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Nicodemo
Crijn Hendricksz.jpeg
Cristo enseña a Nicodemo
(Christus onderwijst Nicodemus),
obra de Crijn Hendricksz Volmarijn
Información personal
Nacimiento valor desconocido Ver y modificar los datos en Wikidata
Judea
Fallecimiento Siglo Ijuliano Ver y modificar los datos en Wikidata
Judea (Israel) Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Información religiosa
Canonización Santo Ver y modificar los datos en Wikidata
Festividad 25 de julio en la Iglesia copta,
3 de agosto en la Iglesia católica
Venerado en Iglesia copta, Iglesia católica
Títulos y
reconocimientos[mostrar]
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Nicodemo es el nombre de un judío que aparece en el Nuevo Testamento cristiano,
importante por ser el protagonista de un profundo diálogo con Jesucristo. Según el
Evangelio de Juan, Nicodemo era un rico fariseo, maestro en Israel y miembro del
Sanedrín. De él, añade que era «principal entre los judíos».1 Este hecho hace que
sea muy apreciado entre los cristianos, pues Nicodemo, al igual que Pablo de Tarso
o José de Arimatea, representan al sabio judío versado en la Ley que reconoce en
Jesús al Mesías y se hace su discípulo. Suponen por tanto un espaldarazo a favor
del cristianismo.
Índice
1 Nicodemo en la Biblia
2 Evangelios apócrifos
3 Comentario teológico al diálogo de Jesús con Nicodemo
3.1 La ambientación
3.2 Esquema del discurso
3.3 Comentario
4 Nicodemo en la literatura cristiana
4.1 En los comentarios al Evangelio
4.2 En la producción más literaria
5 Nicodemo en el arte
6 Notas
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
Nicodemo en la Biblia
Juan el Evangelista, por cuya obra se tiene noticia de Nicodemo. Obra de El Greco.
Al igual que ocurre con Lázaro, Nicodemo no pertenece a la tradición de los
evangelios sinópticos y solo es mencionado por Juan, que le dedica más de la mitad
del capítulo 3 de su evangelio, unos versículos del capítulo 7 y una mención última
en el capítulo 19. Nicodemo es, por lo tanto, un personaje «transversal» a todo el
evangelio en el sentido de que está siempre presente, pero sin asumir un
protagonismo.
La primera vez que aparece Nicodemo es, según narra el evangelista, para
encontrarse con Jesús «de noche»6 intrigado por los milagros realizados por Jesús:
Sabemos que has venido como maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer los
milagros que haces si Dios no está con él.
Jn 3, 2
A continuación Jesús sostiene una conversación con Nicodemo sobre el sentido del
volver a nacer y menciona el «reino de los cielos» (rarísima en los textos
joánicos7) Jesús se sorprende al ver que «un maestro en Israel» no entiende el
discurso sobre el renacer en el espíritu.
Acerca de Nicodemo, son los únicos datos proporcionados por la fuente del canon
bíblico.
Evangelios apócrifos
Artículo principal: Evangelio de Nicodemo
Nicodemo es descrito como un judío ortodoxo, igual que José de Arimatea y Pablo de
Tarso. Nicodemo es un personaje sugestivo tanto por ser fariseo (comunidad estricta
en su observancia de la Ley de Moisés que, por sus desacuerdos con el mensaje de
Jesús y por su interpretación legalista de las Escrituras, se difunde con fama
peyorativa en los relatos evangélicos), como por su miedo a los demás judíos, su
generosidad y su diálogo con Jesús, más típica de un diálogo con un escéptico. Por
ello fue blanco de diversas especulaciones y narraciones entre los evangelios
apócrifos.
Hay un Evangelio de Nicodemo que narra el proceso de Jesús desde, según se creía,
el punto de vista del fariseo. Se trata de un texto de carácter gnóstico egipcio
que incluso fue considerado herético por algunos Padres de la Iglesia. En él se
trata con bastante suavidad a Poncio Pilato –inocente y obligado por las
circunstancias a condenar a Jesús para «cumplir las escrituras»– haciendo cargar
toda la responsabilidad de la ejecución de Jesús en los jerarcas judíos. Según este
texto, Nicodemo fue el encargado de solicitar a Pilato el permiso para desclavar a
Cristo del madero y proceder a su entierro.
El segundo nivel es el de los posibles lectores. Es casi evidente que el tema era
profundizar en el bautismo o propiciar una catequesis bautismal aunque los
estudiosos se dividen sobre la presencia original de la expresión «y del agua» (Jn
3, 5).
Lamentación sobre Cristo muerto de Giotto. Detrás y a la derecha el autor ubicó las
figuras de Nicodemo y José de Arimatea.
De entre los comentarios de los Padres al Evangelio de Juan, el más conocido es el
de san Agustín. En el Tractatus 11 y 12 dedicados al diálogo de Jesús con Nicodemo,
se indica que este último buscaba sinceramente la verdad, pero lo hacía de noche,
lo que no le permitía ver con la claridad necesaria y entender las palabras de
Jesús. De hecho, la afirmación de Jesús acerca del nacer de nuevo requería toda la
luz del evangelio:
No conocía más modo de nacer que el de Adán y Eva: no sabía todavía que se podía
nacer de Dios y de la Iglesia; conocía sólo a los padres que generan para la muerte
y no todavía a los que generan para la vida; conocía solo a los padres que generan
herederos y no todavía a los que viven para siempre y generan (hijos) que
permanecen
In Ioann. Tract. XI 6
En el tratado 120 vuelve a retomar la figura de Nicodemo con motivo de la sepultura
de Jesús. Es interesante el hecho de que interpreta la expresión «al principio»
(«Vino también Nicodemo -aquel que al principio había venido a Jesús de noche»)
como un principio de visitas que habrían sido seguidas por muchas más. Y san
Agustín afirma también que los restos de Nicodemo fueron encontrados junto a los
del mártir san Esteban, lo cual da pie a pensar que ya las primeras comunidades le
habían concedido una veneración particular.12
Otro español, esta vez exegeta, José Antonio de Sobrino, afirma en cambio que la
visita nocturna de Nicodemo no se debió a miedo o falsa prudencia, ya que Jesús
todavía no era conocido ni odiado por el sanedrín. En cuanto al diálogo, subraya un
hecho recurrente en el Evangelio de Juan: los interlocutores de Jesús toman a la
letra sus comentarios (así el de la destrucción y reconstrucción del templo o el
agua que ofrece a la samaritana) y por eso se cierran -en un primer momento- a la
verdadera comprensión de las palabras de Cristo. Esto puede ser un recurso
pedagógico: por la incomprensión se hace posible una mejor explicación por parte de
Jesucristo, pero también hay que indicar las dificultades que los oyentes de aquel
entonces encontraban ante la novedad del mensaje predicado por los cristianos.
Las Cartas de Nicodemo son un libro de Jan Dobraczyński en el que el autor pone en
boca del maestro de la ley diversas reflexiones y el relato de su experiencia de
Cristo. El destinatario de las cartas es un «amigo» de este llamado Justo.13
Por su parte, Miguel de Unamuno escribió Nicodemo el fariseo, obra en la que hace
una reflexión sobre la virtud teologal de la fe:
¡Fe! ¡Qué poco se medita con el corazón y no con la cabeza tan sólo, en lo que la
fe sea e importe! No una mera adhesión del intelecto a un principio abstracto, a
una fórmula sin contenido ya acaso; no la afirmación de principios metafísicos o
teológicos; no, sino un acto de abandono y de entrega cordial de la voluntad, una
serena confianza en que concurren a un fin mismo la naturaleza y el espíritu, en
que naturalizando al espíritu lo sobreespiritualizamos y espiritualizando a la
naturaleza la sobrenaturalizamos, una confianza firme en que habita la verdad
dentro de nosotros, en que somos vaso de verdad y en que la verdad es consuelo; una
confianza firme en que al obrar con pureza y sencillez de intención servimos a un
designio supremo, sea el que fuere.
Nicodemo en el arte