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Capítulo 6 (Juan 3:1–21)

1. Reservamos para la última Pascua de Jesús dar un relato detallado de la celebración


pascual.
2. Se habla de un tal Nicodemo en el Talmud como uno de los ciudadanos más ricos y
distinguidos de Jerusalén (Taan. 20 a; Kethub. 66 b; Gitt. 56 a; Ab. del Rab. Nath. 6 comp.
Ber.
R. 42. Midr. sobre Ec. 7:12 y sobre Lm. 1:5). Pero este nombre sólo se le dio como resultado de
un milagro que sucedió a petición suya; su nombre real era Bunai, el hijo de Gorion. Se
menciona un Bunai en el Talmud entre los discípulos de Jesús, y se refiere la historia de que su
hija, después de haber sido poseedora de una fortuna inmensa, llegó a la pobreza más abyecta.
Pero no puede haber duda de que se trata de algún Naqdimon legendario, y no del Nicodemo
del
Evangelio.
3. «Sabemos que has venido de Dios como maestro».
4. Éste no es, sin embargo, el modo de ver de la Escuela de Tübingen, que considera el
conjunto del relato como representación de un desarrollo tardío. El doctor Abbott (Encycl. Brit.
Art. «Gospels», p. 821) considera la expresión «nacido del agua y del Espíritu» como una
referencia al bautismo cristiano, y esto, a su vez, como evidencia de una paternidad tardía para
el
cuarto Evangelio. Su razonamiento es que la referencia más antigua a la regeneración la vemos
en Mateo 18:3. Luego, supone que una referencia en la Apología de Justino (i.61) es un
desarrollo posterior de esta doctrina, y niega lo que se considera generalmente como una cita de
Juan 3:5 como tal, porque omite la palabra «agua». Un tercer estadio supone que está implicado
en 1 Pedro 1:3, 23, con el que se relaciona 1 Pedro 3:21. El cuarto estadio de desarrollo lo
considera personificado en las palabras de Juan 3:5. Todas estas hipótesis –porque no son otra
cosa– se fundan en el hecho de que Justino omite la palabra «agua», lo cual, como argumenta el
doctor Abbott, demuestra que Justino no puede haber conocido el cuarto Evangelio, pues de
otro
modo sería imposible que, cuando trata expresamente del Bautismo, no lo menciona. Para
nosotros, por otra parte, la inferencia legítima es la opuesta. Tratando directamente del
Bautismo,
sólo era necesario para su argumento –que identificaba la regeneración con el Bautismo–,
introducir la referencia al Espíritu. De otro modo la cita es tan exactamente la del cuarto
Evangelio, incluyendo incluso la objeción de Nicodemo, que es casi imposible imaginarse que
una transcripción tan literaria pudiera haberse originado de otro lugar que del mismo cuarto
Evangelio, y que sea el resultado de una supuesta serie de desarrollos en que Justino
representaría el segundo estadio, y el cuarto Evangelio el cuarto estadio. Pero, además, el lector
atento del capítulo de la Apología de Justino no puede dejar de notar que Justino representa un
estadio posterior, no anterior al cuarto Evangelio. Porque para Justino, el Bautismo y la
regeneración son, de modo manifiesto, no idénticas con la renovación de nuestra naturaleza,
sino
con el perdón de los pecados.
5. Para un examen detallado y prueba tengo que remitir al lector al «Commentary» del canón.
Westcott.
6. La expresión «Reino de Dios» ocurre sólo en Juan 3:3 y Juan 3:5. De otro modo, la
expresión «Mi reino» es empleada en 18:36. Este uso excepcional del término «Reino de Dios»
es notable en esta conexión, y no sin importancia con referencia a la cuestión de la paternidad
del
cuarto Evangelio.
7. A pesar de la gran autoridad del profesor Westcott, estoy convencido que este «de arriba»,
y no «de nuevo», como traducen varias versiones, es la forma correcta. La palabra ἀνωθεν
siempre se ha usado indicando «arriba» en el cuarto Evangelio (cap. 3:3, 7, 31; 19:11, 23); y en
otros puntos Juan habla siempre de un «nacimiento» de Dios (Jn. 1:13; 1 Jn. 2:29; 3:9; 4:7; 5:1,
4, 18).
8. Esto es implicado, por lo menos, por Wünsche, y tomado de él por otros. Pero la antigua
tradición judaica y el Talmud no hablan de esto. Comp. Yebam. 22 a, 62 a; 97 a y b; Bechor.
47
a. Los prosélitos siempre eran mencionados como «nuevas criaturas», Ber. R. 39, ed. Vars., p.
72
a; Bemid. R. 11. En Vayyikra R. 30, Salmo 102:18: «El pueblo que está por nacer» se explica:
«Porque el Santo, bendito sea su nombre, los creará una nueva criatura». En Yalkut sobre
Jueces
6:1 (vol. ii. p. 10 c, hacia la mitad) esta nueva creación es relacionada con el perdón de los
pecados, y se dice que todo aquél que ha recibido un milagro y alaba a Dios por él, tiene sus
pecados perdonados y es hecho una nueva criatura. Esto lo ilustra la historia de Israel en el mar
Rojo, la de Débora y Barac y la de David. En Shem. R. 3 (ed. Vars., ii p. 11 a) las palabras de
Éxodo 4:12, «Te enseñaré lo que has de decir», son explicadas como equivalente de «haré de ti
una nueva creación».
9. La cláusula «que está en el cielo» es considerada en el terreno crítico como una glosa. Pero
incluso si es así, parece casi una glosa necesaria, en vista de las nociones judaicas sobre el
ascenso de Moisés al cielo. Aunque parezca extraño, el pasaje referido llevó a Socino al curioso
dogma de que antes del comienzo de su ministerio Jesús había sido arrebatado en espíritu al
cielo
(comp. «The History and Development of Socinianism», en The North. Brit. Rev., mayo 1859).
10. Esto se halla en muchos lugares. Comp., p.ej., Targ. Jer. sobre Deuteronomio 30:12, y la
noticia sorprendente en Bemid. R. 19. Otro modo de ver, sin embargo, Sukk. 5 a.
11. Así se ve en la Sabiduría de Salomón 16:7; todavía más claro en el Targum Pseudo-
Jonatán sobre Números 21:8, 9: «El que levantó su corazón al nombre del Memra de Jehová,
vivió»; y en el Targum de Jer. en el pasaje: «Y Moisés hizo una serpiente de metal, y la puso en
un lugar elevado (de elevar, talé, el mismo término, es curioso, que aplicaron los judíos a Cristo
como el “elevado” o “crucificado”). Y ocurría que todo aquél que era mordido por la serpiente,
y
levantaba su rostro en oración (la palabra implica oración humilde) a su Padre que está en el
cielo, y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado». De modo similar Rosh hash iii. 8.
Bustorf, en su erudito tratado sobre la Serpiente de metal (Exercitationes, pp. 458–492), añade
poco a nuestro conocimiento.
12. Ésta parece ser la traducción correcta. Comp. el canón. Wescott, en su nota sobre el
pasaje, y en general su criticismo pleno y a fondo de las varias versiones de este capítulo.

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