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El verano este año era más caluroso de lo que recuerdo del pasado.

Las cigarras cantaban


ruidosamente, los chicos del instituto caminaban tranquilamente, algunos hablando entre ellos,
otros llevaban parte del desayuno en la boca y nosotros estábamos con un helado sentados en
una banca bajo la sombra de uno de los árboles de los alrededores de un pequeño parque.

Siempre nos deteníamos en este lugar para conversar...

Y de pronto…

Ella se acercaba. Como un faro en la noche, su cabello azabache irradiaba un misterio profundo,
mientras que sus ojos, oscuros como la medianoche, parecían contener un universo entero de
secretos. Su piel pálida contrastaba con el uniforme escolar que llevaba, como si la luz de la luna
quisiera acariciarla suavemente. Era como una melodía en un silencioso bosque, atrayendo la
atención de todos los que la rodeaban con su singular encanto.

Rayos, se me salió un poco lo poético.

— ¿No es hermosa? —le pregunté a mi mejor amigo que estaba sentado a mi lado derecho. Él la
observaba con una mirada indiferente.

— ¿En serio? Pienso que sólo es muy bonita…

— ¿Eh? ¿Pero no es por eso que la estamos viendo?

— ¿No miras algo más? — me pregunta él sin apartar la vista de ella que caminaba a lo lejos, con
su uniforme escolar, mostrando sus hermosas piernas un poco más de los debido.

— Es una buena chica, siempre ayuda a la gente que necesita ayuda sin esperar nada a cambio y—

— Te defendió aquel día ¿No? — termina de decir Bell sonriendo a lo que yo asentí.

Todavía lo recordaba claramente, Michelle se interpuso entre algunos estudiantes que me


molestaban y yo y con una autoridad que jamás vi en una chica, los alejó.

— Oye, que yo también te he salvado el pellejo— me dice molesto Bell a lo que yo le sonrío.

— Lo sé, pero tú no eres una linda chica, a lo mejor si te pones una peluca…

— ¡Ni en sueños!

Me reí.

— Hablando francamente, tienes una cara que lo hace posible ¿No eres acaso el más popular
entre las chicas?

Bell suspira.

— No hay ninguna normal entre ellas… ¿Sabes quién se me confesó hace unos días?
Su cara sugería que yo ya lo sabía.

— Oh ¿Reina? Siempre le has gustado desde la primaria.

— ¿Qué? ¿Yo le gusto a ella también? — Bell arecía sorprendido.

— ¿N-No lo sabías? — Ahora siento que metí la pata, ella me hizo prometer que no se lo dijera—
¿Puedes olvidar lo que te he dicho?

— ¡Es imposible! Sabes que ella me gustaba antes pero ¿No tiene novio ahora?

— Ah, cierto.

Lo había olvidado por completo, ella no destaca demasiado y usualmente la olvido.

— No vuelvas a hacerme eso, por un momento te creí— otra vez parecía molesto o más bien
desilusionado.

— Entonces ¿Quién fue? — le pregunté.

Bell señala a Michelle que ya iba lejos, perdiéndose entre gente que transitaba en la calle hacia el
instituto.

Por un momento me quedé perplejo y no sabía qué decir.

— …¿Ella?...

— ¿Recuerdas cuando te pedí que te fueras solo? Había recibido una carta en mi casillero.
Michelle me esperaba bajo aquel árbol.

Sé a qué árbol se refiere, es el árbol más viejo de la ciudad, y estaba en los terrenos de la escuela.
Los estudiantes y los profesores hacen lo posible para mantenerlo en buen estado.

— ¿Y qué le dijiste? — le pregunté nervioso…y asustado.

— Creo que ya deberías saber la respuesta. Por supuesto que no— me respondió él con seriedad
mientras se terminaba lo último de su helado.

Sentí mucho alivio al saber eso, pero al mismo tiempo me sentí un poco enojado con él.

— ¿Qué? ¿E-en serio? ¿Por qué la rechazaste? A la más bonita.

— A ti te gusta ¿No? ¿Qué clase de amigo sería si yo salgo con la chica que te gusta?

—…Bell

— Además, Michelle no es de mi tipo. Ya sabes, no me gustan las chicas demasiado "lindas" como
a ti te gustan.
— Lo sé, a ti siempre te han gustado las chicas que se parecen a tu hermana— le digo a mi amigo
con una sobreactuada mirada de desagrado.

— N-No te lo voy a negar— responde él nervioso— ¡Pero eso no significa que me gusta mi
hermana como tú piensas! ¡Me das asco!

— Si tú lo dices, no voy a decir nada.

Él comienza a protestar de nuevo y lo ignoré, Bell adora mucho a su hermana mayor quien va a
tercero. Muy pronto ella se graduará y se irá de casa para estudiar en la universidad. Eso le
deprimía mucho, así que no se lo mencioné.

Y hablando del norte…

— ¿Se puede saber qué están haciendo ustedes dos aquí?

De pronto una chica parecida a Bell se nos acercó. Pues claro, era nada más y nada menos que su
hermana mayor. A mi parecer es una chica muy alta para el promedio y algo escuálida. Aun así
tiene su encanto, aunque con lo seria que es, le resta muchos puntos.

Ella nos miró con reproche, como si fuera nuestra mamá y nos regañó por estar tranquilamente
sentados cuando deberíamos estar ya en el instituto.

Bell era algo dócil con ella, yo opuse más resistencia. En cambio ella me jaló de la oreja.

— He sabido que tienes muchas llegadas tarde, Sam ¿Acaso pretendes —

— Sí, sí, ya me lo has dicho miles de veces— de forma brusca quité su mano encima de mí.

— Pero esta vez tienes más, ambos. Escuchen, el próximo año no voy a poder estar aquí, por eso
quisiera que ustedes se tomen un poco más en serio la escuela, sobretodo tú Samwell. Eres muy
inteligente como para que dejes el año por hacer el vago. No que quiero decepcionar más de lo
que estoy contigo.

Miré a Riza molesto…y me sorprendí al ver que ella parecía muy triste. Ver cómo fruncía sus
delgados labios mientras me miraba fijamente…

— No me mires así, harás que comience a sentirme como lo peor.

— Heh ya eres lo peor— me dice Bell sonriendo— no te perdonaré si haces decepcionar a mi


hermana eh.

— Tú no estás en posición de criticarlo— le replica su hermana con enojo— al menos él obtiene


mejores notas que tú ¿Qué voy a hacer con ustedes? — suspira ella y tomándonos de la mano
comienza a caminar.

— Oye ¡Es muy vergonzoso, hermana!

— Tú cállate y sigue a tu hermana, tú también Sam, ustedes dos son mis hermanos menores
problemáticos. Mi deber como la mayor será corregirlos.

Bell parecía muy acostumbrado a esto aunque le avergonzaba que la gente se los quedara
mirando. Yo la seguí sin rechistar, Riza era una chica muy estricta y…era la única a la que podía
tomar su mano sin ponerme nervioso. Como yo no tengo hermanos, la considero verdaderamente
como una hermana mayor.

Ya no sé cuántas fueron las veces en que ella me ha ayudado. La extrañaré mucho cuando ella se
vaya. Sin querer, apreté mi mano y aunque ella se dio cuenta, no me dijo nada y siguió caminando
a paso rápido, arrastrándonos a ambos.

Llegamos unos cinco minutos antes de la hora, me sorprende que Riza arriesgue su puntualidad
invicta sólo por nosotros. Siempre lo hace…

— Mira qué desastre— dijo Riza al ver mi corbata, se acercó a mí y me llevó aparte, Bell nos siguió.
La desató y volvió a hacer un nudo complicado que yo todavía no he aprendido ¿De dónde lo
aprendió? — Si das una mala imagen de ti, nadie te tomará en serio y los maestros también te
regañarán. Te ves mucho mejor con la corbata y la camisa bien arreglada.

Miré a Bell y advertí que tenía su corbata bien hecha. Era seguro que su hermana tenía algo que
ver.

— No tienes que hacer esto siempre, solo dímelo y me la arreglaré yo solo.

— ¿No te gusta acaso que una chica como yo sea atenta contigo? Solo déjate.

En mis fantasías siempre imaginaba a una chica más pequeña arreglándome la corbata antes de ir
al trabajo…
Pero la cara de Riza estaba a la altura de la mía, incluso tenía que mirar ligeramente hacia arriba,
era la más alta del instituto y su popularidad en gran parte era debido a eso y por ser una gran
jugadora en el equipo femenino de baloncesto.

— ¡Ya bésense quieren! ¡Conmigo no te tardas tanto Riza!

Y aquí viene el Bell berrinchudo…

— ¡N-No me he tardado mucho y deja de molestarme!

Un día normal, sí, otro día normal…

Nuestro primer año en preparatoria fue como cualquier año. En esta escuela que abarca toda la
educación básica, nosotros tres crecimos en ella…

Y para Riza, es su último año.

Tal vez debería esforzarme un poco más por ella.

Incluso…

— Espera— me detuvo ella cuando me disponía a entrar al edificio. Ella sacó de su mochila una
fiambrera cuidadosamente envuelta en una manta y me la extendió— es tu almuerzo.

Vivo solo y cuando una vez Riza vio que comía pura chuchería en los almuerzos, ella se ofreció
para hacerme el almuerzo todos los días.

Ya le había dicho muchas veces que no necesitaba que me cocinara, pero ella siempre insistía. Al
final me resigné.

— Gracias.

Básicamente, los siguientes días fueron más o menos iguales. Los compañeros que tuve en
secundaria eran los mismos, algunos cuantos ya no estaban y otros pocos eran nuevos. No me
relacioné demasiado con ellos como para resaltar lo mejor de cada uno. Parecían bastante
normales y no les presté atención ya que hablaba con Bell en donde sea que estábamos.

Pude ver que par de chicas nuevas de la clase se acercaron a hablarle a Bell que simplemente les
habló con cortesía y sólo eso le bastó para emocionarlas. Incluso las maestras lo veían con buenos
ojos.

Si me lo preguntan, no, no me siento celoso de él…aunque sí que lo sentí cuando supe que
Michelle se le había confesado.

¿Debería esperar más tiempo?

Hace ya tres años que la conozco y apenas le he hablado. Por suerte ella también está en nuestra
clase y veía que en este momento hablaba con sus amigas y algunos chicos se le acercaban para
intentar hablarle. Me recuerda a veces a Bell, ambos son los más populares, tienen el cabello
negro, casi el mismo tono de piel, el mismo color de ojos…

¿No sería acaso Michelle la verdadera hermana de Bell?

En cuanto a ese nivel de belleza, su hermana Riza se quedaba atrás. Siempre me pregunto si ella
siente algún complejo con eso cada vez que los veo.

— Oye, Samwell. Me parece que no trajiste el libro contigo ¿Qué tal si comparto el mío contigo?

La chica que se sentaba a mi lado izquierdo me dijo eso con una sonrisa amistosa mientras
estábamos en clase de historia. Era cierto, lo olvidé en casa, Riza me regañaría.

Ni bien asentí, ella movió su mesa para acercarse. Miré a Bell que se sentaba a mi derecha, aunque
parecía estar muy concentrado en la clase, yo sabía que sólo estaba fantaseando con algo. Él era
muy fantasioso desde niño.

— Mira— ella me señala un garabato gracioso que ella le hizo a una figura histórica en el libro. Ella
se ríe.

Sabía que las chicas sólo me utilizaban para acercarse a Bell, ya estaba acostumbrado, por eso
siempre las trataba de forma fría. Nunca le tendré respeto a ninguna chica que no encare sus
sentimientos con la persona que quieren.

Es por eso que aún me gusta más Michelle. Eran muy pocas las chicas que se atreven a confesarse
a mi amigo de frente.

De pronto, ella me ofrece jugar a la guerra con una hoja de su cuaderno. Pude ver que ella se reía
en silencio y me decía que era muy malo jugando, aunque fácilmente le remonté y ella hacía me
hacía pucheros.

Al día siguiente fue igual, aunque esta vez a ella se le habían olvidado dos libros, así que estuvimos
juntos dos horas enteras jugando…ella me distrae demasiado ¿Qué le pasa?

— Es porque le gustas— me dijo Bell cuando estábamos almorzando bajo el árbol. Él me miró con
una sonrisa.

— No, sólo quiere acercarse a ti, ella te suele ver a menudo en clases— repliqué de inmediato.

— Eso lo hace porque tú también no paras de verme la cara ¡Ustedes son muy molestos!

— Aun así yo lo dudo— le dije mientras me cruzaba de brazos. Sin aceptar lo que él dijo.

Bell suspira.

— Sam, no todas las chicas que se te acercan tienen la intención de utilizarte. Se nota demasiado
que ella está interesada en ti.
— No, sé muy bien lo que esa clase de chicas quieren.

Él suspira suavemente mirándome como quien ve a un tonto y luego me señaló.

— Eres demasiado ciego, tal vez deberíamos dejar de estar juntos durante un tiempo para que así
veas la realidad. Tú no tienes muchas amigas porque las ahuyentas a todas. Si les hablaras con un
poco más de amabilidad, seguro que serías muy popular. Ya lo eras cuando jugábamos fútbol el
año pasado.

— Eso es sólo porque era uno de los mejores. Además ¡Los chicos eran los que más me hablaban!
Sólo pude sentir que Riza me apoyaba de verdad.

—…N-no te lo niego…

Bell parecía nervioso de repente ¿Debería presionarlo para que me cuente?

— ¿Ves? Incluso tú dudas

— No lo dudaba, sólo iba a decirte que la razón por las que las chicas no se acercaban a ti era
porque pensaban que Riza era tu novia. Ya sabes, ella era la que primero se acercaba a ti para
felicitarte.

— ¿Haa? ¿Riza, mi novia?

Era hilarante, no se imaginaba en absoluto estando con esa chica escuálida. Simplemente no.

— No digas nada que puedo oír tus pensamientos— me dijo Bell con una mirada sombría.

Heh, en verdad me conoce bien. Aunque realmente no pienso mal de Riza, simplemente es como
si me dijeran que tuviera una relación con mi hermana.

Y por unos días, Bell cumplió y me dejó solo.

Muchos pensaron que nos habíamos peleado, incluso Bell se sentó en otro lugar. Una chica que ya
conocía se sentó en su lugar y fue más problemático.

Durante las clases, las dos a mi lado eran muy molestas. Pero la de la derecha (Se llama Lena) era
la más problemática. Es una chica con el cabello teñido de rubio, era bastante bonita, pero es
conocida por estar con muchos chicos y ahora me veía como si yo fuera su presa.

— ¿Sabes Sam? Siempre me has parecido un chico muy lindo ¿No quieres ayudarme a hacer la
tarea más tarde? ¿Qué tal si te nos unes, Rina? ¡Vamos a mi casa!

La chica a mi izquierda (Se llama Rina) en un principio miraba mal a Lena y le pedía que me dejara
en paz pero en algún punto…se volvieron amigas ¿Qué demonios?

— C-creo que…no hay de otra. Samwell ¿Vas a ayudarnos?


Bell ¿Por qué me dejas solo? ¡Ya lo entendí, regresa por favor!

No estoy acostumbrado a este tipo de tratos, el perfume de ambas me marean ¡Aléjense perras!
¡Mi corazón sólo es de Michelle!

— Me temo que Sammy no podrá acompañarlas, ya quedó conmigo antes ¿No es así?

— ¿S-Sammy? ¿Y tú quien er— ¿eh?

— ¿Qué haces aquí?

Ambas se desconcertaron al igual que yo al ver que Michelle estaba justo enfrente de mí.
Prácticamente me quedé paralizado que ella apareciera de la nada enfrente de mi mesa con una
sonrisa.

— Ustedes deberían ser más consideradas con él. Están invadiendo su espacio personal, no
conseguirán más que molestarlo ¿No es así, Sammy?

Ella me pregunta con una voz dulce que acaricia mis oídos. Quería decirle que sí, pero pensé en
estas dos chicas que de pronto se miraron con culpa.

Y sin esperar respuesta, ella me tomó de la mano y me hizo levantarme de la silla para llevarme a
algún lugar.

¿Acaso esto era un sueño? ¡Que nadie me despierte!

….

— Hace mucho que no hablamos. Me duele mucho que me ignores si nos conocemos de hace
tiempo— me dice Michelle que caminaba a mi lado con una mirada de pesar por los alrededores
del exterior del instituto.

—…Lo siento— respondí arrepentido— pensaba que…ya tenías amigos suficientes y no me


necesitarías.

Michelle me miró fijamente y luego me sonrió.

— Nunca pienso que ninguno de mis amigos sean inútiles, yo los aprecio a todos. Aunque a unos
más que a otro sí, evidentemente. Creo que tú serías lo segundo si no fueras tan tímido.

La verdad es que yo no quiero ser solamente su amigo, no me veo siéndolo. No quiero ser uno
más rodeando su mesa como una polilla.

— ¿Y qué tan diferente me tratarías si yo fuera tu novio?

— ¿Eh?
Ella se detuvo en seco ante mis súbitas palabras, ni siquiera yo me pude creer que haya sido tan
directo ¿Qué me pasa? Me sentí culpable por ser tan lanzado.

Pero ya no había vuelta atrás ¡Que sea lo que tenga que pasar!

Muy pronto, Michelle recupera su sonrisa habitual, aunque se le notaba siempre algo
conmocionada por lo dicho.

— Pues si tú fueras mi novio, te trataría de forma muy especial, algo así— diciendo eso, Michelle
se aferra a mi brazo.

Sentí una corriente recorrer todo mi cuerpo. Su perfume suave invadía mis fosas nasales, podía
sentir sus manos suaves sujetándome y su prominente busto rozar contra mi brazo.

Como me gustaría tenerla, la amo, es demasiado linda ¡No esperaré otro año más!

Me detuve y miré directamente a Michelle.

— Me gustas, Michelle.

Ella se mostró perpleja y abrió y cerró la boca, pude ver que quería decirme algo pero me
adelanté, no quería desaprovechar este impulso de valor que estaba sintiendo. Tomé sus manos
entre las mías y le sonreí.

— Quiero que seas mi novia, porque siempre me has gustado.

Suelto sus manos, ella mira hacia el suelo y a los lados, su nerviosismo era evidente, siempre se
mostraba segura, por lo que esto era nuevo para mí.

Podía sentir mi corazón latiendo con fuerza mientras esperaba la reacción de Michelle.
Finalmente, me miró fijamente y pude ver una pequeña sonrisa formándose en sus labios.

—M-Me has tomado por sorpresa, lo admito. Nunca imaginé que tú, de todas las personas, te
declararías de esta manera tan directa —Hizo una pausa y luego volvió a tomar mis manos y
entrelazó nuestros dedos—Pero debo decir que... me gusta la idea de que seas mi novio.

Sentí como si una oleada de alivio y felicidad me inundara. No podía creer que Michelle, la chica
que siempre había admirado desde lejos, correspondiera a mis sentimientos. Era demasiado
bueno para ser verdad.

— ¿Eso significa que...?

Pregunté con cautela, sin querer dar nada por sentado.

Ella asintió con la cabeza y apretó suavemente mi mano.


— Sí, quiero ser tu novia

No pude evitar sonreír ampliamente ante su respuesta. Sin pensarlo dos veces, la atraje hacia mí y
la abracé con fuerza. Podía sentir su suave perfume y la calidez de su cuerpo cerca del mío. Era un
momento mágico que había soñado durante tanto tiempo y mi mano derecha lo sabe.

Durante toda la tarde, pasé el tiempo con mi nueva novia, aunque nos mostrábamos tan nerviosos
que no hay mucho qué destacar…ni siquiera nos besamos.

***

— ¿Eh? Me parece que he escuchad—

— No, no has oído mal Bell, oficialmente tengo novia ¡Y es Michelle!

Mi amigo parecía atontado por la repentina noticia, fue al primero que se lo dije justo enfrente de
su casa, no podía aguantar la emoción y caminé hacia allá. Pero al procesarlo, por alguna razón
sentí que no se alegró del todo por mí, aunque su cara era una gran sonrisa.

— Me alegro por ti, Sam, pero ¿No es un poco precipitado? Y que ella te haya aceptado tan rápido
así como así…

— Bueno, a mí también me sorprendió si te soy sincero, esperaba que me rechazara o me dijera


que comenzáramos como amigos pero ¿No es esto lo mejor que me ha pasado en mi vida?

Bell tenía una mirada de extrañeza, pero luego me sonrió.

— Me imagino que sí, pero aun así, ten cuidado. Yo la rechacé no sólo porque te gustaba, lo
primero que tenía en mente no era eso.

— Oh ¿Entonces qué pensaste? — le pregunté de buen ánimo.

— No sé por qué, pero inconscientemente siento un rechazo instintivo hacia ella, no me sucede
con otra chica. Así que te pediré que no intentes hacerme interactuar con ella ¿Sí?

— No lo entiendo muy bien, pero si es lo que quieres, está bien. Aunque…no estaré mucho tiempo
contigo.

Bell esta vez me sonríe de forma genuina, era increíble cómo podía adivinar cada expresión suya.

— No te preocupes por mí, de hecho, me sentiré más libre ahora que no te tendré encima todo el
rato.

— ¿Me estás tranquilizando o intentas insultarme?

— Oh, Sam ¿Qué te trae aquí tan tarde? — me pregunta de pronto Riza desde el interior de la
casa, ella estaba usando un delantal. Seguramente estaba cocinando.
— Pues ¿Adivina qué? ¡Yo t—…

Súbitamente, Bell me tapa la boca y mira a su hermana con una sonrisa nerviosa.

— Sam parece interesado en jugar baloncesto y planea unirse al equipo muy pronto.

— ¿En serio? — Riza parece sorprendida y feliz, aunque de inmediato la borró y miró con seriedad
a su hermano menor— Me alegraría bastante que finalmente te interesaras en el deporte que más
me gusta, pero eso claramente no es lo que quieres decirme ¿Verdad? ¿Acaso le tapas la boca
porque no es algo que yo debería oír?

— N-No es eso, es sólo una tontería de chicos, te enojarás con nosotros.

— Vaya ¿En serio? Yo ya estoy lo suficientemente acostumbrada, si tiene que ver con cosas como
las que guardas en el escondite de tu armario, no me molestaré más de lo debido.

Bell se quedó paralizado al escuchar eso. Pude sentir esa fría mirada sobre su hermano que
denotaba repulsión…sí, yo sabía sobre eso, una vez me lo enseñó. Era algo por la que todo chico
de nuestra edad se interesaba, pues claro. Aunque ese no era precisamente el problema…

Por alguna razón, las chicas de la revistas tenían un parecido similar a cierta chica que estaba
parada frente a nosotros y al parecer ella se dio cuenta y miraba de esa manera a Bell quien
rápidamente me señala y le dice de forma apresurada…

— ¿Sabes? Sam acaba de conseguir novia ¿No es increíble? Estábamos hablando de eso ¡En serio!

De golpe Riza cambió su actitud y abrió bastante los ojos. Se quedó ahí paralizada un buen rato y
Bell puso una cara de culpa.

¿Qué les sucedía? Pensé que mis mejores amigos se alegrarían por mí. Eso de alguna manera de
duele y no tenía a nadie más con quien compartir mi felicidad.

Convencido de sus sentimientos hacia mi nueva relación, decidí irme.

— E-Espera, Sam ¿n-no quieres cenar con nosotros? — le alcanzó a preguntar Riza con una voz
algo entrecortada.

— No tengo hambre— le respondí antes de salir corriendo.

Era cierto, no tenía hambre desde antes. Desde que Michelle me aceptó, comencé a sentir algo
raro en mi estómago, como la vez en que tuve que exponer un tema complicado en historia y que
de ley tenía que ser de veinte minutos mínimo. Una sensación parecida a un vacío en el estómago,
una cosa rara.

Me sentía decepcionado de ellos. Bell parecía que sólo se alegraba por fuera y Riza se quedó
parada como una boba y ni siquiera me felicitó o algo.
¿En verdad eran las personas que consideraba como hermanos?

Toda clase de sentimiento se mezclaba en mi interior, era todo un conflicto, no sabía qué hacer,
quería estar con mi nueva novia, pero ya era de noche y…todavía no tengo su número.

Regresé a casa con tanto en qué pensar, sólo quería llegar y tirarme a la cama, ya era de noche y
no estaba acostumbrado a andar tan tarde por la calle, que estuviera tan desierta me daba mala
espina. Sin embargo, al cruzar una calle pasé por alto el semáforo en verde…me confié al ver las
calles con tan poco tráfico.

¡BUUUUMMM!

Sólo pude ver que una enorme luz y un sonido estridente atontaron mis sentidos y me quedé
congelado.

Sentí que algo me jalaba hacia atrás y por un instante sentí que tenía la muerte a milímetros de mi
cara ya que ese tráiler enorme casi pasó rozando mi nariz.

Olvidé por completo todo lo que estaba pensando, me quedé completamente en blanco, sin poder
reaccionar.

— Oye, no te apresures ¿Ya tienes una nueva novia y ya quieres ir a la siguiente vida? ¡Cuánto
entusiasmo! Pero aún no es el momento.

Una voz femenina habló por detrás de mí.

Soy yo ¿O ella habló a mi mente?...La miré y vi a una chica cerca de mí con un tono de cabello
celeste demasiado llamativo y utilizaba el uniforme femenino de la escuela, aunque envés del
listón usaba la corbata, era una falta a la regla.

— G-Gracias— logré decirle aún conmocionado por lo ocurrido.

Ella sólo me miró con una sonrisa que me pareció algo misteriosa. Mirar a sus ojos me daba una
sensación de vértigo, como si estuviera viendo a un vacío extenso y desconocido.

— No te preocupes— me respondió ella con una voz que me parecía muy…andrógina.

— Sí, pero me acabas de salvar la vida, siento que te debo bastante.

Ella no cambió esa expresión feliz.

— No te preocupes— me dijo otra vez, sentía como si me lo dijera de forma general, no sólo
refiriéndose a lo que acaba de suceder.

Espera ¿Cómo sabe que acabo de tener novia?

— Mientras caminaba, te vi. Parecías como si quisieras conversar… ¿Te sirve alguien desconocido
como yo?
Extrañamente ahora su voz sonaba más femenina.

De pronto vinieron a mi mente todo lo que me preocupaba y emocionaba y esa chica me hizo
seguirla por la calle hasta que nos sentamos en la banca de un pequeño parque, de esos para que
jueguen los niños del vecindario.

Ella me dio una sensación de seguridad que no había sentido ni con Bell a quien acostumbro a
contarle de todo. Esa chica me escuchó atentamente de principio a fin. Incluso su presencia me
ayudó a auto reflexionar sobre mis acciones y la importancia que tienen esos dos para mí. No
debería molestarme sus reacciones, sé que están preocupados por mí e incluso Riza me invitó a
comer con ellos, parecía que sólo quería conversar, pero yo la rechacé, me sentí culpable. Tomé la
resolución de disculparme con ambos mañana y explicarle a Riza todo lo que me ha sucedido.

También le hablé sobre mi vida, algunas anécdotas con mis dos amigos, como la vez en que Riza se
cayó por un barranco en una excursión y aunque no se hizo mucho daño, su uniforme había
quedado inservible luego de rozarse con algunas plantas con espinas que por suerte no la hirieron.
Ahora que lo pienso, fue demasiada suerte.

Bell y yo fuimos a por ella de una mientras nuestros compañeros se quedaban mirando allá arriba
y Riza no quería subir porque le daba mucha vergüenza ir de esa manera frente a sus compañeros,
así que le presté mi ropa sin dudar ¡Incluso los pantalones! Recuerdo que Bell me miró con enojo
ya que él quería compartir su ropa con su hermana también, pero me sentí satisfecho al sentir esa
sensación de victoria de ganarle en algo a él, además, mi talla es parecida a la suya, Bell era más
pequeño.

Al final, muchos se burlaron de mí al verme en ropa interior, pero eso no me importó, no quería
que Riza pasara por eso y en cambio, sonreí e hice bromas para que ella no se preocupara por mí.

Esa chica de cabello azul celeste me miraba atentamente con una sonrisa amigable mientras le
contaba todo. Pude hablar y hablar hasta que mi garganta se sintió reseca en un momento ¡Y esa
chica me dio una botella de agua de la nada! No le di muchas vueltas, me acabé todo el contenido,
le di las gracias y ella me alentó a continuar.

Era increíble, jamás había hablado tanto con alguien, sentí que todos mis temores e inseguridades
desaparecían luego de desahogarme. También le confesé que sabía en el fondo que Riza estaba
enamorada de mí, pero siempre haré como si no me enterara de nada. Yo la amo y no quiero
perder a la hermana mayor y amiga incomparable que tengo idealizada en mi mente. Sé que mi
romance con Michelle no durará para siempre y tendré otras novias y por eso necesito de Bell y
Riza para que actúen como mi soporte emocional cada vez que me pase algo bueno o malo.

Me di cuenta de lo importante que son ellos dos para mí.

Me sentí completamente relajado, con la mente tan ligera que no lo podía creer.

— Eres un chico bastante interesante— me dijo ella al fin mientras se levantaba.


— Por cierto, te he hablado tanto de mí que no te pregunté por tu nombre, quiero recordarte e
invitarte a algo la próxima vez que nos veamos para agradecerte.

Ella inclinó su cuerpo hacia un lado y sin dejar de sonreírme me señaló:

— No es bueno que un chico con una linda novia invite a otra mujer.

— Pero…

— Ya me diste lo que yo quería. Me gusta oír a los humanos confesar sus pequeños problemas. No
hace falta siquiera que me recuerdes, sólo regresa a tu casa y duerme tranquilo.

— ¡Eso es imposible! — exclamé. No había manera de que una chica como ella desapareciera así
como así de mi mente, además ¿Su voz no cambia cada vez que habla? ¿O es idea mía? — ¿Cómo
se supone que te vaya a olvidar? Además, estarás mañana en el instituto ¿no? Te hablaré si te veo.

Tenía la esperanza de volverme amigo de ella para volver a tener este tipo de conversación…
aunque solo era unilateral. Bueno, esta vez pretendía hacerla hablar más.

Y como si ella viera a través de mí, ella puso su mano sobre mi hombro.

— No nos volveremos a ver. Al menos no en esta vida…eres un buen chico, pero sueles ser muy
impulsivo a veces y eso podrá ser muy problemático a largo plazo. Te daré un par de consejos ya
que me caes muy bien: "Sé leal y no confíes a ciegas"

Antes de preguntarle qué quería decir con todo eso, sentí que mi consciencia se desvanecía…mis
ojos se cerraron luego de sentir un sueño tan pesado como jamás había sentido.

…Y al despertar…

Estaba en mi habitación, la luz de la mañana cubría toda la habitación y me levanté sin


dificultades. Sentí como si hubiese dormido un día entero y mi cuerpo estaba completamente
relajado.

Recuerdo que la noche anterior, después de hablar con Bell, en el parque hablé con una persona
que me aconsejó sobre algo de ser leal y no confiar tan fácil en alguien ¿Por qué lo decía?

Además, no recordaba haber llegado a su casa y más importante ¡No recordaba la cara de esa
persona en cuestión!

Era demasiado extraño, pero de pronto un timbre sonó, esto provocó que olvidara todo y fuera
corriendo hasta abajo para abrir la puerta y…

— Buenos días, Sammy~


Sentí que mi corazón se agitaba al ver a mi novia en la puerta de mi casa y la hice pasar. Aunque
ella fue tímida al hacerlo y tuve que insistirle tres veces. Luego ella me abrazó fuertemente y
luego, con alegría me dijo:

— Me alegro de volver a verte. P-Pasé toda la noche pensando…en ti ¡Kyaaa!! ¡Lo dije, que
vergüenza!

¡Era demasiado linda verla sonrojarse!

¡La amo!

***

— ¿Así que esta es tu casa? — me pregunta Michelle luego de hacerla pasar. Ella mira a su
alrededor, estamos en la sala. Es un espacio acogedor, con muebles cómodos y una decoración
sencilla pero elegante. Colgado en la pared más amplia estaba colgado una TV de 65 pulgadas que
mis padres decidieron dejarme cuando se fueron. La verdad es que casi no la ocupo, prefiero estar
frente a la pantalla de mi pc en mi cuarto, pero nunca dejo que agarre polvo. De hecho, ahora
agradezco que haya dedicado cada sábado o domingo en limpiar el polvo de la casa. Nunca se sabe
quién te visitará.

Ahora que lo recuerdo, esto no es algo que yo mismo aprendí, Riza siempre me regañaba por
tener el cuarto sucio y me obligaba a ordenarlo cada vez que venía. La costumbre de hacerlo se
me pegó, de otra manera ahora esta sala no estaría tan reluciente y posiblemente mi Michelle
tendría una mala impresión.

— ¿Vives cerca? — le pregunté, se me hacía raro que viniera tan temprano, además ¿Cómo sabe a
dónde vivo?

— Vivo a un kilómetro de aquí, supe que vives aquí porque una vez mis padres me trajeron aquí,
hace muchos años, creo que tenía cinco.

— ¿Qué? Pero yo no…

Michelle me sonríe.

— Fue en tu fiesta de cumpleaños, habían muchos niños y no te acuerdas seguro. Pero yo sí, fue
bastante gracioso el momento en que dejaste caer el palo con el que le pegabas a la piñata y fue a
caer en la cabeza del vecino del al lado.

Michelle se ríe entre dientes mientras yo rebobinaba con todas mis fuerzas mis recuerdos. Sí,
recuerdo vagamente aquello y el señor se enojó, pero creo que con un pedazo de pastel se calmó.
Me sorprende que ella recuerde algo de hace más de diez años.
Pero era extraño, no recuerdo haber visto a Michelle hasta la secundaria y en aquella ocasión
había invitado a mis compañeros de kínder y los niños que no alcancé a conocer y prestar atención
eran familiares, casi todos primos.

¿En dónde encaja Michelle en esa fiesta?

Seguro que mis padres también invitaron a los vecinos con niños de mi edad y Michelle estaba
entre ellos.

— Sí, fue bastante vergonzoso para mí que mis padres se disculparan, ah por cierto ¿Ya
desayunaste?

— Aún no, planeaba comprar algo en el camino.

— No te preocupes, te haré algo, mientras tanto siéntate y si quieres mira la TV.

Me dirigí a la cocina y Decidí hacer algo rápido pero reconfortante para el desayuno. Opté por
unos huevos revueltos con un toque de queso y unas tostadas de pan integral. Debí haberle
preguntado qué quería, ya era muy tarde y cuando vuelvo con los platos, ella estaba parada
mirando el exterior, hacia el patio que estaba tras la puerta trasparente corrediza de la sala.

— Espero que te gusten— le dije mientras colocaba el desayuno en la pequeña mesa, ella se sentó
en uno de los sillones y al dar el primer bocado, asintió con la cabeza. Me sentí contento de que le
gustara, si no fuera por Riza, no tendría ni idea de cómo freír un huevo.

Un momento ¿Por qué mi Riza siempre tiene que aparecer en mi mente?

Parece que dependí mucho de ella cuando mis padres se fueron.

No conversamos mucho mientras comíamos. Todavía no la conozco muy bien, si en su lugar


estuviera Bell o Riza…

Me sentí un poco triste por ellos, quiero disculparme en cuanto pueda.

Cuando terminamos, me dispuse a lavar los platos, pero ella se ofreció, a lo que yo me negué y le
pedí que esperara sentada.

— No puedo permitir que mi novio quien cocinó para mí haga todo, por lo menos déjame
agradecértelo de esta manera, tú puedes secarlos.

No pude negarme y ambos nos metimos en lo nuestro.

Me costaba creer que Michelle me reconozca como su novio. La miré de reojo, ella se mostraba
tranquila como siempre mientras sus delicadas manos enjuagaban los cubiertos.

Después nos dispusimos a irnos al instituto.


— No es necesario que vengas todos los días— le dije a Michelle cuando empezamos a caminar
por las tranquilas calles del vecindario.

— Pero ¿No soy tu novia acaso? Quiero que iniciemos juntos el día y nos conozcamos mejor ¿No
puedo?

Ella me miró con unos ojos expectantes que me llegaron al corazón y accedí.

— Bien—suspiré— pero no es necesario que lo hagas todos los días.

— Está bien, vendré por ti al menos unas dos veces por semana ¿Tienes a tu amigo, no? No
quisiera que pierdas a tus amistades por estar mucho tiempo conmigo…aunque sinceramente
quisiera tenerte para mí siempre.

En verdad, era una chica muy bondadosa.

Y mientras seguíamos caminando, ella súbitamente me tomó de la mano. Mi corazón se aceleró


por ese simple gesto. Su iniciativa a pesar de que yo me confesé…pensé que ella se tomaría su
tiempo en acercarse a mí, por eso trataba de no incomodarla.

Apreté un poco mi agarre y caminamos felizmente. Pasamos por una tienda a comprar algunos
dulces, compartimos lo que comíamos, muchos estudiantes nos miraron estupefactos al vernos y
murmuraban cosas como:

"¿Eh? ¿En serio?" o "¡No puede ser! ¿Michelle ya tiene novio?" "¿No es ese Sam?" "Qué suerte
tiene ella"

Claro, mucha gente me conocía. Me volví particularmente famoso ya que el año pasado Bell y yo
fuimos las figuras tras el torneo nacional de fútbol. No ganamos, pero al menos obtuvimos el
tercer lugar, cosa que ya era histórico para el instituto que sólo se destacaba en baloncesto, tanto
masculino como femenino. Aun así, el fútbol era más popular y a mí me encanta, aunque jugarlo
no mucho, por eso, a pesar de las súplicas del capitán hace unos días, decidí que no iba a estar
más en el equipo y Bell también renunció…

Hay cierto grupo de chicas que conozco que piensan que Bell y yo tenemos una relación secreta
prohibida. Ese grupo de locas es muy perturbador, mejor ignorarlas.

Por ahora, me sentía más feliz que nunca, no podía pensar en nada más y mis niveles de ánimos
andaban por las nubes.

— Hemos llegado tarde— me dijo Michelle con pesar…rayos, era cierto, el profesor Marcos nos
miraba con esa cara de miedo desde la entrada.

Tuvimos que separarnos las manos y enfrentamos—…no, yo lo enfrenté ya que discretamente


Michelle se escondió detrás de mí.
— Oh, Samwell Warshall— me dijo con una voz grave el profesor— ha pasado once minutos desde
que tocaron la entrada, pensé que la señorita Rellmir se había comprometido a traerte a tiempo.
Pero ahora veo por qué ha faltado a su palabra…

Él miró a Michelle con extrañeza por verme conmigo.

— H-Hola profesor, o-otra vez me quedé dormida hehehe.

Michelle a veces ponía un tono muy infantil en su voz cuando era regañada.

— Será mejor que empieces a inventarte otras excusas y más cuando vienes con un chico de esa
forma tan acaramelada ¿Acaso están ustedes dos saliendo? — nos pregunta él con una mirada
aterradora.

Por un momento sentí el impulso de negarlo pero…

— ¡Por supuesto que sí! — afirmó Michelle rodeándome con sus brazos desde atrás— ayer Sam se
me confesó con tanta seguridad y confianza que quedé flechada, nunca me había pasado, yo me
emocioné mucho que casi no dormí por la noche y—

El profesor levanta la mano ante mi emocionada novia con fastidio.

— Ya entiendo señorita Warshall, no es necesario entrar en detalles, entren de una vez, se lo


dejaré pasar por hoy. Pero les advierto, las relaciones dentro de la escuela están prohibidas.

Sí, mi novia y yo compartimos el mismo apellido. Era una coincidencia curiosa, seguramente en el
instituto hay más estudiantes con este apellido.

Michelle le prometió al profe que no haríamos nada indebido y ambos pasamos. Aunque el
profesor Marcos parecía un tipo muy duro, no era tan malo. Creo que actualizaré la opinión que
tengo de él.

Sin embargo, miré a Michelle que en secreto me mostró sus dedos cruzados con una sonrisa
traviesa.

Oye Michelle ¿Acaso piensas…

Cuando llegamos al salón sin prisa alguna, todos nuestros compañeros se nos quedaron mirando
atónitos. Sus caras formulaban tantas preguntas que casi podía escucharlas.

Michelle fue la única que no se vio afectada, se disculpó por ambos con la maestra por llegar tarde
y puso como excusa que yo tuve que ayudarla con un pequeño accidente que tuvo por la calle, por
eso venían juntos y luego de que la maestra lo comprendiera, nos mandó a sentar…aunque aun así
debíamos quedarnos después de clase una hora como castigo.
Cuando me senté en mi lugar, pude ver que Bell había quitado a la chica que estaba antes y
ocupaba de nuevo su lugar a mi lado. Me miraba con una sonrisa pícara…Puedo ver qué es lo que
está pensando.

— Así que tú y Michelle…ya veo— me susurró Samantha con desilusión...pensé que iba dejar de
molestarme después de eso. Pero ella siguió hablándome

— Oye Sam ¿me ayudas con este problema? — ella nuevamente se acercó a mi sin esperar mi
respuesta y acercó su cuerpo demasiado. Era un problema de matemáticas, pero hasta donde yo
recuerdo, Samantha es muy buena en matemáticas.

¿Qué debería hacer? Mi lado generoso quiere ayudarla.

— Oye Samantha, sé lo que estás tratando de hacer ¿Por qué no te rindes con él? ¿No ves que ya
tiene novia? — le susurra mi amigo Bell con enojo a Samantha que chasquea la lengua.

Ella se aleja hasta ubicarse en donde estaba, pero luego me guiñó el ojo dándome a entender que
no se daba por vencida ¡Qué molesto!.

Bell entonces se me acerca y me susurra.

— No seas amable con las chicas, lastimarás a tu novia.

Entendí a qué se refería, pero…simplemente me cuesta decirle que no a la gente, aunque me


moleste por dentro.

Al ver mi duda, Bell suspiró.

Durante el almuerzo, Bell y yo nos la pasamos platicando sobre cosas triviales. Me disculpé con él
por haberme enojado con ellos y también por no esperarlo en donde siempre por la mañana. Él le
restó importancia. También él fue quien me dio el almuerzo de parte de Riza.

— Por cierto Sam ¿Por qué no estás comiendo con tu novia?

— Ah, pues ella…

Miré a Michelle que hablaba con sus amigas mientras comía. No quería interrumpirlas y Bell lo
entendió al instante.

Ahora parece mostrar verdadera felicidad por mi noviazgo. Bell me dijo que le hablaría a Michelle
para felicitarnos, aunque se mostraba algo reticente al respecto.

— Bueno, si es así, no hay que hacer. Por cierto ¿Piensas unirte a un club? ¿O piensas pasarte las
tardes besuqueándote con tu novia?
Nada me gustaría más que lo último, pero…siento que perderé mi forma si me mantengo más
meses inactivo. Antes yo estaba gordo porque me gustaba mucho comer, no soy de los tipos que
comen y nunca engordan.

Un día, Riza me obligó a dejar la glotonería porque me haría mal y me inscribió en el equipo de
fútbol en donde pasé calentando banca durante todo ese año hasta que me volví delgado al
siguiente y mejoré mucho.

Hmp, otra vez estoy pensando en ella. Me he dado cuenta desde que hablé con ese desconocido
lo importante que ella ha sido en mi vida...cuando papá murió, yo lloré mucho. Mamá estaba
destrozada y Riza apareció, me abrazó fuertemente y lloró conmigo aunque nunca conoció a mi
papá.

Debería aprovechar esta hora para disculparme.

— Creo que me uniré al baloncesto— le respondí luego de meditarlo algunos segundos. Él se


impresionó.

— ¿Te tomaste en serio lo que dije ayer?

— Un poco, ayer hablé con un desconocido en la calle y me hizo pensar en muchas cosas, creo que
estos tres años debería dedicarme a un nuevo deporte y experimentar nuevas cosas— sonreí
convencido de mi determinación— Sí, creo que debería hacerlo.

— Ya veo, Riza se alegrará mucho. Muy pronto ella tendrá su primer partido de entrenamiento
contra el instituto de la ciudad de al lado.

— Iré a verla, como siempre— le sonreí a Bell que terminaba su almuerzo.

Luego de ordenar las cosas, me dispuse a subir hasta las áreas de tercer año junto a Bell para
hablar con Riza, pero…

— ¡Sammy! — Michelle me habló con un tono de voz cariñoso desde su asiento en medio de sus
amigas. Es muy vergonzoso que ella me llame así delante de todos. Pero parece muy feliz y no se
ve que le importe mucho que los demás nos miren.

Ella se puso en pie, con pasos ligeros vino hacia mí y se aferró a mi brazo. Mi corazón latió con
fuerza por diversos motivos, la cercanía de mi novia y la cara de perpleja de todos que en un
principio lo sospecharon al vernos entrar juntos al salón, pero parecían rechazar la idea obvia y
ahora, ella exponía sin reservar nuestra relación.

Michelle me jaló hacia donde estaban sus amigas, la mayoría de ellas me vieron con esas mismas
caras que los demás, sin poder creérselo.

— Chicas ¡quiero anunciarles que ya tengo novio!


Conmoción y murmullos llenaron el salón ¡Ninguna chica hace una declaración semejante en
medio de todos! Me sentí bastante abochornado, aunque hice esfuerzo para no aparentarlo.

— ¿Eh? ¿Cuándo sucedió?

— Pensé que te gustaba Bell ¿Así que él es tu premio de consuelo?

— Si a ti te gusta, está bien.

— ¡F-Felicidades!

Oigan ¡Yo las estoy oyendo!

La mayoría de chicas gustaban más de Bell, ya lo sabía, pero….

Pude sentir que Michelle ajustaba más su agarre conmigo y Bell desde atrás tenía una mirada de
desprecio hacia ellas que al darse cuenta parecieron entrar en razón.

— D-De todos modos, nos alegramos por ti amiga.

— Sí, Samwell, cuídala bien por nosotras ¿Sí?

— ¡Los estaremos apoyando!

¡Se oyeron demasiado forzadas!

Mientras tanto los demás chicos tenían miradas bastante interesantes en mí. Todo eso comenzaba
a molestarme.

Les sonreí a todos, a veces puedo ser un chico razonable, pero a veces tal vez dejo que mi yo
verdadero se asome. Muchos cambiaron ligeramente sus expresiones al verme sonreír.

— Les agradezco a todos por su apoyo. Me aseguraré de cuidar a Michelle apropiadamente.

Diciendo esto, Rodee a mi novia con mi brazo derecho y con mi otra mano sostuve su delicada
barbilla, la dirigí hacia mí, me acerqué a ella y uní mis labios con los suyos.

No sabía muy bien por qué decidí hacer esto, pero mis emociones se desbordaban como un río en
una tormenta y Michelle fue muy dócil. Pensé que se resistiría un poco por la vergüenza de un
beso enfrente de nuestros compañeros, pero parece que fue todo lo contrario. Ella me
correspondió e incluso me hizo saber con sus dulces labios que lo prolongara unos segundos más.

Sí, lo sabía muy bien, mi lado sádico quería hacerles saber a todos que Michelle era mía, sobretodo
a todos esos chicos que se la pasaban fantaseando con ella y no les agradaba del todo.

Cuando nos separamos, pude ver a mi novia sonrojada hasta las orejas.
Luego una vez más le sonreí a todos y me llevé a Michelle de la mano hacia afuera. Bell nos siguió
en silencio, él me miraba con incredulidad.

Los tres caminamos en silencio. Yo todavía estaba dispuesto a subir hacia el área de tercer año y
cuando avanzamos un buen tramo, me detuve y miré a mi novia que ante el contacto visual, bajó
la mirada. Su cuerpo estaba tenso.

— Lo siento— le dije con culpa.

— N-No te disculpes. No me molestó, al contrario…me pareció increíble. Nunca pensé que mi


primer beso fuera de esa manera.

— ¿Oh? ¿Era tu primer beso? Pensé que…

Michelle recobró un poco la compostura y me jaló una mejilla, al mismo tiempo que fruncía
ligeramente sus delgadas cejas.

— Nunca he estado con ningún chico antes, así que me dolería mucho si pensaste que he estado
antes con otros.

— Eres popular Michelle, tienes demasiados amigos, lo extraño sería que no hayas tenido ni
siquiera un beso— insinuó Bell con los brazos cruzados mientras miraba a la novia de su amigo
que giró su mirada hacia él con cierta molestia.

—¿Crees que solo por ser popular he estado con muchos chicos?— replicó con firmeza. —Te
equivocas. Nunca he estado con nadie más. Este fue mi primer beso en verdad.

Bell alzó las manos en señal de rendición.

—De acuerdo, te creo— reconoció, esbozando una sonrisa apenada. —Supongo que juzgué mal
las cosas. Lamento haber insinuado eso.

Pude ver que a pesar de la actitud gentil y amable de Michelle, se escondía cierto carácter que he
visto una sola vez…aquella vez que me salvó de aquellos chicos.

Inmediatamente, ella vuelve a su manera de ser usual y se aferró a mí.

— ¿A dónde vamos Sammy?

— Hacia el aula 3-A

— ¿Hacia los de tercero? — Me pregunta ella con asombro— ¿Conoces a alguien allí?

— Veremos a mi hermana— respondió Bell con voz fría— creo que deberías regresar, le
pediremos que nos ayude a entrar al club de baloncesto y nos entrene.
— De eso nada— replicó Michelle firme— me quedaré con mi querido novio. No te preocupes,
Sammy, ahora sé que vas a ver a otra chica, pero no soy tan tonta como para ponerme celosa.
Puedes tener las amigas que quieras siempre y cuando… no me seas infiel.

Por un segundo, su tono de voz bajo al final y sus ojos vacíos por alguna razón me dieron
escalofríos. Quizás sólo sea una manera infantil de intimidarme, le resté importancia.

— ¿Por quién me tomas, querida? — le dije a ella con una sonrisa— sólo tengo ojos para ti bebé.

Dije palabras que también me dieron escalofríos ¿Por qué estoy siendo tan cursi joder?

Michelle también se pone cariñosa conmigo mientras caminamos, luego la llevo hacia una pared,
la acorralo y entre risas y coqueteos nos besamos de la forma más ardiente que mi cuerpo ha
experimentado. Mi primer beso fue hace demasiado, no lo recuerdo…y ahora estoy besando con
lengua a mi novia que no tiene intenciones de dejar sus brazos alrededor de mi cabeza.

Mi amigo Bell nos miraba con molestia y me hizo una señal en silencio de que nos esperaba arriba.

No sé exactamente cuánto tiempo nos estuvimos besando, ni siquiera nos importó a los dos que
nuestros alientos supieran a la comida que acabábamos de comer. Queríamos experimentar,
incluso nos llegamos a lastimar sin querer y sólo nos detuvimos cuando oímos los pasos de gente
venir por el solitario pasillo.

Fingimos no hacer nada indebido, hablamos de forma nerviosa entre nosotros y luego, cuando los
maestros y alumnos pasaron, nos reímos y continuamos nuestra marcha hacia el salón de arriba.

Cuando llegué, lo primero que vi fue a Bell y Riza hablando afuera del salón. Ambos nos vieron
desde lejos y Riza me dirigió una mirada contenta, aunque cambió de inmediato cuando vio a
Michelle a mi lado.

De inmediato la presenté.

— Riza, ya lo sabes, pero ella es mi nueva novia, Michelle. Michelle, ella es mi mejor amiga y mi
gran inspiración en la vida, Riza. También es la hermana mayor de Bell, así que también la
considero mi hermana mayor…llévense bien ¿Sí?

Ambas se miraron la una a la otra y luego se sonrieron.

— he escuchado mucho de ti, eres muy conocida incluso entre los chicos de tercero, Michelle— le
dice Riza con la voz gentil monótona que utilizaba para…cualquier persona que no consideraba
cercana o no tenía intención de relacionarse.

En serio, Riza ¡No lo hagas tan obvio! ¡Eres la mayor, haz un esfuerzo!

— Ara, yo también llevo mucho tiempo oyendo sobre la maravillosa capitana del equipo de
baloncesto. Creo que mi popularidad no se compara con la tuya. A menudo, mis compañeros
hablaban sobre ti ¡Me alegra poder hablar contigo!
Michelle le tomó de las dos manos con emoción.

Suspiré de alivio, al menos mi novia se lo tomó a bien, incluso le dio un abrazo. Pero Riza aún no se
veía convencida.

La veía un poco pálida ¿O era la luz del sol? Bueno.

— Riza, creo que ya lo oíste de Bell, me quiero unir al equipo de básquet.

— ¿En serio? — pregunta Riza con cierta emoción en sus ojos— Hablaré con Bertoll para que te
acepte, como ustedes no saben nada, yo misma los entrenaré en lo básico.

— ¿Puedo unirme yo también? — pregunta Michelle levantando una mano.

Puedo ver cómo Riza pierde su estado de humor. La verdad, es que no veo a Michelle realizando
ningún tipo de deporte. Usualmente las chicas como ella se la pasan de compras, mirando sus
redes y charlando con amigos.

Pero Michelle podría tener algún tipo de potencial oculto, bueno, al menos cumple con lo de ser
alta. Aunque no le llega a Riza, aun así posee una nada despreciable altura de 1.71 metros. Lo
confirmé un día de casualidad cuando la doctora del instituto tomaba medidas de todos y vi sus
notas.

Riza tuvo que aceptar por ser mi novia y le habló de manera tranquila. Ambas llevarán tiempo en
llevarse bien. Lo desearía y mientras tanto, en los siguientes días, Riza nos haría pasar un
entrenamiento infernal por más de una semana.

Sin embargo, con lo que Riza no contaba en absoluto…

Es que Michelle había resultado ser demasiado buena…y peor aún, la entrenadora del equipo la
vio y la fichó de una.

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