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UN ENUNCIADO DE LA MISION PERSONAL

El modo más efectivo que conozco de empezar con el fin en mente consiste en elaborar un
enunciado de la misión, filosofía o credo personales. Se centra en lo que uno quiere ser (carácter)
y hacer (aportaciones y logros), y en los valores o principios que dan fundamento al ser y al hacer.
Mi amigo Rolfe Kerr ha expresado como sigue su credo personal:

*Primero el éxito en casa.


*Busca y merece la ayuda divina.
*Nunca te comprometas con la deshonestidad.
*Acuérdate de las otras personas implicadas.
*Escucha a ambas partes antes de juzgar.
*Pide consejo a otros.
*Defiende a los que no están presentes.
*Sé sincero pero terminante.
*Desarrolla una nueva habilidad cada año.
*Planifica hoy el trabajo de mañana.
*Lucha mientras esperas.
*Mantén una actitud positiva.
*Conserva el sentido del humor.
*Sé ordenado en tu persona y en el trabajo.
*No temas a los errores; teme sólo la ausencia de respuesta creativa, constructiva y correctiva a
*esos errores.
*Facilita el éxito de tus subordinados.
*Escucha el doble de lo que hables.
*Concentra todas tus habilidades y todos tus esfuerzos en la tarea que tienes entre manos, sin
preocuparte por tu próximo empleo o tu próxima promoción.

Nuestro ambiente personal también está cambiando a ritmo acelerado. Ese cambio rápido es un
clavo ardiendo en las manos de muchas personas que sienten que no pueden manejarlo, que no
pueden afrontar con éxito la vida. Se vuelven reactivas y en lo esencial se rinden, confiando en que
las cosas que les sucedan habrán de ser buenas.

EN EL CENTRO

Es allí donde tomamos contacto con nuestra visión y nuestros valores. Allí aplicamos nuestra
capacidad de autoconciencia para examinar nuestros mapas y, si valoramos los principios
correctos, asegurarnos de que esos mapas describan con exactitud el territorio, de que nuestros
paradigmas se basen en principios y en la realidad. Es también allí donde nuestros esfuerzos
concentrados logran los mayores resultados. Cuando trabajamos en el centro mismo de nuestro
círculo de influencia, lo ampliamos. Éste es el trabajo CP de mayor peso, que influye
significativamente en la efectividad de todos los aspectos de nuestras vidas.
Lo que haya en el centro de nuestra vida será nuestra fuente de seguridad, guía, sabiduría y poder.
La seguridad representa nuestro sentido de la valía, nuestra identidad, nuestra base emocional,
nuestra autoestima, nuestra fuerza Personal básica (o la ausencia de ella). El centro, seguridad,
sabiduría, guía y poder.
Por guía se entiende la fuente de dirección en la vida. Circunscritos por nuestro mapa (nuestro
marco de referencia interno que nos interpreta lo que sucede afuera) están las normas, principios
o criterios implícitos que día tras día gobiernan nuestras decisiones y acciones. La sabiduría es
nuestra perspectiva de la vida, nuestro sentido del equilibrio, nuestra comprensión del modo en
que se aplican los diversos principios y partes, y de las relaciones que establecen entre sí.

CENTRO ALTERNATIVOS

Centrarse en uno mismo. Tal vez el centro más común en nuestros días sea la propia persona. La
forma ás obvia es el egoísmo, aunque viola los valores declarados de la mayoría de nosotros. Pero
si consideramos estrechamente muchos de los enfoques populares del desarrollo y la
autorrealización, a menudo encontramos en su núcleo la concentración en uno mismo. En el
limitado centro de uno mismo hay poca seguridad, guía, sabiduría o poder. Lo mismo que el Mar
Muerto en Palestina, acepta pero nunca da. Estanca. Por otro lado, si se presta atención al
desarrollo del propio ser dentro de la perspectiva más amplia del perfeccionamiento de la
capacidad para servir, producir y realizar contribuciones de modo significativo, entonces se
establece un contexto para el fortalecimiento espectacular de los cuatro factores que sustentan la
vida.

IDENTIFICANDO SU PROPIO CENTRO

Lo más frecuente es que el centro real de una persona represente alguna combinación de estos
y/u otros centros posibles. La mayor Parte de los individuos son en gran medida el resultado de
una variedad de Influencias que inciden en sus vidas. Según sean las condiciones externas o
internas, un centro en particular puede activarse hasta que queden satisfechas las necesidades
subyacentes. Entonces otro centro se convierte en la fuerza emergente. Cuando una persona
fluctúa de un centro a otro, el relativismo resultante es como avanzar en la vida subiendo y
bajando por una montaña rusa. En un momento se está alto, en el momento siguiente bajo, y uno
hace esfuerzos por compensar una debilidad sacando fuerzas de otra debilidad. No hay ninguna
dirección consistente, ninguna sabiduría persistente, ninguna fuente constante de poder, ni
ningún sentido del valor y la identidad personal, intrínseca. Desde luego, lo ideal es crear un
centro claro del que pueda obtenerse sistemáticamente un alto grado de seguridad, guía,
sabiduría y poder, que haga posible la proactividad y dé congruencia y armonía a todos los
aspectos de la vida. Pero, ¿dónde se sitúa usted? ¿Qué hay en el centro de su propia vida? A veces
no es fácil darse cuenta. Quizás el mejor modo de identificar su propio centro consista en
examinar atentamente los factores que sustentan su vida. Si usted Puede identificarse con una o
más de las descripciones que siguen, estará en condiciones de seguirla hasta el centro del que
fluye, un centro que puede estar limitando su efectividad personal.

UN CENTRO PRINCIPIOS

Al centrar nuestra vida en principios correctos, creamos una base sólida para el desarrollo de los
cuatro factores sustentadores de la vida. Nuestra seguridad proviene entonces de saber que, a
diferencia de otros centros basados en personas o cosas sujetas a cambios frecuentes e
inmediatos, los principios correctos no cambian. Podemos depender de ellos. Incluso entre
personas o circunstancias que parecen ignorarlos, podemos sentirnos seguros sabiendo que son
más grandes que las personas y las circunstancias, y que han triunfado durante miles de años, una
y otra vez. Lo que es más importante, podemos sentirnos seguros sabiendo que estamos en
condiciones de aplicarlos a nuestras vidas, con nuestra propia experiencia.

COMO REDACTAR Y USAR UN ENUNCIADO DE LA MISION PERSONAL

La responsabilidad personal, o proactividad, es fundamental para la primera creación. Volvamos a


la metáfora informática: el primer hábito dice «Tú eres el programador». A continuación, el
segundo hábito agrega: «Formula el programa». Mientras uno no acepte la idea de que es
responsable, de que es el programador, no se dedicará a formular el programa. Como personas
proactivas, podemos empezar a dar expresión a lo que queremos ser y hacer en nuestras vidas.
Podemos redactar un enunciado de nuestra misión personal, una constitución personal.

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