumento tanto
del gasto medio por persona y año en alimentos consumidos fuera del hogar
como del porcentaje de dicho gasto, que pasó de un 16% a un 25% entre 1981
y 2001. Igualmente hay constancia de que se ha producido, durante ese mismo
periodo, tanto una reducción en el número de comidas y cenas realizadas en el
hogar como un incremento neto en el número de restaurantes y en su valor de
producción.
• ESTRATEGIAS POBLACIONALES
– Orientadas al individuo (cambio en el comportamiento individual mediante información
y educación).
– Orientadas al medio ambiente (modificación del medio físico y social mediante regula-
ción y normativa).
• ESTRATEGIAS INDIVIDUALES
– Detección y manejo de individuos de alto riesgo (programas de screening).
Por otro lado, junto a las estrategias poblacionales, es necesario plantear es-
trategias individuales, cuyo objetivo sea la detección de individuos de alto riesgo
y el control del problema en ellos. Generalmente se trata de programas en los
que los individuos son sometidos a unos protocolos para la determinación del
riesgo. Una vez detectados aquellos individuos con el problema (obesos) o a ries-
go (sujetos con sobrepeso) se pondrá en marcha la intervención con el objeto de
modificar el comportamiento y controlar el problema. Este tipo de programas
pueden llevarse a cabo tanto en un contexto comunitario como en ámbitos con-
cretos como la escuela o el lugar de trabajo. Así mismo pueden desarrollarse en
el contexto del sistema sanitario, por ejemplo en la atención primaria de salud.
Sin embargo, este incremento es en parte prevenible, ya que se debe, entre otras
razones, a un descenso en la actividad física que el individuo desarrolla y a un
incremento de la actividad social que conlleva una mayor ingesta energética.
Los programas de educación deben hacer hincapié en la importancia de una
alimentación saludable y equilibrada y de una vida activa. Por lo que especta a la
alimentación, son muchos los contenidos que pueden incorporarse a un progra-
ma de información y educación. Una pirámide de alimentos, en la que se hace
referencia a la frecuencia recomendable de los más importantes grupos de ali-
mentos, es muy utilizada en las campañas educativas. También suelen formar
parte de los mensajes la conveniencia de mantener una dieta equilibrada que se
ajuste a las recomendaciones en términos de nutrientes. En relación a la actividad
física, está más estandarizado el mensaje que se debe dar. La tabla 7 muestra las
recomendaciones del nivel mínimo de actividad física en adultos dadas por la
Sociedad Americana de Cardiología. En base a ellas, el mensaje de las campañas
de información deberá ser claro y sencillo de interpretar, y deberá recomendar
una actividad de, por ejemplo, media hora de actividad física moderada (andar)
todos o casi todos los días de la semana, y debe hacer hincapié en que esa activi-
dad debe ser llevada a cabo de forma regular e integrada, en la medida de los
posible, en la actividad cotidiana de la persona. En el caso de los niños, la reco-
mendación es que deberían participar todos los días en una actividad física de
intensidad moderada o vigorosa de una hora de duración, actividad que es reco-
mendable que sea divertida y variada. Por su parte, la Asociación Americana de
Cardiología también recomienda, en la población anciana, una actividad física
regular para reducir el deterioro funcional asociado a la edad (Haskell, 2007).
Tabla 7. Actividad física mínima recomendada en adultos
IMC 25 kg/m2
CCi >102 cm. (hombres) y 88 cm. (mujeres)
NO SÍ
SÍ
NO SÍ
¿Quiere el sujeto INTERVENCION
perder peso?
EVALUACION
SÍ ¿Progresos? NO
Los sujetos con alguna de esas circunstancias serán propuestos para la inter-
vención. Si no cumplen alguna de esas condiciones, se les aconsejará mantener su
peso, y si tienen antecedentes de sobrepeso u obesidad, se aconsejarán revisiones
periódicas.
En relación a la intervención de los sujetos detectados, lo primero que hay que
mencionar es que la motivación del individuo es una pieza esencial para el éxito
de la intervención. En segundo lugar hay que establecer unos objetivos realistas,
asumibles y consensuados con el individuo. Los objetivos van en la dirección de
perder peso, mantener la pérdida y finalmente no ganar de nuevo peso. En cuan-
to a la pérdida inicialmente establecida, suele considerarse una pérdida de un 10%
del peso en 6 meses, con una velocidad de 0,5-1 kg/semana. Las estrategias de
intervención deben ser integrales, incluyendo dieta y un programa de actividad
física. A veces es necesario utilizar programas más específicos de cambio del com-
portamiento. En cuanto a la dieta, aunque existen muchas estrategias, lo más
aceptado es recomendar una dieta variada que produzca una reducción de la ener-
gía ingerida entre 500 y 1.000 calorías diarias, que incluya una ingesta de grasas
que no supere el 30% de la ingesta total, que incluya el consumo diario de frutas
y verduras y que se distribuya entre 3-5 comidas diarias.
Por su parte, un programa de actividad física es el complemento necesario en
la intervención dietética para el control del sobrepeso y la obesidad en los indivi-
duos. El programa debe ser individualizado y aceptable para el sujeto, desarrolla-
do de forma gradual, lo más agradable y en la medida de lo posible integrado en
la vida cotidiana. Si no es posible desarrollar un programa específico de activi-
dad física, el sujeto debería aceptar una actividad como caminar, con un objetivo
inicial de caminar entre 30 y 45 minutos de 3 a 5 días a la semana que se irá in-
crementando gradualmente hasta caminar diariamente con una intensidad mo-
derada. Además, el sujeto puede ser informado de la conveniencia de subir esca-
leras o llevar un transporte más activo en su desplazamiento cotidiano diario. Si
la intervención logra reducir el peso, el programa evaluará periódicamente al
sujeto para vigilar el mantenimiento de esa pérdida de peso. Si fracasa, el indivi-
duo deberá ser tratado médicamente.
7. BIBLIOGRAFÍA
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Capítulo 20
Epidemiología y prevención del tabaquismo
1. Introducción
2. Epidemiología descriptiva del tabaquismo
3. Mortalidad atribuible al consumo de tabaco
4. Tabaquismo y calidad de vida
4.1. La percepción de salud de los fumadores
4.2. La percepción de salud de los ex-fumadores
5. Tabaquismo pasivo
5.1. Concepto y antecedentes
5.2. Efectos sobre la salud del tabaquismo pasivo
5.3. Prevalencia de Exposición al Humo Ambiental del Tabaco
6. Estrategias
de prevención y control del tabaquismo: evidencia de efectividad
6.1. Finalidad y objetivos generales
6.2. Estrategias de protección
6.3 Estrategias de sensibilización y desarrollo de competencias personales
6.4. Estrategia asistencial: oferta de apoyo y tratamiento para dejar de fumar
6.5. Conclusiones
7. Bibliografía
8. Apéndice: marco legal y normativo
1. INTRODUCCIÓN
Prevalencia (%)
50
40
30
20
10
0
16-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75 y más
Varón 31 46 41 41 31 21 9
Mujer 33 34 34 31 13 5 1
Años de edad
Por lo que respecta a los estudiantes (de 14-18 años) españoles, la proporción
de los mismos que son fumadores diarios pasó del 21,6% en 1994 al 14,8% en
2008. La edad media de inicio en el consumo de tabaco pasó de 13,9 años en
1994, a 13,3 años en 2008 (Ministerio de Sanidad y Política Social, 2009).
Promoción de la salud en la Comunidad
Muertes
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
Total Varón Mujer
1978 37.259 35.978 1.281
1992 51.704 47.867 3.837
1998 55.613 51.431 4.182
2001 54.233 49.366 4.867
2006 53.155 47.174 5.981
5. TABAQUISMO PASIVO
5.1. Concepto y antecedentes
por su propio consumo estará fumando «de forma pasiva», aunque en la práctica
reservamos este calificativo para personas que no fuman.
En todo el mundo, se estima que el 40% de los niños, el 35% de las mujeres
no fumadoras y el 33% de los varones no fumadores están expuestas al HTA
(Oberg, 2011). Datos referidos a España de la Encuesta Europea de Salud 2009
Epidemiología y prevención del tabaquismo
señalan que el 11,4% de los españoles de 16 y más años declaran haber estado
expuestas en distinta medida al humo del tabaco en su lugar de trabajo, el 24,5%
en su casa y el 40,0% en medios de transporte y lugares públicos cerrados.
Dado que aproximadamente mil millones de adultos en el mundo son fuma-
dores, la OMS estima que en torno a 700 millones de niños respiran aire conta-
minado por humo de tabaco, principalmente en el propio domicilio (WHO,
1999). La elevada prevalencia de exposición en la población infantil unida a las
numerosas evidencias científicas de la implicación causal del humo de tabaco en
un gran número de enfermedades, convierte al tabaquismo pasivo en la infancia
en un problema de salud pública de primer orden.
6. ESTRATEGIAS
DE PREVENCIÓN Y CONTROL DEL TABAQUISMO:
EVIDENCIA DE EFECTIVIDAD
6.1. Finalidad y objetivos generales
Evidencia de efectividad: La magnitud del efecto de esta medida está poco estu-
diada pero se ha documentado que podría llegar a reducir hasta un 25% la prevalen-
cia en jóvenes, aunque el efecto en el conjunto de los fumadores parece pequeño. El
impacto es mayor cuando se prohíben las máquinas expendedoras de tabaco de
forma completa, puesto que es la única opción de reducir en la práctica el acceso de
menores al consumo de tabaco (DiFranza, 1996; Glantz, 1996; Chriqui, 2008).
Epidemiología y prevención del tabaquismo
— C
ooperación con los MMCC. Esta estrategia es útil para promover
una cobertura suficiente de mensajes e informaciones relevantes en ra-
dio, televisión e Internet. Estos mensajes son útiles para educar a la po-
blación sobre los efectos perjudiciales del tabaco, aumentar la atención
prestada a las iniciativas de control del tabaco y contrarrestar la informa-
ción sesgada que promueve la industria tabacalera.
— I nformación a las personas que consumen tabaco: etiquetado. Esta
medida debe incluir advertencias rotatorias eficaces que combinen mensajes
Epidemiología y prevención del tabaquismo
duros con otros que incidan en los beneficios de dejar de fumar y otros que
informen de recursos disponibles para conseguirlo. Las evaluaciones dispo-
nibles documentan que contribuyen a sensibilizar a las personas consumido-
ras acerca de los riesgos y contribuyen a que niños y adolescentes no inicien
el consumo, pudiendo obtener una reducción de hasta un 2% en la preva-
lencia global del tabaquismo. La fuerza de la evidencia es moderada, y la
magnitud del efecto es variable (Hammond, 2003; OMS, 2008). También
se ha observado que la utilización de imágenes ilustrativas de enfermedades
u otros problemas, tienen mayor impacto que los textos solos y favorecen la
aceptación pública de las otras medidas de protección y control.
En 2004 la Comisión Europea aprobó y puso a disposición de los Estados miem-
bros de la Unión Europea 42 fotografías en color para que pudieran ser adoptadas
en cada país. Por ahora han sido adoptadas en Bélgica, Finlandia y Rumania, y
otros países europeos están considerando su inclusión, como por ejemplo: España,
Chequia, Islandia, Irlanda, Letonia, Noruega, Portugal, y Reino Unido.
El paciente se halla en esta etapa si: Qué puede hacer cada profesional de la salud
– No
es consciente de que su consumo es – Proporcionarle
información sobre los riesgos
peligroso o problemático. a los que se expone.
– No se ha planteado la necesidad de cambiar su – Personalizar al máximo los riesgos del con-
patrón de consumo. Se encuentra cómodo y sumo, de acuerdo a la situación clínica de
satisfecho con su situación. cada paciente.
– Animarle a valorar las ventajas que podría
Es poco probable que responda a la recomen- tener modificar su consumo.
dación de dejar el tabaco, pero puede ser recep-
tivo a la información sobre los riesgos asociados Indicarle que puede volver a la consulta cuando
a su patrón de consumo esté interesado en recibir ayuda para hacer un
cambio relacionado con su uso de drogas.
Promoción de la salud en la Comunidad
Las fases del cambio suelen ser correlativas, aunque no necesariamente, y aun
cuando ya se haya alcanzado la abstinencia, puede producirse una recaída. Sin
embargo, una vez realizado este proceso, la persona ya no vuelve a las fases ini-
ciales (pre-contemplación y contemplación) y puede reiniciar el proceso desde la
fase de preparación.
— E l consejo breve: una opción asumible en cualquier contexto
asistencial
El consejo breve a la persona que fuma, inserto en la atención sanitaria ruti-
naria, es una de las intervenciones clínicas más coste-efectivas para promover el
abandono del tabaquismo. Su efecto frente a la no intervención incrementa la
probabilidad de conseguir la abstinencia, pero además se observa que cuanto más
intensa es la intervención mayor es la eficacia obtenida. Así, si al consejo breve se
le añade un seguimiento pautado, es decir, se emplaza al paciente para una o más
visitas de seguimiento y refuerzo, las tasas de abstinencia alcanzadas pueden in-
crementarse de forma significativa (Agencia de Evaluación de Tecnologías
Sanitarias, 2003; Camarelles, 2008).
Es una estrategia de intervención oportunística diferenciada del tratamiento
intensivo por el tiempo invertido en la intervención y el número de sesiones de
seguimiento, y debería ser realizada por todos los profesionales de la salud con
un tiempo asistencial limitado. El objetivo principal de la Intervención es asegu-
rar que toda persona que fuma es identificada cuando acude a consulta y se le
ofrece apoyo para avanzar en el proceso de cambio. Muchas personas que fuman
son reticentes a acudir a programas intensivos para dejar de fumar y, por lo me-
nos, deben recibir intervenciones breves cuando acudan a consulta. Consiste en
preguntar al paciente si fuma, aconsejar el abandono del tabaco, valorar la dispo-
nibilidad para hacer un intento de dejar de fumar, ayudar a cada persona en el
intento de abandono y, por último, fijar visitas de seguimiento.
6.5. Conclusiones
7. BIBLIOGRAFÍA
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1
Salvador Llivina T. Condicionantes del consumo de tabaco en España. Retos actuales en política de prevención y
control. Adicciones 2004;16(Sup 2):25-58.
Promoción de la salud en la Comunidad
—
Real Decreto 192/1988, de 4 de marzo, sobre limitaciones en la
venta y uso del tabaco para la protección de la salud de la población.
Constituye el primer texto legislativo de importancia para la regulación
del tabaquismo en España. Este Real Decreto, toma como punto de par-
tida la declaración del tabaco como sustancia nociva para la salud, recogi-
da en el Art. 25.2 de la Ley General de Sanidad de 1986. En base a este
reconocimiento, el Real Decreto establece las primeras medidas de pro-
tección frente al ACHT en espacios públicos, señalando que, en caso de
conf licto, prevalecerá el derecho a la salud de los no fumadores frente a
los fumadores. También introduce medidas para advertir sobre los riesgos
del uso del tabaco; establece la obligación de insertar los contenidos de
nicotina y alquitrán en el etiquetado del tabaco; prohíbe la venta en de-
terminados lugares y regula la venta mediante máquinas expendedoras;
prohíbe la venta a menores de 16 años; regula y limita el consumo en
medios de transporte; limita y prohíbe el consumo en algunos lugares de
trabajo y centros públicos; y regula la obligatoriedad de señalización de
las zona para fumadores, sancionando su incumplimiento.
—
L ey 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad. Supone
una modificación del Real Decreto 709/82 de 5 de marzo, que regula la
publicidad y consumo de tabaco, y modificado por Real Decreto 2072/1983
de 28 de julio. Suprime la publicidad encaminada a fomentar el consumo
de tabaco de los medios de comunicación social dependientes de la
Administración del Estado o de las CC.AA. y prohíbe la publicidad de
tabaco en televisión, en orden a la protección de la salud y seguridad de
las personas.
—
Real Decreto 510/1992, de 14 de mayo, por el que se regula el eti-
quetado de los productos del tabaco. Regula los contenidos de alquitrán
y nicotina, e indica que la medición de los mismos se hará según las nor-
mas ISO / 4387 e ISO / 3400, al igual que el control del etiquetado, y las
advertencias. Establece además, limitaciones del consumo en aeronaves
comerciales.
—
Real Decreto 1185/1994, de 3 de junio, sobre etiquetado de produc-
tos del tabaco distintos de los cigarrillos y por el que se prohíbe determi-
nados tabacos de uso oral y se actualiza el régimen sancionador en mate-
ria de tabaco. Regula el etiquetado y las advertencias de los productos de
tabaco diferentes a los cigarrillos; y prohíbe los tabacos de uso oral con
excepción de los productos para fumar o mascar.
Epidemiología y prevención del tabaquismo
—
L ey 13/1998, de 4 de mayo, de Ordenación del Mercado de Tabacos
y Normativa Tributaria. Liberaliza: el monopolio de fabricación, impor-
tación, comercialización y distribución al por mayor de las labores de
tabaco manufacturado no comunitario; y el régimen jurídico de la fabri-
cación de labores de tabaco. Regula el comercio al por menor mediante
la Red de Expendedurías de Tabaco y Timbre. Y entre otras disposicio-
nes, crea y regula el funcionamiento del Organismo Autónomo
Comisionado para el Mercado de Tabacos.
—
Real Decreto 486/1997, de 14 de Abril de 1997, por el que se esta-
blecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de
trabajo. Establece las disposiciones mínimas que deben cumplir las em-
presas en materia de seguridad y salud, y entre ellas, señala que las condi-
ciones ambientales de los lugares de trabajo no deben suponer un riesgo
para la seguridad y la salud de los trabajadores y que en los locales de
trabajo cerrados deberá cumplirse, entre otras condiciones, «la renova-
ción mínima del aire (...) será de 30 metros cúbicos de aire limpio por
hora y trabajador, en el caso de trabajos sedentarios en ambientes no ca-
lurosos ni contaminados por humo de tabaco y de 50 metros cúbicos, en
los casos restantes».
—
Real Decreto 1199/99 de 9 de julio, por el que se desarrolla la ley
13/1998, de 4 de mayo, de Ordenación del Mercado de Tabacos y
Normativa Tributaria y se regula el Estatuto Concesional de la Red de
Expendeduría de Tabaco y Timbre. Entre otros aspectos de regulación
del mercado, define las facultades del Organismo Autónomo Comisionado
para el Mercado de Tabacos en materia de inspección y control de la red
minorista.
—
Real Decreto 1293/1999, de 23 de julio, modifica el Real Decreto
192/1988, de 4 de marzo, sobre limitaciones en la venta y uso del tabaco
para protección de la salud de la población. Desarrolla y amplia la prohi-
bición de fumar en medios de transporte colectivo. Contempla la regula-
ción en: todos los vehículos o medios de transporte colectivo urbano e
interurbano (incluidos funiculares y teleféricos); aviones comerciales;
transportes ferroviarios y marítimos; transporte escolar y de personas en-
fermas.
Real Decreto 6/2000, de 23 de junio, de medidas urgentes de intensifi-
—
cación de la competencia en mercados de bienes y servicios. Contiene medidas
Promoción de la salud en la Comunidad
—
L ey 42/2010, de 30 de diciembre, por la que se modifica la Ley
28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al ta-
baquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y
la publicidad de los productos del tabaco. La Ley 28/2005, de 26
de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de
la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del
tabaco, supuso un hito importante en la política de nuestro país en la lu-
cha contra el tabaquismo, tanto en lo que se refiere a la prohibición de
fumar en lugares públicos como a las medidas encaminadas a potenciar la
deshabituación del tabaco y a tratar de erradicar a medio y largo plazo el
hábito de fumar. Transcurridos más de cuatro años de aplicación de la
Ley, es patente, como se desprende de diversos estudios realizados al res-
pecto, la necesidad de avanzar en la protección de la salud de los ciudada-
nos ampliando la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados y
colectivos, lo que, por otro lado, satisface las demandas de los ciudada-
nos, como corroboran encuestas oficiales recientemente realizadas. Por
todo ello, y en la línea seguida en materia de prevención y control del
tabaquismo por la Unión Europea, con una estrategia concreta de la
Comisión Europea, cuyo objetivo es ampliar la prohibición de fumar en
espacios cerrados en todos los Estados miembros en 2012, posición que
corrobora la ratificación por España, en diciembre de 2004, del Convenio
Marco para el Control del Tabaco de la OMS, esta ley, que modifica la
Ley 28/2005, se encamina a avanzar en las limitaciones tendentes a au-
mentar los espacios libres de humo del tabaco, declarando entre otros
espacios totalmente libres de humo, restaurantes, bares y otros estableci-
mientos de ocio y restauración.
A pesar de que, en su mayoría, estas leyes constituyen progresos positivos,
globalmente, la legislación española para el control del tabaquismo mantiene to-
davía varios puntos débiles. Los principales retos en este ámbito son: la regula-
ción al alza de la fiscalidad; la prohibición de cualquier estrategia encubierta de
promoción del tabaco; la regulación de la asistencia a fumadores para el trata-
miento de la dependencia al tabaco (incluida la financiación de tratamientos de
probada efectividad); así como la monitorización y el seguimiento de diversas
previsiones legales, especialmente en lo referido a los ámbitos de publicidad, y
cierta vulnerabilidad en lo referente a la disponibilidad de mecanismos y recur-
sos de monitorización y control de la aplicación de la legislación reguladora del
consumo de tabaco en lugares públicos.
Promoción de la salud en la Comunidad
—
Ratificación del Convenio Marco para el Control del Tabaco de
la OMS
Un Convenio Marco constituye un acuerdo jurídico internacional concerta-
do entre Estados de forma escrita y regido por el derecho internacional. Es decir,
se trata de un tratado jurídicamente vinculante. El Convenio Marco para el
Control del Tabaco (CMCT) propuesto por la OMS es por tanto, un texto legal
de ámbito internacional que señala el desarrollo de estrategias clave para conse-
guir una disminución significativa de las enfermedades y de la mortalidad deri-
vadas del consumo de tabaco en los países que lo suscriben. El 21 de mayo de
2003, en la 56ª Asamblea Mundial de la Salud, los 192 Estados Miembros de la
OMS adoptaron por unanimidad este primer tratado en el ámbito de la salud,
con la finalidad de impulsar una mejora significativa de la salud pública en todo
el mundo. Actualmente el convenio ha sido firmado por 168 países. España fir-
mó el CMCT el 16 de junio de 2003, lo ratificó el 30 de diciembre de 2004 y
creó un instrumento legal de ratificación en 2005 (BOE, 2005)2. Este compro-
miso constituye un ejercicio de responsabilidad del Gobierno español, así como
el primer paso formal que marca su voluntad de hacer frente, de forma global,
coherente e integrada, a los importantes obstáculos y a las múltiples inercias que
dificultan la superación del problema del tabaquismo en España (Salvador
Llivina, 2004)3.
El CMCT de la OMS establece los principios y el contexto para la formula-
ción de políticas, la planificación de intervenciones y la movilización de recursos
políticos y financieros para el control del tabaco. Entre las medidas contempladas
a lo largo de los 38 artículos que constituyen el CMCT, destacan estrategias re-
comendadas por la OMS desde hace más de tres décadas. Se trata de medidas
políticas y legales cuyos intentos de aplicación históricamente han generado una
gran resistencia por parte de la industria del tabaco y los sectores económicos de
su inf luencia. Entre las principales medidas que vertebran el CMCT, destacan
por su impacto y efectividad probados: la consecución de espacios públicos total-
mente libres de humo ambiental de tabaco (HAT); la prohibición de la publici-
2
Boletín Oficial del Estado. Instrumento de Ratificación del Convenio Marco de la OMS para el control del taba-
co, hecho en Ginebra el 21 de mayo de 2003. BOE núm. 35 de 10/2/2005.
3
Salvador Llivina T. Condicionantes del consumo de tabaco en España. Retos actuales en política de prevención y
control. Adicciones 2004;16(Sup 2):25-58.
Epidemiología y prevención del tabaquismo
dad directa, indirecta y toda forma de patrocinio por parte de marcas de tabaco;
el incremento significativo del precio del tabaco (mediante impuestos) y su ex-
clusión en el cálculo del IPC para que la subida de precio no repercuta en la in-
f lación; un mayor control de las condiciones y puntos de venta de tabaco; cam-
pañas públicas informativas y de sensibilización; atención sanitaria de la
dependencia del tabaco dentro de las prestaciones sanitarias públicas; desarrollo
de procedimientos eficaces para garantizar el cumplimiento de la legislación vi-
gente; el impulso de investigación relevante para la prevención y el control del
tabaquismo; y monitorización a largo plazo de indicadores clave relacionados
con el tabaco.
Por tanto, el CMCT contempla tanto el desarrollo de medidas que ya han
empezado a aplicarse en nuestro país, como otras todavía no aplicadas o que re-
quieren un desarrollo mayor que el alcanzado hasta ahora.
Capítulo 21
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
1. Introducción
2. Conceptos básicos
2.1. Dependencia. Uso nocivo. Trastorno por uso de sustancias
2.2. Patrones de consumo
2.3. Principales tipos de drogas
2.4. Problemas asociados al uso de drogas ilegales
3. Medida
del uso de drogas y los problemas asociados
3.1. Encuestas poblacionales
3.2. Registros de eventos asociados con las drogas
3.3. Estudios epidemiológicos en usuarios de drogas o en poblaciones especiales
3.4. Estudios cualitativos y etnográficos
3.5. Métodos indirectos para estimar prevalencia e incidencia de uso problemático
de drogas
3.6. Métodos rápidos de evaluación y respuesta (RAR)
4. Magnitud y tendencias del uso de drogas
5. Prevención
del uso de drogas
5.1. Concepto
5.2. Etiología del consumo de drogas
5.3. Clasificación de las intervenciones preventivas
5.4. Eficacia de las intervenciones
5.5. Planificación y desarrollo de intervenciones
6. Reducción
de daños y riesgos asociados al uso de drogas
6.1. Historia y concepto
6.2. Tratamiento de mantenimiento con opioides
Siguiente
6.3. Diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales y orgánicos
6.4. Seguimiento de los pacientes
6.5. Capacitación y provisión de materiales para un consumo de menor riesgo
6.6. Vacunaciones
6.7. Prevención y control de accidentes
7. Tratamiento del abuso/dependencia de drogas
8. Reinserción social de los consumidores de drogas problemáticos
9. Coordinación de intervenciones y participación ciudadana
10. Bibliografía
11. Páginas web
Anterior
1. INTRODUCCIÓN
2. CONCEPTOS BÁSICOS
2.1. Dependencia. Uso nocivo. Trastorno por uso de sustancias
Tabla 1. Criterios DSM-5 para el diagnóstico de trastorno por uso de sustancias (TUS)
Patrón maladaptativo de uso de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo,
expresado por dos o más de los siguientes síntomas ocurridos en un período de doce meses:
1. Uso mayor del deseado: La sustancia se usa en mayores cantidades o durante más tiempo de lo que se pretendía.
2. Incapacidad de parar: Se desea persistentemente o se hacen esfuerzos infructuosos por controlar o interrumpir el uso de la
sustancia.
3. Tiempo dilapidado: Se emplea mucho tiempo para obtener la sustancia (p.ej., visitar a varios médicos o desplazarse largas
distancias), consumirla (p.ej., fumar un cigarrillo tras otro) o recuperarse de sus efectos.
4. Craving: Deseo fuerte y urgente de usar la sustancia.
5. Incumplimiento de obligaciones: Uso recurrente de la sustancia que resulta en un abandono del cumplimiento de las princi-
pales obligaciones en el trabajo, escuela u hogar (por ejemplo, faltas repetidas o escaso rendimiento en el trabajo relacionado
con el uso de la sustancia, ausencias relacionadas con la sustancia, suspensiones, o expulsiones de la escuela, negligencia en el
cuidado de los niños o del hogar).
6. Uso pese a problemas interpersonales: Uso continuado de la sustancia a pesar de tener problemas sociales o interpersonales
persistentes o recurrentes causados o exacerbados por el efecto de la sustancia (por ejemplo, discusiones con la pareja sobre
las consecuencias de la intoxicación, peleas físicas)
7. Reducción de actividades: Reducción o abandono de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al uso
de la sustancia.
8. Uso peligroso: Uso recurrente de la sustancia en situaciones en que es físicamente peligroso (por ejemplo, conduciendo
vehículos u operando una máquina bajo los efectos de la sustancia)
9. Uso pese a problemas físicos/psicológicos: Se continúa consumiendo la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas
psicológicos o físicos recurrentes o persistentes probablemente causados o exacerbados por el uso de la sustancia (por ejem-
plo, consumo de cocaína a pesar de saber que provoca depresión de rebote, ingesta continuada de alcohol, a pesar de que
empeora una úlcera, etc.)
10. Tolerancia, definida como:
a. una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir la intoxicación, o el efecto
deseado, o
b. una disminución marcada del efecto con el uso continuado de la misma cantidad de sustancia.
Nota: No considerar la abstinencia en quienes toman bajo supervisión médica fármacos como analgésicos, antidepresivos
o betabloqueantes.
11. Abstinencia, definida como:
a. el síndrome de abstinencia característico de la sustancia, o
b. la toma de la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.Nota: No consi-
derar la abstinencia en quienes toman bajo supervisión médica fármacos como analgésicos, antidepresivos o betablo-
queantes.
Especificadores de gravedad: No diagnóstico: 0-1 criterios positivos; leve: 2-3 criterios +; moderado: 4-5
criterios +; grave: 6 o más criterios +
Especificadores de evolución: Remisión temprana (≥3<12 meses sin criterios de trastorno de uso de la
sustancia, excepto craving).
Remisión sostenida (≥12 meses sin criterios, excepto craving).
Especificadores adicionales: En ambiente controlado (el sujeto está en un ambiente con acceso restringido
a la sustancia; en terapia de mantenimiento (el sujeto está tomando agonistas o agonistas/antagonistas para
tratar su TUS y ninguno de los criterios diagnósticos de TUS, excepto tolerancia y abstinencia, se cumplen
para esa medicación.
El diagnóstico se puede aplicar a tabaco, alcohol, cannabis, alucinógenos, inhalables, hipnosedantes, ansio-
líticos, estimulantes (incluyendo cocaína, anfetaminas y otros) y a otras sustancias, pero no a cafeína.
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
Las consecuencias de las drogas dependen del tipo de droga, pero también y
de forma muy relevante de las pautas o patrones de consumo de drogas (frecuen-
cia, dosis o cantidad, vía, policonsumo o consumo de varias drogas en la misma
sesión de consumo, etc.) y de factores personales y contextuales. La frecuencia de
consumo puede ir desde la mera experimentación hasta el uso diario, hablándose
a veces de uso regular de drogas si se usa al menos semanalmente. Casi todas las
drogas pueden usarse por varias vías de administración, con distintas implicacio-
nes sociosanitarias. La inyección y la vía pulmonar o fumada (aspiración de vapores
con absorción por mucosa broncopulmonar) muestran efectos más rápidos, cortos
e intensos, y más rápida progresión a dependencia que la oral y la intranasal o
esnifada (aspiración de polvo con absorción por mucosa nasofaríngea). Fumando
o inyectándose los efectos aparecen inmediatamente, esnifando a los 3-5 minu-
tos y por vía oral a los 15-20 minutos. El riesgo de intoxicación aguda (IA), es
mucho mayor para la inyección que para las vías fumada y esnifada. Además, hay
problemas específicos asociados a la vía inyectada (infección por el virus de la
inmunodeficiencia humana —VIH— y otras infecciones), fumada (asma, infec-
ciones, neumonitis, neumotórax, edema agudo de pulmón, etc.) o esnifada (he-
morragias nasales, sinusitis, etc.).
con la cabeza metida en una bolsa de plástico. El uso crónico puede producir
daños multiorgánicos (cerebro, vías nerviosas, pulmón, hígado, riñón, músculos,
médula ósea, ojo y oído). Los nitritos y oxido nitroso, son estimulantes del SNC y
producen vasodilatación y metahemoglobinemia, lo que se manifiesta por eufo-
ria, hipotensión, enrojecimiento, taquicardia, cefalea, mareo, ligereza, aumento
de la líbido y relajación del esfínter anal.
pacientes, sobre todo aquéllos con diagnósticos más graves, suelen tener dificulta-
des para cumplir los tratamientos psiquiátricos o somáticos (VIH/sida, hepatitis C,
etc.), y no es raro que su situación se agrave por problemas sociales, falta de vivien-
da o aislamiento que precisan la intervención de los servicios sociales.
Accidentes: Algunas muertes por accidentes de tráfico pueden atribuirse
a las drogas ilegales, aunque bastantes menos que al alcohol. La droga psicoac-
tiva ilegal más prevalente entre los conductores es cannabis, y entre los medi-
camentos psicoactivos, las benzodiazepinas. La mayoría de las drogas ilegales
pueden afectar la capacidad para conducir de varias formas (tiempo de reacción
inadecuado, limitaciones de la visión, limitaciones para juzgar la distancia y la
velocidad, distorsiones de la percepción del tiempo y el espacio, problemas de
coordinación), y en algunos casos los efectos son dosis-dependientes. El canna-
bis, GHB, ketamina y PCP pueden reducir las funciones psicomotoras y cog-
nitivas implicadas en la conducción. La anfetamina y metanfetamina a bajas
dosis pueden disminuir la capacidad de conducción durante el día debido a la
visión en túnel. En el caso de MDMA y cocaína los estudios experimentales
sugieren que a dosis medias o bajas no hay un gran efecto sobre la capacidad de
conducir o incluso puede haber una mejora de algunas funciones, aunque en
consumidores crónicos se ha detectado un deterioro de algunas funciones y un
aumento de las conductas compulsivas en la conducción. Las benzodiazepinas
deterioran la capacidad de conducir, con diferencias según el tipo. Cuando hay
policonsumo los efectos sobre la conducción pueden ser variables. En general,
se produce un efecto sinérgico y aumenta el deterioro, como cuando se consu-
men varios depresores del SNC o cannabis y alcohol. Sin embargo, la cocaína,
y en cierta forma el MDMA, pueden mejorar algunas funciones alteradas por
el alcohol.
Violencia: Las lesiones o muertes derivadas de la intimidación o uso de la
fuerza física de forma intencionada contra personas o grupos son un problema
grave de salud pública. Las drogas pueden aumentar el riesgo de conductas vio-
lentas por sus efectos farmacológicos, el SA, por inducir trastornos psíquicos, o
por conf lictos derivados del tráfico ilegal. Además, inf luyen aspectos culturales
o subculturales ligados al uso de drogas y la historia de los consumidores. Las
drogas ilegales más fuertemente asociadas a violencia son la cocaína, sobre todo
en forma de base, las anfetaminas y la mezcla de la primera con el alcohol.
Otros problemas sociales y legales: El uso de drogas ilegales se asocia
también a problemas sociales como dificultades escolares, absentismo laboral,
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
3.1. Encuestas poblacionales
5.1. Concepto
drogas que refuerza lo que sus hijos están aprendiendo sobre los efectos dañinos
de las drogas en el programa de prevención de su escuela. Esto abre la puerta a
discusiones entre la familia sobre el abuso de las drogas legales e ilegales.
Sin embargo, la información sobre las drogas por sí sola no ha demostrado ser
eficaz en desalentar el abuso de las drogas. La combinación de la información
con las habilidades, los métodos y los servicios produce resultados más eficaces.
Los métodos están encaminados hacia el cambio, como el establecimiento y el
refuerzo de las reglas sobre el abuso de drogas en la escuela, en la casa, y dentro
de la comunidad. Los servicios pueden incluir consejería y asistencia en la escue-
la, consejería paritaria, terapia en familia, y cuidados de la salud. La vigilancia y
supervisión de los padres se pueden mejorar con entrenamiento sobre la fijación
de reglas; métodos para supervisar las actividades de los hijos; alabanza por la
conducta apropiada; y una disciplina moderada y consistente que haga cumplir
con las reglas de la familia.
Programas laborales: Es importante desarrollar intervenciones sobre drogas en
este medio porque el uso de drogas aumenta el riesgo de accidentes, absentismo,
cambio de trabajo, bajo rendimiento y conf lictos laborales, porque se alcanzan
muchos padres, que después pueden abordar mejor el problema con sus hijos, y
porque pueden integrarse en los programas estándar de promoción de la salud y
manejo del estrés. Hasta ahora se han centrado sobre todo en el alcohol, orien-
tándose a informar y sensibilizar sobre sus efectos, e incluyendo a menudo diag-
nóstico precoz y oferta de tratamiento. A menudo los programas ofrecen incen-
tivos para aumentar la participación. Pueden reducir el uso de drogas logrando la
adopción de estilos de vida más saludables en sentido general y aumentando es-
pecíficamente los conocimientos, motivaciones y habilidades específicas sobre
prevención de uso de drogas. Pueden realizarse dentro o fuera de la empresa.
Deben adaptarse a las condiciones de los trabajadores y la empresa. Por ejemplo,
las intervenciones que exigen largas permanencias en una clase no suelen ser
adecuados, y hay que desarrollar otras opciones como entrenamiento interactivo
con ayuda de ordenador portátil o la web, videos y materiales impresos, o méto-
dos de enseñanza a distancia. Estas técnicas pueden ser además muy aplicables a
empleados con discapacidades, móviles o que trabajan a turnos, o aquellos muy
afectados por el estigma que acompaña a veces al consumo. Además, expanden
la posibilidad de alcanzar a los familiares de los empleados. En cualquier caso
deben ser ofertados garantizando la confidencialidad.
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
La mayoría de las evaluaciones se han hecho en EEUU sobre sus propios pro-
gramas. Una revisión sistemática reciente de los programas escolares (Faggiano,
2005) ha concluido que los programas basados en la adquisición de habilidades
para la vida cotidiana eran los más efectivos para la prevención del uso inicial de
drogas. También se constató que muchas variables resultado usadas en la evalua-
ción no se referían directamente al uso de drogas sino que eran variables interme-
dias no siempre fuertemente correlacionadas con dicho uso. Además, el uso de
drogas se solía medir poco después de la intervención, desconociéndose el resul-
tado a medio o largo plazo. Por lo tanto, los resultados han de ser confirmados
por ensayos aleatorios bien diseñados, con seguimiento a largo plazo, y no sólo en
EE.UU. En cuanto a la eficacia de las intervenciones en ámbitos no escolares en
menores de 25 años otra revisión sistemática reciente de los ensayos aleatorios
centrados en entrevistas motivacionales o intervenciones breves, educación o en-
trenamiento de habilidades, intervenciones familiares, e intervenciones en la co-
munidad con componentes múltiples, ha concluido que faltan pruebas sobre la
efectividad de estas acciones, que las entrevistas motivacionales y algunas inter-
Promoción de la salud en la Comunidad
Los jóvenes suelen ser mucho más efectivos que los adultos para transmitir
mensajes de prevención a otros jóvenes, ya que comparten experiencias simila-
res, y usan un idioma común.
En cuanto a la evaluación de las intervenciones preventivas del uso de drogas,
se puede valorar si las intervenciones se han basado en evidencias científicas, si se
han seleccionado las más adecuadas para las necesidades de esa comunidad, su
cobertura (% de jóvenes alcanzados, características de los participantes), el proce-
so (si se han realizado como estaba previsto), la opinión de los participantes sobre
las mismas, su coste (costes evitados, análisis coste-efectividad, etc.), y los resul-
tados o el impacto a corto y largo plazo. En lo relativo a la evaluación del impac-
to generalmente es muy difícil atribuir los cambios en los fenómenos de drogas
observados en una población diana a un programa concreto, por lo que parece
más conveniente centrarse en evaluar las respuestas o las políticas generales sobre
drogas haciendo medidas o valoraciones periódicas con varios métodos distintos
(sobre todo, encuestas poblacionales, indicadores basados en registros y métodos
cualitativos). Las evaluaciones pueden ofrecer la oportunidad para cambiar las
estrategias y los métodos para tratar mejor los problemas existentes.
6. REDUCCIÓN
DE DAÑOS O RIESGOS ASOCIADOS
AL USO DE DROGAS
Los servicios generales de salud deben ser capaces de diagnosticar y tratar los
problemas agudos de salud de los consumidores (IAs, SAs, dolor agudo, fiebre,
infecciones agudas y otros problemas) (Department of Health (England) and the
devolved administrations, 2007; Zarco, 2007). El manejo de las IAs depende del
cuadro clínico y las drogas consumidas, pero a menudo el cuadro es inconsistente
debido al consumo concomitante de varias drogas, a las distintas pautas de consu-
mo (dosis, vías, etc.) y a factores individuales. Ante una intoxicación aguda (IA),
salvo en casos leves (cuadros de ansiedad o hipotensión por cannabis sin síntomas
psicóticos), se recomienda derivación hospitalaria, bien para observación (lo más
frecuente) o ingreso. Antes y durante el traslado se seguirán las normas generales,
asegurando el soporte vital respiratorio y circulatorio, por lo que el intoxicado
debe ser acompañado por personal sanitario. Los síndromes de abstinencia (SAs)
se tratan en general en el marco del tratamiento del abuso/dependencia, pero a
veces precisan atención urgente. Los SAs por barbitúricos, y en menor medida
por benzodiazepinas o GHB, implican riesgo de convulsiones y crisis psicóti-
cas, por lo que se derivarán a hospital, aplicando de inmediato sustitutivos.
Los SAs por opioides no implican riesgo de muerte, pero para aliviar el sufri-
miento hay que hacer tratamiento sintomático, sin olvidar proponer al paciente
tratamiento del abuso/dependencia. Los SAs por estimulantes u otras drogas tam-
poco no ponen en peligro la vida ni requieren tratamiento urgente. Si un pacien-
Promoción de la salud en la Comunidad
Son acciones para que los consumidores conozcan los riesgos asociados a las
diversas conductas de consumo y las precauciones para reducirlos, adopten di-
Promoción de la salud en la Comunidad
chas precauciones, y tengan los medios materiales para hacerlo (jeringas estériles,
condones, naloxona, etc.) (Insúa, 2001). Se han centrado sobre todo en los con-
sumidores de opioides, especialmente en inyectadores, aunque también se han
desarrollado en el ámbito recreativo en relación con el éxtasis y otras sustancias.
Las acciones más frecuentes de este tipo han sido las destinadas a reducir las con-
ductas de riesgo de ITSS (sobre todo VIH, VHB o VHC) que se abordarán en el
tema 22. También se han dirigido acciones a reducir el riesgo de sobredosis
o IAs, intentando que los consumidores conozcan los factores que facilitan las
IAs y las prácticas y estrategias para evitarlas y actuar eficazmente cuando pre-
sencian una IA (Tabla 3), lo que es muy frecuente entre algunos consumidores
(Sporer, 2003). Se sabe que en muchos países, entre ellos España, el conocimien-
to e implementación de estas medidas es muy deficiente, por lo que se están
produciendo bastantes muertes que podrían evitarse.
Tabla 3. Prácticas para disminuir los riesgos asociados al uso de drogas
sucesivas visitas. El consejo puede y debe realizarse a todos los consumidores, in-
cluidos los esporádicos, los que no se inyectan, los que toman fármacos suscepti-
bles de abuso o los que van a iniciar tratamiento del abuso/dependencia de dro-
gas. El mejor consejo para reducir el riesgo es sin duda dejar de consumir,
especialmente si hay enfermedades crónicas (cardiopatía, hipertensión, asma, epi-
lepsia, etc.), trastornos mentales, embarazo, lactancia o complicación aguda previa
por drogas (psicosis, coronariopatías, etc.). Sin embargo, como se indicó, hay
otros consejos posibles que han de adaptarse a las circunstancias y pautas de con-
sumo de cada paciente (Tabla 3). Además, no hay que olvidar recomendar a todos
los consumidores que no conduzcan ni realicen actividades peligrosas bajo los
efectos de drogas, sobre todo de los depresores del SNC. Además, se debe abordar
con los jóvenes consumidores la planificación familiar y las conductas sexuales de
riesgo (recomendando el uso sistemático de preservativo). Si hay embarazo, se
recomendará abstinencia de drogas y, si no es posible, se ofertará la opción de
aborto voluntario por embarazo de alto riesgo, y eventual derivación a TMO.
Algunos servicios especiales de reducción del daño, como los PIJ, tienen como
principal, y a veces casi único objetivo, evitar la transmisión de ITSS, por lo que se
abordarán en el tema 22. Las salas de consumo supervisado, además de reducir el
riesgo de ITSS, tienen también como uno de sus objetivos principales la preven-
ción de las IAs y sus consecuencias. Proporcionan un espacio higiénico donde los
consumidores de drogas pueden inyectarse (y a veces consumir por otras vías) sin
prisas y sin temor a ser sorprendidos como cuando lo hacen en espacios abiertos, lo
que permite disminuir el riesgo de ocurrencia de sobredosis. Además, si la sobre-
dosis ocurre el afectado puede ser atendido rápidamente por un médico u otro
profesional de la salud. Estas salas, que pueden ser fijas o móviles, atraen a consu-
midores con un alto grado de vulnerabilidad social, que presentan diversos factores
de riesgo de IAs como vivir en la calle o no tener domicilio fijo, ser policonsumi-
dores o inyectadores frecuentes. Las evidencias muestran que a pesar del alto nú-
mero de IAs atendidas en ellas no se han registrado muertes por esta causa, ya que
con la intervención adecuada (generalmente naloxona, medicación coadyuvante o
reanimación cardiorrespiratoria) revierten fácilmente. Esto ocurre también en
España, donde están disponibles en Barcelona, Madrid y Bilbao, y atienden a una
población muy marginal con una elevada proporción de inmigrantes que en caso
de no inyectarse en la sala lo hacen en la calle o en locales abandonados. A menudo
estas salas proporcionan también cuidados de salud como curas de abscesos, detec-
ción de infecciones VIH, VHC o VHB, vacunaciones, supervisión de tratamien-
tos y servicios sociales como lavandería, comida, e incluso a veces, como en el caso
de Madrid, albergue para los que no tienen domicilio.
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
Uno de los aspectos clave del éxito de los programas especiales de reducción
del daño ha sido el desarrollo de la participación activa y responsable de los con-
sumidores y exconsumidores. Ello ha permitido comprender mejor las necesida-
des de los grupos diana en términos de protección de la salud, acceder a subgru-
pos ocultos, y difundir mejor los mensajes e instrumentos de prevención en los
lugares donde viven, consumen o se relacionan.
6.6. Vacunaciones
Las estrategias para disminuir la conducción bajo los efectos de drogas psi-
coactivas incluyen programas en escuelas y autoescuelas, campañas en medios de
comunicación, etiquetado de medicamentos y consejo en farmacias, informa-
ción y promoción de transportes y conductores alternativos en zonas de ocio,
identificación de personas con esta conducta mediante tests rápidos de detección
de drogas en conductores o mediante tests estandarizados de sobriedad, y sancio-
nes penales o administrativas a los identificados, entre ellas, pérdida de puntos o
retirada temporal del carnet de conducir, multas, participación obligatoria en
programas educativos para conductores o programas de tratamiento, prisión, etc.
(Raes, 2008;Rodríguez-Martos, 2007). En España, la legislación establece que
no podrán circular los conductores de vehículos o bicicletas que hayan ingerido
o incorporado a su organismo drogas tóxicas, estupefacientes, psicotrópicos, es-
timulantes u otras sustancias con efectos análogos (incluyendo medicamentos) y
que quedan obligadas a someterse a pruebas o controles preventivos quienes se
encuentren en situaciones análogas a las que permiten la realización de pruebas
de detección de alcohol. Sin embargo, en el caso de drogas psicoactivas distintas
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
Tabla 4. Principios de Tratamientos Efectivos del National Institut of Drug Abuse (NIDA)1
1. No
hay un solo tratamiento apropiado para todos. Hay que lograr una combinación adecuada a
las necesidades de cada persona, teniendo en cuenta su edad, sexo, grupo étnico y cultura.
2. El
tratamiento debe estar fácilmente disponible siempre, para aprovechar cualquier oportunidad en
que el consumidor se plantee comenzarlo. Se pueden perder potenciales candidatos si no están
disponibles inmediatamente o no son fácilmente accesibles.
3. El tratamiento efectivo debe abarcar las múltiples necesidades de la persona, incluyendo los problemas
médicos, psicológicos, sociales, laborales y legales, y no sólo su uso de drogas.
4. El plan de tratamiento debe ser continuamente evaluado y, si es preciso, cambiado para asegurar su
adecuación a las necesidades cambiantes de la persona. Un paciente puede requerir combi-
naciones de servicios y componentes de tratamientos variables a lo largo de su tratamiento
y recuperación.
5. Para
que el tratamiento sea efectivo es esencial continuarlo durante un tiempo adecuado. La duración
depende de los problemas y necesidades de cada persona. Las investigaciones indican que la
mayoría de los pacientes comienzan a mejorar significativamente después de tres meses.
6. La terapia individual y/o de grupo y otros tipos de terapias de comportamiento son componentes críticos
del tratamiento efectivo para la adicción. Durante la terapia, los pacientes tratan sus problemas de
motivación, desarrollan habilidades para rechazar las drogas, reemplazan actividades donde se
usan drogas por actividades constructivas y útiles sin drogas, y mejoran sus aptitudes para
resolver problemas. La terapia conductuales también facilita las relaciones interpersonales y
mejoran la habilidad para funcionar en la familia y la comunidad.
Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
7. Para muchos pacientes los medicamentos son un elemento importante del tratamiento, sobre todo combi-
nados con diferentes tipos de terapia. La metadona es muy efectiva para ayudar a los adictos a
heroína y opioides a estabilizar sus vidas y reducir el uso de drogas ilegales. La naltrexona
también es eficaz para adictos a opioides y para algunos que tienen a la vez dependencia de
alcohol. La combinación de terapias y medicamentos puede ser muy importante para pacien-
tes con trastornos mentales concomitantes.
8. En
personas con problemas de adicción/abuso de drogas que al mismo tiempo tienen trastornos menta-
les, se deben tratar los dos problemas de manera integrada. Aquellos pacientes que presentan cual-
quiera de las dos condiciones deben ser evaluados y tratados de ambos trastornos.
9. El tratamiento no tiene que ser voluntario para ser efectivo. El tratamiento puede ser más fácil con
fuerte motivación. Las sanciones o premios pueden aumentar bastante los porcentajes de
personas que entren y que se mantengan en programas de tratamiento, así como el éxito de
los mismos.
10. El
posible uso de drogas durante el tratamiento debe ser constantemente supervisado. Durante el
tratamiento puede haber recaídas en el consumo. La supervisión objetiva del uso de drogas
y alcohol durante el tratamiento, incluyendo análisis de orina u otros exámenes, puede
ayudar al paciente a resistir sus impulsos de usar drogas. Esta supervisión también puede
proporcionar una evidencia temprana del uso de drogas para poder reajustar el plan de
tratamiento. Dar a conocer los resultados a quienes den positivo en los análisis puede ser un
elemento importante de la supervisión.
11. Los programas de tratamiento deben incluir exámenes para VIH/SIDA, hepatitis B y C, tuberculosis
y otras enfermedades infecciosas, conjuntamente con la terapia precisa para ayudar a los pacien-
tes a modificar o cambiar las conductas que les ponen a ellos o a otros en riesgo de infec-
ción. La terapia puede ayudar a los pacientes a evitar conductas de alto riesgo. También
puede ayudar a las personas que ya están infectadas a manejar su enfermedad.
12. La recuperación de la adicción puede ser un proceso a largo plazo y a menudo requiere múltiples ron-
das de tratamientos para lograr la abstinencia a largo plazo y un funcionamiento completo.
Como en otras enfermedades crónicas, la reincidencia en el uso de drogas puede ocurrir
durante o después de rondas exitosas de tratamiento.
1
National Institute on Drug Abuse (NIDA). Principios de Tratamientos para La Drogadicción: Una Guía Basada
en Investigaciones. Bethesda, MD, 2001. Disponible en: http://www.drugabuse.gov/PODAT/Spanish/PODAT1.html.
Para orientar bien a los pacientes hay que conocer bien la red especializada y
sus protocolos. Puede obtenerse información sobre los recursos de esta red en
España en las páginas web del Plan Nacional sobre Drogas y de la Fundación de
Ayuda contra la Drogadicción (FAD) que se incluyen al final del tema y en el
teléfono 900161515 de la citada fundación. Se ha de ofertar un plan de tratamien-
to comprehensivo que incluya varias opciones, ya que la misma intervención no
Promoción de la salud en la Comunidad
sirve para todas las personas y momentos. El apoyo de los profesionales de aten-
ción primaria de salud y de otros servicios sociales comunitarios es fundamental
tanto en el inicio y elección del tratamiento como en el seguimiento de los largos
procesos de deshabituación. Si se asumen algunas tareas de tratamiento de la de-
pendencia conviene valorar siempre el apoyo de familiares y el entorno cercano.
Hay dos grandes tipos de tratamiento, los programas libres de drogas (PLD) y los
TMO. Los PLD se orientan a la abstinencia y pueden reducir el uso de drogas y
mejorar otros aspectos de la vida de los consumidores si duran al menos tres me-
ses. Su principal limitación es precisamente su baja tasa de retención. Suelen tener
una fase corta de desintoxicación (no siempre necesaria) y otra más larga de des-
habituación. La desintoxicación pretende mitigar el SA con dosis decrecientes de
la droga de que depende u otras con tolerancia cruzada y puede asumirse desde
atención primaria en pacientes motivados, sin tratamiento previo, sin complica-
ciones orgánicas o psíquicas importantes, que tienen apoyo de personas de refe-
rencia (familiares, amigos, etc.) que los cuidan y se encargan de que se cumpla el
tratamiento y de pedir ayuda si surgen complicaciones. La deshabituación incluye
terapias conductuales, intervenciones psicosociales o farmacológicas para mante-
ner la abstinencia y posibilitar la reinserción social. Para heroína puede usarse el
antagonista naltrexona (que exige mucha motivación). Es importante advertir a
los usuarios de opiáceos en PLD que corren gran riesgo de IA si usan las dosis
habituales tras la abstinencia derivada del tratamiento. En el caso de los estimu-
lantes (cocaína o anfetaminas), hasta ahora no existe un tratamiento farmacológi-
co eficaz del abuso/dependencia, aunque se emplean varios tipos en función de la
sintomatología más relevante en cada paciente. Las terapias conductuales ayudan
a los consumidores a implicarse en el tratamiento, incentivan la abstinencia, mo-
difican sus actitudes y conductas relacionadas con las drogas, mejoran sus habili-
dades para tomar decisiones, negociar, resolver problemas, resistir el estrés, iden-
tificar situaciones de riesgo y evitarlas o enfrentarlas, etc. En España la mayoría de
los PDL se hacen en los CAD, aunque algunos son derivados a centros con inter-
namiento (unidades de desintoxicación hospitalaria o comunidades terapéuticas).
8. REINSERCIÓN
SOCIAL DE USUARIOS DE DROGAS
PROBLEMÁTICOS
9. COORDINACIÓN
DE INTERVENCIONES, Y PARTICIPACIÓN
CIUDADANA
10. BIBLIOGRAFÍA
Becoña, E.: Bases científicas de la prevención de las drogodependencias. Madrid: Delegación del
Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Ministerio de Interior; 2002.
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Consumo de drogas ilegales y promoción de la salud
1. Introducción
1.1. La salud sexual. Antecedentes y definición
1.2. Promoción de la salud sexual
1.3. Infecciones de Transmisión Sexual: definición, agentes infecciosos y clasificación
2. Magnitud y situación actual de la infección por el VIH y de otras infecciones de trans-
misión sexual
2.1. La infección por el VIH
2.1.1. En el mundo
2.1.2. En España
2.2. Otras infecciones de transmisión sexual
2.2.1. En el mundo
2.2.2. En España
3. La
prevención de las infecciones de transmisión sexual
3.1. Educación sanitaria y promoción de comportamientos sexuales saludables
3.1.1. Educación y consejo
3.1.2. Métodos de prevención de ITS
3.1.3. Profilaxis post exposición
3.2. Detección de las infecciones asintomáticas
3.2.1. Diagnóstico precoz
3.2.2. Diagnóstico precoz de la transmisión vertical
3.3. Tratamiento y consejo a las personas infectadas
3.4. Evaluación, tratamiento y consejo de las parejas sexuales de personas con ITS
3.5. Inmunización frente a las ITS de las que se dispone de vacuna
4. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
Las ITS son un conjunto de patologías infecciosas para las que la transmisión
sexual tiene importancia epidemiológica, aunque en algunas de ellas este meca-
nismo no sea el único o el más importante. Muchas de ellas incluyen una fase
asintomática en la que una persona puede ser transmisora sin saberlo. Por ello es
muy importante el diagnóstico y tratamiento tanto en la fase clínica como en la
subclínica. Si no se tratan pueden dar lugar a complicaciones y secuelas graves
como infertilidad, embarazo ectópico, cáncer cervicouterino o defunciones pre-
maturas de lactantes y adultos.
Hay más de 30 agentes patógenos bacterianos, víricos y parasitarios que pue-
den transmitirse por vía sexual. Lo más frecuente es que estas infecciones se mani-
fiesten en los genitales y en la piel, pero en algunos casos también pueden producir
La infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual
alteraciones en otros órganos internos. Una persona que haya padecido alguna
ITS, aunque se haya curado con el tratamiento, sigue siendo susceptible a la rein-
fección si tiene de nuevo contactos sexuales con personas infectadas. En la Tabla 1
se muestran los principales organismos patógenos y las enfermedades que causan.
Tabla 1. Principales agentes patógenos de transmisión sexual y enfermedades que provocan
2. MAGNITUD
Y SITUACIÓN ACTUAL DE LA INFECCIÓN POR EL
VIH Y DE OTRAS INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL
esta región han concentrado sus esfuerzos en promocionar el uso del preservativo
en las relaciones sexuales comerciales. La transmisión del VIH por compartir
material para inyección de drogas solamente tiene alguna relevancia en el archi-
piélago de las Bermudas y en Puerto Rico, donde ha sido responsable del 40% de
las nuevas infecciones entre hombres y del 27% entre las mujeres en el año 2006
(UNAIDS, 2010).
En América Central y del Sur, la tendencia de la epidemia ha experimentado
pocos cambios en los últimos 10 años. El número de personas infectadas sigue
creciendo desde 1,1 millones de personas en 2001 a 1,4 en 2009 debido, en parte,
a la importante expansión del tratamiento antirretroviral en países como Brasil en
donde vive una de cada tres personas infectadas de la región. La transmisión se-
xual entre hombres es la más importante en la región latinoamericana, seguida a
distancia, por la atribuida a compartir material para la inyección de drogas.
Diferentes estudios que han reclutado hombres que tienen relaciones sexuales con
hombres en el medio urbano, describen en este colectivo prevalencias próximas al
10% y una incidencia anual de VIH de 5,1 por cada 100 personas-año. La mayoría
de los países han centrado su atención en las campañas de uso del preservativo
durante las relaciones comerciales heterosexuales, aunque algunos autores señalan
que el riesgo de infección es muy superior en los hombres o en los transexuales
que ejercen la prostitución en comparación con las mujeres. De hecho, dentro del
colectivo de personas que ejercen la prostitución, se han descrito diferencias muy
marcadas en la prevalencia de infección que oscilan entre el 28% y el 34% entre
transexuales o del 22,8% en los hombres frente al 1,8% en el colectivo de las mu-
jeres. La transmisión del VIH entre usuarios de drogas por vía parenteral se loca-
liza principalmente en los países del Cono Sur, en la frontera de México con
Estados Unidos y en Puerto Rico. La cobertura de tratamiento antirretroviral en
Latinoamérica en 2009 fue del 42%, siendo superior en America del Sur que en
Centroamérica. En diferentes países ya se han observado reducciones notables de
la tasa de mortalidad relacionada con el VIH (UNAIDS, 2010).
En las regiones de América del Norte y Europa occidental y central se estima
que el número total de personas vivas infectadas por el VIH asciende a 2,3 mi-
llones, teniendo en cuenta las 100.000 nuevas infecciones que se produjeron en
2009. En estas regiones la vía más importante de trasmisión es a través de las
relaciones homosexuales entre hombres y en mucha menor medida por el uso
compartido del material para la inyección de drogas. A partir del año 1996 cuan-
do se extendió la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) en los países
La infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual
el tratamiento antirretroviral antes (con menos de 500 CD4 aunque se esté asin-
tomático) (Kitahata, 2009;Thompson, 2010). Es muy probable que en un futuro
próximo se tienda a adoptar este nuevo punto de corte para definir «diagnóstico
tardío de VIH».
2.1.2. En España
2.2.1. En el mundo
A nivel mundial, todas estas infecciones suponen una inmensa carga sanitaria
y económica, especialmente para los países en desarrollo, en donde las ITS y sus
complicaciones se encuentran entre las cinco principales razones de demanda de
atención sanitaria (World Health Organization, 2001). Además de su elevada
morbilidad e importantes complicaciones y secuelas cuando no hay un diagnós-
tico temprano y tratamiento adecuado, la presencia de ITS sin tratar incrementa
de manera importante el riesgo de transmisión del VIH. Por lo que las activida-
des de prevención y control del resto de ITS adquieren especial protagonismo en
la prevención del VIH.
Aunque el mayor número de nuevas infecciones de transmisión sexual se
observa en el sudeste asiático, seguido de las regiones de África subsahariana y de
Latinoamérica y Caribe, las tasas de incidencia más altas se localizan en África
subsahariana. Las tasas más elevadas se detectaron en hombre y mujeres de 15-35
años residentes en zonas urbanas (World Health Organization, 2001).
Infección por Chlamydia trachomatis
La infección por Chlamydia trachomatis causa enfermedad inf lamatoria pélvi-
ca, con el consiguiente riesgo de infertilidad. Además las mujeres embarazadas e
infectadas por Chlamydia pueden transmitir la infección a sus hijos en el parto.
Generalmente la infección es silente en dos de cada tres mujeres (70%-75%). El
diagnóstico requiere un equipamiento técnico sofisticado que no está al alcance
de muchos países en desarrollo. En la mayoría de los países industrializados es la
infección de transmisión sexual bacteriana más prevalente. Las prevalencias más
elevadas se han observado en mujeres adolescentes (24%-27%).
En muchos países de la Unión Europea la infección por Chlamydia no es una
enfermedad de declaración obligatoria. Solamente 17 de los 25 países que inte-
gran la Red Europea de Vigilancia de las ITS (ESSTI) disponen de esta informa-
ción y su análisis confirma que, al igual que en Estados Unidos, es la ITS bacte-
riana más frecuente, observándose una mayor frecuencia de casos en las mujeres
(55% del total en 2007), sobre todo entre las más jóvenes. El 77% de todos los
casos de 2007 se concentraron en las mujeres menores de 25 años (ESSTI, 2008).
En Estados Unidos es la infección notificable más frecuente con 1.244.180
casos notificados en 2009. La tasa poblacional es casi tres veces superior en las
mujeres (592,2 por cada 100.000 mujeres) que en los hombres (219,3 por cada
100.000 hombres), probablemente ref lejo de la mayor implantación de los pro-
gramas de cribado en las mujeres. El Centro para el Control y la Prevención de
La infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual
los de 15-24 años en las mujeres y los de 20-24 en los hombres. En el periodo
2005-2009 se observó un descenso de la incidencia de gonococia en todos los
grupos de edad, siendo menos acusado entre los menores de 25 años. Destaca la
importante disparidad socioeconómica en su distribución, con una incidencia
20 veces superior (556 casos por 100.000 personas) en las personas de raza negra
en comparación con las de raza blanca (27 casos por 100.000 personas). En 2009
el 71% del total de casos notificados correspondieron a personas de raza negra
(Centers for Disease Control and Prevention, 2010).
Sífilis
Al igual que la infección gonocócica, en los países occidentales la incidencia
de sífilis presentó un claro descenso desde mediados de los años ochenta hasta
finales de los noventa. Esta tendencia se interrumpe y a partir del año 2000 en
muchas ciudades de Europa occidental se registraron aumentos en la tasa de sífi-
lis atribuidos principalmente a la aparición de brotes en hombres que tienen re-
laciones sexuales con hombres. En países de Europa del Este como Letonia y
Estonia, desde finales de los años 90 se ha observado un marcado descenso en la
incidencia de sífilis de hasta un 88% mientras que en Centroeuropa la tendencia
ha permanecido estable en los últimos años. La infección predomina en los hom-
bres (el 65% de los casos en Finlandia y el 98% en Noruega fueron hombres),
habiéndose observado en los últimos 10 años, un importante incremento de ca-
sos de sífilis atribuidos a la transmisión homosexual entre hombres. En 2007 más
del 50% de los diagnósticos en hombres fueron notificados como transmisión
homosexual, oscilando entre el 57% en Suecia y el 90% en Noruega (ESSTI,
2008; European Centre for Disease Prevention and Control, 2009a).
En Estados Unidos, la incidencia anual de sífilis descendió un 90% durante la
década de los años 90 alcanzando su nivel mínimo en el año 2000. En el año
2001 comienza a observarse un progresivo incremento de casos que afectó antes
a los hombres (de 3 casos por 100.000 habitantes en 2001 a 7,8 casos por 100.000
habitantes en 2009) que a las mujeres (de 0,8 casos por 100.000 habitantes en
2004 a 1,4 casos por 100.000 habitantes en 2009). La proporción estimada de
casos de sífilis en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres aumentó
desde el 7% en el año 2000 al 64% en 2004. En 2009 la tasa de sífilis en los hom-
bres fue casi 6 veces superior a la descrita en mujeres, correspondiendo un 62%
del total de casos a hombres que tuvieron relaciones homosexuales. También en
el caso de la sífilis se observa la desigual distribución según la raza o grupo étni-
co: la tasa fue 9 veces superior en personas de raza negra en comparación con las
La infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual
de raza blanca (Centers for Disease Control and Prevention, 2010). Esta situación
es muy preocupante si se tiene en cuenta la elevada prevalencia de VIH descrita
en personas de raza negra, principalmente en los hombres que tienen relaciones
sexuales con hombres (28%) (Centers for Disease Control and Prevention, 2010b).
En general la raza o grupo étnico en los Estados Unidos es un marcador de ries-
go que se asocia con otros determinantes del estado de salud, como la pobreza, el
acceso a una atención médica de calidad, las conductas relacionadas con el cuidado
de salud, el consumo de drogas ilegales o vivir en zonas con alta prevalencia de ITS.
2.2.2. En España
3. LA
PREVENCIÓN DE LAS INFECCIONES DE TRANSMISIÓN
SEXUAL
La educación sexual es una de las mejores inversiones que una sociedad pue-
de hacer cuando se trata de promover la salud sexual en la población. Es el pro-
ceso mediante el cual se adquieren y transforman, conocimientos, actitudes y
Promoción de la salud en la Comunidad
Tabla 2. Preguntas propuestas por los Centres for Disease Control and Prevention
para evaluar el riesgo de exposición a infecciones de transmisión sexual (ITS)
Parejas
¿Tiene relaciones sexuales con hombres, mujeres, o ambos?
En los últimos dos meses, ¿con cuántas parejas ha tenido relaciones sexuales?
En los últimos doce meses, ¿con cuántas parejas ha tenido relaciones sexuales?
En los últimos doce meses, ¿Es posible que alguna de sus parejas tuviera relaciones sexuales
con alguien más además de con usted?
Prevención del embarazo
Usted o su pareja intenta quedarse embarazada?
• Si no es así, ¿qué hacen para evitar el embarazo?
Precauciones frente a las ITS
¿Qué hace para protegerse del VIH y otras ITS?
Prácticas
Para comprender su riesgo de ITS es necesario conocer el tipo de prácticas sexuales que ha
tenido recientemente:
¿Ha tenido relaciones sexuales vaginales, es decir con penetración del pene en la vagina?
• Si lo ha tenido, ¿utilizó preservativo: siempre, a veces o nunca?
¿Ha tenido relaciones sexuales anales, es decir, con penetración del pene en el recto o ano?
• Si lo ha tenido, ¿utilizó preservativo: siempre, a veces o nunca?
¿Ha tenido relaciones sexuales orales, es decir, con contacto de la boca con el pene o la vagina?
• Si lo ha tenido, ¿utilizó preservativo: siempre, a veces o nunca?
En las respuestas sobre el uso de preservativo:
• Si nunca, ¿por qué no usó preservativo?
• Si a veces, ¿en qué situaciones o con quién no usó preservativo?
Antecedentes de ITS
¿Alguna vez le han diagnosticado una ITS?
A alguna de sus parejas, ¿alguna vez le han diagnosticado una ITS?
Preguntas adicionales para evaluar riesgo de hepatitis o VIH
¿Alguna vez usted o su pareja se han inyectado drogas?
¿Alguna de sus parejas ha mantenido relaciones sexuales a cambio de dinero o de drogas?
¿Hay algo más sobre su conducta sexual que yo necesite conocer?
Traducido y adaptado de CDC, 2010 (Workowski et al., 2010)
Promoción de la salud en la Comunidad
cuando asisten a los servicios sanitarios o pueden ser invitadas a participar por
correo, o incluso se les solicita que envíen una muestra recolectada en casa. Los
cribados oportunistas, utilizados también para otras ITS, consisten en ofertar
pruebas diagnósticas de forma rutinaria a ciertos grupos de la población (mujeres
jóvenes sexualmente activas, adolescentes, personas en prisión, hombres que tie-
nen sexo con hombres sexualmente activos) cuando acuden por otras causas al
médico de atención primaria o a servicios más específicos, como por ejemplo
clínicas de control pre-natal o de tratamiento de ITS (European Centre for
Disease Prevention and Control, 2009,Workowski et al, 2010). En el caso de la
clamidia, no existe evidencia de que estos dos tipos de cribado tengan un impac-
to sobre su control (European Centre for Disease Prevention and Control, 2009).
ble exposición a alguna ITS; 2) la importancia de que sea evaluado por algún
profesional sanitario y dónde acudir. La principal limitación de la notificación a
través de Internet en comparación con la que realiza en persona el profesional
sanitario es su limitada capacidad para persuadir a la pareja de que acuda a un
servicio sanitario (Workowski, 2010).
Hay infecciones de transmisión sexual que pueden ser prevenidas con la ad-
ministración de vacunas, como son la hepatitis B y la infección por el virus del
papiloma humano (VPH).
La hepatitis B se transmite por vía percutánea (principalmente en usuarios de
drogas inyectadas), vía sexual (anal, vaginal y oral), transmisión horizontal (entre los
miembros cercanos de una familia) y por vía vertical (transmisión madre-niño)
(Centre for Communicable Diseases and Infection Control, 2006). La vía de trans-
misión más frecuente en países desarrollados es la sexual mientras que en áreas endé-
micas del resto del mundo la vía perinatal y transmisión durante la infancia son las
más importantes (Low, 2006). Las estrategias para eliminar la transmisión de la in-
fección por hepatitis B incluyen la prevención de infección perinatal a través de la
identificación de mujeres embarazadas con antígeno de superficie HBsAg (su vacu-
nación si necesaria) y la inmunoprofilaxis de recién nacidos de madres HBsAg posi-
tivo o desconocido, la vacunación de rutina en la infancia, la vacunación en la ado-
lescencia de aquellos que no fueron previamente vacunados y la vacunación de todos
aquellos adultos no vacunados con mayor riesgo de infección (Workowski, 2010).
Los factores de riesgo más frecuentemente asociados con la infección por hepa-
titis B en adolescentes y adultos son las relaciones sexuales sin protección con una
pareja infectada o con más de una pareja, las relaciones sexuales entre hombres,
tener historia previa de ITS y el uso de drogas inyectadas. La vacuna está recomen-
dada en toda persona que requiera ser evaluada para una ITS. Por este motivo la
vacuna debe de estar disponible en todos aquellos servicios sanitarios donde acu-
dan los grupos con mayor riesgo, incluyendo clínicas para el diagnóstico y trata-
miento de ITS y programas de reducción de daños y tratamiento de inyectadores
de drogas. Respecto a la profilaxis post-exposición, la administración de la vacuna
junto con inmunoglobulina (HBIG) y la administración de vacuna sola han de-
mostrado ser efectivas en prevenir la transmisión (Workowski, 2010).
Promoción de la salud en la Comunidad
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La infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual
1. Introducción
2. Frecuencia
y distribución de las enfermedades cardiovasculares
2.1. Mortalidad cardiovascular
2.2. Morbilidad cardiovascular
3. Factores de riesgo cardiovascular
3.1. Concepto y clasificación
3.2. Prevalencia
3.3. Determinación, conocimiento, tratamiento y control
4. Preveción
y control de las enfermedades cardiovasculares
4.1. Niveles de prevención cardiovascular
4.2. Estrategias y recomendaciones de salud cardiovascular
4.3. Programas comunitarios de prevención primaria cardiovascular
5. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
2. FRECUENCIA
Y DISTRIBUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES
CARDIOVASCULARES
2.1. Mortalidad cardiovascular
habitantes (240 en varones y 277 en mujeres) (INE, 2012). Los dos principales
componentes de las ECV son la EIC y la enfermedad cerebrovascular, que en
conjunto producen el 55 % de la mortalidad cardiovascular total. En España, la
EIC es la que ocasiona un mayor número de muertes cardiovasculares (30 %).
Este porcentaje es mucho mayor en varones (37 %) que en mujeres (23 %). El pre-
dominio de la EIC se produjo por primera vez en el año 1996, y se debe a la
mayor caída relativa del riesgo de muerte cerebrovascular respecto a la muerte
por EIC. Cabe destacar que en los varones empieza a predominar la EIC sobre la
cerebrovascular casi diez años antes, en 1987. En las mujeres la diferencia de la
enfermedad cerebrovascular sobre la EIC se va acortando, aunque todavía pre-
domina la primera. La segunda causa de muerte cardiovascular la constituye la
enfermedad cerebrovascular, que representa la cuarta parte (25 %) de la mortali-
dad cardiovascular global. Este porcentaje es mayor en las mujeres (27 %) que en
los varones (23 %). La tercera enfermedad cardiovascular importante como causa
de muerte es la insuficiencia cardiaca, que ocasiona el 14 % de la mortalidad car-
diovascular total (16 % en mujeres y 10 % en varones).
Existen importantes diferencias geográficas en la mortalidad cardiovascular
en España, presentándose los valores más altos en Canarias, y las regiones penin-
sulares del sur y levante (Villar, 2007). Asumiendo que una parte importante de
las mismas se deben a factores ambientales, estas diferencias geográficas sugieren
un importante potencial de prevención de las enfermedades cardiovasculares en
España.
Las tasas ajustadas de mortalidad por ECV están disminuyendo en España
desde 1975. En el período 1975-2004 tuvieron un descenso medio anual del 3,1 %
(2,9 % en varones y 3,3 % en mujeres). La mayor parte del descenso de la morta-
lidad cardiovascular total se debe a la disminución media anual del 4,2 % en la
mortalidad cerebrovascular. En este periodo, se ha producido una discreta dis-
minución de la mortalidad por EIC del 1,2 % anual (Villar, 2007). Sin embargo,
y debido fundamentalmente al envejecimiento de la población, el número de
muertes por EIC ha aumentado, por lo que el impacto demográfico, sanitario y
social de las ECV sigue aumentando.
En el ámbito internacional, las tasas de mortalidad ajustadas por edad de
España para el conjunto de las ECV y para la EIC son más bajas que en otros
países occidentales; en cuanto a la mortalidad por enfermedad cerebrovascular,
España ocupa una posición intermedia-baja (World Health Organization, 2004).
Epidemiología y prevención de las enfermedades cardiovasculares
La tasa de morbilidad hospitalaria de las ECV fue de 1.336 por 100.000 habi-
tantes (1.512 en los varones y 1.165 en las mujeres) en el año 2010 en España,
causando casi cinco millones de estancias hospitalarias (INE, 2012). La tasa de
morbilidad hospitalaria de la EIC fue de 282 por 100.000 habitantes (405 en los
varones y 163 en las mujeres). Respecto a la enfermedad cerebrovascular la tasa
de morbilidad fue de 255 por 100.000 habitantes (275 en los varones y 235 en las
mujeres). La tendencia temporal de las tasas de morbilidad hospitalaria de las ECV
ha sido de un constante aumento hasta el año 2003, observándose un leve des-
censo a partir de ese año.
El estudio MONICA-Cataluña (Tunstall-Pedoe,1999) y el estudio IBERICA
(Marrugat, 2004) muestran que en España la incidencia del infarto agudo de
miocardio, al igual que ocurre con la mortalidad, es más baja que en otros países
occidentales, aunque las tasas de ataque aumentaron anualmente un 2,1 % en los
varones y un 1,8 % en las mujeres (Sans, 2005). Además, en el estudio IBERICA
se observan diferencias importantes dentro de España entre las zonas de mayor
tasa como Murcia (252 por 100.000 en varones y 65 por 100.000 en mujeres) y
las de menor tasa como Gerona (175 por 100.000 en varones y 42 por 100.000 en
mujeres) (Marrugat, 2004).
3.2. Prevalencia
Tabla 2. Prevalencias ajustadas de los principales factores de riesgo cardiovascular en España
Prevalencia ( %)
Factor de riesgo Criterio
Ambos sexos
CT > 200 mg/dl 47
Hipercolesterolemia
CT > 250 mg/dl 17
Hipertensión arterial PAS/PAD ≥ 140/90 mm Hg 38
Tabaquismo 32
Obesidad IMC ≥ 30 23
Diabetes Glucemia > 126 mg/dl 6
Fuente: Estudio ERICE.
Dislipemia
El primer estudio poblacional de ámbito nacional realizado en España repor-
tó que un 18 % de la población de 35 a 64 años tenía una colesterolemia igual o
superior a 250 mg/dl y un 58 % igual o superior a 200 mg/dl (Banegas, 1993).
Posteriormente, el estudio DRECE II obtuvo unos valores medios para la pobla-
ción general española de 35 a 64 años de edad de 221 mg/dl para el colesterol
total (219 mg/dl en los varones y 223 mg/dl en las mujeres), para el cHDL 53
mg/dl (48 mg/dl en los varones y 58 mg/dl en las mujeres), para el cLDL 141
mg/dl (140 mg/dl en los varones y 142 mg/dl en las mujeres) y para los triglicé-
ridos 135 mg/dl (155 mg/dl en los varones y 116 mg/dl en las mujeres) (Gutiérrez
Fuentes, 2000). El estudio ERICE (análisis agrupado de datos individuales de
ocho estudios epidemiológicos transversales poblacionales realizados en España
en el período 1992-2001) ha reportado una prevalencia ajustada de colesterol
plasmático > 250 mg/dl del 17 %, y > 200 mg/dl del 47 % en personas de 20 y
más años (Gabriel, 2008). Por su parte, el estudio DARIOS (análisis agrupado
con datos individuales de 11 estudios españoles de base poblacional realizados a
partir del año 2000) obtiene una prevalencia estandarizada en la población espa-
ñola de 35 a 74 años de dislipemia con colesterol total > 250 mg/dl del 43 % en
los varones y del 40 % en las mujeres (Grau, 2011). El Estudio de Nutrición y
Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA) (estudio transversal representativo
Promoción de la salud en la comunidad
Hipertensión Diabetes
Hipercolesterolemia
arterial mellitus
Concepto y criterio –
– –
( %)
( %) ( %)
4. PREVENCIÓN
Y CONTROL DE LAS ENFERMEDADES
CARDIOVASCULARES
4.1. Niveles de prevención cardiovascular
Prioridades
1. Pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica.
2. Personas asintomáticas con riesgo cardiovascular elevado debido a:
2.1. Múltiples factores de riesgo que producen un riesgo cardiovascular ≥ 5 % según SCORE.
2.2. Diabetes tipo 2 o diabetes tipo 1 con microalbuminuria.
2.3. Aumento marcado de los factores de riesgo individuales especialmente si se acompaña
de afectación de órganos diana.
3. Familiares de pacientes con enfermedad cardiovascular prematura o con muy alto riesgo.
Objetivos
1. Ayudar a mantener el riesgo bajo en personas que ya lo tienen o reducirlo si es alto.
2. Conseguir el perfil de las personas sanas:
• No fumar.
• Alimentación saludable.
• Actividad física: 30 minutos de actividad moderada diaria.
• Índice de masa corporal < 25 kg/m2 y evitar la obesidad abdominal.
• Presión arterial < 140/90 mm Hg.
• Colesterol total < 200 mg/dL (~ 5,2 mmol/L).
• C-LDL < 130 mg/dl (~ 3,4 mmol/L).
• Glucosa sanguínea < 110 mg/dl (~ 6 mmol/L).
3. Conseguir
un control más riguroso de los factores de riesgo en pacientes de alto
riesgo, particularmente si tienen una enfermedad cardiovascular o diabetes:
• Presión Arterial < 130/80 mm Hg..
• Colesterol total < 175 mg/dl (~4,5 mmol/L).
• C-LDL < 100 mg/dl .
• Glucosa sanguínea < 110 mg/dl (~ 6 mmol/L) y glucohemoglobina (HbA1c) < 7 % si es factible.
4. Considerar
fármacos profilácticos en pacientes de alto riesgo, especialmente en
pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica.
Fuente: Guía Europea de Prevención Cardiovascular en la Práctica Clínica. Adaptación Española del CEIPC 2008.
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Capítulo 24
Epidemiología y prevención del cáncer
1. Introducción
2. El
cáncer como problema de salud pública
2.1. Fuentes de información sobre incidencia y mortalidad por cáncer
2.1.1. Mortalidad
2.1.2. Incidencia
2.2. Importancia de los diferentes tumores
2.2.1. Edad y sexo
2.2.2. Tendencias temporales
2.2.3. Distribución geográfica
3. Las
causas del cáncer: genes y ambiente
3.1. Genética y cáncer: mutaciones somáticas y germinales
3.2. Factores ambientales y riesgo de desarrollar cáncer
3.2.1. Carcinógenos: identificación
3.2.2. Hábitos personales y cáncer
a) Consumo de tabaco
b) Consumo de bebidas alcohólicas
c) Dieta
3.2.3. Factores reproductivos
3.2.4. Agentes químicos y el entorno laboral como factor de riesgo para cáncer
3.2.5. Agentes físicos
a) Radiaciones ionizantes
b) Radiaciones ultravioleta
c) Campos electromagnéticos
3.2.6. Agentes biológicos
4. Prevención
y control del cáncer
4.1. Prevención primaria
4.2. Prevención secundaria. Diagnóstico precoz
4.2.1. Cribado de cáncer de mama
4.2.2. Cribado de cáncer de cuello del útero
4.2.3. Cribado de cáncer de colon
4.3. Prevención terciaria: programas de atención paliativa
4.4. Otras medidas de prevención primaria: la regulación
4.5. Programas de control del cáncer
5. Bibliografia
6. Páginas web
OBJETIVOS
a) Considerar
la importancia del cáncer en el contexto general de otras en-
fermedades y el impacto en la población.
b) Conocer las fuentes de incidencia y mortalidad por cáncer para los tumo-
res más importantes.
c) Considerar el patrón geográfico y temporal de la frecuencia y mortalidad
de algunos tumores.
d) Considerar
dos puntos muy importantes en el estudio de las causas del
cáncer: la predisposición genética, la acción de agentes externos, y la inte-
racción entre ambos (gen-ambiente).
e) Distinguir mutaciones de alta penetrancia y mutaciones baja penetrancia,
y la importancia de ambas.
f ) Inf luencia de factores exógenos en la carcinogénesis: tabaco, alcohol, die-
ta, factores reproductivos, agentes químicos, físicos y biológicos.
g) Conocer cuáles son las iniciativas para la prevención del cáncer.
1. INTRODUCCIÓN
2.1.1. Mortalidad
Los indicadores de mortalidad suelen ser los más accesibles y los de mayor
cobertura. La calidad de la información depende de la causa de muerte estudia-
da. Los estudios publicados muestran que, en general, la calidad de la codifica-
ción de la causa de muerte en el caso del cáncer suele ser buena. Los datos de
mortalidad son buenos indicadores de la incidencia en aquellos tumores con
elevada letalidad, como es el caso del páncreas, pero no ref lejan bien la inciden-
cia cuando la supervivencia de los tumores es buena, como ocurre en las leuce-
mias infantiles. En los tumores prevenibles, los datos de mortalidad pueden mos-
trar diferencias de acceso a los sistemas de salud.
La información sobre la incidencia, es decir, sobre los casos nuevos de cán-
cer que se producen, se obtiene a partir de los registros de tumores de población
( Jensen, 1991; Parkin, 2008), que recogen todos los casos que se producen en un
entorno geográfico concreto, con una población definida, a partir de la combi-
nación de todo tipo de fuentes de información (anatomía patológica, historias
clínicas, certificados de defunción, etc.).
En España estos registros abarcan al 26 % de la población y dependen admi-
nistrativamente de cada Gobierno Autonómico. En 2010, en España existían 14
registros de tumores de población consolidados en Albacete, Asturias, Canarias,
Promoción de la salud en la comunidad
2.2.1. Edad y sexo
Las tasas de mortalidad por cáncer en niños son considerablemente más bajas
que en el resto de las edades. Con la edad se produce un incremento exponencial
de la mortalidad para la mayor parte de los tumores malignos. La edad media de
aparición de un cáncer en España es de 65 años, y en su mayoría se desarrollan a
partir de los 60 años de edad.
En general, los tumores de localización extra-genital ocurren más frecuente-
mente en hombres que en mujeres. El motivo son las diferencias por sexos en el
consumo de tabaco, de bebidas alcohólicas y en ciertas exposiciones ocupacionales.
Esto es muy evidente en los cánceres de pulmón, laringe, esófago y vejiga, y aun-
que en otras localizaciones todavía no se conocen las causas de estas diferencias con
claridad (estómago, leucemias y linfomas, sarcomas de partes blandas, colon y rec-
to), estas exposiciones posiblemente también jueguen un papel importante.
2.2.2. Tendencias temporales
Dado que la mortalidad es un proceso dinámico, resulta muy limitado eva-
luar la importancia relativa de los tumores basándose en las tasas ajustadas u otros
indicadores de un sólo período. En los años 50 del siglo XX, el tumor con mayor
Promoción de la salud en la comunidad
en España era del 17,6 % en mujeres, con cifras para generaciones anteriores a 1940
inferiores al 10 %, mientras que en 2006-2007 la prevalencia ascendió a 23,4 %.
Las generaciones con mayor exposición directa son las nacidas entre 1955 y 1975.
Es importante llamar la atención sobre la evolución de la incidencia y morta-
lidad por cáncer de mama en mujeres. En la actualidad es el tumor más frecuen-
te en Europa, incluyendo ambos sexos. En España se estima que en 2008 se
diagnosticaron unos 22.000 casos año y fallecieron algo más de 6.000 mujeres,
aunque las tasas de incidencia ajustada por edad para ese mismo año –94 casos
por 100.000– son de las más bajas de la Unión Europea (UE), y en los últimos
años la mortalidad y la incidencia están descendiendo (Pollán, 2009).
En muchos tumores se aprecia una disminución de la mortalidad entre 1996
y 2006, probablemente por mejoras en los tratamientos y por los programas de
detección precoz en algunos tumores, que han aumentado la supervivencia de
los pacientes. En el caso del cáncer de pulmón, además, es importante tener en
cuenta el descenso en la prevalencia de fumadores ocurrido en las últimas déca-
das en hombres; en mujeres, sin embargo, se observa un incremento del cáncer
de pulmón en las mujeres y en algunos cánceres con gran letalidad como es el
cáncer de páncreas (supervivencia relativa del 7 % a los 5 años).
Pulmón 3,6-15,9 10
Laringe 6,1-13,6 8
Cavidad bucal 1,0-13,6 4
Faringe 2,8-12,5 4
Esófago 0,7-6,6 3
Vejiga 1,0-6,0 2
Páncreas 1,6-3,1 2
Riñón 1,1-1,5 1,5
Estómago 0,8-2,3 1,5
Fuente: U.S. Department of Health and Human Services, 1982 (http://profiles.nlm.nih.gov/NN/B/C/D/W/).
Las tasas ajustadas por edad ref lejan sobre todo la importancia y evolución de
la mortalidad en los grupos de mayor edad. Existen otros indicadores que le dan
Promoción de la salud en la comunidad
más peso a la mortalidad en grupos de edad más jóvenes, como son los años po-
tenciales de vida perdidos, que dan más importancia a la mortalidad cuanto más
precozmente se produce. Este último indicador es muy utilizado para el estable-
cimiento de prioridades en investigación y prevención. Los tumores malignos
suponen la principal causa de años de vida perdidos en España. De nuevo, en los
varones el principal tumor es el cáncer de pulmón seguido del cáncer colorrec-
tal, cáncer de encéfalo, cáncer de estómago y cáncer de páncreas. En mujeres, en
orden de importancia, encontramos el cáncer de mama, el de pulmón, el colo-
rrectal, el de ovario y el cáncer de útero.
2.2.3. Distribución geográfica
atlántica gallega, sin que hasta la fecha se conozcan los motivos. La provincia de
Burgos presenta un 80 % más de riesgo que el promedio de España, con tasas de
mortalidad de las más altas de Europa. En los cánceres de pulmón, laringe, esó-
fago y vejiga se ha puesto de manifiesto que las provincias de Cádiz, Huelva,
Málaga y Sevilla son las que presentan mayor mortalidad.
Figura 2. Distribución de varias localizaciones tumorales para ambos sexos en países
desarrollados y países en desarrollo de acuerdo con las estimaciones de la IARC.
Las líneas de investigación sobre la etiología del cáncer se enfocan hacia dos
puntos fundamentales: la predisposición genética a que los tumores aparezcan y
la identificación de posibles agentes externos que la causen o propicien. En los
Promoción de la salud en la comunidad
3.2.1. Carcinógenos: identificación
esófago. La alta incidencia del cáncer de laringe en hombres en España, que pre-
senta las tasas ajustadas de incidencia más altas del mundo, ha sido atribuida al
consumo conjunto de alcohol y tabaco negro en la población. Como medida de
prevención se recomienda no beber más de dos bebidas alcohólicas para los hom-
bres y una para las mujeres (Boyle, 2003).
c) Dieta
Los primeros estudios sobre el papel de la dieta en el cáncer datan de los años 60.
Una revisión exhaustiva puede encontrarse en http://www.dietandcancerreport.org/.
Existen alimentos a los que se atribuye un aumento en el riesgo de algunos tu-
mores, mientras que otros disminuyen ese riesgo. Sin embargo, gran parte de la
evidencia sigue siendo cuestionada. Los hallazgos controvertidos, en parte, son
consecuencia de las dificultades que supone el registro de la dieta en el pasado de
forma válida. Conocer con exactitud y en términos cuantitativos la dieta de un
grupo de población, es difícil. En primer lugar, el registro de los hábitos dietéti-
cos se refiere a períodos de tiempo limitados y el patrón del hábito suele cambiar
a lo largo de la vida de los individuos. En los diseños caso-control, la ingesta de
alimentos en el pasado se evalúa mediante un cuestionario. El principal inconve-
niente en estos estudios es el «recuerdo»«, ya que, se ha demostrado la tendencia
de las personas a comunicar como pasada la dieta actual. La alternativa a esta
dificultad son los estudios prospectivos. En este diseño el problema del recuerdo
está parcialmente resuelto, pero tienen la limitación de sólo será posible registrar
la dieta durante un período limitado de tiempo.
La propia naturaleza de la dieta dificulta su estudio. La dieta es una mezcla
compleja de sustancias que para ser analizada, habitualmente se traduce a su
composición en micronutrientes utilizando unas tablas. Esto limita el análisis a
los micronutrientes presentes en las tablas. Además, la coexistencia de los mis-
mos nutrientes en diferentes alimentos dificulta la cuantificación de su efecto
por separado. En general, existen evidencias epidemiológicas más claras sobre los
factores dietéticos que constituyen un riesgo para la salud que sobre el posible
papel preventivo de los alimentos.
• Factores dietéticos que pueden reducir el riesgo de cáncer
La dieta humana contiene micronutrientes que interfieren en el desarrollo
del cáncer. Estos incluyen vitamina A, beta-carotenos y otros carotenoides
(provitamina A), vitamina C (ácido ascórbico), vitamina E (alfa-tocoferol), vi-
tamina B2 (ribof lavina), elementos como el zinc y selenio y la fibra vegetal.
Promoción de la salud en la comunidad
3.2.3. Factores reproductivos
riesgo de desarrollar este tumor. Las mujeres que no tienen hijos y las mujeres
que toman terapia hormonal sustitutiva tienen un riesgo más elevado de desarro-
llar cáncer de ovario, mientras que el uso continuado de anticonceptivos orales
disminuiría a largo plazo este riesgo.
3.2.4. Agentes químicos y el entorno laboral como factor de riesgo para cáncer
Número de trabajadores
Agente
expuestos
Radiación solar 1.460.460
Sílice, cristalino 1.246.787
Humo de tabaco (ambiental) * 1.223.146
Humo de motor diesel 586.890
Polvo de madera 497.332
Radón y sus productos descompuestos 456.891
Fibras minerales artificiales 176.054
Compuestos de Cromo VI 150.539
Hidrocarbonos policíclicos aromáticos (excl. ambiente de tabaco) 138.181
Benceno 128.589
Formaldehido 113.403
Componentes del níquel 90.964
Promoción de la salud en la comunidad
Número de trabajadores
Agente
expuestos
Plomo y compuestos de plomo, inorgánico 67.865
Amianto 65.548
* Estimación realizada antes de la ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo.
Fuente: Informe CAREX-Esp (http://www.istas.ccoo.es/descargas/InformeCarex.pdf)
3.2.5. Agentes físicos
a) Radiaciones ionizantes
Una radiación es ionizante cuando tiene la capacidad de acelerar los electro-
nes, directa o indirectamente. La radiación ionizante (RI) es el carcinógeno
mejor estudiado. Aunque se trata de un carcinógeno relativamente débil, la RI
puede producir casi cualquier tipo de cáncer, en parte debido a su capacidad para
matar las células, de donde se deriva su uso terapéutico (Wakeford, 2004).
Las fuentes naturales de RI más importantes son los radionúclidos presentes en
el aire, agua, alimentos y minerales y los rayos cósmicos que crean continuamente
nuevos radionúclidos. Por tanto, la exposición ha existido siempre y es universal.
La exposición a RI puede ser externa o interna (ingesta o inhalación) y puede pro-
venir de rayos X, gamma, neutrones y partículas alfa y beta. En la población gene-
ral, la principal fuente de exposición es de origen natural (81 % de la dosis), el 15 %
es debido al uso médico de materiales radiactivos, el 3 % al consumo de productos
que contienen dichas partículas y el 1 % a la industria nuclear. En conjunto, la ex-
posición ocupacional no llega a suponer un 1 %, pero algunas ocupaciones suponen
dosis muy superiores a las de la población media (pilotos y azafatas, astronautas,
trabajadores de las centrales nucleares, radiólogos y otro personal sanitario).
Los resultados de la mayor parte de los estudios muestran un incremento li-
neal en el riesgo de cáncer con la dosis de radiación recibida, con un posible
descenso de la curva dosis-respuesta en los niveles más altos de exposición
La exposición residencial a radón constituye el componente más importante
de la radiación natural. El radón y sus productos de desintegración proceden de la
Epidemiología y prevención del cáncer
descomposición del uranio 238. Estos elementos radiactivos son inhalados y libe-
ran su dosis casi por entero en el epitelio bronquial (Health Effects of Exposure to
Radon: BEIR V. http://books.nap.edu/openbook.php?isbn=0309056454). La
contaminación aérea por radón es ubicua. Las mayores dosis de exposición en
humanos se producen en el subsuelo, en los trabajadores de las minas de uranio.
La concentración en el exterior es baja, debido a su dilución en el aire, aunque la
exposición en determinadas viviendas puede ser importante. Dicha exposición
depende de las características geológicas del terreno y del tipo y forma de cons-
trucción de las viviendas. Se estima que la exposición residencial al radón sería
responsable del 9 % de las muertes por cáncer de pulmón en Europa.
b) Radiaciones ultravioleta
La radiación ultravioleta comprende la zona del espectro situada entre los
rayos X y la luz visible. La radiación ultravioleta se clasifica en UVA, UVB y
UVC. Los UVA y UVB inciden en la piel y pueden penetrar hasta la capa basal,
donde se genera el cáncer de piel. La contribución de los UVC al desarrollo del
cáncer parece ser mucho menos importante (Wakeford, 2004).
Los rayos ultravioleta son el principal agente etiológico del cáncer de piel no
melanoma, es decir, de los basaliomas (que constituyen el 75 % de todos los tu-
mores de piel no melanoma) y de los carcinomas espinocelulares (Wakeford,
2004), que son los tumores más frecuentes, aunque no suelen ser recogidos por
los registros poblacionales de cáncer. Esta radiación también está implicada en la
génesis del melanoma maligno, aunque dicho tumor se relaciona más con la ex-
posición aguda de carácter intermitente que con la dosis acumulada de exposi-
ción solar. Los melanomas constituyen menos del 10 % de los tumores de piel,
pero son los más agresivos. La incidencia de melanomas es mayor en población
blanca y especialmente en personas de baja pigmentación.
Tradicionalmente, la única fuente de exposición a radiación UV era la expo-
sición solar. Sin embargo, la exposición artificial en instalaciones de bronceado
es cada vez más frecuente, a pesar que también se asocia con un exceso de mela-
noma y de otros tumores de piel.
c) Campos electromagnéticos
Los campos electromagnéticos se sitúan en la zona del espectro de menor
intensidad de energía. Se dividen en dos grandes grupos: los campos electromag-
Promoción de la salud en la comunidad
3.2.6. Agentes biológicos
Actualmente se conoce que al menos seis tipos de virus están relacionados con el
cáncer. El virus de Epstein-Barr asociado con el linfoma de Burkitt y el cáncer de
nasofaringe, los retrovirus HTLV-I y HTLV-II con las leucemias y linfomas, los re-
trovirus del SIDA VIH-1 con el sarcoma de Kaposi, el virus de la Hepatitis-B con el
hepatocarcinoma, los papilomavirus tipo 16 y 18 con el cáncer genital femenino y
masculino, los papilomavirus tipo 5 y 8 con el cáncer de piel y los virus herpes sim-
plex tipo 2 (VHS-2) y citomegalovirus también con el cáncer de cuello del útero.
La asociación entre la bacteria Helicobacter pylori y la enfermedad ulcerosa
péptica ha sido probada en diferentes estudios. La participación de esta bacteria
en el cáncer gástrico fue probada en 1994, y fue el primer agente bacteriano cla-
sificado como cancerígeno por la IARC (http://monographs.iarc.fr/ENG/
Monographs/vol61/index.php). En los años 70 se propuso y aceptó un modelo
de carcinogénesis gástrica, según el cual antes de desarrollarse una neoplasia en
la mucosa gástrica, existe un proceso secuencial y prolongado durante décadas
en el que se van sucediendo múltiples cambios (gastritis, atrofia, metaplasia in-
testinal, displasia y carcinoma invasivo).
La esquistosomiasis (inexistente en España) es una de las enfermedades para-
sitarias en humanos más difundida en el mundo. Está producida por las diferen-
tes especies de esquistosoma y su asociación con el cáncer de vejiga se sugirió en
1911. El tumor que produce es de tipo de células escamosas que raramente me-
tastatiza, en comparación con el de células transicionales más frecuente. Las áreas
más afectadas son Irak, Egipto y el sureste africano.
En términos generales, se estima que cerca del 80 % de los tumores malignos
son atribuibles a factores relacionados con los estilos de vida (principalmente, con-
sumo de tabaco, de alcohol, exposición solar, dieta, factores reproductivos y com-
portamiento sexual). Por ello, algunos cambios en comportamientos podrían tra-
ducirse en la eliminación de una parte importante de los factores de riesgo de
cáncer. Sin embargo, estos cambios de hábitos a nivel colectivo son difíciles y
normalmente ocurren muy lentamente. El efecto preventivo del abandono del ta-
baquismo, de la práctica del ejercicio físico, de la instauración de dietas más salu-
dables o de la reducción de la obesidad son innegables. Las modificaciones en los
estilos de vida no están sólo relacionados con las características individuales, ya que
los entornos sociales en los que viven las personas (nivel socioeconómico, educati-
vo, valores colectivos e incluso ideales de belleza) modulan su estilo de vida.
También las políticas públicas también pueden potenciar o no la adopción de estos
hábitos por parte de los individuos: por ejemplo, es más sencillo tomar productos
saludables si se potencia la oferta de ese tipo de alimentos en los comedores escola-
res o laborales, o en las máquinas de comida (vending), y está claramente demostra-
do el efecto en el consumo del tabaco de la subida de precios de las cajetillas.
Entre las estrategias de prevención primaria de las que se dispone hay que
incluir, evidentemente, las destinadas a identificar los posibles carcinógenos, y las
regulaciones legales que evitan o limitan la exposición poblacional a los mismos,
tanto en el entorno laboral como a nivel medioambiental. En relación con los
sistemas de regulación se pueden apuntar varias consideraciones generales
(Saracci, 1991).
• Tanto en la valoración del efecto de la reducción de exposiciones a carci-
nógenos como en el establecimiento de medidas reguladoras, es razonable
basarse en la existencia de relaciones dosis-respuesta lineales en el riesgo y
no establecer umbrales de exposición. No existen evidencias científicas de
que a bajas dosis de cualquier carcinógeno se produzcan desviaciones de la
linealidad.
• El cese de la exposición a sustancias con efecto «promotor» (potencian el
desarrollo de lesiones ya existentes) conlleva una disminución relativamen-
te rápida del riesgo. Sin embargo, para las sustancias «iniciadoras» (desenca-
denan el proceso cancerígeno) el efecto de la interrupción de la exposición
puede no observarse hasta después de décadas.
• Existe un cierto número de sustancias químicas, mezclas complejas y gru-
pos de compuestos y procesos industriales clasificados como posiblemente
carcinógenos para los humanos. Esta consideración se deriva de pruebas de
laboratorio y/o experimentación animal, careciendo de evidencias epide-
miológicas. Las medidas reguladoras deberán tenerlas en consideración mi-
nimizando o eliminando su exposición.
• La información sobre el riesgo que conlleva la exposición a carcinógenos
de todo tipo y sobre todo el conocimiento de la naturaleza de las exposi-
Epidemiología y prevención del cáncer
industriales hasta los que se utilizan en el día a día, como pinturas, o productos
de limpieza. Esta regulación legal incorpora la limitación de la producción y uso
de muchas sustancias e incluso su prohibición, aunque hay productos que esca-
pan de su cobertura.
5. BIBLIOGRAFÍA
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6. PÁGINAS WEB
1. Introducción
2. La prevención de lesiones, producidas por accidentes
3. Fuentes de información
4. Epidemiología
4.1. Programa de Prevención de Lesiones. Detección de Accidentes Domésticos y
de Ocio (DADO)
4.2. Instituto Nacional de Estadística
4.3. Encuesta Nacional de Salud de España
5. Directrices
internacionales
5.1. Organización Mundial de la Salud
5.2. Unión Europea
6. Legislación
7. Formación sobre la seguridad
8. Políticas de las Administraciones Públicas Españolas
9. Seguridad infantil
9.1. Prevención en los centros educativos
10. Salud
y seguridad en adolescentes: factores de riesgo
10.1. Factores biológicos
10.2 Factores psicosociales
11. Prevención
12. Educación para la seguridad: necesidad de formación de sanitarios y docentes
13. Propuestas de intervención
14. Conclusiones
15. Bibliografía
16. Páginas web
OBJETIVOS
1. INTRODUCCIÓN
tecnología, por lo que no se puede examinar los problemas planteados por los
accidentes, separándolos de los complejos cambios sociales que se van producien-
do. El comportamiento humano tiene mucho que ver con la seguridad y preven-
ción de accidentes en todas las facetas de la vida, es decir, en la vida laboral, en
la doméstica y en las facetas de ocio, tiempo libre y deporte.
Unión Europea se caracteriza por su envejecimiento, por lo que los niños y los
jóvenes constituyen un valioso recurso.
Como consecuencia, no podemos dudar de que uno de los temas que reper-
cute más directamente en la salud pública, es el tema de los accidentes. Afecta a
toda la población, realmente todos los que nos rodean tienen y tenemos algo que
contar al respecto, ya se haya vivido directa o indirectamente.
Es necesario recordar el significado de la palabra «accidente», que general-
mente se contempla como un hecho fortuito, ocurrido al azar, improvisadamen-
te, por «casualidad» o por mala suerte. Sin embargo, ya hace muchos años que la
OMS decía que «todo accidente puede ser evitable», es decir, que si se ref lexiona
sobre el hecho ocurrido se suele concluir en « si hubiera tenido esto o aquello en
cuenta, tal vez no habría ocurrido». Así que hay que distinguir claramente entre
lo que es la «casualidad» y lo que es la «causalidad» del accidente. Lo importante
es conocer las causas que lo han producido para poder atajarlas y así dejar el mí-
nimo espacio a la casualidad o falta de control del mismo (Munugarren, 2005).
Actualmente, desde el punto de vista epidemiológico, el término accidente
se está sustituyendo por el de lesión o traumatismo. Es decir, se trata de evitar la
idea del fatalismo de la palabra, dando a entender que no son procesos fortuitos,
sino la consecuencia predecible de la combinación de factores humanos y am-
bientales. Recordemos que la OMS definió los accidentes como: «Un suceso no
premeditado, cuyo resultado es un daño corporal identificable». Así también hay
que considerar el daño desde dos perspectivas diferentes: como un proceso banal
o un perjuicio mínimo, o ser el determinante de la muerte de un individuo. Por
eso, algunos sistemas de registro solamente consideran como tales a aquellos que
exigen una asistencia médica o lo toman cuando al menos durante un día o más
repercute en la actividad habitual del afectado.
La lesión se define como un daño físico que ocurre cuando el cuerpo huma-
no se ve repentinamente sujeto a una cantidad de energía que excede el umbral
fisiológico o es privado de elementos vitales como el oxígeno. La energía puede
ser mecánica, radiante, térmica o química. En función de la intención pueden
ser intencionales o no intencionales. Las intencionales son los suicidios que han
ido aumentando considerablemente en España, a la vez que han ido disminuyen-
do notablemente las de tráfico.
En los últimos años, las lesiones se consideran un problema prevenible, realizán-
dose numerosas acciones coordinadas, en salud pública, basadas en evidencias cien-
Promoción de la salud en la comunidad
tíficas, siendo ésta una de la respuesta más efectiva. Es importante la labor de las
políticas y programas multidisciplinares e intersectoriales en materia de prevención
de accidentes, así como identificar y luego eliminar o reducir riesgos, sobre todo en
el hogar, en la carretera y en los lugares de trabajo y también fabricando cada vez los
productos más seguros. Un refuerzo de las acciones educativas y de prevención,
como son: la construcción de edificios más seguros, las medidas antiincendios, los
dispositivos de seguridad, la protección de envases de medicamentos más seguros,
así como de los envases de limpieza en el hogar, la construcción de parques infanti-
les con objetos seguros y la sensibilización a la población para que adopten actitudes
responsables y seguras, conduce a vivir en un ambiente más seguro.
3. FUENTES DE INFORMACIÓN
ciencias sociales, conexión e interrelación cada vez más demandada, porque ello
significa trabajar en equipos multidisciplinares aplicando las diferentes ciencias.
Teniendo en cuenta el tipo de accidente coincidiremos en que según sea do-
méstico, de tráfico o laboral, repercute en un sector determinado de la pobla-
ción: los primeros afectan más a la población infantil y a la población de personas
mayores es decir de 0 a 14 años y a partir de los 60 años; los segundos afectan
especialmente a la población joven de 15 a 30 años y los terceros a la población
adulta activa y sobre todo a los hombres. Esta consideración es importante cuan-
do se quieren desarrollar programas de prevención de accidentes en el ámbito de
promoción y educación para la salud.
4. EPIDEMIOLOGÍA
4.1. Programa de Prevención de Lesiones. Detección de Accidentes
Domésticos y de Ocio (DADO)
Interior del hogar 45,4 52,4 51,7 51,5 52,5 57,4 58,1
Área de transporte 17,5 17,9 18,5 17,0 16,3 15,6 15,2
Área deportiva (incluido los de colegios) 15,5 11,2 12,1 12,8 12,8 10,0 9,7
Áreas recreativas de diversión y parques 6,5 5,9 5,1 6,0 5,8 4,9 5,1
Área al aire libre 6,4 5,2 4,8 5,2 5,5 4,2 3,9
Colegio, área institucional y edificios
5,3 4,2 4,0 4,2 3,9 3,7 3,2
públicos
Área de producción y de taller 1,4 1,1 1,4 1,0 0,7 1,2 1,9
Área comercial y de servicios 1,0 1,4 1,5 1,2 1,0 1,8 1,3
Mar, lago y río (dentro del agua) 0,5 0,5 0,8 0,6 1,0 0,3 0,9
Otro lugar/ no especificado 0,5 0,2 0,2 0,6 0,5 0,9 0,6
Total 100 % 100 % 100 % 100 % 100 % 100 % 100 %
Fuente: Instituto Nacional del Consumo, 2008.
Según los datos Encuesta Nacional de Salud de España de 2006, el 10 % de las
personas de 0 y más años declaró haber padecido algún accidente en los últimos
doce meses. El mayor porcentaje de entrevistados que declara haber padecido
algún accidente se produce en el grupo de edad de 16 a 24 años (14 %). Referidos
estos datos a Comunidades Autónomas, en las que menos accidentes se produje-
ron fue en La Rioja (6,5 %) y Castilla y León (7,8 %), siendo la Comunidad
Valenciana (12,3 %) y Navarra (11,9 %) las que más accidentes padecieron
(Ministerio de Sanidad y Consumo;2006).
5. DIRECTRICES INTERNACIONALES
5.1. Organización Mundial de la Salud
5.2. Unión Europea
6. LEGISLACIÓN
Los gobiernos de los estados miembros de la UE son cada vez más conscien-
tes de este fenómeno y han empezado a desarrollar una legislación general de
seguridad de los consumidores.
En todos los casos en que existen, las legislaciones siguen un enfoque más o
menos similar: imponen a los productores, a los distribuidores y a los importadores
una obligación general de comercializar únicamente productos seguros, obligacio-
nes en materia de información y de vigilancia de los mercados para sus productos
de consumo comercializados y la obligación de reaccionar en caso de que se pro-
duzcan riesgos graves e inmediatos debido al uso de los productos de consumo: es
el Sistema de Alerta que se canaliza a través del Instituto Nacional de Consumo; y
prevén poderes de intervención para prohibir temporal o definitivamente la co-
mercialización de productos de consumo peligroso: hecho que ha ocurrido con
relativa frecuencia cuando se trata de la venta de juguetes (casi siempre procedentes
Seguridad y prevención de accidentes
de países extranjeros) que no cumplen las normas de seguridad. Sin embargo, aun-
que todas las legislaciones nacionales, siguen un enfoque similar, difieren de su
contenido y de la atribución de competencias a los organismos encargados de velar
por la seguridad de los consumidores .La existencia de normativas diferentes y di-
vergentes puede entorpecer la libre circulación de las mercancías, ya que los requi-
sitos de seguridad varían de un país a otro y por consiguiente pueden convertirse
en un obstáculo para la plena realización del mercado interior.
Así pues, la Comisión realizó un estudio sobre el fenómeno de la seguridad
de los consumidores sobre las legislaciones nacionales en la materia y sobre su
impacto en la evolución de la UE. Este estudio llegó a la conclusión de que hay
que defender la seguridad de los consumidores en los campos en que no existe
una legislación comunitaria particular que fija requisitos mínimos de seguridad
y desarrollar una política comunitaria de salud y seguridad de los consumidores
si se quiere llegar a la plena realización del mercado interior de la UE. Los estu-
dios insistieron en la necesidad de una Directiva Marco sobre la seguridad de los
consumidores frente a los productos de consumo. Esta seguridad constituye un
complemento indispensable para el nuevo enfoque en materia de armonización
técnica y normalización para la Directiva sobre la responsabilidad derivada de los
productos defectuosos.
La Directiva Marco 89/391/CEE se traspuso en España por la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales de 1995, que se ha ido desarrollando me-
diante distintos reales decretos. La ley establece los principios fundamentales en
materia de salud y seguridad de las personas, en el caso de los docentes, les afec-
ta como «trabajadores», es decir, maestros, profesores, personal de mantenimien-
to, personal de limpieza etc. pero no afecta a los alumnos. Sus principios funda-
mentales son:
— Responsabilidad del empresario con respecto a los trabajadores presentes
en el lugar de trabajo.
— Necesidad de emprender actividades de prevención, información y for-
mación en materia de seguridad.
— Es preciso que los profesores tengan una formación específica sobre segu-
ridad, sobre todo los de educación física, química o enseñanzas técnicas.
— Organización de los primeros auxilios y de los medios de la lucha contra
incendios.
— Establecimiento de un servicio de prevención, bien mediante personas
del mismo establecimiento y si es preciso recurriendo a personas externas
al mismo.
Promoción de la salud en la comunidad
El interés y la dimensión social de esta labor son evidentes. Ello exigiría del
personal docente, por un lado, una toma de conciencia de su responsabilidad
en caso de accidente y por otro lado, la colaboración de todos los educadores
en una acción concertada lo suficientemente prolongada como para que los
resultados hablen por sí solos (Brunet, 1990). Para ello sería necesario el esta-
blecimiento de un sistema de concertación para hacer frente a los peligros en
los centros escolares que reúna a diversas categorías de personas implicadas,
incluidos, además de las personas implicadas, los padres cuyas responsabilida-
des y función educativa no deben olvidarse, al tiempo que debe recordarse la
inf luencia de sus hijos sobre su comportamiento, por ejemplo en carretera o en
los trabajos domésticos.
De los temas propuestos relativos a la seguridad y a la salud cabe destacar los
siguientes:
— Seguridad e Higiene en el trabajo.
— Primeros auxilios.
— Problemática de los accidentes.
— Extintores y evacuación
— Enfermedades profesionales.
— Ergonomía.
Estos contenidos de formación y educación para la seguridad, se pueden im-
partir en diferentes contextos, según a quién se vayan a dirigir y según la dura-
ción del programa, por lo que se pueden desarrollar como temas específicos,
como seminarios, como curso separado, como parte del curriculum de la escue-
la o como formación profesional: electricidad, incendios, etc.
Los ciudadanos de la UE nunca habían vivido tanto y su esperanza de vida
sigue aumentando. Pero su salud está lejos de ser todo lo buena que debiera, con
lo que la morbilidad y la mortalidad temprana prevenibles, son significativas. Los
factores determinantes de la salud más importantes, son las condiciones socioeco-
nómicas y las condiciones de vida y de trabajo. Sobre ello, la UE actúa con polí-
ticas económico-sociales.
La alimentación (seguridad alimentaria), la actividad física, el alcohol así
como las formas en que las personas se comportan con ellas mismas y con los
demás, también son determinantes clave de la salud. Sobre las principales cau-
sas de muerte e incapacidad (accidentes y lesiones, trastornos mentales, cáncer
y enfermedades circulatorias y respiratorias) es posible hacer una prevención y
Seguridad y prevención de accidentes
Son muchos los esfuerzos que se están haciendo últimamente para conseguir
la reducción de accidentes. Son de todos conocidas las campañas llevadas a cabo
por la Dirección General de Tráfico, a través de los medios de comunicación y
mediante la publicación y divulgación de numeroso material didáctico dirigido
a todos los niveles de la población. Por parte de la prevención de accidentes do-
Promoción de la salud en la comunidad
9. SEGURIDAD INFANTIL
• S implemente reproduciendo las estrategias de seguridad que son relevantes para los adultos no
protegeremos suficientemente a los niños.
• Los programas de prevención deben tener en cuenta la vulnerabilidad de los niños
• Los programas de prevención deben ser multidisciplinarios.
• Los que más éxito han tenido son los que combinan:
– Legislación, regulación y «enforcement» (hacer cumplir);
– Modificación de productos;
– Modificación del entorno;
– Educación y desarrollo de capacidades; y
– Servicios de emergencia apropiados.
Fuente: Lizarbe, 2010.
Además, hay que estar preparados de cómo actuar en caso de que se produz-
ca el accidente, por lo que es totalmente necesario disponer de un botiquín en
casa para poder practicar los primeros auxilios. Igualmente en la escuela también
se ha de disponer de un completo botiquín y que los maestros tengan las nocio-
nes mínimas de cómo actuar. Pero esto no resulta fácil, por eso sería convenien-
te que en todos los centros escolares hubiera una persona preparada para ello que
pudiera hacer frente a los accidentes que se presentan (Burgos, 2008).
Tipo de lesión
Tipo de intervención
Ahogamientos Quemaduras Caídas Envenenamientos
10.1. Factores biológicos
11. PREVENCIÓN
12. EDUCACIÓN
PARA LA SEGURIDAD: NECESIDAD DE FORMACIÓN
DE SANITARIOS Y DOCENTES
nas para aunar esfuerzos y conseguir objetivos comunes. Así pues, para poner en
marcha programas sobre protección de la salud, será necesario la formación de
equipos en los que estén involucrados los diferentes profesionales, que con sus
diferentes puntos de vista diseñarán programas específicos, considerando el gru-
po de población al que se van a dirigir.
Nos encontramos en una sociedad cambiante que requiere una formación
continuada constante de los profesionales, en este caso, los más directamente
relacionados con educación para la salud que son los profesionales sanitarios y
los docentes. Este tipo de formación, en general, no se ha adquirido en la for-
mación de grado y, por tanto, se adquiere posteriormente a través de cursos y
seminarios que se imparten en las universidades, escuelas de salud públicas y
otros foros de formación continuada, en el caso de la medicina, hay que pensar
que el papel de la educación para la salud no solamente corresponde a la
Medicina Preventiva y Salud Pública, Medicina de Familia y Comunitaria sino
que también las otras especialidades médicas también pueden desarrollar fun-
ciones de educación para la salud.
que no somos conscientes de ellos: la electricidad, las escaleras, los ascensores, los
cuartos de baño y un largo etc., que nos conduce a la necesidad de conocer estos
riesgos para actuar en caso de necesidad (Sánchez Ocaña ,1993).
Según lo expuesto, se recomienda que, cuando se quiera desarrollar un pro-
grama de estas características, el primer paso a realizar será el de recoger infor-
mación del lugar donde se va a trabajar, recopilando información bibliográfica,
datos estadísticos, material didáctico y otros recursos existentes. Por ejemplo, la
Guía de Buenas Prácticas en Seguridad Infantil (MacKay, 2006). En las referen-
cias bibliográficas se pueden encontrar algunas actuaciones en materia de pre-
vención de accidentes y lesiones que desarrollan diferentes instituciones. En
cualquier caso, también es útil y motivador, consultar las encuestas y realizar
cuestionarios para conocer el estado de la situación obteniendo una información
directa, a la vez que participativa y activa.
Dado que muchas lesiones se producen en los centros educativos, en áreas de-
portivas o de recreo, es muy acertado realizar actividades relativas a la educación
para la seguridad y educación para la salud, sobre todo teniendo en cuenta que los
niños y adolescentes están muchas horas en el colegio. La educación en seguridad
les preparará para tener comportamientos seguros a lo largo de toda su vida, tanto
en el ámbito laboral como doméstico o ambiental (Munugarren, 2000).
14. CONCLUSIONES
Puesto que las causas de los accidentes son múltiples y si bien está fuera de
toda duda la importancia del factor humano, como determinante de la conducta
de riesgo, la prevención debería enfocarse intersectorialmente y multidisciplina-
riamente, contando además con la participación de los agentes sociales: asocia-
ciones juveniles, ONG, voluntarios, etc. De hecho ya están surgiendo grupos de
estas características que colaboran en programas concretos con la Dirección
General de Tráfico.
Sería interesante hacer una evaluación continua de los programas y resulta-
dos de los mismos para ir mejorando estas iniciativas; incluyendo el Pacto Social
de la Seguridad Vial. La población en general está muy sensibilizada y habría que
aprovechar esta motivación.
La sociedad tiene la responsabilidad de proteger a este grupo poblacional, ofre-
ciéndole un entorno seguro en el hogar, el colegio, las zonas de recreo y el trabajo.
Seguridad y prevención de accidentes
Una acción concreta y que resultaría muy interesante, sería dar a conocer a los
adolescentes las normas básicas de aplicación de los primeros auxilios en caso de
accidente.
Como se ha señalado en un principio, los accidentes representan uno de los
temas prioritarios en salud pública, no solamente por el elevado número de afec-
tados por su mortalidad y morbilidad, sino también por las secuelas y repercusio-
nes posteriores de tipo económico, por el elevado coste sanitario y social, por el
número de años potenciales de vida perdidos y también por las repercusiones
psicológicas que afectan a los familiares y allegados de las víctimas, sobre todo si
se trata de población joven.
Las posibles causas que producen los accidentes se interrelacionan, es decir,
su origen es multicausal, por eso en los programas de intervención también
deben participar diferentes disciplinas y diferentes instituciones, que comple-
mentan los saberes y habilidades para conseguir planteamientos globales y a su
vez específicos.
Para emprender cualquier iniciativa necesitamos datos epidemiológicos y
aquí nos encontramos que hay muy diversas fuentes de información: datos de la
Dirección General de Tráfico, datos del Instituto Nacional de Estadística, datos
hospitalarios, datos de la Policía Municipal, datos de las Compañías de Seguros.
Por eso es difícil unificar criterios y generalmente se toma como referencia los
emitidos por la Dirección General de Tráfico y por el Instituto Nacional de
Estadística.
15. BIBLIOGRAFÍA
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Promoción de la salud en la comunidad
16. PÁGINAS WEB
1. Introducción
2. Las lesiones por tráfico en España y su referente internacional: situación y tendencia
3. El modelo epidemiológico aplicado a la prevención de las lesiones por tráfico
4. Fuentes
de datos
4.1. Fuentes policiales
4.2. Fuentes de estadísticas vitales
4.3. Fuentes sanitarias
4.4. Fuentes forenses
4.5. Otras fuentes de datos
5. Factores accidentogénicos
5.1. Factores de prevención
5.2. Factores de riesgo
6. Estrategias
e intervenciones preventivas. Protección y promoción de la salud. La
acción comunitaria. Buenas prácticas en prevención de lesiones
6.1. Estrategias y aproximaciones preventivas de la lesión. La acción comunitaria
6.2. Prevención, Protección y Promoción de la Salud aplicadas a las lesiones por trá-
fico
6.3. Evaluación de intervenciones y recomendación de buenas prácticas en la preven-
ción de lesiones
7. Resumen
8. Bibliografía
9. Páginas web
1
En el texto se evita, en lo posible, el término «accidente» para denominar al fenómeno lesivo asociado a las coli-
siones y demás eventos relacionados con la circulación vial. En su lugar, el término «colisión» se utiliza para englobar todos
los eventos relacionados con la circulación vial que originan algún tipo de lesión en los sujetos implicados.
OBJETIVOS
1. INTRODUCCIÓN
Más de 3.000 personas fallecen cada día en el mundo a causa de las lesiones sufri-
das en colisiones de tráfico, en torno a un millón doscientas mil personas cada año.
Además, hasta 50 millones de personas cada año resultan heridas o discapacitadas por
esta causa a nivel mundial. En términos de mortalidad, las colisiones por tráfico su-
ponen la novena causa de muerte, la primera causa entre los niños y los jóvenes hasta
los 30 años. Según las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
para 2030 las lesiones por tráfico constituirán la 5.ª causa de mortalidad, con casi
un 4 % de todos los fallecidos, y la 3.ª causa de años potenciales de vida perdidos ajus-
tados por discapacidad, un 5 % del total de años perdidos por esta causa (WHO, 2008).
A nivel internacional, la International Road Traffic and Accident Database
(IRTAD) define accidente de tráfico como todo aquél ocurrido u originado en
una vía pública, a resultas del cual una o más personas resultan muertas o heri-
das, y en el que al menos hay implicado un vehículo en movimiento (IRTAD,
2010). Los fallecidos se computan a 30 días tras el accidente, para lo cual muchos
países, entre ellos España, obtienen estimadores a partir de la información reco-
Promoción de la salud en la comunidad
gida en las primeras veinticuatro horas después del accidente. A partir de 2011 se
utiliza un nuevo método de cómputo de la mortalidad a 30 días en España.
La estimación del impacto económico de la accidentalidad por tráfico se ha
cuantificado en cerca del 3 % del Producto Interior Bruto (PIB) en los países de-
sarrollados, aunque llega al 4 % en algunos de ellos. En nuestro país, el coste por
accidentes de tráfico supera los 12.000 millones de euros anuales. En Estados
Unidos, sólo el coste derivado de los accidentes relacionados con el alcohol al-
canzó los 51 billones de dólares en 2002, lo que supone el 22 % del coste total,
estimado en 230 billones (Blincoe, 2002).
2. LAS
LESIONES POR TRÁFICO EN ESPAÑA Y SU REFERENTE
INTERNACIONAL: SITUACIÓN Y TENDENCIA
Mujeres Varones
Grupo de edad Ranking sobre Ranking sobre
Tasa Tasa
todas las causas todas las causas
De 45 a 49 años 9,859 3 39,899 3
De 50 a 54 años 11,328 3 43,966 3
De 55 a 59 años 12,702 4 43,239 4
De 60 a 64 años 12,226 6 44,06 5
De 65 a 69 años 19,61 7 53,347 5
De 70 a 74 años 27,785 7 68,088 7
De 75 a 79 años 48,274 9 102,455 7
De 80 a 84 años 92,904 10 168,601 9
De 85 a 89 años 181,389 10 278,355 9
De 90 a 94 años 328,531 10 493,865 10
De 95 años y más 572,695 10 633,619 10
Todas las edades 20,65 10 41,233 5
Datos provisionales
30
Muertos por 100.000 habitantes
25
20
15
10
0
1980- 1990- 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
82 92
Años
Figura 1. Tasas ajustadas de mortalidad por edad y sexo para accidentes de tráfico
y suicidios. España 1980-2008. Fuente INE
Promoción de la salud en la comunidad
90 300000
80
250000
70
50 Parque vehículos
Tasas
(millones)
150000 Accidentes por 10000
40 veh
Muertos por 1000
30 100000 Accidentes
Muertos por 1000
habitantes
20
Millones Vh-Km-año
50000 (carretera)
10
0 0
1980
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
2010
Año
Figura 2. Evolución de los proncipales indicadores de siniestralidad
en España 1980-2009. Fuente: DGT (2011).
Por tipo de vehículo, hay que destacar la peor evolución de los accidentes
relacionados con las motocicletas. Entre 2000 y 2010 la mortalidad descendió a
nivel global en un 57 %, sin embargo en el único grupo de usuarios donde au-
mentó fue en el de los de motocicletas, donde se observa un incremento del 61 %
entre el año 2000 y el 2010, si bien en los tres últimos años registrados (2008,
2009 y 2010), esta tendencia de incremento se ha invertido sustancialmente.
En cuanto al marco de la Unión Europea, durante 2010 se produjeron más
de 31.000 fallecidos en accidentes de tráfico, registrándose en España el 8 % de
ellos. En el caso de España las tasas han evolucionado de forma que en el año
2003 ocupaba el lugar 17 dentro de la Europa (orden creciente según mortali-
dad) y en 2010 ocupa el puesto 9 con una tasa de 54 muertos por millón de po-
blación, lo que sitúa a España por debajo de la media europea (62 muertos por
cada millón de habitantes). Entre los Estados Miembros, en el periodo 2001 a
2009 los países que presentan una reducción mayor han sido Letonia (61 %),
Estonia (61 %), Lituania (58 %) y España (55 %).
3. EL
MODELO EPIDEMIOLÓGICO APLICADO A LA PREVENCIÓN
DE LAS LESIONES POR TRÁFICO
tráfico existe un agente etiológico, que es la energía liberada tras la colisión, un ve-
hículo (el turismo, vehículo pesado o de dos ruedas que intervengan), un huésped, el
sujeto que recibe la energía liberada en la colisión, y un entorno vial, geográfico o
social que modifica las consecuencias sobre la salud del fenómeno.
Exposición al riesgo
Reducir la exposición (ej, límites
de velocidad)
Colisión (transferencia
de energía al organismo)
Reducir y distribuir las fuerzas
sobre cuerpo (ej, cinturón de
seguridad)
Lesión (se supera el umbral
orgánico de tolerancia)
Tratamiento médico y
rehabilitación
Secuela / discapacidad
4. FUENTES DE DATOS
4.1. Fuentes policiales
Junto con las fuentes policiales, especialmente útiles respecto del accidente
en sí, hay otras fuentes de datos centradas las consecuencias lesionales derivadas
de la colisión. Los datos sobre causas de muerte se recogen en el Boletín
Estadístico de Defunción. En este boletín se recogen las 4 causas que conforman
la cadena de enfermedades que condujeron al fallecimiento, incluida la llamada
causa básica, y que están codificadas según la Clasificación Internacional de
Enfermedades. La causa básica es la enfermedad o lesión que inició la cadena de
acontecimientos patológicos que condujeron directamente a la muerte.
4.3. Fuentes sanitarias
4.4. Fuentes forenses
5. FACTORES ACCIDENTOGÉNICOS
No es adecuado explicar los accidentes y las lesiones por tráfico como conse-
cuencia de causas individuales, sino como consecuencia de la interacción de distin-
tos factores que, en conjunto, originan el hecho lesivo. Estos factores ni siquiera
actúan en un mismo momento, sino que pueden preceder o suceder al momento
de la colisión. Siguiendo este modelo interpretativo de los factores relacionados
con las lesiones de tráfico, el médico, ingeniero y salubrista Dr. William Haddon
Jr. desarrolló un modelo en dos dimensiones para explicar la participación de los
distintos factores de riesgo conocidos según el momento en que intervienen (antes,
durante o después de la colisión) y según el origen de su procedencia (humanos,
vehículo, entorno físico y entorno social). Es la denominada «Matriz de Haddon»
(Haddon, 1980). Este modelo bidimensional permite también entender que las
intervenciones dirigidas a la prevención del problema son también posibles en dis-
tintos momentos y desde distintos ámbitos. La tabla 2 presenta un ejemplo de in-
tervenciones posibles en este sistema matricial que origina doce celdas diferentes.
5.1. Factores de prevención
Comenzando por los factores de prevención, hay que recordar que las in-
tervenciones más efectivas son aquéllas que no dependen de la voluntad del
usuario, o lo hacen de modo relativo. Así, por ejemplo, a la eficacia teórica de
la bolsa de aire (air bag) al desplegarse en determinadas colisiones hay que aña-
dir el hecho de que siempre se activa, sin depender de la voluntad del usuario.
De hecho, una manera de aumentar la efectividad de una medida es hacerla
depender en menor grado de la voluntad del sujeto, por ejemplo equipar los
vehículos con dispositivos que alerten al ocupante de que no lleva abrochado
el cinturón de seguridad o inclusive que le impiden el arranque del vehículo
en caso de no llevarlo.
Los elementos de retención, tales como los cinturones de seguridad o los ele-
mentos de retención infantil, tienen su mecanismo de acción principal en evitar
la eyección total o parcial del sujeto tras la colisión. Hay que recordar que lo más
Prevención de las lesiones por accidente de tráfico
5.2. Factores de riesgo
El consumo de alcohol presenta además una elevada prevalencia entre los con-
ductores, al igual que en la población general. Se estima que entre el 2 y el 4 % de
los conductores españoles que circulan por nuestras calles y carreteras lo hacen tras
haber consumido alcohol por encima de los límites legales (0,25 y 0,15 milígramos
de etanol por litro de aire para los conductores en general y para los profesionales,
respectivamente), según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT, 2009).
Desde la década de los años treinta existe evidencia científica sobre la relación
existente entre el consumo de alcohol y el riesgo de implicación en una colisión
de tráfico. En los años sesenta, en especial gracias a los diseños casos-control rea-
lizados por Borkenstein en Estados Unidos, con datos reanalizados posteriormen-
te (Hurst,1994), se cuantificó este riesgo: la conducción con 0,25 miligramos de
Prevención de las lesiones por accidente de tráfico
etanol por litro de aire supone casi el doble de probabilidad de sufrir una colisión
de tráfico respecto a la conducción sin ingestión de alcohol. El riesgo de sufrir
una colisión de tráfico con resultado de muerte aumenta progresivamente a partir
de este nivel de alcohol de 0,25 mg por litro. Con 0,4 miligramos por litro, este
riesgo es casi cinco veces mayor que el riesgo de aquellos conductores que no han
bebido, con 0,8 miligramos por litro el riesgo es de 25, y se incrementa según la
cantidad de alcohol en sangre (o su equivalencia en aire espirado).
Por tanto, la proporción de colisiones de tráfico relacionadas con el alcohol
varía en función de la gravedad del siniestro, suponiendo:
— Entre el 30 % y el 50 % de los accidentes mortales
— Entre el 20 % y el 40 % de los accidentes con víctimas no mortales
— Entre el 10 % y el 30 % de los accidentes con daños materiales exclusivamente.
En nuestro país, según la información procedente de las autopsias a fallecidos
en accidente de tráfico, en las que es preceptiva la investigación de sustancias
psicoactivas, y que anualmente es publicada por el Instituto Nacional de
Toxicología (INTCF, 1991-2010), conocemos que la presencia de alcohol en
conductores fallecidos f luctúa entre un 30 % y un 54 % en los últimos diecinueve
años, notándose una lenta reducción a lo largo de este periodo. En 1991 fueron
un 43 % de los conductores fallecidos y en 2009 un 30 %. En todo caso, la presen-
cia de alcohol en el conductor o peatón fallecido, no significa que el etanol haya
sido la causa principal del accidente; se trata de accidentes relacionados con el alco-
hol, aunque no necesariamente accidentes debidos al alcohol.
Estar bajo la inf luencia de alcohol no sólo es relevante para los conductores
de vehículos y acompañantes, sino también para los peatones. Los datos sobre la
presencia de alcohol en peatones fallecidos en accidentes de circulación muestran
que entre el 29 % y el 38 % de los casos se detectó alcohol (aunque ello, al igual
que se ha comentado para el caso de los conductores, no permite afirmar que
fuera la causa del accidente).
La presencia de otras drogas distintas al alcohol es, hoy día, objeto de impor-
tantes investigaciones a nivel europeo (véase proyecto europeo DRUID, en
http://www.druid-project.eu). En España, según los datos de las autopsias
(INTCF, 1991-2010), entre el 10 al 15 % de fallecidos presentaron sustancias psi-
coactivas en su organismo. En 2009, un 12,35 % de los conductores fallecidos
presentaron en su organismo consumo de drogas distintas de alcohol o medica-
mentos, y un 8,45 % algún medicamento psicoactivo. La frecuencia de consumo
Promoción de la salud en la comunidad
de cocaína y cannabis, las drogas más consumidas con diferencia, parece ser
elevada también en la población general de conductores, estimándose que alcan-
zaría en torno al 10-12 % de los conductores aleatoriamente seleccionados (no
accidentados ni infractores) (DGT, 2009).
6. ESTRATEGIAS
E INTERVENCIONES PREVENTIVAS. PROTECCIÓN
Y PROMOCIÓN DE LA SALUD. LA ACCIÓN COMUNITARIA.
BUENAS PRÁCTICAS EN PREVENCIÓN DE LESIONES
6.1. Estrategias y aproximaciones preventivas de la lesión. La acción comunitaria
3. Evitar
la expresión de un agente lesivo (prohibir la circulación de deter-
minados vehículos en algunos momentos o situaciones).
4. Modificar la frecuencia o distribución del daño (cinturón de seguridad).
5. Separar, en tiempo o espacio, el objeto lesivo del objeto que se desea pro-
teger (aceras amplias e isletas en cruces anchos).
6. Separar mediante una barrera física el objeto lesivo de lo que se quiere
proteger (medianas en carreteras).
7. Modificar determinadas características del agente lesivo (materiales de los
salpicaderos de los vehículos).
8. Aumentar la resistencia al daño de lo que se quiere proteger (prohibir la
venta de alcohol en determinados lugares).
9. Contrarrestar el daño enseguida que sea ocasionado (asistencia médica
extrahospitalaria).
10. Estabilizar, reparar y rehabilitar el daño (programas de rehabilitación de
lesionados).
La acción preventiva en materia de lesiones por tráfico se ha clasificado según
distintas aproximaciones:
1. Según
las herramientas principales puestas en marcha, las intervenciones en
prevención de lesiones pueden agruparse en:
a) Intervenciones de base legislativa, en las que la acción disuasoria es la
base de la efectividad. Han demostrado su utilidad cuando consiguen
un algo nivel de cumplimiento.
b) Intervenciones de base educativa, que pretenden a medio plazo un
cambio conductual de los sujetos y una modificación de los valores
sociales relacionados con el riesgo de lesiones por tráfico.
c) Intervenciones de base tecnológica y de ingeniería, que promueven
tanto la evitación del accidente como la protección del sujeto frente al
agente etiológico –la energía producida en la colisión– a través del de-
sarrollo de sistemas automatizados.
2. Asimismo, según su origen, las intervenciones preventivas se han clasificado en
dos grupos: pasivas, que son las que requieren una pequeña o nula interven-
ción por parte del sujeto (p. ej., el airbag), y activas, que requieren la partici-
pación del sujeto protegido (p. ej., el uso del cinturón de seguridad). Las in-
tervenciones de tipo pasivo se han demostrado más efectivas, por lo que es
recomendable promoverlas en la medida de lo posible. Cabe destacar aquí la
interpretación diferencial de los términos pasivo y activo en los ámbitos de la
Promoción de la salud en la comunidad
Como problema de salud que es, la prevención de lesiones por tráfico se ajusta
perfectamente a la base teórica de la acción en Salud Pública. Prevención primaria,
secundaria y terciaria, protección y promoción de la salud, son, entre otros, térmi-
nos perfectamente aplicables a las lesiones. A pesar de la certeza de esta afirmación,
aún hay muchos indicios que hacen pensar que las lesiones siguen ocupando un
puesto «menor» en las prioridades y en la dedicación de fondos de investigación en
Salud Pública (Catalá López, 2009), aun cuando su impacto en la salud obligaría a
otorgar mayor relevancia y mayor apoyo financiero a este tipo de intervenciones.
llevado a cabo en los últimos años para establecer planes que contengan objetivos
cuantificados en materia de prevención de lesiones, desarrollar sistemas de vigi-
lancia de lesiones y accidentes e introducir algunas medidas que han resultado
efectivas en otros países, si bien aún subsisten problemas relevantes en materia de
fuentes de datos, coordinación de políticas, escasez de interés del «ámbito cientí-
fico» y falta de formación de decisores políticos.
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Las lesiones y su prevención no deberían ser tratadas con menos rigor que
otros problemas de salud pública. Por sus consecuencias y por su carácter
emergente en todo el mundo.
Cada país o cada zona geográfica local, requerirá diferente tipo de medidas
en función del desarrollo en seguridad vial que posea y del grado de apoyo na-
cional e interdisciplinar que haya alcanzado.
En la Tabla 4 se muestran las medidas más frecuentemente recomendadas
como mejores prácticas en seguridad vial. Sin duda, las intervenciones dirigidas
a minimizar el daño (por ejemplo las relacionadas con infraestructuras y vehícu-
lo) son las más efectivas. Las medidas legislativas también los son, pero depende
del grado de cumplimiento de la norma y del grado de desarrollo vial del país o
zona donde se implanten. En cambio, las acciones que se basan en la modifica-
ción de comportamientos o/y en la voluntad del usuario, resultan ser menos
efectivas. La educación vial o las campañas de medios, por ejemplo, no son me-
didas efectivas ni eficientes por sí mismas, pero son prácticas recomendadas en
unión a otras intervenciones.
7. RESUMEN
8. BIBLIOGRAFÍA
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Capítulo 27
Violencia y salud pública
ma susceptible de ser abordado desde el sistema de salud, a pesar ser quien soporta
la importante y costosa tarea de la terapia y rehabilitación de las víctimas.
A excepción de iniciativas hasta hace pocos años minoritarias, como las aso-
ciaciones médicas contra la guerra, contra los malos tratos hacia la mujer o por la
crianza sin violencia de los menores, el sistema de salud ha actuado siempre en el
último escalón de la escalera agresiva, atendiendo las heridas de unas víctimas
condenadas en muchas ocasiones a volver, una vez rehabilitadas, a la situación
que dio origen a su patología.
En los años 90 del siglo pasado se abrió paso la idea de incorporar el tema de la
violencia en la agenda de la salud pública. Algunos organismos internacionales,
como la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) realizaron estudios
epidemiológicos sobre la influencia de las normas y actitudes en los comportamien-
tos violentos (Fournier et al., 1999) con el fin de impulsar, o sugerir, medidas pre-
ventivas. Al mismo tiempo diversas organizaciones no gubernamentales de profe-
sionales de la salud, comenzaron a preguntarse cómo actuar para no quedarse en
una mera asistencia biomédica a las víctimas incorporando la actuación sanitaria en
programas más ambiciosos de recuperación psicológica, social y cultural de quienes
habían sufrido las consecuencias de los hechos bélicos o de cualquier de las formas
de violencia extrema (Moreno, 1995; Pérez et al., 1999). En la primera década de
nuestro siglo estas iniciativas se han extendido a prácticamente todos los ámbitos de
actuación con víctimas de la violencia y se han incorporado los protocolos de inter-
vención y las líneas de investigación a la práctica habitual de las instituciones sanita-
rias de nuestro entorno así como a las diversas organizaciones de ayuda médica no
gubernamentales. El interés por un enfoque bio-psico-sociológico de atención a las
víctimas de la violencia cobró un impulso especial como consecuencia de la actua-
ción de numerosos profesionales tras los atentados masivos de Nueva York en 2001
y de Madrid en 2004 (Márkez et al., 2009).
lleva a una de las principales claves para entender de forma cabal la dificultad de
conseguir la reducción de la violencia: tanto para mantener determinadas condi-
ciones como para modificarlas la violencia suele resultar tremendamente eficaz,
por lo que la mayor parte de culturas la toman como la principal opción tanto
para mantener el status quo como para provocar el cambio.
b) La presión de los grupos
La institucionalización cultural de los comportamientos agresivos se aprende
por los procedimientos que han estudiado los teóricos citados anteriormente. La
mayor parte de este aprendizaje se hace en los grupos de pertenencia básicos de los
individuos: la familia y el grupo de iguales. Con menos de diez años ya se tiene una
idea clara de cuándo se debe utilizar la violencia, no sólo en la interacción personal,
también se ha interiorizado el concepto de enemigo nacional (Moreno, 1991).
Aunque existen comportamientos violentos aparentemente motivados por
características individuales, la inmensa mayoría de las conductas agresivas tienen
un componente de presión grupal muy relevante. La lógica de la explicación
grupal, como complemento de lo tratado en el apartado anterior, es la siguiente:
no es que los seres humanos se reúnan para optimizar su potencial agresivo
(como harían los lobos para cazar) sino que al formar grupos que entran en con-
f licto, su vinculación a los mismos hace que asuman las formas culturales agresi-
vas para enfrentarse a estas situaciones. (Moreno et al., 2004)
Para que se den la mayor parte de comportamientos agresivos es preciso que
exista una idea que vincule al individuo al grupo, de forma que se justifique ese
tipo de comportamientos. El problema se da cuando se observa que esta idea
justificadora no es preciso que parta de la vinculación a entidades concretas (tu
familia, tu país, tu religión) sino que en ocasiones basta con que se asuma en la
ficción un rol profesional que suponga la posibilidad de actuar agresivamente
(Zimbardo, 1972) o simplemente que una autoridad te lo indique (Milgram,
1974) para que los individuos se sientan obligados a actuar de forma violenta.
La relación entre vinculación al grupo y práctica agresiva es circular. Por un
lado los conf lictos intergrupales aumentan la cohesión interna de los grupos ha-
ciendo que los individuos se sientan más vinculados a los mismos y por tanto más
orientados a actuar siguiendo las normas del mismo; por otro lado el ejercicio de
la violencia por uno o varios de los miembros del grupo, al ser justificado exclu-
sivamente por su pertenencia al mismo, supone una elevación de la dependencia
emocional y funcional del individuo que se verá abocado a realizar cualquier
Promoción de la salud en la comunidad
cosa por aquellos que dan sentido a acciones que en otro contexto serían inexpli-
cables. (De la Corte et al., 2004)
4. CLAVES
OPERATIVAS PARA PASAR DE LA EXPLICACIÓN
A LA INTERVENCIÓN
mente profesional, puede ser indiferente en unos casos o negativo en otros, va-
riando si la pierna rota fue por una herida de guerra, un accidente jugando al
fútbol o el resultado de los malos tratos de un familiar.
Es evidente que cuando en un trauma físico media una agresión (violencia
intencionada), el sistema de salud, además de atender a la dolencia física, debe
preguntarse cómo el trauma ha afectado a la salud mental de la persona agredida.
En este campo hay dos posturas extremas: sobrevalorar la capacidad de recupera-
ción del agredido, minimizando las consecuencias psicológicas y psiquiátricas de
los actos de agresión; o minusvalorar esta capacidad situando al agredido en una
categoría de desvalido a quien se supone incapaz de superar determinados acon-
tecimientos. La primera actitud suele llevar a la no implicación del sistema de
salud más allá de la mera atención física, y la segunda a plantearse la necesidad de
atender desde los servicios de salud mental a las víctimas.
El que el agredido supere el trauma de forma relativamente sencilla, y sin
ayuda profesional, o que precise de apoyo desde los profesionales de la salud, no
depende exclusivamente de la frecuencia e intensidad de la experiencia traumá-
tica. También hay que tener en cuenta el contexto en el que se inscriba la agre-
sión (se necesitará más ayuda cuanto menos generalizada esté la práctica origen
del trauma y menos admitido culturalmente sea su uso) y de la red social de
apoyo de la persona agredida (Moreno, 2004).
b) Posibilidades de diagnóstico
Generalmente ante las personas agredidas que llegan a hospitales y centros de
salud, los profesionales, en función de las características de las lesiones, de las
demandas de los afectados o de otros criterios, optan una de estas tres opciones:
limitarse a la curación física del agredido, enfocar el asunto desde una perspecti-
va social (derivándolo a la trabajadora social) o abordarlo desde la perspectiva
psiquiátrica (derivándolo a salud mental).
Cuando se decide que el agredido precisa de una ayuda más allá de lo físico, o
es la misma persona la que lo demanda, dentro de los equipos de salud mental o
de las personas u organizaciones que trabajan desde una perspectiva psico-social
suelen tomarse dos caminos, que no siempre son excluyentes entre sí.
El primero es el del análisis e intervención en las condiciones sociales del
agredido. Se trataría de analizar la situación desde la perspectiva de lo que
Martín-Baró llamó el trauma psicosocial: determinadas relaciones sociales abe-
Violencia y salud pública
concreta, parece razonable que cuando se trabaje con personas afectadas por la
violencia se tengan como referencia los siguientes objetivos terapéuticos:
— Proveer seguridad. Intentar que se puedan percibir los acontecimientos
como predecibles permitiendo la formulación de planes y objetivos.
— Promover cambios cognitivos que supongan cambios desde la posición de
estar perseguido por el pasado e interpretar todo estímulo emocional
como evocador del trauma, a estar implicado en el presente y ser capaz de
responder a sus exigencias. Se trata de descondicionar la ansiedad, inten-
tando romper el vínculo entre los estímulos evocadores y las respuestas
emocionales negativas.
— Ayudar a volver a tener control sobre las respuestas emocionales y locali-
zar el trauma en una perspectiva más amplia de su vida, un momento
histórico determinado ya pasado.
— Ayudar a conseguir integrar lo extraño, incomprensible y terrible en su
yo. Se trata de intentar alterar el modo en que las víctimas se ven a sí
mismas y a su mundo restableciendo un sentimiento de integridad perso-
nal y de control en ellas mismas. Aunque parezca un ejercicio de intros-
pección, se trata, por el contrario, de reforzar vínculos emocionales gru-
pales y culturales que posibiliten asumir la experiencia vivida sin que
imposibilite la acción futura.
Cualquier procedimiento que vaya en la línea de conseguir estos objetivos
puede suponer un avance en la recuperación psicosocial de las víctimas de la vio-
lencia. Algunos programas de acción promovidos por psiquiatras y basados en
estos principios (Ibáñez, 1999) sugieren la realización de actividades físicas que
den control, experiencias espirituales o de ref lexión filosófica que den sentido a
lo vivido (sin que supongan inmovilización) o actividades grupales de tipo re-
creativo o lúdico que permitan conectar con el grupo y posibiliten la expresión
emocional. Todo ello como complemento o alternativa a la actividad profesional
del terapeuta de salud mental.
Si bien al sistema de salud no se le puede atribuir la responsabilidad de con-
trolar la práctica lesiva de la violencia, el que los profesionales sanitarios se in-
corporen al análisis de las posibles acciones preventivas, es un primer paso para
la modificación de una creencia tan extendida de que altos niveles de agresivi-
dad son inevitables. En la modificación de esta percepción y en la mejora de la
atención a las víctimas la salud pública debe poner en los próximos años su me-
jor empeño.
Violencia y salud pública
6. BIBLIOGRAFÍA
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Promoción de la salud en la comunidad
1. Introducción
2. Promoción de la salud, salud pública y justicia social
3. Importancia
y características de la inmigración
3.1. Su importancia histórica y social
3.2. Los movimientos migratorios en Europa desde 1950
3.3. La inmigración en España
4. La
salud de los inmigrantes y la salud de Europa
4.1. Los problemas de salud de la población inmigrante
4.2. El acceso de la población inmigrante a los servicios
5. La
promoción de la salud en la población inmigrante
5.1. Fomentar políticas saludables
5.2. Crear ambientes favorecedores de la salud
5.3. Reforzar la acción comunitaria
5.4. Facilitar el desarrollo de habilidades personales en los profesionales sanitarios
5.5. Reorientar el sistema sanitario para que la salud sea su objetivo central
6. Conclusiones
7. Bibliografía
La injusticia en cualquier lugar es una amenaza contra
la justicia en todas partes. Martín Luther King
1. INTRODUCCIÓN
Europa es y lo será cada vez más en las próximas décadas, una sociedad mul-
ticultural y multiétnica. Los países europeos están experimentando un proceso
acelerado de integración de nuevas culturas y poblaciones procedentes en una
gran mayoría de países en desarrollo. Es importante comprender que estamos
ante un fenómeno histórico irreversible de importantes consecuencias sociocul-
turales, y no de un fenómeno transitorio. Cuando hablamos de migración hace-
mos referencia a los cambios definitivos de residencia, excluyendo, por tanto, las
alteraciones que son por su propia naturaleza transitorias, tales como los despla-
zamientos por trabajo temporal, y turismo, entre otros. Para hacer la definición
operativa y cuantificable, se suele considerar migración el cambio de residencia
de una duración superior a un año.
Tal como se planteó en 1993 en un Informe de la Oficina Regional para
Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el escaso progreso rea-
lizado hacia una mayor equidad en la salud de las poblaciones europeas se debe
fundamentalmente a los bajos niveles de salud en poblaciones marginadas, de las
que las poblaciones de inmigrantes son el exponente más importante en la actua-
lidad (OMS, 1993). En las próximas décadas, sólo si conseguimos mejorar los
niveles de salud de la población inmigrante y otras minorías étnicas o margina-
das, progresará la salud en el conjunto de la región europea. Por la importancia
del fenómeno migratorio y las implicaciones que tiene para provisión de servi-
cios, es importante analizar su naturaleza. Posteriormente se analizará detallada-
mente la respuesta de los servicios sanitarios en España y resto de Europa, y las
consideraciones específicas más importantes para la promoción de la salud en
estos colectivos.
Promoción de la salud en la comunidad
El término «salud pública» se acuñó en el siglo xix para distinguir las accio-
nes que las sociedades y los gobiernos —no acciones privadas de individuos—
debían adoptar para preservar y proteger la salud de los pueblos. Subyace en este
concepto la noción de salud compartida, esto es, la de la sociedad en su conjunto,
aunque ésta se manifieste a través de individuos. La salud pública, en sus orígenes
y en sus fines está impregnada, en palabras de Nancy Krieger de «un espíritu que
tiene el afán irresistible de hacer del mundo un lugar mejor, libre de miseria,
desigualdad y en el que pueda evitarse el sufrimiento; un mundo en el cual todos
podamos vivir, amar, trabajar, jugar, af ligimos y morir con nuestra dignidad
intacta y nuestra humanidad apreciada» (Krieger, 1998). Por tanto, la justicia
social se encuentra en el fundamento mismo de la salud pública. Problemas so-
ciales como la erradicación de la pobreza son objeto legítimo de atención por
parte de la salud pública y de la investigación epidemiológica (Rothman, 1998)
ya que como destacan McMichael y Kaplan el estudio de las causas no próximas
de enfermedad puede aportar soluciones a muchos problemas de salud
(McMichael, 1998; Kaplan, 1998).
Barry Levy en su discurso presidencial de 1997 a la American Public Health
Association resaltaba que al considerar el futuro de la salud pública deberemos
pensar en valores, visiones y liderazgo (Levy, 1998). Cuando detalla los valores y
visiones explica que se refiere a valores generales que incluyen el respeto a la
dignidad humana, la salud y el bienestar y la calidad de vida, en fin, la justicia
social y la responsabilidad; soñando con vidas saludables y seguras en comunida-
des saludables y seguras.
En esta misma línea, Mann apostaba por usar la Declaración Universal de
Derechos Humanos como un marco que proporciona un enfoque útil para ana-
lizar y responder a los retos modernos de la salud pública (Mann, 1996). Este
autor señalaba como el mismo Banco Mundial, llegó a conclusiones parecidas
declarando que asegurar la educación de las mujeres jóvenes y evitar su discri-
minación es una de las estrategias más potentes para mejorar la salud en los
países en desarrollo.
Una muestra del arraigo que está teniendo la sustentación de la salud pública en
los derechos humanos y la justicia social es la constatación de su presencia, cada vez
más frecuente, en los documentos de las agencias internacionales que directa o
indirectamente se relacionan con la salud. Aparecen, por ejemplo reflejados en los
La salud de la población inmigrante
mana actual del planeta. La población europea, por ejemplo, jugó un papel fun-
damental en el desarrollo de América, África y Oceanía. Durante el siglo xix y
las primeras décadas de este siglo, se estima que unos 55 millones de europeos
abandonaron su tierra de origen. Esta emigración fue de las que hoy denomina-
ríamos una «emigración por causas económicas», motivada por la pobreza, la
atracción de la actividad económica desarrollada en los nuevos territorios, y a
una mejora de las comunicaciones junto a la publicidad y las campañas desarro-
lladas por las compañías de transporte marítimo. Estos movimientos masivos de
población fueron una consecuencia directa de los profundos cambios sociales y
económicos inducidos por la revolución industrial y el aumento de población
que se produjo en Europa en los siglos xix y xx.
La migración forzada tiene su propia historia. En ésta se incluyen los movi-
mientos de esclavos, y las deportaciones masivas, y ambas juegan un papel no
menos importantes para comprender algunas de las dinámicas más complejas del
mundo actual. Con anterioridad a 1850 unos 15 millones de esclavos fueron
trasladados de África a América por las potencias europeas, y 30 millones de
personas fueron desplazadas desde la India para trabajar en otros países de Asia o
América entre 1834 y 1937. En el extremo Oriente, una corriente migratoria
importante de población China hacia Indonesia, Malasia y Tailandia perduró
hasta la Segunda Guerra Mundial.
Desde el punto de los países receptores, la migración representa un aumento
de capital humano que puede alcanzar proporciones considerables desde el punto
de vista cuantitativo –como fue el caso de la inmigración en Estados Unidos
durante el siglo xix– o cualitativo, al atender a sectores de la economía escasa-
mente atendidos por la población autóctona. Desde esta perspectiva macroeco-
nómica, la migración debe entenderse como una variable más que contribuye al
desarrollo del país receptor. Desde la perspectiva del país origen de la emigra-
ción, la cuenta de resultados no es tan clara, depende de las características so-
cioeconómicas, culturales y de la educación de la población que emigra, así
como del retorno que esta emigración represente o no para el país y las comuni-
dades de origen.
A nivel global, la migración es un fenómeno de una considerable, y crecien-
te, importancia cuantitativa. En 1991 se estimaba que alrededor del 1,5 % de la
población mundial (unos 70 millones de personas), trabajaban como inmigrantes
legales o ilegales fuera de sus países de origen, en su mayor parte procedentes de
países en desarrollo. Esta cifra de 70 millones no incluye refugiados o personas
La salud de la población inmigrante
desplazadas dentro de su propio país por conf lictos internos, y que representan,
al menos, un 1 % adicional de la población mundial.
talmente a los 1.691.000 extranjeros que llegaron ese año. Doce países de los 25
que integran la Unión Europea tuvieron una tasa de natalidad negativa. El peor
caso fue Suecia. La población española creció el año pasado un 1,7 % . De ese
porcentaje, sólo el 0,2 % son españoles –unos 90.600– y el resto son inmigrantes.
Italia fue el segundo principal receptor con 338.100 inmigrantes.
Desde finales de los años 70, los países del sur de Europa, entre ellos España,
que habían sido durante las décadas anteriores proveedores de mano de obra del
resto de Europa, pasaron a ser receptores netos de inmigración. La causa inme-
diata detrás de esta tendencia inmigratoria ha sido el rápido desarrollo económi-
co que durante los años 80 se produjo en nuestro entorno. Este desarrollo eco-
nómico atrajo varios cientos de miles de trabajadores del Norte de África,
Iberoamérica, África Subsahariana, y Europa del Este. A su vez, el f lujo migra-
torio constante, y la gran disponibilidad de mano de obra ha actuado como uno
de los motores de ha permitido la expansión de ese desarrollo.
La evolución de la inmigración en España ha sido vertiginosa. Según los da-
tos elaborados a 31 de diciembre de 1992 por la Comisión Interministerial de
Extranjería se encontraban censados, con permiso de residencia en vigor, 393.100
extranjeros, lo que suponía una tasa de 10,1 extranjeros por mil habitantes, y un
aumento del 9 % con respecto al año anterior. La población inmigrante, en situa-
ción legal, representaba en España en 1993 un 1,5 % de la población total
(Ministerio del Interior, 1992). A estas cifras habría que añadir otros tipos de
permisos concedidos al margen de la residencia como la tarjeta de estudiante,
expedientes de asilo y refugio resueltos favorablemente, residencia caducada en
trámite de renovación, los que ha adquirido la nacionalidad española o europea
y la población que trabaja o habita ilegalmente en el país. En dos años más la
población extranjera aumentó a 461.364, pero en la siguiente década se multipli-
có por casi 10, pasando a ser de más de 4 millones en la actualidad, y por tanto
próximo al 9 % de la población es extranjera. Las cifras en torno a la población
inmigrante que permanece en condiciones irregulares son, por su propio carác-
ter, difíciles de estimar y rápidamente cambiantes en función de los procesos de
regularización y de las medidas de control.
La población inmigrante no se distribuye de forma uniforme en el territorio
sino que se acumula en algunas Comunidades Autónomas y provincias. El 81,2 %
La salud de la población inmigrante
puede prolongarse durante meses y hasta años, período durante el cual la indefi-
nición legal imposibilita su asistencia por los servicios públicos. Los sistemas de
copago de medicamentos y/o exámenes clínicos pueden constituir una barrera
económica para los inmigrantes que aún en situación de residencia legal están
subempleados en trabajos con salarios muy bajos. Los períodos iniciales de caren-
cia de seis a nueve meses después de unirse al seguro de enfermedad, durante el
cual no se proporciona la asistencia sanitaria, constituyen una dificultad adicional.
El otro grupo de países, Suiza (y Estados Unidos) tienen un sistema privati-
zado aunque con distintas características. Una de las consecuencias de la priva-
tización de los servicios es que la cobertura no es total, y una parte de la pobla-
ción del país no está cubierta. Los inmigrantes tienen, en principio, los mismos
beneficios que la población general. Pero en los países donde no hay cobertura
generalizada de la población, los inmigrantes constituyen una parte importante
de los grupos de población sin cobertura asistencial. En Francia, un caso parti-
cular con un sistema de seguridad social, se estiman en un millón (2 % de la
población) la población no cubierta, y en Estados Unidos en 40 millones (15 %
de la población general).
En Francia, Italia y España organizaciones no gubernamentales (ONG), han
intentado cubrir tradicionalmente las lagunas dejadas por el sector público. Las
clínicas gratuitas de las ONG han ofrecido a los inmigrantes, además de la gra-
tuidad del servicio, otras facilidades sociales y culturales, como personal sanita-
rio de origen extranjero o servicios de intérpretes, que las hacen más atractivas
que el sector público. No obstante los estudios realizados mostraron que los
inmigrantes, incluso aquellos que no estaban legalmente en condiciones de uti-
lizar los servicios sanitarios públicos utilizaban mayoritariamente los centros de
salud y otros servicios públicos y que la utilización de ONG era prácticamente
marginal en el conjunto (Torres, 2000). La tendencia ha ido precisamente a que
la asistencia sanitaria de toda la población inmigrante se preste en los servicios
sanitarios públicos.
menos de un año de residencia en España era de seis, mientras que este promedio
se reducía sensiblemente a medida que aumentaba la duración de la estancia
(Torres, 2005). En otro estudio anterior hasta un 20 % de las personas entrevista-
das vivían sin las condiciones mínimas de higiene y saneamiento, acceso al agua,
etc. Las condiciones de los trabajadores en explotaciones agrícolas han sido tradi-
cionalmente especialmente precarias.
El otro ámbito medio ambiental al que deben dirigirse las estrategias de pro-
moción de la salud es el laboral. Los inmigrantes tienen una mayor exposición a
factores de riesgo ocupacional que la población española. Estos riesgos incluyen
no sólo las condiciones físicas más adversas (jornadas prolongadas) sino también
la falta de medidas de protección y la exposición a productos tóxicos (Ahonen,
2007). Los inmigrantes en situación irregular trabajan más horas, tienen menos
ingresos y probablemente tienen una mayor morbimortalidad por causas ocupa-
cionales (Ahonen, 2006).
De forma global, la población inmigrante representa un porcentaje muy alto
de la morbimortalidad ocupacional en España. Un libro clásico ya describía en
toda su crudeza el grado de explotación a que puede llegar a estar sometida la
población inmigrante en nuestro medio (Wallraff, 1987). La lucha contra estas
situaciones requieren el concurso de intervenciones nacionales (como políticas
de empleo, normativas sobre contratación y subcontratación de empresas), regio-
nales (una política mucho más activa y mejor dotada de inspección y sanción de
situaciones de riesgo laboral) y local (condiciones de las viviendas, control de
asentamientos).
5.5. Reorientar el sistema sanitario para que la salud sea su objetivo central
Por último, el sistema sanitario necesita entender que los principales proble-
mas de salud de la población inmigrante y su prevención van mucho más allá de
la atención a la demanda asistencial de una enfermedad específica, muchas veces
entendida además como una enfermedad tropical parasitaria o infecciosa.
La salud de la población inmigrante
6. CONCLUSIONES
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Promoción de la salud en la comunidad
DECLARACIÓN DE ADELAIDA
POLÍTICAS PÚBLICAS SALUDABLES
sanas son por tanto posibles y fáciles de alcanzar por los ciudadanos. Los en-
tornos físicos y sociales fomentan la salud. En la búsqueda de una política de
salud pública, los sectores del gobierno relacionados con la agricultura, co-
mercio, educación, industria y las comunicaciones necesitan tomar en cuenta
a la salud como un factor esencial en sus formulaciones de políticas. Estos
sectores deben ser responsables de las consecuencias para la salud de sus deci-
siones políticas: tanta atención deberá prestarse a la salud como a las conside-
raciones económicas.
EL VALOR DE LA SALUD
La salud es un derecho humano y una buena inversión social.
Los gobiernos necesitan invertir recursos en políticas de salud pública y pro-
moción de salud para elevar el nivel de salud de sus ciudadanos, asegurando el
acceso a lo esencial para una vida sana y satisfactoria es el principio básico de una
justicia social. Esto al mismo tiempo eleva la producción social en su conjunto
tanto en términos sociales como económicos. La política de salud púbica en
poco tiempo consigue beneficios económicos a largo plazo como demostraron
experiencias en ésta conferencia. Se deben hacer nuevos esfuerzos para conectar
de manera integrada las políticas sociales y de salud.
EQUIDAD-ACCESO Y DESARROLLO
Las desigualdades en salud se originan en desigualdades en la sociedad.
Discriminar las diferencias de salud entre los menos favorecidos social y educa-
cionalmente y los más favorecidos dentro de una sociedad necesita de una polí-
tica que mejore el acceso a la salud aumentando los bienes y servicios, y creando
entornes favorables.
Alta prioridad a los grupos más vulnerables y más desfavorecidos. Más aun,
una política de salud reconoce las culturas propias de los pueblos indígenas, mi-
norías étnicas y de los inmigrantes. Un acceso igualitario a los servicios de salud
en especial a los servicios comunitarios de salud, es un aspecto vital de la equidad
en la salud.
Nuevas desigualdades en la salud, pueden surgir debidas a un cambio estruc-
tural rápido causado por las nuevas tecnologías.
La región Europea de la OMS en una búsqueda de salud para todos ha esta-
blecido en un primer objetivo que:
Apéndices
«Para el año 2000, las actuales diferencias en el nivel de salud entre los países,
deberán ser reducidas al menos en un 25% a base de mejorar el nivel de salud de
las naciones y grupos menos favorecidos.
En vista de las grandes diferencias de salud entre los países como se puso de
manifiesto en estas conferencias, los países desarrollados tienen la obligación de
asegurar un impacto positivo de sus políticas de salud sobre las naciones en desa-
rrollo. La conferencia recomienda a todos los países que desarrollen políticas de
salud que explícitamente tiendan hacia esta resolución.
RESPONSABILIDAD PARA SALUD
Únicamente se llevarán a cabo éstas recomendaciones si los gobiernos a nivel
nacional, regional y local entran en acción.
El desarrollo de políticas de salud es tan importante a nivel local como a nivel
nacional. Las metas de salud deben destacar las metas de promoción de la salud.
La responsabilidad pública hacia la salud es un caldo de cultivo esencial para el
surgimiento de una política de salud pública. Los gobiernos y todos los demás
administradores de recursos son responsables en última instancia ante sus pue-
blos para las consecuencias sobre la salud de sus políticas o de la falta de ellas. Un
compromiso hacia la política de salud pública necesita que los gobiernos midan y
valoren el impacto sobre la salud de sus políticas en un lenguaje comprensible
para cualquier grupo de su sociedad. La acción de la comunidad es capital en la
promoción de una política de salud. Teniendo en cuenta la educación y la ins-
trucción se deberán hacer esfuerzos especiales para comunicarse con los grupos
más afectados por la política realizada.
La conferencia destaca la necesidad de evaluar el impacto de la política. Los
sistemas de información de la salud que fundamentan este proceso necesitan ser
desarrollados. Esto debe ayudar a informar las decisiones considerando la distri-
bución de recursos para la implantación de las políticas saludables.
MOVIMIENTOS EN POS DEL CUIDADO DE SALUD
Las políticas saludables responden a los desafíos de salud planteados por un
mundo cada vez más dinámico y tecnológico cambiante con sus complejas in-
tenciones ecológicas y crecientes interdependencias internacionales. Muchas de
las consecuencias en la salud de estos desafíos no pueden ser remediadas por los
cuidados de salud presentes o futuros.
Promoción de la salud en la comunidad
ANTECEDENTES
La 4.ª Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud –Nuevos actores
para una nueva era: llevar la promoción de la salud hacia el siglo xxi – se celebra en un
momento crítico para la formulación de estrategias internacionales de salud. Han
transcurrido casi 20 años desde que los Estados Miembros de la Organización
Mundial de la Salud contrajeron el ambicioso compromiso de adoptar una estrate-
gia mundial de salud para todos y observar los principios de atención primaria de
salud establecidos en la Declaración de Alma-Ata. Han pasado 10 años desde que se
celebró la Primera Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud en
Ottawa (Canadá). Como resultado de esa conferencia se publicó la Carta de Ottawa
para la promoción de la salud, que ha sido fuente de orientación e inspiración en ese
campo desde entonces. En varias conferencias y reuniones internacionales subsi-
guientes se han aclarado la importancia y el significado de las estrategias clave de
promoción de la salud, incluso de las referentes a una política pública sana (Adelaida,
1988) y a un ambiente favorable a la salud (Sundsvall, 1991).
La 4.ª Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud, organizada en
Yakarta, es la primera en celebrarse en un país en desarrollo y en dar participación
al sector privado en el apoyo a la promoción de la salud. Ofrece una oportunidad
de reflexionar sobre lo aprendido con respecto a la promoción de la salud, recon-
siderar los factores determinantes de la salud y señalar los derroteros y estrategias
necesarios para resolver las dificultades de promoción de la salud en el siglo xxi.
LA PROMOCIÓN DE LA SALUD ES UNA VALIOSA INVERSIÓN
La salud es un derecho humano básico e indispensable para el desarrollo so-
cial y económico.
Con frecuencia cada vez mayor, se reconoce que la promoción de la salud es
un elemento indispensable del desarrollo de la misma. Se trata de un proceso de
Promoción de la salud en la comunidad
Existe una obvia necesidad de cruzar los límites tradicionales dentro del sec-
tor público, entre las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y
entre los sectores público y privado. La cooperación es fundamental. En la prác-
tica, esto exige la creación de nuevas alianzas estratégicas para la salud en pie de
igualdad entre los diferentes sectores de todos los niveles de gobierno de las so-
ciedades.
PRIORIDADES PARA LA PROMOCIÓN DE LA SALUD EN EL SIGLO XXI
1. Promover
la responsabilidad social por la salud. Las instancias deciso-
rias deben comprometerse firmemente a cumplir con su responsabilidad
social. Es preciso que los sectores público y privado promuevan la salud
siguiendo políticas y prácticas que:
— eviten perjudicar la salud de otras personas,
— protejan el medio ambiente y aseguren el uso sostenible de los recursos,
— restrinjan la producción y el comercio de bienes y sustancias intrínseca-
mente nocivos, como el tabaco y las armas, así como las tácticas de mer-
cado y comercialización perjudiciales para la salud,
— protejan al ciudadano en el mercado y al individuo en el lugar de trabajo,
— incluyan evaluaciones del efecto sobre la salud enfocadas en la equidad
como parte integrante de la formulación de políticas.
2. Aumentar
las inversiones en el desarrollo de la salud. En muchos paí-
ses, la inversión actual en salud es insuficiente y a menudo ineficaz. El
aumento de la inversión en el desarrollo de la salud exige un enfoque verda-
deramente multisectorial, que comprenda más recursos para los sectores de
educación, vivienda y salud. Una mayor inversión en salud y la reorientación
de la existente en las esferas nacional e internacional puede fomentar mucho
el desarrollo humano, la salud y la calidad de la vida.
Las inversiones en salud deben ref lejar las necesidades de ciertos grupos,
como las mujeres, los niños, los adultos mayores, los indígenas y las poblaciones
pobres y marginadas.
3. Consolidar
y ampliar las alianzas estratégicas en pro de la salud. La
promoción de la salud exige alianzas estratégicas en pro de la salud y el desa-
rrollo social entre los diferentes sectores en todos los niveles del gobierno y
de la sociedad. Es preciso fortalecer las alianzas estratégicas establecidas y
explorar el potencial de formación de nuevas.
Apéndices
Todos los países deben crear el entorno político, jurídico, educativo, social y
económico apropiado para apoyar la promoción de la salud.
LLAMAMIENTO A LA ACCIÓN
Los participantes se han comprometido a compartir los mensajes clave de la
Declaración con sus respectivos gobiernos, instituciones y comunidades, poner
en práctica las medidas propuestas y rendir el informe correspondiente a la 5.a
Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud.
Con el fin de acelerar el progreso hacia la promoción de la salud mundial, los
participantes respaldan la formación de una alianza mundial para la promoción
de la salud, cuya meta será fomentar las prioridades de acción para la promoción
de la salud expresadas en la presente declaración.
Las prioridades para la alianza comprenden:
— crear más conciencia de la variabilidad de los factores determinantes de la
salud,
— apoyar el establecimiento de actividades de colaboración y de redes de
desarrollo de la salud,
— movilizar recursos para la promoción de la salud,
— acumular conocimientos sobre prácticas adecuadas,
— permitir el aprendizaje compartido,
— promover la solidaridad en la acción,
— fomentar la transparencia y la responsabilidad ante el público en la pro-
moción de la salud.
Se hace un llamamiento a los gobiernos nacionales a que tomen la iniciativa
de alentar y patrocinar el establecimiento de redes de promoción de la salud den-
tro de sus países y entre unos y otros.
Los participantes en la reunión de Yakarta 97 pidieron a la OMS que enca-
bezara la creación de una alianza mundial para la promoción de la salud y facul-
tara a los Estados Miembros para poner en práctica los resultados de la
Conferencia. Como parte clave de esa función, la OMS debe conseguir la parti-
cipación de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los bancos de
desarrollo, los organismos de las Naciones Unidas, los órganos interregionales,
las entidades bilaterales, el movimiento laboral, las cooperativas y sector privado
en la propuesta de medidas prioritarias para la promoción de la salud.
Apéndice 5
7. Concluimos
que la promoción de la salud debe ser un componente funda-
mental de las políticas y programas de salud en todos los países, en la bús-
queda de la equidad y de una mejor salud para todos.
8. Comprobamos que existen abundantes pruebas de que las buenas estrate-
gias de promoción de la salud son eficaces. Habida cuenta de lo que ante-
cede, suscribimos lo siguiente:
ACCIONES
INTRODUCCIÓN
Alcance. En la Carta de Bangkok se establecen las medidas, los compromi-
sos y las promesas necesarias para abordar los factores determinantes de la salud
en un mundo globalizado mediante la promoción de la salud.
El sector privado puede contribuir también a reducir los efectos de más al-
cance en la salud mundial, como son los asociados a los cambios ambientales
planetarios, cumpliendo las normas y acuerdos locales, nacionales e internacio-
nales que fomentan y protegen la salud. Las prácticas comerciales éticas y respon-
sables y el comercio justo son ejemplos del tipo de prácticas comerciales que de-
berían apoyar los consumidores y la sociedad civil, así como los gobiernos
mediante incentivos y normas reguladoras.
UNA PROMESA MUNDIAL PARA LOGRARLO
Un esfuerzo colectivo en pro de la salud. Para cumplir estos compro-
misos hay que aplicar mejor las estrategias de reconocida eficacia, y usar nuevos
puntos de acceso y respuestas innovadoras.
Las asociaciones, alianzas, redes y mecanismos de colaboración brindan fórmulas
interesantes y gratificantes para conseguir reunir a personas y organizaciones en tor-
no a objetivos comunes y acciones conjuntas que mejoren la salud de las poblaciones.
Cada sector –intergubernamental, gubernamental, sociedad civil y privado–
tiene sus propias funciones y responsabilidades.
Cerrar la brecha de ejecución. Desde la adopción de la Carta de Ottawa se
han suscrito muchas resoluciones a nivel nacional y mundial en apoyo de la pro-
moción de la salud, pero a esas resoluciones no siempre han seguido las medidas
correspondientes. Los participantes en esta Conferencia de Bangkok hacen un
llamamiento enérgico a los Estados Miembros de la Organización Mundial de la
Salud para que cierren esta brecha de ejecución pasando a desarrollar políticas y
alianzas para la acción.
Alianza mundial. Esta Carta de Bangkok insta a todas las partes interesa-
das a unirse en una alianza mundial de promoción de la salud, que impulse com-
promisos y medidas a nivel mundial y local.
Apéndices
1
Adelaida, Australia 1988; Sundsvall, Suecia1991; Yakarta, Indonesia 1997; Ciudad de México, México 2000;
Bangkok 2005.
Promoción de la salud en la comunidad
2. COMPROMISO GLOBAL
Nosotros, los participantes de la 7.ª Conferencia Global de Promoción
de la Salud, reconociendo el contexto cambiante y los desafíos serios, lla-
mamos a todos los grupos de interés a responder con urgencia a esta
Llamada a la Acción y a las estrategias y acciones señaladas a continuación
Utilizar el potencial no explotado de promoción de la salud
Nosotros como defensores, prometemos:
— Utilizar la evidencia existente para convencer a los tomadores de decisio-
nes políticas que la promoción de la salud es fundamental para resolver
los desafíos nacionales y globales tales como cambio climático, amenazas
globales de pandemia y crisis económicas;
— Renovar la atención primaria de salud fomentando la participación co-
munitaria, políticas públicas saludables y colocando a las personas en el
centro de la atención;
— Construir sobre la resiliencia de las comunidades y aprovechar sus recur-
sos para abocarse a la doble carga de enfermedades transmisibles y no
transmisibles.
Integrar los principios de promoción de la salud en la agenda polí-
tica y de desarrollo. Llamamos a los gobiernos que trabajan intersectorialmen-
te y en alianzas con los ciudadanos a:
— Promover la justicia social y la equidad en salud implementando las reco-
mendaciones de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la
Organización Mundial dela Salud;
— Acelerar el logro de las metas de desarrollo nacionales e internacionales
construyendo y re distribuyendo recursos para fortalecer la capacidad y el
liderazgo en promoción de la salud;
— Tener y demostrar la responsabilidad de mejorar la calidad de vida y el
bienestar de las personas.
Desarrollar mecanismos efectivos de entrega. Solicitamos a los Estados
Miembros que instruyan a la Organización Mundial dela Salud a:
— Desarrollar una Estrategia Global de Promoción de la Salud y planes de
acción que respondan a las principales necesidades de salud e incorporar
intervenciones costo-efectivas y equitativas;
— Fortalecer su capacidad interna en promoción de la salud y ayudar a los
Estados Miembros a desarrollar estructuras financiadas sustentablemente
Apéndices
Mejorar la implementación
— a través del desarrollo y la adaptación al contexto del país, las herramien-
tas, los mecanismos y las capacidades para crear oportunidades en los ni-
veles local, regional y nacional para la acción intersectorial en equidad en
salud;
— mediante el fomento de modelos de rol creíble para una vida saludable;
— a través de la ayuda a la sociedad civil para desarrollar abordajes comunes
para maximizar sus esfuerzos;
— a través de la utilización de las oportunidades de «eventos masivos» para
la promoción de la salud tales como torneos deportivos internacionales;
— siendo proactivo y estableciendo alianzas con los medios en forma infor-
mativa y con apoyo mutuo.
Construir y aplicar la base de evidencias
— mediante el desarrollo y la incorporación de indicadores de equidad y de
la acción intersectorial, centrándose tanto en los resultados de salud como
en los determinantes;
— mediante la evaluación de las iniciativas para determinar los factores crí-
ticos de éxito para la ampliación.
EMPODERAMIENTO COMUNITARIO
Las comunidades deberán compartir el poder, los recursos y la toma de deci-
siones para asegurar y sostener las condiciones para la equidad en salud.
Acciones que marcan la diferencia
Apoyar el empoderamiento
— garantizando la educación básica para todos los ciudadanos;
— mediante la construcción de recursos de la comunidad y las redes exis-
tentes para garantizar la sostenibilidad y mejorar la participación de la
comunidad;
— a través del diseño de intervenciones de alfabetización en salud basadas en
las necesidades y prioridades comunitarias en su contexto político, social
y cultural, teniendo especialmente en cuenta las necesidades de las perso-
nas con discapacidad;
— asegurando que las comunidades sean capaces de acceder y actuar sobre
los conocimientos y superar las barreras.
Integrar las tecnologías de información y comunicación (TIC)
— a través de la formulación de un marco estratégico en TIC con el fin de
mejorar de forma equitativa la alfabetización en salud;
— asegurando que las políticas públicas aumenten el acceso a las TIC a tra-
vés de una cobertura más amplia en áreas alejadas y desatendidas;
— a través de la capacitación en las TIC de los profesionales de salud y las
comunidades y maximizar el uso de herramientas disponibles de las
TIC.
Apéndices
Metas:
— Fomentar la toma de conciencia política sobre la importancia y el potencial
de la prevención y el control de enfermedades no transmisibles (ENT) y
darles más importancia en los programas políticos mundiales y nacionales.
— Destacar la necesidad de fortalecer los esfuerzos de prevención intersec-
toriales y gestión sanitaria tanto a nivel nacional como internacional.
— Fortalecer la cooperación internacional para la prevención y el control de
ENT centrándose en promover la próxima Reunión de Alto Nivel sobre
prevención de ENT que celebrará la Asamblea General de las Naciones
Unidas en septiembre de 2011 y más adelante.
Objetivos:
— Destacar las pruebas relacionadas con el impacto de las ENT sobre la sa-
lud y las consecuencias socioeconómicas.
— Promover acciones multisectoriales con el objetivo de reducir el nivel de
exposición de las personas y las poblaciones a los factores de riesgo modi-
ficables comunes de las ENT, y al mismo tiempo fortalecer la capacidad
de las personas y las poblaciones para optar por alternativas más sanas y
adoptar modos de vida que propicien la buena salud.
— Perfilar estrategias, políticas e instrumentos efectivos disponibles para
abordar la epidemia de las ENT, incluidos el fortalecimiento de los siste-
mas de salud y el fomento del acceso a atención sanitaria.
— Acelerar la integración de la prevención y el control de las ENT en los
programas mundiales de cooperación de desarrollo.
— Articular un plan de acción para la Declaración de Moscú con respecto a
las ENT.
— Fortalecer la cooperación internacional para la prevención y el control de
ENT centrándose en promover el próximo debate en la Reunión de Alto
Nivel sobre ENT que se celebrará en septiembre de 2011 y más adelante.
Apéndices
CONTEXTO
Poner freno a las enfermedades no transmisibles (ENT) y sus factores de ries-
go constituye uno de los desafíos más importantes para el desarrollo en el siglo
xxi. Las ENT, principalmente las enfermedades cardiovasculares, los cánceres,
las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes, causaron casi 36 millones de
muertes en 2008, lo que representa el 63% de todas las muertes a nivel mundial.
Más de 9 millones de las muertes por ENT ocurrieron antes de los 60 años de
edad, incluidos 8,1 millones en países de ingresos bajos y medios. Estas muertes
prematuras por ENT podrían haberse prevenido en gran medida mediante in-
tervenciones efectivas que disminuyen el nivel de exposición de las personas y las
poblaciones a los factores de riesgo de las ENT, a saber: el tabaquismo, las dietas
malsanas, la inactividad física y el uso nocivo del alcohol. Además, el fortaleci-
miento de los sistemas de salud que permite una respuesta más efectiva y equita-
tiva a las necesidades de atención sanitaria de las personas con ENT puede dis-
minuir la morbilidad, la discapacidad y la muerte, así como contribuir a mejores
resultados sanitarios. A menos que se tomen acciones serias y se modifiquen las
políticas públicas, más de 51 millones de personas morirán a causa de las ENT en
2030, y cuatro de cada cinco de las muertes por ENT ocurrirán en países de
ingresos bajos y medios. El mayor aumento de la mortalidad se manifestará en
África, en el Mediterráneo Oriental y en el sudeste asiático.
Impulsadas por el envejecimiento de la población, la urbanización no plani-
ficada, la globalización del comercio y el marketing y un aumento progresivo de
los patrones de modos de vida poco saludables, estas enfermedades ya casi domi-
nan las necesidades de atención sanitarias en muchos países. Como parte de los
desafíos inmediatos, los responsables de las políticas deben prepararse para las
presiones en los sistemas de salud que puedan surgir del creciente número de
personas afectadas por ENT. El tratamiento de este fenómeno requiere un com-
promiso político de alto nivel y participación concertada de los Gobiernos, las
comunidades y los proveedores de atención sanitaria. Asimismo, es necesario
volver a orientar las políticas de salud pública y mejorar la asignación de recursos.
Además del enorme impacto negativo que tienen sobre la salud de la pobla-
ción y los sistemas de salud, actualmente las ENT se perfilan como un serio
problema macroeconómico y de desarrollo debido a la pérdida de ingresos en los
hogares que causan los modos de vida malsanos, la pérdida de productividad por
enfermedad, la discapacidad y la muerte prematura y el alto costo de la atención
de la salud que lleva a las familias por debajo de la línea de pobreza. Esto es una
Promoción de la salud en la comunidad
responder ante la epidemia. Este primer informe y los futuros informes de situa-
ción incluirán pruebas actualizadas sobre la manera de cartografiar las ENT,
disminuir sus principales riesgos y fortalecer la atención de la salud para personas
que ya están afectadas por estas enfermedades.
El primer Informe sobre la situación mundial de las ENT de la OMS incluye
capítulos que tratan la magnitud mundial y regional de las ENT, sus consecuencias
socioeconómicas, la necesidad crítica de mejorar la vigilancia, intervenciones basa-
das en pruebas a nivel de población y de atención de la salud y capacidad de res-
puesta de los países. Asimismo, incluye un anexo con perfiles de los países. Este
primer informe ofrece una base para el futuro control de las tendencias de las ENT
y la evaluación del progreso de los países a la hora de tratar la epidemia. También
constituye el fundamento para un llamado a la acción, ya que ofrece la base de
conocimiento para la respuesta mundial y directrices para que los países puedan
poner freno a una de las mayores amenazas al desarrollo y la salud mundiales.
La OMS también ha trabajado con los países para generar y difundir informa-
ción sobre la base de pruebas y los datos de vigilancia necesarios a fin de informar
a los responsables de las políticas, con especial énfasis en las oportunidades exce-
lentes y la acción intersectorial. En consecuencia, la OMS pondrá a disposición
una serie de documentos de debate en la Primera Conferencia Ministerial
Mundial sobre Modos de Vida Sanos y Lucha contra las ENT, incluidos:
— P revención y control de ENT: prioridades de inversión. Este documento de
debate evalúa las intervenciones que abordan las ENT y sus factores de
riesgo subyacente clave. El documento concluye que existe un conjunto
de intervenciones que tienen un impacto significativo en la salud pública,
son altamente costoeficaces, de bajo costo y de implementación viable.
— Un marco para un plan de vigilancia nacional de ENT. Los tres componentes
principales de la vigilancia de ENT son (i) el seguimiento de las exposi-
ciones (factores de riesgo), (ii) el seguimiento de resultados (morbilidad y
mortalidad específica de la enfermedad) y (iii) respuesta de los sistemas
de salud, que también incluye la capacidad para prevenir ENT (en térmi-
nos de políticas y planes, infraestructura, recursos humanos y acceso a
medicamentos y tecnologías esenciales). El documento incluye una lista
de indicadores clave y más generales que deben considerarse para su uso
dentro del marco para un plan de vigilancia nacional de ENT.
— Acción intersectorial sobre la salud: un camino para los responsables políticos a fin
de que puedan implementar acciones efectivas y sostenibles intersectoriales sobre la
Apéndices
1. Nosotros,
Jefes de Estado, Ministros y representantes de gobiernos, nos reu-
nimos el día 21 de octubre de 2011, por invitación de la Organización
Mundial de la Salud, en Río de Janeiro, con objeto de expresar nuestra de-
terminación de lograr una equidad social y sanitaria mediante la actuación
sobre los determinantes sociales de la salud y del bienestar, aplicando un en-
foque intersectorial integral.
2. Entendemos
que la equidad sanitaria es una responsabilidad compartida que
exige que todos los sectores gubernamentales, todos los segmentos de la socie-
dad y todos los miembros de la comunidad internacional se comprometan con
un principio a escala mundial: «todos por la equidad» y «salud para todos».
3. Subrayamos los principios y disposiciones establecidos en la Constitución de la
Organización Mundial de la Salud y en la Declaración de Alma-Ata de 1978,
así como en la Carta de Ottawa de 1986 y en la serie de conferencias interna-
cionales sobre promoción de la salud, en las que se reafirma el valor esencial
de la equidad sanitaria y se reconoce que «el goce del grado máximo de salud
que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano
sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o
social.» Reconocemos que los gobiernos son responsables de la salud de su
población, y que sólo pueden cumplir con esta obligación adoptando las me-
didas sociales y de salud adecuadas, y que estas actividades nacionales tienen
que contar con el apoyo de un entorno internacional propicio.
4. Reafirmamos
que las inequidades sanitarias dentro de las naciones y entre
ellas son política, social y económicamente inaceptables, así como injustas y
en gran medida evitables, y que la promoción de la equidad sanitaria es vital
para un desarrollo sostenible, una mejor calidad de vida y el bienestar de to-
dos, lo cual, a su vez, puede contribuir a la paz y a la seguridad.
5. Reiteramos nuestra determinación de actuar sobre los determinantes sociales
de la salud tal y como se acordó de forma colectiva en la Asamblea Mundial
Promoción de la salud en la comunidad
iii) promover
una gobernanza integradora y transparente en la que
puedan participar, desde un principio, los sectores afectados a to-
dos los niveles de gobierno, apoyar la participación social y fo-
mentar la colaboración de la sociedad civil y del sector privado,
cuidándose de los conf lictos de intereses;
iv) considerar los determinantes sociales particulares que conllevan
inequidades sanitarias persistentes para los pueblos indígenas, con-
forme al espíritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre
los derechos de los pueblos indígenas, y examinar sus necesidades
concretas, así como fomentar una colaboración valiosa con éstos a
la hora de formular y aplicar las políticas y programas pertinentes;
v) examinar
las contribuciones y capacidades que puede aportar la
sociedad civil en la promoción, movilización social y aplicación
de los determinantes sociales de la salud;
vi) promover la equidad sanitaria en todos los países, en particular
mediante el intercambio de buenas prácticas en lo que se refiere a
al aumento de la participación en la formulación y aplicación de
políticas;
vii) promover
una participación plena y efectiva de los países desarro-
llados y en desarrollo en la formulación y aplicación de políticas y
medidas para abordar los determinantes sociales de la salud en el
ámbito internacional.
13. Seguir reorientando el sector de la salud con miras a reducir las inequidades sanitarias
13.1 Reconociendo que la accesibilidad, disponibilidad, aceptabilidad, ase-
quibilidad y calidad de la atención sanitaria y de los servicios de salud
pública son esenciales para disfrutar del más alto grado posible de salud,
lo cual representa uno de los derechos fundamentales de cada ser huma-
no, y que el sector de salud debería actuar con firmeza para reducir las
inequidades sanitarias;
13.2 Nos comprometemos a lo siguiente:
i) mantener y formular políticas de salud pública eficaces que abor-
den los determinantes sociales, económicos, medioambientales y
comportamentales de la salud, centrándose particularmente en
reducir las inequidades sanitarias;
ii) fortalecer los sistemas de salud con miras a ofrecer una cobertura
universal equitativa y fomentar el acceso a servicios de salud de
Apéndices
ii) establecer
y aplicar medidas de bienestar social sólidas, respaldadas
por datos probatorios y fiables, basadas, cuando sea posible, sobre los
indicadores, patrones y programas existentes, y que abarquen todo
el gradiente social y vayan más allá del crecimiento económico;
iii) promover la investigación de las relaciones entre determinantes
sociales y resultados sanitarios equitativos, centrándose en parti-
cular en la evaluación de la eficacia de las intervenciones;
iv) compartir
sistemáticamente pruebas científicas y tendencias per-
tinentes entre los diferentes sectores para fundamentar políticas y
medidas;
v) facilitar a todos los sectores de la sociedad un mejor acceso a los
resultados de la vigilancia y de las investigaciones;
vi) evaluar los efectos de las políticas sobre la salud y sobre otros obje-
tivos sociales, y tenerlos en cuenta en la formulación de políticas;
vii) aplicar
mecanismos intersectoriales tales como el enfoque de «la
salud en todas las políticas» para abordar las inequidades sanitarias
y los determinantes sociales de la salud; mejorar el acceso a la jus-
ticia y consolidar un sistema de rendición de cuentas comprobable;
viii) prestar apoyo al papel rector que desempeña la Organización
Mundial de la Salud en las actividades de colaboración con otros
organismos de las Naciones Unidas destinadas a reforzar la vigi-
lancia de los progresos en el ámbito de los determinantes sociales
de la salud, y a ofrecer orientación y apoyo a los Estados Miembros
que deseen aplicar un enfoque que integre la salud en todas las
políticas para hacer frente a las inequidades sanitarias;
ix) prestar
apoyo a la Organización Mundial de la Salud para el se-
guimiento de las recomendaciones de la Comisión de informa-
ción y rendición de cuentas sobre la salud maternoinfantil;
x) promover sistemas de vigilancia apropiados que tengan en cuenta
el papel de todas las partes interesadas pertinentes, tales como la
sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector
privado, cuidándose debidamente de los conf lictos de intereses
durante el proceso de vigilancia y evaluación;
xi) promover la equidad sanitaria dentro de los países y entre ellos,
siguiendo los progresos internacionales y reforzando la rendición
de cuentas colectiva en el ámbito de los determinantes sociales de
la salud, en particular intercambiando buenas prácticas al respecto;
Apéndices
xii) mejorar
el acceso universal y el uso de tecnologías e innovaciones
de la información inclusivas en relación con los principales deter-
minantes sociales de la salud.
16. Llamamiento para una acción mundial
16.1 Nosotros, Jefes de Gobierno, Ministros y representantes gubernamenta-
les, reafirmamos solemnemente nuestra resolución de actuar sobre los
determinantes sociales de la salud para lograr una sociedad vigorosa,
inclusiva, equitativa, económicamente productiva y sana, y para superar
los problemas nacionales, regionales y mundiales del desarrollo sosteni-
ble. Ofrecemos nuestro sólido respaldo a estos objetivos comunes y
nuestra determinación para lograrlos
16.2 Exhortamos a la Organización Mundial de la Salud, a los organismos de
las Naciones Unidas y a otras organizaciones internacionales que colabo-
ren con nosotros para promover y coordinar la aplicación de estas medi-
das. Reconocemos que una actuación mundial sobre los determinantes
sociales exige reforzar capacidades y conocimientos para que la
Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones multilaterales
puedan establecer y compartir reglamentos, normas y buenas prácticas.
Los valores y responsabilidades que tenemos en común en pro de la hu-
manidad nos empujan a cumplir con nuestro compromiso de actuar so-
bre los determinantes sociales de la salud. Creemos firmemente que no
se trata únicamente de un imperativo moral y de los derechos humanos,
sino que también es una acción indispensable para promover el bienestar
de la humanidad, la paz, la prosperidad y el desarrollo sostenible. Pedimos
a la comunidad internacional que, mediante el intercambio de mejores
prácticas, la prestación de asistencia técnica y un mejor acceso a recursos
financieros, preste apoyo a los países en desarrollo para que éstos puedan
aplicar dichas medidas. Asimismo, reafirmamos las disposiciones que fi-
guran en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas así como en
el Consenso de Monterrey, adoptado en la Conferencia Internacional
sobre la Financiación para el Desarrollo.
16.3 Instamos a los países desarrollados que se han comprometido a lograr el
objetivo de dedicar el 0,7% de su producto interno bruto a la asistencia
oficial para el desarrollo antes de 2015, y a los países desarrollados que
todavía no lo han hecho, a que adopten medidas adicionales concretas
Promoción de la salud en la comunidad
4. Afinar
mecanismos de concertación y negociación entre los sectores so-
ciales e institucionales para llevar a cabo actividades de promoción de la
salud, con miras a avanzar hacia el logro de bienestar, propiciando la trans-
ferencia de recursos de inversión social a las organizaciones de la sociedad
civil.
5. Consolidar
una acción comprometida y efectiva para reducir gastos no
productivos, tales como los presupuestos militares, la desviación de fon-
dos públicos hacia la generación de ganancias privadas, la profusión de
burocracias excesivamente centralizadas, y otras fuentes de ineficiencia
y desperdicio.
6. Fortalecer las capacidades de la población para participar en las decisio-
nes que afectan su vida y para optar por estilos de vida saludable.
7. Eliminar los efectos diferenciales de la inequidad sobre la mujer. La par-
ticipación de la mujer, gestora de vida y bienestar, constituye un eje in-
dispensable de la promoción de la salud en América Latina.
8. Estimular
el diálogo de saberes diversos, de modo que el proceso de de-
sarrollo de la salud se incorpore al conjunto del patrimonio cultural de la
Región.
9. Fortalecer
la capacidad de convocatoria del sector salud para movilizar re-
cursos hacia la producción social de salud, estableciendo la responsabilidad
del quehacer de los diferentes actores sociales en sus efectos sobre salud.
10. Reconocer
como trabajadores y agentes de la salud a las personas com-
prometidas con los procesos de promoción de la salud, de la misma ma-
nera que a los profesionales formados para la prestación de servicios asis-
tenciales.
11. Estimular la investigación en promoción de la salud, para generar ciencia
y tecnología apropiada y diseminar el conocimiento resultante de forma
que se transforme en instrumento de liberación, cambio y participación.
Apéndice 11
2
Elaborada y adoptada por la Primera Conferencia de Promoción de la Salud del Caribe,
organizada por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud y la
Cooperación Caribeña en Salud, del 1 al 4 de junio de 1993 en Puerto España, Trinidad y Tobago.
Promoción de la salud en la comunidad
PROMOCIÓN DE LA SALUD
El Consejo Ejecutivo,
Visto el informe del Director General sobre la promoción de la salud,
RECOMIENDA a la 51.ª Asamblea Mundial de la Salud que adopte la reso-
lución siguiente:
La 51.ª Asamblea Mundial de la Salud,
Recordando la resolución WHA42.44, sobre el fomento de la salud, la infor-
mación pública y la educación para la salud, y el resultado de las cuatro conferen-
cias internacionales sobre promoción de la salud (Ottawa, 1986; Adelaida
(Australia),1988; Sundsvall (Suecia), 1991; Yakarta, 1997);
Reconociendo que la Carta de Ottawa para el Fomento de la Salud ha sido
una fuente mundial de orientación e inspiración para el desarrollo de la promo-
ción de la salud mediante sus cinco estrategias esenciales encaminadas a estable-
cer una política pública favorable a la salud, crear entornos propicios, fortalecer
la acción comunitaria, desarrollar las aptitudes personales y reorientar los servi-
cios de salud;
Consciente de que existen ahora claras pruebas de que: 1) los criterios
integrales que utilizan combinaciones de las cinco estrategias son los más
eficaces; 2) algunos entornos, como las ciudades, las islas, las comunidades
locales, los mercados, las escuelas, los lugares de trabajo y los establecimien-
tos de salud, ofrecen oportunidades prácticas para la aplicación de estrategias
integrales; 3) para ser eficaces, los procesos de acción y adopción de decisio-
Apéndices