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La familia desempeña un papel fundamental en la vida del adulto mayor.

Con
su apoyo, acompañamiento y expresiones de afecto, favorece el
envejecimiento activo y saludable, y, a su vez, le permite tener una mejor
calidad de vida en la última etapa del ciclo vital humano. A continuación,
proponemos algunos consejos para fortalecer el relacionamiento con nuestros
adultos mayores y mejorar su calidad de vida.
La gran mayoría de las veces ese hueco lo ocupa la familia, que es nuestra
fuente primaria de apoyo emocional y juega un papel fundamental,
proporcionando sentimientos de arraigo, seguridad, capacidad, autoestima,
confianza y apoyo social.
El “sentirse necesario” es uno de los predictores de longevidad. Por ejemplo,
tareas como el cuidado de los nietos favorecen la vinculación familiar, ya que
este momento de nuestras vidas, asumiremos en muchos casos un nuevo rol
de abuelo, que nos otorgará una función social y una utilidad familiar nueva.

Esto será positivo siempre y cuando no perdamos bienestar por ello. Cualquier
ayuda que podamos brindar al resto de la familia debe estar dentro de nuestras
posibilidades, sin excedernos.

En la mayor parte de estudios realizados, las personas mayores que se


sienten necesitadas por los suyos suelen vivir más y con mayor calidad de
vida.

Mantener nuestras relaciones familiares de manera satisfactoria es un objetivo


muy importante para obtener un envejecimiento activo y lleno de bienestar.

LA FAMILIA, CUNA DEL CUIDADO


sus hijos, ni a sus padres ni a sus nietos… Por otra parte, todos los vínculos
familiares, aun cuando cambian la manera de expresarse, no caducan. El hijo
seguirá siendo hijo, aun cuando se haya convertido en padre y le dará la
posibilidad a su padre de ser abuelo. Los hermanos seguirán siendo tales aun
cuando hayan establecido vínculos conyugales o paterno/ materno filiales. En
el seno de la familia se cuidan unos a otros ya que todos sus miembros
necesitan ser cuidados.
No siempre se tiene en cuenta que se cuida del otro cuando se le contesta
bien, se lo escucha, se le da su lugar, se lo considera; en definitiva, cuando se
hace visible su humanidad
¿Cómo se enseña/ aprende a cuidar en la familia?
¿Quiénes son las personas más importante entro de su familia?
Cuando una familia enseña/ aprende a cuidar y vive el cuidado, sus miembros
logran:
Ponerse en el lugar del otro y registrar sus necesidades ya que practican la
escucha y la empatía y son capaces de establecer un diálogo verbal y no
verbal.
DISFUNCIONES Y PROGRAMAS PSICOTERAPÉUTICOS
A nivel individual, las disfunciones pueden estar originadas por diversos
motivos, entre los que pueden señalarse:
a) La mala adaptación de la persona mayor, que le conduce a ciertas
conductas desadaptativas, por falta de preparación a la jubilación y no
encontrar sentido al ocio, situación novedosa para ella
b) . b) La conformación de una percepción negativa sobre esta etapa de la
vida, que influye en su actitud vital y comportamiento, todo ello originado
por la PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO Y DESARROLLO SOCIAL - 281 -
influencia de los estereotipos negativos sobre la vejez. Para Bennett y
Eckman (1973), tales actitudes negativas de las personas mayores pueden
afectar a los demás en su ambiente, los cuales, en definitiva, son libres de
responder negativamente o ignorarlas completamente. Por tanto, no es
sorprendente que muchas personas se resientan al envejecer.
c) c) La soledad o pérdida del otro cónyuge, que le modifica toda su
panorámica existencial, con repercusión en los más cercanos (su familia).
d) d) La tendencia a la depresión. Según Marqués (1993, p. 139), el anciano
está propenso a la depresión: la propia involución neuronal, las condiciones
socio-económicas, las expectativas de futuro, los problemas de salud... son
condicionantes que tienden a proporcionar un nivel deficitario de energía
psíquica, esa energía satisfactoria, vivificante, que surge con unas
relaciones satisfactorias con el ambiente y, por supuesto, con uno mismo.
e) e) Deficiencias orgánicas: Involución senil, a nivel general (Alzheimer,
Parkinson...).

El sentido de pertenencia
material
Afectiva emocional
Apoyo en las crisis

EL NIÑO Y EL VIEJO Dijo el niño: “Algunas veces dejo caer mi cuchara”.


Dijo el viejo: “Yo también lo hago”. El niño susurró: “Algunas veces me hago
pis”. Yo también, sonrió el viejo. Dijo el niño: “A menudo lloro”. El viejo
apunto: “Yo también”. Pero lo peor de todo, dice el niño, “parece como si
los mayores no me tomaran en cuenta, no me hicieran caso”. Y sintió la
mano caliente y amistosa del viejo: “Sé lo que significa, dijo el viejo “.

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