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Anticuerpos y su mecanismo de

acción
¿Qué son y cuál es su función?
- Los anticuerpos, también conocidos como inmunoglobulinas, desempeñan
una función vital en nuestro sistema inmunológico al detectar y responder a
elementos extraños que pueden ingresar a nuestro organismo. Estos
elementos extraños a menudo se manifiestan en forma de proteínas
específicas presentes en la superficie de bacterias o virus, que se denominan
"antígenos".
- La interacción entre los anticuerpos y los antígenos desencadena una serie
de reacciones biológicas fundamentales. Entre estas reacciones, se destacan
la aglutinación, la precipitación, la opsonización y la neutralización. Estas
respuestas inmunológicas son esenciales para la defensa contra patógenos.
- Cuando los anticuerpos se unen a los antígenos, promueven la aglutinación,
que consiste en agrupar y unir los patógenos para que sean más fáciles de
eliminar por las células inmunológicas. Además, la precipitación implica la
formación de complejos inmunológicos insolubles que también facilitan la
eliminación de los agentes infecciosos.
- La opsonización es otro proceso crucial desencadenado por la unión de
anticuerpos y antígenos. En este caso, los anticuerpos marcan los
patógenos, como si los etiquetaran, lo que facilita la fagocitosis, un proceso
en el que las células inmunológicas, como los macrófagos, pueden ingerir y
destruir eficazmente los invasores.
- La neutralización es una respuesta clave en la que los anticuerpos bloquean
la capacidad de los patógenos para infectar células hospedadoras. Esto
previene la propagación de la infección y permite al sistema inmunológico
eliminar los patógenos con mayor eficacia.

¿Cómo es su estructura?
- Los anticuerpos, componentes cruciales del sistema inmunológico, poseen
una estructura compleja en forma de "Y". Esta configuración está compuesta
por cuatro cadenas polipeptídicas que trabajan en conjunto para cumplir su
función protectora.
- Dos de estas cadenas son conocidas como cadenas ligeras (L). Cada cadena
ligera consta de aproximadamente 200 aminoácidos y se divide en dos
dominios: el dominio variable (VL) y el dominio constante (CH). Las cadenas
ligeras se encuentran en los extremos de la bifurcación en forma de "Y" del
anticuerpo.
- La región variable varía entre diferentes anticuerpos, ya que está destinada a
la unión con antígenos específicos. Por otro lado, la región constante es igual
entre anticuerpos del mismo tipo, pero difiere entre anticuerpos de distintos
tipos.
- La región variable, que incluye los dominios VH y VL, es la parte del
anticuerpo que se une a los antígenos. Los antígenos se adhieren a regiones
altamente variables, conocidas como parátopos, que forman parte de las
regiones variables del anticuerpo. Por otro lado, la región constante se asocia
con la interacción de los anticuerpos con los receptores de las células y se
une a glúcidos, cuya función precisa todavía no se comprende del todo. Las
cuatro cadenas de los anticuerpos se mantienen unidas mediante puentes
disulfuro.
- La estructura de los anticuerpos desempeña un papel crucial en su
funcionamiento. El parátopo, o sitio de unión al antígeno, posee una
estructura tridimensional específica y es la característica más importante de
cualquier anticuerpo. Dado que los anticuerpos son glucoproteínas, pueden
adoptar conformaciones altamente precisas, lo que confiere una gran
especificidad a la unión entre el antígeno y el anticuerpo.
- La forma icónica en "Y" también es de gran importancia, ya que permite la
existencia de dos parátopos, lo que posibilita que los anticuerpos se unan a
dos antígenos diferentes simultáneamente. Esta capacidad es esencial, ya
que permite la formación de dímeros o pentámeros, que pueden unirse a
múltiples antígenos, cuatro y diez, respectivamente, al mismo tiempo.

¿Cómo actúan?
- Es esencial comprender que los anticuerpos no tienen la función directa de
destruir las sustancias extrañas, conocidas como antígenos. En cambio, su
función principal radica en facilitar la destrucción al marcar y señalar los
antígenos para que otros mecanismos de defensa del sistema inmunológico
puedan identificarlos y eliminarlos.
- Los diferentes tipos de anticuerpos desencadenan diversas reacciones en la
interacción antígeno-anticuerpo, correspondientes a distintas estrategias de
señalización y eliminación del antígeno. La variabilidad en estas reacciones
depende del tipo de anticuerpo involucrado, lo que permite al sistema
inmunológico adaptarse a una amplia gama de desafíos.
- En el contexto de enfermedades como el cáncer, nuestro sistema
inmunológico juega un papel relevante. Algunas de las estrategias
inmunológicas incluyen la destrucción de células dañadas en la sangre y
células cancerosas, la interrupción de la comunicación entre las células
cancerosas para prevenir su crecimiento y división celular, y la inhibición de
la formación de nuevos vasos sanguíneos en el tumor.
- Estos avances en la investigación inmunológica han representado un hito
importante en la lucha contra el cáncer, ya que permiten una aproximación
más precisa y efectiva para combatir la enfermedad. La comprensión de
cómo los anticuerpos y otros componentes del sistema inmunológico
interactúan en la respuesta a diferentes desafíos patológicos es de suma
importancia.

¿Quién los libera?


- El proceso de síntesis de anticuerpos se origina en un tipo especial de
glóbulos blancos llamados linfocitos B. Inicialmente, estos linfocitos actúan
como receptores en su membrana celular, esperando cumplir su papel en la
respuesta inmunológica.
- Cuando un linfocito B se activa debido al reconocimiento de un antígeno
específico, experimenta una transformación fundamental. Se convierte en
una célula plasmática productora de anticuerpos, cuya misión es la
producción masiva de anticuerpos dirigidos contra ese antígeno en particular.
Estos anticuerpos, una vez generados, son liberados al torrente sanguíneo,
donde circulan libremente y se distribuyen por todo el cuerpo.
- Un aspecto significativo de este proceso es la capacidad de las células B
activadas para transformarse en linfocitos B de memoria. Estas células son
esenciales para garantizar una respuesta inmunológica más rápida y efectiva
en caso de futuros encuentros con el mismo agente infeccioso. Las células B
de memoria "recuerdan" el antígeno y permiten al sistema inmunológico
actuar de manera más eficiente ante una reinfección.

¿Dónde se producen?
- Para entender esto de una forma más simple, imagina que tu cuerpo es como
un gran castillo y dentro de este castillo hay una herrería llamada "médula
ósea". En la médula ósea, se crean los anticuerpos, que son como pequeñas
armas importantes.
- Cuando tu cuerpo detecta la presencia de antígenos, la médula ósea
comienza a producir estos anticuerpos. Cada tipo de antígeno necesita un
anticuerpo especial para combatirlo, como si fueran espadas y escudos
diseñados para un enemigo específico.
- Una vez que los anticuerpos están listos, salen de la médula ósea y se
dispersan por todo tu cuerpo. Actúan como guardianes de este castillo,
patrullando para asegurarse de que ningún antígeno invasor cause
problemas. Si detectan uno, lo atacan y lo eliminan, manteniéndote a salvo y
saludable.

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