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Fernando Sánchez-Sánchez
No obstante, en la práctica, el uso de pruebas psicológicas estandarizadas sigue siendo uno de los
recursos más frecuentemente utilizados en la evaluación neuropsicológica. Este tipo de pruebas, ya
sean baterías NPS o escalas conductuales, están diseñadas para inferir varios aspectos de la
cognición a partir de la ejecución en tareas controladas o mediante la valoración del
comportamiento en entornos reales. Las pruebas para evaluar otros aspectos del comportamiento
o las respuestas emocionales también se emplean con frecuencia en la evaluación NPS y, con
menos frecuencia, a veces se aplican también pruebas de personalidad.
La evaluación neuropsicológica se está utilizando cada vez más para evaluar variaciones en el
desarrollo temprano. Esto puede ser un reflejo de variaciones en la tasa de procesos de maduración
normales en lugar de patología definida (al menos actualmente). Esta última ha llegado a ser tan
común como fuente de referencias clínicas para evaluaciones neuropsicológicas que ha surgido una
nueva subespecialidad conocida como neuropsicología educativa o escolar, que está cobrando una
importancia cada vez mayor en el rol de los profesionales de la psicología que trabajan en las
escuelas.
Lo que todas las pruebas utilizadas por los neuropsicólogos tienen en común (o deberían tener en
común) es una fiabilidad y validez conocidas como predictores de la presencia de disfunción
cerebral. Los requisitos mínimos para las pruebas neuropsicológicas son la sensibilidad para
detectar la presencia de disfunción cerebral y la capacidad de distinguir correctamente la presencia
de función cerebral anormal de la función cerebral normal. Con el tiempo, estos criterios básicos
para las pruebas neuropsicológicas han crecido para incluir la capacidad de predecir el sitio y la
gravedad de la disfunción cerebral y, en algunos casos, la capacidad más controvertida de predecir
la causa o etiología específica de esa disfunción.
Algunos clínicos defienden el uso de una batería fija de pruebas para anclar y comparar
observaciones en diferentes poblaciones de pacientes, mientras que otros clínicos abogan por el
uso de una batería flexible de pruebas que estén dictadas por la pregunta de referencia específica o
la presentación única del paciente.
La evaluación neuropsicológica clínica puede emplear técnicas de entrevista clínica y observación
del comportamiento que no necesariamente han estado sujetas a los estándares metodológicos
habituales de construcción de pruebas, pero que generalmente se consideran indispensables para
proporcionar descripciones detalladas del comportamiento de un paciente.
A continuación se comentan algunos de los objetivos más relevantes en distintos momentos del
proceso asistencial en los que la evaluación cobra un papel más destacado en la toma de
decisiones.
Entornos clínicos
En entornos clínicos, donde los niños suelen ser derivados y cribados previamente por varios
especialistas (atención terciaria), los objetivos de la evaluación se centran principalmente en el
diagnóstico preciso de trastornos neurológicos o del desarrollo, así como en la identificación de las
necesidades específicas del niño para orientar el tratamiento médico o terapéutico adecuado. La
intervención se orienta hacia la rehabilitación y la gestión de las dificultades identificadas, con un
enfoque en la mejora del funcionamiento global del niño.
Entornos educativos
Por otro lado, en entornos educativos, son los profesionales quienes suelen identificar y evaluar
preliminarmente los casos entre el colectivo de etudiantes, por lo que las evaluaciones de cribado y
de detección temprana colectivas suelen ser frecuentes.
Una vez identificados los posibles casos, los objetivos de la evaluación se centran en comprender
las dificultades que pueden afectar el rendimiento académico y el desarrollo socioemocional del
niño en el contexto escolar. La evaluación se dirige hacia la planificación de adaptaciones
curriculares, estrategias de enseñanza específicas y de apoyos psicoeducativos para promover el
éxito académico y el bienestar emocional del niño dentro del entorno escolar. Además, una parte
muy importante de las evaluaciones en los entornos educativos es recopilar toda la información
relevante posible para remitirla a otros profesionales que manejaran el caso desde el ámbito
clínico. Los criterios de derivación y los informes para otros profesionales son esenciales en este
proceso de colaboración con las familias.
Identificar las fortalezas y debilidades cognitivas del niño: para desarrollar un perfil
completo de sus habilidades.
Evaluación del impacto: determinar cómo las dificultades neuropsicológicas pueden estar
afectando el rendimiento académico del niño.
Detección temprana y detección de problemas: identificar posibles trastornos del
aprendizaje, como la dislexia, discalculia o trastorno del déficit de atención e hiperactividad
(TDAH), que puedan estar presentes y afectar el proceso de aprendizaje del niño.
Evaluar las habilidades más directamente relacionadas con el aprendizaje: como las
habilidades lingüísticas y de comunicación, incluyendo la comprensión auditiva, expresión
verbal y habilidades pragmáticas, que son cruciales para el éxito en el entorno educativo, o
las funciones ejecutivas-
Determinar la presencia de dificultades emocionales o del comportamiento que puedan
estar interfiriendo con el rendimiento académico del niño y que tengan una base
neuropsicológica (p. ej., problemas de impulsividad o autoregulación en el TDAH…).
Evaluación de los apoyos necesarios: identificar necesidades específicas de apoyo
educativo y desarrollar recomendaciones para adaptaciones curriculares, estrategias de
enseñanza y apoyos adicionales para satisfacer las necesidades del niño.
Colaboración con el resto de profesionales de la educación y clínicos: proporcionar
información útil para la colaboración entre profesionales de la educación, padres y otros
especialistas, con el fin de desarrollar un plan educativo individualizado y efectivo para el
niño.
Seguimiento y acompañamiento: monitorear el progreso del niño a lo largo del tiempo y
ajustar las intervenciones según sea necesario para garantizar su éxito continuo en el
entorno educativo.
1.3 Niveles de evaluación neuropsicológica
Cuando se utiliza una prueba de evaluación neuropsicológica es imprescindible profundizar en el
significado de los resultados, ya que se pueden interpretar a niveles más o menos superficiales. La
evaluación neuropsicológica se asemeja a un iceberg, cuya parte emergida es visible y de menor
tamaño, mientras que la parte sumergida es mucho más amplia y profunda. En la punta del iceberg
estaría situado el nivel de evaluación psicométrica, mientras que en la zona sumergida se situarían
tres formas de evaluación de mayor calado: el nivel cognitivo, el nivel neuropsicológico y el nivel
neuroecológico, siendo este el más profundo y completo.
Siguiendo con el ejemplo de la prueba Visopercepción, la tarea consiste en reproducir una serie de
dibujos con una dificultad creciente. Distintas estructuras encefálicas intervienen activamente para
llevar a cabo esta tarea. En primer lugar, las áreas primarias del lóbulo occipital identifican los
elementos que intervienen en la codificación sensorial como el color, la pregnancia, el movimiento
o la profundidad. A continuación, las áreas de asociación visuales atribuyen significado a las
imágenes, es decir, transforman las sensaciones en perceptos. Dicho de otra manera: las áreas
asociativas visuales se articulan para producir gnosias visuales.
Una práctica clínica basada en la evidencia se apoya en la medición objetiva y precisa de los
fenómenos neuropsicológicos.
Al utilizar instrumentos psicométricamente sólidos, los clínicos pueden sustentar sus
decisiones sobre el proceso diagnóstico, sobre los objetivos de la intervención y pueden
evaluar de manera confiable la eficacia de las intervenciones y tratamientos. Esto permite
tomar decisiones informadas sobre el mejor curso de acción para abordar las necesidades
de sus pacientes.
Al integrar la evidencia científica en la práctica clínica, se maximiza la probabilidad de
obtener resultados positivos y significativos para las personas atendidas.
La psicometría es una rama fundamental de la psicología y de la neuropsicología encargada
del desarrollo y validación de instrumentos de medición psicológica.
o Se dedica a garantizar que los instrumentos utilizados para medir conceptos
psicológicos, como la atención, la memoria, o las funciones ejecutivas, sean
confiables, válidos y justos.
o Al garantizar la validez y fiabilidad de los hallazgos, se promueve el uso de
intervenciones respaldadas por la investigación científica, lo que beneficia tanto a
los pacientes como a la comunidad profesional en su conjunto.
En resumen, la medición rigurosa en psicología, respaldada por la psicometría, es esencial para una
práctica clínica efectiva y basada en la evidencia.
1.4.2 Enfoque cuantitativo vs. cualitativo: énfasis en los resultados o en los procesos
Ward Halstead fue un investigador y clínico prominente que publicó una monografía en 1947 que
relacionaba las observaciones realizadas en cientos de pacientes con daño en el lóbulo frontal. El
enfoque de Halstead en la evaluación era en gran parte ateorético y diseñado para maximizar la
tasa de aciertos en la diferenciación de pacientes con lesiones cerebrales de controles normales.
Junto con uno de sus estudiantes, Ralph Reitan, construyó la Batería Neuropsicológica Halstead-
Reitan (HRNTB), basada en una aproximación psicométrica y precursora de gran parte de las
baterías y pruebas neuropsicológicas posteriores.
Alexander Luria fue un neuropsicólogo ruso que pasó más de 40 años evaluando los efectos
psicológicos y conductuales de adultos con lesiones cerebrales. Aunque Luria y Halstead fueron
contemporáneos, adoptaron enfoques muy diferentes para entender las relaciones entre el
cerebro y el comportamiento. Mientras Halstead (y posteriormente Reitan) utilizaban un enfoque
cuantitativo para diferenciar a los pacientes con lesiones cerebrales de los controles, Luria
enfatizaba fuertemente las observaciones cualitativas de los patrones de errores de los pacientes.
El método original de Luria partía de un enfoque cualitativo y se basaba en una visión clínica
detallada y en pruebas de hipótesis informales. Los clínicos estadounidenses desconfiaban del
enfoque de Luria porque no tenía la estandarización de procedimientos y las propiedades
psicométricas establecidas a las que se estaban acostumbrando con otros instrumentos.
En las décadas de 1960 y 1970, un grupo de clínicos e investigadores (por ejemplo, Norman
Geschwind, Harold Goodglass, Nelson Butters, Heinz Werner) en el área de Boston investigó
variaciones en los procesos cognitivos entre poblaciones clínicas, pero no utilizaron ni la HRNTB ni
la Batería Luria-Nebraska, basada en el modelo de Luria. En cambio, este grupo utilizó una batería
de pruebas flexible diseñada para responder a la pregunta de referencia. Este enfoque fue llamado
el Enfoque de Proceso de Boston en 1986 (Milberg, Hebben y Kaplan, 1996) y posteriormente ha
sido llamado el Enfoque de Prueba de Hipótesis de Boston (Teeter y Semrud-Clikeman, 1997). El
principio básico de este enfoque en la evaluación neuropsicológica fue la idea de que cómo una
persona llega a una respuesta en una prueba es tan importante como el puntaje de la prueba en sí
mismo. Este énfasis en los comportamientos cualitativos y en la prueba de hipótesis tiene algunas
similitudes con el método clínico original de Luria, pero el Enfoque de Proceso de Boston utiliza
pruebas estandarizadas. El principio de "probar los límites" al hacer preguntas a las personas más
allá de los niveles máximos o modificar las preguntas es una característica distintiva de este
enfoque. Edith Kaplan fue una de las principales defensoras de este enfoque para la evaluación.
Muchos de los enfoques "orientados al proceso" originalmente recomendados por estos clínicos e
investigadores se han convertido en parte de las técnicas de evaluación actuales.
Para abordar este problema, es necesario combinar varias pruebas que evalúen diferentes aspectos
de un mismo proceso cognitivo. Al integrar múltiples medidas, se pueden identificar patrones
consistentes que ayuden a comprender mejor el funcionamiento cognitivo de un individuo y a aislar
los procesos compartidos. Este enfoque holístico y multidimensional es fundamental para una
evaluación neuropsicológica precisa y completa, permitiendo una comprensión más profunda de las
capacidades y limitaciones cognitivas de un individuo en contextos clínicos, educativos y forenses.
Integración de la información
Evaluación multifuente
Los niños están evolucionando en su desarrollo físico y emocional, así como en sus
estructuras cerebrales necesarias para realizar las funciones cognitivas que deben ser
evaluadas.
Los niños difieren en su exposición a entornos que les brindan oportunidades para adquirir
nueva información y habilidades.
La base de datos de estudios basados en lesiones en niños es mucho más limitada que la
disponible para adultos.
La presencia de un déficit en un niño no necesariamente está asociada con las mismas
lesiones que producen el mismo déficit en un adulto.
A veces es muy difícil obtener información de calidad de los propios niños y de sus padres.
En promedio, los niños pueden tener mayores dificultades que los adultos para pasar por
evaluaciones prolongadas debido a la distractibilidad y el comportamiento inquieto que
dependen de la edad.
En el ámbito de la NPS la mayoría de los test que se usan son test psicométricos, aunque no
necesariamente se utilizan como pruebas estandarizadas, como se explica más adelante.
Tests de rendimiento óptimo: son utilizados para evaluar las habilidades cognitivas y el
desempeño en tareas específicas. Son aquellos en los que se proponen tareas concretas a
la persona y esta tiene que demostrar su mejor rendimiento en ellas, resolviendo
problemas, manipulando materiales, recordando palabras... En esta categoría entran la
mayoría de las baterías y pruebas neuropsicológicas (STROOP; WCST, TMT…)
Test de rendimiento típico: son aquellos en los que se evalúa el comportamiento habitual
de una persona en un ámbito concreto, ofreciendo una descripción de la frecuencia con la
que presenta determinadas conductas, habilidades o dificultades. En esta categoría
entrarían los cuestionarios conductuales (rating scales) o los listados de síntomas o los test
de personalidad.
Los defensores del enfoque categorial ven los trastornos como entidades cualitativamente
distintas de la expresión normal del funcionamiento en la población. Argumentan que estos
trastornos responden a causas diferentes y se diferencian tanto en grado como en tipo de
la normalidad. Esta perspectiva se plasma en los sistemas de clasificación internacionales
como del DSM-5 o la CIE-11.
Por otro lado, los partidarios de una aproximación dimensional consideran que los
trastornos son expresiones extremas de la variación normal en la población. Enfatizan la
continuidad en las causas subyacentes, sugiriendo que la diferencia entre trastorno y
normalidad radica únicamente en el grado de manifestación, no en un tipo completamente
diferente de fenómeno.
Esta dicotomía refleja debates profundos sobre la naturaleza de los trastornos y tiene implicaciones
importantes para la investigación, el diagnóstico y el tratamiento. En la evaluación
neuropsicologica, la aproximación dimensional a los déficits está estrechamente relacionada con la
evaluación e intervención basada en procesos.
2.3.1 Fiabilidad
La fiabilidad se refiere a la consistencia y estabilidad de los resultados obtenidos a través del test.
Se evalúa mediante diferentes métodos, incluida la consistencia interna, la estabilidad temporal y el
acuerdo interjueces.
Consistencia interna: La consistencia interna se refiere al grado en que los diferentes ítems
de un test o una prueba están correlacionados entre sí. Se evalúa comúnmente utilizando
coeficientes como el alfa de Cronbach o el omega de McDonald, donde valores más altos
indican una mayor consistencia interna (Cronbach, 1951). ¿todos los elementos de la
prueba miden diferentes de lo mismo o estamos mezclando cosas?
Estabilidad temporal: La estabilidad temporal, también conocida como fiabilidad test-
retest, se refiere a la consistencia de los resultados del test cuando se administra en
diferentes momentos en el tiempo. Se evalúa correlacionando las puntuaciones obtenidas
en dos administraciones separadas por un período de tiempo (Sternberg, 2001). ¿Si
repetimos la medida, sale lo mismo?
Acuerdo interjueces: El acuerdo interjueces se refiere a la consistencia de los resultados del
test cuando es administrado por diferentes evaluadores. Se evalúa mediante el cálculo de
coeficientes de correlación entre las puntuaciones asignadas por diferentes jueces (Shrout
& Fleiss, 1979). ¿Si lo evaluamos dos clínicos diferentes, sale lo mismo?
2.3.2 Validez
La validez se refiere a la calidad con la que un test mide lo que pretende medir. No es una
propiedad inherente al test, sino que depende de las evidencias de validez de que se dispongan
para su uso con determinados propósitos.
2.3.3 Baremos
Un baremo es un conjunto de normas o criterios utilizados para calificar o evaluar el rendimiento
de un individuo en un test neuropsicológico. Se construyen a partir de la distribución de las
puntuaciones en una muestra representativa de comparación y permiten interpretar estas
proporcionando información sobre el rendimiento relativo de una persona en comparación con una
muestra normativa representativa.
Existen diferentes tipos de baremos y saber distinguirlos es esencial para evitar malas
interpretaciones, ya que se produce muchos errores por esta causa:
Por otro lado, la aplicación remota de pruebas neuropsicológicas utiliza tecnología para administrar
pruebas de manera virtual, lo que permite a los evaluados completar las pruebas desde la
comodidad de sus hogares o entornos familiares. Este enfoque puede aumentar la accesibilidad a la
evaluación para personas que viven en áreas remotas o tienen dificultades para desplazarse, así
como para aquellos que prefieren la comodidad y privacidad de realizar pruebas desde casa. Sin
embargo, la aplicación remota puede plantear desafíos en términos de garantizar la privacidad y la
calidad de la evaluación, así como en la capacidad para observar y gestionar factores ambientales
que podrían influir en los resultados.
Además, los sistemas de corrección online pueden proporcionar funciones adicionales, como la
generación de informes automatizados, el seguimiento del progreso del evaluado a lo largo del
tiempo y la integración con sistemas de gestión de datos clínicos. Estas características pueden
facilitar el análisis y la interpretación de los resultados, así como la colaboración entre profesionales
de la salud mental y educativa.
En los test estandarizados estas puntuaciones se comparan con referencias normativas establecidas
para la edad y el nivel de desarrollo del niño, lo que proporciona información sobre su
funcionamiento en relación con sus pares.
Además, para interpretar las puntuaciones, es esencial conocer los procesos implicados en la tarea
que se está realizando y hacer un análisis detallado de los errores y de las variaciones que muestra
la persona para obtener el resultado.
Estos índices proporcionan información más abstracta, pero a menudo útil sobre las variables
latentes que son más difícilmente observables (p. ej., las funciones ejecutivas).
Historia y entrevista: En esta fase, se recopila información relevante sobre el desarrollo del
niño, antecedentes médicos, educativos y familiares, así como cualquier preocupación o
síntoma informado por los padres o cuidadores. La entrevista con los padres y el niño
puede ayudar a entender mejor el contexto y las áreas de interés para la evaluación
neuropsicológica.
Selección de la batería de pruebas que se aplicarán: en función de las hipótesis clínicas
planteadas a partir de la información recogida en la historia y la entrevista, se seleccionarán
las pruebas y procedimientos que permitirán poner a prueba las mismas.
Aplicación, corrección e interpretación de las pruebas: Durante esta etapa, se administran
los tests neuropsicológicos estandarizados para evaluar las diferentes áreas cognitivas,
emocionales y conductuales del niño en función de las hipótesis planteadas. Esto puede
incluir pruebas de memoria, atención, funciones ejecutivas, psicopatología general y
habilidades académicas, entre otros. Una vez completada la administración de los tests, se
procede a corregir las respuestas y calcular las puntuaciones obtenidas por el niño. Luego,
estas puntuaciones se interpretan en relación con las normas de edad y género para
determinar el funcionamiento del niño en comparación con sus pares.
Formulación del caso: Integrando y conceptualizando la información recopilada de los
resultados de las pruebas, la entrevista clínica, las observaciones de comportamiento y
otras fuentes. En esta etapa, se integran todos los resultados de la evaluación
neuropsicológica y se elabora una formulación del caso que describe los hallazgos clave, las
fortalezas y debilidades del niño, así como las posibles implicaciones clínicas y educativas.
Redacción del informe: Es necesario documentar el proceso de evaluación, incluyendo las
pruebas administradas y sus resultados.
Comunicación y resultados: finalmente, se comunican los resultados de la evaluación al
niño, a los padres y a otros profesionales involucrados en su atención. Se proporciona
retroalimentación sobre el perfil cognitivo y emocional del niño, se discuten
recomendaciones de intervención y se establecen planes de seguimiento, si es necesario.
4 Contenidos de la evaluación
Asimismo, los trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista, el trastorno
por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y los trastornos del aprendizaje, suelen presentar
síntomas que se superponen entre sí y con los de otros trastornos, lo que subraya la importancia de
una evaluación diferencial cuidadosa y exhaustiva.
4.2.1 Atención
La atención es un proceso cognitivo complejo que nos permite enfocar nuestra mente en estímulos
específicos mientras ignoramos distracciones. Se compone de varios aspectos interrelacionados
que trabajan juntos para facilitar el procesamiento eficiente de la información.
D2-R
Caras-R
CSAT-R. Tarea de Atención Sostenida en la Infancia - Revisada
TAVECI
TOMAL
ECM
Lectura y escritura
El modelo de doble ruta de acceso al léxico es una teoría que describe cómo el cerebro procesa y
accede a las palabras durante la lectura en voz alta y la escritura. Este modelo propone la existencia
de dos rutas o vías distintas para el reconocimiento de palabras, cada una con características y
funciones específicas. Para evaluar cada componente del modelo se utilizan diferentes tareas
neuropsicológicas que permiten examinar el funcionamiento de cada ruta de manera específica.
Ruta fonológica (vía fonológica): Esta ruta implica la conversión de letras o grafemas en
sonidos o fonemas. En esta vía, las palabras escritas se decodifican en sus componentes
fonológicos para su pronunciación. La ruta fonológica es crucial para la lectura en voz alta
de palabras desconocidas o pseudopalabras, ya que permite la identificación de la
pronunciación correcta mediante la aplicación de reglas fonéticas. Esta ruta es
particularmente activa en la lectura de palabras no familiares y en la lectura de
pseudopalabras.
o Evaluación:
Tareas de decodificación de palabras, en letras, sílabas, fonemas (…): Estas
pruebas evalúan la capacidad de convertir letras o grafemas en sonidos o
fonemas. Ejemplos incluyen la lectura de letras, sílabas, segmentación….
Tareas de repetición o lectura de pseudopalabras: Evalúan la capacidad de
repetir secuencias de sonidos o palabras, a partir de su forma fonológica
(no existen, por lo que no hay representación léxica).
Ruta léxica (vía ortográfica): Esta ruta implica el acceso directo a la representación léxica
de las palabras almacenadas en la memoria mental. En esta vía, las palabras escritas se
reconocen visualmente y se recuperan sus pronunciaciones almacenadas de forma
automática, sin necesidad de decodificación fonética. La ruta léxica es especialmente activa
en la lectura de palabras familiares y de alta frecuencia, donde se produce un
reconocimiento rápido y automático basado en la forma visual de las palabras.
o Evaluación:
Tareas de reconocimiento visual de palabras: Estas pruebas evalúan la
capacidad de reconocer y comprender palabras escritas. Ejemplos incluyen
la lectura en voz alta de palabras aisladas o en contextos específicos.
Tareas de lectura de palabras irregulares: Evalúan la capacidad de
reconocer y leer palabras que no siguen las reglas de pronunciación
fonética estándar (p. ej., jeep, nike…).
Prolexia
Prolec-R
Prolec-SE-R
Proesc
Ecomplec
4.2.5 Cálculo
Las dificultades para el cálculo en niños y adolescentes, pueden surgir debido a diversas
alteraciones neuropsicológicas que afectan la competencia matemática. Desde una perspectiva
neuropsicológica, es crucial evaluar varios componentes de la competencia matemática para
identificar áreas específicas de dificultad. A continuación, se describen estos componentes y cómo
se pueden evaluar:
Percepción visual: Implica la capacidad para interpretar la información visual, como forma,
tamaño, color y movimiento.
o Evaluación: Pruebas de discriminación visual, reconocimiento de formas y figuras, y
detección de movimientos para evaluar la capacidad de procesamiento visual.
Percepción auditiva: Se refiere a la habilidad para interpretar y procesar la información
auditiva, incluyendo sonidos, tonos y palabras.
o Evaluación: Pruebas de discriminación auditiva, reconocimiento de palabras y
comprensión de instrucciones verbales para evaluar la capacidad de procesamiento
auditivo.
Percepción táctil o somatosensoriales: Involucra la capacidad para interpretar y procesar la
información táctil, como texturas y temperaturas.
o Evaluación: Pruebas de discriminación táctil y reconocimiento de objetos por el
tacto para evaluar la sensibilidad táctil y la capacidad de discriminación.
Percepción espacial: Implica la capacidad para percibir y comprender la relación entre
objetos en el espacio.
o Evaluación: Pruebas de orientación espacial, reconocimiento de figuras
tridimensionales y percepción de profundidad para evaluar la percepción espacial y
la capacidad de organización visual.
Motricidad gruesa
La motricidad gruesa se refiere a la habilidad para controlar y coordinar los movimientos grandes y
musculosos del cuerpo, implicando acciones como caminar, correr, saltar y trepar. Se compone de
varios componentes principales:
Equilibrio: La capacidad para mantener el cuerpo en una posición estable mientras está en
movimiento o estático.
o Evaluación: Pruebas de equilibrio estático y dinámico, como el Test de Romberg y el
Test de Equilibrio de Tinetti, que evalúan la capacidad de mantener el equilibrio en
diferentes situaciones.
Coordinación motora: Implica la capacidad para realizar movimientos precisos y
coordinados utilizando grupos musculares grandes.
o Evaluación: Pruebas de coordinación motora gruesa, como lanzar una pelota a una
diana o atrapar un objeto en movimiento, que evalúan la precisión y la eficacia en
la realización de movimientos motores.
Fuerza muscular: La capacidad para aplicar fuerza contra una resistencia externa.
o Evaluación: Pruebas de fuerza muscular, como levantar pesos o empujar objetos
pesados, que evalúan la capacidad de generar fuerza con los músculos grandes del
cuerpo.
Control postural: Implica la capacidad para mantener una postura adecuada durante la
realización de actividades motoras.
o Evaluación: Pruebas de control postural, como el Test de Sentarse y Levantarse o el
Test de Balance de Brazos, que evalúan la capacidad de mantener una postura
estable durante diferentes actividades.
Motricidad fina
La motricidad fina se refiere a la habilidad para controlar y coordinar los movimientos pequeños y
precisos de las manos y los dedos, que son necesarios para realizar tareas como escribir, dibujar,
recortar y manipular objetos pequeños. Se compone de varios componentes principales:
5.1 NEUROKID
Tabla 5.1. Ficha técnica del Neuro-kid
El NEURO‑KID está compuesto por una serie de tareas que evalúan diferentes dominios cognitivos.
Ofrece una puntuación por cada una de las escalas que lo componen. Estas puntuaciones se
expresan en términos de puntuaciones directas (PD) y puntuaciones transformadas (PT) y son
indicativas de las siguientes características:
Lenguaje articulatorio: el niño o la niña tiene que pronunciar en voz alta una serie de
palabras de diferente dificultad.
o Lenguaje articulatorio (La): esta puntuación es un indicador de la capacidad de
lenguaje expresivo y de las posibles dificultades en el lenguaje articulatorio y en el
habla. Se obtiene a partir del número de palabras correctamente pronunciadas por
el niño o niña.
Lenguaje visual: se solicita que el niño o la niña denomine un conjunto de dibujos que se le
presentan en una lámina.
o Lenguaje visual (Lv): es un indicador de la capacidad de reconocimiento y de
lenguaje comprensivo. Se obtiene a partir del número de imágenes que el niño o
niña ha denominado correctamente.
Psicomotricidad: el niño o la niña debe realizar una serie de ejercicios de carácter motriz a
partir del modelo de la persona evaluadora.
o Psicomotricidad (Pm): constituye un indicador del grado de destreza motriz y de
posibles dificultades en la coordinación y en el equilibrio. Se calcula a partir de las
puntuaciones que ha obtenido el niño o niña en cada uno de los ejercicios motrices.
Funciones ejecutivas: se solicita que el niño o la niña realice varias tareas que implican
distintos componentes del funcionamiento ejecutivo, especialmente la atención sostenida,
la flexibilidad cognitiva, la capacidad inhibitoria y la memoria de trabajo.
o Funciones ejecutivas (Fe): esta puntuación es un indicador de la eficiencia de las
funciones ejecutivas y de las posibles dificultades en alguno de sus componentes:
flexibilidad cognitiva, atención sostenida, memoria de trabajo… Se obtiene a partir
del número de series correctas que realiza el niño o niña.
Visopercepción: el niño o la niña tiene que reproducir y dibujar una serie de figuras y
números.
o Visopercepción (Vp): esta puntuación constituye un indicador de la capacidad de
reproducción grafomotora y de posibles dificultades en la percepción y en la
motricidad. Se calcula a partir de las puntuaciones que ha obtenido el niño o niña
en distintos dibujos.
Memoria: el niño o la niña tiene que repetir correctamente unas series de palabras y
dígitos.
o Memoria (Me): esta puntuación constituye un indicador de la capacidad de
memoria verbal a corto plazo. Se obtiene a partir del número de series de palabras
y de dígitos que el niño o niña es capaz de recordar correctamente.
Además, a partir de la suma de las puntuaciones en las seis escalas, el NEURO‑KID ofrece un índice
global del nivel neurocognitivo del niño: el Índice de desarrollo neuropsicológico (IDN).
5.2 CUMANIN-2
El CUMANIN-2 es una batería sencilla de aplicación individual diseñada específicamente para cubrir
el rango de edad correspondiente a la etapa de Educación Infantil y el inicio de la Educación
Primaria (desde los 3 años y 0 meses hasta los 6 años y 11 meses).
Tabla 5.2. Ficha técnica del CUMANIN-2
Además de las puntuaciones de las pruebas, el CUMANIN-2 ofrece cuatro índices diferentes (un
índice global y tres índices parciales), que se obtienen a partir de la combinación de las
puntuaciones transformadas de las pruebas principales de la batería.
5.3 CUMANES
El Cuestionario de Madurez Neuropsicológica Escolar (CUMANES), es una batería para evaluar el
desarrollo neuropsicológico global de los niños con edades comprendidas entre los 7 y los 11 años.
Mediante 12 pruebas, agrupadas en 6 dominios o áreas, se evalúan las principales funciones
mentales superiores que están involucradas en los procesos de aprendizaje infantil, ofreciendo
baremos independientes de cada una de las pruebas y tramos de edad, así como un índice global
(IDN, Índice de desarrollo neuropsicológico), que permite conocer cuál es el nivel neurocognitivo
global de la persona evaluada.
Tabla 5.3. Ficha técnica del CUMANES
Tabla 5.4. Pruebas del CUMANES
5.4 ENFEN
La ENFEN (Evaluación Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas en Niños) es una batería para
evaluar el desarrollo madurativo global de los niños entre 6 y 12 años de edad, incidiendo
especialmente en las funciones ejecutivas (FE) controladas por el área prefrontal. La ENFEN permite
evaluar la madurez neuropsicológica del niño mediante cuatro pruebas: Fluidez, Senderos, Anillas e
Interferencia. Todas ellas miden diferentes componentes de las FE.
Tabla 5.5. Ficha técnica del TESEN
5.6 BRIEF-2
Se utiliza para evaluar las funciones ejecutivas de un modo indirecto, en base a las opiniones de los
padres y profesores de niños con edades comprendidas entre 5 y 18 años y tiene una duración
aproximada de 10 minutos. El BRIEF-2 fue creado por Gioia, Isquith, Guy y Kenworthy y se dispone
de una adaptación española (Maldonado et al., 2017). La prueba evalúa las manifestaciones
comportamentales más habituales de las funciones ejecutivas y aunque no evalúa al niño
directamente, tiene en cuenta la validez ecológica de las funciones ejecutivas, ya que trata de
valorarlas en su entorno natural, según la opinión de otros observadores (padres o profesores).
Dispone de 2 formas: BRIEF-2 Familia y BRIEF-2 Escuela, que pueden aplicarse por separado o
conjuntamente; indican la frecuencia e intensidad con la que aparecen una serie de conductas en el
niño o adolescente. La prueba proporciona varios índices y escalas relacionados con las funciones
ejecutivas: Índice global de función ejecutiva, Índice de regulación conductual, Índice de regulación
emocional, Índice de regulación cognitiva, Inhibición, Flexibilidad, Control emocional, Iniciativa,
Memoria de Trabajo, Planificación, Supervisión de sí mismo y Supervisión de su tarea. Los
resultados permiten elaborar un perfil en el que se puede observar el grado de afectación de los
distintos componentes de las funciones ejecutivas en el niño.
Tabla 5.9. FIcha técnica del BRIEF-2
5.7 BRIEF P
El cuestionario de Evaluación Conductual de la Función Ejecutiva, en su versión infantil (BRIEF-P), es
una versión del BRIEF adaptada para evaluar a niños de 2 a 5 años. (Bausela y Luque, 2017).
Permite la evaluación de los aspectos más cotidianos, conductuales y observables de las funciones
ejecutivas. El cuestionario puede ser respondido por los padres y por los profesores del niño,
quienes indicarán la frecuencia con que determinados comportamientos del niño resultan
problemáticos. Tanto el BRIEF-2 como el BRIEF-P son medidas indirectas de la función ejecutiva en
niños y aportan una valiosa información, transmitida por sus padres o profesores. En ningún caso
deberían utilizarse como una medida real del funcionamiento ejecutivo del niño, por lo que su
utilización siempre se debe acompañar de otras pruebas que midan los distintos componentes de la
función ejecutiva en el propio niño. Esta recomendación es especialmente necesaria cuando las
puntuaciones obtenidas en ambos cuestionarios -emitidas
A continuación, se incluye una breve descripción de algunos de los principales síndromes clínicos
generales que generan muchas de las derivaciones neuropsicológicas. Una comprensión de estos y
otros síndromes similares es fundamental para el desarrollo de habilidades en la evaluación
neuropsicológica.
7.1 Neuroplasticidad
7.1.1 Concepto
La neuroplasticidad es el conjunto de las modificaciones producidas en el sistema nervioso como
resultado del desarrollo, el aprendizaje y la experiencia, las lesiones o los procesos degenerativos.
La plasticidad cerebral expresa la capacidad adaptativa anatómica y funcional del sistema
nervioso para minimizar o compensar los efectos de lesiones, mediante modificaciones en su
estructura o función. La Organización Mundial de la Salud define la neuroplasticidad como la
capacidad de las células del sistema nervioso para regenerarse anatómica y funcionalmente,
después de estar sometidas a influencias patológicas, ambientales o del desarrollo, incluyendo
traumatismos y enfermedades.
Un ejemplo menos dramático de plasticidad cerebral se expresa a través del Principio de Cotard.
En 1861, Cotard, tras observar a numerosos niños con lesiones en la corteza frontal izquierda,
comprobó que tenían un desarrollo lingüístico normal al llegar a la edad adulta: Demostró de esta
manera que las lesiones cerebrales tienen efectos más leves y de menor duración si se presentan
en la infancia. Por su parte, Kennard, enunció el llamado Principio de Kennard en la década de los
años 30 del siglo XX. Comparó los efectos de lesiones unilaterales producidas en la corteza motora
en crías de monos y en monos adultos, comprobando que la recuperación del daño cerebral
siempre era mayor en los monos más jóvenes. De esta manera, la plasticidad cerebral no solo se
refiere a la mayor capacidad para recuperarse que tiene el cerebro humano, sino que es un
principio extensible a otras especies animales.
Entre los 6 años y la pubertad, se mantiene la regla de la plasticidad inversa, ya que el cerebro sigue
presentando una amplia capacidad de recuperación, aunque la recuperación de funciones, y
especialmente del lenguaje se hace en el hemisferio izquierdo, desde las zonas próximas a la lesión
que no han resultado afectadas. A partir de los 6 años, es poco habitual que se produzca una
transferencia del lenguaje hacia el hemisferio derecho. Finalmente, a partir de la pubertad, la
recuperación es progresivamente menor y en general las consecuencias del daño cerebral son de
mayor gravedad.
Sin embargo, la regla de la plasticidad cerebral infantil tiene excepciones, ya que determinadas
lesiones muy precoces pueden afectar de modo irreversible al desarrollo cerebral y -por tanto- al
funcionamiento cognitivo. Durante el primer año las lesiones graves del sistema nervioso suelen
producir un deterioro extremadamente profundo, que impide una reorganización. Las secuelas
serán mayores que en otras fases de la vida, ya que se ven alterados de modo irreversible
los mecamsmos de recuperación, al destruirse neuronas y conexiones neuronales básicas para
desarrollar las funciones mentales.
Cuanto menor sea la edad del niño, mayores posibilidades existen de recuperar las funciones
perceptivo-motoras y cognitivas, siempre que la gravedad del daño no afecte de manera dramática
a la maquinaria funcional. Además, la posibilidad de que las funciones abolidas en un hemisferio
cerebral sean asumidas por el hemisferio preservado no siempre es completa, por lo que el
concepto de transferencia de funciones no es sinónimo de equipotencialidad hemisférica. En caso
de corticotomía precoz unilateral izquierda se produce la recuperación del lenguaje a costa del
hemisferio derecho, si bien la recuperación del lenguaje no es completa, ya que determinadas
funciones lingüísticas de mayor complejidad, como la comprensión de la voz pasiva, no llegan a ser
asumidas por el hemisferío derecho.
Tras estas consideraciones nos vamos a referir a las cuatro modalidades de neuroplasticidad
existentes: evolutiva, involutiva, regenerativa y adquisitiva.
Sin embargo, la neuroplasticidad involutiva está muy mediada por las características clínicas y la
idiosincrasia de cada sujeto, de tal forma que con una mayor reserva cognitiva, el deterioro
siempre tiende a minimizarse. La presencia de ovillos neurofibrilares en el cerebro anciano es un
fenómeno normal, tanto en la demencia como en los casos de deterioro no patológico. La
diferencia estriba en que es posible que una adecuada estimulación cognitiva o la presencia de un
mayor nivel de adquisiciones previas aumente la defensa frente al deterioro cognitivo, ya que una
mayor reserva cognitiva permite que el territorio cerebral preservado asuma mejor funciones
compensatorias, minimizando las consecuencias.
La lesión cerebral va seguida de una intensa actividad de las glías, especialmente de los astrocitos,
ya que encapsulan a las neuronas lesionadas hasta conseguir la reabsorción del tejido necrótico.
Posteriormente se forma una cicatriz glial en el área lesionada, formada por la proliferación de las
glías, lo que se denomina gliosis. La regeneración del axón mediante la formación de nuevos brotes
colaterales y la creación de nuevas sinapsis, constituyen la base de la reorganización y
recuperación tras daño cerebral. Los axones que han resultado lesionados tienden de manera
espontánea a su regeneración, tratando de facilitar la recuperación de las conexiones sinápticas
perdidas, mediante reinervación o rebrote, Los factores de crecimiento nervioso (NGF) son los
responsables de facilitar la reinervación, reduciendo la mortalidad neuronal. El mecanismo
mediante el cual las neuronas que han sufrido daño en el axón desarrollan nuevos ramales axónicos
recibe el nombre de colateralización axónica.
La lesión cerebral también implica una reorganización en las smaps1s, en paralelo a las
modificaciones observadas en el axón. Aunque los circuitos interneurales básicos se establecen de
forma programada genéticamente, sin embargo, ciertas conexiones sinápticas pueden modificarse
como consecuencia del aprendizaje o el daño cerebral. El proceso de formación de nuevas sinapsis
se denomina sinaptogénesis reactiva. Las sinapsis de nueva creación producen cambios estructurales
que afectan a la cantidad de neurotransmisor liberado en el espacio sináptico.
Cuando las neuronas dejan de recibir estímulos como consecuencia de la lesión en los axones que
les enviaban estímulos sinápticos, se produce un mecanismo denominado supersensibilidad por
denervación, que consiste en el aumento de la sensibilidad de la membrana neuronal que ha dejado
de recibir estímulos. Cuando se cortan las fibras aferentes a un músculo, éste se vuelve
hipersensible a la aplicación de su neurotransmisor. En el sistema nervioso central, después de una
lesión aumenta el número de receptores en la membrana postsináptica y de este modo se
compensa al menos parcialmente la falta de aferencias hacia una estructura.
La rehabilitación cognitiva infantil engloba patologías muy diferentes entre sí, tanto por su
gravedad como por su etiología, aunque en todos los casos se debe aplicar siempre el principio de
la intervención precoz, para minimizar las consecuencias negativas y optimizar los resultados. La
progresiva introducción de la neuroimagen funcional está permitiendo que los programas de
recuperación del daño cerebral infantil basados en modelos cognitivos, puedan ser validados a
partir de los hallazgos de los correlatos neurobiológicos alterados.
7.2.1 Restauración
La restauración o reentrenamiento consiste en la ejercitación de una función mental que ha
resultado afectada por el daño cerebral, con el objetivo de producir su recuperación funcional. En
términos generales, la repetición sucesiva de una función que ha sido suprimida por una lesión
cerebral, habitualmente mejora dicha función. Las técnicas de restauración son intrasistémicas, ya
que tratan de mejorar una función desde el mismo sistema que ha resultado afectado, tratando de
compensar los déficit mediante la estimulación de los puntos débiles observados en la evaluación
neuropsicológica.
El reentrenamiento de las habilidades pérdidas tiene como desventaja el hecho de que se afronta
la recuperación a través de métodos que requieren la activación de áreas corticales que no están
intactas, incrementando así la posibilidad de que un niño fracase, especialmente cuando el déficit
producido por la lesión cerebral es más acusado. Por este motivo, se debe reservar la restauración
para los casos en los que el daño cerebral no haya producido alteraciones funcionales muy severas,
en cuyo caso habrá que recurrir a las técnicas de sustitución.
7.2.2 Compensación
Cuando se produce la pérdida completa de un determinado sistema funcional como consecuencia
de daño cerebral en el niño, hay que utilizar otros sistemas cerebrales para compensar sus efectos.
Este es el fundamento de las técnicas de compensación: proporcionar alternativas conductuales
para compensar el déficit. Esta modalidad de rehabilitación cognitiva es intersistémica, ya
que consiste en adiestrar al niño para que active otros sistemas funcionales cuando se ha producido
daño cerebral. La utilización de prótesis, agendas, señalizadotes, ayudas externas o la utilización de
lenguaje de signos en niños con graves problemas de lenguaje son algunos ejemplos de técnicas de
sustitución en el daño cerebral infantil.
Las técnicas intersistérnicas de tipo compensatorio o sustitutorio tratan de estimular las funciones
cerebrales preservadas, o lo que es igual, los puntos fuertes del perfil neuropsicológico. La
intervención sobre los puntos fuertes o sobre las habilidades preservadas por el niño se inspira en
uno de los postulados básicos de la plasticidad cerebral, que afirma que las lesiones de un
hemisferio pueden verse compensadas con un incremento en la actividad metabólica del
hemisferio preservado. Este principio se hace patente en lesiones cerebrales en el hemisferio
izquierdo que hayan afectado al lenguaje infantil antes de los seis años, según hemos comentado
anteriormente. En la Tabla 7.1 se presentan las principales características de la resturación y la
compensación.
RESTAURACIÓN COMPENSACIÓN
-Intrasistémica. -Intersistémica.
-Actúa estimulando el mismo -Estimula los sistemas preservados
Actuación sistema funcional que ha para compensar el déficit.
resultado alterado, mediante
la práctica intensiva.
-Estimulación de las -Utilización de otros sistemas
capacidades residuales funcionales alternativos para
Fundamento dentro de un sistema realizar la misma función cuando
funcional cuando éste no ha un sistema ha sido abolido en su
sido abolido en su totalidad. totalidad.
7.2.3 Sustitución
La sustitución es un método que se emplea cuando se ha producido una lesión completa en un
sistema funcional, que impide el empleo de las técnicas de restauración o de compensación a
través de dicho sistema. Las técnicas de sustitución no son propiamente medidas de estimulación o
rehabilitación cognitiva, sino que se trata más bien de medidas paliativas que permiten al niño
mantener su calidad de vida del modo más satisfactorio. Habitualmente reciben el nombre de
"prótesis cognitivas" ya que son sistemas de andamiaje cuando las lesiones cerebrales son tan
evidentes que impiden la recuperación de una función.
Son numerosas las técnicas de sustitución, dependiendo de qué dominio sensorial, motor o
cognitivo se encuentre implicado. Estos serían algunos ejemplos de técnicas de sustitución
empleados en la rehabilitación cognitiva infantil:
7.3.1 Precocidad
La recuperación espontánea del daño cerebral en los niños es más rápida, más completa y de
mayor duración que la del adulto. Con el paso del tiempo, las posibilidades de recuperación
espontánea del daño cerebral tienden a disminuir. La precocidad en la utilización de un programa
de rehabilitación mejora el pronóstico en los niños con discapacidades ligadas a daño o disfunción
cerebral, ya que la plasticidad de su cerebro siempre es un factor facilitador. No solo en el daño
traumático cerebral infantil, sino en diversas patologías como los trastornos del lenguaje o las
dificultades neuropsicológicas de aprendizaje, siempre se obtienen mejores resultados terapéuticos
cuando se inicia el proceso de rehabilitación de modo más precoz. Por desgracia, las patologías
infantiles relacionadas con el daño o la disfunción cerebral no siempre se actúa con premura, por lo
que se pierden posibilidades terapéuticas.
7.3.2 Flexibilidad
En las últimos años han empezado a proliferar los programas de rehabilitación cognitiva,
especialmente los que utilizan soporte informático. La ventaja de dichos programas es la posibilidad
de adaptarse a los niveles madurativos de cada niño, de un modo lúdico e interactivo. Sin
embargo, a pesar de la creciente generalización de la informática, no hay que pensar que la
rehabilitación cognitiva deba orbitar exclusivamente en torno a programas de software, ya que no
siempre se pueden realizar generalizaciones terapéuticas a partir de este tipo de metodología. La
utilización de la informática siempre será un buen recurso terapéutico, pero
en ningún caso debe sustituir a otro tipo de metodologías. Muchas veces la rehabilitación cognitiva
del daño cerebral infantil es un proceso estático y repetitivo, que abusa de programas que no
tienen en cuenta la motivación ni los intereses del niño, o siguen de manera inflexible los
postulados teóricos en los que se inspiran. Por esta razón, los métodos de rehabilitación cognitiva
deben ser personalizados, flexibles y adaptados a las características de cada niño.
Respetando las directrices que guían el programa de rehabilitación desde unas premisas validadas
científicamente, siempre es preferible que el entorno de la rehabilitación sea flexible, partiendo de
la experiencia de cada niño. Esta idea se inspira en el llamado "Principio de la Validez Ecológica
postulado hace más de 60 años por Brunswick. Este principio afirma la necesidad de tener en
cuenta el entorno natural del sujeto que ha sufrido daño, a la hora de establecer generalizaciones a
partir del programa de rehabilitación cognitiva.
-Leer en voz alta el color de la tinta en el que está escrita cada palabra de una lista, teniendo en
cuenta que en ningún caso tiene que existir coincidencia entre el color de la tinta y el nombre que
se debe leer.
-Dar un golpe sobre la mesa cuando el terapeuta golpee dos veces; no dar ninguno cuando el
terapeuta golpee una sola vez.
-Decir lo contrario de lo que diga el terapeuta. Si dice "grande", el niño debe decir "pequeño"; si se
dice "día" se debe responder "noche".
-Decir en voz alta cuántos números hay en cada conjunto (en ningún caso tiene que existir
coincidencia entre el número de elementos y el número escrito.
-Decir "sí" cada vez que se presente un círculo de color rojo y decir "no" cada vez que se presente
un círculo de color negro.
-Levantar la mano al escuchar el número 2; dar una palmada al escuchar el número 4; no hacer
nada al escuchar el número 6.
-En una lista de números, tachar cada vez que aparezca el número 7, durante un periodo de tiempo
limitado.
-El mismo ejercicio de tachado, en listas que contienen letras o figuras geométricas.
-Evitar que caiga al suelo un globo inflado. Se numera a los niños y cada uno de ellos tiene que
impulsar el globo hacia el techo al oír su número.
-Colocar en el suelo tantas tablas de madera como niños haya en el grupo de terapia menos una. A
una orden dada, cada niño se subirá en una tabla. El último resultará eliminado.
-Ordenar las tarjetas por categorías, sin tener en cuenta el número o el color de las mismas.
-El mismo ejercicio agrupando las tarjetas por el número de elementos o por el color de los dibujos.
-Realizar senac1ones de complejidad creciente; por ejemplo ordenar las tarjetas alternando
colores, sin tener en cuenta el número o la figura de cada tarjeta: rojo-rojo-amarillo-azul-verde/
rojo-rojo-amarillo-azul-verde...
-Ordenar las tarjetas en orden descendente, según el número de elementos que figura en cada una
de ellas, sin tener en cuenta el color o la forma: 4-3-2-1/ 4-3-2-1...
-Ordenar las tarjetas por series de figuras alternantes, sin tener en cuenta el número o el color:
círculo-triángulo-cruz-estrella/ círculo triángulo-cruz-estrella...
-Seguir series más complejas de figuras alternantes, sin tener en cuenta el número o el color:
círculo-triángulo-círculo-cruz-estrella/círculo-triángulo-círculo-cruz-estrella/ ...
-Seguir series que combinan dos criterios, incrementando progresivamente la dificultad del
ejercicio. Por ejemplo: círculo rojo-círculo-amarillo-dos círculos rojos-dos amarillos...
-Con cuentas de distintos colores y formas, realizar seriaciones. Por ejemplo hacer un collar
siguiendo distintas series:
-Unir consecutivamente números que están dibujados de forma aleatoria sobre una hoja
de papel.
-El mismo ejercicio en orden inverso, uniendo los números desde el mayor hasta el menor.
7.4.4 Memoria
El aprendizaje y la utilización de reglas mnemotécnicas permiten estimular o compensar las
dificultades de memoria en niños que manifiestan alteraciones, especialmente en áreas
hipocámpicas, que limitan su memoria anterógrada o la capacidad para realizar nuevos
aprendizajes. Hay dos tipos de técnicas mnemotécnicas: verbales y visuales.
Las técnicas verbales permiten reforzar más las funciones del hemisferio izquierdo. Pueden ser
utilizadas como técnicas sustitutorias en el caso de que exista lesión o disfunción en el hemisferio
derecho, o bien como técnicas de restauración cuando exista disfunción en el hemisferio izquierdo.
Las técnicas visuales se basan más en la activación del hemisferio derecho y se utilizan para
recordar material mediante la creación de imágenes mentales. Son más eficaces cuando se le pide
al niño que realice un pictograma que represente el elemento que quiere memorizar, que cuando
solo se le solicita que elabore la imagen mental de dichos elementos. Este tipo de técnicas se
pueden utilizar como estrategias de sustitución en niños con lesiones del hemisferio izquierdo,
aprovechando que las capacidades visoperceptivas y espaciales están preservadas. También se
pueden utilizar en los casos en los que existan trastornos visoperceptivos, para fomentar la
recuperación de las capacidades mnémicas de tipo residual.
7.4.5 Agnosias
Las agnosias son trastornos en la capacidad para interpretar los estímulos sensoriales, sm que
exista déficit sensorial que lo justifique. Se producen como consecuencia de lesiones en las áreas
de asociación del córtex cerebral o en otras estructuras cerebrales como el cuerpo calloso y el
hipocampo y le impiden al niño la comprensión del significado de los estímulos percibidos mediante
la vista, el tacto o el oído. Los niños con daño cerebral recuperan mejor las agnosias que los
adultos, pero muchas veces no se tienen en cuenta su presencia, a pesar de que tienen un valor
discapacitante que se traduce en distintas formas de fracaso escolar.
Permiten mejorar la capacidad para identificar objetos mediante el tacto, en los casos en que exista
disfunción o inmadurez de las áreas parietales. Estos ejercicios se harán siempre evitando que el
niño reciba información a través de la vista, por lo que se puede colocar un antifaz o una pantalla
interpuesta entre las manos y los ojos:
-Identificarlos unimanualmente.
-Trabajar con distintos materiales para mejorar las agnosias táctiles: plastilina, sacos de arena, etc.
Ejercicios de recuperación de las agnosias auditivas
Son especialmente útiles en la dislexia fonológica y también en niños con disfunción en áreas
temporales, que tienen problemas para dificultad para discriminar sonidos lingüísticos, seguir series
rítmicas o comprender el significado de los sonidos no verbales.
-Reproducir series rítmicas con los nudillos. Se empezará con series muy sencillas, aumentando
progresivamente su dificultad:
O O
O o O
00 oo 00 oo
ooo
00 o 00 o
00 000 00
-Reproducir en voz alta sílabas o pseudopalabras con sonidos ambiguos: "baz", ''fuce ", "baje",
"felgu ", "gabada ". El terapeuta se tapará la boca mientras pronuncia para impedir que el niño
visualice el modo en que han sido articulados los fonemas.
-Hacer recorridos en la sala de terapia, indicando la dirección que se sigue: derecha, atrás,
izquierda, delante...
7.4.6 Apraxias
Las manifestaciones apráxicas son muy frecuentes en niños con disfunción cerebral, especialmente
entre los que presentan problemas psicomotores o dificultades de dibujo y escritura, Mediante la
ejercitación se pretende mejorar su capacidad para representar, simbolizar y realizar movimientos
secuenciados, que pueden estar alterados como consecuencia de lesión o disfunción en la corteza
asociativa, especialmente en áreas frontales y parietales.
-Imitar gestos intransitivos, sin significado: entrelazar los dedos, cruzar las manos, poner el dedo
índice de la mano izquierda sobre la palma de la mano derecha.
-Imitar gestos simbólicos: saludar, peinarse, escribir, teclear en el ordenador, tocar la guitarra,
jugar al tenis.
-Repetir palabras enfatizando su acentuación prosódica u ortográfica: pa-TA-ta/ ca-ra-COL/ ca- Ml-
sa/ PÁ-ja-ro/...
-Segmentar palabras dando una palmada al tiempo que se pronuncia en voz alta cada una de
sus sílabas: ca-mi-se-ta/ trom-pe-ta/ es-ta-ción...
-Hacer rimas. Por ejemplo, decir palabras que acaben en ""on", o en "ía".
-Dividir las palabras en sílabas con palmadas, bloques, fichas o con instrumentos de percusión.
-Decir palabras en voz alta, segmentando cada sílaba con una pahnada: li-bro/ fo-ca/ ca-be-
za/ ca-ra-me-lo/ ...
-Pronunciar solamente la mitad de las sílabas de cada palabra. El niño dice primero una sílaba
y luego da una palmada, sín pronunciar la siguiente sílaba de la palabra, y así sucesivamente.
Por ejemplo, si tiene que pronunciar la palabra "escaparate" lo hará del siguiente modo:
"es"/palmada/"pa"/palmada/"te".
-Formar el mayor número de palabras posible con una lista de sílabas incluidas dentro de un
conjunto. El mismo ejercicio se puede hacer con una lista de letras.