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Aurora

¿Alguna vez has pensado si alguien puede volverte loco con solo mirarte a los ojos?
Mi nombre es Camila Cabello, tengo casi 17 años y más secretos en mi interior de los que me gustaría decir,
pero callan en mi interior. Callan totalmente. Vivo con mis padres y mi hermana pequeña, Sofi. Adoro dibujar,
adoro admirar el arte como una forma de expresión, adoro expresarme a través de mi propio arte. Me mudé
a Boston cuando tenía tan solo dos años. No dije mi primera palabra hasta que tuve cuatro años, mis padres
me llevaban a logopedas y psicólogos, y al final, pudieron diagnosticarme algo que poca gente sabe lo que
es. Padezco mutismo selectivo. La gente creía que no hablaba porque no quería, pero era todo lo contrario.
En mi cabeza he montado más de mil historias, más de mil fundamentos, más de mil imágenes, pero ninguna
de ellas las podía expresar sin mi pequeño cuaderno de Winnie de Pooh delante, ahí dibujaba a mi antojo,
formas, colores abstractos.
Con los años, he podido mantener conversaciones con mi familia, pero si me sacan de mi círculo habitual, es
como si hubiera manos apretando mi garganta, me congelo, y cuando llego a ese punto, sé que no voy a
hablar. Quiero mejorar, pero es muy difícil cuando todos los días me dicen lo feo que son mis ojos, lo bajita
que soy, lo enclenque que soy, en si tengo el pelo estropeado o cualquier memez en mi físico. Es estúpido,
pero duele más cuando se burlan de mí públicamente en el instituto, y es por eso que solo tengo dos amigas,
mi pequeña hermana y una chica que se llama Ally en el instituto. A ella también le molesta que se rían de mí
y me defiende en la medida que puede.
Bueno... Demasiada información sobre mi trastorno, ahora pasemos a hablar de lo que realmente venía a
hacer.
Nunca había visto la belleza en la gente, solo me concentraba en mi alrededor, en la naturaleza, en cómo
caía la nieve en invierno y cómo se evaporaba en primavera mientras las mariposas salían de sus crisálidas
dispuestas a volar por todo el aire, pero...Sí, hay un pero.
Mi "pero" es que hace unos días que vi a una chica, se cruzó conmigo en la acera frente a mi casa la cual
lleva a la parada del autobús hacia el instituto. Normalmente soy muy receptiva visualmente con la gente
nueva, con la gente que nunca he visto, pero con ella era totalmente distinto.
En días como hoy, no podía casi mirarla ni de reojo, pero siempre que nuestras miradas se cruzaban, ella me
dedicaba una sonrisa. Era impresionante, quizá sus ojos verdes con su pelo negro azabache formaban una
combinación detonante para mi extrema timidez. Cuando pasaba por mi lado, su aroma me encantaba, olía
a frutas mezclado con el olor a cuero de la chaqueta negra que solía llevar. Por una semana, solo la he visto
usar esa prenda y otra
chaqueta vaquera gigante con distintos tipos de prendas.
-¡Camilita, olvidaste tu almuerzo!- una voz sonó a mis espaldas y suspiré al reconocer que era mi madre.
Seguro que la misteriosa chica le había escuchado hablarme por aquél ridículo mote. Mis pies casi se
congelan cuando al darme la vuelta para recoger escuché un "Ya se lo doy yo, señora". Mierda, su voz era
hermosa también.
Cogí la bolsa de papel que ella me tendió, nos miramos directamente a los ojos y ella se quedó con una
sonrisa esperando a que le agradeciera, pero yo no pude hacer más que asentir. Salí casi corriendo porque
el autobús iba a irse sin mí, quedándome durante todo el día con el remordimiento en la cabeza de no haberle
podido dar las gracias a la chica misteriosa.
No tenía ni idea de cómo era. Su aspecto era rudo, casi se mostraba prepotente, segura de sí misma. Sabía
que era ella casi sin mirar al frente porque pisaba siempre fuerte con sus botas militares, dejando su delicioso
aroma en el ambiente.
De todos modos... vamos a empezar.
Mi nombre es Camila Cabello, y voy a contaros mi historia.

Capítulo 1
Tener que ir a clases de matemáticas era uno de mis peores momentos del día, realmente nunca se me había
dado bien. He sido una niña con sobresalientes en sus notas menos en esta asignatura en la que sacaba un
suficiente a duras penas.Hoy, no era un día especial, porque aunque traía mi tarea siempre hecha, todo estaba
incorrecto, pero siempre estaba Ally para explicarme los ejercicios que habíamos dado en el día. Era
costumbre que los lunes, miércoles y viernes viniese a mi casa para ayudarme en eso, luego hacer panqueques
y ver películas malas.Por eso fue, que al ser viernes, Ally y yo íbamos juntas por los pasillos hasta la salida
del colegio. Casi siempre tenía que soportar miradas y burlas de parte del grupo de los jugadores de béisbol
del colegio, a veces se unía alguna que otra animadora, pero la verdad es que conseguían ponerme igual de
nerviosa que el primer día aunque Ally siempre intentara desviar mi atención de aquello.-¿Estás bien?- Dijo
mi amiga cuando notó que me ponía demasiado pensativa, la miré a los ojos y medio sonreí apretando los
labios entre sí mientras asentía. Ese gesto era algo que tenía por costumbre, a veces me hacía daño en los
labios de apretarlos, pero siempre me pasaba si tenía algo que decir y no podía hacerlo.Seguimos caminando
por la calle, yo tenía mi carpeta apretada en los brazos con la mochila en mi espalda, mientras, escuchaba
las historias de Ally. Me encantaba escuchar las cosas me contaba, a veces eran sobre su gran familia de
Texas, otras veces eran sobre cotilleos que se enteraba del instituto, otras sobre la Iglesia, otras sobre
política... Nunca callaba, pero yo no quería que la callase porque hacíamos un buen dúo. Yo era buena
escuchando y ella hablando.Cambié de rumbo a la vez que ella me hablaba, teníamos que ir antes a mi casa
a recoger unos apuntes que olvidé esta mañana, y estaba segura que con la charla, ella no se dio cuenta del
rumbo que tomamos. Al llegar a mi calle noté algo fuera de lo normal, y es que un garaje que llevaba años
cerrado, ahora estaba medio abierto. Fruncí un poco el ceño, todo lo que se saliera de la normalidad acababa
extrañándome e incomodándome, pero esta vez fue distinta, pues pude escuchar que desde dentro se
escuchaban algo así como herramientas y "Ride" de Twenty One Pilots, reconocía perfectamente esa canción,
pero no reconocía la voz que cantaba tras la melodía.-¿Por qué estamos en tu casa?- Dijo Ally a mi lado, la
cual me sacó de mispensamientos, le sonreí brevemente y le señalé mi carpeta. -¿Olvidaste algo?- Asentí y
entonces saqué las llaves de mi bolsillo, la saqué y acabamos entrando en mi casa.Ally se quedó en la entrada
hablando con mi madre, así que me quedé sola yendo a la parte de arriba donde se encontraba mi habitación,
allí mi cuerpo se relajó, hasta me miré en el espejo acomodando mi larguísimo cabello, nunca había dejado
que me lo cortasen mucho, y la gente se burlaba mucho sobre eso, pero cortarme el pelo me daba ansiedad.-
¡Kakiiiiiiii!- Gritó mi hermana a mis espaldas y sonreí en su dirección, y como siempre pasaba, mi garganta
dejó de parecer presionada para hablar cuando me encontraba rodeada de gente que conocía y en un espacio
en el que me sentía cómoda.-¿Cómo ha ido tu día, pequeña?- Dije con una voz ronca al no haber hablado
desde el día anterior.-Pues ha sido muy guay, porque la profe ha dicho que podremos hacer una excursión a
ver los animalitos del zoo de la ciudad, y yo quiero verlos, pero mamá no quiere que vaya por si me pierdo...-
Se cruzó de brazos a la vez que se sentaba en su cama con sus pies colgando, yo solté una pequeña risa.-
Bueno, a mí no me gustaría ver animalitos en el zoo, Sofía, allí están tristes porque los encierran, ¿sabes?
Podríamos ir un día al Gran Cañón de Colorado y...-¡Eso está muy lejos, Kaki!- Reí al saber que mi hermana
había pillado la mentira, di un beso en su frente cogiendo mis apuntes.-Entonces creo que tendrás que ver los
animalitos por la televisión. Ahora me voy, que Ally me está esperando abajo.- Y así, dejé a mi hermana en
mi habitación para bajar las escaleras a un ritmo casi apresurado, sintiendo en mí las atentas miradas de mi
madre y Ally. Le di un beso en la mejilla a la primera y abrí la puerta.-¡La acompañaré de vuelta, señora
Cabello!- Dijo Ally haciendo que así pudiera ahorrarme el esfuerzo de hablar.Aunque la logopeda y la
psicóloga dijeran que no debían cortarme al hablar o ayudarme a hacerlo intentando adivinar lo que pienso,
la verdad es que para mí era más cómodo que tener que pararme con una horrible presión en el pecho a
hablar de lo que sea, por eso Ally había aprendido a descifrar perfectamente todos mis gestos, ella siempre
hablaba por mí en los momentos que era necesario.De camino a su casa ella seguía hablando, yo me perdía
entre mis pensamientos mientras acariciaba las mangas del jersey que llevábamos todos en el colegio a modo
deuniforme, tratando de que el aire no diera en mis muñecas y solo en la punta de mis dedos. Hubo algo que
ella dijo que me descolocó y me hizo volver a la realidad.-...y entonces Will me ha acabado invitando a una
fiesta, ¡donde están los populares! Y por supuesto que tú también vienes, ¿te imaginas que hacemos amistades
de la élite del colegio? Ya no nos mirarían tanto por encima del hombro y...- Yo la miré con el ceño
fruncido y arrugué un poco más la nariz de lo que la tenía ya. –Oh, vamos, no me mires así, ¿qué pasa? Ya
sé que es un chico nuevo, pero precisamente por eso, ¡es nuevo! Y no sabe que nosotras somos quienes somos,
él ahora les está cayendo bien a los populares...- Negué mirando hacia el suelo acariciando la carpeta que
apretaba con mis brazos contra mi pecho. –Vamos... porfa, tenemos que ir a esa fiesta...- Yo seguía con la
mirada perdida en el suelo y suspiré. –Te prometo que si hay mucha gente no te dejaré sola, ¿vale?Mi
respuesta fue que alcé los hombros simplemente, ella sabía que cuando yo hacía ese gesto no quería seguir
hablando del tema. Apreté mis labios entre sí porque quería hablar, pero las palabras se me quedaban
atravesadas en la garganta. ¿Cómo sería poder hablar sin tener que preocuparme en si las palabras vibran
en mis cuerdas vocales?Al fin llegamos a la casa de Ally, nos recibió su padre, Jerry, él era siempre muy
amable conmigo aunque nunca le hubiese dirigido la palabra, él era consciente de mi problema.-¡Hola, papi!-
Dijo Ally a mi lado, yo solo alcé la mano a modo de saludo con cuidado que mis mangas no se levantasen
demasiado.Estuvimos toda la tarde haciendo trabajos extras, también vimos una película y al final, otra vez
mi mejor amiga volvió a sacar el mismo tema de conversación que antes, pero con una diferencia, ahora
estábamos solas y tenía esperanza que después de toda la tarde en una cierta comodidad con ella, de mi
garganta salieran algunas palabras.-¿Entonces iremos a la fiesta de mañana? Vamos, estará bien, Mila... Y
ya sabes que... yo quiero conocer a Will. No quiero ir sola a esa fiesta.- Susurró con cierta pena en su voz,
yo suspiré.-Ally... esas fiestas son una caca. ¿Y si nos han invitado para burlarse de nosotras?- Ella negó
enérgicamente con su cabeza y una inmensa sonrisa en su rostro.-No, porque hoy hablé con Will en la
cafetería antes de que llegaras tú, y él me trata bien, Camila, me trata como su fuésemos normales en la
escuela.-Te odio, ¿sabes? Porque al final vamos a ir, pero que sepas que me debes una por esta, porque voy
a tener que mentirle a mi madre para que me deje ir...- Suspiré nuevamente y ella me abrazó, yo me tensé al
momento en el que me tocó, era algo tan inesperado que otravez sentí el nudo en mi garganta tan molesto
que sentía siempre.-Gracias, Mila...- Asentí apretando los labios entre sí con los ojos cerrados mientras poco
a poco correspondía a su abrazo.

Capítulo 2
No me gustaba despertarme por el despertador, eso solo pasaba cuando la noche anterior no había podido
conciliar el sueño y tenía que ponerme una hora a la que despertar para que el día fuese medianamente
productivo, como hoy, ¿qué iba a ponerme si todo lo de mi armario parecía que era para una niña de 6 años?
Camisetas rosas con corazones, camisetas blancas con margaritas dibujadas, otras con letras resaltonas,
otras con ositos...
Estaba parada frente a mi armario con el pijama puesto, ya casi era la hora de comer y ni siquiera sabía qué
iba a ponerme... Solo faltaban tres horas para la maldita fiesta.
Por fin encontré una camisa rosa pastel lisa algo holgada que conjuntaba perfectamente con unos vaqueros
claros, también elegí una gabardina blanca para ponerme porque el tiempo en Boston cada vez iba a peor
aunque estuviésemos casi en verano aún. Al mirarme al espejo sonreí porque me veía realmente bonita, ¿cómo
no había encontrado esta
blusa antes en mi armario? Noté que faltaba algo para ser como las demás chicas de mi edad... el
maquillaje.Con cuidado fui a la habitación de mis padres, y sin que me pillasen, cogí algunos botes de mi
madre, los cuales en realidad no tenía ni idea de para qué servían, pero... eso era sencillo, ¿no? Había visto
algunos videos sobre eso. Frente al espejo de mi tocador, comencé a echar polvos en mi cara, los cuales me
hicieron estornudar, aun recuperándome de eso me miré
al espejo viendo que ahora mi piel estaba un poco más... ¿Firme? No sé. Estaba distinta. ¿Tenía que quedar
así?
Cogí ahora un lápiz negro y lo miré con detenimiento, inspeccionando también mi ojo, ¿cómo se pintaban las
rayas? Lo mejor que pude estiré mi párpado, por el otro ojo veía la raya que estaba haciendo, y bueno...
dejaba algo que desear, pero la primera vez no iba a ser perfecta, ¿no? Me veía bien de todas formas. La
línea del otro ojo no me salió igual que la otra, pero ahora tenía prisa. Casi era la hora de que Ally viniera
a por mí, no quería llegar tarde.
Al echarme un vistazo general en el espejo, me vi bonita, hacía tiempo que no me veía así, no estaba perfecta,
pero no estaba fea. Cogí un lazo amarillo flojito de mi tocador, poniéndolo al final en la parte trasera de mi
cabeza. Ahora sí estaba lista.
Justo en ese momento el timbre sonó y yo bajé corriendo las escaleras, incluso casi me caigo en el acto, pero
supe recuperar el equilibrio, pude abrir la puerta antes que mi padre, quien me vio y frunció el ceño.
-¿Dónde vas así de maquillada?
-Esto... yo... es que...- Abrí la puerta para ver a una sonriente Ally al otro lado, una Ally despampanante,
nunca la había visto así.
-Allyson...- Dijo mi padre mirándola y ella sonrió.
-¡Hola! Vengo a recoger a Mila, llegamos tarde así que... ¡Adiós!- Dijo mientras me cogía de la mano, tirando
de esta para sacarme en un abrir y cerrar de mis ojos. Al menos alcancé a coger mis llaves, pero el móvil se
quedó en mi habitación. No creo que lo necesite tampoco.La miré de arriba abajo impresionada, ella puso
los dedos en mi barbilla para que la mirase a los ojos y soltó una leve risa.
-Sí, yo también creo que voy a llevarme a Will de calle...- Solté una medio risita, siempre me había causado
gracia que ella supiera mis pensamientos, ni siquiera sabía cómo lo hacía pero me encantaba, por eso era mi
mejor amiga.
El camino fue demasiado silencioso para lo que era de costumbre, pero no me pareció raro, ya que las dos
estábamos nerviosas con lo que iba a pasar en esa fiesta. Yo no quería ser el bufón de la gente popular, estaba
cansada de eso, pero aun así era mi rutina frente
a ellos, porque si no lo tomaba como tal, no era bueno que me diese un ataque de pánico frente a todos.
Cuando íbamos acercándonos a la casa donde me dijo Ally que sería la fiesta, la música se hacía más
presente, de tal forma que cuando estuvimos en la puerta, retumbaba en mis oídos, era molesto.
-Todo va a salir bien, Mila.- Dijo Ally mirándome y yo le dediqué una sonrisa asintiendo, entonces la puerta
se abrió. Era Brenda, la capitana de las animadoras. Pelo rojo teñido, tez blanca, ojos verde oscuro y más
alta que yo. Cuando nos miró frunció el ceño, pero luego, como si recordara algo, una sonrisa iluminó su
rostro.
-¡Ah, hola, chicas! Pasad.- Dijo mientras Tristan, el capitán del equipo de baseball del colegio, se abrazaba
a ella por detrás en una actitud demasiado... ¿fea? ¿Guarra? La verdad es que me daba igual.
No escuché a mi alrededor, fue como si mi cerebro no soportara los decibelios de aquella estridente música
y me centré solo en mis pensamientos, solo respondía a caminar porque Ally me agarraba la mano, o porque
me aterrorizaba lo que había a mi alrededor.
-¡Eh, Camila! ¿Qué te parecen mis magdalenas? Son las magdalenas de la felicidad, ¿sabes? ¿Las has
probado?- Miré aquellas extrañas magdalenas de color aceituna y negué simplemente. Fui a apretar la mano
de Ally con más fuerza pero me di cuenta que ya noestaba ahí conmigo. Apreté con fuerza mis labios, incluso
pude saborear un poco mi sangre por culpa de mis dientes clavados en los labios.
-Oh, Karlita... ¿por qué no quieres divertirte?- Apareció el imbécil de James por mis espaldas y se pegó
demasiado a mi cuerpo. Mi respiración comenzaba a acelerarse, quería salir de allí, quería gritar, quería
empujar a todo el mundo fuera de mí.
-Es verdad, la pobre está mudita...- Dijo Brenda mirando a James, mis ojos se llenaron de lágrimas y mi
cuerpo se paralizó por completo. Sentía las burlas a mi alrededor, sentía que la gilipollas de Brenda ponía
una magdalena frente a mis labios y la estrujaba en mi cara
como si así fuese a comérmela. Mi garganta dolía de saber que debía gritar pero no podía, pero entonces,
algo pasó.
-¡¿Qué hacéis, imbéciles?!- Se escuchó una fuerte voz que hizo que mis ojos se abrieran como platos, miré
hacia atrás y me encontré con una chica de pelo negro abriéndose camino entre la gente.
Me temblaban las piernas, no sabía si salir corriendo o quedarme quieta, pero al ver la puerta de la entrada
abierta, ni esperé a que aquella chica se presentara, sino que me escabullí como pude, corrí hasta atravesar
el umbral de la puerta, corrí y corrí hasta que mis piernas temblaron más de lo normal y caí de bruces al
suelo. Sin mirarme las rodillas sabía que mis pantalones se habían rasgado y por el escozor, también supuse
que sangraba.-¡Eh, chica, espera, joder!- Dijo aquella femenina voz a mis espaldas, casi alcanzo a
levantarme y echar a correr de nuevo, pero justo cuando me puse en pie, su mano aprisionó mi muñeca. La
miré y negué fuertemente, quería que me soltase, quería irme de allí.
–Tranquila, no voy a hacerte daño...- No supe realmente cómo lo hizo porque su aspecto daba miedo, vestía
con unos pantalones negros rotos, una camiseta negra y una bomber negra. Hasta su sombra de ojos era
negra. -¿Mejor?- Dijo mientras yo estaba distraída contemplando su oscuro aspecto, negué de nuevo y con
cuidado solté mi muñeca de su mano.
Miré hacia mis rodillas y efectivamente, la tela del pantalón estaba desgarrada y había heridas, porque la
clara tela vaquera se había manchado de rojo oscuro.-Me llamo Verónica. ¿Cómo te llamas? Puedo curarte
eso, vivo a pocos metros de aquí.- Mi mirada se fue alzando poco a poco y acabé por mirar a un lado, era
incapaz de mirarla a los ojos.Verónica... Era un nombre bonito. Una de las comisuras de mis labios se alzó
casi por voluntad propia, ni siquiera le di una respuesta a mi nombre cuando intenté escapar de aquella
situación dándome la vuelta, pero ella se puso delante de mí, de forma que cuando yo intentaba caminar, me
bloqueaba el paso.
-No hablas mucho, ¿verdad?- Soltó una pequeña risa, pudiendo yo sentir los rubores en mis mejillas, era la
primera vez en mucho tiempo que alguien era amable conmigo aunque no quisiera hablarle. –Eres bonita.-
Dijo interrumpiendo mis pensamientos, miré hacia arriba encontrándome con unos ojos atentos a mí. –Quizá
con otra ropa...- Cogió un poco mi blusa y aparté sus manos con un golpe de mi brazo, fruncí el ceño.
Un coche derrapó a nuestro lado y yo me asusté por eso, solo cerré mis ojos porque involuntariamente me
había puesto en cuclillas y me había cubierto la cabeza con los brazos.
-¿Qué coño haces, Vero? ¿Te has traído un juguetito, o qué?- Esa voz yo la había escuchado antes, pero no
quise recordar nada, porque en un momento escuché la puerta de aquel vehículo abrirse. Yo temblaba como
un flan.
-Eh, déjala tranquila, no es como los otros niñatos. La estaban acosando.
-¿Y creías que era oportuno dejarme sola cuando estaba abriendo la puta caja fuerte? Casi me pillan,
gilipollas.- Escuché que aquella mujer le dio un tortazo a la tal Verónica y me hizo gracia. –Tú, levanta.-
Obviamente me estaba hablando a mí, pero no fue hasta que sentí su mano agarrando mi pelo que me levanté
para que no tirase.
-No le hagas daño, me cago en la puta.- Dijo Vero a mi lado haciendo que aquella chica dejase de agarrarme,
pero la sorpresa casi no pude ocultarla cuando reconocí aquella voz
al oler su aroma a cuero proveniente de su chaqueta y aquellos ojos esmeraldas clavados en los míos. Retiré
la mirada casi al instante.
por ellas dos.
-Yo a ti te conozco.- Sentenció y casi pude sentir el cruce de miradas que hubo
-¿Qué cojones?
-Nos la llevamos.- Y con eso, sus pies giraron y yo miré a Verónica, negué con la cabeza y di pasos hacia
atrás. Cuando ella intentó coger mi muñeca, la retiré con rapidez, tan solo me giré y sentí que ella tiraba de
un colgante que tenía en mi cuello con mis alergias y mis datos médicos, yo, sin hacer caso al dolor que me
causaba aquella fina cadena tirante en mi piel, tiré con fuerza hasta que se rompió y corrí calle abajo.
Realmente no supe qué ocurrió para que no me terminasen cogiendo, porque ellas iban en coche y yo tan solo
me valía de mis piernas algo doloridas de las heridas, pero por los pequeños callejones conseguí despistar
aquel rayo negro que me perseguía mientras corría. Daba gracias a que mi sentido de la orientación
funcionase tan bien casi sin prestar atención a por dónde iba, porque terminé en la puerta de mi casa, con la
respiración acelerada, saqué las llaves de mi gabardina y entré.
-La hemos perdido.- Escuché la voz de Vero a través de la puerta y la misteriosa chica de ojos verdes dijo
algo que no alcancé a escuchar, porque me interrumpieron.
-¡¿Qué te has hecho en las rodillas, Camilita?!- Dijo mi madre la cual estaba en el hall de la casa y miraba
fijamente las heridas.
Capítulo 3
Me tocó aguantar una gran riña por parte de mi madre aquella noche, y me puso tan sumamente nerviosa
que ni siquiera supe pronunciar palabra.
Todas las burlas de aquella tarde se me incrustaron en el cerebro, quería escapar, quería sentirme bien, ¿por
qué todo el mundo podía sentirse bien menos yo?
-¡Karla Camila Cabello, abre ahora mismo!- La voz de mi madre resonaba en el cuarto de baño donde estaba
encerrada en aquel mismo instante. Yo, como siempre, acabé hecha una bolita en la esquina libre de aquel
sanitario, todo me daba vueltas, quería bajarme de ese mundo, quería dejar de sentir aquella presión en mi
pecho y mi garganta que me mataba.
-¡Deja a Kaki tranquila!- Se escuchaba a mi pequeña hermana que posiblemente estaba al lado de mi madre.
Tras unos minutos más, pareció darse por vencida y comprendió que yo no iba a salir de una forma tan fácil
de allí.
Ahora mi cuerpo actuaba solo, sin ningún control, porque me sentía sucia, sentía que todas aquellas burlas
estaban pintadas en mi piel y quemaba, así que comencé adesnudarme frente al espejo y me miré. ¿Cuánto
tiempo iba a aguantar más? ¿Cuánto iba a soportar a cambio de que quizá mañana pudiese hablar delante
de gente sin sentir que mi garganta apretaba?
Con mis manos recorrí todo mi torso, toqué mis señaladas costillas como si fuesen las teclas de un xilófono,
toqué mis pequeños pechos, toqué mis clavículas, mis pómulos más marcados que la semana anterior, toqué
mi estropeado y largo pelo. Esto tenía que parar, mi cabeza tenía que darme un respiro, tenía que dejarme
vivir.
No calculé bien el tiempo que estuve allí encerrada, pero cuando salí por mi propia voluntad vestida de nuevo,
todas las luces estaban apagadas. Caminé hacia mi habitación, sabiendo que ya todos en mi casa dormían,
pero lo que no esperé al abrir la puerta de esta, fue que la misteriosa chica de ojos verdes estuviese tumbada
en mi cama comiéndose mi cena. Mis ojos casi se salen de sus órbitas cuando se encontraron con los suyos,
¡¿qué hacía ella aquí?! Cerré la puerta con rapidez, cuidando que mi madre no pudiera descubrir que ella
estaba en nuestra casa.
-Hola, mudita.- Dijo con la boca llena de arroz a la cubana que había preparado mi madre. Mi ceño se
frunció cuando descubrí cómo había entrado allí. La ventana del balcón de mi habitación estaba abierta.
Con pasos firmes, intentando demostrar seguridad en mí misma, le arrebaté mi plato de comida y señalé con
mi dedo índice hacia el balcón. Sonó una pequeña carcajada proveniente de sus labios y se levantó por fin
de mi cama, ¿iba a hacerme caso?
-Has dejado a Vero preocupada por tus rodillitas, niña. Quería saber cómo estabas, Caaaa...mila. Karla
Camila, ¿no es así?- Dijo con una sonrisa que para nada se reflejaba en sus ojos. ¿Cómo sabía mi nombre?
No me dio tiempo a pensar mucho en eso porque la tenía arrodillada delante de mí, su cara justo en la parte
baja de mi estómago y sus manos iban
bajando por mis piernas.
Cerré mis ojos, no por querer cerrarlos, sino porque sentir su tacto y su olor de cerca era algo que llevaba
soñando involuntariamente desde la primera vez que me la crucé en mi calle.-Has hecho que mi precioso
coche gaste neumáticos para nada, ¿sabes?- Dijo en un tono bajo, ronco, casi podía sentir yo misma cómo
las palabras salían directamente de su garganta. –Veamos qué tenemos por aquí.- Dijo mientras levantaba
la tela del pantalón de pijama que me había puesto, quedando en descubierto mis rodillas.
Abrí los ojos para verla, y no la encontré frente a mí, así que di una vuelta completa por mi habitación para
descubrir que estaba sentada de nuevo en mi cama, mirándome y riéndose. Quise gritarle que qué le parecía
tan gracioso, pero cuando abrí mis labios, ella me interrumpió.
-Bonito pijama de ositos.- Me miró de nuevo de arriba abajo mientras sacaba un cigarro del bolsillo de su
chaqueta de cuero para ponerlo entre sus labios y encenderlo. Suspiré al darme por vencida y me senté a su
lado en la cama.
El humo del tabaco me resultaba bastante molesto, por lo que cada vez que aspiraba, arrugaba la nariz. Creo
que eso le resultó gracioso porque una pequeña risa salió de su interior. Yo la miraba de reojo, en silencio,
y no sé por qué, pero ella estaba respetando la ausencia de palabras en la habitación. Aunque... como
siempre, mis pensamientos fueron en contra de lo que sucedió.
-¿Eres sordo-muda?- Dijo y yo negué con la cabeza mirando el parqué de mi habitación. –Hm... ¿Muda?-
Volví a negar, levantándome de la cama de nuevo para coger una pequeña pizarra blanca de mi escritorio.
Comencé a escribir y después se lo enseñé, de forma que lo leyó en voz alta. –"¿Puedes largarte de aquí?",
oh, vaya, ¿qué modales son esos de tratar a un invitado?- Mi ceño se frunció y entonces con la pizarra
comencé a darle golpes de los que ella se iba evadiendo con los brazos mientras caminaba de nuevo hacia el
ventanal.
Una vez conseguí echarla al balcón y cerrar el cristal, ella se quedó mirándome, pero yo estaba demasiado
enfadada para que ella me siguiese hablando en ese tono. Miré hacia el suelo para evitar encontrarme con
su mirada, pero entonces escuché que tocaba tres veces con sus nudillos en el cristal. Había sacado un
pintalabios rojo, y había escrito para que yo lo leyera: "Hasta mañana, mudita", se pintó sus carnosos labios
y dejó un beso allí antes de ver que se encaramaba en la tubería de la pared para bajar a la calle.** ** **
** **Brrrrrrr, brrrrrrrrrrr, brrrrrrrrrrr.
Juro que si ese teléfono vibra una vez más, lo estampo en la pared. Brrrrrrrrrrrr.
Cogí aquel aparato en mi mano, dispuesta a tirarlo por la habitación cuando vi de quién se trataba la llamada.
"Ally♥". Descolgué rápidamente.
-¿Allycat?- Dije con mi voz ronca de haber recién despertado.
-¡Camila! ¿Dónde te metiste?- Que ella me hubiese dejado sola en aquel entorno no era algo que me gustase,
y menos cuando me dijo que no se iba a separar de mí si había demasiada gente.
-Me dejaste sola...- Susurré, notando aquella familiar presión en mi pecho.
-Lo siento, yo... Will me llevó a un apartadero y... yo... Lo siento... Colgué. No necesitaba saber más.
Al levantarme vi el plato casi acabado de arroz a la cubana en mi mesita de noche y el tenedor manchado
con aquel molesto pintalabios que también estaba en el cristal de
mi ventanal. De repente, unos tímidos golpecitos sonaron en la madera de mi puerta, fui hasta ahí y abrí un
poco, bajando la mirada a la altura de mi hermanita.-Kaki, dice mami que te diga que vamos a ir al circo de
la ciudad, que tienes comida en el microondas y que no salgas sin su permiso...- Susurró y yo asentí con una
sonrisa, con su mano hizo señal para que me pusiera en cuclillas, y así lo hice para recibir de buen gusto un
beso suyo en mi mejilla.
Esperé a escuchar la puerta de la entrada de la casa cerrarse para poder suspirar tranquila. Me encantaba
estar a solas, la soledad nunca necesitaba que yo hablase, solo necesitaba... estar. Preparé mi habitación
para una de mis sesiones "artísticas", colocando plásticos por la cama y los muebles, me puse una camiseta
vieja blanca encima del pijama y preparé un lienzo totalmente blanco en mi caballete.
Antes de poder pintar, necesitaba música, así que puse el último CD de One Direction a todo volumen, y así
fue como comencé a dibujar en el lienzo en blanco, cantando a todo pulmón, me daba igual, nadie más que
los vecinos podían oírme, pero entonces unos molestos golpecitos me sacaron de la música.
Al pararla me di cuenta que los golpecitos venían del ventanal. ¡Estaban tirando piedrecitas! Abrí este y sin
esperarlo, una de las piedrecitas casi me da en la frente, así que con el ceño fruncido miré al lugar de donde
provenían los pequeños objetos voladores, encontrándome de nuevo con ella.
-¿Puedes bajar la música?- Dijo mirándome desde abajo y yo negué. –O la bajas, o subo yo a bajarla.-
Entonces una sonrisa apareció en mi rostro, yo sabía que si echaba el
seguro del ventanal, no podría acceder a él. Sin dejarla decir nada más, volví al interior de la habitación,
cerrando el ventanal con su seguro y volviendo a poner la música lo más alta que pude según mi mini-cadena.

Capítulo 4
De camino a la escuela, yo no le había dirigido ni una sola mirada a Ally que aprovechaba cada cinco minutos
para pedirme perdón, pero la verdad es que lo que hizo me dolió bastante. ¿Era una egoísta? No, yo no la
había obligado a prometerme que iba a estar conmigo.¡¿Cómo se le ocurrió dejarme sola en aquella fiesta?!
Cada vez que lo pensaba, me encendía más.
Por parte de la chica de los ojos verdes, no hubo más. Creo que se cansó de incordiar a la menos indicada,
seguro que mis karaokes de One Direction conseguí retirarla.
Todo de verdad parecía estar en calma, entré al colegio por la parte del campo
de baseball y nadie parecía prestarme más atención de la necesaria, como si después del suceso del viernes
todos se hubiesen olvidado de mí, y eso me alegraba en cierto modo. Caminé
contenta por los pasillos que llevaban hacia mi casillero, Ally se había quedado ya en la puerta de clase pero
yo tenía que buscar aún unos apuntes. De pronto, sentí que tiraban de mi brazo fuertemente y acabé dentro
del baño de los profesores, ¿quién había tirado de mí así?
-Mudita.- Dijo la ojiverde sentada en un lavamanos con una piruleta amarilla entre sus dedos y una media
sonrisa odiosa en sus labios. Por otro lado, miré a Verónica, que era
quien había tirado tan fuerte de mi brazo.

disculpa.
-Eh... ¿qué tal estás?- Dijo la de ojos oscuros mirándome como suplicando una
-Déjala, no va a hablar.- La chica misteriosa se bajó de donde estaba sentada para acercarse a mí. La piruleta
se introdujo entre sus labios y entonces de uno de los bolsillos de su chaqueta de cuero negra, sacó un colgante
de diamante que hizo que mis ojos se abrieran
más de lo habitual.
-Creo que no deberí-...
-No creo haber pedido tu opinión, Vero.- Dijo ella mientras cogía mi temblorosa mano y colocaba el colgante
en esta. ¿Qué era eso? –Supongo que te preguntarás qué es esto...
¿No? Bien... La zorra de Brenda me debe muchas cosas, y como va a venir a mí directamente... Tú, mudita,
vas a guardarme su preciada joya para que no sospeche. ¿Qué te parece?
Yo, rápidamente negué y ella hizo un gesto rápido con su cabeza que no supe lo que significaba hasta que
noté que la tal Verónica agarraba mis hombros.-Lo mejor es que lo hagas.- Dijo a mis espaldas y yo empecé
a temblar de forma sobrehumana, no me gustaba que todo se saliese de mi rutina, me ponía nerviosa, ansiosa,
quería irme de allí como fuese.
-Eh, eh, eh, ahora no vayas a llorar. Te lo estoy pidiendo por las buenas.- Dijo la chica delante de mí, sus
ojos verdes estaban clavados en mí, lo noté. –Si haces esto por nosotras, vamos a protegerte. El hermano de
Vero es el feo de James. ¿Lo conoces?
Asentí casi inconscientemente alzando un poco mi mirada hacia la de ella, perdiéndome en aquel inmenso
océano que tenía sus ojos, casi ni noté que me acarició la mejilla con la yema de sus dedos al notar cómo yo
me tranquilizaba poco a poco.
-Te hacen mucho daño, ¿verdad?- Volví a asentir tristemente, miré al suelo ahora y noté un sabor salado en
la comisura de mi labio, limpié el rastro de la lágrima con la manga de mi sudadera, cuidando que no se
viera mi muñeca. Sobre lo que había secado, noto la mano de aquella chica rozarme la mejilla y después
pasar su pulgar por mi párpado, haciendo que cerrase los ojos.-Lauren, date prisa, va a venir alguien.- Así
que aquella chica se llamaba
Lauren... No hice nada, solo sostuve la cadena de diamantes en mi mano.
-Escúchame atentamente, mudita. No es que esté confiando en ti, pero si buscan esta joya, tú no vas a hablar,
¿a que no? Y eres la única de la que no van a sospechar. Si te chivas, sea a quien sea, con gestos o como se
te ocurra... Volveremos y te vamos a destrozar la vida, ¿he hablado claro?- Abrí los ojos, capaz solo de mirar
los suyos, estaba paralizada del miedo, pero pude contestar con señas, así que asentí. Creo que ellas pensaban
que era muda totalmente... Es algo que tengo a mi favor.
-No le digas a nadie sobre esto. Nos pondremos en contacto contigo, pero vas a ser buena y vas a estar
calladita como de costumbre.- Vero se acercó mucho más a mí y sonrió casi a quemarropa de la piel de mi
mejilla donde terminó dejando un beso.Luego, como si fuesen un relámpago, desaparecieron de aquel
baño.** ** ** ** **Por la tarde, me negué a ir a ver una película con Ally, así que me encontraba sola en
mi habitación con la puerta cerrada. Me senté en la cama mientras veía cómo la nieve caía en la calle a
través de mi balcón. Casi sonreí, porque se me había ocurrido ir a hacer un muñeco de nieve, pero aún la
nieve tenía poca profundidad como para hacerlo, así que me preparé un té verde y allí estaba, con la mirada
perdida en los copos.
Mis manos cubrían la taza humeante con el sobre del té aún dentro del agua, no fue hasta que di un sorbo al
caliente líquido que mi mente se despejó. Cerré los ojos para imaginar ahora los silenciosos copos de nieve
golpeando en mi ventana, imaginé estar en mi habitación pero lejos, lejos de todo aquello, sola con mis
pensamientos, sin necesidad de comunicarme, sin necesidad de hacer otra cosa que sentir los estímulos
exteriores.
"Toc."
Un golpecito me sacó de aquella ensoñación, no sé cuánto estuve con los ojos cerrados, pero el té estaba
medio frío ya. ¿Qué había sido ese golpe? Miré por toda la habitación para observar si había sido algo de
allí dentro, pero todo estaba en orden.
"Toc."
Otro golpecito más, pero esta vez sabía de dónde provenía, miré a la ventana y fruncí el ceño, ¿qué ocurría?
Abrí el ventanal lentamente calzándome los zapatos para poder pisar en la nieve de mi balcón.
Y allí estaba ella. Tenía un beanie gris en su cabeza, el pelo le caía por los hombros como cascadas de humo
completamente negro a juego con la bomber negra. Cogía airea través de los copos de nieve y me sonreía,
¿qué quería? Entorné un poco mis hombros y volví a la habitación, hacía demasiado frío como para quedarme
ahí como las tontas esperando a que la tal Lauren dijera el motivo de su repentina visita a mi calle.
Todo estuvo tranquilo en mi habitación, incluso me di por vencida en beberme el té ahora frío y comencé a
desvestirme para colocarme al menos dos pijamas, uno encima del otro, pues tenía muchísimo frío.Justo
cuando me estaba poniendo la primera capa de la parte de arriba, el ventanal se abrió y me asusté. Pude ver
la sonrisa socarrona que traía Lauren y cubriéndome con la parte de arriba como podía, fui hacia ella y le
di un golpe en su brazo.
-¡Au!- Dijo poniéndose la mano donde yo había golpeado. -¿Esto es una buena bienvenida, mudita?- Suspiré
y le indiqué que se diera la vuelta para terminar de ponerme el pijama, pero hizo como que no me entendía.
¿Era imbécil? La estaba viendo reírse. Le volví a dar otro golpe en su brazo, esta vez más fuerte y frunció el
ceño. –Coño, ¿de dónde sacas la fuerza? Está bien, me doy la vuelta. Pero que sepas que he venido porque
tengo algo que contarte sobre ese collar.
De nuevo suspiré y una sonrisa triunfante salió en mis labios al ver que me hacía caso y se daba la vuelta.
Me terminé de colocar las dos capas de pijama, fui hacia la puerta y eché el pestillo, así evitaría
interrupciones. Si ella iba a protegerme de los imbéciles del colegio, tenía que saberme bien las cláusulas
que encerraban el maldito abalorio que ahora estaba en mi poder.
-¿Ya?- Lauren aún estaba de cara a la pared, lo cual me pareció gracioso y
decidí burlarme un poco de ella, porque si me había puesto un mote que le resultaba gracioso, yo no iba a
quedarme de brazos cruzados.
Me senté sobre mi colchón con las piernas cruzadas, y antes de acomodarme del todo, cogí el colgante que
tenía una especie de botón rojo con el cual avisaba a mi madre si me pasaba algo. Lo escondí entre las
mangas de mis pijamas.
-Oye, ¿tardas tanto siempre en ponerte un maldito pijama?- Casi me reí, peroentonces iba a ser tan molesta
como ella con las malditas piedrecitas en mi ventanal. Cogí el cojín que decoraba mi cama y se lo tiré a la
cabeza, consiguiendo que su beanie saliera por los aires. Sonreí inocentemente cuando me miró con rabia,
entonces con mi mano, palmee frente a mí en el colchón.
Sus ojos verdes casi me matan al verse tan seria y tan cerca de mí, pero... al contrario de todos, su cercanía
no era como si me causara ansiedad, sino al contrario... ¿Qué tenía esa chica? La conocía de un ambiente
violento, y sin embargo, había conseguido que le diera permiso para sentarse a mi lado.
-Verás, el colgante...- Asentí atenta a sus palabras. –A ver... Hm... -Alcé mis cejas expectante a lo que iba a
decir. –Ese colgante pertenece a Brenda, la zorra capitana de las animadoras, eso ya lo sabes, pero... A ver.
Tú sabes con quién sale ella, ¿verdad? ¿Sabes quién es su novio?- Mi frente se arrugó un poco y asentí. –Es
James, sí, el famoso James hermanito de Vero, y resulta que ella, Vero, a veces... se trabaja a su cuñada. ¿Me
sigues?
Negué con gesto de confusión. ¿Qué era trabajarse a alguien? ¡Oh! Quizá es que les tocaba hacer proyectos
de clase juntos, ¿no? Bueno, eso no tenía desde luego nada de malo, al menos desde mi punto de vista, porque
si fuera malo entonces Ally y yo seríamos unas delincuentes, y no lo somos, todo lo contrario, sacamos buenas
notas y...
Un chasquido sonó frente a mis ojos y levanté la mirada a la verde de ella. Asentí, recordando su última
pregunta, quizá no había entendido qué era lo último, pero en general lo entendí todo.
-Bien, buena chica, pero no te pierdas del hilo de la conversación. Entonces Vero está enamorada de la tonta
de Brenda, y ella solo juega con los dos hermanitos, ya sabes, un día uno, un día otro... Los dos al mismo
día...- ¡Vaya! No sabía que había proyectos de clase de tres personas.- Entonces ella quiere darle un
escarmiento, y ahí entras tú, preciosa.
Eh... ¿Qué? ¿Me acababa de llamar preciosa? Párate ahí.
-Vero va a sobornar un poquito a Brenda con el caro colgante de su abuela, y ella, como va a buscarlo, va a
llamarme a mí seguramente, ya que soy la colega de Vero y obviamente yo sabría dónde estaría, pero lo vas
a tener tú, mudita, porque tú no vas a decirninguna palabra a nadie. Brillante idea, ¿verdad? Se me ocurrió
a mí.- Alzó las cejas varias veces y me hizo sonreír aquella actitud tan boba que tenía. -¿Aceptas?
Me tendió la mano y yo la observé. ¿Por guardar un colgante tan caro solo iba a obtener defensa en algunas
ocasiones de parte de la pandilla de Brenda y James? Quería sacar algo más. Entonces, de repente, me
levanté para coger mi pizarra blanca, mordí el tapón del rotulador negro para destaparlo y comenzar a
escribir. Después de eso, le enseñé la pizarra blanca.
"No solo quiero protección. Quería pedirte otra cosa más, no es mucho."
-Uhm... Mientras no me vacíes el bolsillo, tanto yo como Vero estamos dispuestas a negociar.- Sonreí aún
con el tapón mordido, borré lo escrito y volvía escribir. No sabía cómo
ella podía leer mi fatídica letra, pero lo agradecía. Con unas nuevas letras en la pizarra, se la volví a enseñar.
"Quiero que me ayudes a ser ser un poco más normal."
Ella sonrió al leer lo que ponía, juro que nunca había visto una sonrisa con tanta ternura. Tuve un poco de
miedo cuando se levantó cogiendo el beanie que cayó al suelo. ¿Iba a irse así como así? ¿No aceptaba esa
simpleza?
Miré al suelo un poco decepcionada hasta que noté que ponía su beanie en mi cabeza, tapándome hasta casi
las cejas, levanté mi mirada hacia la suya y asintió aún con esa sonrisa.
-Te ayudaré

Capítulo 5
Y ahí estaba yo, caminando hacia la parada del autobús con dos abrigos puestos de más más el uniforme que
tenía debajo de estos, me sentía inflada pero me hacía gracia, parecía el muñequito de michelín. Cuando me
apoyé en el cartel de la parada del autobús me puse los auriculares observando toda la nieve de la calle y
cómo el quita-nieves había dejado la carretera limpia para que pudiera pasar el autobús.
Un irreconocible olor a cuero me vino a las fosas nasales mientras Best Song Ever de 1D sonaba en el
reproductor aleatorio de mi móvil. Al alzar la mirada me encontré con aquellos ojos verdes observándome
con una media sonrisa, ladeé la cabeza intentando adivinar sus intenciones, pero no había nada en su rostro
que me diera una pista.
-¿Qué mierdas escuchas esta vez?- Me quitó sin permiso uno de los auriculares acercándose tanto a mí para
oír que creí que casi podía escuchar el tamborilear de mi corazón acelerado. –Duh, a ver si escuchas música
de verdad, mudita.- Fruncí el ceño arrancándole el auricular de los dedos para empujarla y mirar a otro
lado. ¿Qué problema tenía con mis gustos musicales?
Su risa sonó de fondo pero no la miré, solo vi el vaho que salía de entre mis labios y entonces, al momento,
sus manos empujaron el beanie rosa que llevaba esa mañana.
-El mío te queda mejor.- Suspiré y la volví a mirar a los ojos colocándome bien beanie, sintiendo mis dedos
congelados dentro de mis guantes blancos. -¿Qué?- Levanté el mentón como queriendo decir que qué quería.
En un momento llegaría el autobús y tendría que irme. –Ah, joder, yo había venido por algo...
Un suspiro volvió a salir de entre mis secos labios que remojé con mi lengua. Mientras ella se rascaba la
cabeza yo miraba la nieve reposada en la acera.-¿Tienes clases?- Alcé la mirada hacia ella y asentí alzando
una de mis cejas.
–Vale, está bien, ¿y si te vienes conmigo durante toda la mañana? Quiero decir, no es como una cita o algo
que estés pensando. Es solo que quiero enseñarte una cosa.- Yo arrugué mi ceño y negué con la cabeza
terminando por quitarme los dos auriculares. –Solo será un rato, luego te traeré de vuelta.
Negué de nuevo y me aparté de ella para mirar si venía ya el autobús, pero ella entonces me cogió de la
muñeca y un gesto de dolor se apoderó de mi rostro. Intenté quitar su mano de mi muñeca izquierda y supuse
que entendió que me dolía, porque me soltó de inmediato.
-¿Qué tienes ahí? ¿Tienes la muñeca rota o algo?- Suspiré con unas lágrimas tratando de salir de mis ojos y
volví a negar, alzando un poco los abrigos para ver la venda que cubría con disimulo toda mi muñeca. –
Dejame ver...- Se acercó a mí y yo terminé empujándola. Con mi dedo índice indiqué que se marchara de ahí,
pero parecía no tener intención de hacerlo. Era un incordio. –Me quedaré hasta que te vayas.
Quería gritarle que se fuera, pero la presión en mis cuerdas vocales era más fuerte, por eso apreté los labios
entre sí mientras agachaba la mirada. ¿Por qué no me dejaba en paz y se iba? Quizá era que si no hablaba
no me imponía lo suficiente, pero eso era algo imposible.
No sé en qué momento se fue, pero cuando llegó el autobús ella ya no estaba a mi lado. Cuando entré en este,
me encontré con Ally mirándome con mirada arrepentida, señalándome que tenía un sitio a su lado, entonces
me senté allí.Todo el camino me dediqué a escuchar sus disculpas que acabé aceptando por el bien de mis
cualidades auditivas y mi paciencia. Al llegar al colegio todo estaba... distinto. No en el aspecto, sino en el
ambiente. La gente caminaba con miedo, había tensión en el ambiente, por eso decidí no jugar mi suerte y
caminar mirando hacia el suelo.
Levantar la mirada no me benefició para nada.
Cuando íbamos casi entrando, pude divisar a lo lejos a Brenda hablar con alguienque no era de este colegio,
lo supe porque no llevaba el uniforme reglamentario que todos debíamos llevar sin ninguna excepción. La
capitana de las animadoras gesticulaba mucho y podía escuchar un poco de sus voces por los gritos que ella
pegaba, y cuando se apartó, la mirada de Verónica conectó directamente con la mía. Sin darme cuenta mis
pies se habían parado, y ella se notó mucho más nerviosa cuando me vio. ¿Qué ocurría?
Lo más rápido que pude con un cosquilleo que me recorría desde la punta de los dedos de los pies hasta la
nariz, comencé a caminar hacia la primera clase del día.
La primera clase era la de biología, y la profesora dedicó toda la hora a echarnos la bronca por el anterior
examen. Al parecer el 80% de la clase había sacado una nota bastante baja. No quise escuchar a la profesora
y saqué mi cuaderno, aquel donde dibujaba lo primero que se me venía a la cabeza, lo primero que pasaba
por mis pensamientos.
Fue por esa razón por la que me sorprendí a mí misma cuando me di cuenta que inconscientemente había
comenzado a dibujar el contorno de un ojo, uno no muy familiar para mí, pero que había visto recientemente.
Las horas antes del receso se hicieron pesadas y lentas, muy espesas, pero al fin estábamos Ally y yo yendo
hacia nuestra zona "privada", la que en realidad era un punto muerto donde no pasaba nadie y podían
dejarnos comer en paz si ocurría algo o si a Brenda con sus amiguitas o James con sus amiguitos decidían
divertirse con nosotras.
-¿Y si vamos esta tarde a tomar uno de esos batidos gigantes que te gustan tanto? Quiero... compensarte lo
de...- Se sorprendió cuando mi mano tapó su boca y yo con una sonrisa un tanto fingida, asentí. –Debo
contarte algo y es que... Will y yo... tenemos algo. A ver, que quizá es un poco pronto, pero es mono. Me hace
sentir bien, ¿sabes? Me dice que soy bonita.- Volví a sonreír otra vez así.
¿Cuándo fue la última vez que me llamaron bonita? Ah, sí, fue Lauren hace unos días, pero ella está
interesada en que tenga mi boca callada por lo del colgante, así que no lo tomé mucho en cuenta.** ** ** **
**El sabor del batido estaba aún en mi mente cuando el agua de la ducha caía por mi cuerpo. Ally me había
contado todos los detalles con Will que yo sinceramente no quería oír.
¿Quién a sus dieciséis años aún no ha dado su primer beso? ¡O no digo primer beso! Simplemente... Que
alguien me quiera, que alguien me tome de la mano y me lleve a algún lugar sorpresa, que me anime a probar
cosas que en mi vida probaría.
¿Es que yo no era lo suficientemente normal o bonita? Siempre me han llamado "rara", siempre me han dicho
que nunca nadie me querría, que solo me quería mi familia y Ally, y era cierto, no se equivocaban.Me miré
en uno de los azulejos del baño, miré mi rostro cansado y entonces mis ojos comenzaron a picar. No podía
descifrar las lágrimas caer por mi rostro porque tenía gotitas del agua que me estaba cayendo, pero sentí
que salían de mis ojos. Me sentía cansada, por eso mismo me miré las muñecas las cuales estaban llenas de
cortes, algunos recientes, otros tenían la cicatriz rosada y otras eran blancas. Esto no lo sabía absolutamente
nadie... Vivir en Boston tiene la ventaja de que en pocas ocasiones en el año tienes que ponerte poca ropa
porque casi siempre corre brisa fría, así que podía ocultarme perfectamente.
Entre una repisa de dentro de la ducha y la pared es donde escondía la pequeña hoja de cuchilla que tantas
veces había usado, así que cogerla otra vez para mí no fue una novedad. Justo cuando estaba a punto de
hacer presión en mi piel, alguien tocó en la puerta del baño.
-Camilita, no gastes tanta agua, por favor. Sal ya y ven a cenar.- Suspiré y terminé por guardar la cuchilla
aquella vez.
Al salir de la ducha, rodeé mi cuerpo con una toalla blanca y miré mi silueta en el espejo empañado. Mi pelo
ya llegaba por la cintura y eso a veces era molesto, pero solo me limité a suspirar y ponerme el albornoz
después de secarme un poco.-¡Kaki!- Unos débiles toquecitos sonaron en la puerta y eso me hizo medio
sonreír. Abrí esta y me encontré con mi pequeña hermanita mirándome con unos ojos idénticos a los míos
desde su altura.
-¿Qué pasa, Sofía?- Arrugué la nariz al escuchar mi voz después de tantos días, pero ella solo sonrío más,
me cogió del dedo índice para que me agachase un poco. Acabó rodeando mi cuello con los brazos en un
estilo de abrazo y me dio un beso en el cachete.
-Te quiero mucho.- Dijo con una vocecita un tanto más infantil que la que solía tener ella normalmente, y así,
se fue corriendo. ¿Qué le ocurría?
Casi sin darme cuenta me encontré con una inmensa sonrisa en mi rostro caminando a mi habitación. Ella
me tenía como gran referente para cuando creciese, y por muy pequeña que fuese, era lo suficientemente
inteligente como para saber lo que pasaba conmigo.
¿Cómo tres palabras de alguien tan pequeño te pueden cambiar tanto la noche? El olor de la cena
impregnaba toda la casa, pero yo fui hacia mi habitación para
ponerme el pijama allí. Esta vez quise ponerme uno rosa de cuerpo entero con motivos
navideños, ya era hora, ¿no? Me puse unas pantuflas de margaritas y dejé la toalla de mi pelo aún para que
se secara un poco y dejase las ondulaciones en este.
-¿Eres una princesa rosa o qué?- Sonó una voz a mis espaldas y me sobresalté, poniendo la mano en mi pecho
al ver que era Lauren quien había dicho eso. ¿Cómo no me había percatado que había abierto el ventanal?
Miré hacia este, pero estaba cerrado, entonces fruncí el ceño. ¿Cómo lo había hecho? Cuando todo esto pasó,
mi madre entró, iba demasiado arreglada para la hora que era, ¿qué ocurría?
-Oh, Camila, se me olvidaba... Creo que ya habéis hecho las presentaciones,
¿no? Le dije a Lauren que subiese para que te dieras prisa. Te presento a la nueva niñera de
Sofi.-Creo que mi expresión fue graciosa, pero no cabía en el asombro.
-Encantada, Camila. Tienes un nombre muy bonito.- Extendió su mano derecha hacia mí y yo con algo de
inseguridad, la sujeté con la mía. Una corriente eléctrica me recorrió losdedos, por eso la miré a los ojos.
¿Era la única que lo había sentido?
-Bueno, chicas. Tenéis la cena ya en la mesa y yo tengo que irme ya, tu padre y yo debemos ir a una cena de
negocios. No te duermas muy tarde, toma tus medicinas y contrólate, ¿está bien?- Mi madre depositó un beso
en mi frente y asentí un poco ruborizada de que Lauren estuviese viendo lo sobreprotegida que estaba por mi
madre.
Unos minutos después en los que pasé estática en el sitio, escuché la puerta de la entrada cerrarse. Ni siquiera
me di cuenta de que Lauren seguía frente a mí parada hasta que dejó una mochila sobre mi cama.
-¿Estás preparada para que te pague la promesa que te debía sobre lo del colgante esta noche?
Capítulo 6
-¿No te gusta la idea?- Supuse que preguntó eso al ver mi ceño fruncido mirando su mochila abierta con
cosas que trajo para probar en mí, yo rápidamente sacudí mi cabeza asintiendo, caminé hacia donde estaba
mi pequeña pizarra blanca, comenzando a escribir con el rotulador negro para después enseñárselo.
"Me gusta, pero deja de meterte en mi vida, y mucho menos en la de mi hermana."
La miré con el gesto serio y ella torció sus labios encogiéndose de hombros, incluso abrió la boca para decir
algo, pero los pequeños pasos de Sofi se aproximaron a mi habitación, yo rápidamente borré lo que ponía en
la pizarra.
-Se va a enfriar la cena... ¡Vamos! También quiero poner una peli después de cenar.- Y después de esa
incursión, simplemente se fue. Yo sonreí tiernamente al ver a mi hermanita, así que sin esperar mucho más,
salí de la habitación.
Cuando las tres estuvimos en la cocina, empezamos a comer de la lasaña que había dejado preparada mi
madre. Lauren le contaba cosas graciosas a Sofi y hasta llegó a echar el agua por la nariz de las carcajadas
que le provocaba la ojiverde. Yo, por el contrario, me concentré en terminar la cena, puesto que no quería
mirar más de la cuenta a Lauren. No me gustaba la forma que estaba teniendo de acercarse a mí, ¿cómo iba
a ser la niñera de mi hermana? Con suerte no robaría los ahorros de mi familia como lo hizo con el colgante
que
estaba en mi posesión.
-¿Has terminado?- Escuché la voz de Lauren dirigirse hacia mí, así que levanté la mirada hacia la suya que
miraba mi plato. Asentí alzando una de mis cejas. -Voy a lavar esto... Vecon tu hermana y ahora voy yo a ver
esa película que ella dice.- Habló mientras se quitaba la chaqueta negra con algunos parches vintage que
llevaba en ella, asentí de nuevo y caminé hasta el salón.
-¿Cuál quieres ver, Kaki?- Tenía ya todas las películas del Blu Ray esparcidas por el suelo. Me senté a su
lado en la moqueta a lo indio comenzando a ver todas las opciones que había aunque en mi mente ya tuviera
el título de mi película favorita de todas aquellas.
-¿Qué tal si vemos Wall-E?- Dijo la voz ronca a mis espaldas, estaba tras de mí contemplando los títulos
como yo. Negué y con mi dedo índice presioné la carátula de Shrek.
-¡Sí! ¡Shrek!- Gritó Sofi alzando sus bracitos, yo solté una suave risa que rápidamente reprimí al notar la
mirada tan fija y tan penetrante de Lauren sobre mí.
Me limité a encogerme de hombros, terminando por coger el Blu Ray de dicha película para colocarlo en el
reproductor. Al darme la vuelta vi cómo Sofi se había sentado en el sofá junto a Lauren, obviamente me
tocaba sentarme al lado de la ojiverde y una sonrisa decoraba su rostro, pero... No, así no iba a estar cómoda
viendo la película.
Mis pies se dirigieron al sillón individual que había, y así conseguí que Lauren soltara un gruñido un tanto
divertido. Si ella quería meterse en la intimidad de mi casa, no iba a conseguir meterse en mi propia intimidad
tan fácil.
-Una media hora después--Pst.- Escuché a Lauren llamarme y fruncí el ceño, no iba a mirarla, ahora era
cuando Shrek le contaba a Asno lo de las cebollas y... -Pst. Eh... Mírame.- Los susurros de Lauren al final
consiguieron que me despistara de la película, así que acabé mirándola, descubriendo a una Sofi totalmente
dormida en el regazo de Lauren. -¿Podemos llevarla a la cama y empezar a convertirte en alguien no-
raro?Asentí rápidamente, me levanté del asiento que había escogido para ello y con un poco de experiencia,
cargué a Sofi en mis brazos. Ya pesaba un poco y necesitaba ayuda para meterla en la cama, pero no siempre
iba a ser pequeña... Tenía que crecer. La pelinegra subió las escaleras junto a mí con las manos metidas en
los bolsillos de su pantalón negro rasgado por las rodillas hasta que llegamos a una puerta con muchos
stickers de florecitas puestos en ella, Lauren abrió y me ayudó a arropar a mi pequeña hermana.
-¿Cómo tienes tanta fuerza para cargarla? Eres un palito.- Dijo ella a mis
espaldas y suspiré resignada a sus palabras. Abrí la puerta de mi habitación y me senté a los pies de mi cama,
mirando cómo ella entraba y como si fuese la primera vez que estaba allí,
inspeccionó todos los elementos de mi habitación con sus ojos.
Di una fuerte palmada frunciendo el ceño para que me prestase atención, se sobresaltó y casi suelto una
carcajada cuando ella arrugó la frente, me encogí de hombros entonces.
-Vamos a empezar por cortarte ese horroroso pelo...- Abrí los ojos como platos y negué rápidamente
agarrando con las manos mis propias puntas del pelo. -Tranquila, no hoy... Eso necesito que lo haga una
peluquera o peluquero, no estoy tan mal de la cabeza como para hacer algo que no sé. Veamos qué tenemos
por aquí... Oh, sí.- Ojeando en su mochila, acabó sacando un crop-top negro con unos pantalones similares
a los de ella. -La ropa es mía, pero es para hacernos una idea. ¿Tienes ahorros?- Asentí señalando un cerdito
rosa en la estantería. - Entonces este fin de semana tendrás que venir a comprarte ropa conmigo y con Vero.
He visto tu armario y sinceramente no hay mucho que aprovechar. ¿De verdad usas esa camiseta de
unicorn-...- En ese momento le di un cojinazo en la cara que no alcanzó a esquivar, así que le dio de lleno. -
¡¿Cuándo vas a dejar de tirarme cojines, Camila?!
Aquel grito me asustó tanto que mis piernas actuaron solas, me levanté y con mucha rapidez me escurrí por
debajo de la cama, acabando en posición fetal.
-Hey... ¿Camila? No te asustes, es que... No quiero perder un ojo si la cremallera del cojín me da ahí, ¿sabes?-
Vi cómo se recostaba en el suelo, apoyaba la cabeza en la moqueta, yo temblaba y mi respiración estaba
agitada, mis ojos a punto de soltar alguna que otra lágrima. -¿Te asusté?- Asentí despacito con mi cabeza y
ella soltó una suave risa. -Lo siento, no fue mi intención.- Estiró una mano hacia mí y yo la observé, movía
sus dedos con delicadeza, loscuales estaban algo rojizos, ¿tenía las manos frías? En un momento de
curiosidad, inconscientemente acabé sosteniendo su fría mano, accediendo a salir de mi escondite poco a
poco.
-Pruebate esto, da igual si algo no te vale... recuerda que es para una prueba,
¿Vale?- Dijo mientras yo me ponía en pie con su ayuda. Las piernas aun me temblaban, pero me hice la fuerte
y asentí cogiendo la ropa que ella me estaba ofreciendo y así fui a ponérmela al cuarto de baño.Los
pantalones me quedaban grandes de la cintura, pero el trasero lo rellenaba casi por completo, el top me
quedaba un poco grande también. Al mirarme al espejo sonreí un poco, esa ropa era guay.
-¿Terminaste?- Escuché al otro lado de la puerta y tan solo abrí para que ella me mirara, soltó una suave
risa mirando mi cuerpo mientras yo escondía mis muñecas dañadas en
mi espalda. No iba a arruinarlo. -Te queda un poco grande, pero en este fin de semana cogeremos algo de tu
talla. Ven.
Me llevó hacia mi habitación y yo tuve que agarrarme el pantalón porque se me iba cayendo poco a poco
mientras caminaba. Al llegar, Lauren tenía como un set de maquillaje puesto en la cama, así que solo enarqué
una ceja.
-Ahora toca un poco de maquillaje. Tranquila, que no te voy a pintar como una puerta... Es solo... algo
natural.- La miré y pude comprobar el poco maquillaje que ella llevaba. Un poco de una línea negra encima
del ojo, en las pestañas, carmín natural... -Te tienes que estar bastante quieta, ¿vale?- Cogió mi mano, la
cual tuve un impulso de retirar por el repentino abordaje de confianza, pero para mi sorpresa, reaccioné
sentándome sin protestar.
Lauren preparó una pintura de color carne y se la puso en el dorso de su mano izquierda para después con
una especie de esponjita mojarla ahí. ¿Sería suave la esponjita? Mi ceño se frunció al fijar la vista ahí, pero
entonces sentí un dedo levantar mi barbilla.
-Esto se llama base, y recemos porque Vero no se haya dado cuenta de que le he cogido la suya, tiene casi tu
mismo tono de piel y si te pusiera la mía serías... algo así comoDrácula.
Soltó una pequeña risa ante la broma que acababa de hacer, pero yo seguía con mi vista enfocada en la
esponjita hasta que empezó a darme toques en la cara con esta y aquella pintura fría a la que ella llamaba
"base". Siguió con los toquecitos por toda mi cara, y cuando llegó a la parte de la mandíbula, arrastró hacia
abajo. No pude resistirme a cuando terminó, seguir mirando la esponja.
-Eh, ¿Te gusta esto?- Me enseñó la esponja de nuevo y yo asentí rápidamente. Escuché una pequeña risa por
su parte y, después de limpiarla con una especie de toallita, la dejó en mis manos.
Concentré mi vista en la esponja, tocándola y revisándola por todos lados, buscando algún desperfecto, pero
lo único era que estaba un poco manchada de maquillaje aún. Vi de soslayo a Lauren coger algo, pero yo
seguía concentrada en mi esponja... La apretaba y volvía a su forma natural, como una de esas pelotas anti-
estrés que venden en la farmacia de la esquina. Lauren volvió a alzar mi rostro, pero yo seguía apretando y
aflojando la esponjita.
-Esto es anti-ojeras, y se utiliza para...- Alcé una ceja ante su siguiente explicación y ella sonrió. -Vale,
señorita, es obvio para qué se utiliza, ¿no?- Asentí soltando una pequeñita risa al notar que ella había
entendido mi gesto.
Con un pincelito fue colocando de esa pintura bajo mis ojos y yo a veces los cerraba fuerte porque parecía
que iba a meterlo en mis cuencas, pero no pasó, tan solo volvió a coger mi preciada esponjita para dar otra
vez toquecitos en esa zona.
Después de una larga hora de "estate quieta", "deja de jugar con la esponja" y "no cierres los ojos tan fuertes
que no te voy a hacer daño", Lauren dio por finalizado el maquillaje.-¿Quieres verte? Has quedado
fenomenal.
Habló con una media sonrisa y yo asentí con ansia, así que me levanté para ircorriendo al tocador de mi
habitación. Cuando me vi en el espejo, mis labios se entreabrieron.
¡Estaba hermosa! ¿Cómo había hecho eso? Acerqué mi cara para verme mejor todos los detalles, estaba
asombrada con el resultado.
-Espera, me falta algo.- Cogió mi mano para acercarme a ella, y para mi sorpresa, otra vez no me asusté con
ese tacto tan repentino de aquellas manos tan frías.
Tenía un brillo de labios en sus manos que desenroscaba y yo lo miraba con toda la atención del mundo.
Cuando tuvo las dos partes separadas, su mirada fue directa a mis
rosados labios, no pude evitar mojármelos con la lengua, ¿y si los tenía secos? Estarían feos y no quería que
Lauren los viese feos.
-Entreabrelos... Así.- Me hizo una demostración con sus labios y así lo hice. -No, no... Tienes que dejarlos sin
presión, déjalos normales... Así, muy bien.- Conseguí la postura que ella deseaba.
Con sus ojos verdes cristalinos clavados en mis labios, sentí una sensación extraña en mi cuerpo, como un
hormigueo y era molesto realmente, no me gustaba porque parecía que me iba a caer al suelo, pero ella no
lo notó, así que... Punto para Camila.
El pequeño pincelito del brillo, fue tocando mis labios lentamente, y de algo de lo que no me había dado
cuenta es de la cercanía que había tomado Lauren para eso. Examinaba mis labios con sus ojos a la
perfección, de forma que me sentí algo avergonzada. Nadie nunca se había fijado tanto en eso.
-Listo... Ahora tienes unos labios más que besables.- Sonrió ampliamente y yo alcé mis cejas ante lo que
acababa de decir.
Cuando ella volvió a enroscar el brillo, vi cómo su mirada bajaba a mis manos. Mierda. No puedo cometer
ese error. Escondí mis muñecas malheridas rápidamente en mi espalda y vi que su mirada subía rápidamente
a mis ojos.
-Dime que lo que acabo de ver es producto de mi imaginación. Enseñame... eso. Por favor.- De repente la
cercanía que ella había tomado y yo había aceptado, la esfumé con solodar pasos hacia atrás, pegué mi
espalda a la pared y con mi cabeza negaba reiteradas veces. - Por favor, déjame ver eso. Te lo ruego.- Dijo
en un tono casi suplicante, a Lauren se le habían cristalizado los ojos y no entendía cómo le estaba causando
tanta tristeza eso.
Un impulso que no fue dictaminado por mi cerebro, me hizo llevar mi muñeca izquierda al frente lentamente,
dejando todos los cortes y cicatrices a la vista de ella. Observé con cautela su rostro desde la distancia, sin
darme cuenta que estaba dando pasos lentos hacia mí hasta que cogió mi muñeca entre sus suaves y frías
manos, se llevó esta a sus labios y dejó un beso sobre mi piel. Un beso que me hizo sentir un escalofrío por
cada poro de todo mi cuerpo. Aquel gesto no hizo que dejase de mirarla, por lo que cuando levantó su rostro,
sus verdes ojos
se encontraron con los míos.
-No hagas esto, mudita. ¿Qué hay que te hace sufrir tanto como para hacerte daño? Cada persona en el
mundo es maravillosa a su forma... Bueno, menos algunos, pero esos están en la lista negra.- Hizo una pausa
para carraspear su garganta y luego continuar. -Todos somos maravillosos... Aunque seamos altos, bajos,
flacos, gordos, con granos, rubios, morenos, pelirrojos... todos somos maravillosos, porque todos tenemos
esto.- Deslizó sus dedos en mi muñeca hasta que cogió mi mano, llevando la palma de esta hasta la zona
izquierda de su pecho.
-Todos tenemos un corazón que late igual, y... Joder, no se merece que le hagamos daño así.
La expresión de Lauren era de alguien devastada, alguien que parecía que se le había caído algo encima,
pero no supe por qué fue eso, porque se escuchó cómo la puerta de la entrada de mi casa, dejando paso a un
saludo de mis padres desde la planta baja.
Mis ojos estaban enfocados en los suyos, pero ella fue la primera que dejó de mirarme para coger su mochila.
¿En qué momento había recogido todo?
-Debo irme. Nos vemos pronto, mudita. Tenemos un acuerdo de que hablar.- Y dicho esto, sin ninguna sonrisa
más ni ningún acercamiento más, desapareció por la puerta de mi habitación, dejándome parada con la
espalda pegada a la pared y anestesiada por aquel beso que dio en mi muñeca.

Capítulo 7
Era muy extraño que no encontrase a Ally por ningún lado aquel día, sinceramente me importó más bien poco
cuando a la salida del colegio la vi montarse en la moto de Will y desaparecer juntos. ¿Por qué me estaba
evitando?
De repente un tirón en mi mochila me hizo reaccionar, cuando giré la cabeza me encontré con que tres chicos
del equipo de béisbol me habían arrebatado esta y salieron corriendo por los pasillos.
¡NO! ¡MI TRABAJO DE CIENCIAS ESTABA AHÍ!
Corrí lo más que pude persiguiéndolos, con suerte solo se divertirían un poco pasándose la mochila entre
ellos, y cuando vieran que es demasiado aburrido marearme así, me la darían, pero mi sorpresa fue que al
entrar en el gimnasio con el fin de perseguirlos, habían dejado la mochila justo en el centro de la pista de
baloncesto. Suspiré resignada para finalmente caminar hacia ella y cogerla. Solo se escuchaba mi
respiración agitada de correr y el sonido de mis pasos.
Un momento. Yo no estaba caminando. Tuve que mirar mis pies para cerciorarme de esto, pero comprobé
que de verdad no estaba andando cuando una mano se posó en mi hombro. Di un respingo, alejándome de
repente para encontrarme con una Brenda enfadada. Los surcos de su nariz estaban abiertos y una sonrisa
irónica apareció en su rostro. Puso su mano con la palma hacia arriba delante de mí.
-Mi colgante. Lo quiero ahora.
Miré su mano y luego miré al suelo negando con la cabeza rápidamente mientras daba pequeños pasos hacia
atrás.
-¿No lo tienes?- Negué de nuevo con la cabeza, pero esta vez la mano que ella tenía estirada, impactó en mi
mejilla. –Maldita muda de mierda, dame mi puto colgante. Vale más que tu vida entera.
Llevé mi propia mano al golpe que había recibido, notando cómo mi mejilla estaba caliente por el reciente
impacto. Negué de nuevo con lágrimas en los ojos, mi mirada buscó ayuda de alguien, pero en el gimnasio
solo estábamos ella y yo.
-Quiero mi colgante. ¡QUIERO MI COLGANTE!- Entonces ella me empujó, haciendo que yo acabase en el
suelo por los nervios que tenía, se puso a horcajadas encima de mí y con las dos manos, tiró de mi pelo,
golpeando mi cabeza varias veces con la madera de la pista.
-Te dije que no lo tenía ella.- Una nueva voz apareció de la nada, una voz familiar. Los golpes cesaron, pero
yo me quedé hecha una bolita sobre la pista mientras con mis manos apretaba la zona de mi cabeza golpeada.
Un sollozo se aventuró a salir de mi pecho, y no pude parar las lágrimas que ahora salían de mis ojos sin
parar.
-Es ella quien lo tiene. Sé que Vero la fue a buscar, y sé que desde ahí, noencuentro mi colgante. ¡LO TIENE
ESTA ZORRA!- Dijo Brenda a la familiar voz que había a lo lejos, pero que ahora, con pasos pausados se
acercaba a nuestra posición. La pelirroja de bote se levantó de mi cuerpo para enfrentar a esa voz.
llegó y se fue.
-¿Y qué? No veo por qué lo tenga que tener ella. Tú misma has dicho antes que
-Pero si ni Vero lo tiene, ni Lauren lo tiene...
-¿Has hablado con Lauren?- Dijo aquella ronca voz, yo quise levantar la mirada, pero mi miedo me paralizó
allí mismo.
-Sí, y...
-Y te dijo que cuando arreglases tu puta vida, podrías recuperar tu tesoro, ¿no?

McVey?
-S-sí.- Dijo Brenda algo nerviosa, ¿quién era quien ponía nerviosa a Brenda
-Entonces lárgate de aquí y deja a la chica en paz.
Un gruñido salió de Brenda y abandonó el gimnasio a un paso acelerado. Sabía que ahora esa persona iba
a ir hacia mí, por eso comencé a temblar y apreté más mi cabeza.
-Eh, ¿eres Camila?- ¿Cómo sabía mi nombre? Muy lentamente retiré las manos de mi cabeza para alzar la
mirada hacia el remitente de esa ronca voz, viendo a un chico pelirrojo de ojos azules y una sonrisa tímida.
Era del colegio, porque llevaba el uniforme, aunque tuviese la corbata aflojada y la camisa por fuera de los
pantalones con algunas arrugas.
-No te preocupes, no voy a hacerte daño. Soy colega de Lauren, me llamo
Edward, pero puedes llamarme Ed, es más corto y menos formal.- Soltó una pequeña risa y mehizo gracia
que intentara ocultar su acento británico. ¿Quizá era escocés? Sería muy gracioso verlo con una faldita de
cuadros... Camila, céntrate.
Cogí la mano de aquel chico y se mostró otra vez sonriente, la mano que me había sostenido se soltó de la
mía para rascarse la nuca.
-Lauren me ha dicho que si te puedo llevar a su apartamento, dice que quiere hablar contigo y es... urgente.
Ya sabes cómo es.- Encogió sus hombros, yo recordé que no me había presentado y el chico, aunque fuese de
mi escuela, se mostró simpático, no era de los que me maltrataban. Le tendí la mano sacándome la plaquita
que llevaba en mi cuello colgando con una sonrisa tímida.
-Uh... ¿Qué? Ah.- Enfocó su vista en mi colgante mientras con su mano apretaba la mía en señal de
presentación. –Karla Camila Cabello Estrabao... Bien. Edward Christopher Sheeran. Solo tengo un apellido
porque... Soy inglés.- Soltó una risita, y de verdad que hubo una incógnita en mi cabeza. ¿Por qué estaba
conociendo a gente que respetaba mi espacio y no me provocaba miedo y ansiedad justo cuando mi
adolescencia está en el estado más pasado?
Él comenzó a caminar con las manos metidas en los bolsillos del pantalón del uniforme, y a decir verdad, los
tenía bastante caídos. ¿Cómo hacía para no quedarse en calzoncillos? Suspiré frunciendo un poco el ceño.
-¿Te da miedo subir a una moto?- Preguntó Ed mientras yo le seguía a paso rápido. Negué rápidamente con
mi cabeza cuando llegué a su lado. –Menos mal, porque no tengo.- Soltó una suave risa y seguidamente
llegamos a una ranchera 4x4 muy vieja, de hecho, creí que iba a caerse a pedazos si cerraba más fuerte de
la cuenta la puerta al montarme.Cuando estuvimos en el interior de aquella tartana, me fijé en que en la
guantera había una pegatina con la huella de un perro, o tigre, o lo que fuese... naranja. Llevé mi dedo índice
a acariciar la silueta del sticker, hasta que escuché su voz ronca y retiré rápidamente la mano de allí.
-¿Te gusta? Es la huella de un tigre de bengala, y es naranja por lo que... Bueno, ya sabes, el chiste de que
soy pelirrojo. ¿Sabes? Me gustaría que si saco un disco, tuviera esahuella, pero hasta entonces...- Ladeé la
cabeza queriendo que continuara hablando. Incluso entreabrí los labios, pero nuevamente, era incapaz de
pronunciar palabra, y eso me frustraba mucho, así que me crucé de brazos con el ceño fruncido.
-Eh, ¿qué ocurre?- Dijo mientras conducía y mie miraba intermitentemente, hasta que puse la mano en su
mejilla para que no apartase la vista de la carretera. –Vale, a veces se me olvida que no puedes hablar.
Por un buen rato estuvo manejando y yo estuve mirando por la ventana del coche. Estábamos a unos minutos
del centro de la ciudad cuando él aparcó en una calle casi principal. Cuando bajamos del coche, Ed se puso
delante de mí para que le siguiera, pero yo seguía colocándome la mochila bien después de bajar, así que
luego tuve que dar pasitos rápidos para alcanzarle.
-Oye, no te conozco, pero... No sé, aunque no hables me das buenas vibraciones, ¿sabes? Además, parece
que te tratan igual que me trataban a mí en Reino Unido. Mi mote era zanahorio, ¿y el tuyo cuál es?- Quise
decirle que mi mote era dependiendo del día "asquerosa muda" o "puta muda", pero no pude, y creo que se
dio cuenta, porque cuando entramos al ascensor de un bloque de pisos, se echó a reír. –Mierda, se me olvida
de verdad que no hablas. No estoy acostumbrado a tratar con personas... como tú.
Ese "como tú" es el que más me hiere de otras personas, pero cuando lo dijo así, con esa suavidad en su voz,
solo tuve que sonreír. Iba a llevarme bien con este chico.
¿Aprendería a descifrar mis gestos como Ally? Dale tiempo, Camila, dale tiempo.
Vi que tocó el número 13, así que me tocó esperar en aquel pequeño espacio con alguien que no conocía. ¿Y
si no era de tanta confianza como yo creía? ¿Y si me traía solo para llevar a cabo un plan con los populares
del colegio? ¿Y si...? Una melodía llegó a mis oídos, y es que él estaba tarareando una canción en un volumen
muy bajito, le miré atentamente, su mirada también se clavó en la mía y alcé las cejas.
-Es... una nueva canción que estoy componiendo. Es... Bueno, no está terminada, le falta algo de letra, pero
creo que va a llamarse Give me love. ¿Sabes lo que me gusta de esa canción? Tengo muchos amigos, y creo
que soy el único que los aguanto borrachos, bueno, pues... Me he propuesto escribir una canción para cada
uno de mis amigos."¡Ping!" sonó el ascensor, interrumpiendo nuestra charla para indicar que habíamos
llegado al piso deseado. Él salió primero, sacando la llave del apartamento de su bolsillo, para finalmente
abrirlo y mire adentro, porque se veía la sala desde allí.
-¡Lauren!- Gritó Eddy. Sí, creo que voy a llamarle así, y no importa si le molesta... nunca va a escucharlo,
¿no? Eddy, Eddy, Eddy.
-¿Qué quieres ahora, saco de zanahorias?- Dijo la voz de Lauren que iba acercándose, y cuando llegó a la
sala principal donde yo estaba con Eddy, se sorprendió. –Joder, no me acordaba que te mandé eso.
-Bueno, ahora creo que sí. Me costó encontrarla, ya sabes, no hace mucho ruido.- Sonrió mientras me daba
un codazo suave y yo sonreí levemente mirando hacia el suelo.
–Solo tuve que buscar a Brenda y la encontré agarrada a los pelos de ella.- Me señaló a mí con la barbilla,
y entonces Lauren se me acercó rápido, consiguiendo que yo diera pasos rápidos hacia atrás.
-Mudita, tranquila... No voy a hacerte nada... Quiero saber si te ha hecho daño.- Levanté la mirada para
encontrarme con aquellos orbes verdes preocupados y enfocados en mí.
-Mírale la cabeza, creo que se dio ahí... Voy a por una birra y me encierro en la habitación, no me molestes,
torta.
-Ed, te he dicho miles de veces que soy bisexual.- Dijo Lauren mirando a su amigo a través de la barra
americana mientras él cogía un botellín de cerveza.
-Bueno, yo todavía no te he visto con un hombre.
-¡Es porque es más torta que yo!- Dijo Vero desde el pasillo y tanto ella como Ed acabaron riendo, pero Vero
no aparecía por la sala.
-Mantened la puta boca callada y desapareced de mi vida.- Ed se fue riendo porel pasillo con la cerveza en
la mano, y así nos dejó a Lauren y a mí a solas. -¿Dónde te dio?
Fruncí el ceño ladeando la cabeza y suspiré para llevarme la mano derecha a la mejilla, aun se notaba
caliente, y no era porque precisamente hiciera calor, ya que estaba a punto de nevar según vi por la ventana.
Después, llevé la mano a la parte posterior de mi cabeza, notando un bulto bajo mis dedos, por el cual fruncí
el ceño de nuevo. Me dolía aquél chichón.
-¿Duele?- Asentí y desapareció por un momento, acabando por volver en unos segundos con una bolsa de
gel frío. En cuanto la cogí la puse en donde estaba el impacto.
–Verás, Camila... yo... Necesito que protejas ese colgante con todo lo que puedas. Están buscándolo por todos
lados y... Joder, hasta está en el maldito periódico.
Se sentó en el sofá abriendo el diario por una página que tenía marcada para dejar a ver la foto del colgante
y la noticia de que estaba perdido. Cogí el periódico comenzando a leer aquella noticia hasta que noté un
olor a tabaco, me aparté el periódico de delante para encontrar a una preocupada Lauren con un cigarrillo
recién encendido en sus labios. Inmediatamente sintió mi mirada, sus ojos se clavaron en mí, así que señalé
su cigarro negando con el ceño fruncido.
-Déjame adivinar. Fumar es malo, ¿no?- Sonrió con el cigarrillo ahora entre sus dedos y suspiré asintiendo
mientras me sentaba en el sofá, lo más alejada de ella que pude.
–Bueno... Cada uno se mata como quiere.- Dijo secamente y yo no pude evitar bajar la mirada a las mangas
largas de mi jersey, allí donde deberían estar todas las cicatrices debajo de la ropa.

Capítulo 8
-Escúchame, Camila.- Dijo Vero mientras salía de aquel misterioso pasillo donde todos se perdían
colocándose una camiseta negra de tirantes aprovechando la calefacción. –La pasma está buscando ese
maldito colgante y no podemos permitir que te involucren, así que vas a tener que dejar que Brenda registre
en tus cosas mientras el colgante nos lo das.
¡¿Cómo?! ¡¿Que Brenda tenía que registrar en mis cosas?! No, no y no. Tengo cosas que nadie tiene que ver,
tengo mis pinturas... ¡y sé muy bien que si Brenda ve mis pinturas va a destrozarlas! Negué con la cabeza en
rotundo mientras sentía aquel par de ojos sobre mí.
-Tienes que dejar que lo haga, o si no va a mandarte a la poli y créeme que por la millonada que cuesta ese
colgante y lo que Brenda está ofreciendo de recompensa, hasta
crearán un ordenador a lo Stephen Hawking para que hables y digas dónde está.- Dijo Lauren mientras
apagaba su acabado cigarrillo en el cenicero.
Con mucha indignación quise comunicarme, incluso abrí mis labios un par de veces mientras negaba con la
cabeza una y otra vez, pero mi respiración cada vez iba más acelerada, mi pecho presionaba más, lo que mis
oídos escuchaban se transformaba en un eco lejano. Sentí una mano encima de mi hombro y la empujé con
furia. Saqué mi móvil para escribir intentando tranquilizarme.
Respira, Camila. Respira. Profundo.
Así... Mejor. Sigue. Respira.Terminé de teclear en mi teléfono móvil y se lo enseñé a Lauren.
-"No penséis que voy a dejar que alguien se meta en mis cosas. Esconderé el colgante todo lo mejor que
puedo, hasta el punto que ninguna de vosotras va a encontrarlo tampoco hasta que todo se calme."- Leyó en
voz alta, vi a Vero venir hacia mí como un huracán y me empujó fuerte, de forma que mi espalda chocó con
la pared.
-Mira, niñata, como se te pase tan si quiera por la mente no devolvernos el colgante, te... te... te...- Vero había
cogido el cuello de la camisa de mi uniforme mientras trataba de alzarme del suelo con el puño en alto.
-Verónica, suéltala.-Habló la imponente voz de Lauren detrás de nosotras. ¿Por qué ambas jugaban al "poli
bueno, poli malo" constantemente? –La señorita Camila Cabello va a darnos ese colgante y va a dejar que
Brenda mire entre sus cosas, ¿verdad, cielo?- Los verdes ojos se clavaron en mí y yo negué ansiosamente.
Cogí la mochila, y sin esperar a colocármela en los hombros, corrí hacia la salida del departamento.
Escapé de allí, sí, pero ojalá no lo hubiese hecho.
Mi casa estaba a unos cuarenta y cinco minutos caminando de allí, y cuando llegué, un coche negro familiar
a mi vista estaba aparcado en la puerta de mi casa. Al mirar hacia mi balcón pude comprobar que el ventanal
estaba abierto, así que mi rostro se transformó en pánico. Lo más rápido que pude, saqué las llaves pero no
atinaba a encajarla en la cerradura, lo que no hizo falta, porque la puerta se abrió sola, mostrando a una
Vero sonriente, alzó su mano y mostró el colgante.-Si no es por las buenas, es por las malas, rara.- Dijo
mientras pasaba por mi lado. No, no, no, no podía ser, yo sabía dónde lo había escondido y... Era imposible
encontrarlo. De dos en dos subí los escalones que llevaban a las habitaciones. Mi puerta aún estaba abierta
y la luz encendida, pero lo que no esperaba es que mi estudio, donde yo ilustraba en mis lienzos... estuviese
también abierto.
Corrí hacia allí con ansiedad residiendo en mi pecho, pero lo que no pude creer es que prácticamente todos
mis lienzos acabados estuviesen rajados, incluso los que estabanenmarcados, todos estaban rajados en varias
tiras. Ni siquiera reparé en que Lauren estaba allí intentando reparar los desperfectos irreparables que
habían hecho, tan solo... salió. Salió de mis labios.
-¡NO!- Solté un grito desgarrador mientras iba hacia mis pertenencias más preciadas, intentando con mis
manos colocar las tiras de tela, pero no, no se podía. –No, no, no, no... dime que no... no... no...- No podía
controlar mi cuerpo, estaba temblando, me faltaba la respiración. Tantísimos años y tantas horas en esa
habitación plasmando lienzos para que ahora todos estuviesen... hecho añicos.
-¿Camila?- Me giré al escuchar aquella familiar voz, y el rostro de Lauren era un verdadero poema. Mis
lágrimas comenzaron a salir, y yo negué, ella intentó alcanzarme pero salí corriendo antes de que eso pasara,
consiguiendo llegar al baño donde me encerré con el seguro de la puerta echado mientras escuchaba los
golpes que Lauren daba en la puerta.
Me abracé a mis rodillas mientras lloraba y lloraba, mi respiración no se normalizaba, llegaba hasta a
marearme que estuviese hiperventilando tanto con los sollozos, pero en ningún momento levanté la cabeza
de mis rodillas.
-Camila, por favor, contéstame... Sé que puedes. Ahora sé que puedes.- Pequeños sollozos iban llegando
repentinamente a mi cuerpo, haciendo que votara. -¿Por qué me has ocultado que de verdad hablas? Nos
hubiésemos ahorrado todo esto y... Mierda. Solo...
Vero entró allí y yo no supe qué iba a hacer hasta que vi todo y...- Di una fuerte patada a la puerta con la
que supuse que la asusté, pero mi llanto no paraba. –Camila... Camz, eh... No voy a irme, así que abre esta
puerta, por favor. Abre...
Mis dedos se enredaron en mi propio largo cabello estropeado y tiré de él por pura rabia que tenía en mi
interior. Quería rajar a Vero como ella había hecho con mis bebés...
¿Quién es capaz de hacer eso con el arte? El arte no se puede destruir...
-Camila... Respira.- Supuse que mi respiración se escuchaba demasiado alto y por eso me dijo aquello, pero
no me hacía gracia que estuviera allí. Si había hablado no era por confianza con ella, era porque ni sabía
que estaba conmigo y había visto mis bebés... Otro sollozo salió de mi pecho sin poder reprimirlo.-No voy a
irme hasta que salgas de ahí.- Escuché su ropa rozarse con la puerta, así que creo que se sentó con la espalda
pegada a esta, pero no me importó. En cualquier momento iban a llegar mis padres y claro que ella iba a
salir de allí.
No sé cuántos minutos pasaron, pero aquellas cuatro paredes me estaban atrapando demasiado. De verdad...
me apretaban el pecho, y necesitaba salir, necesitaba ponerme cuanto antes a restaurar mis hermosos
cuadros, o al menos recrearlos de nuevo... No podría perdonarme dejarlos así. Cuando abrí la puerta de
repente, Lauren cayó de espaldas a mis pies.
-Auch...-Casi ni la miré, porque mis pies se movieron por inercia hacia mi estudio. Me entretuve en poner
todos y cada uno de mis mejores lienzos sobre el suelo, juntando con mis manos las tiras de telas que había
esparcidas por todo este. –Camila... Lo siento, yo...- Lauren se calló cuando se dio cuenta de que yo la estaba
ignorando por completo. –Solo lo siento.
Oí cómo dejaba algo sobre mi escritorio y se marchaba porque escuché también la puerta de la entrada
cerrarse. Sinceramente me daba igual lo que pasara con ella, podía seguir soportando a Brenda, James y sus
séquitos como lo había hecho estos últimos años de mi vida sin su "defensa" de mierda.
Últimamente me estaba sorprendiendo mi incapacidad por calcular el tiempo, porque cuando acabé de juntar
todos los pedazos, mi madre llevaba 3 llamados a merendar, y sinceramente no me acuerdo de haberla
escuchado llegar, pero el cuarto llamado lo hizo Sofi, quien daba pequeños toquecitos en mi puerta.
-Ya voy, Sofía... Ya voy.- Levanté la vista de todos los lienzos destrozados, acabando por estirar las piernas.
Tan solo mi pie izquierdo se quedó un poco dormido.
Algo me llamó la atención, y es que había un sobre en blanco en mi escritorio.
¿Era de Lauren? Con mucho cuidado lo abrí, porque la curiosidad me podía y... bueno, porque de nada me
iba a servir no abrirlo.
"10 pm Prudential Tower. No llegues tarde.
LMJ."

Capítulo 9
Ni siquiera recordaba qué pasó la noche anterior, solo desperté con un horrible dolor de espalda. Claro...
Había dormido en la moqueta de mi estudio intentando reparar mis cuadros. Decidí que no iba a ver a Lauren
aquella noche, no se lo merecía, no se merecía mi atención.
Tuve que levantarme a apagar la alarma de mi teléfono móvil que estaba en mi habitación antes de que
despertara a todo el mundo. Hoy, sábado, tocaba ir a la psicóloga. Todos los primeros sábados de cada mes,
tocaba, así que después de desayunar y prepararme, me encontraba con mis padres y Sofi en el coche.
-¿Puede venir Candy a jugar conmigo esta tarde?- Habló mi hermana mientras yo iba con un solo auricular
puesto en mi oreja derecha.
-Sofi, tienes que hacer la tarea y seguro que Camila tiene que estudiar, así que esta tarde tenéis que hacer
eso.- Mi madre miraba hacia el frente en el asiento del copiloto.
-¡Mamá! Porfi...- Sofi se quitó el cinturón y se colocó entre los asientos para estar más cerca de mis padres.
-Sofi, ponte el cinturón...- Dijo mi madre.
-¡NO! Quiero que venga Candy... ¿Por qué Ally puede venir cuando quiera y
Candy no?- Perfecto... un berrinche.-¡Sofía! ¡Te ha dicho tu madre que te pongas el cinturón!- Mi padre no
apartó la vista de la carretera mientras buscaba aparcamiento.
Harta de aquella situación, quité los auriculares de la conexión a mi móvil y agarré a Sofi para volver a
sentarla en su asiento, colocándole el cinturón casi a la fuerza.
Después de unos minutos más en silencio, mi padre consiguió aparcar, bajamos todos del coche y Sofi seguía
con el berrinche. Mi madre intentaba colocarle bien el abrigo, pero ella seguía de brazos cruzados y la
barbilla baja.
-Camila, ve entrando... Tu madre luego habla con la psicóloga.- Asentí a mi padre y fui caminando hacia la
puerta de la clínica con la cabeza agachada. Siempre me daba
vergüenza entrar allí aunque llevase 12 años haciendo lo mismo.
-¡Hey Mila! Tú por aquí otra vez...- Me saludó el chico de recepción y yo le miré asintiendo con una pequeña
sonrisa en mis labios. -La doctora Jauregui te está esperando, pasa, pasa, pero antes toma.- Como cada
sábado de cada mes, él me daba una piruleta con sabor a manzana y yo la guardaba en mi chaqueta.
Abrí la puerta encontrándome con una sonrisa de la mujer que más me conocía el mundo, la señora Clara
Jauregui.
-Hola, Camila, ¿qué tal estás? Siéntate, pequeña.- Le sonreí y me senté en el asiento que tenía preparado
para todos sus pacientes frente a su mesa de escritorio, así quedamos cara a cara. Clara era una mujer
fantástica, de hecho cuando empecé a ir a su consulta, era jovencísima y acababa de sacarse la carrera
prácticamente, pero mis padres confiaron en ella.Miré mis manos que se movían entre sí nerviosas, aún no
me acostumbraba a estar en aquella consulta nueva, la cambiaron hace unos meses, la remodelaron
completamente, y en cierto modo, echo de menos aquellos dibujos que decoraban la blanca pared y que ahora
estaban en el cajón de Clara.-Está algo vacía, ¿verdad? ¿Por qué no me dibujas algo mientras vas
tranquilizándote, Camila? Estoy segura que sabrás lo que dibujar para que el blanco no sea tan frío.- Con
su mano derecha me pasó un folio y una caja con rotuladores, yo, sonriente, asentí fervorosa de su propuesta,
atrapando todo lo que me ofreció.
Estuve concentrada en los dibujos que hacían, aquello con lo que había soñado aquella noche, me acordaba
perfectamente y quería plasmarlo en la hoja, pero al cabo de una media hora, Clara volvió a hablarme.
-Eh, solo has utilizado el color negro... ¿No te gustan los otros colores?- Me miró con una ceja enarcada y
yo carraspeé. Iba a hablar sobre mi arte y necesitaba tener mi voz bonita para ello.
-Yo... bueno... Es que... he soñado en blanco y negro y... He soñado con esto.- Le pasé el folio algo nerviosa,
intentando descifrar su gesto al ver mi dibujo.-Este ojo me suena... ¿Conoces a quien lleve este ojo?- Negué
rápidamente mirando también el dibujo.
-Solo... solo... ha salido en mi sueño y... No sé... ¿De quién es?- Me fijé que en el rostro de Clara se había
mostrado una sonrisa, a lo que yo ladeé la cabeza, ¿qué le hacía gracia?
-No lo sé, Camila. ¿Estás mejor? ¿Duele aquí?- Puso su propia mano en su pecho y yo arrugué la nariz.
-Un poquitito, pero... se... se va pasando poco a poco...-¿Te han vuelto a intimidar en clase?
-Yo... Pues... un poco, no sé, como siempre.- NI se me iba a ocurrir hablar del tema del colgante y mucho
menos de las impresentables de Verónica y Lauren.
-Cuéntame.
-Bueno, he hecho... un avance, ¿sabe? Fui a una fiesta con... con Allyson y... cuando llegué la tonta... perdón,
Brenda, me intimidó y... Luego me fui.
-Está bien que te hayas esforzado en estar con más gente, ¿pero era eso lo que querías?- Negué con la cabeza
mirando mis propias manos.
dando de lado.
-Yo... yo no quería, pero Ally quería, porque... ha conocido un chico y... me está
-¿Ally te está dando de lado?- Asentí suspirando, la presión en mi pecho se iba poco a poco mientras hablaba
con ella. Confiaba cien por cien en Clara, nunca me cortaba al hablar y era buena conmigo. -¿Por qué?
-Bueno, supongo... supongo que yo no puedo darle lo que... lo que le da el chico ese, es... es obvio. Ya... ya
no almuerza conmigo, así que... me quedo sola en nuestro... nuestro escondite...
-Tienes que intentar hacer más amigos, Camila...- La mujer me miraba fijamente y yo asentí algo tímida.
-Es que... todos se burlan y... yo no sé qué hacer... Soy tan rara que en el mundo... en el mundo de las raras
soy la que más rareza tiene y.... y... yo... Al final todos acaban fallando.- Bajé la vista una vez más. -Una vez...
le di una oportunidad a la chica... a la chica nueva de clase, el... el año pasado, ¿recuerda, Clara? Pues...
esa chica... me... me... me...-Te humilló como lo demás.
-Me humilló como los demás.- Repetí lo que dijo, porque si Clara me ayudaba a acabar de hablar teníamos
el código de que yo repitiese sus palabras, así me sentiría más segura.
-¿Y si pruebas a ir a las terapias de grupo?- Negué fuertemente con la cabeza, mirando de nuevo a los ojos
de Clara.
-No quiero volver a ser la rara de ahí, la gente se ríe cuando ve que no puedo hablar... No quiero.
-Camila...
-No... Estoy bien así. Es raro tener a tanta gente a mi alrededor...- Carraspeé un poco. Después de eso
seguimos hablando de mi progreso que estaba siendo nulo porque Clara insistía en que dejase de hacer que
los demás hablasen por mí, que dejasen de responder por mí y me esforzase en hablar aunque la ansiedad
apretase en mi cuerpo.
Cuando pasó una hora y media que estuvimos hablando (ella más que yo), dimos por terminada la sesión del
mes. Salí de la consulta para que pasase mi madre y Clara le explicase la conclusión que había de esa sesión,
yo solo me quedé sentada en la silla de la sala de esperas, con mis piernas colgando empecé a jugar con
ellas, haciendo circunferencias hasta que escuché que mi madre salía de la consulta. Me recibió con una
sonrisa y yo medio sonreí
para levantarme y coger su mano.
-¿Quieres ir a comer a la casa de los abuelos?- Asentí rápido con los ojos abiertos y a mi madre le salió una
sonrisa casi involuntaria.
-¿Qué tal?- Preguntó mi padre con Sofi en sus hombros, parece que a alguien se le había pasado el enfado.-
Bueno... lo de siempre, ya sabes...- Dijo mi madre con tristeza mientras caminábamos hacia el coche. A veces
pienso que ellos creen que porque no hable no les escucho o algo así...
El viaje en coche fue tranquilo, Sofi casi no se quejó porque por fin le habían permitido que su amiga Candy
viniera a casa con la condición de dejarme estudiar y no molestarme.
-Aquella misma tarde.-Me encontraba estudiando Historia, pasando apuntes a limpio y resumiendo un poco.
La verdad es que la historia me parecía muy interesante y se me quedaba fácilmente en la memoria todos los
acontecimientos que llevaban a ser lo que somos hoy, y...
"Tock."
Suspiré al reconocer el sonido, era una piedrecita tocando en mi ventanal. Me levanté para ir a mirar por
este, encontrándome a Lauren allí abajo, mirando directamente hacia mí con un cigarro entre los labios. Sin
más, eché el seguro del ventanal y cerré las cortinas.
"Tock."
Cuando estuve sentada volví a escuchar una maldita piedra en mi cristal y suspiré, poniéndome los
auriculares para así no escuchar nada de mi exterior y concentrarme en lo que estaba haciendo.
Los remordimientos que no tuve la noche anterior por dejarla plantada, me vinieron ahora al dejarla en la
calle con todo el frío que hacía. Aunque no estuviese nevando, las calles tenían algo de hielo por las bajas
temperaturas. Abrí las cortinas encontrándome a Laurensentada en la acera de frente con su móvil en la
mano derecha y el cigarro en la izquierda.
Quité los auriculares de mis oídos para ahora abrir la cortina, abrir el ventanal y observarla desde allí. ¿Aún
no se daba cuenta de que había abierto? Aquello iba a ser divertido. Cogí una de las muchas piedrecitas que
ella se había encargado tirar a mi balcón y se la lancé, dando directamente en su cabeza.
-¡Auch!- Exclamó guardando su móvil, se puso la mano en la cabeza y me miró, yo no pude evitar reír ante
su reacción. -Eso no vale, Cabello. ¿Puedo subir? Tenemos que hablar.- Dijo en un tono algo frío y yo negué
divertida con la cabeza. -Vamos, me estoy muriendo de frío... Solo... Déjame entrar.
Caminó hasta estar en la tubería, solo encogí mis hombros y entré de nuevo a la habitación para sentarme
en la cama como un indio. Unos minutos más tardes, la vi entrar a mi habitación por el ventanal, tirando el
cigarro antes de hacerlo, luego cerró la ventana y se sentó a mi lado.
-Dame una explicación coherente de por qué no viniste anoche.- Me miró y yo me encogí de hombros
moviendo mis piernas. Moviéndolas así parecía una mariposa y... -Camila,
¿me estás escuchando? Porque parece que no.
Negué con la cabeza soltando una media risa, pero a Lauren se le tensaba la mandíbula. Estaba consiguiendo
hacerla enfadar.
-¡¿Por qué cojones no hablas?! ¡Sé que puedes hablar!- Medio gritó y ni siquiera me preocupó que pudiesen
escucharla mis padres porque estaban en la planta de abajo intentando controlar al torbellino que eran Sofi
y Candi juntas.
Tan solo me levanté, fui hacia el escritorio donde tenía abierto el portátil con los apuntes casi pasados a
limpio por completo, volví a sentarme a su lado y escribí en Google: "Mutismo selectivo en adolescentes",
después, se lo entregué.
Juro que no vi nunca a alguien tan entretenido leyendo cosas en internet, mientras, yo también estaba
entretenida, pero mirando sus ojos, ahora que no me mirabaintimidaban menos, por lo que pude detallar el
color tan cristalino que tenían. ¿Eran verdes con motas grises? Eran raros, pero bonitos. ¿Algo raro podía
ser bonito? Claro... El arte abstracto era raro y bonito a la vez, pero las personas no podemos ser así.
-Así que...- Interrumpió mis pensamientos por completo.- No puedes hablar por la ansiedad y el pánico en
situaciones sociales... Pero...- Con la mano dije que esperase, volví a coger el portátil y puse en el buscador
"Mutismo selectivo en adultos".
Otra vez volvió el silencio, pero yo ahora me concentré en otra parte de su cara que me resultaba curiosa.
Aquel pequeño arito en su nariz me hacía gracia... era divertido.
¿Podría tocarlo? No, no, quizá eso le molestase. Bajé la mirada a sus labios, eran gorditos y a veces hacía
muecas con respecto a lo que estaba leyendo. Me encontré mirando las ondas que tenía su pelo castaño casi
negro, como terminaban en distintos lados, como caía el pelo por sus hombros...
-Así que si no progresas, puede que acabes teniendo estos síntomas de más mayor, ¿no? Es feo, porque si no
progresas a mí no me gustaría que no me mirases a los ojos o que tu cara no tuviese expresión... A veces tus
gestos son graciosos, ¿Sabes?- Me miró con una ceja alzada y sonreí de lado mirando al suelo ante lo que
hizo. -¿Tienes cinta americana?
Fruncí el ceño y asentí un poco. A gestos le dije que esperase y entré por una puerta que tenía en mi habitación
hacia mi estudio, abrí un cajón encontrando lo que buscaba, volví y vi que Lauren miraba desde fuera todo
el destrozo que causó su amiga en mi santuario, solo me encogí de hombros y volví a cerrar. Ambas volvimos
a sentarnos en la cama, pero esta vez, Lauren se quitó sus botas militares para sentarse como un indio, igual
que yo, y mirarme de frente.
-Voy a ponerme cinta americana en los labios y no voy a poder hablar... Como tú. Y así, vamos a estar hasta
que consiga una palabra de ti. Solo una, ¿Te apetece?- Mi ceño volvió a fruncirse y suspiré negando. -Lo
suponía, pero vamos a hacerlo igual.

Capítulo 10
Miré fijamente cómo Lauren cortaba con las tijeras un trozo de cinta americana y me la ofrecía. La atrapé
entre mis dedos, examinándola con detenimiento, luego la miré a los ojos y me sonrió.-Vamos, hazlo... Quiero
saber qué se siente, quiero entenderte y podremos... hacer algo. No sé el qué, pero quizá se nos ocurra algo,
¿no?- Asentí algo tímida, terminando por colocarle con cuidado la cinta sobre sus labios.
Lauren se pegó mejor la cinta con sus manos y entonces, cuando estuvo ya bien pegada, me miró con una
media sonrisa en su rostro. Hizo señas como que tenía un pincel en la mano y señaló mi estudio. Al ver que
yo no la entendía (en realidad sí, pero era divertido verla así), comenzó a berrear cosas que me provocaron
una pequeña risa.
-Mh, mmmmmh, mh. Mh, mmmmh.- Señaló con más insistencia mi estudio y yo con una sonrisa puse el dedo
índice donde se supone que deberían estar sus labios. Me llevé una sorpresa al tener ese contacto tan
inmediato con ella casi inconscientemente.
Me levanté tan rápido como me di cuenta que aquello pasó, tratando de tomar distancia mientras me dirigía
hacia mi estudio. Lo abrí, dejando que Lauren pasase conmigo, ya ese lugar había perdido la magia del
secretismo, aunque seguía siendo especial, allí me sentía bien. Cogí una de las muchas batas llenas de pintura
que tenía colgadas en el perchero y... Me di cuenta que Lauren estaba dirigiendo la mirada por todo mi
cuerpo, y cuando reparó en que yo la había descubierto, sus mejillas se colocaron rosadas. ¿Qué miraba?
Uh, seguro que era la bata...
¡No tenía culpa de que la pintura corriera ella sola a mancharla!Lauren también se puso una de las batas, y
cuando cogí un pincel, ella quiso hacer lo mismo, pero tan solo le aparté la mano con el ceño fruncido. Abrí
un cajón del escritorio para darle un pincel que tenía para cuando Sofi quería dibujar conmigo, no quería
que me destrozase mis pinceles más caros si no sabía manejarlo.
Cuando me encontraba preparando los colores primarios en mi paleta de colores, teniendo para ello que
colocar un nuevo papel de plata encima. Rojo, verde y azul. Al darme la vuelta, me di cuenta que Lauren
estaba colocando un nuevo lienzo blanco sobre el caballete, ajustándolo. Una de mis cejas se alzó, puesto
que de verdad no sabía qué quería hacer con todo esto, pero me dejé llevar.
Lauren se acercó a mí, atrapando con sus manos la paleta de colores primarios que había preparado. Miré
la cinta americana en sus labios y reí leve, era gracioso, pero en realidad que estuviésemos con ese silencio
me gustaba, podíamos estar cómodas sin tener que hablar... ¿Quizá Lauren iba a ser mi nueva mejor amiga?
Ally no me perdonaría eso...
Al salir de mis pensamientos, encontré a la ojiverde escribiendo con el color azul algo en la parte superior
del lienzo. "Miedos" se titulaba. Después me miró y con un movimiento, me ofreció la paleta, al cogerla, ella
volvió a tomar pintura con su pincel, volviendo a escribir: "A perder" escribió, y ahora ya estaba entendiendo
lo que quería hacer, así que solo volví a tomar el pincel del bolsillo de mi bata para mezclar un poco de azul
y verde, así se formaría el color cian. Una vez hecho esto... Comencé a escribir después de eso con mi horrible
letra de niña pequeña. "A las personas". Cuando Lauren leyó que le tenía miedo a las personas me miró
frunciendo el ceño, seguramente no podía comprender cómo le tenía miedo a las personas y estaba allí con
ella pintando.Puso su propia mano en su pecho y yo asentí, sí, le tenía miedo, como al otro
100% de las personas que estaban cerca de mí, porque al fin y al cabo todo el mundo acaba dañándote y es
que... yo tenía miedo al dolor de aquella forma, así que mojé el pincel en el agua- fuerte para quitarle la
pintura anterior, después, mezclé verde con rojo en la misma paleta, consiguiendo el color amarillo.
"Al cualquier tipo de dolor" fue lo siguiente que escribí. Sin querer, me di con el pincel en la cara,
manchándome la mejilla de amarillo. Iba a limpiármelo cuando Lauren me paróla mano que ahora sostenía
un trapo.
Negó con su cabeza para coger un poco de más azul con su pincel y dibujar algo en mi mejilla. Yo casi estaba
temblando por aquella cercanía, intentando contenerme y que la ansiedad no me comiera el sentido común
por completo, comencé a respirar más pausado,
quería tranquilizarme, y fue así cuando noté que Lauren ya había dejado de dibujar, yo ladeé la cabeza sin
entender, me puso las manos sobre los hombros consiguiendo así que me diese la vuelta hacia un espejo que
tenía allí, era pequeño, pero podía ver que ella había dibujado una flor azul en mi mejilla aprovechando el
amarillo que accidentalmente acabó ahí. Escuché a mis espaldas que se quitaba la cinta americana con un
quejido, la miré comprobando que la parte de sus labios estaba rojiza del tirón que se había dado. Era tonta...
-No aguanto más... Mira, ¿ves esa flor?- Señaló mi mejilla con su dedo índice y asentí volviendo a mirarme
al espejo. Era bonita. -A veces se cometen errores, pero si sabes cómo hacerlo... Puede que esos errores te
lleven a algo... Bonito. ¿No lo has pensado? Ha sido un error que te hayas manchado pero... Ahora es bonita
esa flor, ¿a que sí?- Asentí mirando a Lauren ahora a través del espejo. -Pues eso debes hacer tú... Debes
llenar tu vida de flores. Como... esto.
Al girarme me di cuenta que Lauren era la que había tomado ahora la paleta de colores y se puso frente al
lienzo pintorrajeado por nosotras.
-Yo, debo aprender que quizá perder no es tan malo si a quien dejo ganar es alguien que lo merece más que
yo, ¿no? Y... tú quizá debas aprender que no todas las personas... Van a hacerte daño. Al menos no
queriendo.- Había tachado con el color rojo todos los pocos miedos que estaban plasmados en el lienzo. -
¿Entiendes?- Asentí despacio, y casi sin reparar en aquello, mis pies comenzaron a moverse hacia ella.
Quité la paleta de sus manos y entonces, con las mías propias, separé los brazos de su cuerpo, consiguiendo
así deslizar estas por sus costados y dejar que me abrazase. Se sentía muy extraño, se sentía así porque...
Habían pasado años desde la última vez que alguien me abrazó. Mi propia madre tenía miedo de que al
abrazarme entrara en un ataque de pánico o agresividad y acabara haciéndole daño. Noté que Lauren se
sorprendía de mi acto, porque tardó un poco en reaccionar, pero al final acabó rodeándome con sus brazos
de una forma cariñosa, una forma casi fraternal.-No... no... no... no me gusta... no me gusta que... que...-
Cerré los ojos con fuerza ante los pensamientos que venían a mi cabeza. ¿Lauren creería que era tonta? ¿Mi
voz sería fea para que la escuchase? ¿Estaría incómoda con alguien como yo en sus brazos? Pasaron unos
minutos en los que no nos separaron, porque una presión muy familiar se instaló en mi pecho. Algo que ayudó
a que esto se disipara poco a poco es que Lauren pasaba sus manos por mi espalda lentamente, no me exigía
hablar, no me exigía que continuara con la frase que empecé... Tan solo estuvimos en silencio hasta que
volvía estar preparada. -No me gusta q- que... que... que huelas a tabaco... es... es... es muy... yo... odio ese...
ese olor.- Levanté la mirada a la suya y la vi sonriendo, estábamos muy cerca, tanto que sentía su respiración
en mi piel, pero en ese mismo momento yo misma estaba en tal estado de paz y tranquilidad con aquel silencio
que la ojiverde me regalaba que tan solo, observé todos sus rasgos, intentando memorizarlos, incluso ella
cogí una de mis manos colocándola sobre su rostro.
Mis dedos comencaron a delinear sus cejas, después las pequeñas arrugas que se hacían cuando fruncía el
ceño, más tarde bajé a la nariz, desde el puente hasta la nuca, después a sus pómulos, acabando en acariciar
sus labios lentamente. Era grandioso acariciar estos cuando su cara seria se transformaba en una sonrisa,
cómo su piel se estiraba. Miré aquel curioso arito de su nariz, y ahora sí pude tocarlo, saciando mi curiosidad
de si podía moverse o darle vueltecitas. Al mirar a los ojos a Lauren la descubrí mirando mis labios. ¿Tenía
pintura ahí también?
Poco a poco la noté inclinarse hacia mí, pero paró al notar que yo había comenzado a temblar otra vez.
-¡Camila! ¡La cena está lista!- Ambas nos separamos rápidamente al escuchar la voz de mi madre al otro
lado de la puerta, nos quitamos en silencio las batas, tiré el papel de plata con la pintura a la basura y puse
a mojar los pinceles.
Al apagar la luz de mi estudio y cerrar la puerta, vi que Lauren se estaba volviendo a calzar con sus botas
militares. Vi que tenía problemas con deshacer el nudo de una de estas, así que simplemente me puse de
rodillas en el suelo, desatándole con paciencia aquel fuerte nudo en sus cordones.
-Gracias.- Dijo en un murmullo y yo le mostré una sonrisa. Dándole su espacio para que terminase, organicé
todo en mi escritorio tratando de dejarlo lo más ordenado que fuese posible. -¿Podemos vernos mañana?
Quiero pasear un poco contigo, ¿eso está bien?- Me di la vuelta asintiendo. -Te paso a buscar a las...- Levanté
mi mano con los cinco dedos levantados,ella la chocó y yo levanté una ceja. -¿A las siete está bien?- Me reí,
porque mi gesto no lo entendió. Negué y volví a levantar mis cinco dedos. -Ya te he chocado, Camz... Oh, oh,
oh, vale, vale, ¿a las cinco paso a buscarte?- Entre risas leves asentí y entonces ella dejó un beso en mi cabeza
antes de salir por el balcón. -No seas impuntual, mudita.- Dijo agarrándose a la tubería para bajar a la calle.
A las cinco. Iba a pasear con Lauren a las cinco... Bien.
Bajé las escaleras casi dando saltitos, las palabras en mi estudio de Lauren estaban resonando en mi cabeza,
así que... solo iba a intentar ser mejor. Cuando llegué a la cocina el olor a deliciosa comida mexicana llegó
a mis orificios nasales, solo cerré mis ojos y aspiré con una pequeña sonrisa en los labios. Al abrirlos, tanto
mi padre, como mi madre, como mi hermana, me estaban mirando raro. ¿Qué ocurría?
-Camila, hija, ¿en vez de estudiar te has dedicado a hacerte florecitas en la cara con pintura? De verdad que
voy a echarle la llave a ese estudio antes de que repruebes...- Dijo mi padre, entonces caí en la cuenta que
no me había limpiado la pintura que había puesto Lauren
allí, solo fui al baño para lavarme la cara, pero una pequeña silueta apareció detrás de mí mientras me
lavaba.
-Esa florecita es muy parecida a la que hizo Lauren cuando jugamos a dibujar...
¿A ti también te ha enseñado a dibujarla?- Reí por lo bajo, acabando con mi tarea. Ahora me puse en cuclillas
delante de ella cogiendo sus mofletitos gorditos entre mis dedos con suavidad.
-Me ha enseñado ella, pero es un secreto, ¿vale?- Ella asintió con una infantil sonrisa en sus labios alzando
su dedo meñique delante de mí, yo lo entrelacé con el mío y ambas dimos un beso a la unión.

Capítulo 11
¡¿Cuándo iba a marcar el reloj las cinco de la tarde?! Estaba más que desesperada y nerviosa porque aquello
pasase, quería seguir hablando con Lauren, o que ella hablase conmigo... Me gustaba escucharla, me gustaba
cómo me trataba, me hacía sentir... Especial. ¡Pero no especial a lo "eres rara"! Sino... Especial de
importante.
Sin poder aguantar más, cuando faltaban cinco minutos para las cinco, bajé las escaleras despidiéndome de
todos con rapidez, salí a la puerta y... Mec. Error. Camila... ¿No puedes ser impuntual como todo el mundo?
Llegar antes solo trae problemas, porque... cuando miré hacia la esquina miré la silueta de dos personas
besándose, y aquella chaqueta me sonaba mucho... Era Lauren. ¡Bueno! Quizá... era cariñosa con sus amigos.
Sin pensarlo mucho más, caminé hacia la posición donde estaba Lauren con aquel chico, sin saber mucho
por qué... algo me hizo apretar la boca del estómago... Aquello no eran nervios. Con mi mano enguantada,
toqué el hombro del chico que estaba presionando a Lauren en la pared, él se separó y me miró con... ¿asco?
Creo que sí.
-Qué haces, niña, vete a otro lugar a molestar. Estoy ocupado, ¿o no ves?- Lo miré atónita, luego miré a
Lauren que estaba igual de sorprendida que yo, pero me miraba con pena.
-Ya te dije que tenía que irme, Ben. Yo... me voy, ¿vale?- Cogió la cara del chico para que no siguiese
mirándome, pero ya era tarde, porque cuando estaban despidiéndose, mis pies caminaron solos, volví a dar
los pasos que di hace un momento parándome en la puerta de mi casa para buscar las llaves. –Eh, eh, Camz,
mírame...
Mis manos temblaron al tenerla a mi lado, tanto que se me cayeron las llaves al suelo. Me agaché para
cogerlas y entonces sentí las manos de Lauren agarrando las mías,logrando así que la mirase.
-Es... es un chico que estoy conociendo, solo que es un poco imbécil, pero es lo que hay por el momento. ¿Me
perdonas por no haberte defendido? He querido pasear contigo desde anoche cuando te lo propuse... Por
favor.- Dijo en un tono amable, lo peor es que no sabía por qué, pero creo que la reacción que tuve no fue
porque ella no me defendiese...
Dejé mis pensamientos a un lado y asentí suspirando, volví a guardar las llaves en mi bolsillo. Debía darle a
Lauren una oportunidad... Ella me dijo que no iba a dañarme, quizá era verdad.
Íbamos en completo silencio, yo miraba hacia el suelo, ella miraba al frente e incluso a veces notaba cómo
me miraba de soslayo. Por fin, ella rompió el silencio.
-¿Tienes alguna propuesta sobre a dónde ir? Quizá... He pensado que quizá debíamos ir a... ¿Camila?-
Estaba perdida en mis pensamientos, pero al escuchar mi nombre de sus labios, reaccioné mirándola, ella
soltó una pequeña risa. -¿Has intentado hacerte la línea del ojo?- Asentí mirando de nuevo al suelo, seguro
estaba mal y por eso se había reído... Su mano me alzó la barbilla y entonces volví a mirarla. –Está realmente
bien... Vas aprendiendo.
Sonreí a medias encogiéndome de hombros, ella y yo seguíamos caminando pero su mirada seguía clavada
en mí, creía que no me estaba dando cuenta, pero sí lo hacía. Me hice la despistada hasta que escuché un
golpe.-Mierda, auch...- Miré hacia atrás encontrándome a Lauren con la mano puesta en su nariz, de
inmediato supe lo que pasaba porque ella estaba a punto de patear la farola de la calle, ¿se había dado con
aquella cosa por mirarme? Una carcajada involuntaria salió de mis labios.
Me acerqué a ella para quitar las manos de su nariz e inspeccionar que efectivamente no tenía sangre, pero
su tabique estaba rojo, seguramente iba a tener un moretón justo ahí.-¿Voy a morir, Doctora Cabello? ¿Cuál
es su pronóstico?- Dijo Lauren haciéndose la dramática y le di un pequeño tortazo en su brazo. -¡Auch! Que
ya estoy lo suficientemente herida para que me hagas más daño... Supongo que me tocará presumir de un
bonito moretón, ¿no?- Asentí aguantándome la risa con los labios apretados.
Minutos más tarde estábamos en una cafetería al estilo irlandés, donde Lauren y yo nos sentamos una frente
a la otra. No podía mirar su nariz sin reírme, y creo que ella lo notó, ahora casi no fruncía el ceño porque le
dolía.
-¿Qué van a querer, señoritas?
-A mí ponme una malteada de chocolate y a ella...- Yo seguía mirando la carta algo frustrada, no sabía
decidirme tan rápida. Opté por pedirme un chocolate caliente, así que le enseñé a Lauren lo que apuntaba
mi dedo. –Y a ella una taza de chocolate caliente.
-De acuerdo, en un momento les traigo su pedido.- El simpático chico desapareció por detrás de la barra.
Lauren se quitó los guantes de sus manos y yo me fijé en que sus uñas estaban pintados de negro, era hermoso
el contraste que hacía el negro con el blanco de su piel. Miles de dibujos se me vinieron a la mente para hacer
ahí, pero la voz de Lauren me despistó.
-No he fumado desde que me lo dijiste anoche.- Correspondí a la sonrisa que se formó en sus labios, asentí
aprobando lo que ella dijo. –He pensado que como no puedes hablar mucho... podría contarte sobre mí, para
que me conozcas, ¿no?- Asentí mirando a mi alrededor, a pesar de ser una cafetería, había demasiada gente,
y pensar en todo lo que me rodeaba en aquel mismo momento. La respiración se me comenzaba a hacer
pesada, mis manos
comenzaron a traspirar, pero entonces sentí algo frío que sostenía mis mejillas, eran los dedos de
Lauren.
-Eh, Camz... Mírame solo a mí, ¿vale? Todo está bien. Nadie va a mirarte raro ni hablarte mal... Y si lo hacen
aquí estoy... Vamos a pasarlo bien, solo no te pongas nerviosa.- Carraspeé un poco asintiendo, sentí mis
mejillas arder mientras ella quitaba sus dedos de allí, seguro que estaba sonrojada.Después de que nos
trajeran nuestro pedido, Lauren me contó sobre su vida. Tenía 20 años y dice que estaba harta de estudiar y
que cuando salió del instituto lo que menos pensó es en seguir en una carrera universitaria, pero que le
hubiese gustado ser ingeniera electromecánica, yo había leído sobre eso. Me dijo que a los 18 se mudó con
Vero y Ed al centro de la ciudad porque quería independizarse, que era bastante manitas y se pasaba las
tardes arreglando aparatos que le traían, incluso a vece la llamaban de un taller para reparar placas
electrónicas, "todo se aprende en internet" dijo ella y yo sonreí. También me contó que odiaba el café, que
prefería el té ante todo, que cuando amaba, amaba con fuerza, que era muy apasionada en todo lo que
hacía.Entre tanto coloquio, yo me quedaba mirando sus ojos con una sonrisa tonta que ni siquiera sabía
controlar, porque aunque intentase apretar los labios para no hacerlo, acababa sonriendo. ¿Y si Lauren era
un ángel que me habían mandado? Puede que fuera mi ángel de la guarda... ¿Quién no puede soñar?
-¿Puedo... puedo ver tus muñecas?- Tragó saliva a la par que yo y lo pensé por unos momentos, no tenía nada
que temer, hacía días que no lo hacía, no porque no quisiera, sino porque estaba intentando ser mejor, estaba
intentando que Lauren no tuviese lástima por mí.
Dejando la taza de chocolate ya vacía sobre la mesa, levanté la manga de mi abrigo por el brazo izquierdo
todo lo que pude, mostrándole mis cicatrices y algunos cortes antiguos que ya estaban sanando. Como si
fuese un ritual, Lauren se agachó a besar mis cicatrices blanquecinas, y juro que esos besos que ella me daba
ahí, eran bálsamo para mis heridas interiores.
-Son muchos...- Asentí volviendo a bajar mi manga cabizbaja, aquel tema aún no era agradable para mí... En
realidad no era agradable hablar sobre mí. -¿Y si vamos a pasear al puerto?- Alcé las cejas ante su propuesta
y asentí rápidamente, quería ir, quería porque nunca había ido. Irónico, ¿no? Vivir en Boston y nunca haber
visitado la zona comercial del puerto... Mi madre nunca me dejaba ir allí porque si me caía al agua, no podría
pedir auxilio.
Nos levantamos, y mientras me colocaba la bufanda con el gorro a conjunto, Lauren fue hacia la barra a
pagar su parte. Después fui yo al simpático chico, le señalé la mesa donde estábamos sentadas y él alzó su
ceja.-Aquella cuenta la ha pagado la señorita que va con usted...- Alcé mis cejas y fui a paso rápido a donde
estaba Lauren, frunciendo el ceño para que notase mi enfado.
-Vamos, Camz, era solo un chocolate... Déjame invitarte. Encima que voy a tener la nariz morada por tu
culpa...- Me hizo reír el volver a recordar el golpe que se pegó en aquella zona. Reparé en la mochila que
traía en su espalda, que hasta ahora no me di cuenta, pero no hice nada al respecto, solo seguí su paso.
Estaba emocionada por ir allí, y creo que se notaba en los pequeños saltitos que daba disimuladamente
mientras caminaba. Dejé a Lauren detrás de mí hasta que llegamos a la entrada de la zona comercial del
puerto. Me ofreció su mano con un poco de dudas y yo, tras dudar un poco, la cogí sin entrelazar los dedos,
solo sintiendo el calor que emanaban nuestras manos entre sí a través de la tela de nuestros guantes. Las
tiendas del puerto estaban cerradas porque hacía mucho frío y era domingo por la tarde, obviamente nadie
se iba a pasar por allí estando la pista de hielo abierta.
Temblé de frío y eso lo notó Lauren que inmediatamente me miró, aunque yo estuviese inmersa en ver los
barcos danzar lentamente y chocar en donde estaban atracados, asentí y poco a poco noté que los brazos de
Lauren se rodeaban en mí desde atrás, lo hacía con lentitud, y yo eso lo agradecía, agradecía que no me
sobresaltara con nada.
-Lesbianas de mierda.- Escuché una voz masculina joven detrás de nosotras, no quise mirar, a veces era
mejor estar callada e ignorar, pero eso a Lauren no le parecía suficiente.
-A ver si te voy a partir la cara, subnormal de mierda.- Dijo soltando una mano de mi cuerpo. ¿Cómo podía
ser tan dulce conmigo y tan mal hablada con los demás?
-No, a ver si te partes una uña, y entonces tendríamos un problema.- Lauren iba a ir hacia aquel chico que
se iba riéndose a carcajadas, pero la agarré del brazo.
-L-Lauren... Por... Por favor...- Dije en un susurro casi roto, el no haber hablado desde la noche anterior
hacía estragos en mi voz, tanto que a veces casi no la reconocía. Lauren me miró con emoción en sus ojos al
escucharme, yo sonreí tímida y miré al suelo.-¿Sabes una cosa?- Negué mientras ella desabrochaba mi abrigo
y se desabrochaba el suyo para acabar metiendo lentamente las manos por mis costados, entre la camiseta y
el abrigo.
Yo hice lo mismo, y al final, quedamos con los pechos pegados, se sentía bien, se sentía cómodo... Como ella
era un poco más alta que yo, apoyé mi cabeza en su clavícula sin perder de vista a los barcos danzando.
-Camz...- Murmuré algo intentendible para que continuase hablando. -¿No... no... no llevas sujetador?-
Negué con mi cabeza cerrando los ojos, era algo normal. -¿Por qué?- Alcé una ceja sin mirarla aún.
-Yo... no lo necesito.- Alcé ahora mi rostro para mirarla y sus mejillas estaban totalmente sonrojadas, ¿qué
pasaba?
-Hace frío, ¿sabes? Y al estar tan pegadas... He notado...- Intentaba hacer gestos con sus manos y yo aún no
entendía, simplemente volví a abrocharme el abrigo. –Es igual.
¿Quieres cenar conmigo? Hoy Ed prepara la comida y después va a estar molestando con la guitarrita, pero
seguro que te gusta.
Saqué mi móvil del bolsillo para mirar la hora que era, las 7 y media de la tarde... Bueno, quizá con
organización no llegaría tan tarde a casa y mi madre no se enfadaría, solo se preocuparía un poco, pero
nada importante. Acabé asintiendo con una sonrisa tímida.

Capítulo 12
Caminábamos, yo mirando al suelo y Lauren estaba atenta a todo lo que pudiera observar en la calle. En
unos minutos, sentí sus dedos en mi barbilla, alzándola, haciendo que la mirase.
-Te pierdes muchas cosas si miras solo hacia abajo. Como que en tan solo un momento van a encender las
farolas de la calle... Se encienden por secciones, ¿sabías?- Negué con la curiosidad de ver ahora las luces
encenderse.
Por más que caminásemos, no veía que se encendían las luces, todo seguía igual, pero veía las tiendas
decoradas para navidad, algunas parejas caminando cogidas de la mano, un niño con su madre cogido de la
mano y un globo en la otra... Había muchas cosas delas que no me daba cuenta si iba mirando al suelo. El
foco de mis ojos marrones se dirigió hacia Lauren, que ahora iba caminando con una sonrisa, medio encogida
con las manos en los bolsillos.
En unos momentos, se encendieron todas las luces de la calle en la que estábamos, la cual me sonaba... Es
que claro, allí estaba el apartamento de Lauren. Oí que sacó las llaves, solo esperé, y en unos momentos
estábamos en el ascensor. Recuerdo que ahí fue cuando Ed me dijo que estaba componiendo una canción que
se llamaba Give me Love... Intentaba recordar la melodía de la canción, pero era casi imposible.
-Camz... Escúchame un momento, por favor.- Levanté la vista hacia ella. –Es posible que ahí dentro esté
Brenda con Vero, así que solo... no te agobies, ¿vale? No va a hacerte nada mientras yo esté a tu lado. Y lo
de Vero...- En ese momento se abrió la puerta del ascensor, haciendo que saliésemos de allí en camino a la
puerta. –A Vero dale tiempo, tiene mucho carácter pero...- Yo bajé la mirada al suelo recordando mis lienzos
rajados, ella lo notó y entonces, como nunca antes había hecho, me dio un beso rápido en la mejilla. –
Tranquila.
¿Tranquila? ¡¿Cómo iba a estar tranquila?! Ese beso en la mejilla había sido... me había quemado la piel,
porque toda la sangre se me acumuló en las mejillas, puesto que me sonrojé casi al instante.
Escuché que Lauren abrió la puerta y entré tras ella, olía delicioso, y supuse que Eddy ya estaba cocinando,
cosa de la que me cercioré cuando pasamos por al lado de la barra americana. Me resultó raro no ver a
nadie en la sala, pero Lauren se puso delante de mí para sacarme de los pensamientos que tenía.
-¿Has probado la cerveza alguna vez?- Alcé una de mis cejas y ladeé la cabeza.
¿Cerveza? Muchas veces papá cuando salíamos a comer se pedía una... ¿Por qué no probarla? Negué a su
pregunta. -¿Quieres probarla?- Me encogí de hombros medio sonriendo.
Lauren desapareció tras la barra americana, podía escuchar que se metía con Eddy y Eddy con ella, pero
ambos reían. Observé la sala, no era muy grande, pero tenía dos sofás, una tele y una mesita. Detrás de mí
tenía una estantería con muchos libros, la mayoría eran clásicos, los cuales yo ya había leído, los libros
clásicos de historia eran mi pasión.-¿Te gustan?- Escuché una voz a mi espalda, me giré y vi a Eddy
sonriéndome. Su pelo estaba más despeinado que de costumbre, llevaba también un delantal negro que
alguien se había encargado de escribir en él "Saco de Zanahorias", cosa que me hizo sonreír, seguro que
había sido Lauren. –Mis favoritos son los tres de El Señor de los Anillos... Estos.- Los señaló con el dedo
índice.
-¡Zanahorio, te juro que como se queme el pollo asado y tengamos que pedir pizza, te tragas un sofá!- Eddy
soltó una risa y volvió dejarme sola en aquella sala.
Terminé sentándome en el sofá que estaba frente a la tele, sacándome los guantes y tan solo desabrochándome
el abrigo. Unos sonidos bastante extraños se escuchaban en un momento de silencio entre Lauren y Eddy,
eran... ¿quejidos? ¿Qué estaba ocurriendo en ese pasillo? ¿Tenían algo así como una máquina torturadora
de personas? Definitivamente nunca iba a entrar a ese pasillo de los horrores, principalmente porque me
daba miedito.
-Hey, Camz, toma.- Después de coger un botellín de cerveza que me ofreció, se sentó a mi lado, puso sus pies
encima de la mesita y encendió la televisión.
Ella también tenía un botellín, pero yo me dediqué en mirar el mío con detenimiento, después olí el contenido
y arrugué la nariz. No olía muy bien... Le di una oportunidad a pesar de que oliera mal y le di un trago, cosa
que me hizo fruncir el ceño con mi boca abierta y la mandíbula desencajada. Estaba fuerte y agrio, ¿cómo
podía gustarle esto a la gente?
-Uh, ¿no te ha gustado?- Soltó una carcajada y negué dejando el botellín en la mesa. –Supongo que serás
más recatada y te gustará el vino... Pero eso es para la cena, cariño.- "Cariño". Esa palabra cariñosa me
volvió a hacer parecer una estúpida con las mejillas sonrojadas.
El móvil de Lauren sonó, lo sacó de inmediato y se levantó, poniéndose la mano en el bolsillo trasero de sus
jeans negros. Ahora que me daba cuenta... Se había quitado el abrigo, y por primera vez, vi su brazo
descubierto por la camiseta blanca de tirantes que llevaba, con la cual se le veía un poco su sujetador en el
costado de esta. Me asombré cuando en su brazo izquierdo vi un gran tatuaje que cubría su hombro y parte
superior del brazo. Era un rosal, con sus espinas. Las rosas aún no tenían color, y el tatuaje estaba algo
reciente por el brillo acrema que tenía y el relieve tan negro... ¿Le dolería?
-¿Mami? Hola, sí, estoy bien... Sí, he comido. La señora McCors ya me ha
pasado trabajo esta mañana. Sí, tan solo son unos encargos pero tendré dinero para una semana más. No,
mami, no hace falta que me mandéis dinero esta semana. ¡No! De verdad, estoy bien, además tengo una
sorpresa para cuando vaya a casa la semana que viene. No puedo deciros nada...- La mirada de Lauren se
encontró con la mía, mostrándome una sonrisa hermosa.
¡¿Cómo podía ser tan bonita?! Aquello en cierto punto me exasperaba, porque luego estaba yo y ni por asomo
era así.
Aproveché que ella hablaba con su madre para coger mi propio móvil y avisar con mensajes a la mía de que
iba a llegar un poco tarde, que había salido con Lauren y estaba bien. En cuanto eso pasó, Lauren ya había
terminado con su teléfono.
Los sonidos en el pasillo se escuchaban mucho más cuando entre Eddy, Lauren y yo pusimos la mesa para
los tres, íbamos a cenar en la mesita pequeña del salón, lo que me resultó divertido, mamá nunca me dejaba
cenar en otro lado que no fuese en la mesa de la cocina. Eddy destapó el corcho de una botella de vino,
vertiendo este líquido color burdeos en tres copas.-Toma, prueba esto, te gustará más que la cerveza.- Me
ofreció Lauren con una sonrisa amable, asentí, cogiendo la copa con mi mano derecha mientras entre los dos
iban sirviendo el pollo asado en los distintos platos para los tres.
La copa se posó en mis labios por propia voluntad, inclinándola un poco consiguiendo darle un pequeño
sorbo para saborear si era eso verdad de que estaba más bueno que la cerveza, y... era cierto, era más...
suave, más dulce. El sabor afrutado del vino llenó mi paladar y quise más, así que de forma casi ansiosa, di
un trago a la copa esta vez más largo, dejándola ahora a mínimos, tenía mucha sed.
-Eh, eh, eh, mudita, que esto se bebe despacio... No quiero acabar viéndote dormir la mona en el sofá.- Sonrió
la ojiverde mirándome mientras con su mano le daba más volumen a la televisión y que así se escuchasen
menos los gemidos.Llenó otra vez mi copa, como la tenía antes, pero me pareció tan delicioso el sabor de
aquel vino que casi me tuve que resistir durante la cena a darle tantos tragos para acabar de nuevo la copa.
En mitad de la cena en la que los tres mirábamos atentamente la tele, estaba puesto un reallity show donde
todos pelean con todos, eran tontos, ¿no? Lauren se levantó de repente, alcé una de mis cejas cuando la vi ir
hacia el pasillo. ¡No, Lauren! ¡Van a maltratarte! Unos fuertes golpes sobre una madera retumbaron en el
pequeño apartamento.
-¡Verónica Iglesias, o bajas la intensidad o te juro que entro yo ahí y os tiro por la ventana! ¡Estamos cenando
y tenemos invitados!
-Eh, Camila, ¿quieres un poco de patatas? Te estás terminando toda tu parte del pollo.- Le miré asintiendo
con una media sonrisa, haciendo oídos sordos a lo que pasaba en aquel pasillo. Asentí con la cabeza
volviendo a mirar hacia la televisión y volviendo a beber un pequeñito sorbo de vino, no quería que Lauren
me regañase si bebía mucho y tenía que rellenar de nuevo la copa.
Cuando ella volvió, terminamos de cenar por fin. Me ofrecí a recoger, pero lo hicimos entre los tres. Para
lavar los platos, Eddy se los daba a Lauren, Lauren los enjabonaba y yo los aclaraba y secaba, así, con esta
cadena, íbamos a terminar rápido, pero entonces la puerta de la entrada se abrió.
-¿Dónde te escondes, Laurencita?- Se escuchó una voz masculina que ahora entraba por la puerta, era el
mismo chico que sorprendí besando a Lauren. Ella le miró de reojo mostrándole una sonrisa algo forzada a
mi parecer, el chico, sin esperar más, le dio la vuelta, pegándola al lavaplatos, cogió su cara y lo último que
vi fue su lengua entrar en la boca de Lauren, cosa que me pareció asquerosa. Si eso era un beso, creo que
nunca iba a darme uno con nadie.
Aparté mi vista aclarando y secando los últimos platos que tenía allí, y como hizo Eddy, salí hacia la sala. Al
pelirrojo también le parecía molestar la presencia de aquel muchacho, es que era desagradable... Ugh.
-Pequeña, ¿quieres que te enseñe una cosa?- Alcé la ceja mirándole, ladeé lacabeza como siempre que tenía
curiosidad y asentí con una sonrisa. –No quiero estar en el salón porque me parece que se lo van a pillar
ellos... Sígueme.
Oh no... íbamos hacia el pasillo de los horrores... No, no, no. Por favor. ¡No quería que me maltratasen! Una
puerta se abrió y se escucharon gritos.-¡No! ¡No vas a ir a ese sitio más! Joder, Brenda, ¿Estás loca? Yo te
dejaré dinero, pero no lo hagas más.- Salió una Brenda bastante despeinada arreglándose la blusa, sus
mejillas estaban sonrojadas y juré que sus labios casi le temblaban.
-¡No vas a decirme lo que tengo que hacer, gilipollas! ¡¿Ves?! James no haría esto, James acepta todo lo que
le digo. Eres una imbécil.- Vero corría tras ella mientras se abrochaba los pantalones, pero después de
escucharse la puerta de la entrada, todo se convirtió en silencio.
-Un día te juro que la echo.- Murmuró Eddy mientras entraba en el pasillo. Mis rodillas casi temblaban al
entrar en aquel sitio, no me gustaba y estaba bastante oscuro, pero cuando Eddy abrió una puerta, todo se
iluminó.
Había una cama individual pegada a la pared, un ordenador de sobremesa con una mesa de mezclas al lado
y varios posters de distintos grupos. A la derecha había un micrófono, algo que parecía como un pedal y una
guitarra de color claro. Sobre el escritorio había un cenicero limpio, un mechero al lado junto con un cilindro
algo raro... También había una guitarra bastante rota, pero supongo que a él le servía porque había también
un bolígrafo a su lado.
-Siéntate en la cama, escucha esto a ver si te gusta.- Me sonrió cerrando la puerta, yo asentí algo preocupada
por estar sin Lauren a mi lado, me sentía vacía por estar allí sin ella. Era... extraño, pero esto nunca lo había
sentido en mi interior.
Cuando me senté en la cama, Eddy tocó algunas cosas en la mesa de mezclas que conocía bastante porque
tuve que usarla en un proyecto de música para el colegio. Se puso unos auriculares, cogió su guitarra
colgándosela en los hombros, tocó las cuerdas y tocó las especies de manecillas que había en la parte
superior.-Eres la primera que escucha esto, ¿hm? Pero sé que me guardarás el secreto.- Sonrió mirándome
con esos ojos azules que hicieron que por un momento mis piernas y mis manos temblasen de emoción.
Siempre me ponía a escuchar música cuando estaba entre pinturas, pero esto era distinto... Me tendió unos
cascos inalámbricos y comenzó la canción.
"Voy a recoger las piezas y voy a construir una casa de Lego, si las cosas van mal podemos derribarla. Mis
tres palabras tienen dos significados, pero hay una sola cosa en mi mente y es toda para ti.
Y está oscuro en un frío diciembre, pero te tengo a ti para mantenerme caliente. Si estás rota, te arreglaré y
te mantendré a cubierto de la tormenta que está azotando ahora. Estoy fuera de la realidad, estoy fuera del
amor, te recogeré cuando estés cayendo y creo que ahora te querré mejor. Estoy escondido, fuera de mí, lo
haré todo por ti cuando llegue el momento, y sin todas estas cosas que he hecho, creo que ahora te querré
mejor.
Voy a pintarte siguiendo los números y colorearte. Si las cosas van bien, podemos enmarcarlo y ponerte en
una pared. Es tan difícil decirlo, pero ya he pasado por eso. Ahora te entregaré mi corazón y lo sustituiré por
el tuyo.
Este es el comienzo de algo hermoso."Los acordes de guitarra llenaron mis oídos, sonaba realmente hermoso,
y su voz... Su voz rasposa conjuntaba a la perfección con el sonido de la guitarra. Cerré mis ojos dejándome
llevar por aquella melodía, ¿cómo sería sentir el amor? No hablo del amor familiar... sino el amor que salen
en las películas.Sin darme cuenta tenía dos lágrimas corriendo por mis mejillas, un nudo se instalaba en mi
garganta. Este chico... ¿quién sería la afortunada que recibiría esa canción?
Cuando acabó, limpié rápidamente las lágrimas de mis mejillas con las mangas de mi abrigo, el cual no me
había quitado aún, no por frío, sino por mi brazo izquierdo, que aunque estaba sano, era feo ver tantas
cicatrices.
-¿Te ha gustado?- Me miró mientras ambos nos quitábamos los auriculares, asentí con una media sonrisa. –
Le dije a Lauren que escribiese una canción hace una semana, que yo le pondría la música, y esto es lo que
me ha dado esta mañana. Creo que... ha quedado bastante bien, ¿no?- Volví a asentir bajando la mirada.
¿Lauren sentía aquellas cosas por ese chico? Quizá yo... quizá yo no era lo que ella buscaba.
Me levanté alisando mi abrigo, dejé los auriculares en la mesa de Eddy y sorbí un poco por mi nariz. No
quería que él me viese así, aunque no le conocía mucho, aún no se había burlado de mí... Incluso me había
sacado de esa situación tan asquerosa que empezó en la cocina.
-¿Te vas ya?- Asentí algo mareada, ni siquiera sabía por qué estaba así, pero sentía mis mejillas arder y tuve
que sostenerme en el cabecero de la cama. –Parece que a alguien le ha hecho efecto el vino... Vamos, te llevo
a tu casa, no creo que Lauren ahora esté para interrupciones.
Eddy se puso un chaquetón y un gorrito el cual me dejó elegir entre tantos que tenía en su cajón, así que iba
bastante mono, parecía un osito de peluche pelirrojo. Al salir al pasillo ya no se escuchaba la tele, supongo
que estaba apagada. Para ir hacia la entrada teníamos que pasar por la sala, y por curiosa, miré hacia
allí."La curiosidad mató al gato" me decía mi mamá y eso era verdad. Lauren estaba en el sofá con aquel
chico más grande que ella, le sostenía la cara para besarla. Mis pies se quedaron clavados en el suelo, no
quería verlo, pero mis ojos no respondían a las órdenes que daba mi cerebro. Si no hubiese así, hubiese
escuchado a Eddy llamarme para salir. Si no hubiese sido así, Lauren no se hubiese separado de aquel beso.
Si no hubiese sido así, no hubiese sentido que algo dentro de mí se rompió cuando Lauren me miró
directamente a los ojos en aquella pequeña distancia con lástima en sus orbes.
Sacudí un poco la cabeza con los ojos llenos de lágrimas y salí de aquel apartamento con Eddy. ¿Lauren era
un ángel? No, no lo era... Porque en aquel momento la ansiedad volvió a mí, volvió a mi pecho, presionándolo
con fuerza, sin darme opción a casi respirar.
Si no hubiese sido así, no hubiese acabado entre mis sábanas llorando, una noche más, sola, sin poder
quitarme de la cabeza aquella última mirada que me dio en su apartamento. No iba a dejarla entrar, no
quería que me cuidase, no quería ser tan estúpida... No quería parecer una niña pequeña, no quería que me
mirase con lástima.

Capítulo 13
.No pude dormir en toda la noche, las pesadillas no me dejaron de atormentar. Ahora eran las cinco de la
mañana, y mi cabeza no dejaba de pensar, no dejaba de darle vueltas a mi existencia. Solo era un objeto
pasivo que iba y venía, pero siempre dependía de todo mi entorno para que mi estado de ánimo estuviese
bien, para que pudiese respirar con normalidad.
Ally no se ha quedado conmigo porque no sirvo para nada, y seguro se ha cansado de tener que cuidar de
mí.
Lauren se ha cansado en una semana de mí, ni siquiera se despidió cuando salí de su apartamento, ni siquiera
se levantó a decirme que estuviese tranquila, que nada iba a pasar si ella estaba.
Comencé a hiperventilar, me costaba muchísimo respirar con normalidad. Mis ojos se cerraron, intentando
que todo se calmase, pero mi cerebro me jugaba una mala pasada, todo estaba mal. Lágrimas salían de mis
ojos sin control... ¿Cómo iba a ser el modelo a seguir de mi pequeña hermana si era un desastre? ¡¿Cómo?!
Me incorporé en la cama, agarrando las sábanas con fuerza, tanto que mis nudillos cogieron un color
blanquecino, y lo pude ver por el reflejo de la luna que se colaba a través de las cortinas de mi habitación.
Me toqué el cuerpo, algo me estaba oprimiendo de respirar, y es que al llegar me había acostado con la ropa
puesta, con el abrigo puesto.Al quitármelo, algo se cayó al suelo, un papel. ¿Qué era eso? No recordaba
haber guardado ningún papel en mi bolsillo. Con las manos temblorosas, lo cogí. Encendí la luz de la mesita,
intentando respirar con normalidad, pero no podía, parecía que las paredes se juntaban e iban a aplastarme.
Me costó ver que era un número de teléfono porque mis manos temblaban tanto que era casi imposible ver
claramente las líneas en el papel. "Llamar en caso de
emergencia" era la leyenda del número de teléfono, y esa caligrafía... era la misma que estaba en el lienzo
aún sin cambiar de mi estudio, era de Lauren.
Sin pensar mucho más, cogí mi teléfono móvil de la mesita, lo desbloqueé y marqué el número, equivocándome
varias veces... era un desastre.
Un tono... Dos, tres, cuatro... Claro, quién iba a estar despierto a estas horas. Eres imbécil, Camila.
-¿Sí?- Me respondió una voz somnolienta, era ella. Me quedé callada, las palabras no se me venían a los
labios. -¿Quién es? Mira, si esto es una broma, mejor llama a otra hora, subnormal, estaba intentand-...
-Lauren...- Su nombre sonó de mi voz entre suspiros, entre intentos de coger aire.
-Camila... Camz, ¿estás bien? ¿Qué te ocurre? ¿Por qué te fuist-...
-Soy... soy... un desastre... soy...- Lágrimas afloraban de nuevo de mis ojos, dejando a ver un obvio ataque de
ansiedad que me estaba dando. Por teléfono era mucho más fácil hablar, pero no tanto... Lauren era especial.-
Escúchame, Camz... ¿Me visto y voy a tu casa? ¿Quieres?
-N-no...- Susurré eso, porque no era verdad, yo quería que viniese, quería que me abrazara y no me soltara,
que me explicase por qué se juntaba con aquel chico tan desagradable que miraba a todos por encima del
hombro.-Respira. Vamos, cuenta conmigo... Uno, respira... Dos, ¿estás respirando, no? Porque si te quedas
roja sin respirar entonces tenemos un problema...- Sonreí entre lágrimas. Respiraba cuando contó,
lentamente, sin prisas, aunque se me escapase algún que otro suspiro.
–Tres... respira. Levántate y ve al espejo de tu armario, corre.
Me destapé para ir a pasos lentos hacia el espejo, tal y como ella había dicho,
¿qué quería que viese? Me iba a entristecer más verme así.
-Y-ya...- Dije con un tono casi ansioso.
-Bien... Mírate bien. Mira todo en ti, mira tu reflejo, quiero que te digas a ti misma: Soy valiente, tengo voz,
soy más fuerte que mis miedos. Soy honesta porque sé reconocer la belleza del mundo descartando lo malo
que hay en él, y quiero hacer del mundo un mejor lugar porque soy honesta. Y lo más importante... soy
hermosa. Mi cuerpo, todas mis formas, mis cicatrices, cada imperfección y curva es bonita a pesar de que la
sociedad me diga que eso está mal. Mi mente, mi corazón, mi espíritu.
Me miré al espejo repitiendo mentalmente todo el mantra que me decía Lauren, la escuchaba atentamente,
no me perdía ni una palabra que ella decía.
-¿Estás ahí? A ver si has aguantado la respiración demasiado y...
-¿De verdad... de... de verdad crees que... que yo soy...
-¿Bonita?- Sonreí a medias por aquella palabra.
-S-sí... Sí, eso.
-¿Por qué no iba a pensarlo? Y quien no lo piense, perdona pero está un poco ciego, Camz. Eres...
maravillosa. Hace una semana y media que entraste a mi vida casi sin querer, y aunque no fue demasiado
bueno el comienzo... Eres importante para mí, eres una de las personas que hacen que me olvide que este
mundo es malo, que nací en el sitio y épocaequivocados, eres... Eres importante.- No me di cuenta que había
vuelto a llorar hasta que mis lágrimas goteaban a duras penas por mi barbilla.
-¿Puedes... puedes hablar conmigo hasta que.... Hasta... hasta que... me... me duerma?- Dije con una voz
tímida, me volví a sentar en la cama, dejando que mis pies colgasen, esperando una respuesta de ella.
-Solo si mañana vienes a la pista de patinaje conmigo.
-Yo... yo no sé...
-Yo tampoco, eso es lo que va a ser divertido. Vamos... Será divertido, Camz,
¿no quieres verme ser una perdedora y caerme una vez tras otra?- Solté una pequeña risa mirando mis
propios pies colgando. No sé en qué momento se fue a medias la ansiedad, pero ya mi respiración estaba un
poco más tranquila.-Iré... iré contigo. Pásame a buscar a las...
-¿Cinco?
-A las cinco.- Una sonrisa no desapareció de mi rostro en todo ese poco tiempo.
-Está bien, pero ahora tienes que dormir, faltan exactamente doce horas para que nos veamos y no querrás
ir con ojeras, ¿no?
-No...
-Entonces ahora toca dormir, ya mañana será otro día.
-Vale... Yo... Y-yo...- No lo digas, Camila, vas a quedar como una estúpida. Lavoz de mi cabeza habló. –Nos
vemos... Nos vemos mañana...
-Buenas noches, Camzi, sueña bonito.
-Buenas... buenas... noches...- Y colgué, llevándome el teléfono a mi pecho. De nuevo iba a verla, y esta vez
sin el imbécil.
** ** ** ** ** **-¡Camilita, ha venido Lauren a buscarte!- Escuché el grito de mi madre desde el piso de
abajo, tan solo recé porque Lauren no hubiese escuchado el mote que me tenía mi madre.
Bajé los escalones con cuidado, viendo que Lauren estaba en la entrada, de espaldas a las escaleras hablando
por teléfono.
-No... Verónica, de verdad, si quieres yo pago tu parte del alquiler de este mes. No es problema para mí, de
verdad, solo...- Me puse a sus espaldas y le tapé los ojos con una sonrisa mientras me mordía el labio. Un
momento... ¿Morderme el labio? Rápidamente lo solté.
–Escucha, luego hablamos, tengo asuntos importantes con los que tratar.
Colgó su teléfono móvil, pero yo no quité las manos de sus ojos. Pude presentir su sonrisa, porque cuando
ella lo hacía, sus pómulos se movían y ahora estaban moviéndose bajo mis palmas, lentamente, se fue dando
la vuelta y yo quité las manos de donde las tenía dando un paso hacia atrás para tomar algo de distancia.
-Vaya, qué sorpresa, no sabía que eras tú...- Se acercó con la intención de darme un beso en la mejilla, pero
entonces una pequeña figurita pequeña apareció, cogiendo la mano de la ojiverde haciendo que se retirase
de mí.-¡Ven, Lauren! ¡Vamos a jugar a los juegos del ordenador! Porfi, tengo uno nuevo, porfi, porfi...- Ella
miró a mi pequeña hermana con una suave risa y negó poniéndose en cuclillas.
-Ahora no puedo, Sofi, tengo que ir a hacer cosas y voy a estar ocupada... Pero esta noche nos tenemos que
ver, así que antes de cenar veremos un poco ese juego nuevo que tienes, ¿está bien?
Sofía asintió conforme con lo que había dicho Lauren. Un momento... Sofía... conforme con algo que estaba
en contra de su propuesta... ¿Aquello era un truco de magia o una cámara oculta?-Camila, abróchate esto...-
Apareció mi madre para abrochar mi abrigo y colocarme bien la bufanda. –Ten cuidado, ¿vale? Abrígate
bien porque no quiero que tengas un catarro y... Pásalo bien.- Sonrió y dio un beso en mi frente.

¿no?
-La traeré de una pieza, señora Cabello, de todas formas esta noche me quedo,
-¡Claro! Ya luego os dejo indicaciones...
Salimos de mi casa, yo iba caminando hasta que sentí un poco de frío en mis orejas, así que decidí sorprender
a la ojiverde. Saqué el beanie gris que ella me regaló del bolsillo de mi abrigo, acabando por ponérmelo lo
mejor que pude. Noté su mirada y casi vi de soslayo su sonrisa.
-Te queda bien.- La miré con una ceja alzada, haciéndome la desentendida. –El beanie.- Sonreí mirando al
pavimento mientras caminábamos. Cuando levanté la mirada, no pude creer a quién vi venir.
-¡Mila!- Exclamó mientras corría hacia mí y me abrazaba, era Ally. Solo cerré los ojos con el ceño fruncido,
no quería que me abrazase ahora. –Te extrañé... ¿Cómo estás?- Seseparó un poco de mí consiguiendo que yo
abriese los ojos. Mis hombros se encogieron y medio sonreí.
-¿Quién eres?- La ronca voz de Lauren hizo presencia.
-Soy Ally, la mejor amiga de Mila, ¿y tú? – Noté en el tono de Ally cómo intentaba marcar territorio.
-¿Su mejor amiga? Que yo recuerde, esta semana ella ha estado sola, y si no, estaba conmigo. ¿Qué clase de
mejor amiga eres?- Hasta yo me sorprendí del veneno que había en las palabras de Lauren.
-¿Perdón?
-Perdonada. ¿Vamos Camz?- Lauren se adelantó unos pasos y Ally no se podía creer lo que estaba pasando,
pero... Es que ella me había dado de lado toda la semana. Simplemente di unos pasos más para reunirme con
Lauren, dejando allí a Ally.
Estuvimos en silencio durante unos minutos mientras caminábamos, hasta que llegamos por fin a la pista de
patinaje. Las dos cogimos los patines de hielo que tenían nuestros números y yo me quité mis desgastadas
converses negras para ponerme esos zapatones, ¿cómo iba a caminar con eso?
-¡Vamos, Camila!
Realmente, cuando entramos en la pista de hielo, perdí la cuenta de cuántas veces Lauren cayó en el hielo,
yo me reía de ella, ella me regañaba por hacer eso, me animaba a soltarme de la barandilla para patinar un
poco, así que una de las veces cedí, me agarré a sus brazos, ella patinaba de espaldas y yo, con mis piernas
temblorosas, iba dando pasitos lentos. No fue hasta que perdimos ambas el equilibrio que acabé sentada en
el suelo, con un enorme dolor en mi trasero y Lauren medio encima de mí.
-Hey, Camz, ¿estás bien?- Me miraba preocupada, pero yo no podía dejar depensar en lo ridículo de la
situación. Las carcajadas vinieron solas, ella se me unió y a duras penas nos pudimos levantar de aquel hielo
y salir.
No sabía cómo ella lo hacía pero no dejaba de sorprenderme cada día, no dejaba de hacerme reír y
protegerme. Quizá yo no fuese buena para ella, pero ella para mí sí lo era. Tenía cosquillas en el estómago...
como cuando te pones muy nervioso y solo quieres que pase, pero esas cosquillas son distintas porque me
gustan, me las provoca ella.
He estado pensando en ello... Quizá era la ilusión de tener a alguien nuevo en mi vida, de tener alguien en
quien apoyarme justo cuando he acabado de nuevo sola. Miré al cielo y sonreí, había comenzado a nevar.
-Mírame...- Dijo Lauren parándose en mitad de la calle, yo la miré, y con su mano enguantada y mucho
cuidado, me quitó algo de la pestaña. Estábamos muy cerca, porque podía sentir el vaho que salía de sus
labios con el que lo hacía de los míos. –Tenías... tenías... un copo de nieve.
Sonreí mirándola a los ojos, ¿quién iba a decirme que podría estar tan cerca de alguien por voluntad propia
aunque estuviese temblando? Ella me daba esa seguridad, ese sentimiento de que no voy a ser rechazada si
hago algo mal. Su mirada cayó a mis labios, la mía cayó a los suyos, pero inmediatamente volvimos a
mirarnos a los ojos.
-La paso muy bien contigo, Camz... No te alejes de mí, ¿vale?- Asentí a su proposición, solo acorté la distancia
y la abracé. Ella tardó en reaccionar, puesto que pasaron alrededor de un par de segundos hasta que sentí
que sus brazos me rodeaban y me inundaba el calor que ella desprendía.

Capítulo 14
-¡Eh, Sofi! ¡No, no, no!- Se escuchaba la voz de Lauren desde donde yo estaba, mi habitación. Sostenía un
libro con mis manos y esperaba a que terminasen de hacer sus
cosas, puesto que Lauren le había prometido a mi hermana que después de cenar iban a jugar al ordenador,
así que allí estaban.
-¡¡JAJAJAJA!! ¡TE HE GANADO!- Sonreí ante lo que acababa de escuchar, marqué la página de mi libro y
entonces fue cuando bajé por las escaleras, entré en el salón y vi a Lauren sentada en el sofá con el mando
de la tele y Sofi frente al ordenador. -¡Le he ganado,
Kaki, he ganado a Lauren!-Bueno, eso es porque soy una mierda jugando a eso... La próxima no ganas.
-¡Me debes un dólar! No se dicen palabrotas...- Lauren alzó las cejas mirando a
Sofi y yo me reí de ella, porque había perdido frente a una niña de 6 años.
-Vale, toma.- Sacó la cartera de un bolsillo de su pantalón para darle un billete de un dólar a Sofi, quien se
sentó a su lado feliz. –No, no, no, ahora vas a lavarte los dientes y después a dormir. Demasiado ajetreo por
hoy, mañana tienes clases.
-¡No! ¡No quiero dormir! ¡Quiero quedarme!
-Va, Sofi, no me hagas repetirlo una vez más. Lávate los dientes y ve a dormir.- Lauren mostraba su semblante
más serio que hacía que hasta yo tuviese miedo, Sofi me miró buscando apoyo y negué, quitándome de la
puerta para dejar que la niña pasase.
Cuando mi pequeña hermana se lavó los dientes, tanto Lauren como yo la arropamos y le dimos las buenas
noches, después fui hacia mi habitación con Lauren siguiéndome. La sorprendí cuando fui hacia mi cama
hecha y sacudí fuertemente el edredón junto a las sábanas, de una forma que casi parecía que no había estado
hecha previamente.
-¿Qué haces?
-Me... me... me da ansiedad si... me da ansiedad si las sábanas... ya sabes...
-¿Te aprietan?
-Me aprietan.- Ni siquiera sabía por qué hice el mismo ritual que hacía cuando hablaba con Clara, el de
repetir lo que quería decir si me completa la frase. -¿Tú... quieres...?- Señalé la cama con disimulo y timidez
extrema, sintiendo cómo la sangre se me acumulaba en las mejillas.
-Oh, claro.- Me mostró una sonrisa, se desató sus botas para meterse a la camaconmigo. Nos quedamos las
dos mirando al techo, en silencio total, ella no daba ningún paso más por si me molestaba, yo lo sabía, porque
aunque mi cama fuese doble, ella estaba bastante separada de mí.
La miré y sus ojos estaban algo adormilados, era normal, seguro que al haberla despertado la noche anterior
le había causado algo de insomnio... Era estúpida, no tenía que haberla llamado. Su rostro se giró hacia mí,
nuestros ojos se clavaron. Con mucho cuidado yo pasé el brazo por su abdomen y me abracé a su cálido
cuerpo.-Tú... me ayudas tanto... Ni siquiera... ni siquiera sé por qué lo haces.- Con mi mano apreté la camiseta
de ella.
-Porque todo el mundo necesita una mano que le saque del mar antes de que se ahogue.- Su mano comenzó
a acariciar mi larga y estropeada melena, supe que me estaba mirando el pelo pues a veces sus caricias
paraban. -¿Qué tal si...
-No... no... no me gusta... que alguien desconocido toque... toque mi pelo.- Moví un poco la cabeza sobre su
pecho, pudiendo escuchar en mi oreja izquierda el latir de su corazón. Iba algo rápido... Pero supongo que
sería lo normal, no había escuchado nunca un corazón así de cerca.
-Puedo hacerlo yo.- Levanté la cabeza para mirarla y me reí un poco, me encogí de hombros y suspiré.
-Hazlo...- Ella asintió y ambas salimos de mi cama para ir hacia el baño, no quería pensar mucho en eso,
quería verme bonita, quería mejorar para ella, por eso estuve tranquila antes de ver cómo traía unas tijeras,
habiéndole dicho yo antes dónde se encontraban.
Primero vamos a mojarte un poco el pelo...- Traía en su otra mano su celular, en el que supongo que estaba
viendo cómo hacer un corte bonito de pelo. Sin mucho esperar, puse la cabeza bajo la ducha para que solo
se mojase mi pelo.
Una vez mojado, Lauren me indicó que me sentara en el pequeño taburete frenteal espejo del baño. Con unas
pinzas recogió todo mi pelo menos una capa inferior, allí cortó, después repitió la escena con otra capa más.
Cerré mis ojos, notando que mi respiración iba un poco más pesada que anteriormente, pero escuché su voz.
-Respira, no lo olvides. Respira hondo...- Cogí aire lentamente y lo solté de la misma forma. –Muy bien,
Camzi...
Me pasé el resto del tiempo con los ojos cerrados, noté que terminó y con el secador, quitó la humedad de mi
cabello. Todo aquello llevó bastante tiempo pues la medianoche casi llegaba ya. Con un cepillo hizo algo en
los costados de mi pelo, pero no vi qué hacía hasta que abrí los ojos y me sorprendí al ver que mi pelo ahora
tenía forma, tenía ondulaciones y Lauren solo las acentuaba un poco con un cepillo y el secador.
-Estoy...
-Estás hermosa.- Soltó casi inconscientemente y yo sonreí, mi corazón destrozado sonrió también.
** ** ** ** ** **A la salida del instituto, no vi a Eddy, así que decidí irme caminando aprovechando que
hoy no estaba nevando, el sol estaba fuera. En la puerta del colegio miré a ambos lados de la calle. Si iba
hacia la izquierda, iría a mi casa, pero si giraba a la derecha iría al apartamento de Lauren. Quizá... Sí, iba
a sorprenderla, ¿por qué no?
De camino hacia su apartamento, pasé por una floristería, y sin pensarlo mucho, entré y terminé comprando
tres amapolas rosas, las que me parecieron más bonitas, de todas formas... no me quedaba más dinero para
más.
Caminando con pequeños saltitos, divisé por fin el portal del edificio donderesidía Lauren, pero mis pies
pararon al ver que ella estaba allí, parecía esperando a alguien. Las tres amapolas que llevaba estaban
sufriendo mi furia porque vi que era otra vez aquel asqueroso chico el que estaba llegando a la posición de
la ojiverde.Hubo una cosa que me llenó el corazón, no supe por qué, pero que Lauren le apartase la cara
cuando él iba a darle un beso. Estaban hablando, pero la conversación comenzó a ser algo acalorada, estaban
discutiendo. Veía a Lauren nerviosa mirando a todos lados, pero a mí no pudo verme, puesto que me escondí
muy bien tras un coche.
El sonido de una fuerte bofetada resonó en aquella calle, abrí los ojos cuando vi que ese imbécil le había
pegado a mi ángel. Lauren se puso la mano en la mejilla, sus hombros estaban encogidos. Pude escuchar que
la llamó "lesbiana".
Ya no pude contener más mi rabia, nadie podía golpear a mi ángel, nadie. Mis pies respondieron por órdenes
de mi corazón y no por las de mi cabeza y corrí hacia aquel sitio, dejando que las flores cayeran al asfalto
por donde estaba pasando al cruzar la calzada. Empujé con una fuerza que ni siquiera yo sabía que tenía,
haciendo que se tambalease un poco. Me puse en posición defensiva delante de Lauren.
-Camz, ¿qué haces aquí?- La miré un momento, quedándome embobada con sus ojos, en ese momento los
orbes esmeraldas se dirigieron a Ben. ¡NO!
Los nudillos del chico golpearon en mi mandíbula. Caí al suelo de inmediato golpeándome el rostro con el
asfalto. Un sollozo salió de mí sin quererlo.
-¡MÍRAME, NO LA MIRES A ELLA! ¡¿ME ESTÁS DICIENDO QUE TODO LO QUE SENTÍAS ERA MENT-
...
No le dejé acabar, porque me puse de pie y me abalancé a su cuerpo, el chico cayó al suelo. Una energía que
no conocía en mí me hizo actuar, mis puños no paraban de darle en la cara, en el pecho, donde pudiera,
quería hacerle daño de verdad.
-¡CAMILA, PARA, POR FAVOR!- Sentí las manos de Lauren, abrí mis ojos.Enfoqué mi vista como pude,
estaba en mi habitación, estaba con Lauren a mi lado, la cual me miraba asustada. –Mírame, mírame, cielo...
Ha sido una pesadilla, ¿vale? Estoy aquí contigo...- Sus manos acariciaron mis mejillas, ahí noté cómo mi
piel estaba encharcada de lágrimas, me dolía la garganta... ¿Había gritado? Miré al reloj de la mesita...
Eran las dos de la mañana, miré ahora mi pelo recién cortado.
Ha sido una pesadilla, ha sido una pesadilla... Me lo repetía en mi cabeza mientras sentía las caricias de
Lauren ahora en mi cabello. Una pesadilla, una pesadilla una pesadilla...
** ** ** ** ** **Llevaba mi bandeja de comida en las manos, dispuesta a sentarme en la última mesa del
comedor, la de los perdedores, en la que casi siempre estaba sola... Ahora Ally se sentaba con Brenda junto
a Will. A veces sentía su mirada con lástima, pero no necesitaba que se lamentara de mí, podía arreglármelas
sola.
Cogí la cuchara para comenzar a comer y lo hacía sin ganas, el sueño de la noche anterior aún residía en mi
memoria, no había quién pudiera sacármelo de la cabeza. Se sintió tan completamente real... Tan... Me daba
escalofríos solo el recordarlo. Alguien se sentó frente a mí, y una sonrisa decoró mi cara cuando levanté la
vista y vi quién era.
-Hey, ¿no te resulta asquerosa esta comida?- Negué lentamente fijándome en los orbes azules de Eddy, ¿por
qué me acompañaba? Parece que ni se molestó en explicarme
porque se puso a comer de inmediato.
El almuerzo se pasó rápido porque Eddy me contaba chistes, me hacía reír... Incluso casi echo el agua por
la nariz por una carcajada que me salió involuntaria, era muy gracioso en realidad.Terminó el almuerzo y a
mí solo me quedaba una hora de clase, así que fui hacia mi casillero, dispuesta a encontrarme toda clase de
notitas de insultos hacia mí, pero cuando lo abrí, ¿cuál fue mi sorpresa? Fue esta:
"¡Hola, Camila! Soy Lauren, quiero invitarte a la fiesta que van a hacer en la casa de James esta tarde. Te
veo allí, preciosa. <3"
Me resultó raro que no dijera de pasar a buscarme, pero sonreí de todas formas,
¡Lauren me había invitado a una fiesta! Aquellas cosquillas en mi estómago volvían a hacer acto de presencia,
y eso solo significaba una cosa... Quizá... Quizá sentía algo por Lauren. ¡Qué bien, Camila! ¡Sientes cosas
por alguien que ya tiene a otra persona! Mierda... Estaba jodida.
Mi última hora se pasó más lenta de lo normal, ¡¿por qué la manecilla del reloj no iba más deprisa?!
¡Necesitaba ponerme bonita para ver a Lauren!
Al sonar la campana, fue como un resorte, porque salí a paso rápido sin esperar
a nadie más, necesitaba tiempo. Así que en cuanto llegué a casa le di un rápido beso a mi madre, mi padre y
mi hermana, subí las escaleras y con algo de ropa y maquillaje robado de mi madre, me encerré en el baño.
Estaba decidida, hoy iba a mover ficha con ella, hoy iba a demostrarle lo que sentía dentro de mí, lo que me
pasaba cuando ella estaba a mi lado. Hoy era el día.
Con el pelo aún húmedo, frente al espejo ya vestida con algo sencillo, comencé a maquillarme como Lauren
me enseñó.
...o algo parecido.
Cuando me pareció que estaba bien, tan rápido como llegué a casa, me fui. Sin darme cuenta, mis pasos eran
acelerados, quería verla. Me resultó extraño que cuando llegué a la casa de James todo estaba silencioso,
miré la hora en el reloj y era esa a la que empezaban todos los festejos. Dirigí mis pasos hacia la puerta,
levanté mi mano para tocar la madera pero la puerta se abrió sin que yo hiciese nada. La casa estaba
completamente vacía, solo encontré otra nota en la mesa del salón."En la piscina, amor. ;)"
¿Amor? ¿Cómo iba a llamarme así? Igualmente sonreí por pensar que ella había estrenado una palabra tan
bonita para mí, así que entré al césped, observando la piscina, el agua debería estar congelada... No había
nadie. Ninguna pista de que alguien estuviese allí.
De pronto, la música comenzó a sonar, me giré y no tuve tiempo suficiente para hacer nada, porque James
junto a varios de su equipo me empujaron de forma que caí inminentemente al helada agua de la piscina.
Todos rodearon el adoquín de la bañera gigante y carcajeaban, se reían de mí.
¿Que qué era lo peor? Yo no sabía nadar.
Como pude intenté tocar el fondo, pero estaba demasiado lejos, era la parte honda de la piscina. Estallé en
un llanto ansioso, mis brazos se movían con desesperación porque nadie me ayudaba, nadie me sacaba de
allí. Conseguí alcanzar el bordillo, pero me pisaban las manos cuando intentaba salir. Tragaba cada vez más
agua y el llanto no cesaba, hasta que la música paró.
-¡¿Qué coño hacéis?!- La ronca voz de Lauren hizo eco en el jardín. Ya nadie se reía, nadie hacía nada, solo
se escuchaban mis chapoteos y mi tos. Lauren se abrió paso entre la gente que rodeaba la piscina que poco
a poco se fue disipando, y cuando me vio, sus ojos se agrandaron. –Camila.- Entonces alargó los brazos,
sujetándome por las axilas tirando de mí para sacarme.
Noté la fuerza que hacía porque la vena en su cuello se marcó, pero cuando estuve fuera temblé, de miedo,
de pánico, de angustia. Tosí y salía agua de mi boca, incluso, en mitad del ataque de tos me dieron varias
arcadas, pero Lauren no se separaba de mí. Quería hacerle miles de preguntas, como que por qué me había
invitado a aquella casa donde todos me iban a humillar, como que por qué no llegó antes... pero mi voz no
salía.-Nos vamos... Tranquila, Camzi... Tranquila, vamos a mi apartamento.- Sin permiso cogió una manta
cuando pasamos por el salón para marcharnos poniéndola sobre mis hombros. Pude verme en un cristal y
tenía todo el maquillaje de mis ojos corrido, parecía un mapache feo.
Lauren me metió en su coche, se subió al asiento del conductor, arrancó y puso rumbo hacia su apartamento.
-¿Qué hacías ahí? No debes juntarte con esa gente, es tóxica, es...- Saqué de mi bolsillo la nota mojada que
apareció en mi casillero, aún se podían intuir algo de las palabras que antes estaban escritas. En uno de los
semáforos en rojo la cogió y su rostro se volvió serio, su mandíbula se apretó y... daba miedo. Parecía que
iba a ponerse a gritar en cualquier momento.
Cuando llegamos a su apartamento la situación no cambió ni un poco, porque ella seguía enfadada. Al entrar
en su apartamento fue directamente al baño que quedaba cerca de la sala, así que la seguí, viendo cómo
preparaba la bañera con sales de baño.
-Desvistete y trata de entrar en calor. Mi habitación es la primera a la izquierda en el pasillo, coge de ahí lo
que necesites, yo vuelvo en unos minutos. Tengo que resolver algo.
Obedecí a sus palabras, cerré la puerta, me desnudé y entré en el agua caliente, cosa que me alivió por el
frío que sentía. Cerré el grifo para que el agua no rebasara la tina. Me vi rodeada de espuma blanca, sonreí
y jugué un poco con ella entre mis manos. Incluso un estornudo vino y la espuma salió para todos lados.
Pasaba el tiempo y Lauren no volvía, tenía curiosidad por aquel asunto que parecía tan importante, pero
entonces salí de la tina para secarme con cuidado. Me había lavado la cara y ahora no parecía un mapache
feo, ahora estaba normal.
Entré a la habitación de Lauren con una toalla rodeando mi cuerpo, no quise mirar en sus cosas, solo abrí el
armario y cogí una sudadera con unos pantalones de Super Man que me parecieron graciosos. Me vestí,
secando después mi pelo hasta que la oí llegar. Corrí hacia la entrada con una sonrisa que pronto se esfumó
cuando vi a Lauren con los nudillos sangrando y la ceja rota, ella, en cambio, me dedicó una sonrisa.-No van
a volver a molestarte, nunca más.- Sonreí ante sus palabras, asentí y como si fuésemos unos imanes andantes,
caminamos hasta estar una frente a la otra, yo acaricié su rostro con mis manos, ella pareció sorprenderse
con mi tacto.
Y en ese momento, nuestros labios se encontraron en un beso, con cariño, con necesidad, pero fue breve.
Sentí mis labios algo mojados por los de ella, pero nuestros ojos no miraban a otro lado que no fuese entre
ellos. Nuestros labios sonreían. Lauren colocó la mano en mi mandíbula para comenzar a besarme de nuevo.
¿Alguna vez habéis visto un eclipse? Es algo breve, algo que dura unos minutos los cuales el sol y la luna
aprovechan para estar juntos, para amarse, y todo el mundo es testigo de ello, todo el mundo mira al eclipse,
mira lo hermoso que es.
Lauren es Luna. Yo soy Sol.
Juntas, somos eclipse.
Capítulo 15
Los labios de Lauren se movían sobre los míos, yo solo los dejaba algo quietos, quería moverme como ella
pero no podía, me daba... vergüenza... Lauren se separó y me miró a los ojos, mis mejillas ardían, así que
solo apoyé mi cabeza en su hombro y me abracé a su cuerpo calentito.
-Yo... yo... yo...
-Está bien, Camz...- Sus brazos me rodearon el cuerpo, acariciándome con tanto cuidado que creí que estaba
acariciando una obra de arte en vez de a mí.-Te... yo te...- Palabras se quedaban atoradas en mi garganta
mientras me separaba torpemente de su cuerpo. –Yo... yo te curo eso.- Ella solo asintió con una sonrisa algo
triste, como si pensara que iba a decir otra cosa que no era esa, pero solo me di la vuelta caminando hacia
la cocina donde estaba el botiquín, saqué algunas cosas y me encontré a Lauren sentada en el suelo con una
lata de cerveza en su mano.
-Ponte... a ver... mírame.-Le dije al arrodillarme a su lado, curé su corte en la ceja con sumo cuidado, a ella
se le iban miradas a mis labios y lo noté, yo no quería que me mirase así... No estaba bien, yo no soy alguien
a quien puedes querer porque... porque no sirvo para
eso.
-Hey, casi no duele... ¿Dónde aprendiste...?- Mi mirada sin querer se dirigió a mi brazo izquierdo, ella siguió
el camino de aquella y entonces comprendió. –O-oh, entiendo. Entiendo...
Después cogí sus manos para curar sus nudillos también con sumo cuidado. Solo se escuchaba el líquido
amarillento pasar de la lata a la boca de Lauren, posteriormente por su garganta. Cuando terminé, me
levanté, guardando todas las cosas en la cajita de color blanco. Lauren se levantó también y caminó hacia
fuera de la cocina.
Camila, eres una imbécil... Ella solo te quiere ayudar y vas y la espantas, eres una completa imbécil...
Mi mirada estaba clavada en la encimera escuchando la voz de mi conciencia, tan solo cuanto noté mis ojos
llenos de lágrimas cerré mis ojos. Tan solo si... tan solo si pudiese comportarme como alguien normal...
Un sollozo salió de mis labios el cual traté de reprimir en mi pecho, pero no pude, y como si fuese eso un
detonante, las lágrimas comenzaron a caer. Las sentía acariciarme las mejillas, una caricia húmeda, una
caricia triste... Una caricia que avisaba de que alguien destruido iba a caer tarde o temprano.
Mis pies, a pasos lentos se dirigieron hacia el pasillo que unía la sala con la puerta de la entrada, tan solo
me quedé clavada en el umbral de la puerta, las lágrimas noparaban de caer, y Lauren me miró algo asustada.
Se levantó tan pronto como me miró, pero yo di pasos hacia atrás, no quería que me tocase nadie, estaba
ansiosa, estaba tensa...
-Camz... Hey, escúchame... escucha mi voz. Tan solo escúchala.- Cerré mis ojos apretando mis párpados con
fuerza, los sollozos nerviosos salían involuntarios de mi interior.
–Respira, cielo... respira... Deja que me acerque a ti.
Pude escuchar sus pisadas silenciosas acercarse, yo solo me quedé parada, quieta. Estaba temblando, estaba
teniendo un ataque de ansiedad. Me costaba mantenerme en pie, pero mi cuerpo estaba rígido de forma
involuntaria.
-Mírame, Camz... a ver esos ojitos, venga.- Abrí mis párpados, y de lo fuerte que los tenía cerrados, cuando
los abrí, vi un montón de estrellas frente a mí, estrellas a las cuales las acompañaba Lauren. Poco a poco se
fueron disipando y quedaron solo unos orbes esmeraldas fijamente posados en mí.
-T-tengo... tengo miedo.- Mis manos temblaban, las tenía heladas, lo podía notar.
-¿De qué?- Ladeó la cabeza acercándose un poco a mí, al final permití que ella me rodeara protectoramente
con sus brazos. Mi rostro se rozó con su cuello, incluso mis pestañas acariciaban su piel cuando abría y
cerraba los ojos.
-De mí.- De repente la puerta de la entrada se abrió, y tanto Lauren como yo acabamos mirando hacia esta,
atentas a quién pudiese pasar. Fue Vero quien entró al apartamento, y a diferencia de otras veces, estaba
cabizbaja, pero cuando estábamos en medio de su camino, solo levantó la mirada, tenía los ojos llorosos.
-Hey.- Dijo sin más, Lauren y yo nos echamos a un lado para que ella pudiese pasar por el estrecho pasillo,
pero la ojiverde atrapó el antebrazo de su amiga para detenerla.
-¿Qué ha ocurrido?- Verónica se encogió de hombros, me miró a mí y me dedicó una media sonrisa.-No
quiero a gente como Brenda en mi vida, no voy a permitir que cambien mis ideales con respecto a ciertas
cosas...- Bajó la mirada a jugar con sus mangas, por un momento pensé que me estaba imitando a mí, hasta
que volvió a alzar la mirada a mis ojos. –Siento haber hecho eso en tu... en tu estudio. Esa no era yo, solo
estaba influenciada por...
-¿Por Brenda?- Interrumpió Lauren, ella solo asintió y con una sonrisa aún triste se encogió de hombros.
-Tengo mis metas y una de ellas es ser mejor persona.
Todo lo que estaba pasando ante mis ojos me hizo olvidarme de la ansiedad que sentí hace un momento, sentí
mis mejillas algo más secas pero aún algo húmedas, así que llevé mis mangas hasta esa zona y las sequé por
completo. Cuando bajé la mirada, me encontré con que Vero había descubierto sus manos, y sus nudillos
estaban igual o peor que los de Lauren, ella por supuesto se dio cuenta que la estaba mirando, por lo que me
sobresaltó que tocase mi barbilla para alzar mi rostro.
-Nadie se mete con la mudita, y menos si es una zorra morosa y mi hermano.- Sonreí tímidamente mirando
de nuevo hacia abajo. -¿Pedimos pizza y vemos una peli? Estoy muerta de hambre. ¡Mayordomo, tráigame
una cerveza!- Vero se fue hacia la cocina, dejándonos solas otra vez a Lauren, sin opción a responder. Me
hizo gracia, porque la escuchamos ordenar la pizza desde nuestro sitio. Wow... qué enamorada estaba de
Brenda... Pero prefiero a esa Vero a
la que me raja mis obras. Miré a Lauren para buscar una explicación y asintió riendo por lo bajo.
-Sí, ella me acompañó cuando fui a darles su merecido a esos inmaduros.- Habló mientras iba hacia la sala
y yo la seguía. –Oye, Camz, ¿no has pensado en cambiarte de colegio? No sé, quizá... uno sin esos horribles
uniformes y...- Me encogí de hombros sentándome en el sofá, pero cuando alcé la vista y vi una cosa en
concreto, se me iluminó la cara.-Lo... Lo... Lolo.- Tiré de su camiseta haciendo que se sentase a mi lado sin
apartar la mirada de aquella cosa.
-¿Qué ocurre, Camz?- Preguntó extrañada, me levanté y cogí el DVD de Shrekque había visto en la distancia,
se lo mostré a Lauren haciendo pucheritos con mis labios. –Ah, no, ni hablar, no sé encender ese cacharro y
me niego a ver otra vez esa película...
-P-por... porfi...- Seguí haciendo pucheros.
-¡Que no! ¡Que eso es de Ed y yo no toco sus cacharros!Exactamente 45 minutos después.
-¡¿PERO CÓMO QUE SHREK TRATA ASÍ A ASNO? ¡MALA PERSONA! ¡OGRO DE MIERDA!- Gritaba
Vero a la televisión, yo tenía un trozo de pizza entre mis dedos y de reojo a veces veía a Lauren mirar atenta
a la película, pero cuando su amiga gritó le dio un codazo haciendo que su porción de pizza se tambalease.
-¡CÁLLATE QUE NO ESCUCHO, JODER!
Sonreí casi involuntariamente terminando mi porción de pizza dándole un sorbo a la copa de vino al que
tanto gusto le estaba cogiendo.
Tan pronto como acabamos la pizza, acabé acurrucándome junto a Lauren con las rodillas dobladas y mis
pies sobre el sofá. Eddy se había unido a nosotros, tumbado en el sofá que quedaba libre, Vero y Lauren
observaban atentamente la película, pero hubo una cosa que
no se me pasó inadvertida, y es que Lauren comenzó a acariciar mi espalda al tener un brazo sobre mis
hombros y yo estar de lado, me relajaban sus caricias.
-¿Tú quieres un cuento de hadas también?- Sonreí al sentir la voz de Lauren casi acariciarme de lo suave
que sonaba en susurros, yo negué rápidamente. -¿Por qué?- Alcé la mirada hacia ella, nos estuvimos mirando
durante unos cortos segundos y luego ella me dio un pequeño besito en la nariz. –Se hace tarde, ¿quieres que
te lleve a casa?- Asentí con una media sonrisa, entonces me incorporé para colocarme mis botas calentitas
por dentro.Nos despedimos de Vero y Eddy los cuales siguieron viendo la peli, Eddy con un cigarro extraño
verde y Vero con un cojín abrazado a su pecho.
Cuando llegamos a la calle, Lauren me dirigió a lo que era su coche, era pequeño, rojo y con abolladuras en
el parachoques delantero y los laterales. Recé porque esas abolladuras no las hubiese hecho ella de lo mal
que conducía...
Una vez dentro, puso la calefacción, nos calentamos un poquito. Ella cogió mis manos entre las suyas con
una sonrisa, las ahuecó y echó aire caliente proveniente de su boca. Poco a poco iba teniendo sensibilidad
en las yemas de los dedos debido al calorcito que recibí de ella, así que se puso a conducir.
-¿Hablarás con tu madre sobre el colegio? No me gusta que te puedan hacer daño... Quizá cuando cambies,
el ambiente también y con ello las personas. Harás nuevas amistades y...
-Hablaré con... con ella.- Mi mirada fue directamente a la radio mientras de reojo vi que Lauren sonreía
conforme con lo que me había dicho. Inmediatamente le di al botón de encender, y en la emisora se escuchó
18 de One Direction. Me extrañó que Lauren no la apagara, porque a ella no le gustaba ese grupo.-Es la
única que me gusta, que conste. Ed escribió esta canción, ¿sabes? Ganó un concurso de la radio y pudo
escribir una canción para estos.- Me sorprendí de aquello porque era una canción realmente bonita, tan
bonita que no sé cuántas veces lloré imaginando ser la chica a la que le cantaban esa canción.
Después de aquello, llegamos a mi casa, así que Lauren aparcó en doble fila. No sabíamos cómo despedirnos,
así que empezó ella.
-La he pasado muy bien y...
-¿V-vas... vas a seguir c-con... con Ben?- La pregunta que me llevaba comiendo la cabeza desde que nos
besamos, ahora salió a flote en palabras atropelladas en mis labios.-Yo... esto... Ben... Ben es importante,
Camz, yo... No lo sé, estoy hecha un lío. Él puede parecer que es un imbécil, pero... necesito pensar.- El
silenció que se creó en el coche lo rompí con un sollozo, entonces noté que un par de lágrimas estaban
cayendo por mis mejillas.
-Entiendo... yo... lo entiendo... e-es... yo... y-yo... no soy suficiente, y-y... lo entiendo...- Me apresuré a abrir
la puerta del auto para bajarme, Lauren quiso agarrar mi mano, pero la retiré a tiempo.
-Camz, puedo explicartel-...
Cerré la puerta antes de poder escucharla más, saqué las llaves y entré en casa. El sonido de la televisión
llegó a mis oídos, pero no me dio tiempo a pasar al salón cuando mi madre salía de la cocina.
-Karla Camila, ¿dónde has estado toda la tarde? ¿Qué es esa ropa que traes? Esta no es tu hora de llegada,
lo sabes, ¿verdad?- Asentí tímidamente escuchando el leve sonido que hizo el motor del coche de Lauren al
marcharse.

piscina y...
-Lo siento, es que... Brenda y James... yo... los chicos de béisbol... caí a una
-¡OH DIOS MÍO! ¡Mi niña! ¿Estás bien?- Cogió mis manos y yo asentí, ella sabía que yo no tenía ni la menor
idea de nadar, por eso se preocupaba.
-Lauren me sacó y me dio... me dio esta ropa porque yo... bueno, la mía estaba mojada y... y... me estaba
congelando.- Ni se me pasaría por la cabeza la idea de mentirle a mi madre.
Chicos, un consejo, nunca le mintáis a vuestra madre porque puede que sean como Sinuhe Estrabao y os
pillen en las mentiras SIEMPRE.Cuando subí a mi habitación ni siquiera me cambié, puesto que con el pijama
que me fabriqué en casa de Lauren se estaba bastante bien... Tan solo me miré al espejo y sonreí fingidamente.
Me gustaba verme sonriendo aunque estuviese rota por dentro. Mi mano derecha viajó sola hasta el espejo
del armario donde estaba mirando, acarició lo que era mi rostro en el reflejo y murmuré.
-Ojalá pudiese ayudarte más yo misma. Ojalá sonrieses más a menudo, Camila.
Capítulo 16
LAUREN'S POV "Breep, breep, breep"
Maldito despertador, qué haces sonando a las siete de la mañana. Mi mano fue a estrellarse con el botón de
este, pero al parecer, lo rompí en ese mismo instante y el sonido ahora era mucho más fuerte, se clavaba en
mis oídos.
-No, no, no. Mierda.- Al incorporarme en la cama cogí el despertador entre mis manos intentando apagarlo
suavemente pero no funcionaba, cada vez sonaba más y más fuerte hasta que la puerta de mi habitación se
abrió, mostrando a Ed despeinado refregándose los ojos con los nudillos.
-¿Qué cojones pasa? Apaga esa mierda.
-No sé cómo pararla, ¿no creer que la hubiese parado ya? Encima esta mierda es solar y no puedo quitarle
las pilas porque no tiene.- Lo miré por todos lados. Alguien más irrumpió mi habitación.
Vero avanzó hasta mí con los ojos entrecerrados al estar la luz encendida por culpa de Ed, cogió el
despertador y con fuerza lo estrelló en la pared, causando así que dejase de sonar.
-Mejor así.- Sonrió y se dejó caer en mi cama, acurrucándose con mi almohada.
-Verónica Iglesias, sal de ahí, joder.
-Que te jodan, tienes que ir a trabajar, perdedora. Lauser.- Me sacó el dedo del medio para seguir acurrucada
entre mis sábanas. Una risita de Ed hizo que le mirase y él dejase de reír al momento.-Perdón, perdón, yo...
ya me iba.
Y así desperté el día 24 de diciembre, el día que tenía que trabajar antes de que tuviese oportunidad de ir a
ayudar con todos los preparativos a la casa en la que estuve viviendo gran parte de mi vida, pero antes de
eso... con el dinero que me diesen, iba a comprarle a Camz su regalo de Santa Claus.
Al entrar a la imprenta, hablé con el encargado y después de ponerme un abrigo bastante gordo con el logo
del periódico, cogí una de las bicicletas para ir repartiéndolo. Parecía mentira, porque era el día antes de
Navidad y la gente estaba tan metida en sus móviles, en sus propias vidas, que no se daba cuenta de que por
fin llegaba la Navidad.
Que vale, que está bien si es un día inventado para vender objetos... Pero al menos en ese día las familias se
unen aunque sea para cenar, ¡mis abuelos iban a venir desde Cuba a cenar en familia!
En la bicicleta sentía como mis pómulos quemaban del frío tan asolador que hacía en Boston a aquella
temprana hora, pero lo seguía repartiendo los periódicos, que no eran pocos, y estaban cargados en mi
mochila y en los laterales de la rueda trasera.
Después de largas horas recogiendo y repartiendo los malditos periódicos, terminé mi tarea, recogí el poco
dinero que era mi salario seguro de cada día y caminé en busca de algo que comprarle a Camz.Llevábamos
unos tres días sin hablar, le escribía mensajes y ni siquiera los respondía, solo me aparecía el maldito tick
azul de que lo había leído. Paré delante de una tienda que vendía un sueter bastante bonito de Santa Claus
en relieve con brillantes rojos en su traje. Casi puse un pie en la tienda hasta que escuché unos gemiditos
muy leves, ¿qué cojones?
Intenté buscar con la mirada de dónde venía aquello, era de un animal, pero no sabía la posición de este,
¿qué le estaría pasando? Localicé una caja de cartón al lado de un contenedor, y esta caja se movía un poco,
así que fui a ver de qué se trataba.Abrí las solapas de cartón lentamente para encontrarme con un pequeño
cachorro de carlino que me miraba fijamente, supuse que estaba temblando de miedo, pero no, es que hacía
bastante frío.
-Oh, joder... ¿quién te ha dejado aquí...- intenté verle por los lados comprobando finalmente el sexo del
cachorro.- ...pequeño?
Una bombillita se encendió en mi cabeza, y es que ya tenía regalo para Camila,
lo único que necesitaba ahora es llevarlo a un veterinario y comprarle las cosas para poder vivir...
¿Veis a lo que me refiero con que la gente ya no siente el espíritu de la Navidad?
El pequeño cachorro intentó salirse de la caja para ir hacia mí pero se lo impedí con una de mis manos.
-Oh, no... cuando te pongamos todas las vacunas en un momento entonces te cobijaré en mi chaqueta,
pequeño, pero mientras no.- Le sonreí y él solo ladeó la cabeza como si quisiese entenderme. Aquel gesto...
En menos de una hora el pequeño carlino ya estaba en el interior de mi chaqueta y yo con mi brazo tratando
de que no se cayera de allí. Con la otra mano sujetaba la bolsa con todos los utensilios para el pequeño,
comedero, bebedero, juguetes, una camita pequeñita...
Después de unos largos minutos con el pequeño revolviéndose en mi chaqueta, llegamos al apartamento y el
olor a café me inundó las fosas nasales, pero... antes de desayunar, debía ponerme en contacto con alguien.
Lauren 11:14 – Mudita.
Camila 11:17 - ¿Qué quieres, Lauren? Lauren 11:17 - ¿Sigues molesta?Camila 11:18 - Sí.
Lauren 11:19 – Vaya, entonces tendré que darle tu regalo a Ed y que lo venda por Amazon. ¡Adiós!

compré nada...
Camila 11:19 - ¡NO, NO, NO! ¿Tienes un regalo para mí? Lauren, yo no te
Lauren 11:21 – No te he preparado un regalo para obtener uno a cambio, sino para ver tu carita de felicidad,
mudita. ¿Nos vemos en un rato? Tengo que ir a comer con mi
familia...

en mi ventana.
Camila 11:22 – Oh... Claro, voy vistiéndome y espero a que tu maldita piedra deLauren 11:23 – No voy a
poder subir la tubería con tu regalo... Así que mejor bajas y te lo doy en el coche, ¿qué te parece?
Camila 11:25 – Perfecto, ¡no tardes!
Sonreí al ver el último mensaje que recibí de Camila, estaba realmente impaciente por recibir el regalo y...
-¡ESTE PUTO CHUCHO ME HA DESHILACHADO MI JERSEY FAVORITO!- Escuché la voz de Vero
proveniente de su propia habitación, me asomé y vi al pequeño carlino sentado encima del jersey inservible
ya con la lengua fuera mirando hacia la puerta.
-Eso te pasa por dejar la ropa tirada por ahí, no sería la primera vez que me encuentro uno de tus tangas en
el suelo, imbécil. Ahora aparta de mi perro que me lo traumas con esa cara que llevas.- La aparté del cachorro
y lo cogí para volver a colocarlo en mi chaqueta.Volví a coger todas las cosas, bajé por el ascensor
escuchando cómo el cachorro gemía en el bolsillo de mi sudadera, por debajo de la chaqueta, lo saqué un
momento una vez en la calle sonriéndole.
-¿Qué ocurre, ojitos saltones?- Me miró frunciendo su pronunciada frente y luego bostezó, yo sonreí y di un
pequeño beso en su nariz. –Ya mismo llegarás a casa.
Me subí al coche dejando al carlino en el suelo del asiento del copiloto, arranqué y me puse en movimiento.
Bastaron unos minutos para que pudiera estacionar en la puerta de la casa de Camila, toqué varias veces el
claxon hasta que vi que ella salía con un chaquetón gigante, una diadema con una libélula y una mariposa.
Cogí con rapidez al carlino para esconderlo en mi chaqueta. Suerte que ella no vio nada antes de que entrase.
-Me gusta tu diadema, y tus pantalones de Bugs Bunny.- Alcé las cejas varias veces seguidas con una sonrisa
socarrona, a cambio recibí un tortazo de ella.
-Sigo... sigo enfadada, pero quiero... quiero... mi regalo...- Frunció el ceño haciendo un mohín con los labios,
sonreí a cambio y asentí.
-Cierra los ojos.- Me hizo caso, así que saqué al cachorro para ponerlo sobre el regazo de la morena.
Inmediatamente Camz abrió los ojos, encontrándose con el carlino que ahora se había puesto sobre sus dos
patitas traseras mientras con las delanteras estaba apoyado en el abdomen de ella. Su boca formó una O al
ver al cachorrito, al cual cogió dudosamente, sabía que no quería hacerle daño si lo cogía de una forma
equivocada.
-¿Te gusta?
-Lauren...- Dijo con asombro en su voz, inmediatamente después lo abrazó en su pecho, el cachorrito le lamió
la mejilla, cosa que me pareció graciosa porque se intentabaescabullir del abrazo. –Es... es... precioso...
¿cómo s-se llama?
-El nombre es a tu elección.- Sonreí de nuevo mientras doblaba una pierna para ponerme de lado y así quedar
frente a Camila.
-¿Te... te... te gusta si le llamo Charlie? Es... un bonito... nombre.- Miró al
cachorro que ahora la miraba fijamente, lo tenía cogido por debajo de las axilas y realmente temía que
empezara a hacerse pipí y fuese directo a ella, pero no ocurrió.-Me encanta Charlie. Y a él también, ¿verdad
Charls?- Toqué una de sus orejitas consiguiendo que me mirase.
-Muchísimas... muchísimas gracias, Lolo... Eres la mejor.- Me miró sonriendo levemente, entonces hizo algo
que para nada esperé.
Soltó a Charlie en su regazo y se inclinó, enrollando sus brazos en mi cuello para apretarme en un abrazo
quizá un poco fuerte. Me costó asimilar aquel gesto proveniente de ella, así que solo tardé unos pocos
segundos en corresponder ese abrazo, cerrando los ojos, disfrutando de aquel tacto... Tenía tanto miedo de
perderla, juro que lo tenía, porque no era solo
el problema de su mutismo, sino que también habían problemas en mi vida que me impedían poder pensar en
que no la perdería definitivamente algún día. Di un suave beso en su mejilla antes de separarnos de aquel
abrazo, nos miramos a los ojos, incluso juraba que la vi inclinarse un poco más hacia mí, pero paró de
inmediato, su estado de ánimo cambió de un momento a
otro, solo agachó la cabeza acariciando al pequeño perro que ahora estaba tranquilo en el regazo de su
dueña.
-Lolo... Yo... yo... lo he... lo he vuelto a hacer.- No sabía a lo que se refería con ese "lo he vuelto a hacer", así
que bajé la mirada hacia donde ella la tenía, y es que estaba cubriéndose las muñecas con insistencia, tirando
de sus propias mangas.
-Hey, mírame.- Le dije esperando a que ella me obedeciese, y así lo hizo, me miró de una forma tan intensa
que casi me desmayo, pero no, no me desmayé, sería un poco tonto, ¿no? –Intenta no volver a hacerlo.
Puedes... Llamarme a cualquier hora del día, puedes contarme lo que te pasa... Sé que por teléfono se te da
mejor hablar, así que estoy para ti.Le dediqué una sonrisa tranquilizadora, ella asintió y carraspeó, su vista
se alternaba entre el volante del coche y mis ojos.
-¿Sabes? Yo... y-yo... Desde que... te conozco, desde que te conozco... estoy hablando... un poco más.- Sonrió
para sí misma y yo solté una pequeña risita.
-No sabes lo hermosa que eres para mí, Camila.- Aquellas palabras salieron sin pensar de mis labios, pero a
ella le hicieron feliz, así que con eso me bastaba.
-Tengo... tengo que... entrar otra vez.
-Bajo contigo, tengo que llevar las cosas de Charlie a tu casa, dejaremos que Sofi rompa el papel de regalo,
¿vale?- Solo asintió de forma leve con aún esa sonrisa en sus labios.
En casa de Camila me divertí mucho porque estaba la abuela de Camila allí y me cogió de los mofletes
hablándome en español, comí unas cuantas galletas con forma de árbol de navidad que eran mis favoritas y
después tuve que subirme al auto para manejar hasta donde tendría lugar la Noche Buena.
Al tocar el timbre y abrir, mi mami me sonrió y se abrazó a mí, yo me fundí en ese abrazo con ella. Besé su
mejilla con un amplia sonrisa en mi rostro.
-Mierda, Lo, creces cada vez más.- Habló Ana, mi madre, apretándome los mofletes igual que lo hizo la
abuela de Camila.
-Mami, que ya tengo veinte, no puedo crecer más...- Entonces hizo acto de presencia Clara, mi otra madre,
con mi pequeño hermanito en sus brazos.
-Mira quién ha venido, mi vida... Es la hermanita Lolo...- Dijo mi mamá, mi hermano había crecido tanto
desde la última vez que lo vi... Solo lo cogí entre mis brazos, y él se acurrucó en mi pecho, se notaba que
estaba recién despierto.-Bueno, ¿y dónde están todos?- Pregunté a mamá quien solo encogió sus hombros,
Ana jugaba con los mofletes de su pequeño que estaba en mis brazos.
-Llegarán en un rato, descuida, no te libras de los apretones de mofletes que te esperan.- Yo fruncí el ceño
suspirando.
-No entiendo la obsesión que tienen todos con mis mofletes...
-Son monos, regordetes y se ponen rojos con el frío, ¿qué esperas?- Habló mami y yo reí, ella era la más
permisiva de los dos, y mamá siempre me regañaba si hacía algo mal, pero juntas las tres y ahora el pequeño
David, formábamos una fabulosa familia.
Ellas nunca cuestionaron si yo quería ir por un camino malo, tan solo dejaban que me diera la hostia y
aprendiera, pero siempre que me la pegaba, estaban ahí para mí. Mucha gente piensa que tener unos padres,
o en este caso unas madres, homosexuales es malo, pero ese pensamiento es lo más retrógrado que hay, pues
yo soy una persona como otra cualquiera, tengo el poder de amar, odiar, de tomar mis propias decisiones,
tengo unos valores que considero buenos y eso se lo debo a mis madres.
Mamá me contó que me tuvo tan joven, a los 20 años, porque estaban tan perdidamente enamoradas la una
de la otra que no podían esperar, los abuelos por parte de Ana las rechazaron, pero los abuelos por parte de
Clara las ayudaron, cuidaban de mí cuando mamá y mami estaban estudiando y terminando sus carreras.
Mami siempre daba gracias al donante que inseminó el óvulo de mamá por darme estos ojos verdes tan
bonitos, y la verdad es que yo también agradecía haber salido tan guapa. (Hola, abuela)*.
*Por la expresión: "no tiene abuela para decir lo guapo que es".
En familia siempre me olvidaba de los problemas que tenía en la ciudad, de alguna manera estar en las
afueras, en la casa de mis madres, me ayudaba a olvidarme de todoaquello que ocurría allí, así que solo me
limité a disfrutar de mis familiares, de mis mamás y del pequeño David. Comí como una cerda, bebí del mojito
y del daiquiri que preparó mami y juntos terminamos cantando en español por la entrada de la Navidad.
Pero, sin duda, lo que más me gustó de la noche es el mensaje con dos fotos que llegaron a mi celular
Capítulo 17
CAMILA'S POV
-Mamá, quiero hablar contigo de una cosa...- Dije entrando al salón donde mi madre estaba sentada con sus
gafas bajadas del puente de su nariz mientras leía un libro de auto-ayuda.
-Dime, mija.- Se acomodó de nuevo las gafas y yo solo me senté en el sillón, al lado de ella. Aproveché que
mi padre y mi hermanita habían ido a comprar algunas cosas que faltaban en la decoración navideña para
tratar el tema.
-Quiero... Quiero cambiar de colegio. Yo... no... no me siento a gusto allí.- Mirémis manos, tocándome yo
misma la yema de los dedos.

-Oh, ¿por qué? Allí está Allyson, Camila... Habéis estado juntas desde preescolar y..
-Y ahora ya no somos amigas. Estoy... sola. ¿Por favor?- Fruncí un poco mi ceja haciendo un mínimo
puchero, ella me miraba a los ojos.
-¿Te siguen molestando allí?- Asentí sin decir mucho más, solo bajé un poco la mirada suspirando mientras
me relamía los labios para que no estuviesen resecos. –Lo hablaré con tu padre, ¿está bien? No quiero que
uno de mis tesoros más preciados sufra.
-Gracias, mamá...- Tragué saliva y al ponerme en pie, mi madre cogió mi mano, acarició mis dedos y yo la
miré, ella tenía una sonrisa triste en sus labios.
-No sé qué haría sin ti, Camila. Sé que últimamente estás poniendo más de tu parte para mejorar... pero no
te rindas, ¿vale, cariño? Esto solo lo puedes hacer tú.
Sonreí mirándola y asentí de forma leve, me agaché un poco dejando un beso en la mejilla de mi madre y subí
a mi habitación, encontrándome al pequeño Charlie revuelto entre los cojines de mi cama, reí de forma leve
y me lancé a la cama para comenzar a jugar con él.
Con mis manos lo confundía y él mordía al aire, nunca me mordía a mí, solo jugaba conmigo, hasta que una
vez se quedó tumbado mirándome atentamente. Con los dedos acaricié su pronunciada frentecita y sonreí de
nuevo.
-Eres muy bonito, ¿sabías?- Arrugué la nariz con un aire divertido, me sentía bien después de las palabras
de mi madre, bien de verdad. –Ahora voy a pintar un poco, tú tienes que quedarte aquí, ¿vale? No quiero que
te ensucies las patitas porque si no la abuela te regañará
por dejar la casa llena de huellas...
Con la bata llena de pintura puesta, los cascos en mis oídos y la música a tope, me puse a hacer un boceto en
el lienzo en blanco que tenía delante, había soñado una cosa yquería plasmarla, era todo muy colorido e
irreal, así que me llevaría bastante tiempo terminar aquella pintura que apenas estaba empezando.
** ** ** ** ** ** **
Los pasos que iba dando por la calle hacían eco, se escuchaban sirenas de policías muy lejanas, el tráfico de
la avenida principal, tanta gente distinta, tantas luces y colores en los edificios... Necesitaba llegar al
apartamento de Lauren, pero con tanta gente solo sentía el agobio y la ansiedad intentando hacerse paso en
mi estado de ánimo.
Camila, no te pierdas, no te pierdas, no te pierdas... ¡¿Dónde estoy?! Giré sobre mis propios pies, solo veía
a gente pasar por mi lado, no me miraban, tampoco les veía que les importase mucho con quién iban a
chocarse o con quién no, solo caminaban, caminaban y caminaban.
Necesitaba ayuda, estaba totalmente desorientada en aquella gran avenida, quería pedir auxilio a alguien,
pero la voz sencillamente no salía, la gente pasaba, indiferente, hasta que sentí un fuerte empuje hacia
adelante que me hizo caer de rodillas.
-Oh, joder, mierda, mierda... Lo siento... Lo siento tanto, déjame ayudarte...- Me levanté rápidamente,
dejando a esa persona sin la oportunidad de ayudarme. Mi cuerpo temblaba, me sacudí el polvo que había
en mis rodillas y su mano se posó en mi hombro. –Eh, chica, tranquila... ¿estás bien?
Levanté la mirada hacia ella, era una chica, pero era muy muy alta, casi una cabeza y media más que yo. Sus
ojos eran achinados y su pelo rubio con ondas caía por sus hombros, me mostró una sonrisa y yo ni siquiera
pude asentir, solo di pasos cortos hacia atrás.
-Hey, no me tengas miedo, no doy tanto miedo, ¿o sí? Me llamo Dinah, ¿y tú?- Ladeé la cabeza un poco,
queriendo que me entendiera, pero simplemente mis pies se movieronantes de nada, y es que comencé a correr
por la avenida, sorteando a la gente, estando tan agobiada que ni siquiera me acordaba que debía respirar
al menos un poco.
Casi sin darme cuenta y por instinto, llegué al portal donde se entraba a los apartamentos, uno de los cuales
era donde vivía Lauren. Tan solo tuve que entrar y subir en el ascensor aún con la respiración agitada, intenté
calmarme en lo que duraba el corto viaje en el elevador, me miré al espejo tratando de arreglar un poco mi
pelo desordenado. Un "ding-dong" anunció que ya estaba en la planta deseada.
Tardé al menos cinco minutos en tocar la puerta, no por nada, sino porque estaba nerviosa, quería verla,
quería sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo y que me tranquilizase como solo ella sabía.
Cuando toqué en la madera con mis nudillos, detrás de la puerta estuvo Vero, quien me abrió mostrando un
gesto algo confundido.
-Hey, ¿qué haces aquí, Camila? Lauren no está...- Sus ojos estaban rojos e hinchados, ¿había llorado? La
seguí hasta que llegamos a la sala, donde había un cenicero humeante aún, tenía esa especie de cigarro verde
que tanto me extrañaba.
Vero se sentó y fijó su mirada en el televisor mientras yo simplemente me quitaba el chaquetón, dejándolo en
la barra americana que conectaba con la cocina, me senté y cubrí
bien mis muñecas con las mangas.
-Mudita, miera, Raj es como tú, ¿sabes?- No me había dado cuenta de que estaba puesto The Big Bang Theory
en la caja tonta y me impresioné, era de mis pasatiempos favoritos y los chistes que hacían conseguían
hacerme al menos sonreír. Al menos podía identificarme con un personaje ficticio.-Oye, ¿quieres probar una
cosa?- Miré a Vero quien estaba con ese cigarro verde entre los dedos, mirándome con una media sonrisa,
dejándome la duda de si debía aceptar o no.LAUREN'S POV
-Ben, estate quieto...- Dije mientras miraba el televisor del apartamento del chico que andaba conociendo,
pero él no me dejaba ver la maldita película con tantos besos en el cuello.
-Eres una gruñona.- Dijo mientras mordía el lóbulo de mi oído, el cual aparté casi de inmediato que lo soltó
mirándole con el ceño fruncido.
-Te he dicho que pares, joder.- Me revolvía, pero entonces me echó el brazo por encima y me apretó. Bufé y
con un movimiento rápido agarré su paquete con mucha fuerza, dejándolo con la boca abierta soltando
pequeños gemiditos de dolor. –Como no pares, te juro que voy a cortarte lo que tengo ahora mismo en mi
mano, y no te conviene, así que para. –Solté ahora sus partes íntimas y él se llevó ambas manos a esa zona.
-Eres una zorra.- Susurró con un hilo de voz y yo me encogí de hombros volviendo a mirar hacia la pantalla.
-Déjame en paz.

la televisión.
-¿Tienes la regla?- Alzó una ceja y yo suspiré levantándome ya resignada a ver
-Mejor me voy, si te vas a poner en ese plan me largo.
Le escuché protestar pero ya era tarde porque yo había salido ya de su apartamento colocándome la bomber
negra, el beanie negro también y un cigarro entre mis labios, lo encendí finalmente y caminé por la calle,
evitando a toda costa ir por la avenida principal, a esa hora todo el mundo salía de trabajar e iba a suponer
un gran inconveniente avanzar.
El humo que salía de mis labios se mezclaba con el vaho, mis nudillos estabanalgo rojos del frío, contrastando
de inmediato con mi nívea piel, pero tan solo estaba dándole vueltas a la cabeza, en cómo podía quitarme a
Ben de encima, cómo podría hacerlo todo por mi propia cuenta...
Al encajar la llave en la cerradora de la puerta de mi apartamento se me hizo raro no escuchar nada allí,
Vero estaba, me dijo que no iba a salir y además la luz del salón estaba encendida. En cuanto pasé me extrañé
porque vi a Vero tumbada en el suelo mirando hacia el techo, y lo más raro es que Camila estaba en aquella
posición, las dos miraban fijamente al techo, así que intenté buscar algo que les podría causar tanta
curiosidad, pero rápidamente unos brazos se abrazaron a mi pierna derecha.
-¡Gracias a dios que has venido, solo hay comida cruda y tenemos hambre, Loloooooooooooooooooooo!- Al
mirar hacia abajo me encontré con Vero escondida en sus propios brazos, escuché una risa de fondo, una
hermosa risa que provenía de los labios de Camila.
-Hola, Lolito...- Dijo ella, causándome shock que pudiese hablar de una forma tan tranquila delante de Vero.
De inmediato miré a la mesa, viendo varias colillas de lo que habían sido porros. ¿Qué por qué lo supe? La
imbécil de Vero nunca recogía el grinder y los papeles de fumar.
-Vero, quita.- Era la segunda vez que tenía que quitarme hoy a alguien de encima, pero no comparemos a mi
amiga con él.
-Haz algo que sea comestible...- Mordió mi pierna, provocando que yo soltara un quejido y me la quitase de
inmediato de encima. Caminé hasta Camila que se estaba incorporando a duras penas. –Camz, ¿te encuentras
bien? ¿Estás mareada?
-Se siente increíble...- Alzó sus hermosos orbes marrones irritados hacia mi mirada y me sonrió con tanta
dulzura que me conmovió. También me conmovió el hecho de que estuviese tan tranquila frente a alguien
como Vero que a veces la ponía nerviosa, y hablando tan fluido conmigo.
-¿Qué quieres que haga de comer?- Soltó una risita y negó con lentitud para volver a tumbarse en el suelo
mirando al techo.-No quiero comer ahora mismo.- Su voz sin entrecortarse era hermosa, sus mejillas
sonrojadas daban el calor que necesitaba a mi alma, y que tan solo tuviese a este sol frente a mí me ponía
nerviosa, a mí, a Lauren Jauregui.
Al cabo de un rato a Camila le entró hambre también y me tuve que ver obligada a hacer la cena con Vero y
Camila gritando que tenían hambre. Aún me parecía mentira el efecto que podía tener la marihuana en la
ansiedad de Camila... Bueno, Marihuana terapéutica, como dice mami Ana, a veces no hace daño, ¿no?
Aunque luego viniese mamá a regañarnos si nos pillaba "relajándonos", pero mami siempre ha dicho que
prefiere que pruebe las cosas con ella.
Cenando carne en salsa, me di cuenta que a Camila se le empezaba a ir el efecto de la marihuana, empezaba
a bajar la mirada, a mostrarse más insegura que antes, y era normal, hacer la cena me había llevado más de
una hora entre todos los preparativos.
-¿No te vas a comer eso, mudita?- Dijo Vero a mi lado, mirando a Camila quien estaba revolviendo la carne
en su plato. Negó casi imperceptiblemente con su cabeza y entonces Vero le arrebató su plato para seguir
comiendo.
-Camz, ¿te apetece ir a mi habitación?- Levantó la mirada hacia mí, estaba más pensativa de lo normal. –
Vero, recoge estas mierdas cuando termines de cenar.
Caminé con Camila hacia mi habitación, escuchando sus cortos pasos tras de mí, así que cuando entramos a
mi pequeño espacio privado y me senté en el filo de la cama, la observé quedarse en pie.
-¿Qué ocurre?
-N-nada... - Vi que bajaba la mirada a mi cuello y la apartaba casi de inmediato,
¿qué tenía ahí? De inmediato me miré en el espejo del pequeño tocador de la pared, miré y tenía una mordida
allí, estaba rojiza, pero no demasiado, aunque lo suficiente para notarse.
-¿Camz?- Me giré y la vi mirarme a los ojos, ella entreabrió los ojos y en laslágrimas que intentaba ocultar
en sus ojos vi algo muy claro, y es que ella misma se ahogaba en las palabras que no podía decir.

Capítulo 18
Camila's POV
Fueron exactamente seis días en los que no supe nada de Lauren, no me apetecía saber nada de ella, tan solo
quería que me dejase en paz mientras se me quitaba la tontería de encima... Porque dolía, verla con otra
persona dolía.
Era viernes y yo estaba intentando tramitar los papeles que mis padres hacían llegar al colegio y viceversa
para el cambio, mi padre, después de una larga charla con mi madre, aprobó cambiarme de colegio, este
quedaba más cerca de mi casa y probaríamos ahí, así que probablemente hoy sería el último día en esta
cárcel de pesadilla, me faltaba recoger miscalificaciones y cartas de profesores para el otro colegio, en el
cual mamá ha dicho que no voy a estar en una clase para niños especiales, eso era un punto a favor, no
cualquier colegio permitía que un niño o adolescente "especial" estuviese con total normalidad en una clase
corriente.
¿Sabéis? Eso de "especial" siempre me ha dado mucha rabia, ¿por qué yo era especial? Tan solo no hablaba
demasiado y tenía ansiedad... pero estaba en mis plenas facultades la mayoría del tiempo. Incluso cuando
era más pequeña que mis clases las daba con la logopeda del colegio me quejaba internamente, ¿por qué
éramos especiales los que somos distintos?
Con la carpeta color marrón claro en mi mano, salí del despacho del subdirector quien me dio la
documentación, ahora solo faltaban pasos para llegar a la salida, pasos que veía como una libertad, ya no
iba a ver más a la gente que tanto me ha dañado, ya iba a ser una persona nueva.
Algo me detuvo por los pasillos ya vacíos, y es que a mis oídos llegó el sonido de un llanto desconsolado,
¿quién estaba llorando así? Caminé, siguiendo el camino de donde provenía el sonido. Lo que menos esperé
es encontrar a Brenda frotando su casillero con un papel, había una pintada, pero no podía leerlo bien, tan
solo me quedé parada detrás de ella. Pareció notar mi presencia porque se volteó y ahora fue cuando leí su
casillero, ponía "PUTA".
-¡¿Qué miras, rara?!- Me gritó, me sobresalté y suspiré seguidamente al ver que nos separaba algo de
distancia, si se acercaba me daría tiempo a correr. –Nadie tiene una vida perfecta, y tarde o temprano, todos
terminan dándose cuenta... Todos.
Preferí dejarla sola, aunque quisiese que dejara de llorar porque nadie se merecía sentir triste, me fui de allí,
pero mi sorpresa vino al encontrar a Eddy con su ranchera
4x4, apoyado en la puerta de esta. Sonrió al verme alzando su brazo, ¿qué hacía allí aún? Hacía más de
media hora que las clases habían acabado. Me acerqué y me recibió con una sonrisa, él se estaba convirtiendo
en algo así como un gran amigo.
-Hey, pequeña, ¿tienes algo que hacer ahora?- Sonreí de lado y negué tímidamente, solo descolgué la mochila
de uno de mis hombros para meter allí la carpeta. -¿Te apetece venir a la cueva? Tengo algo nuevo para que
escuches, estoy seguro de que te gustará.- Solté una tímida risita y asentí.Me encontraba sentada de copiloto
en aquella ranchera vieja mientras Eddy cantaba cualquier canción de la radio, la verdad es que tenía una
voz bonita... Daba gusto escucharle.Al llegar al apartamento, Eddy se hizo con una botella de vino y dos
copas, y así, nos fuimos a su habitación/estudio, repetimos el mismo proceso que antes, pero antes presté
atención al silencio de la casa, no había nadie, solo estábamos él y yo.
-Oh, mierda, se me olvidó hacer unos ajustes en el sonido y en la letra... ¿Puedes esperar... ya sabes, un
poco?- Sonreí asintiendo, me senté en su cama quitándome los zapatos para coger la posición de un indio.
Mientras él estaba en sus cosas, yo solo miraba una guitarra que colgaba en su pared, algo gastada, tenía
cinta americana por todos lados y lazos colgaban de la parte superior del mástil, el cuello de la guitarra. Se
me pasó una cosa por la mente, pero debería pedirle permiso para eso.
-Eddy.- Aquella palabra salió de mis labios sin casi pensarlo, me sorprendió que hubiese podido empezar a
hablar sin casi esfuerzo.
-Wow, me hablaste, mudita, es cierto lo que dicen Vero y Lauren de que tienes una voz bonita. Dime.- Vi que
hacía el esfuerzo por no mirarme, supongo que se pensaba que si me miraba me intimidaría más, y así era.
Lo agradecí internamente.
-Yo... Era... Que... q-que... se me ha ocurrido algo para... Para... Cyril.- Leí el nombre de la guitarra en la
chapa menos dañada de esta. Él miró hacia la guitarra, la descolgó y de inmediato me la cedió con un gesto
de confusión.
-Puedes hacer lo que quieras con ella... Está muy vieja y casi no la uso, Ya sabes, no se ve cool que vaya con
una guitarra casi rota por ahí.- Sonreí ante lo que dijo, y mientras él estaba tocando algunos acordes
aleatorios, cogí un lápiz de él, el rotulador negro y naranja y un cutter.Poco a poco, con su música de fondo,
fui tallando la misma huella de tigre de bengala que él tenía en la guantera de la ranchera, me esforcé
bastante en que quedara bien, y así fue, porque pasó alrededor de media hora y pude quitar la primera capa
de barniz de la guitarra para así poder pintar sobre esta y que quedara ahí sin borrarse.
Terminado mi trabajo sonreí para mí misma, había quedado realmente hermoso, seguro que la otra guitarra
de Eddy iba a tener envidia de Cyril.
-¡Eh, eso mola!- Dijo mirando lo que acababa de hacer en su antigua guitarra.
-Es... es... es tu logo.- Medio sonreí mirando hacia la huella, él la acarició con sus dedos índice y corazón,
consiguiendo así que se llenasen un poco de naranja.
-Eres un Sol, Camila. ¿Sabes? Quiero hablar contigo sobre algo antes de que escuches lo nuevo que he
conseguido componer.- Alcé la mirada para verle y ladeé la cabeza acariciando lentamente las cuerdas de la
desgastada guitarra. –Te cuento esto porque sé que vas a intentarlo, de verdad, pero... Vero y Lauren se están
metiendo en cosas muy turbias, algo que ni yo soy capaz de decirles que salgan de ahí, pero eso afecta a todo
nuestro entorno... Lauren te está alejando de todo eso, ella cree que eso es lo mejor, pero... Joder, intenta
algo, intenta que ella te cuente y se desahogue contigo... Vero es la que llega borracha y me cuenta toda la
historia que están teniendo, incluso Brenda ahora está... Camila, Brenda está prostituyéndose, ¿sabes? Por
muy gilipollas que pueda ser... Está vendiendo su cuerpo al mejor postor, y solo espero que tanto Vero como
Lauren no se echen a ese camino, aunque por cómo van...- Suspiró profundamente cerrando los ojos, cogió
su copa de vino y se la bebió en unos segundos. –Solo
no dejes caer a Lauren, es la más cerrada, pero contigo es tan diferente... De Vero me encargo yo.Toda esa
charla que me dio Eddy me dejó más que aturdida, ¿qué estaba pasando en aquel apartamento? Nunca había
escuchado al pelirrojo hablar tanto, nunca había visto tanta seriedad en esos ojos azules, era algo grave y
en ese algo me iba a meter yo irremediablemente.
-Ahora cambiemos de tema, ¿Sabes qué?- Me hacía gracia que empezase con esa pregunta, creo que era
como una forma de que yo me sintiera partícipe realmente de laconversación sin hablar y eso me gustaba. –
Me estoy dedicando a escuchar las historias de amor de la gente y escribir sobre ellas... Aunque estas
canciones no me lleven a ningún lado, pero es bonito tenerlas, ¿no?- Asentí efusivamente con una sonrisa
leve mojándome los labios con el delicioso vino que trajo Eddy. –Esta canción se llama "The A Team", y me
ayudó Vero, la increíble intocable, que parece que nunca siente nada... Ella también siente amor.
Los suaves acordes llegaron a mis oídos, los pequeños golpecitos que daba en la tapa de la guitarra para que
hiciera algo de ritmo, las cuerdas mutadas en algunos acordes... Cerré los ojos para así disfrutar mejor de
la letra de la canción y... Oh mierda. Brenda y Vero. Lo de prostituta me lo había contado Eddy pero...
¿Gramos? Eso era droga, ¿no?"Y ellos dicen "ella es de Clase A (Clase superior), atrapada en su ensoñación,
ha sido así desde los 18 años, pero últimamente su cara parece hundirse lentamente,
malgastándose, desmigajándose como los pasteles. Ellos gritan: las peores cosas de la vida vienen
gratuitamente a nosotros, porque estamos bajo el gran mando y nos volvemos locas por un par de gramos, y
ella no quiere salir esta noche. En una pipa ella vuela hasta Motherland, o vende su amor a otro hombre...
Hace demasiado frío fuera para que los ángeles vuelen."
"Un ángel morirá cubierto por lo blanco (la droga) con los ojos cerrados y esperanzas de una vida mejor.
Esta vez, esta noche nos desvaneceremos, seguiremos rectos por la línea."
Quedé impresionada por aquella canción, no solo por lo que me trasmitía aquella melodía, sino por la letra,
la historia que contaba, era alguien enamorado o enamorada de una chica que vende su amor y los dos juntos
están en la droga, están en deudas, pero a pesar de ello, siguen juntos.-¿Ahora entiendes por qué te pido que
salves a Lauren?- Alcé la mirada hacia la de Eddy y me sorprendí cuando vi algunas lágrimas caer por sus
mejillas.
** ** ** ** ** **Al llegar a casa, le di a mamá la documentación que me facilitaron en el colegio, por fin el
lunes iba a ir a un sitio mejor, pero tenía el presentimiento de que las tormentas que dejaba ahí me iban a
estar persiguiendo.
Después de cenar, me puse cómoda, cogí y me puse la sudadera que tenía aún en mi armario la cual
pertenecía a Lauren, caminé hacia mi estudio descalza y desnuda de piernas observando cómo el lienzo que
quedaba justo en la mitad de la habitación iba cobrando vida poco a poco. Me encantaba cómo podía plasmar
cosas de mi imaginación en aquella tela blanca. Me miré en el pequeño espejo del estudio, recuerdo la última
vez que me miré ahí... fue con Lauren y yo tenía una flor pintada en la mejilla. Aquello me hizo sonreír, pero
trajo un recuerdo a mi mente... Un recuerdo triste o feliz, según como lo quieras ver, pero me recordaba por
qué yo me refugiaba en la pintura.
FLASHBACK
-¡Yo no sé por qué Ally se ha tenido que ir de viaje, mami!- Dije sentada en el
sofá de casa con mi pequeña libreta de Winnie de Pooh en las manos, ahí estaba coloreando con mis
rotuladores mientras mamá leía una revista y papá veía el noticiero.
-Camilita, sabes que Ally tiene familia en Texas, cariño... Igual que cuando nosotros vamos a ver a los abuelos
de México, ¿a que no te pone triste cuando ves a la abuela y te hace los frijoles con veneno?- Negué
levantando la mirada encontrándome con la tripita abultada de mi mamá.
-Ally me dijo que iba a ir a la fiesta de cumpleaños de Cindy conmigo para que noestuviese sola apartada...-
Suspiré resignada y me levanté para subir los escalones con cuidado de no caerme, fui a mi habitación y allí
se encontraba un pequeñito caballete vacío, mamá y papá me lo regalaron por mi cumpleaños, ¡era divertido!
Cogí la pequeña bata con la que también jugaba a ser doctora y me la puse... Mamá me había tejido mi
nombre en ella, y eso me gustaba muchísimo, ¡era guay porque era solo mía!
-Lo siento, Winnie... Hoy no te voy a pintar a ti.- Dejé mi pequeño cuaderno en la cama dándole una tímida
caricia al oso inmóvil que tenía impreso en la portada de este.
Con mi carboncillo comencé a dibujar sobre un lienzo en blanco que puse en el caballete, esta vez dibujé una
casita en un prado verde con ovejitas y un pastorcito por el follaje, algunas flores se extendían por el camino
que llevaba a la casa... O al menos así lo pensé. Papá dice que poco a poco voy a ir mejorando, si practico
lo suficiente... Yo quiero ser una gran artista... ¡Como Dalí! Aunque sus obras a veces no las entendía... Pero
la abuela Mercedes me
regaló un libro de él... Mamá dice que es muy gordo, pero no hay día que no lea una página de él.
Estuve toda la tarde pintando en mi nuevo lienzo, intentando plasmar con todas mis fuerzas aquello en lo que
pensaba, mezclando colores... gastaba mucha pintura en eso, aún no sabía qué colores formaban el que yo
deseaba, pero por fin, acabé, mis mejillas estaban llenas de pintura, ¡eso seguro! Y lo confirmé cuando me
miré en el espejo, yo tenía una pequeña sonrisa en el rostro pero esta desapareció cuando vi mi pelo
desordenado y mis uñas llenas de pintura. Las nenas no son así... Mis compañeras no son así, ¿por qué tenía
que serlo yo? Una lágrima cayó por mi rostro y entonces me senté en el suelo, en posición de indio como
siempre y con las mangas de mi bata me sequé las lágrimas que caían encima de la seca pintura.

mundo...
-El patito feo se convirtió en cisne... Cuando crezca voy a ser el mejor cisne del
FIN DEL FLASHBACK
-Cuando crezca voy a ser el mejor cisne del mundo...- Dije en un susurro aguantando las lágrimas que caían
por mis mejillas sin control.
-Ya eres un cisne, el mejor de todo el estanque.- Aquella voz a mis espaldas me sobresaltó, me giré y vi a
Lauren allí de pie con una media sonrisa y una rosa roja en la mano.
–Hola, mudita.

Capítulo 19
-¿Qué... q-qué haces aquí?- Dije aún algo sobresaltada de su inesperada visita, ella solo sonrió y me tendió
la hermosa rosa.-Venía a hacerte una visita... He estado todo el día trabajando y... Ya sabes. Me gusta verte.-
Una mínima sonrisa salió de mis labios, entonces me di cuenta que estaba desnuda de cintura para abajo a
pesar de mi ropa interior.
-Oh, dios.- Corrí hacia mi habitación cerrando la puerta del estudio, dejé a Lauren allí dentro mientras me
ponía unos pantalones de pijama. Ella ahora abrió la puerta, teniendo la rosa que ha traído en una jarra con
agua, ahora la puso sobre el escritorio y me miró.
-¿Sigues enfadada conmigo?- Ladeó la cabeza y yo hice lo mismo inconscientemente.
-No... no estoy... enfadada.- Fruncí el ceño un poco, ella hizo un mohín con los labios y luego sonrió.
-¿Puedo abrazarte entonces?
-No.- Firmemente dije mirando al suelo cruzándome de brazos, suspiré y caminé hasta el escritorio
observando la rosa, detallando los pétalos con mi mirada, luego, acaricié los pétalos del centro a la zona
exterior.
-Camz... Por favor, déjame abrazarte.- Suspiré de nuevo y dirigí la mirada directamente a sus orbes verdes,
era increíble cómo ella siempre me daba confianza para mirarla a los ojos. Caminé hasta ella y con mis
manos despegué sus brazos del tronco, los empujé un poco para que me envolvieran.
En unos segundos estábamos las dos abrazadas, yo con mi rostro escondido en su cuello, ella acariciando mi
pelo lentamente. Aquellos momentos eran mágicos, eran... irreales. Los mechones de mi pelo se deslizaban
entre sus dedos, y yo me apretaba más a su cuerpo.
-Van a cambiarme... van a cambiarme de colegio.- Dije en un murmuro y ella se estremeció porque sin querer
rocé la nariz con la piel de su cuello, le haría cosquillas seguro.-¿De verdad? Eso es una muy buena noticia...-
Dio un beso en mi sien y entonces aparté mi rostro de su cuello para terminar separándome del todo de ella.
-El lunes empiezo... En otra escuela.- Tiré de las mangas de la sudadera hacia abajo, quería ocultarme esa
zona porque si la veía Lauren ahora se enfadaría conmigo... Me daba vergüenza ser así.
-¿Qué escondes?- Su voz seria me sobresaltó, y al darme cuenta, ella estaba mirando mis mangas.
-Hace... frío.- Carraspeé dando pasos hacia atrás y Lauren rápidamente cogió mi brazo alzando la manga,
dejando a ver los múltiples cortes en mi antebrazo. A medida que ella iba viendo, sus labios formaron una
"O".-Camila... Camila, joder.- Soltó mi brazo con violencia, sus ojos estaban cristalizados y algo rojos, estaba
realmente dolida.
-L-lo siento, Lauren... Lo siento... yo...- Intenté poner la mano en su hombre pero la apartó de un golpe que
dolió, pero no físicamente, sino mentalmente.
-No quiero perder a nadie más. Esto no va conmigo, Camila... esto no va conmigo más. Lo siento, yo...
-Te vas a ir...- Susurré con una lágrima cayendo por mi mejilla, mientras ella caminaba en círculos por la
habitación, sus manos apretaban las raíces de su pelo, estaba visiblemente nerviosa.
-Escúchame, yo no quiero estar metida en esto, tienes que madurar de una vez, Camila, madura.- Dijo con
un tono tan duro en su voz que creí que esa no era ella, esa no era la chica que me había llevado al puerto,
no era quien me había llevado a patinar sobre hielo, no era la chica que me salvó en la piscina...-Vete.- Con
la mirada en el suelo susurré aquello, entonces sentí que Lauren caminaba hacia el balcón rápidamente,
como si estuviese ansiosa por dejar aquella habitación, y realmente lo comprendía, ¿quién iba a querer estar
con alguien como yo?
Al escuchar el sonido que la tubería hacía cuando Lauren bajaba por esta, me miré en el espejo del armario,
me sentí terriblemente mal... Remangué las mangas de la sudadera viendo en el espejo cómo estaba mi brazo
izquierdo, las manos me sudaban, me sudaba todo el cuerpo, quería escapar de una vez, quería estar bien.
La rabia fue subiendo por mi cuerpo, una rabia extraña, algo que nunca había sentido. Mis músculos actuaron
solos y comencé a golpear el espejo fuertemente, pero este acabó rompiéndose en mis puños, cayéndose al
suelo en pedazos, mi alma iba con ese espejo, ella también se rompió en pedazos muy pequeñitos.
Escuché a lo lejos un grito de mi madre y pasos rápidos subiendo por las escaleras, pero pronto cogí el jarrón
donde estaba la rosa de Lauren y lo estrellé en la pared, pisé los trozos de cristal, di golpes en la pared
húmeda por el agua de la rosa, mis manos goteaban sangre, pero eso me daba igual, me daba igual las
heridas que tenía por los cristales.
Mi padre abrió la puerta, sin esperar aquella imagen de mí. Lo que tampoco esperaba es que yo me iba a
abalanzar a él, comencé a golpear su pecho con fuerza, rabia y dolor.
-¡¿POR QUÉ ME TUVISTEIS?! ¡¿POR QUÉ ME DISTEIS ESTA VIDA?! ¡¿POR QUÉ?!- Grité sin
atrancarme en las palabras ni una vez.
Me sentía débil, mi padre me agarró para que no golpease su cuerpo más, mi madre gritaba, y es que yo me
estaba desmayando, porque sentí cómo poco a poco perdí el conocimiento.
Ahora el suelo de mi habitación estaba teñido con pisadas mías del mismo color de la rosa que trajo Lauren,
las paredes contemplaban cómo mi padre me intentaba cargar y mi madre gritaba horrorizada con ver lo que
tenía ante sus ojos.Al fin yo perdía a todo el mundo, no era tan difícil de entender que yo quisiera perderme
del mundo.
Lauren's POV
Iba conduciendo con un cigarro en los labios, "Basket Case" de Green Day sonaba en el equipo de música a
todo volumen, se escuchaba lo cascados que estaban mis altavoces, pero al fin y al cabo eso daba igual.
¿Cómo estaría ella? Quizá ahora no estaba bien, pero yo sabía que con el tiempo iba a agradecerme no tener
a alguien como yo al lado, iba a traerle muchos problemas, estaba en malos asuntos, y al fin y al cabo si la
metía a ella, no iba a perdonármelo en la vida.
Tuve que apartarme hacia el lado izquierdo porque venía una ambulancia con las sirenas puestas de frente.
Siempre me ha fascinado cómo los otros conductores dejan pasar a una ambulancia en estado de emergencia.
Avancé y el semáforo se puso en rojo, así que cogí el móvil rápidamente para enviarle un mensaje a mi mamá.
"Mamá, voy a cenar a casa, por favor, guardame cena, que mami no se coma todo. Quizá también me quede
a dormir."
A los minutos llegué a las afueras de Boston, ya estaba recorriendo el caminito que iba hacia el chalet de mis
madres. Aparqué el pequeño coche en la puerta del garaje, tiré la colilla en el asfalto pisándola mientras iba
hacia la puerta. Toqué y al poco tiempo me abrió Ana.
-Hey, pequeña, la última vez que me quitas parte de la cena.- Me revolvió el pelo mientras yo pasaba y reía
muy leve. –Voy a vigilar a David, mamá está esperándote en la cocina.Caminé con paso decidido hacia la
cocina, haciendo resonar las hebillas de mis habituales botas militares. Al llegar miré a mi madre, le sonreí
y di un beso en su frente tomando después un trozo de emparedado.
-Hola mamá. ¿Qué pasa?- Me senté en la encimera mientras comía.
-¿Cómo que qué pasa? ¿Crees que es normal en ti que me llames a las diez de la noche para cenar y dormir
aquí? Si cuando vienes es un milagro...- Encogí mis hombros mirando el emparedado detenidamente. Tenía
que controlar mis gestos que pudieran darle una pista de mi estado a mi madre.
Un consejo: Nunca tengáis una madre psicóloga. Sabrá todo.
-Mamá, solo tenía ganas de veros, es todo.- Di un bocado al emparedado mirando hacia el suelo suspirando
inconscientemente.
-Te pasa algo, Michelle, y vas a contármelo ahora, ¿verdad?

de nadie y...
No. No, Lauren, cierra la boca, eres una tipa dura y no vas a desmontarte delante
-Mamá, soy una zorra.- Dije rompiendo a llorar, eso de autoconvencerme de que iba a ser lo mejor para
Camila si me alejaba era un argumento de mierda que ni me creía yo misma.
-No hables así.- Dio una colleja en mi cabeza y yo encogí mis hombros al no esperármelo. –Vamos a mi
despacho y me explicas mejor, señorita.- Alcé el emparedado a punto de hablar, pero me interrumpió. –No,
no te puedes llevar el emparedado, cómelo rápido y subimos.Iba dando bocados al emparedado mientras me
concentraba en qué iba a contarle a mi madre, ella ya había subido, así que solo tenía que tardar un poco
para preparar midiscurso.
Una vez terminada mi cena tomé un vaso de agua y subí al despacho de mi madre, pero de camino, pasé por
la que era mi habitación, abrí la puerta y sonreí al ver que estaba igual que cuando me fui, Teddy seguía
encima de la cama entre los cojines centrales, mi escritorio seguía teniendo el ordenador de sobremesa que
tenía, los libros ordenados alfabéticamente en la estantería y las fotos, oh, las fotos.
Me acerqué al corcho que sostenía con chinchetas todos mis recuerdos de pequeña y adolescente. Aquel
concierto de Green Day, iba borrachísima y colocada de marihuana hasta arriba, y tan solo tenía 14 años...
Negué con mi cabeza lentamente con una sonrisa en mis labios, no tenía remedio.
Una foto se me coló en la visión, aquella foto... le quité las chinchetas y la mantuve entre mis dedos,
acariciándola, era mi tía Carmen, era la más alocada, y digo alocada porque estaba loca de verdad. La
echaba tantísimo de menos...

mano.
-¿Lolo?- Dijo mi madre detrás de mí, entonces me giré aún con la foto en la
-¿Cómo está la tía Carmen? Hace mucho que no hablas de ella.- Con sumo cuidado coloqué la foto donde
estaba.
-Sigue interna, cariño... Sabes que no es fácil salir de donde ella estaba.- Asentí suspirando volviendo a mirar
al corcho, tanta gente, tantísimos rostros distintos.
-¿Por qué crees que se fueron todos los amigos que tuve cuando vivía aquí?
Solo me quedan Vero y Ed.- Sentí la mano de mi madre en el hombro dando un apretón cariñoso.
-Lauren, sabes que siempre has sido un poco distante con todo... Te lo tomas todo a risa y cuando te llevan
la contraria simplemente te marchas, ¿no crees que eso es algo que no todo el mundo soporta? Puedes hacer
mucho daño si alguien te quiere y al siguiente día te vas.- Asentí suspirando, inmediatamente pensé en Camila,
¿cómo estaría?-Mamá, ¿por qué alguien se autolesiona? ¿No es consciente de que puede morir por eso?- Mi
madre suspiró y se terminó sentando en mi cama, yo a su lado ahora.
-La gente con conducta suicida lo que quiere es eso, Lauren... Quitarse la vida. Hay muchos motivos, muchas
enfermedades. La esquizofrenia, el trastorno de personalidad, o simplemente no tener ningún trastorno así,
simplemente que estén en una profunda depresión. La depresión es algo que no llega de repente, ¿sabes? A
veces tarda años en darse lugar, años en los que progresivamente esa persona va cayendo en un profundo
vacío.
-¿Y tú qué haces si alguien viene a tu consulta con depresión?- Pregunté curiosa y atenta a lo que decía mi
madre.
-Esperar a que esa persona quiera curarse, porque si alguien se niega... entonces todo mi trabajo es en vano.
A veces necesitan evadirse de todo su alrededor, quizá en su trabajo los subestiman, o en el instituto, o
simplemente esa persona no tiene amigos, no tiene familia, no tiene nada y la soledad provoca depresión, el
ser humano es sociable por naturaleza a pesar de los distintos trastornos que hay.
-Pero alguien puede arreglar a esa persona... ¿Qué pasa si ella no quiere?- Carraspeé para que no se notase
la preocupación en mi voz.
-Lauren... Una persona depresiva no necesita a "alguien que la arregle", no son objetos, no son terceras
personas, son de carne y hueso, como tú y como yo. Las personas con extrema depresión no necesitan eso,
necesitan que alguien sostenga su mano mientras ellas mismas se arreglan, y no todo el mundo comprende
eso. Hay acompañantes de personas depresivas que se sienten desesperados por no poder arreglar a esa
persona, pero es todo lo que se debe hacer... esperar, estar con esa persona, darle apoyo, pero nunca dejarla
caer de nuevo, recuerda que ahora está de tu mano y es fácil que se suelte y vuelva a retroceder todo lo
avanzado, incluso retroceder más de lo que ya lo estaba.

de mi cama.
-Mierda...- Murmuré para mí misma suspirando mientras miraba hacia el edredón
-¿Qué pasa, Lauren?- Iba a responderle cuando su teléfono comenzó a sonar.No me dio tiempo a ver quién
era pues se levantó rápidamente y descolgó. -¿Sí? ¿Qué pasa?- Se escuchaban gritos desde fuera del aparato.
–Oh dios mío... No, no te preocupes, ¿en qué hospital? Vale, Hospital General, ahí estaré. Tranquilízate...-
Colgó con su rostro preocupado.
-¿Qué pasa, mamá?
-Necesito que me lleves al Hospital General lo más rápido que puedas, Lauren.- Asentí mientras me levantaba
e iba tras ella. Nos despedimos de mami y David que nos miraban confusos, pero rápidamente mi madre
Clara le explicó la situación a mi madre Ana.
Una vez en el coche bajé la música y conduje con precaución, pues nerviosos es como más infracciones se
cometen y no me gustaría llegar al hospital en una ambulancia en vez de en mi coche. Fueron unos largos
minutos lo que pasé al lado de mi madre preocupada para ir hacia el hospital, fueron más de cuarenta minutos
pues tenía que ir hacia el puerto y quedaba lejos del chalet de mis madres.
-¿Quién está en el hospital, mamá?
-Es... es una paciente, realmente es alguien especial para mí, Lauren. Fue mi primer caso cuando salí de la
carrera, y...
-Un momento, un momento, ¿llevas más de diez años atendiendo a esa persona?- Me sorprendí por eso.

pasar algo...
-Sí, es una niña con problemas... Con un trastorno muy complicado y si le llega a
-Tranquila, mamá, va a ir todo bien.- Puse la mano en su rodilla dando un suave apretón mientras seguía
conduciendo.
Cuando llegamos aparqué inmediatamente en el parking de pago, no quería que a mi madre le diese un ataque
porque yo me ponía a buscar aparcamiento. Bajamos del coche prácticamente corriendo, dando zancadas
largas hasta la puerta de urgencias donde había unamujer abrazada a su marido, quien se separó cuando
escuchó la voz de mi madre.
La mujer se dio la vuelta y quedó tan sorprendida como yo cuando descubrí que aquella mujer era la madre
de Camila, mis ojos se abrieron de par en par.
-¿Lauren?- Dijo la mujer con la voz rota y lágrimas recorriendo sus mejillas.
-¿Sinu?- Dije en un susurro, rápidamente mi mente hiló todo, toda la información y casi no esperé a nada
más, sino que entré por la puerta de urgencias, no, no podía estar pasando aquello, no quería que nada malo
le pasase a mi Sol... No quería que le pasase nada a mi Camila.

Capítulo 20
Corrí lo más que pude hacia la recepción de urgencias y apoyé las palmas de las manos en la fría madera.
-Buenas noches, ¿qué necesita?
-Quiero ver a Camila Cabello.-Dije con la más decisión que tenía mirándola a los ojos, ella frunció el ceño.
-Miraré a ver...- La muchacha comenzó a teclear y yo tamborileaba con las yemas de mis dedos en la madera.
–No puede verla, están curándola y llevará un rato y...
-Necesito verla, necesito saber que está bien.- En mis ojos se empezaban a acumular lágrimas.
-Eso no va a ser posible... la señorita Cabello está en buenas manos, mientras tanto debemos esperar.
Asentí sin querer que los nervios dominasen mi situación, solo caminé hasta las sillas más cercanas y allí
terminé sentándome, abrazada a mis rodillas y mirando a un punto fijo de los azulejos de la pared.
Realmente no sé cuánto pasó desde que me senté allí, me sentía enferma, incluso mi madre me ofreció un
chocolate humeante intentando comunicarse conmigo, me preguntaba que de dónde conocía a Camila, pero
yo simplemente no hablaba, tan solo me moví para coger el chocolate y beber poco a poco.
-¿Familiares de Karla Camila Cabello?- Dijo una enfermera frente a nosotros y yome levanté la primera,
ellos tardaros milésimas más.

hombro.
-Sí, aquí.- Dijo la madre de Camila, entonces noté la mano de mi madre sobre mi
-Lauren, no podrás pasar, debemos quedarnos aquí...- Suspiré exasperada de estar allí y volví a sentarme,
contemplando cómo Sino y Alejandro entraban por aquella puerta.
–Ella se pondrá bien...
-Ha sido mi culpa.- Dije con un hilo de voz, volví a abrazar mis piernas y escondí el rostro en mis rodillas.
-¿Por qué dices eso, Lauren? ¿De qué conoces a Camila?- Mi madre seguía con la mano en mi hombro, pero
esta vez la deslizó hasta mi nuca, acarició haciendo círculos con las yemas de los dedos, ella sabía que esa
era mi punto débil y me relajaban aquellas caricias.
-Yo... ella... es... es amiga de Ed, y... sí.- Carraspeé. –Y... nos conocimos, es muy buena, pero es... yo no quiero
que muera, mamá, y ella constantemente tiene esas cosas
horribles en los brazos, y le dije que madurase... Le dije que no quería estar metida en su mierda, mamá. Si
hubieses visto su mirada en ese momento...- Unas lágrimas se deslizaron por mis mejillas y un sollozo me
atacó, haciendo que botase un poco en el asiento.
-No debiste haberle dicho eso... Camila, por ahora, es muy frágil anímicamente.- Dio un beso en mi cabeza
y yo ahora la miré a los ojos.
-Pero es que no sé cómo hacer que pare, mamá... Ella siempre me lo confiesa, me dice "Lolo, lo he vuelto a
hacer", o cualquier mierda de esas, pero hoy se mostraba tan avergonzada... tan...-Espera, ¿ella qué?- Mi
madre mostró una expresión asombrada.
-Ella... Se mostraba tan avergonzada.-No, eso no. ¿Ella habla contigo? Lauren, eso es importante.
-Yo... ya lo sé, pero...- Suspiré y me sequé las mejillas con las mangas de mi sudadera. –Mamá, necesito
verla...
-Tranquila, cariño. Verás que las horas pasan rápido. ¿Quieres ir a descansar? Seguro que esta noche ya no
dejan entrar visitas...
-¡Pero tú eres su psicóloga! ¡Haz que dejen que yo pase!- Estallé alzando la voz mirando a los ojos fijamente
a mi madre, mis brazos estaban en tensión y mi corazón congelado, él no quería latir hasta saber que Camila
estaba bien.
-Lauren Michelle, como no te comportes sí que no vas a estar aquí. Sal y que te de algo de aire, recapacita y
vuelves a entrar.- Sus puños estaban apretados como cada vez que me reñía o se enfadaba conmigo.
Yo con mucha rabia y aún algo de lágrimas en los ojos me di la vuelta, a paso decidido, solo quería verla,
¡¿por qué era tan difícil?! Di una patada a la papelera de metal que había junto a la salida dejándola hundida
por un lado y atravesé la puerta cogiendo el móvil en mi bolsillo marcando el número de alguien que yo sabía
que no iba a fallarme.
-Hey, hola. Necesito eso ahora mismo. Sí, ahora mismo, joder, ¿no me has puto escuchado? Quedamos en
Blossom Street.- Yo caminaba ya hacia aquella calle que estaba muy cerca del hospital, era una calle sin
salida. –Te pago al contado ahora mismo. Tarda más de media hora y te corto los huevos, ¿está claro?-
Colgué sin despedirme, cruzando la calle para ir hacia la sin salida.
Camila's POV
Yo tenía los ojos medio abiertos, me sentía en una nube... ¿Así era cuando estabas drogada? Las voces de
mis padres me parecían tan lejanas, pero el tacto de las caricias de mi madre en mi propia mano eran tan...
increíbles...-Mi niña... estaba tan asustada...- Dijo mi madre sollozando, yo lo escuché con eco, ¿en mi cabeza
se escucharía eso igual? ECOOOOO. No, aquí no se distorsionaba la voz de esa forma, pero me resultó
gracioso, así que las comisuras de mis labios se alzaron un poco.
–Descansa, mija... cuando despiertes estaremos aquí.
Poco a poco mis ojos se fueron cerrando, lentamente hasta que caí en un profundo sueño fruto de los sedantes
que me habían proporcionado.
** ** ** ** ** ** **-Buenos días, Camila. Bueno... no me esperaba que la consulta de hoy tuviese que ser
en el hospital, ¿sabes?- Clara entró en la habitación y yo seguía con la mirada algo perdida en otras cosas
hasta que se puso ante mí y pude ver los surcos oscuros bajo sus ojos. -
¿Qué pasó?
Yo negué despacio con la cabeza cogiendo el mando que manejaba la cama para poder incorporarme, las
plantas de mis pies dolían y tenía tanto los pies como los brazos vendados.-¿No vas a hablarme?- Levanté de
nuevo la mirada hacia ella y negué, volviendo a entretenerme acariciando los relieves de los botones en el
mando. –No eches todo por la borda ahora, Camila. Tenemos que progresar. ¿Qué pasó para que ese ataque
de ira llegase a ti anoche?
Imágenes destellantes que recogieron mis retinas se volvieron a aparecer en mi cabeza, no recordaba con
claridad qué había ocurrido para que tuviese tantas heridas, solo recordaba con claridad a Lauren.-Camila...
Esto va a peor cada vez, y no me queda más remedio de hacerte un diagnóstico de cuadro depresivo. No
quería que tan joven tuvieses que tomar esas pastillas, pero no me dejas ninguna otra elección. Dejas que tu
madre se exprese por ti, dejar que te sobreprotejan siempre, y porque ahora Ally no está, sino ella también
se comunicaría por ti en el colegio, ¿me equivoco?
De nuevo volví a mirar a los ojos a Clara y la vi cansada, ¿se había quedado despierta toda la noche o algo?
No hice ningún gesto, ni asentí ni negué, simplemente me quedé mirándola, analizando todo su rostro.
-Vas a empezar a tomar anti-depresivos, ya he hablado con el psiquiatra que va a hacerse cargo de tu caso...
A pesar de eso, vamos a seguir viéndonos todos los sábados ahora, no quiero que pase tanto tiempo entre
una sesión y otra. Este lunes me ha dicho tu padre que vas a comenzar en un colegio nuevo... Espero que
ahora vaya todo mejor, solo espero eso.
Miré de nuevo hacia el mando, mis dedos magullados con arañazos estaban acariciando de nuevo los suaves
botones de éste. Escuché una puerta cerrarse, y ahora que sabía que estaba sola por unos minutos, las
lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, estaba jodida, realmente jodida.
-Ojalá no vuelvas a cruzarte en mi vida, Lauren...** ** ** ** ** ** ** **-No voy a ir el primer día en una
silla de ruedas, mamá.- Dije poniéndome de pie, las plantas aún dolían, pero iba a soportar ese dolor tan
solo por causar una buena impresión en mis nuevos compañeros.
-Mija, va a dolerte y...-Me pongo más gasas, mamá... De verdad, estoy bien.- Dije lo más seria que pude,
acabando por colgarme la mochila en mi espalda. En ese colegio no se llevaba uniforme, así que llevaba mi
sudadera favorita, una con símbolos extraños pero atractivos negros sobre un fondo gris.
Salí de casa, intentando no dirigir la atención al dolor de mis pies, solo caminé, caminé y caminé hasta que
llegué a la puerta del colegio. Todos entraban, no habían disputas ahí por ahora. Con mi mano aseguré que
tenía las cuartillas que yo misma había hecho con la ayuda de Clara en el hospital para presentarme a mis
compañeros, además, también tenía un papel doblado con el horario de clases.

iba pillándolo.
Aula 1432... Entonces estaba en la primera planta, pasillo cuatro, aula 32. Vale,
Llegué de las primeras a aquella sala con alrededor de cuarenta mesas perfectamente alineadas, solo habían
4 ó 5 personas allí, así que pude escoger el sitio. Me encontraba ojeando dónde podía sentarme hasta que
una voz me trajo la atención.
-¡Hola! Hey, te conozco, el otro día te tropezaste conmigo, ¿Recuerdas? Soy Dinah.- La muchacha, mucho
más alta que yo, ofreció su mano y yo la miré, haciendo un esfuerzo sobrehumano para estrecharla sin que
ella notase que temblaba.
Mi mano libre sacó las cuartillas del bolsillo buscando la adecuada, entregándosela después.
-Me llamo Camila Cabello y tengo 16 años, soy nueva en clase.- Leyó Dinah en voz alta, me dedicó una
sonrisa y ladeó su rostro. -¿No hablas?- Encogí mis hombros buscando apresuradamente una tarjeta nueva,
entonces se la entregué de nuevo. –Mutismo selectivo, ¿eh? Pues no tengo ni idea de lo que es... Duh, lo
buscaré en Google. ¿Quieres sentarte conmigo?
Dudé un poco, pero finalmente asentí fervorosamente.
El día fue fantástico, Dinah me presentó a todo el mundo, y era extraño porque confiaba en ella, tenía una
mirada y una sonrisa tan pura que me era imposible desconfiar, todo loque quería es que no me fallase, no
ahora. Nuestra tutora hizo todas las presentaciones generales de mí hacia otros alumnos. En el receso, Dinah
me dijo que podía sentarme con ella, y ahí se sentaron un par de personas más, la primera se llamaba
Normani, y la segunda era Sarah.
Sin duda fue un día productivo, lo pensé mientras caminaba a casa con una sonrisa en mis labios, nadie se
había reído de mí, nadie me había tratado como si fuese inferior, y sobre todo, iba a hacer nuevas amistades.
Aquello realmente prometía, y rezaba porque eso ayudase en mi único y primordial objetivo por ahora...
Olvidarme de esos ojos verdes.
"Madura".
"No quiero estar metida en esas mierdas".
Esas palabras aún dolían en mi corazón, por eso me pasé el resto de la tarde haciendo lo que mejor se me
daba hacer.
Pintar.

Capítulo 21
Lauren's POV
Estaba terminando de maquillarme los ojos cuando oí que la puerta de la entrada se abría, entonces, vi en el
reflejo del espejo que Ben entraba al baño.
-Hola, bonita... ¿Estás lista para esta noche?- Sentí su cuerpo pegado a mi espalda y aguanté un suspiro, tan
solo sonreí de forma falsa y asentí mientras guardaba el maquillaje en la bolsita.
Durante este proceso tuve entre mis manos la esponja de maquillaje que utilicé con Camila. Le había llamado
tanto la atención ese objeto... ¿Cómo estaría ella? Una sonrisa esta vez verdadera se dibujó en mis labios sin
quererlo.
-Venga, termina que nos tenemos que ir.- Dio una palmada en mi trasero y le miré con resentimiento, no
quería hacer esto.
Salí del baño con mi móvil en la mano marcando el número de la casa de mis madres. Un toque... dos toques...-
Hola, cariño.
-Hola mamá. Que... ¿Está mami por allí?- Carraspeé con intención de que mi madre no notase la
preocupación en mi voz.
-Ha ido a cenar con sus amigas... ¿por qué? ¿Qué te preocupa?- Vi que Ben me hacía señas de que debíamos
irnos ya, pero yo solo le di la espalda.
-Nada, mamá, quería saber si estábais todos bien. Os quiero un monton.- Y sin más, colgué, guardando el
móvil en mi bolsillo.
A los pocos minutos ya estaba de copiloto en el coche de Ben, en silencio, mirando las luminosas calles del
centro donde pasábamos, miles de dudas surgían en mi cabeza, pero gracias a Dios, Ben se mantenía callado.
-Ben.- Dije sin mirarle tan siquiera.
-Dime, mi amor.- Puso una mano sobre mi muslo acariciándolo.
-¿Hasta cuándo va a durar esta mierda?- Él de inmediato quitó la mano de mi muslo al escuchar aquella
pregunta, el silencio se hizo de nuevo en el coche, hasta que él volvió a hablar en el aparcamiento de la
discoteca.
-Tú vas a estar dentro y yo me ocupo de la puerta. Los demás están contigo dentro, así que no te preocupes.-
Asentí saliendo del coche colocándome una pequeña mochila negra donde tenía toda la mercancía de la
noche.
Estuve en aquel antro, era de esos que estaban abiertos durante todo el día, daba igual la hora, siempre
estaba abierto y lleno de gente, así que estuve allí durante unas horas, la gente se me acercaba
disimuladamente y pedía lo que podía pagar, yo, de inmediato, me guardaba el dinero en donde iba pudiendo,
el sujetador, los bolsillos, incluso en mi ropainterior. Pero entonces hubo algo, o más bien alguien, que me
llamó la atención.
Una chica un poco más alta que yo estaba en una esquina intentando quitarse a un hombre de encima, pero
el chico no hacía más que insistir e insistir mientras ella forcejeaba con él. De inmediato que vi la intención
del chico de llevarla hacia los baños a tirones, fui hacia allí con paso decidido, abriéndome paso entre la
multitud. Tan pronto como estuve allí, el chico me miró con una sonrisa socarrona.-Creo que he encontrado
un mejor juguetito que tú, rubia.- Dijo él mientras se acercaba a mí, pero lo que no se esperaba es que los
tacos de la suela de mis botas militares iban a impactar en sus pelotas con tanta fuerza que se tiró al suelo
chillando del dolor.
Cogí el brazo de aquella chica y entonces sí la llevé a los baños, encerrándonos en uno de los cubículos con
el seguro de la puerta puesto.
-Podría habérmelas arreglado sola sin que hicieras de heroína, gilipollas.- Escuché la voz de la chica por
primera vez a mis espaldas, entonces me giré y me la encontré de brazos cruzados mirándome.
-Ah, ¿sí? Que yo sepa tú no has sido la que le ha roto los cojones a ese tío.- Me fijé bien en las facciones de
aquella chica, su rímel estaba algo corrido y estaba tratando de arreglarse el pelo alborotado.
-Metete en tus problemas, imbécil.-Me apartó para abrir la puerta y en cuanto intentaba abrirla, noté que su
mirada se ausentaba, y entonces todo su cuerpo cayó en suma relajación. Pude darme cuenta antes de que
cayera al suelo desmayada y la cogí por las axilas.
-Mierda, ¿qué cojones?- Sostuve como pude a la chica hasta sentarla en la tapadera el sanitario, luego cogí
mi móvil y marqué el número de Ben ignorando el montón de llamadas perdidas que tenía, no me entretuve
en saber de quién eran.
A los pocos minutos, Ben apareció en el baño, le abrí la puerta y me ayudo a cargar a la chica, fuimos a los
aparcamientos y allí la sentamos en el pavimento, yo me puse derodillas y la examiné, estaba pálida, pero
respiraba. Cuando le abrí uno de los párpados su ojo reaccionó tímidamente a la luz.
-Eh, mira esto.- Vi que Ben tenía en su mano una pequeña bolsita de polvos blancos, eran las mismas que
nosotros vendíamos.
-Mierda...- Masculló la chica al ir despertándose de su desmayo.
-Vamos a dejarla en la puerta del hospital.- Dijo Ben mientras se levantaba y la ayudábamos a ponerse en
pie.
-Estás putamente loco, ¡¿cómo vamos a llevarla al hospital, Benjamin?! Me cago en la puta, no podemos, no
con esa mierda en el cuerpo. Métela en el coche, vamos a mi casa.- Me senté en el asiento del copiloto
encendiendo un cigarro entre mis labios esperando a que Ben hiciera lo que dije.
Estábamos de camino a mi casa cuando miré a la chica por el espejo retrovisor de mi lado, se mantenía
callada mirando al paisaje, pero decidí hablarle de nuevo.
-¿Cómo te llamas?- Hablé mientras soltaba el humo del cigarro entre mis labios.
-Lucía.-Murmuró sin apartar la vista de los edificios.
-Lauren.- Volví a poner el filtro del cigarro entre mis labios, ella se mantuvo de nuevo callada, así que di por
finalizada la conversación.
Al llegar a mi apartamento, la chica nos siguió con algo de reticencia, pero no le
di más importancia, puesto que cuando abrí la puerta estaba Vero en el salón viendo la televisión. Sin yo
tomarle mucha más importancia, me senté en uno de los sofás que estaban
completamente libres.-Vero, cuida a esta, la encontré en la discoteca y ha tomado mucha mierda de la
nuestra.- Observé a Ben sentarse a mi lado y le sonreí falsamente volviendo la mirada a Vero que se apartaba
un poco para dejarle sitio a Lucía en el sofá.
Entonces Ben tocó mi hombro, yo le miré y en su dedo tenía una pequeña pastilla, la miré y suspiré, no quería
hacerlo, pero debía si quería conservar varias cosas, así que mis labios se abrieron y atrapé la pastilla con
la lengua, consiguiendo tragármela al instante sin necesidad de agua.
-Voy a mear mientras te hace efecto esa mierda, preciosa.- Dijo con una sonrisa socarrona que casi me
provoca una arcada.
Me crucé de piernas mirando hacia la televisión. Escuchaba las voces de Lucía y Vero hablar, pero mis
sentidos comenzaban a alterarse pasando unos minutos, sentía cómo no podía casi controlar el movimiento
de mis pupilas, porque ahora estaba mirando hacia todos lados. No me gustaba esta sensación de tener un
martillo en mi pecho golpeando, pues el corazón latía fuerte y rápido, necesitaba actividad, necesitaba
descargar energía, así que solo al escuchar la cisterna, me levanté, pisando con fuerza hasta que encontré a
Ben en la mitad del
pasillo mirándome, sonreí casi poseída por el efecto de la droga, terminando de dar los pasos que me llevaban
hasta él, y mientras atacaba su boca con ferocidad, escuché que la puerta de la entrada se abría, pudiendo
escuchar la voz de Ed y unos pasos tímidos a parte de los del pelirrojo... Esos pasos...
Son imaginaciones tuyas, Lauren.
Y sin más, cerré la puerta de mi habitación." –Busco a los hombres.– Dijo el Principito–. ¿Qué significa
'domesticar?
–Mi vida es muy monótona. (...) Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros
pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música.
Además, ¡mira! ¿Ves allá los campos de trigo? Yo no como
pan, para mí el trigo es inútil, los campos de trigo no me recuerdan a nada. ¡Es bien triste! Pero tútienes los
cabellos color oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de
ti, y amaré el ruido del viento en el trigo.–
(...)

Zorro.
–Hay una flor... creo que me ha domesticado." –El Principito. Capítulo de ElCamila's POV
Entré en el apartamento de Eddy después de que me asegurara que Lauren no iba a estar allí, no quería tener
el desequilibrio mental que me provocaba que ella estuviese cerca. Sus palabras llevaban en mi mente
marcadas unos días, en los cuales no supe nada de ella, no se preocupó lo más mínimo por mi estado, días
en los que yo miraba las heridas de mis brazos y las abría con mis propios dedos, quería estar muerta. Puede
que con los demás me mostrase risueña en ciertos momentos, pero nadie mejor que yo sabía el estado de
putrefacción de mi alma en ese momento, estaba rota, y la persona que me había roto tenía unos ojos verdes
tan afilados que eran capaces de romperme mil veces más.En el salón estaba Vero con una chica, la cual me
retiró la mirada, supongo que tampoco quería meterse en las mierdas mías. No, no estoy loca, sé encontrar
esa lástima en los ojos de la gente, y precisamente lo que me gustaba de Vero y Eddy era que no me miraban
de esa forma, me trataban como a una amiga más, una amiga que no tenía problemas, y si los tenía, siempre
me ayudaban.
Desde que salí del hospital, Eddy me llamó y le dije en qué colegio iba a estar a partir de ahora, así que
cuando era la hora de salir de allí, él me recogía en su ranchera, nos íbamos lejos y nos poníamos a escuchar
música, él tocaba la guitarra y cantaba y yo solamente disfrutaba de su compañía.
Por si os lo habéis preguntado... No, casi no he vuelto a hablar desde que salí delhospital. Mi pecho se
presiona cada vez que lo intento, incluso si es con mi hermana o mis padres, se presiona hasta el punto que
me duele y llego a creer que va a darme un ataque al corazón o algo por el estilo.
-Aún no ha llegado Lauren, no?- Dijo Eddy mientras nos sentábamos ambos en el sofá que había libre. Miré
a la televisión donde había un programa de telebasura, yo quería ver Shrek... Me apetecía mucho ver mi
película favorita, pero justo cuando iba a expresarme por medio de señas o algo así, Vero habló.
-Sí, ha llegado hace un momento con el asqueroso y están en la habitación supongo.- Escuchar esa frase me
produjo cierta pena y dolor en mi interior, pero solo bajé la mirada y junté mis manos intentando que no se
viera las vendas que mi madre se esforzaba en colocarme en los brazos al ver que las heridas no conseguían
cerrarse ni un poco.
-¿Estás bien con eso, Camila?- Escuché la voz ronca y con acento británico de Eddy y ni asentí ni negué, los
músculos de mi cuerpo estaban demasiado tensos para eso, solo me quedé quieta.
-Bueno, volviendo a nuestra conversación, ¿no te acostarías conmigo? No sé, solo un poco. Sin compromiso,
rubia, solo una noche.
-Te he dicho que no soy lesbiana.- Dijo la muchacha.
-Venga, porfa, solo un poquito. Eres preciosa y estás buenísima, solo... déjame ponerte como a los folios.-
Eddy se levantó y me hizo una seña de que le siguiera. Cuando íbamos por el pasillo volví a escuchar la
conversación de aquellas dos.
-¿Cómo es eso?
-A4.- Vero empezó a reírse a carcajadas, pero solo se escuchaba su risa, y no pude escuchar más, ya que la
puerta de la habitación de Eddy se cerró tras nosotros.
Caminé con cautela por su habitación y acaricié a Cyril la cual estaba colgada enla pared junto con otras,
pero esa era especial... a esa era la que yo le había hecho la huella, así que repasé con mi dedo ese relieve.
De pronto se escucharon unos golpes y ruidos extraños, como alguien quejándose a lo lejos, me alarmé,
ciertamente tomé precaución sobre esos sonidos, ¿y si ese imbécil estaba haciéndole daño a Lauren? Sin
esperar a nada más me armé de valor y fui hacia la puerta, pero la mano de Eddy sosteniendo la mía me
detuvo.
-Están bien, Camila. ¿Quieres escuchar una canción nueva? Mientras te contaré algo.- Entonces me senté en
la cama con los auriculares puestos intentando olvidarme de lo que había escuchado. No quería que la
hiciesen daño... no... aunque la odiase, no quería verla dañada.

Capítulo 22
Los días pasaron y pasaron y de verdad que me hubiese gustado que Lauren me hubiese buscado al menos
para saber cómo me encontraba, o para tirarme una de esas molestas piedrecillas a la ventana, pero... no
hubo nada.
Habían pasado casi cinco días desde que la escuché en su apartamento y entre Vero y Eddy me sacaron para
llevarme a casa. Ahora me encontraba en una explanada al lado de la playa con un abrigo y una manta
encima de la ranchera de Eddy, estaba frente a mí tocando la guitarra. A él lo notaba tan distinto conmigo...
Estaba más cansado y más distante, se notaba que no dormía bien por los surcos oscuros bajo sus ojos.
Miraba cada acorde que hacía con la guitarra mientras sus nudillos estaban colorados del frío que hacía,
pero a él siempre le ha dado igual eso, encima, sonaba tan bonito... Creo que estoy aprendiendo a tocar la
guitarra con solo mirarle tantas veces y tantas horas.
Hoy su guitarra sonaba distinta, sus dedos no atinaban lo suficiente a las cuerdas de la guitarra, y a la quinta
vez que no le salió un acorde, dejó la guitarra a un lado y sus dedos se entrelazaron con su pelirrojo pelo,
mirando hacia abajo con las rodillas flexionadas.
─No entiendo qué me pasa hoy, estoy tan...─ Suspiró sonoramente y casi escuché a la vez que vi el sollozo
que dio.
Lentamente me puse de rodillas acercándome poquito a poquito hacia él, abrí la manta al abrir los brazos y
con cuidado le abracé. Aunque hubiese dejado de hablar en rotundo, siempre mantenía los gestos así hacia
él desde hace unos días.
Sus brazos rodearon mi cintura con cuidado por debajo de la manta, escondió su rostro en mi cuello y siguió
expulsando lágrimas de sus ojos, lo supe porque sollozaba y me raspaba la piel con su barba.─Muchas veces
se me hace el mundo muy grande, Camila... Pero qué te voy a decir a ti, ¿verdad?
Me aparté un poco viendo cómo aparecía una tímida sonrisa en sus labios haciéndose hueco entre las
lágrimas, yo sonreí brevemente y con los pulgares le sequé las lágrimas que quedaban por sus rosadas
mejillas.
Eddy era una persona maravillosa, ¿sabéis? Es el tipo de persona que todo el mundo querría tener en su
vida, él está todo el tiempo conmigo para que no me sienta sola y luego se preocupa por hablar con mi madre
para que sepa que estoy durante las tardes en un
sitio seguro con él. Se mostraba sensible si lo necesitaba, me hacía reír como el que más aunque yo no lo
expresase suficientemente, y sobre todo... Mi problema no lo trataba como se trata a un problema, casi nunca
me forzaba, y si lo hacía, sabía hasta dónde llegar.
Puedo decir que en estos días, él fue quien me sacó de donde me había metido después del hospital, y era
algo que nunca iba a agradecérselo suficientemente.
Quería hablarle, quería decirle que no llorase y me contase sus problemas, que yo iba a estar para él, quizá
no de la misma intensidad que él estaba para mí, pero al fin y al cabo... quería ayudarle con mis pocos medios.
Minutos después ya estábamos dentro de la ranchera camino de mi casa, eran las siete de las cinco y media
de la tarde, me daría tiempo a hacer la tarea de ese día, en el coche estaba sonando Hotel California de fondo
y mi vista estaba fija en observar el paisaje
mientras Eddy tarareaba los solos de guitarra, esa canción le encantaba. Una vez en la puerta de mi casa,
aparcó y me miró con el motor ya apagado.─¿Alguna vez te ha pasado que todo lo que querías en esta vida
se te ha presentado y lo has tenido que dejar ir porque no podías tomar esa oportunidad en el momento?─
Me miró fijamente con sus ojos azules y yo simplemente me encogí de hombros algo tímida. Miré a mis propias
manos recordando la tarde en la que vi que todos mis lienzos estaban rajados por
la mitad. ─Me han propuesto grabar un disco a coste medio.
Levanté la mirada rápidamente hacia él quien me miraba con una sonrisa triste.No sabéis cuántas veces me
ha hablado de grabar un disco, pero decía que no tenía el dinero suficiente nunca, se le iba de las manos.
─Anoche estaba en un bar y a la banda que se presentaba les faltaba un guitarrista, entonces... me ofrecí. No
confiaron mucho en mí, pero entre bambalinas les hice una demostración, y... allí en el público había una
productora que celebraba su cumpleaños con su marido.─ Tanteó con sus dedos el desgastado volante de la
ranchera y yo seguía esperando la continuación del discurso. ─No puedo hacerlo, no tengo ni un dólar ahora
mismo, y tengo que andar haciendo cosas... sucias para conseguir el dinero. ¿Si tu madre se entera de algo
crees que podrías decirme?
Cosas sucias... ¿Era basurero en su tiempo libre? ¿O quizás obrero? O pintor. Los pintores se ensucian
mucho, yo me suelo ensuciar mucho la bata cuando pinto y eso que no lo hago a un nivel profesional...
─¿Camila?─ Agité mi cabeza, puesto que me había quedado embobada, le miré y asentí con una media
sonrisa. ─Gracias, mudita, no sabes lo feliz que me hace que me tengas en cuenta.
Cuando Eddy se marchó, aquel mote se me quedó grabado en la memoria, y siempre que sonaba en mi cabeza
era con la voz de Lauren. Estaba preocupada, enfadada y angustiada en cuanto a nuestra situación, ella
incluso me había parecido un ángel para mí cuando me ayudó tantísimo y... simplemente ahora desaparece.
Ally también desapareció. Hay algo que falla en esto y creo que soy yo. Abrí la puerta de casa saludando a
mamá, papá y Sofi y directamente fui a la habitación, cerré la puerta y miré a mi alrededor. Los espejos que
había estaban quitados, mamá solo me permitía usar el de su habitación ya que no querían que volviese a
romper uno y volviese a cortarme "sin querer".
Había cambiado la cama de posición, ahora estaba en la pared contraria y el escritorio daba la espalda de
lado a la ventana. Me sentía menos ansiosa si cuando estaba en sentada en mi mesa no pudiera ver la ventana.
"Tock"
Miré fijamente a la ventana del balcón después de escuchar aquello. ¿Eso habíasido una piedrecita? Quise
poner más atención, pero nada volvía a sonar. Con pasos casi temblorosos de poder llegar a encontrarme a
Lauren en la calle, fui al balcón, abriendo este para asomarme.
─¡CAMZ!─ Un susurro bastante fuerte sonó en mis oídos y entonces la vi en la acera de frente a la mía,
llevaba puesto un pantalón negro con una chaqueta y un beanie del mismo color, parecía una ladrona de
verdad. ─¿Puedo...?
La dejé con la palabra en la boca y entré de nuevo a la habitación, cerrando la ventana. ¿Quién se creía que
era para aparecer de la nada habiendo estado días enteros aislada sobre todo de mí?
"Tock."
Comenzaba a detestar ese sonidito en el cristal, ¡¿de dónde sacaba tantas piedrecitas?! Las que caían en mi
balcón las tiraba, no podía ser que..."Tock."
Está bien, como suene una vez más, juro que... "Tock, tock."
Definitivamente lo detesto.
Caminé con mala gana hacia el balcón, abriendo la ventana, lo que no vi de venir era que otra piedrecita
venía e impactó en mi frente.
─¡Auch!─ Dije como acto reflejo llevándome la mano a la frente.─Oh, mierda. ¡Camz, lo siento! Es que no
abrías y...─ Creo que se dio cuenta
que yo la estaba mirando enfadad y además con dolor en la frente, por lo tanto, debía darse prisa en decirme
lo que quería. ─ Yo... déjame subir, por favor.
Resoplé y le hice una señal con la cabeza de que subiera, volviendo a meterme en mi habitación mientras me
quitaba el abrigo, el cual llevaba aún puesto desde que vine con Eddy. Escuché sus botas de cuero ya detrás
de mí y la ventana cerrarse.
─Verás, Camz, esto es muy complicado, ¿vale? Porque... ¡COÑO!─Escuché un golpe y cuando miré hacia
atrás estaba sentada en el suelo con una mano en su trasero y la cara adolorida. Al asimilar que se había
caído por no saber que la cama había cambiado de posición, contuve una carcajada en mis labios.
Ella se levantó finalmente y estiró su cuerpo aún con la mano izquierda en su trasero, de verdad que se me
hacía difícil enfadarme así con ella.
─A ver si me avisas que has cambiado de lugar la cama y podemos salvar aunque sea un poco de mi culo.
Literal.─ Carraspeó, y ahora sí se sentó en el colchón algo molesta, la veía nerviosa y eufórica. Sus ojos no
estaban igual, y ahora que me fijaba, tenía un arañazo en su mejilla derecha. ─Digamos que te echo de
menos, ¿qué pasaría?
Alcé una ceja por inercia al escuchar su últimocomentario y ladeé la cabeza. Sentí que en la puerta de mi
habitación raspaban, así que abrí y dejé pasar a Charles que fue directamente con sus cortas patitas a saludar
a las botas de Lauren. ¿Cuándo iba a cambiar de calzado?
─Eh, hola, amigo. Me recuerdas, ¿eh? Claro, si soy tu salvadora.─ Cogió al pequeño perro y rozó su propia
nariz con la húmeda de Charles. La miré expectante, estaba esperando a ver si continuaba su discurso ya
empezado.
Lauren estuvo muy inquieta en mi habitación mientras decía cosas totalmente incoherentes, incluso se le
olvidaba combinar género y número, y en medio de esas incoherencias, decía que yo era muy guapa y que
tenía unos ojos muy bonitos y... ¡Ah sí! Que me echaba de menos. ¿Eso era estar borracha? Ella no olía raro,
olía como siempre, a menta y
cuero, así que nada fuera de lo común, solo su actitud.Sus ojos estaban ensombrecidos y casi no dejaba de
moverse por toda la habitación, ya fuera sentándose que volviéndose a levantar caminando de un lado a otro.
Esa no era Lauren, no era la Lauren que yo conocía. En un momento su mirada se enfocó en mí y tuve casi
miedo, era demasiado intimidante.
─Camz... Si a mí me pasase algo, ¿llorarías por mí? Aunque sea una imbécil que te ha abandonado estos
días. ¿Llorarías por mí?
Cuando ella formuló aquella pregunta, mis cejas cayeron en un gesto de tristeza,
¿cómo podía estar preguntándome eso? Me giré en busca de una respuesta y poder refugiarme de aquella
mirada inquisitiva. Quizá si no me hubiese girado, hubiese visto que escondió algo en mi habitación.
Al cabo de unos escasos minutos en total silencio, me giré con el fin de volver a mirarla y asentí carraspeando.
¿Por qué pensaría que no lloraría por ella? Ojalá ese día no llegue. Ella sonrió de pie y, sin más, se fue de
allí, dejándome plantada una vez más.
El pequeño Charles mordía mi pantalón en busca de algo de atención, la cual no se la di hasta que cerré la
ventana con el fin de no volver a ver aparecer a Lauren aquel día por allí.

españoles.)
** ** ** ** ** ** ** N/A:(Si vendéis algo en este espacio, me apetecen postres
Caminaba por al lado de la pista de baseball del instituto para ir hacia clases, llegaba tarde, así que debía
darme más prisa de lo normal. Con todo el tema de Lauren y cómo se fue el día anterior, mi cabeza estaba
ocupada en todo momento.Hablando de cabezas...Un fuerte golpe llegó a esta parte de mi cuerpo haciendo
que cayese hacia atrás, llevé la mano a donde había sufrido el impacto quejándome por lo bajito mientras
escuchaba a alguien acercarse corriendo.
─¡Mierda, mierda, mierda, mierda! Lo siento, joder... ¿Te he hecho daño?─Una voz femenina algo familiar
para mí, habló, y yo levanté mi visión algo mareada por el golpe repentino. Era Sarah. ─Oh, Camila... Lo
siento mucho, estábamos entrenando y...
La chica estaba con el uniforme de softball blanco y azul marino, ¿no hacía demasiado frío como para ir con
tan solo un par de capas de ropa? Ella me ayudó a levantarme, me tambaleé y por inercia, me agarré a su
cuerpo. Aquella situación me estaba provocando una intranquilidad con la que estaba acostumbrada a lidiar
cuando había gente que no conocía cerca de mí.
─Te llevaré a la enfermería... Lo siento tantísimo, de verdad.
Camino de la habitación habilitada como enfermería del instituto, ella me aguantó por si volvía a marearme,
y de una extraña forma, la incomodidad que sentí fue distinta al resto de incomodidades a las que estaba
acostumbrada.
Una vez llegamos a la puerta, me volvió a mirar a los ojos para asegurarse de que estaba bien, y mierda...
El color de sus ojos era el mismo que el de Lauren.
Capítulo 23
Lauren's POV
Caminaba por la calle con las manos en los bolsillos y el vaho yéndose por mis labios entreabiertos, hacía
un frío de la hostia, pero no podía volver a mi apartamento, no ahora que el tiempo pasaba tan lento para mí
y mi corazón estaba tan acelerado.
Me había escapado de la casa de Ben después de que me diese una de esasmalditas pastillas y aún seguía
teniendo alucinaciones, incluso el paquete de dinero que le robé a aquel imbécil lo había colocado en un sitio
estratégico de la habitación de Camila. No iba a permitir por nada del mundo que Ed se quedara sin grabar
su disco, y con ese dinero tendríamos suficiente para salir de toda esta mierda que nos rodeaba, ahora solo
nos quedaba una cosa... Debía librarme de Ben, porque ese desgraciado no iba a parar hasta conseguir lo
que quería... a mí. ¿Lo malo? Sabe de mi pequeño hermano.
A pesar del frío que sentía por el ambiente, estaba sudando, y las gotitas de este me caían por las sientes,
asomando por mi beanie negro. Me daba tanto miedo tomar esas pastillas... parecía que iba a vomitar el
corazón de un momento a otro.
Por fin llegué a mi portal y subí por las escaleras, ocho pisos. Cuando llegué a mi planta, ya tenía la bomber
quitada y arrastrando por los suelos, intenté meter mi helada mano en el bolsillo en busca de la llave, y
cuando la tuve, no fui capaz de encajarla en la puerta, así que aporreé la madera con los dorsales de mis
puños.
─¡ABRIDME, POR FAVOR!─ Grité casi desesperada, al momento, Ed abrió la puerta y cuando me vio así,
tiró fuertemente de mi camiseta.
Él odiaba verme así, y más cuando sabía los sentimientos que estaba desarrollando poco a poco por Camila,
cuando sabía que estaba alejándome de ella para no causarle problemas, cuando era quien me escuchaba
enfadada conmigo misma por ese tema.
─Lauren, la has vuelto a joder...─Dijo mientras me ayudaba a sentarme en el sofá, pero yo volví a levantarme
para dar vueltas reiteradas veces por todo el salón.
─¿No me digas? No puedo hacer nada con respecto a eso, Ed, joder, ya lo sabes.─ Mi dedos se pasearon por
mi cuero cabelludo, tiré de mi pelo de la rabia que sentía en ese momento. ─Se me ha ido la olla, he ido a ver
a Camila.─ Realmente no sé cómo pudo descifrar lo que dije, porque hablaba tan rápido que ni siquiera me
daba tiempo a pensar lo que salía de mis labios.
─No, no, dime que eso es mentira. ¡¿Has ido a ver a Camila?!─ Me gritó y yo me quedé quieta en el sitio,
mirándole perpleja, no le había visto nunca con tanto enfado en sus ojos mirando hacia mí. ─¡¿A caso no
sabes lo débil que está anímicamente?! ¡Ella sigue sin hablardesde lo que le hiciste aquella noche, imbécil!
─Yo... yo... ¡joder! ¡¿Qué pasa?! ¡¿Crees que esa conducta es de alguien maduro?! ¡¿Crees que...?!─ No
pude decir nada más, porque Ed me cogió de la camiseta y estampó mi espalda en la pared, incluso me levantó
del suelo a pulso por la tela de mi prenda.
─No tienes ni idea, no tienes ni puta idea de lo que vale ella, no tienes ni idea de lo que ella está pasando, no
tienes ni idea de lo que es ver que su alma está rota con solo mirarla a los ojos, ¿pero sabes? A pesar de eso,
a pesar de estar rota por dentro, ella siempre sonríe, se ríe con las bromas.─ Entonces él me soltó de mala
forma y suspiré mirándole, el efecto de sus palabras me había explotado justo delante de la cara.─Solo intento
no estar presente para que mi presencia no incordie...─Dije en un susurro, pero él ya había salido de la casa
de un portazo, yo me quedé ahí quieta, me miré las manos, temblaba y el corazón me iba igual de rápido que
antes, pero por la riña con Ed, los sofocos fríos habían subido.
Un grito desgarrador salió directamente de mi garganta y di un puñetazo a la pared, sintiendo cómo mi
sistema nervioso me informaba que el dolor de mi mano había sido demasiado, por eso di otro grito, y de
rabia, le di una patada al sofá.
¿Por qué Camila se tenía que haber tropezado con alguien como yo? Mis problemas pueden salpicarle a ella
de una forma u otra, y no me iba a permitir que eso tuviera lugar, la mentira de que seguía pensando que era
una inmadura me seguía sirviendo aún para mantenerme a una cierta distancia de ella.
Sabía que tarde o temprano, Ben iba a venir a por mí. Por muy drogado que estuviese, él sabía que le faltaría
dinero, y no sería otra candidata que su "puta" la que se lo habría robado. A veces me pregunto por qué me
negué a seguir estudiando, supongo que lo de tener mi propio dinero (y no poco) me tenía más satisfecha que
estar encerrada todo el día estudiando, y eso me estaba saliendo bien hasta que tuve que meterme con Ben.
Cuando el camello que me suministraba la mercancía senegó a tratar más conmigo, tuve que buscar quién
pudiese hacerlo, y de verdad que no sé en qué puto momentome pareció buena idea aceptar la proposición
de Ben de "probar la mercancía antes de venderla", y así, fue tomándose más y más confianzas hasta que
tuvo la suficiente información sobre mí en concreto para saber dónde me dolía más, en mi familia.
¿Lo peor? Ahora él conocía también la existencia de Camila, y cuando aquel día me estaba besando y yo me
quedé embobada con aquel ángel mudo, supo que ella se estaba convirtiendo en alguien importante para mí.
Por eso era que siempre que estaba presente él, no podía mostrarme tan vulnerable con ella. Vero y Ed saben
la mitad de la historia, saben hasta donde yo quiero que sepan, y la verdad es que desde que Vero y Brenda
no están juntas, me hizo un gran favor. Por primera vez el imbécil de James hizo un buen trabajo con quitarme
a la
pelirroja de bote de mi camino.
No supe cuándo, pero me quedé dormida en el sofá del salón, esperando a ver si de una vez por todas me
daba un ataque al corazón con esa mierda que Ben me había dado,
pero nada, al abrir los ojos, estaba rodeada de la misma mierda, solo que ahora ya no estaba colocada.
Fui a la cocina y había un post-it en la nevera que indicaba que la cena estaba en le microondas, era la letra
de Vero, así que le agradecí eternamente en silencio, cogí mi cena sin calentarla y en la barra americana
comencé a pinchar con el tenedor en los nuggets. Decidí que estaban muy simplones, así que con un poco de
kétchup hice una carita feliz al lado de estos, una pena que tuviese que desmoronarlo si quería mojar los
nuggets...
Al terminar, le di un último sorbo a mi cerveza y caminé hacia mi habitación con un solo pensamiento en la
cabeza, y es que desde hace semanas estaba trabajando en algo secreto. Saqué de debajo del escritorio un
lienzo y lo contemplé con una media sonrisa, era una especie de constelación con planetas, nebulosas y un
arcoíris. Mejor no preguntéis, lo empecé colocada, pero una cosa tenía clara y es que cuando estuviese
terminado, se lo iba a dar a Camila.
Lo más curioso del maldito cuadro es que lo estaba pintando con mis manos. Literal. No pinceles. ¿A que no
adivináis quién se ha olvidado de tener pintura en las manos más de una vez y ahora mi pared es una puta
guarrada?Cerré la puerta de mi habitación con cuidado, puse la música en mi móvil a unvolumen que no
molestase ni a Vero ni a Ed y empecé a pintar. Al cabo de unos minutos tenía las manos hechas una guarrería,
pero las limpiaba en un barreño con agua que tenía al lado.
La música por un momento se cortó al sonar una notificación, fruncí el ceño y me asomé a la pantalla de mi
móvil ya iluminada por el mensaje que me acababa de llegar.
Camz (02:07 am): No sé qué haría si te pasara algo malo, pero desde luego, nada bueno. Eres importante
para mí aunque no estés.
Leer aquella frase y a aquellas horas de la noche me hizo sorprenderme, no sabía qué responderle, el qué
estaría a la altura de ella, pero seguía en línea esperando algo de mí.
Yo (02:09 am): ¿Puedes hacer FaceTime?
No obtuve respuesta, así que dejé el móvil de nuevo en la mesita, limpiándome la mano derecha, iba a
terminar por hoy y si tenía esa mano llena de pintura, no podría escribir con soltura con solo mi izquierda si
Camila me respondía.
Ahora mi música se cortó por completo, sonó el tono de llamada, pero no era una normal... mierda, era un
FaceTime. Corrí por mi habitación para verme en el espejo y comprobar que mi pelo al menos estaba bien.
No. No estaba bien. Estaba hecho una mierda. Bah, no importa.
Arreglé con rapidez la línea de mis ojos para que no pareciese una yonki que se acaba de despertar (irónico,
¿eh?), y ahí, rápidamente atendí a la llamada, cogiendo una libreta con garabatos que tenía por allí para
parecer que estaba haciendo algo.
Ella apareció en la pantalla, tenía unas gafas puestas, no se podía ver más adorable, de verdad, no podía.
Sonreí de inmediato y con la libreta me tapé un poco la cara para que no viese la tonta sonrisa que se formó
en mi rostro.
─Lo siento, yo... Bueno, lo siento por aparecerme antes en tu casa sin avisar, esalgo difícil de explicar pero...
─Me... me alegró verte.─ Dijo con la voz bastante ronca cortándome la frase, carraspeó con el ceño algo
fruncido y la sangre se me agolpó en las mejillas. Un momento... Ella habló. ¡Ella habló! Ed me dijo que no
había hablado desde aquella noche y ahora estaba hablando conmigo. ¡Hurra!
─Hablaste...─Dije sin poder dejar de mirarla, me senté al filo de mi cama deshecha y suspiré.
─Yo... se... se me hace más... más fácil hablar... así. Pero... no me mires tanto, por favor.─ Inmediatamente
me puse la mano cubriendo mis ojos y sonreí, escuchando su adorable risa, entonces no pude evitar mirarla
de nuevo.

─Yo sí me odio.
─¿No me odias?─ Negó con la cabeza con una sonrisa triste en su rostro ahora.
─Ow, eh... no, no te odies, L-Lauren.─ Dijo un tanto apenada y me encogí de hombros. Pensé por un momento
en un plan... Ahora que sabía que Camila se manejaba mejor por aquí y yo no podría verla...─Bueno, no
importa. Cambiando de tema... ¿puedo proponerte una cosa?─ Ella asintió con el gesto un poco curioso.
─Voy a estar fuera de la ciudad durante unas semanas, y...
¿te gustaría seguir hablando conmigo?
─¡Claro!─ Se tapó la boca rápidamente con la mano, pudiendo ver las cicatrices rojizas que había en sus
nudillos, eran las marcas de los cristales. De todas formas... me pareció demasiado adorable la forma que
tuvo de emocionarse, yo también lo estaba, quería hablar con ella a todas horas.
Si hacía eso podría mantenerla escondida de Ben y todo el mundo, nadie del entorno de aquel hijo de puta
sabría que yo hablaba con Camila, que ella era uno de mis puntos más débiles, que si le hacían algo era
como si me lo hicieran a mí.Estuvimos en silencio un buen rato, solo nos mirábamos, casi memoricé su rostro,
su sonrisa involuntaria al verme, su nariz algo rosada al tener frío, lo adorable que se veía con aquellas
gafas, cómo levantaba sus cejas, cómo era ella en definitivamente. Estaba jodida por Camila, pero no sabéis
lo que me gusta eso.
─No recordaba lo cómoda que me siento cuando estamos en silencio. Los silencios contigo son distintos,
¿sabes?─ Ella ladeó un poco la cabeza, como lo hizo Charlie la primera vez que lo vi. ─Sí, son mágicos,
normalmente no me gusta el silencio cuando estoy con alguien, pero contigo es tan distinto, Camz...
Pude ver cómo se sonrojaba e intentaba que no la viese, pero al final siempre se terminaba enfocando para
verme. La llamada duró unos minutos más hasta que le dije que debía dormir porque era tarde, mañana
tendría clase. Ed me dijo que tenía nuevas amistades en su nuevo colegio y que la acogían de una forma
extraordinaria. Él estuvo hablando una vez con ellas, me dijo que una era afroamericana, otra era la más
alta y era polinesia, y la otra era como yo. Sí, como yo. Ojos verdes, pelo castaño y piel blanca como la nieve,
¿quién se creía esa zorra copiándome? Lauren Jauregui solo hay una. Al menos esperaba que estuviesen
cuidando bien a Camila...
Una vez estuve en mi cama miré hacia el techo. No creía en dios, pero cada noche rezaba a un ente superior
para que al día siguiente la cosa no fuese a peor, que si no mejoraba, al menos se quedase igual, en una
situación que pudiese manejar yo misma y no involucrar más de lo que lo están a mis amigos.
¿Iba a estar fuera de la ciudad como le dije a Camila? No, era una mentira piadosa, era para protegerla.
Volví a pensar en esa llamada que habíamos tenido, en cómo repasé sus facciones, sus labios... Cuánto daría
por darle otro beso... Aún podía sentir la humedad de sus labios inexpertos en los míos, sentía cómo temblaba
en aquel beso, cómo me miró después avergonzada... Me encontré a mí misma repasando el filo de mis labios
con las yemas de los dedos. El corazón me iba rápido, y no era por droga que me hubiese dado aquel
desgraciado.
Definitivamente, estaba jodida por Camila Cabello.

Capítulo 24
Camila's POV
Por fin era viernes, por fin iba a tener por delante todo un fin de semana para organizar mis horas de estudio,
jugar con Charles, ver Shrek y... bueno, sí, la verdad es que estoy bastante emocionada por hablar con
Lauren. Ahora ella ya estaba fuera de la ciudad, así que no tendría más remedio que verla a través de la
pantalla... De todas formas ella se disculpó de todo
lo que me dijo la siguiente vez que hablamos. En su forma de actuar había algo raro, no era la ternura con
la que siempre se dirigía a mí, era algo que no podía descifrar.
Caminé con los libros pegados a mi pecho hacia mi casillero, donde los guardé y cogí la mochila para meter
dentro de esta los libros y apuntes que me tenía que llevar para el fin de semana, de repente, noté cómo
alguien me tocaba la espalda y me sobresalté, pegando mi espalda a las taquillas por inercia, al darme la
vuelta me encontré con Sarah que me estaba sonriendo. Tenía puesto el uniforme de softball y el bate de
aluminio bajo su brazo.
─Las chicas te están esperando fuera, me han dicho que estás tardando mucho en salir y bueno... en palabras
textuales de Dinah, me ha dicho que lleves tu culo afuera porque si no, no va a esperarte más.
Asentí con rapidez a lo que me decía, dejando de mirarla a los ojos inmediatamente, me intimidaba de una
forma sobrehumana aunque siempre estuviese sonriendo. Apresuré mi paso, escuchando cómo Sarah se
encargaba de cerrar mi taquilla, la cual dejé
abierta por puro nerviosismo de no estar más bajo su mirada y a solas.
En cuanto estuve fuera, pude divisar cómo Dinah estaba de brazos cruzados atenta a que yo saliera por la
puerta, le di una sonrisa de "perdóname la vida" y me puse la mano en la nuca.
─Te perdono porque eres mi amiga, dale gracias a la diva, duh.─Se echó el cabello que le caía por el hombro
izquierdo hacia la espalda esperando una respuesta mía, al darse cuenta que no iba a responder, negó
rápidamente con la cabeza con una tierna risilla. ─Uh, lo siento, no me di cuenta. ¿Te apetecería venir a
dormir con Mani y yo esta noche?
─¡Di que sí, Mila, porfa! Mis padres van a salir de la ciudad por una cena de empresa y estaremos solas toda
la noche, ¿no es genial? Podremos ver películas, y te haremos una buena sesión de belleza... ¿Te has
maquillado alguna vez?─ Preguntó con curiosidad mientras comenzábamos a caminar, negué con una
sonrisa mirando a ambas que iban un poco más delante de mí.
Busqué en mi bolsillo las cuartillas que preparaba con Clara cada sábado buscando la deseada mordiéndome
la lengua que estaba pegada a mi labio superior al estar tan centrada en buscar alguna expresión. Ahora
tenía la indicada.
─"Tengo que preguntar a mi mamá."─ Leyó Dinah en voz alta cuando tuvo en sus manos la pequeña cuartilla,
me miró y yo le sonreí esta vez de manera más amplia.
Al final decidieron acompañarme a casa, y creo que si hubiese sabido lo quepasaría después, quizá me
hubiese sentido bendecida por dejar que me acompañasen.
Camino a mi barrio, yo me estaba mirando las uñas con disimulo, el esmalte trasparente que me puso Lauren
una de las veces que nos veíamos ya estaba desgastado y Normani me dijo que iba a poner uno nuevo. Si no
hubiese estado mirándome las uñas, hubiese visto que estábamos pasando por la zona de mi antiguo
colegio.─¡Eh, tú!─Gritó alguien a mis espaldas, una voz masculina, una voz demasiado familiar para mí.
Temí darme la vuelta, y por más que quisiera, tampoco podía porque mi cuerpo se paralizó de inmediato.
Alguien tiró de mi hombro para que me diese la vuelta y casi me caigo, pero conseguí voltearme para
encontrarme con la mirada ruda de James, su mandíbula estaba apretada y se iba acercando progresivamente
a mí.
─¡¿Dónde está mi hermana?!─Gritó a pleno pulmón, empujándome, pero Dinah rápidamente se metió ahí
en medio y empujó a James. ─¡¿Dónde está ella, muda de mierda?!
─¡¿Quién te crees que eres para ponerle un dedo encima, gilipollas?!─Dijo Dinah interponiéndose entre
nosotros junto a Normani, que también salió en mi defensa.
La hermana de James era Vero... Seguramente estaría con Lauren, ¿no? Y si Lauren estaba fuera de la ciudad
es que ambas lo estaban, y entonces nadie lo sabría más que yo... Levanté la mirada viendo cómo James
seguía mirándome aún con Norminah delante, pero entonces vi que Dinah le dio una fuerte bofetada.
─¡Ni la mires!─ Gritó Dinah.
─¡Eso! Vete por donde hayas venido, perdedor.─ Ella hizo una L con los dedos y se la puso en la frente,
James no se podía creer lo que tenía frente a sus ojos, y quizá yo tampoco.Pero se sentía bien. Demasiado
bien.
Por segunda vez en mi vida me habían defendido delante de James o cualquier séquito suyo. La primera vez
fue Lauren y Vero. Ahora han sido Dinah y Normani. Quedé en shock.
Minutos más tarde las chicas me dijeron de continuar nuestra ruta hasta que llegamos a casa y en privado
pude explicarle a mi madre que iba a dormir fuera, me dio permiso con ciertas condiciones, tenía que llevar
la agenda con los números importantes de teléfono, el medallón con el botón rojo para llamar a la ambulancia
en cualquier momento, mi móvil con el cargador, las medicinas que me recetaron por la última vez que estuve
en el hospital... Un largo etcétera que mi madre puso en la mochila junto con el pijama y mi manta favorita.
Al volver a la sala, me encontré con Sofi jugando al "pollito inglés" con Dinah y Normani, las cuales cuando
la pequeña se daba la vuelta se quedaban quietas en una posición bastante ridícula, y cuando se daba la
vuelta se peleaban por continuar.
Cuando se dieron cuenta de que yo estaba allí, me miraron, las miré y sonreí de lado alzando una de mis
cejas, ambas carraspearon alisándose la ropa.
─Ehm... ¿Vamos?─ Dijo Dinah avanzando pasos.
─Sí, será mejor.─ Habló Normani detrás de ella.
Nos despedimos de mi madre, la cual volvió a decir sobre mantenerme vigilada en todo momento para que
no me pasase nada y varias cosas que la verdad es que me avergonzaban delante de mis nuevas amigas, así
que solo bajé la mirada.Una vez fuera, Dinah me dio un codazo flojito, alcé la vista y la miré a los ojos viendo
cómo estaba sonriendo.─Tranquila, no te vamos a tener atada ni nada de eso, es una noche para memorar y
si quieres estar más a tu aire, no dudes que dejaremos que eso pase.
No sabía explicar la complicidad que había entre Dinah, Normani y yo. Bueno, Sarah también entraba en
nuestro grupo de amigas, pero ella no podría asistir esta noche, estaba entrenando para un importante
partido que se daba el domingo. Me sentía tan protegida con ellas, no estaban para nada encima de mí nunca,
me dejaban respirar, me dejaban estar en silencio, no siempre tenía que estar escuchando sus voces, tan
solo... me daban la tranquilidad que necesitaba en el momento que mi mente lo pedía. Gracias a ellas, a las
llamadas de Skype que hacemos por las tardes mientras hacemos la tarea, a que siempre me hacían reír,
llevaba desde que salí del hospital sin cortarme, y aunque psicológicamente estuviese peor que antes, ellas
eran la salida que necesitaba.
No, no era como en las películas que el amor estaba idealizado, porque el amor romantizado no lo es todo,
no lo es todo si no tienes a unas amistades fuertes a tu lado, unas personas que no te dan la inseguridad de
que podrían cansarse de ti porque te hacen partícipe de todo.
Era triste que aún no hubiese conocido a mi primer amor, o eso creía, porque siempre tenía curiosidad por
cómo se sentiría todo eso... De momento la sensación más cercana a lo idealizado que tenía el amor era lo
que sentía cuando Lauren me miraba, me sonreía y me
abrazaba, creo que fue por eso por lo que compartí mi primer beso con ella, aunque realmente no le daba
tanta importancia a esas primeras veces, no tienes que pensar en cuándo es el momento propicio para hacer
algo, yo simplemente funciono por lo que siento. Si siento que algo está bien hacerlo, lo hago, y ya habrá
tiempo después de lamentarse, ¿no?
─¿Camila, a ti qué te parece?─Dijo Normani, consiguiendo que mis pensamientos se bifurcaran y les pudiese
prestar atención ahora a ellas. ─¿Te apetece si hacemos una pizza para cenar? Tengo las bases congeladas
y... será divertido, ¿no? Cada una se pone los ingredientes que quiera.
─Et voi-là!─ Exclamó Dinah con un intento de acento francés que me hizo bastante gracia. Asentí con una
risilla saliendo de entre mis labios.Cuando llegamos a la casa (mansión) de Normani, quedé impresionada
con todos los detalles y lo bonito que era todo en sintonía, un cuadro de Normani de pequeña bailando ballet
estaba colgado en la chimenea, y un pequeño rinconcito estaba dedicado a la morena, con muchos premios,
medallas, bandas y placas ahí.
La señora Hamilton era bastante amable conmigo, me ofreció cupcakes que acepté sin dudar, ¡la comida
nunca se rechaza! Y menos si son cupcakes de chocolate.
Menos mal que ella no estuvo cuando hicimos las pizzas, porque había tomate hasta por las paredes de la
que liamos en la cocina, nos tirábamos aceitunas negras entre nosotras, parecía raro, pero la ansiedad no
me atacaba esta vez, no cuando estaba riéndome a carcajadas con ellas, ¿de verdad no me iban a fallar como
todos?
Después de cenar y de exigirles por medio de señas que quería ver Shrek 2 mientras cenábamos, subimos a
la habitación de Normani, la cual estaba llena de brillos de todos los colores y peluches, me parecía bastante
divertido.Mi móvil comenzó a sonar, lo cual me pareció extraño pues ya le había prometido a mi madre que
si me pasaba algo, íbamos a llamarla de inmediato.
"Llamada entrante de FaceTime: Lolo"
Mis ojos se abrieron de par en par, ¿qué hora era? ¿Cómo no me había acordado que había quedado con
ella anoche en llamarnos después de cenar? Mierda, mierda, mierda. Cogí la llamada inmediatamente,
mostrándome a Lauren con una sonrisa mirando a la pantalla, saludé con la mano y una media sonrisa.
─¡Hey, Camz!─ Dijo de una forma, que al no tener puesto auriculares, Dinah y
Normani rápidamente se voltearon, yo las miré y me encogí de hombros.
─Oh, oh, oh, esa es Lauren, ¿no? ¡Hola! Me llamo Dinah, Ed nos ha hablado de ti cuando vino a por Camila
en estos días.─ Dinah se mostró más simpática que de costumbre y
eso me gustó, no quería que entre ella y Lauren empezasen una batalla de egos.─Oh, eh... yo no quería
molestar, lo siento. ¡Encantada!─No podía dejar de sonreír tontamente al mirarla, ahora era ella la que
saludaba con la mano. ─Camz, hablamos por mensaje o lo que sea... O sino mañana, ¿Vale? ¡Pásalo bien!─
Se veía apurada y me dio bastante risa y ternura verla avergonzada, así que tan solo asentí y colgamos
simultáneamente.
─Dios mío, tiene los mismos ojos que Sarah, al menos de lejos y con una calidad pésima.─ Dijo Normani que
también había visto a Lauren, asentí y me volví a encoger de hombros dejando el teléfono en la mesita.
Entonces, observé que Normani también tenía una guitarra colgada en su pared, cosa por la que me vi
fascinada.
Me levanté y acaricié las cuerdas de esta, acaricié el mástil, el clavijero, después pasé mis dedos por el puente
inferior, esta guitarra era distinta a la de Ed, era más grande y tenía un golpeador color marrón.
─¿Te gusta? ¿Tocas la guitarra? Mi madre me la regaló pero yo no tengo ni idea y...─ Cogí de inmediato y
sin permiso el instrumento para sentarme en la cama junto a ellas, toqué todas las cuerdas confirmándose
mis sospechas, estaba MUY desafinada.
Una vez que a Ed se le olvidó su teléfono móvil se descargó una aplicación para afinarla, supongo que con
eso serviría, así que me puse manos a la obra bajo la atenta mirada de ellas dos, estaban en total silencio.
Afiné de la sexta cuerda a la primera, costándome un poco pues alguna de las clavijas estaban un poco
oxidadas del tiempo. Ahora... vamos, Camila, tienes que acordarte de cómo Eddy colocaba los dedos... Lo
había memorizado de tanto verlo todos los días en silencio, así que toqué un acorde que no tenía ni idea de
su nombre, pero la cuestión es que tras varios intentos y pruebas, conseguí que ese único acorde sonara como
si lo hubiese tocado Eddy (un poco más torpe, pero no se le puede pedir peras al olmo).
─¡Eso ha sonado bien!
Después de un rato tocando el mismo acorde cientos de veces, Normani y Dinah se pusieron a inventarse
canciones como "Eres el queso de mi pizza" o "Tú guacamole y yonacho", la cuestión era que siempre tenía
que ser sobre comida, ese era el reto.
Cuando fuimos a dormir, la cama de Normani nos acogía a las tres y teníamos mucho espacio para cada una
aun así, así que a la hora de dormir y apagar las luces, me tapé con el edredón mirando al techo pensando
en mis cosas hasta que en un rato escuché un murmullo de Normani.
─Hazme un sándwich, Dinah...─ Pude escuchas a pesar del susurro con total perfección. ¿Cómo podía tener
hambre a estas horas? Además habíamos cenado un montón y...
─Voy...─ Y al contrario de levantarse y hacerle el sándwich a Normani, la abrazó, pude sentirlo por cómo se
movieron ambas hasta que las miré y estaban completamente amoldadas la una a la otra. ¿Un sándwich
también significaba abrazar de aquella forma a alguien? ¡Apuntado!
En la oscuridad a medias que me otorgaba la noche, podía ver la guitarra que antes había sido rasgueada
por mí, colgada en la pared... Aquel logro con musical había significado más para mí de lo que se podría ver
a simple vista, una chica probando una guitarra vieja... Había significado que ahora, a parte de la pintura,
podría tener un nuevo medio de expresión, y ese era sin dudarlo la música.
Capítulo 25
Lauren's POV
─¡No me toques un puto pelo, gilipollas!─ Dije a puro grito mientras me alejaba de la presencia de Ben,
estaba muy harta de sus propuestas, quería salir del círculo vicioso en el que me había metido, pero cada vez
iba más y más profundo.
─No, no... Ven aquí, palomita, tienes que decirme dónde coño tienes mi dinero...
¿Te lo metiste por el culo?─ Alzó sus cejas con una socarrona sonrisa en sus labios, ahora me tenía
acorralada en la pared.
─Ese dinero es mío, Benjamin, ese puto dinero es mío, no puede ser que yo sea la que se juega la vida en la
calle vendiendo y cobre solo el 10%, ¿ves eso justo?─ Mi voz se iba apagando con cada paso que él daba
hacia mí.
─Tendría que haberte dejado podrirte el día que te encontré medio inconsciente como una putita desvalida
en aquel callejón... No querías que tus preciosas madres supieran en qué estaba metida su linda hija y por
eso seguiste currando para mí, ¿recuerdas, mi amor?─ Pegó su sudoroso cuerpo al mío y yo me estremecí
casi al instante que sentí aquello, no quería estar allí.
─Ben, aquello fue hace much-...─ Sentí ahora su mano tapar mi boca y me miró directamente a los ojos,
como si me quisiese atravesar el alma.
─Y tú, en el momento que viniste conmigo, firmaste un contrato de por vida, muñeca.─ Quitó su mano de mis
labios para atacar estos con su boca de una forma feroz, empujándome contra la pared agarrándome por el
filo de mi camiseta.Horas más tarde
Caminaba por las calles centrales de Boston, no había tanta gente porque una ola de frío había asolado la
ciudad, y aunque no estuviese nevando, me estaba congelando a pesar de llevar un buen abrigo puesto.
Encontré un parque con un estanque pequeño, no había ni un solo pato o cisne por allí tampoco... Claro, las
pobres aves también tenían frío, allí mismo me senté y me encendí un cigarro de la felicidad, observando
después cómo el espeso humo blanco se camuflaba entre el vaho de mi aliento.
Mi madre siempre decía que cuando la vida te diese alguna razón para llorar, buscases otra razón con más
peso para sonreír, pero ahora tenía los ojos encharcados en lágrimas, básicamente porque:
-No podía acusar a Ben frente a la policía, me metería también en el asunto.
-No podía matarlo, podrían encontrarme y también estaría en líos.
-No podía contárselo a mis madres, también estaría en líos.
Las únicas personas que sabían todo este asunto y estaban medio involucrados conmigo eran Vero, Ed y
Brenda, pero tampoco quería desahogarme con ellos, posiblemente podría resultar molesto que alguien se
estuviera quejando a tu lado continuamente, y yo no quería ser molesta.
Ojalá pudiese desvelarle todo esto a Camila... Ella siempre encontraba la parte positiva a todo lo que no
estaba relacionado con ella, siempre me quería a su lado, siempre sonreía conmigo y me hacía tan sumamente
feliz tenerla en mi vida que no quería que se me escapase, por mucho que fuese a provocarle problemas en
un futuro... Ya había intentado alejarme de ella pero no podía.Podría... podría personificarla perfectamente
como si fuese el Sol, porque aunque se esté quemando, esté ardiendo, siempre trae un rayo de claridad cuando
la noche llega a su fin, cuando los problemas dan tregua, ella siempre me da esperanzas con su sonrisa
tímida. La situación ahora mismo es que, sí, ella era el Sol, aparte de por todas esas cosas moñas que he
dicho, lo es porque ahora solo puedo mirarla de reojo... Si la miraba de frente me deslumbraría, sila miraba
de frente podría ser un problema para las dos. ¿Qué era lo que me aseguraba de que si
Ben la descubría no iba a hacerme daño con eso?
Era irónico, porque nunca había estado interesada en alguien tanto como lo estoy por ella, y eso que ni
siquiera puede hablar muchas veces, pero es tan especial que me importa
un carajo lo que piense el mundo, solo con un simple roce me hacía sentir miles de cosquillas en mi cuerpo.
Camila Cabello... Me estás jodiendo viva. Pero no dejes de hacerlo.
Cuando el porro se me acabó, tiré la colilla, y en el proceso de levantarme, la pisé con determinación,
haciendo que la gravilla del parque crujiera bajo mi bota militar. Ahora tenía algo importante que hacer,
algo por lo que iba a jugármela a todo o nada. Caminé, caminé y caminé por las calles hasta que me paré
frente a un edificio, y en uno de los telefonillos, había
una plaquita con "Lyra Records". Sin pensarlo mucho más, me aseguré que tenía el USB de Ed en el bolsillo
y toqué con mi dedo índice en el botoncito, dejando que sonara un timbre y que después me pudiesen abrir la
puerta.
Me metí dentro del ascensor, algo nerviosa ya de por sí, por ver si me aceptaban la idea, tenía casi seguro
que iba a ser así, pero aun así no podía dejar de temblar al esperar una respuesta definitiva.
Llegué al piso que me correspondía y allí me atendió un chico bastante majo, ya había hablado con él
anteriormente, no era la única vez que estaba en aquel estudio, ya llegó a mis oídos que Lyra era una
discográfica que lo estaba petando muchísimo en el panorama musical, como por ejemplo, la última noticia
de la discográfica era que había conseguido traer de vuelta a la escena a la vocalista del famoso grupo Planet
Green Eyes, los cuales desaparecieron sin motivo hace unos años.
Pasé toda la tarde escuchando las maquetas junto a aquel chico, el cual me prometió que iba a pasarle todo
el material a su jefa, así que ahora estábamos a la espera de alguna respuesta.
De camino a casa, compré un pack de 6 cervezas y algunas pizzas, tenía que alimentar a mi bebé pelirrojo y
a mi bebé torta, así que nada más abrir la puerta de mi apartamento, puse mi mejor sonrisa en la cara.─¡Ya
llegó mami Lauren con la cena!─ Alcé la voz mientras los dos bobos venían a olisquear lo que había traído.
Y es que... en realidad mi vida no estaba tan mal, ¿no? Aunque viviese a duras penas, mis amigos valían oro
y eso es lo que contaba.
Varios días después... Camila's POV
¡¿Por qué literatura tenía que ser tan difícil de aprender?! ¡Esa es la pregunta que me estaba haciendo ahora
mismo! Estábamos Sarah y yo en la biblioteca, ella parecía estar más centrada que yo, pero es que no podía
concentrarme bien hoy... me encontraba nerviosa.En la conversación que tuve anoche con Lauren, ella estaba
bastante inquieta y me dijo que era por algo que hoy sabría con certeza. YA ERA POR LA TARDE Y NO
SABÍA NADA NUEVO.
─Eh, Mila, ¿me pasas el subrayador amarillo?─ Levanté la mirada y me crucé con la suya, casi me dio algo,
porque parecía que era Lauren la que me estaba mirando y no Sarah, sus ojos eran tan bonitos...
Cogí el subrayador de mi estuche y se lo di para más tarde volver a mi cuaderno, en el que seguía sin saber
cómo continuar el ejercicio actual.
Al cabo de un rato me di por vencida y cerré el libro, incluso me había dado un dolor de cabeza horrible que
se extendía desde mis sienes hasta los ojos, como pinchazos o calambrazos. Cuando guardé todas las cosas,
incluido el subrayador que le había dejado a Sarah, caminé hacia la puerta, pero una vez crucé el umbral
que me separaba de la calle, mi móvil comenzó a sonar, era Lauren. Sin dudarlo me puse los auriculares y
descolgué, saludándole con la mano. Ella tenía un vaso de Starbucks en la mano y bebía de la cañita mientras
sonreía al verme.─¡Hey, Camz! ¿Dónde estás? Voy con Ed a buscarte.─ Mi gesto se volvió sorprendido
cuando escuché que ya estaba en Boston, ¡por fin!
Con la cámara interna de mi móvil le enseñé el letrero de la biblioteca de mi barrio, me dijo que iban a por
mí y más tarde, colgamos, así que me senté impaciente en un banco de la calle, estaba nerviosa por volver a
verla.
Minutos más tarde, vi que la ranchera de Ed aparcaba justo delante de mí, en doble fila, y entonces salió el
pelirrojo con una sonrisa de oreja a oreja, corrió hacia mí y me abrazó sin permiso alguno. Por un momento
me quedé totalmente paralizada, estaba recibiendo el tacto de alguien sin esperarlo, pero después, cuando él
me achuchó entre sus brazos, le correspondí sin pensarlo mucho.
─Camila, voy a sacar un disco...─Dijo con la voz medio rota, entonces puse mis manos en sus hombros para
poder mirarle a los ojos, los cuales estaban un poco llorosos. ─¡Sí, voy a sacar un puto disco!
Llegó Lauren a nuestro lado con una sonrisa amplia también, y cuando Eddy me soltó del abrazo, ella casi
me pidió permiso con la mirada. Asentí, entonces ella abrió sus brazos y me acogió entre estos.
─Te he echado de menos...─ Dijo en un susurro, yo de reojo pude ver que Sarah se iba y nos miraba de
soslayo una sola vez... aquella mirada fue definitivamente rara.
Miré a Eddy el cual seguía emocionado y volvía a darle otro abrazo sin pensar.
¿Qué me pasaba? ¿Cómo estaba haciendo esto sin quedarme quieta en el sitio?
Sin dudarlo, Lauren propuso que fuésemos a celebrarlo como mejor sabíamos, a mi forma, viendo un maratón
de Shrek. No sabía cómo no se hartaban de ver las películas conmigo, pero era un punto a favor, así no las
veía sola.
Cuando íbamos por la segunda caja de pizza (realmente no sé cómo no habíaengordado 20 kilos desde que
estoy con ellos, porque siempre cenábamos eso), yo tuve que levantarme para ir al baño, ellos se quedaron
embelesados con la segunda película de Shrek, entonces, cuando entré en el mítico pasillo misterioso, vi que
la puerta de la habitación de Eddy estaba abierta y con la luz encendida.Camila, no entres. Camila, no seas
cotilla. Camila... ¡al carajo!
Empujé suavemente la puerta y pude ver a Cyril, la guitarra que le personalicé a Eddy, al lado de la mesa
donde estaba el ordenador con la mesa de mezclas y el micro. Como si fuese un zombie, caminé hasta allí y
acaricié las cuerdas de la guitarra... ¿Cómo me podía atraer tanto el tocar una guitarra? Quizá en mi otra
vida fui Jimi Hendrix o algo por el estilo.
Cogí el instrumento por el mástil y me lo colgué con la correa que tenía puesta.
Me quedé observando los trastes un buen rato, intentando acordarme con total nitidez los acordes que me
había aprendido de memoria por internet. ¿Sería capaz de tocar aquella canción?
Estuve un buen rato tocando lo más en silencio que podía, pero solo me salía pasar el dedo pulgar por las
cuerdas, no podía llevar el ritmo si la canción estaba en mi cabeza, me descompasaba totalmente. Sin darme
cuenta, estaba cantando en susurros, mirando atentamente mi mano, incluso a veces tenía que dejar de cantar
por mirar si tenía puestos los acordes bien.
─You can take everything I have, you can break everything I am, like I'm made of glass, like I'm made of
paper.
Aquella última frase creo que la canté demasiado alto, y me callé cuando escuché algo a mis espaldas,
girándome asustada, literalmente estaba invadiendo un espacio privado y ni siquiera me había importado.Allí
descubrí a Lauren, Eddy y Vero boquiabiertos mirándome fijamente, la primera en adelantar un paso fue la
ojiverde, y pude sentir cómo mis mejillas ardían de tanta vergüenza que me estaba dando, ¿realmente me
habían escuchado cantar?
─Madre mía, Camila. Cantas como los putos ángeles.─ Dijo Lauren mientras yo me quitaba la guitarra del
hombro y miraba al suelo, pero entonces, sentí sus fríos dedos acariciar mi mejilla, alcé la vista para
encontrármela ahí frente a mí, bastante más cerca que antes, incluso tragué saliva de la ternura que me
invadió cuando sus pupilas se clavaron en las mías.
Pegué mi cuerpo al de ella y la rodeé con mis brazos, sin saber cómo ni de dónde había venido este sentimiento
de emoción, rompí a llorar contra su pecho, sentí que le hizo
alguna seña a Eddy y Vero, pero luego sus brazos me acogieron, como si allí, en ese mismo momento,
estuviese mi hogar.
─¿Qué ocurre, Camzzi?─ Dijo a la vez que sus fríos dedos volvían a hacer contacto con mi cálida piel de la
barbilla, consiguiendo que la mirase aunque estuviese llorando.
Quería decirle millones de cosas en ese momento, contarle qué sentimiento me había invadido, contarle los
sueños en los que aparecía ella en mis noches, contarle todo lo que era cuando ella se encontraba a mi lado
para que no se fuese más. Quería decirle que la quería, que tenía un sentimiento puro por ella, que me daba
igual si tenía novio, me daba igual porque quería permitirme el poder luchar por ella.
─Lo siento, por todo.─ Dijo Lauren casi en un susurro, una media voz que me pareció un eco en aquella
habitación, una voz que me estaba derritiendo pedacito a pedacito. Y
es que era tan grande aquel sentimiento que, aunque pudiese, no podría expresarlo con palabras.
No pude pensar mucho más, porque justo Lauren, posó sus labios sobre los míos, tan suaves, tan carnosos,
tan... Era una sensación indescriptible, era como si pisase las nubes y no quisiese volver a bajar a la tierra,
pero desafortunadamente bajé, porque sus labios, inocentes, se separaron de los míos, los cuales aclamaban
otro contacto de ella. ¿Cómo podía disimular tan bien que yo estaba bien cuando ella se fue y solo teníamos
contacto vía FaceTime?
¿Cómo se me derrumbaba la fachada cuando ella estaba delante?Entonces, dos palabras vinieron a mis
labios. Dos palabras las cuales nunca había dicho a alguien que no tuviese mi sangre. Dos palabras que
decían todo en aquel momento... Dos palabras, ocho letras.
─Te quiero

Capítulo 26
Lauren's POV
Cuando escuché aquellas dos palabras salir de entre los labios de Camila con aquella voz ronca en susurro,
el corazón se me encogió. ¿Estaba haciéndole de verdad más mal que bien? ¿Qué pasaba si Ben se fijaba en
ella? ¿Estaría yo dispuesta a sufrir todo lo que me viniese por aquella persona que ahora mismo estaba
acurrucada entre mis brazos?
Sí. Lo estaba. Lo estaba porque cuando ella estaba a mi lado me sentía capaz de todo, y quería ayudarla,
quería sacarla de la oscuridad al precio que fuese. Estaba dispuesta a revivir mi corazón después de todo
para dárselo a ella si hacía falta.
─If you're broke I will mend you and I keep you shelted from the storm that's ranging on now (Si estás rota,
te remendaré y te mantendré segura de esta tormenta que está azotando ahora)...─ Canté en bajito la canción
que había compuesto junto a Ed hacía ya algo detiempo, cuando la conocí.
Ella volvió a subir su rostro para estar cara a cara conmigo, hicimos contacto visual, y entonces una tímida
sonrisita apareció en sus labios mientras sus mejillas se sonrojaban, parecía que se había dado cuenta de
algo... ¿De qué? No recordaba haberle enseñado esa canción.

─¿Era... para mí?─ Dijo con un hilo de voz mientras se volvía a acurrucar en mis brazos
─¿Y tú cómo sabes que existe esa canción?─ Di un beso en su sien mientras ella camuflaba otra risa en mi
camiseta.
─Eddy...
No era momento de pensar en lo que iba a pasar en un futuro, no era momento porque ahora mismo mi mente
estaba totalmente centrada en Camila, así que cogí su mano y la saqué de la habitación de Ed, llevándola
directamente a la mía.
─¿Está bien si cierro la puerta?─Susurré mirándola, ella asintió y la cerré de forma suave, entonces le sonreí
y carraspeé un poco mi garganta. ─Tengo... algo para ti. Siéntate y cierra los ojos, confía en mí.
En un principio se vio algo dudosa, pero al final terminó por sentarse al borde de mi cama, asegurándose
antes el sitio con las manos, y finalmente cerró sus preciosos ojos marrones. Joder, Lauren, deja de pensar
esas cosas.
Saqué de detrás de la estantería el lienzo que había estado haciendo para ella, entonces, una vez fuera, dado
la vuelta por si a ella se le ocurría abrir los ojos, me acerqué a su presencia.
─Extiende las manos, venga.─ Se vio de nuevo desconfiada, pero después de unos segundos, extendió sus
manos hacia adelante, pudiendo darme la oportunidad de colocar ellienzo en las palmas de estas.Lentamente,
Camila abrió los ojos, y cuanto más iba viendo, más iba sonriendo. Los colores iban pasando en su vista, y
realmente estaba viendo pasión en su rostro, pasión en una tela pintada por mí.
─Lauren... esto... esto es...─Esto es para ti, porque no hay quién me quite la culpa de encima por aquel día
en el que Vero hizo aquello con tus lienzos y...─ No me esperaba sentir sus labios sobre los míos, en un beso
tosco y rápido, luego ella bajó la mirada mientras yo, con los labios entreabiertos por
el asombro, me quedé observándola, pudiendo sentir aún el tacto anterior de sus labios con los míos.
─Lo siento, yo... no sé... no sé... ¿dar besos?─ Tuve que reír con las mejillas ardiendo por lo inesperado que
fue su gesto.
─Te enseño con una condición.─ Hizo su habitual gesto de ladear la cabeza cuando estaba confusa, yo solo
sonreí y le acaricié la barbilla con el dorso de mis dedos pulgar y corazón. ─Que me quieras siempre, aunque
no estemos juntas, aunque sea complicado...
Ella asintió bajando un poco la mirada, se notaba pensativa, incluso con duda, y de inmediato supe por qué
era. Al mencionar lo de que ella me quería, me recordó que no le respondí verbalmente, y ahora... ¿qué debía
hacer? ¿Debía abrirme a ella? ¿Debía confiarme? Ben seguía estando ahí...
─Hey, tú...─ Acaricié lentamente con la yema de mis dedos su mentón y arrugué un poco la nariz. ─Yo
también te quiero, Camzi. Más de lo que piensas.
Hala, sí, ya lo había dicho, coño.
La sorpresa se reflejó en su mirada, tanto, que se quedó totalmente quieta, tan solo sus ojos se movían porque
me estaba observando, sonreí sintiendo mis mejillas arder y rodé los ojos un poco. ¿Desde cuándo yo era
así? Si yo soy una tipa dura.
Las dos fuimos inclinando los rostros, yo aún tenía mis dedos en su barbilla, fui bajando la mirada a sus
labios, carnosos, entreabiertos frente a mí, mi dedo índice acarició el filo de su labio inferior, era tan
sumamente suave que me perdía ahí, así que, finalmente, mis labios encajaron perfectamente con los suyos,
no los moví al principio, expectante a ver lo que ella
hacía, y para mi sorpresa, soltó un suspiro entrecortado y movió un poco su cabeza, supongo que como una
señal para que siguiese.Capturé su labio inferior entre los míos, haciéndose eco esto en la habitación, pero
de inmediato ahora capturé el superior, quedándonos ahora a centímetros, con nuestras narices rozándose.
Esta vez fue ella la que imitó mi primer movimiento, y así me encontré con mi labio entre los suyos húmedos,
hasta se me entrecortó la respiración por ese gesto...
─¿Sabes... sabes por qué... me gustas... un poquito?─ Susurró abriendo los ojos para poder mirarme a los
suyos. ¿Quién me iba a decir que aquella niña con las rodillas ensangrentadas que me había hecho distraerme
de mi robo y ni siquiera era capaz de mirarme a los ojos, ahora me estaba hablando y abriéndose a mí?
¿Cómo se lo iba a agradecer, si yo era lo peor en ese momento?
─¿Por qué?─ Mi voz sonó ronca al hablar en susurros, mientras, mi mano agarró la de ella y acaricié sus
falanges lentamente.─Porque... yo... yo... siempre... siempre me has tratado... me has tratado normal. Como
si... no fuera rara.─ Me separé un poco más de su rostro y ella ladeó su cabeza, sus ojos estaban algo brillosos
de lágrimas.
─Yo te trato como a una persona, que es lo que eres. Eres mi persona especial.─ Di un toque en su nariz con
mi dedo índice y la arrugó.
─¿Y Ben?─ Soltó de repente, no me esperaba esa pregunta para nada, ¿qué le decía? ¿Le contaba la verdad,
se lo ocultaba o le mentía? Mierda, Lauren, piensa, piensa...
─Ben y yo... Es complicado, Camila, es muy complicado porque... yo no quiero estar con él, pero debo. Es...
es... raro. ¿Confías en mí?─ Dije más como una súplica que como una pregunta, a lo que ella asintió algo
triste. ─Entonces confía en que trataré que esto acabe cuanto antes, ¿vale?
─Solo... solo te pido... no me hagas daño.─ Alzó la mirada a la mía, y aquella frase caló hondo en mí, tan
solo cerré los ojos y di un suspiro.─No quiero hacerte daño queriendo.
El teléfono móvil de Camila sonó y ella se levantó para descolgar, dejándome sentada en la cama totalmente
desconcertada, no sabía cómo calaban tanto sus palabras en mí... Ni siquiera presté atención cuando Camila
hablaba por teléfono, solo me quedé con los codos en mis piernas y la cabeza entre las palmas de mis manos,
con los dedos entrelazándose en mis cabellos.
─Lolo, mi... mi madre... mi madre dice que... que me lleves a casa, porque... es tarde y...─ Asentí
levantándome de la cama, ella ya estaba con el lienzo bajo su brazo, lo que me hizo sonreír, me acerqué a
ella y le di un piquito suave.
─Te querré aunque no estemos juntas... ¿Vale?─ Asintió con una media sonrisa en sus labios y después de
varios minutos en los que se despidió de Vero y Ed, fuimos hacia mi coche.
La noche estaba bastante fría, y se notaba porque mis nudillos se empezaban a agrietar con el frío tan seco
que hacía algunas veces, lo cual era fastidioso, ¡joder! Estábamos en Boston, hay mar, ¿por qué cojones el
ambiente a veces decide ponerse seco?
En la radio iban sonando canciones en aleatorio, Camila las tarareaba todas en
su gran mayoría, haciéndome recordar lo bien y angelical que suena su voz, y eso que la pillamos por
sorpresa... pensé que iba a desmayarse o algo cuando nos vio allí parados, pero al contrario, pasó algo bonito
entre ella y yo. Creo que nos merecíamos esta calma, aunque sea un poquito.
Al llegar a su casa, me miró, sabía que ella estaba pensando en cómo despedirse de la forma en que alternaba
la mirada en mí y la manecilla de la puerta de mi auto, así que me
reí de forma suave.
─¿Qué pasa, Camz?─Alcé una ceja haciéndome la sorprendida.
─Yo... no sé... ehm...─¿Puedo darte un beso?─ Doblé una rodilla para estar sentada de cara a ella y bajó la
mirada con una sonrisa tímida.─Los... los besos... los besos se dan... No tienen que pedirse.─ De nuevo me
volvió a mirar y con un suave movimiento, me acerqué a ella y en un breve tiempo le di un corto beso, pero
suave y delicioso.
Me gustaba, porque con ella me veía obligada a ir lento, a poner el freno de vez en cuando, a saber que todos
actos pueden tener sus consecuencias, y sobre todo, mis sentimientos se sentían como si fuesen totalmente
puros, sin ninguna maldad, interés o dato a cuidar, solo... lo sentía como venía, y no podéis imaginar lo
bonito que es que alguien te haga ser así.
Tras ese corto beso, ella salió del coche, y justo cuando iba a entrar en su casa, se dio la vuelta hacia mí,
despidiéndome agitando su mano abierta en el aire.
─Adiós, Camzi...─ Dije aunque ella ya no me pudiese escuchar, puesto que ya había cerrado su puerta.
** ** ** ** ** **Entré a la clínica donde trabajaba mi madre y hablé con el chico que estaba en la recepción,
contándole que era hija de Clara, y cuando la llamó y se lo confirmó, me dejó pasar, puesto que ahora no
tenía a ningún paciente y solo estaba rellenando informes.
Al entrar de forma decidida, ella levantó los ojos del ordenador y volvió a este sin dejar de teclear en ningún
momento.
─¿Qué ocurre, Michelle?─ Dijo dándole un par de veces a la tecla "enter", selevantó y me dio un beso en la
mejilla antes de abrazarme. ─Ya se me hace raro que vengas a visitarme así como así.
─Lo siento, mamá...─ Dije en un susurro riendo por lo bajo y la abracé también, cuando me soltó, me senté
en la silla donde lo hacían los pacientes mientras que ella volvía a su sitio. ─Vengo a consultarte una cosa.
─Suéltalo.─ Juntó ambas manos encima de su escritorio con un levantamiento de cejas, yo me crucé de
brazos. ─Michelle, te he dicho muchas veces que si te cruzas de brazos te ves como alguien cerrado...
─¡Para!─ Dije de forma divertida, echaba de menos estar con mi madre, aunque ella era la que siempre me
castigaba, teníamos una conexión impresionante, también ella me daba mimos y cariños, pero era más
estricta de mami Ana. ─Quiero consultarte algo sobre Camila. Es que... A ver, Ed va a sacar un disco.
─¡¿Cómo?! ¡¿Y no me has dicho nada?!─ Me interrumpió.
─¡Mamá! Déjame hablar primero... Ed va a sacar un disco, y cuando lo saque, le ofrecen hacer un tour por
Norteamérica, entonces... No quiero dejar a Camila aquí. Yo... siento cosas por ella.─ Bufé rodando un poco
los ojos, no me gustaba decir lo que sentía.
─Ay Dios... ¿Qué pasa entre ustedes?─ Dijo algo emocionada y reí por lo bajo negando con la cabeza.
─Solo... un par de besos.─ Carraspeé mientras mi madre dio un pequeño gritito.
─No me lo puedo creer. ¿Camila ha superado la barrera de lo físico contigo?
─Sí, no, bueno, quiero decir... cuando está tranquila y cómoda sí. Pero quería preguntarte... ¿Le vendría bien
venir conmigo?─Lauren, eso es complicado, es algo que debe decidir ella, si estaría a gusto, si podría seguir
tomando su medicación, si le afectase demasiado cambiar de ambiente...─ Inmediatamente que dijo aquellas
cosas, la interrumpí, poniendo mis manos sobre las de ella, teniendo que inclinarme así hacia adelante.
─Mamá, casi nunca te pido algo, y sé que si se lo digo yo a su madre va a negarse, pero si su psicóloga se lo
recomienda... Prometo cuidar de ella, lo juro, no va a pasarle nada.─ Miré directamente a sus ojos,
pretendiendo que así, pudiese convencerla. Pasaron unos segundos en los que ella estuvo pensativa hasta que
me dio una respuesta.
─Lo pensaré, Lauren... Haré lo posible.
Durante la siguiente media hora, mi madre hizo un informe general de lo que era mi vida, y yo, obviamente
le oculté prácticamente la mitad, porque así era mejor, así no se preocupaba por mí.
Más pronto que tarde, me fui al apartamento, en donde se encontraban Vero y Lucy en el salón, tonteando
entre ellas, ¿en serio no habían follado aún? No las había escuchado hasta ahora. ¿Cómo era posible si Vero
no podía pasar sin sexo?
Bueno... Caso aparte. Cuando fui a mi habitación, la puerta de la de Ed se abrió y tenía una cartulina en A3
en sus manos, arqueé una de mis cejas cuando vi su cara de emocionado.
─Ed, ¿qué mosca te ha pic...?─ Me quedé a mitad de la frase cuando me enseñó lo que tenía la cartulina.
Era un puto cartel de su proyecto de tour. ¡ERA UN PUTO CARTEL CON SU PUTA CARA DE PELIRROJO
IDIOTA EN ÉL!
Capítulo 27
Camila's POV
En la clase de educación física, Clara me dio una nota que mi madre directamente le pasó al profesor que
dictaba la clase que ponía que yo podría hacer cualquier actividad física, y con más requerimiento las que
inquirieran ir en equipo, por lo tanto, ahora nos encontrábamos jugando toda mi clase junto a la clase de
enfrente a un partido de handball (balonmano).
Yo estaba de delantera, porque me dijeron que como era pequeñita de estatura y delgada, podría ser
escurridiza en algunas ocasiones, ¡pero si yo era muy torpe!
Dinah me pasó el balón desde el centro del campo al lateral y corrí, haciendo unos pasos más, hasta el círculo
que protegía la portería. Salté tratando de meter la pelota entre los brazos, pero sin querer, Sarah, que estaba
protegiendo el círculo, me empujó y caí al suelo perdiendo el balón, pero lo que me preocupaba es que me
había raspado el codo porque escocía demasiado.
─Oh, Dios mío, Mila... Lo siento, lo siento tanto. Ven, te ayudo a levantarte.
¿Estás bien?─ Dijo en un tono bastante preocupado, yo mantuve mi silencio como de costumbre y observé
que me había roto la chaqueta del chándal que llevaba por la parte del codo.
Me quité aquella manga, desabrochando para esto la chaqueta, y cuando Sara, al igual que yo, vio que tenía
sangre ahí, me sacó de la pista con una mano en mi hombro.
─De verdad, lo siento... estoy acostumbrada a ser una bruta y... Bueno, vamos a la enfermería, corre.─ Antes
que nada, pidió permiso al profesor y de allí cogimos un papel del baño para poner en mi herida (aunque yo
no confiaba en que eso fuese muy higiénico, pero bueno).Al llegar allí había una enfermera que se preocupó
por mi herida, no era como la señora del otro colegio que simplemente te ponía una tirita. Sí, te ponía una
tirita aunque solo estuvieses mareado... Así era.
Obedecí a la instrucción de aguantar un paño mojado sobre la herida con tranquilidad, sentada en la camilla,
balanceando los pies ya que no llegaba al suelo, mientras, de reojo podía ver a Sarah apoyada en la pared
mirándome fijamente, creo que ella no sabía que yo podía saber lo que estaba haciendo, porque cuando
levanté mi vista, ella apartó la suya, disimulado mirándose las uñas.
¿Os puedo hablar sinceramente? Sarah al principio no me daba ninguna buena espina, pero poco a poco
está ganándose algo de cariño por mi parte... No tanto cariño como le tengo a Lolo o a Norminah, porque
eso es trampa, ellas llegaron antes.
Finalmente la enfermera, cuando se cortó el sangrado, fue limpiando y desinfectando mi herida, con cuidado
y profesionalidad hasta que la pudo tapar con una gasa. Estaba fastidiada porque la chaqueta que estaba
rota, era mi favorita, por eso no la había quitado de mi regazo en todo el tiempo que llevábamos ahí.
─Hey, Mila... Escucha, ahora que estamos solas quería proponerte algo.─ Dijo mirándome a los ojos
mientras se acercaba poco a poco, yo bajaba un poco la mirada porque eso que hacía me intimidaba bastante.
─Este fin de semana hay un partido de softball y jugamos contra los ganadores de Springfield. Es una final
importante, ehm... ¿Podrías venir a verme?Ella se sonrojó un poco y sonrió de forma tímida, así que asentí,
se veía bastante adorable de aquella forma. ¡Seguro que a Dinah, Normani, Eddy y Lolo les encantaría venir!
Vamos a ser un buen grupo animando a mi instituto.
Después de aquella situación que tuve con Sarah, volvimos a clase de gimnasia, la cual el profesor dijo que
sería mejor si descansaba por el vendaje de mi brazo, entonces, mientras ellos jugaban, yo buscaba alguna
forma de poder remendar la tela de mi chaqueta, seguro que mi madre le podría poner un parche o
algo.Después de clase, Dinah y Normani vinieron a casa porque teníamos que hacer un trabajo, así que
subimos rápido a mi habitación con una gran provisión de comida para la merienda, ¡no quería que nos
muriésemos de hambre!
Ya iba por el tercer pastelito mientras escribía datos de mi portátil en el escritorio, Dinah y Normani estaban
recortando cosas, pero entonces escuché la voz de la polinesia hacia mí.
─No sé dónde metes tanta comida. Al final te dará un dolor en el estómago, duh. Seguro que todo se te va al
culo.─ Las dos rieron y yo terminé de comer el último cachito del pastel, seguía mirando a la pantalla.
─Están buenos.─ Dije casi sin pensar, pero al notar mi voz ronca y mi pecho sin aquella presión habitual
que tenía cuando iba a decir algo, me sorprendí.
No fui la única en sorprenderme, porque mis amigas callaron las carcajadas de repente al escucharme, yo
solo bajé la cabeza, seguro mi voz había sonado tan fea...
─Camila, ¿acabas de hablar?─ Dijo Mani mientras yo me daba la vuelta lentamente con mi silla giratoria,
mis mejillas ardían, casi literal.
─¡¿Eres tonta?! ¡Claro que ha hablado!─ Le dio un golpe en el hombro bastante suave la polinesia, se
levantó y se puso delante de mí en cuclillas con una sonrisa. Adoraba la chulería de Dinah, pero también
adoraba cuando se sacaba esa parte para ser una chica cariñosa. ─Mila, ¿estás bien con eso? Nosotras... no
te vamos a juzgar, lo sabes. Somos tus amigas.
Ella tocó mi mejilla con la punta de sus dedos y luego dio un beso en la otra, sonreí de forma leve y tímida y
asentí, ella volvió a sonreírme. Cuando iba a responderle otra vez, algo sonó.
"Tock."Sabía perfectamente quién tenía la manía de molestar con su gran munición de piedrecitas, pero
Dinah fue más rápida que yo, se levantó y abrió el ventanal.
─¿Qué es es-...? ¡Auch! ¡EH, TÚ, QUE ME HAS DADO!─Dijo Dinah a voces, yo me levanté y me colgué de
su espalda como un koala para poder llegar a sus labios y taparle la boca, si seguía así, mamá iba a enterarse
que Lauren se colaba en mi habitación. Qué duro es ser bajita...
─¡Hey, Camz! ¿Puedo subir?─ Dijo la ojiverde, a la cual observé por encima del hombro de Dinah, que aún
tenía la boca tapada con mis manos, asentí rápidamente a su susurro fuerte y las cosquillitas de mi estómago
volvieron a florecer.
Hacía tiempo que no veía a Lauren con aquel imbécil, ¿quizá lo habían dejado? No lo sabía, no quiero saber
la respuesta, mamá siempre dice que no preguntes cosas que no quieres saber realmente, y en la ignorancia
a veces... vivo mejor. Como en aquella clase de sexualidad en el colegio. ¡Yo viviría mejor sin imaginarme
cómo se pone un condón!Me bajé de la espalda de Dinah rápidamente para observar cómo Lauren subía por
la tubería, me quedé en el balcón mientras la polinesia iba con Mani, entonces, la ojiverde me miró con una
sonrisa, bajó esa mirada a mis labios y comprendí que quería un beso, pero iba a aguantarse las ganas.
─¿Muchos exámenes, enana?─ Me dijo mientras me daba un beso en la mejilla a forma de saludo, yo asentí
y carraspeé, ahora no quería que mi voz sonase fea.
─Y... y... sigo sin cortarme.─ Dije en un susurro, sabía que era en cierta forma por la medicación, que me
tenía todo el día feliz y en las nubes, casi nunca estaba triste ahora, pero Clara decía que poco a poco tendría
que ir dejándolas.
Algún día llevaré a Lauren a conocer a Clara... Le hablo mucho de mi Lolo y creo que ya se estará
preguntando cómo es.
Una vez estuvimos dentro, las chicas miraron a Lauren de forma algo rara, yosimplemente me senté de nuevo
en mi silla para terminar de copiar las cosas que tenía en la pantalla del ordenador.

amiga nuestra.
─Hola, soy... Normani. Ella es Dinah, y mierda, tus ojos se parecen a los de una
¡¿VEIS COMO NO SOY YO SOLA LA QUE LO PIENSA?!
─¿Hm? Oh, bueno... Alguien dijo por ahí que solo un dos por ciento de la gente en el planeta tiene este color
de ojos, pero... existen las casualidades.─ Escuché su risa por lo bajo. ─Yo soy Lauren, encantada. Camila
me habla mucho de vosotras.
─Hablando de eso... ¿Sabes que la señorita nos ha hablado antes de que llegases? Por primera vez, ¡por
primera vez!─ Escuché la voz de Dinah.
─¿Eso es verdad, Camz?─ Dijo la ojiverde, yo me volteé y le medio sonreí asintiendo poco a poco.
─¿Camz? Ugh, nosotras le decimos Mila.─ Dijo la rubia y entonces Lauren se encogió de hombros
sentándose en la cama, al lado de las chicas.
─Mila no suena a Camila. Camz sí, y está mejor. Es algo especial.
Entre todas terminamos con las provisiones que traje de comida, ¿veis como no estaba loca? Teníamos mucha
hambre. Sobre todo yo, casi me acabé una bandeja entera de pasteles.
Finalmente, pudimos terminar el trabajo ya que a Lolo también se le da bastante bien dibujar, también ella
aprovechó para observar que había enmarcado y colgado el lienzo que ella hizo para mí encima de la
cabecera de la cama, pude ver su sonrisa reflejada en los ojos.
Ahora nos encontrábamos mirándonos a veces discretamente en mitad de laconversación que manteníamos
con Normani y Dinah, ella me sonreía y yo a ella, pero bajaba la mirada cuando sentía sus ojos verdes
clavados en mí, las cosquillas que sentía en mi estómago me hacían querer saltar de la silla.
─Tierra llamando a Camren, ¿me recibís?─ ¿Veis de dónde me viene la manía de juntar los nombres? Vi a
Lauren con los labios entreabiertos y Dinah extendió su mano, privándola de hablar. ─No me lo preguntes,
me tenéis harta que preguntéis cada vez que junto dos nombres. Es Camila y Lauren juntas. ¿Contenta?─
Alzó una ceja mirando a Lauren que simplemente asintió con una sonrisa en su rostro.─Hey, Lauren, ¿por
qué no vienes este fin de semana con tu amigo pelirrojo a un partido de softball? Nuestro instituto se enfrenta
en la final a Springfield, además, juega nuestra amiga Sarah.

no entendí.
─Uhm... ¿Habrá mucha gente?─ Dijo con algo de preocupación que ciertamente
─Bueno... no creo que haya mucha aparte de la gente de nuestro instituto y los padres... Es una pena que las
personas no se interesen tanto por el softball como por el baseball.─ Vi en el rostro de Lauren algo de alivio
que me hizo ladear la cabeza con curiosidad.
Después de toda la tarde juntas, Norminah se marchó y Lauren se quedó escondida en mi habitación mientras
yo iba a por mi cena. En el plato eché más cantidad por si Lolo tenía hambre, así que con un vaso de agua
en mi otra mano, subí las escaleras hacia mi habitación, sin poder evitar que Charles también entrara, el
cual, de inmediato, se fue hacia la ojiverde.
─Hola, pequeñito... Ven con mami.─ Se lo puso en el regazo cuando se sentó en la silla de mi escritorio, yo
me puse a comer en la cama, dejando el vaso lleno de agua en la mesita para que no se cayese.
Por la calefacción, Lauren terminó quitándose su habitual bomber negra, quedándose con una camiseta
negra de tirantes, yo miré todos sus movimientos, era extraño, pero la atracción que dicen sentir la gente
hacia otra persona es verdad, pero te tienes quecontener, no podía pegarme a ella como un koala, se le veía
bastante entretenida acariciando al pequeño perro.
Dejé un poco de cena en mi plato, bebí un poco de agua y entonces me acerqué a ella, poniendo el plato en
el escritorio. Se me había ocurrido una idea.
─Yo... no quiero más y... C-cómete eso. Quiero hacer... algo.─ Le eché una última ojeada al lienzo que ella
me regaló con disimulo, y cuando comenzó a comer, puse una silla a su lado, sentándome en esta.
Miré su brazo con el tatuaje de las rosas solo con el contorno hecho cubriendo su hombro, y con mucho
atrevimiento, llevé la yema de mis dedos hacia ahí y acaricié poco a poco todas las líneas que formaban el
tatuaje, bajé más y me encontré con el tatuaje del XXVII, y una vez llegué a la piel sin cubrir con tinta, pero
ahí no iba a hacer nada, así que cambié la silla de lado y sostuve su brazo izquierdo, cogí un bolígrafo negro
y, más tarde, unas láminas de cielo nocturno que tenía guardadas.
Lauren se quedó callada observando todos mis movimientos, a veces se estremecía, pero seguía comiendo del
plato que le dejé yo. Destapé la punta del bolígrafo y sonreí, iba a pintar sobre su piel, y seguro que no iba a
encontrar un mejor lienzo que ese.
Comencé a dibujar la alineación de planetas del Sistema Solar en su brazo, empezando por Plutón (que
aunque sea un planetoide, no quería hacerle el feo, por ser más pequeño no tendría por qué ser
desvalorizado).
Después de un buen rato de cómodo silencio, terminé con mi dibujo en su piel, observándolo ahora de una
manera global, entonces, le hice unos pocos detalles a este, lentamente, tanto, que incluso a Lauren le dio un
escalofrío, seguro que tenía cosquillas ahí.─Ha quedado precioso, Camz... ojalá hubiese sido un tatuaje.─
Sonreí ante sus elogios sobre mi dibujo y entonces la miré.
Fue cuando nuestras miradas se encontraron que un escalofrío recorrió mi cuerpo, similar al que le había
dado a Lauren hace unos instantes. ¿Recordáis lo que dije antes sobre las pastillas? Pues en momentos como
estos, estaba dudosa si la felicidad que sentía era por la medicación extra que me pusieron después del ataque
de agresividad o porque Lauren estaba más cercana conmigo. ¿La verdad? En este punto me daba igual,
porque justo cuando comencé a pensar sobre eso, los labios de Lauren se encontraron conmigo en un breve
beso,cariñoso y algo húmedo, que hizo que tuviera que pasarme la punta de mi lengua por el labio inferior.
─Lo siento, yo... Se me ha ido y...─ Dijo en un susurro, ante el cual reí de forma leve y cogí su barbilla con
algo de timidez antes de depositar un beso similar al suyo, pero algo más lento. Cuando nos separamos reímos
mutuamente y ahora, las dos, comenzamos con un beso más elaborado a mi parecer.
No sabía cuánto tiempo más podría aguantar tener en mi mente la posibilidad de que Ben siguiese en la vida
de ella, porque era egoísta en ese sentido, quería sus besos solo para mí, quería que ella fuese la que me
complementara, la que me ayudase a ser libre, a librarme de la ansiedad, y sentía que era la indicada para
que eso ocurriese, que cuando menos lo esperase, la ansiedad se iría y solo seríamos Lauren y Camila, sin
mutismo de por medio, sin presiones en mi pecho.
Pero, por otro lado... había algo, algo que me decía que me preparase para lo peor, que no me fiase de ella
ni de nadie más, que volviese a encerrarme en mí y no le rindiera cuentas a nadie, que mi batalla la llevase
en el interior.
A veces me costaba luchar conmigo misma cada día, pero ella lo hacía todo más sencillo. Por eso la quiero.

Capítulo 28
" Lauren's POV
Viernes por la noche en el mismo puto antro de cada semana, vendiendo todo lo que se me pide, teniendo a
Ben siempre pegado a mí. Era una puta tortura tener que estar haciendo eso, pero ya, cuando fue la hora de
cenar y después de haber estado todo el día vendiendo, pude irme.
Hoy por suerte a aquel cabrón no se le ocurrió darme una de esas pastillas "a probar" que tanto me
hiperactivan, así que iba caminando tranquilamente por la calle hasta que miré a una casa que hacía tiempo
que no visitaba, ¿ella seguiría estando ahí?
Me saqué el guante de mi mano derecha y al subir los primeros escalones, quitando un poco de nieve que
había acumulados en estos, toqué tres veces con mis nudillos, esperando alguna respuesta. No me di por
vencida la primera vez, así que toqué una segunda,hasta que por fin me abrieron la puerta.
─Lauren... tú... ¿qué haces aquí?─Habló la pelirroja que apenas se cubría la desnudez con una sábana,
entonces, un hombre bastante entrado en edad, pasó por nuestro lado, dándole un fajo de billetes a ella.
Mierda, seguía haciendo eso.
─Tengo que hablar contigo, Brenda. Esto se nos está yendo de las putas manos.
¿Me dejas pasar y hago algo de cena mientras te vistes?─ Alcé una de mis cejas, ella asintió con rapidez y
se hizo a un lado para que yo pasara.
La escuché subir las escaleras y entonces, rebusqué en su cocina, había poca cosa, pero en la nevera encontré
dos pares de huevos, los cuales cogí y moví uno a uno para comprobar que no estuviesen podridos, me
esperaba todo de aquella casa ya.
Cuando estuve haciendo unas tortillas, sentí unos pasos en mi espalda, miré por encima de mi hombro y la
pelirroja estaba sentada en la banqueta de la cocina, frente a la mesa, con la mirada algo caída.

tarea.
─¿Tus padres siguen pensando que vives con nosotras?─ Dije volviendo a mi
─Algo así. ¿Cómo está Vero? La echo de menos, yo...─ Suspiró con fuerza y yo terminé la primera tortilla,
poniéndola en un plato frente a ella.
─Ella está bien. Está conociendo a alguien.─ Le corté en lo que hablaba, la miré de reojo y vi que tenía la
mirada puesta en el suelo. ─¿Qué? Ya sabes que a ella no le gustaba esto, y en el momento que accediste a
la propuesta que te hizo Ben ya...─ Ella dio un golpe con la mano abierta en la mesa, haciendo temblar los
utensilios para comer que estaban puestos sobre esta.
─Tú más que nadie sabes lo horripilante que es estar al lado de él, Lauren. ¡Tú más que nadie lo sabes!─
Alzó la voz con los ojos llorosos.─¡¿Y... y... y qué?! ¡Tú estabas con James, Vero y Ben a la vez, Brenda,
joder!
¡¿Me quieres decir que acostarte con cualquiera a elección de ese desgraciado es mejor?! ¡¿Me estás
diciendo que estar fuera de clase durante dos semanas por pillar gonorrea está mejor?!─Sabes que con él no
puedes tener a nadie a tu alrededor. Lo sabes, porque te lo quita de la forma más cruel que pueda existir.
─Brenda, tú estás sola.
─Porque me quedé sola después de hacer lo que tú estás haciendo.─ Después de escuchar lo que ella me dijo
suspiré y acabé sentándome en una banca igual a la de ella.
─A veces tengo ganas de matarlo y enterrar su cadáver en su propio jardín, pero es que... no puedo,
simplemente no puedo matar a alguien a sangre fría, Brenda... no puedo...─ Mi voz poco a poco se fue
apagando y rompí a llorar, apoyando los codos sobre la mesa y mi cara en las palmas de las manos. Sentí
sus brazos rodearme y acariciarme el cabello.
─Te ayudaré... encontraremos alguna forma... Pero sobretodo...─ Cogió mi barbilla con los dedos haciendo
que la mirase a los ojos. ─No lo pagues con quien no tiene la culpa tan solo por creer que tienes algo de
poder sobre los demás... Siempre sale mal.
Y sabía por qué lo decía, lo sabía porque cuando le eché a James la cara abajo, Brenda estaba con él, y ella
me contó que maltrataba a esa pobre chica para ser más que ella. Que maltrataba a Camila para ser más
que ella, y cómo no... acabó llevándose su merecido, al igual que James, pero luego la comprendí.
─Cuento con tu ayuda, y... otra cosa... ¿Sabes los colores del equipo de softball del instituto del Este?─ Miré
a Brenda, limpiándome las lágrimas como pude con las mangas de mi chaqueta, ella me miró confusa y
después asintió.
** ** ** ** ** ** **Llegué con mi coche a la puerta de la casa de Camila, tocando un par de veces el claxon.
Me sentía nerviosa, incluso casi estuve por sacar un cigarrillo y fumármelo rápido antes
de que llegasen Dinah, Normani y Camila.
─¿Nerviosa, idiota?─ Dijo Ed desde los asientos de atrás, dando un golpe en mi hombro con una sonrisa.
─Que te he dejado el asiento delantero para que se siente tu n...
─Cállate, tu acento inglés me pone de los nervios, Ed. ¡No es mi novia!─ Dije exasperada ya, ahora tanto él
como Vero habían decidido pincharme con ese asunto y lo conseguían porque yo quería que Camila pasase
inadvertida.
Estuvimos un rato esperando, veía a Ed por el retrovisor con su cinturón puesto tarareando algo y haciendo
ritmo en sus pantorrillas con las manos. No sabéis lo feliz que está desde que está grabando toda la
maquetación de su disco. A decir verdad... me hacía ilusión que en un futuro, su primer disco pusiese:
"Producido ejecutivamente por: Lauren Jauregui". Aunque creo que eso no se pone... Pero yo qué sé, vivo de
los sueños.
Por fin salieron las tres mosqueteras de la casa, vestidas de los mismos colores que íbamos Ed y yo. No era
nada darks, pero bueno... seguro le haría ilusión a Camila que vistiese de los colores de su instituto.
Después de unas cuantas miradas divertidas de Camila, unas bromas pesadas
de Dinah, algunos chistes malos de Ed y algunas canciones aleatorios que se ponían a cantar las dos amigas
de Camila, llegamos por fin al campo donde iban a jugar al softball.Hago un inciso. Aquello de que no iría
demasiada gente era una estafa, aquello estaba llenísimo.
Acordamos de buscar los asientos mi amigo zanahorio y yo mientras que Camila y sus amigas iban a buscar
a la tal Sarah, y así, con cinco perritos calientes en una bolsa, cincorefrescos y cinco dedos gigantes con un
#1 en ellos, encontramos los asientos.
De lejos pude ver a la entrada del túnel de vestuarios cómo la supuesta Sarah recibía con una gran sonrisa
a Camila, pero cuanto vio a Dinah y Normani, esa sonrisa se fue convirtiendo en una mueca bastante divertida
a mi parecer. Ahora la polinesia señaló a una de las gradas, donde estábamos Ed y yo, rápidamente me puse
el dedo gigante, bebí de mi refresco y con un guiño divertido, la saludé en la lejanía. La había visto varias
veces cuando iba a ver a Camila a la salida de la biblioteca, ella siempre me miraba raro, y normal, yo llevo
los ojos verdes mejor que ella.
Vi otra mano que no pertenecía a Sarah agitarse hacia mí, era la de Camila, que me saludaba de lejos con
una gran sonrisa en su rostro. Seguro pensaba que la estaba saludando a ella... Camzi, a ti te saludo de otra
forma, cielo.
Inconscientemente, mi mirada se pasaba por todas las gradas, buscaba alguna cara familiar que pudiese
relacionar con el imbécil de Ben, ojalá nadie estuviese espiándome, ojalá. A este paso... iba a volverme loca
y paranoica.
En menos de lo que realmente esperaba, Camila ya estaba sentada a mi lado, se veía algo intimidada por
toda la gente de alrededor, y es que había demasiadas personas. Podía notar la tensión con Camila mientras
Ed hacía bromas con Normani y Dinah, eran tal para cual en realidad.
─Eh, mudita.─ Hacía tiempo que no la llamaba así, y ella sabía que era a lo cariñoso, aunque al principio
fuese para molestarla. Levantó sus preciosos ojos hacia mí, algo llorosos. Respiraba sonoramente, sabía que
la ansiedad le estaba atacando. ─Respira, ¿vale? Estoy aquí contigo. Recuerda que nadie va a hacerte nada
porque yo soy la que te protejo.
Irónico el hecho de que yo me considerase su protectora cuando era la que más daño podría causarle, tanto
sentimental por mi parte, como físico por una tercera persona, ¿no?
Clavó sus orbes marrones en mí y asintió, entreabrió sus labios para coger aire lentamente y soltarlo de
forma pausada, yo sonreí al verla así y di un beso en su sien, aprovechando que estaba desprevenida para
rozar su mano. Mamá me dio un consejo, y era que si hacía cosas que ella creía que eran involuntarias,
conseguiría que me aceptase mejor elcontacto físico, y no había nada más que desease que poder cogerle la
mano sin tener que pensar en si iba a aceptarlo o no.
Volvimos la mirada hacia el juego, mientras al equipo del instituto de Boston le tocaba batear, todo el mundo
animaba, porque al final había dos jugadoras a punto de hacer carrera, y eso contaba para el marcador.
Eran casi infalibles, y los errores que cometían era milimétricos.
En la quinta entrada, mi vejiga avisó que quizá no debería haberme bebido el refresco tan rápido, así que
avisando antes, salí de las gradas, directa hacia el baño. Vale, lo primero era... ¿dónde estaba el jodido
baño?
Al final, cerca del túnel de vestuarios, es donde se encontraba al puerta de los sanitarios, así que
prácticamente casi corrí hacia el sitio, en serio, me lo estaba haciendo encima. Después de hacer mis
necesidades y querer regresar a las gradas con las manos oliendo a un agradable jabón que había en los
baños, alguien a mis espaldas gritó mi nombre.
─¡Eh, Lauren! Ven aquí, preciosa.─ Una voz masculina estaba a mis espaldas,
¿lo raro? Me sonaba, y no era Ben. Al darme la vuelta me di cuenta que era un rostro algo conocido para
mí, era un chico que me compraba siempre a mí o a Ben, pero era fiel cliente.
─¿Qué hay... Will?─ La verdad es que no recordaba su nombre, pero parece que acerté porque asintió con
una sonrisa de idiota.
─¿Tienes algunos gramos por ahí? Tengo el dinero.─ Me enseñó disimuladamente un fajo de billetes que
asomaba de su pantalón, lo miré de reojo y carraspeé nerviosa, ¿qué pasaba si Camila llegaba de repente y
veía aquella escena?
─No tengo, Will. Lo siento, ehm... ve a buscar a Ben, él tendrá, yo estoy de paso por aquí.─ Bajo ningún
concepto ese desgraciado yonki iba a enterarse que estaba viendo el partido.
─Vamos, solo uno al menos, ¿no? ¿No tienes?─ Negué otra vez con mi cabeza y una sonrisa fingida. Estuve
a punto de irme, tan solo tenía que dar un paso más para darme lavuelta, pero me paralicé al ver a otra
persona tras él.
─Will, amor, ¿dónde estabas? Te he estado buscand-...─ La pequeña amiga de Camila se me quedó mirando.
Su nombre era... ¿Ally? Un premio para mí por recordar todos los nombres, y que me quiten el premio por
ser la mayor fracasada yendo de incógnito. ─¿Lauren?
─Hola, nena, ¿conoces a Lauren? Es la que nos vende esas cositas con la que nos ponemos tan contentos tú
y yo, así que... me ahorro las presentaciones si os conocéis.
Sus ojos oscuros se quedaron clavados en los míos y yo seguía paralizada, incluso había olvidado cómo se
respiraba y por poco me ahogo ahí en medio del pasadizo que llevaba a las gradas.
─Sí, Will... Vámonos, ¿vale?─ Y poco a poco, se fueron alejando hasta que al doblar una esquina, los perdí
de vista.
Si pensaba hasta ahora que estaba jodida por la decisión de proteger a Camila de Ben, ahora estaba el triple
de jodida al saber que Ally podría decirle a Camila que la chica con la que normalmente pasa tanto tiempo
es una traficante de drogas.
Tan solo me quedaba rogarle al destino que por favor decidiese que Ally no fuese tan imbécil de contarle a
Camila aquello que había visto y se concienciase que yo también podría soltar la lengua porque su novio y
ella son clientes habituales.
Capítulo 29
Sarah's POV
Mi turno de batear llegaba y de reojo podía ver a una Camila que no me quitaba el ojo de encima, sonreí
para mí y fijé la mirada en la pitcher que tenía la bola en la mano, tenía que concentrarme, pero entonces,
de reojo otra vez, pude observar que Lauren volvía a hacer acto de presencia al lado de Camila... Camila.
Joder.
Mierda.
─¡Strike uno!─ Escuché una voz a mis espaldas y miré a mi alrededor, ¿ya había tirado?
─Venga, Sarah, concéntrate.─ Me dije a mí misma con el propósito de no imaginarme más a Camila.A la
segunda vez, le pude dar a la bola, no fue un tiro demasiado estelar, pero estuvo bien porque me permitió al
menos correr hasta la segunda base.
Cuando mis orbes se dirigían hacia la grada, las miradas de Lauren y la mía se cruzaban, sabía que ella era
mala, era una estúpida que se creía que podía poseer a Camila a cualquier costa, y no, seguro que no era
así. Y si lo era, me iba a encargar personalmente de destapar lo que escondiese y por lo que era tan mala. Su
aura era tan oscura... No la quería cerca de Camila.
El partido acabó cuando una jugadora de nuestro equipo consiguió que todas nosotras terminásemos la
carrera a la de 7 juegos. Estaba cansada, habíamos corrido demasiado y nos habíamos esforzado, todo para
poder llegar al torneo estatal. Como era lógico, después había una celebración, y sin pensar mucho, salté la
valla que separaba las gradas del campo para ir hacia donde estaban Dinah, Normani, el pelirrojo, la emo y
Camila.
─¡Hey Camila! ¿Puedo hablar contigo un momento...─ Miré a los demás levantando un poco mis cejas.─ ...a
solas?─ Todos me miraron bastante extraño, hasta Lauren que tenía la mano de Camila cogida. ¿Tan amigas
eran? Bah.
Camila asintió y entonces la emo la soltó, sonreí al ver aquello y me la llevé fuera de la multitud, se la notaba
algo inquieta... seguro estaba feliz porque nuestro equipo había ganado.
─Ahora hay una fiesta de celebración y... bueno, quería invitarte a que vinieses conmigo. Tú y yo.─ Me
resultaba extraño que ella no me mirase a los ojos, estaba muy nerviosa, incluso creo que se estaba ahogando.
─¿Camila, te encuentras bien?─ Intenté que me mirase a los ojos pero no había forma, quitaba siempre la
mirada de mí. ─Camila...
Y de repente, de la nada, se dio la vuelta y comenzó a correr, me quedé paralizada en el sitio al no saber qué
estaba pasando, solo vi que se fue, y no fui tras ella, pero sí que vi a Lauren saltar las gradas para ir hacia
mí con cara de pocos amigos.
─¡¿Qué le has dicho?!─ Alzó la voz empujándome por el pecho, me quedé callada y volví a sentir otro leve
empujón de su parte. ─¡¿No tienes lengua o qué?! Subnormal.Escupió esas palabras con tanto odio hacia mí
que incluso llegué a hacer el amago de ir tras ella cuando comenzó a correr por el mismo sitio por el que lo
había hecho Camila minutos antes.Oh, Lauren... no sabes con quién te has metido, imbécil. Camila's POV
Corría todo lo que mis piernas daban. No, no iba a ir a otra fiesta donde pudiesen hacerme daño, no quería,
no quería fiarme de nadie si me invitaban a algo de eso. La ansiedad estaba presente en todo mi cuerpo,
porque era ella quien había decidido mandarle la orden a mi cerebro de echarme a correr. Escuchaba que
una voz familiar me llamaba desde atrás, pero no podía dejar de correr.
Había sitios de mis mejillas que sentía más fríos que antes y es porque estaban cayendo lágrimas de mis ojos,
estaba llorando y fue casi sin notarlo. Me cansé, me faltaba el aire, tenía la cabeza embotada y me daba
vueltas todo del sobre esfuerzo que había hecho al correr.
Vi un árbol y fui directo hacia él, alzando mis puños, quería descargar esta rabia, ¡¿por qué no podía ser
normal?! ¡¿Por qué me había ido corriendo como una idiota?!
De pronto, antes de golpear el árbol, alguien se puso por delante de mí y me abrazó, me apretó y comencé a
golpear este cuerpo con poca fuerza, no se separaba de mí, tan solo me abrazaba más fuerte, entonces, ese
olor me invadió las fosas nasales. Ese olor a menta y cuero, como el primer día que la vi.
─Camz, detente... Camila....
Los sollozos venían solos a mi cuerpo y entonces dejé de estar en tensión, el abrazo de Lauren era el que me
sostenía en pie porque las piernas me temblaban y era imposible mantener la compostura.
─Cálmate, pequeña, estoy yo aquí, estoy contigo...─ Dijo en pequeños susurros.Mis brazos la rodearon por
la cintura lentamente y me acurruqué en su cuello, aspirando su delicioso aroma mientras intentaba calmar
mis sollozos, seguía la ansiedad en mi pecho, pero poco a poco con sus caricias en mi espalda fui
calmándome.
─Así perfecto, mudita. Respira con tranquilidad.─ Dejó un beso en mi sien, dejando sus labios apoyados ahí.
─¿Mejor?─ Asentí de forma suave con la cabeza, separándome poco a poco de ella.
Levanté la mirada con algo de miedo al encuentro con la de ella, pero me inspiró tanta paz en esos orbes
verdes que el miedo se esfumó. Lauren siempre me inspiraba paz, conmigo era pura y noble, cariñosa y
bromista en algunos momentos, siempre estaba atenta a mí, siempre tenía algo bueno que decirme.
─¿Vamos a volver? Tengo el coche por allí y como dejemos a Eddy y tus amigas allí tirados, van a patearnos
el culo.─ Se acercó a mi oído y ahí susurró. ─Y no quiero que te hagan daño en ese trasero tan bonito que tu
madre te dio en su tripita.
Solté una suave risita cuando dijo eso, me miró y me guiñó un ojo. Unas cosquillitas me llegaron a... a... ay,
había sentido esas cosquillitas... ahí... ehm...
No pude pensar más porque comenzamos a caminar hacia el estadio de nuevo, esta vez, Lauren iba jugando
con las llaves del coche abollado en su mano, yo iba mirando hacia adelante, viendo cómo cada vez nos
acercábamos más a la posición de antes, Sarah seguía allí pero hablando con algunas compañeras suyas, y
cuando pasamos, Lauren chocó su hombro accidentalmente con ella. Accidentalmente... ¿no? No podían
llevarse mal.
─¿Vemos una peli que te guste en la cama haciendo el vago un poco, Camz?─ Dijo Lauren cuando volvíamos
al coche ya con nuestros amigos, yo ensanché mi sonrisa y asentí con rapidez.─Al menos no tengo que irme
de la casa por los gritos como con Brenda y Vero...─ Escuché a Eddy detrás de nosotras, lo miré raro, porque
eso me recordaba a que al final el pasillo de los horrores, no era tan horroroso, era un pasillo normal y
corriente. Lo único que se me ocurría es que Vero tuviese en su habitación un cuarto de torturas...
Varios minutos después, Dinah y Normani se fueron sorpresivamente a la misma casa, dijeron que tenían que
hacer un trabajo de español, lo cual era raro porque no recordaba que hubiesen mandado nada para hacer
en casa... Bueno, tema aparte, Eddy y Lauren se pasaron todo el viaje cantando las canciones que sonaban
en la radio y yo sonreía por verlos tan felices a los dos.
La mano de Lauren estaba posada en la palanca de cambios y yo la miraba de reojo, después la miraba a
ella, y no sé en qué momento me armé de valor para cogerle la mano y ponerla con la palma hacia arriba
sobre mi muslo, comenzando a hacerle cosquillitas con las yemas de mis dedos en las suyas. Escuché que
dejó de cantar y entonces la miré. Sus océanos verdes estaban posados en nuestras manos, después sonrió y
siguió cantando mirando a la calzada.
Momentos más tarde ya estábamos en el apartamento de Vero, Lauren y Eddy, y esta primera nos sorprendió
nada más abrir la puerta.
─Joder, ya era hora de que vinieseis, ha llegado una cosa y creo que sé lo que es.─ La amplia sonrisa de
Vero creo que se nos contagió a todos, o al menos a mí.
Ya nos encontrábamos yendo hacia la gran y pesada caja que estaba en medio del salón, fue Eddy quien
cogió un cuchillo y la abrió con gran ilusión, creo que él también sabía lo que era...

en el brazo.
─Oh. Dios. Mío. ¡Ya están aquí!─ Alzó la voz Eddy y Lauren le dio un manotazo
─No grites, inútil, que estamos aquí. ¿A ver? Déjame ver.─ Dijo la ojiverde abriendo la caja, entonces, pude
ver que eran sudaderas de todos los colores con la cara de Eddy estampadas en cada una. Ponía "Ed Sheeran"
y la huella que él tenía en la guantera de su ranchera. La foto me pareció graciosa porque tenía la lengua
sacada con un papelito que ponía"hi!" en ella.
─Hey, Camila, ¿por qué no te pruebas una?─ El pelirrojo me miraba atentamente mientras me tendía una
de las sudaderas con una sonrisa, yo asentí fervorosamente y sin pensarlo mucho, la cogí y me la puse encima
de la camiseta que llevaba debajo del abrigo que llevaba puesto anteriormente.
─Es la talla más pequeña y te queda gigante...─Los tres pares de ojos estaban puestos en mí y por un momento
me sentí insegura, porque era una delgaducha, era una tabla, y seguro que había cuerpos muchísimo mejores
que el mío.
─Le queda perfecto.─ Dijo Lauren con una sonrisa tímida en sus labios al notar que todos en la sala la
estábamos mirando. ─Solo le hace falta esto.─ Descolgó una gorra al estilo militar que había en un perchero
para ponérmela hacia atrás. ─Perfecta. ¿Vamos a ver la peli, Camz?
Asentí con una sonrisa amplia en los labios, y después de despedirnos de Vero y Eddy, fuimos a la habitación
de Lauren, y en realidad me fascinaba estar allí, porque en esas cuatro paredes es donde ella dormía, y cada
sitio en el que dormimos tiene una parte de
nosotros.
─Que sepas que no vamos a ver Shrek otra vez...─ Volteé rápidamente a mirarlaque ya estaba con el portátil
conectado al pequeño plasma de la pared. Hice unos pucheros sentándome en los pies de la cama. ─No,
Camz... No vamos a verla, la hemos visto como doce veces ya, sé que te encanta, pero en serio, debes parar.
Hay más allá de Shrek, ¿vale?─ Me lo dijo en un tono tan divertido y "comprensivo" que consiguió que me
riera y desistiera de eso.
─Hm... entonces... entonces... quiero ver tu peli favorita.─ Sonreí tiernamente mirándola en la distancia, me
quité la gorra junto con los zapatos para poder meterme entre las sábanas y la colcha de ella.Aquello que
estábamos haciendo se sentía tan cotidiano... Pero no aburrido, sino algo normal, algo que hace la gente
normal, ver películas acurrucados cuando hace frío, hacerse bromas, no sé... algo que realmente nunca he
tenido. No hasta el día de hoy.
Por fin Lauren puso la película, bajó las cortinas y se tumbó a mi lado, pudiendo yo acurrucarme en su
cuerpo. Yo tenía la vista en la película que era un poco... turbia, por así decirlo. Iba sobre matones, creo.
─Se llama Pulp Fiction.─ Dijo Lauren en un susurro, pasando el brazo por debajo de mi cuello para acariciar
lentamente mi espalda.
Realmente me quedé embobada con la película, mamá nunca me dejaba ver cosas así porque decían que
tenían muy mala influencia tanto para mí como para Sofía, pero seguro que Lauren no me pondría algo que
me pudiese traumatizar.
Trataban el tema de las drogas como algo normal, y eso en parte ayudó a que no me extrañase, pero una vez,
llegaron a una escena donde los personajes estaban besándose. A la siguiente escena estaban en la cama...
des... desnudos...
─¡NO VEAS ESTO!─ Dijo Lauren con unas carcajadas que resonaron en la habitación, me tapó los ojos y
yo me intenté zafar de su agarre con risas también.
─¡Lauren! ¡Quita!─ Me salió con toda la naturalidad del mundo, en ese momento no me di cuenta, estaba
demasiado ocupada tratando de quitar las manos de Lauren de mi campo visual mientras se escuchaban
gritos en la pantalla.
De repente, entre tanta risa, se me escapó un pedillo y me quedé quieta, congelada. Oh no... Lauren me
destapó lentamente los ojos y me miró. Ella apretaba los labios entre sí, tratando de no reírse, seguro que lo
había escuchado.
Su cara me provocaba risa, y pronto, las dos estallamos en carcajadas, Lauren salió de entre las sábanas con
rapidez tapándose la nariz.─Joder, Camila, estás podrida por dentro, ¿eh? ¡Qué peste, abre la ventana!
Con lágrimas en los ojos de las carcajadas, me arrodillé en la cama para abrir la ventana, no olía tanto en
realidad. Me quedé mirándola después de esto y dije la frase que siempre decía Shrek:
─Mejor... fuera que dentro.
Yo seguía arrodillada en la cama y ella se acercó a mí, colocando los mechones de mi pelo tras las orejas,
aún le salía alguna que otra risa, pero se agachó y me dio un beso corto, breve, pero cariñoso.
─Te quiero, aunque seas una pedorra. Futuro, Lauren's POV
Salí corriendo de aquel sitio, la ceja me sangraba, el costado me dolía, pero estaba totalmente decidida,
nunca nadie más iba a manipularme a toda costa. Nunca.
Presente, Camila's POV
─Yo también te quiero... y espero que... que.... Eso lo tengas en... cuenta. Porque... te quiero.─ Me abracé a
su cintura con una sensación como que algo había hecho "click" en Lauren, porque tardó en responderme al
abrazo, y cuando lo hizo, se sintió como en casa.

Capítulo 30
Lauren's POV
Habían pasado varios días desde la última vez que vi a Camz, varios días en los que siempre sacábamos un
ratito para hablar por mensajes o FaceTime, varios días en los que yo estaba pensando constantemente en
quitarme a Ben de encima.
Me pasaba las mañanas metida en el pequeño cuchitril de Brenda y junto a ella, trataba de planear algo para
que las dos saliésemos ilesas de eso... incluso se me pasó por la cabeza confesarle todo este lío a mis madres
o a los padres de Brenda, los cuales tenían un gran poder a nivel empresarial, pero no, esa idea la rechazamos
el primer día que la tuvimos.─A ver... no es tan difícil. Quizá si le decimos que no queremos continuar, él nos
diga que está bien.─ Dije dándole vueltas a un bolígrafo entre mis dedos.
─¿Tú eres tonta? Te piensas que él se da por contento con cualquier cosa, además, mucha gente está con él
y cuando nosotras nos pongamos en su contra, todos vendrán a por nosotras. Según Benjamin, hacemos buen
dinero.
Suspiré frustrada por todo aquel tema y tiré el bolígrafo a la pared con tanta fuerza que se rompió en pedazos,
y sin decir nada más, salí a la terraza de la pequeña casa, apoyando mis manos en la barandilla, la apreté
entre estas, haciendo que mis nudillos se tornaran de un color aún más blanco del que ya era mi piel.
¿Quién me mandaría a aceptar ese dinero fácil? Si tan solo hubiese aceptado alguna oferta escolar en vez de
meterme en toda esta mierda... Al principio está bien, pero tan solo cuando te das cuenta que tienes las alas
cortadas es cuando las echas de menos para ser totalmente libre.
Sentí la presencia de Brenda a mi lado, al mirarla de reojo vi que se ajustaba la bata de satén que tenía
puesta a la cintura para encenderse un cigarro de marihuana, lo supe por el olor que me vino a las fosas
nasales.
─Complicado, ¿eh?─ Dijo mientras la escuchaba suspirar y sacar el humo de sus pulmones. Carraspeó y me
puso el peta por delante el cual cogí y le di varias caladas cortas seguidas, expulsando segundos después el
humo.
─Demasiado.─ Le devolví el porro que estaba reposando en las yemas de mis dedos índice y pulgar para
volver a agarrarme a la barandilla.

conocemos.
─¿Por qué quieres dejarlo, Lauren? No te había visto así nunca desde que nos
Cerré mis ojos y tomé respiraciones profundas. La mirada de Camila se clavó enmi memoria, la forma que
tenía de acariciarme cuando menos lo esperaba, cuando se reía por cosas que recordaba y nunca me decía
sobre qué era, cuando tiradas en mi cama, sus pestañas se frotaban con mi mejilla... todo. Ella en sí.
─Es un motivo importante, ¿eh?─ La voz de Brenda me sacó de mi ensoñación, abrí los ojos y la miré.
─¿Eh? ¿Por qué lo dices?
─Llevas sonriendo como una idiota desde que has cerrado los ojos.─ Entonces me di cuenta de la sonrisa
involuntaria que yacía en mis labios, miré el reloj de mi teléfono móvil y suspiré.─Debo irme. ¿Mañana a la
misma hora?─ Me retiré de la barandilla para entrar, cogiendo la chaqueta de cuero de una de las sillas, me
coloqué la bufanda y volteé para mirar a la pelirroja a los ojos.
─Mañana a la misma hora, espero no tener trabajo.─ Ella jugaba con una vela aromática que había en
aquella habitación, juraba poder ver sus ojos cristalinos, pero tenía que irme de allí cuanto antes.
Al salir de aquella casa, fui hacia el estacionamiento donde estaba mi cochecito, en el cual entré y arranqué,
volviendo a mirar la hora.
─Mierda, mierda, mierda, Camila, espérame.─ Dije por lo bajo mientras mis manos se aferraban al volante
tratando de ir por donde menos congestión de tráfico había, tenía una sorpresa para ella.
Al llegar al aparcamiento de la biblioteca la vi sentada en los escalones de estas, ella jugaba con sus propias
manos, apostaba que estaba ahí desde antes de tiempo para no llegar tarde, era muy perfeccionista con la
hora.Salí del coche con la mirada puesta en ella, aunque estuviese algo lejos de mí, pero entonces, sentí un
tirón de mi mano, alguien que me estampó en un coche, puso la mano en mi cabeza para que no despegase la
mejilla de la ventanilla.
─¿Qué cojones? Suéltame.─ Forcejeé un poco al notar que me tenía las manos cogidas, miré de reojo y me
encontré con Sarah. Vaya sorpresa.
─Lauren, ¿verdad? Un placer.─ Sonreía detrás de mí y cuando intenté moverme un poco más, ella me
empujó.
─He dicho que me sueltes, gilipollas. ¿Eres sorda?─ Volví a moverme, pero ella volvía a apretarme más.
─Te lo voy a decir una vez y no más, ¿vale? Sé que estás metida en algo, lo noto, y vas a hacerle daño. Sabes
de quién hablamos. Te juro por lo que más quiera que como la metas en algo que pueda dañarla, te haré yo
más daño a ti. No te quito la vista de encima. Hm... Jauregui, ¿verdad? La hijita de la psicóloga Jauregui.─
Ahora sí, al escuchar aquello, saqué fuerza e hice que esta vez ella fuese la que terminara pegada al maldito
coche, la cogí por las solapas de la chaqueta que tenía.
─Dime cómo sabes eso, ¡habla!─ Dije al ver que solo me sonreía de forma irónica, entonces, mi mano
impactó en su mejilla. ─Como se te ocurra joderme, yo puedo joderte a ti bastante bien, y me encargaré
personalmente de torturarte hasta que no puedas más,
¿capicci?─ La solté de un golpe y salió corriendo.
¿Qué cojones había sido eso? ¿Cómo sabía aquella información sobre mí?
¿Cómo sabía el nombre de mi madre? No, esto no tenía que continuar así, no conmigo.
Escuché unos pasos detrás de mí y me giré de inmediato para descubrir a Camila acercándose a mi posición
con una media sonrisa, por suerte, no había visto nada de lo que
había pasado, así que saqué mi mejor sonrisa y me acerqué a ella.
─Ven y dame un abrazo, enana.─ Dije mientras el vaho salía de entre mis labios, abrí los brazos y entonces
sentí su pequeño cuerpo apretarse con el mío. ─Vamos a ir a dar unpaseo, ¿vale?
Sarah's POV
Maldita Lauren Jauregui con su estúpida cara, su estúpida actitud, su estúpida forma de ser con Camila, su
estúpida... Toda ella es estúpida. Tenía ganas de romperle la cara de una vez, era un sentimiento mutuo creo,
pero ninguna de las dos nos atrevíamos yo creo que por el miedo a que Camila lo tomase mal.
Camila, Camila, Camila... Sarah, te estás obsesionando demasiado.
¿Qué más daba? Me daba igual obsesionarme con ella, es para hacerlo, porque tiene una carita de ángel,
una mirada y una sonrisa que... Me podría tirar horas y horas contemplándola, tocándola, oliéndola... ¿Cómo
se sentiría su tacto?
Cuando llegué a mi casa con la mejilla algo caliente, saludé a mi madre, la cual estaba sentada en la mesa
del ordenador, seguro estaba chateando con algún inepto social o algún inútil en general para follárselo,
pero bueno... hace tiempo que dejé de darle importancia a eso, tan solo le di un beso en la mejilla y subí a mi
habitación que era la buhardilla. Allí, desde mi pequeña ventana, podía observar la calle, podía observarlo
todo, hasta las casas de la otra calle paralela a la mía. Aquella ventana por la que me gustaba tanto mirar,
porque justo allí, donde mis ojos se estaban dirigiendo... estaba el ventanal de la habitación de Camila.
Suena muy enfermo, pero llevo viéndola desde hace dos años, antes iba con su amiga... Ally, se llamaba Ally.
Sinu, la madre de Camila, es una madre sobreprotectora que no deja a su hija crecer, Alejandro, su padre,
creo que tiene problemas con su mujer en la cama, porque al hombre se le ve siempre bastante frustrado, y
Sofía... la pequeña Sofía. Creo que esa niña es la que va a ser más inteligente de toda la familia, pero a mí
eso no me importaba... podría ser una cuñada ejemplar.
Me puse a ordenar todos los objetos de mi habitación con sumo detalle, como todos los días. Me daba igual
si aquella figurita de la estantería no había sido movida, la quitaba y la volvía a colocar, de esta forma, mi
habitación siempre la mantenía limpia, me esforzaba en ello, sino creo que podría morir por mi alergia al
polvo.El día que vi que Camila se cambió a mi instituto, realmente no lo podía creer, era como un sueño para
mí, era como un sueño hecho realidad. Parecía que cuando ella entró por la puerta del comedor, sonaban
melodías angelicales a su paso, todo fue perfecto... todo era
perfecto con ella.
Todas las tardes que ella accedió a ir conmigo a la biblioteca, todos los días que la veía, pero me seguía
faltando algo... algo más... carnal...
Cuando la toqué por primera vez para sacarla de la multitud de las gradas en el final del partido y pude
sentir su piel con la mía... dios... creo que no he podido sentir una sensación tan placentera en toda mi vida,
pero la estúpida de Lauren Jauregui tuvo que aparecer para estropearlo todo.
¿Qué cómo he sabido lo de su madre? No es tan difícil de adivinar cuando, al seguirla un día, fue hacia la
consulta y la escuché desde fuera llamar "Mamá" a la psicóloga. Me pregunto cuántos más familiares
tendría...
No había sido fácil fingir con Camila que no conocía a Lauren y saludarla como si tal cosa, no había sido
fácil aguantar las ganas de romperle esa de "soy perfecta" que lleva.
Quizá si me esforzaba en alguna tortura china, su cara no quedaría tan bien...
Sarah, deja de ser una sádica y concéntrate.
Pasaron horas, y horas, y horas, y la luz de la habitación de Camila estaba apagada, no había señal de vida
ahí dentro, ni siquiera había hecho la cama... Aunque ella perfectamente podría estar sin hacerla días y días.
Quité los prismáticos de mis ojos y suspiré, hoy no habría nada nuevo que ver, así que, con bastante tristeza,
cogí de nuevo mi mochila, la puse en mis espaldas, y salí de casa realmente sin decirle nada a mamá, tampoco
iba a darse cuenta si salía unas horas.
Caminé hasta que llegué a las calles más principales, observaba a todo el mundo, realmente a veces me
parecía que todos me miraban y eso me exaltaba, me ponía másnerviosa de lo que realmente era. Caminé y
caminé sin rumbo por lo que parecieron horas eternas hasta que mis pies dolían, me había recorrido la mayor
parte del centro de la ciudad en pocas horas casi sin darme cuenta.
Wow, Sarah, es tu nuevo récord, amiga.
Seguía caminando, ahora en dirección a mi casa, cuando alguien tiró de mi brazo, haciendo que entrase a
un callejón, me zafé del agarre, pero ahora el chico que me cogió, estaba por delante de mí, tapándome la
salida.
─Hola, tu nombre es Sarah, ¿verdad?─ Dijo aquella voz masculina que para nada me sonaba, carraspeé,
intentando mostrar superioridad, y elevé mi mentón.
─¿Y tú eres?
─Me llamo Benjamin, pero puedes llamarme Ben, preciosa.─ Se intuía la sonrisa casi victoriosa que tenía
sobre los labios, extendió la mano hacia mí y la estreché, frunciendo un poco el ceño.
Vale, Sarah... esto sí fue raro. Lauren's POV
Corría por la playa, cual arena estaba un poco húmeda por haber nevado días antes, y ahora yo estaba
huyendo de Camila, riendo a carcajadas.
─¡Camz, para!─ Dije en voz alta mientras la miré de rojo por milésimas de segundos, fue suficiente para que
la bola de arena que tenía en sus manos, impactara en cabeza.
─¡TE DI, TE DI!─ Alzó la voz casi sin tartamudear, una de las cosas que estaba aprendiendo es que en
situaciones en las que estaba excitada (no penséis mal, que os veo), le era más fácil hablar, una situación
normal en la que se gastaba energía.Me agaché y una vez allí, vi una piedra con forma peculiar... con forma
de corazón, y entonces, una bombillita se encendió en mi cabeza, la cogí, y me la guardé en el bolsillo mientras
con la otra mano, iba preparando la bola que iba a tirarle.
Justo cuando estaba preparando el tiro, ella corrió hacia mí y se colocó en mi espalda. Al yo llevar la
chaqueta abierta, se escondió debajo de la espalda del cuero para que no pudiese darle y así también reducir
mi movilidad.
─¡Eh, eso es trampa! ¡Eres una tramposa!─ Dije tirando la bola de arena al mar, limpiándome las manos.
─Está bien... te doy tregua, pero luego voy a acordarme de ti cuando me tenga que quitar los granitos de
arena de la cabeza...
Ella soltó una risilla, saliendo de su escondite para ponerse delante de mí, no sé qué le pasaba últimamente
que estaba mucho más segura de los actos que hacía para mí y eso me alegraba, era como si tuviese la certeza
de que yo nunca iba a dejarla mal o rechazarla... el miedo poco a poco, muy lentamente, iba desapareciendo.
─¿Y si te digo que dentro de poco, no va a haber nada que te impida poder verme cuando quieras? Bueno, a
no ser que esté trabajando...─ Acaricié un mechón de su cabello observando cómo sus mejillas se tiznaban
de rojo.
─¿Vas a dejar a... a Ben?─ Dijo con un hilito de voz.
─Sí.─ Respondí con el mismo tono, sonreímos a la vez y le di un beso corto sobre sus labios.
─¿Y si... y si te dijera que... voy a actuar... voy a actuar en el teatro de... en el teatro de la escuela?─ Abrí
mis ojos más de lo habitual y volvimos a sonreír.
Nos fundimos en un abrazo allí en mitad de una playa desierta a la que no iba nadie en invierno, solas, ella
y yo. Pude sentirme bien a su lado, pude sentirme fuerte... Iba a deshacerme de lo que me hacía infeliz y por
fin iba a volver a coserme esas alas que me habíancortado.
Lo que realmente yo no contaba era con el destino, y que mi vida era un constante "¿Y si...?" que pocas veces
podría ser realidad.
Capítulo 31
Camila's POV
El día de hoy empezó raro, yo nunca me quedo dormida... Bueno, vale, solo a veces, pero tenéis que
comprenderme, ¡no es mi culpa que el despertador suene a la hora que estoy más dormida!Estaba ya en la
cocina, entre mis manos tenía una tostada con mermelada de frambuesa, era la única que me gustaba, y con
mucho gusto siempre la desayunaba. En la mesa estaba mi taza con los bebés de la señora Dragona de Shrek
con leche y cacao en su interior, estaba humeante, por eso decidí primero tomar la tostada, sino iba a
quemarme la lengua.
Una vez terminé la tostada escuché que mamá ya estaba despertando a Sofi en la planta de arriba, por lo
que, era la hora de tomarse la medicación. Me levanté, yendo hacia la despensa donde estaba mi pastillero,
abrí la casilla que ponía "miércoles" y cogí las dos de las seis pastillas que había, así, a medio día, tendría
que tomarme las siguientes dos y por la noche igual.
Siempre me tomaba la blanca antes que la rosita porque me gustaba más contemplar la de color, era
pequeñita. Tomando estos medicamentos, terminé mi leche y por consiguiente, tuve que lavar lo que utilicé y
después subir a mi habitación para vestirme. Una vez en mi habitación vi que era demasiado tarde para
entretenerse, por eso me desnudé atropelladamente, teniendo que cambiar varias veces la posición de la ropa,
pues me equivocaba a la hora de meterla en mi cuerpo. ¡Dios! Qué frío. Nota: No quedarme demasiado
tiempo desnuda a no ser que sea un lugar calentito.
Mi teléfono móvil comenzó a sonar, indicando que me había llegado un mensaje, y mientras me ponía una de
las botas, con mi mano derecha empecé a desbloquear el móvil para ver al final que era un mensaje de Lauren
que me hizo sonreír lo más posible.
Lolo :) ─ Buenos días, mudita. Espero que recuerdes que a las siete te recojo para venir a ayudar a Eddy con
lo de la portada, ¿dónde te recojo?
Yo ─ Buenos días a la fea más fea de todas.
Yo ─ Es broma, ¿eh? Que no, que no eres fea.

tarea. :)
Yo ─ Recógeme en la biblioteca del instituto, seguro iré con Sarah a terminar
Lolo :) ─ No hacía falta que aclarases que era una broma, sé que no soy fea...Jiji. Está bien, a las 7 estoy allí
para recogerte. Te quiero. ♥
Yo ─ Te quiero mucho, mucho, mucho. Bueno, no. Un poquito.
Estar mensajeando con Lauren a esas horas me hacía sonreír ampliamente, incluso había dejado de pensar
en el autob-... ¡EL AUTOBÚS!
Cogí rápidamente mi mochila, mi móvil, las llaves y el pastillero, metiéndolo en el bolsillo pequeño de la
cartera, para luego salir corriendo de la casa.
─¡ADIÓS MAMÁ!─ Dije antes de salir y cerrar la puerta para correr hacia la parada. Podía ver el autobús
que me salvaba cuando llegaba tarde y también de caminar hasta el colegio.Antes de llegar, el autobús
arrancó y se fue de allí, doblando la esquina, intenté gritar, pero con los nervios ni siquiera me salió un
murmullo. Desventajas de ser yo. Suspiré pasándome la mano por el pelo frunciendo el ceño, tendría que
caminar aunque llegase tarde, así que me puse en camino. Mala suerte que se me habían olvidado los
auriculares para, al menos, escuchar música. Entonces, cuando miré al frente, vi que había una motocicleta
aparcada a mi lado de la acera, miré sus ojos y por un momento pensé que era Lauren, pero no... era Sarah.
Claro, Lauren no tiene moto, tonta.
─¿En apuros?─ Dijo ella con la voz embotada por estar dentro del casco, me encogí de hombros sintiéndome
algo rara cuando noté que su mirada se paseaba por todo mi cuerpo, Sarah estaba rara desde hacía unas
semanas y me... intimidaba más que de costumbre.
─Sube, ha llegado tu ángel de la guarda.
"Ya tengo uno", pensé mientras negaba mirando con temor hacia aquél vehículo que tanto peligro me había
advertido mi madre que tenía.
─Venga, te doy mi casco, no te pasará nada, solo... agárrate a mí.─ Me resultó que lo último que dijo sonase
como a una súplica, pero cuando miré el reloj, las manecillas me convencieron, tenía que llegar a tiempo.
Cogí el casco que ella se quitó sin pensarlo mucho más yme senté tras ella.
Se me hacía bastante incómodo tener que estar pegada a ella, por eso, cuando ella fue a cogerme las manos
para que la rodease, me agarré a la parte trasera de la moto, esperé y ella entendió aquella indirecta. La
moto arrancó y yo solo cerraba los ojos fuertemente, tratando de que la ansiedad no me atacase, no allí.
Hubo un acelerón que estuvo de más y me echó hacia atrás, luego paró y sin querer, todo mi torso estaba
pegado a su espalda, suspiré con mis ojos cerrados, algo mareada... creo que voy a vomitar...
Mis brazos la rodearon por instinto de no querer caerme de allí y casi temblé por el miedo que sentía, ella
suspiró de forma entrecortada, lo noté por su estómago donde yo tenía puestas las manos.
El día definitivamente iba a ser raro. Lauren's POV
Si me dijeran que, de toda mi vida, cuál sería el día que tendría más miedo, sería el día de hoy. Nadie sabía
lo que iba a hacer, nadie a excepción de Brenda y Vero, por separado.
Estaba desayunando después de pensar en la pequeña conversación que tuve con Camila por mensajes... ¿y
si todo salía mal y ella se quedaba esperándome aquella tarde? Sentía cosas muy fuertes por ella, e incluso
me atrevía a decir que nunca nadie me había dado estas sensaciones, esto de que... no sé, como si esa persona
y tú os complementarais pasara lo que pasara.
Cuando terminé mi rutina de desayuno, observé a través de la barra americana que Ed se encontraba en el
sofá con su tazón de cereales vacío entre las manos mirando a la tele, me acerqué a él, le revolví un poco el
pelo y le di un beso en la sien, como era de esperar, me miró bastante extrañado.─¿Tienes fiebre o algo?─
Escuché su voz a mis espaldas mientras metía las llaves en mi bolsillo junto al teléfono móvil.─¿No puedo
darte un beso o qué?
─Sí, pero...
─Entonces déjalo ahí.─ Respondí más tajante de lo que había pensado y, después, salí del apartamento,
poniendo rumbo a la casa de Ben.
Hoy era el día.
Hoy iba a ser libre por fin.
Iba por la calle tranquila, poniendo un cigarro entre mis labios, y cuando le di una calada después de
encenderlo, me supo bastante mal, pues la verdad llevaba sin fumar bastante tiempo, tan solo porque a Camila
no le gustaba el olor y ahora me pasaba todo el tiempo posible con ella.
Tiré el cigarro casi entero hacia la calzada y metí mis frías manos en la chaqueta, miré al cielo y ya estaba
bastante más despejado que este invierno... la primavera se estaba acercando cada vez más y lo odio. ¿Por
qué se me tiene que poner la nariz como un tomate en primavera?
Después de varios minutos caminando, llegué a la casa donde residía Ben, subí los escalones iniciales y con
mis nudillos, toqué tres veces en la madera, esperando a que alguien me abriese. Efectivamente, en unos
segundos, la tabla se abrió y dejó mostrar a un Ben
recién duchado, tenía puesta una toalla blanca sujeta por sus manos, en su pecho perfectamente depilado
dejaba ver las gotitas de agua que se iban deslizando.
─Vaya, si es mi chica favorita... Pasa.─ Se mostraba demasiado amable, pero eso no me sorprendía, incluso
podría prepararme para lo peor si estaba tan simpático.─Hola... Hola, ehm... yo...─ Pasé al interior de la
casa sintiendo cómo me temblaban las piernas, este iba a ser un gran paso a dar.
─Nos ha salido tartamuda la desaparecida.─ Oí perfectamente como una prenda de ropa caía a mis espaldas,
entonces me paralicé.
Empezó a acariciarme los brazos y pegó su torso a mi espalda, podía sentir su desnudez integral contra mí,
así que, cuando le sentí dar besos en mi cuello, me separé, dándole una vuelta a él para coger la toalla y
volver a dársela.
─Ben, no, he venido a hablar contigo, y necesito que me escuches bien claro, así que... ve a vestirte. No me
gusta hablar viéndote la polla.─ "Que es asquerosa" pensé.
─Vaya, hoy estás estrecha, ¿no? Está bien, voy a vestirme.─ Se volvió a colocar la toalla para salir del salón
en el que estábamos.
Miré detenidamente dónde me encontraba, pocas veces eran las que estaba aquí sin estar drogada, pero lo
recordaba bastante bien. Miré el sofá por un momento queriendo sentarme pero luego rechacé la idea, ¿y si
venía? Tenía que mostrar seguridad y poder, y echada en el sofá esa imagen seguro que no la iba a dar.
Al escuchar sus mocasines resonar en el parqué, mis sentidos se pusieron alerta otra vez, tanteé en mi bolsillo
comprobando la mini-navaja que compré en una tienda pequeña, me aseguré y le miré con una sonrisa.
brazos ante mí.
─¿A qué se debe esa sonrisa, ojitos?─ Alzó una de sus cejas cruzándose de
─Ah, yo... nada. No sonreía por nada en concreto.─Vaya, meses sin ver una sonrisa tuya y ahora la sacas así
porque sí. ¿Me dices el motivo? No me trago eso.─ Tragué saliva mirando al suelo, pero luego levanté la
mirada hacia sus ojos, tenía el rostro bastante serio, incluso se le notaba enfadado o frustrado.
─Yo... En realidad... Solo quería visitarte y... ya está.─ Solté un suspiro prolongado sintiendo cómo sus rasgos
se relajaban y me rodeaba con los brazos, dándome un abrazo pequeño.
─Ya pensaba que me ibas a dejar.
A esa frase me quedé callada y terminé rodeándole con los brazos mirando hacia un cuadro en la pared, en
este se podía ver un cielo estrellado intuido de colores azules y morados, e inmediatamente, al cerrar mis
ojos, se me vino a la cabeza la fascinación que tenía Camila con los planetas.
No me di cuenta que estaba llorando hasta que sentí un rastro mojado en mi mejilla libre, pues la otra seguía
apoyada en el pecho de él. ¿En serio iba a darme por vencida tan fácil? ¿Tan solo porque él me diese miedo
o pudiese reaccionar de una broma un tanto brusca? No. No iba a darme por vencida.
─Ben, yo...─ Me separé poco a poco de su cuerpo y carraspeé para que mi voz saliese claramente. ─Necesito
dejar esto. No quiero seguir con este trabajo, cada día me consume más... No puedo vivir más escondida de
todo, no puedo seguir vendiendo algo que soy consciente de que puede matar.
─¿Qué? No, no, tú no puedes dejar esto.
─Sí puedo. De hecho, lo voy a hacer.─ Yo no dejaba de mirar directamente a sus ojos hasta que vi que su
mano se levantaba en una clara señal de que iba a golpearme, en ese momento, cerré mis párpados
apretándolos con fuerza.
Esperé el golpe pero no llegaba, porque de pronto, se escuchó un fuerte estruendo en la vivienda, justo delante
de nosotros. Abrí los ojos para descubrir que la puerta de la entrada, a nuestro lado, estaba echada abajo, y
un tipo alto y bastante fuerte (tanto que casi nicabía por la puerta), entró sin pedir permiso.
─Esa puerta no tiene demasiada seguridad. Eh... ¿He visto que le levantabas la mano a mi Lauren? ¿Quién
eres tú para hacer eso?
─¿Qué coj...─ Alcancé a decir hasta que Ben me miró, tenía que pensar rápido. Bueno... una salida rápida
era ese tipo. ─¡Oh sí, claro! Mira...─ Di pasos rápidos hacia el tipo , cogiéndole de la fuerte y gran mano
para casi arrastrarle adentro. ─Es mi...
─Novio.─ Dijo la voz grave del desconocido.
─¡Eso! Novio.─ Carraspeé sonriente mirando a Ben quien se aguantaba ir hacia mí. Pero de un momento a
otro, su rostro se tranquilizó.
─Oh... Vale, está bien Lauren. Has hecho tu vida, bien... Te deseo mucha suerte.─ Esto no era normal, estaba
demasiado amable, pero de todas formas, asentí con la cabeza, quería irme de allí y salir corriendo.
Una vez salí de la casa con aquel tipo, fuimos de la mano hasta el final de la calle, donde ya no podría vernos
Ben, entonces, desde detrás de un coche, salió Brenda, dando saltitos y se abrazó a mí.
─¿Funcionó, funcionó? Dime que sí, venga, dímelo.─ Murmuró aún apretada contra mí, yo no entendía.
─Bueno, yo tengo que irme, Brendita... Hablaremos en otra ocasión. Hasta luego, chicas.─ El gran muchacho
se fue y desapareció al girar una esquina, dejándome a mí completamente perpleja ante aquello.
─¿Qué ocurre?
─¿Qué coño ha sido eso?─ Dije más confundida que antes.─Bueno... John es un cliente y... le dije que si te
hacía de guardaespaldas cuando entrases por esa puerta, le daría unas horas gratis. Y ehm... Te espiamos
un poquito para que todo fuese más realista.
─¿Más realista? Casi me da un infarto ahí dentro, joder...─ Suspiré apoyándome en una pared de ladrillos,
frotándome las sienes con las dos manos.
─Te dije que te iba a ayudar y eso estoy haciendo, Lauren. No voy a dejarte
tirada, tú solo tienes mierda hasta las rodillas y yo estoy de mierda hasta el cuello, al menos... que se salve
alguna, ¿no?─ Me sonrió con un gesto bastante tierno, era raro porque siempre había visto a Brenda como
la mala del cuento pero... No hay que dejarse llevar por lo de fuera.
─Gracias, Brenda...─ Abrí mis brazos y allí la cobijé. Tan solo rezaba a todo lo que podría existir en que
saliésemos de aquello ilesas... Tan solo eso.
A veces rezar sí sirve.
Pero dicen que los milagros son bastante improbables.
-. Futuro
Corría todo lo que daban mis piernas, sí, era libre, pero... ¿a qué precio? A pesar de notar un hilo de sangre
recorrer mi mejilla desde mi ceja hasta la mandíbula, eso no me detenía, ni el pequeño mareo que sentía, solo
pensaba en una cosa...
Llegué a la calle indicada, viendo la gran congregación de gente apelotonada, unas siendo socorridas, otras
llorando, otras en shock... Caí de rodillas al suelo, perpleja ante la visión de mis ojos.
Capítulo32
Sarah's POV
Ben me estaba ayudando demasiado en aquellos días, por las tardes siempre se reunía conmigo y espiábamos
juntos a Camila, me resultaba divertido poder hacerlo
acompañada, además... él tenía muchísima información de ella, no sabía cómo lo hizo, pero tenía muchísima
más que yo, que tan solo le ayudé a complementar algunos datos que me preguntaba.
─¡Oh venga! ¿Dónde vas a llevarme?─ Dije de una forma divertida con mis pies subidos a la guantera, giré
mi rostro y conseguí ver el rostro irritado de Ben intentando que quitase mi sucio calzado de su auto.
─¿Puedes dejar de ser tan molesta e impaciente, Sarah? He dicho que en cuanto lleguemos, lo sabrás, pero
es una sorpresa.
Sonreí para mí misma, haciéndome alguna idea de qué podría ser. Ben era muy bueno conmigo, me contaba
cosas sobre mi Diosa y todos los días me ayudaba a saber cosas sobre ella, tanto que al final yo ansiaba por
más y más y más... Eran noches enteras las que me pasaba intentando observar a Camila dormir desde la
posición de mi ventana pero por desgracia no lo conseguía por más posiciones que probase.
Estaba conociendo más o menos el camino que tomábamos y lo confirmé al ver la entrada del colegio. Ben
aparcó en un apartadero que había dejándome una vista bastante clara a la puerta principal.
─¿Qué pasa?─ Le miré por un momento cuando él señaló hacia la puerta, fruncí el ceño y mis orbes fueron
a parar a aquel lugar que indicó.
En aquel momento, salían Lauren y Camila, la ojiverde parecía estar hablándole yla latina sonreía e incluso
llegaba a reírse, la sangre me hervía en las venas...
─Oh, mira, hemos llegado justo a tiempo para la película lésbica.
─Ellas son amigas.─ Murmuré en un tono ronco, repitiendo lo que me habían dicho Dinah y Normani sobre
ellas dos.
─Claro. Son amigas, ¿ves?─ Mi mirada volvió a ellas dos para ver cómo Camila adelantaba un poco para
darle un beso rápido a Lauren en los labios, la otra imbécil miraba hacia todos lados después de eso
mostrándose avergonzada o algo así.
Apreté mis puños con fuerza, mi respiración se estaba acelerando cada vez más, los bombeos de mi corazón
retumbaban desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies, sentía una cosa muy clara: rabia. Fui a coger la
maneta de la puerta del coche para ir a interrumpir aquella situación pero me encontré con el seguro echado.
─Si sales ahora será un error. Todo a su tiempo, ¿de acuerdo?─ Su fuerte mano se puso sobre mi antebrazo
y me acarició de una forma algo extraña, algo... un gesto cariñoso.
─Dime, ¿cómo se siente?
─¿Verlas así?─ Murmuré con la voz ronca de la rabia.
─No, ¿cómo se siente saber que ella se parece a ti y a pesar de eso Camila la haya elegido? Os tenía a las
dos y... ella ha elegido. ¿Cómo se siente?─ Aquellas palabras retumbaron en mi cabeza tanto que di un
gruñido.
─Abre esta puerta. Quiero arrancarle la cabeza a esa copia de mí.─ Forcejeé con la maneta de la puerta
hasta que Ben me empujó, haciendo que mi espalda se pegase al
respaldo.
─He dicho que tengas paciencia. Todo viene solo, la venganza es algo que debe servirse en un plato frío y
tienes que pensar una forma de deshacerte de ella sin que piensen que fuiste tú, ¿no?─ Le miré con la
intención de no seguir mirando hacia la pareja que ahora
caminaba por la acera sin mirar atrás.
─Ayúdame.
─Lo haré.─ No sé por qué, pero en su rostro se hizo paso una sonrisa con malicia, con tanta que incluso me
dio un escalofrío.
Días después...Lauren's POVHoy era el día, ¡sí! Hoy iba a ser el día. Había estado preparando todo durante
días, había pedido prestado mi apartamento para mí sola, estaba todo preparado para tener un día con
Camila, para merendar con ella, ver películas, cenar con ella y finalmente... iba a contarle todo, todo de
principio a fin, iba a serle sincera, iba a hacerlo... Y si después de todo eso seguía allí conmigo, por supuesto
que iba a pedirle formalizar lo nuestro, quería que fuese mi chica, mi novia, quería.
Me encontraba en la calle con las bolsas de la compra cargadas en mis manos, iba chocando con la gente
puesto que era una calle principal, pero entonces un choque me rebotómás de lo normal, fijándome en que
un muchacho con capucha negra pasaba sin cuidado por entre la gente.
La gente debería tener más cuidado con chocar así, por dios, somos seres humanos, no coches de choque.
Suspiré rodando los ojos para continuar con la marcha hasta que por fin llegué a mi apartamento, saqué las
llaves de mi bolsillo y abrí con una media sonrisa en el rostro, casi no había dormido aquella noche por
pensar todo, tenía mi discurso preparado para no dejarme nada, incluso Vero se había burlado de mí por lo
tonta que estaba siendo por culpa del amor, que
bueno, no es amor... aún. O no lo sé. Dejadme en paz.
Al abrir y después cerrar con mi pie, dejé las bolsas en la cocina, dispuesta a guardarlo todo en la nevera
mientras tarareaba una cancioncilla cualquiera, ni siquiera recordaba el nombre de esta, pero yo seguía
guardando las cosas.
Al poco rato alguien tocó en la puerta, y seguro que era Vero que se había olvidado de algo, por lo que,
siguiendo con el mismo tarareo, abrí sin siquiera preguntar encontrándome con algo que no me gustó ver ni
un poco... Unos ojos iguales a los míos.
─Hola, Lauren. ¿Podemos hablar?─Alcé una de mis cejas ante su proposición, me sonaba bastante raro
viniendo de ella, pero aun así me aparté y la dejé entrar.
Sus manos estaban temblorosas, incluso sus pasos eran tímidos y su mirada miraba al suelo. Cerré la puerta
y fui con ella a la cocina para terminar de colocar las cosas.
─Bueno, y... ¿de qué querías habl-...?
Recibí un fuerte empujón que me hizo perder el equilibrio y me di con la encimera en el costado izquierdo,
dolía como la mierda pues todo mi peso cayó en este. Abrí los ojos y me la encontré con una sonrisa que daba
miedo, su mirada era casi psicópata, su expresión era terrorífica.
─¿Duele, Lauren?─ Su voz habló, fría, sin sentimientos, y yo me erguí con cuidado observándola en todo
momento.
─Ni se te ocurra volver a tocarme.─ Pero en ese momento vi que levantaba su puño, lo esquivé como pude
sujetado su brazo y empujándola. ─¡¿Qué mierdas haces?! ¡¿Estás
loca?!
Si hubiese podido capturar con una grabadora el sonido de la risa que soltó en ese momento, serviría para
las películas de terror psicológico que ponen en la televisión, volví a empujarla para que reaccionara, no
estaba entendiendo nada pero mi cuerpo se doblaba por inercia al sentir el agudo dolor en el costado.
─Voy a arrancarte la cara con mis propias manos. Ella no es tuya, ella es mía.─ Murmuró como si fuese un
mantra que llevaba aprendido en la cabeza, se abalanzó a mí y las dos caímos al suelo.
Su puño impactó en mi ceja derecha, de forma que ahora el dolor no solo lo sentía en el costado, sino también
en la ceja. Cerré los ojos con fuerza y traté de rodar encima de ella, estábamos forcejeando, sentía arañazos
por mis brazos, sentía golpes leves en mi cuerpo por parte del forcejeo, y entonces conseguí ponerme encima
de ella, aguantando sus muñecas, viendo cómo una gota de la sangre de mi ceja caía en su mejilla.Aguanté
ahora sus dos manos con una mía y alcé mi puño libre, dispuesta a dar un último golpe en su cara, pero
entonces ella dejó de forcejear, ahora estaba relajada y con la misma sonrisa psicópata en su rostro.
─¿Qué coño?─ Sin darme cuenta, ella soltó una de sus manos, me agarró de la camiseta y tiró de esta hacia
abajo hasta que mi cara quedó a centímetros de la de ella. Nuestros ojos verdes se miraban desde cerca y un
escalofrío llegó a mi cuerpo al darme cuenta de lo parecido que eran a los míos.
─Tengo un pequeño mensaje para ti de Benjamin...─ Murmuró con un tono bastante bajo, casi nuestros labios
se rozaban pero yo no podía apartarme porque me tenía bien agarrada. ─Quien juega con fuego... se termina
quemando...
Algo hizo "click" en mi cabeza. Eso tenía que ver con algo, eso indicaba algo, aquel gilipollas había estado
en contacto con esa niñata y... Camila. Camila estaba sola en esos momentos, Camila estaba en clases sola.
No podía ser. Me levanté rápidamente y salí del apartamento, bajé las escaleras lo más deprisa que pude,
incluso saltando de dos en dos los escalones. Llegué a la calle y me di cuenta que si cogía mi coche iba a
tardar más por el tráfico, tendría que ir a pie.
Salí corriendo de aquel sitio, la ceja me sangraba, el costado me dolía, pero estaba totalmente decidida,
nunca nadie más iba a manipularme a toda costa. Nunca. Pero ahora tenía que hacer algo... tenía que
asegurarme de que Camila estaba bien.Media hora antes... Camila's POV
La clase de historia estaba siendo un aburrimiento en aquel día, tenía la mejilla apoyada en la palma de mi
mano mientras el codo estaba hincado en el tablero del pequeño escritorio. Entonces sentí la vibración de mi
teléfono móvil y con disimulo pude ver la pantalla de este entre mis muslos.Lolo: ¿Adivinas quién está en tu
instituto? :)
[Foto adjunta del pasillo del módulo donde yo me encontraba].
Yo: ¡YEY! ¿Estás aquí? ¿Puedo ir a verte? Puedo... puedo decir que me duele la tripa y me voy antes de hora
contigo. ¡Sí!
Lolo: No tardes mucho, pequeña.El último mensaje me hizo sonreír más de lo habitual, pero pude disimularlo
con una mueca para que el profesor no me dijese nada. Volví a guardar mi teléfono móvil en el
bolsillo, me levanté y por señas pude explicarle al profesor que necesitaba ir al baño. Salí del aula y ahora
daba botecitos por los pasillos, estaba contenta, estaba feliz porque iba a ver a Lauren antes de tiempo.
Justo cuando iba pasando por el pasillo donde ella me decía estar me extrañé porque por allí no había nadie...
tan solo estaba la puerta que llevaba directamente a la bibliotecay el armario donde el conserje guardaba
las cosas. Al sacar mi teléfono para verificar que no me había equivocado de pasillo, algo tiró de mi brazo,
algo que me llevó directamente al sitio antes mencionado, al interior del armario del conserje.
La puerta se cerró de inmediato sin darme oportunidad a ver quién había sido,
¿sería Lauren? Sonreí al creer que era ella y estuve a punto de hablar cuando una bombilla colgando del
techo por un cable medio iluminó el pequeño espacio, incluyendo el rostro de la persona que estaba delante
de mí. Era... era Ben.
─Vaya, mi presencia te ha dejado sin palabras, ¿no?─ Estalló en carcajadas por su "original" broma que
consiguió que mi ceño se frunciese. ─Creo que nunca nos han presentado como es debido... Hola, me llamo
Benjamin, pero por ser tú... dejaré que me llames Ben, vamos, si puedes hablar, claro.Quería hablar, quería
decirle que era un imbécil por bromear con temas como mi enfermedad, pero entonces, sacó una llave de su
bolsillo y cerró la puerta, guardándosela ahora en el bolsillo trasero. Ahí supe de verdad que esto pintaba
demasiado feo.
─Y tú eres... Vamos, dímelo.─ Se cruzó de brazos esperando una respuesta mía, la cual no iba a llegar, estaba
demasiado nerviosa hasta para poder hablar en una situación normal y corriente, menos iba a hacerlo si me
presionaba de aquella forma. ─¿Sabes qué? Da igual, he conseguido información por mí mismo. A ver,
veamos...─ Se llevó la mano al bolsillo delantero de su pantalón sacando una pequeña libretita. ─Karla
Camila... Camila para los amigos,
¿no? Tienes 16 años, aunque faltan tan solo días para tus 17, ¿vas a celebrarlo? Bueno, tampoco me importa
demasiado. Sigamos leyendo... Estudias en este colegio de mierda, tus amigas son Normani, Dinah y Sarah.
Ah... Sarah, ¿qué hubiese hecho yo sin ella?
No entendía nada, absolutamente nada, ¿a qué venía todo esto? Mi mente se puso en lo peor y comencé a
temblar por los nervios que sentía, intenté buscar alguna salida pero no había nada, tan solo estaba la puerta
del armario que él tapaba con su cuerpo.
─Tienes una hermanita pequeña que se llama Sofía... Tu madre se llama Sinuhe Estrabao y tu padre Alejandro
Cabello, mejicanos, vinisteis a Estados Unidos cuando tenías dos añitos, y desde ese momento ya se sabía
que ibas a meter la pata y a fastidiarme a mí,
¿Verdad?─ Su tono de voz suave y casi cómico cambió de repente por uno grave y serio.
─Tenías que venir a quitarme lo que es mío. Aprovechando esto... también tengo información sobre Lauren
aquí apuntada... ¿sabes?
Que preguntase de aquella forma cada vez que terminaba algo me ponía aún más nerviosa porque daba
espacio a que yo pudiese responder, incluso se me quedaba mirando, pero mis labios estaban más que
sellados.
─Esa zorrita... Se escapó de su casa por una pelea con sus madres cuando tenía
18 añitos. Oh, un inciso.─ Se puso la mano en la boca como para contarme un secreto pero ni siquiera se me
acercó. ─Su madre es Clara, Clara Jauregui, ¿te suena? Sí, cariño, es tu psicóloga. Qué triste que nadie te
hubiese hablado de esto, ¿no?
Soltó una risa mientras mi cabeza bombeaba los latidos de mi corazón, en cada latido iba doliendo más por
tanta presión recibida y aquella información.
─Bueno... como iba diciendo. Esa zorrita escapó de su casa y nadie la quería enningún lado, no sabía hacer
nada, pero entonces... La encontré. Tan desprotegida en la calle... Me dijo que no le dijese nada a sus madres
porque creía que yo era un amigo de la familia, ¿no es tierno? ¿Eh?─ Otra vez aquel silencio para que yo
respondiese, pero luego continuó.
─Después de aclararle que yo no conocía a su familia... Ella empezó a trabajar para mí. Ya sabes, en mi
negocio. ¿Qué? ¿Has dicho algo? ¿Que de qué es? Oh, bueno, no sé si debería decírtelo, pero estoy seguro
de que no te dará tiempo a decir demasiado. Yo fabrico droga y luego la distribuyo. Mi zorrita personal, que
era Lauren, se encargaba de vender esa mierda por ahí, ya sabes, jóvenes, descontrol, fiestas, sobredosis y
por consiguiente... adictos. Tu querida Lauren ha ayudado a más de la mitad del suburbio de esta ciudad a
volverse yonkis, adictos a mi mierda, ¿entiendes? Oh, qué buena es Lauren.
Tenía algo de mareo por toda la información recibida, mi cuerpo estaba en tensión, estaba paralizada, ni
siquiera podía moverme, no podía hacer nada más que escuchar las sucias palabras que salían de sus labios.
─Ella te ha estado poniendo en peligro todo este tiempo, yo la tenía amenazada para que nadie más pudiese
disfrutar de ella de la forma que yo lo hago, follándomela. ¿Sabes lo que significa eso? Significa que mi polla
ha estado dentro de ella, y no sabes cuántas veces, oh... Pero entonces... Apareció cierta persona, cierta
subnormal que hizo que todo se me fuera de las manos con mi querida ojiverde, y esa, pequeña mía... Eres
tú. Le advertí a Lauren que se dejase de tonterías, que no jugase con fuego...Después de lo que dijo mi cabeza
no paraba de funcionar, ahora estaba pensando en todas las veces que Lauren me veía a escondidas, en todas
las veces que observaba en todos lados antes de poder cogerme la mano en su propio coche, en las llamadas
por FaceTime para que pudiésemos vernos por sus salidas furtivas de la ciudad...
─Ella ha elegido quemarse al jugar con el fuego, así que... ¿Quién soy yo para negarle ese capricho a mi
chica?
Me dio tiempo a levantar el rostro para mirarle, para mirar cómo se movía rápidamente hacia mí y me cogía
de los hombros, me agitó y entonces sentí un fuerte golpe en mi nuca, fue lo último que sentí antes de que mi
cuerpo entero quedara lacio, producto de un desmayo por el fuerte impacto.
No sé ciertamente cuánto tiempo estuve sin consciencia, pero mi cuerpo fue despertando poco a poco, mis
ojos pesaban y me costaba respirar un poco, el ambiente estaba realmente sofocado y fue que cuando abrí
mis ojos, con el trasluz que daba la rendija de la puerta, había humo, el humo se estaba colando y la luz era
bastante incandescente. Me hubiese levantado rápido si no hubiese sido porque mi cuerpo estaba pesando
toneladas en ese momento, estaba completamente sin fuerzas, y al intentar incorporarme fueron un par de
veces las que caí de nuevo, pero por fin conseguí ponerme en pie.
Respirar aquel ambiente me hizo toser un par de veces, estaba realmente sofocada allí, hacía calor. ¿Estaba
encerrada? Tendría que comprobarlo. A tientas, fui tocando la puerta con cautela hasta que encontré el
pomo, lo toqué con la palma de mi mano y me quemé, el metal estaba ardiendo y yo me retiré unos pasos
hasta que mi espalda dio con el fondo del armario. También intenté encender la luz con el interruptor pero
no funcionaba.Tosí de nuevo dos y hasta tres veces más, el humo en el espacio era cada vez más denso, mis
ojos lloraban, eran insoportable estar allí, respirar aquello. Intentaba taparme la nariz y la boca pero luego
era más inútil, pues tenía que coger aire cuando me quedaba sin.
Tenía que salir de ahí, fuese como fuese... Por eso fue que, muy débilmente ya, llegué a la puerta de nuevo,
con cuidado de no quemarme y empecé a dar suaves golpes con mis nudillos, no podía dar más fuerte, mi
cuerpo estaba lacio, poco a poco estaba perdiendo energía al no poder
respirar oxígeno, el humo me lo estaba quitando.Lauren's POVCorría todo lo que daban mis piernas, sí, era
libre, pero... ¿a qué precio? A pesar de notar un hilo de sangre recorrer mi mejilla desde mi ceja hasta la
mandíbula, eso no me detenía, ni el pequeño mareo que sentía, solo pensaba en una cosa...
Llegué a la calle indicada, viendo la gran congregación de gente apelotonada, unas siendo socorridas, otras
llorando, otras en shock... Caí de rodillas al suelo, perpleja ante la visión de mis ojos. El colegio de Camila
estaba en llamas, estas salían de una forma feroz por las ventanas dejando que el cielo se tiñera de humo
negro.
No sé cómo conseguí el coraje de levantarme y correr hacia el grupo de personas, tenía la esperanza de
encontrar allí a Camila, estaba segura de que habría conseguido
salir.
─¡No queda nadie más adentro!─ Gritó un bombero y algo de ilusión volvió a mí, tenía que encontrarla.
─¡Lauren, Lauren!─ Una voz conocida se hizo eco en mis oídos, al voltear, vi que era Dinah. ─Lauren, he
estado llamándote y no coges el puto móvil, no sabemos dónde está Camila, ¿está contigo?
Me quedé de piedra cuando la escuché, no, obviamente Camila no estaba conmigo, pero si tampoco estaba
con ellas... Me negué a mis pensamientos cuando al rebuscar en mis pantalones tampoco encontré mi teléfono
móvil.
El encapuchado...
Maldije en mi interior y sin decir nada más comencé a gritar mientras pasaba por todas las pequeñas
congregaciones de gente que había en la calle, grité el nombre de Camila, quería ver que ella se encontraba
bien, lo quería saber al menos, pero nada me daba esa intuición, sino todo lo contrario.
─¡CAMILA, CAMILA!─ Yo seguía con la voz alzada, la gente me miraba con cierta pena, creo que me tenían
lástima al poder imaginarse lo que estaba ocurriendo.
Entonces, al estar caminando por allí, visualicé algo negro y azul pequeño al lado de los contenedores de
basura, corrí hasta ahí y vi que mi iPhone se encontraba con su funda azul puesta y la pantalla rota, era mi
móvil. Lo era.
Rápidamente lo cogí y me puse a revisar todo, ¿para qué querrían mi teléfono? Poco a poco iba buscando
todo, mis manos temblaban, estaba sudando y los mareos iban aumentando por el dolor tan fuerte que sentía
en mi ceja y en el costado. Jodida Sarah...
Al entrar en la bandeja de entrada de mensajes me encontré con unaconversación que no había tenido con
Camila, y por esas indicaciones más lo que conocía a Ben, tenía la certeza de que Camila seguía dentro.
Sin pensarlo mucho más, me metí el móvil en el bolsillo y con una carrera rápida no di tiempo a los bomberos
a cogerme, fui más rápida y entré al colegio.
Allí dentro hacía demasiada calor, era un calor insoportable, pero debía encontrar a Camila, debía hacerlo
porque no me lo podría perdonar si la llegase a perder de aquel modo.
Me quité la chaqueta y la camiseta para ponerme la tela de esta última en la cara, estaba respirando humo y
eso me hacía toser fuertemente incluso con arcadas.
─¡NIÑA! ¡VUELVE AQUÍ, ES PELIGROSO!─ Escuché voces detrás de mí de los bomberos pero yo seguía
con mi carrera, incluso volví a ponerme la chaqueta, el calor me estaba quemando la piel.
─¡CAMILA!─ Gritaba a pleno pulmón, no dejaba de llamarla aunque estuviese tosiendo entre medias, pero
no me rendía. Poco a poco mi cuerpo fue más débil, ya no podía correr de la misma forma.
Entonces, hubo algo que me alertó en medio de tanto humo, y es que a pesar del crepitar de las llamas, se oía
algo a lo lejos, unos golpes muy suaves. Con la poca fuerza que me quedaba, fui lo más rápido posible a
seguir ese ruido, Camila no iba a contestarme, no podía
pedir auxilio en su situación, y esos golpecitos parecían como si alguien los estuviese
provocando.
Los golpes se fueron apagando hasta que no se volvió a oír nada, miré por todo el pasillo mientras tosía y
las arcadas cada vez se iban haciendo más presentes a pesar de llevar la camiseta en mi cara. Algo me
alarmó, todas las puertas estaban abiertas, todas las de ese pasillo menos... las de aquel armario.
Unos fuertes brazos me cogieron en peso y yo negaba, negaba bastante débil hasta que pude hablar de nuevo.
─Hay... hay alguien...─ Tosí de nuevo intentando hacer presión para que me soltasen. ─Hay una chica ahí.
Uno de los bomberos rápidamente me cogió en brazos al ver que iba a caer y me puso algo en la cara, algo
con lo que me entraba aire más o menos limpio, pero yo no podía abrir los ojos con claridad. Me dio tiempo
a ver cómo otro bombero le dio una patada a aquel armario cerrado con llave y pude ver a Camila en la
penumbra, temblando, pegada a la pared con la mirada perdida. En ese momento, el peso de mis párpados
venció y no pude sostenerlos, había perdido la consciencia.

Capítulo 33
Lauren's POV
Mis ojos pesaban, tanto que cuando intenté abrirlos sentí un fuerte pinchazo en mis globos oculares, era
doloroso, tenía estos irritados seguro, porque cuando los conseguí abrir, escocían como la mierda, pero
entonces descubrí que yo estaba aún en los brazos de un bombero, la mascarilla protegía mi cara y yo quise
moverme para ver a Camila pero no la encontraba por ningún sitio. No fue hasta que llegué a la ambulancia
que me quitaron la mascarilla y me levanté de la camilla donde me tumbaron.
─No, tengo que ver a la chica que estaba ahí dentro. ¿Cómo está?─ Cogí el brazo del bombero aún aturdida,
estaba mareada y parecía que al aire le costaba entrar a mis pulmones.
.
─Quédate ahí, tienen que curarte esa ceja. Más tarde te daremos noticias de tu amiga.

No escuché nada más procedente de aquel bombero porque, llegó una enfermera y se puso a curarme la
herida de la ceja. ¿Los puntos que me dieron ahí? No dolieron tanto como el no tener información de Camila.
Ese mismo día, por la noche.
Después de poder haberles contado a Ed y Vero todo lo que pasó y que descansase un poco por los calmantes
que me dieron, me dispuse a visitar a Camila. Estaba realmente preocupada por ella, no quería que nada
malo le hubiese pasado y con todo lo de
Ben... No me perdonaría que le hubiese hecho daño, ella no se merece ser maltratada de ninguna forma.Al
llegar a la calle, vi más oportuno entrar por la puerta principal, porque si entraba por el balcón seguramente
me buscaría un problema, así que di varios toques con mis nudillos en la madera mostrando una tímida
sonrisa. Fue Sinu la que me abrió y vi en su cara algo de sorpresa.
─Hola, Lauren, ¿qué te trae por aquí?
─Yo... me gustaría ver a Camila, si se puede.─ Carraspeé un poco para aclarar mi voz balanceándome en la
planta de mis pies.
─Claro, pasa, iré a ver si se encuentra dispuesta, ¿vale?
Tan pronto como dijo eso, la Señora Cabello subió las escaleras y yo entré al salón, me encontraba viendo
las fotos de la pared observando cómo Camila siempre mostraba una sonrisa tímida y se medio escondía.
─¿Lauren? Dice Camila que puedes pasar.─ Me volteé rápidamente al escuchar la voz de Sinu y con una
sonrisa, subí las escaleras casi de dos en dos, quería verla, lo deseaba más que nada en ese momento.
Al llegar a la puerta de la habitación de Camila, la abrí, después de pasar la cerré y me encontré con Camila
de frente, cara a cara a mí. Estaba de brazos cruzados y su cara era
de pocos amigos.
─Hey Camz, ¿estás b-...?─ No me dio tiempo a acabar, porque cuando me acerqué un poco, ella impactó la
palma de su mano en mi mejilla, haciendo que mi rostro se girase hacia el lugar contrario del impacto. No
lo podía creer, me llevé la mano a la mejilla y la miré a los ojos.─Eres... una mentirosa. Eres una mentirosa.
¡Eres una mentirosa!─ Me empujó con fuerza y gruño en el acto, separándose de mí, la veía nerviosa, casi
temblando.─¿Qué? Pero... ¿Por qué dices eso?
─¡Lo sé todo!─ Con esas tres palabras consiguió que me quedase de piedra mirándola, me cayeron como un
balde de agua helada, no sabía cómo reaccionar.
─Puedo explic-...
─Vete, Lauren.─ Dijo determinante, no se le cortaba la voz para nada, estaba demasiado enfadada.
─Cálmate, yo solo... déjame explicarte...
─¡HE DICHO QUE TE VAYAS!─Gritó a pleno pulmón, en ese momento la puerta de la habitación se abrió,
dejando a ver a Alejandro.
─¿Algún problema?─ Resonó su voz grave por toda la habitación, yo simplemente miré a Camila que seguía
mostrándose enfadada, miré a Alejandro que parecía querer comerme con la mirada y después suspiré.

salí de la casa.
─Yo ya me iba. Permiso.─ Pasé de lado por la puerta y con una tremenda prisa
Las lágrimas parece que afloraban solas de mis ojos porque el dolor que crecía en mi pecho era incontrolable.
Caminé unos cuantos metros más hasta que no pude más y solté un sollozo, así, puse las manos en mis rodillas
para romper a llorar mirando al suelo. Camila lo sabía todo, todo lo que le iba a contar hoy mismo ya se lo
habían contado, y el que se lo había confesado no era otro que Ben, estaba más que segura de ello.
Mi cuerpo entero temblaba de nerviosismo mientras las lágrimas caían sin parar de mis ojos, me sentía
impotente, débil, incluso decepcionada conmigo misma. Quizá si no hubiese tardado en decírselo...
quizá...Cogí mi teléfono móvil, sabía a quién tenía que llamar en aquel momento cuando mi corazón dolía en
un sentido metafórico, por eso, cuando la persona del otro lado contestó, mi voz débil y ronca salió a flote.
─Mami... ¿Puedes venir a por mí?
Y después de muchos "no me pasa nada" por lo que preguntaba mi madre, conseguí que me recogiese, me
llevó a casa, lo único que me apetecía ahora mismo era estar cerca de ellas, de las mujeres que me sacaron
adelante.
─Lolo... Por vigésima vez, ¿qué te ocurre?─ Preguntó mamá Ana en el coche mientras yo estaba acurrucada
en el asiento con el cuerpo girado completamente al lado de la ventanilla para poder ver por dónde íbamos.
─No importa.─ Dije con la voz algo rota, algo ronca. En ese momento noté la mano de ella en mi brazo, me
acarició de arriba abajo en esta zona mientras conducía hacia nuestra casa.
─Sea lo que sea, sabes que mamá y yo estamos para ti, ¿verdad?─ Suspiré y asentí débilmente. Saqué mi
móvil y me metí a la aplicación de mensajes.Con cuidado de que mamá no me viese, pulsé en el perfil de
Camila y vi su foto de perfil, estaba ella abrazada al pequeño Charls, sonreí débilmente y detallé
perfectamente la foto con mi mirada. No sabía si hablarle, me dejó claro que no quería contacto conmigo,
incluso mi mejilla aún estaba un poco caliente por la bofetada.
Yo: Lo siento... No quise hacerte daño.
Vi cómo la segunda verificación de que el mensaje había sido entregado salió, bloqueé el móvil y volvía a
mirar hacia la ventana. Me sentía tan culpable, tan sumamente miserable en ese momento que tan solo quería
que la tierra me tragase. No pedía tanto, ¿no?Al final llegamos a casa y, sin decir nada más, al lado de mamá
Ana, comencé a caminar hacia el gran portón del chalet, donde abrió ella la puerta y por consiguiente
entramos. Unos pequeños grititos se hicieron presente, después la voz de mi madre Clara.
─David, por favor, el puré es para comértelo, no para echarlo en el jersey de mamá, ¿vale?─ Entramos a la
cocina y en el momento que subió la mirada de mi hermano a mí, su expresión tranquila y relajada cambió.
─Oh, dios mío, Lauren... ¿Qué pasó ahí?─ Se incorporó para caminar hacia mí y ver de cerca mi ceja
dolorida.
─No es nada. Solo... me caí.─ Otra mentira más. ¿Por qué no podía simplemente decir la verdad? Ah, sí,
estaba de mierda hasta el cuello y como dijere algo, la cagaría con quien fuese.
─Amor, ¿puedes terminar de darle esto a David?─ Dijo mamá Clara cediéndole el pequeño bol con puré a
mi otra madre. Después, con una mano en mi hombro, caminó conmigo hasta las escaleras las cuales subimos.
─Mamá, no hace falta, estoy bien, yo...
─¿Sabes que a las madres no se las miente?─ La miré de reojo y estaba mirando al frente, pero con su mano
me acariciaba lentamente.
─Mamá...
─Pasa.─ Abrió la puerta de su despacho, yo suspiré y terminé entrando, sentándome finalmente en uno de
los sillones de allí, en el cual ella se sentó a mi lado.
─Tengo... que contarte algo.─ Alcé la mirada lentamente para encontrarme con la atenta de mi madre.
─Soy toda oídos.Aquella noche, sentimentalmente hablando, fue la peor de mi vida sin duda alguna. Ver a
mi madre llorar por todo lo que había ocurrido y a mi otra madre consolándola mientras con la mirada me
decía que nada bueno iban a decirme era lo peor.
Me quedé a dormir allí, pero no dormí, básicamente me dedicaba a dar vueltas por aquella cama que llevaba
ya años sin usar, pero aún recordaba algo y es que desde aquella ventana podía verse el cielo estrellado, al
estar fuera de la contaminación lumínica, un manto de estrellas cubría la esfera terrestre hasta donde la
conocemos con nuestra vista. Cogí algunas mantas, las cargué a mi hombro y con cuidado, abrí la ventana y
en el tejado al que podía llegar perfectamente desde allí, me monté mi propio refugio.Only told the Moon ─
Camila Cabello (leaked song)
Con mi móvil dando vueltas en mis manos yo no dejaba de ver cómo algunas estrellas parpadeaban encima
de mí, cómo la Luna muy muy muy lentamente se iba desplazando con el trascurso de las horas, haciendo
una similitud con mis sentimientos, que en cada momento se encontraban cambiados, más revueltos... era un
desastre.
Un momento... ¿y si Camila me había respondido al mensaje y no me había dado cuenta o el trasto no lo
notificó? Rápidamente ante ese pensamiento me metí en la aplicación de mensajes, yendo directamente a la
conversación con Camila. Las últimas palabras que habían eran mías y... Ahora yo no podía ver su foto, ella
me había bloqueado, pero después de eso me di cuenta que tenía una conversación más abierta, unos
mensajes de parte de Ed.
Zanahorio: Espero que estés contenta, o no, o lo que sea, porque Camila no quiere verme. Ni a mí, ni a Vero
ni a nadie relacionado contigo.
Zanahorio: Espero también que te arrepientas de sea lo que sea que hayas hecho, y te juro que voy a
enterarme de todo lo que ha pasado. Tan solo deseo que no hayas metido mucho la pata esta vez.
Camila quería separarse de todo lo que habíamos construido durante estosmeses, no quería verme, ni a mí
ni a ellos... estaba asimilándolo cuando volví a mirar a la Luna.
¿Cuánta gente habrá hecho confesiones a ese satélite natural que brilla por el Sol? La Luna no era nadie sin
la gran estrella que nos iluminaba a todos, creo que es por eso que nos sentimos más identificados con ella,
porque quizá nosotros no seríamos lo que somos sin nuestros problemas, nuestros logros, manías o formas
de ser. Nuestra alma es el Sol y nuestro cuerpo es la Luna.
Cuenta una leyenda que nacemos con la mitad de nuestra alma en otro cuerpo, que pasamos la vida
buscándola y cuando la encontramos, estamos completos. También dicen por ahí que debemos aprender a
sentirnos completos sin que nadie nos diga lo contrario.
Para mí, el Sol era mi alma, y la mitad de ella ahora mismo estaba con Camila. Quizá hoy la Luna no brillaba
tanto por eso.
Camila's POV
Papá estuvo a mi lado en todo momento mientras hacíamos la maleta, él no quería que me diese otro ataque
después de que Lauren se fuese, aunque casi pasa eso por desgracia, me encontraba muy ansiosa e inquieta
y mamá me preparó una tila para relajarme, ella me dijo que tanta medicación no iba a ser buena, que debía
ir dejándola poco a poco si me encontraba mejor.
Mamá y papá sabían lo mal que me encontraba en aquellos momentos y, aprovechando que el colegio iba a
estar en remodelación y yo había sido (en gran parte) la que había tragado más de aquel problema
(literalmente), me propusieron ir a pasar una temporada a México, papá trabajaría desde casa y mamá
pediría excedencia, Sofi tendría deberes que hacer y yo tan solo tenía que despejarme, tenía que salir de
aquel círculo vicioso en el que se había convertido a mi vida.
Fue irónico que al momento de coger la maleta yo me quedara mirando al balcón con los oídos en alerta por
si escuchaba algún "tock" o algo por el estilo que me dijese que podría verla al menos en la lejanía una vez
más antes de irme. Y nada, no hubo nada, lo comprendía por los sucesos anteriores.En el coche hacia el
aeropuerto, me fijé en que había un mensaje en mi móvil, y tan solo con leerlo, la rabia volvió a mí en un
abrir y cerrar de ojos.
"Esto es por ti, por mí, por nosotras" pensé antes de pulsar en el botón de "bloquear contacto", suspiré y
cerré los ojos escuchando la canción que sonaba en aquel momento en mis auriculares, había borrado todas
las canciones de One Direction para evitar pensar en todas las veces que ella se burlaba de eso, había
apartado muchas cosas que podrían recordarme a ella en estos momentos cruciales. Esto estaba tomando un
rumbo peligroso, pero...
¿qué más daba ya?
Cuando me monté en el avión, Sofi estuvo a mi lado, y a pesar de ser pequeña, ella no le tenía miedo a aquello,
tan solo sujetaba mi mano y me decía que en el cielo se está bien, que por eso los abuelos iban a ese sitio
cuando dejaban el mundo, yo tan solo sonreía ante las ocurrencias de consuelo de mi pequeña hermana.
Esperé a que estuviese dormida para abrir la pequeña esterilla que cubría aquél círculo que separaba la
cabina del avión del exterior, allí se veía todo, se veían todas las estrellas y la Luna justo estaba delante de
mí, en la lejanía.
¿Cuántas personas estarían mirando hacia la Luna y hablando con ella en aquel mismo instante?
Literalmente en la mitad del mundo era de noche y seguíamos siendo millones y millones de personas.
Sin saber cómo ni por qué, al pestañear, vi a Lauren reflejada en la Luna, pero con pestañear varias veces
más todo pasó, estaba demasiado cansada y estaba viendo cosas extrañas, era normal. Apoyé la cabeza en el
cabecero del asiento, girada hacia la Luna y me quedé dormida poco a poco con esta visión.
Por un momento en mis sueños ella apareció y yo me asusté, pero por otro momento, en ese mismo sueño, ya
me había abrazado a ella y le había dicho que para mí nada de esto había pasado, que estábamos bien y que
todo, todo lo que tengo, se lo daría a ella.
Capítulo 34
Lauren's POV
El amanecer lo contemplé desde mi posición, no había dormido nada aquella noche, tan solo estaba pensando
estática en todo lo que había ocurrido en tan solo unas horas, en todo lo que había perdido, la había perdido
a ella y tan solo de pensarlo se me formaba un nudo en la garganta pero las lágrimas nos salían, las retenía
yo misma en mis párpados,cerrándolos fuertemente.
─¿Lauren?─Escuché una voz dentro de mi habitación y entonces me levanté del tejado, saltando por la
ventana para entrar de nuevo a mi habitación, encontrándome con mi mamá Ana.
─Hola, yo... necesitaba aire fresco y salí...─ Bajé la mirada suspirando, sentía peso añadido en mi cuerpo en
forma de cansancio, pero entonces noté los reconfortantes brazos de mi madre rodearme.
─Tampoco ha sido una noche fácil para tu madre... Hace algunas horas que conseguí que durmiera, porque
no había forma... Dime, ¿tan importante es?─ Sujetó ahora mi rostro con sus dos manos y asentí un poco
apenada, no noté que estaba llorando hasta que ella secó mis lágrimas con sus pulgares.
─Digamos que la he cagado demasiado.─ Sollocé volviendo a abrazarme a ella. Era sorprendente cómo aún
con más de 20 años yo siguiese sintiéndome tan bien en los brazos de mis dos madres... Era mágico.
─Vamos a la cama y me cuentas, ¿vale? No saldrá de aquí, buddy.─Aquel mote que dijo me hizo sonreír
levemente, así era como ella me llamaba de pequeña para darme más confianza. Nos tumbamos ambas en mi
cama bajo el edredón, ella se encargó de taparme bien.

─Mamá te ha contado todo, ¿no?─Alcé la mirada mientras me abrazaba a su cuerpo.


─Digamos que sí, que lo sé todo, y déjame decirte que sí, has sido bastante idiota. ¿Tanto te costaba decirme
"mamá, quiero trabajar en tu empresa, aunque sea llevando los cafés"? No sé, Lauren... te creía más
inteligente en esos temas, y más cuando tenías cerca a una chica como Camila, mamá me ha contado.─
Acarició mi cabello para relajarme pero las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos.
─¿Qué puedo hacer, mami?─Lo primero que tienes que hacer es dormir un poco, descansar, no se puede
estar así sin hacer eso, ¿sabes? Y después vamos a ir a la policía, seguro están investigando el incendio del
colegio. Vas a contar todo, ¿me has oído, Lauren? Me da igual lo que digas, vas a contarlo.─ Sentía unos
nervios en la boca de mi estómago que me hacían encogerme.
─Mamá, pero yo...
─Lauren, debes hacerlo. ¿Quieres que él siga haciéndole daño a más gente?
─No...─ Negué lentamente con la cabeza.
─Entonces harás eso. Después, vas a ir a recuperar a esa chica, sé que puedes hacerlo, eres una Jauregui,
lo harás.─ Solté una leve risita debido a que ella me hizo algunas cosquillas en mis costados.─Lo intentaré.
─Y por último, vamos a hablar sobre la situación, Lauren. Sé que te gusta ser independiente, pero esto no
puede seguir así, al menos durante una temporada, lo que dure que te vuelvas a adaptar a una vida normal y
a trabajar en algo que te de beneficios reales.
Asentí con todo mi pesar, ellas sabían lo que me gustaba vivir sola, pero comprendía totalmente que si había
acabado así, ya no iban a confiar de la misma forma en mí... Con las caricias de mamá Ana en mi pelo mis
párpados poco a poco fueron pesando hasta que caí por fin en los brazos de Morfeo.
No sé cuánto tiempo dormí, pero cuando abrí los ojos mi cama estaba vacía, dejándome a ver la hora que
era en el reloj de la mesita de noche, las doce del mediodía. Al desperezarme, me puse en pie, sintiendo cómo
todos los músculos de mi cuerpo se resentían al movimiento, me froté los ojos con los nudillos y me quejé al
sentir un pinchazo en la herida de mi ceja.Me metí al baño, desnudándome por completo para ver qué tenía
en el costado, seguía doliéndome como la mierda. Una vez tuve mi piel desnuda pude ver el gran moratón
que se extendía por la zona con un tono azul, morado y amarillento, tenía mala pinta.
Entré en la ducha, haciendo mi higiene personal allí dentro con cuidado de los puntos de mi ceja, no quería
que se cayesen, así que cuando me estaba lavando el cabello, fui más despacio que de normal.
Cuando por fin había hecho todo esto en el baño y me había secado los puntos bien junto con el pelo, bajé
las escaleras de mi casa con lentitud, escuchando a mis madres hablar en la sala.
─Clara, por favor, escúchame, ¿vale? Tiene 20 años, tendremos que darle un poco de libertad, ¿no?
─La libertad la ha perdido al hacer todo lo que ha hecho, Ana, ¿no lo entiendes?
¡Ha puesto en peligro su vida y la de gente de su alrededor!─ Mi madre se escuchaba notablemente alterada.
─Hablas como si no hubieses sido joven... y para tu suerte, yo estuve cuando te las dabas de independiente,
¿sabes? ¿O acaso te tengo que recordar tus llamadas de "Ana, vamos a escaparnos"?
─Esto es más serio, yo estaba contigo, ella estaba con Camila, no es una niña normal, ella está en terapia,
¡no es emocionalmente estable, por el amor de Dios! ¡Ella tuvo un ataque de ira y se hizo muchísimo daño
por culpa de tu hija!
─Ah, ¿es solo mi hija?─ Noté que mamá Ana endulzaba un poco su voz ahora.
─Solo dale una oportunidad, confía en ella.
─Buenos días...─ Dije cuando dirigía mis pasos hacia donde ellas estaban, me miraron pensativas por si las
había escuchado en todo, yo tan solo me rasqué un poco la cabeza por la parte de atrás mirando hacia el
suelo. ─Yo... lo siento, realmente lo siento.─Buenos días, Lolito.─ Dijo mamá Ana mientras señalaba con su
mano a la silla de frente a ellas, la cual moví para sentarme y ahora tener ambos pares de ojos sobre mí.
─Lauren, vas a volver a estudiar...─ Abrí mis labios para objetar algo y en seguida mamá Clara volvió a
hablar. ─No quiero "peros", tan solo quiero que estudies... Da igual, lo que sea, lo que sea que te haga feliz,
pero vas a labrarte un futuro.─Mamá, no se me da b-...
suspirando.
─Lauren, escucha a tu madre.─ Dijo mamá Ana esta vez, yo solo asentí
─No quiero que te saques una carrera, master y doctorado, hay muchas más alternativas, pero vas a
especializarte en algo...
─Nos lo agradecerás el día de mañana, Lauren.
Bufé y me levanté de la silla de repente, caminando hacia las escaleras, haciendo que mis botas militares
resonasen por las hebillas que llevaban.
─¡Lauren Michelle Jauregui Morgado, pon un pie en esa escalera y te juro que...!─ Dijo Mamá Clara
mientras yo sonreía irónicamente, me di la vuelta y las miré, no era yo quien hablaba, era la rabia.
─¿Y qué! ¡¿Vas a romperme el corazón?! ¡Una lástima que ya lo tenga roto!
¡¿Vas a prohibirme salir?! ¡Una autentica lástima que mis amigos no se fíen de mí! ¡¿QUÉ VAS A HACER?!
Un llanto se escuchó de fondo, mi hermano había despertado mientras que mi mamá Clara y yo nos quedamos
mirando a los ojos fijamente, Ana se levantó poniendo susmanos en los brazos de mi madre.
─Tranquilízate, Clara... Vamos a ver a David, dale su espacio.
Subí las escaleras con toda la prisa que pude y cuando entré en mi habitación la cerré con el seguro puesto,
no quería que nada me molestase. Una vez allí di un grito que no fue agudo, sino desgarrador, con mis manos
tiré de las raíces de mi pelo, quería despertar y que esto fuese una pesadilla.
Por último, cogí mi teléfono móvil para comprobar que Camila me seguía teniendo bloqueada. Pulsé en
"llamar" y puse el dispositivo en mi oreja. Un toque... dos... tres... hasta seis toques y nadie respondió,
necesitaba hablar con ella, explicarle todo, que tuviese mi versión.
En tan solo unos minutos, dieron unos toques suaves en mi puerta, yo me quede quieta, no quería hablar con
nadie ahora mismo.
─Recuerdas que hemos dicho que íbamos a hablar con la policía, ¿verdad?─ Escuché a mamá Ana tras la
puerta, entonces lentamente fui quitando el seguro y abrí un poco la puerta. ─Vamos, seguro que cuando
volvamos mamá estará más calmada, solo entiéndela, ella también pone en peligro parte de su trabajo con
esto.
Asentí lentamente, cogí mi chaqueta vaquera y salí junto a ella, aún tenía mi teléfono móvil agarrado en el
bolsillo de mi chaqueta, no perdía la esperanza de que ella me llamase y poder hablar tranquilamente.
Al estar en el coche mirando por la ventanilla, mi móvil vibró y creo que no saqué nunca tan rápido el
dispositivo del bolsillo como lo hice, pero esta vez el mensaje que recibí me quitó toda la esperanza de un
golpe.
Zanahorio: Se ha ido.
─Mamá, llévame a casa de Camila, por favor, llévame. Te voy indicando, porfavor, ¡por favor!─ Yo decía
mientras intentaba quitarme el cinturón de seguridad, me sentía presionada por él.
─Lauren, cálmate o no te llevo a ningún sitio, ¡cálmate!
Intenté calmarme, pero los pensamientos de que ella se había ido me corrompían la mente una y otra vez,
¿cómo no pude darme cuenta? Cuando fui a su casa estaban las
maletas en algunos sitios de la casa, no, no, no, no podía ser que ella se hubiese mudado, ¿no? No podría
ser.
Al llegar a la casa que tanto visité con mis indicaciones, bajé del coche y sin esperar a mi madre fui a la
puerta y toqué varias veces, necesitaba saber de ella. Tras unos momentos sin escuchar nada por parte del
otro lado de la puerta me puse en la acera del frente donde, en un rinconcito, estaban todas las piedrecitas
que tiraba de una losa hecha añicos.
─Lauren, ¿qué haces? No hay nadie.─ Dijo mi madre frente a la puerta, pero yo solo cogí un par de
piedrecitas y comencé a dar en el cristal del balcón de Camila, con cuidado de que no se rompiese.
─Vamos, tienes que estar ahí.─ Dije en un susurro más para convencerme a mí misma que al entorno.
Nada, no había ninguna señal. ¿Y si ella estaba con los auriculares escuchando esa música comercial que a
mí no me gustaba? Quizá, podría ser, por eso cuando mi madre iba a decir de entrar de nuevo al coche, cogí
carrerilla para subir con bastante habilidad por la tubería bien aferrada a la pared.
─Lauren, ¡baja de ahí! ¡Eso está prohibido, baja!
Yo ni quería escucharla, tan solo cuando llegué arriba intenté abrir el ventanal y... estaba completamente
cerrado. Solo una vez lo encontré así y fue al principio, cuando Camila no quería verme, pero ahora... ahora
es porque no había nadie en esa casa.Las lágrimas se agolparon en mis ojos después de esto, intenté mirar
por el cristal pero la cortina lo tapaba todo. Con sollozos di suavemente con los nudillos ahí pero nadie
respondía... Ahora me encontraba con la frente pegada al ventanal algo empañado por la parte de mi rostro,
había roto a llorar.
─Camila, por qué me haces eso... por qué no quieres escucharme.─ Los sollozos salían sin cesar directamente
desde mi pecho, tenía tanta tristeza por su partida acumulada que no podía creerlo...
Al fin y al cabo... es lo que merecía, ¿no? Las mentiras se pagan a un coste alto. Con cuidado también fui
bajando por la tubería, mi madre no dijo nada,
simplemente me echó el brazo por encima y me apretó a su cuerpo mientras íbamos hacia el
coche, entramos y me puse el cinturón, quité la radio y apoyé mi sien en el cristal de la ventanilla.
─¿Estás lista para contarlo todo?─ Miré de reojo hacia mi lado donde vi a mamá
Ana con sus orbes puestos en mí, ella estaba triste por mí también.
─Vamos.
Y es que es totalmente cierto eso de que es mejor una verdad dolorosa que una mentira piadosa, aunque mi
intención siempre fue tener a Camila a salvo, lo mejor hubiese sido que no me inmiscuyera en su vida sabiendo
yo toda la mierda que cargaba encima con Ben...
Ese día fue uno de esos que nunca voy a olvidar, y es que cuando confesé y
puse la denuncia en contra de Ben por la coacción y la violencia que había estado recibiendo, me hicieron
quedarme en una sal, esposada, mientras mis madres buscaban un abogado... Iban a interrogarme, porque
al parecer, la red de Ben llevaba en busca y captura bastante tiempo.

Capítulo 35
Camila's POV
¿Cuánto exactamente dolería si realmente tuviese el corazón roto? ¿Qué sentiría una persona realmente
enamorada al ver cómo su amor le coge el corazón y lo estrella en el suelo y lo hace trizas?
La respuesta es sencilla, y es que si te has hecho esa pregunta alguna vez es
porque realmente tienes el corazón roto. Cuando ya no quieres escuchar lo que te digan de esa persona,
cuando no quieres ni pensar en cómo te miraba. ¿Quizá había sentido yo sola todo esto tan intensamente?
Llevaba días con el teléfono apagado, días en los cuales casi no había salido de casa a pesar del inmenso
calor que hacía, solo me quedaba bajo el ventilador con un pijama fino leyendo libros, la abuela tenía libros
bastante interesantes y aunque estaban en español y yo nosabía muy bien cómo se hablaba, me entretenía en
buscar las palabras con un diccionario español-inglés que me compró mamá al segundo día de estar aquí.
Me encontraba en la pequeña cama donde estaba durmiendo sentada a lo indio con el libro abierto en mis
manos y el diccionario abierto apoyado en mis tobillos, como si fuese un atril. Todos se habían ido a la playa
y me había quedado a solas en aquella casa.
¿Cómo estarían todos en Boston? Miré por la ventana y al momento sonreí por inercia al pensar en los
pequeños toquecitos que hacían las hojas de los árboles del jardín al dar en el cristal.
"Tock, tock, tock, tock..."
La suave brisa casi veraniega hacía ese ruido y yo no podía pensar en otra cosa que en mi ex-ojiverde-
favorita. Había mostrado tanta atención por mí desde el principio... había tanta admiración en aquellos ojos
verdes cuando me miraban que a veces me dejaba mareada, y al pensar en esto... todo el tiempo me estuvo
mintiendo. ¿Por qué iba a querer ocultarme aquello de Ben? No había sido una vez solo la que le pregunté
que qué pasaba, y siempre, siempre callaba.Miré de nuevo hacia el libro y lo cerré poniendo el marca-
páginas, total, ya me había desconcentrado de aquella historia y solo pensaba en la mía.
Puse los dos pies en el suelo, me levanté y seguidamente estiré los músculos de mi cuerpo. Sin ponerme
zapatillas, fui descalza hacia las escaleras, las cuales bajé con cuidado, fui a la cocina y comencé a
calentarme la comida en el microondas, mientras iba cogiendo el pastillero, abriéndolo por el día que era
hoy... miércoles. Al tomarme todas las pequeñas píldoras, saqué la comida del microondas, la serví en un
plato y fui a comer a la terraza de la casa de los abuelos, me senté mirando hacia los pequeños rosales que
estaban creciendo en el borde del jardín, aunque había más flores plantadas, a mí me gustaba ver los rosales,
me recordaban a... Bueno, ya sabéis.
Removí la sopa con la cuchara lentamente, miraba al cielo el cual estaba totalmente despejado, los rayos de
sol bañaban el ambiente y las cigarras sonaban a lo lejos, todo estaba en perfecta armonía. Todo seguía su
curso. Bajé la mirada a las cicatrices de mis muñecas, las más agolpadas en la izquierda, pero todas curadas,
ninguna nueva.
Un suspiro salió de entre mis labios, di un par de cucharadas al plato de sopa que tenía delante y bebí un
poco de agua. Volviendo a la pregunta inicial... ¿cómo estaría todo en Boston? Echaba de menos a mis
amigos, ¿quién me diría a mí que iba a encontrar a tantas personas que no me maltratasen o se riesen de mí?
A pesar de las mentiras, Lauren había traído tantas cosas buenas a mi vida que me era imposible odiarla...
Y eso me daba rabia, porque la quería, la quería de una forma tan profunda y tan dolorosa que a veces tenía
que cerrar los ojos y estremecerme involuntariamente al pensar en todo esto.
En aquel tiempo que tuve para acabarme el plato de sopa lo pensé bien y medecidí a encender mi teléfono
móvil, quería hablar con mis amigos, no pensaba en quedarme sin ellos ahora que me ha costado tanto
conseguirlos.
Al coger mi móvil y encenderlo tenía como miles de mensajes y llamadas perdidas, en un momento colapsó,
y en cierto modo me preocupé por esto, aunque hubiesen sido algunos días sin comunicación ninguna era un
poco raro tener tantas notificaciones. La mayoría de mensajes eran de Dinah, Normani y Eddy, aún tenía
bloqueada a Lauren. Torcí mis labios suspirando, quizá era mejor si lo dejaba así.
Mamá y la abuela entraron en la casa, las oí, y pronto, abuela Mercedes se acercó a mí, me acarició el
hombro con mucha ternura y me sonrió al notar que yo la miraba.
─¿Te gustaría venir a ver a los chanchitos que nacieron la semana pasada,Camila?

¿Cuántos días harían falta para olvidarme por completo de ella?Lauren's POV
─¡¿CÓMO QUE NO LO ENCUENTRAN?!─ Grité desesperada por aquella nueva noticia, di un golpe con
la palma de mi mano sobre la mano encima de la mesa, el agua de los vasos se movió y mi plato tembló.
─Lolo, tranquilízate, la policía está buscando por todo el estado a ese gilipollas.
─¡Ana!─ Regañó mi madre Clara.
─Ups, perdón.─ Dijo mirando a mi pequeño hermano que estaba bastante ocupado manchándose el babero
de comida, me levanté suspirando y salí directamente de la cocina, no iba a quedarme de brazos cruzados,
no cuando a mí me tenían pillada y a él no, esto no iba a quedarse así.
Escuchando las protestas de mis madres por detrás de mí, me coloqué la chaqueta de cuero, cogí las llaves
del coche y antes de que pudiesen decirme lo contrario, ya estaba en el vehículo subida y en camino a la
ciudad. En la radio sonaba "Wow! That's Loud" de Green Day, me puse las gafas de sol y subí el volumen
hasta que retumbó en mis oídos.Necesitaba respuestas y sabía quién me las podía dar, así que en cuestión de
unos 45 minutos estaba frente a la puerta de mi apartamento, escuché la televisión en el interior y el ruido de
una vibración, una parecida a la de una máquina de tatuajes... ¿Qué cojones? Sin pensarlo mucho más, saqué
las llaves y abrí la puerta, crucé el pasillo de la entrada y en el salón encontré a Vero tumbada en el sofá con
el mando de la televisión en las manos y a Ed con un chico en la mesa de la sala mientras le estaba tatuando
la muñeca. Cuando el chico giró la cara hacia mí fruncí el ceño.
ceja.
─¿Tú quién eres?─ Dije de mala gana mientras Ed me miraba arqueando una
─Soy Harry Styles.- Fruncí aún más el ceño, debía ser alguien importante, porque el pelirrojo por detrás me
estaba haciendo unas señas un tanto extrañas. ─¿Y tú eres...?
─Lauren, una de las inquilinas del apartamento, encantada.─ Le sonreí algo forzosamente, después miré a
Vero y fui hacia ella para quitarle el mando de la televisión.─Vamos, levanta, te vienes conmigo.
Tan pronto como le dije eso a Vero, salió del apartamento conmigo sin pedir ninguna explicación. Estábamos
esperando al ascensor cuando ella habló por primera vez, estaba jodidamente fumada.
─No sabes quién es ese Harry, ¿verdad?─ La miré con confusión con una ceja alzada negando. ─Es uno de
los chicos de One Direction.
Vaya, no tenía otra cosa Ed que juntarse con esa bandita de música que tanto le gustaba a Camil... oh. A
pesar de que el ascensor vino a nuestra planta, volví a entrar, esta vez para salir al rato con una media
sonrisa y entrar con Vero al ascensor.
─¿Qué coño has hecho?─ Me cuestionó mirándome con esos ojos irritados por la hierba que se había
fumado.
─Pedirle un autógrafo. ─ "Para Camila" pensé. ─Y no vuelvas a abrir la boca hasta que lleguemos al sitio
que tengo pensado, estás demasiado fumada y sabes que dices muchas gilipolleces en este estado.
─Es verdad...─ Se rio con bastante desgana y con una mano colocó bien su cabello frente al espejo.
Cuando entramos en mi coche, volví a ponerme las gafas de sol, ya que los rayos de este estaban hoy que me
deslumbraban bastante. Una vez estábamos en camino tuve que darle varios manotazos a Vero para que
dejase la radio en paz de una vez pero al final siempre terminaba cambiando de emisora, me ponía histérica
cada vez que reía al salir victoriosa.
Llegamos a nuestro destino, salí del coche esperando que Vero también lo hiciera y con el seguro ya puesto,
la dirigí a la puerta de la casa, toqué el timbre y esperamos. Al par de minutos, se abrió la puerta y una
sonriente Brenda estaba allí, al vernos, esa sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco.
─Hola, venimos en son de paz.─ Dije mientras agarraba a Verónica del brazo, la cual estaba haciendo un
gesto de saludo con su mano libre y la arrastré dentro.─Hola, Reddy.─ Dijo la latina con un ligero toque
gracioso en su voz.
─Deja de llamarme así, Vero. ¿Qué queréis?─ Preguntó bastante extrañada, yo sin pararme en ningún
momento me llevé a Vero al salón y me senté en el sofá.
─Verás, es sencillo, porque no conozco a nadie más que tú que pueda saber esto...─ Delineé con las yemas
de mis dedos el cristal sucio de la mesita.─¿Dónde cojones se ha ido ese desgraciado?
─Lauren, yo no... ─ De pronto escuchamos unos ronquidos, miré a mi lado y vi a
Verónica dormida, suspiré con dejadez y volví a mirar a la pelirroja.
─Continúa.
─Yo no sé dónde ha podido ir, ni siquiera sabía que él se había ido.─ Pasó una mano por su pelo bastante
nerviosa, me daba mala espina todo aquello, así que me levanté para ponerme a su misma altura.
─Sabes que nos hemos ayudado muchísimo en este último tiempo, ¿verdad, Brenda?─ Ella asintió
rápidamente. ─Y sabes que como Ben toque un pelo de mi familia, amigos o tan solo mire a Camila... La
primera en morir vas a ser tú, ¿verdad?─ Pasé un mechón de supelo por detrás de su oreja con una sonrisa
sádica.
─Lauren...
─Shh...─ Puse mi dedo índice sobre sus labios, ella se calló y yo sonreí de
nuevo. ─Voy a confiar en ti, pero sabes que no me temblará nada en terminar contigo si todo sale a su favor.
─Él... él estuvo aquí ayer.─ Ya me estaba separando de ella cuando la escuché decir aquello, abrí mis ojos
de par en par sin querer interrumpirla. ─Se está volviendo cada vez más loco, Lauren, él... está obsesionado
con el tema que te incumbe a ti, encima con la tal chica amiga de Camila... cómo se llamaba...
─Sarah.─ Dije para completar su frase.
─Eso, Sarah, él cada vez está tomando más control del tema y ha descubierto que le has delatado. Yo... no sé
lo que va a hacer... no lo sé, tan solo sé que se ha ido lejos, Lauren, muy lejos, y que volverá.
Tras las palabras de Brenda todo me daba vueltas, miré al suelo en busca de alguna respuesta y no encontré
nada. Realmente todo mi alrededor estaba en peligro tan solo porque yo había sido una estúpida y caprichosa
niña que quiso el dinero rápido que la droga puede dar. Suspiré cerrando los ojos y al abrirlos, me relamí
los labios.
─Nos vamos. ¡Vero!─ La latina despertó, y tras unas miradas incómodas entre ellas dos, salimos de la casa.
Horas después...
Ya había subido antes a la azotea del edificio donde se podía discernir alguna cantidad de calles distintas a
la nuestra de Boston. Me encontraba sentada en el suelo mirando al cielo, había tanta contaminación
lumínica que solo se veían un par o tres de estrellas y la Luna. El porro que tenía entre mis dedos se consumía
lentamente cuando lo llevaba a mis labios y soltaba el denso humo blanco que este me proporcionaba.
Todo estaba en silencio, el tráfico de la ciudad estaba tan abajo que ni siquiera se oían a los coches tocar el
claxon, solo estaba yo conmigo misma.
Había llamado a mamá Clara para decirle que me quedaría a dormir con mis amigos aquella noche y que
temprano en la mañana saldría a buscar algún trabajo que pudiese mantenerme, no como los mierdi-curros
que les dan a los adolescentes para costearse solo las
fiestas.
Escuché unos pasos subir por las escaleras y miré a la puerta de la azotea, una vez se abrió, dejó a ver a Ed
con la guitarra enfundada en su hombro izquierdo, se sentó a mi lado sin ningún permiso, él no lo necesitaba,
y entonces sacó la vieja guitarra que Camila le tuneó, junto a una libreta y bolígrafo.
─Me faltan algunas canciones para la edición Deluxe que vamos a sacar después del disco normal, ¿me
puedes ayudar?─ Reí involuntariamente y pasé la punta de mi lengua por mi labio inferior.─Claro, dime qué
quieres.
─Cuéntame el cuento de Camila y Lauren.─ Me miró con una pequeña sonrisa en su rostro y yo sonreí
amargamente, miré hacia el porro y suspiré.
─A veces me da la impresión que esto es una pesadilla, que no se ha acabado y que cuando despierte, ella va
a estar ahí y vamos a estar tan enamoradas como antes... Bueno. Llevará tiempo, pero... empecemos.─ Dije
con la voz algo rota, di una calada al porro y comencé a hablar, a narrar nuestra historia solo a los oídos de
Ed.
Aquella noche me di cuenta de que estaba enamorada de Camila, de que era un amor imposible, era algo ya
inalcanzable... Yo le había hecho tantísimo daño que jamás me lo iba a perdonar así como así.
Aquella noche Ed se mostró muy curioso con toda nuestra historia, con las casi doce veces que habíamos
visto juntas la película de Shrek, con el colgante de piedra en forma de corazón que yo escondía desde el día
en que se fue como si fuese mi mayor tesoro, con su odio hacia el olor al tabaco, con su extraña adicción al
vino tinto...
Aquella noche Ed compuso "Wake me up".
Aquella noche lloré y mis lágrimas se derramaron al escuchar una canción. Aquella noche... maldita sea,
aquella noche me di cuenta que no tenía que
rendirme tan fácilmente, que debía luchar por Camila Cabello aun me costase la vida.
Capítulo 36
Camila's POV
*Tienes un mensaje nuevo*
Al volver de la playa aquella tarde me encontré esa notificación en mi teléfono móvil, no me salía de quién
era, simplemente era alguien desconocido. Al abrir el chat, pude leerya con más claridad de quién se trataba.
Desconocido: ¡Hola Cami! Soy yo, Sarah, bueno, supongo que aún no tenías mi número y por eso me
identifico... Estoy bastante preocupada por ti, ni Dinah ni Normani me dicen nada sobre lo que pasó contigo,
yo no estaba en el colegio el día que ocurrió aquello así que...
¿Te apetece si hablamos un rato?
Ese mensaje me llegó al medio día y ya era por la tarde, pero me hizo sonreír igualmente, Sarah se estaba
preocupando por mí, y aunque la conociera de hace poco, al menos ella no me mentía como lo hizo Lauren...
Yo: Ehm... Claro, ¡sí! Podemos hablar. Lo siento, no pude contestarte porque fui a la playa, así que lo siento.
Casi al momento, me llegó la contestación, ¡qué rápida!

estás?
Sarah: ¡No hay problema! Yo también estuve algo ocupada esta tarde. ¿Dónde
Yo: Estoy en México, con mi familia, siento irme sin avisar, soy un desastre... Sarah: Un bonito desastre :)
Realmente no puedo calcular todas las horas que nos pasamos hablando por mensajes, porque cuando le dije
que me tenía que ir a dormir, eran las doce de la noche. Me lo pasé bastante bien hablando con ella, me
contaba cosas graciosas y me hacía sonreír, pero... antes de salirme de la aplicación, tuve que hacer algo.
Deslicé hacia abajo para buscar el contacto de "Lolo :)", no me atreví en un primer momento en abrir la
conversación y ver el último mensaje que ella me mandó, pero al final me armé de valor y lo hice, lo abrí y
miré su foto de perfil. Tendría que ser un fastidio que yo la bloquease para ella, pero sin embargo... sabía
que cualquier cosa que me dijese, iba a ser en vano, yo no la iba a creer.Al mirar la pantalla de mi teléfono,
me miré las muñecas, no sabía cuántas veces lo hice en aquellos días, tan solo podía decir que me
avergonzaba de aquellas cicatrices, tanto, que no quería que nadie las viese nunca, ni quería llevar más como
estas.
Tomé un profundo suspiro volviendo la mirada a la pantalla de mi teléfono, fui a FaceTime y me quedé
mirando fijamente su contacto de nuevo, miré el botón de llamada, y estuve a punto de pulsarlo, pero mi
mente me lo impidió. Lo que sí que no pude impedir es que
unas lágrimas cayeran amargamente por mi rostro, y tampoco que aquella noche durmiese con la almohada
húmeda por mi llanto.
Lauren's POV
─¿Estás segura de eso?─ Dijo mi mamá Clara junto a mamá Ana en el sofá, yo me encontraba de pie con
una media sonrisa en mi rostro y asentí.
─Claro, es más... Así se me pasará el tiempo un poco más rápido, ¿no? En Agosto volveré para apuntarme
de nuevo al instituto, pero mientras... podré conocer muchos sitios.─ Las manos las tenía metidas dentro de
los bolsillos de mi bomber negra.
─Yo... por mí... lo veo bien...─ Dijo mamá Ana, mirando hacia mamá Clara y esperando una respuesta de
ella.

y asentí.
─Solo si me prometes que mandarás postales y fotos...─ Solté una pequeña risa
─Mamá, estamos en el siglo XXI, te puedo mandar fotos con el móvil, ¿sabías?─Ven aquí y dame un abrazo.─
Pidió mamá Clara mientras se levantaba y extendía los brazos hacia mí, yo me envolví entre ellos y me
acurruqué, sintiendo cómo ahora otro par de abrazos se unieron, mi corazón de infló de orgullo por tener
una familia que me apoyaba tanto.
Después de aquello subí deprisa a mi habitación, abrí el armario y con la maleta encima de la cama cogí mi
teléfono móvil y llamé a Ed poniéndolo en altavoz.
─Hey, ¿qué pasa?─ Contestó con su ronca pero animada voz.
─¡Que me voy contigo al tour, zanahorio!
Grité feliz de poder decirle aquella noticia, mientras, estaba doblando aquellas sudaderas que había sacado,
Ed me dijo que también metiera bikinis porque aunque empezaríamos por Vancouver y haría bastante frío,
por la costa llegaríamos a San José, podría ir a San Francisco a ver el puente. Estaba más que emocionada
por poder visitar tantos sitios, aunque mi sonrisa medio desapareció porque... realmente deseaba poderle
enseñar esas cosas a Camila como planifiqué en su día.
La llamada terminó al poco rato, pues los dos estábamos muy emocionados preparando las cosas y no
podíamos hablar casi. Bajé las escaleras con una sonrisa de oreja a oreja y fui directa al mueble de la salita,
cogí mi pasaporte y volví a subir.
Definitivamente, si mantenía mi mente positiva, podrían pasar cosas positivas. Cuando estaba en la cama
tratando de quedarme dormida, mi móvil comenzó a
vibrar y rápidamente me incorporé aunque fuese ya bastante tarde, podría ser Camila la que
llamase. Cuando vi la pantalla del teléfono me decepcioné y suspiré al ver el contacto de Vero. Con algo de
pereza, descolgué.
─¿Sí?─ Se escuchaba un gran ruido de música de fondo, y me extrañé.
─¡LAUREN! Lauren, escúchame, por favor, ven al Local52, el club que está cercade casa, dios mío... Tienes
que venir aquí.─ Me alarmé por sus palabras y con rapidez me levanté de la cama, comenzando a ponerme
los pantalones puesto que siempre dormía con una camiseta grande y vieja y mi ropa interior inferior.
─¿Qué ha pasado? Dime algo, joder.─ Dije mientras bajaba las escaleras de la casa rápidamente tratando
de no despertar a nadie, cogí la chaqueta, me la puse, cogí las llaves del coche y salí.─Solo ven, por favor.─
Y después de eso colgó, así que yo fui hacia el garaje donde estaba mi pequeño coche, me monté en este y
salí.
Iba todo lo rápido que podía, seguro era algo grave, Vero nunca me llamaba así como así y menos a estas
horas solo para ir a un club. Quité la radio solo para concentrarme más en por dónde iría y que el tráfico me
molestase lo menos posible.
En menos de veinte minutos ya me encontraba en la puerta del club, aparqué en un sitio libre y corrí hacia
la puerta, entré después de mostrarle mi identificación al portero que estaba allí y me puse a buscar a mi
amiga. No la localizaba por ningún lado y la música tan alta me estaba llegando a agobiar un poco, cogí mi
teléfono móvil, marqué su número y volví a salir para poder escucharla.
─¿Llegaste?─ Escuché su voz algo agitada al otro lado de la línea.
─Sí, ¿dónde cojones estás?
─Estoy en el callejón trasero, ven rápido.─ Y rápidamente, colgó de nuevo. Apresuré mis pasos a ver qué
podría estar pasando allí, hasta troté un poco.
Cuando llegué, me encontré con una estampa que me hizo abrir los ojos un poco más de sorpresa, Vero estaba
sentada con la espalda contra la pared mientras Brenda y Lucy estaban enzarzadas en una discusión a
gritos.─¿Qué cojones?─ Fui acercándome y vi que Lucy estaba con la mejilla izquierda arañada y un trapo
lleno de sangre en su ceja derecha, supuse que ahí tenía una brecha, mientras que Brenda tenía todo su
peinado descolocado.
─Llevan así desde que llegué con Lucy, ya no tengo energías para separarlas, nos han echado y no tengo
coche para ir a que le curen eso a ella...
─¡¿A ELLA Y A MÍ NO, VERÓNICA?!─ Gritó ahora Brenda en dirección a nosotras, yo hasta me asusté un
poco, nunca la había visto así.
─Vámonos, tenemos que ir al hospital, y tú... ─ Dije señalando a la pelirroja. ─ Vas a venir también, le has
hecho daño y os vais a reconciliar, como Lauren Michelle que me llamo.
Las traté como niñas pequeñas, sí, lo admito, pero estaban las dos locas de celos y realmente no sabía por
qué, Vero supuestamente solo había entrado con Lucy al club y...
Bueno, no sé, tampoco estuve allí para saber los hechos.
En resumen, aquella noche prácticamente no dormí, de hecho, fui al aeropuerto junto a Ed sin ninguna hora
de sueño, estaba que me caía. Después de prometerle a mamá Clara que iba a mandarle postales y a mamá
Ana que no iba a volver con una novia embarazada (sí, aunque parezca mentira, me dijo eso), nos fuimos
directamente hacia la puerta de embarque de nuestro vuelo.
En ese justo momento, me puse a mirar hacia todas las personas que en ese momento pasaban por allí, ¿os
imagináis que por algún casual, mi mirada se cruza con la de Camila? Ella estaba lejos, podría venir
perfectamente al aeropuerto de vuelta... ¿no?
Pero no, eso no pasó, eso solo pasa en las novelas de amor donde los dos protagonistas están destinados a
ser feliz eternamente, teniendo cinco hijos, dos perros, una casa gigante y muriendo de viejos, esto es la vida
real, así que me deshice de aquellos pensamientos y entregué mi pasaporte para entrar al avión junto al
pelirrojo, que estaba igual de callado que yo aquella mañana.Rumbo a Vancouver. Allá vamos.
Días después...El show de ante-anoche fue espectacular, y el de anoche más aún, la gente estaba recibiendo
muy bien a Ed en su primera gira, aunque no se sabían las canciones demasiado bien, estaban atentos a todo
lo que él decía, cantaba o hacía, y eso me hacía sentirme orgullosa.
No pude evitar recordar la relación de Vero y Brenda al escuchar The A Team, tampoco pude evitar escuchar
Kiss Me sin soltar alguna que otra lágrima, acordarme de Camila con Lego House, acordarme de aquella
historia de amor que me contó Ed que vio en una discusión entre un chico y una chica en mitad de un parque
con Give Me Love. Hubo canciones que no estaban en el show, puesto que tenía 45 minutos para presentarse
en aquellas pequeñas salas y no podía dar un espectáculo a la vez que cantaba todo el disco.
Ahora me encontraba en San Francisco, ¿podéis creer que el clima estaba peor de lo que yo pensaba? Quería
haber ido a la playa, pero una ola de frío asediaba en la ciudad, y tuve que ponerme un abrigo al salir del
taxi.
Caminaba tranquilamente por las calles, aquí la gente no se movía tan rápido como en Boston, no al menos
a la hora del atardecer, pero eso no me importó, yo quería ver el monumento más emblemático de la ciudad
antes de que nos fuéramos a Anaheim mañana mismo.
Al llegar al mirador, había muchos puestos con gente vendiendo souvenirs y compré una postal con las vistas
que tenía en ese momento hacia el puente. Sonreí a la vendedora y guardé la postal en mi mochila, caminé
tranquilamente a lo largo del mirador, perohubo algo que me hizo pararme y sonreír mucho más que antes.
A lo lejos podía divisar a un par de chicas, una con el pelo oscuro subida a una silla de ruedas, la otra la
abrazaba desde atrás y ambas reían sin parar, supuse que la chica de la silla le había dicho algo gracioso a
la otra y por eso reían, pero lo que más me llamó la atención, era que ambas estaban tomando un helado,
¿en mitad de una ola de frío? La idea me hizo reír, pero supuse que por amor, todo se hacía. Estaba por irme
de allí hasta que escuché una voz a mis espaldas.
─¡Eh, chica!─ Me giré y me señalé, la chica de la silla de ruedas asintió sonriendo, me sorprendió al verla
de frente, pues se notaba la ausencia de sus piernas, cosa que me hizo estremecer.
─¿Nos podrías hacer una foto, por favor?─ Dijo la chica en pie, me tendió su teléfono móvil y asentí con una
pequeña sonrisa en mi rostro.
Cogí el móvil y tomé varias fotos de ellas, en una salían riendo, en otra la chica de la silla de ruedas había
manchado el rostro de la otra chica con helado, y ambas se veían tan felices, que recargaron mis energías
sin saber por qué.
Aquello que viví me dejó pensando, ambas se veían tan bien, tan alegres a pesar de que la chica con el pelo
oscuro tuviese que pedir a la otra que se agachase para darle un
beso, ambas estaban totalmente enamoradas.
Quizá no todas las historias de amor tienen que terminar bien, pero... eso era algo que por el momento no
iba a saber, no podría saberlo, puesto que ahora mi corazón pertenecía a alguien que ni siquiera me había
desbloqueado para que yo le explicase mis motivos y razones por las que hice aquello...
No todo es un camino de rosas.
Una bombillita se encendió en mi cabeza. En un poco más de dos semanas teníamos un show en una ciudad
cerca de Boston, y podría hacer algo allí... Sonreí internamente al pensarlo y rápidamente cogí mi teléfono
marcando el número de la persona indicada para hacer aquello.
─Dinah, en cuanto sepas que Camila está en Boston, asegúrate de que no escucha el disco de Ed. Necesito
que sea una sorpresa, y necesito que el 5 de marzo la llevéis a Worcester. Tengo... una idea.

Capítulo 37
*Sarah's POV
¡Hoy es mi cumpleaños, yey!
Seguro va a venir papá a visitarme con los abuelos, y mamá por un día me prestará atención, nunca pasa,
pero podría pasar... ¿No?
Me levanté de la cama con una sonrisa inmensa en la cara, estaba impaciente por cómo se presentaría el día,
y entonces, hice mi rutina. Revisé la colocación de todos los objetos de mi habitación, con detenimiento,
limpiando absolutamente todo el polvo que había. Me aseguré de que las ventanas estuviesen bien cerradas
y después de todo eso, me tomé una ducha de más de treinta minutos, así quedaré más limpia que nada.
Al mirarme al espejo sonreí, hoy iba a ser un gran día, ¡sí, sí, sí! Después de vestirme con todo en orden, bajé
dando saltitos por la escalera, con una amplia sonrisa en los labios otra vez, ¡seguro que mamá habría
comprado un pastel por mi cumpleaños! En cuantollegué a la cocina me topé con una nota amarilla en el
frigorífico blanco impoluto. "He tenido que marcharme antes a trabajar. –Mamá."
Mi frente se frunció, hasta volteé la hoja y nada, no había ninguna felicitación, eso hizo que me entristeciera
un poco... Quizá... Quizá solo quiere darme una sorpresa... ¿no?
Después de desayunar, subí las escaleras, iba a hacer otra parte de mi rutina, cogí los prismáticos y me dirigí
a la ventana, quería ver si Camila había llegado de México... Y no, todo estaba igual que antes, hasta aquel
peluche encima de su cama. Tampoco tendría una felicitación de ella...
Más tarde mi teléfono móvil sonó, alertándome de una llamada que descolgué sin mirar quién era, una sonrisa
se me dibujó en el rostro.
─¡Papi!─ Dije con entusiasmo en mi voz.
─Oh... Hola, Sarah, te llamo de psiquiatría... Del Hospital General. El doctor
Martínez quería hacerte una revisión el miércoles a las cuatro de la tarde, ¿está bien?
─Mh... sí... supongo...─ Todo mi entusiasmo se fue al garete al escuchar efectivamente que no era la voz de
papá.
─Nos vemos entonces el miércoles, ¡ten un buen día!
Y directamente colgué, no quería saber sobre nadie. Miré la pantalla de mi teléfono, solo había una
notificación del Candy Crush, nada, ningún mensaje de nadie.
Pasó el día y ni siquiera comí, ni siquiera cené, solo me metí en la cama, escuchando bajo las cobijas cómo
mamá había traído a su nuevo novio a casas y gemían ambos, creyendo que yo me encontraba en sueños ya.
Una lágrima cayó tristemente por mi mejilla, incluso me acurruqué más en las cobijas. En un momento, mi
teléfono móvil vibró, y no con mucho ánimo, lo levanté para ver reflejado en la pantalla un mensaje de...
¡Camila!
Cami: ¡FELIZ CUMPLEAÑOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSS! Lo siento, no pude hablarte antes, estaba
realmente ocupada volviendo a casa y hasta ahora no he tenido tiempo para mandarte un mensaje, sé que me
lo dijiste la semana pasada, ¡soy un desastre! Espero que te hayan regalado muchas cosas. XO.Rápidamente,
una sonrisa se formó en mi cara, ¡Camila estaba de vuelta! Con un nudo en la garganta que poco a poco fui
tragando, me levanté de la cama, cogí los prismáticos y miré hacia su ventanal, efectivamente, la luz estaba
encendida y ella estaba en la cama sentada, observando su teléfono móvil, se la veía indecisa, pero estaba
hermosa de igual modo con ese bronceado caribeño que cogió.
Si Camila supiese que ella era quien me mantenía a flote desde que la descubrí, si ella supiese que me devuelve
la alegría que todo el mundo me quita... No quería que le hiciesen daño, incluso me iba a enterar de quién la
encerró cuando todo el colegio estaba en llamas, diablos, ¡¿cómo no pude estar allí aquel día?! Estaba tan
cegada con lo que me dijo Bensobre Lauren Jauregui... Esa imbécil...
Me quedé mirando hacia Camila hasta que ella se fue a dormir, susurré un
"buenas noches" apenas audible, y entonces fue cuando yo me dormí.
Camila's POV
¡Hoy iba a hacer una excursión con Dinah y Normani! Sí, hasta mamá les ha dado permiso para poder salir
de la ciudad, así que ahora nos encontrábamos en un coche, en concreto, en el de uno de los primos de Dinah,
las tres íbamos en los asientos traseros y yo tenía mi cuaderno apoyado en uno de mis muslos, estaba
dibujando un paisaje. Desde que en México decidí darme una oportunidad a mí y solo a mí, a mi cabeza
venían ideas mucho más realistas, y eso no lo había practicado demasiado, así que en cuanto encontraba un
hueco para practicar, lo hacía.
─Eh, se ve bonito.─ Escuché la voz de Dinah a mi lado, alcé la mirada hacia la de ella y sonreí tímidamente,
que a la gente le gustase mi trabajo era algo con lo que me sentía más que realizada.
Cuando ella me vio entreabrir los labios, sonrió, y cuando vio que pronunciaba un muy bajito "gracias"
mostró esa sonrisa tan bonita que ella tenía, me pareció tan tierna, que dejé mi cuaderno para apoyar mi
cabeza en su hombro.
Realmente no sé en qué momento me quedé dormida, pero cuando desperté, a lo lejos, se veía un cartel que
dictaba: "BIENVENIDO A WORCESTER". Wow, eso estaba cerca de Boston, entonces no había dormido
mucho. Levanté con cuidado mi rostro y entonces Dinah giró el suyo para verme, yo quería saber dónde
íbamos, pero iba a esperar a ver la sorpresa que tenían ellas dos para mí.
Lauren's POV
─¡No! No me gusta esta luz, no quiero que sea como en otros shows, por favor, os he pedido un azul-morado,
¿de verdad es tanto pedir?─ Casi supliqué con unos folios en mi mano, todo tenía que salir a la perfección,
todo.
En cuanto vi la luz apropiada, levanté el pulgar al realizador con una amplia sonrisa en mi rostro, y ahora
fue cuando dejé los folios encima de una mesa de por allí cerca mientras seguían preparando el escenario
para el show. Caminé con rapidez hacia el autobús, cogí mi teléfono y sonreí al ver un mensaje de
Dinah.Dinah: Vamos en camino con la princesa mudita, duhhhhh :P
¡YEY! Todo iba a salir bien, sí, sí, sí. Una vez llegué al autobús, subí las pequeñas escaleras y fui directamente
hacia el sillón de la pequeña salita inicial, allí había dejado una de las muchas guitarras que Ed había traído
para la gira, le estaba haciendo el nuevo
símbolo de su disco, el "+" con color naranja, para eso había cogido un esmalte de uñas de ese color (no me
juzguéis, en un autobús como este tampoco tenía mucho más donde elegir).
Todo estaba planeado para que saliese bien aquella actuación, por quinta vez miré hacia la cajita alargada
que estaba encima del sofá a mi lado mientras tuneaba a "James II", según Ed, se llamaba así porque "James
I" había muerto durante el primer cambio de cuerdasque le hizo, se le fue la pinza. Sonreí inconscientemente
al ver la cajita allí a mi lado y seguí pintando el "+" con naranja hasta que quedó bien, ahora iba con el
esmalte negro, que me quedaba poco, era el que más utilizaba para mis uñas, no preguntéis por qué.
Las horas pasaron realmente rápido, yo había terminado de atar todos los cabos que faltaban para que
saliera mi plan a pedir de boca, así que, una vez empezó el show, me quedé entre bambalinas para poder ver
al público en la oscuridad y que no se me viese a mí, jugaba con mi pase de staff que colgaba de mi cuello
nerviosa buscando con la mirada a Camila. De repente, mi móvil vibró en el bolsillo, lo cogí y miré el mensaje
que me acababa de llegar.
Dinah: Quinta fila, asiento número doce empezando por tu izquierda, Lauser. Inmediatamente levanté la vista
de mi teléfono para mirar, contaba los asientos
hasta que la vi allí, enfundada en un abrigo de color rojo, nerviosa, y aquella imagen me hizo
sonreír. Estaba preciosa, el color moreno se había impregnado en su piel, de forma en que su pelo se veía
bastante más oscuro, a parte de la iluminación del lugar, aún quedaba para que el plan diese el siguiente
paso.
El show estaba pasando y Camila estaba ya algo más tranquila que cuando entró, ahora ella miraba a Ed
cantar con emoción, incluso palmeaba si la canción era más movida. Y entonces... llegó el momento.
─Bueno, hoy quiero presentaros una canción que, bueno... ─ Ed se llevó la mano a la nuca para rascársela
con una sonrisa en los labios, él ya sabía lo que estábamos haciendo. ─ Espero que la disfrutéis como yo voy
a hacerlo.Los primeros acordes de la guitarra sonaron por el lugar, y los primeros versos también,
provenientes de la garganta del pelirrojo. Las luces se mostraban justo en el tono que yo había pedido, el
color de una nebulosa, el color que tanto le gustaba a Camila.
Disimuladamente, bajé por la parte de atrás del escenario para entrar a la zona donde todos miraban a Ed
cantar, caminaba mirando hacia Camila, quien se mostraba algoconfusa con lo que estaba escuchando, yo
sabía por qué, ella había escuchado todas las canciones menos esta.
Me coloqué en la sexta fila, justo detrás de donde estaban sentadas Dinah, Camila y Normani, y entonces,
miré a Ed, quien disfrutaba como nadie de estar ahí arriba. Cerré mis ojos, y escuché la letra.
"And I should run you a hot bath... And fill it up with bubbles." (Y debería prepararte un baño caliente... y
llenarlo todo con burbujas.)Sonreí, involuntariamente al imaginar aquel día, cuando a Camila la tiraron a
la piscina y la recogí... cómo temblaba en mis brazos, como se acurrucaba para no tener frío, cómo me
agradeció aquel baño que le preparé en mi apartamento... y cómo me besó cuando llegué después de
encargarme de aquel niñato. Justo en aquel momento, al probar aquellos dulces y suaves labios, supe que las
dos nos complementábamos a la perfección. [CAPÍTULO 14]
"Cause maybe you're loveable, and maybe you're my snowflake." (Porque eres adorable, y porque quizá eres
mi copo de nieve.)
"And you should never cut your hair 'cause I love the way you flick it off your shoulder. And you will never
know just how beautiful you are to me." (Y nunca deberías cortarte el pelo porque adoro la forma en la que
cae por tu hombro. Nunca sabrás solo cuán preciosa eres
para mí.)
"Quiero que me ayudes a ser un poco más normal."
Leí en la pizarra que ella me mostraba, su rostro se veía realmente apenado, y en cierta forma... eso no me
gustaba, aunque yo solo la estuviese utilizando para que me guardase
el maldito collar de Brenda, no me gustaba verla así.
Tan solo si ella se viera a través de mis ojos... Sabría que no le hace falta ser más normal, que lo normal
aburre y que ella es extraordinaria tal y como es.
Involuntariamente, una sonrisa bobalicona salió en mis labios, vi cómo ella bajaba la mirada y la pizarra,
entonces me levanté, cogí mi beanie gris y se lo puse en la cabeza, tapándola hasta un poco más abajo de las
cejas.
-Te ayudaré. [CAPÍTULO 4]
"And I know you love Shrek 'cause we've watched it 12 times but maybe you're hoping for a fairy tale too." (Y
sé que amas Shrek porque lo hemos visto doce veces... pero quizá tú también estás deseando un cuento de
hadas.)
─ ¿Tú también quieres un cuento de hadas?─ Le dije cerca de su oído, tanto, que ella se estremeció levemente,
sonreí por esa acción involuntaria hasta que me miró directamente
a los ojos y negó con rapidez. ─ ¿Por qué? ─ Fruncí un poco mis cejas pero no pude evitar que su sonrisa se
me contagiase a mí, ¿cómo podía significar tanto una persona en tan poco tiempo en mi vida? Le di un beso
en la nariz riendo cuando su gesto involuntario fue arrugarla, mientras, de fondo, se oía a Fiona discutiendo
con Shrek como tantas veces lo hacían. [CAPÍTULO 15]
Salí de mi ensoñación solo para ver que Camila estaba algo nerviosa, miraba hacia todos lados, y por esa
razón, me puse la capucha de mi sudadera, si miraba hacia abajo,ella no me vería.
"And now I always been shit at computer games and your sister always beats me and if I lost, I'd go across
and chuck all the controllers at the TV and then you'd laugh at me and
be asking me If I'm gonna be home next week and then you'd lie with me 'til I fall asleep and flutter eye lash
on my cheek between the sheets" (Y siempre he sido una mierda jugando a los juegos
de ordenador pero tu hermana siempre me reta, y si pierdo voy corriendo y cojo los mandos a distancia de la
televisión. Entonces te escucho reírte de mí y me preguntas si estaré en casa la semana que viene, después te
tumbarás conmigo mientras cogemos el sueño y frotarás tus pestañas en mi mejilla entre las sábanas.)
─¡Eh, Sofi! ¡No, no, no!─ Dije cuando vi que la pequeña latina me iba a ganar la partida, justo entonces,
escuché a Camila bajar las escaleras... Sería muy denigrante que me viese perder a esos juegos, así que corrí,
me senté en el sofá y cogí el mando de la televisión, haciendo como si nada pasase cuando de soslayo vi la
figura de Camila entrar en la estancia.
─¡¡JAJAJAJA!! ¡TE HE GANADO!─ Hice como que no escuché nada hasta que escuché lo siguiente: ─¡Le
he ganado, Kaki, he ganado a Lauren!─Bueno, eso es porque soy una mierda jugando a eso... La próxima no
ganas.─ Me excusé algo avergonzada por lo ocurrido mientras Camila no borraba la sonrisa que tenía en su
rostro.
─¡Me debes un dólar! No se dicen palabrotas...─ Alcé las cejas mirando a Sofi y
Camila se rio de mí. Claro. Acababa de perder contra una niña de 6 años. [CAPÍTULO 14] "And I think you
hate the smell of smoke you always try to get me to stop" (Y
pienso que odias oler el humo del tabaco porque siempre intentas hacer que lo deje.)
─No... no... no... no me gusta... no me gusta que... que...─ Dios. Dios. Dios. No me lo podía creer, ¿esa era
Camila hablándome? Estábamos abrazadas en medio de su estudio, el silencio nos invadía y lo único que se
escuchaba era su voz, su preciosa voz. ─No me gusta q- que... que... que huelas a tabaco... es... es... es muy...
yo... odio ese... ese olor.- Ella levantó la mirada a la mía y nos quedamos así, en silencio, todo era paz y
tranquilidad en ese mismo momento, tanto, que ni siquiera me di cuenta de la cercanía que estábamos
tomando poco a poco. Ella bajaba la mirada por mi rostro, estaba como estudiándolo, como si tratase de
memorizarlo... Y yo... Bueno, yo me encontraba preguntándome cómo iba soportar el tener el poder de
observar algo tan bonito y tan a mi alcance. [CAPÍTULO 10]
"So I'll take you to the beach and walk along the sand and I'll make you a heart pendant with a pebble held
in my hand and I'll carve it like a necklace so the heart falls where your chest is and now a piece of me is a
piece of the beach and it falls just where it needs to be and rests peacefully so you just need to breathe to feel
my heart against yours now." (Así que te
llevaré a la playa y caminaremos a través de la arena. Te haré un colgante con forma de corazón con una
piedra y mis manos. Y lo voy a tallar como para un collar para que el corazón caiga sobre tu pecho y ahora
una pieza de mí es una pieza de la playa y cae justo donde necesita descansar, totalmente en paz, así que solo
necesitas respirar para sentir mi corazón junto al tuyo ahora.)
Corría por la playa, cual arena estaba un poco húmeda por haber nevado días antes, y ahora yo estaba
huyendo de Camila, riendo a carcajadas.
─¡Camz, para!─ Dije en voz alta mientras la miré de rojo por milésimas desegundos, fue suficiente para que
la bola de arena que tenía en sus manos, impactara en cabeza.
─¡TE DI, TE DI!─ Alzó la voz casi sin tartamudear, una de las cosas que estaba aprendiendo es que en
situaciones en las que estaba excitada (no penséis mal, que os veo), le era más fácil hablar, una situación
normal en la que se gastaba energía.
Me agaché y una vez allí, vi una piedra con forma peculiar... con forma de corazón, y entonces, una bombillita
se encendió en mi cabeza, la cogí, y me la guardé en el bolsillo mientras con la otra mano, iba preparando
la bola que iba a tirarle. [CAPÍTULO 30]
En ese mismo instante, me quité la capucha que llevaba, y tan solo, saqué la caja de mi bolsillo, ahí resonaba
el colgante con forma de corazón que iba a regalarle. Entonces fue cuando con cuidado, pasé mi mano por
el lado de su cabeza y puse la cajita frente a ella, y en cuanto noté que la cogió, salí corriendo de allí, nadie
se había dado cuenta puesto que las últimas filas eran las que menos gente poblaba, volví a esconderme.
Quise girar mi cabeza para ver su reacción, pero eso tan solo lo diría el que ella me buscase o no, y creedme,
yo deseaba eso como nada. Mientras caminaba por el largo pasillo de aquella sala en la que Ed se estaba
presentando, un nudo se cogió en mi garganta, quería llorar por la posibilidad de que ella no me quisiese
escuchar esta vez...
Entonces, una voz sonó a mi espalda.
─¡LAUREN!─ Gritó la voz de Camila a pleno pulmón, me di la vuelta con miedo a que fuese una ensoñación
y no ella pero estaba equivocada, ahora venía corriendo hacia mí, sus ojos estaban bañados en lágrimas, en
su mano traía el colgante que le había dado unos momentos antes y yo, al verla más de cerca, cerré los ojos,
me esperaba otra bofetada como la que me dio la última vez que nos vimos.
Pero no. Al contrario de eso sentí cómo sus brazos se hacían hueco entre los míos y mis costados, cómo ella
mojaba mi sudadera y, casi sin pensarlo, ahora yo la reconforté con mis brazos. Rompí a llorar abrazada a
ella, quizá nos estábamos equivocando, quizá íbamos a hacernos más daño si esto al final no resultaba como
una reconciliación, sino como un motivo más para pelear, pero en aquel punto, me daba exactamente igual.
─Lo siento...─ Susurré entre sollozos, ambas estábamos haciendo ese extraño gemidito que sale cuando lloras
de corazón, pero a ninguna de las dos nos importó. Ella, al escuchar mis palabras, apretó sus brazos con más
fuerza en mi cuerpo. ─Lo siento, mi vida, lo siento...─ Escondí mi rostro en su cabello mientras acariciaba
este.

Capítulo 38
Lauren's POV
Camila y yo acabamos yendo a un parque perdido de por ahí a hablar, ella iba comiéndose una chocolatina
que guardaba en su abrigo y yo simplemente caminé con las manos en los bolsillos. Aún tenía que sorber a
veces por la nariz por la llantina anterior, pero después de aquel abrazo solo hablamos brevemente para
acordar en ir a hablar.
Ahora me encontraba frente a ella, se había sentado en uno de los bancos y yo, aún con las manos en los
bolsillos, pateaba algunas piedras de frente a ella, despejándolas de
allí. Ella sabía tan bien como yo que tenía que contarle todo, toda mi versión... así que, sin mirarla a los ojos,
comencé a hablar.
─Yo... me peleé con mis madres, y sí... Clara Jauregui es tu psicóloga y también mi madre. Entonces... bueno,
estaba en la temporada de "todo me da igual, puedo arreglármelas sin mamá". Caminaba por las calles en
busca de algún trabajo, pero, ¿quién iba a contratar a una chiquilla de 18 años sin ninguna experiencia ni
titulación? Entonces... viví en la calle por dos semanas, comía de las cosas caducadas que tiraban en los
contenedores de los supermercados... ─ Alcé un poco la mirada para comprobar que Camila me escuchaba,
y efectivamente, me estaba mirando tan atentamente que parecía que iba a robarme el alma. ─ Entonces, un
día estuve bastante mala del estómago, vomitaba todo el rato, me mareaba... La gente creía que yo estaba
borracha o algo por el estilo, pero Ben me encontró y se molestó en preguntarme qué era lo que me pasaba.
De verdad, era tan buen chico, se mostró tan gentil conmigo en ese momento...
Suspiré cerrando los ojos al volver a recordar aquel día, pero unos golpecitos me hicieron abrir los párpados,
y es que Camila estaba tanteando con la mano la madera del banco a su lado, en indicación que me sentase
allí. Sin tan siquiera protestar, me senté a su lado
moviendo las piernas nerviosamente, buscando las palabras para continuar la historia que le contaba, hasta
que noté su mano sobre mi brazo, lo acariciaba de arriba abajo, la miré a los ojos y me regaló una leve
sonrisa.
─Continúa. ─ Dijo tan segura esa palabra que en cierta forma me estremecí, ¿de qué forma le habría afectado
a Camila estar inmiscuida en estos asuntos?
─Entonces él pagó un hospital para mí, pagó hasta que me curé de mi intoxicación alimentaria... Después de
aquello, saliendo del hospital le dije que no tenía con qué pagarle, que no tenía trabajo ni dinero y... Ahí
empezó todo. Entré en un círculo vicioso de deberle dinero, vender droga, satisfacer sus necesidades y hacer
cosas de las que moralmente me da muchísima vergüenza admitir... Cuando yo le decía que quería dejarlo,
me decía que conocía a mi familia, y con esa coacción, yo siempre cedía y terminaba trabajando más para
él...
Hasta que llegaste tú con tus heridas en las rodillas de haber corrido de nosotras, con tus miradas tímidas,
como si fuésemos a matarte y...
─¿El... col-colgante de Brenda...?─ Dijo ella en un susurro mientras su mano reposaba sobre mi brazo.
─Oh, bueno... Brenda también trabaja para él. Pero... ella está en otro nivel.Quiero decir... ella se negó a
estar jodiéndole la vida a más gente con la droga, porque en realidad es lo que haces, cuando entregas una
bolsa de cocaína, heroína o alguna mierda de esas a alguien, no sabes lo que va a hacer con ello. Quizá lo
utiliza para drogar a alguna chica y violarla, o simplemente toma tanto que le da una sobredosis... Por eso,
cada noche, me atormentan los remordimientos de haber destrozado la moralidad que lo creí tener antes de
todo
esto. ─ Miré hacia abajo mientras sentía una lágrima recorrer mi mejilla, ni siquiera me molesté en secarla.
─ El colgante fue porque Brenda se rebeló a Ben, y quizá... no tendrías que haber sido tú la que lo hubieses
escondido, o sí, porque si no, no estaríamos aquí hoy, y créeme que no hay cosa de la que menos me
arrepienta, que de haberte podido conocer, mudita.Ante el apelativo cariñoso que siempre le solía decir, yo
sonreí y cuando la miré de soslayo, ella también sonreía. Entrelazó su brazo con el mío, apoyó la cabeza en
mi hombro y con cuidado metió la mano en el bolsillo de mi sudadera y entrelazamos nuestros dedos. Su tacto
era frío, pero tan suave como recordaba, y era tanto lo que lo había echado de menos, que simplemente cerré
los ojos para disfrutarlo.
─Quizá... Ahora... ti-tiene todo... más sentido. ─ Lanzó esas palabras al aire y ambas nos quedamos en
silencio total, solo se escuchaban los grillos en la lejanía de nuestra
posición.
─Me delaté a la policía para denunciar a Ben y que se celebrase un juicio, pero... él ha escapado. No lo
encuentran por ningún sitio... Supongo que después del incendio, se ha quitado del medio el muy cobarde. ─
Apreté la mano de Camila inconscientemente y ella la acarició lentamente con su pulgar.
─Esperemos... que no vuelva tan... t-tan... temprano.─ Carraspeó y me hizo sonreír, giré mi rostro y dejé un
beso en su cabeza.
─Siento haberte puesto en peligro, intenté que estuvieses ajena a todo esto, pero... No marchó como debía
marchar, si te hubiese pasado algo en aquel incendio... yo... ─ Poco a poco mi voz se fue rompiendo hasta
que no pude pronunciar otra palabra más,
simplemente las lágrimas volvieron a aflorar de mis ojos y los sollozos de mi pecho, solté su mano y me llevé
ambas al rostro, apoyando los codos en las piernas inclinada hacia adelante.
Sentía que me acariciaba la espalda de arriba a abajo repetidas veces mientras yo lloraba como la mierda,
esperó pacientemente a que yo parase de llorar varios minutos después y cuando la miré a los ojos, ella volvió
a sonreír.
─ Estos... días... semanas... estas semanas... he estado... realmente p-perdida. Había algo en... en... ─ Apretó
sus labios cuando no le salió aquella palabra, pero solo cogió una de mis manos y la puso en su pecho. ─
Aquí. F-faltaba... algo. Estuve... d-días sin saber q-qué era. ─ Se estaba poniendo nerviosa, temblaba y su
corazón se estaba acelerando bajo mi mano.
─ P-pero... luego entendí... q-que lo que me faltaba... eras tú.
Aquellas últimas palabras salieron tan atropelladas de sus labios que me costó asimilarlas, me quedé mirando
su expresión triste y a la vez con una sonrisa leve en este. Cuando comprendí el significado de sus palabras,
tampoco le quité ojo de encima, ella tampoco a mí, habíamos vuelto al silencio, pero esta vez, al contrario de
la anterior, no estábamos quietas. Poco a poco, ambas nos estábamos inclinando la una hacia la otra, tanto
que cuando reaccioné, tuveque cerrar los ojos por tanta cercanía que estábamos tomando. Tanta que al final,
nuestras narices se estaban acariciando mutuamente.
Y entonces, como si fuese algo frágil, nuestros labios se presionaron entre ellos, sin ningún movimiento
adicional, solo fue un beso cuando nos separamos, pero supongo que ella se quedó con ganas de más, porque
su mano se coló en mi cabello, se apoyó en mi nuca y empujó para atrapar mis labios entre los suyos
lentamente, una y otra vez, jugábamos a quién podría llevar el control de aquello, ambas nos atrapábamos,
yo con cuidado le mordía, ella se lamía la zona que le "dañé" con mis dientes y volvíamos a besarnos.
Ninguna pidió permiso realmente, porque en la mitad del recorrido que iba a hacer con mi lengua hacia la
suya, encontré el húmedo tacto de ella queriendo luchar con el mío, cosa que nos hizo sonreír a ambas.
Los besos danzaban entre nuestras bocas sin que realmente pusiésemos intención, simplemente surgía, fluía,
y aquel sentimiento de estar en el lugar correcto con ella se volvió a instalar en mí. ¿Cómo alguien podía
tener el poder de saber cómo hacer para que yo sintiese poder pertenecer a algún sitio?
A veces realmente me pregunto quién salvó a quién.
Lentamente, nuestros labios iban cogiendo más separación entre cada beso, hasta que dejé un par de ellos
rápidos en los suyos y las dos sonreímos. Y no, no tenía los ojos abiertos, pero su sonrisa era tan sincera que
podía escucharla en cierto modo.─He sido una idiota...─ Dije en susurros, mientras, llevé mi mano a su
mejilla y la acaricié con suma delicadeza, como si fuese una frágil pieza de coleccionista que todo el mundo
desea.
─Sí...─ Abrí mis ojos para encontrarme con una sonrisa bobalicona de su parte.
─Hey, solo puedo insultarme yo, ¿vale? Nadie más. ─ Hice un mohín como si estuviese enfadada y
rápidamente, sin esperarlo, ella se tiró encima de mí, haciendo que casi cayese al de lado en el banco,
entonces me dio varios besos rápidos en los labios.
─No creas... que... estás perdonada aún.
Al momento, su teléfono comenzó a sonar, y es que Dinah nos estaba buscando desesperadamente, al parecer,
había mandado como quince mensajes al móvil de Camila con "#WhereIsCamren" muchas veces seguidas,
cosa que me hizo reír.
Decidimos volver, y por la calle, disimuladamente, rocé mi mano con la de Camila para poder cogerla, pero
rápidamente la rechazó, por un momento me sentí triste, la entendía... pero... Bueno, después puso mi brazo
sobre sus hombros, se acurrucó en mi cuerpo mientras caminábamos, cosa que me hacía feliz. ¿Y si probaba
a tener algo más serio con ella ahora que
el imbécil de Ben ha desaparecido?
La miraba de reojo, como quien quiere mirar al Sol y no lo hace directamente
para no hacerse daño a la vista, pero a mí me pasaba lo contrario, era que si la miraba, dudo que pasásemos
del primer semáforo en verde peatonal.
Nos íbamos acercando cada vez más al aparcamiento donde estaba el autobús, enseñé mi identificación para
que me dejasen entrar y un sentimiento de angustia me invadió... Iba a ser hora de despedirme de Camila, Ed
contaba conmigo para el tour, no podía dejarle tirado de aquel modo.Todos estaban esperándonos, Dinah,
Normani y su primo estaban apoyados en el autobús mientras Ed se encontraba con las manos en los bolsillos
de la sudadera y la capucha puesta, ya estaba en pijama, porque ya tenía puestas sus gafas de ver y eso era
señal de ello.
─Hola, chicos.─ Dinah rápidamente me apartó y le cogió el rostro a Camila.
─Eh, Walz, dime que no te han abducido unos extraterrestres o algo, venga. ─ Se mostraba nerviosa buscando
algo en el cuerpo de Camila, tocaba su pelo, su ropa y al final consiguió hacerle cosquillas y que se riese.
¿Cuándo había avanzado tanto en ese aspecto?
─Eh, vamos, solo han sido un par de horas.─ Me encogí metiendo mis manos también en el bolsillo de la
sudadera.
─No sabes lo que me ha dicho Sinu que me pasará si a ella le pasa algo...─ Alzó las cejas mirando en mi
dirección y luego empezó a reír, yo también, así que el ambiente se llenó de nuestras carcajadas, ambas
sabíamos lo sobreprotectora que era Sinu, pero entonces, noté un golpe en mi brazo, miré en esa dirección y
estaba Camila con cara de "No te rías de mi madre", daba miedo en realidad.
─Bueno, pues...
─Sí, debemos irnos.─ Completó Dinah y yo me relamí los labios mirando al suelo, así vi cómo Camila se
acercaba a mí con pasitos tímidos.
Alcé la mirada hacia la de ella y la vi haciendo pucheros pequeños, cosa que me hizo sonreír tristemente y
entonces, mis brazos se envolvieron en su pequeño cuerpo mientras cerraba los ojos para sentir su tacto
ahora en mi espalda.
─Solo serán un par de semanas más, ¿me esperarás, mudita?─ Susurré en su oído, la vi asentir y sonreí
involuntariamente, me separé un poco de ella para poder mirar sus ojos, nos fuimos acercando poco a poco,
casi podíamos rozar nuestras narices cuando...
─Camil-... Oh, perdón. Solo quería decirte que ya nos vamos al coche... Lo
siento, chicas, ehm... Me voy.─ Dijo la polinesia con una risita floja y avergonzada, se perdió entre los coches
y entonces escuché la risa de Camila.
─¿Cómo has mejorado tanto?─ La miré con una ceja alzada y una media sonrisaen los labios.

─Quiero ser mejor.─ Dijo sin trabarse, entonces la cogí de las mejillas dejandovarios besos cortos en sus
labios.
─Ve, que van a irse sin ti, corre.
La vi marchar en la lejanía, la vi decir adiós con la mano y yo le respondí de la misma forma con una amplia
sonrisa, después, subí al autobús, pensé en aquellos besos toda la noche, hasta soñé con ellos...
Y es que mi mente creo que me estaba preparando para lo que se venía.
¿Quién iba a decirme a mí que esa noche iba a ser de los últimos momentos en los que yo pudiese sonreír sin
pensar en lo rota que estaba?

Capítulo 39
Camila's POV
Estar de nuevo bien con Lauren (o al menos, mejor que antes) me hacía bien a mí misma. Dormía más que
antes, comía más, y me pasaba las tardes pintando lienzos en blanco encerrada en el estudio. Mamá dice que
el colegio aún no está reparado y han dado unas especies de "vacaciones" hasta que todo vuelva a la
normalidad, pero aun así, a nuestros mails sigue llegando tarea...Ahora, después de cenar, había quedado
con Lauren para hacer una videollamada, así que, después de alimentarme lo justo para no tener hambre, lo
cual era algo complicado, subí a mi habitación, me puse una camiseta que me llegaba por los muslos y
unosshorts deportivos, y así, me senté a lo indio sobre el colchón, ojeando un poco mi portátil mientras
Lauren se conectaba o no.Por un momento, me sentí observada, lo cual era algo estúpido, puesto que estaba
sola en mi habitación, pero estaba tan extrañada de aquel sentimiento, que terminé por levantarme de la
cama y cerrar las cortinas. En ese momento, me llegó un mensaje al móvil el cual me sobresaltó por la tensión
de sentirme observada, fui hacia él y sonreí mínimamente al ver quién era.Sarah: Hola :) ¿Tienes un
momentito para hablar conmigo?Volví a mirar la hora, sí, eran las diez y media, ¿no era demasiado tarde
como para tener una conversación?Yo: La verdad es que estoy un poco ocupada... Estoy esperando para que
Lauren me llame. ¿Te ocurre algo?Al instante, me respondió al mensaje.Sarah: Ow... nada, ¿Lauren? Deja
mucho que desear. ¡Nos leemos! ;) <3El mensaje que estaba ante mis ojos me hizo quedar un poco anonada,
¿qué quería decir con "dejaba mucho que desear"? Ugh, odiaba este sentimiento de que quizá me estuviese
equivocando... Lo importante es que estuviese feliz, ¿no? Pero... Lauren me ha hecho mucho daño con esta
última cosa y...El sonido de la llamada de Skype en mi portátil me despertó de los pensamientos negativos
que estaba teniendo, entonces corrí a mi cama, me senté como antes, coloqué mi cabello para que cayese por
mis hombros y al relamerme los labios, cogí la llamada, viendo a Lauren directamente con una cola de
caballo algo mal hecha y masticando algo.Creo que se dio cuenta de que me quedé embobada mirándola,
porque cuando terminó de masticar soltó una risita y a mí me dolían las mejillas de sonreír.─¿Cómo está la
chica más bonita del mundo? ─ Alcé ambas cejas y ladeé la cabeza, entonces una sonrisa socarrona hizo
presencia en mis labios.─Escuchar... escuchar tanto a Eddy y... sus canciones de amor... te está volviendo
tonta. ─ Alcé las cejas en gesto de broma y empezamos a reír las dos.─Bueno, eso es cierto. ¿Cómo va todo
por allí? ¿Has sabido algo de...?─No. ─ Corté rápidamente, hablar de eso me ponía triste y ella se dio cuenta
porque al momento ya estaba cambiando de tema.Nos pasamos la noche hablando, a mí me costaba un poco
pero a veces ya estaba hablando con algo de fluidez con ella, lo que me hacía sentir en cierto modo orgullosa
de mí misma, ¿me habían hecho daño? Sí, porque mentiría si dijese que no había dolido en ciertas ocasiones,
pero estos últimos meses he crecido tantísimo en lo que a mi trastorno se refiere que en momentos como este,
en los que estoy tranquilamente hablando con Lauren, casi no recuerdo la sensación que oprime mi pecho.
¿Sabéis lo que es que estuviese atada desde que tenía uso
de memoria por algo que ni siquiera yo sabía lo que era y la sensación que implica el aflojamiento de mis
muñecas? Mis marcas de ataduras ahora tomar el aire fresco un poco.
Sin querer, bajé la mirada para observar las cicatrices de mis muñecas. Eran solo eso... cicatrices. Entonces,
volví a alzar la mirada para mirar a Lauren.─¿Qué sentiste cuando... me viste esto? ─ Dije mientras permitía
que viese mis muñecas con sus respectivas cicatrices.─Yo...─ Estaba claro que no se esperaba para nada esa
pregunta, puesto que hasta cerró los ojos y suspiró con algo de pesadez. Aclaró su voz con un carraspeo y
después de relamerse los labios, comenzó a hablar. ─ No sé cómo en ese punto me sentía unida a ti de tal
forma que... cuando te vi esas heridas en las muñecas, es como si me estuviesen haciendo daño directamente
a mí, ¿entiendes? Como si hubiese tenido yo esas heridas. ─ La vi bajar la mirada de nuevo y volví a
escucharla respirar bastante profundo.─Probablemente si no me... me... hubieses dado tu mano para
atraparla entre... las mías y que pudiese ver un poco de claridad... Hoy ya no estaría aquí. ─ Al cerrar mis
ojos, fogonazos de los maltratos continuos que sufría por parte de Brenda y James se me pasaron por
delante... La vez que Brenda y sus amigas metieron mi cabello en el sanitario sucio, cuando James dio un
portazo en mi taquilla justo cuando mi mano estaba en el quicio de esta, consiguiendo que mis dedos se
pusiesen morados por días, las múltiples burlas en el receso...─Hey, Camz, ¿estás bien? ─ Al abrir mis ojos
me encontré con Lauren mirándome preocupada, entonces asentí tratando de quitarle hierro al asunto.─No
es... nada...─Estoy aquí para escucharte.Después de unos minutos más de conversación, nos despedimos, al
parecer el show de Ed había acabado y Lauren tenía que ayudar a desmontar el escenario y poner caminoal
siguiente lugar en el que tocaba. Estaba realmente ansiosa porque terminase ya la gira y pudiese verla,
abrazarla y pasarme los días pintando con ella.Al día siguiente, Dinah y yo fuimos a la casa de Normani que
otra vez volvía a estar a solas, así que sin pensarlo, no rechacé la oferta obviamente, necesitaba despejarme
del planeta de ojos verdes para bajar a la tierra y estar un poco con mis amigas.─¿Qué película os apetece
ver? ─ Dijo Normani mientras Dinah ojeaba un poco en el televisor la página de Netflix.─¿Preferís algo
romántico o algo...?─ De repente, me levanté con rapidez, cortando la frase de Dinah y me puse frente al
televisor, había visto algo que me llamó de verdad la atención, y esa carátula era la de Sing.─¿Mila?─Esta.
Quiero... esta. ─ Dije con una amplia sonrisa en el rostro, no había podido ver esa película y era una
oportunidad perfecta para hacerlo.─Bueno... vamos a dejar elegir a la niña de 5 añitos...─ Dinah murmuró
rodando los ojos y yo entrecerré los míos para mirarla mal.─Tengo... c-casi... diecisiete...─Bla, bla,
bla...─Dinah, déjala, que pareces tú la niña pequeña. ─ Dijo Normani antes de irse hacia la cocina para
preparar las palomitas y demás bebidas para tomarlas durante la película, yo le saqué la lengua a la polinesia
e hice pedorretas con ella.─La venganza se sirve en plato frío...─La venganza... n-no... no se come. ─ Dije
bastante convencida, a lo que ella respondió con una risita, me cogió del brazo e hizo que me tirase encima
de ella para acabar abrazándome y dándome un beso en la mejilla.─No me creo eso de que tengas casi
diecisiete años... Faltan cuatro días, ¿no? ─ Me retiré un poco de su abrazo algo incómoda por el contacto
físico y asentí. ─¿Cómo piensas celebrarlo?
─Yo nunca... nunca lo celebro... así por... por todo l-lo alto. ─ Negué con la cabeza acabando porsentarme
en mi sitio del sofá algo cabizbaja. ─No m-me gusta... ser el c-centro de atención...Y así Dinah cambió de
tema porque Normani vino al momento y nos pusimos a ver la película en la cual yo tarareaba a veces con
una sonrisa. Aquella noche dormí abrazada a Dinah, ella me acariciaba el cabello mientras intentaba coger
el suelo y Normani se abrazó a la polinesia también, proporcionando caricias en mis brazos, así me relajé
hasta caer en un profundo sueño.Mala suerte que existan las pesadillas, ¿eh? Porque a la mañana siguiente,
por culpa de estas, me desperté de golpe, no reconocía la habitación en la que estaba y eso, aunque ahora lo
veáis como una locura, me hizo entrar en estado de pánico. Me levanté tan rápido como pude, mis manos
temblaban, mi ropa estaba empapada en un sudor frío que me hacía temblar aún más, no podía controlar el
ritmo de mi respiración, las piernas me fallaban y me senté entonces en el suelo, retrepando para que mi
espalda estuviese pegada a la esquina de la habitación y escondí el rostro en las rodillas, abrazándome a
estas y comenzando a llorar con fuertes sollozos.Juro que no sabía quién me tocaba, quién me hablaba, estaba
tan paralizada por el miedo de la pesadilla que a pesar de los zarandeos que recibía, mi cuerpo estaba rígido,
tenía la sensación de desmayarme y en mi estómago un cosquilleo propio de cuando te subes a una montaña
rusa y sabes que no deberías haberlo hecho.─Camila, eh, Mila, escúchame cariño. Soy Normani, por favor,
escucha mi voz...─ Oí esa frase que iba acompañada de un suave zarandeo en mi brazo, pero mi llanto no
cesaba,
no podía parar.─¿Crees que deberíamos llamar a su madre? ─ Dijo la otra voz, no podía negar con mi
cabeza, no podía gritar que no lo hiciese por lo paralizada que estaba.¿Que cuál había sido mi pesadilla?
Solo os diré que perdía a alguien, que ese alguien se desvanecía en mis brazos y no podía hacer nada para
que no se fuese.Aquella mañana, mamá vino a recogerme a casa de Normani después de que consiguiese
tranquilizarme un poco y beber una tila, después, en casa, subí a mi habitación y me metí bajo la colcha de
mi cama, las imágenes de mi pesadilla se paseaban una y otra vez por mi cabeza, no me dejaban tranquila.De
pronto, sentí unos brazos, unos cálidos brazos rodearme desde atrás, y por el aroma, reconocí quién
era.─¿Estás mejor, mi amor? ─ Habló la voz de mi madre y yo me di la vuelta para abrazarme a su cuerpo
y acurrucarme en este, haciendo que mi cabeza se escondiese en sucuello.

en el ambiente.
─Un poquito...─ Acarició mi espalda lentamente mientras el silencio nos invadía
─Ha llamado Lauren. ─ Yo sabía que a ella no le gustaba ya Lauren, sabe que me lo hizo pasar mal y por
eso nos fuimos a México, mamá quiere protegerme de todo lo malo y no quiere que vuelva a dañarme, así
que la entiendo.─¿Qué... qué ha dicho? ─ Dije en un susurro con la voz algo ronca.─Está preocupada por
ti, ha hablado con Dinah y le ha contado todo... ─ De nuevo, me quedé en silencio mientras mamá acariciaba
mi largo cabello, decidí mantener aquel ambiente, así que fui acompasando la respiración con la de mi
madre.Poco a poco estaba entrando en el estado propio de estar dormida, mi madre se levantó, me dio un
beso en la sien y se levantó de allí. Escuché pasos y cuando mamá habló, supe que era papá quien se había
acercado.─¿Qué tal está? ─ Noté su voz preocupada pero seguí haciéndome la dormida.─Necesita
descansar, eso es todo... Ven, ayúdame a preparar la comida, cariño.
─ Y así, los dos cerraron poco a poco la puerta de mi habitación, dejándome libertad para moverme sin que
supiesen que seguía despierta.Abrí los ojos en par en par en mitad de la oscuridad, fijando mi mirada en el
techo. ¿Sabéis ese sentimiento de soledad aunque estés rodeado de gente? Bien, pues ahora mismo lo tenía
incrustado en mi pecho, y no me dejaba respirar tranquila. ¿Siempre iba a ser así? Subir, subir, subir, mejorar
día a día, y uno de ellos, tan solo porque la cosa se tuerce un poco, caer al mismo punto de antes. Estaba
realmente cansada de eso. Sentí una lágrima descender por el lateral de mi rostro, llegando a deslizarse
hasta el lóbulo de mi oreja y caer finalmente en la almohada. Apreté las sábanas en mis puños y me eché
hacia un lado, mi cuerpo quedó encogido hecho una bolita al filo de la cama mientras, con mis ojos cerrados,
intentaba dormir, pero siempre un pensamiento incómodo me llegaba y tenía que abrir los ojos.Sería tonto
pensar que había alguien observándome cuando están las cortinas echadas y la puerta cerrada... pero tenía
esa sensación.Y pronto sabría que no me estaba equivocando.

Capítulo 40
Ed's POV
El avión se encontraba despegando y Lauren me había cogido la mano porque le aterraban las alturas, bueno,
una chica dura no tiene por qué no tener miedo a nada, así que no
la culpo... Pero eso sí, fuerza tenía, porque por poco me machaca los huesos de los dedos.
─Ed, eh, ¿ya estamos arriba? Venga, compañero, dime que sí...─ Dijo en susurros rotos y yo solté una
risa.─Cualquiera diría que la gran Lauren Jauregui se está derritiendo en un asiento de avión tan solo porque
estamos volando. ─ Miré por la ventanilla y entonces vinieron las típicas cosquillas por la altitud que
tomábamos.
─Cállate, pelirrojo imbécil. Si hubiese sabido que volvíamos otra vez en avión, hubiese cogido el tren. ─
Lauren miraba hacia todos lados, estaba bastante asustada, la conocía y lo sabía.
Pasó un rato hasta que consiguió tranquilizarse y dormirme y por fin pude tener mi mano libre. El fin de un
tour por Estados Unidos, con mis propias letras, mi propia música,
¿quién me lo habría dicho? Estaba viviendo un sueño que era completamente inalcanzable para mí, con la
mejor compañía posible. Mi familia me apoyaba desde UK y mis amigos aquí me daban el apoyo físico que
me faltaba.
Me sentía afortunado por vivir esto, me sentía orgulloso también de Lauren, que aunque ahora mismo la
imagen que tenía de ella a mi lado fuese completamente dormida con la boca abierta y se la tuviese que cerrar
cada diez minutos, ahora yo sé que ella iba a emprender otro camino en su vida, no iba a tomar el mismo
error que cometió anteriormente... Tenía la esperanza de que ella por fin fuese feliz.
Ella es como mi hermana, como esa hermana pequeña que nunca tuve y siempre quise, y sé que ella a mí me
quiere de la misma forma, por muchas veces que peleemos, por muchas cosas malas que habíamos pasado,
siempre podíamos arreglarlo entre nosotros. Realmente, no sé qué habría sido de mí sin ella cuando llegué a
Boston.
Gracias a Lauren también he conocido a una maravillosa persona como es Camila, que guarda miles de
palabras en su interior y te las expresa con una sonrisa, una mirada o un simple gesto con la mano. Realmente,
no creo que nunca encontréis a nadie como ella, es especial, es de esas que, si te abrazan, lo sientes como si
te estuviese acogiendo el alma. Tan solo hace cuatro meses que la conozco y me ha hecho pensar, recapacitar
y crear arte más de lo que otras personas han podido.
Hablando de crear...Saqué de mi pequeña mochila un cuaderno con las hojas un poco desgastadas de todo
el uso que llevaban encima. En esta libreta conservo como mi más preciado tesoro todos los acordes y letras
para Wake me up, This, Lego House, Give me Love, The A Team, Autumn Leaves y... un proyecto nuevo, una
nueva canción.
Era una sorpresa, pero esta vez no se la iba a dar Lauren a Camila, sino que yo a ellas. Han sido tantísimas
las noches que me he quedado despierto junto a la ojiverde bebiendo algunas cervezas y contándonos todo,
que he podido sentir en mí el amor que se tienen entre ellas. Era algo tan puro, tan inocente, y es que
realmente las dos están viviendo una de las cosas más bonitas que se pueden vivir en la adolescencia (aunque
a Lauren ya le haya pillado en los
20).
"Perfect" titulaba la pieza que había compuesto hace un par de noches, sonreí para mí mismo y volví a mirar
a Lauren quien seguía dormida, había vuelto a abrir la boca, así que coloqué mi dedo índice en su barbilla
para cerrarla.
Estaba seguro que el día que saliese esta canción, las dos iban a comprender lo puro que era lo que tenían,
y que las diferencias que pudiesen tener en ese momento se resolvieran.
Al fin y al cabo, la música amansa a las fieras, ¿no? Lauren's POV
Desperté sobresaltada ante el pequeño zarandeo que recibí, entonces vi a la azafata mirándome y el avión
entero vacío, abrí mis ojos más que de costumbre y hablé.
─¿Q-qué ha pasado? ─ Dije con la voz ronca de estar recién despierta.
─Su amigo nos pidió que la despertásemos cuando todo el mundo estuviese fuera y... bueno...─Maldito
pelirrojo. ─ Se me escapó entredientes mientras me levantaba, cogía mi mochila y salía al pasillo de asientos.
─Muchas gracias por avisarme, señorita, ahora tengo que matar a cierto amigo graciosillo mío.
Salí del avión con mi rostro más que sonrojado por la situación de que todos me hubiesen visto dormir y no
despertar cuando aterrizaba el avión, encendí mi teléfono y de inmediato llamé a Ed, al tercer toque,
respondió.
─¿Qué tal está mi Bella Durmiente? ─ Escuché su risa por el altavoz y gruñí.
─Espera a que te encuentre en este aeropuerto de mierda, te voy a arrancar la cabeza. ¡¿Cómo me haces
eso?! ─ Miré el reloj de mi muñeca y caminé rápido ajustándome la mochila a la espalda.
─Estoy cogiendo las maletas, no te quejes. Nos vemos en un ratito, te espero aquí, ¿vale? No llores. ─Y
entonces, colgó la llamada.
─Lo mato, lo mato...
Cuando llegué al lugar donde se recibían las maletas ahí lo encontré, con una estúpida sonrisa en sus labios,
yo solo fruncí el ceño, cogí mi maleta y ni siquiera paré a decirle nada, sino que seguí el camino hacia la
salida.
Pero hubo algo que me hizo pararme en rotundo, había un hombre con gabardina negra a lo lejos... ese
hombre... Ben.
─¿Qué pasa, Lo? ─ Dijo Ed a mi lado, pero no tuve tiempo de decir nada más, porque solté mi maleta y
comencé a correr.
─¡EH, EH! ¡QUIETO! ─ Había tantísima gente por allí que, por más que gritase, no conseguía llegar.
Aunque corriese, empujase, no llegaba...La gente, al escucharme gritar, se fue apartando, hasta el momento
que todos me rodeaban en un círculo, yo daba la vuelta sobre mí misma, tenía que encontrarle. Tenía que
descubrirlo, estaba más que segura de haberlo visto.─Eh, Lauren, ven aquí. ─Dijo Ed al llegar a mí y cogió
mi rostro entre sus manos, mi mirada seguía perdida en la gente intentando encontrarle.
─Estaba aquí, Ed, estaba aquí el muy hijo de puta...
─¿No tenéis cosas más importantes que hacer? ─ Dijo Ed a toda la gente que nos estaba mirando, luego, sus
ojos azules se dirigieron a los míos. ─Lauren, es imposible que esté aquí, lo habrían interceptado al momento,
sabes que lo tienen en busca y captura...
─No, ¡no! No lo entiendes, yo lo he visto. ─ Quité sus manos de encima de mí suspirando mientras pasaba
las yemas de mis dedos por mi frente.
─Han sido imaginaciones tuyas, Lo... Quizá aún estabas algo dormida del vuelo...
─ Suspiré al escucharle y me rendí ante lo que dijo, quizá era verdad y aún estaba un poco dormida.
─Tienes razón... Vamos... ─ Cogí mi maleta para caminar cabizbaja hacia la salida del aeropuerto, entonces
sentí la mano de Ed deslizarse por mi espalda.
─Vas a descansar para estar bien y asistir al cumpleaños de Camila mañana,
¿vale? Si quieres, dile a Clara y a Ana que te quedas en el apartamento, vemos algunas películas, pedimos
pizza, nos fumamos algunos verdes con Vero y duermes más a gusto que nada, ¿trato? ─ Ahora se puso
delante de mí, impidiéndome el paso mientras extendía su mano.
─Bueno... no me puedo negar a esos planes. ─ Estreché su mano y ahora un poco más feliz, salimos ambos
de allí y atrapamos un taxi que nos llevó a cada uno a su respectivo lugar.Al llegar con las maletas a casa,
toqué con los nudillos tres veces en la madera de la puerta, después se abrió dejando a ver a mi madre Clara
sonriendo como nunca antes.
─¡Mi niña! ─ Dijo mientras me achuchaba y yo me quejaba entre risas.
─Déjala respirar, Clara, que la vas a ahogar al final...─ Escuché la voz de mamá Ana por detrás y los
balbuceos de David. Por fin mamá Clara me soltó, pero empezó a llenar mi cara de besos mientras yo cerraba
la puerta con el pie.
─¡Mamá, para! ─ Dije de nuevo entre risas.
─Ni que se hubiese ido a la guerra por meses... Que solo ha sido un mes. ─ Mamá Clara y yo reímos ante el
comentario de mamá Ana, entonces, vi a David extendiendo los brazos hacia mí.
─Eh, enano, ¿también me has extrañado? ─ Fui a cogerlo pero mamá Ana lo apartó con una sonrisa en su
rostro.
─Este enano te tiene que enseñar algo...
Entonces, mamá Ana tomó distancia de mí y colocó a David en el suelo, dejándome a ver que el pequeño
daba cortos pasos hacia mí, ¡caminaba por fin!
─Ven con Lolo, David... Venga...─ Dijo mamá Clara mientras yo me ponía de cuclillas y después de algunas
caídas y levantadas de él, lo recibí entre mis brazos, achuchándolo y dándole besos en su pequeña cabeza.
─Ya mismo te vienes de fiesta conmigo, ¿eh? ─ Dije riendo por lo bajo mientras él achuchaba con sus
pequeñas manitas en mis mofletes.
─Tá. ─ Gritó con fuerza y entonces, todas empezamos a reír.Después de cenar, darle a mamá Clara todas
las postales que me faltaron por enviarle y algunos imanes y peluches que le compre a mamá Ana junto a
David, pedí permiso para irme al apartamento de Ed.
Cuando estuve, se escuchaba una guitarra de fondo y la voz de Ed cantando,
¿en serio le daba la voz para eso después de haber hecho casi un show por noche durante un mes y medio?
Sonreí, y cuando iba a tocar la puerta, caí en la cuenta de que esa canción no la había escuchado aún.
"Oh, no, no, don't leave me alone lonely now, if you loved me how'd you never learn? Oh, coloured crimson
in my eyes, one or two could free in my mind, this I show it ends. I feel the chemicals burn in my bloodstream,
fading out again. I feel the chemicals burn in my bloodstream... So tell me when it kicks in."
Esperé a escuchar el total silencio para tocar con mis nudillos en la madera, dejando a ver después tras ella
a Ed con la guitarra en una mano y una sonrisa.
─Creí que ya no vendrías.
─Nunca te he fallado, zanahorio. ─ Pasé al apartamento y le alboroté un poco la corta melena cuando pasé
por su lado, me senté en uno de los sofás y él tomó asiento donde supongo que estaba antes.
─Coge pizza si quieres. ─ Miré la caja abierta casi a punto de acabar, faltaban dos porciones por comer, así
que cogí una. No es mi culpa que la cena en casa no me hubiese llenado lo suficiente...
─¿Qué hacías? ─ Pregunté con la boca llena viendo cómo colocaba la guitarra en su regazo y tocaba
algunos acordes mirando a la libreta que tenía frente a él en la mesita.─Componiendo. Quiero maquetar el
segundo álbum despacio y sin prisas, ya lo estoy negociando con la discográfica, pero mientras, puedo ir
grabando cosas en mi habitación, ya sabes que no necesito...
─...a nadie más que a ti mismo para hacer música. ─ Le corté y completé la frase, nos miramos con una
sonrisa amplia y seguí comiendo pizza.
Y así pasamos la noche, entre música, marihuana y risas. Los dos lo pasamos bien juntos, aunque no me
hubiese quejado si Vero también hubiese estado, al parecer tenía asuntos pendientes y ni siquiera había
pisado el apartamento desde que Ed llegó.
Al día siguiente asistiría de sorpresa al mini-cumpleaños de Camila y le regalaría lo que compré en Toronto
para ella. Quería que fuese un día especial para ambas, quería que olvidásemos tan solo por unas horas todo
lo que nos había hecho mal...
"Lord, forgive me for the things I've done, I was never meant to hurt no one, I saw scars upon a broken-
hearted lover."
Capítulo 41
Lauren's POV
Estaba más que nerviosa en el coche de camino a la casa de Normani donde iban a hacer aquella pequeña
celebración que básicamente consistía en comer, ver películas y jugar a algunos juegos algo tontos, pero la
sorpresa iba a ser que Camila no sabía exactamente el día que venía y esperaba que le hiciese ilusión verme.
Ed iba a mi lado, conduciendo su vieja ranchera, aunque ahora tuviese más pasta que antes, me dijo que no
iba a cambiar esta chatarra por nada del mundo, oye, y si se pone así, yo lo respeto completamente.Toqué en
el bolsillo de mi chaqueta de cuero la pequeña cajita que había para asegurarme de no haber olvidado el
regalo para Camila, una vez llegamos a la casa de Normani y vi los globitos de todos los colores pegados en
el marco de la puerta no pude evitar, no supe si de nerviosismo o de mera gracia al ver esos globos propios
de una fiesta de cumpleaños de una niña de cinco años.
Al aparcar la chatarra, bajamos de ella y fuimos hacia la puerta, yo me quedé estática allí, suspirando
mientras Ed me miraba algo extrañado y yo me daba cuenta de ello porque le veía de soslayo.
─¿Vas a llamar a la puerta ya o te ha dado la vena criminal y estás buscando los puntos débiles de esto para
forzarla? ─ Dijo en un tono algo divertido y yo sonreí aun nerviosa.
─Joder, ya voy. ─ Alcé mi mano para tocar el timbre y el estómago me dio un vuelco. ─Oye, ¿y si venimos
más tarde? ─ Dije apresuradamente dando pasos hacia atrás.
─Lauren "Cobarde" Michelle Jauregui. ─ Dijo Ed mirando al frente, esperando a que alguien abriese la
puerta.
─¡Eh, yo no soy cobard-...! ─ Paré de hablar porque la puerta se abrió y la sombra de Camila pasó
rápidamente entre el pelirrojo y yo, iba con la cabeza agachada y comenzó a correr calle abajo.
─¡Camila, espera! ─ Dijo Normani parándose en la puerta, nos miró, yo la miré y entonces pude ver una
sombra más pequeña tras ella... Era Allyson. Tenía que ir tras Camila.
Sin decir absolutamente nada más, corrí por el camino que la morena había tomado, la veía al final de la
calle que había tomado pero no bajaba el ritmo. Esta persecución me recordaba al primer día que nos vimos,
con la diferencia que aquel día yo iba conduciendo el coche del hermano de Vero y ahora iba corriendo y el
haber fumado durante unos años me pasó factura, pues el aire me faltaba poco a poco.
Al final, llegué a un parque y moví a cabeza en busca de algún lugar donde ella pudiese estar, caminé durante
un par de minutos, estaba atardeciendo y las farolas comenzaron aencenderse. Llegué a la orilla de un
estanque de patos, y allí, a lo lejos, estaba ella sentada en un banco. Me acerqué poco a poco a su posición,
se encontraba cabizbaja, con unas alas azules de hada algo dobladas y, sorpresivamente, no estaba llorando,
solo tenía la mirada fija en el suelo. Me senté a su lado y miré al frente, donde se veía la puesta de sol con el
estanque y algunos patos por allí.─Al menos esta vez no has acabado con las rodillas heridas por haberte
tropezado. ─ Dije en un susurro, ella levantó la cabeza con rapidez al reconocer mi voz. Su cara de asombro
fue un poema, pero no me dio tiempo a más nada que a reír porque se abrazó a mí con tanta fuerza que
parecía que quería dejarme sin respiración.
─Lolo...─ Murmuró con un susurro roto mientras escondía el rostro en mi cuello, yo acariciaba lentamente
su espalda.
─No te lo esperabas, ¿eh?-─ Me separé poco a poco de ella, descubriéndola con una sonrisa y los ojos algo
llorosos. ─Esas alas te quedan realmente bien, ¿eh?
─Para... ─ Sonreí al ver que ella también lo hacía, entonces levanté una pierna y la introduje entre su espalda
y el banco, quedando ahora pegada a su cuerpo, acaricié un poco un mechón de su pelo hasta que lo puse
tras su oreja.
─¿Por qué corrías? ─ Ahora mi mano se quedó en su espalda acariciándola lentamente, tratando de darle
mi apoyo.
─M-miedo. ─ Volvió a mirar a la gravilla que tenía el suelo de aquel parque, yo coloqué mis dedos bajo su
barbilla, consiguiendo que levantase el rostro y que dirigiese su mirada hacia mí.
─Es bueno tener miedo, ¿sabes? Pero no hay que huir siempre que se siente el ambiente así. ─ Asintió
pasando la lengua por sus labios, los estaba humedeciendo. ─ Si yo hubiese huido por miedo, quizá ahora
mismo pensarías que soy una delincuente que roba colgantes de diamantes a niñas ricas. ─ Una melodiosa
risa proveniente de ella se hizo presente en el ambiente.─¿Por...por qué n-no huiste? ─ Alzó la mirada
directamente a mis ojos y yo le sonreí tímidamente.
─Porque algo aquí dentro... ─ Cogí su mano fría y temblorosa y la coloqué en el lugar donde se encontraba
mi corazón latiendo. ─ ...me dijo que si huía, probablemente me terminase arrepintiendo cuando me haga
vieja rodeada de 40 gatos.

vez más.
─Los gatos s-son... bonitos. ─ La sonrisa en su rostro me hacía sonreír a mí cada
─Ya, pero quizá me terminarían llamando "la loca de los gatos". ─ Ella soltó una pequeña carcajada y arrugó
su nariz un poco, yo la acompañé.
─Es-estás loca. ─ Asentí y poco a poco, me fui inclinando hacia ella. Sentí su respiración chocando con mi
labio superior, y más tarde, ella entreabrió los suyos, haciendo así que se rozaran con los míos tímidamente.
─Probablemente esté loca, pero no hay nada de malo en eso...─ Murmuré antes de atrapar su labio inferior
entre los míos, subiendo mi mano para colocarla sobre su mejilla y acariciar sus rasgos con mi dedo pulgar.
El beso continuó con algunas pausas, era lento, emanaba amor, nuestros labios húmedos estaban
sincronizados mientras mi lengua iba en busca de la suya, la encontré y entonces se tornó algo más pasional.
Entre risas, pequeños mordisquitos y suspiros, el beso fue parando hasta que nuestros labios quedaron
completamente separados.
Su mirada se quedó clavada en la mía mientras yo pasaba mi dedo pulgar por su labio inferior, ella sonrió y
dio un beso en la yema de este.
frente.
─Me haces... m-me haces cosquillas. ─ Sonreí al escucharla y le di un beso en la─¿Quieres volver a la casa
de Normani o te gustaría ir a casa? Con la carrera que hemos dado, creo que estamos ya más cerca de tu
casa que nada...
─A c-casa. ─ Asentí y me levanté, sintiendo mi pierna que reposaba en el banco algo dormida, así que pisé
un poco más fuerte en la gravilla intentando quitar el hormigueo de esta, hasta que sentí la mano fría de
Camila entrelazarse con mis dedos.
Literalmente, me quedé quieta, solo bajé un poco la mirada para ver nuestras manos cogidas, se sentía tan
raro actuar así después de tanto tiempo sin estar así de bien... que conforme iba levantando la mirada hacia
ella, mi sonrisa se iba ampliando. Comenzó a caminar, pero tiré un poco de su mano para que su cuerpo se
volviese a pegar al mío y poder darle un par de besos más cortos en los labios.
─Ahora sí, vamos.
Caminamos por la calle de la mano, en silencio, se respiraba la tranquilidad que teníamos entre las dos, lo
bien que nos encontrábamos en ese momento. Ella no había querido mencionar a Ally, así que yo tampoco lo
haría obviamente, no quería presionarla por nada del mundo.
Al llegar a la puerta de su casa, íbamos a despedirnos, pero de repente la puerta se abrió y apareció Sinu
tras esta, mirándonos seriamente.
─Karla Camila, ¿no estabas en la casa de Normani por tu cumpleaños? ─ Ahora la mirada oscura de ella se
clavó en Camz y yo acaricié con mi pulgar el dorso de su mano, tragando saliva. Oye, que lo mismo no es
verdad eso de que cuando tienes miedo no tienes que huir... Ahora lo veo como una opción bastante factible...
─Yo... y-yo... L-Lauren s-se... se ofreció a-a... a... traerme... y...─ Camila hablaba bastante nerviosa, notando
yo ahora cómo su mano comenzaba a sudar.
─Así que Lauren se ofreció, ¿eh? ─ Su mirada ahora se dirigió hacia mí y en ese momento quería que la
tierra me tragase, solo me salió una risita nerviosa y alcé mi mano.─Ho-hola, señora Cabello...─ Carraspeé
para que mi voz no sonase tan ronca.
─Así que tú...
─Yo no quería molestar, de verdad que no, si... ¡si yo ya me iba! ─ Reí de nuevo nerviosa soltando la mano
de Camila, no sé qué tenía esa mujer que enfadada me daba más miedo que mis propias madres. Justo cuando
estaba por despedirme de Camila, ella volvió a hablar.

de Sinu.
─Pasa, quédate a cenar. ─ Me quedé nuevamente paralizada ante la propuesta
─¿Qué? ─ Dije atónita mirando a la señora Cabello mientras Camila se reía por lo bajo de la situación.
─Quédate a cenar, hay comida de sobra y estoy segura de que nunca has probado la comida mexicana de
verdad.─Ow... ¡claro! Solo... voy a llamar a mi madre para avisar de que no iré... ¡Un momento!
Tanto madre como hija me miraron con una sonrisa, creo que me ha perdonado la vida por esta vez... Cogí
mi teléfono móvil y me aparté un poco para marcar el número de mamá Clara, y casi al instante contestó.
─Iba a llamarte ahora mismo, ¿dónde se supone que estás, Michelle? Llevas desde anoche sin aparecer y no
me mandas ni un mensaje, ni llamas... nada.
─Bueno, técnicamente te acabo de llamar, así que solo no te he enviado mens-...─¡Michelle!
─Uhm, ya, ya, vale. Era para avisar de que no voy a ir a cenar, los señores
Cabello me han invitado a quedarme y...
─¿Los señores Cabello? ─ Suspiré y me pasé la mano por la mejilla.
─Sí, mamá, aún no te has quedado sorda, no hace falta que lo compruebes.
─Lauren Michelle. ─ Dijo seriamente y yo sonreí, me encantaba jugar a eso con ella, sabía que le molestaba.
─Intentaré estar pronto en casa, mamá. No te preocupes, ¿vale? Pediré un taxi.
─Vale, solo... cuídate, no quiero que te pase nada.
Tras despedirme de mamá al teléfono, cogí aire y lo solté poco a poco, ahora tendría que enfrentarme a la
incomodidad de cenar con la mamá y el papá de Camila cuando he visto que no me tienen mucho aprecio
que digamos...
Un rato después, ya nos encontrábamos los cinco sentado en la mesa del comedor con un festín de comida
por delante. Después de ver servirse a Camila, elegí ponerme en el plato unos tacos y algo que me dijo Sinu
que eran enchiladas.
Bueno, y no hace falta contar mucho más, porque al par de bocados del taco y la enchilada, parecía que iba
a echar fuego por la boca. ¡¿Cómo coño era tan picante esto?! Los Cabellos comenzaron a reírse de mi forma
de abanicarme la boca, ¡pues claro! ¿Cómo alguien no va a abanicarse la boca con este infierno en ella?
Acabé yendo a la cocina con Camila a beber un vaso de leche fresquita que me supo a gloria, mientras
esperábamos a que poco a poco se pasase el picante, aunque no era algo fácil de llevar, porque era incapaz
de hablar en ese momento.
leche.
─¿Va mejor? ─ Dijo Camila en un susurro y yo asentí, dando el último sorbo a la
reír.
─¿Es una especie de venganza de tu madre? ─ Alcé una ceja y Camz volvió a
poco q-quejica.
─C-creo que sí, porque... nunca lo hace tan... picante... Aunque también eres un
Ambas reímos y seguimos conversando por un rato más allí en la cocina, también nos dimos varios besos a
escondidas de que nadie nos viese, yo no quería tener otra vez la boca ardiendo si Sinu aparecía por aquí...
Al irme de la casa de Camila y despedirme de su familia de forma adecuada, me encaminé por las calles en
busca de una parada de taxis cercana a la manzana en la que estaba. Al meter las manos en mis bolsillos por
el frío que hacía, noté la cajita y me golpeé mentalmente por ser una olvidadiza y no haberle dado el regalo
a Camila. Quizá si volvía aún estaba a tiempo para dárselo, ¿no?
Y así hice, me di la vuelta y caminé hasta que, a lo lejos, vi a una persona bastante reconocida para mí ya, y
no era otra que la neurótica de mierda de Sarah. Ella parece que estaba bastante tranquila apoyada en una
pared, pero yo tenía algo guardado para ella.
─¡Eh tú! ─ Grité mientras caminaba de forma rápida hasta ella, giró la cabeza y al verme abrió un poco más
los ojos, cambiando después su expresión al enfado.
─Qué estás haciendo aquí. ─ Respondió ella con voz de enojada.
─¡¿Cómo que qué hago?! No tienes puto derecho a hablarme, gilipollas.
¿Pensabas que no nos íbamos a encontrar después de lo que hiciste aquel día? ─ La empujé con fuerza
haciendo que su espalda diera en la pared, pero ella tampoco se quedó atrás, ya que también se acercó a
empujarme.─Déjame en paz, Jauregui, no tienes nada que hacer.
Verla y recordar la desesperación que sufrí el día del incendio en el colegio de Camila, me encendieron el
enfado de tal forma que con un gruñido, le propiné un puñetazo en la mandíbula, empujándola directamente
para que cayese al suelo.
─No tienes vergüenza, eres una mierda de persona.
Me coloqué a horcajadas sobre ella y cuando fui a darle un puñetazo más, un dolor agudo y muy fuerte se
clavó en la parte trasera de mi cabeza, dejándome escuchar el impacto de algo en mi cabeza antes de caer
totalmente inconsciente en el pavimento.
Capítulo 42
Lauren's POV
No sabía decir cuánto estuve sin sentir ese dolor que me inundó en un profundo sueño hasta perder la
consciencia, solo sé que ahora, en este mismo instante, me estaba doliendo como la mierda... Sentí movimiento
a mi alrededor, y cuando abrí los ojos, me encontré con un chico al cual no conocía.
─Eh, niña, ¿estás bien? Malditos vándalos...─ Dijo mientras miraba a otro lado, yo sentía aún el dolor en mi
cabeza.
─Estoy bien, yo...─Hice una mueca con mi cara al sentir más el dolor en mi cabeza, y es que el chico estaba
presionando la zona con su mano.
─Tranquila, soy médico y he revisado la herida que te han hecho... He visto todo lo que ha pasado, estaba
conduciendo y vi cómo te golpeó aquella muchacha y luego las dos salieron corriendo. ¿Las conoces?
Podemos ir a la policía y...
─No. ¡No! Estoy bien, ¿vale? ─ Dije suspirando intentando ponerme en pie, a lo que él me ayudó, pero no
quitó la mano de mi cabeza. ¿Una muchacha ayudando a Sarah?
¿Quién cojones era?
─Es una brecha pequeña, intenta sostenerte el pañuelo que he puesto. Has estado inconsciente diez minutos...
¿Te llevo a tu casa? ─ Suspiré, sintiendo mis extremidades algo dormidas, pero le obedecí, sostuve el pañuelo
de tela en mi cabeza y él se miró las manos llenas de sangre.
─No, yo... no puedo ir a casa con esto así. ─ Volví a suspirar cerrando mis ojos un poco para aguantar el
mareo que me daba la situación.
─Puedes venir a casa, está a unas cuantas calles de aquí y...─Ni siquiera sé cómo te llamas, aunque me hayas
ayudado y todo eso...─ Moví la mano desquitándole importancia al asunto.
─Me llamo Adair, ¿y tú? ─ Extendió su mano llena de sangre hacia mí, la miré y entonces se dio cuenta de
ello. ─Oh, lo siento, esto... tengo que tener alguna botella de agua por el coche para quitar la sangre de mis
manos... Mientras, piénsate lo de venir a mi casa.
Se alejó de mí para ir hacia su auto parado en doble fila subido a la acera justo de frente a mi posición. Lo
observé lavarse las manos con una botella de agua y suspiré, ¿tenía una mejor opción? Realmente era una
buena casualidad que un médico me hubiese atendido, aunque se veía joven, quizá acababa de sacarse la
carrera o algo. Me relamí los labios, pensativa... Si iba a su casa, quizá me quitaría de problemas si ocurría
algo después de ese golpe en la cabeza, y si pasase algo, él estaría allí... Bueno, tengo una decisión.
─¡Espera! ─ Dije mientras me acercaba a él, quien hacía el amago de abrir la puerta del piloto. ─Me llamo
Lauren y... bueno, quizá es buena idea irme a tu casa, pero... en unas horas tengo que estar de vuelta, aunque
sea de madrugada. ¿Me... me harías ese favor? ─ Pregunté algo tímida, realmente confiaba en que fuese
buena persona y me ayudase en eso último.
─Claro, de todas formas no tengo nada que hacer esta noche, así que... supongo que es un buen plan. ─ Me
sonrió bastante amable y yo le devolví la sonrisa, abriendo la puerta del coche y metiéndome dentro.[ Inciso:
Puedo oler vuestra desconfianza. Relajaos. &#x1F60C;]
Aún me dolía bastante la herida, pero supongo que era normal, me podría haber abierto el cráneo con ese
golpe, así que por ahora, no voy a quejarme mucho.
Íbamos en camino a la casa de Adair y yo iba mirando a la ventana, notando la mano con la que estaba
sujetando el pañuelo algo húmedo, miré, y es que la tela estaba totalmente cubierta en sangre. No tuve que
esperar ni un segundo cuando Adair me dio otro pañuelo de tela limpio, esta vez era algo parecido a una
gasa gigante.─Supongo que esta compresa ya no la mancharas tanto, las heridas en la cabeza, aunque sean
pequeñitas, sangran mucho. ─ Atrapé la tela en silencio y la cambié con la que ya tenía antes, cogiéndola
Adair y poniéndola en una pequeña bolsa de plástico.
─¿Cómo era la chica que me golpeó? ─ Le fui mirando de soslayo mientras de fondo se escuchaba Nothing
de The Script en la radio.
─Iba encapuchada, pero sé que era una chica por su figura, si me dicen que es un chico, me sorprendería
bastante.
No respondí nada, solo estuve pensando todo lo que quedaba de viaje, unos cortos minutos, para ser sinceros.
Él aparcó frente a una pequeña casita encajonada entre dos más grandes, salimos del coche y al abrir su
puerta, me dejó pasar primero.
─Siento el desorden, estaba estudiando y preparando la tesis y... bueno, es un desastre. Tan solo ignóralo. ─
Sonreí al escucharle y ver cajas de pizza amontonadas en un rincón, papeles por todos lados, un portátil
cerrado en el medio de la mesa y libros, muchos libros.
─No te preocupes, he vivido en un sitio peor. ─ Dije pensando en la habitación del apartamento cuando vivía
con Ed y Vero.
─Voy a por algunas bebidas, tú... siéntate y ve quitándote poco a poco la compresa, si ves que no sangra,
podremos lavar tu pelo con cuidado... ─Carraspeó algo nervioso subiéndose las gafas de pasta negras que
llevaba del puente de la nariz.
Me senté en el sofá, en el hueco que había entre todos los papeles algo desordenados, supuse que en su
desorden, había un orden... así que no le di mucha más importancia. Quité la "compresa" como él la llamaba
de mi cabeza lentamente, viendo que efectivamente, esta vez había sangrado mucho menos, pero seguía
doliendo.
─¿Cómo va eso? ─ Alcé la mirada y lo encontré trayendo en las manos unas latas de bebidas isotónicas, alcé
una ceja ante eso. ─Oh, esto... es para que te recompongas un poco.─Oye, tú no eres médico, ¿verdad? ─
Pregunté sin el mayor tacto posible, él volvió a ponerse bien las gafas después de tenderme una de las latas.
─Bueno, no exactamente, estoy en prácticas... pero entiendo bastante. ─ Me sonrió algo amable y yo también
lo hice.
─Tiene pinta de ser complicado...─ Bajé la mirada a la lata que acabé abriendo con algo de
esfuerzo.─Bueno... no tanto si te apasiona, yo no tengo problema en ello. ─ Se encogió de hombros sentándose
en un sillón a mi lado.
─Tengo un amigo igual, lo que pasa es que su profesión es algo más... artística, pero cuando le viene la
inspiración, puede quedarse sin dormir una noche entera solo por escribir canciones. ─Bebí un poco de la
bebida isotónica mientras él ladeaba la cabeza extrañado.
─¿Cómo se llama tu amigo?
─Es... Ed, Ed Sheeran, está empezando y...─No me dejó acabar, porque inmediatamente me cortó la frase.

sorpresa.
─Un momento, ¿eres amiga de Ed Sheeran? ─ Abrió los ojos en señal de
─Sí, ¿por qué? ─ Realmente estaba sorprendida.
─Estoy escuchando una canción suya todo el rato, se llama... ¡Ah! Sí, se llama You need me, I don't need you,
realmente lo está rompiendo en la radio, en las listas de éxitos, ya sabes.¿Wow? ¿Cómo no me había enterado
de eso? ¿Cómo Ed no me había contado? Me salió una sonrisa casi involuntaria en el rostro al imaginarme
la emoción de Eddy al ver que estaba llegando cada vez más a su sueño.
Nos pasamos un buen rato hablando hasta que al mirar el reloj de la pantalla de mi teléfono, me di cuenta
de que era bastante tarde, así que le pedí a Adair que me llevase a
casa y así hizo después de ayudarme a lavar los restos de sangre en mi cabello con jabón neutro. En su coche
estuvimos en total silencio, solo se escuchaba la radio en volumen bajo, las canciones de ahora no me las
sabía, pero el chico tenía bastante buen gusto musical. Fui indicándole hasta que llegamos por fin al chalet
de mis madres, llevé mi mano a la manija del coche para abrir la puerta y sonreí mirando a Adair.
─Oye, muchas gracias por haberme ayudado, realmente ha sido una suerte que alguien como tú me haya
encontrado, podría haber sido peor. ─ Reí para quitarle importancia y bajé mi mirada, luego la subí de nuevo
hacia la suya.
─No es nada, realmente tenía que hacerlo, si lo hubiese ignorado, iría en contra de mi moralidad.
─¿Sabes qué? Sé cómo compensártelo. Ed me dijo que harían un concierto benéfico aquí en Boston con
algunos artistas novatos también, y... bueno, puedo conseguirte algunas entradas y que puedas conocer al
artista que quieras. ─Sonreí mirándole y la emoción estaba presente en sus ojos.
─¿De verdad? ─ Se relamió los labios y asentí, sacando el teléfono de mi bolsillo, desbloqueándolo y
tendiéndoselo.
─Apunta tu teléfono... Haré lo que esté en mi mano.
Después de que Adair apuntase su teléfono en mi agenda y salir de su coche, me dirigí con sigilo a mi
habitación una vez dentro de casa, sorprendentemente hoy no me esperaba nadie despierto, así que fue
realmente fácil cumplir mi misión.Tenía un plan para esta noche, y ese era el de investigar todo lo que hubiese
en internet sobre la jodida Sarah, así también estaría tranquila de no dañar la herida de mi cabeza con las
manos o algo mientras duermo.
** ** ** **Camila's POVMe encontraba con los auriculares puestos, una camiseta blanca gigante que me
llegaba cerca de las rodillas y los calcetines calentitos de papá frente a un lienzo, tenía un pincel fino en mi
mano y estaba acabando de hacerle unos detalles a mi nueva obra, mamá dijo que es tan rara que la iba a
colgar en el pasillo, porque le gustaba, ¡así que bien hecho! El pasillo se había convertido en algo así como
mi "Hall of Fame", mamá colgaba todas mis obras que le gustaban, fuese por lo que fuese.
Tarareaba la canción que salió en mi aleatorio del iPod sabiendo que estaba sola en casa, mojé el pincel en
el aguarrás y cambié la medida de este, uno un poco más gordito, con este cogí un poco de pintura azul y fui
detallando otra parte del lienzo.
De repente, noté unas manos tapar mis ojos y me asusté hasta el punto de soltar la paleta de colores y el
pincel para deshacerme de esas manos, el corazón me iba a mil por
hora, rápidamente me quité los auriculares y al darme la vuelta descubrí a Lauren riendo.
─¡Idiota! ─ Di un golpe en su brazo y ella se quejó un poco de broma, al final, consiguió que riese también.
─Siento haber entrado sin avisar, pero es que el método de las piedras no me servía, aparte de mudita, ahora
estás sordita, ¿eh? ─ Arrugó la nariz sonriendo, se acercó a mí yme dio un beso rápido en los labios.
─L-lo siento, yo... estaba pintando y...
─No pasa nada, pequeña. Lo decía de broma...─ Me relamí los labios mirándola y sin querer restringir el
sentimiento de abrazarla, la estreché de repente entre mis brazos.
─G-gracias por venir...─Sentí sus brazos rodearme también y escuché con la oreja puesta en su pecho cómo
se reía.
─Ese cuadro es realmente lindo, ¿de dónde has sacado la idea de un gato con flores como ojos? ─ Me separé
un poco y la miré, ella seguía contemplando el lienzo.
─Las flores son... son... por... ugh. ─ Me frustré un poco al no encontrar las palabras al estar nerviosa.
─Tranquila, Camz. ─ Dijo acariciando mi brazo, haciendo que la mirase, encontrándome con esa sonrisa
tranquilizadora que ella tenía.
─Es por... cuando... cuando me pintaste... la flor en la mejilla. Y... y... y... soñé con ese gato. ─ Suspiré
aliviada de haber podido decir en resumidas cuentas lo que había en mi cabeza. Me di cuenta de los grandes
surcos oscuros bajo los ojos de Lauren, sin duda esas ojeras eran más que recientes.
─¿Qué pasa? ─ Preguntó al notar que yo la miraba mucho.
─Aún no... no he... he dormido... siesta. ¿Q-quieres acompañarme? ─ Me agaché para recoger la palea de
colores del suelo plastificado junto con el pincel, los limpiaría más tarde. Quizá si Lauren creía que yo era
la que necesitaba descansar, descansaría ella... Es muy tozuda, y puedo conocer su respuesta si le digo que
duerma. "Ni, Quimz, istiy biin, di virdid", me niego.
─¿Camz? ─ Dijo mirándome intrigada, maldición, seguro que había dicho algo yno me he enterado... Suspiré
y volví a sonreír de lado.
─¿Qué pasa?
─Te he dicho que vamos...─ Rio melodiosamente e hizo un gesto con la cabeza para entrar a mi habitación.
Minutos después, estábamos tumbadas en mi cama, yo boca arriba y Lauren acurrucada en mi pecho, se
había dormido a los cinco minutos de tumbarnos y que yo le acariciase lentamente la espalda con la mano
del brazo que tenía bajo su cuello.
La contemplé dormir, repasé todos sus rasgos, los cuales me sabía de memoria ya. Aún recuerdo la curiosidad
que me producía el arito de su nariz y el color de sus ojos, y... cómo se arrugan sus labios cuando hace un
mohín con ellos... Con el dedo índice, comencé a acariciar su rostro, desde sus cejas pobladas y perfectamente
depiladas, pasando por sus pómulos, su redonda mandíbula, su nariz, labios, barbilla, cuello...
Estaba tan relajada entre mis brazos que no quería que despertase hasta que estuviese realmente descansada,
se veía tan adorable, tan frágil cuando dormía... Pronto se acurrucó un poco más en mí y yo la achuché un
poco a mi cuerpo, tumbándome un poco de lado para sentirla más conmigo. Sus pestañas se rozaron un poco
con mi comisura del labio y sonreí, acomodando mi rostro para no molestarla, cerrando ahora mis ojos
consiguiendo relajarme hasta tal punto de quedarme dormida.
Me confieso total y perdidamente enamorada de Lauren Jauregui.
Capítulo 43
Camila's POV
Desperté poco a poco, ¿cuándo me había quedado dormida? ¿Cuánto llevaba en tal estado? Sentía unas
cosquillas en mi rostro, y al abrir mis ojos, me encontré con la mirada adormilada de Lauren, la cual tenía
la barbilla apoyada en mi pecho y con su dedo índice estaba acariciando mi rostro, repasando los detalles.
Sonreí inmediatamente y llevé mi mano a su mejilla, dejando una caricia corta en esta, pasando un mechón
de su ondulado pelo oscuro por detrás de su oreja.
─Menos mal que has despertado, estaba contemplando la opción de ir a por Charles y dejarle que te lamiese
la cara... Tu madre ha llegado hace media hora. ─ Me alarmé un poco al escucharla, ¿mi madre nos había
visto dormir juntas? ─Tranquila, le he dicho que nos hemos quedado dormidas viendo una película...
Volví a sonreírle mirándola fijamente, levanté un poco la cabeza y le di un beso en la comisura del labio.
─¿Has... has descansado? ─ Pregunté a quemarropa de su piel y ella asintió, rodeándome con su brazo para
achucharme en su cuerpo.
─He descansado mejor de lo que podría haber imaginado nunca. ─ Reí por lo bajo, haciendo que rodásemos
en el colchón para quedar yo encima de ella, la abracé y escondí mi rostro en su cuello.─A veces... pienso
que... que no hay nadie c-como tú para... para mí. ─Dejé un tierno beso en la piel de su cuello, el cual me
permitió sentir temblar mis labios por la risita que a ella le salió.
─Eres tan maravillosa que no dudo si algún día alguien se obsesione en hacer que sientas por él o ella...
─Ella. ─ Dije firmemente y reí, mi sexualidad nunca había sido un tema de conversación ni con Lauren ni en
casa, pero ahora, en este mismo instante, tenía claro que me gustaban las chicas. Me gustaba Lauren. ¿Quién
sabe si el futuro puede cambiar las tornas?

¿no?
─Bueno, ella, pero la persona que se sienta atraída por ti puede ser un chico,
─Cállate...─ Dije poniendo mis dos manos sobre los labios de Lauren, superpuestas una a otra para alzarme
un poco y mirarla fijamente a los ojos. Apoyé mis labios sobre las manos, como si nos besásemos, pero con
mis manos de por medio. Sus ojos se achinaron en señal de que estaba sonriendo y yo también lo hice de
nuevo.
Mordió la palma de mi mano y yo me quejé, pero volvimos a acabar riendo como idiotas, yo sentada a
horcajadas ahora encima. Coloqué mis manos en su abdomen y lo acaricié un poco mientras me quedaba
mirándola, pero mis ojos bajaron poco a poco a sus brazos, tenía una camiseta de mangas cortas negras y
dejaba a ver el filo del tatuaje de las rosas que tenía tatuadas en la parte superior del brazo y hombro.
─¿Aún... aún no te... no te lo has acabado? ─ Me relamí los labios viendo de soslayo que ella negaba con la
cabeza, entonces me levanté rápidamente, buscando por mi escritorio mis rotuladores antiguos pero que aún
valían.─¿Vas a pintar el tatuaje? ─ Con la caja de rotuladores, me puse en el lateral de la cama aún de pie
y asentí fervorosamente.─Es-está feo así. Sientate...─ Y cuando lo hizo, yo me puse a su lado, de cara a ella,
hasta con una pierna extendida por detrás de su cuerpo. Puse la caja de rotuladores a mi lado en la cama y
le alcé la corta manga de su camiseta.
─No va a doler, ¿verdad? Oh, dios, tendría que haber traído crema anestésica para tatuajes...─ Dramatizó
la escena y yo entre risas le di un golpe suave en su brazo.
─¡Lauren! ─ Me quejé y entonces se calló.
Comencé a rellenar de colores su tatuaje, no era para nada lo que cualquiera puede imaginarse con un rosal
porque lo rellené de distintos colores y ninguno como lo vería el resto del mundo. Las hojas eran naranjas
por ahora.
─¿Qué es lo que más te gusta de mí? ─ Formuló esa pregunta y levanté el rotulador de su piel con una sonrisa
nerviosa en el rostro, la miré y ella también me estaba mirando.
─Me g-gusta... me gusta que... me comprendas. Tú... ¿tú recuerdas el día que... te pusiste c-cinta adhesiva
en... en los labios? P-pues... fue como... algo que nadie ha hecho por mí. Haces que me sienta... menos rara.
Menos... menos idiota. ─ Volví a mi tarea de rellenar su tatuaje y noté que puso sus dedos bajo mi barbilla,
me acercó y me dio un beso lento pero corto.
─No eres idiota ni rara. Eres maravillosa y nunca me cansaré de repetírtelo hasta que un día me creas.
─¿Qué es lo... lo que más... más te gusta de mí? ─ Me separé de su rostro para volver a los colores, esta vez
escogí el azul para una de las rosas.
─Es difícil escoger algo... Me gustas demasiado por cómo eres y cómo has ido creciendo como persona en el
tiempo que nos conocemos. Digamos que... lo que más me gusta es la forma de ver todo a tu alrededor, me
explico... Cuando vamos por la calle, siempre te noto atenta al entorno, y es que tienes un alma inquieta que
quiere aprender todo, quieres investigar todo, y aunque a veces seas bastante inocente, me dan ganas de
aprender contigo todo lo que observas y te callas. Daría todos mis bienes por poder saber lo que esconde esa
mente quetienes. Estar callada tiene que ser frustrante cuando ocurren tantas cosas en tu imaginación, ¿no
es así? ─Escuché tan atentamente sus palabras que me di cuenta cuando el silencio se hizo en mi habitación
que no había pintado nada, solo había dejado el rotulador suspendido en el aire entre mis dedos.
Alcé mi mirada para encontrarme con la suya inquieta, observaba las posibles reacciones de mi rostro, y
aquel gesto me hizo sonreír, aun pensando en sus palabras. Entonces, continuó hablando.
─No sé, es como... yo siempre había visto en películas y eso que los protagonistas se enamoraban, se decían
cosas que me hacían tener ganas de vomitar de lo pasteloso que se ponía el asunto, que siempre se decían
cosas como... "eres mía y de nadie
más" cuando se emparejaban, que eran pareja o no eran nada, sin un término medio y... No sé, el amor que
estoy viviendo es totalmente distinto. Me haces creer en cosas que quizá nunca van a ocurrir, me haces tener
esperanza, contigo no siento ese "eres mía", porque siento que cuanto más libre estás, más satisfecha estoy.
Contigo no necesito decir "eh, ella es mi novia", ¿para qué necesito eso si puedo gritar al mundo entero que
tienes la risa más bonita del planeta y he tenido el placer de escucharla?Sentí una lágrima recorrer mi mejilla
y un sollozo se apoderó de mi pecho por un instante, dejé el rotulador tapado en la caja y ella secó con su
pulgar mi mejilla húmeda por las lágrimas que ahora no paraban de aflorar.
─Hace bastante tiempo... me desvelé en madrugada porque habíamos discutido, eso es algo que no me gusta,
hemos pasado más tiempo echándonos de menos que queriéndonos... Pero dejando ese tema a un lado... Me
puse a ver la televisión y vi un documental sobre Alaska. Era todo nevado, un paisaje bonito pero desolado,
en realidad, no hay nada más
frío que alguien pueda sentir en sus manos que la nieve o el hielo, y el paisaje ese lo tenía a montones, todo
estaba cubierto por este, pero entonces, en la oscuridad de aquella noche, en la frialdad de aquel paisaje
ocurrió un fenómeno que no todo el mundo tiene el placer de ver,
¿sabes cuál es?
A estas alturas, ella se había sentado igual que yo, nuestras piernas estaban entrelazadas sobre la cama y yo,
aún con lágrimas en mi rostro, no paraba de mirarla, no me sentía para nada avergonzada de que me viese
de tal forma.─N-no...
─Ocurrió algo llamado Aurora Boreal. ─ Sonrió sin dejar de mirarme y se relamió los labios antes de
continuar. ─Es un espectáculo de luces de colores en el cielo, la nieve, la oscuridad y unas pequeñas
partículas solares se cuelan en la atmósfera, y junto al campo magnético de la tierra, favorecen la aparición
de esas luces. Es algo que todo el mundo quiere ver y muy pocos son los privilegiados para contemplar cómo
algo tan bonito es capaz de dar vida a algo tan muerto como un paisaje nevado. Aurora boreal, llamada así
por la diosa romana del amanecer, es capaz de hacer que la admiren en silencio.
─¿Y... y eso qué... qué t-tiene q-que...?
─¿Qué tiene que ver contigo? Es fácil... Hace unos meses, todo Boston estaba en mitad de una ola de frío,
casi nadie se atrevía a salir a la calle y conseguí un trabajo en el garaje de la acera del frente, me dijeron
que lo dejara todo limpio y renovado porque lo tenían que vender, estuve sola con mi música en aquel garaje
durante dos semanas, y en ese tiempo, siempre me cruzaba con alguien que me bajaba la mirada, que se veía
pequeña ante el mundo... Hasta que un día, tuve la oportunidad de que me mirase a los ojos cuando se le
olvidó el
desayuno y se lo di, antes de verla subirse a ese autobús escolar, yo ya sabía que esa chica iba a marcarme,
porque eres tan maravillosa, tan fuera de lo común, que sin tan solo hablar, me has hecho vivir una continua
Aurora desde el primer día que me miraste.
Bajé la mirada a sus manos y no sabía en qué momento de la charla había sacado aquella pequeña cajita,
pero la abrió frente a mí y me mostró algo tan precioso y con un valor sentimental tan enorme en este
momento, que no pude evitar quedarme mirándolo, hasta que mis manos respondieron a mis órdenes
cerebrales y atrapé la pequeña caja entre mis manos, era un colgante de plata con una luna y una pequeña
esfera en su interior que atrapaba el paisaje estrellado, algo parecido a una aurora de colores nebulosos,
sonreí ampliamente y sin pensarlo, me lancé a sus brazos, achuchándola tanto como me fue posible.─Te amo.
─Dije firmemente, y noté que cuando ella me escuchó, nos dejó caer en la cama, con ella de espaldas y me
abrazó con tanta ternura que juro que nunca más me había sentido tan protegida.
─Te amo, Camila. ─ La noté esconder el rostro en mi cuello y poco a poco mi piel se fue humedeciendo y sus
sollozos se hicieron presentes. ─Por favor, no me dejes caer nunca, no me dejes hacerte infeliz, no me dejes
enfadarme por gilipolleces...
El silencio se hizo presente en la habitación, pero dos corazones estaban latiendo tan llenos de pasión, amor
y orgullo que nos teníamos la una por la otra, que casi juré en algún momento haber escuchado un latido
más fuerte que el silencio.Después de un buen rato, ninguna habló, yo solo me levanté con la cajita aún en
mis manos, saqué el colgante con cadena de plata y me puse frente al espejo del armario de mi habitación,
miré el colgante de la piedra que aún colgaba en mi cuello desde el día del concierto y sonreí al rodearme
esta parte con la nueva cadenita e intentar abrochármelo, entonces, vino Lauren por detrás y enganchó el
broche.
─G-gracias...
─No es nada, ¿quieres que hagamos unos sándwiches y merendemos un poco?
─ La miré fijamente a través del espejo... quería decirme algo... y al intentar buscar el doble sentido en la
frase... ¡CLARO, LOS SÁNDWICHES QUE HICIERON DINAH Y NORMANI!
Sin decir nada más y para no parecer una idiota, me di la vuelta, la empujé hasta que se sentó en la cama y
me lancé a su cuerpo, quedando nuestros cuerpos de lo más pegados,
¡eso era un sándwich!
─¿Camz?
─¿Hm? ─ Dije sin mirarla, estaba demasiado ocupada en hacer el sándwich.

confusión.
─¿Qué pasa? ─ Ahora sí que alcé la mirada hacia ella, la que tenía una cara de
─Dinah y Normani hacen esto cuando vamos a... dormir, se piden... sándwiches y-y... son abrazos en la
cama...─ Dije algo nerviosa de carrerilla todo.
─Con que Dinah y Normani se piden sándwiches... ─ Alzó las cejas con una expresión divertida y yo asentí.
─¿Qué... qué pasa?
─¿Hm? Nada, nada. ─ Y por último, me rodeó con sus brazos, quedándonos denuevo en aquella posición de
abrazo sobre mi colchón.
Capítulo 44
Lauren's POV
¡Por fin era el día de la gran actuación de Ed! Hasta se había comprado una guitarra eléctrica y se había
pasado estos últimos días ensayando con esta para que todo saliese a pedir de boca, en realidad se merecía
llegar a su sueño, estaba a tan poco de darse a conocer ya por todos que no sabía si la que estaba más
nerviosa era yo o él.
Ahora me encontraba en mi coche, parada en un semáforo y con Camila en el asiento del copiloto, la miré y
sonreí, estos últimos días habían sido de ensueño, nos pasábamos todo el tiempo que podíamos juntas,
jugando, riéndonos, pintando y, sobretodo, besándonos, dedicándonos todo el tiempo que no habíamos tenido
entre varias causas.
Cuando volví a mirar a la carretera para reanudar la marcha y poner las dos manos al volante, Camila me
cogió la más próxima a ella y entrelazó sus dedos con los míos. Acaricié el dorso de la suya con mi dedo
pulgar y luego me llevé ésta a los labios para darle un beso.
─¿Estás nerviosa? ─ Dije mientras soltaba su mano para cambiar la marcha y entrar al aparcamiento del
teatro donde era la gala benéfica.─Sí. ─ Masculló en un susurro realmente bajo y me pareció tan tierna que
en cuanto aparqué, me reí y le di un beso en la mejilla.
─Vamos. Tan solo agárrate bien a mi mano, aunque haya mucha gente, no te va a pasar nada si estás
conmigo.
Pasamos por la puerta del teatro después de que los guardias revisasen nuestros nombres y nos diesen el
típico colgante con una tarjeta de "Usuario VIP", nos colamos por el backstage con dichas insignias y fuimos
directamente al camerino que titulaba "Ed Sheeran". Camila llevaba puesta la sudadera con su cara y un
lazo rojo en la cabeza, al mirarla bien me fijé en ese detalle que me hizo sonreír antes de que la puerta se
abriese por haber tocado previamente.
─¡Pero bueno, si son mis dos personas favoritas! ─ Dijo antes de agarrarnos a ambas con su antebrazo en
nuestra nuca y achucharnos en su cuerpo mientras cerraba la puerta.
─Quita, joder. ─ Me aparté riendo, aunque Camila se había abrazado a él y su cabeza estaba apoyada en el
pecho del pelirrojo al ser mucho más alto que ella.
─La arisca. Bueno, pues yo me quedo con Camila, tú vete...─ Ambos reímos y observé a Camila sonreír de
lado y acurrucarse más en Ed.
─Bueno, solo queríamos venir para desearte buena suerte, esto está a punto de empezar y también estamos
bastante nerviosas...─ Vi a Camila asentir de reojo y se separó finalmente del cuerpo del pelirrojo, ahora fui
yo la que me adelanté a estrecharlo en mis brazos y revolverle un poco el pelo como era costumbre. ─Buena
suerte, zanahorio.─Ya tengo a mi amuleto en el público, imbécil. ─ Le sentí reír durante el abrazo hasta que
nos separamos y atrapé la mano de Camila con la mía.
─Encima vas guapísimo, con ese chaleco, esa camisa blanca y corbata... así me gusta, que vayas elegante,
zanahorio. Nos vemos después para celebrar, ¿eh? ─ Le guiñé un ojo, le coloqué bien la corbata con una
mano y finalmente salimos de allí, miré en mi entrada elasiento que nos tocaba, viendo que estaba bastante
cerca del escenario, en la fila cuatro.
Una vez entramos lo que es el auditorio del teatro, busqué nuestros asientos y allí nos acomodamos las dos,
Camila estaba casi temblando, no había hablado en todo el rato que estaba conmigo y me tenía un poco
preocupada.
─Camz, ¿estás bien? ─ La miré frunciendo el ceño, ella me miró y asintió muy leve. ─¿Es porque hay mucha
gente? ─ Volví a preguntar y tuve la misma respuesta que antes, un asentimiento leve. ─Tranquila, ya mismo
empieza la música y te lo pasarás muy bien. Hay una salida de emergencia a pocos pasos de nosotras y hay
mucho staff... así que tranquila.
El primer artista dio comienzo, era una chica rubia, con rasgos del norte de Europa, era bastante guapa a
decir verdad. Cuando la presentaron dijeron su nombre y era Zara, Zara Larsson. Estuvimos escuchando las
canciones de aquella artista y no estaba nada mal, tenía su buen ritmo y la voz no estaba para nada retocada
con alguna mesa de mezclas detrás.
No supe cómo lo hizo, porque Camila se sabía todas sus canciones, había algo que no dudaba yo y es que era
toda una fangirl, seguro que hizo labores de investigación en cuanto supo el cartel del concierto y había
escuchado a todos los artistas.
En el descanso, como iba para largo y mi estómago rugía de hambre, me dirigí a
Camila para preguntarle algo.
─Pequeña, voy a ir a por algo de comer fuera, ¿quieres venir o te traigo algo? ─ Me miró y negó con la
cabeza, sacó de su bolsillo un pequeño monedero y se lo bajé con una mano mientras me levantaba. ─Invito
yo, Camz...
─Q-quiero... u-una pirulet-ta de... de cereza...
Asentí tras escucharla y me encaminé hacia la salida de la sala en la que estábamos, con algo de prisa, pues
no quería dejar a Camila en aquel tumulto de gente tanto rato a solas. Caminé por el backstage para cortar
camino y me choque con una chica más pequeña que yo.─Oh, lo siento...
─¡No! Lo siento yo, de verdad, estoy nerviosa, voy a actuar ahora y...─ Suspiró pasándose una mano por un
mechón de su cabello que caía por el hombro.
─¡Ariana! Es tu turno, ¡sal ya! ─ Gritó un hombre a mis espaldas, a lo que la chica se asustó un poco, se
veía algo tímida, pero corrió como alma que llevaba el diablo hacia la entrada al escenario.
Después de algunos minutos de elegir cosas en el puesto de comida que había más o menos a la salida de
todo, puse rumbo ahora con la bolsa de papel en mi brazo de nuevo hacia el auditorio, y una vez allí a
nuestros asientos.Mi sorpresa fue que al llegar, no había rastro de Camila, ¿habría salido al baño? Me
sentaría a esperarla, mientras, cuando me senté, veía a la chica con la que me choqué anteriormente, ¿cómo
podía salir esa voz de ese cuerpo tan pequeño?
Camila's POVUnos minutos antes...Estaban anunciando a la siguiente artista, la cual era la que más me
gustaba de toda la gala sin incluir a Eddy, no solo por su forma de cantar, sino por su forma de ser. Había
visto varias entrevistas de ella y también participaba en una serie de Disney Channel que Sofi no paraba de
ver en su tiempo, y todo lo que vi me llevaba a que era una gran persona e iba a triunfar seguro.De repente,
mientras yo miraba hacia el escenario, alguien se sentó a mi lado, y yo esperaba que era Lauren, pero ese
pensamiento se me borró de la cabeza cuando me sentí que esa persona me clavaba algo duro en mi costado
con disimulo.
─Buenas tardes, señorita Cabello, nos volvemos a ver las caras... Supongo que no querrás que pase nada
aquí, ¿verdad? ─ Esa voz... esa voz me daba escalofríos, la reconocía tantísimo que salía hasta en mis peores
pesadillas. Benjamin.
Me quedé paralizada, hasta se me olvidó cómo se respiraba, tan solo cerré mis ojos y apreté los labios entre
sí, hacía tantísimo que no tenía ese gesto al intentar hablar que por primera vez me resultó extraño.
─Me tomaré esa respuesta como un "no"... Levántate y sígueme, actúa como si fueras mi novia. Un paso en
falso y mi mano no temblará en apretar el gatillo, ¿capisce?
Noté cómo él se levantaba e inmediatamente mis piernas reaccionaron para levantar a mi cuerpo. Su mano
agarró mi brazo con fuerza, lo que me hizo estremecer de dolor, pero no sé cómo lo hacía, que nadie más
veía que me estaba llevando en contra de mi voluntad. Pasamos por el control de seguridad de la puerta y
pude ver cómo uno de los guardias se me quedaba mirando, seguro vio el dolor en mi cara, pero entonces,
Ben volvió hablar.
─Lo siento, es que mi chica se encuentra algo mal, vamos a que tome un poco el aire...─ Y el guardia, sin
más, sonrió y asintió.
Después de ello, él habló al reloj que tenía en su muñeca, aunque yo sabía ahora que no era uno de estos,
sino un intercomunicador.
─Podéis entrar.
Vi cómo caminábamos hacia el callejón de atrás del teatro, y él nos metió entre unos basureros, allí no éramos
para nada visibles. Le miré fijamente e intenté escaparme de su agarre, pero lo único que conseguí es que
ahora la pistola me apuntase al estómago y su mano presionase más fuerte mi piel.─Estate quieta, niñata. Al
parecer no moriste en aquel incendio, ¿verdad? Pues una zorrita va a cobrar por tu vida, porque ahora toda
la policía me está buscando, ¡a mí! Vamos, saca tu teléfono. ─ Mi cuerpo estaba paralizado, tanto, que mi
cerebro tardó unos segundos más en procesar la información para poder sacar el dispositivo
móvil.Inmediatamente, él me lo arrebató de las manos, lo desbloqueó y se metió en la conversación con
Lauren, intenté ver lo que le ponía, pero no pude pues él seguía estrujando mi brazo con su manaza y a la vez
me estaba apartando de él.
No sabía cómo suplicarle que parase, mi voz estaba verdaderamente atorada en algún punto de mi garganta
y no salían las palabras por nada que pasase. En un despiste del mismo Ben, pude hacer que soltase mi brazo,
pero inmediatamente él tiró mi teléfono al suelo, cogió la pistola y con su antebrazo atrapó mi cuello, de
forma que mi espalda topaba con su torso y el cañón frío del arma estaba en mi sien.
─Muévete un solo centímetro más y disparo, juro que te mato.Lauren's POVCamzi: He salido un poco a
tomar el aire, lo necesitaba... Estaba demasiado ansiosa ahí dentro.
El mensaje que me envió Camila me había desconcertado tanto que ahora mismo no sabía qué hacer, ¿cómo
que había salido a tomar el aire y no me había cruzado con ella en ningún momento? Ella sabía el camino
por el backstage, era tonto que saliese por la puerta principal.
Decidí levantarme y poner rumbo hacia el exterior, iba a buscarla, de todasformas, si la encontraba, no
esperaba que a ella le fuese a molestar que la acompañase. Un mal presentimiento se instaló directamente
en mi pecho cuando en mi teléfono se notificó una llamada entrante de ella, en ese momento estaba caminando
por el pasillo a paso rápido, entonces, descolgué la llamada.
─"Muévete un solo centímetro más y disparo, juro que te mato."
Al escuchar aquella frase, y sobre todo, al escuchar esa odiosa voz, mi corazón se puso a mil por hora, la
debía encontrar fuese como fuese, así que solo dejé el teléfono pegado a mi oído, no se escuchaba nada, solo
respiraciones rápidas y gruñidos de Ben. Al salir por la puerta de atrás vi a unos guardias con un ropaje
distinto al que vi anteriormente al entrar, pero tampoco le di mucha más importancia, ya que uno de ellos
hasta me abrió la puerta para salir.
Le di la vuelta a todo el teatro, intentando buscarles, y a lo lejos, vi un movimiento extraño tras unas cubetas
de basura, ¿serían ellos? Me acerqué con precaución, pero pronto él mismo se descubrió de su escondite,
salió de entre esas cubetas y vi que tenía a Camila
agarrada. Nunca la había visto con tal expresión de horror, la cual creo que yo también tuve al ver que la
estaba apuntando con una pistola a la cabeza.
─¡No! No, no, joder. Suéltala, por favor. ─ Dije con desesperación y las manos en alto, aún con el teléfono
en mi mano. Camila negó con la cabeza, vi las lágrimas en su rostro y
sus gruñidos desesperantes por que la soltara.
─¿Y para qué querría yo eso cuando puedo tener a las dos lesbianas que me han jodido el negocio? ─ Le dio
un apretón a Camila en el cuello y se quedó quieta, ahora bajó el
arma.

ver, déjala ir.


─La que te ha desmontado toda esta mierda he sido yo, ella no tiene nada queEn ese momento, tanto el rostro
de Ben como el de Camila cambiaron por completo. Ben suavizó su expresión y mostró esa sonrisa chulesca
que tanto asco me daba siempre, y Camila... ella miró detrás de mí, lo noté, y con un leve asentimiento
mientras Ben la soltaba poco a poco, me di la vuelta, viendo cómo Sarah estaba justo detrás de mí.─Nos
volvemos a ver. ─Dijo demasiado cerca de mi rostro, yo, sin esperar mucho más, le di un puñetazo en la nariz
bastante fuerte, cosa que consiguió tirarla al suelo y dejarla aturdida.
Entonces, unas fuertes manos me cogieron las muñecas con tanta fuerza que creí que me las había roto en
añicos, tan solo pude revolverme y ver a Camila confundida con la escena, me miraba a Sarah y a mí, ¿de
verdad era aún amiga de esa zorra?
─¡CAMILA, CORRE, VETE DE AQUÍ! ─ Le grité mientras ella volvía y clavaba su mirada en la mía, ella
negó con la cabeza y yo seguía forcejeando, me estaba haciendo daño.
─Sarah, levántate de ahí y ayúdame, gilipollas.
Parece que algo en el cerebro de Camila hizo "click". Claro que yo nunca le había dicho que Sarah estaba
peleada conmigo, ¡porque yo no sabía que estaba implicada hasta tal punto con Ben! Ella empezó a correr y
yo tan solo rezaba porque pidiese ayuda, yo no iba a ser tan fácil de llevar, no iba a ser tan fácil para que
me matara.
Ed's POVTodo marchaba bien, y es que faltaban menos de diez minutos para que comenzara el descanso y
fuera mi turno de salir al escenario. Estaba bastante nervioso, había mucha gente en aquel teatro, no era
como en los shows que solían asistir 200 personas o 300, aquí perfectamente podrían haber cerca de las mil
quinientas.
De repente, la puerta se abrió, mostrando a una Camila bastante asustada y desesperada, eso me extrañó
bastante, con lo cual tomé la determinación de acercarme a ella.─Camila, ¿qué ocurre? ─ Cerré la puerta
del camerino detrás de ella, ahora yo estaba solo, aunque anteriormente hubiese más gente de mi equipo.
Vi que entreabría los labios, vi cómo le temblaban las manos, vi sus lágrimas caer por las mejillas, e
inmediatamente pensé en que quizá se había peleado con Lauren, así que tan solo cogí mi vieja libreta, la
abrí por la última página y se la tendí a ella con un bolígrafo.
Dio varios tachones mientras escribía, y por cada segundo que pasaba, yo me ponía mucho más nervioso,
¿qué estaba ocurriendo? Finalmente me entregó de vuelta el cuaderno y pude ver escrito en letra bastante
temblorosa y mayúsculas:
"LAUREN – PISTOLA ─ BEN ─ AYUDA"
Mis ojos se abrieron más de lo normal por lo que acababa de leer y de inmediato me aflojé la corbata y me
quité el chaleco gris, puse mis manos en los hombros de Camila y la miré directamente a los ojos.
─Por favor, quédate aquí, no puede pasarte nada si te quedas quieta en esta habitación. Por favor, te lo
suplico, ¿vale? ─ Ella tragó saliva y tras limpiarse algunas lágrimas de sus mejillas asintió.De inmediato
salí del camerino, dejando a Camila dentro de este, corrí todo lo que daban mis piernas. Si Camila había
podido llegar, era porque estaba cerca, y la única puerta que daba al exterior por allí era la puerta trasera.
Al momento de girar la esquina para encontrarme con la puerta trasera cerrada, oí algo que me caló el alma,
algo que jamás pensé que oiría en persona, algo que me hizo temblar de miedo.
Un disparo.
De fondo al disparo se oyó a la artista que estaba presentándose, no había nadiemás en aquel pasillo, tan
solo una silueta a lo lejos tirada en el suelo, al acercarme vi a un guardia de seguridad con un corte en la
garganta, aún brotaba la sangre de ahí.
Era ahora o nunca, debía ser valiente.
Cogí la reglamentaria que llevaba en el cinturón el guardia, y no, no tenía ni idea de cómo usar una puta
pistola, pero de algo me defendería, así que con mucho cuidado abrí la puerta y a lo lejos, vi cómo Ben tenía
cogida del cabello a Lauren, quien forcejeaba y al final le acababa dando un puñetazo en la muñeca que hizo
que el arma cayese entre los cubos de basura que tenían al lado. Respiré de alivio al no ver sangre por ningún
lado, entonces el disparo fue al aire.
Ahora, con él desarmado, sería más fácil todo. Nadie se metía con mi ojiverde en mi presencia. Caminé
apuntando a Ben desde la lejanía, cargué la pistola como lo hacían en las películas y alcé la voz.
─Suéltala o te pego un tiro entre ceja y ceja, hijo de puta. ─ Dije ya bastante más cerca, por lo que obviamente
se percató de mi presencia, así que lentamente volteó su cuerpo sin soltar a Lauren del cabello, la cual estaba
llorando a mares y abría la boca para hablar, pero no podía.
─Vaya, así que ahora tenemos al amigo músico también. ¿Por qué me impedís tanto que me la lleve? Si es
tan solo una putita que vive del cuento...─ Alzó una ceja mirándome y mi dedo tembló sobre el gatillo, respiré
profundamente y caminé hasta ponerme de espaldas a las cubetas de basura.
─He dicho que la sueltes, ¡HE DICHO QUE LA SUELTES! ─ Grité ahora agitando el arma, en el momento
que Lauren iba a decir algo, Ben, con su mano libre, le tapó los labios
que hasta vi su blanca piel enrojecerse bajo la yema de sus dedos.
─Sería una lástima que te cargaras tu carrera artística solo por matarme y salvarla, ¿no? ─ Mis manos no
paraban de temblar, y quería presionar el gatillo, pero... ¿y si fallaba? ¿Y si no le daba a él y le daba a
ella?Camila's POVDebía ir hacia allí sea como sea, ¿y si pudiera hacer algo para evitar que pasase una
tragedia? Las armas llevaban a tragedias, ¡no había más! No quise pensar más en ello, puesto que mi
subconsciente había actuado por cuenta propia y ya me encontraba abriendo la puerta del camerino.
Corrí todo lo que mis piernas dieron hacia el sitio donde los había encontrado, corrí sin mirar atrás, sin
mirar nada más que mi objetivo, la puerta que daba al callejón trasero.
La empujé con fuerzas, y tan solo al abrir, pude ver a Ed apuntando con una pistola a Ben mientras este
último tenía a Lauren agarrada, la cual estaba forcejeando todo lo que podía, pero...
...¿y el arma que tenía Ben?
...¿dónde estaba Sarah si Lauren la había tirado entre los contenedores? Rápidamente todo en mi cabeza
encajó, pero las palabras no me salían, no podía
gritar a Ed que diese la vuelta porque Sarah podría estar detrás apuntando a Lauren, tan solo corrí, y en el
momento que recuperé la esperanza de haber podido llegar a impedir lo que estaba a punto de ocurrir, oí el
sonido de una pistola cargar, Ed bajó el arma porque también lo escuchó
y antes de eso, un grito desgarrado salió de mi garganta al llegar a aquella posición y ver a Sarah tirada en
el suelo con la pistola de Ben en las manos.
─¡LAUREN!
Un estruendoso sonido de un disparo me hizo cerrar los ojos. Esa bala no fue al aire, escuché a alguien
chillar, no era una bala perdida. Mis oídos pitaban. El corazón iba a salirme por la garganta. Y un solo
pensamiento en mi cabeza:"No abras los ojos, puedes haber perdido a una de las personas que más quieres
en este momento, no abras los ojos, no abras los ojos, no abras los ojos."

Al abrir los ojos me di cuenta que mis pensamientos se habían hecho realidad. La había perdido.

Capítulo 45
Lauren's POV
Después del fuerte estruendo que provocó la pistola de Sarah, cerré los ojos y escuché el grito de Camila,
esperando a notar un fuerte dolor que provocase una bala en mi organismo...
...pero no fue así.
Los agarres en los que me tenía sostenida Ben se aflojaron de repente, escuché unos pasos rápidos en señal
de que había salido corriendo, pero lo peor es que yo no me atrevía a abrir mis ojos. Fue cuando escuché la
voz de Camila que mi cuerpo se tensó por completo.
─L-Lauren... Lauren, por favor... p-por favor... ayuda...─ Mis ojos se abrieron y pude contemplar una imagen
que nunca jamás se me iba a borrar de la memoria. Ed estaba tumbado en el suelo, sus labios entreabiertos
estaban expulsando sangre poco a poco, su camisa blanca estaba llena de sangre sin ninguna rotura por la
parte delantera y Camila lo sostenía en su regazo.
Mi cuerpo no respondía con esa imagen frente a mí, Camila seguía suplicándome en susurros, pero fueron
ecos para mis oídos, yo ya no escuchaba nada de mi alrededor, todo se había vuelto mudo. Mis piernas
fallaron en un momento y caí de rodillas al lado de Ed, quien no respondía a ningún movimiento que Camila
le hiciese.
Poco a poco, moví mis manos hacia su camisa y mis puños se apretaron en la tela de esta, me negaba a creer
que no estuviera. Sentí que me tocaban el hombro, pero no hicenada, solo miraba el rostro de Ed, el cual
estaba con los ojos abiertos mirando al cielo nublado que nos cubría. Mis manos ahora se fueron a su rostro,
lo moví brusco, recuerdo haberle gritado muy cerca de la cara, pero en realidad no sabía lo que estaba
diciendo, no lo sabía porque mi mente se había bloqueado y era mi corazón el que dictaminaba los impulsos
de mi cuerpo.
Recuerdo que me abracé a él tan fuerte que hasta me dolió, que lo levanté parcialmente del suelo. Recuerdo
notar lo húmeda que estaba su camisa por culpa de la sangre y que después estuvo más húmeda por mis
lágrimas.
Creo recordar que no hubo ningún movimiento de su cuerpo, que todo fue inerte en mis brazos, que tuve que
cerrar sus ojos con mi mano. Recuerdo sirenas, muchas luces, muchos colores en aquel callejón. Recuerdo
cómo dictaminaban la hora de la muerte de Edward Christopher Sheeran, recuerdo que me agarraron las
manos porque quise volver a su lado, quise volver a intentar reanimarle, quería que me volviese a mirar y me
insultase porque yo me metiese con el color de su cabello. Recuerdo haber empujado a Camila porque
también cogió mi brazo, ella me miró y pude reconocer la lástima y pena en su mirada.
Recuerdo que me hicieron un reconocimiento los médicos de las múltiples ambulancias que llegaron, no sé
quién dio la llamada, pero todo estaba lleno de policía, médicos y cintas amarillas que dictaban "NO PASAR".
Por delante de mí, cruzó, esposado, Benjamin Ross, quien me miró con una sonrisa y me gritó "nos volveremos
a ver las caras, Jauregui".Mis madres vinieron corriendo a mi posición, tampoco supe quién las había
llamado, pero cuando abracé a mamá Ana, por encima de su hombro, vi cómo levantaban el cuerpo de Ed y
lo metían en una bolsa, la cual después cerraron la especie de cremallera que tenían.
No sé si pasaron minutos u horas, pero lo que sí sé es que mi cerebro estaba fuera de sí, no estaba asimilando
todo lo que ocurría, incluso no recuerdo haber hablado después de gritarle a Ed anteriormente.
"Un disparo directo al corazón", "le perforaron un pulmón", "no, le han dado en elestómago, pobre chico".
Escuché tantas frases aquel día, todas que no quería escuchar.
Recuerdo que mamá Clara me limpió las manos llenas de sangre y que la sudadera que llevaba Camila con
la cara de Ed estaba también llena de sangre, ¿irónico? No lo sé. Mamá Ana y mamá Clara nos llevaron a
Camila y a mí en el coche, a Camila la dejaron en su casa y yo, cuando estuve sola en el coche, fui mirando
por la ventanilla.
─Lauren... ¿puedes escucharme, por favor? ─ Miré hacia adelante viendo que mamá Clara no estaba en su
asiento, estaba sentada a mi lado, se habría cambiado cuando dejamos a Camila. ─Mi vida, tienes que
reaccionar, no puedes guardarte todo...─ Y era verdad, creo que no lloré desde que entré en conflicto con mi
mente después de gritarle a Ed, no hablé más.
Volví a mirar hacia la ventanilla viendo todo el paisaje pasar, sentí la mano de mamá Clara atrapar la mía
y rápidamente la aparté, sin mirarla, no quería que me tocase, no quería que nadie me tocase.
─Está bien... lo entiendo. Tan solo... cuando estés preparada, estamos aquí para ti, Lauren, somos tus mamás,
cariño.
Tenía el corazón abierto, roto, desangrándose porque mi mejor amigo nunca más iba a poder venir a decirme
lo imbécil que era, nunca más iba a poder escuchar su voz en directo, cara a cara, nunca más iba a poder
revolverle el pelo, y nunca más iba a poder abrazarle para decirle que gracias a él no cometía tantos errores.
Él se ha ido, y una parte de mí, se ha ido con él.Say Something - A Great Big WorldCamila's POVEstaba
frente a la puerta de la casa de las señoras Jauregui, había cogido un bus que me trajo hasta aquí cuando
mamá se fue a trabajar junto a papá y a dejar a Sofi en su
colegio. Toqué tímidamente con los nudillos esperando a que abriese Clara, sino, iba a morirme de la
vergüenza. La puerta se abrió frente a mí y vi a la otra mamá de Lauren, no sabía su
nombre, el día del accidente no nos habíamos presentado, no dio tiempo a nada, en realidad.
Cualquiera diría que pasó una semana de aquello y se sentía como si hubiese pasado ayer
─Oh, hola, Camila. Pasa... me ha dicho Clara que vendrías, que estuviste mensajeándote con ella
anoche.Asentí tímidamente y pasé adentro, me dejé guiar por Ana hasta el gran salón donde vi a Lauren
sentada en el sofá con el pijama puesto y una pelota de tenis en las manos, la iba botando por momentos,
pero la apretaba con los dedos hasta tal punto que creí que iba a hacerla explotar.
─Clara me dijo que te había dicho que no vinieses hasta que ella lo dijese, y bueno... lleva así desde que la
trajimos. No habla con nadie, no nos mira a los ojos, tan solo deja que la duchemos y a veces se alimenta de
lo que encuentra por la casa. Siempre que le decimos que venga a la mesa a comer, nos ignora por completo...
Volví a asentir un vez más y di un paso hacia el interior de la sala, la mamá de Lauren se fue de allí en cuanto
entré, cogí aire profundamente y luego lo expulsé en forma de suspiro entre mis labios.
Me senté a su lado en el sofá, ella no me miraba en ningún momento, solo hacía votar esa pelota, una y otra
vez. El reloj del salón también marcaba el ritmo del tiempo que corría, pero yo no sabía qué decirle... Sería
sencillo comenzar por un "hola", ¿no?
─Lauren...─Cállate. ─ Me interrumpió. Eso era algo raro en ella, que me mandase a callar de aquella forma
tan despectiva y con tanto desprecio. Con una sola palabra, el dolor que ella tenía, casi se me hace tangible.
─Solo he... venido a hablar contig-...
─¡QUE TE CALLES! ─ Gritó mientras tiraba la pelota a la pared, se levantaba y se iba de aquel espacio.
Me sentí tan mal por haberla hecho enfadar que solo miré hacia el suelo, quizá tuve la culpa de haberle
insistido... Entonces, alguien se sentó a mi lado, era la señora Clara.
─Ha vuelto a huir, ¿verdad? ─ La miré de reojo y asentí, notando una lágrima que cruzaba mi mejilla.
─Yo...─ Suspiré cerrando mis ojos, tratando de tragarme las lágrimas que tenía por salir, no quería llorar.
Tenía que ser fuerte. Por ella, por Ed, por mí.
─Tranquila, ella... tan solo necesita tiempo para asimilarlo. Quizá será mejor que vuelvas la semana que
viene, ¿vale? ─ Asentí volviendo a suspirar, me levanté y fuimos ambas hacia la entrada.
Una vez crucé el umbral de la puerta y esta se cerró, miré hacia arriba, había una ventana, y por esta, Lauren
me estaba observando, pero en cuanto vio que yo me percaté de que ella estaba allí, cerró la cortina en cal y
canto.
Lauren... por favor, necesito que me digas algo, no quiero rendirme contigo, no quiero, simplemente no puedo
permitírmelo.
Diario de Lauren
Día 7
Hoy ha venido Camila a verme, yo no podía dejar de pensar en ti, maldito cabrón,
¿por qué tuviste que aparecer si es a mí a quien querían llevarse? ¿Por qué tuviste que tener tu cuerpo entre
esa bala y el mío?No sé realmente si esto va a servir de mucho, simplemente necesito... hablar contigo, aún
no me siento preparada para ir a verte, el cementerio no es un lugar para ti.
Te quiere, Lauren.
*
Día 12
Mamá Clara y mamá Ana se están preocupando porque estoy perdiendo peso, porque aunque coma, no es
suficiente. Mamá Clara ha intentado que hable con ella, pero mi voz sigue fallando, es como si se hubiese ido
contigo, ¿será esto lo que siente Camila?

.Hablando de ella, faltan dos días para que vuelva a venir. No sé cómo voy a reaccionar
Sigo echándote de menos, zanahorio. Te quiere, Lauren.
*Día 28
Camila ha vuelto a venir, la he vuelto a echar como la primera y la segunda vez. Ha acabado llorando y no
lo he soportado más, he dado un puñetazo a mi armario en su presencia. Se ha asustado.
Mamá Ana está evitando que David pueda acercarse a mí, no se fía de que pueda tratarle como al resto, él
es solo un crío.
Te quiere, Lauren.
*
Día 40
Mamá Clara me ha llevado a la consulta de mi doctor, sigo sin hablar y eso le preocupa, solo hablo para
gritar cuando estoy enfadada y no controlo nada de lo que tengo. ¿Me estaré volviendo loca? El doctor ha
dicho que tengo shock post-traumático severo, mamá le ha dado la razón, dicen que necesito medicación.
Desde el día 2 sigo teniendo el mismo sueño, en mi cabeza se repite una y otra vez la escena donde tú apareces
en el suelo sangrando. Unas veces me hablas, otras veces puedo hacer algo más que quedarme quieta, pero
siempre termina igual, siempre te vas.
Camila ha dejado de venir cada semana, ahora viene cada dos semanas. Noto que cada vez su mirada está
más cargada de miedo y tristeza.
Mamá me ha dicho que estoy absuelta del caso de Ben por problemas mentales y que se encargará del
papeleo, a Sarah la han encerrado en un loquero, que se pudra.
Te quiere, Lauren.*
Día 67
Definitivamente, estoy loca.
No paro de tener alucinaciones, dormir se ha vuelto un miedo constante a las pesadillas, el dolor se me cala
dentro. ¿Esto es lo que se siente al estar muerta en vida? ¿Te llevaste mi alma contigo?
Las medicaciones me hacen tener hambre y estoy comiendo un poco más, pero no mucho. Ya me ducho en
totalidad yo sola, mamá está contenta por eso.
Camila viene en unas horas. Sigo admirándola por venir sabiendo que voy a echarla tarde o temprano. Quizá
estoy esperando a que vengas para insultarme, darme una bofetada y hacer que la trate como la princesa que
es, pero sé que no vas a venir.
Te quiere, Lauren.
*
Día 91
He pegado a Camila. No sé cómo ha sucedido todo, no recuerdo con claridad qué ha pasado, pero cuando
me he dado cuenta, ella estaba con la mejilla roja y yo la tenía agarrada por el pelo mientras mamá Clara
me decía que la soltase.
Mamá Ana me mira extraño, dice que no soy la misma Lauren de antes, no la culpo, yo tampoco me reconozco
después de lo de hoy.Si hubieses visto cómo lloraba me hubieses matado, pero cada vez que la miro a los
ojos... recuerdo todo, recuerdo la rabia de aquel día y después esta misma me ciega, no sé qué estoy haciendo.
Si estuvieses aquí, todo sería mucho más fácil. Te quiere, Lauren.
*
Día 110
Han pasado tres semanas, Camila no ha vuelto. Escuché a mamá Ana y mamá Clara hablar y dijeron que se
había dado por vencida. También escuché que ha vuelto a clases, que lo hizo hace más de un mes y que estuvo
a punto de decírmelo ante de uno de mis ataques verbales hacia ella.
Espero que termine bien el curso. Espero que vuelva a verme. Te quiere, Lauren.
*
Día 172
Han pasado dos meses y Camila no ha vuelto aún, me han cambiado la medicación, ahora duermo un poco
mejor, pero las pesadillas persisten día sí y día también. Me ha llegado una caja a nombre de tu padre, dice
que el contenido de esta es para mí, y no, no estoy preparada para abrirla, no quiero ver lo que hay dentro,
no quiero volver al principio.He avanzado, ya hablo con mamá Clara un poco... Mamá Ana sigue mirándome
extraño. David dijo su primera palabra hace un mes, pero por lo visto, nadie me lo dijo.Te quiere, Lauren.
*
Día 325
Faltan cuarenta días exactamente para que cumpla un año esta pesadilla que se está viviendo en mi cabeza.
Mamá Ana está contenta, porque hoy, cuando he ido a la consulta del médico, al pesarme ha dicho que he
engordado 2 kilos. No está mal para los 11 kilos que bajé.
Sigo sin estar preparada para ir a verte.
Camila sigue sin venir, hoy me he atrevido a llamarla al teléfono, sale comunicando. Quería decirle que estoy
mejorando.
Te quiere, Lauren.
*
Día 365
Un año, amigo mío, un año hace que no estás aquí. Te necesito, ¿sabes? Sigo necesitándote desde el minuto
uno en donde te fuiste. No quiero que caigas en el olvido, Edward. Tu caja está a salvo bajo mi cama, nadie
la toca ni nadie la abre.Espero que me perdones por no ir a verte. Sigues teniendo mi alma contigo. Te quiere,
Lauren.
*
Día 378
He bajado a la ciudad con mamá Ana para hacer la compra de la semana y he visto a Camila. Estaba junto
a Dinah y Normani y entraban a una especie de bolera. Está muy cambiada. Se ha cortado el pelo casi por
los hombros, se ha hecho un flequillo que le queda genial y su mirada no luce tan insegura como antes...
¿Habrá conocido a alguien? ¿Estará mejorando ella sola? No lo sé. Pero está preciosa.
Te sigo queriendo, Ed.
*
Día 420
He vuelto a verla, y esta vez no sabía si era una ensoñación o era una realidad, la medicación me sigue
provocando las mismas alucinaciones que los primeros días, pero al menos me hacen estar más compuesta,
menos rota.
He corrido tras ella, pero cuando he doblado la esquina de la calle, ya no estaba. Después llegó mamá Clara
y dijo que no había nadie delante de nosotros.Yo la vi. Vi su pelo castaño corto regodearse delante de mis
narices, no puedo estar equivocada en esto.Te quiero, pedazo de imbécil.
*
Día 648
Camila se va a la universidad. Mamá Clara ha hablado con ella, la han aceptado en la UCLA, dice que se va
en la próxima semana. Nadie me da más información de la necesaria con Camila. Siempre es un "está bien"
y ninguna explicación más.
¿Eres tú el angelito de la guarda que la está protegiendo desde ahí arriba? Más te vale.
La echo de menos tanto que me llega a rajar las entrañas este dolor. Vuelve. Volved.
*
Día 730
Dos años. Dos putos años desde que te fuiste y todavía te recuerdo como si fuese ayer cuando me dijiste que
tenías miedo de subirte a un escenario delante de tanta gente para cantar en aquel teatro. Ahora la que tengo
miedo soy yo de recordar aquel día.
Todo se fue a la mierda por culpa de Ben. Todo es su culpa.Te quiero.
*
Día 1095
Hoy, a los tres años de tu muerte, he podido ir a verte al cementerio, Eddy. Mamá Ana, mamá Clara e incluso
el no tan pequeño David me han estado ayudando a limpiarte, al parecer tu familia no puede venir por motivos
económicos y no pueden repatriarte, por tanto... te quedo yo aquí.
Cuando me han dejado sola allí me he dado cuenta que si me siento y te hablo, me llena muchísimo más que
escribir en los cinco cuadernos que llevo ya gastados.
A partir de ahora voy a visitarte cada día y te pondré margaritas naranjas. Recuerdo que me dijiste una vez
que eras alérgico a las flores, así que te las pongo para ver si así puedes volver de alguna forma, aunque sea
a estornudos, cabrón.
Te quiero muchísimo, esta será la última hoja de esta pesadilla de diarios que te he estado escribiendo.
Epílogo
Lauren's POV
Este lugar siempre me provoca escalofríos, sea la época del año que sea, nunca deja de darme mal rollo
entrar al cementerio, pero así lo hice. Dando pasos algo inseguros por allí fui ojeando las lápidas nuevas,
las más antiguas, me fijaba en los nombres también, es algo curioso cómo nos llaman desde el momento que
nacemos sin que seamos siquiera conscientes,
¿no es así?
Por fin, llegé a la lápida blanca de mi amigo, el magnífico y zanahorio, Ed Sheeran, me salió una sonrisa
casi involuntaria, aunque fuese triste, pero hay veces que no se pueden controlar los sentimientos. Miré las
margaritas naranjas de mi mano y con cuidado, puse el ramillete de estas sobre la lápida, después, me senté
en esta como solía hacer cuando me atreví a venir a este sitio, tipo índio y frente a su nombre. Antes de hablar,
me carraspeé un poco la voz.
─Hola Ed. ─ El solo hecho de decir su nombre en voz alta, me hizo bajar un poco la cabeza, jugando nerviosa
con los cordones de mis botas militares, sí, esas que no me quitaba en ningún momento hasta que no fuese a
dormir, pero esta vez, eran nuevas. ─Sé que he
tardado en venir esta vez, ya sabes que desde que me mudé a Miami por trabajo... ya casi no vengo por
Boston, este sitio me parece demasiado deprimente para volver, pero bueno, medieron días libres para venir
al cumpleaños de David y... aquí estoy.
Tragué saliva volviendo a mirar su nombre, le sonreí como si estuviese él en mi punto de mira y luego, volví
a hablar.
─Tienes todo el derecho a insultarme, pero al menos, el encargo que les hice a mamá Clara y mamá Ana de
que te limpiasen siempre que yo no estuvieran lo han cumplido...
Reí nerviosa, llevando las yemas de mis dedos a las letras de su nombre, tan solo delineándolo con estos.
Aunque hubiesen pasado tantos años de su muerte, aún seguía sin acostumbrarme a no tenerlo, era como un
hermano para mí, pero... a veces la vida te arrebata cosas para darte otras, aunque en mi caso quizá perdí
más de lo que gané.
Sí, superé el trauma que me quedó después del incidente. Sí, salí de una depresión grandísima con vida. Sí,
superé el miedo que me daba irme a otra ciudad, sola, sin nadie más a mis espaldas y sin trabajo. Pero...
perdí a un hermano.
─Te llevo siempre conmigo, ¿sabes? A cada sitio nuevo que voy, a cada lugar por el que paso mil veces al
día, siempre estás aquí, zanahorio. ─ Puse la mano en mi corazón y unas rebeldes lágrimas salieron,
recorriendo mis mejillas hasta mi mandíbula. ─Hoy... hoy vuelvo a Miami, a casa, y no podía irme sin
pasarme a dejarte algunas flores aquí.
Un sollozo hizo que mi pecho se elevara estrepitosamente y hasta que limpié las lágrimas de mis húmedas
mejillas, di un beso en mis dedos y después con estos acaricié su nombre, me levanté, pisando de nuevo la
hierba del cementerio.
─Nos vemos en unos meses, hermano.
Caminé ahora sin las flores por el cementerio, ahora no iba mirando ninguna lápida, solo tenía el objetivo
de salir de allí, y justo cuando crucé la gran verja que cercaba el cementerio, mi teléfono móvil comenzó a
sonar, lo saqué de mi bolsillo y al ver en la pantalla "Babe &#x1F495;" sonreí ampliamente, terminando por
descolgar.─¡Hey! ¿Qué haces? ─ Respondí mientras caminaba por el aparcamiento con las llaves del coche
alquilado en mi mano.
─Pues quería ver cómo ibas de los nervios, ¿está la señora Jauregui lista para volar por segunda vez sin mí
de acompañante para hacerme añicos todas las falanges de los dedos? ─ Reí ante lo que ella dijo y me relamí
los labios para volver a contestarle.
─No seas exagerada, tampoco tengo tanto miedo a las alturas... Bueno. Un poco, pero solo un poco.
─Ah, ya... seguro... ¿Te has despedido ya de tus mamás y tu hermano? ─ Jugué con las llaves del coche en
mis manos apoyándome en el capó de este.
─Claro, ha sido todo un drama como siempre, mamá Clara llorando, mamá Ana consolándola y David
diciéndome que le compre una consola nueva. ─ Abrí el coche para resguardarme un poco de la brisa fría
que había en el ambiente, así que una vez dentro, apoyé la cabeza en la ventanilla sin despegar el teléfono de
mi oreja.
─Pobrecito, aún recuerdo la cara que puso cuando le regalaste una enciclopedia antes que la guitarra de
juguete que pidió...
─Bueno, la enciclopedia es un buen regalo también. ─Me encogí de hombros inconscientemente y reí de
nuevo. ─Tengo muchas ganas de verte ya, hace frío aquí, cuando llegue nos acurrucamos un rato a ver una
película, ¿vale?
─Serás falsa, si luego estás toda la película dando ronquidos. Aunque... bueno, lo de acurrucarnos no está
nada mal. ─ Se oyó su risita al otro lado de la línea y eso me provocó unas cosquillas en el estómago.
─Estaré allí para la hora de cenar, idiota, y no, no voy a dar ronquidos, chica lista.
─Venga... ve con cuidado, cariño. Te amo. ─ Sonreí como una imbécil despuésde aquellas palabras y suspiré.
─Yo también, pequeña.
Después de colgar, saqué el coche del aparcamiento en rumbo al siguiente destino, pero sin querer, pasé por
una ubicación que me dio escalofríos, hasta paré el coche en doble fila para observar lo que tenía ante mis
ojos.
La ventana de Camila.
¿Cuántas veces habría estado yo ahí abajo como una idiota tirándole piedrecitas para que abriese el maldito
cristal? ¿Cuántas tardes estuve sentada esperándola cuando sabía perfectamente que se había ido a Los
Ángeles?
Suspiré con pesadez, pero un coche tocó el claxon por detrás de mí, no podía pasar si yo estaba ahí parada,
así que reanudé la marcha. Mientras iba conduciendo iba pensando en qué es lo que había resuelto con este
viaje, y es que aparte de que fuese el cumpleaños de David, también recibí una llamada de Verónica. Sí, Vero,
Vero Iglesias.
Tras la muerte de Ed, no la volví a ver, ella tampoco hizo el esfuerzo de acercarse a mí, en realidad es que
se sentía como si no volviese a ser nada lo mismo sin él. Bueno... excepto aquellos tres años tan oscuros que
tuve, que no quise hablar con nadie más que con mamá Ana y mamá Clara.La verdad es que no fue del todo
mal, hasta me sorprendí porque hubiese decidido perdonar a Brenda por todos sus errores y que ahora
estuviesen juntas, con un trabajo y una casa propia. Todo se torció cuando, al irme, Brenda quiso confesarme
algo.
¿Recordáis la noche donde conocí a Adair? Aquel médico que me ayudó por la pequeña herida que tuve en
la cabeza. Brenda se enteró de que quien me había golpeado, había sido Ally, y que Adair, el chico taaaaaaan
amable y taaaaaaaan atento conmigo solo me estaba sacando información sobre la hora, el día y la ubicación
donde iba a estar. ¡Y lo consiguió, maldita sea! Claro que lo consiguió, le pasé una maldita entrada para el
concierto.Una cosa más para echar al cargamento de culpabilidad.
Ahora me encontraba yendo al aeropuerto, y no me di cuenta, pero por estar pensando en ello, había
sobrepasado un poco el límite de velocidad de la carretera, así que levanté un poco el pie del pedal del
acelerador para moderar un poco. Tenía que llegar sana y salva a ver a mi chica, ¿no?
Una vez allí, tan solo tuve que entregar el coche de alquiler, facturar mi maleta y dirigirme a la puerta donde
mi vuelo embarcaba. Tras una espera terrible, por fin abrieron las puertas de embarque, observaba en mis
manos el pasaporte y el billete de vuelo y sonreí involuntariamente. ¿Quién lo hubiera dicho? ¿Quién me
diría hace once años con la reciente muerte de Ed que todo esto iba a estar pasando?
Subida al avión, antes de poner en modo vuelo el móvil, observé que tenía un mensaje de algunos minutos
atrás que dictaba:
Babe &#x1F495;: Respira hondo y duérmete, así se hará más corto el vuelo. Buen viaje, deseamos tenerte ya
aquí.
Sonreí sin pensarlo y le mandé un corazón rápidamente antes de poner el modo avión, me acomodé en el
asiento y, al tocarme al lado de la ventanilla, tan solo cerré esta para no ver lo que estaba bajo nosotros
durante el vuelo.
La verdad es que la técnica que siempre utilizaba de cerrar los ojos y quedarme quieta durante quince
minutos, aunque tuviese miedo, terminó funcionando y caí rendida en un sueño del cual desperté cuando sentí
el bote de las ruedas tocando de nuevo el asfalto.
Estaba feliz, estaba plena por volver a casa, por estar ya sintiendo el calor de
Miami incluso dentro de la cabina del avión, feliz por haber vuelto a dejar a Boston atrás.
Bajé del avión por la escalerilla que pusieron y entramos todos los pasajeros por una puerta que nos dirigía
directamente a la recepción de las maletas embarcadas. Reconocí lamía a lo lejos por tener un LMJ pintado
sobre la tela negra de esta, y con rapidez, la saqué de la cinta, tenía prisa, quería ver ya a mi chica, ¿habría
llegado pronto o me tocaría esperarla? Una pequeña sonrisa salió en mi rostro al pensar en lo puntal que
fue cuando nos conocimos y que ahora era la que llegaba tarde.
Al abrirse las puertas de cristal, vi a un grupo de personas con cartelitos en sus manos, después familias
esperando a alguien que saliese de aquí, presencié algunos encuentros mientras caminaba hacia la puerta de
salida del aeropuerto, una vez allí, miré en todas las direcciones, no había ni rastro de ella por allí, pero
entonces, unos ladridos escuché a mis espaldas.Me di la vuelta con una sonrisa al reconocer perfectamente
los ladridos, mirando hacia abajo y encontrando a mi pequeño yorkshire Jacky con la correa colgando, reí y
me agaché para cogerlo entre mis brazos.
─¡JACKY! ─ Gritó a lo lejos, levanté la vista y sonreí ampliamente al ver a Camila corriendo rápidamente
con el viejo Charles en brazos.
Ahora yo con Jacky en brazos y mi maleta en la otra mano, iba caminando hacia ella, entonces, las dos
dejamos los caninos en el suelo sosteniendo la correa y nos abrazamos, notando cómo ella me frotaba la
espalda en el abrazo.
─Estás bien...─ Dijo en mi oído achuchándome y reí levemente.
─Pues claro, ¿dudabas algo de mi supervivencia? ─ Me separé poco a poco y puse mi mano en su mejilla, la
atraje hacia mí y junté sus labios con los míos en un tierno beso mientras Jacky nos ladraba.
─Shh, calla, pulgoso. ─Dijo Camila mirando hacia abajo, yo le di un golpe en el brazo y fruncí las cejas.
─No llames pulgoso a mi hijo. ─ Hice un mohín y ella rio leve arrugando su nariz.─No vayas a enfadarte,
encima que he comprado comida china para cenar. ─ Cogió un pellizco en mi mejilla con sus dedos y sonreí
de nuevo para dejar que ella atrapase en
su mano la correa del pequeño Jacky y la de Charles, mientras yo en mi mano derecha arrastraba la maleta.
─Si es que te tengo que querer en realidad. ─ Deslicé la mano con la suya para atraparla y hacer que nuestros
dedos se entrelazasen.
Después de subirnos en el coche e ir hacia nuestra casa, aparcar frente a nuestro pequeño garaje y dejar a
los perros sueltos en el jardín, me dirigí hacia nuestra habitación, puse
la maleta encima de la cama y abrí la cremallera para poder levantar la tapa.
Al quitar algunas prendas de ropa y dejarlas en el cesto de la colada, pues ya estaba sucia, vi algo que
coloqué allí cuando estuve doblando mis camisetas en la habitación de la casa de mis mamás, era la caja que
me dejó la familia de Ed, era una caja normal de zapatos, algo rota y desgastada por las esquinas, ya que
perdí la cuenta de las veces que la acariciaba cuando me encerraba en mi habitación a llorar.
Suspiré profundamente cerrando mis ojos, si abría esta caja, estaría cerrando una etapa que aún daba
coletazos en mi vida. Tragué saliva y con mis manos, poco a poco, fui levantando la tapa a la vez que abría
mis ojos también. No sabía si mirar el contenido o no, pero aun así, aparté la tapadera de cartón para
quedarme fijamente mirando su interior.
Un olor que hacía tanto tiempo que mis fosas nasales no recibía me invadió, ese era el aroma a Ed, cerré los
ojos para disfrutar de aquello hasta que me acostumbré y volví a abrirlos, esta vez, para sacar las diversas
cosas que había en la caja.
Lo primero que sostuve en mis manos era un bloc de notas bastante viejo y usado, en el que estuve ojeando
un poco y pasando mi dedo por el relieve que había dejado la presionada escritora de Ed, sonreí
involuntariamente por esto.Lo siguiente fue un pequeño estuche de tela, el cual abrí y tenía distintas puas,
desde las dobladas y desgastadas a las últimas que le trajeron serigrafiadas con el logo de sudisco.
Por último, estaban todos los pen-drives que usamos para la maquetación del disco, una copia que nos dio
la discográfica. Pero... había uno que no conocía hasta el momento, uno que era visiblemente nuevo, pues
tenía una pequeña capa de plástico transparente para proteger de ralladuras el plástico que contenía la
memoria.
─¡Lauren, baja a cenar! ─ Escuché la voz de Camila desde el piso de debajo de nuestra casa, entonces me
guardé el pen-drive rápidamente en el bolsillo, cerré la caja, la metí bajo la cama y bajé las escaleras. Sonreí
al ver a Camila sentada en una de las sillas de la cocina, me senté frente a ella y aspiré el aroma de la comida.
─Dios, esto huele que alimenta. ─ Me relamí los labios cogiendo los palillos chinos entre mis dedos para
comenzar a servirme de los varios tipos de recipientes que había.
─¡Espera! No comas aún, tengo una sorpresa. ─ Se levantó con rapidez y desapareció de la cocina.
A veces me preguntaba cómo Camila había mejorado tanto en lo que respectaba a su trastorno que ahora
era prácticamente inexistente, tan solo aparecía en algunas ocasiones cuando se ponía muy nerviosa o
estresada, pero para nada era como antes.
Jugué un poco con los palillos en mis dedos sonriendo sin ser consciente de ello. Era feliz, sí, ahora lo era, y
puede que mi familia no estuviese cerca, puede que mis amigos me los dejase atrás en Boston, pero no puedes
quedarte en un sitio que te raja el alma y hace que te desangres en canal, no puedes estar donde te haces
daño, no puedes, simplemente no hay forma, porque a nada que ocurra en tu entorno, desconfías, miras a
todos lados, te vuelves una paranoica. Sí, yo ahora podría volver a vivir en Boston después de hacer más de
cinco años que me fui de allí para perseguir mi propia felicidad, pero no sería para nada o mismo.
Ninguna persona, absolutamente ninguna persona en la faz de la Tierra es la misma después de pasar una
depresión. Algunas crecen mentalmente más, comprenden su alrededor, otras simplemente se preparan para
la siguiente posible depresión, y después, hay personas que se aferran a un clavo hirviendo con tal de no
volver a ese punto.
Mi clavo ardiendo fue la noche en la que me reencontré con Camila. Quemó, pero sanó después.
Las dos estamos llenas de cicatrices, unas superficiales y otras que llegan al
alma, pero lo importante es que, poco a poco, día a día, tratamos de no volver a ser tóxicas la una con la
otra, de no mentirnos, confiar, no caer en la rutina o al menos intentarlo, hablar las cosas si nos pasa algo...
Llevábamos cinco años en una relación en la que no habíamos dejado de crecer la una con la otra, codo con
codo. Empezamos completamente de nuevo con un "Hola, me llamo Camila"; "Hola, me llamo...".
─¿Lauren? ─ Escuché y levanté la vista, observé que traía una botella de vino en sus manos y me relamí los
labios, sentía mi mejilla húmeda, un rastro que caía hasta mi mandíbula, ella se preocupó, como era obvio.
─¿Estás bien? ─ Pasó su dedo pulgar por mi
mejilla y asentí, rodeando sus piernas con las manos y así atrayendo su cuerpo entre mis piernas, besé su
abdomen y apoyé la frente ahí.─Solo pensaba, ya sabes... Hay veces que mi cabeza se va a otro lado. ─ La
sentí reír levemente en su abdomen, levanté la mirada y entonces ella se agachó para dejar un beso sobre mis
labios.
─Tan solo... dime si ocurre algo, ¿vale? ─ Asentí y ella se separó de mi cuerpo, descolchó una botella de
vino y llenó dos copas, tendiéndome una a mí.
─¿Quiere embriagarme, doctora Cabello? ─ Alcé ambas cejas y ella volvió a reír de forma divertida,
sentándose en su sitio mientras ambas comenzábamos a servirnos la cena.
─No, la verdad es que no... ─ Arrugó su nariz mirándome mientras yo masticaba.
─Elyon ha preguntado por ti, ¿sabes?
pequeño sorbo.
─Ow, ¿cómo está? ─ Atrapé la copa de vino entre mis dedos para darle unAh, sí... os estáis preguntando que
por qué lo de Doctora Cabello, ¿verdad? Pues no, no estudió medicina. Ella decidió estudiar Psicología, se
sacó el grado en ello, después se especializó en la rama infantil y después de hacer el máster, hizo el
doctorado.
La conocí por segunda vez cuando estaba escribiendo su tesis, casi no nos veíamos, incluso nos mandábamos
cartas a veces. Cuando yo iba a Boston viajando desde aquí, desde Miami, ella solo podía verme media hora
y después volvía a sus estudios.
Fue tan dedicada durante esos años por lo que ella me contó... Conoció a tanta gente, se abrió tantísimo que
cuando nos conocimos por segunda vez, no parecía la misma mudita de siempre, pero eso sí... No ha perdido
lo de mirarme con carita inocente y reírse como un bebé de pocos meses.
Decidimos mudarnos juntas a aquí, y ella se decidió a abrir una clínica privada en la que yo trabajo como
secretaria, le organizo todo el papeleo, las citas, todo.
Y más ahora que está más ocupada, ella está escribiendo un libro. "El Señor Escandaloso que nunca hablaba"
se titulaba. A mí no me miréis, ese título propio de un cuento infantil se lo puso ella. Habla de su experiencia
con el mutismo, desde su niñez a su adolescencia, o eso me ha dicho ella, no me deja leer nada sobre lo que
escribe.
Después de cenar, ella dijo que iba a aprovechar para escribir un poco en el salón, entonces yo me puse a
recoger la cocina, lavar los cacharros sucios y dejarlo todo como si nadie hubiese estado cenando allí, se me
daba bien en realidad.
Cuando volví al salón para ver alguna que otra película que echasen en la televisión, la vi tumbada en el sofá
con el portátil encendido sobre su abdomen, no se había podido aguantar. ¿Podéis entender lo entrañable
que es esa escena? Pues se repite dos veces en semana mínimo, pero nunca me canso de verla dormir. Unas
veces me quedo sentada al otro rincón del sofá y a la hora de dormir la despierto para que me acompañe,
pero otras veces hacía como haré hoy.
Me acerqué a ella, cerré el portátil y con mucho cuidado de no despertarla, pasé mis brazos por detrás de
sus rodillas y su espalda, ella, por instinto, se acurrucó en mi cuello. Seguía siendo un peso pluma.Subí las
escaleras lentamente hasta llegar a la habitación, la arropé en la cama y después de ponerme el pijama y
tumbarme a su lado, susurré un buenas noches, ella se acurrucó en el calor de mi cuerpo y me quedé dormida
a los pocos minutos.A la mañana siguiente, al ser domingo, no había sonado ningún despertador, así que
cuando desperté, me encontré con Camila acurrucada al otro lado de la cama, habría tenido calor por la
noche y se habría separado. Me levanté con un solo pensamiento en mi cabeza, el pen-drive nuevo que
encontré en la caja.
Fui hasta donde coloqué los pantalones la noche anterior para sacarlo del bolsillo y bajar las escaleras. Las
cosquillas por los nervios iban creciendo cada vez más en el estómago, pero estaba esperando a que se
calentase el café. Miraba la memoria flash en mis manos, dándole vueltas una y otra vez, pensando en las
posibilidades que había de encontrar algo importante ahí, aunque también existía la posibilidad de que
estuviese vacío y nuevo.
Con la taza de café con leche humeante en mi mano, caminé hacia el salón, sacando de mi maletín el portátil,
lo puse encima de la mesita dejando la taza a un lado y le di al botón de encender. Mis piernas botaban solas
por los nervios, pero cuando la pantalla de inicio se apareció delante de mí, coloqué el pen-drive en el puerto
usb, esperé a que lo detectara y cuando lo abrí en la pantalla... no podía creer lo que estaba viendo.
Carpetas, una serie de carpetas con maquetaciones dentro. Cliqué en varias, las cuales estaban vacías,
supuse que todo esto vendría en el cuaderno que seguía en la caja de arriba. Ya me estaba dando por vencida
cuando cliqué en la última carpeta, "Perfect" se llamaba.
Casi salto del sofá cuando vi unos archivos de audio, los cuales eran los distintos instrumentos que habrían
en la maqueta. Situé el puntero encima del archivo .mp3 que se
llamaba "Maqueta Perfect Completa". Cliqué sin mucho pensar y una guitarra comenzó a sonar en el salón
junto a su voz. La voz de Ed, esa voz que me había privado de escuchar durante cuatro años de mi vida y que
ahora la tenía memorizada por las canciones de su disco "+". Pero no. Esta canción era nueva.
Perfect - Ed SheeranPuse atención a la letra y cerré los ojos. Casi podía sentirlo a mi lado, sentado en el
sofá, tocando la guitarra mientras me cantaba muchas de las canciones que seguramente habrían ido a la
basura desde sus manos, pero esta... esta no. Esta me recordaba a algo, algo demasiado familiar, y cuando
escuché la frase de "I will not give you up this time", todo se me vino a la cabeza de repente.
Las noches que pasábamos juntos después de sus shows, todas las risas, las conversaciones, las cervezas, las
bromas que nos hacíamos... Esos acordes habían sonado en una de las noches y él había parado cuando me
vio, fue justo la noche siguiente en la que le conté todos mis sentimientos hacia Camila.
Un nudo en mi garganta se formó, y cuando el primer estribillo se hizo eco en mis oídos: "darling, you look
perfect tonight."; rompí a llorar de una forma en la que no lo había hecho en años. Todo me daba vueltas al
escuchar aquella canción, escondí mi rostro en las palmas de las manos mientras seguía llorando sin consuelo
ninguno.
Entonces me di cuenta de algo, y es que estaba oyendo unos sollozos que no eran los míos, así que levanté la
cabeza y vi a Camila apoyada en la puerta del salón mirándome, ella también lloraba. Abrió los brazos hacia
mí y no tardé nada en levantarme para ir hacia ella y aferrarme a su pequeño cuerpo.
─Ya está... ya está, mi vida. ─ Me susurró en el oído con la voz temblorosa, me separé un poco, la miré a los
ojos y entre lágrimas, junté nuestras frentes. Estaba sonando la canción de fondo en el portátil y nosotras no
dejábamos de mirarnos en ningún momento.
Y sí, así es como termina esta historia, querido lector. Habéis leído la historia de mi Aurora, mi rayo de luz
en la oscuridad de la noche. Una aurora puede desaparecer durante
días y días, de hecho, aparecen pocas veces al año, y hay que ser muy astuto para poder mirarla,
contemplarla, sin necesidad de hacer ninguna foto, tan solo grabarla en tu retina. Desgraciadamente, mi
Aurora, la primera vez que pasó, me olvidé de contemplarla, tan solo le
hice fotos para tener memoria de ella, pero cuando miraba las fotos, no era lo mismo. Tan solo cuando la vi
pasar por segunda vez al cabo de los años, la contemplé con detenimiento, cómo se contoneaba su luz
cruzando el inmenso cielo nocturno y se escondía en una montaña nevada. Parece mentira, pero eso, se quedó
más grabado en mi memoria que las simples fotos. Le dediqué tiempo, le di su valor la segunda vez, cuando
la primera tan solo fue cuestión de dar en un par de botones para capturarla en mi objetivo.Afortunadamente,
mi Aurora pasó una segunda vez. Puede darse el caso, que después de la primera, no aparezca nunca más
una igual como ella.
Ahora os estaréis preguntando muchas cosas, muchos detalles que nos hemos dejado por contar, nosotras,
las protagonistas de esta historia, pero es que todo tiene que ir a su debido tiempo. ¿Queréis saber todo lo
que pasó después de los 1095 días que pasé hablando con un cuaderno? Pasaron muchas cosas, por eso os
pido... relajaos, poneos cómodos, porque ahora, os vengo a desvelar todas vuestras dudas. Yo, Lauren
Jauregui frente a vosotros, sin ningún filtro más, tan solo palabras y muchas cosas que contar.
Esto fue lo que pasó...
Extra 1
Algunos años atrás
Lauren's POV
─¡Mamá, me marcho! ─ Grité ajustándome la chaqueta vaquera que había escogido para salir, aunque fuese
verano, las noches en Boston eran bastante frías. Jugué con
las llaves del coche entre mis dedos mientras cruzaba el umbral de la puerta de casa para pisar el camino de
piedras que me llevaba hasta el garaje.
Una vez dentro de mi vieja chatarra, la arranqué y puse rumbo a la ciudad, había conseguido un trabajillo
aquel fin de semana en unas salas de cine, no como esa persona que te vende las palomitas, no, yo era la que
se ponía en la entrada y te decía dónde debías ponerte según tu ticket.
Mientras me ponía el uniforme de aquel cine que básicamente consistía en una camiseta con el logo, unos
pantalones negros y una gorra de este mismo color, escuché a otros empleados decir que se había puesto a
diluviar allá fuera. ¿Verano y lloviendo en Boston? Hm, bueno, al menos la noche estaría tranquila y no
vendrían tantas parejitas a tocar la moral en la última sesión del día.
Salí del vestuario, terminando de colocarme bien la chapita nueva que me dieron donde ponía "Lauren",
levanté la mirada y fui hasta mi puesto de trabajo, donde había una chica más allí.─¡Hey! Hola, Lauren,
¿qué tal? ─ Dijo con una sonrisa en su rostro, yo la correspondí tímidamente y me encogí de hombros. En
momentos como estos son cuando me doy cada vez más cuenta de que no soy la misma desde aquello que
pasó.
─Bien, se presenta una noche lluviosa, ¿no? ─ Solté una pequeña risita casi inaudible y ella asintió.
─Sí, creo que hoy no vendrá mucha gente a ver Moana. ─ Se encogió de hombros mientras iba atrasando sus
pasos, me dejaba hueco ya en el sitio de trabajo. ─Me resigno a verla aún.
─No deberías, está bastante bien, ¿sabes? ─ Me relamí los labios terminando por despedirme de ella con mi
mano.
Y ahora me quedé sola en aquel pasillo a la entrada de una pequeña valla que separaban las salas de cine de
lo que era la recepción de aquél. Tarareaba una canción cualquiera, ni siquiera estaba prestando atención
a eso, solo pensaba en cómo iría al día siguiente toda mi vida.
Miré el reloj de mi muñeca, aún quedaban veinte minutos para que empezara la película, pero por el pasillo
ya se oían los ecos de las voces que avanzaban a través de estos y venían hacia mí.
La gente que pasaba por la puerta de la pequeña valla después de que yo les confirmase la entrada, dejaba
su paraguas en el paragüero que había a un lado del pasillo, y pude ver que estaba diluviando en realidad,
porque venían muy mojados.El tiempo se pasó bastante rápido, ya hacía cinco minutos que la película había
empezado y yo había acomodado a todas las personas allí presentes en sus asientos, la sala estaba bastante
vacía y de lo que menos había eran niños. Raro para una película infantil, ¿no?De todas formas... lo entiendo,
yo misma vi esa y para mí fue bastante buena.
Al ir recogiendo la pequeña valla desmontable del pasillo, pues era la última sesión y por la mañana la
pondrían en otro lado, escuché unos pasos apresurados, corriendo hasta mi posición, y no fue hasta que me
di la vuelta que no vi quién era.
─¿Lauren? ─ Dijo perpleja ante mi presencia, noté su mirada marrón bajar hacia la chapa de mi camiseta
para asegurarse de que era yo de verdad, asentí inconscientemente sintiendo las palabras atascarse en mi
garganta.
─Hola, Sofi. ─ Dije a una niña que hacía años que no veía y que, lo que menos esperaba, era verla en este
lugar, yo trabajando y ella empapada, su cabello goteaba en el suelo.
─Sofía, juro que no te traigo más a ningún lado. ─ Aquella voz... aquella voz era la que siempre estaba en
mis mejores sueños y en mis peores pesadillas, aquella voz que siempre me encantaba oír tartamudear cerca
de mí...
Alcé la mirada y entonces ella se encontró conmigo, no sé cuándo tiempo estuvimos calladas, en total silencio,
solo mirándonos atónitas. Llegó un momento en el que escuché a Sofi carraspear y me relamí los labios
apartando la mirada, dirigiéndola hacia abajo.
¿Qué debía decir? ¿Ella estaría enfadada conmigo por todo lo que le causé? ¿Estaría enfadada por no haber
salvado aquella tarde a Ed?
─¿Cómo estás? ─ Escuché de esa misma voz, alcé de nuevo la mirada y
observé como se quitaba el flequillo húmedo de sus ojos. No me salían las palabras, irónico, ¿no? Ella era
la que se quedaba sin palabras ante mí, ahora soy yo la que me empequeñezco ante su presencia y ella se
mostraba grande, como si estos años sin verla hubieran servido para que su mudez desapareciera por eso.
─Kaki, nos vamos a perder la peli, ¡vamos! ─ Camila no dejaba de mirarme hasta ese momento, que sintió
cómo su hermana de unos diez u once años ya le tiraba del brazo.
Ellas entraron a la sala del cine mientras Sofi se quejaba porque a Camila se le había olvidado el paraguas,
y yo, mis pies, estaban como clavados en el suelo, me había olvidadode cómo moverme realmente.
Al cabo de unos minutos, reaccioné porque vi a mi jefe asomarse por el pasillo, así que con bastante rapidez,
cargué con las vallas a través de aquella estancia hacia donde debía ponerlas para el día siguiente. Mi cabeza
no paraba de darle vueltas a la imagen renovada de Camila, se veía más... mujer. Su pelo estaba igual de
oscuro que antes, había crecido, pero se había dejado el flequillo, esa parte no la dejó crecer, y realmente...
se ve demasiado preciosa.
Me tocó hacer inventario de la tienda de comestibles del cine antes de que terminase la película de la última
sesión, así que pude despejar un momento la mente de aquello, de estar tan metida en la imagen que había
captado de Camila.
Al final de mi turno, fui al vestuario a cambiarme con bastante prisa, escuchaba a la gente por los pasillos
salir de la sala del cine, y, aunque fuese accidentalmente, quería poder cruzarme otra vez con ella.
Terminando de ponerme la chaqueta, salí a toda prisa con mi mochila al hombro, una vez en el pasillo miré
hacia ambos lados, estaba desierto aquello. Incluso antes
de salir por la puerta de los empleados, eché una ojeada a la sala donde habían estado ellas, pero nada, solo
estaban los limpiadores allí.Salí suspirando, encima no había dejado de llover aún, lo que hizo que bufara
más fuerte. Corrí hasta donde estaba mi coche, buscando las llaves por el camino, sintiendo
cómo me empapaba de la lluvia que caía. Al fin, cuando entré en el coche y lo puse en marcha, al pasar por
la puerta principal del cine vi cómo las hermanas Cabello estaban ahí, Camila con el teléfono móvil en la
mano y Sofi cruzada de brazos bajo el techo del cine. Paré en doble fila y toqué el claxon, haciéndoles señas
de que subieran al coche.
¿Qué pasó? Sofi, en cuanto me vio, subió a la parte trasera, aunque Camila trataba de pararla, supongo que
querría preguntarme antes si estaba bien si las llevaba, pero la pequeña fue más rápida.
─¡Hola! ─ Dijo Sofi en el asiento de atrás y Camila abrió la puerta para entrar en el interior del coche, a mi
lado.
─¿Está bien... si... ya sabes... tú...?─ Dijo entre tartamudeos y yo sonreí, así larecordaba.
─Sí, está bien.
─Me olvidé del paraguas y...─ Se puso el cinturón mientras yo emprendía de nuevo la marcha.
─¡Siempre olvidas todo! ─ Dijo Sofi desde atrás y me causó un poco de risa aquella situación. Se sentía como
si no hubiese pasado el tiempo, como si no se hubiese dado aquella tarde donde yo cagué todo como de
costumbre.
El camino a casa de Camila en general fue bastante silencioso, a excepción de que Sofi me pedía a veces que
cambiase de canción o cambiase de disco. En el momento de la despedida, me quedé callada mirando hacia
el volante, no sabía qué decir realmente.
─Yo... gracias. ─ Dijo Camila a mi lado y yo asentí brevemente con una media sonrisa tímida en los labios.
─No ha sido nada, no es como... si te fuese a llevar en mi espalda, ¿sabes? ─ Alcé la mirada para encontrarme
con una sonrisa de ella, algo preocupada, pues sus cejas estaban brevemente fruncidas. ─¿Qué pasa?
─Sofía, ¿puedes ir a casa y decirle a mamá que estoy hablando con una amiga?
─ Ella miró a su hermana un momento y la pequeña se extrañó.
─Kaki, es Laur-...
─Tú dile eso, luego te daré diez dólares, ¿trato? ─ Y tras un pequeño grito de su hermana y un estrechamiento
de manos, nos quedamos solas en mi coche.
El silencio casi me estrangulaba por el cuello, a veces me sentía como si respirar su mismo aire me estuviese
ahogando, cuando en realidad, no quería otra cosa que no fuera estar junto a ella. Irónico el hecho de que
yo no había dejado de amarla desde el día en el que me di cuenta de ello.
─¿Podemos hablar? ─ Dijo ella en un medio susurro, yo asentí tímidamente y con mis dedos jugué un poco
en el volante.
─Yo... ¿Sobre qué? ─ Me relamí los labios un poco alzando la mirada hacia ella.
─Sobre... ti. ¿Estás bien?
─Sigo yendo a terapia pero... me quitaron los antidepresivos hace un par de semanas. Es un gran paso, y
mamá Clara, aprovechando que ya podía salir a la calle yo sola sin ningún problema, me consiguió un
trabajo. No es mucho, solo es un par de horas los sábados y domingos pero... Me distraigo. ─ Mis hombros
se encogieron y repasé con mis dedos el logotipo de la marca del coche plasmado en el volante.
─Está bien que hagas eso.

─Tú estás... mejor... quiero decir, hablas más fluido.


─Creo que me ha venido bien... ya sabes... estudiar fuera. Ahora estoy aquí de vacaciones. ─ Apoyé la sien
en el reposacabezas de mi asiento para quedarme mirándola.
─¿Qué estudias?
─Psicología. ─ Sonreí al oírla y ella me devolvió tímidamente la sonrisa.
En ese momento volvimos a quedarnos en silencio, como solíamos hacerlo, tan solo mirándonos. Debo decir
que echaba de menos aquello, que me tenía como en una burbuja en aquel momento.─¿Me has echado de
menos? ─ Las palabras salieron de mis labios sin poder ponerle casi remedio a aquello, tan solo pasó, sin
pensarlo, y ella se quedó con los labios entreabiertos intentando buscar una respuesta.
─Yo...─ Suspiró y cerró los ojos, como queriendo masticar bien lo que estaba pensando, y entonces, volvió a
hablar. ─¿Fue mi culpa?
─¿Qué? No, Camila... Nunca fue tu culpa. ─ Doblé una de mis piernas para quedarme ahora frente a frente
de ella.
─Quizá insistí demasiado y...─ Se volvió a encoger de hombros mirando hacia abajo y yo coloqué mi dedo
índice bajo su barbilla para levantarla y que me mirase.
─¿Cómo podríamos arreglar esta situación? ─ Ella atrapó mi mano con la suya y al contrario de lo que yo
pensaba, no la soltó, se quedó con esta entre sus dedos.
─No lo sé, Lauren, es difícil, no sé si podríamos cambiar esto... Te tengo... miedo en cierto modo. ─ Suspiré
al escuchar esas palabras y al ver más tarde una lágrima descender por su mejilla.
─Lo siento, la que te alzó la voz aquel día no fui yo... Lo siento. ─ Cerré los ojos como si no quisiese saber
nada de esta situación en el momento, las palabras de "te tengo miedo" se me habían clavado en el corazón
y dolía como la mierda.
─Lo sé... Créeme que lo sé. ─ No me di cuenta de que yo estaba llorando hasta que di un sollozo casi rabioso,
agarrotado en mi pecho, entonces sentí que ella ponía una mano en mi nuca y me acercó a su cuerpo para
darme un abrazo. ─Ven aquí.
Me abracé a ella y mis lágrimas cayeron en la tela de su camiseta por un buen rato, ella no dijo nada, tan
solo acariciaba mi espalda en los momentos donde los sollozos se apoderaban de mí. Después de unos pocos
minutos, me incorporé y sequé de mala gana mis mejillas con el dorso de mis manos.─Eres la pieza que me
faltaba para sanar la herida. ─ Dije mirándola entre breves sollozos que aún se escapaban de forma
esporádica entre mis labios.
─Gracias por traerme, Lauren. Ha sido un placer verte y saber que estás mucho mejor...─ ¿Se despedía?
¿Ya está? Me dio un beso en la mejilla rápido y salió del coche, ni siquiera me dio tiempo a decirle "adiós"
cuando la vi meterse en su casa.
Y así fue la primera vez que vi a Camila después del día 91, aquel día en el que todo se volvió mucho más
oscuro de lo que era ya. A las dos de la mañana de esa misma noche, recibí un mensaje de ella que me
despertó.
Camzi: Sí, te he echado de menos.

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