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BLOQUE 9.

LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Y LA CAÍDA DE LA


MONARQUÍA (1902-1931)

TEMA 7: LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923- 1930).

La Dictadura de Primo de Rivera representó la respuesta autoritaria y


ultraconservadora a la crisis del sistema liberal existente en España y demostró, además,
que la fuerza del Ejército permanecía inalterable. Así, el 13 de septiembre de 1923, pocos días
antes de que se presentara en las Cortes el Expediente Picasso, el general Miguel Primo de
Rivera se sublevó en Barcelona, iniciándose una dictadura que se va a prolongar hasta 1930. El
rey Alfonso XIII aceptó esta situación por lo que se mantuvo en el trono, aunque la caída del
dictador acabará arrastrando al rey al poco tiempo.
Primo de Rivera tenía una clara voluntad regeneracionista que conectaba con la mentalidad de
la época, y parecía que su objetivo fundamental era conseguir un sistema liberal auténtico, tras
un periodo de dictadura temporal. Esto hizo que, en un primer momento, el golpe de Estado de
Primo de Rivera fuese bien recibido por gran parte de la opinión pública, ya que el general fue
considerado como el “cirujano de hierro” que iba a arreglar la situación de crisis existente en el
país. Por tanto, en un principio no existió una oposición fuerte al dictador, salvo excepciones
como la que llevaron a cabo los anarquistas o los comunistas. Sin embargo, la dictadura fue una
solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, ya que esta reforma podía
resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.
Por tanto, esta buena acogida que tuvo Primo de Rivera al principio fue disminuyendo con el
paso del tiempo, aunque se mantuvo entre los caciques que controlaban la España rural, entre
los terratenientes y entre la burguesía industrial y financiera. Por el contrario, la oposición al
dictador creció en las clases medias de las ciudades, en los estudiantes, en intelectuales como
Ortega y Gasset, Unamuno… y en las fuerzas políticas republicanas y socialistas.

La Dictadura puede dividirse en tres etapas, siendo la cuarta la caída de la Monarquía


alfonsina:

1ª DIRECTORIO MILITAR (1923-25)

El 15 de septiembre de 1923 se forma un Directorio Militar que va a asumir las funciones


de gobierno, es decir, Primo de Rivera asume las funciones de presidente de gobierno y nombra
a militares para que dirijan los distintos ministerios. Ese mismo día se decretó el “estado de
sitio” lo que suponía la suspensión de derechos y garantías constitucionales, y se
disolvieron las Cortes. Todo esto significa que el Ejército pasa a ocupar el primer plano de la
vida política española.
Durante esta etapa, Primo de Rivera se propuso solucionar los problemas que habían
conducido al fracaso del sistema de la Restauración:
 Caciquismo: A pesar de los intentos regeneracionistas, acabar con el caciquismo era una
tarea muy compleja por lo que los resultados fueron muy escasos. Además, los
caciques eran muy útiles para controlar las zonas rurales, por lo que en realidad al poder
no le interesaba acabar con ellos.
 Nacionalismo: Primo de Rivera intentó solucionar este problema negando su
existencia, es decir, persiguió y prohibió las manifestaciones nacionalistas 1
como el uso de lenguas y banderas, estableció una censura que impidiera la difusión de
ideas nacionalistas… Esto llevó a los nacionalistas periféricos al convencimiento de que
sus reivindicaciones nunca se verían cumplidas dentro de la monarquía.
 Orden público: Se desarrolló una campaña para identificar dictadura con orden y
tranquilidad. Para conseguir ésto, fue necesario llevar a cabo una intensa represión
ejercida por los militares, por la Guardia Civil y por un cuerpo parapolicial de ciudadanos
armados voluntarios, el Somatén, encargado de salvaguardar el orden frente a cualquier
intento revolucionario. Esta represión afectó fundamentalmente a los anarquistas, a los
nacionalistas y a la prensa e intelectuales opositores al régimen.
 Guerra de Marruecos: Hasta finales de 1925, el conflicto de Marruecos fue el centro de las
preocupaciones del general, por lo que hizo todo lo posible por solucionar la cuestión. Sin
duda, la victoria en Marruecos con el Desembarco de Alhucemas fue el logro más
espectacular de Primo de Rivera y le proporcionó una gran popularidad en el país.

En 1924, Primo de Rivera crea un partido nacional a imitación del fascismo italiano, la
Unión Patriótica. Su intención era crear un partido “que no fuera de derechas ni de izquierdas”,
que sirviera para regenerar el país tal y como Primo de Rivera creía que debía hacerse, por lo
que era un partido personalista que sirvió para respaldar la acción de gobierno del dictador.

2ª DIRECTORIO CIVIL (1925-29)

Una vez solucionado el problema de Marruecos, el dictador planteó una cierta vuelta a la
normalidad con la formación de un Directorio Civil, que fue un gobierno formado en su mayoría
por civiles, que se suponía que actuaría durante un periodo corto de tiempo para volver después
a la normalidad parlamentaria. Pero, en realidad, Primo de Rivera pretendió la
institucionalización de su régimen con la creación de una Asamblea Nacional Constitutiva,
cuya función era asesorar e informar al dictador, que no sería elegida democráticamente, sino
mediante un voto corporativo, y sus miembros procederían, sobre todo, de la oligarquía agraria,
por lo que los intentos regeneracionistas del dictador quedaron en nada. Hubo incluso un
intento de golpe de estado de los partidarios del turnismo, la denominada “Sanjuanada”,
que acabó en fracaso, pero ayudó a deteriorar la imagen de la dictadura.

De este gobierno civil lo más importante fue su política económica:  Obras públicas: Lo
realizado en este sector fue de los aspectos más positivos de la dictadura. Lo más ambicioso
fue la política hidráulica, creándose por todo el territorio nacional las Confederaciones
Hidrográficas, destinadas al aprovechamiento total de las cuencas fluviales para regadío y
para la obtención de energía. También se crearon infraestructuras que permitieran el
desarrollo del país: los ferrocarriles recibieron un nuevo impulso y se planificó una red
nacional de carreteras (7.000 km). Esta política rebajó las cifras del paro, pero aumentó
la deuda pública.
 Producción industrial: La política de obras públicas fue muy positiva para los
sectores industriales implicados (cemento, acero, hierro…) que aumentaron su
producción. Además, el Estado potenció la creación de monopolios como CAMPSA,
Telefónica e Iberia, en sectores básicos de la economía.
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 Política educativa: Se aumentó el número de escuelas primarias y se crearon escuelas
de trabajo para satisfacer las necesidades de mano de obra de la industria.

Resumiendo, en líneas generales la política económica de la dictadura puede


considerarse positiva, aunque hay que tener en cuenta que se vio favorecida por una buena
coyuntura económica internacional (“los felices años 20”).

En cuanto a la política social lo más destacable es la creación de los Comités Paritarios,


organismos oficiales compuestos por representantes de patronos y obreros junto con
representantes del gobierno. Su función consistía en resolver conflictos laborales, y en fijar
salarios y condiciones laborales, haciendo una política reformista que mejorara las condiciones
de vida de la clase trabajadora. Los socialistas de UGT, dirigidos por Largo Caballero, participaron
en estos Comités, pero fueron muy criticados por comunistas y anarquistas, ya que estos eran
perseguidos por el régimen de Primo de Rivera

3ª ETAPA DE DESCOMPOSICIÓN Y CRISIS (1929-30)

Con el tiempo, surgió una oposición a la Dictadura compuesta por políticos,


nacionalistas, militares, obreros..., que acabaría conduciendo a su desaparición.
 Oposición política: Poco a poco comenzó a surgir una oposición política a la Dictadura
que venía de tres sectores distintos: políticos de los partidos de la Restauración
(conservadores y liberales), republicanos y partidos obreros.
 Nacionalistas: La política de la Dictadura con respecto a los nacionalismos, dio lugar al
desarrollo de un nacionalismo insurreccional, que en Cataluña fue liderado por Francesc
Maciá.
 Oposición militar: Aunque, en principio, todos los militares apoyaron el golpe de Primo, a
la larga surgió cierto descontento en un grupo de militares que incluso protagonizaron
algún intento de levantamiento, por lo que el dictador perdió parte del apoyo del propio
Ejército.
 Oposición del movimiento obrero: La oposición más fuerte del movimiento obrero fue
llevada cabo por la CNT y por el Partido Comunista (PCE), mientras que el PSOE y la UGT
mantuvieron una actitud colaboracionista con los gobiernos de la Dictadura. Esta
colaboración del PSOE duró hasta 1928, y en este año se pasó a la oposición.
 Oposición intelectual, universitaria y de gran parte de la prensa: Reclamaban la vuelta
de los derechos constitucionales y de las libertades. Esto dio lugar a algaradas y protestas
estudiantiles y a la creación de un gran sindicato la Federación Universitaria Española
(FUE), de carácter republicano.

A finales de 1929, la oposición a la Dictadura era creciente, reapareciendo además,


con una fuerza cada vez mayor, los conflictos sociales (huelgas) y las medidas represivas A ello
unimos que la situación económica empeoró, con consecuencias que se derivan del Crack de la
Bolsa de Nueva York. Ante la falta de apoyos, Primo de Rivera, ya enfermo, dimitió el 28 de
enero de 1930, cuando los rumores de otro complot golpista, tras el intento fallido de
Sánchez Guerra (político conservador) eran insistentes. El dictador acaba sus días en París,
donde moriría solo dos meses después de exiliarse.

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4ª CAÍDA DE LA MONARQUÍA (1931).
Tras la caída de Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII, intentaría la vuelta al sistema
liberal parlamentario, pero esta vuelta era ya poco creíble y un año después también caería la
monarquía. La dictadura había supuesto una transformación trascendental de la vida política
española, no un mero «paréntesis» constitucional, como pretendía hacer ver el rey. El
nombramiento del general Berenguer como presidente del gobierno en la denominada
“Dictablanda”, mantenía la esperanza de volver a la situación anterior a septiembre de 1923. La
desafección de muchos políticos monárquicos al monarca, fue paralela al auge del
republicanismo y a una oleada de mítines y manifestaciones de protesta que se extendieron por
toda España. Las fuerzas antimonárquicas acordaron en el mes de agosto, en el llamado
Pacto de San Sebastián, la lucha por la instauración de la República, aunque el primer
intento que se realizó, recurrió a la tradición militarista española. Se orquestó una insurrección en
los cuarteles, a la que debía seguir una huelga general de las organizaciones obreras. El 12 de
diciembre, tres días antes de lo acordado, se sublevaron en Jaca (Huesca) los capitanes
Fermín Galán y Ángel García Hernández, los cuales, ante el fracaso de la intentona, fueron
condenados a muerte y fusilados poco después. Este hecho fallido, demostró que la República
no llegaría con los fusiles en la mano, sino con los votos de las urnas. El momento fue el
resultado de las elecciones municipales convocadas para el 12 de abril de 1931, por el último
presidente nombrado por el rey, el almirante Aznar. Estos comicios locales fueron percibidos
como un plebiscito entre Monarquía y República y en los núcleos urbanos especialmente,
representó una victoria que daría al traste con las aspiraciones monárquicas de Alfonso XIII, el
cual se vio abocado a tomar el camino del exilio, evitando lo que podría haber sido un baño de
sangre en el país.

La percepción de gran parte de la ciudadanía y de la mayoría de la intelectualidad del país,


fue que el sistema que implantó Miguel Primo de Rivera y que permitió el monarca
borbónico, no fue un paréntesis en el modelo de la Restauración, sino un régimen
autoritario en toda regla. Dicho régimen lo podemos encuadrar en la tesis
ultraconservadoras que se estaban implantando en la Europa de los años 20, corroboradas
de manera más violenta en la década siguiente con la consolidación del fascismo italiano y el
nazismo alemán, causantes máximos de la II Guerra Mundial.

Con la caída de la dictadura, que arrastra a la monarquía, finaliza un periodo que intentó
una solución autoritaria a los problemas que entonces aquejaban a España, pero sin hacer
nada por cambiar las injustas estructuras sociales y económicas existentes. Por tanto, nada
se solucionó. Esto dio lugar al establecimiento posterior de la II República, que intentó llevar a
cabo un proyecto auténticamente democrático de modernización y transformación real de la
sociedad española.

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