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CULTURA

El transitismo panameño, modelo económico, historia oficial y


narrativa única
AMÉRICA LATINACANAL DE PANAMÁPANAMÁ
Por
Ana Elena Porras

Desde la perspectiva de la geopolítica interna, la historia del transitismo expresa una


dinámica pendular entre la zona del interior (su territorio, economía, cultura y
sociedad), una especie de “alter ego” de la zona de tránsito durante el siglo
XIX. Shuttertsock
A continuación, el presente artículo intentará explicar la
expresión “transitismo”, sus múltiples significados y relevancia
medular en el estudio de Panamá, su historia y su cultura.

¿Qué significa transitismo?


Origen fáctico y objetivo. La expresión “transitismo”, de origen
panameño, se deriva del verbo transitar, que significa la acción
de pasar o transportar y del sustantivo tránsito, que se enfoca en
los objetos del tránsito (personas, vehículos y carga) que son
transportados por la vía interoceánica. Por último, también
puede referirse a la vía o al paso mismo como sujeto del tránsito.
Como un hecho, vía o práctica, el transitismo describe acciones y
sucesos relacionados con el paso transístmico de Panamá, de
forma aislada o sucesiva, sin ofrecer sentido ni lógica a los
mismos.

Conceptualización. Como concepto, la expresión “transitismo”


resulta de la abstracción, interpretación y síntesis de los hechos
históricos del paso transístmico en el istmo de Panamá. Como
concepto, el transitismo sintetiza, interpreta, generaliza y
explica la experiencia de Panamá como paso interoceánico
construyendo un sentido y lógica a los hechos.

Presentación
En esta oportunidad, y sin olvidar su dimensión fáctica, daré
especial atención al transitismo desde su perspectiva
conceptual. Enfocaré sus contenidos como ideas que sirven de
herramientas analíticas, que permiten construir un modelo y
una narrativa, dando estructura a la economía, lógica a nuestra
historia y sentido a la cultura nacional.

Por una parte, la historiografía transitista destaca como “razón


de ser” y hecho primordial de Panamá al paso interoceánico
entre el Pacífico y el Atlántico (de personas, bienes y servicios
durante más de 500 años, convirtiendo este relato en el hilo
conductor y columna vertebral de toda la historia de Panamá,
imponiéndose como historia oficial.
Por otra parte, el transitismo ha generado un discurso que
prioriza la función del paso transístmico, y de su conglomerado
económico, por encima de cualquier alternativa, valorándola
como la mejor apuesta nacional para el desarrollo, la
modernidad y el progreso. El transitismo también ha generado y
puede entenderse como modelo económico (liberal y neoliberal,
sucesivamente).

El transitismo ha construido también una visión de país, una


identidad y un proyecto nacional, imponiendo un sistema
preferencial de valores pasando a la dimensión del transitismo
como cultura.

Transitismo historiográfico; hechos del pasado


Cuando pensamos el “transitismo” como historia, enseguida
asociamos un conjunto de hechos acaecidos en el pasado que
identificaron, construyeron y garantizaron la función de Panamá
como paso y puente geográfico, uniendo los océanos Atlántico y
Pacífico, desde la conquista española del Mar del Sur, la
construcción de la ciudad de Panamá y las rutas del Camino Real
y de Cruces, pasando por el ferrocarril transístmico y llegando al
Canal de Panamá, hasta nuestros días. El transitismo como
historia es una sucesión de hechos en cadena, sumándose, unos
con otros, hasta construir un proceso histórico (dinámico y de
largo alcance).

Relato histórico
Adicionalmente, el transitismo, como narrativa histórica, reduce
la historia nacional a la historia del paso transístmico,
convirtiéndolo en hilo conductor y lógica de nuestra historia
nacional, hasta convertirse en el relato histórico predominante,
en historia oficial o historia única, invisibilizando y excluyendo
otras historias y a sus sujetos históricos (mujeres,
afrodescendientes, indígenas, mestizos, niños, viejos,
trabajadores, pobres).

Como narrativa histórica, el transitismo destaca e idealiza, como


sujeto de la historia nacional, al hombre blanco capitalino o
burguesía comercial, a la zona de tránsito y su geopolítica, a la
economía de servicios y a la cultura de la interoceanidad.

Transitismo geopolítico
El transitismo, pensado desde la geopolítica mundial, destaca el
valor histórico de la geografía situacional de Panamá, por su
situación estratégica para unir continentes a través de los
océanos Atlántico y Pacífico. El análisis geopolítico de Panamá,
desde el abordaje transitista, permite identificar a Panamá como
pieza clave (militar y comercial) de los imperios a través de los
últimos 500 años. La perspectiva de geopolítica global del
transitismo otorga un valor considerable a Panamá. No obstante,
simultáneamente lo reduce a un territorio o un simple paso,
invisibilizando a su población, a su historia y a su cultura (o
reduciéndolos a simple apéndice del tránsito). Desde la
perspectiva mundial, adicionalmente, el transitismo enfrenta
otra paradoja: mientras históricamente ha buscado la autonomía
económica y política, sus resultados apuntan a una economía
abierta, en el contexto de la dependencia de los centros
financieros del sistema mundial.

Desde la perspectiva de la geopolítica interna, la historia del


transitismo expresa una dinámica pendular entre la zona del
interior (su territorio, economía, cultura y sociedad), una
especie de alter ego de la zona de tránsito durante el siglo XIX,
que forcejea por el predominio político y que, posteriormente,
será estructurada bajo la hegemonía de la zona de tránsito que
se convertirá desde el siglo XX en el centro económico y político
nacional. En este contexto, las comarcas indígenas (como
territorios, comunidades, economía y culturas) son concebidas
por el transitismo como territorios y recursos al servicio del
transitismo, cuyas comunidades y culturas son pensadas como
marginales del hilo conductor del proceso histórico y político de
la nacionalidad panameña como tal.

Transitismo ideológico
El transitismo adoptó el liberalismo con su ideología económica
librecambista y política democrática, bajo el liderazgo del criollo
burgués-comerciante de la zona de tránsito y como expresión de
la cultura panameña del siglo XIX.

Desde una perspectiva filosófica, el transitismo moldea una


conciencia de clase social con los elementos de una ética
inmanentista, profundamente utilitarista, positivista y
cientificista.

Creada la República, a partir del siglo XX, las oligarquías asumen


una transformación neoliberal del transitismo, tornándola en
una ideología ecléctica y contradictoria que vuelve a incorporar
rasgos de la concepción escolástica del siglo XIII (religiosa,
trascendentalista y feudal) para definir sus motivos, mientras
propone la tecnificación en la educación para resolver sus
problemas, al margen de toda conceptualización de las
contradicciones sociales en el país.

El transitismo como ideología idealiza el liderazgo político de las


oligarquías liberales y reduce al campesinado y al proletariado
urbano a un amorfo sujeto marginal y lumpenizado.

Transitismo como modelo económico


El transitismo es una variante panameña del capitalismo, en el
contexto del desarrollo de América Latina y sus relaciones de
dependencia dentro del sistema mundo. Por tanto, el ambiente,
la geografía y la sociedad del Panamá actual son resultado del
transitismo como formación y modelo socioeconómico entre los
siglos XVI y XXI. A lo largo de ese período ha tenido algunos
rasgos constantes, al mismo tiempo que otros rasgos
cambiantes, entre los que destacan:
•El monopolio del tránsito por la ruta interoceánica sujeta a
estricto control estatal.

•El uso de ese control estatal por parte de los grupos


dominantes en el istmo, con el fin de garantizar constantes
subsidios ambientales y sociales a la actividad de tránsito, y
como medio para concentrar y centralizar la vida económica del
país (y la acumulación de los excedentes generados por esa
economía) en torno a esta actividad.

•La constante fragmentación del mundo de los trabajadores


entre los sectores directa e indirectamente vinculados al
tránsito.

•El control de las relaciones exteriores que en este caso se


caracterizan por someterse a una relación de dependencia con
respecto al centro del sistema mundial.

•Una estructura económica que, desde el punto de vista


latinoamericano, está invertida porque concentra en el sector
terciario magnitudes de actividad y producción que en el resto
de la región corresponden a los sectores primario y secundario.

Transitismo y cultura
Por último, el transitismo como modelo y narrativa
historiográfica ha generado además una identidad cultural: la
cultura de la interoceanidad.
Como cultura, el transitismo se define como sistema de valores y
significados, construida por la sociedad y la historia del tránsito,
y las trasciende en el espacio y el tiempo de origen, porque las
culturas se aprenden, migran, se destruyen, se fusionan, se
reinventan, se deconstruyen y se abandonan. La cultura de la
interoceanidad es hegemónica de las culturas del Panamá del
interior y del Panamá indígena, por razones históricas referidas
antes y predomina a través de la enculturación y la asimilación.

Su sistema de valores destaca el pragmatismo, cosmopolitismo,


globalismo, xenofilia, modernidad, comercio librecambista y
negociación. Genera un imaginario que, a partir de la década de
1970, piensa a Panamá como puente del mundo y corazón del
universo, actualizando las narrativas del “emporio comercial” y
del “país tránsito” del siglo XIX, con una narrativa triunfalista y
acento chauvinista, orientada hacia el mundo externo (o hacia
afuera) y se disocia emocionalmente de América Latina.

La cultura de la interoceanidad de siglo XX y XXI asume la misión


de garantizar la continuidad del tránsito como actividad y del
transitismo como modelo económico, cultura y sociedad. Para
lograrlo, coexiste con las modalidades culturales del Panamá
rural y del Panamá indígena, porque se nutre de la diversidad,
incorporándolas y subordinándolas, sin anularlas en un contexto
de colonialidad externa e interna.

Legado y desafíos
El transitismo como historia oficial y narrativa única reinventa y
actualiza la visión de país decimonónica sobre “el país tránsito”
y “el emporio comercial”, marginando al Panamá rural y al
Panamá indígena. El transitismo como concepto ha generado
una historiografía o teoría de la nacionalidad, una ideología, un
modelo económico y una cultura de identidad nacional, cuyo
enfoque es reductivista, desigual y excluyente de otras zonas
económicas, sus culturas y su gente.

A pesar del innegable alcance del transitismo, en su hegemonía


nacional y continuidad histórica, surge con ímpetu la exigencia
revisionista de los libros de historia en las escuelas, con el fin de
recuperar a las mujeres, a los indígenas y a los
afrodescendientes y otros grupos inmigrantes nacionalizados,
como sujetos de la historia nacional, superando el
androcentrismo clasista y el racismo imperante en la narrativa
transitista como historia oficial.

Nuevas publicaciones que destacan liderazgos femeninos,


indígenas y afrodescendientes, así como las historias de
movimientos sociales, de comunidades rurales, historias de vida
de mujeres pobres, o de las historias destructivas del
transitismo, emergen como rupturas de la narrativa transitista
como discurso único, nutriendo nuestra historiografía y
conciencia nacional con la conciencia crítica y social, la
diversidad y la interculturalidad que se requieren para enfrentar
el siglo XXI y sus desafíos.
Reflexiones finales
Si hacemos balance del transitismo, podemos reconocer que, en
su dimensión fáctica, obtuvo logros, a saber: la creación del
Estado nacional, modernidad y riqueza. Y que, más allá de lo
fáctico, articuló una teoría de la nacionalidad, escuela
historiográfica, modelo económico y visión de país con identidad
cultural.

El transitismo ha dejado también un lastre de desigualdad social,


exclusión cultural y destrucción ambiental que, en última
instancia, amenaza la continuidad y viabilidad futuras del propio
tránsito.

Como narrativa, el transitismo impuso una historia única oficial


que por mucho tiempo invisibilizó la diversidad histórica, social
y cultural de Panamá.

En suma, el mayor desafío del transitismo, como modelo


económico, memoria histórica y cultura es el desarrollo
sostenible y la descolonialidad. Y estos desafíos debieran
discutirse en la próxima Constituyente de Panamá.

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