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“Investigación: El pagaré”
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Introducción
En el vasto mundo del comercio y las finanzas, existen instrumentos legales
fundamentales para garantizar la ejecución de pagos y establecer compromisos de
manera clara y segura. Uno de estos instrumentos destacados es el pagaré, un
título de crédito que despliega un papel crucial en la formalización de deudas y
obligaciones monetarias. En el presente escrito, nos adentraremos en el
apasionante mundo del pagaré, explorando sus conceptos, elementos y requisitos
legales.
El pagaré se erige como un instrumento financiero de gran relevancia, utilizado en
una amplia gama de transacciones comerciales y financieras. Su principal función
radica en ser un documento escrito mediante el cual una persona, denominada
suscriptor, se compromete de forma incondicional a pagar una cantidad específica
de dinero a otra persona o entidad, conocida como beneficiario o tenedor del
pagaré, en una fecha de vencimiento preestablecida.
La importancia del pagaré radica en su capacidad para formalizar acuerdos y
generar confianza entre las partes involucradas en una transacción comercial. Al
ser un título de crédito, el pagaré representa un documento ejecutivo que otorga
derechos y permite su exigibilidad de forma rápida y eficiente en caso de
incumplimiento. Esto se traduce en una mayor seguridad y certeza jurídica para
ambas partes (Dávalos, 2012).
Para que un pagaré sea válido y cumpla su propósito, es necesario que cuente
con ciertos elementos esenciales. Estos elementos incluyen el importe o cantidad
exacta que se compromete a pagar, la fecha de vencimiento en la cual debe
efectuarse el pago, el nombre del beneficiario o tenedor del pagaré, la promesa
incondicional de pago por parte del suscriptor y la firma autógrafa o electrónica del
suscriptor como manifestación de su compromiso de pago.
Además de los elementos mencionados, existen requisitos legales que deben
cumplirse para que un pagaré sea válido y ejecutable. Estos requisitos varían de
acuerdo con la legislación vigente en cada país, pero suelen incluir la forma escrita
del documento, la expresión clara y precisa de la promesa de pago, la indicación
detallada del monto y la fecha de vencimiento, así como la ausencia de cláusulas
condicionales que afecten la obligación de pago.
El pagaré, al ser un instrumento ampliamente utilizado en el ámbito comercial, se
encuentra regulado por leyes específicas que rigen su emisión, circulación y
ejecución. En muchas jurisdicciones, se cuenta con un Código de Comercio o una
legislación especializada en títulos de crédito que establece los marcos legales y
reglas aplicables al pagaré. Es fundamental conocer y respetar estas
disposiciones legales para garantizar la validez y eficacia de este documento
(Dávalos, 2012).
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Concepto y naturaleza jurídica del pagaré
En contraste con los títulos triangulares que requieren tres elementos para su
perfección, como la letra de cambio o el cheque, el pagaré es el más importante
de los títulos lineales o de obligación directa, ya que su perfección solo requiere
dos elementos. Al igual que esos títulos, el pagaré está reconocido y regulado en
todos los sistemas jurídicos y en todos ellos, incluido México, se le considera un
título secundario y derivado de la letra de cambio (Dávalos, 2012).
En ocasiones, se confunde el pagaré con otras figuras cambiarias (que no existen
en el derecho mexicano), como la libranza o el vale, aunque son bastante
diferentes. La libranza era una letra de cambio que no se originaba en un contrato
de cambio mercantil, sino en otro tipo de contrato mercantil. El vale, por su parte,
era un pagaré en el cual el emisor no se comprometía a entregar dinero, sino otros
bienes o efectos. En cambio, el pagaré es un título que contiene una obligación
cerrada, en la cual el emisor se compromete a entregar al tomador o a su orden
una suma específica de dinero en una fecha determinada (Dávalos, 2012).
Al igual que ocurre con la letra de cambio, el derecho mexicano no establece que
la validez del pagaré dependa de estar respaldado por un contrato de cambio. El
pagaré es un título autónomo al cual se le aplican los principios analizados en la
teoría general de los títulos de crédito.
A diferencia de la letra de cambio, cuya raíz etimológica es similar en todos los
idiomas, el pagaré recibe diferentes denominaciones en cada uno. Sin embargo, a
pesar de las diferentes etimologías en los sistemas jurídicos internos e incluso en
el derecho internacional, todas estas denominaciones hacen referencia al mismo
título. Por ejemplo, en Latinoamérica y España se le conoce como pagaré, en el
derecho italiano se le llama nota di pagamento, en el derecho francés billet à ordre
(que tiene importantes derivaciones como el billet de fonds y el billet de banque),
en el derecho estadounidense se le llama promissory note (aunque a menudo se
le llama simplemente note) y en el derecho inglés se le conoce como promissory
note.
Es importante destacar que en la Convención de las Naciones Unidas sobre la
Letra de Cambio Internacional (1988) y en el Pagaré Internacional, las versiones
en español, francés e inglés utilizan las denominaciones pagaré, billet à ordre y
promissory note, respectivamente. Estas son sin duda las designaciones oficiales
del título (Dávalos, 2012).
En resumen, el pagaré es un título de crédito de gran importancia en el ámbito
jurídico y financiero. Aunque se confunda en ocasiones con otras figuras
cambiarias, su naturaleza y requisitos específicos lo distinguen de ellas. A través
de diferentes denominaciones en cada idioma, el pagaré es reconocido y regulado
en diversos sistemas jurídicos a nivel internacional. Según el Código de Comercio,
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el pagaré se define como un documento que no contiene el contrato de cambio,
pero sí contiene la obligación, derivada de un contrato mercantil, de que una
persona pague a otra una cantidad específica a la orden (Dávalos, 2012).
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del emisor (me obligo a pagar a.…). Esta cláusula, de larga tradición, tiene como
objetivo proporcionar una prueba irrefutable de la existencia de una deuda. La
ausencia de esta cláusula en un pagaré provoca su ineficacia, ya que no está
suplida por la ley.
La Corte ha sostenido en varias ocasiones que, al igual que en el caso de la letra
de cambio, la incondicionalidad de la promesa no proviene de una especificación
expresa en el texto, sino simplemente de la ausencia de condiciones. Esta postura
se ha mantenido incluso antes de que los tribunales ejercieran el control
constitucional.
En cuanto a la suscripción de un pagaré en moneda extranjera, se aplican las
reglas analizadas previamente, lo que significa que es posible denominarlo en
divisas, pero el pago debe realizarse en pesos al tipo de cambio vigente en la
fecha del pago si se recibieron divisas, o al tipo de cambio vigente en la fecha de
emisión si se recibieron pesos. Esta posición ha sido respaldada tanto por la Corte
como por los tribunales colegiados (Dávalos, 2012).
En relación a los intereses, la literalidad en un pagaré es de suma importancia y
ha sido motivo de frecuentes disputas. A diferencia de la letra de cambio, en el
pagaré es posible estipular intereses, tanto moratorios como los generados por el
uso del dinero ajeno, los cuales pueden ser establecidos mediante acuerdos
convencionales. Sin embargo, si no se pacta la tasa de intereses moratorios, se
aplicarán los intereses legales y no se podrán aplicar de manera supletoria los
intereses bancarios.
Además, si se prueba que inicialmente el pagaré no especificaba la cantidad o el
porcentaje de intereses acordados, a pesar de contener la leyenda "Debo y
pagaré incondicionalmente", carecerá del requisito exigido por la LGTOC, ya que
no contiene la promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero,
dado que el suscriptor no puede comprometerse a pagar una cantidad
desconocida.
Por último, en relación al requisito establecido en la LGTOC, se sugiere tener en
cuenta el criterio federal en casos de falsedad ideológica y cláusulas valutarias.
Según la jurisprudencia reciente, el hecho de que el actor reconozca que un
pagaré resulta de un ajuste de cuentas con el suscriptor no justifica
automáticamente la excepción de falsedad ideológica, ya que al aceptar que "no
entregó dinero", como se menciona erróneamente en el pagaré, se produce un
efecto completamente diferente. Esto indica que hubo negociaciones entre las
partes que dieron origen al pagaré, especialmente considerando que, para que
sea válido, no es necesario comprobar que se recibió el monto reclamado, sino
simplemente la obligación existente de pagar una suma determinada de dinero. En
consecuencia, la mención de haber recibido el efectivo (o cualquier forma de
pago) se vuelve un dato intrascendente que puede o no incluirse en el documento,
ya que no es un elemento.
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A quien se le hace el pago.
En el derecho mexicano, al igual que en el caso de la letra de cambio, el pagaré
no tiene efecto legal si se suscribe al portador, es decir, sin especificar a quién se
debe pagar (artículos 174, primer párrafo, y 88 de la LGTOC). La falta de
designación de un beneficiario en el pagaré provoca su ineficacia ejecutiva, ya que
la ley no suple esta omisión.
Los tribunales han sostenido que es un requisito del pagaré que se indique el
nombre de la persona a quien se debe hacer el pago. A diferencia del cheque,
donde la ley establece expresamente la posibilidad de que sea nominativo o al
portador, en el caso del pagaré es necesario especificar el nombre del
beneficiario.
Además, la Corte ha dejado claro que la titularidad de un pagaré no puede
basarse en presunciones o coincidencias, sino que se determina únicamente a
través de su literalidad, es decir, la persona que aparezca expresamente como
titular en el texto del pagaré será considerada como tal.
Asimismo, la Corte ha afirmado que no es correcto considerar que un pagaré que
tenga en blanco el espacio destinado al nombre del beneficiario sea
automáticamente un documento al portador según lo establecido en el artículo 69
de la LGTOC. En realidad, un pagaré en esas condiciones no solo puede contener
el nombre del beneficiario, sino que es necesario que lo contenga (Dávalos, 2012).
En resumen, en el derecho mexicano, el pagaré debe especificar el nombre del
beneficiario para ser efectivo, y la titularidad se determina según lo expresado en
el texto del documento. La falta de designación de beneficiario o la omisión del
nombre en un pagaré no lo convierte automáticamente en un documento al
portador.
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pagaré. Por lo tanto, los vencimientos sucesivos, que son comunes en los pagarés
emitidos en México, no son considerados como vencimientos propiamente dichos,
sino que, debido a la interpretación de la Corte, se consideran como vencimientos
a la vista.
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requisito no podrá producir sus efectos, de acuerdo con lo establecido en el artículo 14 de
la mencionada ley.
En resumen, la omisión de los requisitos del lugar y la fecha en el pagaré, que son
esenciales para determinar estados legales o procesales temporales, provoca su
ineficacia material y ejecutiva según lo establecido en la LGTOC. Aunque la ley exige
precisar el lugar y la fecha en el pagaré, se ha considerado que, si se puede inferir el
lugar de suscripción a partir del contenido textual del documento, se cumple con el
requisito formal. Sin embargo, la falta de la fecha de emisión afecta la exigibilidad del
pagaré, ya que no solo depende del vencimiento del plazo, sino también de otros factores
temporales relevantes. Por tanto, tanto la fecha de emisión como el lugar de expedición
se consideran requisitos esenciales del pagaré, y la falta de alguno de ellos puede
invalidar el título de crédito.
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Elementos personales
Suscriptor
En el pagaré, el principal responsable de realizar el pago es el suscriptor, quien
asume voluntariamente esta obligación desde el momento de la creación del título.
Si el suscriptor no cumple con el pago, el beneficiario puede hacer uso de los
mecanismos judiciales establecidos para proteger sus derechos, aprovechando la
naturaleza probatoria del pagaré. Uno de los primeros pasos que puede tomar el
acreedor es asegurar la deuda a través del embargo.
Paralelamente a esta obligación principal del suscriptor, existen ciertos derechos a
favor de este, que se derivan de las obligaciones del beneficiario. Estos derechos
incluyen el cumplimiento estricto de los términos del pagaré en cuanto al momento
del pago, el lugar de cobro, las personas autorizadas para recibir el pago y la
restricción de no pagar más de la cantidad establecida. Además, el suscriptor tiene
el derecho principal de solicitar la devolución del pagaré una vez que se haya
realizado el pago (Dávalos, 2012).
Es importante destacar que el término "aceptante" utilizado en el artículo 174 de la
LGTOC no implica que en el pagaré exista un requisito de aceptación previa,
como ocurre en la letra de cambio. Esto se debe a que no se trata de una orden u
oferta, sino que el legislador utilizó esta terminología para economizar la repetición
de reglas técnicas establecidas en la regulación de la letra de cambio que también
son aplicables al pagaré.
La LGTOC establece que el suscriptor del pagaré se considera "aceptante" para
todos los efectos de las disposiciones de la letra de cambio que también son
aplicables al pagaré. Esta distinción es claramente formulada por la Corte. Esta
correlación permite afirmar que los principales obligados en la letra de cambio y en
el pagaré son el girado/aceptante y el suscriptor, respectivamente. Estos son los
únicos que adquieren, en cada tipo de título, obligaciones cambiarias y no solo
responsabilidades.
Beneficiario
El beneficiario de un pagaré posee un derecho fundamental que complementa la
obligación principal del deudor, y ese derecho es el cobro. Esta facultad permite al
beneficiario recibir el pago estipulado en el pagaré y así satisfacer su crédito. Sin
embargo, junto con este derecho, también surgen obligaciones formales que
deben cumplirse para garantizar la validez y efectividad del título.
Estas obligaciones formales tienen dos objetivos principales. En primer lugar,
buscan evitar que la acción de regreso del beneficiario se extinga por la falta de
cumplimiento de ciertos requisitos. Por ejemplo, el levantamiento del protesto y la
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notificación a los endosantes son procedimientos que deben llevarse a cabo en
caso de impago, a fin de preservar los derechos del beneficiario para reclamar el
pago de los endosantes.
En segundo lugar, las obligaciones formales están destinadas a permitir que el
pagaré funcione de acuerdo con la intención original del suscriptor. Esto implica
que el pagaré debe presentarse en el lugar y en la fecha establecidos, además de
cobrarse únicamente al emisor y por el monto específico indicado en el
documento. Asimismo, una vez realizado el pago, el beneficiario está obligado a
devolver el pagaré al deudor.
Es importante destacar que ha habido cambios en la jurisprudencia con respecto a
la forma en que se considera la confesión ficta del acreedor sobre el pago del
pagaré. Anteriormente, esta confesión no era suficiente como prueba de pago,
pero en la actualidad se ha reconocido su validez y eficacia, siempre y cuando no
exista otra evidencia contradictoria que desvirtúe dicha confesión (Dávalos, 2012).
Esto demuestra la importancia de la teoría de la convicción en el ámbito cambiario.
La convicción del juez sobre los hechos alegados puede basarse en diferentes
elementos de prueba, y en el caso de la confesión ficta del acreedor, se le otorga
un peso significativo en ausencia de pruebas contrarias. Esta evolución
jurisprudencial busca agilizar y simplificar el proceso judicial relacionado con el
cobro de pagarés, siempre y cuando se garantice la protección de los derechos de
las partes involucradas.
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obligación de pago, lo que lleva al acreedor a iniciar acciones legales para obtener
el cumplimiento de la deuda. En este escenario, se recurre a procedimientos
judiciales, como el juicio ejecutivo mercantil, para hacer valer el derecho del
acreedor y obtener un fallo judicial que ordene el pago forzoso del pagaré.
El pago forzoso implica el uso de las herramientas legales disponibles para
asegurar el cumplimiento de la obligación cambiaria. Estas medidas pueden incluir
embargos de bienes del deudor, requerimientos de pago, notificaciones a terceros
obligados o incluso el remate de los bienes embargados para satisfacer la deuda.
El objetivo final es garantizar que el acreedor reciba el pago que le corresponde
según los términos del pagaré (Dávalos, 2012).
Es importante destacar que, tanto en el pago voluntario como en el pago forzoso,
se busca preservar la seguridad y la confianza en el ámbito cambiario. El pagaré,
como título de crédito, tiene la finalidad de ser una herramienta eficaz para facilitar
las transacciones comerciales, y el cumplimiento de las obligaciones establecidas
en él es fundamental para mantener la integridad del sistema cambiario.
El pago
1. Pago directo: Se refiere al cumplimiento oportuno de la promesa de pago
por parte del suscriptor, quien firmó el pagaré en el momento adecuado
(Art. 170, fracc. II, LGTOC).
2. Pago indirecto: Ocurre cuando el avalista del suscriptor realiza el pago en
lugar del suscriptor, asumiendo así la responsabilidad de garantizar la
obligación de pago (arts. 115 y 174, LGTOC).
3. Pago de regreso: Es aquel que realiza algún endosante del pagaré o el
avalista de alguno de ellos. En esta situación, un endosante o avalista
asume la responsabilidad de efectuar el pago en lugar del suscriptor original
(arts. 90, 115, 153 y 174, LGTOC).
4. Pago anticipado: Se trata del pago realizado por el suscriptor al beneficiario
antes de la fecha de vencimiento establecida en el pagaré, sin que el
beneficiario esté obligado a aceptarlo (arts. 131 y 174, LGTOC).
5. Pago parcial: Consiste en un pago realizado por el suscriptor que cubre
únicamente una parte de la deuda total, dejando un saldo pendiente por
cobrar mediante un proceso judicial (arts. 17, 130 y 174, LGTOC).
6. En los casos 1 y 2, el pagaré se cancela por completo, y todas las
obligaciones y responsabilidades de pago relacionadas con él se extinguen.
Sin embargo, en el caso del avalista, este tiene derecho a cobrar
judicialmente al avalado el monto que ha pagado (arts. 115 y 174, LGTOC).
7. En el caso 3, el pagaré no se cancela y sigue siendo una fuente de
obligación para el suscriptor original, así como una responsabilidad para los
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endosantes anteriores. Quien realice el pago se convierte en el titular del
derecho de cobro y, si es necesario, puede ejercer acciones legales
correspondientes (arts. 90, 115, 153 y 174, LGTOC).
8. En el caso 5, el pagaré no se cancela y el suscriptor no queda
completamente obligado hasta que se verifique la validez de su pago, es
decir, hasta que se demuestre su legitimidad (Art. 174, LGTOC).
Esta clasificación de los diferentes tipos de pago en el pagaré, de acuerdo con los
artículos de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC), permite
comprender las diversas formas en que se puede cumplir con la obligación
cambiaria establecida en el título, así como las implicaciones legales y las
consecuencias para las partes involucradas.
Pago Forzoso
1. Pago directo: Se refiere al pago obtenido judicialmente del suscriptor
mediante el ejercicio de la acción cambiaria directa, de acuerdo con los
artículos 150, fracc. II, 151 y 174 de la LGTOC. En este caso, se realiza una
acción legal para obtener el pago del suscriptor del pagaré.
2. Pago indirecto: Es aquel que se obtiene judicialmente del aval del
suscriptor, también mediante el ejercicio de la acción cambiaria directa,
conforme a los artículos 150, fracc. II, 151 y 174 de la LGTOC. En este
escenario, se busca el pago a través de una acción legal dirigida al avalista
del suscriptor.
3. Pago de regreso: Se trata del pago obtenido judicialmente de algún
endosante o avalista de los endosantes, mediante el ejercicio de la acción
cambiaria en vía de regreso. Los artículos 174, 90, 150, 11, 151 y 154 de la
LGTOC establecen las disposiciones legales correspondientes a este tipo
de pago. En esta situación, se busca obtener el pago de un endosante o su
avalista mediante una acción legal específica.
4. Pago parcial: Consiste en el pago obtenido por vía judicial, ya sea del
suscriptor o de alguno de los endosantes, por la cantidad que el suscriptor
no pagó en la fecha de vencimiento del pagaré. Este tipo de pago se logra
mediante el ejercicio de la acción cambiaria directa o en vía de regreso,
según corresponda, de acuerdo con los artículos 130, 150, fracc. II, 151 y
174 de la LGTOC.
5. En los casos 1 y 2, la obligación cambiaria se extingue, al igual que el
pagaré, y todas las acciones relacionadas con este título también se
cancelan. Sin embargo, en el caso 2, aunque el pagaré se extinga, el
avalista tiene la posibilidad de recuperar la cantidad que ha pagado,
repercutiéndola contra el avalado, tal como lo establecen las disposiciones
legales pertinentes.
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6. En el caso 3, el pago no cancela el pagaré y, por lo tanto, las obligaciones y
responsabilidades asociadas continúan vigentes. El endosante que ha sido
ejecutado mediante la acción de regreso tiene el derecho de ejercer, de
manera indistinta, la acción cambiaria directa o la de regreso contra el
signatario anterior, según su discreción. Estas acciones se rigen por las
disposiciones legales contenidas en los artículos mencionados de la
LGTOC.
Como se puede apreciar, en el ámbito del derecho cambiario, los diferentes tipos
de pago en el contexto del pagaré pueden ser obtenidos por medio de acciones
judiciales específicas, según corresponda a cada situación, de acuerdo con las
disposiciones establecidas en la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
(LGTOC).
Préstamo quirografario:
Se refiere a los créditos en los que se otorga el crédito al acreditado solo con la
firma y entrega de un pagaré por el monto dispuesto (Art. 150, fracc. II, LGTOC).
El término "quirografario" proviene de la palabra "quirógrafo", que denota un
documento que contiene una obligación contractual sin intervención notarial ni
signo oficial (Art. 174, LGTOC).
Contrato/pagaré:
Muchas empresas que venden a crédito utilizan este método para obtener un
control rápido y una ejecución ágil en caso de impago.
Consiste en imprimir un contrato de adhesión, factura o remisión junto con un
pagaré en bloques o talonarios.
Se completan los espacios en cada operación con los datos de identificación del
negocio y las partes involucradas, y se firman ambos documentos (Art. 130, 150,
fracc. II, 151 y 174, LGTOC).
Garantía colateral:
En la venta industrial y en la venta inmobiliaria a gran escala, se requiere la firma
adicional del cliente/deudor en contratos causales y pagarés por montos
singulares y en número equivalente a las cantidades pendientes (Art. 170,
LGTOC).
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Doble garantía bancaria:
En créditos refaccionarios, de avío, de vivienda u otros créditos inmobiliarios o
prendarios, los bancos suelen requerir la firma del deudor junto con un contrato de
mutuo y un número de pagarés correspondiente a los pagos acordados en el
contrato (Art. 325, 2o. párr., 297 y 299, LGTOC).
Tanto el contrato como el pagaré pueden ser utilizados como base para la acción
legal, y en el caso de juicio ejecutivo, se presentan junto con el certificado de
adeudos del contador del banco (Art. 68, LIC).
Es importante tener en cuenta que las referencias a la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito (LGTOC) se encuentran dentro de los paréntesis para
indicar las disposiciones legales correspondientes a cada caso.
Conclusiones
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En conclusión, los pagarés desempeñan un papel esencial en el ámbito financiero
y comercial, permitiendo una documentación clara, un control efectivo y la
posibilidad de ejecución en caso de incumplimiento. Tu interés en comprender
estos conceptos refleja un compromiso con el aprendizaje y la comprensión de las
implicaciones legales en el mundo de las transacciones financieras.
De Caleb Noel Miguel García:
En relación a los pagarés: Los pagarés desempeñan un papel fundamental en las
operaciones de préstamo, ya que permiten una identificación rápida y sencilla de
los deudores, acreedores y el monto de la deuda. Su utilidad radica en su
capacidad para reconocer y confirmar la existencia de una obligación en cualquier
transacción de préstamo.
Existen diferentes tipos de pagarés, como los directos, indirectos, de regreso,
parciales y anticipados, cada uno con sus características y condiciones
específicas. Estos tipos de pagarés se rigen por la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito (LGTOC), en los artículos mencionados previamente.
En el ámbito de los préstamos quirografarios, los pagarés juegan un papel
destacado. Se trata de créditos otorgados basándose únicamente en la firma y
entrega de un pagaré por el monto acordado. Aunque ha habido debates en torno
a su legalidad, los pagarés quirografarios han sido reconocidos como válidos,
siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos por la LGTOC.
En el contexto empresarial, es común utilizar contratos que incluyen pagarés para
garantizar un control efectivo y una pronta ejecución en caso de incumplimiento.
Estos documentos permiten establecer obligaciones distintas, protegiendo tanto la
obligación causal como la cambiaria. De esta manera, se evita que lo accesorio (el
pagaré) afecte lo principal (el contrato).
En resumen, los pagarés desempeñan un papel esencial en las transacciones
financieras y comerciales, facilitando la documentación y el control de las
obligaciones. La participación activa y el interés de este otro usuario o persona en
comprender estos conceptos reflejan un compromiso con el aprendizaje y la
comprensión de las implicaciones legales en el ámbito de los pagarés.
Bibliografía:
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC): Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, 2018. Disponible en:
https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/145_220618.pdf.
Código de Comercio: Código de Comercio, 2018. Disponible en:
https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Codigo_de_Comercio.pdf
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Dávalos Mejía, L. C. F. (2012). Títulos y Operaciones de Crédito: Análisis teórico práctico
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito y temas afines (4ª ed.). Oxford.
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